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Llenura de Espiritu Santo Varios
Llenura de Espiritu Santo Varios
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu”. Efesios 5:18
De “niño” me enseñaron a pensar que la llenura del Espíritu Santo tiene que ver con
una gran oratoria acompañada de “manifestaciones” como hablar en lenguas, orar
por enfermos, expulsar demonios, pronosticar eventos futuros y cosas semejantes.
Debo desilusionar a muchos que consideran que esa es la norma. Aclarando el tema
en cuestión debo argumentar que, aunque en nuestra versión base tenemos tres
oraciones gramaticales, en el texto griego encontramos una sola, las prescripciones
de los versículos 19-21 de Efesios 5 surgen del mandamiento que Pablo ha dado
para ser “llenos del Espíritu” y expresan la naturaleza de la vida llena de él.
«Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando
y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios
y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo».
La ebriedad era un comportamiento escandaloso en el judaísmo. En el mundo
antiguo, mucha gente creía que la ebriedad podía producir una especie de
inspiración o posesión de parte de Dionisio (el dios del vino). Sus adoradores más
activos le entregaban el control de sí mismos y realizaban actos sexuales o llenos de
simbolismo sexual (a menudo para disgusto de los romanos conservadores). Aquí es
posible que Pablo contraste esta conducta con la inspiración que produce el
Espíritu de Dios. Pero no se pensaba en Dionisio cada vez que alguien se
embriagaba. La ebriedad por lo general era asociada simplemente con la pérdida del
autocontrol. Era una práctica común tanto en los banquetes nocturnos de los ricos
como en las tabernas de los pobres.
El apóstol presenta más bien un mandato para que los creyentes vivan todo el
tiempo bajo la influencia del Espíritu al permitir que la Palabra de Dios los controle y
al llevar una vida pura, confesar todos sus pecados, morir a sí mismos, rendirse a la
voluntad de Dios y depender de su poder en todas las cosas. Ser llenos del Espíritu
significa vivir en la presencia consciente del Señor Jesucristo y permitir que su
mente, por medio de la Palabra, domine todo lo que se piensa y se hace. Ser llenos
del Espíritu es lo mismo que andar en el Espíritu (Gálatas 5:16-23).
Consideremos ahora este texto:
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos
unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor
con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Colosenses 3:16
La palabra de Cristo se trata de las Escrituras inspiradas por el Espíritu Santo, la
palabra de revelación que Él trajo al mundo. more en abundancia en vosotros.
“More” significa “que viva en” o “que se sienta en casa”, y “en abundancia” tiene
que ver con cantidades exuberantes. Las Escrituras deberían empapar todos los
aspectos de la vida del creyente y controlar todo pensamiento, palabra y acción
(cp. Salmo 119:11; Mateo 13:9; Filipenses 2:16; 2 Timoteo 2:15). Este concepto
es paralelo al de ser llenos del Espíritu que se describe en Efesios 5:18 porque los
resultados de cada uno son los mismos. Ahora bien, en Efesios 5:18 el poder y la
motivación para todos los efectos es la llenura del Espíritu Santo mientras que aquí
es el hecho de que la Palabra de Dios mora en abundancia. Lo cierto es que ambas
realidades son la misma. El Espíritu Santo llena la vida controlada por su Palabra.
Esto demuestra que la llenura del Espíritu no es una experiencia de éxtasis
emocional, sino un control asiduo de la vida como resultado de la obediencia a la
verdad de la Palabra de Dios.
El pecado es lo que nos separa de la llenura del Espíritu Santo, y la obediencia a Dios
es lo que mantiene que estemos llenos del Espíritu. Aunque nuestra meta debe ser el
ser llenos como se nos ordena en Efesios 5:18, no es el orar por ello lo que nos llena
del Espíritu Santo. Es sólo nuestra obediencia a los mandatos de Dios lo que permite
la libertad del Espíritu para obrar dentro de nosotros. Debido a nuestra naturaleza
pecaminosa, es imposible para nosotros permanecer llenos del Espíritu todo el
tiempo. Cuando pequemos, debemos inmediatamente confesarlo a Dios y renovar
nuestro compromiso de ser llenos y guiados por el Espíritu Santo.
