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Nacimiento y desarrollo de la ciudad industrial 75 - Caricatura del barén Haussmann como artiste démolisseur. Capitulo TIL 1. Los motivos de ta reordenacion de Paris Como ya se ha dicho, la urbanistica mo- derna da sus primeros pasos entre 1830 y 1850. Pero no nace en los estudios de los arquitectos —donde de discute si se debe es- coger el estilo clasico o el gético, desprecian- do consecuentemente Ia industria y sus pro- ductos— sino, precisamente, de la experien? cia de los defectos de la ciudad industrial, y gracias a los técnicos ¢ higienistas que se esfuerzan en dar con el remedio. Las pri- meras leyes de sanidad constituyen el mo- desto principio sobre el cual se construird paulatinamente el complicado edificio de la legislaci6n urbanistica contempordnea, Por ahora, sin embargo, la atencién de los reformadores se fija s6lo en algunos sectorés, y su accién se dirige a eliminar algunos ma- les particulares, como la insuficiencia de al- cantarillados y de agua potable o la difusién de las epidemias, $i, tratando un problema, aparecen otros nuevos, ello sucede, por asi decir, involuntariamente. La construccién de la red de evacuacién y traida de aguas exige un minimo de regularidad, planimétrica y altimétrica, de las nuevas construcciones; el mantenimiento de las instalaciones urbanas implica una nueva estructuracién de los departamentos técnicos municipales, asi como la facultad de obligar a los propieta- rios a determinadas prestaciones. La ejecu- cién de algunas obras publicas, como carre- teras y ferrocarriles, requiere nuevos proce- dimientos de expropiacién del suclo y una Haussmann y el plan de Paris serie de nuevos instrumentos técnicos, entre ellos una cartografia exacta, Para controlar determinados aspectos de la ciudad industrial cntran en juego otros aspectos, con Io que el control debe exten- corse, gradualmente, a nuevos sectores. Si estos métodos de intervencién no se ordenan en un sistema homogéneo y no lle- gan a abarear todo el organismo urbano, esto se debe, fundamentalmente, a dificulta- des politicas. Las reformas realizadas entre 1830 y 1848 responden todavia, en su conjunto, a Ja ideo- Jogia liberal; se acepta la necesidad de la intervencién publica en algunas materias especificas, pero sin alterar substancialmente Ja naturaleza y la entidad de los deberes del Estado y de las administraciones locales, en Jo concerniente a la totalidad de la vida eco- némica y social. No existe la idea de una programacién pi- ‘blica que estimule y coordine las iniciativas especializadas de las autoridades y de los particulares; de ahf que no pueda nacer una auténtica politica urbanistica. Quienes toman conciencia del desbarajus- te de la ciudad industrial tratan de remediar cada problema en particular, siguiendo los hhabituales canales administrativos especia- lizados (como Chadwick y los reformadores de quienes se ha hablado en el capitulo an- terior), o bien critican radicalmente tanto la ciudad como Ia sociedad liberal que la ha producido, y contraponen otros modelos so- ciales y urbanisticos a realizar lejos de las 98 ciudades existentes (como los teéricos socia- listas de quienes se hablara en el capitu- lo VD. La revolucién de 1848 interrumpe ambas lineas de pensamiento y accidn; la izquierda socialista, tras haber intentado alcanzar el poder, en alianza con la izquierda liberal, es de nuevo rechazada a la oposicién, y se or ganiza basdndose en nuevos planteamientos te6ricos que niegan toda validez a las pro- puestas urbanisticas de la generacién an- terior. En los paises m4s importantes de Europa, las insurrecciones de 1848 y sus consecuen= cias llevan al poder a una derecha conser vadora de nuevo tipo: Napoleéa III en Fran cia, Bismarck en Alemania, los nuevos, fo- ries dirigidos por Disraeli en Inglaterra Esta nueva derecha, autoritaria y popular, considera necesario un control directo del Estado en muchos sectores de la vida eco mica y social, asf, leva a cabo una serie de reformas, en parte continuadoras de las del ventenio precedente, pero que se distinguen por su caracter toordinado, ademas de por su intencién contrarrevolucionaria La urbanistica tiene un papel importanté en este nuevo ciclo de reformas y se con- vierte en uno de los més eficaces instramen- tos del poder, especialmente en Francia Las experiencias téenicas, descritas en el capitulo I, ya no obstaculizadas, sino alenta~ das por el nuevo clima politico, se desarrollan con una gran rapidez en los decenios que si- guen a 1848, formando muy pronto un si tema coherente, firmemente arraigado en la legislacion y en la prictica administrativas Nace asi lo que podrfamos Hamar la urba~ nistica neoconservadora, a la que se debe la reorganizacién de las ciudades curopeas (y de las coloniales dependientes de las po tencias europeas) en la segunda mitad del glo xix y en los primeros decenios del siglo xxi La creacién de esta experiencia urbanis- tica, fomentada por los mencionados motives politicos, no hubiera sido tan rapida sin el ejemplo de los grands travaux de Paris, pro= Nacimiento y desarrollo de ta ciudad industrial movidos por Napoleén III inmediatamente tras su subida al poder. Una serie de circunstancias favorables —a novedad del experimento, la posibilidad de utilizar una ley urbanistica avanzada como la republicana de 1850, ef alto nivel ténico de los ingenieros formados en la Ecole Po- lythechnique, la resonancia cultural de todo Jo que ocurre en la capital francesa y, sobre tode, las dotes personales del barén