La jurisprudencia desempeña un papel fundamental como fuente formal del derecho.

A través de
la interpretación y aplicación de la ley en casos concretos, los tribunales establecen precedentes
que se convierten en jurisprudencia. Esta jurisprudencia adquiere autoridad y se convierte en una
fuente vinculante que influye en la toma de decisiones judiciales futuras.

La importancia de la jurisprudencia radica en su capacidad para unificar la interpretación y

aplicación de la ley, garantizando así la certeza jurídica y la igualdad de trato ante la ley. Al
establecer criterios claros y consistentes, la jurisprudencia brinda previsibilidad y seguridad jurídica
a los ciudadanos y a los operadores jurídicos.

La jurisprudencia también cumple un papel destacado en la protección de los derechos

fundamentales. Al evolucionar y adaptarse a los cambios sociales y culturales, la jurisprudencia
contribuye a la ampliación y consolidación de los derechos individuales y colectivos establecidos
en la Constitución.

Además, la jurisprudencia promueve la coherencia y uniformidad en la administración de justicia.

Al establecer criterios uniformes de interpretación y aplicación de la ley, se evita la arbitrariedad y
se busca garantizar un trato equitativo a todas las partes involucradas en un caso.

En resumen, la jurisprudencia, como fuente formal del derecho, desempeña un papel crucial en el
sistema jurídico al unificar la interpretación de la ley, garantizar la certeza jurídica, proteger los
derechos fundamentales y promover la coherencia en la administración de justicia. Es un elemento
clave para asegurar un sistema legal justo y equitativo.