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CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE

DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 829-2021


DE LA REPÚBLICA SANTA

Fundada casación. Prohibición de


reforma en peor

Al haberse incrementado la pena


impuesta en el primer juicio, que
posteriormente fue declarado nulo, y
condenarse al recurrente a cadena
perpetua, a pesar de que el recurso de
apelación fue planteado únicamente
por el beneficiario y no por el Ministerio
Público, se contravino taxativamente lo
señalado en el artículo 426, inciso 2, del
Código Procesal Penal y se vulneró el
principio de prohibición de reforma en
peor, por lo que procede casar la
sentencia de vista, revocar y reformar la
pena impuesta, y sancionar al
recurrente con la condena de diez años
de privación de libertad como autor del
delito de actos contra el pudor.

SENTENCIA DE CASACIÓN

Lima, cinco de julio de dos mil veintitrés

VISTOS: en audiencia privada, el


recurso de casación presentado por José Eustaquio de los Santos
Palacios contra la sentencia de vista del treinta y uno de enero de
dos mil veinte (foja 589), que confirmó la sentencia de primera
instancia del seis de septiembre de dos mil diecinueve (foja 469), que
lo condenó como autor del delito contra la libertad sexual-
violación sexual, en agravio de la persona identificada con las
iniciales A. K. M. B., y le impuso la pena de cadena perpetua; con
lo demás que contiene.

Intervino como ponente la señora jueza suprema CARBAJAL CHÁVEZ.

CONSIDERANDO

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I. Itinerario del proceso

Primero. Según la acusación fiscal, se le imputó al sentenciado


siguiente:

Se le imputa al imputado haber cometido los siguientes hechos punitivos


en contra de la menor de iniciales A.K.M.B quien estaba a cargo de su
abuela paterna Reyna Nora Valverde Mejía quien en el año dos mil
catorce, cuando viajó al extranjero dejó a su nieta al cuidado de su
hermana Dina Ofelia Valverde Mejía (tía abuela de la menor) quien la
llevó a vivir con su familia integrada por su esposo, el sentenciado y de sus
hijos Iveth y Aaron en su vivienda ubicada en la Urbanización El Carmen
manzana 3, lote doce, Chimbote. La menor ocupaba una habitación
alejada de la habitación matrimonial en la que además de su cama
había un camarote. Estando la menor bajo la protección y cuidado de
Dina Ofelia Valverde Mejía y el sentenciado a quienes les decía tía y tío,
respectivamente, entre el mes de enero y el veintitrés de abril de dos mil
dieciséis, el acusado en horas de la noche o madrugada (entre dos y tres
de la mañana) entraba a la habitación de la niña, se metía a su cama y
empezaba a tocarla por debajo de la ropa, sus senos, piernas y vagina.
Para ello, al inicio el acusado se instaló a dormir en el camarote, pero
luego entraba a la cama de la menor, habiendo llegado a bajarle el
pantalón hasta la rodilla e incluso se lo quitaba, al igual que su trusa,
mientras que él se bajaba el cierre del pantalón, sacaba su pene, lo
agarraba y acomodaba en la vagina de la menor y colocando todo su
cuerpo encima de ella, se movía para adelante y atrás, hasta eyacular.
Siendo la última vez que sucedió este hecho en el mes de abril de dos mil
dieciséis, fecha coincidente con el cumpleaños de su primo Agustín
Medina Valverde, quien vive en Lima, razón por la cual viajaron la señora
Dina y su hija Iveth, dejando a la menor al cuidado del acusado, quien
aprovechó para dar rienda suelta a sus instintos sexuales [sic].

Segundo. Los hechos antes descritos se tipificaron como delito de


actos contra el pudor, previsto en el segundo párrafo del artículo 176-A
del Código Penal.