Hauss- mann, prefecto del Sena desde 1853 hasta 1869 y responsable de todo el programa— convierten la transformacién de Paris en un hecho importante y ejemplar. Por primera vez se dicta y aplica, coherentemente y en un periodo de tiempo bastante corto, un con junto de disposiciones técnicas y administra- tivas que atafien a una ciudad de mds de ua milln de habitantes, Seguramente que ni el emperador ni el prefecto tuvieron plena conciencia del al- cance de su iniciativa, Mas que los plantea- mientos a largo plazo, influyeron en sus pla- nes necesidades de orden inmediato: la exi gencia de asegurar cl orden ptiblico y de ganarse el favor popular con obras impo- nentes; y también Ia especulacién en la edi- ficacién pesé mas de lo deseable. Sin embar- 20, por primera vez se planted el problema de un plan regulador para una ciudad mo- derma, en armonia com el nuevo orden eco- némico; y el plan no sélo quedé dibujado en el papel, sino que fue tasladado a la realidad y controlado en todas sus implica- ciones téenicas y formales, administrativas y financieras. La personalidad de Haussmann, como la de Chadwick, veinte afios antes, interviene en el curso de los acontecimientos como fac- tor de primera importancia. Fl barén Georges - Eugene Haussmann (1809-1891), funcionario de profesin, de- sempeiia el cargo de prefecto de la Gironde desde 1851. El ministro del Interior, Per- sigay, al conocerle durante una comida ofi- cial, lo describe de la siguiente manera: Quien mas me ha chocado de todos ellos ha Haussmann y et plan de Paris sido Haussmann, Pero, cosa rara, mas que sus dotes intelectuales, ciertamente notables, me han impresionado los defectos de su cardcter. Tenia ante mi a uno de los tipos més exiraor- dinarios de nuestro tiempo: alto, fuerte, vigo- ros0, enérgico, y al mismo tiempo fino, astuto, fértil en recursos ; este hombre audaz no temia mostrarse abiertamente como era, Hubiera po- dido estar hablando seis horas sin parar. con tal de que fuese sobre su tema preferido: él mismo, Su personalidad egocéntrica se alzaba ante mi con una especie de cinismo brutal. He aqui, me decia yo, el hombre ideal para luchar contra los astutos, escépticos y sin esertipules. Donde hubiera fracasado el caballero de es- piritu_ més clevado, més sutil, de cardcter mas noble y més recto, triunfard sin duda este atleta vigoroso de anchas espaldas, rebosante de audacia y habilidad, capaz de oponer ex- pedientes frente a expedientes, insidias frente a insidias.* Haussmann cuenta, en sus memorias, que desde Ia Iegada al poder de Luis Napoleén habia pensado en la posibilidad de ser cle- gido prefecto del Sena, y que habia hecho un balance de las posibilidades que ofrecia el cargo, Cuando el ministro le pregunté qué podria hacerse desde aquel puesto, él con- testé: Nada con el prefecto actual o con cualquier oiro politico veterano; todo con un hombre provisto, por su posicién y por los servicios prestados al Gobierno, de la suficiente auto- ridad como para emprender y concluir grandes obras, con la suficiente energia fisica y espit tual para luchar contra las costumbres, tan arraigadas en Francia, y para asumir perso- nalmente Ios muchos deberes, distintos y Ia- boriosos, ademés de los deberes de represen- tacién condicionados por el importante papel que habré sabido tomarse. La prefectura del Sena me recuerda aquel gran Srgano de Saint- Roch, del que nadie, segdn Is leyenda, ha po- dido ofr nunca el registro completo, pues se temia que las vibraciones de los tubos gruesos de la octava baja hubieran podido derrumbar 1 Perstony, Mémoires, pég. 251, cit. por P. La vepan, L’arrivée au pouvoir, en La Vie urbaines, nowy. série, ns. 3-4 (1953), pags. 181-182, 9 lus bévedas de la iglesia, Desde Napolesn, gin gobierno, sin excepcién, se ha preocu- pado de instalar en el Hétel de Ville de Paris un verdadero prefecto del Sena, es decir, al- guien capaz de tocar en loda Ja extensién este temible instrumento. Nadie ha comprendido la ventaja que se podria obtener desde tal cargo, que depende de una sola eleccién, Ia del poder central, si se pudiese ocupar con suficiente autoridad, habiendo sido honrado personal- mente con la confianza del jele del Estado? ‘A su vez, Luis Napoleén construye su poder sobre los temores causados por la re- volucién socialista de febrero de 1848, y se apoya en la fuerza del ejéreito y en el presti- gio popular, en contra de la burguesia inte- Jectual y de la minorfa obrera, Tiene, por tanto, un interés directo en la realizacion de grandes obras piblicas en Paris, desatendi« das por los gobiernos precedentes, para con= solidar su popularidad con testimonios tah- gibles, y también para hacer més dificiles futuras revoluciones, demoliendo las estre= chas calles medievales y sustituyéndolas por arterias espaciosas y rectilineas, adecuadas alos movimientos de tropas. Hoy dia este segundo motivo parece des- proporcionado respecto a tan costosos traba- jos; sin embargo, es totalmente comprensible si se piensa en la inquietud del monarca por los recientes sucesos de julio de 1830, de febrero y de junio de 1848, sin hablar de los recuerdos de la Gran Revolucién, En cada crisis politica las insurrecciones revoluciona- rias nacen de los barrios del viejo Paris, y as propias calles proporcionan a los rebel- des, a un mismo tiempo, posiciones de de- fensa y armas ofensivas. Basta leer esta pro- clama’de 1830, en la cual el gobierno provi- sional sugiere cémo hacer frente a las tropas regulares, con la frialdad de una orden de servicio en una fabrica Franceses, todos los medios de defensa son legitimos, Desempedrad las calles, esparcid los adoquines aqui y alli, dejando entre uno y otro 2G, EB. Haussmann, Mémoires, Paris, 1890, vol. I, pags. 9-10. 