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ESTUDIOS DE HISTORIA Y

DE ARQUEOLOGIA MEDIEVALES

VOL. I
SECCION HISTORIA:
- Juan TORRES FONTES: La enfermedad de Alfonso XI. en 1329.
- Rafael SANCHEZ SAUS: Los caballeros de cuantía del alfoz sevi­
llano 11437-14331.
- Alfonso FRANCO SILVA: El señorío jiennense de Solera.
- Federico DEVIS MARQUEZ: Tensiones y conflictos en Cádiz al fi­
nal de la Edad Media: Las relaciones del cabildo catedralicio con
la ciudad.
- Manuel GONZALEZ JIMENEZ: Aranceles cordobeses de portazgo.
Aportación al vocabulario del comercio medieval.
- Juan ABELLAN PEREZ: Contribución económica de la judería
murciana a la última fase de la Guerra de Granada t i 490-1492).

SECCION ARQUEOLOGIA:
- Luis de MORA-FICUEROA: Im necrópolis hispano-visigoda de
Sanlucarejo /Arcos de la Frontera. Cádiz).
- Ramón CORZO SANCHEZ: La basílica visigoda de Alcalá de los
Gazules.
- Juan ABELLAN PEREZ: La puerta musulmana del castillo de Ve-
jer de la Frontera.
- Manuel RIU RIU: Breve alegato en pro de la Arqueología Medie­
/ DEPARTAMENTO > val Andaluza.

DE HISTORIA MEDIEVAL
VOL. II
SERVICIO DE PUBLICACIONES
SECCION HISTORIA:
- José RODRIGUEZ M OLINA: El concejo de Baeza tsiglos Xlll-.W j
UNIVERSIDAD DE CADIZ - Rafael SANCHEZ SAUS: Jimena (1431-1451): Avanzada de Casti­
lla en la Frontera.

ESTUDIOS - María del M ar GARCIA GUZMAN: Bienes Hábices del convento de


Santo Domingo de Almería (1496).
- Juan MARTINEZ RUIZ: Toponimia mozárabe granadina en docu­

DE mentos del siglo XVI.


- Juan ABELLAN PEREZ: Voces hispano-árabes g mozárabes refe­
rentes a los accidentes de la naturaleza en la toponimia menor

HISTORIA de Comares (Málaga).


- G uillerm o COZALBES BUSTO: Huellas vejeriegas en el Norte de
Marruecos.

Y DE - A ntonio MALPICA CUELLO - José A. RODRICUEZ LOZANO: ¡m


Alquería de Cdzulas y la tierra de Almuñécar a finales del siglo
XV (Notas y documentos para su estudio).
ARQUEOLOGIA SECCION ARQUEOLOGIA:
- Manuel RIU RIU: Nuevos temas de Arqueología Medieval Andalu­
MEDIEVALES za.
- A licia PALACIOS RAFOSO - Carmen ARANDA LINARES: Un teso-
tillo de dirhemes almohades en Algodonales.
- Manuel ESPINAR MORENO - Jesús GAMIZ JIMENEZ: Materiales
hispano-musulmanes para el estudio de Loja y su comarca.
- Margarita VALOR PIECHOTTA: Aún más sobre Cualrovita: Aná­
lisis de sus fuentes documentales y prospección arqueológica.
- Juan ABELLAN PEREZ: El Grañtti medieval de la Iglesia Parro­
quial del Divino Salvador de Vejer de la Frontera (Cádiz).
- Luis de MORA-FICUEROA: Caña de lombardeta del siglo XV en el
castillo de Arcos de la Frontera (Cádiz).
- Ramón CORZO SANCHEZ: Sobre la topografía de Cádiz en la
Edad Media.
j / DEPARTAMENTO '
• / DE HISTORIA MEDIEVAL

SERVICIO DE PUBLICACIONES

UNIVERSIDAD DE CADIZ

ESTUDIOS
DE
HISTORIA
Y DE
ARQUEOLOGIA
MEDIEVALES

I U . .«!_»** I
Portada del puente levadizo en el cas­
tillo de Nogales (Badajoz), construida
en 1464, con las armas del II Conde de
Feria, Gome Sudrez de Figueroa, g de
Constanza Osorio. su mujer.

I S S N 0212-9515
Depósito legal CA-399’82
JIMENEZ-MENA. Artes Gráficas. Editorial
Poligono Industrial Zona Franca. Cádiz.
CONSEJO DE REDACCION
Director: Juan ABELLAN PEREZ
Secretario: Luis de MORA-FIGUEROA
Consejeros: Rafael SANCHEZ SAUS
María del Mar GARCIA GUZMAN
Federico DEVIS MARQUEZ

DIRECCION POSTAL
Departamento de Historia Medieval
Facultad de Filosofía y Letras
C /. Duque de Nájera, 6
Apartado Postal, 579
11080 Cádiz
SUMARIO
Página

SECCION HISTORIA:

José GARCIA ANTON: Contribución al conocimiento de Almería en el s.


X I I . . . ...................................................................................... 11
José RODRÍGUEZ MOLINA: El Alto Guadalquivir tierra vetada a los gana­
dos trashumantes ..................................................................................... 31
María del Mar GARCÍA GUZMÁN: Pleito y excomunión por cuestiones de
términos entre Jbeda y Cazorla (siglo X V ) ........................................... 43
Rafael SÁNCHEZ SAUS: Las milicias concejiles y su actuación exterior:
Sevilla y la Guerra de Granada (1430-1439)........................................ 55
Juan ABELLÁN PÉREZ: Aportación humana de Murcia a la última fase
dé la Guerra de Granada (1491-1492)..................................................... 79
José SÁNCHEZ HERRERO: Corsarios y piratas entre los comerciantes ga­
ditanos durante la segunda mitad del siglo A Y .................................... 93
Antonio MALPICA CUELLO: Sobre el régimen municipal granadino: El
Fuero Nuevo de Loja ................................................................................. 109
A rturo MORGADO GARCÍA: Indice toponímico de la «Crónica de Juan II
de Castilla* ................................................................................................ 129

SECCION ARQUEOLOGIA:

Fernando VALDÉS FERNÁNDEZ: Aproximación a los orígenes del consu­


mo de hasis en Al-Andalus ............................................................................... 141
Carmen ARAN DA LINARES: Estudio tipológico de los candiles musulma­
nes de barro del Museo de Cádiz............................................................. 153
Juan ESLAVA GALÁN: Notas sobre el origen y función de la Alcazaba . . . 193
Pagina

Manuel ESPINAR MORENO - Jesús GÁMIZ JIMÉNEZ - José AMEZCUA


PRETREL: Notas sobre metalisteria de Pinos Puente (Granada). . . . 203
Luis de MORA-FIGUEROA: El castillo de Nogales (1458-1464). Provincia
de Badajoz................................................................................................. 215
Guillermo GOZALBES BUSTO: Las mazmorras de Tetudn ......................... 247
M.a Dolores LÓPEZ DE LA ORDEN: El urbanismo ortogonal de Rota en la
Baja Edad Media ...................................................................................... 265

ESTUDIOS DE HISTORIA Y DE ARQUEOLOGIA MEDIEVALES no se solidariza ni


identifica necesariamente con los juicios y opiniones que sus colaboradores expo­
nen, en el uso de su plena libertad intelectual.
HISTORIA
CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE
ALMERIA EN EL S. XII

José GARCÍA ANTÓN


Universidad de Murcia

La publicación en 1968 por Hadj-Sadok del Kitab al-Dja-crafiyya de al- Z uhri'11,


ha permitido la traducción de la parte correspondiente a Almería, dando lugar con

(1) HADJ-SADOK, Muhammad: Kitab al Dja(ráfiyya. Mappemonde du calife al-Ma'amüm reproduite


par Fazáfi ( llle/ X lle. S.). réeditée et commentée par ZUHRI (VI'/XII*. S.).- Bulletin d'Etudes Orien­
tales. T. XXI. Année 1968. Ed. Institut Franjáis de Damas, pp. 7 a 312.
Inicia la introducción el autor con la relación de los nueve manuscritos que ha utilizado para ha­
cer la edición de la obra y de los cuales solo el de la Bibliotheque Nationale de París -2 2 2 0 anc.
596, hace referencia al nombre del autor: Ibn (que debe leerse Abu) cAbd AII3h Muhammad b.
'Abi Bakr al-Zuhri, conocido bajo este último apelativo por Reinaud, Amori, Griffin, Pons Bohi-
gues, etc. Dado que el resto de los manuscritos son anónimos, su autor fue conocido por «El
Anónimo», «El Geógrafo Anónimo» y también, siguiendo a Dozy, fue llamado «El Anónimo de
Almería» por Saavedra, Lerchundi, Simonet y otros, dado el interés particular que muestra por
esta ciudad.
Identificado el autor del Kitab, parece ser perteneció a una familia que habitó en al-Andalus,
por la abundancia de datos que da sobre esta tierra en su obra; además al tratar de sus duda
des, en varios casos se expresa en primera persona al describirlas o mencionar los hechos ocu­
rridos en algunas de ella. Por la frecuencia que lo hace al tratar de Almería, y los detalles que de
ella da, se supone que vivió y tal vez acabó sus días en Almería.
En cuanto a la época de su escrito, según las fechas que cita en su obra, puede fijarse entre los
años 1137 y 1161, año este que Hadj Sadok supone es el de su fallecimiento. Según las fechas
antes mencionadas vemos fue contemporáneo de Idrisl -m uerto en 1 1 6 5- y posterior a ‘ Udrl y
Bakri fallecidos respecti va mente en 1086 y 1084.

n
JOSE GARCIA ANTON

ello a la aportación de nuevos datos que aclaran o amplían las noticias que de esta
ciudad se tenían en el s. XII, especialmente las procedentes de al-Idrisi.

La ciudad de Almería ha sido concienzudamente estudiada por Torres Balbas


en un artículo publicado en 1957(2)3 . Más tarde, en 1966, este trabajo fue ampliado
7
6
5
4
por Seco de Lucena'31 con la aportación de los datos que sobre esta ciudad
proporcionaba al-cUdri, obtenidos de la traducción hecha sobre la edición que. de
este geógrafo árabe, hizo al-Ahwánl14'. Este últim o artículo ha sido completado, en
1975, con la traducción, y comentarios previos a ésta, que de la obra de al-'Udri ha
hecho Sánchez Martínez151en lo que concierne a Almería, que así da una visión más
amplia del tema. Para terminar, Tapia Garrido en sus dos obras Almería piedra a
piedralf,) y Almería musulmana'1', trata casi exclusivamente de la Almería islámica.
Ahora bien, todos los autores mencionados no hablan de las noticias que
aporta al-Zuhri. Esto nos ha llevado a efectuar la traducción de cuanto a Almería se
refiere en la obra de este geógrafo que, debido a cuantas noticias proporciona en su
Kifab, sobre esta ciudad, al ser estudiados los manuscritos en que no figura su
nombre, fue conocido como «El Anónimo de Almería».

Pasemos a señalar las nuevas aportaciones con que Zuhri contribuye al


conocimiento de la Almería del s. XII.

(2) TORRES BALBAS, Leopoldo: Almería islámica. Al-Andalus. V. XXII-2°, Madrid-Granada, 1957.
pp. 411 a 457.
(3) SECO DE LUCENA, Luis: Noticias sobre Almería islámica. Al-Andalus. V. XXXI. Madrid-Granada,
1966. pp. 329 a 337.
(4) AL-AHWANI, Abd al-l Aziz: Nusüs can al-Andalus min KiGb Tarsí al-ajbár wa anwí al atar wa-l-
busGn fi gará'íb al-buldán wa-masálik US yamí al-mamalik. Ed. Instituto de Estudios Islámicos.
Madrid, 1965.
(5) SANCHEZ MARTINEZ, Manuel: La Cora de llbira (Granada y Almería) en los siglos X y XI según
al-cUdñ (1003-1085). Cuadernos de Historia del Islam, n.° 7. Granada, 1975-76.
(6) TAPIA GARRIDO, J. A.: Almería piedra a piedra. Ed. Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Al
mería. Almena, 1970.
(7) TAPIA GARRIDO, J. A.: Almería Musulmana (711-1147). Ed. Monte de Piedad y Caja de Aho
rros de Almena. Almena, 1976.

12
CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO OE ALMERIA EN EL S XII

LA CIUDAD

Una vez que precisa su situación, indica que su constructor fue Mu'áwaya ben
Muhammad al-Amin, completando pues la noticia del al-Himyari121, quien afirma
que fue fundada por cAbd al-Rahaman III en 344/955-56. Más tarde esta ciudad
sustituirá en explendor a la antes floreciente Bayyana (Pechina) que. finalmente,
según narra al-cUdri131, es abandonada por sus habitantes, en el año 402/1011-12. al
trasladarse a Almería.

Noticia del mayor interés para definir la morfología del terreno sobre el que se
asienta la Almería islámica, la proporciona Zuhrí al hablar del «gran río» (término
que Hadj-Sadok"'” interpreta como «gran canal», que añade estaba «tallado en el
flanco de la montaña»), el cual dice que viniendo por detrás de la Alcazaba corta el
monte por el frente de la ciudad. No hay duda que el autor del Kitáb se refiere a la
amplia rambla que separa los cerros de San Cristóbal y la Alcazaba, ya que precisa
además cual es el recorrido de las aguas, las que cruzan por la Bab Musa, confir­
mando pues la correcta situación de ésta en el plano de Torres Balbas, en el fondo
del barranco"1'; aguas, que desde aquí bajan en pendiente hacia el mar. Esto último
viene confirmado por el trazado de la llamada «Rambla»"2’ en la cual se apoyaba la
primera muralla de la madina. la que fue socavada por Muciz al-Dawla cuando aban­
donó la ciudad (1100-1110) huyendo de los almorávides"3'; por tanto es en esta
época cuando se rompe el muro de separación entre la madina y el arrabal de la al-
Musalla.

Habla ZuhrT. de como en la época de la fitna (guerra civil) en al-Andalus, fue


cegado este río. precisando que después ya no fue abierto. Es entonces cuando se
puede fijar la formación de la «Hoya Vieja» entre los dos cerros. Este cierre del río8
3
2
0
1
9

(8) LEVI-PROVENQ\L, E.: La Peninsule Iberique au Moyen Age d'aprés le Kitab aLRawd al-MÍtar.....
de AL-HIMYARI. Leyden, 1938. p. 221.
(9) SANCHEZ MARTINEZ: p. 35.
(10) HADJ-SADOK: p. 98. La frase a que nos referimos ha sido traducida como «gran rio que corta
el monte» basándonos en el conocimiento de la ciudad y a la vista de los planos de la misma.
En el caso de aceptar la interpretación de Sadok este «gran canal», cabria suponer, era el que
llevaba el agua al arrabal de la al-Musalla. Al leer el párrafo completo ello no cabe, ya que conti­
núa diciendo como las aguas descienden siguiendo la pendiente hacia el mar después de la Bab
Musa.
(11) TORRES BALBAS: p. 428. Plano de Almería.
(12) Ibidem. Plano.
(13) IBN AL-JATIB: A'mal... pp. 217 n.° 2 y 222. Cif. TORRES BALBAS, p. 448 / nota 4.

13
JOSE GARCIA ANTON

puede considerarse ligado a la expansión de la madina con el arrabal de la al-


Musalla. Torres Balbas'141 habla de como al principio del s. XI, con motivo de la fit-
na. gentes huidas de «Córdoba y otros lugares» de la España islámica acrecentaron
la población de Almería, buscando la protección que ofrecía la tranquilidad debida
a su buen gobierno. Esto originó un notable aumento de población, que es alberga­
da dentro del muro con que Jayran (1012-28) había envuelto el arrabal de la al-
Musalla. y que corría desde el yabal Layham al mar. en el cual abrió cuatro puer-
tas(15'. Esta cerca será años después completada o restaurada por Zuhayr"61. Más
tarde este arrabal se extenderá por la parte cegada del río, esto es por la «Hoya Vie­
ja», la que es ocupada por habitaciones, según indica IdrisT1 671
5
1
4 '. Suponemos pues,
8
que el cegar el «gran río» tuvo como finalidad evitar que las aguas en las avenidas
inunden el nuevo arrabal, dándole una mayor estabilidad.

En cuanto a la denominación de «gran río» -según traducimos «nahar al-


Laziym»- que le da Zuhrl, creemos es debida a la amplitud que ofrece el terreno en­
tre los dos cerros -Alcazaba y San C ristóbal- que en realidad es sólo una rambla
por la cual, en algunas circunstancias, corría el agua que la Bab Musa encauzaba,
pasando a través de ella.

EL PUERTO

Trata Zuhrl de la importancia del puerto de Almería, coincidiendo esta apre­


ciación con todos los autores islámicos que de esta ciudad se han ocupado. Dice,
como desde aquí sus barcos van a Alejandría y Oriente, coincidiendo con IdrisT que
habla del comercio que esta ciudad mantiene con la primera y con Siria.

Este puerto, según aPU m ari"8', estaba formado por la desembocadura de un


río, que. no cabe duda, es el mismo al que se refiere Zuhrl y que califica de «grande»,
el que partía el monte en dos, dejando a un lado el cerro de la Alcazaba y al otro el
de San Cristóbal, y cuyo curso final estaba determinado por la Hoya Vieja y la Ram­
bla. Las curvas de nivel que aparecen en el plano de Torre Balbas (y que figuran en
el croquis adjunto) marcan precisamente un entrante en este lugar, lo que parece
señalar la situación del puerto a que se refiere aPUmari.

(14) TORRES BALBAS: p. 432.


(15) SANCHEZ MARTINEZ: pp. 36-37.
(16) Ibidem, p. 40.
(17) EDRISI: Description de l'Afrique et de l'Espagne. Texto y traducción de DOZY y DE GOEJE.
Leyden, 1968. p. 240trad. y 197 text.
(18) TORRES BALBAS: p. 446. nota. 1.

1 4
CONTRIBUCION AL C O N O C IM IIN TO DE A l M f RIA FN Fl S XII

En cuanto a Yaqut, considera a Almería como la puerta de Oriente, por el co­


mercio que con aquellos países realizaba. Señala además, como su puerto tenía un
muelle, el que en su época -ss. XII-XIM -, servía para facilitar el atraque de los na­
vios. También dice como el mar batía las murallas de la ciudad'191.

El Kitáb proporciona detalles sobre el puerto, de como se descargaban las nu­


merosas naves que a él arribaban. Habla de los «adjfan», barcos que Sadok dice que
son de fondo plano120', lo cual hace suponer se trata de las predecesoras de las gaba­
rras que hasta el primer cuarto del siglo actual se veían en el puerto de Almería y
que transportaban las mercancías, sobre todo uva a los navios. Dice el autor del Ki­
táb se aproximaban al centenar, lo cual da idea del intenso tráfico entre los barcos
fondeados y las vecinas playas y muelles.

En cuanto a las playas debieron ser dos12" formadas a ambos lados del saliente
o promontorio en el que se construyó el "dar al-sináa» (atarazanas) que figuran en
el croquis. Sobre todo la de Levante, en la que desembocaba la rambla, debió cons­
titu ir un buen abrigo.

Del puerto de Almería partían las «gazuas» (razzias) hacia las tierras de al-
‘Arman y Arminiyya al-Kubra -Sadok piensa se trata de Normandía y la Gran Arme­
nia1221- que un detenido análisis del texto y la comparación de tres de los manuscri­
tos empleados en la edición nos inclina a identificarlas con las de un sólo país al-
‘Arman'2-” , las costas de Normandía. Esto vendría a confirmar lo que escribió Alonso
de Palencia sobre las «repetidas excursiones» que de Almería partieron hacia las
costas de Valencia y Barcelona y a «gran extensión del Océano más allá de Gibral-
tar»<24).

Un dato más de interés que proporciona el texto, es el nombre de los «rais» (ca­
pitanes) que mandan estas expediciones Lubb, Muhammad y Aisá, apellidados los
tres ben Maymun -especifica como el segundo mencionado fue Almirante de la Ilo­
ta - Ello indica la existencia de una poderosa familia de marinos residentes en Al­
mería.14
3
0
2
9

(19) ABD AL-KARIM, Gamal: La España musulmana en la obra de YAQUT. (s. XII-XIII). Granada,
1974. Art. 259 Al Mariyya. pp. 284-5.
(20) HADJ-SADOK: p. 75. Adjfan, plural de djafn.
(21) AL-HIMYARh KiGb ar-rawd al-mi'tar. Traducción de MAESTRO GONZALEZ, p. 368. Cita al refe
rirse al puerto de Almería que sus «dársenas Este y Oeste están bien abrigadas».
(22) HADJ-SADOK. p. 165.
(23) Ibidem. p. 234. párrafo 191. nota 1.
(24) ALONSO DE PALENCIA: Guerra de Granada, T. V „ pp. 445 46. Cif. TORRES BALBAS: p. 446.
nota 1.

1 5
JOSE GARCIA ANTON

También al-cUdrí, años antes, mencionó las expediciones que partían de Alme­
ría, entre ellas la que en el año 337/942-43 bajo el mando de Muhammad ben Ru-
máhis atacó diversos puertos de la costa mediterránea de Francia125'.

FORTIFICACIONES

Zuhri, en lo referente a la Alcazaba, sólo menciona su importancia y que su


fortificación la hace inexpugnable. Al-cUdrí126' habló también de las grandes dificul­
tades que había para llegar hasta ella.

También como fortificaciones cita el Kitáb la «rabita de 'Ahdr-, situada al bor­


de del mar ya que la considera una maravilla Tayab), lo que da una idea de la impor­
tancia que tuvo. A la vista del plano de Torres Balbas'271 parece ser se trata de la que
en San Roque, con el nombre de «Al-Rabita» figura, pero de la que no hace mención
en el texto. Ello hace suponer que el autor conociera la noticia del Kitáb, o bien en­
contrase unos restos arqueológicos que le llevara a identificarles como pertene­
cientes a una fortaleza o rábita. Es aproximadamente en este lugar en el que Ta­
pia1281 fija -en el «rincón de la Chanca, por San Roque»- el emplazamiento del ribat
que construyeron los Banu Sirag.

En cuanto a murallas o recintos fortificados, nada dice Zuhrí.

ARRABAL DE AL-HAWD

Figura perfectamente delimitado en el plano de Torres Balbas, quien supone


fue amurallado por Zuhayr (1028-38) o por su antecesor Jayran'291, cosa que al-cUdri
viene a confirmar ya que indica, como en su tiempo (antes de 1085) este arrabal es­
taba defendido por una cerca1301.2
0
3
9
8
7
6
5

(25) SANCHEZ MARTINEZ: pp. 31 32.


(26) Ibidem. p. 46.
(27) TORRES BALBAS: p. 428. plano.
(28) TAPIA: Almería Musulmana, p. 97.
(29) TORRES BALBAS: p. 444
(30) SECO DE LUCENA: pp. 333-4.

16
CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE ALM ERIA EN EL S XII

Idrisi habla de este arrabal, al que se puede considerar, según los datos que
aporta, como el centro comercial de la ciudad, ya que menciona el gran número de
caravaneras y bazares que tiene así como de edificios y baños'3". Torres Balbas su­
pone su prosperidad debida al fondeadero de Poniente'3323
1 '.
4

Del cuidadoso examen de la muy interesante colección de planos que publica


Tapia en su obra Almería piedra a piedra'™' -procedentes del Servicio Histórico
M ilitar, del Archivo General de Simancas y del Ayuntamiento de Alm ería- se
deduce como la muralla de la madina que seguía la rambla de la Chanca terminaba
próxima al mar. Mientras en uno de estos planos, el de Toself de 1694, el últim o ba­
luarte está fijado en la inmediación de la punta de la Chanca, en casi todos los otros
lo hace a Levante de ésta y separándose al final de la rambla, cosa que queda bien
clara en el de Juan Prats, de 1862. Ello indica como hubo un fondeadero, aunque
pequeño, que correspondió al arrabal de al-Hawd.

Suponemos que la prosperidad de este arrabal fue debida a que sus orígenes
fueron los de un barrio comercial, separado de la madina y que servía de asiento a
las gentes que, tanto por mar como por tierra, venían a traficar a la ciudad, en el
cual podían almacenar sus mercancías y al que se dejó disponer de un fondeadero
propio.

En cuanto al nombre del arrabal, viene aclarado en la obra de ZuhrT. ya que en


ella se menciona como la principal construcción de la ciudad el «al-hubb» o -al-
hawd» (la cisterna o el aljibe). Según se desprende de este mismo texto a su inme­
diación o en él mismo se encontraba al-masyid (el oratorio) más imporante de la
ciudad. De lo anterior se puede deducir que el barrio que se formó a la inmediación
de al-Hawd fue conocido con este nombre.

Lo anterior ya fue intuido por Torres Balbas't4'. quien supuso que el nombre
de este arrabal se debía a la existencia de un gran aljibe, que se podía suponer si­
tuado en su extremo Sudoeste, donde todavía en 1936 se veían ruinas y montones
de escombros los que además hace patente en su plano.

Si como antes hemos dicho, en este aljibe o en su proximidad se encontraba el


principal oratorio de la ciudad es lógico suponer que. según la costumbre islámica,
a su inmediación hubiese un cementerio, cuya importancia estaría en relación con
la de aquél. En el plano de Torres Balbas. casi inmediato a las ruinas que señala.

(31) EDRISI: p. 197 text. y 240 trad.


(32) TORRES BALBAS: p. 437.
(33) TAPIA: Almería piedra a piedra. Apéndice Planos.
(34) TORRES BALBAS: pp. 438 y 437/nota 1.

17
JOSE GARCIA ANTON

aparece un extenso «cementerio musulmán» que denomina «Maqhurat al-Hawd».


Ello lleva a confirmar la suposición de este autor identificando con las ruinas que
señala el emplazamiento de la cisterna famosa, la cual, por el lugar en que está si­
tuada. tendría como fin el almacenar las aguas que en las grandes lluvias bajaran
del Yabal al-Qunaysa y de las alturas del arrabal. Dado además que se encontraba,
según el plano en una hondonada que define perfectamente la curva de cota 15. se
explica su construcción en alto, tal vez sobre pilares a la que se refiere Zuhri cuan­
do dice que se encontraba «suspendida entre el cielo y la tierra».

Por otra parte al-eUdrí también habla de un depósito de agua que construyó
Zuhayr (1028-38) y «condujo hasta él la acequia desde al-Natiyya»'3"’1y que. Seco de
Lucena añade, llevó el agua al arrabal de la a l - M u s a l l a l o que al parecer indica se
trata de otra obra distinta de la que hemos comentado.

ARTESANIA

Zuhri exalta los valores morales de los habitantes de Almería, así como su des­
treza en toda clase de trabajos, completando así la visión que de ellos da Idrisí,
quien además habla de habilidad como comerciantes'3 373
6
3
5 '. Hace también constar el
9
8
autor del Kitáb. son artesanos diestros. Ahora bien, tras los detalles que da. así
como los de otros escritores islámicos que se ocupan de esta ciudad, parece ser que
lo que más destaca en ella es la industria o artesanía de la seda, su hilado y tejido y
también la confección de vestidos. Pista importancia se debe a que en su época Zuh-
r! dice como el Yabal Shulayr (Sierra Nevada) era el lugar del mundo que producía
más seda1381.

Especifica el Kitáb que el principal oficio de las mujeres es la hilatura de la


seda, en tanto los hombres se dedican a su tejido. De su importancia da idea los
ochocientos telares que menciona Idrisí1391.

Pasemos a tratar de los diversos tejidos que se fabrican en Almería y las apor­
taciones que al respecto se obtienen de lo que dice al-Zuhrí. En primer lugar desta­

(35) SANCHEZ MARTINEZ, p. 34.


(36) SECO DE LUCENA: pp. 335 6.
(37) EDRISI: p 197 text. y p. 240 trad
(38) HADJ-SADOK: p. 65. voz «harir».
(39) EDRISI: p. 197 text. y p. 240 trad.

18
CONTRIBUCION A l CONOCIMIENTO DE ALMERIA EN EL S. XII

can los famosos diháy o brocados, entre los que sobresale el ‘ adádyat que, el autor
del Kitáb. lo compara al marnyat,4",; es por tanto uno más a añadir a los cinco que
menciona IdrisT14" y que unido a otros cinco más que ju n to a éstos cita Tapia1421,
completa toda una gama de esta artesanía de al-Andalus.

ZuhrT además, habla de los vestidos llamados juldyy, de fama universal debido
a su belleza y perfecta confección. Al tratar de este tema hay que citar también
aquellos hechos con sundus -te la fina de seda- que este geógrafo, en otra parte de
su obra'411, indica que desde al-Andalus son exportados a la India (Hinn). Es de su­
poner que esta manufactura debió ser también Almería el lugar de su confección.

Por últim o y dentro de la actividad textil, hay que hacer mención a lo que Ibn
Hawkal'4 444
3
2
1
4
0 ' -a u to r fallecido en 977. por tanto a los pocos años de la fundación de Al­
5
mería (955)— habla sobre las mantas de Bayyana (Pechina) que eran enviadas a
Egipto, Yemen y La Meca. Es de suponer que en su época esta actividad se desarro­
llara en la ciudad mencionada, pero que con el tiempo sería trasladada a Almería,
donde tal vez. debido al impulso de la industria de la seda desapareciera en la época
en que escribieron los otros geógrafos mencionados, ya que en el s. XII no hay nin­
guna referencia a ella.

Otro aspecto que el Kitáb destaca en la artesanía almeriense es el de la ebanis­


tería. comentando los bellos muebles que allí se hacen. Esto confirma lo que Ta­
pia'411 señala cuando trata de las piezas estudiadas por Gómez Moreno, quien supo­
ne proceden de talleres de Almería.

(40) HADJ-SADOK: p. 69.


(41) EDRISI: p. 197 text. Cita los siguientes tipos: hulal, dybáy, siqlátün, 'isbahám, 'yuryáni.
(42) TAPIA: Almería piedra a piedra, pp. 115 a 117. A parte de mencionar los que cita IdrisT, añade
los que siguen: albexí, guaxí, al-jam, tiraz, atabi. Da además una interesante referencia del tipo
de cada uno de los tejidos que menciona, basándose en las noticias que sobre los mismos pro­
porciona GAYANGOS en The H istoryofthe Mohammedan Dynaties in Spain.
(43) HADJ-SADOK: p. 68.
(44) IBN HAWKAL: Configuración del mundo. Fragmentos alusivos al Magreó y España. Traducción de
Maña José ROMANI SUAY. Valencia, 1977. (Col. Text. Medievales, n° 26). pp. 66-67.
(45) TAPIA: Almería piedra a piedra, pp. 121-22. El autor cita a GOMEZ MORENOS. (Arte islámico
español hasta los Almohades. Madrid, 1951. p. 278) quien cree proceden de talleres de Almería
la puerta de la sacristía interior del Monasterio de las Huelgas de Burgos y el mimbar de la mez­
quita al-jama de Marraquex.

1 9
JOSE GARCIA ANTON

CAYAÍÍB O COSAS MARAVILLOSAS

Como todo geógrafo islámico de la época no podían faltar sus referencias a és­
tas dos cita:

-L a columna llorosa que se encuentra en el mimhar, a la derecha, en la mez­


quita mayor de Almería y que mana un agua que quita la fiebre a quien la padece.

-L a cebada, que es conservada en buen estado durante sesenta o setenta años.

RELATOS CONTADOS EN ALMERIA

A lo largo de su obra Zuhrí, en varias ocasiones narra hechos o maravillas que


le fueron relatados a él personalmente o bien que figuran en escritos de otros auto­
res por él consultados -en este caso no menciona las obras, sólo se limita a dar la
n oticia- Tiene la costumbre de citar en algún caso la fecha en que el hecho fue
contado, lo que sirve para determinar donde se encontraba el autor ese año.

Los relatos de referencia son tres. Dos lo fueron a Zuhri en persona, el tercero
es la mención de lo que al-'Udri contó en Almería.

- E l primero se refiere a un ídolo que había en la ciudad de Syr en la India y al


que las gentes acudían desde muy lejos a adorar. Indica que le fue contado en el
año 534/1139, lo cual dice como en esa fecha se encontraba la ciudad.

-E l segundo es una descripción, en la que da las dimensiones y colocación de


una piedra en una mezquita de al-Quds (Jerusalén), que puede referirse a la de la
roca de aquella ciudad.

-E n cuanto al tercero se trata de una referencia a al-cUdr!, el cual narró en Al­


mería que en la ciudad de Tabt vio a un hombre que tenía en la espalda dos bultos
como los senos de una mujer. Ello indica como Zuhrí conoció la obra de al-'Udrí. ya
que éste hace una completa descripción de este relato. Ahora bien. Hadj-Sadok. ha
hecho una comparación de los dos textos146' resaltando las notables diferencias que
hay entre ambos. Ello es de la mayor importancia al hacer un juicio crítico de la
obra de al-Zuhri en lo que se refiere a como utiliza las fuentes y las deformaciones
que puede introducir en éstas. Ello no va a reducir la importancia de los datos que
proporciona el Kitáb. ya que en su mayoría se refieren a experiencias directas de su
autor, sobre todo en lo referente a Almería, pues gracias a él obtenemos una visión
más precisa en muchos aspectos de como fue la ciudad en el s. XII.4 6

(46) HADJ-SADOK: pp. 33-34.

2 0
CONIRIBUC ION AL CONOCIMIENTO D i A l M i RIA EN EL S XII

í¿J 'j ALMERIA


^ Jl J* ‘¿rrf «9 1. Entre Murcia y Granada, sobre la
•— ^ Lí orilla del mar siguiendo hacia el
Occidente está Almería.

2. Es ciudad importante de
‘ ^ construcción (ordenada por) Mu-
'awya ben Muhammad al-’Amin.

^ Wl ‘ CT.-* S) 3. Es puerto de al-Andalus. Ha­


‘ Ój-ÚSL-N' j *j J /lJ i cia ella atraviesan los barcos de
Oriente y de Alejandría.

V *—" j'->j ,_$*> 4. Es mercado de al-Andalus y


su arsenal.

^4-** J~j ‘-- ¿ULl\ i) 5. En ella hay una alcazaba


• ^ ^ grande, la que es inexpugnable
por su fortificación.

( 6 ° ) i_r_ ^ _ _r;* l j l 1+ , ú ^ » w 1^ ’ l + ~ W j-,


6. Entre las maravillas que allí
jr-¿, . ^ 3 - L N c - (70) ^ hay: se guarda la cebada durante
sesenta y setenta años, sin que la
l U^-¿
ataquen los gusanos, y se come
sólo en estos lugares.

J ^ jll « ■ .4» 4I1' ,y* £ y l > j l ^ J iJ l ^_J| .i j


7. En ella está el río grande que
i p U Ji s_^>- ^ ¿^-úJ' »'j^ S ^ ' j sale de detrás de la alcazaba, for­
mando una garganta en el monte
por frente a la ciudad, al medio­
día de la alcazaba.

21
JOSE GARCIA ANTON

J*. "*jL. jl*J I 'Á* ¿,• ó^íj 8. Y sale por la parte más baja
de este monte fluyendo por la
Bab Musa, en pendiente hacia el
mar.

> > j« u * ^ S i i ¿ ^ ¿i* 9. Cuando hubo la fitna en al-


Andalus fue cegado este río y
. {T/S
fluyó después.

■ <j L>J' ij) LU y4-j' 'Ái j ] JCi^, 10. Se afirma que este río es
puerta para, a lo más alto del
monte, por él subir.

■>"^ ¡j ^ ójoUl J-U, 11. Esta ciudad, no hay en la tie­


rra de al-Andalus más importante
Ifv U * -’ c * o i í a i, i ^^Ji J Z 'f - , U U ^l
que ella en «ayfan». Posiblemente
W--**-; ^-¡J- ij-J ^) ■( 10()) iJll' OiL., estos barcos lleguen al centenar,
y no hay ciudad alguna que lle­
• >1' U» j
gue a esta cantidad.

jUjSí' jV-< ¿f* y*~^' ó>«-j — (/^ V-*i 12. De ella salió una «gazua» de
los musulmanes sobre la ciudad
de al-Fanfar de la tierra de al­
a rm an con Lubb ben Maymün.

¿ rt, jSt, ¡oiit X} t*ÚJt .o* j.1, 13. Las gentes de esta ciudad
son muy compasivas, útiles a
• {j* cualquiera, de gran fineza de es­
píritu y más cariñosas que las de­
más.

22
CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE ALM FRIA EN EL S XII

«r > 'r* ^ y bl v ’ v>*i 14. Una bendición de ella, es que


si es fuerte sobre la gente una
s-* w y . (> * y -i1 preocupación o aflicción, les con­
suela Dios. El sea alabado, con
ellos se reconcilia y la dificultad
corta.

Ó ;U ' 260 15. En la mezquita mayor de esta


ciudad, la columna de la derecha,
»U J\ j *-y ai) . \j contigua al mimbar. se encuen­
*4 -: ^ i^ á J l » lll I J j »j í kS "Ü ' U ^ _» tran sobre ella trazos de agua, y
se la nombra la Llorosa. Este
._»-L cj y.- ’J,
agua, que está sobre ella, quien
es rociado con ella le desaparece
la fiebre.

i*lL*J* ^»^Jl I y*- 4-r*) 261 16. En ella (Almería) se hace el


brocado, bien hecho el trabajo,
. ó lJ i , o Uj' j-JV * * )A ' y comparable al «marnyat». es co­
:v> nocido por el «‘ adádvát»; y vesti­
y v k <ir »*> ‘
dos de "Sundus» blanco, que es
*sT un brocado blanco completamen­
te. Para nadie es un secreto (la
perfección) de su fabricación.

¿ij *1' ^ IJ w-U Lfjj 17. En ella se han inventado los


v:
vestidos universalmente conoci­
V u *- V j V u ~ ^ ;1 l^íí” •j dos por «juldiyy. Ninguno entre
,v> '-u- JJ-*! los vestidos de seda es todo tan
j -U)' y » r perfectamente acabado (ni alcan­
za) su elegancia. Por esto se men­
cionan con este nombre que es
derivado de eternidad.

^UVl y ^ .y y 18. En ella se trabaja todo, bellos


muebles, y de todas las cosas hien
*^V >
hechas.

2 3
JOSE GARCIA ANTON

j£"\¡ »L*,j MG-, ^JS' l^ulj 19. Sus gentes, todos, hombres y
mujeres, son artesanos diestros.
¿ r j y.r^ '-f^~‘. 4 ^ ^ pH El principal oficio de sus mujeres
. ¿Tl ^Ji -Ui«y ¿tú^o es el hilado, que lo aproxima a .a
seda por su calidad. El principal
trabajo de los hombres es el tejer.

w-rí y*S ■|*^**J' «—**J' '+-?) 262 20. En ella está la gran cisterna.
Está suspendida entre el cielo y
la tierra. Al colmarse de agua no
. O C ) y y V^-1~6U UI) . a-O-lj «ij A, se filtra de ella ni una gota. 1.a
gente hace su oración encima y
debajo de ella.

_r* A>«—«. «_.) ; y i 21. Se dice, si ella está por más


arriba de la mezquita principal de
■ -*>A' V P 1 u" la otra parte de Almería, la cono­
cida por «al-Hawd».

y l» ►’ J» ^-»J' 22. Esta cisterna es de las mejo­


. .U l p ¿ res obras de arte. Se habla de ella
a causa de lo perfecto de su cons­
trucción.

^ J i i k j t y . L J l w - j- U l j . l+ j, 263 23. Entre las maravillas, el edifi­


cio del fuerte, el que está al borde
'■r*^ J r 1- J* del mar. Es conocido como '<rahi-
ta de ‘Ahdr*.

