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164 JtrSUS ]VIARÍA SILVA SÁNCHtrZ

han seguido iniciativas parecidas. Por su parte, el se-


manario luxemburgués L'Inuestigateur, en su edición
de mediados de agosto de 2000, también procedió a
publicar una lista de pederastas belgas. En España,
el debate más reciente giraba en torno a la pretensión
de la Asociación de Defensa del Paciente de publicar
en internet las listas con los nombres de los médicos
condenados por negligencia; y, sobre todo, en torno a 7. LA IMPOSIBILIDAD DE "VOLVER"
la pretensión del presidente de 1a Comunidad Autóno- AL VIEJO Y BUtrN DERBCHO PENAL LIBERAL
ma de Castilla-La Mancha de hacer otro tanto con los (GUTES, ALTES LIBERALES S?RAFRECf1T)
nombres de los sujetos condenados por haber reaTtzado
actos de violencia domesti..:rse.

9. La idea de inocuización se piasma, además, en 7.1. Planteamiento


la tendencia creciente a adoptar medidas previas a 1a 1. Frente a los fenómenos que se han ido consta-
condena, ya cautelares, ya estrictamente preventivas tando y que redundan en una progresiva expansión
(predelictuales, en la terminología más clásica). La ex- de1 Derecho penal, hay quien aboga por una'"'uelta al
pulsión de los extranjeros sin necesidad de que medie Derecho penal iiberal, un Derecho ceñido a la protección
condena alguna se enmarca, a mi-juicio, en esta corrien- de 1os bienes altamente personales y de1 patrimonio,
te general en la que ai Derecho pena1, además de la con estricta vinculación por los principios de garantía.
imputación de culpabilidad por el hecho cometído, pa- La inlención que guía tal propuesta es, sin duda, la de
rece corresponderle, en medida determinante, la gestión recuperar su configuración como un Derecho estricto
administrativa del delito como riesgo social. de garantía de los ciudadanos frente a la intervención
coactiva del Estado. Sin embargo, como se ha dicho
por otros, en esa pretensión se dan elementos no sólo
anacrónicos, sino precisamente ucrónicos. En efecto,
e1 Derecho penal liberal que ciertos autores pretenden
reconstruir ahora en realidad nunca existió como tal.
Por un iado, porque en tal reconstrucción se olvida la
presencia en aquél de una rígida protección del Estado
así como de ciertos principios de organización social. Por
otro lado, porque 1a rigidez de las garantías -formales
359 que era posible observar en é1 no representaba sino
Cft. una amplia re1-erencia ai cleb¿rte cn EI Puís, 14 10 2000,
p. 28, con e1 artículo -contrario a tal iniciativa de Pr,Rnz 'lRlvrño,
ei contrapeso del extraordinario rigor de las sanciol-]es
"Las mecliclas avergonzal'rtes y 1a digniclacl humana"; y en Dl Pnís imponibles. La verdadera imagen del Derecho penal
(edición intcrnacional), 17 10-200O, p. 23, con el artículo lávor¿rb1e de1 siglo XIX no es, pLles, 1a que por algunos pretcnclr'
clc Vnn¡.1'r Porrr,r-,r, "La publiciclacl de la concien¿r". dibr-rjarse en nuestros días.
t66 JtrSUS MARIA SILVA SÁNCHEZ LA I'XPANSION DAL DERtrCHO I'T'N,\I, II,i

2. Otros, sin llegar a proponer una radical reducción o, si se quiere, posibilista acerca de la mediclir t-'rr r¡rr,',
del Derecho penal a la protección de la vida, la sa,lud, desde un Derecho penal con vocación racion¿rliz¿rrlorr r.
la libertad y el patrimonio, sí parecen sugerir que la han de acogerse las demandas sociales de protccci()n
mayor parte del fenómeno expansivo clel Derecho penal precisamente "penal". En 1o que sigue, se exponen los
habría de ser, sin más, reconducido al Derecfro á¿ml_ rasgos esenciales.
nistrativo sancionador360. En rearidad, todo ro expuesto
a 1o largo de las páginas anteriores podria interpietarse 3. El punto de partida que adopto es la direct¿r
como una aJgumentación orientada en este sentido. y relación existente entre las garantías que incorpora un
así sería si nos mantuviéramos en un plano abstracto_ determinado sistema de imputación y la gravedad de
teórico, sin referencias sociales, espaciales y temporales las sanciones que rest-iltan de su aplicación. Bn efecto,
concretas. Pero resulta -y conviene no oividarl,c para estimo posible sostener la idea de que la conf"guraciórt
interpretar lo que sigue en sus exactos términos_ que, de los diuersos slslemas jurídicos de irnputación del
hecho al sujeto, así como la de las garantías generctles
en el momento actual, el Derecho penal vigente t, de cada sistema, tienen una clara depertdencía de las
mayoría de los países de nuestro entorno propicia "r, la consecuertcias jurídicas del mismo, su configuración g
conminación con penas de prisión de gravedad media su teleologí4362. Expresado de otro modo: ni en todo e1
en supuestos de hecho *administrativizados", con reglas sistema jurídico debe haber las mismas garantíáS363,
de imputación de rigidez decreciente y en el marco* de ni en todo el sistema del Derecho sancionatorio tiene
principios político-criminales flexibiiizados. y la tenden-
cia es a proseguir en esta línea, en términos corregidos
y aumentados. En este contexto, debe admitirsJ que
penal, Reuista cltilenct de Derecho, vol. 26, 7999, pp.7B3 y ss., 787,
proponer 1a "devolución" al Derecho administrativo de inclicando que "...el núcleo de la propucsta sc halla inevitablemente
conclicionaclo por una conjetura política, 1a cle que no será posible
todo el "nuevo" Derecho penai es, sin duda, una pos_ interponer una limitación más enórgica a la cxpansión 'moclerniza-
tura loable desde perspectivas academicistas. pero que clora' mediante el lbrtalecimicnto dc otras instanci¿rs de protccción,
elude afrontar ias razones por las que se ha producido rcspecto de las cualcs el Derecho penai no debiera perder su ca-
esa inflación penal así como busóar solucilnes que, r¿icter subsi<.liario".
3Ó2
atendiéndolas, muestren la máxima racionalidacl posi_ ¡" moclo general, a propósito del Derecho penal, Moccr,r, 11
ble. De ahí que 1o que sigue se sitúe, ciertament" .o., Diritto pen.ale trct essere e ualore, Nerpoli, 7992, p. 19: "En elccto,
alguna resignación361, en una propuesta más realista cs precisamcnte porque con la pena se pucrle incidir en dercchos
funcl¿rmentales clel indivicluo por 1o que se dedica un cuidaclo par
ticular a la clchnición de los presupucstos c1e su aplicación, scrr
en lase generai ,\' abstracta -la previsión lcgisiativa , sca en lhsc
360
c..o entencler (lue es esto ro clue, en la rinea <1e 1a croctri.a incliviclual y concreta -c1 juicio individual-". Cti. también S< rrrrr.z,
traciicional, zicai;a proponicnclo GouEz T.u'r,r-r, "consirleraciones
cn en Rt,rcr¡r'.rlz (Hrsg.), Die Wirklichkeit, p. 121, poniendo cle rclir",,r'
torno al c¿rmpo límitc entre el De¡echo aclministrativo sancion¿rdor cómo la sustitución cle las sanciones más graves por alternirtivirs
y e1 I)erccho penal", Actualíclarl penol, t.20OO 1, pp. (r9 ss., puede conlle\¡ar un ab¿rndono dc 1a "cultura jurídico pcn¿rl rlc l;r
-t 87.
Tomo 1a paiabra c1cl juicio <1ue mi posición 1e mcrece a imputzrción".
ceNcrr> Mcr.rii, "Dogmática 36il Esto sc manifiesta con gran clariclad en 1as rcglas (lc v;rlor:r
-v política criminal en una teorÍa tuncional
de1 delito", en J,rrio.s/cANCl{), El sisre¡¡ra ción cle 1a prucba en el L)erccho norteamericano. A erste r<'s¡rcclo rir',r'
.fiutciottaristrt der DerecÍto
1:etrcLl, Lima,2O00, pp. 17 -y ss., 17, nota l. I)ró.rimo, v.rn Wrezr;r_, cn l)erecho penal la lórmu1¿,r, más garantisla, ltetlotrrl rt rt,tt:;t¡nttl¡1,'
('n slr recensión a l¿r primera errición crc La ex¡ttt.rtsiti¡t rlor-tbf, que rcquiere untr plena convicción clc'l Tril¡t¡r'r;rl nrrs;rllrr rl,'
rler l)eret.rto
168 JESÚS N4ARÍA SILVA SÁNCHEZ I-A I'XPANSION DEL DERECHO ]'I.]NAI

