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Llenura de Espiritu Santo varios

“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu”. Efesios 5:18
De “niño” me enseñaron a pensar que la llenura del Espíritu Santo tiene que ver con
una gran oratoria acompañada de “manifestaciones” como hablar en lenguas, orar
por enfermos, expulsar demonios, pronosticar eventos futuros y cosas semejantes.
Debo desilusionar a muchos que consideran que esa es la norma. Aclarando el tema
en cuestión debo argumentar que, aunque en nuestra versión base tenemos tres
oraciones gramaticales, en el texto griego encontramos una sola, las prescripciones
de los versículos 19-21 de Efesios 5 surgen del mandamiento que Pablo ha dado
para ser “llenos del Espíritu” y expresan la naturaleza de la vida llena de él.
«Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando
y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios
y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo».
La ebriedad era un comportamiento escandaloso en el judaísmo. En el mundo
antiguo, mucha gente creía que la ebriedad podía producir una especie de
inspiración o posesión de parte de Dionisio (el dios del vino). Sus adoradores más
activos le entregaban el control de sí mismos y realizaban actos sexuales o llenos de
simbolismo sexual (a menudo para disgusto de los romanos conservadores). Aquí es
posible que Pablo contraste esta conducta con la inspiración que produce el
Espíritu de Dios. Pero no se pensaba en Dionisio cada vez que alguien se
embriagaba. La ebriedad por lo general era asociada simplemente con la pérdida del
autocontrol. Era una práctica común tanto en los banquetes nocturnos de los ricos
como en las tabernas de los pobres.
El apóstol presenta más bien un mandato para que los creyentes vivan todo el
tiempo bajo la influencia del Espíritu al permitir que la Palabra de Dios los controle y
al llevar una vida pura, confesar todos sus pecados, morir a sí mismos, rendirse a la
voluntad de Dios y depender de su poder en todas las cosas. Ser llenos del Espíritu
significa vivir en la presencia consciente del Señor Jesucristo y permitir que su
mente, por medio de la Palabra, domine todo lo que se piensa y se hace. Ser llenos
del Espíritu es lo mismo que andar en el Espíritu (Gálatas 5:16-23).
Consideremos ahora este texto:
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos
unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor
con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Colosenses 3:16
La palabra de Cristo se trata de las Escrituras inspiradas por el Espíritu Santo, la
palabra de revelación que Él trajo al mundo. more en abundancia en vosotros.
“More” significa “que viva en” o “que se sienta en casa”, y “en abundancia” tiene
que ver con cantidades exuberantes. Las Escrituras deberían empapar todos los
aspectos de la vida del creyente y controlar todo pensamiento, palabra y acción
(cp. Salmo 119:11; Mateo 13:9; Filipenses 2:16; 2 Timoteo 2:15). Este concepto
es paralelo al de ser llenos del Espíritu que se describe en Efesios 5:18 porque los
resultados de cada uno son los mismos. Ahora bien, en Efesios 5:18 el poder y la
motivación para todos los efectos es la llenura del Espíritu Santo mientras que aquí
es el hecho de que la Palabra de Dios mora en abundancia. Lo cierto es que ambas
realidades son la misma. El Espíritu Santo llena la vida controlada por su Palabra.
Esto demuestra que la llenura del Espíritu no es una experiencia de éxtasis
emocional, sino un control asiduo de la vida como resultado de la obediencia a la
verdad de la Palabra de Dios.

Como puedo ser lleno


Un verso clave para entender la llenura del Espíritu Santo es Juan 14:16, donde Jesús
prometió que el Espíritu moraría en los creyentes y que Su residencia sería
permanente. Es importante distinguir entre la morada y la llenura del Espíritu. La
morada permanente del Espíritu no es sólo para algunos pocos creyentes, sino para
todos ellos. Hay un buen número de referencias en las Escrituras que apoyan esta
conclusión. Primero, El Espíritu Santo es un don para todos los creyentes en Jesucristo
sin excepción, y no existen condiciones para tenerlo, excepto la fe en Jesucristo (Juan
7:37-39). Segundo, el Espíritu Santo es otorgado en el momento de la salvación
(Efesios 1:13). Gálatas 3:2 también enfatiza esta misma verdad, diciendo que el sello y
la residencia del Espíritu en el creyente, tuvieron lugar al momento de creer. Tercero,
el Espíritu Santo mora en los creyentes permanentemente. El Espíritu Santo es dado a
los creyentes como un “primer depósito” del pago total, o una “garantía” de su futura
glorificación en Cristo (2 Corintios 1:22; Efesios 4:30).

Esto es en contraste con la orden de la llenura del Espíritu que encontramos en


Efesios 5:18. Debemos estar tan totalmente entregados al Espíritu Santo, que Él pueda
poseernos por completo, y en ese sentido, ser llenos de Él. Romanos 8:9 y Efesios
1:13-14 afirman que el Espíritu Santo mora dentro de cada creyente, pero también
que Él puede ser contristado (Efesios 4:30) y Su actividad dentro de nosotros puede
ser apagada (1 Tesalonicenses 5:19). Cuando permitimos que esto suceda, no
experimentamos la llenura de la obra y del poder del Espíritu Santo en y a través de
nosotros. El ser lleno con el Espíritu implica darle a Él la libertad para ocupar cada
parte de nuestra vida, guiándonos y controlándonos. Luego, Su poder se puede
ejercer a través de nosotros, para que lo que hagamos sea un fruto para Dios. La
llenura del Espíritu no se aplica solamente a hechos externos; también se aplica a los
pensamientos más íntimos y los motivos de nuestros actos. El Salmo 19:14 dice, “Sean
gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, oh, Jehová,
roca mía, y redentor mío”.

El pecado es lo que nos separa de la llenura del Espíritu Santo, y la obediencia a Dios
es lo que mantiene que estemos llenos del Espíritu. Aunque nuestra meta debe ser el
ser llenos como se nos ordena en Efesios 5:18, no es el orar por ello lo que nos llena
del Espíritu Santo. Es sólo nuestra obediencia a los mandatos de Dios lo que permite
la libertad del Espíritu para obrar dentro de nosotros. Debido a nuestra naturaleza
pecaminosa, es imposible para nosotros permanecer llenos del Espíritu todo el
tiempo. Cuando pequemos, debemos inmediatamente confesarlo a Dios y renovar
nuestro compromiso de ser llenos y guiados por el Espíritu Santo.

En el conocido texto de Efesios 5:18, Pablo nos exhorta a no


embriagarnos con vino, sino mas bien ser llenos del Espíritu
Santo. Pero ¿qué significa eso? ¿Cómo puede un creyente ser lleno
del Espíritu? ¿Cuáles son las evidencias de esa llenura?

Al tratar con este asunto es sumamente importante que recordemos


que el Espíritu Santo no es una sustancia o una influencia; no se
trata de un gas o un líquido o un poder, sino de una Persona, la
tercera Persona de la Trinidad que viene a morar en la vida de todo
creyente desde el instante mismo de la conversión.

Dice el apóstol Pablo en Rom. 8:9 que “si alguno no tiene el


Espíritu de Cristo, no es de Él”. El Espíritu Santo mora en todos
los cristianos, y no viene a nosotros por parte, sino como una
Persona completa. Cuando una persona viene de visita a nuestra
casa no viene en pedazos. O está o no está. Y con el Espíritu es
exactamente igual.