100 una distancia de més © menos un pie, para frenar Ia marcha de la infanteria y de la caba- leria; subid cl mayor numero posible de ado- quines al primer piso, al segundo y a los pisos superiores, por lo menos veinte o treinta ado- quines por casa, y esperad tranquilamente a que los batallones estén atascados en medio de la calle antes de tirérselos. Que todos los fran- ceses dejen puertas, pasillos y patios abiertos, para poder dar refugio y ayudar a nuestros tiradores, Que los habitantes conserven su san- are fria y no se asusten, Las tropas no se atre- veran jamds a entrar en las casas, sabedores de que alli encontrarian la muerte. Convendria un individuo en cada puerta, para cubrir la entrada y salida de nuestros tiradores, Fran- cceses, muestra salvacién est4 en vuestras manos: gla abandonaremos? ,Quién de nosotros no pre- fiere la muerte a Ia esclavitud? En la revolucién de febrero de 1848 se emplean con éxito los mismos métodos que Gificultarfan la represién de la sublevacién obrera de junio: ademés, el omperador ha comprobado, tras el golpe de estado de di- ciembre de 1851, la utilidad de Jos grandes boulevards rectilineos (fig. 80) para atacar a las masas con descargas de fusileria, Es natural que ahora se preocupe de acabar, de una vez para siempre, con la posibilidad de que vuelvan a repetirse las barricadas po- pulares Junto con estas preocupaciones de orden politico, hay ademés motivos econémicos y sociales que le empujan en el mismo sentidd. Paris, en la época de la Revolucién y del Primer Imperio, tiene alrededor de medio millén de habitantes, pero bajo la Restaura- ci6n y, mas adn, bajo la monazquia de julio, empicza a erecer (aunque no con él ritmo impresionante de Londres) y con la subida al poder de Napoleén II alcanza aproxima- damente el millén de habitantes. El centro de la ciudad antigua muestra ya claramente stl incapacidad para soportar el peso de un organismo tan desarrollado; las calles me- dievales y barrocas son insuficientes para el iréfico, las viejas casas no responden a las exigencias higignicas de la ciudad industrial, Ja concentracién de Jas funciones y de los Nacimiento y desarrollo de la ciudad industrial intereses en la capital ha encarecido tanto los precios de los terrenos, que se hace ine- vitable una transformacién radical de. la edificacién. La casualidad quiere que en este momen- to Megue al Hétel de Ville un prefecto dotado de una energia y ambicién excepcionales, capaz de unificar los motivos politicos y los econdmicos, de crear una organizacion de oficinas que confiera a los trabajos cierto automatismo, y de vencer las dificultades previstas, valigndose, como factor decisivo, de sus dotes personales de astucia y valor) La obra de Haussmann Apenas instalado en el Hotel de Ville, Haussmann reorganiza los servicios técnicos segtin criterios modemos; llama para dirigir dichos servicios a algunos ingenieros de pri- mer orden, ya probados en encargos ante- riores, As asegura un instrumento ejecutivo capaz y rentable; se enfrenta personalmente con organismos y funcionarios administrati- vos, sostenido por la confianza que el em- perador ha depositade en él, y hace pesar sobre ellos, sin reserva alguna, la fuerza de su posicién, sometiéndolos completamente a sus proyectos, Las obras realizadas por Haussmann en sus diecisiete afios de poder se pueden di+ vidir en cinco categorias. Ante todo, las obras viarias: la urbaniza! cida de los terrenos periféricos con el traza- do de nuevas reticulas viarias, y la apertura de nuevas arterias en los viejos barrios, cons truyendo los edificios a lo largo del nuevo trazado, EI viejo Paris tenfa 384 kilémetros de calles en el centro y 355 en los suburbios; Haussmann abre en el centro 95 kilémetros de nuevas calles (suprimiendo 49) y 70 kild- metros en la periferia (suprimiendo 5), El mticleo medieval queda cortado en todos los sentidos, separando muchos de los viejos barrios, especialmente los peligrosos barrios del este, foco de todas las revueltas. En Ia Haussmann y el plan de Paris 101 16 - Plano de Paris en 1853 (de E. Texier, Tableau de Paris). 77 = Los Fimites adminstrativos de In ciudad de Paris antes y después de 1859, con la civisién haussman- nigna en veinte arrondissements, 104, 79 = Esquema de los percements efectuados por Haussmann; en bi Nacimiento y desarrollo de ta ciudad industrial 10 Tas calles ya existentes, en negro las abiertas durante el Segundo Imperio; en cuadricula los nuevos barrios; en rayado las 2onas verdes. practica, Haussmann superpone al cuerpo de la antigua ciudad una nueva red de calles anchas y rectilineas (fig. 79), formando un sistema coherente de comunicaciones entre los centros principales de la vida ciudadana y las estaciones de ferrocarril, asegurando al mismo tiempo directrices eficaces de tréfico, de cruce y de defensa; procura no destruir los monumentos mds importantes, sino que los aisla y emplea como puntos de fuga para las nuevas perspectivas de las calles. La construccién a lo largo de las :uevas calles se realiza con una normativa mas de- tallada que en el pasado: en1852"S6 esta blece la obligacién de presentareunar’solici- tudde construcciéi® en 1859 se modifica el mitiguo reglamento de la construccién en Paris, de 1783-1784, y se fijan nuevas nom, mas que" Felacionan la altura de las casas con Ia anchura de las calles (cn las calles cuya anchura sea de veinte