por qué haber las mismas garantías364, ni siquiera en mente 1as penas de muerte y corporales, y ttuttt lto.y
todo el sistema sancionatorio penal tienen por qué una pena tal íntimamente vinculada al ser y no rtl
exigirse las mismas garantías; pues las consecuencias estar o al tener- de la persona como es ia privativrr
jurídicas son sustancialmente diversas (también en el de libertad366. Sentado esto, también puede procedersc
seno de1 propio sistema del Derecho penal en senti_ a rnatizar otra cuestión: seguramente, ei problema no
do estricto) tut. E.r esta línea, la minuciosidad propia es tanto la expansión del Derecho penal en general,
de la dogmática del delito así como la rigidez á" lo" sino específicamente la expansión del Derecho penal
principios de garantía tradicionalmente vigentes en de la pena privativa de libertad367. Es esta última la
Derecho penal se ha11arían en relación con el hecho que debe realmente ser contenida368.
de que sus consecuencias jurídicas fueron tradicional_
366 A propósito cle los alegatos en pro r1e la r''uelta a1 "buen
tocla clucla r¿rzonablc. Irn c'l ¡rroccs. civil, cn cambio, basta con la y viejo" Derecho penal 1iberal, 1o inclica con precisión LúLrt-;nssr:t'r,
preponcle:rartce o.l- t.ht: eui¡l¿7¡,¡', csto cs, con Lrna ma-\.or probabili_ "Zurück zum guten alten, liberalen, anstánrligen Kernstraliccht'?",
ciad de cluc las r.os¿rs hayan srclo de un cleterminaclo moi1o. trn e1 en Bórr.rNc;nr¡/LAUTMANN (Hrsg.), Vorn. GtLtetq das trcch slefs drzs Bóse
Derecho civil de los purtitiue dann.ges, por su parte, ias reglas son sch.afJ1. Krirttitrctluissenschafiliclrc Essays zu Ehren uott flerl;eft. Jáger,
vacilantes, como por otro lado se corresponde con la pecu-iiaridacl F-rarrkfr.rrt, 1993, pp. 268 r.'ss., pp.27I y 272. En concreto, scñala
de la institución. este autor que la pretensión de t¿r1 retorno constituye una utopía;
36a
E1 traba¡o esencial en España sobre este pllnto es <ie Cro Mor.rrut, pues el Derecho penzrl clue se pretcnde habría clc tcner 1as propiecla-
"Garantías ¡r sanciones (Argumentos contra la tesis cre la identidaá cles positivas clel Derecho penal de tiempos pretéritos (determinación,
cle garantías cntre 1as sanciones punitivas),,, R/\p 14O, mayo_agosto imputación individual), pero ninguna cle sus características negativas
1996, pp. 131 y ss., en especiai 141 y ss. ya antes próximo a=esta (cn particular, ia extremer dureza cle las sanciones). Concluyenclo que
línea, DonrNr, Il detitto contrauettzionalá, Uilar"ro, 1993, pp. 36)._362, e1 Dcrecho penal que por algunos se propone hoy no es siquiera
distinguiendo, sin embargo, básicamente entre cleritos ie lesión v concebible, pues la "autolimitación" dcl Derecho penal clásico era el
peligro concreto, y delitos cle peligro abstracto. Rcspecto de estos contr¿lpunto 1ógico cle la clureza :r' autorital-ismo de aclué1. En contra
últimos propone el recurso a sanciones no privativas de libertad, ni del punto cie vrsta acogrdo en el texto se muestra Ztiñl(il RoDRi(luEZ,
siquiera pecunianas. Sobre la iclca cle 1a niccsaria ,,clifercnciación,, -L3rrses pczrn ttn tttodelo de intprLtaciórt cle respon.sabilidad petrcll ct lct.s
intcrna c1e un sistema penal mo<1erno, cfr. tambien Do¡¡lNr. ,,La riform:r personas.jurídico.s, Pamp1ona,2OO0, p. 2O4, para cluien las garzrntías
rlella legislazione pcnale complementare: il suo significato ,constitucnte' espe'ciales no tiencn que ver con 1:r privación de libert¿lrl, sitro con la
per 1a rilorma del coclice", en DoN^rr (ecl.), La nfinn.t. clelkt legíslazíone voluntacl de limitar e1 lt.ts prtnier¿cli en tod¿rs sus m¿rnilestacioncs; en
penale complententct.re. Studi di Diritt.o cottpoiato, padova, iOOO, pp. tai sentirlo, entiencle (p. 2O2) que deben ¿rsimilarse las gar:u-r1ías clcl
3. y s:., 52 y ss., 56 y ss. Entre 1os clásicos se halla esta irtea, pá.
Derecho pcnal y de1 l)erecho adrninrstr¿rtivo s¿ttrcionaclor.
ejemplo, en voN BaH, Gesc/rlchfe..., ctf., pp. 350,351. 367 l'roximo, Eusl;nl, "Dibattiti sulle tcorie dcll:r pen:r c 'mcclia
365
No entienclo el senticlo cle la objecion c1e cl'rur¡;z T.r'r.lr, ',con-
zione"', en Prcotr (ec1.), la t¡terliaziotte nel sislerr¿o petrct.le tn.inon.le,
sideraciones...", cit., pp. 84-85, relativa a que está injustificaclo ser
Pirclova, 1998, pp. 61 y ss., 78 y 79: "l'ertto restctttdo I'ori.erLtatLer¿to
"restrictivo cn 1o más necesitado o
en lo_menos". De 1o que se trata, sin -"..."áo. de pena y expar-rsivo itteso a. lin'Litare I'area clel petuthnetúe sigmfl:oÍiuo, essettziale, ttt.
más, es de que i.r,.ri.lo h.y tt.auia, nort appare ta.rLto lct r¡tLestiorrc cli pnrrcipio se t¿rcnd.etennínoto
que- determinar si alguien ha comctido un delito -mu1, grave, cle
modo que la pena a imponer es, asimismo, muy grave, cl senticlo ill.ecit.o sia. o nLeno ittc¡tradrablle ttell' orl¡itrt permlística, bensi il fatto
común conduce a hilar más fino en la subsuncióñ, 1a imputacirir-r ch.e lutghi dall'essere clilotr¿tcL uetlgo circosc:rittrt íl pitt pctssibil.e l.ct
y la pr-ueba que si se trata de una inlracción leve conminacla con cortltit.aziotLe clella pertt clele:nt.iu¡¿...". Resaltaclo en e1 original.
una multa. Y respecto a esto, que ,,es', así, en absoluto result¿r 36E G,,r,,., 'l'olrr.r.o, "Consideraciones...", cit., p. 83, olrjcta qr:e
irrazonablc sostencr tambicn que ,,cleba ser,' asr. herl- penas t¿11r gravcs o miis que la privativa de libert¿rc1 (lzrs inhzr
T