¿-P Ji ^ j;l ji 345 24. Hacia el comienzo de la tie­


rra de al-Andalus. hacia la ciudad
de Cartagena. Almería. Málaga.
«jkjJ» J jLL 31 Algeciras, Tarifa, hacia el cabo
Blanco, el que está frente a Tán­
ger.

2 4
CONTRIBUCION A l CONOCIMIENTO DE ALMERIA E NEI S XII

éO_*. ^ j j l ó -ú ¿JJÓS'j 57 25. En la ciudad de Syr está el


ídolo al que adora la gente de la
£ _U - U l L ' l l -L»»** p ^ ú J ' U ^ jd -JCJilj . J —i '
India. Nos contó el Hay ‘abü Mu-
lí t i O ( 534) ¿ I,—*»-j ^ * -;P * hammad ai-Battát en una mez­
ó* o jil j J p j, <_^L, (rl¿ )l II* quita de Almería, en el año 534
(1139), que él vio este ídolo, por
• U* W ú - » » !» (2 0 ) ijr J sí mismo, y vio a la gente de la In­
dia dirigirse a él desde una dis­
tancia de veinte y cuarenta días.

L jí - P - ^ '/ > ] 26. El turco que posee dos senos.


Cuenta al-'Údrl en Almería, la
s P 1 >> 152
cual está en al-Andalus, que él
j ltj í ¿ 3 ^ ó* á''s*' * ^ J vio a un hombre de los turcos, de
i , u ji ¿u +j ^ <*p j la ciudad de al-Tab; estaban sus
hombros, por la parte de la espal­
da. abultados, como los senos de
una mujer.

27. La piedra de al-Quds.


Dice la gente justa, y entre ellos
J2¿\ P J-u)l Jl*>.....>67
’abü al-Tayyb al-Damasqí. quien
.o * j \ o p l i- j- * ¿1» ciertamente nos comunicó en la
9 —* o p ' oik-*- ciudad de Almería que esta pie­
dra empotrada en un muro de las
jU il ¿ y p JjkJ' ^ jt-il ó - -k;U-l r paredes del templo, sale de ella,
• v* ^
de la pared, seis palmos de largo,
cuatro palmos de ancho y un pal­
mo y un tercio de grosor.

2 5
JOSE GARCIA ANTON

G fc lij/jl »L j, 191 28. ...a Occidente de esta ciudad está


la tierra de Armania al-Kubra1", (a
j ¿P -»11 -lij . P P ' la que) llegó unas incursiones de
•j*r» • «-i* J| ^rJÓ-Sll jX los musulmanes de la tierra de al-
.............. .. l Andalus hacia esta tierra. Estaba
j * ó r—i ¿rí <P»-Y' J* P>í en este tiempo sobre (el mando
• VP1 de) la flota Muhammad ben May-
mün de la ciudad de Almería.

'W ¿Ti p f ir p i l <-P ¿r* •■**- ó* u !/í 29. Y se dirigió a ella después
desde la ciudad de Sevilla Aysá
i ópU ¿1 jISJ u-^ P , / j ‘ *P W
tÓ ben Maymün. y en ella (está) Qa-
• óPr* j í dr~? UJP j 1' S ' *** bruh la cual la tomó Muhammad
ben Maymün y la ciudad de 'Urfa
la cual la tomó 'Aysá ben May­
mün.

jfz» ; í5)~191 (1) Al-Rumánia y la gente de esta tierra la


conocen por al-'Armán por la relación ha
iS j £ l 1 ó p /l#
cia la Gran Armenia (Armania al-Kubra).
(S/. los ms. de Londres, París y B. N. de
Argel).

2 6
CONTRIBUCION A l CONOCIMIENTO DE ALMERIA EN EL S XII

ALMERIA SEGUN AL-ZUHRl


(Las notas corresponden a la traducción)

SITUACION

En la tierra de al-Andalus. y en la costa, están: la ciudad de Cartagena, Almena. Málaga. Algeciras


(Isla Verde). Tarifa (Isla Nueva) hacia el cabo Blanco, el que está situado frente a Tánger*241 Almería, por
tanto, está a la orilla del mar entre Murcia y Granada"1.

LA CIUDAD Y EL PUERTO

Esta ciudad es de notable importancia. Fue construida por Muc5wya ben Muhammad al-Amin'21.
Puede decirse que es el puerto de al-Andalus. llegando a ella los barcos procedentes de Oriente y
Alejandría131, teniendo un gran movimiento marítimo"1'.
Por el número de ayfSn (barcos) que cuenta, es su puerto el más importante del al-Andalus. pues tal
vez estos alcancen el centenar, no habiendo otra ciudad que tenga tal cantidad'1*'.
De Almería partió una gazua (razzial de los musulmanes sobre la ciudad de al-Fanfar en la tierra de
al-Arman (Normandía). Expedición que estuvo mandada por Lubb ben Mayrríün"21. También salió desde
ella una 'ncursión llevada a cabo en las tierras de Aminiyya al-Kubra (la Gran Armenia), mandada por Mu­
hammad ben Maymün. que era Almirante de la escuadra, apoderándose de la ciudad de Qabru'28 y 291.
Más tarde, desde Sevilla, y mandada p o r' Aysa ben Maymün, otra expedición partió hacia esa misma tie­
rra. conquistando la ciudad de ‘ UrfS1291.
Almería es también el mercado de al-Andalus y su arsenal'41.

FORTIFICACIONES

Tiene una gran alcazaba que su fortificación la hace inexpugnable151. Por detrás de ella viene un
gran río. formando una garganta en el monte, por el frente de la ciudad y al Mediodía de la alcazaba171.
Las aguas corren por la parte más baja del monte, fluyendo por la B5b MTis3, siguen la pendiente hacia el
mar181. Durante la fitna (guerra civil) en al-Andalus. fue cegado este río. no abriéndose después191. Se dice
que él era la puerta que conducía a lo más alto del m onte"01.
También es digna de mención la rTSbita (fortaleza) situada en el borde del mar*231.

ARTESANIA

En Almería se hace un brocado perfecto, comparable al mamyat siendo conocido por ad5dy3t y
vestidos de sundus (paño fino de seda) blanco, que no tienen igual"61.

27
JOSE GARCIA ANTON

También aquí se han inventado los vestidos universalmente conocidos por juldy, de los que ningu­
no, entre los de seda, tiene tan perfecto acabado, ni alcanza su belleza, por esto reciben este nombre que
es derivado de Eternidad1171.
Se carcteriza también Almería, por la perfección de toda su artesanía, entre ella destacan sus bellos
muebles1IH|, pues sus gentes, tanto hombres como mujeres, son artífices diestros1191. El principal oficio
de las mujeres es la hábil hilatura, en tanto los hombres se dedican a tejed191.

ASPECTO HUMANO

Las gentes de esta ciudad son muy compasivas y afectuosas, ayudando a cualquiera, estando dota­
das de gran sensibilidad. Por ello, tal vez, una de las bendiciones de que gozan, es que si sobre ellas viene
una gran tribulación. Dios les ayuda remitiéndola'13-v 14).

OBRAS NOTABLES

Hay en esta ciudad una gran cisterna que está suspendida entre el cielo y la tierra, y la que al col­
marse de agua no filtra ni una gota. Las gentes hacen su oración encima y debajo de ella'201. Esta obra es
considerada como una construcción perfecta'221 y se dice que está situada en el arrabal de Almena cono­
cido por al-Hawd (la Cisterna) y más arriba de su mezquita principal1211.

COSAS MARAVILLOSAS

En la mezquita mayor de Almena, se encuentra una columna situada a la derecha del mimbar y con­
tigua a éste; en ella hay gotas de agua, por lo que se la conoce por la «llorosa», y quien tiene fiebre y es
rociado con esta agua le remite.
También sucede que la cebada se guarda durante sesenta y setenta años, no siendo atacada por los
gusanos y pudiéndose comer perfectamente tras este tiempo'61.

RELATOS DE COSAS NOTABLES CONTADAS EN ALMERIA

En una mezquita de la ciudad, y en el año 534/1139, nos contó (dice el autor) el Hay ‘AbU Muham-
mad al-B5t3t, como en la ciudad de Syr, en la India, vio a un ídolo, al que la gente se dirigía, para adorar­
le. desde distancias de veinte y cuarenta días'251.
También en Almería, cuenta al-l Udr1. como vio a un turco, de la ciudad de Tabt, en cuya espalda
aparecían dos grandes bultos como si fueran los senos de una mujer*261.
En esta misma ciudad, contó a Zuhrl, ‘Abü al-Tayyb al-Damasql que en la ciudad de al-Quds (Je-
rusalén), en un muro de las paredes de una mezquita hay una piedra que sobresale un palmo y tercio y
que tiene seis de largo por cuatro de ancho'271.

2 8
CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE ALMERIA EN EL S. XII

Croquis realizado sobre el Plano de Almena en el s. XIV dirigido por TORRES BALSAS (en Almería
islámica. Al-Andalus, vol. XXII, p. 428).
Queda señalado el curso del «gran río» que formaba una garganta en el monte, por el frente de la
ciudad, y el que, después de atravesar la Bab Musa, sigue en pendiente hacia el mar.
Apoyándonos en las curvas de nivel, se marca cual debió ser la primitiva linea de la costa, en un
saliente de la cual se establecieron las atarazanas (dar al-sináca).
Se puede apreciar también, cual fue el primer establecimiento de Almería, que quedaba limitado: a
Levante por «La Rambla», el primitivo desagüe del «gran río»; a Poniente por el muro señalado en el pía
no, y que, al no llegar a la actual línea de costa, se supone terminaba en la de la época en que fue cons
truido, siendo así un dato más para definir ésta. A continuación, se señala la posterior ampliación limi
tada por el muro que bordea la Rambla de la Chanca.
Hay que hacer notar, la desviación entre la dirección de la qibla (determinada por el muro de la
mezquita mayor) y el Sur geográfico, cosa que deberá tenerse en cuenta en las referencias al «medio
día» de Almería en los geógrafos árabes.

2 9
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JOSE GARCIA ANTON

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I
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Publicado por Torres Balbas en su artículo Almería islámica (Rev. Al-Andalus, vol. XXXI, fase. 2. Madrid Granada, 1966).
EL ALTO GUADALQUIVIR TIERRA VETADA A LOS GANADOS
TRASHUMANTES

José RODRÍGUEZ MOLINA


Universidad de Granada

Hoy mejor que nunca sabemos que la ganadería constituyó uno de los pilares
básicos de la economía andaluza. Lo que aún queda por establecer es de que tipo
de ganadería se trata. ¿Experimentaron las tierras andaluzas una arrolladora inva­
sión de ganados trashumantes buscando en ellas los excelentes pastos de invierno,
según la opinión tan aceptada hasta hace poco? ¿Predominaron, por el contrario,
los ganados estantes? No faltan razones a los defensores del predominio de la tras-
humancia que se fundamentan en el hecho coincidente de la culminación de la
conquista del Valle del Guadalquivir y la constitución de la Mesta Castellana. J.
Klein habla de invernaderos, en estas tierras, destinados al ganado extrem eño"1. Es
cierto, por otra parte, que en época de Alfonso X una cañada mesteña se deslizaba a
lo largo de este río'21y que a finales del siglo XV trataba de restablecer los límites de
la misma el alcalde entregador de la Mesta1"'.1 3
2

(1) KLEIN, J.: La Mesta. Estudio de la Historia económica española. 1273 1836, Madrid, ed. Revista
de Occidente, 1936, pág. 30. reed. Madrid, 1979.
(2) RODRIGUEZ MOLINA, JOSE: Colección diplomática de Ubeda (Siglo XIII), (Inédita), doc. n° 33.
Archivo Municipal de Ubeda, Signatura antigua 36; Signatura actual: carpeta n° 5, n° 9.
(3) Archivo General de la Mesta, E. 2a.

31
JOSE RODRIGUEZ MOLINA

La recta compresión de este hecho atrae la atención a la distribución de las


tierras andaluzas entre el señorío y el realengo. Fueron, sin duda, las primeras las
que justifican la presencia de cañadas en estas tierras, pues a semejanza de otras
áreas peninsulares "mientras que la ganadería trashumante va vinculada a la gran
propiedad privada, el mantenimiento de una voluminosa cabaña estante resulta in­
separable de la posesión de grandes superficies de terreno de aprovechamiento co­
lectivo-'45
'. En efecto, en Andalucía era importante este fenómeno, y en el Alto Gua­
7
6
dalquivir, ámbito específico de nuestro objetivo había un claro y aplastante predo­
minio de las segundas sobre las primeras. Por ello, la existencia de una gran cañada
a lo largo de dicho río no puede justificar, sin más. la existencia masiva e indiscrim i­
nada de la trashumancia en la zona. Estos datos, por tanto, deben ser matizados
con indicadores relativos a la elevada importancia de los ganados estantes en el ám­
bito de las tierras realengas.

En el Archivo de la Mesta se guardan numerosas cartas de pleitos de las pobla­


ciones andaluzas contra el Concejo de la Mesta castellana. En este sentido ha veni­
do a esclarecer y poner de relieve un punto muy importante de la ganadería andalu­
za Ch. J., Bishko15’ con la existencia de mestas locales andaluzas frente a la podero­
sa Mesta Castellana y organizadas como tales desde el reinado de Alfonso XI. En
esta misma línea pudimos estudiar la organización y desenvolvimiento de la mesta
local de la ciudad de Jaén16'.

La intención de estas páginas es la de aportar un nuevo indicador que ayude a


esclarecer el importante papel jugado por la ganadería estante en Andalucía y con­
cretamente en el Alto Guadalquivir que. entre los siglos XIII y XV. fué tierra vetada
a los ganados trashumantes en el núcleo de tierras más amplio y rico de la zona,
que fue el acaparado por los términos de las ciudades realengas de Jaén. Baeza,
Ubeda y algunas de las villas más destacadas como Arjona y Quesada.
No es esta una zona carente de posibilidades ganaderas, sino todo lo contra­
rio171 ya que si en ella tuvo importancia la producción cerealista con un 50% de la
producción total, no quedó muy por debajo la ganadería, que en su condición de

(4) SUAREZ ALVAREZ, MARIA JESUS: La villa de Talaveraysu tierra en la Edad Media (1369 1504),
Oviedo, 1982, págs. 387-388.
(5) BISHKO, CH. J.: «The Andalusian Municipal Mestas in the 14 th -16th Centuries Administrative
and Social Aspects», en Actas del I Congreso de Historia de Andalucía. Andalucía Medieval. I. Cór­
doba, 1978.
(6) La ciudad de Jaén. Inventarios de sus documentos (1549 1727), Jaén, 1982, págs. 31 y ss.
(7) RODRIGUEZ MOLINA, JOSE: «Niveles de producción agropecuaria de Andalucía Betica
(1510-1512)» en Actas I Coloquio Je Historia de Andalucía. Andalucía Medieval, Córdoba, 1982,
págs. 171-196.

32
EL A l ro GUADALQUIVIR TIERRA VETADA A LOS GANADOS TRASHUMANTES

estante llegó a representar a comienzos del siglo XVI el 35% de aquélla. Más aún.
las grandes ciudades jiennenses -Baeza, Ubeda. Jaén y A ndú jar- ju n to con la zona
de los Pedroches cordobesa eran en la época referida los grandes centros ganade­
ros del Valle del Guadalquivir.

El ganado se alimentaba en el ramoneo y bellota del monte, cuyas extensas su­


perficies en Sierra Morena, especialmente'8’, sector montañoso subbético<9) y respe­
tables espacios de La Loma y La Campiña " ’1fueron organizados en varios tipos o
categorías de pastizales: dehesas comunes o propias del concejo -ciudad y térm i­
n o - destinados al uso exclusivo de los ganados de los vecinos y moradores de las
ciudades, villas o aldeas, ejemplo de las cuales fueron las amplias superficies de
Arroyovil comunes a Jaén y Baeza'111. la dehesa de Arquillos, los Cuellos y «Matanga
del Guadalquivir»"21, la dehesa de la Torre Martín Malo, en Sierra Morena" " y la de­
hesa de Baños"4'. Otras fueron las dehesas propias del cabildo municipal destinadas
al exclusivo mantenimiento de los ganados de los carniceros comprometidos ante
las autoridades al abastecimiento de carne de la población. De este tipo era la dehe­
sa del Carrascal y la Dehesa Nueva, ambas en térm ino de Baeza"51. Dehesas mixtas,
generalmente del caudal de propios, en las que se simultaneaba el cultivo del cereal
y el pastoreo de los rebaños, lo que solía o cu rrir en la ya mencionada y extensa de­
hesa de A rroyovil"6' y en la no menos amplia de Riex"71, en los términos de Jaén, o
la dehesa cercana a los muros de la ciudad de Baeza, de bastantes hectáreas de ex­
tensión"81. Estaban, por fin. las dehesas boyales de los cortijos, cuyo destino no era8
7
6
5
4
3
2
0
1
9

(8) ARGENTE DEL CASTILLO OCAÑA, CARMEN - RODRIGUEZ MOLINA, JOSE: «La ciudad de
Baeza a través de sus ordenanzas», en Coloquio sobre la Ciudad Hispánica durante los siglos XIII
alXVI, La Rábida, 14-19 de septiembre 1981.
(9) RODRIGUEZ MOLINA, JOSE: «La ciudad de Jaén. Centro ganadero, comercial e industrial (Si­
glos XV-XVI)», en Coloquio sobre La Ciudad Hispánica durante los siglos XIII al XVI, La Rábida
14-19 septiembre 1981.
(10) Cfr. notas anteriores 8 y 9.
(11) La ciudad de Jaén..., págs. 35 y ss.
(12) RODRIGUEZ MOLINA, JOSE: Colección diplomática de Baeza (Siglos XIII XV) dirigida por..., Jaén,
1983, doc. n° 57.
(13) ARGENTE DEL CASTILLO OCAÑA, CARMEN - RODRIGUEZ MOLINA, JOSE: Reglamentación de
la vida en una ciudad medieval. Las Ordenanzas de Baeza, Cuadernos de Estudios Medievales (En
prensa) T it X, Cap. Vil.
(14) Colección diplomática de Baeza..., doc. n° 72.
(15) Ibid., doc. n3 135.
(16) Ibid., doc. n° 42, 66 y 125.
(17) La ciudad de Jaén..., págs. 33yss.
(18) Colección diplomática de Baeza..., doc. n° 32.

33
JOSE RODRIGUEZ MOLINA

otro que el mantenimiento de los bueyes y bestias de arada' Existían, además,


grandes extensiones sin adehesar en la zona baezana de Sierra Morena conocida
por la denominación de «montes y encinares-'2"1que hallaban su correspondencia
en los términos de la ciudad de Jaén enclavados en el sector montañoso subbéti-
co'211. A éstos acudían, en principio, como a términos comúnes. todos los ganados
del municipio en cuyo exclusivo provecho -salvo las comunidades de pastos entre
ciudades vecinas'221- se intentaron conservar con insistentes reivindicaciones y nor­
mas contra los rebaños trashumantes y los grandes propietarios de ganado locales
simpatizantes con la poderosa organización castellana231 y sus generosos y no me­
nos generosos privilegios.
Las diferentes ciudades del Alto Guadalquivir organizaron sus propias mes-
tasl24) formadas por pequeños y medianos ganaderos como ocurrió en la ciudad de
Jaén'19
25' donde la organización mesteña local apoyada en la «Cofradía de Santo Do­
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mingo de los Pastores» nunca permitió que pastasen en sus tierras ganados extra­
ños a ellas'26’, basada en la exención disfrutada desde tiempo inmemorial de estar
sus términos libres de cañadas ganaderas'27’. En realidad aún se conserva en su Ar­
chivo Histórico Municipal la carta de los Reyes Católicos donde se recoge dicho pri­
vilegio, otorgado por Fernando 111 en estos términos: «Sepades que por parte del
concejo... me fue fecha relación disiendo que la dicha gibdad tiene por merced del
señor rey don Fernando que la ganó de los moros enemigos de nuestra santa fe ca­
tólica, privillejo usado e guardado e por los reyes de gloriosa memoria, mis progeni­
tores e por el rey mi señor e por mi confirmado, que en la dicha gihdad m en sus
términos non aya alcallde ni juez de las cañadas... en el qual se contiene una cláu­
sula que dize asi:

Otrosí, aya más Jaén de previllejo que ningund alcallde ni jues de las cañadas,
que non oviese juredigión ninguna de demandar nin pedir de ninguno vesino ni

(19) RODRIGUEZ MOLINA, JOSE: El reino de Jaén en la Baja Edad Media. Aspectos demográficos y
económicos, Granada, 1978, 2‘ ed.
(20) Reglamentación de la vida en una ciudad medieval. Las Ordenanzas de Baeza.
(21) La ciudad de Jaén..., págs. 24 y ss.
(22) ARGENTE DEL CASTILLO OCAÑA, CARMEN: «Las Hermandades medievales en el Reino de
Jaén», en Artas del I Congreso de Historia de Andalucía. Andalucía Medieval, II, Córdoba, 1978,
págs. 21-32.
(23) Archivo Histórico Municipal de Jaén, Ordenanzas Municipales de 1501; Actas Capitulares de
1476.
(24) BISHKO, CH. J., «The Andalusian Municipal Mesías...».
(25) La ciudad de Jaén..., págs. 24 y ss.
(26) Archivo Histórico Municipal de Jaén, Ordenanzas Municipales de 1501, Fots. 31v 32r. y 65r-66r.
(27) La ciudad de Jaén..., págs. 46yss.: n° 1,44, 45, 249, 250, 312, 335.

3 4
EL ALTO GUADALQUIVIR TIERRA VETADA A LOS GANADOS TRASHUMANTES

morador de Jaén ni de su término derecho nin pedido nin trib u to alguno de lo que
pertenesge a la dicha alcaldía.

E esto se otorgó por quanto la dicha gibdad está muy cercana e frontera de los
moros e en ella non ay cañadas, salvo dehesas dehesadas...»1281.

Partiendo de esta facultad el cabildo ciudadano accedía el 24 de mayo de 1476


a las fuertes presiones de sus vecinos que le exigían ordenar la prohibición de en­
trada en los pastizales ubicados en los términos a ganados forasteros1291. Sólo se fa­
cilitaron caminos de paso hacia los pastos de verano a los ganados travesíos proce­
dentes del medio y bajo Guadalquivir que concentrados'en Cazalilla1301 emprendían
desde aquí la marcha hacia las sierras de Segura, Cazorla y Montejicar. Sus límites
quedaban perfectamente establecidos131’. Estos trashumantes de radio de acción re­
gional debían partir de Cazalilla con rumbo a Mengíbar, donde un barco facilitaba
el paso de una a otra orilla del Guadalquivir'321. Desde aquí, siguiendo el camino real
de Mengíbar desembocaban en Villargordo, enclave de una nueva embarcación133'.
Desde este punto el camino apuntaba hacia el puente construido sobre el Guadal­
quivir a comienzos del siglo XVI por el obispo de Jaén134' donde se bifurcaban los ca­
minos que conducían a Cazorla y los que terminaban en las tierras altas de Huelma,
Montejicar y otros lugares serranos, después de atravesar la dehesa de Arroyovil.

Todo parece estar del lado de que los pastos contenidos en los términos de la
ciudad fueron de aprovechamiento exclusivo de la ganadería local'351, cuyos propie­
tarios. como antes se ha apuntado, se oponían resueltamente a los que de entre
ellos pretendían formar parte de la Mesta Castellana.

Las raíces del fenómeno arrancan, como queda expuesto, del enclave fronteri­
zo de la tierra, argumento insistentemente exhibido por el vecindario que cuenta
con el apoyo de los Reyes Católicos frente a la todopoderosa organización ganadera
que ansiosa de invadir los términos con sus rebaños considera trasnochadas dichas
razones una vez desaparecida la frontera tras la conquista del Reino de Granada,
pues según ella este privilegio «avía lugar en tienpos que no podía aver cañada en la
dicha ciudad por el peligro de los moros y que ahora cesa el dicho privilegio... pues2
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(28) Archivo Histórico Municipal de Jaén, Legajo n°1.


(29) Ibid., Actas Capitulares de 1476.
(30) Ibid., Ordenanzas Municipales de 1501, fol. 94.
(31) Ibid.
(32) La dudad de Jaén..., págs. 46 y ss.: n° 329 y 336.
(33) Ibid., n°473.
(34) Ibid., n° 411.
(35) Archivo Histórico Municipal de Jaén, Actas Capitulares de 1505.

3 5
JOSE RODRIGUEZ M O IIN A

no ay frontera de moros ni otra cosa que los inpida»<36>. Los ganaderos jiennenses
no sólo hicieron valer sus derechos, como lo atestigua el libro de Actas de 1476i:t7\
sino que impulsaron la dinámica actividad de sus mesta local, cuya eficiente organi­
zación queda recogida en las Ordenanzas Municipales vigentes ya en el siglo XV:W|.
Se explica dicha actividad y organización por la importancia ganadera del m unici­
pio y las grandes extensiones comunales existentes en éli:wi con capacidad para la
cría de más de 70.000 cabezas estimadas de ganado mayor y menor-141".

En Baeza, por su parte, todos los términos de la ciudad, salvo los adehesados
con la finalidad de un servicio determinado de la misma, parecen, en principio, de
uso comunal, si creemos a las Ordenanzas que dicen: «que los vezinos de esta ciu­
dad y su tierra gozen de los nuestros términos y enzinares y montes, en pacer las
yerbas y beber las aguas y cortar madera y leña...»'411.

La absoluta negativa de Baeza a dar entrada en sus montes y encinares a los


ganados trashumantes o serranos1421 a semejanza del comportamiento mantenido
por Jaén durante los siglos bajomedievales debió ceder ante las fuertes presiones y
protección real del Concejo de la Mesta, manifiestos en el texto de las Ordenanzas
revisado por mandato de Carlos V y subrayado cada vez que la ciudad pretende de­
fender sus privilegios de disfrute exclusivo de sus pastos con la repetición de «Y vis­
ta la dicha ordenanza pareció que los contenido en esta ordenanza no pueda parar
nin pare en perjuicio a los privilegios y sentencias que tienen en su favor los gana­
dos del Concejo de la Mesta»1431.

La ciudad, sin embargo, conservó el derecho a reglamentar el periodo de per­


manencia de los ganados serranos en sus encinares, fijándolo en el espacio de tiem­
po comprendido entre el día de San Andrés y el mes de abril'441. La defensa hecha
por los baezanos para el preferente y, a veces, exclusivo aprovechamiento de sus
términos por los ganados locales data desde antiguo, como se evidencia en el pleito
sostenido en 1358 por su personero, representante de los intereses comunitarios
frente a las crecientes pretensiones del Concejo de la Mesta que intenta ejercer su32
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(36) Ibid., Ordenanzas Municipales de 7507, fols. 106r-l 13r.


(37) Ibid., Actas Capitulares de 7476.
(38) La ciudad de Jaén..., págs. 31 y ss.
(39) Archivo Histórico Municipal de Jaén, Actas Capitulares de 1480.
(40) Crónicas de los Reyes de Castilla, Biblioteca de Autores Españoles, II, Madrid, 1953, pág. 608
(41) Reglamentación de la vida en un ciudad medieval. Las ordenanzas de Baeza, Tit. X, Cap. I.
(42) Ibid., Tit. VIII, Cap. IX.
(43) Ibid.
(44) Ibid., TiL X. Cap. VI.

3 6
F l A l FO GUADALQUIVIR TIERRA VETADA A LOS GANADOS TRASHUMANTES '

autoridad sobre las cañadas del térm ino1451. Ante las supuestas intromisiones, la co­
munidad ciudadana por medio de su representante arguye «que en el término de la
dicha gibdat de Baega que non avía cannada», en refuerzo de cuyo argumento alegó
la sentencia emitida por el alcalde del Concejo de la Mesta el día 6 de marzo de
1329 ordenando que «en la dicha gibdat de Bae?a nin en sus términos non oviese
cannada». El personero en sus deseos de mostrar la situación privilegiada de sus
tierras respecto de dicho Concejo adujo una carta del rey Alfonso XI. fechada en
1348, en la que se ordenaba que los rebaños mesteños dejasen de acudir a pacer a
los términos de la ciudad, permitiéndoseles, únicamente, el paso por las tierras de
su jurisdicción hacia otros lugares.

Un largo pleito de réplica y contrarréplica se desarrolló entre ambos conten­


dientes. de elevado interés para el conocimiento de las tensiones entre la ganadería
local y la trashumante, cuyos pasos y argumentos podríamos sintetizarlos así: el
procurador del Concejo de la Mesta. Matheo Sánchez, denunciaba en 1358 el pro­
cedimiento seguido por la ciudad de Baeza y aldeas de sus términos que acotaron
dehesas sin contar con la autorización del monarca y alcaldes entregadores. con es­
tas palabras: «e sennaladamente que de catorze annos acá que fizieran e cotearan
una defesa. la que dizen de los Cuellos, que es en los enzinares del término de la di­
cha gibdad. e otra defesa para los bueyes de arada, que dizen del Carrascal, que es
gerca de las vinnas de Naharro. gerca de la dicha gibdat». La acusación fué ense­
guida refutada por el personero de la ciudad que presentó la concesión de Fernan­
do IV en la que se permitía hacer la dehesa de los Cuellos y atender con sus rentas a
la labor de los muros del Alcázar, así como la subsiguiente confirmación de Alfonso
XI. Además de las dehesas de Arquillos, Cuellos de Baños y «Matanza del Guadal­
quivir». el representante de la ciudad atribuyó a la merced de Fernando IV otras
concesiones de dehesas distribuidas en las distintas aldeas del término. Justificó,
acto seguido, la existencia de tantas dehesas en «que los labradores que labravan en
la dicha gibdad e en los dichos lugares non abrían en que pastar los sus ganados,
que en los estremos avían tan largamente en que lo pastar, porque de las dichas de­
hesas nin alguna de ellas non recibían danno nin embargo alguno».

Terminadas las alegaciones y medidas las dehesas, tras la acusación por parte
del procurador de la Mesta de tener un marco mayor que el estipulado, se emitió el
fallo definitivo en que se reconocen las dehesas de la ciudad y término como privile­
giadas y antiguas a la vez que la existencia de extremos en los términos de la ciu­
dad. donde puedan pastar los trashumantes. La ciudad, sin embargo, luchó por
conseguir ventajas para sus propios ganados organizando su propia mesta locar41”4 6
5

(45) Colección diplomática de Baeza, doc. n° 135.


(46) Ibid., doc. n° 125.

37
JOSE RODRIGUEZ M O LINA

que terminó por conseguir amplias libertades y exonerar de cargas impositivas .1


sus ganaderos, como se evoca en el párrafo que sigue: - Por quanto en esta ciudad \
en sus términos se crían muchos ganados, asi vacas como ovejas y bueyes y carne
ros y cabras y machos y cabrones y corderos y puercos y lechones y otros muchos
. ganados, sin pagar los dueños de ellos en los nuestros términos ervaje ni otros de­
rechos algunos y gozan para la dicha cría de todos nuestros términos, montes y en-
zinares y badíos. de la qual causa los señores de los tales ganados son muy aprove­
chados y enriquecidos-'471. Esta importancia de la ganadería local fué la que hizo de
Baeza. al menos en el siglo XV, una industriosa ciudad pañera, a juzgar por sus o r­
denanzas municipales, donde se nos confirma que «en esta ciudad es notorio ser
grande el obraje de los paños»14*1.

Las presiones de la gran Mesta Castellana consiguieron, por fin. que sus gana­
dos entrasen en los extremos de Baeza. en cambio, les resultó imposible el acceso a
los términos de la ciudad de Jaén.

Parecidas facultades defendían para si la villa de Quesada a finales del siglo


XVI «conforme a ellos (sus privilegios) y a su uso antiquísimo»4'*'. aludiendo en su
defensa a las exenciones que al respecto venía disfrutando la ciudad de L’beda. bajo
cuya jurisdicción había estado desde el siglo X IV *50'. E idénticas condiciones a las
anteriores se desprenden de la carta de Alfonso XI fechada en 1335, relativa a la au­
sencia de cañadas en el término de Arjona. por la que el propio monarca se dirige a
los entregadores de los pastores de la Mesta con estas palabras: «porque vos manda­
mos pues parece por la dicha carta de sentencia que non ovo nin cannada por el di­
cho logar de Arjona nin por su término, que las non abrades nin fagades nin man-
dedes abrir nin faser por el (dicho) logar de Arjona nin por su término», dando las
razones históricas y tradicionalmente fundadas en que se apoyaba su mandamien­
to: «e nos tenemos por bien que la non y aya pues que la non ovo y en tienpo de los
reyes onde nos venimos nin en el nuestro»151'.

Debemos concluir, pues, por la documentación referida que en los términos


de las poblaciones realengas del Alto Guadalquivir la trashumancia, en sus distintas
versiones de largo o corto radio de acción, quedó completamente vetada en las cen­
turias bajomedievales, en favor del ganado estante, debido, con toda probabilidad, a
la defensa que pequeños y medianos ganaderos hicieron de sus propios pastos, de­
bidamente organizados en sus mestas locales.

147) Reglamentación de la vida en una ciudad..., Tit. XII, Cap. I.


(48l Ibid., Tit. Vil, Cap. I.
(491 CARRIAZO, JUAN DE MATA, Colección diplomática de Quesada, Jaén, 1975, págs. 405 410
50) El Reino de Jaén en la Baja Edad Media...,
(51) Archivo Municipal de Andújar.

38
EL ALTO GUADALQUIVIR TIERRA VETADA A LOS GANADOS TRASHUMANTES

1335 septiembre. 13. (...)


Alfonso X I reconoce el privilegio deArjona p or e l que está exenta de cañadas.
Archivo Municipal de Andújar.

Don Alfonso por la gracia de Dios rey de Castiella. de Toledo, de León, de Gallizia. de Sevilla, de
Córdova, de Murga, de Jahén. del / (Algarbe) e sennor de Molina a los alcalldes e entregadores de la
mesta de los pastores asi a los que agora son commo a los que serán daquí adelante / a qualquier o qua-
lesquier de vos que esta nuestra carta vierdes salut e gracia.
Sepades que el congeio de Arjona nos enbiaron mostrar con M(artín) López / $ u procurador una
carta escripia en pergamino de cuero e sellada con quatro seellos de gera colgados e(...] don Alfonso figo
[escrivir] [...| / [las cannadas por Pero Reys] en que se contiene que Diego Alfonso de Trevinno e Gómez
Diaz de (Siguenga) e Diego [Sanches de...] / Villalpando alcalldes e entregadores que eran a la sazón de
los pastores del congeio de la mesta en todo el nuestro sennorio por [Johán] Martines (...) / nuestro al-
callde e entregador mayor de los pastores del congeio de la mesta. que parege por ella que Domingo Ve-
lasco de Naharros procurador del / congeio de los pastores de la dicha mesta que fizieran demanda ante
los dichos alcalldes e entregadores al procurador del congeio de Arjona que venían / dos cannadas por el
término del dicho logar de Arjona por do avíen de passar los ganados de los pastores e las quales canna­
das (dizen) / que venían e la una por las casas que disen de Ferrant Martines e por el cortijo que disen de
don Martyn e que yvan por entre las vinnas / de Arjona e la dehesa del (Mosen) de Arjona: e la otra can-
nada que veníe por Pajarejos e por las casas que disen de (Miguel) / (...) por el atalaya de (Pachena] e que
piega de vesinos de Arjona e de sus términos que ronpien las dichas cannadas e pastos (e / fasian) y vin­
nas e les senbraran panes sin nuestro mandado e que les pidíen que las abriesen e prendasen por las pe­
nas que en las (...) / cartas e privilegios se contenía [de] aquellos que las avían ronpidas. la qual demanda
e pedimiento que el dicho Domingo Velasco procurador / del congeio de los pastores de la dicha mesta
fasía al dicho congeio sobre la dicha rasón, commo dicho es. e Pero Martines (...) / e procurador que era
a esa sasón del congeio de Arjona ge lo negó e que el dicho Domingo Velasco que se obligó (...) / e los di­
chos alcalldes e entregadores que el dieran sus plasos para lo provar e que a los dichos plasos ni a ningu­
no dellos que non proba / va ninguna cosa de lo que se alejó y (ponía) sobre esta rasón: sobre la qual ra­
són paresge por la dicha sentengia que los (dichos) al / calldes e entregadores que sopieran ellos por si
mismos e por otras partes todo quanto más pudieran saber sobre [esta rasón) (...) / el dicho Domingo Ve-
lasco demandó al dicho congeio. e visto los testigos que el dicho Domingo Velasco truxo sobre esta ra­
són / e lo que ellos sopieron, que fallaron que el dicho Domingo Velasco non provó su demanda e que
non avien nin devien [aver las) / dichas cannadas por el término de dicho logar de Arjona en que dieron
ende por (...tos) al dicho congeio e les (...) / [osea] de sus términos e dehesas segunt que (faser| usaran
sin ningún (cavallo) de los pastores de la mesta e de sus gana / dos. todo esto segunt más cumplidamen­
te en la dicha carta de sentengia se contiene.
E agora el dicho congeio de Anona / enbiaron (suya) querella e disen que algunos de vos los alcall­
des e entregadores de los pastores de la dicha mesta que abedes [e que| / [redos| abrir cannadas por el
su término non aviéndolas y, e que commo quier que vos (...) / que fue dada en la dicha razón por los di­
chos alcalldes commo dicho es e vos piden e (asiveran) que las non abrades nin / fagades. porque las non
y ovo en ningún otro tiempo, que lo non queredes faser, e enbiaron nos pedir merget que mandásemos y
lo que / toviesemos por bien: porque vos mandamos que pues parege por la dicha carta de sentengia que
non ovo nin cannada / por el dicho logar de Arjona nin por su término, que las non abrades nin fagades
nin mandedes abrir nin faser por el (dicho) / logar de Arjona nin por su término e si la abriestes o fesie-
sedes que la defagades luego e lo tomedes en el estado que / antes estava.

39
JOSE RODRIGUE/ MOLINA

E nos tenemos por bien que la non y aya pues que la non ovo y en tiempo de los reyes onde nos /
venimos nin el nuestro. E non fagades ende al so pena de la nuestra merget e de cient maravedís de la
moneda nueva a cada uno de / vos. E demás si lo asi faser non quisierdes mandamos al nuestro adelanta­
do que agora es o fuere daquí adelante en la frontera / o al su logar teniente e al con?eio de Arjona e a
todos ¡os otros con^eios, alcalldes. jurados, jueses. justicias, alguasiles / comendadores e soscomenda-
dores. alcaydes de los castillos e todos los otros apostellados de las villas e de los logares del obispado
de Jahén o a qualquier o qualesquier de ellos que esta nuestra carta fuere mostrada que vos lo non con­
sientan nin vos lo (...| / faser e complir segunt sobredicho es en la dicha carta de sentencia se contiene; e
non fagan ende al so la dicha pena a / cada uno. E de commo esta nuestra carta vos fuere mostrada e los
unos e los otros la cunplierdes. mandamos a qualquier |notario| / publico que para esto fuere llamado
que de ende al que la mostrare testimonio signado con su signo porque nos sepamos en / commo com-
plides nuestro mandado; e non faga ende al so la dicha pena. E de esto les mandé dar esta carta sellada
con nuestro seello de plomo.
Dada en (...) trese dias de setienbre. era de mili e tresientos e setenta e tres annos.
Yo Johan (...) fis escrevir por mandado del Rey.
Fernand [Pes], (Per) Alfonso (va...) Johan de [...).