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Tercero. El Juzgado Penal Colegiado Supraprovincial de la Corte


Superior de Justicia del Santa, mediante Resolución n.° 8, del dos de
febrero de dos mil dieciocho, condenó al sentenciado como autor
del delito contra la libertad sexual-actos contra el pudor, en agravio
de la menor de iniciales A. K. M. B., y le impuso la pena de diez años
de privación de libertad (foja 168).

Cuarto. Contra dicha sentencia condenatoria el único que interpuso


recurso de apelación fue el recurrente.

Quinto. Elevados los actuados, la Primera Sala Penal de Apelaciones


de la Corte Superior de Justicia del Santa, mediante sentencia de
vista contenida en la Resolución n.° 14, del siete de junio de dos mil
dieciocho, declaró infundado el recurso de apelación interpuesto,
declaró de oficio nula la sentencia de primera instancia y dispuso que
se realice un nuevo juzgamiento por otro Juzgado Penal Colegiado
(foja 289).

Sexto. Llevado a cabo el nuevo juicio oral, en sesión del seis de


agosto de dos mil diecinueve (foja 459), después de practicada la
prueba de oficio —las Pericias Médicas n.os 4723 y 7058, emitidas por el perito
Cáceres Arellano y la declaración de este último—, el Ministerio Público
recalificó los hechos imputados al recurrente y los subsumió en el
inciso 2 del artículo 173 del Código Penal. Ante la nueva calificación,
la defensa no ofreció prueba.

Séptimo. Mediante resolución del seis de septiembre de dos mil


diecinueve, el Juzgado Penal Colegiado de la Corte Superior de
Justicia del Santa emitió nueva sentencia y condenó al recurrente
como autor del delito de violación sexual de menor de edad y le
impuso la pena de cadena perpetua (foja 469).

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Octavo. Apelada dicha sentencia, el treinta y uno de enero de dos


mil veinte la Sala Superior confirmó la sentencia de primera instancia y
confirmó la pena impuesta (foja 224).

Noveno. El veintiuno de diciembre de dos mil veinte el recurrente


interpuso recurso de casación contra dicha sentencia de vista, el cual
fue declarado bien concedido por este Supremo Tribunal mediante
ejecutoria suprema del diecinueve de enero de dos mil veintitrés.

II. Motivos de la concesión de los recursos de casación


Décimo. Este Tribunal Supremo concedió el recurso de casación
propuesto por la defensa técnica de José Eustaquio de los Santos
Palacios por las causales previstas en los incisos 1 (infracción de la norma
constitucional) y 2 (infracción de la norma procesal) del artículo 429 del
Código Procesal Penal (en adelante CPP), debido a la aplicación
incorrecta de las normas básicamente procesales.
Se precisó que deberá establecerse si se inobservó el principio de
interdicción de la reforma en peor al haberse variado la situación
jurídica inicial del sentenciado, a pesar de ser el único recurrente, y las
normas procesales contenidas en los numerales 1 y 2 del artículo 397 y
el numeral 2 del artículo 426 del CPP.

III. Audiencia de casación


Undécimo. Instruido el expediente, se señaló como fecha para la
realización de la audiencia de casación el doce de junio de dos mil
veintitrés (foja 209 del cuadernillo formado en esta instancia). Realizada la
audiencia, la causa quedó expedita para emitir pronunciamiento.

IV. Fundamentos de derecho

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Duodécimo. El artículo 426 del CPP, sobre nulidad de juicio, estatuye


lo que sigue:
1. En los casos del literal a) del numeral 3) del artículo anterior, no
podrán intervenir los jueces que conocieron del juicio anulado.

2. Si el nuevo juicio se dispuso como consecuencia de un recurso a favor


del imputado, en éste no podrá aplicarse una pena superior a la
impuesta en el primero.