Ser lleno del Espíritu, entonces, no es otra cosa que ser controlado
por el Espíritu que mora en nosotros. Noten el contraste en Ef.
5:18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu”. Lo que sucede con una
persona cuando se emborracha es que ha tomado tanto alcohol que
su influencia lo domina. Ese hombre está bajo el efecto de la
bebida.
Lo que Pablo nos dice aquí es que no debemos dejar que eso
ocurra, no debemos permitir que el alcohol nos influencie de ese
modo, sino que debemos dejarnos controlar por el Espíritu.
En Efesios 5:18, Pablo enseña esta verdad cuando dice que para vivir una
vida cristiana necesitamos ser llenos del Espíritu Santo. En esa porción de su
epístola, Pablo describe cómo debe conducirse el creyente en su vida
cotidiana. Pero antes de pedir esa conducta en los hermanos, emite una
instrucción primordial: llenarse del Espíritu Santo. Dando a entender así que,
para poder vivir de esa manera, es necesario ser llenos del Espíritu Santo.
Entre las cosas que menciona Pablo no hay tareas espectaculares, incluso
son bastante cotidianas; andar en paz y humildad, vivir alabando, amar a las
esposas, sujetarse a los maridos, trabajar con esfuerzo, honrar a los padres y
cosas semejantes. Y aunque estas tareas parecen cotidianas, el apóstol sabe
que son imposibles de realizar sin la llenura del Espíritu de Dios. Por eso da
la instrucción inicial, que sean llenos del Espíritu Santo. Y dicho sea de paso,
en ningún otro lado de la Biblia leemos tan claramente esa instrucción como
en este pasaje.
Creer que solamente las manifestaciones espectaculares del Espíritu son las
que demuestran que alguien está lleno de Él, pudiera suponer que para Dios
hay niveles de dificultad. Comúnmente se piensa que una manifestación
espectacular requiere más poder que algo “sencillo”, pero lo cierto es que
para Dios requiere exactamente el mismo esfuerzo, ninguno. También se
puede creer que las cosas “sencillas” las podemos hacer con nuestras
propias fuerzas y que para ello no necesitamos de su Espíritu; o si acaso, con
un poco es suficiente. Pero evidentemente eso es un gran error.
Debemos entender que, en cualquier cosa que el Señor nos ponga por
delante para que realicemos, necesitamos hacerlo con su poder y que Él lo
haga en nosotros. No importa si es una cosa pequeña o grande. Y también
debemos dejar de pensar que para Dios hay cosas pequeñas, pues todo lo
que hagamos para Él y en Su nombre siempre es grande.
Hay tres áreas generales en las que se mueve el Espíritu de Dios: una es
glorificar a Cristo; otra en el amor; y también en la Santidad. Dentro de la
tarea de glorificar a Cristo encontramos el evangelismo, la adoración, la
dependencia de la gracia, etc. Dentro del área del amor encontramos todos
aquellos sacrificios que hacemos hacia las personas en el nombre de Cristo.
Y dentro del área de la santidad encontramos el arrepentimiento, la
confesión de pecados y la resistencia ante la tentación, etc. Para todo esto
necesitamos la llenura de Su Espíritu.
También se puede creer que las cosas ‘sencillas’ las podemos hacer con
nuestras propias fuerzas y que para ello no necesitamos de su Espíritu; o si
acaso, con un poco es sufi ciente. Pero evidentemente eso es un gran error.
Debemos entender que, en cualquier cosa que el Señor nos ponga por delante
para que realicemos, necesitamos hacerlo con su poder y que Él lo haga en
nosotros.