No es que al convertirnos se nos da un poco del Espíritu, y luego,


si cumplimos ciertas condiciones, se nos da más y más, hasta que
finalmente somos llenos, no. Algunas personas tienen el Espíritu
Santo (todos los cristianos) y otros no lo tienen (los que no son
cristianos).
En Jn. 14:16-18 dice el Señor: “Y yo rogaré al Padre, y os dará
otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque
no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora
con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos;
vendré a vosotros”.

Aunque Cristo ascendió a los cielos Sus discípulos no han


quedado huérfanos, porque el Espíritu Santo ha venido a morar en
sus corazones. Todo lo que Cristo fue para los creyentes mientras
estuvo en la tierra, el Espíritu lo es ahora para todos los cristianos.

Y no existe ninguna condición que cumplir para que el Espíritu


venga a morar en nosotros, excepto creer en Cristo. Todos los que
creen disfrutan de esa bendición (comp. Jn. 7:37-39). Todos los
que creen ya tienen el Espíritu.

Sin embargo, es a un grupo de creyentes a los que Pablo exhorta


en Ef. 5:18 a ser llenos del Espíritu. El Espíritu mora en todo
cristiano, pero no todos los cristianos son llenos del Espíritu.

¿Qué significa, entonces, ser llenos del Espíritu Santo? Muchas


veces la Escritura usa la expresión “ser llenos de” para señalar la
condición de alguien que está siendo controlado por algo.

Por ejemplo, en Lc. 5:26 se habla de un grupo de personas que se


llenaron de temor al ver al Señor sanar a un paralítico; y en Lc.
6:11 se dice de los fariseos que se llenaron de furor contra Cristo
porque sanó en el día de reposo a un hombre que tenía seca una
mano.

No es lo mismo sentir miedo o ira que estar lleno de miedo o de


ira. Son dos experiencias distintas. Una persona llena de miedo
está controlada por el miedo, así como el que está lleno de ira ha
sido controlado por la ira al punto de que puede llegar incluso a
hacer locuras.

Ser lleno del Espíritu, entonces, no es otra cosa que ser controlado
por el Espíritu que mora en nosotros. Noten el contraste en Ef.
5:18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu”. Lo que sucede con una
persona cuando se emborracha es que ha tomado tanto alcohol que
su influencia lo domina. Ese hombre está bajo el efecto de la
bebida.

Lo que Pablo nos dice aquí es que no debemos dejar que eso
ocurra, no debemos permitir que el alcohol nos influencie de ese
modo, sino que debemos dejarnos controlar por el Espíritu.

Así como la bebida afecta la mente, el corazón la voluntad, así


debemos ser afectados por el Espíritu en nuestra mente, en nuestro
corazón y en nuestra voluntad. Esa es la similitud entre la
borrachera y la llenura del Espíritu Santo.

Pero como decíamos hace un momento, también existe entre


ambas una diferencia abismal entre estas dos experiencias, como
veremos en la próxima entrada al tratar con el tema de los frutos
que produce la llenura del Espíritu.

¿Qué significa ser lleno del Espíritu Santo?


por Admin | Ago 27, 2019 | LPD_Espíritu_Santo
La clave para una adecuada definición de lo que es ser lleno del Espíritu se encuentra en
Efesios 5:18 donde leemos lo siguiente: «No os embriaguéis con vino, en lo cual hay
disolución, antes bien sed llenos del Espíritu.» En este texto, a la par de contrastar la
embriaguez con la llenura del Espíritu Santo, también se hace una comparación y es esta
comparación las que nos proporciona la clave para entender el significado de la llenura del
Espíritu Santo. La comparación se refiere al control o la dirección. La persona ebria está
sometida al control del alcohol que ha consumido.
Como consecuencia de ello piensa y actúa de maneras que normalmente le resultarían
extrañas. De igual modo la persona que está llena del Espíritu Santo está bajo el control de
dicho Espíritu y también actúa de maneras que no le son naturales. Esto, por supuesto, no
quiere decir que dichas maneras de actuar son descontroladas o anormales, sino que la
persona se comporta de un modo distinto al que tenía en su vieja vida. De modo que, estar
lleno del Espíritu Santo significa simplemente estar sometido a la dirección de dicho Espíritu.
Es necesario indicar también que la llenura del Espíritu Santo no es una opción para el
creyente sino un mandato. El texto que leímos en Efesios 5:18 contiene el verbo conjugado
en modo imperativo «sed llenos» y esto significa una orden. Por tanto, se espera que todo
creyente sea lleno del Espíritu, y de no serlo, entonces se debe considerar como pecado, por
cuanto equivale a desobedecer un mandamiento de la palabra de Dios.
Otra característica notable de la llenura del Espíritu Santo es que se trata de una experiencia
que se repite. El verbo que expresa el mandato a ser llenos, en su forma griega está en
tiempo presente y comunica la idea de que debe ser algo continuo, una manera de entender
esta orden sería: «continuamente sed llenos del Espíritu Santo». El hecho de que se puede
repetir la experiencia constituye una bendición, porque si así no fuera, ningún creyente
permanecería lleno del Espíritu Santo por mucho tiempo, porque el pecado interrumpe el
dominio del Espíritu.
En cuanto al resultado de ser lleno del Espíritu Santo, existe la idea equivocada de que la
llenura del Espíritu Santo se manifiesta en hablar en lenguas, en hacer milagros, en
desmayarse, en llorar, en realizar sanidades, en interpretar lenguas. Pero un cuidadoso
estudio del resultado de ser lleno del Espíritu Santo va a mostrar que la llenura del Espíritu
Santo no se manifiesta en una capacidad para realizar cosas sobrenaturales, sino en un
carácter semejante al de Cristo, mostrando el fruto del Espíritu Santo según aparece en
Gálatas 5:22-23. La Biblia dice: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
La llenura del Espíritu Santo se manifiesta también en una vida de adoración, alabanza y
agradecimiento, según Efesios 5:18-20. La Biblia dice: hablando entre vosotros con salmos,
con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Por último la llenura del Espíritu Santo se manifiesta en una vida de sumisión a los demás,
según Efesios 5:21. La Biblia dice: Someteos unos a otros en el temor de Dios.

¿Qué es ser lleno del Espíritu Santo?

La gente, comúnmente piensa que la llenura del Espíritu Santo se expresa en


“grandes” manifestaciones o en “grandes” milagros, como posiblemente
sería hablar en lenguas, sanar enfermos, expulsar demonios, pronosticar
eventos futuros y cosas semejantes. Pero lo cierto es que la llenura del
Espíritu Santo no solo se manifiesta de esa forma, sino que también lo hace,
principalmente, de maneras menos espectaculares: al compartir el evangelio
a un desconocido, cuando te conmueve hasta las lagrimas una alabanza o
cuando te alejas de alguna tentación, por poner algunos ejemplos.

En Efesios 5:18, Pablo enseña esta verdad cuando dice que para vivir una
vida cristiana necesitamos ser llenos del Espíritu Santo. En esa porción de su
epístola, Pablo describe cómo debe conducirse el creyente en su vida
cotidiana. Pero antes de pedir esa conducta en los hermanos, emite una
instrucción primordial: llenarse del Espíritu Santo. Dando a entender así que,
para poder vivir de esa manera, es necesario ser llenos del Espíritu Santo.