metros o mas la altura deberd ser igual a ta anchuras en las calles més estrechas puede ser mayor, hasta una vez y media) y, al mismo tiempo, se limita Ja inclinacién de las cubiertas a 45 grados. Si se consideran los criterios de proyectar las realizaciones de Haussmann aparecen como la continuaci6n, a mayor escala, de los sistema barrocos, basades en andlogos con- ceptos de regularidad, de simetria, de culte de Vaxe. Pero las obras de Haussmann sc parecen a las de Mansart y Gabriel de la misma forma que los edificios neoclasicos se parecen a los de Ia tradicion clisica; aparen- temente nada ha cambiado, pero en realidad el repertorio formal de la tradicién solo se si aplicando de manera convencional, para cubrir nuevas biisquedas impuestas por las nuevas circunstancias. En nuestro caso, los trabajos de edificacién deben considerarse en el marco de las transformaciones técnicas y administrativas enumeradas a continuacién En segundo Ingar, la construccién de edit Haussmann y ef plan de Paris ficios dirigida directamente por la Prefectura y por otras entidades piblicas, Es tarea de la Prefectura la construccién de los edificios piblicos en los nuevos bax rtios y en los viejos que sufrieron alguna Me las transformaciones de que se ha hablado; eScuelus, hospitales, ‘carceles, oficinas admi- aistrativas, bibliotecas, colegios, mercado’. El Estado se encarga, a su vez, de los edi- ficios militares y de los puentes. De los proyectos de estos édificios —re- producides ea 1881 por Narjoux en una gran publicaciéa— se ocupan los arquitectos mis ilusties de la época: Labrouste, Baltard, Vau- dremer, Hittorf. Bl repertorio estilistico de la cultura ecléctica se aplica a menudo con \discrecion, especialmente por parte de ra- cionalistas como Labrouste y Vaudremer y se consigue definir una gama completa de tipologia distributiva, que legara a ser ejem- plar para toda Europa. El problema de las viviendas destinadas a las clases menos pudientes y la exigencia de una intervencién estatal para garantizar las condiciones minimas de distribucién ¢ hi- giene, independientemente de la capacidad econémica de los destinatarios, comienzan, en esta ocasién, a formar parte de la pr tica politica y administrativa, aunque en me- dida insuficiente para las necesidades. Luis Napoledn, todavia como presidente de la Republica, se ocupa personalmente del problema, hace aprobar un presupuesto por valor de 50,000 francos y construye un pri- mer conjunto de casas populares en Ia calle Rochechouart, la Cité Napoleén, En 1852, nada més ser proclamado emperador, destina diez millones de francos para financiar otros dos conjuntos, en Batignolles y en Neuilly, Estas demostraciones aisladas de mecenazgo no producen cambios sensibles en el estado de las viviendas obreras parisienses, some- tidas a una especulacién privada que, por otro lado, el poder imperial favorece abso- lutamente. Merecen mencién aparte las obras para la creacion de parques pablicos. Hasta este momento, Paris posee tinicamente los par- 10s ques construidos durante el ancien régime: cl Jardin des Tuileries y los Champs Ely- sées, en Ja orilla derecha; el Champ de Mars y el Luxembourg, en la izquierda, Haussmann empicza a estructurar el Bois de Boulogne, antiguo bosque situado entre el Sena y las fortificaciones occidentales; por su sitwacién y su proximidad a los Champs Elysées, este parque se convierte pronto en punto de reuniéa de la vida més elegante de Paris. Al otro lado de Ia ciudad, en la confluen- cia ‘con el Marne, se organiza el Bois de Vincennes, destinado a los barrios del este, para manifestar la solicitud del emperador por las clases populares. Al norte y al sur, justo dentro de las fortificaciones, se. ctean dos jardines menores, las Buttes - Chaumont y el Pare Montsouris. Haussmann cuenta para estos trabajos con un colaborador excelente, Adolphe Alphand (1817-1891); en sus memorias se detiene muy complacidamente para hablar de sus obras de jardineria, y actualmente esta fa- cota de su obra es, quiz4, la que mas acre- dita su fama. Haussmann renueva también las instala- ciones del viejo Paris, Para las instalaciones hidrdulicas encuen- tra un precioso colaborador en el ingeniero Francois Eugene Belgrand (1810-1878), un oscuro funcionario de provincias Tlamado a Paris para proyectar los nuevos acueductos y las instalaciones para Ia extraccién de agua del Sena, aumentando el caudal de su- ministro de agua desde 112.000 mt al dia a 343.000, y la red de conduccién desde 747 a 1.545 kil6metros (figs. 87 y 88). Belgrand construye ademds Ja nueva red de alcanta- rillado, que desde 146 kil6metros pasa ‘a 560, conservando s6lo 15 kilémetros de la red anterior, mientras que los desagiies al Sena se trasladan mucho mas hacia abajo, con ua sistema apropiado de colectores. Los puntos de luz se triplican, pasando de 12.400 a 32.320 mecheros a gas. Se reorganiza él servicio de transportes piblicos, confidndo- lo a una sola compaiia a partir de 1854, la 106, Compagnie générale des omnibus, y, en 1885, se inaugura un servicio regular de coches de punto, En el afio 1866 se adquiere cl terreno de Méry - sur - Oise para la cons- truccién de un nuevo cementetio, Y por fin, Haussmann modifica la distri- bucién administrativa de la capital, En 1859 once municipalidades alrededor de Parts, comprendidas entre la linea de fielato y las fortificaciones de Thiers - Auteuil, Passy, Ba- tignolles, Montmartre, La Chapelle, La Vie lletie, Belleville, Charonne, Bercy, Vaugi- rard y Grenelle son anexionadas a Ja ciudad de Paris; los doce