El artículo 397 del CPP, sobre correlación entre acusación y sentencia,


establece lo siguiente:

1. La sentencia no podrá tener por acreditados hechos u otras


circunstancias que los descritos en la acusación y, en su caso, en la
acusación ampliatoria, salvo cuando favorezcan al imputado.
2. En la condena, no se podrá modificar la calificación jurídica del
hecho objeto de la acusación o su ampliatoria, salvo que el Juez Penal
haya dado cumplimiento al numeral 1) del artículo 374.
3. El Juez Penal no podrá aplicar pena más grave que la requerida por
el Fiscal, salvo que se solicite una por debajo del mínimo legal sin causa
justificada de atenuación.

Decimotercero. El Tribunal Constitucional, en el Expediente n.º 00664-


2022-PHC/TC/Lima (caso Daniel Fernando Velásquez Pinillos, representado por
Percy Eduardo León Alva), ha señalado que el principio non reformatio in
peius o de interdicción a la reforma peyorativa de la pena es una
garantía del debido proceso implícita en nuestro texto constitucional,
que consiste en atribuir una competencia revisora restringida al
órgano jurisdiccional que conoce el proceso en segundo grado a
efectos de no empeorar la situación del impugnante, cuando solo
este hubiera recurrido la resolución de primer grado.

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Decimocuarto. El Tribunal Constitucional, en la Causa n.° 00553-2005-


PHC/TC, señaló que, en atención a dicho principio, si solamente el
sentenciado solicita la nulidad de la sentencia condenatoria,
entonces el ius puniendi del Estado, cuyo poder se expresa en la
actuación de la instancia decisoria, no podrá modificar la condena
con una pena más grave que la impuesta en anterior instancia. Sin
embargo, distinto es el caso en que el propio Estado, a través del
Ministerio Público, haya mostrado su disconformidad con la pena
impuesta, vía la interposición del medio impugnatorio, pues en tal
circunstancia el juzgador de segundo grado queda investido de la
facultad de aumentar la pena, siempre que ello no importe una
afectación del derecho a la defensa, esto es, siempre que no se
sentencie sobre la base de un supuesto que no haya sido materia de
acusación.

IV. Análisis del caso

Decimoquinto. En el presente caso, el recurrente alega la afectación


del principio de no reforma en peor, debido a que se le condenó a
cadena perpetua por la comisión del delito de violación sexual de
menor de edad en un nuevo juicio originado por el recurso de
apelación que solo él interpuso contra la sentencia primigenia que lo
condenó como autor del delito de actos contra el pudor, en agravio
de la menor A. K. M. B, a diez años de pena privativa de libertad.

Decimosexto. En efecto, de autos se aprecia que primigeniamente el


recurrente De los Santos Palacios fue condenado el dos de febrero de
dos mil dieciocho como autor del delito de actos contra el pudor y se
le impuso como tal la pena de diez años de privación de libertad.

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Decimoséptimo. Contra dicho fallo el único apelante fue el


recurrente. Asimismo, el Tribunal revisor el siete de junio de dos mil
dieciocho declaró de oficio la nulidad de dicha sentencia y ordenó
la realización de un nuevo juicio oral, y sostuvo en el fundamento
decimocuarto que la sentencia de primera instancia contenía una
motivación insuficiente y sustancialmente incongruente que
invalidaba la decisión alcanzada, ya que, a su criterio, sí existían
mecanismos procesales para verificar la existencia o no del delito de
violación sexual de menor en la tramitación del juicio oral.

Decimoctavo. Así pues, se aprecia que el Tribunal de mérito, con la


emisión de la sentencia de vista primigenia (del siete de junio de dos mil
dieciocho), afectó el principio de no reforma en peor, toda vez que,
pese a que el recurso de apelación solo fue interpuesto por el
condenado y por tal motivo había quedado sentada una situación
inalterable, que es que la nueva sentencia no podía agravar la
situación jurídica del recurrente, es decir, no era posible que en este
segundo juicio el Superior Colegiado afectara al procesado, califique
más lesivamente los hechos atribuidos al recurrente al señalar que
podían calzar en el delito de violación sexual de menor, ilícito cuya
pena es más gravosa, y ordenar para dichos fines que se llevara
adelante un nuevo juicio oral.