Entre las cosas que menciona Pablo no hay tareas espectaculares, incluso
son bastante cotidianas; andar en paz y humildad, vivir alabando, amar a las
esposas, sujetarse a los maridos, trabajar con esfuerzo, honrar a los padres y
cosas semejantes. Y aunque estas tareas parecen cotidianas, el apóstol sabe
que son imposibles de realizar sin la llenura del Espíritu de Dios. Por eso da
la instrucción inicial, que sean llenos del Espíritu Santo. Y dicho sea de paso,
en ningún otro lado de la Biblia leemos tan claramente esa instrucción como
en este pasaje.

Creer que solamente las manifestaciones espectaculares del Espíritu son las
que demuestran que alguien está lleno de Él, pudiera suponer que para Dios
hay niveles de dificultad. Comúnmente se piensa que una manifestación
espectacular requiere más poder que algo “sencillo”, pero lo cierto es que
para Dios requiere exactamente el mismo esfuerzo, ninguno. También se
puede creer que las cosas “sencillas” las podemos hacer con nuestras
propias fuerzas y que para ello no necesitamos de su Espíritu; o si acaso, con
un poco es suficiente. Pero evidentemente eso es un gran error.

Debemos entender que, en cualquier cosa que el Señor nos ponga por
delante para que realicemos, necesitamos hacerlo con su poder y que Él lo
haga en nosotros. No importa si es una cosa pequeña o grande. Y también
debemos dejar de pensar que para Dios hay cosas pequeñas, pues todo lo
que hagamos para Él y en Su nombre siempre es grande.

Hay tres áreas generales en las que se mueve el Espíritu de Dios: una es
glorificar a Cristo; otra en el amor; y también en la Santidad. Dentro de la
tarea de glorificar a Cristo encontramos el evangelismo, la adoración, la
dependencia de la gracia, etc. Dentro del área del amor encontramos todos
aquellos sacrificios que hacemos hacia las personas en el nombre de Cristo.
Y dentro del área de la santidad encontramos el arrepentimiento, la
confesión de pecados y la resistencia ante la tentación, etc. Para todo esto
necesitamos la llenura de Su Espíritu.

Desear cualquier cosa piadosa, y para Cristo, es un resultado de nuestra


nueva naturaleza. Pero el realizarlo solo es posible por medio de la llenura
del Espíritu Santo en el creyente.

Para confesar un pecado a la persona que se ha traicionado es necesario el


poder del Espíritu Santo. Para predicarle a un desconocido se necesita ser
lleno del Espíritu de Dios. Para desprenderse del dinero y dárselo a alguien
en necesidad, por amor a Cristo, se necesita el poder que viene de lo alto.
Así que, si tú has hecho algo para Cristo que nunca hubieras imaginado
poder hacer, has sido lleno de Su Espíritu Santo; aunque no necesariamente
hayas expulsado un demonio, obrado una sanidad o algo por el estilo. Lo
cierto es que, seguramente, si haz nacido de nuevo has experimentado la
llenura de su Espíritu aunque probablemente ni te hayas dado cuenta.

COMO SE MANIFIESTA LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO?


Biblia  26.08.2022

¿Qué Es y Cómo Ser Llenos del Espíritu Santo? – ¿Quieres experimentar el


poder del Espíritu Santo en tu vida? Acompáñanos en este estudio bíblico
donde aprenderemos de forma sencilla, práctica y poderosa, un tema esencial
para la vida del cristiano: La llenura del Espíritu Santo.
¿Qué es ser lleno del Espíritu Santo? La gente, comúnmente piensa que la
llenura del Espíritu Santo se expresa en ‘grandes’ manifestaciones o en
‘grandes’ milagros, como posiblemente sería hablar en lenguas, sanar
enfermos, expulsar demonios, pronosticar eventos futuros y cosas
semejantes. Pero lo cierto es que la llenura del Espíritu Santo no solo se
manifi esta de esa forma, sino que también lo hace, principalmente, de
maneras menos espectaculares: al compartir el evangelio a un desconocido,
cuando te conmueve hasta las lagrimas una alabanza o cuando te alejas de
alguna tentación, por poner algunos ejemplos.
En Efesios 5:18, Pablo enseña esta verdad cuando dice que para vivir una vida
cristiana necesitamos ser llenos del Espíritu Santo. En esa porción de su
epístola, Pablo describe cómo debe conducirse el creyente en su vida
cotidiana. Pero antes de pedir esa conducta en los hermanos, emite una
instrucción primordial: llenarse del Espíritu Santo.
Dando a entender así que, para poder vivir de esa manera, es necesario ser
llenos del Espíritu Santo. Entre las cosas que menciona Pablo no hay tareas
espectaculares, incluso son bastante cotidianas; andar en paz y humildad,
vivir alabando, amar a las esposas, sujetarse a los maridos, trabajar con
esfuerzo, honrar a los padres y cosas semejantes.
Y aunque estas tareas parecen cotidianas, el apóstol sabe que son imposibles
de realizar sin la llenura del Espíritu de Dios. Por eso da la instrucción inicial,
que sean llenos del Espíritu Santo. Y dicho sea de paso, en ningún otro lado
de la Biblia leemos tan claramente esa instrucción como en este pasaje.

1. Creer que solamente las manifestaciones espectaculares del Espíritu


son las que demuestran que alguien está lleno de Él, pudiera suponer
que para Dios hay niveles de difi cultad.
2. Comúnmente se piensa que una manifestación espectacular requiere
más poder que algo ‘sencillo’, pero lo cierto es que para Dios requiere
exactamente el mismo esfuerzo, ninguno.