170 JL]SUS MARIA SIL\A SÁNCHtrZ


LA trXPANSION DEL DERECHO PENAI, 1,,, 1

4. En efecto, la disminución de garantías y de "rigor"


dogmático podrían expiicarse (e incluso legitimarse) en más garantías así como ser más riguroso a la honr rlt'
e1 Derecho penal contemporáneo si el1o fuera ei corre-
cfectuar juicios de imputación370.
lato de la generalízacion de sanciones pecuniarias o
privativas de derechos, o -más aún- de la "reparación 5. La clave radica, pues, en admitir esta gradualicl¿rcl
penal" (en los casos en que ésta pudiera acogerse) en cle 1a vigencia de 1as reglas de imputación y de los
lugar de las penas privativas de libertad36e. Bt realidad, principios de garantía en el propio seno del Derecho
e1lo no tendría por qué preocupar pues no sería sino penal, en función del concreto modelo sancionato-
manifestación del mismo fenómeno que explica que la rio que éste acabe asumiendo. Una idea, ésta, eü€
dogmática en el Ordnungsuidrígkeitenrechl (Derecho de tiene muchos puntos de contacto con la propuesta,
las infracciones de orden; Derecho penal administra ciertamente todavía muy imprecisa371, efectuada por
tivo alemán) sea más flexible o que, en todo caso, en Flassemer y otros, de construir un Interuentionsrecht
el Derecho administrativo sancionador español no se (Derecho de la intervención), entre el Derecho penal
den los criterios de imputación y principios de garantía nuclear y el Recht der OrdnungsLuidrigkeiten, entre el
que reivindicamos para e1 nucleo del Derecho penal, Derecho civil y e1 publico, para iiícitos en materia de
o no en la misma medida. En esta línea, como es ob- drogas, económicos, ecológicos, etc. Dicho Derecho sería
vio, un sistema jurídico que prescindiera por completo menos pretencioso en cuanto a 1as garantías materiaLes
de la sanción -incluso de la pecuniaria-, como es io y procesales, pero, a 7a vez, dispondría de sanciones
característico del sistema de la responsabilidad civil, menos intensas que las penales tradiciona-les372. Muy
puramente reparatorio, podría reducir al mínimo 1as expresiva es, a1 respecto, la sigr,riente frase del propio
exigencias de garantía político-jurídicas. Ahora bien,
obsérvese que tan pronto como el Derecho civil asume 370 C..o que el no haber arlvertido este aspecto es io que deter
elementos punitivos (como ocurre en el tort lat-u, e7 De- mina que Mrnrnuccr/l)or-crrrrr, RIDPP, 1999, p. 812, estimen preocu
recho de daños anglosajón, con los punitiue damages) pantc la disminución de garantías con 1a que H^ssEr\1EH caracteriza
su "Derecho de intervencion" (véase irty'a).
se admite que también éste habría de empezar a tener 371 En efecto, hay que precisar exactamente cuál habría de ser
el contenido y cuá1 la configuración c1e tal Interuerúionsrecltt. Para
Lürl.rrssrr-, "Z:urück zttrrt...", cit., p. 274, se trataría r1e un Derechcr
bilitaciones, la expulsrón, incluso algunas multas). Las prelerencias no punitivo orientaclo a 1a reparación y, cle ser necesario, a 1zr re-
psicologico-individualcs siempre son cliscutibles. Pero, en términos socialización (incluicla 1a evitación c1e la desocialización). Pero sigue
cle1 sistema normativo, esa consirleracrón no se sosliene: baste con de.jar-rrlo abierta la cuestión c1e si no sería mejor ceder cspacios, con
aludir a 1a copiosístma iiteratura sobre la prisión como jnstitución las corresponclientes moclifrcaciones procesales, al Derecho privaclo
total para desmentir esa iclea. Por lo clemás, e1 art. 25.3 de 1a Cons- y a1 Derecho administrativo ¡r, viceversa, si ello no representaría un
titucrón sustrae a la Administración só1o la posibilidad cle imponer incremento global del "control social".
sancioncs que, directa o subsidiariamente, impli<1uen privación de 372 Fln..unlo*, "Kennzeichen und Krisen cles moclernen Str¿if
libertad. A 1o que habrá que atribuir algún significado. rechts", ZRP, 1992, pp 378 y ss., 383 (r'ersión española: "Crisis I
369 E", con todo, cierto que ha existiclo c¿rracterístic¿rs c1e1 moclerno Derecho penal" traci. Muñoz Conclc ,
una tenclencia al
progresir.o abandono de la pena privativa de libcrtarl. Que ta1 ten Actualidacl Penal 43, 1993, pp. 635 y ss.). Asimismo, F1nsst;vt.u/
dencia proseguirá es c1 pronóstico de R{rxnr, en L)ocyrtálicct. penol, Nfuñoz Ci)NLrlr, La responsnbilidod, cit., pp. zl1 y ss. Sobrc la ¡¡rrr
cit., p.452. clu¿rción cie las garantías constltucionales, en particr-rlar el mrtnrllrlo
cle cleterminación, en luncton de 1a graveci¿'rcl clc las const'<'trcltt i;t:'
T

172 JESUS lv{ARiA SIL\¡A SANCiIEZ LA EXPANSION DBI- I)ERECiIO I'I.]N.\I

Hassemer: "P'¿ra combatir las formas modernas de cau por penai sigue teniendo, en cf'c<'to, r'r'lr
e1 Derecho
sación de daños, debería pensarse en la construcción ta_1as reievantes, no vinculadas necesariamenlc :r l:r
de un sistema jurídico, que tenga elementos absolu clureza iáctica de la sancién. Frente al Derechri cir,,il
tamente penales (poenale\, pero qlle esté orientado en compensatorio, e1 Derecho penal aporta la dimensirjrr
términos estrictamente preventivos y, en todo caso, sancionatoria, así como \a foerza del mecanisnto
renuncie al reproche personal y a la imposición de pirblico de persecución de infracciones; algo que ie
penas privativas de libertad. Una clase de Derecho de atribuye una dimensión comunicativa superior, inclu
intervención así configurada podría integrar formas de so de modo independiente a la conexión ético-social
imputación colectiva" 373. tradicionalmente inherente a todos sus ilícitos37s.
Frente a1 Derecho administrativo, y por tanto den
6. En mi opir"rión, con todo, y aparentemente a tro de1 ámbito de lo sancionatorio, el Derecho penal
diferencia de la propuesta del "Derecho de la inter- aporta su mayor neutraiidacl respecto a la polílica,
vención", no habría ninguna dificultad para admitir asi como la imparcialiclad propia cle 1o jurisdiccional.
ese modelo de menor intensidad garantística dentro tr11o hace más clifícil para e1 infractor 1a utilización
de1 Derecho penal, siempre y cuando -eso sí- las de 1as téctricas de neutralización dcl juicio de desvalor
sanciones previstas para ios rlícitos correspondientes (reproches de parciaiidad, politizacionl de que aqr_rél
no fueran de prisión?''i+. La opción po1ítico-jurídica se sirve con frecuencia frente a la actividad sancio-
nadora de las Adrninistraciones púb1icas37ó.