Decimonoveno. Al respecto, este Colegiado, en la Casación n.° 100-


2020/Arequipa, del primero de diciembre de dos mil veintiuno, ha
reafirmado dicha postura al señalar que

No es posible que la estabilidad ganada en esta fase procesal —al no


objetarse lo decidido en primera instancia por las contrapartes— pueda
alterarse en el nuevo juicio en perjuicio del imputado. Es, pues, como
anotó Pérez-Cruz Martín Agustín, un principio, considerado esencial en el
régimen jurídico de los recursos, en cuya virtud la resolución impugnada
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no puede ser modificada peyorativamente en contra del recurrente,


salvo claro está cuando la misma ha sido igualmente recurrida por las
otras partes procesales, en cuyo caso su eventual revocación, en
perjuicio de aquél, no provendrá como efecto de su propio recurso, sino
como consecuencia de los concretos puntos de impugnación
formulados por otras partes [PÉREZ-CRUZ MARTÍN, AGUSTÍN y otros:
Derecho Procesal Penal, Editorial Civitas, Pamplona, 2009, p. 851] [sic].

Vigésimo. Es más, ya ha quedado establecido en el Acuerdo Plenario


n.° 5-2007/CJ-116, del dieciséis de noviembre de dos mil siete, que en
respeto del principio tantum devolutum quantum apellatum el
Tribunal de revisión no puede alterar el resultado final en perjuicio del
recurrente y le

está impedido que modifique de oficio la sentencia agravando sus


consecuencias jurídicas si solo fue el apelante el condenado, este
principio prevalece incluso respecto de la necesidad de estricta
sumisión del juez a la ley para corregir de oficio en la alzada errores
evidentes en la aplicación de la misma en la sentencia. Hacerlo
importaría agravar la situación jurídica del recurrente como
consecuencia de su propio recurso con serio riesgo a la seguridad
jurídica.

Vigesimoprimero. En esa línea, el Tribunal Supremo, en la Casación n.°


144-2021/Áncash, del seis de octubre de dos mil veintidós, precisó

que, aún el caso de nulidad de la primera sentencia por mala


calificación jurídica del supuesto fáctico de la acusación, que otorgó
ventaja al procesado al condenársele por el tipo penal básico en vez
del agravado, no se le podía imponer en una nueva sentencia una
pena superior a la fijada en la sentencia inicial, ni siquiera agravar la
inicial calificación, debido a que las consecuencias en el cumplimiento
de condena, eventualmente pueden variar; situación que de todas
maneras resultaría perjudicial para el recurrente, que es precisamente lo
que pretende proteger el principio de la no reforma en peor; esto
debido a que, si el procesado no hubiese apelado la sentencia esta
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habría quedado consentida y habría constituido cosa juzgada; por lo


tanto, sería inmutable, vinculante y definitiva. Ni aún los mismos órganos
jurisdiccionales que la dictaron habrían podido modificarla […] De esto
se desprende que el Ministerio Público no podía solicitar en el nuevo
juicio oral una pena superior a la que había consentido en la sentencia
anulada.

Vigesimosegundo. En ese orden de ideas, en respeto del principio de


no reforma en peor, al ser el recurrente el único impugnante, en la
nueva sentencia que emitió el órgano jurisdiccional de reenvío con
motivo de la orden de llevar adelante un nuevo juicio oral, de
conformidad con el artículo 426.2 del CPP, se encontraba por
mandato imperativo de la ley impedido de sancionar al casacionista
por una calificación más perjudicial a la realizada, además de
imposibilitado de, en el caso de hallar responsable al recurrente
como autor del delito de actos contra el pudor (calificación primigenia),
sancionarlo con una pena superior a diez años de privación de
libertad.