1478. marzo. 16. Sevilla.


Im reina Isabel la Católica reconoce a la ciudad de Jaén su exención de cañadas, privilegio concedido
p or Femando III.
Archivo Histórico Municipal de Jaén. Legajo 1.

Doña Isabel por la gracia de Dios reina de Castilla, de León, de Toledo, de Seglia, de Portogal. de
Galizia. de Sevilla, de Córdova. de Murga, de Jahén, de los Algarbes. de Algesira. de Gibraltar / princesa
de Aragón e señora de Viscaya e de Molina, a los duques, marqueses, condes, ricos ornes, maestres de las
ordenes, priores, comendadores, e subcomendadores, alcaydes / de los castillos e casas fuertes e llanas e
a los del mi consejo e oidores de la mi abdienga e alcalldes e notarios e alguasiles e otras justicias e ofi­
ciales qualesquier de la mi casa e corte / e chanyellería, e a todos los concejos, corregidores, alcalldes.
alguasiles, regidores, cavalleros, escuderos, oficiales e ornes buenos de todas las gbdades e villas e loga­
res de los mis regnos / e señoríos que agora son o serán de aquí adelante e a otras qualesquier personas,
mis vasallos e subditos e naturales de qualquier estado o condición, preheminenga o dignidad / que
sean, a quien esta mi carta fuere mostrada o el traslado de ella signado de escrivano público, salud e g a ­
ga.

4 0
EL ALTO GUADALQUIVIR TIERRA VETADA A LOS GANADOS TRASHUMANTES

Sepades que por parte del concejo, corregidor, justicia mayor, al / guasil mayor, regidores, jurados
e personas cavalleros, escuderos, oficiales e ornes buenos de la muy noble, famosa e muy leal ?¡bdad de
Jahén guarda e defendimiento de estos mis / reinos, me fué fecha relación disiendo que la dicha gibdad
tiene por merced del señor rey don Femando que la ganó de los moros enemigos de nuestra santa fe ca­
tólica, previllejo usado / e guardado, e por los reyes de gloriosa memoria mis progenitores e por el rey
mi señor e por mi confirmado, que en la dicha cibdad ni en sus términos non aya allcalde ni juez / de las
cañadas, el qual dicho previllejo les fue dado por el dicho rey don Femando al tienpo que la ganó de los
dichos moros, en el qual se contiene una cláusula que dize asi: otro / si. aya más Jahén de previllejo. que
ningund allcalde ni jues de las cañadas que non oviese juredición ninguna de demandar nin pedir de nin­
gún vesino nin morador de Jahén ni de su / término derecho nin pedido nin tributo alguno de lo que
pertenesce a la dicha allcaldía; é esto se otorgó por quanto la dicha cibdad está muy cercana e frontera
de los moros e en ella non ay / cañadas, salvo dehesas dehesadas, y el dicho rey don Femando, que la
ganó, le dió las dichas dehesas dehesadas por su término e defendió por el dicho privillejo que / ningund
allcalde de las cañadas non oyese pleito alguno de cañada en la dicha cibdad.
E por ende que me suplicavan e pedían por merced que les mandase dar mi carta para que el dicho
/ previllejo les fuese guardado o sobre ello les proveyese como la mi merced fuese, e yo tóvelo por bien,
porque vos mando a todos e a cada uno de vos que si asi es que la / dicha cibdad de Jahén tiene el dicho
previllejo para que en ella non aya allcalde de cañadas e a seydo usado e guardado ge lo guardades e fa-
gades guardar e conplir / en todo e por todo segund que en él se contiene; e contra él thenor e forma les
non vayades nin pasedes nin coasintades ir nin pasar en algund tienpo nin por alguna / manera, ni le
pongades ni consintades poner en ello nin parte de ello enbargo nin contrario algunos. E los unos nin los
otros non fagades nin fagan ende al por alguna / manera, so pena de la mi merced e de dies mili marave­
dís para la mi cámara. E demás, por qualquier o qualesquier de los por quien fincare de lo asi fazer e con­
plir. mando al orne que vos esta / mi carta mostrare que vos enplaze que parescades ante mi en la mi
corte do quier que yo sea del día que vos enplazaren a quinse días primeros siguientes, e mando so la /
dicha pena a qualquier escrivano público que para esto fuere llamado que de ende al que vos la mostrare
testimonio signado con su signo porque yo sepa en como se cunple / mi mandado.
Dada en la muy noble e leal cibdat de Sevilla a diesiseis días del mes de marco, año del nascimiento
■estro Salvador Jhesu Christo / de mili e quatrocientos e setenta e ocho años. /
‘a reina. Yo Alfonso de Avila, secretario de / nuestra señora la reina la fise escrivir por su manda-

41
PLEITO Y EXCOMUNION POR CUESTIONES DE TERMINOS
ENTRE UBEDA Y CAZORLA (SIGLO XV).

María del Mar GARCIA GUZMAN


Universidad de Cádiz

1.- INTRODUCCION

A lo largo de los siglos XIV y XV los arzobispos de Toledo, como señores del
Adelantamiento de Cazorla, tuvieron que enfrentarse al concejo de Ubeda porque
en diversas ocasiones habían intentado apoderarse de las aldeas y términos que en
su día habían pertenecido a Quesada, villa que desde 1331 había pasado de la ju ris ­
dicción de los prelados toledanos al concejo de Ubeda.

Pero los arzobispos de Toledo, dispuestos a no tolerar ningún tipo de des­


membración en su señorío, acudieron, con este fin, en repetidas ocasiones ante el
tribunal regio, en defensa de sus derechos; pero a pesar de las sentencias emitidas
por aquel tribunal, todas favorables a los señores del Adelantamiento, los vecinos
de Ubeda, haciendo caso omiso, seguían entrando con sus ganados en el señorío de
Cazorla, e incluso, en algunos momentos, trataron de apoderarse de ciertas fortale­
zas, aprovechando períodos de sede vacante.

En estas circunstancias, los arzobispos toledanos teniendo en cuenta que Ube­


da y Quesada pertenecían, respectivamente, a la provincia eclesiástica y diócesis de
Toledo, decidieron u tiliza r las penas canónicas para salvaguardar sus intereses
temporales.

4 3
M ARIA DEL MAR GARCIA GUZMAN

Y es este últim o aspecto, es decir, las penas espirituales «excomunión», em­


pleadas por los señores del Adelantamiento para mantener la integridad territorial
de su señorío, lo que constituye el objetivo de este breve trabajo, y de una manera
especial, dar a conocer uno de los pocos documentos que se conservan sobre el ri­
tual de excomunión en la Edad Media.

2.- ORIGEN DEL ENFRENTAMIENTO ENTRE UBEDA Y CAZORLA

Aprovechando la crisis castellana provocada por la muerte de Sancho IV y la


minoría de edad de su hijo Fernando, las huestes nazaríes acomenten en el mes de
muharram (noviembre/diciembre) de 1295, una expedición que, siguiendo el curso
del Guadiana Menor, unas de las vías usuales de penetración en el reino de Jaén,
llegó a asediar la villa de Quesada hasta su rendición e incorporación al reino de
Granada"12.

Entre 1295 y 1309 se inicia un período de total oscuridad121 del que se sabe
que Quesada pasó sucesivamente de poder cristiano al musulmán, pero no las fe­
chas; no obstante, la alianza pactada entre Fernando IV de Castilla y Jaime II de
Aragón en diciembre de 1308. y al año siguiente, su ataque combinado por los fren­
tes oriental y occidental de la frontera nazarí, obligaron al nuevo sultán de Granada
Nasr a pactar con Castilla, y entre las condiciones Fijadas se preveía la devolución

(1) R. ARIE: L'Espagne musulmaneau temps des Nasrides (1232-1492), París, 1973,81.
(2) Respecto a la pérdida de Quesada en 1295 hay un completo acuerdo entre los siguientes auto­
res: J. de M. CARRIAZO: Colección Diplomática de Quesada, Jaén, 1975, LXIX; M. A. LADERO:
Granada. Historia de un país islámico (1232-1571), Madrid, 1979, 80; R. ARIE, op. cit, 80; J. F.
RIVERA RECIO: El Adelantamiento de Cazorla. Historia General, Toledo, 1948, 27. C; TORRES
DELGADO: El Antiguo reino nazarí de Granada (1232-1340), Granada, 1974, 209, fecha la pri­
mera conquista de Quesada por Muhammad II en 1292, el monarca granadino pidió a Sancho
IV la entrega de Tarifa y ante la negativa del monarca castellano llevó a cabo una serie de incur­
siones que tuvieron como resultado la conquista de Quesada y Alcaudete.
En virtud de los acuerdos pactados entre Nasr y Fernando IV en 1309, Quesada vuelve definiti­
vamente a poder cristiano al año siguiente, 1310, esta fecha es dada por R. ARIE, op. cit, 92, y
M. A. LADERO, op. c it, 89; pero ninguno de los dos autores mencionan una posible recupera­
ción de Quesada por los ejércitos cristianos en el periodo comprendido entre 1296 y 1302,
como lo hacen J. de M. CARRIAZO, op. c it, LXIX, y J. F. RIVERA RECIO, op. cit, 27, dichos au­
tores apuntan esta posibilidad, aunque ninguno precisa la fecha exacta de esta primera recon
quista de Quesada, a partir de 1302 la villa pertenece al reino de Granada, hasta 1310, fecha
en que es devuelta a Fernando IV. C. TORRES DELGADO, op. c it, 213 y 237, data la segunda
conquista de Quesada por los granadinos en 1299 y su reincorporación definitiva al territorio
castellano en 1310.

4 4
/
PLEITO V EXCOMUNION POR CUESTIONES DE TERMINOS ENTRE UBEDA Y C A /O R LA (SIGLO XV

de todas las plazas conquistadas por Muhammad II. incluyéndose entre ellas Que­
sada ". que una vez en poder del monarca castellano, la volvía a entregar el 5 de ju ­
nio de 1311 a su antiguo propietario: «porque ciertamente fue del arzobispo de To­
ledo la villa de Quesada con todo su termino e de sus sucessores. antes que los mo­
ros la ganasen. Et queremos que la aya assi commo la ovo la Yglesia de Toledo, an­
tes que la ganassen los moros, quando fue perdida en tiempo del arzobispo don
Gonzalo, cardenal que fue después de Roma...»14'.

Años más tarde, el 22 de enero de 133113', Alfonso XI decidía enajenar de la ju ­


risdicción del arzobispo de Toledo la villa de Quesada. entregándola a Ubeda. Esta
donación hay que verla en función de los objetivos de la política del monarca caste­
llano. por un lado, el fortalecimiento del poder real y la reorganización y transfor­
mación del gobierno de las ciudades de realengo y por otro la política del Estre­
cho'3
6'.
*5

Alfonso XI veía la necesidad de asegurar la frontera meridional del reino de


Jaén mientras que la Corona dedicaba todos sus esfuerzos a la política del Estre­
cho: de manera que Quesada. plaza de vital importancia para la seguridad del cita­
do reino, debía quedar en manos de quién contase con los medios económicos y hu­
manos suficientes para asegurar su defensa, ya que la Iglesia de Toledo, en unos
momentos difíciles como habían sido la minoría de Fernando IV. no había podido
conservarla.

A raíz del cambio de jurisdicción de la villa de Quesada comienza un largo de­


bate y enfrentamientos entre los arzobispos toledanos y el concejo de Ubeda por la
posesión de algunas de las aldeas que habían pertenecido a Quesada. y en el que los
señores del Adelantamiento utilizaron todos los medios a su alcance, tanto judicia­
les como espirituales, para evitar nuevas pérdidas territoriales.

3.- PLEITOS ENTRE LOS ARZOBISPOS DE TOLEDO Y l'BEDA

La donación de Quesada supuso el enfrentamiento abierto entre los arzobis­


pos de Toledo y el concejo de Ubeda. ya que por el documento de donación, la villa
y sus términos pasaban a la jurisdicción de Ubeda, pero no se especificaba si la mer-

(3) R. ARIE, op. c it, 88.


141 J. de M CARRIAZO, op c it, 28-29.
(5) Ibidem, 32.
(6) J. TORRES FONTES: La enfermedad de Alfonso XI en 1329, en «Estudios de Historia y Arqueolo­
gía Medievales» (Cádiz), 1,(1981), 13.

45
M ARIA DEL M AR GARCIA CUZMAN

ced regia afectaba a las aldeas que habían pertenecido a Quesada'71; por tanto, la po­
sesión de Peal de Becerro. Toya, Dos Hermanas, Pelos, y Villamontín fue la causa
del largo pleito que comenzó a raíz de la donación de Alfonso XI y continuó en la
centuria siguiente.

Según se desprende de una carta de Enrique II. fechada el 15 de febrero de


1376'81. en una primera sentencia de Alfonso XI se obligó al arzobispo de Toledo a
entregar las aldeas en litigio; pero esta sentencia no debió cumplirse, porque de he­
cho en 1376 Enrique II ordenaba al adelantado de Cazorla García Rodríguez que
cumpliese la sentencia dada por su padre y entregase inmediatamente dichos luga­
res, más una elevada suma en compensación de los daños ocasionados al concejo
de Ubeda por la retención ilícita de sus términos.

Pero el pleito no concluyó con esta sentencia de Enrique II. sino que prosigue
en el reinado de su hijo. El 24 de diciembre de 1384 " Juan I dictaminaba que Pelos,
Toya, Peal de Becerro. Dos Hermanas y Villamontín eran propiedad del arzobispo
de Toledo, don Pedro Tenorio, ya que estas aldeas desde su conquista por don Ro­
drigo Jiménez de Rada habían pertenecido sin interrupción a los señores del Ade­
lantamiento; la sentencia real también confirmaba al prelado toledano la posesión
de Aosín. Pique, Torres de Alicún, Cuenca. Chiellas. Cebas y Cortes; estas aldeas
ju n to con las demandadas por Ubeda formarían el alfoz de Cazorla. Asimismo se
prohíbe a Ubeda la utilización de estos términos bajo pena de 10.000 maravedís.

Una vez conseguida esta sentencia favorable, los arzobispos de Toledo intenta­
ron por todos los medios hacerla cum plir al concejo de Ubeda y en vista de sus es­
casos resultados, optaron por u tilizar las penas espirituales como medio para hacer
prevalecer sus derechos.

4.- PENAS ESPIRITUALES

Como la sentencia de Juan I no bastó para que el concejo de Ubeda abandona­


ra los términos otorgados al Adelantamiento, como lo demuestra sus continuas en­
tradas a los antiguos términos de Quesada; don Pedro Tenorio, el 4 de jun io de
1386110', amenazaba al concejo de Ubeda con dictar sentencia de excomunión con-7 0
1
9
8

(7) J. de M. CARRIAZO, op. ciL, 32.


(8) M* del M. GARCIA GUZMAN: El Adelantamiento de Cazorla en la Baja Edad Media, Tesis doctoral
inédita, leída en la Facultad de Filosofía y Letras, Murcia, 1983. Apéndice documental, doc. 39
(9) Ibidem, doc. 39.
(10) Ibidem, doc. 41.

4 6
MI EITO Y EXCOMUNION POR CUESTIONES DE TERMINOS ENTRE UBEOA Y C A 70R LA (SIGI O XVI

Ira aquellos que entrasen en e! Adelantamiento, puesto que los cánones de los con­
cilios provinciales y sínodos toledanos incurrían en dicha pena aquellas personas o
concejos que atentasen contra la inmunidad eclesiástica, extensiva a bienes y vasa­
llos de la Iglesia"", medidas que tendrían vigencia en todo el ámhito de la diócesis y
provincia eclesiástica de Toledo.

En el caso de que el concejo y vecinos de Ubeda mantuvieran su postura, no


acatando las medidas dadas por el arzobispo, la sentencia de excomunión sería leí­
da públicamente en las iglesias de Cazorla, Iznatoraf y Quesada; pero antes de su
entrada en vigor, v conforme las prescripciones del derecho canónico, se les daría
un plazo de seis días para volver a la obediencia de la Iglesia; y en caso de no produ­
cirse la avenencia, se dictaría la sentencia de excomunión definitiva.

Esta medida espiritual va acompañada de otras de orden temporal: así el 5 de


ju n io de 1386"-' el arzobispo de Toledo ordenaba al concejo de Cazorla y a su ade­
lantado Gonzalo Díaz de Pantoja, que en salvaguarda de sus derechos, en el caso de
que encontraran vecinos o ganados de l'beda en los términos del señorío, apresa­
ran a los infractores y confiscaran sus ganados.

Pero Ubeda y sus vecinos, que no estaba dispuesta a perder estas tierras de
pastos tan necesarias para sus ganados, no acataron las órdenes del arzobispo don
Pedro Tenorio, por lo que este no dudó en ponerles en entredicho; aunque desco­
nocemos la fecha exacta de la imposición de esta pena, debió ser entre 1386 y con
anterioridad a 1390, porque el 5 de septiembre de ese mismo año111' el concejo de
Ubeda se comprometía a pagar 2.000 doblas de oro moriscas, cifra en la que don
Pedro Tenorio había evaluado los daños ocasionados por el concejo de Ubeda por la
ocupación de los términos de su jurisdicción en los últimos doce años. A cambio el
arzobispo de Toledo levantaba el entredicho"1'.

Como en ocasiones anteriores, este acuerdo no fue cumplido por Ubeda, por lo
que de nuevo vuelve a intervenir el poder real a instancia de don Pedro Tenorio. El
20 de octubre de 1395"5' Enrique III ordenaba al conde de Niebla, adelantado de la
frontera, o a su lugarteniente Pedro Carrasco que obligaran al concejo de Ubeda a
saldar su deuda, y, que en caso de encontrar resistencia vendiese los bienes conceji­
les necesarios hasta cubrir el total de la cifra adeudada.1
5
4
3
2

(11) Sobre las diferentes disposiciones tomadas por la Iglesia de Toledo para salvaguardar sus dere­
chos, vease J. SANCHEZ HERRERO: Concilios Provinciales y Sínodos Toledanos en los siglos XIV
y XV, La Laguna, 1976.
(12) MJ del M. GARCIA GUZMAN: El Adelantamiento..., op. cit., doc. 42.
(13) Ibidem, doc. 52
(14) Ibidem, doc. 60.
(15) Ibidem, doc. 59.

4 7
M ARIA DE l MAR GARCIA GUZMAN

A los pocos meses, ju n io de 1396lfil, el concejo de Ubeda en una sesión pública


reconoce que debía al arzobispo de Toledo 2.000 doblas desde hacía seis años, aun­
que esta cantidad había sido reducida por don Pedro Tenorio en 700 doblas, de­
biendo pagar solo 1.300. A pesar de los intentos de don Pedro Tenorio por solucio­
nar estos problemas de términos, muere sin ver concluido el ya largo debate entre
Ubeda y sus vasallos de Cazorla.

Durante el pontificado de don Pedro de Luna se lleva a cabo el amojonamiento


de los términos de Cazorla-Ubeda117’. pero a pesar de las firmes promesas por parte
de ambos concejos de no quebrantar los límites establecidos por los amojonadores,
las entradas de vecinos de Ubeda en términos de Cazorla fueron muy frecuentes a
lo largo de la primera mitad del siglo XV.

En 1444 el viejo problema de los términos seguía latente: teniendo en cuenta


que Quesada había pertenecido al Adelantamiento hasta 1331, y que algunos veci­
nos del señorío aún tenían heredades en términos de Quesada. el concejo de esta
villa, aprovechando la situación del reino, intentó que estas tierras fueran abando­
nadas por sus propietarios, promulgando para ello unas ordenanzas, en las que se
prohíbe a los vecinos de Cazorla entrar en sus términos y por consiguiente labrar
sus heredades.
Una vez más la Iglesia de Toledo interviene en defensa de los intereses de sus
vasallos, y amparándose en que Quesada pertenecía a la diócesis de Toledo, el arzo­
bispo don Gutierre Alvarez de Toledo nombró juez a Hernán Jotre de Loaisa. arce­
diano de Galisteo y vicario general de la diócesis, quien, basándose en que los veci­
nos de Quesada quebrantaban los privilegios e inmunidad de la Iglesia, al impedir a
los vasallos del arzobispo labrar sus tierras, amenazó con excomulgar a todos los
vecinos de la villa.
El 19 de septiembre de 1444'IH' Hernán Jofre de Loaisa anunciaba al concejo
de Quesada su propósito de dictaminar esta sentencia si no revocaba la ordenanza:
y en el caso de que el concejo mantuviese su postura, la sentencia de excomunión
entraría en vigor en un plazo de quince dias, contados a partir de la primera lectura
pública de la carta del arcediano, pudiendo el procurador de Quesada en ese plazo
presentar todas aquellas pruebas que considerase oportunas en defensa de los de­
rechos de la villa.1
8
7
6

(16) Ibidem, doc. 60.


(17) El amojonamiento de los términos de Ubeda-Cazorla comenzaron el jueves 4 de diciembre de
1404 y finalizaron el domingo día 7. Ibidem, docs. 79 y 80.
(18) Ibidem, doc. 166.

4 8
PLEITO Y I XCOMI \ l ( ) \ POR C UtS TIO N I S l) í IERMINOS fNTRh UBI OA Y C A /O R I \ ISK.111 \V

Desconocemos si efectivamente se llegó a dictar sentencia de excomunión,


pero posiblemente se revocaría la ordenanza o se arbitraria otra solución, porque,
de hecho, los vecinos de Cazorla no vuelven a quejarse a su señor de que el concejo
de Quesada les impidiese labrar sus tierras.

Pero no ocurre así con el enfrentamiento entre Ubeda y Cazorla. ya que con la
muerte del arzobispo don Gutierre Alvarez de Toledo en 1446 el problema de térm i­
nos se recrudece. En los meses de sede vacante, don Fernando de Acuña, corregi­
dor de Ubeda, Baeza y Jaén, acompañado por el corregidor Diego Salino y el alcalde
Diego de la Cueva, al frente de gente armada de Ubeda intentan apoderarse de los
castillos del Peal de Becerro. Toya y Santo Tomé; aunque el ataque no dio los resul­
tados deseados, los agresores causaron graves perjuicios económicos, pues robaron
cuantos ganados encontraron a su paso.

Ante esta nueva agresión el deán y cabildo de la Iglesia de Toledo, administra­


dores del Adelantamiento de Cazorla en periodos de sede vacante, decidieron poner
fin a las periódicas intromisiones del concejo de Ubeda; de manera que el 1 de mar­
zo de 1446 comunicaban a los obispos de Jaén, Córdoba y a todos los fieles de la
diócesis y arzobispado de Toledo que en vista de los hechos acaecidos en el señorío
de Cazorla, «nos de nuestro ofigio usando de las causas espirituales, como parte en
defensyon e anparo de los bienes e cosas de la dicha mesa arzobispal, sede vacante,
por la presente... declaramos e denunciamos todas las dichas personas e cada una
dellas, que ansy an fecho... aver caydo e yncurrido en la dicha sentencia de escomu-
nion mayor... según los sacros cánones, constituciones, estatutos e previllegios
apostólicos, provinciales e synodales, todas qualesquier personas de qualesquier es­
tado.... que sede vacante toman, tienen... roban... qualesquyer bienes e cosas de tal
Eglesia Vacante en qualquier manera, e perturban, ynpiden e oprimen la libertad,
jurisdigion, ynmunidad eclesiástica... yncurren en sentencia de escomunion
mayor...»'192
'.
0

La pena canónica basada en la violación de la inmunidad eclesiástica, extensi­


va a bienes y vasallos de la Iglesia, por parte del corregidor, oficiales y vecinos de
Ubeda se levantaría en el momento de su reconciliación con la Iglesia, y previa res­
titución de los ganados robados, más el pago de una multa de 50.000 doblas de la
banda.

Pero ante la gravedad de los hechos. Juan II vio la necesidad de defender las
tierras u vasallos de su antiguo aliado don Gutierre Alvarez de Toledo, y por ello el
20 de marzo de 1446'-'" comunicaba a todos sus súbditos que tomaba bajo su ampa­

(19) Ibidem, doc. 167.


(20) Ibidem, doc. 168.

49
M ARIA D E l MAR GARCIA GUZMAN

ro a las villas del Adelantamiento. Cazorla. La Iruela, Iznatoraf y Villanueva del Ar­
zobispado. y que aplicaría duras penas, como confiscación de bienes y pérdidas de
privilegios, a quienes osaran quebrantar el amparo regio.

Esta carta del rey no fue bien acogida en l'beda. como lo demuestra el hecho
de que sus portadores Diego Fernández del Río. escribano público de Cazorla. y el
alguacil de Iznatoraf Alfonso Sánchez de Ballesteros fuesen apresados por orden
del corregidor de Ubeda. Fernando de la Cueva.

En vista de que los oficiales de l'beda mantenían su postura, el cabildo toleda­


no decidió hacer efectiva la sentencia de excomunión, y el 18 de abril'-" enviaba
una nueva carta a los obispos de Córdoba y Jaén en la que se confirma la excomu­
nión y en la que se detalla el ritual que se debía seguir en todas las iglesias de sus
respectivas diócesis.

5.- RITUAL DE EXCOMUNION

Todo el ritual de excomunión122’ está encaminado a hacer ver claramente a los


fieles el significado de la pena canónica, muerte a la vida eterna y separación de la
comunidad, impuesta a los oficiales y vecinos del concejo de Ubeda que habían
atentado contra la inmunidad eclesiástica.
Para dar la máxima difusión a la pena, la ceremonia tendría luga*- en todas las
iglesias de la provincia eclesiástica de Toledo los domingos y festivos, aprovechan­
do la asistencia de los fieles a misa, hasta que los excomulgados volviesen al seno
de la Iglesia. Todos los clérigos del arzobispado de Toledo tenían que participar en
dicha ceremonia, so pena de ser también excomulgados.
La ceremonia comenzaba con el repique de las campanas; en el interior del
templo, bajo la presidencia de un crucifijo cubierto con una tela negra, los ofician­
tes revestidos con sobrepellices negros y llevando cada uno un cirio encendido for­
marían un circulo alrededor de un recipiente con agua.
Acto seguido los oficiantes pronunciaban una serie de maldiciones y a cada2
1

(21) Véase Apéndice documental.


(22) Sobre las causas y ritual de excomunión, véase: M. de AZPILICUETA NAVARRO: Manual de
confesores y penitentes, que clara y brevemente contiene la universal y particular decisión de quasi
todas las dudas, que en las confesiones suelen ocurrir de los pecados, absoluciones, restituciones,
censuras et irregularidades, Impreso en Anveres, en casa de la Biuda y Herederos de Juan Steel
sio, 1568, 375-383.

5 0
PLEITO Y EXCOMUNION POR CUESTIONES DE TERMINOS ENTRE U8EDA Y CAZORLA (SIGLO XV

una de ellas los fieles responderían: fíat, fíat, amén. amén. Las maldiciones iban d iri­
gidas contra los excomulgados don Fernando de Acuña, corregidor de llbeda, Die­
go Salido y Diego de la Cueva, pero igualmente se hacía extensiva a todas aquellas
personas que habían colaborado con ellos en el intento de apoderarse de Peal de
Becerro y de los otros lugares del Adelantamiento de Cazorla y a sus familias (sus
mujeres quedarían viudas, sus hijos huérfanos, caerían en manos de acreedores y
serían despojados de sus bienes), de manera que todas las acciones y propiedades
quedaban maldecidas (hablar, reir. cantar, alimentos, vestidos, armas, vivienda, tie­
rras. etc.).

Una vez que se pronunciaban todas las maldiciones, la ceremonia llegaba a su


momento culminante, los cirios que representaba las almas de los condenados, eran
sumergidas en el agua, simbolizando gráficamente el significado de la excomunión,
muerte a la vida eterna: las almas de los excomulgados caerían en el infierno ju n to
con Judas el traidor. Datán y Abirón.

APENDICE DOCUMENTAL

1.446. Abril. 18. Toledo.

E l cabildo de la Iglesia de Toledo, sede vacante, comunican a los obispos de Córdoba g Jaén, g a los
concejos de Jaén. Córdoba. Cbeda g Baeza gue han excomulgado a don Femando de Acuña. Diego
Salido g Diego de la Cueva por haber entrado g robado ganado en e l adelantamiento de Cazorla.
Traslado de 1.556.
.4. C. Toledo, ms. 915.

Señor. El cabildo de la Sancta Yglesia de Toledo, generales administradores que somos en lo espiri­
tual e tenporal en todo el arzobispado, diócesis e provincia de Toledo, sede vacante. A los reverendos in
Christo padres e señores obispos de Cordova a Jaén, sufragáneos desta dicha Sancta Yglesia de Toledo, e
a los onorables señores, alcaldes, alguaziles. corregidores, justicias, regidores, jurados, cavalleros. escu­
deros. oficiales e omes buenos de las nobles zibdades de Cordova. Jaén. Huheda. Baeza. e a todos los
otros conzejos. alcaldes, alguaziles. regidores, cavalleros. escuderos, oficiales, omes buenos de todas las
otras z'ibdades. villas / e lugares de todo el dicho nuestro arzobispado de Toledo, e a los provisores, iue-
zes. e vicarios e subditos de los dichos sufragáneos, e a todos los arziprestes. curas, clérigos, e capellanes
e sus lu g a rte n ie n te s, e a todos los otros fieles christianos. ansi varones como mugeres. eclesiásticas,
seglares, regulares, de qualquier estado, horden. ley. condizion. juridizion. dignidad e preminenzia que
sean, vezinos e moradores e abitantes en el dicho arzobispado de Toledo, e a cada uno de vos los dichos
señores obispos nuestra recomendazion e a todos los otros, salud en Nuestro Salvador Jesu Christo.

51
MARIA DEL M AR GARCIA GUZMAN

Sepades que nos ovimos dado e dimos nuestra carta contra todas e qualesquier personas de qual-
quier estado, horden. ley, condición, ju rid ig on , dignidad e preminencia que sede vacante tomar tienen,
ocupan, detentan, roban, molestan, danifican, e usurpan, o mandan tomar, tener, ocupar, detentar, ro­
bar, molestar, danificar. osurpar de tener qualesquier bienes e cosas desta Sancta Yglesia. sede vacante,
e de sus tierras, vasallos e bienes, e quebrantan libertad, iurisdigon e inmunidad eclesiástica e (roto) per
sonas que publice vel oculte (roto) dan a ello su consejo, persuasión, favor, auxilio, cooperación, con
sentimiento o lo procuran en qualquier manera; especialmente contra don Fernando de Acuña, corregí
dor de las dichas cibdades de Jaén, Ubeda e Baeca, / e Diego Salido, regidor, e Diego de la Cueva, cava
Ñeros de la dicha gbdad de Ubeda, e otros que pospuesto el themor de Dios en gran peligro de sus ani
mas, en gran contento e menosprecio de la Santa Madre Vglesia e fee católica y en gran escándalo e
mal exenplo de todo el pueblo christiano y en deservicio del rey. nuestro señor, e contra su voluntad, en
perjuizio desta Sancta Yglesia e nuestro, con mal zelo e cudigas deserdenadas e esquisitos e malos colo­
res, oprimiendo e molestando a esta Sancta Metropolitana Yglesia e a sus ministros, tierras, villas e
lugares, vasallos, cosas, bienes della e de su mesa arcobispal ententaron notoriamente e pusieron en
hobra con mucha gente armada para tomar ciertos lugares e tierras de las villas del Adelantamiento de
Cacorla, e tomaron e llevaron robados ganados e otras cosas que hallaron en el canpo de los vezinos e
moradores en las dichas villas e logares del dicho Adelantamiento de Cacorla, Adelantamiento, villas,
lugares, tierras e vasallos que son desta dicha Sancta Yglesia e mesa arcobispal.
Por la qual dicha nuestra carta declaramos todos los susodichos e cada uno dellos aver incurrido
en sentencia descomunión mayor puesta en ellos por derecho, por ese mesmo fecho e denunciamos
publicamente por públicos descomulgados, mandando cesar a divinis e guardar eclesiástico interdicto
en los lugares donde los tales dilinquentes e cosas robadas estoviesen, sigun questo e otras cosas mas
largamente en la dicha nuestra carta se contiene; la qual aunque dis que fue publicada en lugares don
de vere similiter se puede creer venir a noticia de los que lo susodicho fizieron, cometieron, perpetraron
e delinqueron; ellos ni algunos dellos no quieren obedecer ni cunplir los mandamientos de la Sancta
Madre Yglesia, antes están obstinados e endurecidos en la dicha sentencia de excomunión, e por su
culpa e rebelión son mienbros del diablo, e porque la Yglesia, ansí como mienbros podridos, los deve
lancar e arredar de sí, procediendo contra ellos in profundo de todos los males quanto puede. Por ende
acrecentando nuestros procesos en esta parte mandamos dar e dimos esta nuestra carta so la pena en
ella contenida (roto), qual exsortamos en Dios e requerimos de parte del oficio e de la justicia a vos los
dichos señores obispos e a cada uno de vos, a los vuestros provisores, juezes, vicarios, arciprestes e
subditos que en guardando en esta parte las canónicas sanciones a que sodes obligados, e lo que a
esta Metropolitana Yglesia e a nos, sede vacante, devedes e como nos por vos haríamos en el semejan
te caso, mandamos publicar e cunplir esta dicha carta en vuestras Yglesias e diócesis e cesar a divinis e
guardar el dicho eclesiástico interdicto en los logares donde los tales delinquentes e cosas robadas e
llevadas estoviere, anathematizandolos e maldiziendolos en la forma que un esta dicha nuestra carta se
contiene.
E mandamos firmemente en virtud de obediencia / e so pena descomunión a vos los dichos arg
prestes, vicarios, curas, clérigos e capellanes de las yglesias de todas las cibdades, villas e logares del di
cho anjobispado de Toledo e a cada uno de vos que publicamente en cada una de vuestras yglesias. vesti­
dos sobrepellizes e teniendo candelas encendidas en las manos e agua delante de vos. repicando las can-
panas y estando por horden en circuito y el agua en medio, teniendo la cruz cubierta de luto con dolor, e
anatematizándoles e maldiziendoles a los dichos delinquentes en lo susodicho o en qualquier cosa o par­
te dello e a cada uno dellos, leyendo e diziendo uno de vosotros a alta y enteligible voce estas palabras e
maldiciones que se siguen, e todos los otros respondan a cada una dellas fíat, fíat. amen.

52
P IM IO Y EXCOMUNION POR CUESTIONESDE TERMINOS ENTRE UBEOA Y CAZORLA(SIGLO XVI

amen, conviene (roto) malditos sean de Dios los dichos don Fernando de Acuña e Diego Salido e Diego
de la (Cueva) e todas las otras personas que cometieron, fizieron, perpetraron lo susodicho o qualquier
cosa dello, e delinqueron en ello, e dieron consejo, ayuda e favor como dicho es publice o ocultamente
e cada uno dellos e la su maldición venga sobrellos, malditos sean de dia e de noche en el canpo y en
sus casas, malditas sean las viandas que comieren e las cosas que bebieren, maldichas sean las vestidu­
ras e las armas que tomaren e traxeren sean contra ellos, maldichos sean las moradas en questovieren
e las camas en que dormieren, maldicha sea la tierra que pisaren e labraren, maldichos sean en hablar y
en reyr y en cantar y en estar, el sol se les escurezca de dia e la luna de noche, aseñorado dellos el dia­
blo e sienpre este a la su diestra, quando lo juzgaren sienpre condenados e la su o ra ro n sea fecha en
pecado e los sus dias sean pocos e las sus honrras tomen sus enemigos fechas, sean los sus hijos huér­
fanos y sus mugeres sean biudas e echadas sean de sus casas, usureros lieven todas sus heredades e
todos sus trabajos, no aya quien los ayude ni quien se aya merced dellos, sienpre sean en muerte sus
generaciones, los nonbres dellos sean tirados de sobre la faz de la tierra, las sus maldades sean delante
del Señor Dios, sienpre anden esparcidos ellos e sus generaciones e sus memorias no finquen sobre la
tierra, por quanto no se acuerdan de bien hazer vengan sobrellos las maldiciones que enbio Dios sobre
el de Exibto e sobre el su pueblo, sean fechos como Sodoma e Gomorra e Datan e Abiron que trago la
tierra bivos, e ellos e los que con ellos participaren e ansi sean ellos malditos e los sus comunicantes e
participantes, como Juda el traydor apostata, e sean malditas las sus animas e se (roto) en el profundo
del infierno con el anima del dicho Judas traydor. E digan estas palabras lancen en alto las candelas en
Cendidas e dexandolas caher en el agua, ansi como estas candelas se matan e mueren en esta agua,
ansi / las animas de los dichos don Fernando de Acuña e Diego Salido e Diego de la Cueva e de todos
los otros que culpables fueron e son en todo lo sobredicho o en qualquier cosa o parte dello e dieron a
ello su consejo, favor, ayuda o coperagon publica o ocultamente, direte vel indirete, e consintieron en
ello e los con ellos comunicantes e participantes sean amatadas e muertas e submergidas en el abismo
del infierno; e todos los otros respondan a cada una de las dichas maldiciones fiat, fiat, amen, amen. E
non cesedes ni dexedes de lo ansi fazer e cunplir todos los dias de los domingos e fiestas de guardar,
hasta que los susodichos delinquentes e cada uno dellos vengan a mandamientos de la Sancta Madre
Yglesia e merezcan recibir beneficio de absolución e hagan con digna satisfagon e veades otra carta en
contrario desta.
En testimonio de lo qual mandamos dar e dimos esta nuestra carta patente, carta firmada de los
nonbres de dos de nos, sigun nuestra costunbre e roborada del nuestro notario e sellada con nuestro
sello capitular en las espaldas.
Dada en la muy noble gbdad de Toledo, dentro en nuestro cabildo, estando ende capitularmente
ayuntados, a diez y ocho dias del mes de abril, año del nasgmiento del Nuestro Salvador Jesu Christo
de mili e quatrogentos e quarenta e seys años.
Fernando, archipresbiter Toletanus; Antonio de Torre, doctor; Ludovicus Luppi, notario apostoli
cus.

5 3
LAS MILICIAS CONCEJILES Y SU ACTUACION EXTERIOR:
SEVILLA Y LA GUERRA DE GRANADA (1430-1439).*

Rafael SÁNCHEZ SAUS


Universidad de Cádiz

Introducción

Uno de los principales propósitos de carácter exterior que el gobierno de L).


Alvaro de Luna persiguió, fue dar a Castilla el peso que le correspondía en la Cris­
tiandad Occidental.

La guerra que bajo sus auspicios se desencadenó contra el reino nazarí entre
1430 y 1439, se nos presenta como una trama de objetivos nacionales e internacio­
nales que, en definitiva, respondían al más profundo sentir del pueblo castellano,
para el que la guerra contra el infiel formaba parte de su propia existencia.