jurírlicas, cfi. tambión, con cita cie reiteradas sentenci¿rs del Tribunal
Constitucionzrl alemzin, 'llulr..r"r.,ri..rrrr, VerfrLsstntgsrecltt tutcl. Strafrec'Ltt,
I Ieiclelberg, 199 1, p. 46. pena: "Leqt ¡¡t.cttt itt cJ¿.ese Sar¿/t-lion. uiel a.rt ()ewicltt, tuird cler Kreis
373 H,,..r,ru.n, "Person, Wclt uncl Ve¡antrvortlichkeit. Prole- cles Stro-fL;rtretL enqer: uedtittttt t¡tcLtt sie zutrt Itloflert Rerr:lúseitryriff
gomena ciner L,ehre von der Zurechnting im S1r¿rfrccht", en u)e.Jerr eines l.-citlu<'.rltttltens, kann n¡on sr'e ¿i¿¡¿'h reí.cltliclt eitsc.t-
Fest.scltrift fitr Giinter Bernrrutrt, Fl¿,rtlen Baclcn, 1.997, pp. 175 v zetr ciitz iirutl¡tir¡t¿ r¿¡rlersr'/¿¡:i¿&:f sicl¿ dout. tticlú ntehr tLtes¿:tttlir:lt
ss., 188. Convicnc suirr¿r]'¿,rr cllle, p¿tra Hassemer, el Dcrccho rle t.tot¡ t:ine.r scl¿lichte¡¿ Gt:lclltrtlle. Wer Klorheit íilt<:r cli.e Grenzett dr:r
inten'encion h¿rbrÍ¿r cle rccoger preccptos clLrÉr, en iit actri:rliclar1, Sl.raJltcLrk<:it ltctl:r:tt tuill. ntuB sit:lt derrte:tttsprecltettcl zttttúchst klor
se ha11an cn cl L)erecho pena1, No sc tratar, pues, clc amplizir 1zr u¡errla:tL lilter cltrs, Lt)GS er rrtit Stra-l'e t¡erl¡inclet uit:.l.leiclt.t. antclt
intervención punitivzr clei Estaclo, sino cle rec.lucirl¡r. Una preten ue r bir tc.ir:rt nt t.f)".
r

sión quc es comun er mi propucsl¿r. Lltros autorcs, cn camltto '37: p¡ este plinlo, e1 juicro poclría variar si en nLlcstro srstcm¿r
(creo que es el caso tlc Nf,qn-ii¡t.;z-13Lr.rÁH, DereclLo pt:tLrtl econótni.r-o. cxisircr¿r Lin L)c'rccl'rtl civil dc ptutitíue: r.latrutrles, pucs está claro clne
l'G, V:rlcnci:r, 1998. p.29) pareccn acogcr la iclea cier l)crercho cie los rk:r-iomin¿rtlos;.rr.tlries tiencn una fun<:irin sancronatori¿r-preventi\¡¿I.
intervención pcro para ilícitos clue tociavía ¿rhora est¿in lucr¿r del A Ia vcz, p¿irece r¡r:e los misrnos cumplen una función cle incentir.¿rr
Dcrccho pen:rl. Lo c¡-ie clctermil-]a (lue el contcniclo de su posicrón lar pcrsccr-rción privacl:r clc los hechos dañosos, al pcrmitir.1a,ob1ención
resulte ¿,Lbsolutamente divcrsc. dc importantlrs mont¿tntcs cle' ciinero mlLs ¿rll¿r c1e ltr compensacion rlt'l
374 Cf.., próximo ¿r l¿rs icleas cluer sul;vitcen a cste punto 11:rrlo, con los cir-re..-nTrc otr¿ls <:osas, hncer ll-cnte a los importlrnlr's
rle
vrsta, FHrscri, ",{n rlen (irenzcn clcs Str¿lfrechts", cn Beitrage, zur cc.rslcs ¡1e 1¿r ¡ie i-cns¿r ¡uríclica rlc ios propios intercses.

Recl¿¿sruz.s-sr:nsch.ctt'l. Ieslschn,lf fiir W. Stree uttrl ,1. \,Vessels ztu¡t


il7í'D".ó¡rtic',), como arluí, cn rclación
con 1:r posilriliclacl <lc r1rrr.
70. GebtLrtstarT, ilei<lclbcrg, 1993, pp. 69 v ss., 81, inrlir:anrlo <1ue cl l)e;echo ¡Lriminisir:rlivo sancion¿rclor pucliera alcoger Ia "tlcr,.t;lirr.i,,r'
el ámirito clc 1o pr,Lniirler clepencic dc que se asocric a la icle¿r rle cit:1 nlt.rvo L)cret-h,l pcnal, l)rrul.rt, en "l,a rifor-ma...", <'it-, ¡r..lO.
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JtrSUS MARIA SILVA SÁNCHEZ I,A F]XPANSION DEL DERECI{O I'I,]N^I, I,',
171
7. La conclusión de todo 1o anterior -y de 1o que la segunda, que se mantenga la línea de rel¿rtiviz: r, r,,rr
se ha examinado en capítulos precedentes- es Llna de principios de garantía que ya hoy está aconll)irt¡iur
constatación fundamenta,l. Por un lado, que como se do a tales delitos, en cuyo caso debería renunt'i¿u r;,.
ha ido viendo, resultará diflcil frenar cierta expansión en el1os a la conminación con penas de prisirin c¡rrt'
del Derecho penal, dada la configuración y aspiraciones ahora existe.
de 1as sociedades actuales. Por otro lado, que la teoría
del delito clásica y las instituciones procesales que son 9. En definitiva, por tanto, la propuesta que sc
reflejo a su vez de la correspondiente vocación político- contiene en estas páginas parte de la constatación dc
criminal de garantía propias de1 Derecho nuclear de wna realidad respecto de la cual se estima imposible
la pena de prisión no tendrían que expresar idéntica la vuelta atrás. Esta realidad es la expansión de1
medida de exigencia en un Derecho penal moderno con Derecho penal y la coexistencia, por tanto, de "varios
vocación intervencionista y "reglamentadora" basado, Derechos penales distintos"378, con estructuras típicas,
por ejemplo, en 1as penas pecuniarias y privativas de reglas de imputación, principios procesales y sancio-
derechos, así como para un eventual Derecho penal de nes sustancialmente diversas. A partir de la referida
la reparación. A todo ello puede hacerse frente desde constatación, se postula una opción rnatizada. Esti-
una configuración dualista de1 sistema del Derecho pe- mando improbabie (qwizá imposible) un movimiento
nal, con reglas de imputación y principios de garantía de despenaTizactón, sí se proporre que las sanciones
a dos niveles. penales que se impongctn aIIí donde se han Jlexibi-
Iizado las gararttías no sean penas de prisión. El1o
B. El significado exacto de tal propuesta puede tiene dos consecuencias. Por un lado, ciertamente,
advertirse si se tiene en cuenta que los delitos -muy admitir las penas no privativas de libertad, como ma1
especialmente socio-económicos-, efl 1os que se mani- menor dadas las circunstancias, respecto a infraccio-
fiesta 1a expansión del Derecho pena1, siguen siendo nes en las que se han flexibilizado 1os presupuestos
delitos sancionados con penas privativas de libertad, de atribución de responsabilidad. Pero sobre todo,
en ocasiones de duración importante, en los que sin exigir que allí donde se imponen penas de prisión, y
embargo 1os principios político-criminales sufren una especialmente penas de prisión de larga duración, se
acelerada pérdida de rigor. Si nos atenemos a1 modelo mantenga todo el rigor de los presupuestos clásicos
sugerido, sólo hay dos opciones: la primera, que tales de imputación de responsabilidad.
delitos se integren en el núc1eo del Derecho penal, con
las máximas garantías (en 1o relativo a 1a legalidad,
la proporcionalidad, 1a lesividad, la prueba, etc.) y las
más rigurosas reglas de imputación (de la imputación aunque con las "máximas garantías". Pero a continuació.n sultr:tyrr
objetiva, 1a autoría, la comisión por omisión, etc.)377; y que puede ser necesaria 1a "flexibiltzación" o "adaptación" r.lc lt¡s
principios a las nuevas formas de criminalidad (p. 205i.
378 Un" posible caracterización
de1 tnehrsptLriges Strctfn,r'ltl t'l
377 Aparentemente, se inclinaría por esta primera opción Zuñtr;,1 N.+ucr.tr, Kritv 1999 3, pp. 352 353, con la conclusión Ln) tirnt()
Roi¡r<l<;u¡;2, Í3ases para un- m.ocl.elo..., cit., p. 203, para quien se trata radical c1e que "el Derecho pcnai consta de ámbitos pitr-r'irilt:; r¡rr,
de que "los poderosos" sean sometidos a penas privativas c1e libert¿rd, no guardan relación alguna unos con otros".
176 JESUS IVIARIA SILVA SANCHEZ LA IIXPANSION DEL DERECHO I,l,lN,\l I'i't

