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Alberto José Bondesío ('El Rotary Club')
Alberto José Bondesío ('El Rotary Club')
Sus jefes son elegidos por los masones residentes en la ciudad norteamericana de
Evanston, Illinois, cerca de Chicago, sede del organismo central.
El hacer caso omiso de todo credo y glorificar los hechos es uno de los postulados
fundamentales de la masonería.
Expresado en otras palabras significa: racionalismo en doctrina, naturalismo o laicismo
en moral e indiferentismo absoluto en religión.
Por otra parte el rotario William Mayer afirmaba en México que “todos y cada uno de
los rotarios deben desterrar de sus mentes los prejuicios de religión y de
nacionalidad”.
En 1944 el rotario argentino Dr. del Forno aseguró que “la moral sin dogmas forma la
conciencia del Rotary”.
De estas declaraciones podemos inferir que para un rotario es muy fácil hablar de
tolerancia religiosa en su propaganda laicista; pues, si en nada cree, todo para él resulta
la misma cosa.
Por demás reveladoras resultan las palabras del rotario argentino Salvador Díaz Moreno
quién afirmaba: “al Rotary no le interesa la religión ni los dogmas revelados; ni dioses,
ni tampoco los santos. El Rotary vive de la realidad del presente; pero en sus entrañas
se gesta una “nueva religión laica” de la amistad. El porvenir dirá si tendrá o no su
Olimpo”.
Cabría, luego de todos estos testimonios mencionar aquello de que “a confesión de parte
relevo de prueba”.
El que fuera primado de Toledo, Monseñor Segura y Sáenz escribía en una pastoral: “El
Rotary hace profesión de un laicismo absoluto y de una indiferencia religiosa universal,
intentando moralizar a los individuos y a las sociedades con total prescindencia de
nuestra Santa Madre la Iglesia Católica. Mientras predican una moral sin religión para
llegar a la paz universal, ocultan, bajo un aspecto comercial, recreativo, filantrópico,
pedagógico, neutral, pero siempre laico, la negación de la moral verdadera y de la
verdadera religión, que tratan de sustituir con una religión que no es la de Jesucristo”.
En la Resolución Nº 87 del Episcopado Argentino (no derogada hasta el presente)
ordena lo siguiente: “Deben nuestros fieles andar muy cautos en dar su nombre y apoyo
a asociaciones de carácter internacional con principios doctrinarios opuestos a las
enseñanzas de la Iglesia y con gobierno sustraído a toda dirección e influencia de la
misma. Entre esas asociaciones se puede incluir con justicia al Rotary Club”.
El Santo Papa Pío XI decía en su encíclica Mortálium ánimos del 6 de enero de 1928 al
referirse a todo sistema ético que no se base en los principios cristianos: “..las tentativas
de acuerdo en este terreno, no pueden, en ninguna manera, obtener la aprobación de
los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que
todas las religiones son, con poca diferencia, igualmente buenas. Cuantos sustenten esa
opinión poco a poco vienen a parar en el naturalismo y ateísmo”.
La “invocación” que abre todas las reuniones de los rotarios ofrece una muestra de esta
marginación. En ella está latente el deísmo, típico de la masonería regular ya que en su
escueta mención a “Dios”, también en las regiones de mayoría cristiana, parece recoger
la insistencia masónica en lo común a todas las religiones y en la igualdad de todas
ellas, al menos en la vertiente pública. Lo específicamente cristiano o de cualquier otra
religión queda así recluido en el foco interno de la conciencia individual o dentro de sus
templos.
En el año 1975 el rotario Juan Di Filippo (Rotary Club Rosario Norte) reconocía
que solamente algunos rotarios y masones tenían acceso al conocimiento sobre el
estrecho vínculo que unían a ambas instituciones.
El célebre pensador inglés Chésterton la define como: “una organización sin alma,
desprovista de toda dignidad espiritual. El compañerismo rotario no tiene nada de
cristiano y su teoría de la propia suficiencia es la más negra de las modernas herejías.
El hombre no se basta a sí mismo, debe apoyarse en Dios; y el rotarismo prescinde de
toda idea divina en las relaciones humanas. La hermandad de los hombres necesita de
la paternidad de Dios. Cuando se suprime o evita la creencia en lo sobrenatural, como
hace el Rotary…….”.-
Cuando el fundador del Rotary afirmaba que “Nuestro plan hace caso omiso de
todo credo y glorifica los hechos” es importante para nosotros, los católicos, tener muy
presente lo que el Santo Padre Juan XXIII escribiera en su encíclica Pacem in
terris: “La Iglesia, a través de la historia, ha condenado repetidas veces los errores que
pretendían reducir la actividad social al ámbito puramente material, y ha enseñado que
la sociedad humana tiene que ser considerada, ante todo, como una realidad de orden
principalmente espiritual”.
Anteriormente y en línea con este pensamiento había escrito el Santo Padre Pío XI en su
encíclica Quadragesimo anno: “Según la doctrina cristiana, el hombre dotado de
naturaleza social ha sido puesto en la tierra para que, viviendo en sociedad y bajo una
autoridad ordenada por Dios, cultive y desarrolle plenamente todas sus facultades para
gloria y alabanza de su Creador; y cumpliendo fielmente los deberes de su profesión o
de su vocación, sea cual fuere, logre la felicidad temporal y juntamente la eterna”.-
Creo, sinceramente, que la razón de ello pasa fundamentalmente por el casi nulo
conocimiento que se tiene sobre la misma….y agregaría por el poco interés en tenerlo.
El escritor católico Armando Tonelli en su obra “La verdad sobre Rotary” (agotada pero
se puede acceder a ella por Internet) en varios capítulos va desgranando toda la trama
respecto a Rotary y la posición de la Iglesia Católica para con ella.
Una alta jerarquía de la Iglesia Católica al ser consultada sobre qué posición debería
tomar un católico sobre el Rotary contestó que dependía ello de lo que definiere el
obispo de la diócesis a la que el fiel perteneciera.
Aquí también cabría adjudicarle esta respuesta al desconocimiento…es por cierto una
actitud de tibieza ante un asunto importante.
Creen muchos de ellos que la misión trascendente de Rotary pasa por la filantropía y la
generación de buenas relaciones entre sus asociados….evidentemente no han
profundizado y meditado sobre conceptos que son propios de la institución que, al
menos para los católicos, deberían ser inaceptables.