Entre los objetivos interiores de la guerra se contaba, evidentemente, un m oti­


vo de prestigio m ilitar al modo del conseguido por Fernando de Antequera; por
otra parte, buscar un campo de desfogue mucho más idóneo que la guerra civil a
una nobleza ansiosa de poner en práctica sus ideales caballerescos. De esta forma,
indirectamente, se ayudaba a mantener la paz interna y el orden público, muy afec­
tados durante la minoría de Juan II, y se alejaba a la aristocracia de la actuación po-

í*l Comunicación presentada en el «Coloquio sobre la ciudad hispánica (siglos XIII al XVI)». La Ra
bida (Huelva), septiembre 1980

5 5
RAFAEL SANCHEZ SAUS

lítica más directa. Un fin más neto, y utilizado por la diplomacia castellana como
pretexto bélico, era castigar el desagradecimiento de Muhammad IX que, pese a de­
ber el trono a la voluntad de Castilla, trató con los Infantes de Aragón en la guerra
abierta que en 1429 y 1430 sostuvieron contra Juan II. Que esta razón era un sim­
ple pretexto lo demuestra el hecho de que la guerra ya hubiese sido acordada por
Castilla en las Cortes de 1428, cuando aún no reinaba Muhammad IX en Granada.
Solamente el conflicto con Aragón y Navarra impidió el inmediato comienzo de la
lucha en Andalucía.

Internacionalmente. la guerra de Granada suponía reafirmar ante el mundo el


carácter de Castilla como bastión de la Cristiandad en la lucha contra los enemigos
de la Santa Fe Católica, dar contrapartida a la expansión turca en el Fste de Euro-
pa, in flu ir favorablemente en el Papado, que ya en 1432 manda predicar la Cruzada
en España, y en todas las cortes europeas tras la brillantez general de las operacio­
nes.

No creemos que Juan II y I). Alvaro de Luna pensasen en la posibilidad de con­


quistar íntegramente el reino musulmán. Si esto pudo suceder en algún momemto
sería tras la importante victoria de la Higueruela, a las puertas de Granada, pero
pronto la realidad, traída de la mano de la envidia de la nobleza hacia el valido, se
impondría en el ánimo de los dirigentes castellanos. Los fines de índole político y
m ilitar que se buscaron fueron sucesivamente: 1) desestabilizar el poder de Mu­
hammad IX. que se había mostrado poco fiable para Castilla. Esto, tras la aparición
en escena del pretendiente legitimista y castellanófilo Yusuf Ihn al Mawl se trans­
formó en el deseo de 2) elevar al trono a un candidato firmemente comprometido
con los intereses castellanos. El fracaso final de esta tentativa condujo a una guerra
de desgaste que buscaba 3) la impotencia granadina para toda empresa que no fue­
se la defensa desesperada, y la instalación del Pendón castellano en una serie de
plazas y fortalezas desde las que los centros neurálgicos del emirato estuviesen gra­
ve y permanentemente amenazados. El derrumbe casi total de la linea fronteriza de
los moros, con momentos de aunténtica crisis como en 1436. fue obra de un esfuer­
zo constante y costoso, que levantó muchas protestas en la población civil que
hubo de soportarlo y n utrirlo , pero que puso a Granada a los pies de las armas cas­
tellanas.
Es muy posible que Juan II acariciase la idea de adornar su reinado con una
conquista de auténtica importancia y prueba de ello es la insistencia con que. año
tras año. expone su deseo de d irigir la guerra al frente de un potente ejército. In­
cluso una de las opciones que el Consejo le expuso antes de penetrar en la Vega de
Granada en 1431" y más tarde, como pían para 1432. era el cerco de Málaga.1

(1) Perez de Gu/mán, Fernández: Crónica del Rey Don Juan II, año 25, capitulo XVI.

5 6
I AS M il ICIAS CONCEJILES Y SI. A C IU A C IO N EXTERIOR SEVILLA Y LA GUERRA 01 GRANADA 114 JO 14 J9|

No obstante, la llegada de la paz en 1439, a petición de Muhammad IX, fue


bien saludada por ambas partes. Existen numerosas pruebas que demuestran que
la población cristiana del valle del Guadalquivir, sobre la que recaía el peso princi­
pal de la contienda, no era partidaria de seguir una guerra de la que cada vez se ob­
tenían menos beneficios tangibles al desaparecer el peligro de incursiones moras en
te rrito rio castellano, y que exigía cuantiosos sacrificios humanos y económicos. Si
los procuradores castellanos pedían a Juan II una tregua ya en 1432'-'. debemos su­
poner que siete años despúes su deseo se habría multiplicado. En los últimos años
crecieron las resistencias y rebeldías, tanto en el envío de hombres y mantenimien­
tos como en el pago de servicios.

Sin embargo, esta no fue la única razón, ni siquiera la más importante, de la rá­
pida conclusión de treguas en 1439. El régimen de don Alvaro, a esas alturas, esta­
ba bloqueado por la nobleza y se preveía un gran levantamiento de ésta para liq u i­
darlo. Juan II y su favorito necesitaban verse libres del contencioso fronterizo y
acumular fuerzas en el valle del Duero. Además se necesitaban urgentemente las
parias que la firma de las treguas llevaba implícitas1". Por todo ello, pese a la favora­
ble posición que para la diplomacia castellana habían ganado las armas, no se logró
ninguna ventaja trascendental, aunque fueron las mejores desde las subsiguientes
a las campañas de Fernando de Antequera. Quizá lo más duradero de entre los efec­
tos de esta guerra, puesto que los avances territoriales se perdieron entre 1446 y
1450, fue. según el profesor Suárez. que mediante ella «...Don Alvaro inculcó la idea
de la destrucción de Granada- sobre la mentalidad política del reino'2 4’.
3

Sevilla es. a nuestro entender, en estos momentos, un maravilloso exponente


de la situación general de Castilla. Vital y creciente, en pleno desarrollo demográfi­
co y económico, es la capital de la Andalucía cristiana y una de las ciudades-base de
las fuerzas castellanas durante la guerra. Porque es esta guerra el gran aconteci­
miento que marca a Sevilla y su alfoz durante la década de 1430-40, y su parti­
cipación es sumamente activa en todas las campañas, aportando hombres, mante­
nimientos y dinero al esfuerzo militar.

Las siguientes líneas están destinadas a esclarecer el papel jugado en ella por
Sevilla y su milicia concejil, ateniéndonos a los datos obtenidos en el Archivo M uni­
cipal de la ciudad en sus secciones 16a. Mayordomazgo y Actas Capitulares. Para

(2) Carta del Rey a Sevilla donde se hace constar esto. A.M.S. Mayordomazgo 1432. Carpeta del
pedido.
(3) Para todo lo referente a la gestación, condiciones y conclusión de estas treguas: Amador de los
R ío s , José: Memorial histórico-crítico de las treguas celebradas en 1439 entre los reyes de Castilla
y Granada; Memorias de la Academia de la Historia, IX, 1879.
(4) Suárez Fernandez, Luis: Los Trastamaras de Castilla y Aragón en el siglo XV. Tomo XV. de la His­
toria de España dirigida por Ramón Menendez Pidal, p. 132. Madrid 1964.

57
RAFAEL SANCHEZ SAUS

ello adoptaremos una secuencia cronológica anual, destacando los diversos frentes
y actividades bélicas a donde se acudió con soldados y avituallamientos. No inclui­
remos en esta comunicación las noticias referentes al esfuerzo estrictamente eco­
nómico y fiscal que la guerra supuso pues deseamos centrar el tema en el estudio
de la m ilicia concejil, pero será obligado aludir a él en ocasiones.

1431

Este primer año de la guerra contó con la participación directa en los campos
de batalla del Rey y de su Condestable. Sevilla comenzó muy pronto a recibir n oti­
cia de los aprestos que el monarca hacía para iniciar las hostilidades. Así, desde Me­
dina del Campo. Juan II escribió a la ciudad el 18 de diciembre de 1430"1solicitan­
do ocho carpinteros para que acudieran a él cuando lo pidiese, con sus herramien­
tas. El Cabildo procedió a sortear lo mandado entre los carpinteros de la ciudad.
Meses más tarde, por mandado de 6 de abril de 1431, el Rey ordena que estos ocho
carpinteros vayan con él a la guerra. Poco después, por albalá de 16 de mayo de
1431, Juan II pide que le envíen a Córdoba otros quince carpinteros más. donde les
pagará su jornal. Especifica claramente que estos artesanos no han de ser moros.

En consecuencia, Sevilla repartió 19 carpinteros, los quince requeridos en


esta ocasión y otros cuatro de los ocho pedidos con anterioridad, que no habían
acudido'1*16
.

Con fecha idéntica a la del anterior albalá, el Rey solicitaba también cinco fra­
guas y veinticinco herreros con sus herramientas que debían presentarse en Córdo­
ba. Sevilla procedió a repartir lo mandado. Cada fragua debía ir acompañada por
cinco hombres7’.
No es raro que se hicieran estas peticiones de artesanos pues la preparación
de un ejército de la envergadura del que estaba juntándose en Córdoba'necesitaba
de múltiples servicios que sólo podían ser prestados por especialistas. Estas son las
únicas noticias respecto a oficiales artesanos que hemos encontrado en este año,
pero es fácil suponer que los requerimientos fuesen mayores y en oficios diversifi­
cados.

(5) Archivo Municipal de Sevilla (A.M.S.) Mayordomazgo, 1430-31, Doc. n° 51.


(6) Ibidem, Doc. n° 85.
(7) Ibidem, Doc. n° 86.

5 8
LAS MILICIAS CONCEJILES Y SL ACTUACION l XTFRIOR SEVILLA Y LA GUERRA DE GRANADA (14 JO 14391

En un plano ya puramente bélico se inscribe la petición real de 500 lanzas me­


diante documento datado en Palencia el 2 de enero de 1431IS|. De si estos hombres
se llegaron a presentar no tenemos noticia alguna, ni documental ni bibliográfica,
que nos lo confirme o nos lo niegue.

No menos importante, pero más documentado, es el requerimiento que desde


Palencia hace el Rey el 4 de enero de 750 peones, ballesteros y lanceros, de Sevilla y
su tierra. Estos hombres, ju n to con otros 127 procedentes de otros lugares del Ar­
zobispado que se hacen constar en el documento, deberían estar en Córdoba a fines
de Marzo.
Sin embargo. Sevilla, en reunión de su Cabildo de 26 de marzo de 1431 acordó
repartir solo 500 hombres, alegando que «la dicha gibdad e su tierra está trabajada
en muchas maneras-. El repartimiento, conservado entre los papeles de Mayordo-
mazgo de ese año. se hizo a tenor de 200 peones de Sevilla (101 ballesteros y 99
lanceros) y 300 de su tierra (147 ballesteros y 153 lanceros).

El 18 de abril se envían cartas de repartimiento a las villas y lugares de la Sie­


rra de Constantina. Aljarafe y Ribera y Sierra de Aroche. excepto a Aroche y Enci-
nasola (¿quizá por su situación fronteriza con Portugal?). Se exime a la Campiña
«porque la gente es menester allá en los dichos lugares». El 16 de mayo se mandó
apercibir a estos hombres19' que cobrarían un sueldo de 6 mrs. diarios el ballestero y
cinco el lancero, sumas que ascendieron a 12 y 10 mrs. respectivamente con la adi­
ción de la demasía pagada por las poblaciones y barrios de Sevilla y los concejos de
su tierra por un período de dos meses. Sólo en Sevilla, la cuenta de los concejos no
se ha conservado, el desembolso previsto fue de 66.120 mrs.

Estos peones no fueron movilizados de una sola vez. sino en varios llamamien­
tos hacia los últim os días de mayo con objeto de que fuesen sirviendo de escolta a
las carretas de pertrechos que se enviaban a Córdoba.
Toda esta serie de preparativos se hicieron entre diciembre de 1430 y mayo de
1431 en relación con la entrada del ejército real en tierra de moros. La presencia de
Sevilla en esta campaña, lógicamente, fue importante, no sólo por los datos ante­
riormente expuestos, sino porque sabemos que el Pendón de Sevilla estuvo en el
Real, siendo recibido por el propio Juan II con todos los honores. El hecho sucedió
el 23 de junio, estando asentado el campamento regio a una legua de Alcaudete. en
el Carrizal. El Pendón iba acompañado por 1.000 jinetes y cinco o seis mil peo-8 9

(8) Ibidem, Doc. n° 52.


(9) Ibidem, Doc. n° 83, XVIII. Pago de 80 mrs. a un trotero por llevar cartas de apercibimiento a las
comarcas.

59
RAFAEL SANCHE/SAUS

nes"". Este dato del Halconero no hemos podido confirmarlo documentalmente,


pero en él no dehe comprenderse sólo la milicia concejil sevillana, sino también a
caballeros y nebíes andaluces que se unirían al Pendón en su ida al Real.

Un penoso vacío de documentación nos impide conocer más profundamente


las características de la participación sevillana en la batalla de la Higueruela y en
sus operaciones preliminares. Una carta de Juan II a Sevilla, fechada el 29 de junio
anuncia su entrada en Granada y pide al concejo que el envíe 350 jinetes en el plazo
de seis días. Sin duda, la inminencia del choque, que se producirá el 1 de julio, obli­
gó al Rey a este acuciante mandato1

Más urgente aún se nos presenta el requerimiento que el día posterior a la ba­
talla. 2 de ju lio , hizo a Sevilla de todos los caballos que se encontraban en la ciudad
y su tierra, pues las pérdidas de estos imprescindibles animales habían sido muy
grandes. Al mismo tiempo, naturalmente, anuncia la brillante victoria consegui­
da"2'.

Tras la retirada de la Vega de Granada, los cristianos decidieron jugar la baza


de Yusuf Ibn al Mawl, y en el otoño de 1431 se procedió a conseguir la adhesión de
las ciudades y villas granadinas a su causa. El Adelantado Diego de Ribera actuó en
la zona occidental del reino, y en estas operaciones también intervino la milicia se­
villana como indica una carta de pago de 2.000 mrs.. con fecha de 17 de octubre,
para don Alvaro García de Castro, caballero veinticuatro de la ciudad, por los cinco
días que estuvo, aparte de los diez acordados en principio, al frente de los 200 jine­
tes de Sevilla que fueron a Osuna a ponerse bajo las órdenes de Diego de Ribera'"1.
En esos meses el Adelantado consiguió la obediencia de Montefrío, lllora, Ronda.
Archidona. Casarabonela. Setenil, Turón. Ardales. Iznájar y Castellar. La rápida
progresión de la causa del protegido castellano en la zona occidental se debió,
pues, al menos en parte, a la milicia sevillana.

Pero el más brillante éxito de las armas castellanas en la frontera occidental


durante 1431, había sido el obtenido el 11 de marzo por el Mariscal Pedro García de
Herrera: la toma de Jimena de la Frontera, villa de 700 u 800 humos. Este triunfo lo
obtuvieron gente de su propia capitanía y de la ciudad de Jerez. Al tener noticia de
ello. Sevilla sacó el Pendón bien acompañado de gente, al que se fueron uniendo
nobles con sus tropas, de forma que se juntaron hasta 3.000 jinetes y 15.000 peo-1 3
2
0

(10) Crónica del Halconero, Cap. LXXXVI.


(11) A.M.S. Mayordomazgo 1430-31, Doc. n° 98
(12) Ibidem, Doc. n° 99.
(13) Ibidem, Doc. n° 118 De los 2.000 mrs., 1.000 que se destinan al pago de esos cinco días y el
resto por la acémila que perdió en ello.

6 0
I AS MILICIAS CONCEJILES Y SU ACTUACION EXTERIOR SEVILLA Y LA GUERRA DE GRANADA (14 30 1439l

nes. Las grandes lluvias les impidieron efctuar una entrada en tierra de moros que
aprovechase a fondo el éxito obtenido y los recursos concentrados1141.

No hemos hallado nigún dato documental que nos detalle algo acerca de esta
salida en el Archivo Municipal de Sevilla, pero sí noticias referentes a la guarnición
que Sevilla tuvo que sostener en Jimena durante el invierno de 1431-32. pues al no
estar repoblada aún por gente cristiana era preciso mantenerla con elementos de
ciudades cercanas. Contamos con la relación de las aportaciones monetarias que
cada barrio, collación y concejo de Sevilla y su tierra dio para mentener 100 balles­
teros durante dos meses, a razón de seis mrs. diarios. Cada ballestero suponía por
tanto 360 mrs. La ciudad pagó cuarenta ballesteros por un total de 12.400 mrs.. y
su tierra sesenta con un coste de 21.600 mrs.'131.

En otro documento íntimamente relacionado con el anterior, se nos informa


de las personas que se presentaron para ir como ballesteros a Jimena. con sus luga­
res de procedencia. Las fechas de presentación oscilan entre el 19 de septiembre y
el 22 de noviembre1”3'.
Por últim o poseemos dos alardes efectuados en Jimena. uno el 15 de noviem­
bre de 1431 por el vecino Diego Sánchez, natural de Sevilla, con un total de 99
hombres, y otro de 13 de diciembre que declaraba en cien el número de ballesteros
de Sevilla y su tierra en la guarnición.
Es preciso ahora dedicar un apartado a la guerra naval. Como parte del plan
general de operaciones del año 1431. los castellanos habían pensado incomunicar
totalmente el reino nazarí de la costa africana. Para ello se dispuso una flota, con
base en Sevilla y Cartagena que había de contar con veinte galeras, treinta naos,
cinco balleneros y una carraca. Prueba de la actividad de esta escuadra es el repar­
tim iento que ese mismo año Sevilla realizó de 100 galeotes entre la ciudad y su tie­
rra.
Esto es todo cuanto puede saberse con certeza del año 1431 respecto al nú­
mero de hombres que Sevilla envió a la guerra con los moros. Creemos sin embar­
go. que su número sería muv superior al expresado a juzgar por el potencial huma­
no desplegado en la ida al Real de Alcaudete.
En cuanto a los mantenimientos que Sevilla aportó, la documentación es aún
menos explícita. Sabemos, no obstante, que don Alvaro de Luna, durante su entra-1
6
5
4

(14) García de Santa María, Alvar: Crónica de Don Juan II, año 1430, XI.
(15) A.M.S. Mayordomazgo 1430-31, Doc. n° 113.
(16) Ibidem, Doc. n° 114.

61
RAFAfcl SANCHEZ SALIS

da en la Vega granadina, solicitó a Sevilla las siguientes cantidades: 1000 cargas de


pan cocido y harina. 500 cargas de vino. 500 cargas de cebada. 300 vacas y 4.000
carneros. En el mismo documento'171 ' se señala que Carmona debería aportar 450
0
2
9
8
cargas de pan cocido. 150 de vino. 100 de cebada. 30 vacas y 300 carneros'1'". La
carta del Condestable está fechada el 16 de mayo en el Real del Campo del Rey. Se­
villa se dispuso a enviar estos mantenimientos y encargó a Manuel González, alcal­
de de los herreros, que ayudase a alquilar las carretas para llevar harina al Real"9’.
Pocos días depués los troteros llevaban cartas a las cuatro comarcas sobre los ali­
mentos que debían llevar al CondestableJl". No existe, en cambio, referencia alguna
sobre el repartimiento de esas cantidades, ni de las que. con seguridad, se enviaron
al Rey durante los meses de jun io y julio. Sobre este particular sólo hay un manda­
miento de Sevilla para que se libren 5.000 mrs. al doctor Alfonso Fernández de la
Fuente por llevar mantenimientos al Real del Rey desde Sevilla'-1'. Tiene fecha de
30 de ju lio de 1431. por lo que es fácil suponer que esas vituallas, que no serían las
únicas, fueron enviadas a fines de ju n io o principios de julio, momentos en que
Juan II acampaba frente a Granada.

1432

Durante 1432 Sevilla y su tierra siguieron participando activamente en la gue­


rra contra los musulmanes que adquiere de forma plena las características de gue­
rra de desgaste, con sucesivas entradas en tierra de moros y golpes de mano por
una y otra parte. Este plan de lucha es para los cristianos una solución secundaria,
pues el ideal sigue siendo la participación de una gran ejército dirigido por el Rey
en persona. El mismo Juan II suele expresar su deseo de acudir a la guerra, siéndo­
le impedido siempre por las complicaciones internas del reino castellano.

La primera disposición regia sobre el ordenamiento de las tropas en 1432 es


de techa 30 de enero, y en ella Juan II manda que todos los hidalgos del reino estén
apercibidos para el I o de marzo, tanto caballeros como peones, ballesteros o lance­
ros'--. Desde el mismo lugar. Zamora, y con la misma fecha. Juan II escribe a Sevilla

(17) Ibidem, Doc. nc 84.


(18) La carga es una medida de capacidad equivalente a 2'5 ó 2 fanegas, dependiendo de que sea
una carga mayor (muía) o menor (asno). Una fanega de trigo son 44 kg.
(19) A.M.S. Mayordomazgo 1430-31, Doc. 83, XX. Orden de pago de 200 mrs. a Manuel González
por ese motivo.
(20) Ibidem, Doc. n 83, XXIII. Orden de pago de 200 mrs. a los troteros que debian llevar esas car
tas.
(21) A.M.S. Mayordomazgo 1432-33, Doc. n° 29.
(22) A.M.S. Mayordomazgo 1432. Carpeta del Pedido.

6 2
LAS MILICIAS CONCEJILES Y SU ACTUACION EXTERIOR SEVILLA Y LA GUERRA D I GRANADA 11450 1419.

participándole que ha mandado repartir ¡metes por varias ciudades de su reino,


para que estén apercibidos el I o de marzo y se reúnan con él. A Sevilla le corres­
pondieron 400 de estos jinetes. % a la ciudad, y el resto a su tierra, del siguiente
modo: 95 a la Campiña. 83 al Aljarafe. 43 a ia Sierra de Constantina y 83 a la de Aro-
che1-1".

Ilustrativa del clima de belicismo del momento es la orden del Cabildo, a los
jurados de barrios y collaciones, del 5 de marzo, mandando que todos los vecinos y
moradores de Sevilla estén apercibidos y distribuidos en veintenas con sus cuadri­
lleros. para, llegado el caso, ponerse a servicio del Rey'241. Pocos días después, el 10
de marzo, se mandan cartas a las comarcas de la tierra con la misma indicación1251.

El 30 de marzo, desde Valladolid, Juan II ordena que se haga alarde de los 400
jinetes que mandó apercibir y que 100 de ellos sean escogidos para presentarse al
Almirante don Fadrique y al Adelantado don Pedro Manrique bajo el mando de Fer­
nando Ruiz Cabeza de Vaca. El destino de estos hombres no tenía nada que ver con
la guerra granadina, pues debían completar el cerco de Alburquerque y luchar con­
tra los rebeldes del Infante don Enrique de Aragón'226’.
5
4
2
3

La rebelión de don Enrique en la zona extremeña estuvo gravitando sobre Se­


villa y su tierra a lo largo de 1432. no sólo con la petición de nuevos soldados, sino
también de vituallas que afectaron sobre todo a los concejos de las comarcas serra­
nas. De hecho, supuso la apertura de un nuevo frente al que la ciudad tuvo que
acudir cuando ciertas dificultades económicas estaban ya haciéndose evidentes.

Porque, mientras tanto, las necesidades de la guerra contra los moros provo­
caban nuevas exigencias. El 20 de mayo. Juan II escribe desde Valladolid ordenan­
do el repartimiento de 150 ballesteros y 50 hombres que de armas que habían de ir
a Cádiz por dos meses con don Juan de León, hijo del conde de Medellín don Pero
Ponce de León. El sueldo estipulado en principio es de 6 mrs. al ballestero cada día,
16 mrs. al hombre de armas sin paje y 20 al hombre de armas con paje. El corres­
pondiente a los ballesteros hubo de ser elevado pues por esa cantidad no se encon­
traba ninguno dispuesto a marchar. La solución fue pagar una demasía de cuatro
mrs. diarios a cada uno'27’.

(23) Ibidem.
(24) Ibidem.
(25) Ibidem.
(26) Ibidem.
(27) Ibidem.

6 3
RAFAEL SANCHEZ SAUS

El 13 de junio, Sevilla ordené a sus contadores que hiciesen el repartimiento


de los 150 ballesteros en la ciudad y su tierra, salvo en las villas de Utrera y Lebrija,
pues éstas, como veremos, ya aportaban su gente a la guarnición que seguía soste­
niéndose en Jimena. De ese mismo día se conserva una orden de pago a Antón Gar­
cía. trotero, para llevar cartas a las comarcas sobre el repartimiento antedicho12*1.
Por similar noticia del 7 de jun io sabemos que se acordó en el Cabildo hacer venir a
esos ballesteros y enviarlos a don Juan Ponce de León1291.

Paralelamente. Sevilla estuvo obligada durante estos meses a sostener una


parte de la guarnición de la recién capturada villa de Jimena de la Frontera, así
como a abastecerla de lo necesario. El peso no cayó únicamente sobre esta ciudad,
sino sobre todos los concejos próximos a la nueva conquista. El día 10 de diciembre
de 1431 don Juan dirige una carta a Sevilla. Ecija. Jerez. Carmona. Sanlúcar de Ba-
rrameda. Rota y el Puerto de Santa María. Hace saber en ella que la Corona, por
medio de Juan Ramírez de Toledo, su tesorero en Jerez, compró 5.000 fanegas de
pan para llevar a Jimena y sostener su guarnición. Estas cantidades debían ser tras­
ladadas por los conceptos a los que va dirigida la carta, pagando don Juan cinco di­
neros por cada fanega y legua. El repartimiento del transporte y las fanegas es este:

Sevilla y su tie rra ........ 1.500 fanegas Sanlúcar......................... 200 fanegas


E cija.............................. 1.000 fanegas R ota ................................ 150 fanegas
Jerez.............................. 1.000 fanegas Puerto de Sta. María . . . 150 fanegas
Carmona....................... 1.000 fanegas

Estos concejos deben aportar en los diez días siguientes al requerimiento que
les hará el tesorero, las carretas, bestias y hombres necesarios para el transporte. Ea
protección de las recuas estaría a cargo de caballeros y peones de Jerez, Alcalá de
los Gazules y Medina Sidonia
El 10 de marzo, Sevilla repartió las 500 bestias o cargas precisas para el aca­
rreo de estas 1.500 fanegas.
Es de suponer que. ju n to con estas obligaciones de abastecimiento, Sevilla y
su tierra hubieron de colaborar en la defensa de Jimena con gente de guerra. En
este sentido encontramos que Utrera debía reclutar trimestralmente una tropa de2 0
3
9
8

(28) A.M.S. Mayordomazgo 1432-33 Doc. n° 36, 8.


(29) Ibidem, Doc. n° 36.11.
(30) A.M.S. Mayordomazgo 1432. Carpeta del Pedido.

6 4
LAS MILICIAS CONCE ULES Y SU ACTUACION EXTERIOR SEVILLA Y LA GUE RRA OE GRANADA 0 4 50 14 Í9 |

10 caballos y 25 peones'Ml. Lebrija tenía el mismo deber v se quejó al Rey por esti­
mar demasiado tuerte esta carga. Alegaban que la villa se despoblaba y pedían por
merced ser relevados de estos servicios. Juan II respondió a través de carta fechada
en Madrid el 22 de marzo de 1432. diciendo que sus contadores habían acordado
que la villa hiciese un relevo más tan sólo y que no hiciesen otro ni acudiesen a en­
trar en tierra de moros aunque fuesen requeridos para ello11-1. Pero no fueron sólo
estas villas de la Campiña las afectadas por las medidas de defensa, sino que éstas se
extendieron al menos a Sevilla. Jerez y Carmona. ya que en carta dirigida a estas
ciudades y villas, además de Lehrija. con fecha de 19 de abril. Juan II expone que
sabe que algunas de ellas no han enviado a Jimena la gente de a caballo y el peonaje
que él mandó tener allí hasta la repoblación de la misma. Señala como algunos de
los que fueron han abandonado la guarnición antes de su relevo por gente nueva
con lo que se corre un gran peligro. Por todo ello manda que sin excusa ni dilación
alguna se mande toda la gente que sea menester y que los relevos lleguen antes de
que se agote el plazo de los relevados'

Aún tuvo Sevilla que atender a otras acciones bélicas pues el Adelantado don
Diego de Ribera efectuó diversas entradas en tierras de moros causando grandes
daños. En ju n io penetró en la Vega de Málaga y en ju lio en la de Granada, acompa­
ñado en ésta por don Luis de Guzmán. Maestre de Calatrava.

Es totalmente seguro que Sevilla participó con hombres y avituallamientos en


estas operaciones1341, pero no sabemos con que cantidades concretas lo harían, aun­
que, sin duda, serían muy superiores a las de los distintos casos en que hemos en­
contrado documentación, ya examinados. La más clara prueba de esto nos la da la
carta que Juan II envió desde Valladolid el día 30 de jun io a todos los concejos del
Arzobispado de Sevilla1351. En ella hace saber como Sevilla le ha mandado una reía
ción en la que se explica los padecimientos, trabajos y costos sufridos por su servi­
cio: la construcción y puesta a punto de la flota, la gente que mandó al Condestable
cuando entró en Granada, gente que luego permaneció con el Rey, y además llevan­
do muchas viandas «de pan cosido e fariña e vino e cevada e ganados todos a su3 *5
2
1

(31) Ibidem. Carta de Sevilla a Utrera de 10 de febrero de 1432 autorizando al concejo a repartir los
mrs. de la demasía del sueldo de 10 caballeros y 25 peones que Utrera debía mandar por tres
meses a Jimena, en relevo de otros tantos hombres que habían cumplido un servicio similar. La
demasía autorizada a cobrar es de cinco mrs. diarios, tanto para el caballero como para el peón.
(32) Ibidem.
(33) Ibidem.
(341 A.M.S. Mayordomazgo 1432-33 Doc. n° 36, 6. Con fecha de 6 de junio de 1432 se hace saber
al Mayordomo de Sevilla que el Cabildo ha ordenado enviar los albalaes a las comarcas sobre la
gente y viandas que ha de llevar al Adelantado Diego de Ribera.
(35) A.M.S. Mayordomazgo, 1432. Carpeta del Pedido.

6 5
RAEAEl SANCHE/SAUS

costa». Por su parte, el Adelantado Diego de Ribera, por orden del Rey. hacía conti­
nuos llamamientos por lo que la ciudad y su tierra -alegaba Sevilla- se estaban
despoblando al no poder cum plir tantos trabajos. La solución que el concejo propo­
nía era cargar una parte de lo que hasta la fecha recaía sobre él. en las villas y luga­
res de señorío.

Ante esto t i Rey ordenó que cada vez que se exigiese un reparto de gente o
viandas, las villas y lugares de señorío contribuyesen aportando lo que les corres­
pondiese.

No exageraríamos al afirmar que en estos años de guerra exterior e interior, el


Cabildo sevillano desarrolló una actividad extraordinaria. Un hecho puramente
anecdótico nos refleja esa realidad: el día 24 de diciembre el Mayordomo recibió el
mandato de abonar mil mrs. a cada uno de ciertos contadores y escribanos en re­
compensa «de los trabajos en las cosas que cumplieron en servicio del Rey e de Se­
villa acerca de la guerra con los Reyes de Aragón e Navarra e después contra los
moros de Granada e contra los infantes don Enrique e don Pedro, así como en los
repartimientos de gentes e viandas como en otras muchas escrituras e cartas man­
dadas hacer por la cibdat sin cobrar por ello»'” 1'. Como aguinaldo navideño no esta­
ba nada mal.

1433

Este año fue de gran actividad fronteriza. Diego de Ribera efectuó al menos
tres grandes entradas en tierra de moros: las dos primeras sobre Málaga y la tercera
sobre la Vega de Granada. Durante el invierno no decreció su empeño y logró tomar
varias villas y castillos, participando en la toma de Castellar, villa situada en el área
de acción de Sevilla.

Pese a todos estos importantísimos movimientos, la documentación de Sevilla


referente a este año y aprovechable para nuestro fin es muy reducida. No dispone­
mos de ningún repartimiento, pese a que se efectuaron varios v casi todas las noti­
cias son indirectas y poco precisas.
La primera que poseemos es el establecimiento de la demasía sobre los sueldos
correspondientes a Manzanilla por un repartimiento de ciertos caballeros, peones y
viandas. La fecha de este documento es incierta, aunque segura su adscripción a
1433,:t7‘. Manzanilla debía aportar en esta ocasión siete caballeros. 17 ballesteros y3
7
6

(36) A.M.S. Mayordomazgo 1432 33.


(37) Ibidem.

66
LAS MILICIAS CONCEJILES Y SU ACTUACION EXTERIOR SEVILLA Y LA GUERRA DE GRANADA (1 4 3 0 14 3 91

17 lanceros, así como 10 cargas de harina, 35 de vino. 15 de cebada y 40 carneros.


Los haberes de los soldados serían 35 mrs. diarios el caballero durante un mes, sie­
te mrs. y cinco dineros cada lancero o ballestero por igual período de tiempo. La
carga de viandas saldría a 50 mrs.y a 30 la lleva de cada carnero.

El total es de 19.200 mrs. repartidos así: caballeros, 7.350 mrs.. peones, 7.650
mrs., cargas de viandas. 3.000 y carneros. 1.200.

Esta noticia, tan local, no puede darnos una impresión de conjunto sobe el to­
tal de lo repartido en Sevilla y su tierra. Sin embargo, creemos que este reparti­
miento supondría una cifra elevada de soldados y viandas porque en el de 1434 que.
como veremos, constaba de 600 caballeros. 1.300 ballesteros, 1.300 lanceros, 8.000
fanegas de cebada, 3.000 de harina y pan cocido, 10.000 arrobas de vino. 150 vacas
y 2.000 carneros y ovejas para toda Sevilla y su tierra. Manzanilla sólo aportaba 4
caballeros. 20 ballesteros y lanceros. 8 cargas de pan y harina, 15 de cebada y 10 de
vino, sin tener que repartir ningún ganado. Como se ve. lo exigido en 1433 es muy
superior a lo de 1434, por lo que deducimos que a nivel general sucedería lo mis­
mo. Esto sería así al menos para uno de los tres repartimientos efectuados en este
año.

De la entrada de Diego de Ribera en la Vega de Granada, sólo nos ha quedado


un resto documental: una carta de 26 de jun io de 1433 por la que la ciudad ordena
el pago de 340 mrs. para los troteros que debían llevar a las cuatro comarcas las
cartas de apercibimiento para la gente y viandas que el Adelantado solicitó. Nada
sabemos de la entidad de este repartimiento.

Nada más podemos decir sobre la participación de Sevilla y su tierra en la gue­


rra ese año, apenas certificar su existencia.

1434

De este año poseemos abundante noticias del repartimiento efectuado por


Diego de Ribera para la entrada donde encontraría la muerte, cercando la villa de
Alora.

Sevilla fue advertida de este repartimiento y de la nueva entrada en Málaga el


2 de marzo, por medio de dos cartas de Juan II escritas desde Medina del Campo.
Por la primera es avisada de que la guerra con los moros continúa, por lo que el
Rey ha ordenado a Diego de Ribera talar Málaga, siendo precisa una cantidad de
gente que el Adelantado ha de indicar'11*1.3
8

(38) A.M.S. Mayordomazgo 1433-34.

6 7
RAFAEL SANCHEZ SAUS

Por la segunda(:Wl el Rey señala la gente y viandas solicitadas por el Adalanta-


do: 600 caballos. 1.300 lanceros. 1.300 ballesteros. 3.000 fanegas de harina y pan
cocido, 8.000 fanegas de cebada. 10.000 arrobas de vino, 150 vacas y 2.000 carne­
ros y ovejas.

Poco días depués. el 12 de marzo. Diego de Ribera escribía al Concejo'401 pi­


diendo los hombres y viandas antedichos para ese mismo mes. El Adelantado, impa­
ciente por iniciar la campaña y conocedor de las deficiencias del sistema de recluta­
miento, escribía al día siguiente. 13 de marzo, una carta mensajera insistiendo nue­
vamente en los mismos términos1411. El Cabildo le pidió, por medio de Diego Fernán­
dez, su lugarteniente, que se rebajase su contribución y Diego de Ribera la excusó
de 100 jinetes y 300 peones, negándose a rebajar nada en lo referente a las viandas.

Ante esto, la ciudad escribió a los barrios y collaciones para que los jurados
descontasen 1 /6 de los caballeros y 1 /8 de los peones que hubiesen correspondido
en el repartimiento ya efectuado. El resto debía ir con el Adelantado por treinta
días.

El coste de este pedido fue el siguiente: en la ciudad: un caballero. 1.250 mrs.;


un ballestero o lancero. 308 mrs. 5 dineros: una carga de pan o harina. 800 mrs.:
una carga de cebada. 400: una de vino. 640 mrs. En las comarcas del alfoz: un caba­
llero, 1.580 mrs.; un ballestero o lancero. 365: una carga de pan o harina. 950: una
carga de cebada. 475 mrs. y una carga de vino 756 mrs.

La demasía del sueldo de los caballeros era de 20 mrs. diarios durante un mes.
9 mrs. la de los ballesteros y 7 la de los lanceros. La lleva de las viandas era de 50
mrs. la carga.

El envío de su parte de lo repartido costó a la ciudad la cifra de 426.195 mrs.


Puesto que Sevilla repartía la tercera parte y el resto se cargaba sobre la tierra,
cada repartimiento suponía un desembolso aproximado de más de un millón de ma­
ravedíes. Lo normal es que cada año se produjesen al menos dos entradas en tierra
de moros, y a veces, como en 1433 fueron tres las realizadas.

Al pie de este repartimiento, cuyos datos fundamentales hemos extractado, un


escribano dejó anotado: «esta gente e viandas iban por treinta días e por cuanto
m urió el Adelantado Diego de Ribera creo que no sirvieron sino veinticinco días e
volvióse toda la dicha gente e por eso cesó la guerra. E creo que lo mataron estando
sobre el castillo de Alora».3
1
0
4
9

(39) Ibidem.
(40) Ibidem.
(41) Ibidem.

68
I AS M il ICIAS CONCEJILES Y SL AC lU A C IO N EXTERIOR SEVILLA Y LA GUERRA DE GRANADA (1 4 3 0 14391

1435

La muerte de Diego de Ribera hizo preciso el cambio de dirección de la guerra


en el Arzobispado de Sevilla, siendo nombrado por el Rey. como Capitán Mayor de
la Frontera, el Maestre de Alcántara. D. Gutierre de Sotomayor. En las Actas Capi­
tulares del Archivo Municipal Hispalense se conserva la carta por la que se notifica
este nombramiento al Cabildo142'.

Ya el 16 de enero del nuevo año el flamante Capitán Mayor se dirigió por carta
al Concejo de Sevilla pidiendo 74 ballesteros para la guarnición de los castillos y vi­
llas de Turón y Ardales, ganados a los moros por Diego de Ribera en el invierno de
1433-34. Sevilla había adquirido el compromiso de sostener allí ese número de ba­
llesteros. La tropa debía dirigirse primero a Ecija, antes del 22 de enero, para pre­
sentarse ante don Gutierre, quien en su carta enfatiza mucho que no se produzcan
retrasos por el claro peligro en que se encontrarían las villas1431.

A continuación, el 11 de febrero. Juan II ordenó a Sevilla que tuviese dispues­


tos para acudir a su servicio a los siguientes oficiales: diez carpinteros, seis herre­
ros. dos torneros, seis herradores, dos cirujanos, dos cordoneros, tres esparteros,
cinco canteros, dos especieros, cuatro silleros, cuatro armeros, cuatro freneros,
cuatro alabarderos y cuatro maestros de hacer ballestas. No sabemos el motivo
exacto de esta petición ni el fin a que se destinaban estos artesanos1441.

En 28 de febrero, el Capitán Mayor de la Frontera solicitó a Sevilla 500 caba­


llos y 2.200 peones, así como dinero para mantenerlos'431. El objetivo era efectuar
una entrada y realizar talas en tierra de moros.

A este año, pertenece también un repartimiento de 900 vacas que. a petición


del Rey, Sevilla hubo de efectuar sin que sepamos la finalidad del mismo.