7.2. Contra la consolidación de un único los "hechos" -previo a la distinción entre los rnis¡nos, ir
"Derecho penal modenTo" la imposición de consecuencias jurídicas, y a la decisiorr
1. Lo anterior pretende sentar la premisa mayor sobre el regimen aplicable- puede y debe discutir-sc,
de una 1ínea de pensamiento opuesta a la tendencia obviamente, como ocurre siempre que están en juegct
que conduce a la plena "modernización" dei Derecho valoraciones sociaies. Sin embargo, una vez traspasadcr
penal37e. Una modernizactón caracterizada -no se o1- el fi1tro anterior, resulta más que clara la necesidad de
vide- por 1a expansión y por la flexibilizacjón de los disLinguir los diversos regímenes en función de cuales
principios político-criminales y reglas de imputación sean las consecuencias jurídicas que se decida imponer,
también en el Derecho penal de las penas priuatiuas pese a su comun carácter jurídico-penal.
de libertad. No se trata de volver a i-rn Derecho penal
liberal que nunca existió en 1os términos en que ahora 2. En efecto, seguramente es necesario reiterar que
se representa, pero tampoco de aceptar sin reparos el ei Derecho penal, dentro de su unidad sustancial,
proceso de desnaturalización de1 sistema de garantías contiene dos grandes bloques de ilícitos. El primero, el
del Derecho penal. Oponerse a 1a "modernización", de los conminados con penas de prisión. Ei segundo,
por 1o demás, en absoluto equivale a propugnar un el de los que se vinculan a otro género de sanciones.
"Derecho penal de c1ases"380 en el que el ladrón con- Sentado esto, no parece que exista raz,ón alguna para
vencional siga sulriendo una pena, mientras que e1 que el Derecho penal de la pena de prisión deba alejarse
delincuente económico o ecológico quedaría al margen del modelo liberal en cuanto a reglas de imputación
de1 Derecho pena1. Concretamente, una oposición a y garantías poiítico-criminales. La gran trascendencia
1a "modernizaciótt" íntegra del Derecho penal no tie- de la sanción más bien abona la tesis contraria. Aho-
ne por qué ser merecedora del reproche de atavismo ra bien, también es cierto, como se ha indicado, que
que dirige Schünemann a quienes sitúan 1os delitos la demanda social de protección a través del Derecho
contra el patrimonio en e1 núcieo duro del Derecho penal probablemente no se vería resuelta de un modo
pena1, mientras que pretenden remitir los hechos lesi- funcional con un Derecho penal reducido a su núcleo
vos del medio ambiente "en Lrn momento de constante duro. La ordenada respuesta a ia demanda punitiva
sobreexplotación de 1os recursos naturales" a1 ámbito de debe, pues, seguramente resolverse a través de una
1as infracciones administrativas38 l. Segun entiendo, no ampliación de1 Derecho penal en orden a la protección
se trata de distinguir -ni me parece que nadie 1o haya de intereses que no pertenecían a su ámbito clásico
pretendido- segun sujetos, sino segun hechos y seglln de aplicación. A su vez, es más que probable que ta1
consecuencias jurídicas. Sobre el significado relativo de expansión flexibilice reglas de imputación y principios
de garantía; pues, dada 1a naluraleza de los intereses
379 objeto de protección, dicha tutela sería prácticamente
El tcrmino "moclernización" se utiliza aquí en e1 senticlo cle
Le restr;ottsrtbiliclacl..., cit., pp. 22 ,y ss.
FL,rssr.vr.;rr/Mr.;ñoz Coi'rLru,
imposible en e1 marco de reglas y principios clásicos.
380 CL. Roxrr.r, Slra.frectú AT, I,3" eci., p. 21, n" marg.30. Todo e11o no se cuestiona sustancialmente, siempre
381 Sc,,ü"n.r,nrur',r, "Consicleraciones críticas...", cit., p. 23. Clr. que tenga h-rgar en e1 marco general de 1o necesario
también en este scnticlo, M.urxuccr/Dor.crNr, R/DPP, 1999, pp. 814 en términos de prevención de integración y de man-
tenimiento del máximo nivel de garantías posiblc cn
7

178 .'ESUS IVIARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSION DEL DERtrC}{O I'I,]NAI, 1,,,1

cada caso. Sí se pretende subrayar, en cambio, que de 1o criminal y en el que se impusieran pcn¿rsi nr.r,.
esa ampliación del Derecho penal -de la que se parte próximas a las sanciones administrativas (privativ¿rs tlc
como dato constatado- no puecle bosar xt requerida derechos, multas, sanciones que recaen sobre persolr¿rs
fuerua comunicatit.)o. en la imposicíón de penas priuati- jurídicas) se flexibilizaran los criterios de imputación .y
uas de libertad. 1as garantías político-criminaies. La característica esclt
cial de dicho sector seguiría siendo la judicialización (v
7.3. ¿Derecho penal de dos uelocidades? Un- punto
la consiguiente máxima imparcialidad), a \a vez que el
mantenimiento de1 significado "penal" de los injustos y
de paftida: eI ttantenirniento de garantías
de las sanciones, sin que éstas, con todo, tuvieran la
anlifrcadas e/¿ caso cle conminación repercusión personal de la pena de prisión38a.
con penas priuatiucts cle libeftad