No importa si es una cosa pequeña o grande. Y también debemos dejar de
pensar que para Dios hay cosas pequeñas, pues todo lo que hagamos para Él
y en Su nombre siempre es grande. Hay tres áreas generales en las que se
mueve el Espíritu de Dios: una es glorifi car a Cristo; otra en el amor; y
también en la Santidad.
Dentro de la tarea de glorifi car a Cristo encontramos el evangelismo, la
adoración, la dependencia de la gracia, etc. Dentro del área del amor
encontramos todos aquellos sacrifi cios que hacemos hacia las personas en el
nombre de Cristo. Y dentro del área de la santidad encontramos el
arrepentimiento, la confesión de pecados y la resistencia ante la tentación,
etc.
Para todo esto necesitamos la llenura de Su Espíritu. Desear cualquier cosa
piadosa, y para Cristo, es un resultado de nuestra nueva naturaleza. Pero el
realizarlo solo es posible por medio de la llenura del Espíritu Santo en el
creyente. Para confesar un pecado a la persona que se ha traicionado es
necesario el poder del Espíritu Santo.
Para predicarle a un desconocido se necesita ser lleno del Espíritu de Dios.
Para desprenderse del dinero y dárselo a alguien en necesidad, por amor a
Cristo, se necesita el poder que viene de lo alto. Así que, si tú has hecho algo
para Cristo que nunca hubieras imaginado poder hacer, has sido lleno de Su
Espíritu Santo; aunque no necesariamente hayas expulsado un demonio,
obrado una sanidad o algo por el estilo.
¿Cómo Se Siente La Llenura Del Espíritu Santo?
¿Cómo se siente el Espíritu Santo?
Es probable que hayas escuchado a la gente decir: ‘En este momento siento el
Espíritu muy fuerte’.Quizás tú también sientas algo en ese momento, pero
¿tienes algún problema si tú no lo sientes?Respuesta corta: en absoluto,
porque las personas experimentan la infl uencia del Espíritu Santo de manera
diferente. Eso es lo milagroso de los mensajes del Espíritu Santo: van
dirigidos solo para ti. Para algunas personas, el Espíritu Santo puede hacer
que se sientan impresionadas por la emoción y conmovidas hasta las
lágrimas; para otras, las lágrimas rara vez o nunca llegan, lo cual está bien.
Para ellas, el Espíritu Santo puede producir un sutil sentimiento de gratitud,
paz, reverencia o amor (véase ). En las Escrituras también se describe al
Espíritu Santo como un ‘ardor’ en el pecho (véase ). Pero la intensidad o el
grado de ese ‘ardor’ puede ser diferente para todos. A veces es como una
pequeña brasa resplandeciente en lugar de un fuego arrasador.
O tal vez hayas oído la descripción del Espíritu Santo como una ‘voz suave y
apacible’ (véase ). Y de inmediato pensaste: ‘Pero no he OÍDO una voz. ¿Me
pasa algo?’. Y repetimos, no en absoluto. Esa descripción de las Escrituras no
signifi ca necesariamente que todos oímos una voz literal.
El élder Ronald A.
Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: ‘El espíritu habla
con palabras que sentimos.
Tales sentimientos son delicados, un suave impulso a actuar, a hacer
algo, a decir algo, a reaccionar de cierta manera’1.
El punto es: cada uno de nosotros experimentará el Espíritu Santo de
forma diferente y en diferentes grados.
Lo importante es que vivamos dignos de recibirlo y que lo reconozcamos
cuando venga. Al hacerlo, empezaremos a notar que Su infl uencia está
presente en nuestra vida mucho más de lo que esperábamos. : ¿Cómo se
siente el Espíritu Santo?
¿Cuáles Son Las Diferentes Manifestaciones Del Espíritu Santo?