En 1435, nuevamente, aparecen noticias de la flota que permanecía anclada en


Sevilla. Juan II. desde Madrid, el 24 de diciembre de 1434, notificó que era su mer­
ced que los galeotes que hasta el momento estaban en las tres galeras y el leño que
ese año se habían armado, saliesen de las naves y que para el año 1435 se recluta-
sen los galeotes que hiciesen falta por dos meses, cuidando que no se cumpliesen
después del mes de octubre. Debía reunirlos Diego Fernández de Medina y se con­
centrarían en Sevilla'41’1.4
6
5
3
2

(42) A.M.S. Actas Capitulares 1435, fol, 2.


(43) Ibidem, fol. 30.
(44) Ibidem, fol. 7.
(45) Ibidem, fol. 1 7.
(46) A.M.S. Mayordomazgo 1435, Doc. n° 13.

6 9
RAFAEL SANCHE/ SAUS

La ciudad, en cartas mandadas a los municipios de las cuatro comarcas y a los


jurados de las collaciones y barrios el 16 de marzo de 1435. comunica el mandato
anterior y que Diego Fernández de Molina solicita 30 galeotes, con un sueldo de
1.000 mrs. más la demasía. Se conserva el repartimiento realizado1' '.

Sin duda, la actividad bélica de Sevilla en este año fue mucho mayor de lo rea­
lizado hasta ahora. Prueba de ello son los 340 mrs. que en 21 de octubre recibió Al­
fonso García, lugarteniente del trotero mayor, por las cartas llevadas a las cuatro
comarcas acerca de un apercibimiento mandado hacer por el Maestre de Calatrava
y que repondía quizá a una entrada otoñal en tierra de moros. En todo caso, el si­
lencio es total.

1436

Tampoco de este año poseemos una documentación especialmente interesan­


te. Todo lo hallado se refiere a la preparación de un repartimiento solicitado por el
Maestre de Calatrava para entrar en tierra de moros.

1.a primera noticia es del 12 de marzo: es una orden de pago de 340 mrs. para
el teniente de trotero mayor. Juan de Castro, para llevar ciertas cartas a las cuatro
comarcas sobre la gente y viandas pedidas14*’.

No sabemos el total de las cantidades impuestas, pero poseemos los testimo­


nios de los contigentes aportados por Fregenal y Bodonal con la Marotera'4". La
primera ponía a disposición del Maestre de Alcántara 27 caballeros. 63 ballesteros y
62 lanceros: la segunda, un caballero y dos ballesteros. Para ambos lugares el nú­
mero es inferior a lo exigido en los repartimientos de 1434 (Fregenal. 40 caballos.
86 ballesteros y 87 lanceros: Bodonal, 6 caballeros. 12 ballesteros y 11 lanceros), in ­
cluso deduciendo el siesmo de los caballeros y el ochavo de los peones, y en el pos­
terior de 1438 (Fregenal. 42 caballeros. 77 ballesteros y 76 lanceros: Bodonal. 7 ca­
balleros, 13 ballesteros y 12 lanceros: La Marotera. un caballero, dos ballesteros, un
lancero).
Si el repartimiento de 1434 era de 500 caballos y 2.300 peones (una vez dedu­
cidas las proporciones mencionadas) y el de 1438 como veremos, era de 600 caba­
lleros y 2.200 peones, puede deducirse que el exigido por don Gutierre de Soto-
mayor en 1436 no era excesivo, sino menor de lo habitual. No obstante, el Cabildo4 9
8
7

(47) Ibidem, Doc. n° 14, 15,16, 17, 18, 19.


(48) Ibidem, Doc. n° 146.
(49) A.M.S. Sección 16, n° 200 y 199.

7 0
LAS MILICIAS CONCEJILES Y SU ACTUACION EXTERIOR- SEVILLA Y LA GUERRA DE GRANADA 114 JO 1439*

intentó obtener por dos veces rebajas en el número de combatientes. Esto sólo pue­
de interpretarse como un acusado cansancio de la guerra y un progresivo agota­
miento de las reservas económicas.

Lo cierto es que los preparativos para esta entrada siguieron adelante y hacia
mediados de abril se mandó apercibir lo repartido'*".

Esto es todo cuanto podemos saber de la actividad bélica de Sevilla en el año


1436.

1437

Este año actuó como Capitán Mayor de la Frontera del Arzobispado de Sevilla
don Pedro de Stúñiga. conde de Ledesma.

El 25 de marzo recibe Sevilla la orden del Rey de mandar de inmediato a don


Pedro las gentes y viandas que les correspondió en el repartimiento que se efec­
tuó151'. Del pedido inicial solo conocemos las cifras correspondientes a Lebrija'5-’1,
pero con posterioridad Sevilla obtuvo una sustancial rebaja que fijó la contribución
en 350 caballos. 1.600 peones. 525 cargas de harina. 525 de pan cocido. 650 de ce­
bada. 450 de vino. 50 vacas y 650 carneros"11.
Esta entrada se realizó, no sabemos con qué objetivos ni resultados, y en el
mes de jun io se hizo un nuevo repartimiento para talar la Vega de Granada, por lo
que se puede suponer que la primera, como en años anteriores, fue dirigida contra
Málaga.
En el nuevo repartimiento, efectuado a mediados de junio, le correspondieron
a Sevilla 600 caballeros. 2.500 peones (mitad ballesteros, mitad lanceros). 550 car­
gas de pan cocido. 550 de harina. 900 de cebada. 500 de vino. 150 vacas y 750 car­
neros.
La ciudad protestó ante estas cantidades, pero el conde de Ledesma se negó a
cualquier rebaja aunque mucho se le ponderaron las grandes dificultades de la ciu­
dad y su tierra'541.5
4
3
2
1
0
(50) A.M.S. Mayordomazgo 1435, Doc. n° 1 76.
(51) A.M.S. Actas Capitulares 1437 s. m. fol. 34.
(52) A.M.S. Sección 16, Doc. n° 206.
(53) A.M.S. Actas Capitulares 1437, abril fol. 1. Carta del conde de Ledesma a Sevilla, fechada el 11
de abril. Estos mantenimientos y soldados debían reunirse el 28 de abril en la fuente de Gilena,
entre Osuna y Estepa.
(54) A.M.S. Actas Capitulares 1437 junio, julio, agosto. Carta del conde de Ledesma a Sevilla de 9
de julio.

71
RAFAEL SANCHEZ SAUS

Mientras tanto, Sevilla había recibido una carta del Rey, fechada en Valladolid
el 27 de mayo por la que se le anunciaba que debía hacer relación de todos los hom­
bres útiles para la guerra que se pudiesen obtener de la ciudad y su tierra. Esto de­
bía hacerse cuanto antes, mediante alardes u otros sistemas*551. Con esto empezaba
a preparar Don Juan la realización de su deseo, luego frustrado, de dirigir la guerra
personalmente en 1438. Unos meses más tarde, el 22 de octubre, escribía a su vasa­
llo, Alfonso de Ribera, expresando esa voluntad y mandando repartir en el Arzobis­
pado de Sevilla 350 peones hidalgos (300 de ellos ballesteros) y 200 peones labrado­
res (mitad ballesteros, mitad lanceros)'-561. Ese mismo día se dirigía en idénticos tér­
minos a todos los concejos y habitantes del Arzobispado.

Pocas fechas después, el 30 de octubre. Juan II mandaba repartir para el año


siguiente un cierto número de-oficiales artesanos que debían de estar preparados
para cuando él los llamase. Se trataba de dos carpinteros, un herrero, un zapatero,
dos herradores, dos cirujanos, un cordonero, cinco esparteros, dos canteros, dos es­
pecieros, cuatro corredores, dos silleros, tres armeros, dos freneros, un alabardero
y tres maestros de hacer ballestas157'.

Siguiendo con sus preparativos el Rey escribía a Sevilla desde Arévalo el 5 de


noviembre «...bien sabedes la guerra que yo he con el Rey e moros del Reyno de
Granada, la qual con el ayuda de Dios entiendo continuar e yr allá por mi persona e
con mis gentes el año primero que viene e por ello es mi merced de mandar aperci­
bir todos los caballeros de alarde e de premia... que ay en esta dicha gibdad e en to­
das las otras gibdades, villas e logares dese dicho Arzobispado e Obispado. E por sa­
ber quantos dellos ay que les fagades faser alarde»'5565
5 '.
9
8
7

El día 15 de ese mes el Rey insiste sobre lo anterior y manda apercibir 400 lan­
zas de armas y 400 lanzas de pie para que estén prestos a ir contra los moros cuan­
do él los llame159'.

Finalmente, ante la posibilidad de falta de abastecimientos para la tropa, Juan


II prohibió en noviembre sacar trigo de los Obispados de Cádiz y Córdoba y del Ar­
zobispado de Sevilla. El infractor perdería todos sus bienes. Ordenó también que
todo el pan. vino, carne, pescado, caballos y armas que se quieran sacar y sean des­
cubiertos pasen a poder del que haga el descubrimiento'60'.

(55) A.M.S. Actas Capitulares 1437 enero.


(56) Ibidem.
(57) A M.S. Actas Capitulares 1437, fol. 18.
(58) A.M.5. Mayordomazgo 1437 38.
(59) A M 5 . Actas Capitulares 1437.
(60) A.M.S. Actas Capitulares, noviembre-diciembre 1437. Carta del Rey fechada en Olmedo el 2 de
noviembre de 1437.

72
LAS MILICIAS CONCEJILES Y SU ACTUACION EXTERIOR SEVICIA Y LA GUERRA DE GRANADA 11430 14 39)

1438

Desde principios de año el Rey sigue prestando gran atención a la guerra. El


20 de enero, desde Arévalo, Juan II dice querer seguir con ella y asegura que ese
año irá personalmente a dirigirla. Ante la posibilidad de ser retenido por los m últi­
ples problemas del gobierno en el momento de la tala de las mieses, ordena a don
Pedro de Stúñiga que entre en tierra de moros para hacerlas él y amenaza a Sevilla
con fuertes penas en caso de desobedecer al conde en sus disposiciones'611.

Pocos días después, el 27 de enero, llega a Sevilla una carta de don Pedro or­
denándole sacar el Pendón de la ciudad con tanta gente como pudiese para soco­
rrer a unos cristianos cautivos, rebelados en Setenil. donde se habían apoderado de
la torre del homenaje de la villa. El conde acudía también a socorrerlos y pedía la
máxima celeridad pues pronto acudiría ayuda para los moros desde Ronda y su se­
rranía'6
62'.
1
Desgraciadamente este suceso, que tanto ilustra sobre el peculiar ambiente de
la frontera, terminó con la reducción de los alzados pues los socorros, aunque en­
viados. no llegaron a tiempo.

El conde, por su parte cumplía el encargo recibido y preparaba la entrada en el


emirato. El 10 de febrero hizo saber a Sevilla el repartimiento que le correspondía:
800 caballos, 3.500 peones (mitad ballesteros, mitad lanceros). 1.500 cargas de hari­
na. 1.500 cargas de pan. 2.000 de cebada. 500 de vino y 3.000 carneros.

Ante esto, el Cabildo comisionó a Juan Sánchez de M orillo. Alcalde Mayor, y a


Juan de Torres. Veinticuatro, que expusieron a don Pedro:

1) Que en los repartimientos anteriores. Sevilla no fue cargada ni con la mitad


de lo que ahora se le pedía, observándose que no los hubiese podido cum plir debido
al gran esfuerzo que llevaba realizado.

2) Que la ciudad v su tierra estaban muy agotadas por los pedidos del Rey y los
repartimientos de años anteriores, así como por la carestía de pan que sufrió. Por
ello no podían cum plir un repartimiento tan numeroso como el ordenado.
3) Que el conde de Ledesma. en la tala anterior, no repartió ni la mitad de lo
actual, y ello por ver el gran agotamiento de Sevilla.
Por todo lo anterior, solicitaban un repartimiento «razonable» y pedían la re­
ducción de lo ordenado, sobre todo por falta de caballos y por la carestía de pan.

(61) A.M.S. Mayordomazgo, 1437 38.


(62) Ibidem.

73
RAFAEL SANCHEZSAUS

El conde, sin embargo, se mostró inflexible y el Cabildo notificó los días 25 y


26 de marzo a los jurados de los barrios y collaciones y a los concejos de la tierra, el
repartimiento ordenado. Les dice que viendo la imposibilidad de cum plir este nue­
vo mandato por el desgaste sufrido años atrás, pidió una reducción al conde y, al no
conseguirla, se acudió al Rey. Este no dio respuesta y como el conde acuciase con
otras dos o tres cartas. Sevilla, por servicio al Rey. había decidido repartir la mitad
de lo solicitado por veinte días. Los concejos de la tierra se negaron a hacer este re­
partimiento y Sevilla les escribe el 9 de abril expresando su asombro por el "menos­
precio vuestro a los mandamientos de nuestro señor el Rey e de Sevilla»"'11.

Finalmente, don Pedro de Stúñiga consintió una reducción y el 18 de abril el


concejo hizo un nuevo reparto consistente en 600 caballos. 2.200 peones. 3.200
cargas de viandas y 2.000 carneros. Este repartimiento se ha co nsejado integro,
con la particularidad de que no sólo se recogen las cifras teóricas, sino también el
número exacto de los participantes reales pudiéndose saber así cual era el nivel de
cumplimiento de los repartos. Los datos serán expuestos por comarcas, evitando la
prolijidad de hacerlo collación por collación o concejo por concejo.

Lo que se repatió Lo que se sirvió Lo que faltó


Cabs. Balls. Lañe. Cabs. Balls. Lañe. Cabs. Balls. Lañe.
La ciudad 194 371 354 178 310 341 16 61 13
La Campiña 82 148 149 79 82 81 3 68 66
Aljarafe y Ribera 89 186 181 81 166 126 8 42 33
S. de Constantina 95 158 156 87 140 128 8 18 28
S. de Aroche ]4 0 256 254 81 119 107 59 137 147
TOTAL 600 1119 1094 506 817 783 94 326 287

El número de ballesteros repartidos -1 1 1 9 - no es igual a la suma de lo que se


sirvió y lo que faltó —1143—; el excedente es igual al déficit observado en los lance­
ros -1094 repartidos, 1070 entre lo que se sirvió y lo que faltó-. Esto es porque
hubo collaciones y concejos que, al repartir los hombres que se les pedían, respe­
tando el número no hicieron igual con los conceptos.6 3

(63) Ibidem.

7 4
LAS M U ICIAS CONCE |i i f S Y SU AC TUACION 1 XTERIOR: SEVILLA Y LA GUERRA DE GRANADA (1430-14 391

Lo que se repaíió Lo que se sirvió Lo que faltó


Viandas Carneros Viandas Carneros Viandas Carneros
La ciudad 1020 - 559 1 /2 — 460 1 /2 __
La Campiña 444 1200 156 1066 287 194
Aljarafe y Ribera 542(64) 390 258 179 293 211
S. de Cons*antina 444 170 234 120 209 50
S. de Aroche 746 240 366 17 380 223
TOTAL 3196 2000 1574 1 /2 1322 1629 1 /2 678

El coste aproximado de este pedido fue de 284.920 mrs. en la ciudad y de


580.025 mrs. en la tierra, sumando un total de 864.945 mrs.

Todas estas faltas y deficiencias menguarían notablemente la capacidad ofensi­


va de la entrada de don Pedro de Stúñiga y es normal que se impusiesen castigos de
los que tenemos algún testimonio documental.

1439

Este año se recrudecen hasta tal punto las discordias interiores de Castilla que
Juan II hubo de acceder a la firma de treguas con los moros, tal como ya hemos in­
dicado.

Hay rastros documentales de algún repartimiento mandado por el Rey, no


contra los moros, sino contra sus enemigos internos'6 65'. En el mismo sentido sabe­
4
mos que el 10 de ju n io fue ordenado a los jurados de las collaciones y alcaldes de
los concejos de la tierra que tuviesen apercibidos a todos los hombres, caballeros y
peones, para servicio del Rey y de Sevilla «...por los debates que al presente hay en
este reino y por ciertos requerimientos que nos fueron fechos por don Pero Ponge
de León, conde de Medellín, de parte de nuestro Señor el Rey»'66'.

No hay más noticias delatoras de actividad bélica, ni mucho menos contra los
moros, con los que hay paz desde el 15 de abril.

(64) El dato de 542 cargas no es el que aparece en el documento original, que ofrece 554, sino en
otro de mayor fiabilidad que lo desglosa entre los diversos concejos. De todos modos, ni uno ni
otro coinciden con la suma de lo que se sirvió y lo que faltó, y de este error procede que la
suma final de viandas repartidas en Sevilla y su tierra no coincida tampoco con la suma de lo
que sirvió y lo que faltó en este concepto.
(65) A.M.S. Mayordomazgo 1437-38. Pedido de 1438. Repartimiento de 60 peones en las Sierras
de Constantina y Aroche.
(66) Ibidem.

75
RAFAEL SANCHEZ SAUS

RESUMEN DE LAS APORTACIONES DE SEVILLA (1430-1439)

Las cifras que a continuación daremos en los diferentes cuadros no pueden


considerarse en modo alguno como definitivas. La aportación de Sevilla y su tierra
fue muy superior a lo que ellos expresan, ya que hemos recogido tan sólo los datos
más seguros, de los que conocíamos fecha y composición exacta. Tenemos noticia
de otros muchos repartimientos de los que no sabemos las cifras con total preci­
sión. aunque sí aproximadas, sobre todo en los años 1433, 1435 y 1436. También
conocemos muchas actividades bélicas en las que Sevilla participó pero de las que
apenas nada concreto podemos decir (campañas de 1431. por ejemplo) e igualmen­
te estamos seguros de que muchas acciones que exigieron esfuerzo material y hu­
mano son totalmente desconocidas para nosotros.

Cuadro resumen de las aportaciones en caballeros y peones de Sevilla y su tierra en


el período 1430-39.
Fecha Caballeros Peones Lanceros Ballesteros
(sin especif.)
26-111-1431 252 248
29-VI-1431 350
17-X-1431 200
15-XI-1431 100
30-1-1432 400
20-V-1432 50 150
2-111-1434 500 1300 1300
16-1-1435 74
28-11-1435 500 2200
Abril 1437 350 1600
Junio 1437 600 1250 1250
18-IV-1438 600 1093 1120
3550 3800 3895 4242

7 6
LAS MILICIAS CONCEJILES Y SU ACTUACION EXTERIOR SEVILLA Y LA GUERRA DE GRANADA 11430 14 391

Cuadro resumen de las aportaciones de Sevilla y su tierra en galeotes y oficiales ar­


tesanos.

Fecha Galeotes Carpinteros Herreros Otros


18-XI1-1430 8
16-V-1431 15 25
1431 100
11-11-1435 10 6 2 cirujanos
2 cordoneros
3 esparteros
5 canteros
2 especieros
2 silleros
3 armeros
2 freneros
1 alabardero
3 maestros de hacer
ballestas
16-1II- 1435 30
30-XII-1437 2 1 1 zapatero
2 herradores
2 cirujanos
1 cordonero
5 esparteros
2 canteros
2 especieros
4 corredores
2 silleros
3 armeros
2 freneros
1 alabardero
3 maestros de hacer
ballestas
130 35 32

77
RAFAEL SANCHEZ SAUS

Cuadro resumen de las aportaciones de viandas que hicieron Sevilla y su tierra.

Fecha Cargas Pan Harina Vino Cebada Vacas Carneros


(sin especif.l (fan.) (fan.) (arr.) (fan.)
16-V-1431 3000 4375 1500 300 4000
Octubre 1432 7700 1600 800
2-III-1434 3000 10000 8000 150 2000
1435 900
Abril 1437 1575 1575 3937 1950 50 650
Junio 1437 1650 1650 4375 2700 150 750
18-IV-1438 3197 2000
TOTAL 3197 9925 3225 24287 14950 1550 9400

Todas estas cantidades van dadas en fanegas (áridos) o en arrobas (vino), ex­
cepto la cantidad correspondiente al 18 de abril de 1438 que, al no ir especificada,
no hemos podido convertirla. Para pasar a fanegas y arrobas las cantidades que
aparecían cifradas en cargas hemos seguido este criterio: la carga mayor (única re­
presentada en la documentación) equivale a 2 5 fanegas. Cada fanega tiene una ca­
pacidad de 55'5 litros y una arroba contiene 16’ 13 litros, por lo que una fanega es
igual a 3’5 arrobas aproximadamente y una carga a unas 8 7 5 arrobas.

78
APORTACION HUMANA DE MURCIA A LA ULTIMA FASE DE
LA GUERRA DE GRANADA (1491-1492)*

Juan ABELLAN PEREZ


Universidad de Cádiz

Introducción

A pesar de la numerosa bibliografía existente sobre la guerra de Granada*12", el


interés del tema y la abundancia de noticias inéditas que encierran los archivos lo­
cales. hacen posible la publicación periódica de nuevos trabajos de investigación
que. orientados desde una perspectiva local1-1, facilitan de un lado, una aproxima­
ción al cómputo global de las aportaciones humanas y materiales de los reinos pe-

(*) Comunicación presentada al I Simposium sobre el «Horizonte histórico-cultural del viejo mundo
en vísperas del descubrimiento de América». (Cuenca, 1979).
(1) Véase en la obra de LADERO QUESADA, Miguel Angel: Castilla y la conquista del reino de Gra
nada. Valladolid, 1967, pp. 313-331 una amplia relación bibliográfica sobre el tema.
(2) ESCOBAR PRIETO, E.: Los Reyes Católicos en Trujillo, en «Revista de Extremadura», (Cáceres),
VI, núm. XI (1904), 483-499; ESPIN, J.: El desbarajuste del Caudillo moro de Guadix, en «Revista
de la Alhambra», (Granada), núm. 558 (1923), 274-279 (recoge la aportación de la ciudad de
Lorca a la guerra de Granada de 1489); SEVILLANO COLOM, F.: las empresas nacionales de los
Reyes Católicos y la aportación económica de la ciudad de Valencia, en «Hispama» (Madrid), 14.
núm. 57 (1954), 511-623; TORRES FONTES, J.: Las tribulaciones del concejo murciano en octu
bre y noviembre de 1489, en «Anales de la Universidad de Murcia» (Murcia), XIV (1955-1956),
193 212 y «Los murcianos en la conquista de Malaga», pp. 6-12 en Estampas déla vida de Mur-

79
JUAN ABELLAN PEREZ

nínsulares o extrapeninsulares':" en esta contienda, y de otro lado, el análisis de las


repercusiones socio-económicas que derivadas de la actividad político-m ilitar su­
fren, en mayor o en menor grado, los municipios castellanos.

Dentro de esta línea de investigación se incluye esta comunicación, con el pro­


pósito de analizar y valorar la contribución humana de la ciudad de Murcia al es­
fuerzo colectivo de la guerra de Granada en su últim a fase (1491-1492), y ello, por
dos razones fundamentales, la carencia de noticias en las crónicas de la época y la
amplitud del trabajo de Bosque Carceller'4' que, centrado fundamentalmente en la
aportación humana, no le permite analizar pormenorizadamente los documentos
reales que se conservan en el Archivo Municipal de Murcia y las Actas Capitulares
de los años 1490-91 y 1491-92, donde se contiene, además del extracto de la docu­
mentación que se conserva o de otra perdida, las deliberaciones y acuerdos de la
asamblea concejil murciana, así como la problemática nacida tanto en torno a los
repartimientos de peones, caballeros y soldada como, a la organización de las hues­
tes y envío de sueldos.

Aportación Humana

El propósito de los Reyes Católicos de continuar la campaña m ilitar contra el


reino nazarí de Granada para finales de marzo de 1491, supone la reorganización y
puesta en marcha del hetereogéneo ejército cristiano y su incremento con nuevas
aportaciones concejiles. Ello se desprende de la siguiente afirmación real: «demás
de la gente de nuestra guardia y hermandad e de los cavaderas e continos de nues­
tra casa e de algunos grandes e cavaderas de nuestros reynos. avernos acorda­

da en el reinado de los Reyes Católicos. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia, 1965; BENITO
RUANO, E.: Aportaciones de Toledo a la guerra de Granada, en «al-Andalus», (Madrid Granada),
XXV (1960), 41 70; y Aportaciones de Madrid a la guerra de Granada, en «Anales del Instituto
de Estudios Madrileños», (Madrid), VIII (1972), 15-103; MARTINEZ ORTIZ, J.: Participación de
Valencia en la conquista de Málaga. Año 1489, en «Anales del Centro de Cultura Valenciana»
Valencia, 1967; L4DERO QUESADA, M. A.: Milicia y economía en la guerra de Granada: El cerco
de Baza. Valladolid, 1964; SUAREZ ALVAREZ, M J.: Aportaciones de Asturias a la guerra de Gra
nada, en «Asturiensia Medievalia», (Oviedo), 1 (1972), 307-356; MALPICA CUELLO, A: Coope
ración nacional a la guerra de Granada, en «Cuadernos de Estudios Medievales», (Granada), I
(1973), 148-151; GONZALEZ JIMENEZ, M.: Aportación de Carmona a la guerra de Granada, en
«Historia, Instituciones, Documentos», (Sevilla), 1 (1974), 85-110.
(3) BENITO RUANO, E.: La participación extranjera en la guerra de Granada, en «Actas del Primer
Congreso de la Historia de Andalucía», (Córdoba), I de Andalucía Medieval (1978), 303-319.
(4) BOSQUE CARCELLER, R.: Murcia y los Reyes Católicos. Murcia, 1953.

8 0
APORTACION HUM AN A D i MURCIA A LA ULTIMA FASE DF LA GUERRA DE GRANADA 11491 14921

do de mandar llamar e repartir por ciertas gibdades e villas e lugares de nuestros


reynos e señoríos ciertas gente de cavallo e de pie»15'.

A esta finalidad obedece un documento real fechado en Sevilla el 14 de enero


de 1491 y presentado ante el cabildo murciano el miércoles 2 de febrero del mismo
año161 por Pedro de Ayala. vecino del castillo de Garci Muñoz. En el se notifica el
apercibimiento y repartimiento de los «...sesenta de cavallo e seysgientos peones,
los giento e ginquenta espingarderos...»17' que corresponden a la ciudad de Murcia,
de manera que. estuvieran preparados para acudir al lugar de concentración a la fe­
cha establecida. Baza. 30 de marzo de 1491'81, bajo la dirección del corregidor Juan
Pérez de Barradas y del contino real Pedro de Ayala y todos organizados en cuadri­
llas de «ginquenta en ginquenta e en cada una quadrilla aya un quadrillero señalado
e conosgido, que sea onbre de recabdo e que traya asy mismo su quadrilla escritos
por sus nombres y a su cargo, e trayan los dichos quadrilleros vestiduras diferengia-
das porque sean conosgidos entre los otros»19'.

En la sesión anterior'"" a la lectura de esta carta, el Concejo recelando la pro­


ximidad de este repartimiento anual de tropas concejiles, faculta al jurado Alonso
de Auñon'111 como su mensajero para que en Toledo lograra de los Reyes Católicos
la exclusión total o parcial, en su defecto, de la contribución murciana1121, alegando
las grandes necesidades por las que atravesaba la ciudad a causa de los daños pro­
ducidos por la plaga de langosta que había asolado los campos. Aún teniendo en
cuenta estos y otros datos que confirman la penuria económica de la población
murciana, es evidente que ello no supone en ningún momento la paralización del

(5) A. M. MU. Cart (ulario) 1484 1495, fols. 75 r-v. Este documento lo publica BOSQUE CARCE
LLER en ob. cit. Ap. Doc. num. 20, pp. 171-172.
(6) Ibidem. En esa misma sesión se presenta otro documento real, no conservado, en el que se or­
dena que todos los caballeros hidalgos armados, compredidos entre los 14 y los 64 años, acu
daña la guerra. A. M. MU. A. C. 1490-91. Sesión: miércoles 2 11-1491, fols. 79 r-v.
(7) Ibidem.
(8) BOSQUE CARCELLER en la ob. cit. confunde la fecha de presentación, da el 30 de mayo.
(9) Ibidem nota 5
(10) A. M. MU. A. C. 1490-91. Sesión: martes 1-11-1491, fol. 78 r.
(11) En los documentos reales aparece el mensajero con este nombre, sin embargo, en las sesiones
del cabildo municipal aparece como Alonso de Hurtado, jurado. Para gastos del viaje a la corte
se le entregó 2.000 maravedíes. A. M. MU. A. C. 1490-91, fols 78 r-v.
(12) BOSQUE CARCELLER en la ob cit. p. 87 afirma que una de las peticiones del Concejo fue la ex
dusión de los regidores en este servicio, no obstante, comprobada la sesión concejil del 15 de
febrero de 1491 en la que se basa como todo el tomo de las Actas Capitulares del año
1490-91, hemos podido observar un error del citado autor, ya que sólo se alude y con carácter
general a todas las personas mayores de 60 años, y no se menciona en ningún momento a los
regidores ni al número de ellos residentes en la capital.

81
JUAN ABE ILA N PEREZ

reclutamiento de la milicia, es más. en la espera de una contestación real el Concejo


realiza con normalidad el repartimiento de los sesenta caballeros, no así el de los
peones, cuyo número reduce a quinientos, irregularidad a la que no se avino el re­
presentante real Pedro de Avala, exigiendo a la Asamblea local el cumplimiento del
número total establecido por sus Altezas y ordenando bajo pena de cien mil mara­
vedíes la entrega de la nómina y la realización de alarde.

La enérgica postura que asume el contino real, la dureza de la penalización y


la tardanza de la respuesta real son factores suficientes para explicar el cambio de
actitud del Concejo, al decretar en la sesión del martes 15 de marzo que todos los
caballeros y peones de la ciudad apercibidos para ir a la guerra de Granada estuvie­
ran dispuestos para partir con el Corregidor el 26 de m a rz o "'. Sin embargo, la
cuantía de la contribución humana y la fecha de presentación en el real de Baza, se­
ría modificada por el rey Fernando según se desprende de la respuesta dada a la pe­
tición concejil murciana: «a mi plaze de vos aliviar e fazer merged de vos mandar
quitar ginquenta peones e diez cavalleros. e que en esto no entren los cavalleros e
fidalgos que son mandados llamar, por quanto estos en todas partes an de venir a
servir por sus propias personas»"41 para que. así una vez reclutados los «enbieys
onestamente syn falta alguna con el dicho corregidor, e sean en la gibdad de Baga
para dies dias del mes de abril primero»"51.

De acuerdo con esta nueva disposición real, las tropas murcianas a las que se
le habrían de unir en Lorca otras tantas, parten de Murcia el 8 de abril con direc­
ción a Baza"8', perfectamente organizados en once cuadrillas de 50 hombres cada
una. al mando de un cuadrillero"7' y todos bajo la dirección de Juan Pérez de Barra­
das y del alguacil Martín de Pedrosa"81.1
*
8
7
6
5
4
3

(13) A. M. MU. A. C. 1490-91, fols. 103 v. 104 r. En esta sesión tampoco se alude como afirma
BOSQUE en la ob., cit., p. 87 la negativa de los jurados a alistar los cien hombres que faltaban
para completar los 600 ni la actitud mediadora ante los soberanos que pretende aplicar al co­
rregidor Juan Pérez, pero si en cambio en el segundo repartimiento de tropas. A. M. MU A. C
1491-92. Sesión: miércoles 21 -XII-1491, fol. 88 v.
(14) Ap. Doc. núm. 1
(15) Ibidem.
(16) A. M. MU. A. C. 1490-91. Sesión: viernes 8-1V - l491, fol. 108 v.
(17) El regidor Juan Ortega de Avilés por orden del Concejo dió a cada cuadrillero tres varas de
paño para un sayo, y cuyo importe que desconocemos se pagó de las penas de la guerra del
año anterior. A. M. MU. A. C. 1490 91. Sesión: martes 5-1V -l 491, fol. 108 v.
(18) Alférez portador de una bandera que con las armas reales preside el grueso de las tropas umfi
cadas de Lorca y Murcia. Por su misión cobró de sueldo por 30 días 180 reales (5.580 mrs),
cantidad que se reparte entre el concejo de Murcia (120 reales) y el de Lorca (60 reales). A. M
MU. A. C. 1490-91. Sesión: martes 5-1V - l491, fol. 107 v.

8 2
APORTACION H UM AN A DE MURCIA A LA ULTIMA TASE DE LA GUERRA DE GRANADA 11491 14921

Durante cerca de seis meses - 8 de abril al 3 de septiembre- si exceptuamos un


documento del rey Fernando, fechado en el real de la vega de Granada el 15 de
agosto de 1491, sobre deserciones"11’, los asuntos que deliberan los oficiales del ca­
bildo murciano nacen de la continua prorrogación del servicio m ilitar de las tropas
murcianas'1202
9 ', con el consiguiente endeudamiento de la hacienda municipal que ha
3
1
de soportar, ju n to a la población, el peso de la soldada de sus huestes.

En los primeros días de septiembre regresa el Corregidor del real de Granada y


notifica al cabildo municipal el propósito de sus Altezas de servirse de la población
murciana para la prosecución de la guerra con el reino nazarí de Granada. Con tal
motivo, ordenan «apercibir la gente desta gibdad para que todos los cavalleros e
peones desta gibdad de diez e ocho años arriba ende sesenta abaxo esten prestos e
aparejados con sus armas e cavallos a punto de guerra con provisiones de veynte
dias»'2" para que cuando llegara la orden de partida de los Reyes se agruparan rápi­
damente bajo la capitanía del corregidor Juan Pérez.

Este estado de alerta dura hasta el mes de diciembre de 1491 en que los Reyes
Católicos deciden agrupar mayor número de tropas para el cerco de Granada. A
este fin obedece una carta de llamamiento fechada en el real de Granada el 1 de di­
ciembre. y posteriormente leída - 1 7 - en el ayuntamiento murciano por orden de
Pedro de Avala. En ella, se manda repartir entre la población de Murcia y su tierra
«veynte langas e quatrogientos peones, la mitad vallesteros e la otra mitad tange-
ros»122', de manera que hicieran acto de presencia en Granada el 15 de enero de
1492'231.

(19) Ap. Doc. núm. 3. De esta problemática tenía noticia el Concejo por Rodrigo Vázquez que a su
regreso de la Corte informó de que en real de Granada no habían más de 40 caballeros de los
50 enviados en el primer repartimiento. Sobre este punto y por error probablemente de trans
cripción BOSQUE CARCELLER retrasa un mes la fecha de la citada información, da el 29 de |u
nio por el 29 de julio ( A. M. MU. A. C. 1491 92. Sesión: viernes 29 V il 1491, fol. 23 v i
Posteriormente, y con motivo de un nuevo repartimiento de sueldos, se pone de manifiesto el
incremento de las deserciones «no ay syno treá a langas» (E M Estu. Tipologico5762sión
30-VIII 1491), sin embargo nada se dice de las deserciones de los peones.
(20) Ap. Doc. núms. 2 y 3. La presencia de las huestes murcianas en la vega de Granada era de mas
de cinco meses. A. M. MU. Cart. 1484 1495, fots. 84 v. 85 r.
(21) A. M. MU. A. C. 1491 92. Sesión: sabado 3-IX-1491. fol. 37 r.
(22) A. M. MU. Caja 2, num. 89 y Cart. 1484-1495, fol. 85 v. Este documento lo publica BOSQUE
en la ob. cit., pp. 174 1 75. También se recoge un extracto del mismo documento en las A C.
1491 92. Sesión: sábado 17 XII 1491, fol. 86 v.
(23) Se incluye en el numero total de las tropas a todos lo caballeros y regidores de la ciudad. Ibidem
nota anterior.

8 3
JUAN ABkLLAN PEREZ

Si en la sesión del 17 de diciembre el contino real hizo leer y publicar al escri­


bano Francisco de Palazol la citada carta de los Reyes y requirió que se presentaran
ante él todas «las personas vezinos desta gibdad que son abonados»'242 ’ para hacer el
8
7
6
5
repartimiento de las 20 lanzas, los oficiales de la asamblea concejil, por su parte, de­
ciden enviar un mensajero1251 a sus Altezas a suplicarles una reducción de doscien­
tos peones de la cuantía total del segundo repartimiento alegando lo «mucho nes-
Cesytada» que estaba la ciudad. En estas circunstancias y mientras el Corregidor se
ofrecía a la Asamblea el 21 de diciembre para «acabar con sus altezas que se tengan
por contentos de trezientos e gnquenta peones e que no se repartan mas en la di­
cha gbdad»'261 llega al Concejo una cédula real1271 adelantando la fecha de presenta­
ción de las huestes en Granada al 30 de diciembre.

En consecuencia, se acelera el reparto de peonías adoptándose un nuevo crite­


rio: «consyderando el bien común desta dicha gibdad e deseando el alivio de sus ve-
zinos»l2Hl. De los 74 caballeros de la ciudad se acuerda que tres de ellos paguen al
«mas abill y suficiente» para que fuera a la guerra, mientras que los restantes - 7 0 -
habrían de contribuir cada uno con un peón «para en cuenta de los trezientos e gin-
quenta»'293 '. El resto de peonías -2 8 0 - se reparte entre las once colaciones de la ciu­
0
dad.
Paralelamente a este repartimiento Pedro de Quesada1301publica en la plaza de
Santa Calatina y en otros lugares de la ciudad un pregón del Concejo por el que se
notifica que «que todos los cavalleros e peones que están movidos e apergebidos
enesta dicha gibdad para yr a la guerra de los moros en servicio de sus altezas esten
prestos e aparejados para partir con sus armas e cavallos e provisiones a punto de
guerra con el señor corregidor e con Pedro de Ayala, contino de sus altezas para el
miércoles primero que viene -2 8 de diciembre-»'31’. Sin embargo, en el seno del Ca­
bildo surgen «grandes altercaciones e debates» a la hora de fijar la derrama con que
pagar el sueldo de las tropas, hasta el extremo de intervenir el Alcalde poniendo

(24) A. M. MU. A. C, 1491-92. Sesión: sábado 17-XI1-1491. fol. 87 r,


(25) En dicha sesión y en la siguiente se nombra y organiza la partida del mensajero. Dicha misión
recae en el jurado Beltrán de Guevara, a quien se le exime por dicho servicio de ir y contribuir
en el repartimiento, se le conceden 3.100 mrs, para el viaje y el caballo de Alfonso Pérez de
Bonmaitín. A. M. MU. A. C. 1491-92. Sesión: sábado 17-XII-1491, fols. 86 v. 87 r. y sesión: lu­
nes 19-XII-l 491, fols. 87 r-v.
(26) A. M. MU. A. C. 1491-92. Sesión: miércoles 21 XII 1491, fol. 88 v.
(27) Ap. Doc. núm. 4.
(28) A. M. MU. A. C. 1491-92. Sesión: miércoles 21 XII-1491, fol. 88 v.
(29) Ibidem nota 28, fols. 88 v. 89 r.
(30) Pregonero público del Concejo. Ibidem nota anterior, fol. 89 v.
(31) Ap. Doc. núm. 5.

8 4
APORTACION H UM AN A DE MURCIA A l A ULTIMA FASE DE LA GUERRA DE GRANADA 11491 1492)

paz mediante la amenaza de duras penalizaciones1321y el contino real Pedro de Aya-


la ordenando la recaudación de la derrama y el cumplimiento de la fecha acordada
para la marcha, y previo a esta el apercibimiento a caballeros y peones para realizar
el alarde el martes 27. Pero, pese a esta actitud de Pedro de Ayala, el Concejo conti­
nuó sus deliberaciones sobre la cuantía de la derrama retrasando la partida al vier­
nes 301331 y con ello el incumplimiento de la fecha de presentación en el Real fijada
por los Reyes1341.