1. Lo cífico del Derecho penal vigente en


espe
2. El conflicto entre un Derecho penal ampiio y
nuestro ámbito cultural es, sin duda, 1a sanción de flexible (convertido en un indeseable sofi. Iatu) y un
privación de 1ibertad382. Btt efecto, éste es e1 único tipo Derecho penal mínimo y rígido -seguralnente imposi
de sanción que no puede imponer 1a Administración bie- debe hallar así una solución en el "punto medio"
(a1 menos en el sistema españo1) . Ello, naturalmente,
de 1a configuracion dualis¡.38s. En efecto, no parece
dejando a1 margen el significado simbólico-comunicativo
que la sociedad actual esté dispuesta a admitir un
que tiene la intervención de los tribunales penales (y Derecho penal orientado al paradigma del "Derecho
que en principio mantendría incluso aunque 1a conse- penal mínimo". Pero ello no significa que la situación
nos aboque a un modelo de Derecho penal márimo. La
cuencia jurídica impuesta fuera una mLry distinta de
aquélla, como por ejemplo 1a reparación) 383. Por eso, función raciona\ízadora de1 Estado sobre la demanda
cabría que en un Derecho penal más alejado del núc1eo social de punición puede dar lugar a un producto que
resulte, por un lado, funcional y, por otro lado, sufi
cientemente garantista. Asi, se trata de salvaguardar
382Ello, aunque clicha s¿rnción se ejecute el'ectivamente en un e1 modelo clásico de imputación y de principios para-r
número limitaclo c1e casos, por 1a e-xistencia cle figuras c1e suspen- e1 niicleo duro de ios delitos que tienen asignada una
sión o sustitr-tción. pena cle prisión38". Por contra, a propósito del Derechcr
383 S.gllrornente, tal fLterza expresiva-comunicaliva estár rela
penal económico, por ejemplo, cabría una flexibilizaciott
cionada con e1 vicjo Derecho penal nuclear (vinculzrdo a penas cle
muerte, corporale s o de cárcel) v a su rel'erenci¿r a un mínimo ético.
Ambos aspectos laltarían en mú1tip1es inlracciones de1 modern<r 38a CL. Dorlirrr, en "L¿r riforma", cit., pp. 39 y ss., con rt.li.
L)erecho penal socio-económico. Sin embargo, habicla cuenta clc rencias.
1¿r ósmosis existente entre ambos grupos cle rnlracciones en tan- 385 L^ rle átmbitos es, prolrzrblemente, como s<.ñ:rl;rl
to que someticl¿rs a 1a misma jurisdiccion, poclría confrarse en el ".po.¿rción
11¡ssrlvr,.p/MLrñoz CoNor.;, La resportsabiliclad..., cit., p. 44, l:r rrrrir.;r
mantenimiento cle una relevantc capaciclacl comunicativa, at-ln en
lormer cle imperlir que la "moclernización" acalte por ap{r<k'r:rrs<' ¡ror,,
cl caso cle que las pcnas qtre sc impusierirn fueran en los delitos a poco c1e todos 1os ámlritos del Derccho penal clzisico.
económicos en los c¡ue se llcxibilicen 1as reglas de imputacrón o los tttt M.,y próximo, Cur Mor-nrÉ:, "Garantías...", r--it.,
principios clc garantía- distint¿rs de 1a pena privativa c1e libertacl. i-1. l,l,l. I':rrl
Aunque ciertamente ta1 iuerza comunicativa no lucra de la misma bien, según creo, i{Assi.tx{r.:n/Muruoz Corunr.;, [,a res¡tottsrtlttlttlutl
intcnsidad quc 1a qlle es propia de la prisión. cit., p. 44.
l-A EXPANSION lltr'I, DERECI{O I'l')Ni\|. l);l
1g0 JESUS MARÍA SILVA SÁNC}]EZ

controlada de las regias de imputación (así, respon- bles en términos ético-sociales. En este puntt) l'1o t;tlrt
sabilidad penal de las personas jurídicas, ampliación negar ta<ativamente la posibilidad de que la dist¿rnt irr
de los criterios de la autoría o de la comisión por de ilícitos y sanciones vaya produciendo tambien Lurir
omisión, de 1os requisitos de vencibilidad de1 error, mayor facilidad de neutralizacion de la imputaci<in
etc.) como también de los principios po1ítico-criminales
penal en los casos ajenos a1 núcleo. Pero e11o es un¿l
(por ejemplo, el principio de legalidad, e1 mar-rdato de hipótesis de futuro con la que no cabe descalificar ur-l
presente en e1 que 7a fwerza comunicativa de1 Derecho
determinación387 o el principio de culpabilidad). Tales
principios son susceptibles, en efecto, de una acogida penal, aunque no 1leve aparejada la pena de prisión,
gradual y, al igual que sucede hoy entre el Derecho parece firme.
penal y el Derecho administrativo sancionador, no 4. Para resumir, puede afirmarse que, en la medida
tendrían por qtié ser integrados en idéntica medida en que ia sanción sea de prisión, una pura conside-
en los dos niveles cle Derecho penal, con o sin penas ración de proporcionalídad requeriría que la conducta
de prisión.
así sancionada tuviera una significativa repercusión en
/3. Ainoru bien, sentado 1o anterior, debe insistirse términos de afectación o lesividad individual1' a Ia vez,
procedería -precisamente por 1o dicho- mantener un
en que, hoy por hoy, también los nllevos delitos so-
cio-económicos tienen asignacias en nuestros cuerpos claro sistema de imputación individual (personal). Ahora
legales penas de prisión (y tto precisamente leves); bien, en la medida en que la sanción no sea de prisión,
asimismo, que resulta una incógnita el pronosticar sino privativa de derechos o pecuniaria, parece que no
la fwerza comunicativa (de definición y estigmatiza- habría que exigir tan estricta afectación personal; y la
ción) de un submodelo de Derecho penal en e1 que imputación tampoco tendría que ser tan abiertamente
personal. La ausencia de penas "corporales" permitiría
se excluyan las penas de prisión. En relación con io
primero, debe signifi.carse que, en tanto en cuanto los flexibilizar el modelo de imputación38S. Con todo, para
delitos socio-económicos tengan asignadas penas de dotar de sentido a este nivel sí sería importante qr,re la
prisión, no cabe sino estimarlos incursos en el núc1eo sanción se impusiera por una instancia judicial penal,
duro del Derecho penal y rechazar en línea de principio de modo que retuviera (en la medida de lo posible) 1os
analquier intento de flexibilizar en este ámbito reglas elementos de estigmatización social y de capacidad
sirnbó1ico comunicativa propios de1 Derecho penal.
de imputación o principios de garantía. En cuanto a
1o segundo, probablemente sea 1o cierto que 1a ftterza
definitoria de1 Derecho penal proviene de su clásica
incidencia personal, y no sólo patrimonial, así como de 388 lin senticlo similar, EusEnr, "Dibattiti...", cit., pp. 61 y ss.,
1a asociación de sus i1ícitos a los hechos más reprocha- 79: "...¡tuó esserér che ragiorti di ga.ronzirt c1.el cit.t1yl.it¡o recepite
itt ntoclo patlit:olanrrcnte iúertso nelle procedure tipiclrc clel .sisl¿'
nt.a pertrúe, rtonché esige:n-z,e di speziole anúonornía e intparzírtlilir
dell'org1a:to deputato a gitLclicare in deterrninrtte maf.erie o, irr r1t'
'ut Qr" estos principios aclmiten una gracluzrüdacl lo pone dc rtere, esigertze cli preueruione generale, rendano oppoth.ul(t. ttt¡t ltt'
relieve la diferente taxativiclacl cie unos .v otros tipos penaies, el in. aree estrcutee r¡l stlo nucleo originario- la cornpetenztt tlt'l tli¡illo
diverso alcance c1e l¡rs remisioncs normativas, cl m¿tvor o menor (e dello rrtaglistrct.ttLrct) perwl.e".
recurso a elementos valorativos, etcetera.
T

