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Poesías A La Vida
Poesías A La Vida
La vida es un camino,
LA VIDA Y LA MUERTE
La vida es un regalo, que debemos aprovechar
para amar, para crear, A veces el camino es duro,
vivirán por siempre en los corazones vive cada momento con pasión,
de alcanzar y comenzar de
Ítaca te brindó tan hermoso nuevo,
viaje.
aceptar tus sombras, enterrar aunque el miedo muerda,
tus miedos,
destrabar el tiempo,
porque lo has querido y porque
yo te quiero.
correr los escombros, y destapar
el cielo.
Porque existe el vino y el amor,
es cierto,
No te rindas, por favor, no
cedas,
porque no hay heridas que no
cure el tiempo,
aunque el frío queme,
abrir las puertas, quitar los aunque el frío queme,
cerrojos,
piedras ensangrentadas.
de vino muerto,
De nuevo
de sobrecogedoras telarañas,
te levanto,
y muchos creen
vida,
que ese color de infierno
guardarás para siempre. De un solo golpe nacen las
palomas.
No es cierto.
Se establece la luz sobre la
tierra.
Pasa una noche lenta,
poetas
y todo cambia.
te creyeron amarga,
Se llena
no salieron contigo
de transparencia
de la cama
la copa de la vida.
bella Vida,
que salga
y se haga con ella
de su soledad mentirosa,
pantalones.
y la experiencia me enseña,
¡que hay quien intente reinar
viendo que ha de despertar todos sueñan lo que son,
II
piensa en los desheredados de Puesto que ignoras lo que te
la vida y en los pobres que viven en el reserva el mañana, esfuérzate por ser
infortunio. feliz hoy.
IV
y bebe pensando en que
mañana
Procede en forma tal que tu
prójimo no se sienta humillado con tu
sabiduría. quizá la luna te busque
inútilmente.
V
En el borde de todos los cálices
colmados de vino,
Confórmate en este mundo con
pocos amigos.
triunfa cincelada una secreta
verdad que debemos saborear.
No busques propiciar la simpatía
que alguien te inspiró
VII
Antes de estrechar la mano de
un hombre,
Nuestro tesoro es el vino y
nuestro palacio la taberna.
piensa si ella no ha de golpearte
un día.
La sed y la embriaguez son
nuestras fieles compañeras.
IX
Ignoramos el miedo porque
sabemos que nuestras almas, nuestros
corazones, nuestros cálices Antaño, este jarrón era un pobre
enamorado
X En verdad, al mejor lo
encontraré
XIV
Pero una voz severa me advirtió:
XVI
Nada me aflige ya. ¡Levántate ¡Tan seductora es la caricia del
para ofrecerme vino! Presente!
XX
¡Ven dócil, bien amada!
XXV
Inútil es tu tristeza.
Suelo ir a sentarme en
¿Qué hay después de la primavera, a la riba de un campo
Muerte? florecido.
XXIV
no pienso para nada en mi Demos por supuesto que hayas
salud. resuelto el enigma de la Creación.
Pero, ¿conoces tu destino?
XXVI
¿conoces tu destino? Demos por
supuesto que hayas sido feliz durante
El mundo inabarcable: Un grano cien años
de polvo en el espacio.
XXVIII
Los pueblos, las bestias y las
flores de siete climas son sombras.
Convéncete bien de esto: Un día
tu alma dejará el cuerpo
La Nada es el fruto de tu
constante meditación.
y serás arrastrado tras un velo
fluctuante entre el mundo y lo
XXVII incognoscible.
Mientras esperas, ¡sé feliz!
¡Instrúyeme tú, Khayyám, que
tanto has estudiado!”.
No sabes cuál es tu origen e
ignoras cuál es tu destino.
Al pronunciar la primera letra del
alfabeto, me replicó el corazón:
XXIX
XXXIV
El dolor y la muerte. ¡Feliz el
niño que murió al poco de nacer!
Gira la rueda de la fortuna sin
reparar en los pronósticos de los
¡Más feliz aún aquel que no tocó sabios.
el mundo!
XXXVII
Las rosas de la Felicidad no
perfuman el sueño de nadie.
Imposible observar el cielo.
¡Llevo en los ojos un cendal de
En vez de abandonarte a este lágrimas!
hermano de la Muerte, ¡bebe vino!
XXXIX
Cuando la Muerte seque
nuestras faces,
Viejo mundo cruzado al galope
LI
las raíces del narciso tembloroso
al borde del arroyo.
El bien y el mal luchan por
obtener la primacía en este mundo.
¡Roza con leve pie el césped
que hunden tus pasos!
El cielo no es responsable de la LIII
gloria o la desgracia que el destino nos
depara.
¡Actúa con prudencia, viajero!
Ni le agradezcas ni le acuses.