arrondissements tradicio- nales aumentan a veinte, y una parte de las funciones administrativas se descentraliza en las veinte mairies de cada arrondissement? E] limite de la ciudad coincide ahora con las fortificaciones; se piensa también en agre- gar a la ciudad una franja de 250 metros en el exterior, manteniéndola libre para la cons- truecién de una via rapida de circunvalaci6n, Pero no se consigue substraer estos terrenos a la especulacién de Ia edificacién. Las obras viarias de Haussmann han sido posibles gracias a la ley del 13 de abril de 1850, que permite expropiar, ademés de las reas necesarias para las calles, todos 10s inmuebles que se Jevantan dentro del. peri- metro de las obras; el 23 de mayo de 1852 un deereto del Senado modifica el procedi- miento establecido en 1841, y permite la expropiacién no sélo por medio de la ley, sino también por una simple deliberacién del poder ejecutivo. La primera ley nace en el clima revolucio- nario de la Segunda Repiblica, la segunda, en cambio, refieja el nuevo orden autoritario, que se constituye como consecuencia de la revolucién de febrero, Aparentemente, la de- cisién del Senado facilita la accién planifica- dora de las administraciones, pero en rea lidad establece una estricta dependencia de Ios actos administrativos a las directivas po- 3 Los datos cuantitativos se encuentran en G. EB. Hausswany, op. cit,, vol. UH, cap. XX, pa nas 507-534, Nacimiento y desarrolio de la ciudad industriat Iiticas, es decir, a los intereses de las capas sociales que controlen el poder. Estos intereses tienden a limitar a inter- ferencia de las autoridades en '~s cuestiones econdiicas; por lo que las leyes seran in- terpretadas en un sentido cada vez mas res- trictivo, estorbando gravemente la ejecucién de los planes (las vicisitudes urbanisticas re- producen fielmente las contradicciones y las ambigiiedades del sistema politico del Segun- do Imperio). El Consejo de Estado, tras largas discu- siones, decide, el 27 de diciembre de 1858, que los terrenos destinados a la construccién, una vez expropiados y estructurados segan os planes, deben ser restituidos a sus anti- guos propietarios, lo que sigaifica que el au- mento del valor determinado por las obras municipales revierte enteramente en los pro- pictarios, en vez de beneficiar a la Munici- palidad. Haussmann lamenta esta decisién consi- derindola injusta, pero la jurisprudencia de su época esti en contra suya, La ciudad de Paris, a causa de esta sentencia, debe so- portar sola todos los gastos de los trabajos de Haussmann, sin poder coatar con ninguna aportacién de los propietarios, que son los beneficiados, A pesar de todo, el valor pro- ductive de los trabajos se manifiesta igual- mente, y Haussmann puede hacerse con Jos fondos “necesarios por medio del crédito libre, utilizando sélo una pequefia parte de Jas contribuciones del Estado. De hecho, las obras piiblicas no sélo ha cen aumentar el precio de los terrenos que las circundan, sino que también influyen so- bre toda la ciudad, contribuyendo a su desa- rrollo y aumentando Ja renta global. Estos efectos garantizan por si solos un continuo aumento de los ingresos ordinarios de la Municipalidad y permiten recucrir a las ins- tituciones bancarias para pedir en préstamo grandes sumas, como cualquier empresa pri- vada. Desde 1853 a 1870 Haussmann gasta alrededor de dos mil millones y medio de francos en obras pablicas y recibe del Es- tado sélo cien millones, sin imponer nuevas Haussmann y et plan de Paris 107 80, 81 - Paris, el boulevard du Temple y el parque Monceau (de A. Joanne, Paris illustré) 82, 83 - Parfs, el asilo para (Vaudremer, 1864; de F. Nat ancianos de Sainte -Perine (Ponthieu, 1861) y a carcel de Ja rue de la Santé rjoux, Paris, monuments éleves par la ville, 1850-1880, 1881). Haussmann y el plan de Paris 109) 84, 85 - Paris, manicomio de S, Anna (Questel, 1861) y escuela Voltaire en la rue Titon (Narjoux, 1881; de F, Narjoux, op. cit). 110 contribuciones ni aumentar las ya existen- tes. En el mismo perfodo, cl ntimero de habi- tantes de Paris pasa de un millén doscien- tos mil a cerca de dos millones; mientras que se derriban alzededor de 27.500 casas, se edifican, aproximadamente, 100.000 nuevas (y el 4,46 % de los gastos vuelve a la Mux nicipalidad en forma de contribuciones); la renta per capita del ciudadano francés pasa de 2.500 a 5.000 francos, aproximadamente, y la renta de la Municipalidad de Paris, se- ain Persigny, pasa de 20 millones a 200 mi- llones de francos. Se puede afirmar, por lo tanto, que la propia ciudad paga su reorga- nizaciéa, Si en el balance global de operacién pue- de considerarse satisfactorio, no podemos decit lo mismo de la distribucién de estas riquezas, El mecanismo establecido para las expropiaciones permite 2 los propietarios aduefiarse de toda la plusvalia y produce, en realidad, una transferencia del dinero de los contribuyentes a los propietarios de los te- 4 BL balance completo de Ins obras de Hauss- mann se encuentra en las paginas 337-340 del vo- lumen II de les Mémoires. Damos aqui el restimen Satipas: Grandes trabajos varios Arquitectura y bellas’ artes Instalaciones en calles y parques. 178.370.6248 Traida de aguas y aleantarillado. —_153,601.970.2 Varios. 