-I
82 JESUS MARIA SILVA SÁNCHtrZ

5. En conclusión, puede afirmarse que ciertamente


existe, como se indicara a1 principio, un espacio de
expansión razonable del Derecho penal. El espacio de
la expansión razonable del Derecho penal de la pena
de prisión viene dado por la existencia de conductas
que, por sí solas, lesional o ponen en peligro real un
bien individual; eventualmente, cabe admitir lo mismo a
propósito de bienes supraindividuales, siempre que sea B. ¿..TERCERA VELOCIDAD" DEL DtrRECHO PENAL?
la conducta del concreto sujeto la que efectivamente SOBRtr BL "DERECHO PENAL DEL ENEMIGO"
1os lesione o ponga en peligro rea138e. En este ámbito,
además, 7a razonabilidad de 1a expansión requeriría 1a
plena salvaguarda de todos 1os criterios clásicos de impu- 1. En 1o anterior han quedado caracterizadas las que,
tación y principios de garaltía. Al margen de 1o anterior, a mi juicio, serían las "dos velocidades" del Derecho pe-
puede admitirse resignadamente3eo 1a expansión -ya nal. Una primera velocidad, representada por el Derecho
producida- de1 Derecho penal a ilícitos de acumulación penal "de la cárcel", en el que habrían de mar-rtenerse
o peligro presunto, esto es, a conductas alejadas de la rígidamente los principios político-criminales clásicos,
creación de un peligro real para bienes individuales (e ias reglas de imputación y los principios procesales;
incluso supraindividua,les, si es que éstos se conciben y una segunda veiocidad, para ios casos en que, por
con un mínimo rigor). Pero 1a admisión de 7a razonabili- no tratarse ya de 1a cárce1, sino de penas de privación
dad de esta segunda expansión, que viene acompañada de derechos o pecuniarias, aquellos principios y reglas
de los rasgos de flexibilización reiteradamente aludidos, podrían experimentar una flexibilización proporcionada
exigiría ineludiblemente que los referidos ilícitos no a la menor intensidad de 1a sanción. La pregunta que
recibieran penas de prisión. En la medida en que esta hay que plantear, en fin, es la de si puede admitirse
exigencia no es respetada por ios ordenamientos jurídicos una "tercera velocidad" de1 Derecho pena1, en la que
de nuestro entorno, por el momento, la expansión del el Derecho penal de la c(trcel concurrct con una amplia
Derecho penal carece, en mi opinión, de la requerida relatiuización de gararúías político-cnminales, reglas de
razonabilidad político-jurídica. imputaciórt y critenos procesales.

2. Corno puede fácilmente derivarse de 1o expuesto


en páginas ar-iteriores, un Derecho penal de ia "tercera
velocidad" existe ya, en amplia medida, en el Derecho
penal socio-económico. Y, como puede tamtlién.despren
derse de 1o manifestado más arriba, mi punto de vista
es qlle, en este caso, su ámbito debe reconducirse yat
389E"to sin efectuar análisis alguno de acumulación a la primera, ya a la segunda velocidad mencionad¿is.
repetición. "", Ahora bien ¿significa esto que no debe quedar esprrt'io
390.,Y por 1as razones
srrpra señalaclas. alguno para un Derecho penai de tercera ttelot'itltttl,'
t
184 .]ESUS MARÍA SII,VA SÁNCHEZ I,A EXPANSION DEL DERUCFIO I'].]NAI, l:;'

Esto es ya más discutible, si tenemos en cuenta la déficit a través de su conducta" Las caraclet'ístit'rrr; tlcl
existencia, al menos, de fenómenos como la delin, Derecho penal de enemigos serían entonccs. sit'ttt¡'t,'
cuencia patrimonial profesional, 1a delincuencia sexual segun Jakobs, la amplia anticipación de la protcc('i()rr
violenta y reiterada, o fenómenos como la criminalidad penal, esto es, e1 cambio de perspectiva del hecho llir
organizada y el terrorismo, que amenazan con socavar sado a uno venidero; la ausencia de una reducción clt'
1os fundamentos últimos de la sociedad constituida en pena correspondiente a ta1 anticipación; el tránsito cltr
Estado. Sin negar que la "tercera velocidad', del Derecho 1a legislación jurídico-penal a 1a legislación de lucha,
penal describe un ámbito que debería ser deseablemente y e1 socavamiento de garantías procesales3e3.
reducido a 1a mínima expresión, aquí se acogerá con
reservas 1a opinión de que la existencia de un espacio 4. Ahora bien, si 1o característico del "enemigo" es
de Derecho penal de privación de libertad con reglas el abandono duradero de1 Derecho y la ausencia de la
de imputación y procesales menos estrictas que las mínima seguridad cognitiva en su conducta, entonces
del Derecho penal cle 1a primera velocidad es, segura- parecería que el modo de afrontario sería el recurso
mente, en algunos ámbitos excepcionales y por tiempo a medios de aseguramiento cognitivo que no tendrían
limitado, inevitable. la naturaleza de penas. El tránsito de1 "ciudadano"
a1 "enemigo" se iría produciendo mediante la reinci-
3. La cuestión anterior guarda una estrecha relación dencia, la habitualidad, 1a profesionalidad delictiva y,
con el denominado, desde la difusión de esta termino- fina-lmente, la integración en organizaciones delictivas
1ogía por Jakobs, "Derecho penal de1 enemigo" (Feincl- estr-ucturadas. Y en este tránsito, más allá del signi-
strafrecltt)3el, eüe se contrapone a_l de los ciudadanos ficado de cada hecho delictivo concreto, se manifesta-
(Bürgerstrafrecht)3e2. Si nos atenemos a la definición de rÍa una dimensión fáctica de peligrosidad3ea, a 1a que
este autor, el enemigo es un individuo que, mediante habría que hacer frente de un modo expeditivo. El
sLr comportamiento, su ocupación profesional o, princi Derecho del enemigo -cabría pensar- sería, entonces,
palmente, mediante su vinculación a una organizactón, ante todo e1 Derecho de 1as medidas de seguridad
ha abandonado e1 Derecho de modo supuestamente
duradero y no só1o de manera incidental. En todo caso,
es alguien que no garantiza la mínima seguridad cog- 393 Cl- . el
nitiva de su comportamiento personal y manifi.esta este manuscnto cle J¡tiotrs, "Die Strafrechtsrvisscnsch¿rft vor-
clen llerauslirrclerungcn cler Gcgenrvart". Asimismo, la clescrrpcitin r'
las obser-vaciones críticas de Scnurlz, "Die cleutsche Str¡rliechtsrvis
391 Cfl'. slr scnschall vor cler .Jahrt¿rusenchvencie. Bericht von ciner Tagung rtrltl
arlículo "Crimin¿rliz¿tción en e1 estaclio prel,io a 1a Anmerkungen zurl 'Feinclstrafrechf"', ZStW, 112 (2000), pp. 65i3 t
lcsion cle un bicn juríclico" 1985 (trad. peñaranda), en Eslruclios, ss., 659 1- ss.
pp. 293 y ss., 298, donde va caractcriza el Dcrecho penal cle ene, 39a Cf. . Dr.:NCr.r.-rr. "GeIáhrlichl<eitsvermutung st¿ttt ''['¿rtst']rtllrl,'
migos como uno cluc optimtza ia protección cle bienes jurídicos,
micntr-as que e1 clc ciuclacl¿rnos r-rptimiza las esl'cr:rs ck: libcrt¿rci. -'lcnclenzen clcr neueren Straliechtsentrvicklung-", S-¿y, iqBs. I)t). .l():)
coment¿rrios a clicho texto en Kriu¡rÁL,sr.-rr, cefahrcht.trcl nls slrctJtcLt,
v ss., sui¡rav¿rnclo cstc ¿rspecrto, e identificanclo conslgttit'llI1'!)l( lII('
Feirrclstrrr.frec:hÍ v Ge,fu.Ltrlicl'tkeit.sstrctfrecl¡t: "...r:s gelú rtrt'ltl itt t't lt't
F-rankfurt, 1989, pp. 177 y ss.
Liúe u.m. c.Iie Altttcl.ung eirter uonuerf trtren Sozia.lscltu(let¡:;t)('tut:;tt lttttt'¡
392 De..cho penal
cle ciuclacl¿rnos, al que. en el planteamiento sorr¿1r:rr¿ tt;n uorbeurle:rt¿le Al¿-ss¿'ltcltrLrtrl cler Gt:fitltrt'trt¡trtlit', tlt, ,l, t

ac¡uí propuesto, pertenccen la primcra y la seguntla r.elocicl¿rcl. so ct.l.-s ge.fti.hrli.ch. rl.eJbtierte h'lettsclt clarsleLlt" (¡r. -2tr l).
T

LA EXPANSION DEL DERECHO l'l'lNAl' l:i,


1g6 JESUS MARÍA SrL\? SÁNCHtrZ

aplicables a imputables peligrosos 3e5. E1lo, aunque cia"3s7, siendo expresión de una especie dc "l)t'tt'' lr"
tales medidas se mostraran en ocasiones bajo la de guerra'3eB en el que la sociedad, ante la gritvt'<lrrrl
apariencia formal de penas. Expresado de otro mo- de La situación excepcional de conflicto' renunci¿r tlt'
do, no habría un Derecho penal, en sentido estricto, modo cualificado a soportar 1os costes de la libcrtiril
de enemigos. de acción.