También se puede creer que las cosas ‘sencillas’ las podemos hacer con
nuestras propias fuerzas y que para ello no necesitamos de su Espíritu; o si
acaso, con un poco es sufi ciente. Pero evidentemente eso es un gran error.
Debemos entender que, en cualquier cosa que el Señor nos ponga por delante
para que realicemos, necesitamos hacerlo con su poder y que Él lo haga en
nosotros.
No importa si es una cosa pequeña o grande. Y también debemos dejar de
pensar que para Dios hay cosas pequeñas, pues todo lo que hagamos para Él
y en Su nombre siempre es grande. Hay tres áreas generales en las que se
mueve el Espíritu de Dios: una es glorifi car a Cristo; otra en el amor; y
también en la Santidad.
Dentro de la tarea de glorifi car a Cristo encontramos el evangelismo, la
adoración, la dependencia de la gracia, etc. Dentro del área del amor
encontramos todos aquellos sacrifi cios que hacemos hacia las personas en el
nombre de Cristo. Y dentro del área de la santidad encontramos el
arrepentimiento, la confesión de pecados y la resistencia ante la tentación,
etc.
Para todo esto necesitamos la llenura de Su Espíritu. Desear cualquier cosa
piadosa, y para Cristo, es un resultado de nuestra nueva naturaleza. Pero el
realizarlo solo es posible por medio de la llenura del Espíritu Santo en el
creyente. Para confesar un pecado a la persona que se ha traicionado es
necesario el poder del Espíritu Santo.
Para predicarle a un desconocido se necesita ser lleno del Espíritu de Dios.
Para desprenderse del dinero y dárselo a alguien en necesidad, por amor a
Cristo, se necesita el poder que viene de lo alto. Así que, si tú has hecho algo
para Cristo que nunca hubieras imaginado poder hacer, has sido lleno de Su
Espíritu Santo; aunque no necesariamente hayas expulsado un demonio,
obrado una sanidad o algo por el estilo.
¿Cómo Se Siente La Llenura Del Espíritu Santo?
¿Cómo se siente el Espíritu Santo?
Es probable que hayas escuchado a la gente decir: ‘En este momento siento el
Espíritu muy fuerte’.Quizás tú también sientas algo en ese momento, pero
¿tienes algún problema si tú no lo sientes?Respuesta corta: en absoluto,
porque las personas experimentan la infl uencia del Espíritu Santo de manera
diferente. Eso es lo milagroso de los mensajes del Espíritu Santo: van
dirigidos solo para ti. Para algunas personas, el Espíritu Santo puede hacer
que se sientan impresionadas por la emoción y conmovidas hasta las
lágrimas; para otras, las lágrimas rara vez o nunca llegan, lo cual está bien.
Para ellas, el Espíritu Santo puede producir un sutil sentimiento de gratitud,
paz, reverencia o amor (véase ). En las Escrituras también se describe al
Espíritu Santo como un ‘ardor’ en el pecho (véase ). Pero la intensidad o el
grado de ese ‘ardor’ puede ser diferente para todos. A veces es como una
pequeña brasa resplandeciente en lugar de un fuego arrasador.
O tal vez hayas oído la descripción del Espíritu Santo como una ‘voz suave y
apacible’ (véase ). Y de inmediato pensaste: ‘Pero no he OÍDO una voz. ¿Me
pasa algo?’. Y repetimos, no en absoluto. Esa descripción de las Escrituras no
signifi ca necesariamente que todos oímos una voz literal.
 El élder Ronald A.
 Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: ‘El espíritu habla
con palabras que sentimos.
 Tales sentimientos son delicados, un suave impulso a actuar, a hacer
algo, a decir algo, a reaccionar de cierta manera’1.
 El punto es: cada uno de nosotros experimentará el Espíritu Santo de
forma diferente y en diferentes grados.
Lo importante es que vivamos dignos de recibirlo y que lo reconozcamos
cuando venga. Al hacerlo, empezaremos a notar que Su infl uencia está
presente en nuestra vida mucho más de lo que esperábamos. : ¿Cómo se
siente el Espíritu Santo?
¿Cuáles Son Las Diferentes Manifestaciones Del Espíritu Santo?
Estos dones, extraídos de la Biblia son: Don de palabra de sabiduría; Don de
palabra de ciencia; Don de fe; Don de sanidades; Don de hacer milagros; Don
de profecía; Don de discernimiento de espí- ritus; Don de diversos géneros de
lenguas; Don de interpretación de lenguas.
¿Qué Signifi ca Estar Lleno Del Espíritu Santo?
Una defi nición sencilla de la frase ‘ser lleno del Espíritu’ sería la siguiente: Es
permitir que nuestra persona y nuestras acciones estén controladas por el
Espíritu. Esto puede referirse al modo de vida en el cristiano, pero puede
designar también una actividad en particular.
 En cualquiera de los casos la idea fundamental es la obediencia ante el
control del Espíritu Santo.
 El concepto de ‘ser lleno del Espíritu Santo’ se remonta a varias
palabras y expresiones del Antiguo Testamento referentes a
situaciones en las que el Espíritu Santo manifestaba su poder al
controlar a ciertos individuos.
Cuando Ezequiel fue comisionado como profeta, el Espíritu entró en él ( bo’ )
(Ez.2:2; 3:24). El Espíritu ‘vino sobre’ Saúl ( tsalach ) y éste profetizó (1
S.10:6, 10). Más tarde el Espíritu ‘vino sobre’ Saúl nuevamente ( hayah ) y
volvió a profetizar (1 S.19:23).
El verbo hayah también se usa para hacer referencia al momento en el que la
unción del Espíritu cayó sobre Otoniel (Jue.3:10), sobre Jefté (Jue.11:29),
sobre Azarías (2 Cr.15:1), y sobre Jahaziel (2 Cr.20:14). En el caso del juez
Gedeón, el Espíritu ‘vino sobre’ él también, y el texto dice literalmente que
éste ‘se envistió en Gedeón’ (Jue.6:34, RV-BRG), en un arranque de poder
controlador.
La palabra que más comúnmente se utiliza en el Antiguo Testamento para
indicar la acción de ser lleno del Espíritu es male, que se traduce como llenar.
El profeta Miqueas se diferenciaba de los falsos profetas porque él estaba
‘lleno de poder, del Espíritu del Señor’ (Mi.3:8).

1. Los verdaderos profetas del Señor transmitían revelaciones divinas


bajo el control del Espíritu mientras que los profetas apóstatas estaban
gobernados por el cohecho y las ganancias egoístas (v.11).
2. Bezaleel era un artesano controlado por el Espíritu en el ejercicio de su
ofi cio para decorar el tabernáculo en el desierto (Éx.31:3-5; 35:31).

A otros el Espíritu los ‘dotó’ para confeccionar las vestiduras de los


sacerdotes (Éx.28:3). Josué, el sucesor de Moisés como líder teocrático,
‘estaba lleno del espíritu de sabiduría’, un ministerio regulador del Espíritu
que le permitía al líder del reino teocrático de Israel dirigir los asuntos
internos y externos de ese gobierno tan peculiar (Dt.34:9).
En el Nuevo Testamento las tres palabras principales son pimplemi (es un
verbo utilizado 24 veces, y siempre empleado por Lucas, a excepción de dos
veces, y cuyo signifi cado es llenar, cumplir ), pleroo (verbo utilizado 87 veces,
que signifi ca llenar, rellenar, cumplir, completar ) y pleres (adjetivo usado 16
veces, siempre por Lucas, que signifi ca llenado, lleno ).
El uso fi gurativo o metafórico de las tres palabras transmite la idea de
controlar, gobernar, dominar o caracterizar. Los individuos podían ser llenos
de o controlados por ( pimplemi ) la ira (Lc.4:28), los celos (Hch.5:17), o el
asombro (Hch.3:10-11).

1. Los discípulos se llenaron ( pleero ) de tristeza cuando Jesús mencionó


su partida (Jn.16:6), mientras que otros podían estar llenos de, o
caracterizados por, la sabiduría (Lc.2:40), el gozo (Jn.15:11), la justicia
(Ro.1:29), la consolación (2 Co.7:4) y la plenitud de Dios (Ef.3:19).
2. Se podía decir de otros que estaban llenos de ( pleres ), controlados por
o gobernados por la lepra (Lc.5:12), la sabiduría (Hch.6:3), la fe
(Hch.6:5), la gracia y el poder (Hch.6:8), el engaño (Hch.13:10) y la ira
(Hch.19:28).

See also:    Que Dice La Biblia De Las Relaciones Sexuales?