A pesar de esta problemática que surge en torno a este segundo repartimien­


to, queda claro a través de dos pregones del cabildo'3® su propósito de continuar
sirviendo a los Reyes Católicos en esta empresa, adoptando duras medidas contra
aquellos caballeros y peones que se ausentaran de la ciudad3 (36)3
5
4
3
2 . No obstante, el do­
8
7
mingo 1 de enero de 1492, las tropas murcianas llegaban a Lorca donde se incre­
menta la capitanía del Corregidor con una nueva aportación humana y se realiza de
nuevo un alarde de las tropas que pone de manifiesto la ausencia de ciertos peones
de Murcia. En estas circunstancias prosigue la marcha hacia Granada, a la vez que
se intercambian una abundante correspondencia el Corregidor y el Concejo m ur­
ciano sobre estas deserciones1371, ajenos uno y otro de la caída de Granada en poder
cristiano1381.

(32) Se fija en una cuantía de 2.000 maravedíes. A. M. MU. A. C. 1491-92. Sesión extraordinaria:
domingo 2 5 -X II-l491, fol. 90 r.
(33) A. M. MU. A. C. 1491-92. Sesión: viernes 30-XII-1491, fol. 90 v.
(34) 30 de diciembre de 1491. Ibídem nota 27.
(35) Ap. Doc. núm. 6 y 7.
(36) «Otrosy que ningund cavallero ni peón de los questan movidos e aper^ebidos no se absente
desta gbdad so pena a los cavalleros de confiscaron de todos sus bienes e la persona a mer­
ced del Rey, e a los peones so pena de muerte». Ap. Doc. núm. 7.
(37) «Miércoles quatro dias del mes de henero de XCII años, los dichos señores concejo mandaron
enbiar un peón al señor corregidor... para que su merced mande fazer alarde de la gente que
desta gbdad lleva dentro en tierra de moros, por quanto el alarde que fizo en Lorca no hera
toda la gente llegada, e que sy algunos peones faltavan como su merced lo enbio a dezir por su
carta fue porque partieron después desta e no pudieron llegar al alarde, e que faziendo onrra
de moros que luego sy algunos faltasen mandaran.esecutar enellos y en sus bienes las penas
en que son caydos» A. M. MU. A. C. 1491-92. Sesión: miércoles 4-1-1492, fol. 93 v.
(38) La cédula real notificando la caída de Granada llega a Murcia el 9 de enero de 1492 y en esa fe­
cha el Concejo dispone y ordena las albricias. Ap. Doc. núm. 8 y A. M. MU. A. C. 1491-92, fols.
96 v. 98 r.

8 5
JUAN A B E llA N PEREZ

CUADRO I

RELACION DE CUADRILLEROS POR COLACION. PRIMER REPARTIMIENTO

COLACION CUADRILLEROS

San Juan Juan del Campo


San Eulalia Antón García
San Lorenzo Esteban Clemente
Santa María Miguel, carpintero
San Bartolomé Rodrigo Asanariego
Santa Catalina Antón, zapatero
San Pedro Ollera
San Nicolás Francisco de M ontijo
San Antolín Abaser (sic)
San Andrés Jumilla
Sin especificar Pedro García, tamborino
Hijo de Gaspar, atabalero

CUADRO II

SEGUNDO REPARTIMIENTO DE PEONIAS

COLACION NUM. PEONIAS

San Juan 40
Santa Eulalia 29
San Lorenzo 20
Santa María 30
San Bartolomé 9
Santa Catalina 30
San Pedro 30
San Nicolás 20
San Antolín 50
San Miguel 12
San Andrés 10
Total: 280

86
APORTACION H U M A N A DE MURCIA A LA ULTIMA FASE DE LA GUERRA DE GRANADA I I 491-14921

(2) Dicha cantidad se reparte sobre 25 cuentos de maravedíes, cantidad a que ascienden los bienes de la ciudad,
o o o o o o O
o o o lO LO o
Total
REPARTIMIENTOS DE HOMBRES PARA LA GUERRA DE GRANADA. AÑO 1491

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_________ Sueldo en mrs.

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Unidad/30 días

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CUADRO III

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con una contribucción de 13 mrs. por millar de hacienda.


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8 7
JUAN ABELLAN PEREZ

APENDICE DOCUMENTAL

1491. 10 de M arzo .-S e villa .- E l Rey a l concejo de Murcia dispensándolo del envió de ciertos peones y
caballeros.
A. M. MU. Cari. 1484-1495. fol. 77 r.

El Rey: Concejo, corregidor, alcaldes, alguazil. regidores, cavalleros, escuderos, jurados, oficiales e
omes buenos de la gibdad de Murga.
Vi vuestra petición que me enbiastes con Alonso de Auñon, jurado desa gbdad sobre la gente de ca-
vallo e de pie que desa gbdad e su tierra me ha de venir a servir para la guerra deste año con que era.
que de la dicha gente ay mucha nesgesydad. a mi plaze por vos aliviar e fazer merced de vos mandar qui­
tar ginquenta peones e diez cavalleros de manera que me avades de servir con ginquenta de cavallo e
quinientos e gnquenta peones, e que en esto no entren los cavalleros e fidalgos que son mandados lla­
mar. por quanto estos en todas partes an de venir a servir por sus propias personas.
Por ende yo vos mando que los dichos gnquenta cavalleros e quinientos e gnquenta peones en-
bieys onestamente syn falta alguna con el dicho mi corregidor, e sean en la gbdad de Baga para dies dias
del mes de abril primero e por cosa alguna se detengan ni falten dese termino.
De la gibdad de Sevilla a diez dias de margo de noventa e un años. Yo el Rey. Por mandado del Rey.
Femando de (¿afra. En el sobre escnpto dezia por el Rey al congejo. corregidor, alcaldes, alguazil, regido­
res. cavalleros. jurados, escuderos, ofigiales e ornes buenos de la noble gibdad de Murgia.

1491. 2 de Mayo - Real sobre la ciudad de Granada - E l Rey a todas las autoridades de los concejos de
Murcia para que se haga repartimiento para pagar el sueldo de las huestes desplazadas en Granada.
A. M. MU. Caja 2. núm. 88 y Cart. 1484-1495. fol. 78 v.

El Rey: Congejo. alcaldes, alguazil. regidores, jurados, cavalleros. escuderos, ofigiales e ornes bue­
nos de las muy nobles gibdades de Murgia e Lorca.
La gente que desas gibdades me enbiastes a esta guerra me ha hecho relagion como vinieron paga­
dos por treynta dias e que ya sean cunplidos.
Por ende yo vos mando que luego que esta mi carta veays repartays e fagays repartimiento por esas
dichas gibdades de otros treynta dias para la dicha gente asv de cavallo como de pie. e el dinero que ene-
lio montare lo enbieys luego con la persona de recabdo. e porque esto cunple a mi servigio ponerlo luego
en obra con toda diligencia.
Del mi real sobre la gibdad de Granada a dos dias de mayo de noventa e un años. Yo el Rey. Por
mandato del Rey. Femando de (¿afra. (Firmado y rubricado).

88
APORTACION H U M A N A DF MURCIA A LA ULTIMA FASE DF FA GUERRA L)F GRANADA 11491 1492)

1491. 15 de agosto - Real de la vega de Granada - E l Rey a los concejos de Murcia y U rn a sobre la
gente gue había desertado y sobre un nuevo repartimiento de maravedíes para e l pago de sueldos.
A. M. MU. Actas Capitulares de 1491-92. fols. 32 r. 33 r.

El Rey: Concejos, alguazyles. regidores, cavaderas, escuderos, oficiales e omes buenos desta muy
noble qribdad de Murcia e Lorca.
Bien sabeys como la gente desas cibdades mande que viniesen a servir a esta guerra de los moros,
enemigos de Nuestra Santa Fe'Catholica, por vos fazer merced e vos aliviar de costa mandedes pedir la
mayor parte de la jente, e agora e sydo ynformado que de la dicha jente que quedo en mi servicio mucha
della se a ydo syn mi licencia e mandado, e la que aqui esta a mi servicio no ha seydo socorrida de las
ayudas que desos pueblos han de aver, de lo qual todo a mi se a seguido deservicio.
Porque vos mando que luego questa mi carta veays enbieys a su costa las personas que asy se fue­
ron syn mi licencia e mandado e les secrestedes sus bienes e no acedes el dicho secresto fasta tanto que
a sus costas e misiones vengan con el servicio a esta guerra e lleven mis cartas de servicio como mejor vi­
nieron en esta guerra todo el tienpo que por mi les fue madado. e asy mismo mando que repartades lue­
go por estas dichas cibdades todos los maravedís que son devidos a la dicha gente que ha estado e esta
en mi servicio de todo el tienpo que se les deve. e otros treynta dias mas, e los maravedís que en todo ello
montare lo enbiedes con dos regidores e dos jurados desas cibdades para que lo den e paguen a la dicha
gente syn que falte cosa alguna dello. e mando a vos el dicho mi corregidor e otras justicias que sobre la
recabdanca e pago de los dichos maravedís fagades e mandedes fazer todas las provysiones e esecuciones
y venciones y remates de bienes que no vengan e menester sean por manera que la dicha gente sea muy
bien enteramente pagada, e los unos ni los otros no fagades ni fagan ende al por alguna manera so pena
de la mi merced e de privación de los oficios e de diez mili ijiaravedis a cada uno para la mi camara.
Fecha en el my real de la vega de Granada quinze dias del mes de agosto, año del nascimiento de
Nuestro Salvador Jhesus Chripto de mili e quatrocientos e noventa e un años. Yo el Rey. Por mandado
del Rey. mi señor, Femando de Cafra.

1491. 13 de diciembre - Real de la vega de Granada.- lx>s Reyes Católicos a l concejo de Murcia p i­
diendo el envío de gente de pie y de caballo.
A. M. MU. Caja 2 núm. 90 y Cart. 1484-1495. fol. 86 r.

El Rey e la Reyna: Concejo, corregidor, alcaldes, alguazil, regidores, jurados, cavaderas, escuderos,
oficiales e ornes buenos de la muy noble cibdad de Murcia.
Ya sabeys como por una nuestra carta vos enbiamos a mandar que para cosa que mucho cunple a
servicio de Dios e nuestro nos enbiasedes para quinze dias del mes de enero primero cierta gente de ca­
vado e de pie segund que mas largamente en la dicha nuestra carta se contiene con el nuestro corregidor

8 9
JUAN A B R IA N PEREZ

disa dicha cibdad. e porque cunple mucho a nuestro servicio que la dicha gente sea aqui para treynta
días dese mes de dezienbre.
Por ende nos vos mandamos que para el dicho termino nos enbieys la dicha gente con el dicho
nuestro corregidor por la orden e manera que vos lo enbiamos a mandar y por servicio nuestro por cosa
alguna no se detengan ni falta dese termino que enello cred nos servir es mucho, e de lo contrario avre-
mos enojo e lo madaremos castigar como a nuestro servicio cunpla.
Del nuestro real de la vega de Granada, treze dias de dezienbre de noventa e un años. Yo el Rey. Yo
la Reyna. Por mandado del Rey e de la Reyna, Femando de Caira lRúbrica).

1491. 21 de diciem bre- M urcia.- Pregón sobre la partida de las tropas murcianas hacia Granada.
A. M. MU. A. C. ¡491-1492. fols 89 r. 89 v.

Por mandado de sus altezas del rey e la reyna nuestros señores que todos los cavalleros e peones
que están movidos e apercibidos enesta dicha cibdad para yr a la guerra de los moros en servicio de sus
altezas esten prestos e aparejados para partir con sus armas e cavallos e provisiones a punto de guerra
con el señor corregidor e con Pero de Ayala, contino de sus altezas, para el miércoles primero que viene
so pena a qualquier que lo contrario fiziere de confiscación de todos sus bienes para la dicha guerra de
los dichos moros e so la misma pena mandan que ningunas personas de qualquier calidad que sean osa­
dos de vender ni sacar ni trasportar cavallos ninguno desta cibdad y sus términos, por quanto asy cunple
al servicio de sus altezas, so pena de veynte mili maravedís para la camara de sus altezas, e porque lo se­
pan todos mandamos asy pregonar publicamente.
Fizo este pregón en la placa de Santa Catalina e en los otros logares acostunbrados. miércoles veyn­
te e un dias del mes de dezienbre de mili e quatrocientos e noventa e un años. Pero de Quesada, prego­
nero publico del Concejo desta dicha cibdad a altas bozes tañiendo con tronpeta, estando ende mucha
gente.
Testigos: Alfonso de Palomares y Miguell de Luque e otros muchos vezinos desta dicha cibdad de
Murcia.

1491. 30 de diciembre.- M u rc ia - Pregón para que todos los que están apercibidos para la guerra de
Granada estén en Lorca el domingo 1 de enero de 1492.
A. M. MU. A. C. 1491-1492. fols. 90 v. 91 r.

Sepan todos quel señor corregidor se parte luego para la cibdad de Lorca donde a de fazer alarde de
todos los cavalleros e peones que están movidos desta cibdad para yr a la guerra de los moros.

9 0
APORTACION H UM AN A DE MURCIA A LA ULTIMA PASE DE LA GUERRA DE GRANADA 11491 1492)

Por ende que manda que todos los que están movidos e apercibidos partan luego de manera quel
domingo sean en la cibdad de Lorca so las penas que cerca desto están ordenados e mandados por el Rey
e la Reyna nuestros señores.
Fizóse este pregón en la placa de Santa Catalina y en los otros logares acostunbrados por Pero de
Quesada. pregonero publico desta dicha cibdad. tañiendo con tronpeta e altas bozes. estando ende mu­
cha gente.
A lo cual fueron presentes por testigos Lope Alfonso de Ixirca e Pero de Zanbrana, regidores e otros
muchos vezinos desta dicha cibdad de Murcia.

1491. 30 de d iciem bre.-M urcia.- Pregón para que los recaudadores del sueldos de las tropas murcia­
nas acudan con é l g para que estas no se ausentaran de la ciudad.
A. M. MU. A. C. 1491-1492. fol. 91 r.

Por mandado del Rey e de la Reyna. nuestros señores, que todos los que an de pagar a los cavalleros
e peones que an de yr a la guerra en servicio de sus altezas ayan dado el dinero que les cabe a las perso­
nas que lo han de aver segund questa repartido fasta mañana jueves por todo el dia, apercibiéndoles que
se faga luego esecucion en sus bienes e personas e no saldrán de la cárcel fasta que ayan pagado. Otrosv
que ningund cavallero ni peón de los questan movidos e apercebidos no se absente desta dicha cibdad so
penas a los cavalleros de confiscación de todos sus bienes e la persona a merced del Rey. e a los peones
so pena de muerte donde quier que puedan ser ávidos, e porque lo sepan todos e ninguno no pueda pre­
tender ygnorancia mandanlo asy pregonar publicamente e pregonóse este pregón en la placa de Santa
Catalina y en los otros logares acostunbrados por Pedro de Quesada. pregonero publico, altas bozes es­
tando ende mucha jente.
Testigos que fueron presentes a todo lo suso dicho Miguell Sánchez de Molina e Diego de Moncon.
mayordomo, vezinos desta dicha cibdad de Murcia.

1491. 2 de e n e ro - G ranada- E l Rey notifica a la ciudad de Murcia la entrega de Granada.


A M. MU. Cart. 1484-1495. fol. 87 r.

Fl Rey: Concejo, corregidor, alcaldes, alguaziles. regidores, cavalleros. escuderos, oficiales, ornes
buenos de la cibdad de Murcia.
Fago vos saber que aplazido a nuestro Señor después de muchos y grandes trabajos, gastos y fati­
gas de nuestros reynos. muertes e derramamientos de sangre de muchos de nuestros suditos e naturales.

91
JUAN ABELLAN PEREZ

dar bien aventurado fin a la guerra que he tenido con el reyno e moros del reyno e ?ibdad de Granada, la
qual tenida e ocupada por ellos mas de setecientos e ochenta años, oy dos dias de enero deste año de no­
venta e dos años es venida a nuestro poder e señorío y se me entrego el Alhanbra y la cibdad y otras fuer­
zas della con todos los otros castillos e fortalezas e pueblos que deste reyno me quedaron por ganar, lo
qual acorde de vos escrevir porque se el plazer que dello avreys y para que des gracias a Nuestro Señor
de tan gloriosa Vitoria como le aplazido damos a gloria y enxalcamiento suyo de Nuestra Santa Fe Cató­
lica, honor e acrecentamiento de nuestros reynos e señoríos, generalmente honrra, reposso y descanso
de todos nuestros subditos e naturales que con tanta fe y lealtad en esta santa conquista e para ella nos
aves servido.
De Granada a dos dias de enero de noventa e dos años. Yo el Rey. Por mandado del Rey. Femand Al­
vares. En el sobre escrito dezia por el Rey al Concejo, justicias, regidores, cavalleros. escuderos, oficiales
e ornes buenos de la cibdad de Murcia.

9 2
CORSARIOS Y PIRATAS ENTRE LOS COMERCIANTES
GADITANOS DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XV*

José SANCHEZ HERRERO


Universidad de Sevilla

Introducción

Como escribiera Ramón Solís. la ciudad de «Cádiz está levantada en un sitio


no apropiado, -carencia de tierras laborables, falta de materias primas,
aislamiento-; pero su situación es inmejorable... Cádiz es consecuencia de su
situación. Nace bajo un signo que nunca más ha de abandonarla: como
ciudad-puerto exclusivamente. El estrecho de Gibraltar puede definirse como el
cruce de dos líneas: la mediterráneo-atlántica y la africano-europea. La
importancia, pues, de su emplazamiento es tan grande como lo es. en general, la
situación de España para con otras naciones»"*1. Nosotros mismos hemos afirmado
más de una vez que si en última instancia toda la vida procede del mar, del agua
marina, no lo es menos que algunas ciudades y en concreto Cádiz le debe al mar su
continuada existencia. En medio del mar está su sitio, y del mar recibe cada día

(*) Esta conferencia se pronunció el día 13 de abril de 1983 en el «Coloquio Internacional Sobre as
razóes que levarem a Península Ibérica a inicia'- no século XV a expansao mundial», celebrado
en el CasteloS. Jorge de Lisboa (Portugal) del t i al 16 de abril de 1983.
(1) Ramón Solis, El Cádiz de las Cortes, Madrid, 1969, p. 24

9 3
JOSE SANCHEZ HERRERO

todo lo necesario para su existencia: los alimentos marítimos o por el mar de tierra
firme, el trabajo para sus hombres, el acicate para que éstos se lancen a la aventura
comercial y al progreso socio-económico, la posibilidad de ensoñación en sus
hombres con la aventura africana o americana, como ya le ocurriera al mismo
Alfonso X. quien, aunque nacido en tierra adentro, en cuanto soñador debería
haber nacido en Cádiz, la ciudad que él incorporó a Castilla y. para la que soñó,
porque al fin y al cabo no fue más que éso, un sueño de grandeza: ser punto
estratégico y, sobre todo, llave que abriría la puerta para una gran aventura
africana.

Cádiz y el comercio. La actividad real y señorial


Cádiz y el comercio marítimo han ido completamente unidos a lo largo de la
Historia. Este comercio y. por lo tanto, el nivel económico y social de Cádiz se
acrecienta en la segunda mitad del siglo XV. Sabemos que de 1466 a 1493 Cádiz fue
ciudad señorío de los Ponce de León. ¿Se debe aquel auge a la acción benefactora
de los condes de Arcos, luego marqueses y duques de Cádiz, o a otras razones
económicas? Creemos que a estas segundas, de tal manera que no porque Cádiz se
convierta en ciudad de señorío de los Ponce de León es por lo que se engrandece
en todos sus niveles, sino debido a su engradecimiento económico y social, el de la
ciudad y sus gentes, es por lo que los Ponce de León ambicionan y consiguen el
señorío sobre la ciudad de Cádiz.

Entre las causas de este engrandecimiento gaditano una se destaca sobre las
demás: el comercio con Berbería. Conocemos su desarrollo en los niveles señorial y
real. Sólo muy brevemente lo recordaremos aquí, pues no es ello el objeto de este
estudio.
Todo el tráfico comercial de importación y exportación de Castilla era
teóricamente de realengo. El correspondiente al arzobispado de Sevilla y obispado
de Cádiz entraba dentro del almojarifazgo sevillano. En la casa de la aduana de
Sevilla o por sus agentes puestos por los arrendadores se cobraban las rentas que
comprendían este almojarifazgo sevillano y que se denominaban «partido de las
mercaderías», «almonaima y cuenta de mercaderes» y «renta de Berbería».

La Corona defendió, también teóricamente, la propiedad inalienable de esta


renta y especialmente Juan II hizo más de una declaración proclamando su no
enajenación: pero a pesar de ello los señores se fueron apropiando de ella, e
intentaron cobrarla en su beneficio, aprovechando las luchas políticas y los
cambios y sucesiones de monarcas. Juan II. el 6 de ju lio de 1445, afirmaba ser
de derecho real «el cargo y descargo de las mercadurías en qualquier parte de mis

9 4
CORSARIOS Y PIRATAS ENTRE LOS COMERCIANTES GADITANOS DURANTE LA SEGUNDA M ITAD DEL S XV

reinos por ser derecho real»; pero ya se quejaba de que en algunos lugares de
señorío del arzobispado de Sevilla y obispado de Cádiz, donde había puerto de mar.
lo cogían y recaudaban sus señores respectivos, aunque nunca les hubiesen
donado los reyes tal renta'21.

Justamente de este modo actuaron los Ponce de León, quienes, durante los
años de su señorío gaditano, 1467-1493, obtuvieron un almojarifazgo de Cádiz, que
cobraron en beneficio propio' ".

Con la vuelta de Cádiz a la Corona de Castilla en 1493. los Reyes terminaron


definitivamente con aquella situación anómala, reintegrando todos los derechos del
almojarifazgo cobrados en Cádiz al «almojarifazgo mayor» de Sevilla, salvo lo
tocante a la renta de Berbería.

Por cédula del 9 de mayo de 1493 los Reyes Católicos, anticipándose al


sistema de comercio que luego iban a implantar en relación con América, conceden
a Cádiz el monopolio comercial con Africa, pues «somos ynformados que de tiempo
ynmemorial a esta parte se a usado e acostumbrado que qualesquier navios e fustas
que se cargan e descargan para la Berveria se cargan e descargan en la gbdad de
Cádiz e non en otro lugar alguno»141. Sin duda, los Reyes, ahora que podían
disponer de los ingresos que les proporcionan los impuestos y gravámenes de la
ciudad de Cádiz, quisieron u tilizar esta concesión como medida simplemente fiscal
para impedir el contrabando, facilitar el cobro de los impuestos y hacerse, además,
con el control del oro importado de Africa.

Hacia 1510 el comercio con Berbería a través de Cádiz había alcanzado cotas
muy altas. Además el comercio de los esclavos, del que Cádiz se convirtió en plaza
de su redistribución para la Península Ibérica y Europa151, sabemos por un
memorial que la ciudad de Cádiz presenta en noviembre de 1518 ante los Reyes en
defensa de la continuación del provechoso e importante comercio con Berbería'6’

(2) Archivo General de Simancas (AGSimancas) Diversos de Castilla, leg. 4.72: 6 de julio de 1445.
(3) Archivo Histórico Nacional (AHN) Osuna, leg. 136, 1, 44: 22 de septiembre de 1488 AHN,
Osuna, leg. 136, 1,44: 24 de septiembre de 1490.
(4) AGSimancas, Diversos de Castilla, leg. 9, num. 3, Cádiz, 31 de mayo de 1493 (num. de catalo­
go. 370).
(5) José SANCHEZ HERRERO, Cádiz, plaza del comercio de esclavos a finales del siglo XV, «Gades»,
5.1980, 77-85.
(6) AGSimancas, Diversos de Castilla, leg. 9, 11: Cádiz, noviembre de 1518. Publicado por Antonio
RUMEU DE ARMAS, España en el Africa Atlántica, vol. 2. Documentos, doc. num. CXX, p 246

9 5
JOSE SANCHEZ HERRERO

que cada año llegaban de allí -mas de dozientos m ili ducados de oro», el «auro
tíberi» u «oro de Tívar», es decir del Bambuk senegalés, la famosa «isla de las pepitas
de oro», la cuenca del Falemé (Senegal) y el alto Niger, «diez m ili quintales de cera»
v -mas de cien m ili cueros bacunos». Y todo esto cuando a iniciativa del rey de
Portugal, Manuel 1, se había comenzado una ofensiva contra los mercaderes
gaditanos con vistas a la prohibición de tan ventajoso tráfico, alegando un
supuesto contrabando de armas. Contrabando cierto, pero al que se dedicaban los
piratas y comerciantes incontrolados sin distinción de nacionalidades: turcos,
genoveses. portugueses en buen número, castellanos, levantinos, gaditanos, etc.
Acusación que surtió efecto pues el Cardenal Cisneros, en nombre de la reina doña
Juana y de su hijo, don Carlos, ausentes, impuso la prohibición solicitada por
Cédula Real, dada el 13 de agosto de 1516'7’.

Los comerciantes gaditanos. Su actividad comercial. La piratería

¿Pero, quién estaba en la base de este comercio? Pues no otros que los vecinos
de Cádiz. Este es el objeto de nuestro trabajo.

La sociedad indígena gaditana careció de aristocracia. Sólo un par de ricos


hombres, no gaditanos, los Ponce de León y los Guzmanes, que intervienen en la
vida de Cádiz: un pequeño grupo de una docena de hidalgos o caballeros y ningún
caballero de cuantía o premia. Su grupo más numeroso estaba constituido por un
conjunto de familias de clase media, descompuesto en tres subgrupos:

1) Indígenas gaditanos, presentes en Cádiz desde los años de la repoblación y


repartimiento, propietarios, que debido a su abolengo y riqueza ocupan las
regidurías de la ciudad y las prebendas catedralicias.
2) Indígenas gaditanos, comerciantes o mercaderes, armadores, propietarios
de naves, quienes debido a la prosperidad que les proporcionó el comercio con
Berbería, con el Africa negra y el asalto de navios, llegaron a ocupar las regidurías
de la ciudad.

(7) AGSimancas, Diversos de Castilla, leg. 9. num. 6: Madrid, 13 de agosto y 4 de septiembre de


1516 Cámara de Castilla, leg. 122, num. 10. fol. 8: Cádiz, 15 abril de 1517.
5obre todos estos temas véase: José SANCHEZ HERRERO, Cádiz, la ciudad medieval y cristiana
Córdoba, 1981, caps. III, IV y V, pp. 96-133 y 193-197. Miguel Angel LADERO QUESADA,
«Unas cuentas en Cádiz (1485 1486), «Cuadernos de Estudios Medievales», Granada II III,
1974 1975, pp. 85 1120. Antonio RUME4J DE ARMAS, Cádiz, metrópoli del comercio con Africa
en los siglos X V y XVI, Cádiz, 1976.

9 6
CORSARIOS Y PIRATAS ENTRE LOS COMERCIANTES GADITANOS DURANTE LA SEGUNDA M ITA D DEL S XV

3) De ascendencia genovesa, pero avecindados en Cádiz y gaditanizados, todos


ellos comerciantes, presentes en cualquier operación económicamente rentable.

Está claro que en los tres casos el comercio marítimo fue la única fuente de
riqueza gaditana que promocionó a sus hombres, quienes escalaron así los más
elevados niveles sociales locales, adentrándose en el regimiento de la ciudad y en el
cabildo catedral, e introduciéndose, por medio del matrimonio, en las familias
indígenas de mayor abolengo.

¿Cual fue el comercio realizado por estos gaditanos? Pensamos que en buena
medida se trató de actos de abordaje, asalto y piratería sobre embarcaciones moras
y también cristianas. Tenemos de ello diferentes ejemplos. Los expondremos
primeramente, para sacar después las conclusiones.

El 18 de septiembre de 1477 los Reyes Católicos avisan a los concejos,


justicias, etc. de Santa María del Puerto, Cádiz y Sanlúcar de Barrameda y a «los
patrones e maestres de qualesquier naos e galeras e caravelas e a otras qualesquier
fustas» que «Gonzalo de Sahavedra ha tomado e robado por fuerga cerca del puerto
de Cádiz una nao que es de giertos mercaderes, veginos desta gibdad de Sevilla,
cargada de atunes e de otras mercadurías e que la ovo tomado e ocupado por
fuerga e contra su voluntad». Envían a su criado, Juan de Cabides, para recoger la
nao y mandan a los que va dirigida la carta que le ayuden en su empresa181.

El 13 de jun io de 1478 los Reyes Católicos confirman una sentencia contra


Antón Bernal, vecino de Cádiz, en el pleito que contra él había entablado Fernánd
Gongales de Tarifa, vecino de Vejer, ante Juan de Robles, corregidor de Jerez «sobre
razón de gierto aseyte e mercaduría que el dicho Antón Bernal dis que le ovo
tomado por fuerga e contra su voluntad de un barco que yva de la noble gibdad de
Sevilla para el proveimiento de la dicha villa de Vejer». El corregidor había
sentenciado que Antón Bernal pagara setenta mil mrs., valor en que fue estimado el
aceite y las mercancías'91. El 27 de agosto de este mismo año los Reyes perdonan a
Pero Fernándes Cabrón, vecino de la ciudad de Cádiz «toda la justigia asy givil
como crim inal que contra vos e contra vuestros bienes ha e podra aver... por razón
de qualesquier delitos, muertes e robos que vos oviesedes cometido... quando...
proseguiades e continuavades violentamente de corsario»00'.

Hacia el mes de marzo de 1480 venían de la ciudad de Orán. en Berbería, dos


naos. En una. bretona, el inglés lohn Ropel, maestre de la misma, con mercancías1
9
8

18) AGSimancas, Registro General, del Sello (RGS): Sevilla, 18 de septiembre de 1477, fol. 551.
19) AGSimancas, RGS: Sevilla, 13 de junio de 1478, fol. 81.
(10) AGSimancas, RGS: Sevilla, 27 de agosto 1478, fol. 120.

9 7
JOSE SANCHEZ HERRERO

propias que podrían valer «a justa e comunal estim aron 600.000 mrs. poco mas o
menos», y en la otra, de la ciudad de Cádiz, llamada «la Resiana», Pero ¿alindes, su
capitán y maestre, Diego Galíndes, su hermano, vecinos de Cádiz, y el mercader
genovés Gregorio Presentada, también con sus mercancías, y ambas en buena
amistad. Al llegar a las costas de Granada apareció el navio de Antón Bernal. ya
citado, quien también regresaba de Berbería. Cuando las tres naves estuvieron
cerca, echadas las anclas, Pero y Diego Galíndes, Gregorio Presentada y Antón
Bernal prendieron a Iohn Ropel y su acompañante Juan de Balval. les tomaron la
nave, robándoles todas sus mercancías más una sortija de oro. partiéndose después
los cuatro salteadores para la ciudad de Cádiz. Como Cádiz era entonces señorío de
don Rodrigo Ponce de León, el inglés le pidió que le hiciese justicia contra los
asaltadores, sus vasallos. Pero el Marqués no lo hizo, antes al contrario los
recompensó con sus favores"111 . Esto nos confirma, como tendremos ocasión de
2
volver a constatar, que el Marqués conocía y admitía este procedimiento comercial
por la úniza razón de que él también participaba en sus ganancias al llevarse, al
menos, en virtud de su señorío de la ciudad y almojarifazgo un quinto sobre las
presas marítimas hechas por los barcos de los vecinos de Cádiz.

En 1486 dos fustas de la ciudad de Cádiz de las que eran capitanes Cristóbal
Grajeda y Cristóbal Galíndes respectivamente, vecinos de Cádiz, asaltaron en el
puerto de Gibraltar la carabela de Vasco de Vega, vecino y regidor de Muros (La
Coruña), robándole «dos botas de vino, de uno vario... e una roldana de pólvora e
gnquenta quintales de viscocho e un barril de anchoas e una pieza de paño
turquesa e una aguja e un reloj e unas cosas, que valia todo dies m ili maravedís»"21.

Durante 1485, según las cuentas del Marqués de Cádiz conservadas para este
año, entraron en el puerto de Cádiz siete presas marítimas, realizadas por barcos
propiedad de los vecinos de Cádiz sobre barcos moros. Llegaron en las fechas
siguientes: 14 de febrero. 15 de marzo, 5 de abril. 25 de septiembre. 16 de octubre.
14 de noviembre y 12 de diciembre. La mercancía apresada y vendida en el puerto
de Cádiz se componía de joyas y metales preciosos; tejidos, paños, alfombras, seda y
ropa morisca confeccionada: aparejos y fletes de navios; cera, sebo y candelas de
ambos productos; alimentos; y los moros aprisionados vendidos como esclavos.
Intervinieron en dichas presas, en los casos en que se conocen sus autores. Antón
Bernal en dos presas, Jerónimo Marrufo y Jerónimo de Cubas en otras dos. Redro
Rodríguez, Juan de Haya. Fernando de Burgos, la nave del «alcalde» mandada por
Fernando de Murcia y Alfonso Cherino en una cada uno. Ascendió la venta de las
siete presas a 1.490.454 mrs. que tuvieron de gastos 59.990 mrs.. quedando libres

(11) AGSimancas, RGS: Toledo, 18 de mayo de 1480, fol. 248.


(12) AGSimancas, RGS: Santiago, 3 de octubre de 1486, fol. 31.

9 8
CORSARIOS Y PIRATAS ENTRE LOS COMERCIANTES GADITANOS DURANTE LA SEGUNDA M ITAD DEL S XV

1.430.464 mrs. De ellos se reservó un quinto el Marqués ó 286.092 mrs., aunque en


realidad sólo se quedó con dos tercios de esta cantidad ó 190.728 mrs., ya que el
otro tercio 95.364 mrs.lo entregó a los armadores1131.

Pedro de Cisneros, vecino de Jerez de la Frontera, pidió en 1488 un seguro a


los Reyes Católicos «diciendo que se teme o recela que por odio e enemistad e
malquerencia que con el a e tiene Antón Bernal, vecino de la dicha gibdad de Calis e
sus ornes e criados e apaniaguados, que lo feriran o le mandaran faser otro mal o
dapno o desaguisado a su persona e bienes o de sus ornes o criados e
apaniaguados»'1 14'. En este mismo año encontramos a Pero Galíndes,- vecino de
3
Cádiz, ya citado, en pleito con Juan Martínez de Arechana, vecino de Bermeo
«sobre razón de cierta presa de moros e otros bienes e cosas»'151
’.
7
6

Aprobada la Inquisición en Castilla por Bula de Sixto IV del primero de


noviembre de 1478, los inquisidores fueron enviados a trabajar a Sevilla,
comenzando su labor en octubre de 1480. El uno de enero de 1483 los inquisidores
decretaban una primera expulsión parcial de los judíos andaluces, quienes
comenzaron a salir hacia tierras de la aristocracia, especialmente a las del Marqués
de Cádiz, Portugal y Africa. El 31 de marzo de 1492 se decretó la expulsión total y
cuenta Andrés Bernaldez como muchos fueron a embarcarse al Puerto de Santa
María y Cádiz, partiendo en 25 barcos al frente de los cuales iba Pedro Cabrón
como capitán. Otros judíos entraron en Portugal, donde permanecieron seis meses,
marchando en marzo de 1493 para el reino de Fez en Africa"6’. Esta situación va a
dar lugar a la aparición de un nuevo objeto de piratería, el asalto y robo de barcos
en los que partían los judíos con sus haciendas y bienes. Ya en 1485, en la presa del
12 de diciembre fueron llevados a Cádiz y vendidos como esclavos cinco judíos:
«compro Alfon Cherino un mochacho judio por 27 ducados. Compro el dicho Alfon
Cherino otro jud io por 29 ducados. Antón Rodríguez, maestre, compro una judia
mala por 15 ducados. Gerónimo Marrufo compro un judio doliente por 15 ducados.
El dicho Alfon Cherino compro una judia con dos niñas e un niño doliente por 58
ducados»1171. Dentro de este contexto merece un apartado especial las áventuras de
Pero Váez de Castilblanco, portugués, calificado de corsario, en las que se verán
implicados algunos gaditanos.

(13) AHN, Osuna, leg. 1620. Cuentas de Lope Díaz de Palma, administrador de don Rodrigo Ponce
de León, Marqués de Cádiz, en 1485, fols. 1 al 1Ov.
(14) AGSimancas, RGS: Valencia, 31 de marzo de 1488, fol. 181.
(15) AGSimancas, RGS: Murcia, 2 de junio de 1488, fol. 133.
(16) Andrés BERNALDEZ, Memorias del Reinado de los Reyes Católicos. Madrid, 1962, caps. 43, 44.
112, y 113; pp. 99-101 y 258-259.
(17) AHN, Osuna, leg. 1620. Cuentas de Lope Díaz de Palma, administrador de don Rodrigo Ponce
de León, Marqués de Cádiz, en 1485, fol. 10.

9 9
JOSE SANCHEZ HERRERO

Conocemos las actividades corsarias de Pero Váez desde septiembre de 1491.


Por esta fecha los vecinos del Puerto de Santa María: Juan de Cides, Nicolao
Angelat. Juan de Vega, Juan Pardo. Fernando Alvares y Dalmao cargaron una nao
-con giertas mercadurías para yr con ellas e Fadala e traer trigo e cebada a estos
nuestros reinos». Pues bien, hallándose aún en dicho puerto fue atacada por el
portugués Pero Váez «en un navio de armada», quien les tomó «por fuerca e contra
su voluntad» su navio y mercancías, que podrían valer unos 70.000 mrs. «e dis quel
dicho Pero Váez esta agora preso en esta dicha cibdad en la cárcel»'1*1. Por las
mismas fechas o primeros meses de 1492 Pero Váez de Castilblanco asalta el barco
de Fernando del Castillo, vecino de Alcaraz, surto «en el puerto de Sancti Petri...
term ino de la villa de Chiclana» (el caño de Sancti Petri). robándole sedas, lienzos,
paños y otras mercancías por valor de 40.000 mrs. que llevaba a la villa de Ardía"-'1.

Pero el hecho más curioso fue el que con fecha de 6 de agosto de 1493 los
Reyes Católicos sometieron ante don Juan Rodríguez de Fonseca, arcediano de
Sevilla y del consejo real, en el que vamos a contemplar robándose unos a otros
sucesivamente a los judíos, que huían de Castilla o Portugal, por el corsario
portugués Pero Váez de Castilblanco, éste por el vizcaíno Juan López de
Narruondo y éste por el teniente de corregidor de Cádiz, Pedro Mexía. De los
hechos no llegamos a tener una versión exacta, sólo los conocemos a través de las
respuestas dadas por los Reyes Católicos ante las peticiones de cada uno de los tres
personajes más importantes de esta novela1 920'. Creemos que la versión más exacta
8
1
de los hechos es la que expuso el vizcaíno Juan López de Narruondo. A partir de
ella exponemos nosotros los hechos, teniendo en cuenta las variaciones que
introduce el punto de vista de los otros personajes.
Sabemos ya que Pero Váez de Castilblanco con una carabela «andaba de
armada», asaltando y robando los barcos que encontraba por las costas atlánticas.
En agosto de 1493 hacía como año y medio, es decir entre finales de 1491 y
comienzos de 1492, que había estado preso en Cádiz, de cuya prisión se escapó «por
dadivas que dio a algunas personas» (según la versión de Narruondo). «el qual dis
que se avia soltado de la carmel donde lo tenia» (según la versión de Pero Mexía).
Libre de nuevo, volvió a armar su carabela, robando las naves que de Portugal iban
con judíos «con sus casas movidas a tierras de moros». Narruondo dice que fueron
nueve las carabelas judías asaltadas por el portugués, quien «avia fecho e tasia de
cada dia muchos denuestos e robos e injurias a nuestros subditos», pero es mucho

118) AGSimancas, RGS: Córdoba, 5 de junio de 1492, fol. 369.