5. Sin embargo, probablemente el ámbito de los 6. Constatada la existencia real de un Derecho


"enemigos", caracterizado hasta ahora por la ausencia penal de tales características -sobre 10 que no pare-
de la "seguridad cognitiva mínima" de ias conductas, ." qrr" pueda plantearse duda alguna-, la discusión
muestra además en algunos casos una dimensión funáaméntal versa sobre la legitimidad del mismo'
adicional, complementaria, de negación frontal de ciertamente ésta habría de basarse en consideraciones
los principios po1íticos o socio-económicos básicos de de absoiuta necesidad, subsidiariedad y efi'cacia3ee, er
nuestro modelo de convivencia. A la vez, en casos de un marco de emergencia' Pero queda en pie la cues-
esta naturaleza (criminalidad de Estado3e(,, terrorismo, tión conceptual de si, entonces' el Derecho penal del
criminalidad organizada) surgen dificultades adicionales enemigo sigue siendo "Derecho" o es ya' por el con-
de persecución y prueba. De ahí que, en estos ámbitos, trario, un ino-Derecho", tlna pura reacción defensiva
en los que la conducta delictiva no sólo desestabiiiza de hecho frente a sujetos "excluidos". Tratándose de
una norma en concreto, sino todo el Derecho como reacciones ceñidas a 1o estrictamente necesario para
ta1, pueda plantearse 1a cuestión del incremento de hacer frente a fenómenos excepcionalmente graves' que
penas de prisión, a la vez que la de la relativización de puedan justificarse en términos de proporcionalidad
las garantías sustantivas y procesales. Ahora bien, en y qr" nó ofrezcan peligro de c.ontaminación del Dere-
todo caso, conviene subrayar que el Derecho penal de lfrá p"nai "cle la normalida¿r':r00, seguramente cabría
la tercera velocidad no puede manifestarse sino como admitir que, aunque en el caso del Derecho penal de
el instmmento de abordaje de hechos "de emergen-

397 Cft. e1 análisis crítico de FuHnl-rorl, DerecLto lJ razon' c1t'' pp'


395 En realiclaci, las mecliclas de seguriclad para clelincuentes 820 y ss., B2B Y ss.
imputables peligrosos (en concreto, para 1os habituales) surgen
para hacer liente, en la terminología de voru Llszl, a los ,,enemigos
398 A este respecto, no deja de ser gráfico que algún autor
funclamentales clei orden social". El Derecho penat dcl enemigo no haya puesto de mánifiesto que la crrminalidad organizada ha pa-
es, por tanto, algo nuevo, sino, por el contrarto, ya muy patente á desempeñar ..t .rr"it.n" sociedacles occidentales el papel
"r.áoa.,..r,r," lás c1écaclas de la llamada ,,guerra fría" representó e1
qr.
en el primer tercio de1 siglo XX. Cfr. la clara exposición de Mur,¡ctz ,,Eine wiederkehr des 'Leviathan?
Conon, "Política criminal y clogmática jurídico penal en ia República Éacto de varsovia. cfr. Hansuu,
de Weimar", Dr¡xa 15-16 Í994), pp. 1025 y ss., l03l y ss. StarkerStaatunclneueSicherheitsgesellschall¡''KritJ,7999'
39Ó pp. 231 y ss., 239.
Nn,.;c"u, Normales Strafrecht uncl cl.ie Ilestro.tung sta.atsuerstctrk, 399 Clr. Dt:t'tcrxnn, "Gefáhrlichkeitsvermutung"'", cit', p' 266'
ter Kriminalitrit, Festsclvifi. Júr G. Bemntarui, Baden-Baden, 1997, pp.
74 y ss., 81 y ss., defiende 1a existencia de un l)erccho penal rle 400 Sct,ü,.nt* SnruNcolrulrl, Kriminalpolitik für Menscherr' Franklir rl
enemigos para la criminalidad de Estado o de Gobierno, en el que 1991,p.24O:"WieinallerWeltistzugeuahrleisten,daBderliitt:;rtt;
no rij:rn 1os principios de legaliclad o irretroactivlclacl. án, i"irorlén ll,lethoclen auch uirklich nur den b(tsett 'F-cit¡rl' lrilll"'
T

188 .JI]SUS MI\ItiI\ SiL\']\ SÁNCH¡]Z

1a tercera velocidacl nos hailemos ante Lrn "ma1"401,


éste pueda ser el "ma1 menor". Pero es ei'idente que
esta justificación obliga a una revisión permanente y
especialmente intensa de 1a concurrencia de 1os pre-
suLpuestos de regulaciones de esa índole. pues bien,
en mi opinión eso no está sucedienclo, sino que 1os
Estados, por el contrario, van acogiendo con comodidad
la 1ógica, que Moccia criticara con agudez?4}2, de la trPÍLOGO 2011
"perenne emergencia". A 1a vista de dicha tendencia, Expan sión, O u ercrinúnali zcttio tt ¡, 1as crÍticas
no creo que sea de1 todo aventurado pronosticar que
el círcu1o de1 Derecho penal de 1os "enemigos" tenclerá,
ilegítimamente, a estabilizarse y a crecer. 1" Expansión
1. Una valoración elemental de las reacciones sllscitadas
por las dos ediciones (1999, 200 1)1'1a posterior reimpresión
de esta obra (2006) me ileva a pensar que no se cliscute la
constatación fundamental c1e que el Derecho penal crece por
todas partesl. Más aún, e1 Preámbulo de la Ley Orgánica
5l2O1O, de 22 de junio, por la que se modifica amplia-
mente el Código Penal español, en Llna insólita declaración
de vocación expansiva, viene a consagrar este "ser actual"
del Derecho penal como "deber ser permanente": como una
suerte de principio inspirador. Así, afirma que "la evolución
social de un sistema democrático avanzado como e1 que
configura la Constitución esparlola determina que e1 orde-
namiento jurídico esté sometido a un proceso constante de
revisión". Revisión que, como el propio texto de la reforma
mLtestra, no significa otra cosa que expansión. trn reali-
dad, si tenemos en cuenta la evolución de1 l)erecho penai
españo1, er'rropeo e internacional, resulta dificil cuestionar
1a tesis de partida de Lct expansión: a saber, que hay n-rás

401
Torlo cl Derecho penal es un ma1, pero aciní, por las espe- I Cli. por todos MAnrÍNr.z-Bu¡Án Pi;Hl,z,
"Reflexiones sobre 1a expan
ciaies características clei f'cnómeno, clebería ¡"esait¿rrse esta climén,
sión c1e1 l)erecho penal en Europ:l con especial rcl-erencia ¿r1 ¿imlrito
sion de "ma1".
o0' Cli. [,a perenne enrcrge.nza. ']'etrclenzrz cconómico: la teoría de1 "big crunch" v la selección de bicnes.jrir.írlit.o
auioritatie nel sls/en.¿r¿ penalcs", en MrH Purc;/Coucov RrLi,rst.rLO (dirs.), tn ¡tolíticrt t.tit¡¡inrtl t,n
¡tetvile,2" e<1., Napoli, 1997, passirn. Europa, Ilarcclona, 200.1, pp. 91 v ss., 96 y 97.

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