Estos dones, extraídos de la Biblia son: Don de palabra de sabiduría; Don de
palabra de ciencia; Don de fe; Don de sanidades; Don de hacer milagros; Don
de profecía; Don de discernimiento de espí- ritus; Don de diversos géneros de
lenguas; Don de interpretación de lenguas.
¿Qué Signifi ca Estar Lleno Del Espíritu Santo?
Una defi nición sencilla de la frase ‘ser lleno del Espíritu’ sería la siguiente: Es
permitir que nuestra persona y nuestras acciones estén controladas por el
Espíritu. Esto puede referirse al modo de vida en el cristiano, pero puede
designar también una actividad en particular.
En cualquiera de los casos la idea fundamental es la obediencia ante el
control del Espíritu Santo.
El concepto de ‘ser lleno del Espíritu Santo’ se remonta a varias
palabras y expresiones del Antiguo Testamento referentes a
situaciones en las que el Espíritu Santo manifestaba su poder al
controlar a ciertos individuos.
Cuando Ezequiel fue comisionado como profeta, el Espíritu entró en él ( bo’ )
(Ez.2:2; 3:24). El Espíritu ‘vino sobre’ Saúl ( tsalach ) y éste profetizó (1
S.10:6, 10). Más tarde el Espíritu ‘vino sobre’ Saúl nuevamente ( hayah ) y
volvió a profetizar (1 S.19:23).
El verbo hayah también se usa para hacer referencia al momento en el que la
unción del Espíritu cayó sobre Otoniel (Jue.3:10), sobre Jefté (Jue.11:29),
sobre Azarías (2 Cr.15:1), y sobre Jahaziel (2 Cr.20:14). En el caso del juez
Gedeón, el Espíritu ‘vino sobre’ él también, y el texto dice literalmente que
éste ‘se envistió en Gedeón’ (Jue.6:34, RV-BRG), en un arranque de poder
controlador.
La palabra que más comúnmente se utiliza en el Antiguo Testamento para
indicar la acción de ser lleno del Espíritu es male, que se traduce como llenar.
El profeta Miqueas se diferenciaba de los falsos profetas porque él estaba
‘lleno de poder, del Espíritu del Señor’ (Mi.3:8).
Los tres vocablos griegos anteriores se usan para describir a alguien lleno del
Espíritu Santo, y la idea predominante de control, dominio, o caracterización
también impera en este uso. El contexto debe determinar si la persona está
llena de, o es controlada por el Espíritu que mora en ella en una situación
dada en la experiencia del creyente; o si se trata de un estado de control
continuo y sostenido por parte del Espíritu.
Juan el Bautista, Elisabet y Zacarías estaban llenos ( pimplemi ) del Espíritu
(Lc.1:15, 41, 67), como lo estaban también las personas presentes el día de
Pentecostés (Hch.2:4), Pedro y los discípulos (Hch.4:8, 31) y Saulo de Tarso
(Hch.9:17; 13:9). Los discípulos estaban constantemente llenos ( pleroo ) de
gozo y del Espíritu Santo en Antioquía de Pisidia después de sufrir numerosas
persecuciones por parte de los judíos (Hch.13:52).
La orden del apóstol Pablo era que todos los creyentes debían ser llenos del
Espíritu constantemente (Ef.5:18). En cinco ocasiones se menciona a
individuos llenos del Espíritu ( pleres ) —Jesús (Lc.4:1), los primeros diáconos
(Hch.6:3), Esteban (Hch.6:5; 7:55) y Bernabé (Hch.11:24).
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¿Cómo ser lleno del Espíritu
Santo según la Biblia?
Max Damiánmarzo 11, 20230
Ser lleno del Espíritu Santo es el más grande anhelo de todo creyente después de haber nacido
de nuevo.
Esto porque nos hace criaturas más cercanas a Dios y nos permite vivir vidas gloriosas en Su
nombre.
Pero esta búsqueda de la llenura del Espíritu Santo puede traer confusión en los menos
entendidos.