Peligroso es el camino que
transitas y afilada la daga del Destino.
Está lejos tanto de tus goces
como de tus penas.
No te hartes con las almendras
dulces.
LII
Contienen veneno.
Si sembraste en tu corazón la
semilla del Amor,
LIV
que caen igual que los astros como los ojos de las olas
viejos
como las hojas de los ojos
“Aprenderás”, de William
Shakespeare
como las olas de las alas.
Después de algún tiempo
aprenderás la diferencia entre dar la
Las horas caen de minuto en mano y socorrer a un alma…
minuto
y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,
y cordilleras de toros
impotentemente mansa,
con el orgullo en el asta.
delante de los castigos:
Nunca medraron los bueyes
los leones la levantan
en los páramos de España.
y al mismo tiempo castigan
¿Quién habló de echar un yugo
con su clamorosa zarpa.
sobre el cuello de esta raza?
No soy de un pueblo de bueyes,
¿Quién ha puesto al huracán
que soy de un pueblo que
embargan
jamás ni yugos ni trabas,
yacimientos de leones,
ni quién al rayo detuvo
desfiladeros de águilas
prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza, extremeños de centeno,
contemplando
la boca contra la grama,
tan callando;
Cantando espero a la muerte,
da dolor;
y en medio de las batallas.
cómo, a nuestro parescer, Non se engañe nadie, no,
y acabado, III
y consumir; y oradores;
su deidad. e llegamos
sin pesar; VI
descendió angelical,
y corremos, IX
ya passadas XV
fueron sus buenas venturas que sus males non los vimos,
d’amadores? alcançaba!
llenos d’oro, XX
en su fragua. degollado.
al dexar? y ensalzada,
y traspones? y banderas,
de la gente, XXVI
y valientes! y batallar;
se perdieron; se sostuvo.
en juventud, XXXII
al tablero; XXXIV
diziendo: “Buen caballero, para sofrir esta afruenta
y su halago; XXXV
ni verdadera; infernales;
mundanales, XXXVII
cuando Dios quiere que muera, tú, que tan grandes tormentos
e baxo nombre; XL
Assí, con tal entender, dexónos harto consuelo
mi manto funeral.
en la fogosa y sofocante arena!
No di al olvido
¡Oh! ¿Qué mortal que se asomó
a la vida
las armas del amor: no de otra
púrpura
vivir de nuevo quiere? …
al juez me lleva!
esperarme a mi umbral con cada
turbia
Hijo!… Qué imagen miro? ¿Qué
llorosa
visión rompe la sombra, y no ha de morir hasta que la
blandamente ardua lucha
vuelves a mí?
El puente siempre se queda y el
agua siempre se va.
Cesa! calla! reposa! Vive: el
padre
I sobre una arena salada.
nacer en la madrugada
es darle la despedida
de un manantial transparente
a la vida y a la muerte
y morirse tristemente
y quedarse firme y fuerte
sobre la muerte y la vida. y esto que tienes de río.
y llorar amargamente,
el puente sigue tendido, el agua
no ha de volver.
esto que tienes de puente
¿Sabes tú, acaso, amor mío,
Qué dolor olvidarse
quién de los dos es el puente,
quién, el río?
de haber querido.
El puente de mi inocencia se me
que te he querido. iba quedando atrás;
Puente de olvido.
un día volví los ojos, ¿pero no sabía el puente
de haberlo sabido… VI
es mi vida misma y no es mi
vida, ángel, demonio, sueño de un
amor soñado,
deseando perdidamente
que de donar a voluntad no
alego,
descender, como los ángeles
aquellos por la escala de espuma,
hoy conmigo no juegan y yo
juego
hasta el fondo del mismo amor
que ningún hombre ha visto.
con la tristeza azul de que están
llenas.
¡Aquí de los antaños que he
vivido!
El mundo late; toda su armonía
La Fortuna mis tiempos ha
mordido;
la siento tan vibrante que hago
mía
las Horas mi locura las esconde.
cuando escancio en su trova de
hechicera.
¡Que sin poder saber cómo ni a
dónde
Es que abrí la ventana hace un
momento
la salud y la edad se hayan
huido!
y en las alas finísimas del viento
Falta la vida, asiste lo vivido,
me ha traído su sol la primavera.
y no hay calamidad que no me
ronde.
“¡Ah de la vida!”, de Francisco
de Quevedo
“¡Ah de la vida!”… ¿Nadie me Ayer se fue; mañana no ha
responde? llegado;
hoy se está yendo sin parar un la vida es un sueño, hazla
punto: realidad.
la vida es un misterio,
25. “La vida”, de la Madre descúbrelo.
Teresa de Calcuta
La vida es una oportunidad,
aprovéchala, La vida es una promesa,
cúmplela;