Los tres vocablos griegos anteriores se usan para describir a alguien lleno del
Espíritu Santo, y la idea predominante de control, dominio, o caracterización
también impera en este uso. El contexto debe determinar si la persona está
llena de, o es controlada por el Espíritu que mora en ella en una situación
dada en la experiencia del creyente; o si se trata de un estado de control
continuo y sostenido por parte del Espíritu.
Juan el Bautista, Elisabet y Zacarías estaban llenos ( pimplemi ) del Espíritu
(Lc.1:15, 41, 67), como lo estaban también las personas presentes el día de
Pentecostés (Hch.2:4), Pedro y los discípulos (Hch.4:8, 31) y Saulo de Tarso
(Hch.9:17; 13:9). Los discípulos estaban constantemente llenos ( pleroo ) de
gozo y del Espíritu Santo en Antioquía de Pisidia después de sufrir numerosas
persecuciones por parte de los judíos (Hch.13:52).
La orden del apóstol Pablo era que todos los creyentes debían ser llenos del
Espíritu constantemente (Ef.5:18). En cinco ocasiones se menciona a
individuos llenos del Espíritu ( pleres ) —Jesús (Lc.4:1), los primeros diáconos
(Hch.6:3), Esteban (Hch.6:5; 7:55) y Bernabé (Hch.11:24).

¿Cómo Mantener El Espíritu Santo En Mi Vida?


Para que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros Para que siempre
podamos tener Su Espíritu con nosotros Debemos esforzarnos por percibir
cuándo nos ‘ del Espíritu del Señor’ estar atentos y aprender de las decisiones
y de las infl uencias que nos separan del Espíritu Santo.
Hoy, voy a hablar en forma de recordatorio y de admonición a los que somos
miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días. Ruego que la
compañía del Espíritu Santo esté presente y que nos ayude, tanto a ustedes
como a mí, al aprender juntos. El bautismo por inmersión para la remisión de
los pecados ‘es la ordenanza preliminar del Evangelio’ de Jesucristo, y a ésta
la deben preceder la fe en el Salvador y un arrepentimiento sincero y pleno.
‘ bautismo de agua se debe recibir el don del Espíritu Santo a fi n de que aquél
sea completo (véase ‘Bautismo’, en la Guía para el Estudio de las Escrituras,
pág.23). Tal como el Salvador le enseñó a Nicodemo: ‘el que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios’ (Juan 3:5).
En mi mensaje de esta tarde voy a concentrarme en el bautismo del Espíritu y
en las bendiciones que se reciben por medio de la compañía del Espíritu
Santo. Al bautizarnos, todos concertamos un convenio solemne con nuestro
Padre Celestial. Un convenio es un acuerdo entre Dios y Sus hijos sobre la
tierra, y es importante comprender que Dios determina las condiciones de
todos los convenios del Evangelio.
Ni ustedes ni yo decidimos la naturaleza ni los elementos de un convenio,
sino que, al emplear nuestro albedrío moral, aceptamos los términos y los
requisitos del convenio tal como nuestro Padre Celestial los ha establecido
(véase ‘Convenio’, en la Guía para el Estudio de las Escrituras, pág.38).
 La ordenanza salvadora del bautismo la debe efectuar alguien que
tenga la debida autoridad de Dios.
 Las condiciones fundamentales del convenio, en el que entramos en las
aguas del bautismo, son las siguientes: testifi camos que estábamos
dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, que
siempre lo recordaríamos, y que guardaríamos Sus mandamientos.
La bendición que se nos promete al honrar ese convenio es que siempre
podamos tener Su Espíritu con nosotros (véase D. y C.20:77). En otras
palabras, el bautismo por agua nos lleva a la oportunidad autorizada de tener
la compañía constante del tercer miembro de la Trinidad.
Después del bautismo, aquellos que tienen la autoridad del sacerdocio nos
colocaron las manos sobre la cabeza y nos confi rmaron miembros de La
Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días, y se nos confi rió el Espíritu Santo
(véase D. y C.49:14). La declaración ‘recibe el Espíritu Santo’ que se
pronunció en nuestra confi rmación fue una directiva para esforzarnos por
obtener el bautismo del Espíritu.
El profeta José Smith enseñó: ‘Tan provechoso sería bautizar un costal de
arena como a un hombre, si su bautismo no tiene por objeto la remisión de
los pecados y la recepción del Espíritu Santo. El bautismo de agua no es sino
medio bautismo, y no vale nada sin la otra mitad, es decir, el bautismo del
Espíritu Santo’ ( Enseñanzas del Profeta José Smith, pág.384).
Nosotros fuimos bautizados por inmersión en el agua para la remisión de los
pecados. También debemos ser bautizados por inmersión en el Espíritu del
Señor, ‘y entonces viene una remisión de vuestros pecados por fuego y por el
Espíritu Santo’ (2 Nefi 31:17). Al obtener experiencia con el Espíritu Santo,
aprendemos que la intensidad con la cual sentimos Su infl uencia no siempre
es la misma.
No muy a menudo recibimos impresiones espirituales potentes y
espectaculares. Aun cuando nos esforcemos por ser fi eles y obedientes,
sencillamente hay ocasiones en nuestra vida en las que no reconocemos de
inmediato la dirección, la seguridad y la paz del Espíritu.
De hecho, en el Libro de Mormón se habla de los lamanitas fi eles que ‘fueron
bautizados con fuego y con el Espíritu Santo al tiempo de su conversión y no
lo supieron’ (3 Nefi 9:20). En las Escrituras se describe la infl uencia del
Espíritu Santo como ‘un silbo apacible y delicado’ (1 Reyes 19:12; véase
también 3 Nefi 11:3) y como una ‘una voz apacible de perfecta suavidad’
(Helamán 5:30).
Por consiguiente, el Espíritu del Señor se comunica por lo general con
nosotros de manera tenue, delicada y apacible. En nuestro estudio individual y
en la instrucción en el aula, hacemos repetidamente hincapié en la
importancia de reconocer la inspiración y los susurros que recibimos del
Espíritu del Señor; y ese método es correcto y útil.
Debemos diligentemente saber cómo reconocer y actuar ante las impresiones
que recibimos; sin embargo, tal vez con frecuencia pasemos por alto, durante
nuestro progreso espiritual, un aspecto importante del bautismo por el
Espíritu. Debemos también esforzarnos por percibir cuándo nos ‘ del Espíritu
del Señor, para que no tenga cabida en para por las sendas de la sabiduría, a
fi n de que bendecidos, prosperados y preservados’ (Mosíah 2:36).
Precisamente porque la bendición que se nos promete es que siempre
podemos tener Su Espíritu con nosotros, debemos estar atentos y aprender de
las decisiones y de las infl uencias que nos separan del Espíritu Santo. La
norma es clara: si algo que pensemos, veamos, escuchemos o hagamos nos
separa del Espíritu Santo, entonces debemos dejar de pensar, ver, escuchar o
hacer eso.
 Por ejemplo, si algo que supuestamente es para nuestra diversión nos
aleja del Espíritu Santo, entonces esa clase de diversión no es para
nosotros, puesto que el Espíritu no puede tolerar lo que es vulgar,
grosero o inmodesto y, por lo tanto, será obvio que esas cosas no son
para nosotros.
 Ya que alejamos al Espíritu del Señor al participar en actividades que
sabemos que debemos rechazar, entonces defi nitivamente sabremos
que ese tipo de cosas no son para nosotros.
Admito que somos hombres y mujeres en un estado caído que vivimos en un
mundo terrenal y que es posible que no tengamos la presencia del Espíritu
Santo con nosotros cada minuto del día. Sin embargo, el Espíritu Santo puede
permanecer con nosotros la mayor parte del tiempo, si no es que todo; y en
verdad es más el tiempo que podría estar con nosotros que el que no esté con
nosotros.
 Al sumergirnos cada vez más en el Espíritu del Señor, debemos
esforzarnos por reconocer las impresiones que recibimos y las
infl uencias o los acontecimientos que causan que nos alejemos del
Espíritu Santo.
 Es posible tener ‘al Espíritu Santo guía’ (D.
 Y C.45:57) y es esencial tenerlo para nuestro progreso espiritual y para
sobrevivir en un mundo cada vez más inicuo.