Y más, teniendo tantas doctrinas que enseñan cosas heréticas acerca de lo que es el Espíritu
Santo.
En tal caso, el día de hoy hablaremos de qué es la verdadera llenura del Espíritu Santo y como
ser llenos de Él.
Usaremos el fundamento que está en la Palabra de Dios y dejaremos que ella nos guíe a toda
verdad.
Hay tres ocasiones en el libro de Los Hechos, donde el hablar en lenguas sucede
cuando se recibe al Espíritu Santo (Hechos 2:4; 10:44-46; 19:6). Sin embargo, estas tres
ocasiones son las únicas veces en la Biblia donde el hablar en lenguas es una
evidencia del recibir al Espíritu Santo. A través del libro de Hechos, miles de personas
creen en Jesús y no se dice nada acerca de que hayan hablado en lenguas (Hechos
2:41; 8:5-25; 16:31-34; 21:20). En ninguna parte del Nuevo Testamento se enseña, que
hablar en lenguas es la única evidencia de que la persona haya recibido al Espíritu
Santo. De hecho, el Nuevo Testamento enseña lo contrario. Se nos dice que cada
creyente en Cristo tiene al Espíritu Santo (Romanos 8:9: 1 Corintios 12:13; Efesios
1:13-14), pero no todos los creyentes hablan en lenguas (1 Corintios 12:29-31).
Así que, ¿por qué era el hablar en lenguas, la evidencia del Espíritu Santo en esos tres
pasajes del libro de Los Hechos? Hechos capítulo 2 registra que los apóstoles fueron
bautizados en el Espíritu Santo y capacitados por Él para proclamar el Evangelio. Los
apóstoles fueron habilitados para hablar en otros idiomas (lenguas), a fin de poder
compartir la verdad con la gente en sus propios idiomas. Hechos capítulo 10 relata al
apóstol Pedro siendo enviado a compartir el Evangelio con gente no judía. Pedro y los
otros primeros cristianos, siendo judíos, debieron haber pasado un tiempo difícil
aceptando a los gentiles (gente no judía) dentro de la iglesia. Dios capacitó a los
gentiles para hablar en lenguas, para demostrar, que ellos habían recibido el mismo
Espíritu Santo que habían recibido los apóstoles (Hechos 10:47; 11:17).
Hechos 10:44-47 describe esto, “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el
Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión
que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles
se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y
que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro; ¿Puede acaso alguno impedir el
agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también
como nosotros?”. Tiempo después, Pedro señala esta ocasión como prueba de que
Dios realmente estaba salvando a los gentiles (Hechos 15:7-11).
En ninguna parte, el hablar en lenguas se presenta como algo que todos los cristianos
deban esperar cuando reciben a Jesucristo como su Salvador, y por lo tanto, son
bautizados en el Espíritu Santo. De hecho, de todas las conversiones relatadas en el
Nuevo Testamento, solo dos registran el hablar en lenguas en ese contexto. Las
lenguas fueron un don milagroso que tuvo un propósito específico para un tiempo
específico. No fueron, ni nunca lo han sido, la evidencia de haber recibido el Espíritu
Santo.
Así que, si estás interesado en saber cómo ser lleno del Espíritu Santo, continúa leyendo hasta
el final.
No es simplemente un acto en donde se realizan cosas extraordinarias, sino una forma de vida
que permite al creyente vivir una vida piadosa.
En la Biblia, el mandato a buscar ser llenos del Espíritu Santo se encuentra en Efesios 5:18:
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.
Sin embargo, esto ocurre gracias a acciones que te llevan a cultivar una conexión con el
Espíritu Santo.
Debido a que existen corrientes doctrinales que enseñan cosas antibíblicas sobre el Espíritu
Santo, es necesario conocer lo que la Biblia dice acerca de la tercera persona de la trinidad.
Porque no estamos hablando de una energía o fuerza que proviene de parte de Dios.