10.476.924,8 1.430,340,385,5 282.791.696.5 Tora. 2.115.581.6018 Otros gastos (concesiones amor tiguadas a las_municipalid des anexionadas en 1859, gas- (os relativos a la deuda mu- mumicipal y a los préstamos yedidos por Haussmann, etc.) 437.886.8223 Torat 2.553.468.4241 ENTRADAS: Incorporados en el balance cit dadano (enttadae netas de los gastos ordinacios) Subenciones estatales Venta de terrenos expropiados y do materiales de derribo . Présiamos obtenidos de formas diversas 1.171.596.5354 1.017.243.444,5 95.130.760,7 269.697.683,5 Tora. 2.553.668.4241 Nacimiento y desarrollo de la ciudad industrial Haussmann y ef plan de Paris 86, 87 ~ Paris, las obras de los pozos de Passy y las mAquinas de vapor A. Joanne, Paris illustré). 88, 89, 90 - Paris, el barrio de TEtoile. en la central de 1d Chaillot (de 12 rrenos, Ademds, el importe de las indemni- zaciones de la expropiacién Io fija una co- misién de propietarios, y resulta a menudo tan desproporcionado, que la expropiacién se desea y solicita como fuente de enrique- cimiento. 3. El debate sobre la obra de Haussmann Se ha discutido si Haussmann es el verda- dero creador de la transformacién de Paris y si su aceién seguia un plan unilatio. Si se considera la obra de Haussmann desde el punto preciso, podemos resolver positives mente ambas cuestiones Haussmann cuenta que, apenas nombrado prefecto del Sena, el emperador le mostr6, después de una cena, un plano de Parfs, «en el cual se vefan trazadas por él mismo, en azul, rojo, amarillo y verde, segtin su grado de urgencia, fas nuevas calles que se pro- ponfa trazar>® y no pierde ocasién para declarar que el propio emperador es el autor de Jas propuestas, siendo él un simple cola- borador. A menudo se han tomado estas afirmaciones al pie de la letra y se ha afir- mado que el verdadero autor del plan es Napoledn II, pero probableniente Hauss- mann exagera a propésito, para cubrir con el nombre del emperador sus propias inicia- tivas; él mismo revela el cardcter de su co- laboracion, cuando escribe, con ocasién del enfrentamiento decisivo con el Consejo de Estado sobre Ia interpretacién de las leyes de expropiacién: En vano ha seftalado decididamente al perador las consecuencias de esta disposicién El emperador no quiso guitar la razon a Mr. Baroche [presidente del Consejo de Es- tado]... Por lo demas, Su Majestad no atribula mas que un mediocre interés a los problemas del procedimiento administrativo, hasta que no se traducian en hechos visibles.* 5G. E, Haussaans, op. eft, vol. I, pag. 53, * G. EB. Haussuann, op. cft., vol. Th, pasi- 6 L312 Nacimienta y desarrollo de la ciudad industrial Pero en las obras de Paris los hechos vi- sibles cuentan muchos menos que los no visi- bles; la actividad administrative es el as- pecto mas importante de esta experiencia, y Haussmann Ja desempefia él solo, apoyan- dose ya en el emperador, ya en los érganos representativos Por lo que respecta la unidad de direc- cién también es necesario distinguir entre la apariencia y la realidad. Como es sabido, Haussmann presenta su programa en tres fases sucesivas: los famosos irois réseaux. Se ha observado que las obras del primer réseau futon programadas, en gran parte, antes de la Hegada de Haussmann y el se~ gundo y tercer réseau son series de dispo cones sueltas; con todo, se podria decir que esta forma de presentacién viene a ser cn realidad una estratagema de contabil para conseguir mds fécilmente la financia- cin necesaria y que Haussmann disponfa, desde un primer momento, de un programa completo, al que se atiene obstinadamente, superando todos los obstiiculos. Este pro- grama no se conereta en un dibujo, y ahi radica, precisamente, la modernidad y 1a importaneia de la experiencia haussmannia- na. No se propone hacer entrar la ciudad, por gusto © por fuerza, en los limites de un plano previamente trazado. Ya otros habian intentado, antes que él, dibujar cl proyecto del Paris ideal, renunciando previamente a intervenir sobre Ia cambiante realidad con- creta, Haussmann hace mucho més; en 1859, tras anexionar las once municipalidades. pe- ritéricas, abre la Oficina del Plan de Parfs, y nombra jefe de esta seccién, a M. Des- champs; en esta oficina se planea, afio tras afio, la transici6n entre las experiencias rea- lizadas y los proyectos futuros, teniendo en cuenta los cambios de las circunstancias, El organismo sobrevive a Haussmann y al Se- gundo Imperio, y asegura la continuidad de Ia direccién urbanistica parisiense durante toda la segunda mitad del siglo xix. EI principal interés que ofrece hoy cl plan de Haussmann esté en su cualidad de pii- mer modelo de una accién suficientemente Haussmann y el plan de Paris amplia y enérgica como para mantenerse al paso de las transformaciones sufridas por una gran ciudad modema y para controlat- las con decisién, en vez de padecerlas pasi- vamente. Pero en sus tiempos, esta manera de proceder fue considerada casi como un abuso y Haussmann fue objeto de criticas violentas por parte de politicos intelec- tuales. Los liberales le reprochan, sobre todo, la desenvoltura de sus métodos financieros; de hecho, el funcionamiento de la Caisse des Travaux de Paris, fundada en 1858 para pagar los gastos del segundo réseau, esid en el limite de lo legal, segtin las leyes de la Spoca, puesto que permite al prefecto con- tract compromisos sin ¢l control de Jas auto- ridades centrales. Sin embargo, surgen las mismas protestas cuando Haussmann sostiene la necesidad de apropiarse de la plusvalia de los terrenos edificables, situados a lo largo de las nuevas calles. Haussmann, juridica- mente, puede equivocarse, pero intuye una exigencia primordial de la urbanistica. mo- Gerna, y se sitéa en una posicién mas avan- zada que sus censores, Los intelectuales y los artistas le critican Ja destruccién de los ambientes del viejo Paris y la vulgaridad de las nuevas