See also:    Que Es Kairos En La Biblia?

En ocasiones, como Santos de los Últimos Días, hablamos y nos


comportamos como si el darnos cuenta de la infl uencia del Espíritu Santo en
nuestra vida fuese un acontecimiento poco común y excepcional. Debemos
recordar, sin embargo, que la promesa del convenio es que siempre podamos
tener Su Espíritu con nosotros,
Esa bendición celestial se aplica a todo miembro de la Iglesia que ha sido
bautizado, confi rmado y a quien se le ha dicho: ‘Recibe el Espíritu Santo’. En
nuestros días, el Libro de Mormón es la fuente principal de consulta a la que
debemos acudir para aprender cómo tener la compañía constante del Espíritu
Santo.
La descripción que se encuentra en el Libro de Mormón en cuanto a la
Liahona, el director o la brújula que Lehi y su familia utilizaron durante su
viaje por el desierto, se incluyó de manera específi ca en los anales como un
símbolo y una fi gura para nuestros días, y es una lección esencial acerca de
lo que debemos hacer a fi n de disfrutar de las bendiciones del Espíritu Santo.
A medida que nos esforcemos por alinear nuestra actitud y nuestras acciones
en rectitud, entonces el Espíritu Santo llega a ser para nosotros hoy en día lo
que la Liahona fue para Lehi y para su familia en su época. Los mismos
factores que hacían que la Liahona funcionara para Lehi invitarán de igual
manera al Espíritu Santo a nuestra vida.
Y los mismos factores que hacían que la Liahona no funcionara antiguamente
harán de la misma forma que en la actualidad nosotros nos alejemos del
Espíritu Santo. Les testifi co que, al estudiar y meditar acerca de los
propósitos y los principios por los cuales funcionaba la Liahona, recibiremos
inspiración apropiada para nuestras circunstancias y necesidades personales
y familiares.
 Somos y seremos bendecidos con dirección continua del Espíritu Santo.
 El Señor preparó la Liahona y se la dio a Lehi y a su familia después de
partir de Jerusalén y mientras se encontraban viajando por el desierto
(véase Alma 37:38; D.
 Y C.17:1).
 Esa brújula, o director, marcaba el camino que Lehi y su caravana
debían seguir (véase 1 Nefi 16:10), sí ‘un curso directo a la tierra
prometida’ (Alma 37:44).
Las agujas de la Liahona ‘funcionaban de acuerdo con la fe, diligencia y
atención’ (1 Nefi 16:28) de los viajantes y cesaba de funcionar cuando los
miembros de la familia eran contenciosos, groseros, perezosos o se
olvidaban de lo que debían recordar (véase 1 Nefi 18:12, 21; Alma 37:41, 43).

1. Esa brújula también proporcionaba el medio por el cual Lehi y su familia


podían obtener un mayor ‘conocimiento respecto a las vías del Señor’ (1
Nefi 16:29).
2. Por consiguiente, los propósitos primordiales de la Liahona eran
proporcionar tanto dirección como instrucción durante un viaje largo y
agotador.
Ese director fue un instrumento tangible que sirvió como indicador externo de
su estado espiritual interno ante Dios, y funcionaba de acuerdo con los
principios de fe y diligencia. Así como Lehi obtuvo bendiciones en tiempos
antiguos, a cada uno de nosotros en esta época se le ha dado una brújula
espiritual que nos dirige y nos instruye durante nuestro trayecto terrenal.
 Tanto a ustedes como a mí se nos confi rió el Espíritu Santo al salir del
mundo y al entrar en la Iglesia del Salvador por medio del bautismo y de
la confi rmación.
 Mediante la autoridad del santo sacerdocio se nos confi rmó miembros
de la Iglesia y se nos amonestó a buscar la compañía constante del
‘Espíritu de la verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y
estará en vosotros’ (Juan 14:17).
Al seguir adelante por el camino de la vida, cada uno de nosotros recibe la
dirección del Espíritu Santo de la misma forma en que Lehi la recibió por
medio de la Liahona. ‘Porque he aquí, os digo otra vez, que si entráis por la
senda y recibís el Espíritu Santo, él os mostrará todas las cosas que debéis
hacer’ (2 Nefi 32:5).
En nuestra vida, el Espíritu Santo funciona exactamente como la Liahona lo
hizo para Lehi y su familia, de acuerdo con nuestra fe, diligencia y atención.
‘deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente; entonces tu
confi anza se fortalecerá en la presencia de Dios ‘El Espíritu Santo será tu
compañero constante, y tu cetro, un cetro inmutable de justicia y de verdad’
(D.
y C.121:45–46). Y el Espíritu Santo nos proporcionará hoy los medios por los
cuales recibiremos, ‘por medio de cosas pequeñas y sencillas’ (Alma 37:6), un
mayor entendimiento en cuanto a las vías del Señor. ‘Mas el Consolador, el
Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas
las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho’ (Juan 14:26).
El Espíritu del Señor será nuestra guía y nos bendecirá con dirección,
instrucción y protección espiritual a la largo de nuestro trayecto terrenal.
Invitamos al Espíritu Santo a nuestra vida por medio de la sincera oración,
tanto personal como familiar, al deleitarnos en las palabras de Cristo, por
medio de la obediencia precisa y diligente, la fi delidad, y al honrar nuestros
convenios y mediante la virtud, la humildad y el servicio.
Debemos fi rmemente evitar las cosas que son inmodestas, ordinarias,
vulgares, pecaminosas o malas que hacen que nos alejemos del Espíritu
Santo. También invitamos a tener la compañía constante del Espíritu Santo al
participar dignamente de la Santa Cena cada domingo: ‘Y para que más
íntegramente te conserves sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y
ofrecerás tus sacramentos en mi día santo’ (D.
Y C.59:9). Mediante la ordenanza de la Santa Cena, renovamos nuestro
convenio bautismal y recibimos y retenemos la remisión de nuestros pecados
(véase Mosíah 4:12, 26). Además, se nos recuerda semanalmente la promesa
de que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros, Al esforzarnos por
mantenernos puros y sin mancha del mundo, nos convertimos en vasos
dignos en los que el Espíritu del Señor podrá morar siempre.
En febrero de 1847, el profeta José Smith se le apareció a Brigham Young en
un sueño o en una visión. El presidente Young le preguntó al Profeta si él
tenía algún mensaje para las Autoridades Generales. El profeta José le
contestó: ‘Diga a la gente que sea humilde y fi el y se asegure de conservar el
Espíritu del Señor, el cual le guiará con justicia.
Que tengan cuidado y no se alejen de la voz apacible; ésta les enseñará lo que
deben hacer y adónde ir; les proveerá los frutos del Reino’ (véase Enseñanzas
de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pág.45, cursiva agregada).
De todas las verdades que el profeta José pudo haberle enseñado a Brigham
Young en esa sagrada ocasión, él hizo hincapié en la importancia de obtener y
conservar el Espíritu del Señor.
Mis queridos hermanos y hermanas, les testifi co de la realidad de la
existencia de Dios el Padre Eterno y de Su hijo Jesucristo y del Espíritu Santo.
Que cada uno de nosotros viva para que siempre podamos tener Su Espíritu
con nosotros, y de ese modo ser merecedores de las bendiciones tanto de
dirección como de instrucción y protección que son esenciales en estos
últimos días.