El Espíritu Santo es una entidad divina que se manifiesta con “vida propia” (Ef. 4:30; 1
Co.12:11) en cada creyente.
Por lo tanto, la llenura del Espíritu Santo no son movimientos extremos como si estuvieras
poseído, maullar, gritar o reírte sin parar.
La llenura del Espíritu Santo es, en pocas palabras, la vida de Dios viviendo en tu vida.
Ahora, sabiendo esto, veamos entonces cómo ser llenos del Espíritu Santo.
En ese momento el Espíritu Santo pasa a formar parte de la vida del nuevo creyente (Ef. 1:13).
Pero esto no quiere decir que su vida espiritual deba quedar ahí.
Después de su nuevo nacimiento, el creyente debe tener una vida constante de arrepentimiento
y confesión.
Es decir, andar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne (Gal. 5:16), procurando
constantemente no entristecer al Espíritu Santo, tal como dice Efesios 4:30.
Mediante esto podemos expresar nuestra alabanza, deseos y/o necesidades en nuestra vida
cotidiana.
Y entre todas las cosas que puedes pedir a Dios, también puedes (y debes) pedir ser lleno del
Espíritu Santo.
En otras palabras, debes pedir que el Espíritu Santo permee tu vida hasta que te llenes de
amor, santidad y devoción al Señor.
Pues para evitar palabras deshonestas, necedades, inmundicia o avaricia, necesitas estar lleno
del Espíritu Santo. (Ef. 5:3-4)
Incluso para compartir el evangelio con amor y compasión, se necesita estar rebosando del
Espíritu Santo.
Del resultado de tu meditación en la frase será tu nivel de llenura del Espíritu Santo.
Pues si no lo recuerdas, al inicio de este tema hablamos de que estar lleno del Espíritu Santo
no es andar gritando, saltando o riéndote como poseído.
Estar lleno del Espíritu Santo es tener la mente completamente ocupada por la Palabra de
Dios.
Porque es en la mente donde se genera la gran batalla de la carne contra el espíritu (Gal.
5:17).
Y como resultado de la abundancia de la Palabra de Dios en tu mente, podrás vivir tal como se
describe en Colosenses 3:18-24 y Efesios 5.
Además de la manifestación en tu vida de cada uno de los frutos del Espíritu que hace
mención Gálatas 5:22-23.
Esto no quiere decir que el creyente será perfecto, pero sí mostrará algunos de los siguientes
signos:
1. La persona ama a los demás, está siempre alegre y vive en paz con todos. Es paciente y
amable, trata bien a los demás, tiene confianza en Dios, es humilde, y sabe controlar
sus malos deseos. (Ga. 5:22-23)
2. La persona tiene un gran deseo de adorar a Dios todos los días. Por lo cual, está
comprometida con la oración y la lectura de la Biblia.
4. La persona tiene gran disposición y humildad para admitir sus errores y para
arrepentirse de ellos.
5. La persona busca honrar a Dios en cada área de su vida. No se deja guiar por los demás
o sus sentimientos, pues el Espíritu Santo es quien lo guía para tomar decisiones.
En conclusión
Ser lleno del Espíritu Santo es un proceso continuo que implica abrir nuestro corazón a la
presencia y guía del Espíritu en nuestras vidas.
No se trata de un evento momentáneo con expresiones parecidas a la película del exorcista.
Ser lleno del Espíritu Santo implica permitir que el Espíritu trabaje en nuestras vidas y guíe
nuestros pensamientos, palabras y acciones.
Y aunque la llenura del Espíritu Santo es una promesa para todos los hijos de Dios, solamente
aquellos que se entregan por completo podrán experimentarla.
¿Te parece difícil? Inténtalo y verás el nivel de conexión que tendrás con el Padre.
Hasta aquí hemos llegado al final del tema de hoy. Si tienes alguna opinión, házmelo saber
abajo en los comentarios.
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cómo ser lleno del Espíritu Santo.