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Requena, Lucrecia. El Mar Desarma Mi Orilla
Requena, Lucrecia. El Mar Desarma Mi Orilla
desarma mi orilla
Lucrecia Requena
1
A la calidez que anima y da destino
A Jean por la delicada mirada
A Jorge por el amoroso impulso
A Nelly porque es la poesía
2
I
3
Una paloma equivoca
el tránsito del tiempo
ingresa a la casa
contra la pared
se despluma
una y otra vez
Ya desplumada
me miro
rompiendo contra tu pecho
4
Cuando callo
miro la incontenible deformación
de los árboles
Escribo por necesidad
para evitar el ahogo que significa
esta crecida violenta
de las palabras que callo
y no caen
Cuando callo
mi mirada obtura un paisaje único
Abandoné la fórmula caracol
el abrazo insostenible de la más
rancia soledad
5
Mi memoria
aún retiene
la forma en que se ondula tu cabello
una mirada
algún pliegue más húmedo que otro
y aunque duele
lo reproduzco casi como un juego
acostumbrado
a lo efímero
Pero
no recuerdo
la forma en que pronunciabas
tu nombre
6
Escribiría tu nombre
en todo sitio
a todo tiempo
Lo entregaría a la vanidad poética
de las cosas y los sucesos
en un papel
en un libro
una mañana más luminosa que otra
un día de octubre
en la obviedad de una pared
en la corteza de un pan viejo
en las palmas
que aplauden lo asombrado
Lo haría
hasta en mi pecho
La realidad es que
no me animo
ni a pronunciarlo
No me animo
a disputarlo
en la fugacidad
que vibra en los labios
Por eso lo callo
por eso te llamo
de cualquier forma
7
Perdí hasta los árboles
vos
la delicada presencia de los pájaros
8
Pierdo arena
soy un reloj a destiempo
Tacto suave
soy el desorden ordinario
Sufro
Tu cercanía devela
el campo intermedio
un horizonte
de distancias incalculables
No quise
quedarme
con los restos
Pierdo
como saco de tierra
descosido
por una de sus puntas
9
Perdí hasta los árboles
la condensada forma del aire
Ahora
las noches suelen ser más vacías
que de costumbre
un silencio
de canceladas palabras
Ahora
la dulce espera del roce suave
que inmole
esta esquirla fantasía
Me entregué
al tiempo del instante feroz
y la constante fue
despedida
10
¿Qué fuerza guardaste
en esa sonrisa?
11
Goteo
de tanta noche vieja
He pedido prestado
tu abrigo
tu brazo
tu cadencia
Hoy entendí
el contorno
fijo
que contiene los días
12
Un viento tibio regresa desde el norte
Tengo la urgencia del atardecer
Aquí
llueve un febrero
de censuradas caricias
El aliento de tu palabra
es el margen de la ausencia
13
Esta falta de costumbre
esta pregunta
este pedazo de indecisión
la huella del beso aun latiendo
el aire de las flores
el miedo que no cesa
14
Me cautiva
la mirada muda
de tus ojos inquietos
el escondido sitio
donde tus pensamientos
actúan al resguardo de mí
15
Hoy
en esta mañana
inaugurada de pájaros
dos gotones se curvan
en el terso espasmo
de la lluvia
16
Nos hacen falta
intersticios
donde
sólo el amor
estalle
en la forma
de todas las aproximaciones posibles
17
Te invitaría
a que conozcas
este antiguo ocre
que impregna mis poros
18
Donde vive lo callado
19
Cerrar los ojos
para medir
la estancia justa
del primer minuto
la luz rasante
el canto despertador
el llanto estridente
en lo que nace
Cancelar la mirada
para medir
la intensidad precisa del aire
su golpe suave en los muslos
como un abrazo transparente
su soplo liviano y sutil
en los párpados
como dos besos de seda
el tránsito ligero detallado
en la retaguardia de la escucha
como la caricia remanente e imprevista
de la pestaña animal
que vuela el viento
20
Los labios
la piel
el suero dulce de las extremidades
el suero ácido
de las zonas molusculares
el aliento de lo recién amanecido
El sexo fresco
como un fruto de mar al orillar
Las yemas
la puerta abierta para los ojos sensibles
La mirada
el color húmedo de lo llovido
21
Dormir en el estrecho recorte de tu cuerpo
El encanto
una sombra fantasmal
22
El viento susurra a mis espaldas
Hoy
equidistantes nacen los besos
transpiran estas paredes
viejas moradas
sufren
se descomponen
a un ritmo inusitado
23
En esta hora
el tierno rumor de la tibieza
se demora en la habitación de poros abiertos
Este calor
es el borde más preciso
que da nombre a la tenacidad temerosa
que hace frente a la muerte
Esta piel ya no me pertenece
se condensa
mientras la niebla
ligero rugir del tacto
entorpece
el gélido flujo del aire
Ahora
siento tus brazos sostener esta presencia carnal
En este instante
me pregunto
24
Te siento
en el descanso del aire
Mi vientre
Es
apenas
lo que viaja en el viento.
25
Alguna de nosotras
¿será capaz de olvidar
el sonido de estas hojas?