¿Qué Dice La Biblia Sobre La Llenura Del Espíritu


Santo?
En el conocido texto de Efesios 5:18, Pablo nos exhorta a no embriagarnos
con vino, sino mas bien ser llenos del Espíritu Santo. Pero ¿qué signifi ca eso?
¿Cómo puede un creyente ser lleno del Espíritu? ¿Cuáles son las evidencias
de esa llenura? Al tratar con este asunto es sumamente importante que
recordemos que el Espíritu Santo no es una sustancia o una infl uencia; no se
trata de un gas o un líquido o un poder, sino de una Persona, la tercera
Persona de la Trinidad que viene a morar en la vida de todo creyente desde el
instante mismo de la conversión. que ‘si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,
no es de Él’, El Espíritu Santo mora en todos los cristianos, y no viene a
nosotros por parte, sino como una Persona completa. Cuando una persona
viene de visita a nuestra casa no viene en pedazos. O está o no está.
Y con el Espíritu es exactamente igual. No es que al convertirnos se nos da un
poco del Espíritu, y luego, si cumplimos ciertas condiciones, se nos da más y
más, hasta que fi nalmente somos llenos, no. Algunas personas tienen el
Espíritu Santo (todos los cristianos) y otros no lo tienen (los que no son
cristianos).
En Jn.14:16-18 dice el Señor: ‘Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador,
para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le
conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros’, Aunque Cristo ascendió a los
cielos Sus discípulos no han quedado huérfanos, porque el Espíritu Santo ha
venido a morar en sus corazones. Todo lo que Cristo fue para los creyentes
mientras estuvo en la tierra, el Espíritu lo es ahora para todos los cristianos.
Y no existe ninguna condición que cumplir para que el Espíritu venga a morar
en nosotros, excepto creer en Cristo. Todos los que creen disfrutan de esa
bendición (comp. Jn.7:37-39 ). Todos los que creen ya tienen el Espíritu. Sin
embargo, es a un grupo de creyentes a los que Pablo exhorta en Ef.5:18 a ser
llenos del Espíritu. El Espíritu mora en todo cristiano, pero no todos los
cristianos son llenos del Espíritu. ¿Qué signifi ca, entonces, ser llenos del
Espíritu Santo? Muchas veces la Escritura usa la expresión ‘ser llenos de’ para
señalar la condición de alguien que está siendo controlado por algo. Por
ejemplo, en Lc.5:26 se habla de un grupo de personas que se llenaron de
temor al ver al Señor sanar a un paralítico; y en Lc.6:11 se dice de los fariseos
que se llenaron de furor contra Cristo porque sanó en el día de reposo a un
hombre que tenía seca una mano. No es lo mismo sentir miedo o ira que estar
lleno de miedo o de ira. Son dos experiencias distintas. Una persona llena de
miedo está controlada por el miedo, así como el que está lleno de ira ha sido
controlado por la ira al punto de que puede llegar incluso a hacer locuras. :
‘No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos
del Espíritu’, Lo que sucede con una persona cuando se emborracha es que ha
tomado tanto alcohol que su infl uencia lo domina. Ese hombre está bajo el
efecto de la bebida. Lo que Pablo nos dice aquí es que no debemos dejar que
eso ocurra, no debemos permitir que el alcohol nos infl uencie de ese modo,
sino que debemos dejarnos controlar por el Espíritu.
Así como la bebida afecta la mente, el corazón la voluntad, así debemos ser
afectados por el Espíritu en nuestra mente, en nuestro corazón y en nuestra
voluntad. Esa es la similitud entre la borrachera y la llenura del Espíritu Santo.
Pero como decíamos hace un momento, también existe entre ambas una
diferencia abismal entre estas dos experiencias, como veremos en la próxima
entrada al tratar con el tema de los frutos que produce la llenura del Espíritu.

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¿Cómo ser lleno del Espíritu
Santo según la Biblia?
Max Damiánmarzo 11, 20230

Ser lleno del Espíritu Santo es el más grande anhelo de todo creyente después de haber nacido
de nuevo.

Esto porque nos hace criaturas más cercanas a Dios y nos permite vivir vidas gloriosas en Su
nombre.

Pero esta búsqueda de la llenura del Espíritu Santo puede traer confusión en los menos
entendidos.

Y más, teniendo tantas doctrinas que enseñan cosas heréticas acerca de lo que es el Espíritu
Santo.
En tal caso, el día de hoy hablaremos de qué es la verdadera llenura del Espíritu Santo y como
ser llenos de Él.

Usaremos el fundamento que está en la Palabra de Dios y dejaremos que ella nos guíe a toda
verdad.

¿Es el hablar en lenguas la


evidencia de tener al Espíritu
Santo?
RESPUESTA

Hay tres ocasiones en el libro de Los Hechos, donde el hablar en lenguas sucede
cuando se recibe al Espíritu Santo (Hechos 2:4; 10:44-46; 19:6). Sin embargo, estas tres
ocasiones son las únicas veces en la Biblia donde el hablar en lenguas es una
evidencia del recibir al Espíritu Santo. A través del libro de Hechos, miles de personas
creen en Jesús y no se dice nada acerca de que hayan hablado en lenguas (Hechos
2:41; 8:5-25; 16:31-34; 21:20). En ninguna parte del Nuevo Testamento se enseña, que
hablar en lenguas es la única evidencia de que la persona haya recibido al Espíritu
Santo. De hecho, el Nuevo Testamento enseña lo contrario. Se nos dice que cada
creyente en Cristo tiene al Espíritu Santo (Romanos 8:9: 1 Corintios 12:13; Efesios
1:13-14), pero no todos los creyentes hablan en lenguas (1 Corintios 12:29-31).

Así que, ¿por qué era el hablar en lenguas, la evidencia del Espíritu Santo en esos tres
pasajes del libro de Los Hechos? Hechos capítulo 2 registra que los apóstoles fueron
bautizados en el Espíritu Santo y capacitados por Él para proclamar el Evangelio. Los
apóstoles fueron habilitados para hablar en otros idiomas (lenguas), a fin de poder
compartir la verdad con la gente en sus propios idiomas. Hechos capítulo 10 relata al
apóstol Pedro siendo enviado a compartir el Evangelio con gente no judía. Pedro y los
otros primeros cristianos, siendo judíos, debieron haber pasado un tiempo difícil
aceptando a los gentiles (gente no judía) dentro de la iglesia. Dios capacitó a los
gentiles para hablar en lenguas, para demostrar, que ellos habían recibido el mismo
Espíritu Santo que habían recibido los apóstoles (Hechos 10:47; 11:17).
Hechos 10:44-47 describe esto, “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el
Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión
que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles
se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y
que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro; ¿Puede acaso alguno impedir el
agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también
como nosotros?”. Tiempo después, Pedro señala esta ocasión como prueba de que
Dios realmente estaba salvando a los gentiles (Hechos 15:7-11).

