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DERECHO CIVIL III (2ª PARTE)

LA PERDIDA DE LA COSA QUE SE DEBE U OTRO ACONTECIMIENTO QUE IMPIDA


LA OBLIGACIÓN
1. DEFINICIÓN
Es un modo de extinguir las obligaciones que opera al ocurrir acontecimientos o surgir
circunstancias que hacen absolutamente imposible su cumplimiento (Art. 1540 C.). Se
fundamenta en el principio que “a lo imposible nadie puede estar obligado”.
2. REQUISITOS Y EFECTOS DE LA EXTINCIÓN
Hay diversas situaciones en las que procede la declaratoria de la imposibilidad de ejecutar la
prestación, dependiendo si la obligación estipulada es de dar, hacer o no hacer.
a) En las obligaciones de dar los requisitos necesarios son:
1. Que la cosa sea un cuerpo cierto, ya que el género no perece.
2. Que perezca, sea por “destrucción total”, por hacerse incomerciable, o por
desaparecer e ignorarse que existe.
3. Que la pérdida se deba a un caso fortuito.
4. Que el deudor no esté en mora.

b) El efecto de esta modalidad de extinción es que libera al deudor del cumplimiento de la


obligación, salvo:
1. Estipulación en contrario (Art. 1418 y 1543 C.)
2. Mora del deudor: en cuyo caso se debe indemnización moratoria y compensatoria, si
la cosa no hubiere perecido en poder del acreedor (Art. 1542 C.).
3. Robo o hurto de la cosa. El ladrón responde aún del caso fortuito, pero el acreedor
queda exento (Art. 1676 C.).
4. Pérdida por hecho o culpa del deudor o de las personas por las que él responde (Art.
1548, núm. 7° y 2071 C.).
5. Mora del acreedor, en cuyo caso el deudor sólo responde por culpa grave o dolo (Art.
1550 C.).

c) En las obligaciones de hacer los requisitos necesarios son:


1. Una obligación de hacer que sólo pueda cumplirse personalmente por el deudor (Art.
1424, núm. 2°).
2. Imposibilidad absoluta de ejecutar el hecho debido.

d) El efecto de éste modo de extinción es que extingue la obligación liberando al deudor


de toda responsabilidad, salvo si la imposibilidad proviene de culpa del deudor, en cuyo
caso, hay lugar a una indemnización.
En los dos casos arriba mencionados, la prueba corre a cargo del deudor, porque 1°) la pérdida
en poder del deudor se presume culpable (Art. 1541 C.) y, 2°) porque el caso fortuito y la
extinción de la obligación debe probarlos quien lo alega (Art. 1418, 1419, 1541, 1544 y 1569
C.)
3. EFECTOS DE LA IMPOSIBILIDAD DE EJECUCIÓN
En caso de imposibilidad, se extingue la obligación con todos sus accesorios, quedando libre el
deudor de toda responsabilidad, salvo las excepciones antes mencionadas. Pueden presentarse
ciertas situaciones posteriores a la extinción:
a) Si el cuerpo cierto reaparece, el acreedor puede hacer revivir la obligación restituyendo
el precio (Art. 1545 C).
b) Si el caso fortuito proviene de terceros, el acreedor puede exigir al deudor que le ceda
las acciones correspondientes (Art. 1547 C.).
c) Si la cosa estaba asegurada, el seguro pertenece al acreedor (Art. 1547 C.).

4. CONTRATOS CON OBLIGACIONES EXTINGUIDAS POR PERDIDA DE


LA COSA DEBIDA
Es necesario resaltar que no procede la extinción, aunque concurran los requisitos, si en el
contrato se ha estipulado algo en contrario, para el caso e casos fortuitos, accidentes naturales,
fuerza mayor, etc. Ya que entonces la voluntad de los contratantes tiene prioridad (Art. 1418 y
1543 C.). Se presenta un ejemplo de un contrato de compraventa a plazos de un apartamento en
el que no se estipula nada en contrario para el caso de pérdida de la cosa debida, excepto que se
impone la obligación al deudor de subscribir un seguro para el caso de desastres naturales,
fortuitos y otros riesgos. Esta CLAUSULA DE SEGUROS, lo que efectivamente hace es
extinguir la obligación del deudor – comprador en caso de incendio, terremoto u otros riesgos
que puedan destruir el inmueble, pero hacen surgir en virtud de la obligación accesoria de
subscribir un seguro, una obligación de parte de la Compañía Aseguradora, que satisfacerá al
acreedor en el evento de lo perdido, pero quedando librado o exento el deudor.
Esta es la situación que ocurre más comúnmente, ya que no suele consignarse explícitamente
que las partes se atendrán a lo dispuesto en el título XIX. Lo que ocurre en la práctica es la
inclusión de cláusulas de seguros como garantía en el evento que ocurran las circunstancias
contempladas en éste título, ya que estas empresas precisamente hacen negocio del riesgo que
acompaña a toda transacción y actuaciones humanas. Cae pues, dentro del sentido común, que
las partes no se obliguen a cumplir sus prestaciones “bajo toda circunstancia”, ya que en casos
específicos podría, incluso, incurrirse en vicio de nulidad del contrato.

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