26
Contame
27
Hoy hubiera abandonado
mi cuerpo
esta entraña torpe e incomoda
Me duele
el recuerdo
de lo que no
28
Abandoné
el brillo de lo amanecido
Mi cuero errante
se pliega
en esta silenciosa noche
29
II
30
Lo preciso
el diurno minuto
esta luna hinchada
Un apagón despierta
este diáfano sitio nocturno
En esta hora
la sinceridad de los grillos
la música de las hojas
apuran
la mirada
31
Si me preguntaran
diría
que el día se define
por sus puestas de sol
Si me dieran a elegir
juntaría
amanecer y atardecer
bajo el lenguaje de las apuestas
Invertiría su orden
y me sentaría a observar
cual película de luces y filtros
que penetran
con pausa
pero sin permiso
esta húmeda retina
32
¿Qué anuncian los grillos
en esta noche apagada?
¿Será un silbido
que viene de más atrás
o la sutil mirada
aún incomprensible
de los sabios
que rodean este
precario y abandonado
horario mortal?
Conservo la certeza
no recortaré mi sombra
aún me reúso al doble
Este joven
y cansado cuerpo
arde al atardecer
33
La melodía era del aire fresco
la vibración
de las hojas
Todo recuerdo
34
No hay intento
más trágico
que el de querer repetir
la misma palabra dos veces
35
¿Qué nos vendrá a decir ese pájaro
que aún sin nombre
se acerca
canta
y nos sorprende?
36
No hay lugar para las palabras
en el gesto que aún se mantiene
vivo
como una mueca alucinada
un reflejo
que proviene de lo inexplicable
37
El recuerdo pierde solidez
se desgrana en cada pronunciación
38
Un vacío
de latente luminosidad
enciende
este precario instante
39
No hemos escrito
una intimidad de las cosas
capaz de explicar
por qué el sol fenece
a nuestros ojos
para después nacernos en todo el cuerpo
como un canto iridiscente
que amenaza la hora nocturna
como el gemido
que estremece la opacidad del silencio
como un parto iluminado
después de la muerte
40
En la luminosidad fresca de las noches
y en la oscura tibieza de los días
soy capaz de reconocer el ala de la mariposa
marchita por la incandescencia
Permanezco iluminada
por la serena luna
que intensa
violenta
estas palabras oscuras
las que pienso
y aún me obligo a callar
41
El tiempo de lo vivo
la necedad de perder
esas ilusiones
que atacan la muerte
42
Apuesto
por el canto de los pájaros
que condensan este aire
Apuesto
por el vuelo sumergido en el celeste
por la delicada presencia
de las sombras en las fronteras de la luz
Todavía
no he asistido
la hora exacta
en que los pájaros inmolan su canto
para hacer desaparecer la tarde
43
III
44
Cómo no desear
lo que no nos mira
lo que inquieto se mueve
para ser visto desde aquí
45
Dormir desnuda
La humildad de la tarde
descansa
Los olores los humores y las dolencias
descansan
46
Deseo tanto
que tu voz no desaparezca de mis anhelos
Deseo tanto
que estos grises móviles
de incandescencias esquivas
no me pertenezcan
al igual que las mañanas, las tardes y las noches
la incontenible deserción
de lo que muere
*
47
La inquieta palpitación de los pájaros
bordea el día
acompaña su caída
como un anuncio sutil y
cómplice
de quienes se detienen
a despedir
48
Me he vuelto dependiente del fuego
de los algoritmos que destruyen la soledad
Creía haber desentramado
las fibras que componen lo estancado
haber diluido el rancio aroma
de lo perenne
49
Algo se detiene en mis brazos
y la espesura del instante
se torna incalculable
El presente no existe
para aquellas cosas que no se tocan
50
Presencié los delicados picos
que forman los pliegues de este atardecer
Mojé dedos, cutícula
y la membrana que protege
toda esta extensión de nervios
descansando en el viento
51
Escoltada
por la temperatura tenue de la voz nocturna
desgarré
con excelente mesura
esta almohada
A cada gajo
con asombrada delicadeza
presencié el desarmado soporte de lo callado
reconocí
lo definitivo en los bordes sueltos
como islas exiliadas de lo insomne
como piezas expulsadas de la fantasía
Hoy
en esta mañana
atravesada por los filos luminosos
que penetran estas rendijas
clavado está
un trozo de piel en la pared
Mi recordatorio
52
He tomado el tiempo
en que el aire abandona
mi cuerpo
momento en que
los elementos se pliegan
y las paredes se enciman
en que el aliento
es ese eco latente
que recuerda por instantes
la falta
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Mientras observo la calma
en mi cabeza
destrozo el silencio
Intento imitar
el descanso nocturno
de los tallos y las hojas
el soplo extranjero
de las piedras
el descenso alcalino
del rocío
la temperatura
de los reflejos
Guardo el escándalo
quieto e inmóvil
de lo callado
54
Me recuesto
sobre la estructura
de las cosas que desconozco
sobre los idiomas
que aún no aprendí
sobre la intención de las palabras
que nunca fueron dichas
sobre la excelsa fuerza de la tierra
que mueve las montañas
sobre lo que no se puede
tocar
ni imaginar
55
IV
56
Hoy levanté mis brazos
para tocar lo que se estrella en el aire
y se vuelve polvo
57
Hubiera roto lo posible
para caer en el mismo lugar
58
La poesía
esa energía secreta de la vida cotidiana
que se cuece con los garbanzos en la cocina
resplandece en un gesto de amor
y se replica en los graznidos domésticos
La poesía
en fin
este suelo azul marino
que emana
del sentido de los días
***
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