En ninguna parte, el hablar en lenguas se presenta como algo que todos los cristianos
deban esperar cuando reciben a Jesucristo como su Salvador, y por lo tanto, son
bautizados en el Espíritu Santo. De hecho, de todas las conversiones relatadas en el
Nuevo Testamento, solo dos registran el hablar en lenguas en ese contexto. Las
lenguas fueron un don milagroso que tuvo un propósito específico para un tiempo
específico. No fueron, ni nunca lo han sido, la evidencia de haber recibido el Espíritu
Santo.

Así que, si estás interesado en saber cómo ser lleno del Espíritu Santo, continúa leyendo hasta
el final.

Contenido de este Post

¿Qué es la llenura del Espíritu Santo?


La llenura del Espíritu Santo se entiende como la manifestación de la gracia del poder de Dios
en la vida de una persona.

No es simplemente un acto en donde se realizan cosas extraordinarias, sino una forma de vida
que permite al creyente vivir una vida piadosa.

En la Biblia, el mandato a buscar ser llenos del Espíritu Santo se encuentra en Efesios 5:18:

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.

Y no se reduce solo a un momento en la oración, sino a una constante guianza, capacitación y


fortalecimiento por parte del Espíritu Santo.
¿Cómo ser lleno del Espíritu Santo?
La llenura del Espíritu Santo es un proceso constante en la vida del creyente, y no hay una
fórmula mágica para lograrlo.

Sin embargo, esto ocurre gracias a acciones que te llevan a cultivar una conexión con el
Espíritu Santo.

Debido a que existen corrientes doctrinales que enseñan cosas antibíblicas sobre el Espíritu
Santo, es necesario conocer lo que la Biblia dice acerca de la tercera persona de la trinidad.

Porque no estamos hablando de una energía o fuerza que proviene de parte de Dios.

El Espíritu Santo es una entidad divina que se manifiesta con “vida propia” (Ef. 4:30; 1
Co.12:11) en cada creyente.

Por lo tanto, la llenura del Espíritu Santo no son movimientos extremos como si estuvieras
poseído, maullar, gritar o reírte sin parar.

La llenura del Espíritu Santo es, en pocas palabras, la vida de Dios viviendo en tu vida.

Ahora, sabiendo esto, veamos entonces cómo ser llenos del Espíritu Santo.

1.- Con arrepentimiento y confesión


Cuando una persona llega a Cristo por primera vez, el arrepentimiento y confesión son los
actos que le llevan a entregarse por completo al Salvador.

En ese momento el Espíritu Santo pasa a formar parte de la vida del nuevo creyente (Ef. 1:13).

Pero esto no quiere decir que su vida espiritual deba quedar ahí.

Después de su nuevo nacimiento, el creyente debe tener una vida constante de arrepentimiento
y confesión.

Es decir, andar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne (Gal. 5:16), procurando
constantemente no entristecer al Espíritu Santo, tal como dice Efesios 4:30.

2.- Con oración


Sabemos que la oración es la comunicación que tienen los hijos de Dios con el Padre.

Mediante esto podemos expresar nuestra alabanza, deseos y/o necesidades en nuestra vida
cotidiana.

Y entre todas las cosas que puedes pedir a Dios, también puedes (y debes) pedir ser lleno del
Espíritu Santo.

En otras palabras, debes pedir que el Espíritu Santo permee tu vida hasta que te llenes de
amor, santidad y devoción al Señor.

Pues para evitar palabras deshonestas, necedades, inmundicia o avaricia, necesitas estar lleno
del Espíritu Santo. (Ef. 5:3-4)

Incluso para compartir el evangelio con amor y compasión, se necesita estar rebosando del
Espíritu Santo.

3.- Leyendo las Escrituras


Medita en la siguiente frase: “Dime qué ocupa tu mente y te diré quién eres”.

Del resultado de tu meditación en la frase será tu nivel de llenura del Espíritu Santo.

Pues si no lo recuerdas, al inicio de este tema hablamos de que estar lleno del Espíritu Santo
no es andar gritando, saltando o riéndote como poseído.

Estar lleno del Espíritu Santo es tener la mente completamente ocupada por la Palabra de
Dios.

Porque es en la mente donde se genera la gran batalla de la carne contra el espíritu (Gal.
5:17).

Ante esto, Pablo dice en Colosenses 3:16:

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a


otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e
himnos y cánticos espirituales.

Y como resultado de la abundancia de la Palabra de Dios en tu mente, podrás vivir tal como se
describe en Colosenses 3:18-24 y Efesios 5.
Además de la manifestación en tu vida de cada uno de los frutos del Espíritu que hace
mención Gálatas 5:22-23.

¿Cómo saber si una persona está llena del Espíritu Santo?


La llenura del Espíritu Santo se observa en el estilo de vida diario del creyente, y no en
manifestaciones del momento (gritar, saltar, reírse, etc).

Esto no quiere decir que el creyente será perfecto, pero sí mostrará algunos de los siguientes
signos:

1. La persona ama a los demás, está siempre alegre y vive en paz con todos. Es paciente y
amable, trata bien a los demás, tiene confianza en Dios, es humilde, y sabe controlar
sus malos deseos. (Ga. 5:22-23)

2. La persona tiene un gran deseo de adorar a Dios todos los días. Por lo cual, está
comprometida con la oración y la lectura de la Biblia.

3. La persona está muy interesada en compartir el evangelio y hacer nuevos discípulos.


Además, se involucra en la obra de Dios buscando oportunidades para servir a los
demás.

4. La persona tiene gran disposición y humildad para admitir sus errores y para
arrepentirse de ellos.

5. La persona busca honrar a Dios en cada área de su vida. No se deja guiar por los demás
o sus sentimientos, pues el Espíritu Santo es quien lo guía para tomar decisiones.

En conclusión
Ser lleno del Espíritu Santo es un proceso continuo que implica abrir nuestro corazón a la
presencia y guía del Espíritu en nuestras vidas.
No se trata de un evento momentáneo con expresiones parecidas a la película del exorcista.

Ser lleno del Espíritu Santo implica permitir que el Espíritu trabaje en nuestras vidas y guíe
nuestros pensamientos, palabras y acciones.

Y aunque la llenura del Espíritu Santo es una promesa para todos los hijos de Dios, solamente
aquellos que se entregan por completo podrán experimentarla.

¿Te parece difícil? Inténtalo y verás el nivel de conexión que tendrás con el Padre.

Hasta aquí hemos llegado al final del tema de hoy. Si tienes alguna opinión, házmelo saber
abajo en los comentarios.

Y no olvides compartir este post en todas tus redes sociales. Tal vez haya alguien buscando
cómo ser lleno del Espíritu Santo.

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