119) AGSimancas, RGS: Santa Fe, 30 de abril de 1492, fol. 269.
120) AGSimancas, RGS: Barcelona, 6 de agosto de 1493, fol. 47. Barcelona, 30 de septiembre de
1493, fol. 37. Zaragoza, 26 de noviembre de 1493, fol. 64.

100
CORSARIOS y PIRATAS ENTRE LOS COMERCIAN TES GADITANOS DURANTE LA SEGUNDA M ITAD DE1 S. XV

más interesante la versión de Pero Váez. Afirma éste, indiscutiblemente trata de


disculparse, que en ju n io de 1493 cuando venía en un navio «de setenta toneles...
con ciertas fustas e provisiones» de Lisboa «para las partes de Africa», no especifica
su lugar de destino, y, dato muy interesante, «por mandado del serenísimo rey de
Portugal», «vinieron noticias», como algo casual, «que ciertos navios de Portugal
avian ydo cargados (de judíos). Desembarcaron los dichos judíos, que asy llevaban
en tierra, en un lugar que se dicen Alarahechen (Larache), que es en las Berneras
(Berberías?), e como hera cierto que los dichos judíos avian de ser robados por los
moros, que ellos les avian tomado sus haziendas e bienes que levavan. E dis que lo
pudieron bien hazer»'2". Hasta aquí el primer capítulo.
Juan López de Narruondo, que ahora entra en escena, era un mercader,
propietario y maestre de su nao. vecino de Zumaya, en la provincia de Guipúzcoa,
quien, como otros muchos vizcaínos, recúerdese el numeroso grupo que vivía en
Cádiz ya desde los años de su repoblación. 1264. pero especialmente documentado
desde 14691221. recorría los puertos andaluces «en trato de mercadería». Hallándose
en esta región, fue informado, otra vez la casualidad, por ciertas carabelas de Palos.
Moguer y otras partes de las actividades de Pero Váez, lo que le movió -«e por la
dicha cabsa»- a ir contra el corsario portugués. Narruondo. cuya carabela estaba
armada, peleó con él. lo prendió ju n to con su carabela y todo lo que en ella traía
robado y lo trajo al puerto de Cádiz. De nuevo es interesante conocer la versión de
Castilblanco. Afirma éste que el vizcaíno en jun io de 1493 con un navio de ciento
setenta toneles (mayor que el suyo) había tomado y robado «por fuerza» en primer
lugar «otro navio con una caravela» de Portugal, cargados de judíos, y.
posteriormente los suyos. El vizcaíno peleó con él. matando cinco hombres (en
otros documentos dice «cierto» o «ciertos» hombres)12", hiriendo a otros y a él
mismo, los aprisionó, le tomó el navio y todo lo que en él traía y los llevó a Cádiz.
Aquí tendrá lugar la actuación del tercer personaje.

Encontrándose Juan López en el puerto de Cádiz. Pedro Mexía, teniente de


corregidor de esta ciudad, le pidió que le entregara al corsario portugués a causa
de «que era nuestro deservidor e avia fecho muchos dapnos e males». Según la
versión de Narruondo. él «luego en continente» lo entregó «para nuestro servicio».
Pedro Mexía le pidió a continuación que le entregara también la carabela del2 3
1

(21) Véase como corresponden con el conjunto de estas versiones las noticias que nos proporciona
Andrés Bernaldez anteriormente citadas.
(22) José SANCHEZ HERRERO, Cádiz, la ciudad medieval y cristiana. Córdoba, 1981, pp. 71 72 y
136.
(23) AGSimancas, RGS: Medina del Campo, 12 de abril de 1494, fol. 495 «cierto». Medina del Cam
po, 16 de abril de 1494, fol. 497 «ciertos».

101
JOSE SANCHEZ HERRERO

portugués con todo lo que en ella había. Juan López le respondió que estaba
pronto y le placía entregarle el quinto de dicha presa que pertenecía a los reyes,
pero que el resto era suyo y de su gente, pues ellos lo «avian tomado al dicho
corsario por fuerga de armas». Entonces el teniente de corregidor hizo armar
secretamente ciertas naos contra él, y hallándose «salvo e seguro en la dicha su nao
e con la dicha su carabela» en el puerto de Cádiz, el teniente, su alguacil y otras
personas a su mando le tomaron «asy la dicha su nao como lo que avia tomado al
dicho corsario». Primero entraron en su nao y «tomaron todo lo que en ella fallaron,
asi el artillería e bonbardas como otras diversas armas e quebraron e abrieron las
arcas de los marineros e gente de la dicha su nao e tomaron todos sus bestidos e
bienes e oro e plata e moneda amonedada en contia de mas de trezientos mili
maravedís y echaron a los marineros a tierra «en camisas» y a él lo llevaron preso «e
lo pusieron en grillos e en presiones». Después entraron en la carabela de Pero
Váez de Castilblanco «el dicho teniente tomo la dicha carabela del dicho corsario
con todos los bienes e mercaderías de paños e Mengos e vestidos e oro e plata e
joyas e moneda e otras cosas que podían valer todo fasta en contia de ocho o dies
m ili ducados de oro» (a 375 mrs. el ducado es igual a 3.000.000 ó 3.750.000 mrs.).

El teniente de corregidor lo cuenta, naturalmente, de otro modo. El prendió al


portugués, dejando en libertad al vizcaíno al que, sin embargo, pidió que bajara a
tierra lo que había tomado a Pero de Váez de Castilblanco. Narruondo no lo quiso
hacer, antes al contrario «alzo vela para se yr». por lo que Pedro Mexía armó tres
navios con los que fue hasta el vizcaíno y le pidió de nuevo que trajese al puerto su
navio y bajase la ropa que había tomado al portugués. El vizcaíno viendo «que no
podía mal hazer», regresó al puerto y descendió la ropa, haciéndose de ella un
inventario. El teniente de corregidor metió en prisión al vizcaíno y al portugués y,
concluye su exposición, como la guarda de los navios le producía «mucha costa»,
suplicó a los Reyes que proveyesen sobre ello «como la nuestra merced fuese».

Pero Juan López de Narruondo añade otra parte que, de ser verdad,
naturalmente debía callar el teniente de corregidor de Cádiz. Estando en prisión
Pedro Mexía le mandó decir con amenazas «que si non se cohechaba con el, le
hecharia en una mazmorra». El vizcaíno temiendo esta posibilidad, le dio una taza
de plata de dos marcos y una «ginta de plata» quE* tenía otros dos marcos'241. Pero el
teniente de corregidor no se dió por satisfecho y «a fin de le mas cohechar le tiene
en la dicha prisión contra toda razón e justicia», habiendo escondido gran parte de
los bienes del corsario portugués.

Hallándose en prisión en Cádiz Juan López de Narruondo escribió a los Reyes


Católicos pidiéndoles su merced y la solución a su situación. Los Reyes, por carta2
4

(24) AGSimancas, RGS: Zaragoza, 27 de noviembre de 1493, fol. 56.

102
CORSARIOS Y PIRATAS ENTRE LOS COMERCIANTES GADITANOS DURANTE LA SEGUNDA M ITAD DEL S XV

del 6 de agosto de 1494'252 ' encomendaron el asunto a don Juan Rodríguez de


9
8
7
6
Fonseca, arcediano y deán de Sevilla, encargado por estas mismas fechas de
organizar el segundo viaje de Colón a América, que salió de Cádiz el 25 de
septiembre. Le mandan que ante todo suelte y libre a Juan López de Narruondo y le
restituya su carabela, armas, lienzos, ropas, oro, plata, moneda amonedada y otras
cosas que le habían sido tomadas por el teniente de corregidor y su gente. En
segundo lugar que secuestre la carabela del corsario Pero Váez y todo lo que de
ella había tomado Juan López en presencia de algunas personas llanas y se haga de
todo ello inventario ante escribano público, conservando este botín en toda su
integridad, sin perm itir que nadie se lleve o compre algo. Asimismo debería llegar a
saber todo lo que se había tomado o robado de la carabela del corsario portugués,
especialmente por el teniente de corregidor de Cádiz, procurando que todo fuese
devuelto e incluido en el inventario y secuestro. Finalmente debería informarse
sobre la vida y actividades corsarias de Pero Váez de Castilblanco.

Poco o nada debió hacer don Juan de Fonseca. sino fue el quedarse con
alguna parte de las propiedades de Juan López de Narruondo y del botín de Pero
Váez de Castilblanco. como aparece por carta de los reves del 27 de noviembre de
1493,26>.
El 30 de septiembre encargan los Reyes se haga cargo del asunto don Juan de
Silva, conde de Cifuentes y su asistente en Sevilla1271, tomando el proceso en el
punto en que estaba y continuándolo.

Antes del 26 de noviembre'281 Juan López de Narruondo había sido puesto en


libertad y se le había devuelto su carabela y bienes propios, como habían mandado
los Reyes, aunque Pero Váez afirma -que le avian soltado por Firmas e manobras
que avia tenido», mientras que el portugués continuaba en prisión.

En el mes de noviembre'291 el vizcaíno pide a los Reyes que debido a haber


tenido 100.000 mrs. de gastos en la causa que contra él se ha seguido y de lo que ha
perdido de ganar, se le den los 100.000 mrs. de los bienes del teniente de corregidor
más otros 50.000 mrs. más en recompensa de cosas suyas propias que le habían
faltado de su carabela, como «una taza de plata de dos marcos» y «una ginta de plata
que tenia otros dos marcos, que el dicho teniente le habia llevado indebidamente» y
«no le habían sido restituidas por el dicho don Juan de Fonseca». Insiste que se le

(25) AGSimancas, RGS: Barcelona, 6 de agosto de 1493, fol. 47.


(26) AGSimancas, RGS: Zaragoza, 27 de noviembre de 1493, fol. 56.
(27) AGSimancas, RGS: Barcelona, 30 de septiembre de 1493, fol. 37.
(28) AGSimancas, RGS: Zaragoza, 26 de noviembre de 1493, fol. 64.
(29) AGSimancas, RGS: Zaragoza, 27 de noviembre de 1493, fol. 56.

1 0 3
JOSE SANCHEZ HERRERO

entregue la carabela y mercancías del corsario portugués que «justa y


debidamente- había tomado.
En abril de 1494 el portugués Pero Váez de Castilblanco permanecía en
prisión, escribiendo una y otra vez a los Reyes, quejándose de los agravios que
contra él se habían cometido y continuaban cometiéndose""1.

Así el buen botín tomado por el corsario portugués Pero Váez de Castilblanco.
quizás tomado con el consentimiento del rey de Portugal, después de atraer la
atención y caer sobre él el vizcaíno Juan López de Narruondo. el teniente de
corregidor de Cádiz Pero Mexía, posiblemente el mismo corregidor de Cádiz Juan
de Benavides, y don Juan Rodríguez de Fonseca. arcediano de Sevilla, quedó en
propiedad de los Reyes Católicos.

Aún en relación con los judíos podemos recordar otro suceso similar acaecido
por los años de 1492-1493. Rodrigo de Dueñas, vecino de la villa de Mombeltrán
(Avila), judío, juntamente con otros vinieron a Cádiz para salir por mar de España.
Se embarcaron en la carabela de Francisco Mellado, vecino de Cádiz, quien les robó
más de 300.000 mrs., de los que 60.000 mrs. eran de Rodrigo de Dueñas, violando
una hija suya. Rodrigo de Dueñas se quejó ante Juan de Benavides. corregidor de
Cádiz, quien condenó a Francisco Mellado a la pena de muerte, aunque la justicia
no llego a cumplirse1311.
Pasados los años de la expulsión de los judíos continuaban los robos y actos
de piratería de los vecinos de Cádiz sobre moros y negros.

Es bien conocida la actividad comercial de los gaditanos en las costas del


Africa Atlántica hasta Cabo Blanco el últim o cuarto del siglo XV. Una confirmación
de ello la tenemos en una carta de los Reyes Católicos del 27 de noviembre de 1494
en la que se refieren a una relación que habían recibido de Mahoma Benacaga.
capitán del cabo de Agüer, quien afirma «que los vezinos de la gibdad de Cadis
tienen con ellos mucha co ntrataron e conversaron, e ellos con ellos, comprando e
vendiéndoles unos a los otros e los otros a los otros mantenimientos de cosas que
son nes^esarias». Pero en ocasiones los gaditanos se convertían en piratas. Poco
antes de la fecha citada un barco portugués, cargado de trigo, se dirigía al cabo de
Agüer para venderlo a los moros. En una barca salieron nueve moros, dirigiéndose
por mar a la carabela portuguesa para comprarles el trigo. Realizada la operación3 1
0

(30) AGSimancas, RGS: Medina del Campo, 12 de abril de 1494, fol. 495. Medina del Campo, 12 de
abril de 1491, fol. 496. Medina del Campo, 16 de abril de 1494, fol 497. Medina del Campo.
19 de abril de 1494, fol. 446.
(31) AGSimancas, RGS: Valladolid, 4 de febrero de 1494, fol. 103.

1 0 4
CORSARIOS V PIRATAS hNTRF IO S COMERCIANTES G A D II ANOS DURANTE LA SEGUNDA M ITAD DEI S XV

aparecieron dos fustas de cristianos, vecinos de Cádiz, entre los que se encontraban
Sebastián López y Bartolomé Dominio, quienes, valiéndose de la confianza y
seguridad que inspiraban a los moros, les robaron la barca, el trigo y los moros a los
que esclavizaron'321.

Finalmente, una noticia en relación con los asaltos en tierras de Guinea y


reducción a esclavitud de negros. En 1495 el rey de Portugal se quejó ante los
Reyes Católicos de que ciertas personas, vecinos y moradores de la ciudad de Cádiz
y de las Islas Canarias, especialmente el gaditano de Morales y los portugueses
Bartolomé Certro, piloto, vecino de Gran Canaria, y Armando £elis fueron a Guinea
«que es de su conquista... e prendieron e robaron e cativaron muchas animas de los
negros de la Guinea e los traxeron ansi cativos contra el tenor e hordenagion de lo
asentado e capitulado por nos e por el dicho sennor rey de Portugual»'-331.

Estos son los casos conocidos. ¿Constituyen un número representativo o son


sucesos esporádicos y sin importancia? ¿Cómo calificarlos?.

Comencemos por una pequeña estadística. En general, para 19 años (1477 a


1495) hemos anotado en nueve de ellos un total de 18 casos, realizados por los
vecinos de una ciudad. Cádiz, donde, si por una parte no hay más actividad que la
marítima, por otra, no podemos olvidar que su media de vecinos está en estos años
entre 237 (1465). 277 (1485), 224 (1487)'3
34'. Por otra parte, corresponde cada caso a
3
2
un año distinto, menos los dos de 1478, 1488 y 1494 y los siete de 1485 que
representan las actividad comercial total de un año. realizados uno en cada uno de
los meses que podemos considerar como hábiles para ello: febrero, marzo, abril y
septiembre, octubre, noviembre, diciembre. Pensamos que si los 18 casos se
pueden calificar de actos de piratería, ésta, siempre dentro de las coordenadas
descritas, fue importante. Pero ¿fueron todos actos de piratería? Volvamos al
examen de cada caso.

Teóricamente estos personajes y su actos pudieron ser: corsarios y actos de


corso, actos legales'35’; comerciantes que comercian abierta y justamente con
naciones y extranjeros, actos legales; guerra declarada o permanente durante la
cual se apresaban embarcaciones del enemigo, actos legales; actos de abordaje,
robo y pillaje, piratería; actos de difícil calificación por tener al mismo tiempo algo
de corso, piratería, comercio, etc.

(32) AGSimancas, RGS: Madrid, 27 de noviembre de 1494.


(33) AGSimancas, RGS: Madrid, 5 de febrero de 1495, fol. 501.
(34) J. SANCHEZ HERRERO, Cádiz, la ciudad medieval y cristiana, cap. II, pp. 73 82.
(35) Puede verse Alfonso X, Partida 2a, título XXV, leyes 30 y 31.

1 0 5
JOSE SANCHEZ HERRERO

En concreto Gonzalo de Sahavedra. robando en 1477 a mercaderes de Sevilla,


cerca del puerto de Cádiz, es un pirata. Antón Bernal, vecino de Cádiz que en 1478
roba a un vecino de Vejer en el mar entre Sanlúcar de Barrameda y Vejer, en 1480 a
un comerciante inglés en el mar, cuando ambos regresaban de comerciar en
Berbería y en 1488, Pedro de Cisneros, vecino de Jerez, teme que lo pueda asaltar,
es un pirata. Pedro Fernández Cabrón, genovés. vecino de Cádiz, mercader en todo
el Mediterráneo Occidental y en el Atlántico, condenado por haber cometido
muchos males, partícipe en 1480 en la Conquista de Gran Canaria y transportista
en 1492 de judíos de Cádiz al Africa1i'11, ciertamente es un corsario, así los califican
los Reyes Católicos, de él aquí no hemos descrito ninguna actividad en concreto,
pero podemos adm itir que su actividad no legal: robos, asaltos, abordaje, en una
palabra piratería, no sería poca. Pero Galíndes, Diego Galíndes, gaditanos, y
Gregorio Presentada, genovés, todos vecinos de Cádiz, que juntamente con el ya
citado Antón Bernal asaltan y roban en 1480 al comerciante inglés, cometen un
acto de piratería.

Más difícil es calificar las siete presas marítimas realizadas por los vecinos de
Cádiz durante 1485. Se trata de la actividad normal de los gaditanos, que les ocupa,
con una presa mensual, durante los meses de septiembre a abril, los hábiles para
estas actividades, durante los cuales habría menor actividad agrícola, lo poca que
tenían que atender los gaditanos. Intervienen ocho personas, mejor diríamos ocho
barcos al mando de sus propietarios: Antón Bernal, ya citado, mercader, maestre,
propietario de esclavos, regidor de Cádiz; Fernando de Burgos: Jerónimo de Cubas;
Alfonso Cherino, propietario de esclavos, no sólo moros, también él compró los
judíos; Juan de Haya que aparece de 1484 a 1514 como escribano público de Cádiz,
propietario de esclavos y que vivía en el arrabal de Santiago, frente a una casa del
deán, don Esteban Rajónl,7); la nave del «alcalde» del Castillo o Fortaleza de Cádiz,
quizás Pedro Despinosa, mercader y propietario de esclavos'381, mandada en 1485
por Fernando de Murcia capitán de carabela y propietario de esclavos; Jerónimo
Marrufo, de ascendencia genovesa, cuyas noticias van de 1465 a 1486 en que3 8
7
6

(36) AGSimancas, RGS: Sevilla, 27 de agosto de 1478, fol. 120. Luis SUAREZ FERNANDEZ, La Espa
ña de los Reyes Católicos (1474-1516) Vol. XVII de la Historia de España dirigida por Ramón
Menéndez Pidal, t 2. Madrid, 1969, p. 312. Andrés BERNALDEZ, Memorias del Reinado de los
Reyes Católicos. Madrid, 1962, p. 258.
(37) AHN, Osuna, leg. 1620. Cuentas de Lope Díaz de Palma, administrador de don Rodrigo Ponce
de León, Marqués de Cádiz, en 1485, fols. 1 a lOv. Archivo Catedral de Cádiz, Carpeta del siglo
XVI, Testamento de don Esteban Rajón, Cádiz, 22 de enero de 1514
(38) AHN. Osuna, leg. 1620. Cuentas del administrador de Cádiz en 1485, fol 1 7 Leg 1622 Cuen
tas del administrador de Cádiz en 1486, fol. 18v.

106
CORSARIOS Y PIRATAS ENTRE LOS C O M Í RCIANTES GADITANOS DURANTE LA SEGUNDA M ITAD DEL S XV

falleció, mercader, capitán de una carabela, mayordomo de las almadrabas de


Hércules en 1485, compadre del adminstrador y recaudador del Marqués de Cádiz,
Lope Díaz de Palma, y quizás también recaudador'391 y Pedro Rodríguez, todos
vecinos de Cádiz. ¿Cómo calificar esta actividad? Por una parte, se puede decir que
se trata de asaltos de embarcaciones enemigas dentro del tiempo de una guerra
declarada, si éstas pertenecían a los nazaríes de Granada contra quienes se había
reanudado en 1482. o de una guerra latente contra los moros africanos. Pero no
podemos olvidar que se cita entre los gaditanos a Antón Bernal, ya incluido como
autor de acciones de piratería, y que. al menos la presa de diciembre de 1485 se
hizo sobre barcos cristianos que transportaban judíos a Africa. No es extraño, pues,
que toda la actuación comercial marítima de los gaditanos rozara o cayera
plenamente en la piratería.

Cristóbal Grajera y Cristóbal Galíndes. vecinos de Cádiz, que en 1486 asaltan


en el puerto de Gibraltar la carabela de un coruñés, son piratas. Cuando en 1488,
Pero Galíndes, vecino de Cádiz, asalta a un vizcaíno, realiza un acto de piratería.

El portugués Pero Váez de Castilblanco es, sin duda, un corsario, pero


también un pirata. Y piratas fueron todos los complicados con él en el asunto
gaditano de 1492-1493: el vizcaíno Juan López de Narruhondo, el teniente de
corregidor de Cádiz. Pero Mexía, y hasta el mismo corregidor. Juan de Benavides.

Francisco Mellado, vecino de Cádiz, que en 1494 roba a los judíos en Cádiz, es
un pirata. Igualmente los comerciantes gaditanos Sebastián López y Bartolomé
Dominio que comercian con los moros en la costa atlántica, se apoyan en el buen
trato comercial que con ellos tenían para realizar actos de piratería.

Finalmente, los asaltos en tierras guineanas con reducción a esclavitud de


negros durante 1495 se pueden entender como actos de guerra, más o menos justa,
de los castellanos sobre territorios asignados a Portugal, ante lo que presenta su
queja el rey de esta Nación.

Volviendo, pues, a la encuesta, de los 18 casos anotados, fueron de piratería


siete, corsario y piratería dos, asalto de embarcaciones enemigas y piratería ocho, y
robos y daños en general uno. Continuamos manteniendo la conclusión anterior,
los vecinos de Cádiz practicaron durante el últim o cuarto del siglo XV una
abundante actividad comercial que en buena parte no fue otra cosa que actos de
abordaje, asalto, robo, reducción a esclavitud, en una palabra piratería.

Ya hemos descrito las personas implicadas en este tipo de operación


comercial. Son los vecinos de Cádiz, comerciantes, armadores, propietarios de3
9

(39) J. SANCHEZ HERRERO, Cádiz, la ciudad medieval y cristiana, p. 143.

1 0 7
JOSE SANCHEZ HERRERO

naves, quienes debido a la prosperidad que les porporcionó este comercio llegaron
a ocupar las regidurías de la ciudad. Más aún, vemos implicados en estos actos de
comercio al regidor y teniente de regidor de Cádiz, beneficiándose de ellos el propio
Marqués de Cádiz y otras personas.

Se atraca a andaluces, gallegos, vizcaínos, portugueses, ingleses y moros, y se


esclavizan negros, musulmanes y judíos.

Se realizan estas operaciones cerca del puerto de Cádiz, sobre barcos que van
de Sevilla, a Vejer, en el puerto de Gibraltar. en las costas de Granada, en las costas
africanas mediterráneas y atlánticas.

Las mercancías robadas son muy variadas, alcanzando algunas de las presas
cantidades muy elevadas: alimentos: atunes, anchoas, bizcocho, vino, aceite; teji­
dos. paños, alfombras: seda, piezas de paño, ropa morisca confeccionada; navios
con sus aparejos y fletes; cera, sebo y candelas; pólvora; joyas y metales preciosos;
mobiliario casero; judíos y moros esclavizados. E\ conjunto de lo robado se valora
en 10.000. 70.000. 300.00Ó. 600.000. 3.000.000 ó 3.750.000 mrs.

No cabe duda que este tipo de comercio pudo perm itir el encumbramiento
económico y social de las gentes de Cádiz y facilitar el de toda la ciudad durante la
segunda mitad del siglo XV.

1 0 8
SOBRE EL REGIMEN MUNICIPAL GRANADINO:
EL FUERO NUEVO DE LOJA

Antonio MALPICA CUELLO


Universidad de Granada

I.- INTRODUCCION

Desde hace algún tiempo hemos intentado elaborar unas líneas elementales
para el estudio del derecho municipal granadino12 " , aunque siempre hemos sido
conscientes de que estábamos obligados a ir sacando a la luz los textos más impor­
tantes para el conocimiento de esta temática. En buena medida esta labor está ini­
ciada ya con la publicación de «ordenamientos reales», como los dados a Ronda,
Loja. Málaga y Almuñécar12’. pero sobre todo con la edición, con fortuna desigual.

(1) Antonio MALPICA CUELLO: «El fuero nuevo en el reino de Granada y el fuero de Gran Cana
ria». III Coloquio de Historia Canario-Americana, I. Las Palmas, 1980, pp. 319-342.
(2) Los «ordenamientos reales» tienen las siguientes fechas y referencias: -Ronda (Córdoba, a
25 VII- 1485; public. Juan de Mata CARRIAZO: «Asiento de las cosas de Ronda: conquista y re
partimiento de la ciudad por los Reyes Católicos ( 1485-1491)». En la frontera de Granada. Sevi
lia, 1971, pp. 371-496, doc. I); -Loja (Jaén, a 27-V-1489; public. Antonio MALPICA CUELLO:
«Orígenes y formación del concejo de Loja (1486-1494)». Cuadernos de Estudios Medievales,
IV-V (1976-1977), pp. 105-123, doc. doc. I; -Málaga (Jaén, a 27-V-1489; public. Luis MORA
LES GARCIA-GOYENA: Documentos históricos de Málaga. Granada, 1906, vol. I, pp. 1-11), y
-Almuñécar (Barcelona, a 30-11493; public. Antonio MALPICA CUELLO: «Poblarniento y ad-
mistración municipal de Almuñécar a fines del siglo XV. Notas para su estudio». Actas del I Co
loquio de Historia de Andalucía. Andalucía Medieval. Córdoba, 1982, pp. 121-149.)

109
ANTONIO MALPICA CUELLO

de los llamados «fueros nuevos*, sobre cuya significación e interés volveremos más
adelante.
De este modo, conocemos ya los de Málaga. Baza. Guadix. Vélez-Malaga y Almuñé-
car13', que tienen la misma estructura y contenido que el de Gran Canaria, como sa­
gazmente lo advirtió Lalinde Abadía hace años,4). Hay fragmentos del «fuero* de Al­
mería'5’ y noticias de que lo disfrutaban otras ciudades granadinas"’1, sin que. hasta
ahora, sus textos hayan aparecido en nuestros archivos. Se sabía de la existencia
del «fuero nuevo» de Loja. siendo incluso estudiado en sus aspectos más generales
y en su aplicación posterior'7', pero no ha sido aún editado. Esta es. precisamente, la
tarea que acometemos en este trabajo. Su finalidad, pues, es la de añadir un texto
más al cada vez más necesario «Corpus documental* del derecho municipal del rei­
no de Granada. Sin embargo, es neceario asimismo hacer algunas reflexiones de
cierto interés que afecten al conjunto de una línea de investigación que queremos3 7
6
5
4

(3) Los «fueros nuevos», presentan la referencia siguiente: Malaga (public. Luis MORALES GAR
CIA GOVENA: Documentos históricos....I, pp. 140 ISO); -Baza (public. J. MORENO CASADO:
Fuero de Baca. Estudio y trasncripcion. Granada, 1968); -Guadix (public. Carlos ASENJO SEDA
NO: El fueron nuevo de la ciudad de Guadix dado a esta ciudad por los Sres. Reyes Católicos, el día
20 de diciembre de 1494. Guadix, 1974; Vélez Málaga. en confirmación para Alhama (public.
Antonio MALPICA CUELLO: «Algunos aspectos del concejo de Alhama: el gobierno municipal
según el fuero nuevo». Cuadernos de Estudios Medievales, VI Vil (1978 1979), pp. 111 129), y
-Almuñécar (public. Antonio MALPICA CUELLO: «Poblamiento y administración... », pp.
144-148).
(4) Jesús L4LINDE ABADIA: «Fl derecho castellanoen Canarias». Anuario de estudios Atlánticos, 16
(1970), pp. 18 35.
(5) Fueron publicados por Gabriel PASQUAL V ORBANEJA: Vida de San Indalecio y Almería ilustra
da en su antigüedad, origen y grandeza. Edición facsímil de la de 1699, realizada en Almería,
1975, p. 115.
(6) Hay referencias del de Ronda en Manuel ACIEN ALMANSA: Ronda y su Serranía en tiempo de
los Reyes Católicos. Malaga, 1 9 7 9 ,1, pp. 271 y ss.; y sobre Vera y Mojácar en Miguel Angel LA
DERO QUESADA: «La repoblación del reino de Granada anterior al año 1S00». Hispania, XXVIII
(1968), p. 518.
(7) Antonio MALPICA CUELLO: El concejo de Loja (1486 1508). Granada, 1981, pp 409-416.

110
SOBRE EL REGIMEN MUNICIPAL GRANADINO EL NUEVO FUERO DE LOJA

proseguir y que nos parece esencial para acercarnos cada vez más al estudio de la
implantación de los castellanos en el reino de Granada. Nuestro deseo es que. a la
vez que damos aconocer un nuevo «fuero», por lo demás ya estudiado en sus líneas
más significativas, podamos volver a abrir una discusión metodológica en modo al­
guno cerrada. Somos conscientes que es preciso ya una reunificación de todos los
textos de administración municipal granadina, al menos los fundamentales; para
ello hay que contar con los que han sido y siguen siendo publicados, anotando
cuantas variantes existan entre ellos y estableciendo el «formulario» para conocer la
documentación. Pensamos que la aparición de este «fuero» de Loja editado, puede
ser. tal vez una de las ocasiones para reclamar un mayor interés por estas cuestio­
nes.
Es preciso conocer las formas de instalación -repoblación, con su corolario de
reparto de bienes-y de establecimiento de nuevas estructuras políticas -form ación
de concejos- paralelamente en el reino de Granada; estas formas si bien eran nue­
vas en las tierras recién conquistadas, ya habían sido aplicadas con éxito en otras
zonas de la Corona de Castilla, como la próxima Andalucía hética. Se enfrentarán
desde el primer momento a las estructuras musulmanas que pervivieron tras la
guerra de Granada (1482-1492). gracias especialmente al sistema de «capitulacio­
nes». ampliamente analizado por M. A. Ladero181.
Hay que estudiar las formaciones jurídico-políticas. en las que de manera más
clara, bien que en un proceso de mediacición del poder con frecuencia, se va a plas­
mar la nueva realidad social que nace a finales del siglo XV. tras la conquista del rei­
no nazarí. huyendo del econocimismo. pues no se puede reducir la realidad social a
unos planteamientos unívocos, sobre todo si tenemos en cuenta que en cualquier
sociedad, y especialmente en la medieval, hay una gran diversidad de factores y n i­
veles que. entrecruzándose, la definen. Desde esta perspectiva lo político-social es
el elemento más inmediatamente discernible. puesto que los hombres, desde su
propio nacimiento, se encuadran en un marco jurídico-político y social muy defini­
do. del que queda clara constancia en la documentación, particularmente en la fis­
cal. Es evidente que la base material de las diferencias sociales es sumamente im­
portante y nunca debe olvidarse, pero no es el único aspecto a analizar.
Desde el mismo momento de su llegada al reino de Granada los pobladores se
encuentran un marco jurídico que reproduce a grandes rasgos aquél que han deja­
do en sus lugares de origen y que ha sido instituido por las normas reales dictadas
a tal efecto y por la ejecución de las mismas'91. De este modo, se va a ir configurando
una nueva sociedad que si bien parece que en un primer momento va a tener unos8 9

(8) Miguel Angel LADERO QUESADA: Los mudejares de Castilla en tiempos de Isabel I. Valladolid,
1969.
(9) Este proceso lo hemos analizado, en el caso concreto de Loja, en nuestro trabajo: «Orígenes y
formación

111
ANTO NIO MALPICA CUELLO

rasgos específicos, se irá asimilando rápidamente a la que existía en el resto de Cas­


tilla. muy diferente, por tanto, a la que había entre los vencidos, quienes, como ya
hemos puesto de relieve, permanecieron en muchos casos en sus antiguos hogares,
sobre todo en las zonas rurales, pero también en el mundo urbano, gracias a las ca­
pitulaciones que se acordaron.
• Las estructuras jurídico-políticas de la sociedad castellana que se instala en el
reino de Granada tienen un punto de referencia esencial en la historia del régimen
municipal. Pensemos que es un buen punto de partida, aunque no despreciemos ni
mucho menos otros que tienen especial incidencia, sobre todo aquéllos que se rela­
cionan con la propia repoblación, toda vez que ésta se lleva a efecto, como se ha
puesto de relieve en estudios recientes110', sobre una base social preestablecida, de
la que arrancará la sociedad castellana en el antiguo reino nazarí.
Intentando integrar las diferentes realidades enunciadas, nuestro deseo es es­
bozar mínimamente uns líneas de actuación que sirvan de directrices claras para
emprender el trabajo propuesto a largo plazo: el estudio del derecho municipal en
el reino de Granada. Trazaremos, pues, aj menos como hipótesis que habrá que re­
visar. una panorámica general que resumiremos a continuación, procurando seña­
lar documentación básica de que partimos. Distinguiremos las siguientes etapas en
la evolución de las estructuras municipales: 1 / etapa de ocupación militar, si en­
tendemos por tal el predominio de los elementos militares -hombres de las «guar­
das reales»-, y. a nivel de gobierno municipal, la existencia de un poder uniperso­
nal. en manos con frecuencia del propio alcaide de la fortaleza y capitán de la guar­
nición. en detrimento de los órganos colegiados que. cuando existen, están siempre
referidos a aquél, en quien han delegado gran parte de su poder los monarcas: sig­
nifica asimismo que aún no ha comenzado en su plena actividad el proceso de repo­
blación ni el desarrollo de las estructuras productivas. 2 / Al compás de la repobla­
ción. en la que las «franquicias», afortunadamente ya sitematizadas para su estu­
d io '" 1. ocupan un lugar destacado, aparecen diferentes «ordenamientos reales», al­
gunos de ellos bien conocidos -Ronda. Loia, Málaga. Alm uñécar-'1 12', que van a per­
0
m itir la creación de un esquema mínimo de gobierno municipal, muy estrechamen­
te relacionado y controlado por los monarcas, quienes mandan normalmente a la
mayoría de los oficiales del cabildo - regidores, jurados, fiel ejecutor-, siguiendo su
habitual política de intervencionismo real desarrollada a lo largo de la Baja Ldad

(10) Especialmente citaremos a José Enrique LOPEZ DE COCOA CASTAÑER: «Poblamiento y fron
tera en el obispado de Malaga a fines del siglo XV». Cuadernos de Estudios Medievales, II III
(1974-1975), pp. 377 y ss.
(11) José Enrique LOPEZ DE COCA CASTAÑER: «Privilegios fiscales y repoblación en el reino de
Granada (1485 1520)». Baetica, 2 (i), pp. 205-223.
(12) Vid. nota 2

112
SOBRE E l REGIMEN M UNICIPAL G ftANADtNQ EV NUEVO fUERO DE LOJA

-Media castellana'131. 3 / Los «fueros nuevas»,.promulgados a partir de 3494 y, al me­


nos, Hasta 4498. ponen en funcionamiento una organización municipal distinta.en
la que el regimiento, ciertamente controlado por el corregidor, el -persenero y los
procuradores del común, juega un papel muy importante. Es la etapa, a nivel de re­
población, en-la que se pone fin a los repartimientos y se consolida, siquiera mini-
mamente¿las estructuras políticasjnás elementales. Estos -fueros nuevos-, reparti­
dos p o r todo el te rrito rio granadino, van a contribuir, sin duda, a la gestación de
■unos .mecanismos de poder en los que «e irá insertando «na oligarquía que juaga, a
nivet económico, un papel importante, ya que basa su acción en una riqueza te rri­
torial surgida del repartimiento. Esta abundancia de textos exige, aparte de la edi­
ción particular, un estudio general del modelo diplomático y jurídico, anotando
cuantas particularidades sean destacables. 4 / La última etapa será la de consolida­
ción de la obligarquía ciudadana, que dispone libremente de unos cargos que con­
sidera «bienes patrimoniales-.
I^a ciudad principal del reino fue dotada de una organización munipal diferen­
te y tuvo una evolución que no se recoge en el esquema que'+iemos presentado"4’.

H.- EL «FUERO NUEVO» DE LOJA.