cons- trucciones, pero no van més alla de los ha- bituales lamentos estetizantes, basados en cl disgusto y la condena de toda la civiliza- cién industrial; pero Haussmann tiene el juego ganado contraponiendo a la pérdida de algunas vistas pintorescas las mejoras técni- cas ¢ higiénicas. Haussmann se nos muestra menos culto, pero més libre de prejuicios y moderno que la mayoria de sus criticos. Posee una capa- cidad instintiva de comprensién y adapta cién a la realidad de su tiempo, por esto es capaz de modificarla con tanto éxito: 1a so- ciedad del Segundo Imperio encuentra en sus disposiciones un marco perfecto, sin mérgenes, y el eco de tal acuerdo entre pro- gramas y realidad, logrado ahora hace un siglo, perdura todavia en nuestros dias, en RENEYOLO 8 113 el encanto y 1a vitalidad que emanan las calles céntricas de Paris. La capacidad de Haussmann para adap- tarse sin reservas a la realidad de su tiempo ¢s también Ja clave para comprender tanto el enorme éxito de sus métodos y las numero- sas imitaciones, como las discusiones, toda- via vigentes, acerca de su figura y obra. FI plan de Haussmann funciond perfecta- mente durante muchos decenios, por el am- plio margen contenido en sus espacios, pero Iuego ha resuliado inadecuado a las cre- cientes necesidades de la metrépoli; se vio entonces que aquel imponente dispositivo no tenia flexibilidad alguna y que oponia una resistencia extraordinaria a cualquier modificacién, Ha hecho de Paris la ciudad més moderna del siglo xix, pero la mas congestionada y dificil de planificar del si- glo xx. La comprensién de Haussmann hacia la ciudad industrial abarca, en el fondo, sdélo Sus aspectos estiiticos y no los dindmicos; piensa que Paris puede ser «reordenado» de una vez para todas, y que su reordenacién debe ser sellada por los habituales criterios de regularidad geométrica, simetrfa y de- coro. Se siente satisfecho, sobre todo, por haber climinado el aspecio precario de los yiejos barrios parisienses, fijando a cada ambiente contornos regulares y precisos, que aparecen como definitivos y ya no variables. Es éste el aspecto de su obra que nos pa- rece, en cambio, mas débil, puesto que de- muestra una aceptacién pasiva de las con- venciones de la cultura académica; nos interesa mucho mas ver como Haussmana, aplicando estas convenciones en nuevas cir- cunstancias, se aleja, de hecho, de los mo- delos tradicionales y anuncia, aunque invo- luntariamente, una nueva metodologfa Haussmann, aunque de tendencia autori- taria, no puede comportarse como los urba- nistas barrocos, que ponen en prictica un plan preestablecido con total regularidad aprovechando el poder absoluto de sus clien- tes; acttia bajo control del Parlamento y del Consejo Municipal, maneja dinero pablico, 114 Nacimiento y desarrotio de la ciudad industrial 91 = Paris, la avenue des Champs Elysées desde el Arc de Triomphe. Haussmann y el plan de Paris 92 - Paris, 1a plaza Saint - Lazare. del que tiene que dar cuenta a los cuerpos administrativos centrales, y se ve obligado a someter sus controversias con los particula- res a una magisiratura independiente; debe, en resumidas cuentas, contar con la sepa- racién de poderes propia de un Estado mo- derno, aunque con predominio del ejecutivo. Ademés, el poder politico ya no coincide con el poder econémico, y Haussmann, en sustancia, no maneja dinero. propio, sino que coordina el empleo del dinero privado segdin un plan unitario, Por todas estas ra~ zones el plan de Haussmann no adopta la forma de una intervencién una tantum, sino de una accién continua de estimulo y coor dinacién de las miltiples fuerzas que ac- tdan de modo siempre variable sobre la formaci6n urbana; cesa asf la similitud entre urbanistica y arquitectura, que no acttian ya al mismo nivel, difitiendo no s6lo en Ja es- cala, sino en dos niveles diferentes, recipro- camente dependientes, Se puede hacer un razonamiento similar para los resultados formales del plan de Haussmann; acepta de manera espontdnea los preceptos tradicionales de simetria y re+ gularidad, se enorgullece de haber previsto un punto de fuga monumental para cada nueva arteria y se preocupa de imponer una arquitectura uniforme en las calles y en las plazas mds representativas, esforzéndose en disimular las irregularidades planimétricas, como en la Fioile Sin embargo, la amplitud de trazado de las calles de Paris obliga a aplicar los pre- ceptos tradicionales de simetrfa y regulari- dad a una escala tan grande que anula a menudo el efecto unitario que se deseaba obtener, El boulevard de Strasbourg, que mira hacia la Gare de Est, tiene dos kilé- metros y medio de longitud, y el fondo ar- guitecténico es prdcticamente invisible desde el tramo més Iejano; en la Etoile las doce fachadas simétricas de Hittorf distan entre 116 Nacimiento y desarrotto de la ciudad industrial 93 - Fachada tipo de una calle de Paris J. P. J. Lecointe, 1835; de Normand jils, Paris moderne). si doscientos cincuenta metros, y no bastan para cerrar Ja perspectiva del inmenso ¢s- pacio; en la prolongacién de Ia rue de Rivoli las decoraciones de Percier y Fon- taine se repiten tanto que la vista no distin gue ya la proporcién entre la longitud de la calle y las otras dimensiones. En estos casos, la presencia de las arqui- tecturas se convierte, por asi decir, en algo negative, puesto que las paredes de los edi- ficios deben ofrecer un acabado que no cho- que con las costumbres habituales y, a ser posible, uniforme, para no perturbar la vista con anomalias injustificadas; pero la confor- macién estilistica de