Vigesimotercero. En cuanto a este último aspecto, cabe recordar que


para la determinación de la pena los jueces deben sujetarse a lo
estrictamente establecido por la ley. En tal sentido, el juzgador se
encontraba sujeto, además de lo establecido en el tipo penal, en el
caso concreto, a la restricción fijada en el artículo 426, inciso 2, del
CPP, el cual establecía un límite en la pena a imponerse en razón de
la emisión de un nuevo juicio oral, esto es, que la pena no podía ser
superior a diez años de privación de libertad.

Vigesimocuarto. No obstante ello, examinadas las actas del nuevo


juicio oral (sesión del seis de agosto de dos mil diecinueve) y las sentencias
emitidas por los órganos jurisdiccionales que conocieron la causa en
contra del recurrente De los Santos Palacios, se aprecia que no solo

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se modificó la calificación jurídica de los hechos imputados al


recurrente de actos contra el pudor al delito de violación sexual de
menor de edad, sino que se impuso la pena sobre la base del marco
legal establecido para este último ilícito, por el cual finalmente fue
condenado el recurrente por el Juzgado Penal Colegiado a cadena
perpetua, sanción que fue confirmada por el Tribunal de mérito.

Vigesimoquinto. En ese sentido, en el caso de autos, al haberse


incrementado la pena impuesta por una superior a la impuesta en el
primer juicio que posteriormente fue declarado nulo, condenando al
recurrente a cadena perpetua, a pesar de que el recurso de
apelación fue planteado únicamente por el beneficiario y no por el
Ministerio Público, se contravino taxativamente señalado en el
artículo 426, inciso 2, del CPP y se vulneró el principio de prohibición
de reforma en peor, por lo que procede casar la sentencia de vista,
revocar la de primera instancia y condenar al recurrente por el delito
de actos contra el pudor, al ser esta la calificación primigenia, y
sancionarlo con la pena de diez años de privación de libertad.

DECISIÓN
Por estos fundamentos, los señores jueces supremos integrantes de la
Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República:
I. DECLARARON FUNDADO el recurso de casación interpuesto por
José Eustaquio de los Santos Palacios —por la causal prevista en el
inciso 2 (inobservancia de las normas procesales)— del artículo 429 del CPP
y, en tal virtud, CASARON la sentencia de vista del treinta y uno
de enero de dos mil veinte (foja 589), en el extremo que confirmó
la sentencia de primera instancia del seis de septiembre de dos
mil diecinueve (foja 469), que lo condenó como autor del delito

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contra la libertad sexual-violación sexual, en agravio de la


persona identificada con las iniciales A. K. M. B., y le impuso al
precitado la pena de cadena perpetua.
II. ACTUANDO COMO ÓRGANO DE INSTANCIA, revocaron la
sentencia de primera instancia del seis de septiembre de dos mil
diecinueve (foja 469), en el extremo que lo condenó como
autor del delito contra la libertad sexual-violación sexual, en
agravio de la persona identificada con las iniciales A. K. M. B.,
y le impuso la pena de cadena perpetua; y reformándola en
dicho extremo condenaron a José Eustaquio de los Santos
Palacios como autor del delito contra la libertad sexual-actos
contra el pudor en menor de edad, en agravio de la persona
identificada con las iniciales A. K. M. B., y como tal le impusieron
diez años de pena privativa de la libertad; con lo demás que en
lo pertinente contiene.
III. DISPUSIERON que esta sentencia sea leída en audiencia privada
y se notifique a todas las partes procesales apersonadas en esta
sede suprema.
IV. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso
al órgano jurisdiccional de origen y que se archive el cuadernillo
de casación en esta Suprema Corte.
SS.
SAN MARTÍN CASTRO
LUJÁN TUPEZ
ALTABÁS KAJATT
SEQUEIROS VARGAS
CARBAJAL CHÁVEZ
CCH/YLR

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