las fachadas ya no tiene otra finalidad que la de ser un ligero recubrimiento que confiera un aspecto plau- sible a un nuevo ambiente donde calles y plazas pierden su individualidad y confluyen unas en otras, porque los espacios quedan mucho més cualificados por las masas y los vehieulos que circulan, que por los edificios circundantes, es decir, de una manera cons- tantemente variable (fig. 92). Este es el cuadro que captaron los pintores impresio- nistas, como Monet y Pissarro, en sus bow levards patisienses, a vista de péjaro, Menos de gente, Se trata todavia de un ambiente poco diferencindo, donde cada forma puede captarse sélo con la pérdida de su indivi- Gualidad y mezckindose en una irama com- pacta de apariencias variables y precarias; es precisamente la condicién previa de don- de naceré el concepto maderno del ambiente urbano abierto y continuo, en oposicién al antiguo, cerrado. Este aspecto de la obra de Haussmann —probablemente inadvertido por el propio prefecto, que se cree el continuador de la tradicién perenne— se hace evidente sélo més tarde; las grandes arterias sdlo adquie- rea su propio caracter cuando se forma la decoracién eallejera que acta de mediadora entre las dimensiones abstractas de los edi- ficios y la escala humana, y cuando la sen- sibilidad comin ha aprendido a captar de manera dindmica los elementos del nuevo escenario urbano. Fl editor de las Memorias de Haussmann escribe en 1890: «Para todos, el Paris de nuestros dfas es su Paris, quizi mas que en los tiempos del Imperior," y, de hecho, el rostro de Ia ciudad transformada por > GE. Hausswany, op. eft, vol. L, pag. 10. Haussmann y et plan de Paris Haussmann debfa aparecer con mas claridad a un visitante de la Exposicién de 1889 que a uno de la Exposiciéa de 1867, obli- gado a pasear en una ciudad toda revuelta, con las calles Hlenas de obras, de las que se levantaban edificios y ambientes descono- cidos. 4. La influencia de Haussmann Las realizaciones de Haussmann en Paris constituyen el prototipo de lo que hemos llamado urbanistica neoconservadora; ésta se convierte en la practica comin de todas las ciudades europeas, sobre todo a partir de 1870, pero ya en la época del Segundo Imperio, es posible anotar, en Francia y en otros paises, una serie de iniciativas con la misma orientacién. En Francia, muchas ciudades importantes se modifican radicalmente durante el reina- do de Napoleén III. En Lyon, el prefecto Vaisse, en el cargo desde 1853 a 1864, efec- tiia una serie de reordenaciones que reprodu- cen en pequefio las de Paris; las dos apertu- ras paralelas de 1a rue Impériale y de la rue de l'Impératrice, los quais a lo largo del R6- dano y de la Saéne, el parque de la Tete dor; Marsella, que aumenta mucho su im- portancia tras los trabajos del canal de Suez, dobla casi su poblacién, y se transforma to- talmente con la apertura de la rue Impériale (desde 1862 a 1864), desde el puerto viejo al muelle de la Joliette; en 1865 en Mont- pellier y, en 1868, en Toulouse, se empiczan a construir calles rectilineas andlogas, cor tando los barrios antiguos y derribando mu- chos edificios apreciados; en las ciudades de més densa memoria histérica, como Rouen y Avition, se acta de la misma manera, con una ligereza que nos parece inconcebible, deformando irreparablemente sus ambientes tradicionales. En Bruselas, el burgomaestre Anspach transforma completamente la parte baja de la ciudad, eliminando el rio Senne, canali- zado en el subsuelo, y abriendo sobre su lecho una gran avenida rectilinca (desde 117 1867 a 1871) que une las dos estaciones de ferrocarril del Norte y del Sur; en 1864 ob- tiene Ja cesién a la ciudad del Bois de la Cambre, que se convierte en el parque subur- bano de la capital belga, y construye Ia ave- nue Louise para unirlo con la ciudad. En Ciudad de Méjico, el emperador Ma- ximiliano abre, en 1860, el pasco de la Re- forma, a imitacién de los Champs Elysées, para unit asi la ciudad azicca con el palacio de Chapultepec. En Italia, pocas son Jas ciudades impor- tantes donde no se haya abierto una calle en linea recta desde el centro hasta la esta- cién de ferrocarril: via Nazionale en Roma, via Indipendenza en Bolonia; el rettifilo de Napoles: via Roma en Turin. Pero la expe- riencia mas importante es la reordenacién de Florencia, capital tras 1864, donde se intenta scriamente adaptar los métodos de Haussmann a la realidad del nuevo Estado unitario y a las exigencias muy particulares de la ilustre ciudad. Giuseppe Poggi (1811-1901) que pro- yecta el «piano d’ampliamento», se preocupa sobre todo de ampliar la ciudad para poder acoger a los nuevos habitantes que legaran con el gobierno; no se preocupa tanto de crear una ciudad nueva, como una Florencia territorialmente més extensa, y no capta Ia necesidad de transformar conjuntamente, como Haussmann, centro y periferia; asi empieza por derribar las murallas, construye un anillo de nuevos barrios a lo largo de todo el perimetro, exceptuando las colinas a la izquicrda del Arno, y deja las obras de la transformacién del centro para una etapa posterior, Las obras se realizan entre 1864 y 1877, con grandes dificultades econémicas, sobre todo después del traslado de Ia capital a Roma; la remodelacién del centro, con la demolicién alrededor del mercado viejo (fi- gura 98), se efectiia entre 1885 y 1890, cuan- do se ha agotado ya el impulso de las grandes obras periféricas, y se debe mucho més a razones de dignidad que a objetivas nece- sidades técnicas y econémicas,

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