Los denominados «fueros nuevos» son llamados así por haber sido concedidos
por los Reyes Católicos luego de aplicarse unas normas generales en las que daban
a las distintas ciudades granadinas un fuero bajoandaluz, el de Sevilla o el de Cór­
doba. Podría entenderse que aquéllos sustituían a unos fueros que no se aplicaban.
Pero, en realidad, estos -fueros nuevos» no son nada más que unas ordenanzas de
régimen interno para los distintos concejos115’. Era un paso para la territorialización
del derecho en Granada.
En el caso de Loja viene a sustituir a un primer «ordenamiento real» dado por
-los Reyes en 1489, en el que se recogían normas para la repoblación, reparto de bie­
nes v organización municipal 16‘. Modificaba sensiblemente la forma de gobierno.*1 5
4

0 3 ) Un buen ejemplo es el del concejo de Carmona, analizado por el profesor González Jiménez
(Manuel GONZALEZ JIMENEZ: El concejo de Carmona a fines de la Edad Media (1464 15231
Sevilla, 1973) Cfr. con planteamientos diversos Benjamín GONZALES ALONSO: «Sociedad ur
baria y gobierno municipal en Castilla (1460-1600)». Sobre el Estado y la administración de la
Corona de Castilla en en Antiguo Régimen Madrid, 1981, pp. 57-83
(14) Puede seguirse en el estudio de José M. PEREZ PRENDES YMUÑOZ DE ARRACO: «El derecho
municipal del reino de Granada». Revista de Historia del Derecho, II, 1 (1977 1978), pp.
373-459.
(15) José M, PEREZ-PRENDES Y MUÑOZ DE ARRACO: «El derecho municipal...», pp. 373 y 379
116l Ordenamiento real dado a Loja, en Jaén, a 27-v 1489; public. Antonio MALPICA CUELLO
-Orígens y formación...», doc. I

1 1 3
ANTONIO MALPICA CUELLO

según ya hemos estudiado en otro lugar'171 ’, aunque ahora tengamos que resumir
0
2
9
8
estas cuestiones.
En cuanto a los oficiales destaca un número diferente y la aparición de cargos
nuevos, algunos de los cuales sustituyen a los antiguos existentes. En efecto, el ca­
bildo lojeño. de acuerdo con el "fuero», estaría formado por: -cua tro regidores con
derecho a voto118', o sea menos que en 1489l,9‘: -u n personero que acudía a las reu­
niones capitulares con voz pero sin voto'20’; -dos procuradores del común, con de­
recho a recurrir ante los monarcas las decisiones tomadas en cabildo en contra de
los intereses de sus representados, los vecinos pecheros, que eran quienes los ele­
gían2": - u n escribano del cabildo'222
'; -u n mayordomo y un letrado, que sólo podían
3
acudir si eran llamados122'. Existían además dos alcaldes ordinarios y un alguacil
que actuaban en ausencia del oficial real'24*, el verdadero dueño de la situación, por­
que gozaba de unos poderes plenos.
Como puede apreciarse, el poder de decisión estaba en manos de los regidores
y el oficial real, los únicos que votaban en cabildo. Sin embargo, hay. como hemos
señalado, una suerte de control por parte de los representantes de los pecheros. En
realidad, hay tres fuerzas actuantes en teoría: -la Corona, por medio del oficial real,
que. como trataremos de demostrar, es a partir de ahora un hombre de experiencia
en el gobierno de concejos; -lo s regidores, en tanto que representantes de! vecin­
dario. y -la comunidad en cuanto tal y como el elemento más débil, por lo que se
atiende a una dualidad representativa: el personero. encargado de procurar la bue­
na marcha del concejo y como institución, del que se erigía en defensor y procura­
dor12'1. y los procuradores del común, quienes vigilan por los intereses de los peche­
ros.
Se habrá observado la aparición de dos cargos nuevos con relación al cabildo
municipal -lo s procuradores del común y el personero-y la desaparición de los ju ­
rados. Una y otra tienen una clara relación porque parte de las funciones de éstos,
en cuanto que servían de mediadores entre la comunidad y el regimiento, las ocu­
pan aquéllos sin duda este aspecto es muy importante y debe tenerse en cuenta a la
hora de estudiar el texto foral. Pero en el desarrollo de estas fuerzas en la dinámica

(17) Antonio MALPICA CUELLO: «Orígenes y formación...», e Idem: El concejo de Loja..., pp 409 y ss.
(18) Fuero de Loja, 2 y 7 (remitimos al parágrafo de nuestra edición)
(19) En 1489, los Reyes Católicos ordenaban que hubiese 9 regidores (Ordenamiento real dado a
Loja -vid. nota 16-).
(20) Fuero de Loja, 8
(21) Fuero de Loja, 31
(22) Fuero de Loja, 5, 7 y 8
(23) Fuero de Loja, 8
(24) Fuero de Loja, A
125) Fuero de Loja. 8

1 14
SOBRE E l REGIMEN MUNICIPAL G RANADINO EL NUEVO FUERO DE LOJA

política se podrá percibir que el problema clave subsistía: la representación de la


comunidad. Era obligado que tuviese un peso específico, pese a los controles exis­
tentes. al menos en una ciudad recién conquistada, en la que una población nueva
se había acogido en busca de tierras y de una vida mejor, que era el señuelo para su
instalación1261. Con todo, no tardaron en mostrarse firmes los mecanismos de con­
trol, que llevaría a la desaparición, por confusión, intencionada o no, de las funcio­
nes del personero con las de los procuradores.
Así es, la toma de decisiones por el voto exclusivo de regidores y corregidor
fué una forma de dominación clara, pese a la posibilidad de reclamación por los pro­
curadores de los pecheros. Asimismo fué importante la elección de los cargos por
un sistema ya conocido en otras zonas'271, cual es el de la insaculación, con un desa­
rrollo -dos de los regidores salientes designaban a los electores en número igual a
los regidores, y a su vez aquéllos escribían en un papel los nombres de sus candida­
tos para cada uno de los cargos a elegir, que luego de echarse en un cántaro era ex­
traído por un n iñ o - y con su forma -en la iglesia mayor de la ciudad y con un ritual
casi- sagrado'261 -se intentaba encubrir la realidad que pondría de manifiesto la
práctica del poder: la formación de una oligarquía, puesto que ésta no se veía afec­
tada por la prohibición de no ocupar cargos hasta haber pasado cuatro años des­
pués de haber desempeñado alguno'2 293
8
7
2
6 ’, ya que ha de contemplarse como un grupo
1
0
en el poder, no como una relación de personas. Por si hubiera algún problema
siempre existía la confirmación real, que impedía una elección inconveniente'*".
La fecha de concesión del -fuero» de hoja es Madrid. 20 - X I I - 1495, lo que
supone ciertos problemas1Ul. De acuerdo con lo que exigía el propio «fuero» los pri­
meros oficiales serían designados por los electores elegidos por los monarcas o por
quienes ellos designasen. En el caso de Loja fué el príncipe D. Juan, mientras en la
vecina Alhama lo fué el arzobispo de Granada'323 ’. El mencionado D. Juan había reci­
bido Loja como parte integrante de su infantazgo'331 y a regular la vida en la ciudad
dedica buena parte de su atención'34'. El propio príncipe prorrogó el corregimiento
de Diego Arias de Anaya, quien ya era corregidor con anterioridad y va a ser quien

(26) Miguel Angel LADERO QUESADA: «La repoblación...»


(27) El sistema insaculatorio estaba muy extendido en la Corona de Aragón, como ha puesto de re­
lieve Jesús LALINDE ABADIA: «El Derecho...», p. 25, nota 45
(28) Fuero de Loja, 2
(29) Fuero de Loja, 2
(30) Fuero de Loja, 2
(31) Antonio MALPICA CUELLO: Algunos aspectos..., p. 113, nota 11.
(32) Antonio MALPICA CUELLO: Algunos aspectos . . pp. 113-114.
(33) A. G. S., Patronato Real, caja 59. 12.
(34) Antonio MALPICA CUELLO: El concejo de Loja..., pp. 413-414.

1 1 5
ANTONIO M A lP IC A CUELLO

ponga en marcha las disposiciones/orales, siendo un hombre de cierta experiencia


en el gobierno municipal, como loprueha su trayectoria en el reino granadino1351.
La rápida muerte d d infante hizo que el control de Loja volviese a ios Reyes
Católicos, quienes en Granada, a 20-yX íÍM 5 0 0, confirman a los oficiales elegidos
con el sistema del «fuero»1361. Hasta 1508.hay noticias de que sigue en aplicación el
texto foral para la elección de los oficios mayores'371, aunque comiencen a aparecer
signos indudables de una transformación sustancial13*’. Parece claro que cuando
llega el Gran Capitán a Loja como su alcalde-y gobernador en-154)8,.ya existe una
obligarquía municipal bien cohesionada, adicta al conde de Tendilla, que no está
dispuesta a renunciar a sus prerrogativas, como hemos puesto de relieve en otro lu ­
gar1391. De este modo, el -fuero nuevo» deja de cum plir sus funciones en cuanto a la
organización m unicipal, aunque haya numerosos puntos que siguen siendo aplica­
bles a la realidad lojeña.

III.- NUESTRA EDICION DEL «FUERO NUEVO» DE LOJA

El texto del «fuero nuevo» de Loja ha llegado hasta nosotros a través de una
copia del siglo XVII. Se halla en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid;
es concretamente el Ms. 18.866, ocupando los folios 195 v. -201 r „ y cierra dicho
manuscrito, en el que se recogen otras piezas documentales de enorme interés. En
efecto, en él se encuentra la única copia completa del Libro de Repartimiento de
Loja, con todas las disposiciones reales para la repoblación, las particiones llevadas
a efecto y el padrón de vecinos de 1491, así como una copia del Libro de Reparti­
mientos de Rozas, o segundos repartimientos, de 1506. Todo parece indicar que el
mencionado manuscrito sigue a otro anterior en el que se incluían los ya citados
documentos.
Como en todo el manuscrito, en el «fuero nuevo» se sigue la foliación origia-
nal, lo que nos permitiría una mejor reconstrucción del original.-pero en cualquier
caso nos ayuda además al estudio diplomático, sobre todo si establecemos, como es3 9
8
7
6
5

(35) Diego Arias de Anaya fue antes corregidor de Guadix y actuó incluso como juez de términos
entre Loja y la villa señorial de Iznájar (Antonio MALPICA CUELLO: El concejo de Loja..., p.
413).
(36) A. G. S.. R. G. S., 1500-XII, s. fol.
(37) Antonio MALPICA CUELLO: El concejo de Loja..., pp.415-416.
(38) Idem, ¡bídem, y Antonio MALPICA CUELLO: «Análisis de un «conflicto social» la oposición al
Gran Capitán en el reino de Granada». Estudios de Historia de España Homenaje a Manuel fuñón
de Lara. Madrid, 1 9 8 1 ,1, pp. 1323-132.
(39) Antonio MALPICA CUELLO: «Análisis...»

1 1 6
SOBRE EL REGIMEN MUNICIPAL G RANADINO EL NUEVO FUERO DE LOJA

nuestra intención para trabajos posteriores, el formulario de estos «fueros nuevos»,


tan abundantes en el reino granadino, segün ya hemos puesto de relieve.
Por ser una copia del siglo XVII, no tiene problemas paleográficos de impor­
tancia el texto. Pese a todo, hemos procurado respetar siempre las normas de trans­
cripción y de edición de textos'40'.
Dividimos el fuero editado en parágrafos, numerados hasta el 34, sin respetar
la numeración de la copia, pues a partir del 23 incluye 3 puntos más, que nosotros,
como en ediciones anteriores, hemos insertado en éste. Las citas se refieren siem­
pre a nuestra división en la presente edición, que hemos procurado coincida con la
de los «fueros» ya estudiados y publicados'41'.
El aparato crítico lo hemos incluido en notas a pie de página, destacando en
ellas especialmente el cambio de folio en el original que, como ya hemos indicado
más arriba, señala siempre la copia existente.
En el apéndice documental hemos seleccionado algunos documentos de espe­
cial interés para el desarrollo del «fuero» de Loja: la confirmación de los electores
que el concejo de Loja pedía al príncipe D. Juan, el nombramiento de los oficiales
elegidos por el sistema del fuero hecho por los Reyes Católicos y la ceremonia cele­
brada para su elección en años posteriores. En sus respectivos regestos documen­
tales se tendrá cumplica noticia de ellos.

(40) Nos referimos a las normas de la Escuela de Estudios Medievales del C. S. I. C.


(41) Especialmente los de Baza, Vélez Málaga en su confirmación a Alhama, y Almuñecar (vid. nota
3).

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ANTO NIO MALPICA CUELLO

APENDICE DOCUMENTAL

1495, diciembre -20. Madrid.


■ Fuero nuevo■ dado por los Reyes Católicos a la ciudad de !x>ja.
B - Biblioteca Nacional de Madrid, Ms. 18.866, fols. 195 v - 201 r. (Copia del siglo XVII inserta en el libro
de Repartimiento de Loja).
D on"12Femando y doña Isauel, por la gracia de Dios, rey e reyna de Castilla, de León, de Aragón, de
Zezilia, de Granada, de Toledo, de Valenzia, de Galizia. de Mallorca, de Seuilla, de Zerdeña, de Cordoua.
de Murzia. de Jaén, de los Algarues, de Algezira, de Gibraltar. de las islas de Canaria, conde e condesa de
Barzelona. señores de Vizcaya e de Molina, duques de Athenas. e de Neopatna. condes de Ruisellon e de
Zerdania. marqueses de Oristan / / (fot. 196 r.) e de Goziano. a vos el conzejo. corregidor e justizia e
regidores, caualleros, escuderos, officiales e hombres buenos de la ciudad de l,oxa. salud e grazia.
Sepades que nos viendo que todas las ciudades, villas y lugares destos nuestros reynos y señorios tienen
fuero a que están poblados e como se an de regir e gobernar e como se an de nombrar los officiales
dellas, con todas las otras cosas que se deue hazer para la buena gouemazion e regimiento'-1dellas, e
porque las ciudades, villas y lugares del reyno de Granada, por ser como son nuebamente poblados de
christianos e no tener orden como se an de regir e gouemar las cosas del bien e pro común dellas, ni
tener ordenanzas cerca dello, tienen mui maior nezesidad de tener fuero e ordenanzas con que se aia de
regir e gouemar. e queriendo en ello proueer como cumple a seruicio de Dios nuestro Señor e nuestro e
al bien e pro común de las dichas ciudades, villas y lugares del dicho reyno de Granada, mandamos a los
del nuestro Consejo que platicasen en ello e viesen la orden que en ello se deuia dar. Ix»s quales lo vieron
e platicaron, e auida información de la calidad de la dicha tierra, consultaron con nos su parezer. Lo qual
todo por nos visto fue acordado que en quanto nuestra merzed e voluntad fuese, fasta que en ello
mandásemos probeer con maior deliberazion en la gouemazion de la dicha ciudad, y se debia tener la
forma siguiente. Y nos lo tohimos por bien.
(ll Otrosí'34'ordenamos e mandamos que aya en la dicha ciudad quatro regidores e un personero e
un maiordomo e un escriuano de conzejo e dos alcaldes ordinaios e un alguazil, los quales sean elegidos
como de i u s o se contiene, saluo que el primero año sean puestos los dichos officiales, a lo menos los
quatro electores de quien de iuso141 se haze menzion. por quien m andarem os.// (fol. 196 v.)
(2) Otrosí ordenamos e mandamos que de aqui adelante en cada un año para siempre jamas, en el
dia de Todos los Santos, de mañana, a la hora de misa maior. se junten en la iglesia maior dessa ciudad la
justizia e los quatro regidores e el procurador e el escriuano de conzejo que hubieren sido hasta allí el
año pasado, e que delante de todos los que estobieren. los quatro regidores echen suertes entre si. que
los dos dellos eligieran los quatro electores de iuso contenidos, e aquellos a quien cupieren la suerte
queden por electores e fagan luego juramento sobre el cuerpo de Dios nuestro Señor sobre el altar
maior de la dicha iglesia que nombraran bien e fielmente, sin parcialidad alguna, a todo su entender

(1 ) Encabezamiento: Fuero que los señores Reies Católicos Don Fernando y Doña Isauel, de immor
tal memoria, concedieron a la mui noble, antigua y siempre leal ciudad de Loxa demas del fuero
de Córdoba que luego que la ganaron de los infieles mahometanos le auian concedido, el qual
es como sigue.
(2) El texto que editamos sigue el cambio de folio del original, por lo que advertimos siempre en nota
(3) En vez de: Primeramente.
(4) Cambio de folio en A.

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SOBRE É l REGIMEN MUNICIPAL GRANADINO f l NUEVO FUERO DE LOJA

quatro personas de aquellos que según sus conzienzias les pareziere que son de los mas llanos e
abonados e de buenas concienzias para elegir e nombar ofiziales. Y estos tales a quien cupiere la suerte
nombren luego quatro personas, cada uno dos. y estos quatro asi nombrados ayan i tengan poder de
elegir e nombrar los ofiziales e aquellos que según Dios e sus concienzias les pareziere que son mas
suficientes e abites para tener e administrar los tales offizios, sin los comunicar vno a otro ni con otros, e
que no sean de los que en el año próximo pasado an tenido los dichos ofizios. e que los eligirán e
nombraran sin ningún respecto abiendo parentela ni a ruego ni desamor ni otra mala considerazion, e
que no nombraran para si ninguno de los dichos ofizios. E esto fecho cada uno a su parte en dicha
iglesia, sin hablar ni comunicar con personas, e nombre dos alcaldes e quatro regidores e un procurador
e un alguazil e un maiordomo, e ponga cada uno destos quatro por escrito a cada uno de los que asi
mombrase para cada uno de los offizios en un papelejo. que son 9*5)67papalejos que cada uno a de hazer. e
luego echen en un cántaro por ante aquel escribano de consejo cada vno dos papelejos de los que
nombraren por alcaldes, de manera que an de ser ocho papelejos. e los dos primeros que salieren queden
por alcaldes aquel año e otro venidero. E luego saquen de allí los otros dos papelejos y echen allí los / /
(fol. 197 r.) diez y seis papelejos para sacar los quatro regidores, y los quatro primeros que salieren sean
para regidores. E que asi se haga para cada uno de los dichos officios susodichos, hasta que sean
proueidos, e luego los otros papelejos que quedaren sean quemados allí sin que personas los uea. Y esto
fecho, faga luego vnalfi| nomina el escribano del conzejo de los dichos officiales elegidos, firmada de la
justizia e regimiento, la qual nos sea luego embiada para si nos pluguiere de mandar mudar algunas
personas lo mandemos hazer. E demas juren que en su offizio no guardaran parzialidad ni banderia ni
abran respecto dello en cosa alguna, e que el año postrero quando espirare su officio guardaran en el
elegir e nombrar oficiales en la dicha ciudad la mesma forma e no otra alguna, e asi queden por officiales
aquellos dos años. E asi se haga dende en adelante en cada dos años para siempre jamas. E que las
personas que en los dos años tubieren qualquier de los dichos officios. no ayan ni puedan ser elegidos ni
nombrados para qualquier dellos en los quatro años siguientes, de manera que el que dos años tubiere
officio de aquellos no lo pueda tener otros quatro años o fasta que pasen dichos quatro años que estos
alcaldes e regidores e procurador e alguazil e escribano de conzejo elijan los dichos officiales el dia de
Todos Santos del año postrimero de su offizio'7' de la forma e manera sobredicha. E qualquiera que de
otra manera fuere puesto que no balga lo que fizieren e sean auidos por personas priuadas e caian e
incurran en las penas que caen e incurren las personas priuadas que usan de officio publico no Uniendo
poder ni autoridad para ello.
(3) Otrosí mandamos que el escribano de conzejo sea puesto por nos e por los reyes que después de
nos sucedieren, e tengan el officio quanto nuestra merzed e voluntad fuere e sea vezino de la tal ciudad e
villa e lleue todos los derechos por el aranzel que sera dado a la dicha ciudad.
(4) Otrosí mandamos que los dichos dos alcaldes ordinarios e el alguazil siruan sus officios quando
no hubiere corregidor, e los alcaldes conozcan de todos los pleitos ziuiles e criminales en el tiempo que
durase su officio, y en los pleitos ziuiles cada uno dellos conozca por si los pleitos que ante ellos se
demandaren y en los pleitos criminales cada uno dellos pueda reziuir la querella y tomar la primera
informazion e mandar p r e n // (fol. 197 v.) dar al que hallaren culpante, pero después de preso o si no
pudiere ser auido si se hubiera de prozeder en rebeldía, que no puedan conocer sino ambos a dos juntos.

(5) S ¡c.
(6) Cambio de folio en A.
(7) Cambio de folio en A.

119
ANTONIO M A LPICA CUE UO

o si el uno fuere ausente o impedido que el otro pueda conocer e que las sentenzias que se dieren sean
como fuere acordado por ambos a dos o por el vno en ausencia del otro, e si ambos a dos no se
concordaren que tomen un regidor qual a ellos18' pareziere por terzero. Los quales dichos alcaldes no
lleuen en otros derechos saluo los contenidos en el aranzel que les sera dado.
(5( Otrosí ordenamos e «nadamos que aya en la dicha ciudad quatro escnuanos públicos los quales
puedan dar fee en la dicha ciudad e su tierra, e todas las escripturas y contratos e testamentos e
obligaziones e autos judiziales e esfrajudiziales pasen ante estos escribanos e no ante otros algunos, los
quales sean vezinos de la dicha ciudad e lleuen los derechos a su officio pertenezientes por el aranzel
que les sera dado sin dar parte de los dichos derechos a la justizia. saluo que pagara cada vno la pensión
que lessera tasada para los propios de la ciudad Y quando alguna destas escriuamas faltare o vacare que
se elixa otro por la ciudad que sea abil e vezino e se embie la tal elección ante nos para que si nos
pluguiese la mandemos confirmar. Los quales escriuanos con el de los fechos del conzejo siruan sus
officios por si mismos e no-por sustitutos, los quales no lleuen derechos algunos de las escripturas e
negozios de conzejo de la parte que al dicho conzejo perteneziere.
(6) Otrosi ordenamos e mandamos que el alguazil que asi fuere elegido sirua su officio por si
mismo e que puecfo-poner otro en su lugar e no mas para que le aiude, los quales sean vezinos de la
ciudad e abonados e de buena fama e presentados en el'91 cauildo a donde fagan juramento primero que
vsen de los officios.
(7) Otrosvordenamos e mandamos que los dichos regidores se junten a cauildo con la justizia y con
el personero e escwbano de conzejo tres dias en la semana, lunes, miércoles y viernes, sin estar otra
persona alguna con ellas saluo dos procuradores del com ún.// (fol. 198 r.) que de i u s o faran menzion. e
allí bean todas las cosas del conzejo asi lo que toca a los propios de la ciudad como lo que toca a la
guarda de las ordenanzas e términos della e todas las otras cosas que concierne a la buena gobemazion e
regimiento della de que según las leies destos reynos se deue conozer en los semejantes aiuntamientos.
IHI Otrosi ordenamos e mandamos que el maiordomo de la ciudad ni el letrado della no entren en
cauildo sino quando fueren llamados, e luego que se acabe aquello para que fueron se salgan. En el
dicho cauildo no tengan voto saluo la justizia e regimiento e lo que se acordare por los mas votos se
haga, saluo si la justizia pareziere que lo que se acuerda por los mas votos es en nuestro deseruizio e
daño de la ciudad, que en tal caso lo pueda suspender hasta nos lo hazer sauer. en tantto que no se haga
por malizia. E que ef escriuano del conzejo escriua por nombres lo que se juntan cada dia de conzejo.
asimismo lo que vot10' taren en conzejo sobre cada vn negozio. que lo asiente todo en el libro del conzejo
para que se sepa a quien se a de cargar la culpa de lo que se fiziere como no deue. Y el peronero tenga
cargo de procurar las cosas de provecho del conzejo e contradezir las que fueren en su daño e requerir
que se guarden las buenas ordenanzas e procurar todo lo que cumple a los propios del conzejo. de
manera que por su negligencia no se pierda el derecho del conzejo. con tanto que el procurador no
tenga voto.
(9) Otrosi ordenamos e mandamos que el maiordomo de fianzas bastantes para lo que a de reziu
de los propios de conzejo e que no gastaría de los que cobrare si no por libranza fecha por el escribano
de conzejo e firmada por la justizia e regidores que residen, y que tenga a cargo de tomar las fianzas a los
arrendadores e cobrar los maravedís que se deuieren e hazer todas las diligenzias que fueren menester*910

(9j Cambio de folio en A.


(9) Cambio de folio en A.
(10) Cambio de folio en A.

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SOBRE EL REGIMEN MUNICIPAL GRANADINO EL NUEVO FUERO DE LOLA

para la cobranza dellos. E que el dicho maiordomo dara cuenta en fin de año dentro de 301111 dias, la quul
se t. une en cauildo presente la justizia e regidores.
110) Otrosí ordenamos e mandamos que los dichos regidores no gasten los dineros de los propios
en dadibas ni fagan donaziones de los términos ni de las cosas del conzejo. saluo que gasten los dineros
de los dichos propios en las cosas que conciernen al bien común.
l i l i Otrosí ordenamos e mandamos que quando se hiziere obra publica se / / (fol. 198 v j elixa en
el cabildo un obrero e un beedor e un escribano para que bea la obra y asiente por escrito el gasto della e
lo firme para que alli se libre en el cauildo para que lo pague el maiordomo.
(12l Otrosí ordenamos-e mandamos que aia un portero de cauildo e un carzelero de la carzel e vn
verdugo e dos pregoneros, los quales sean puestos por la justizia e regimiento, e que ninguno de los
offiziales susodichos tenga los'dichos officios de todo lo susodicho ni puedan ser elegidos a los dichos
officios ni tener alguno dellos personas que viua con otro saluo con nos.
(13) Otrosí ordenamos e mandamos que al rematar de las rentas esten la justizia e regidores viejos
e nuebos.
1 14) Otrosí ordenamos e mandamos que en la dicha ciudad ningún juez ni comisario ni executor
puedan lleuar ni lleuen derechos algunos saluo por la tabla de los derechos que sera fecha por la dicha
ciudad ni lleuen vista de proceso ni accesorias ni derechos doblados.
(15l Otrosí ordenamos e mandamos que aya casa de conzejo e carzel e casa diputada para en que
esten los escribanos públicos de contino, e auditorio para las audienzias de los alcaldes, e todo esto este
en la plaza e en lugar conbenible.
(16i Otrosí mandamos e ordenamos que aya relox e hospital e carnizeria e matadero de las carnes
fuera de la ciudad.
(17) Otrosí ordenamos e mandamos que aya pendón pintado con las armas de conzejo que nos le
daremos, el qual lleuen quando fuere menester el pendón con la gente de la ciudad e alguazil maior.
(18) Otrosí ordenamos e mandamos que se haga vn arca de priuilegios e sentenzias e escripturas. la
qual tenga tres llaues e la vna dellas tenga el corregidor quando lo hubiere, o quando no vno de los
alcaldes, e la otra un regidor e la otra el escribano de conzejo.
(19) Otrosí ordenamos e mandamos que aya en la dicha ciudad un libro en que esten los priuilegios
della en publico traslado e autorizados.
(201 Otrosí ordenamos e mandamos que aya otro libro en que se asienten las prouisiones e zedulas
que nos les embiaremos e que fueren presentadas en cabildo de la dicha ciudad.
(211 Otrosi ordenamos e mandamos que aya otro libro que tenga el escribano de conzejo en que
asiente todos los autos que pasaren en conzejo e lo que tocare / / (fol. 199 r.) a la renta de los propios.
(22) Otrosi ordenamos e mandamos que en la dicha arca este el sello de conzejo para.que con el
sellen las cartas de las personas que tubieren las llaues.
(23) Otrosi ordenamos e mandamos que se fagan las ordenanzas que hieren que combienen a la
dicha ciudad, y fechas las enhien ante nos para que las mandemos uer e enm endar"21 o confirmar como
viéremos que mas cumple a nuestro seruizio e al bien de la dicha ciudad, y especialmente se fagan
ordenanzas zercas de las cosas de i u s o contenidas:
Zerca de las moliendas, para que se pese el trigo e la harina.
Iten zerca del jabón, lo qual sera para los propios del conzejo.12

(11) S/c.
(12) Cambio de folio en A.

121
ANTONIO MALPIC A C U I I 1 0

lien zerca del meter el vino e las tabernas e ventas si las vbiere.
(24) Otrosí ordenamos e mandamos que se hagan ordenanzas zerca de las guardas de los términos
comunes, asi de los panes e viñas, e para lo que no fuere plantado de frutales o enpanado sea pasto
común, de manera que quitado el pan sea pasto común.
(25) Otrosí ordenamos e mandamos que se hagan ordenanzas para los zereros e otros menestrales
e para los mantenimientos e para las carnizerias e pescaderías e para los regatones, e las penas de todo
sean para los propios.
(26) Otrosí ordenamos e mandamos que tengan ordenanzas zerca de los repartimientos e
contribuziones. como e de que manera se an de hazer mas igualmente e mas sin fraude.
(27) Otrosí ordenamos e mandamos que se hagan ordenanzas para todos los offizios de
menestrales, jornaleros, e en todos los offizios se pongan veedores para que vean en todas las obras que
hizieren para que se hagan fielmente e sin fraude.
(28) Otrosí ordenamos e mandamos que aia dos diputados que sean de los mismos regidores para
que de 30 en 30'1:11 dias que entiendan en la g u ard a131415'de las dichas ordenanzas y en las otras cosas del
regimiento della asi como en las penas de las dichas ordenanzas. E todo lo que tubiere duda e agrabio se
bea en el cabildo de la dicha ciudad por todos los offiziales del.
(29) Otrosi ordenamos e mandamos que aia dos alarifes para uer las obras e las otras cosas a su
officio pertenezientes.
(30) Otrosi ordenamos e mandamos que de las dichas penas de las dichas ordenanzas de conzejo no
se haga iguala so pena de azotes.
(31) Otrosi ordenamos e mandamos que los dichos dos procuradores del común se elijan desta
manera: el dia de los Reyes de cada un año se junt / / Ifol. 199 v.) ten los vezinos pecheros desta ciudad
en la iglesia maior della. e juntos a campana repicada juren de elegir los dichos dos procuradores sin
afizion ni parzialidad alguna, e fecho el dicho juramento cada vno de su voto a quien le pareziere mas
abil para el dicho officio estando presente la justizia e un escribano, e los dos que tubieren mas votos
queden por procuradores del común por aquel año. e luego sean presentados e reziuidos en el cauildo de
la dicha ciudad, e allí fagan juramento de vsar de los dichos officios bien e fielmente e sin parzialidad. E
asi fecho dende en adelante vsen de los dichos officios viniendo a los a y u n ta m ie n to s que la lustizia e
regidores fizieren, mirando si las tales cosas que allí se plattican o hazen son en prouecho común, e si los
repartimientos que se hazen e lo que se libra y las quentas que se toman se haze todo fielmente e sin
fraude, y quando les pareziere que no se haze ansi. requieran a la justizia e regidores que se enmiende, e
quando no se enmendare tomen testimonio dello e nos lo notifiquen.
(32) Otrosi ordenamos e mandamos que todos los susodichos oficiales llehen sus derechos por el
aranzel de la ciudad.
(33) Otrosi ordenamos e mandamos que los heredamientos e casas e otros bienes raizes que nos
mandamos repartir en essa ciudad, que no embargante qualquier benta. merced e donazion. o oro
qualquier titulo que nos dieremos por donde se traspasen los tales bienes de qualquier estado o calidad o
preheminenzia que sea, aunque sea persona eclesiástica o de orden o religión regular o militar o en
qualquiera iglesia o monasterio o hospital o otro lugar de religión, todabia los bienes baian con su carga
p.ira qualesquier cargas e pecherias e tributos e imposiziones. contribuziones, asi como si estuhiesen en

(13) 5¡c.
(14) Cambio de folio en A.
(15) Cambio de folio en A.

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SOBRE f l REGIMEN MUNICIPAL GRANADINO l l NUEVO CUERO DE LOJA

poder e señorío de personas mere legas, e asi ante aquellos juezes seglares sean juzgados e determinados
los pleitos e debates ante aquellos juezes seglares sean juzgados e determinados los pleitos e debates
que .-.obre ellos nazieren asi en demandando como en defendiendo según e en la manera que lo estarían e
pecharían e lo contribuirían e se cargarían cargas e imposiciones estando en poder de las tales personas
legas. K por esta via e con esta carga e calidad e condición e temporalidad'lfil esten perpetuamente los
tales vienes e qualesquier poseedores que los t e n / / (foi 200 r j gan o en qualesquier otros que en ellos
suzedan de uno en otro, de otro en otro, e asi de mano en mano e de suzesor en suzesor para siempre
jamas. K que desde ahora queremos e mandamos que los dichos vienes e heredamientos aian sido o sean
escritos e sujetos e obligados a pagar e que por razón dellos se paguen todos e qualesquier pechos e
tributos e execuciones de qualquiera calidad que sean, aunque sean inciertos e bariables e no variables,
asi como si los tales vienes e heredamientos fuesen tenidos e poseídos por qualesquier pecheros de
agora, e no sin ella pasen los dichos vienes e el señorío dellos a qualesquier personas hijosdalgo esentos
e eclesiásticos. E si qualquiera dellos rehusaren e no sufrieren pagar los dichos pechos por razón de los
dichos heredamientos, que por esse mesmo fecho e derecho se tom en a las personas seglares de quien
emano el contrato, e en tal caso no aia pasado ni pase el señorio ni la propiedad de los tales bienes en las
tales personas esentas ni en alguna de ellas.
(341 Otrosí ordenamos e mandamos que en qualesquier lugares e villas que estuvieren sugetas a la
jurisdicción desta ciudad o encomendadas a uos el dicho corregidor de ella, auida primeramente
¡nformazion de la calidad e poblazion de cada lugar e de lo que comhiene para la buena gohemazion del.
fagais ordenanzas, quales vieredes que combienen para cada lugar asi en el elegir de los alcaldes e
regidores e procuradores e otros ofiziales como en las otras cosas que tocan a la buena gouiemazion de
las dichas villa e lugares, e de manera que las dichas villas e lugares esten gobernadas como deben,
conformando uos con el tenor e forma de las ordenanzas contenidas en esta nuestra carta, moderando e
enmendando lo que vieredes que comhiene según la calidad de cada lugar. E ansi lechas las dichas
ordenanzas las mandemos uer y si no fueren buenas las mandemos enmendar, e se faga so / / (foi 200
v.) bre todo lo que mas cumpliere a nuestro seruicio e al bien c pro común de la dicha ciudad e villas e
lugares susodichos e vezinos e moradores dellas.
Todo lo qual ordenamos e mandamos que asi guarden e cumplan en todo e por todo, según dicho
es. no embargante que no ayamos proueido de los dichos officios de regimiento e juraderias dessa dicha
ciudad por las vidas de los que las tienen, las quales dichas mercedes de luego, si necesario es,
rebocamos, casamos, anulamos e damos por ningunas e de ningún efecto e valor, e mandamos a las
personas que an sido proueidas de los dichos officios que no vsen mas dellos. so aquellas penas en que
caen los que vsan de officios públicos no tiniendo poder ni facultad para ello'1''. Porque vos mandamos
que veades las dichas ordenanzas e todo lo en ellas contenido e en quanto que nuestra merced e
voluntad fuere e fasta que con maior deliberación lo mandemos probeer, lo guardéis e cunplais e
ejecutéis e fagais guardar e cumplir e executar en essa dicha ciudad e su tierra en todo e por todo, según
que en ellas se contiene, e contra el tenor e forma dellas no baiades ni pasedes ni consintades ir ni pasar
por alguna manera, so las penas en ellas contenidas e mas so pena de diez mil maravedís para la nuestra
camara. K demas mandamos al orne que vos esta carta mostrare que vos eitiplaze que parescades ante
nos en la nuestra corte, doquiera que nos seamos, del dia que vos fuere mostrada fasta quinze dias
primeros siguientes, so la dicha pena, so la qual mandamos a qualquier escribano publico que para esto 167

(16) Cambio de folio en A.


(17) Cambio de folio en A .

1 2 3
ANTONIO MALPICA CUELLO

fuere llamado que dende'181 al que vos la mostrare testimonio signado con su signo porque nos sepamos
en como se cumple nuestro mandado.
Dada en la villa de Madrid a 20*191 dias del mes de diciembre, año del Señor de 1495'181920' años.
Yo. el rey. Yo. la reyna / / (fol. 201 r.)
Yo. Juan de la Parra, secretario del rey e de la reyna nuestros señores la fize escriuir por su
mandado.
Aluaro de Espinel chanciller. Registrada. Alonso Perez. Don Alvaro. Ihoannes doctor. Franciscus
licenciatus. Johannes licenciatus.

14%. septiembre-26. Burgos


El príncipe D. Juan conñrma como electores a cuatro vecinos de Loja, a petición de su concejo,
para que procedan a elegir a los ofíciales de su cabildo, de acuerdo con las disposiciones del fuero
nuevo dado a la ciudad.
A - Archivo Municipal de Loja. Legajo de Documentos reales, carpeta 1. n° 19.

Don Juan, por la gracia de Dios, principe de .Asturias e de Girona. primogénito heredero de los muy
altos e muy poderosos el rey e la reyna de Castilla, de León, de Aragón, de Seglia, de Granada, etc., mis
señores, a vos. el concejo, justicia, regidores, caualleros. escuderos, oficiales e ornes buenos de la mi
?ibdad de Loxa. Ya sabeys como en el fuero nuevo que el rey e la reyna, mis señores, mandaron dar a esa
gibdad ay vn capitulo en el qual se contiene la forma que se ha de tener en cada vn año en el elegir de los
oficiales del regimiento, e reseruaron para sy la primera elegon de los dichos oficiales o eletores dellos.
la qual fasta aqui no hisieron por algunas ocupaciones que han tenido. E agora por vuestra parte me fue
suplicado que los eletores que ayan de nonbrar los oficiales este presente año de la data desta mi carta
sean Lazaro Ruyz e Juan de León e Rodrigo de Varea e Juan Aguado, los quales es mi voluntad que sean
eletores de los oficiales que ha de aver este dicho presente año en el regimiento desa dicha cibdad, e que
acebten el dicho cargo e que fagan el juramento que se requiere en tal caso que bien e fielmente e syn
afición ni temor elegirán los dichos oficiales. E fecho el dicho juramento vos mando que los rescibades
por eletores de los dichos oficiales, e asy recibidos elijan e nonbren los dichos oficiales conforme a la
dicha ley del fuero. E asy fecha la dicha elecion me la enbiad para que yo la mande ver e proueer en ello
como a mi seruicio cunpla.
E los vnos ni los otros no fagades ni fagan ende al por alguna manera so pena de la mi merced e de
dies mili maravedís para la mi camara. E demas mando al orne que vos esta carta mostrare que vos
enplase que parescades ante mi en la mi corte, doquier que yo sea. del dia que vos enplasaren fasta
quinse días primeros syguientes so la dicha pena, so la qual mando a qualquier escriuano publico que
para esto fuere llamado que de ende al que vos mostrare testimonio sygnado con su sygno porque yo
sepa en como se cunple mi mandado.
Dada en la cihdad de Burgos a veynte e seys dias del mes de setienbre año del nascimiento de
nuestro Señor Ihesu Christo de mili e quatrocientos e noventa e seys años.
Yo. el principe.
Yo. Juan de la Parra, secretario del principe nuestro señor la fise escreuir por su mandado.

(18) Sic.
(19) Sic.
(20) Sic.

1 2 4
SOBRE EL REGIMEN MUNICIPAL GRANADINO: EL NUEVO FUERO DE LOJA

1501, diciembre-20. Granada


Los Reyes Católicos confirman a los oficiales del concejo de Loja, elegidos de acuerdo con el
fuero nuevo.
A - A.G.S., R.G.S., 1501-XII; s. foK

Don Fernando e doña Ysabel, etc. Por quanto por parte de vos, el consejó, justicia e regidores,
cavalleros, escuderos, oficiales e omes buenos de la cibdad de Loxa nos fue fecha relación que conforme
a la ley de fuero nuevo que a'esta cibdad mandamos dar para la govemagon e horden dél regimiento, alia
fueron elegidos e nonbrados por alcaldes e alguaseiles e regidores e procurador e mayordomo desa
Cibdad por dos años que comentaron á correr desde primero dia del mes de enero dese presente año de
mili e quinientos e vn años las personas siguientes, conviene a saber, a Luis Carrillo e Diego de Matute
por alcaldes, e a Rodrigo de Peralta e Diego Rodríguez Portychuelo e Pedro de Entrena e el licenciado
Pedro de Morales para regidores, e a Rodrigo de Colmenares para alguasil, e a Francisco de Olmedo para
mayordomo de los propios e rentas, e a Femand García Jurado para procurador, todos vesinos de la
dicha cibdad. E nos suplicastes e pedistes por merced, pues la dicha relación e nonbramiento de los
dichos oficiales avia seydo bien e justamente fecha e conforme a la dicha ley del fuero, la mandásemos
confirmar o que cerca dello mandásemos proveer como la nuestra merced fuese. Lo qual visto en el
nuestro Consejo e con nos consultado, por quanto la dicha elecion e nonbramiento parescio ser fecho
conforme a la dicha ley del fuero, fue acordado que deviamos mandar dar esta nuestra carta en la dicha
rason. e por la presente confirmamos e aprovamos la dicha elecion e nonbramiento de los dichos oficios
que por vosotros fue fecha, porque vos mandamos que juntos en la iglesia mayor desa dicha cibdad en
vuestro cabildo e ayuntamiento, segund que la dicha ley lo dispone, rescibays de los susodichos e de
cada vno dellos el juramento e solenidad que en tal caso se requiere e deve faser, el qual por ellos fecho,
los ayays e rescibays a los dichos oficios, para que vsen dellos en tanto / / que nuestra merced e
voluntad fuere, con tanto que no escedan del termino de los dos años contenidos en el dicho fuero, e
vseys con ellos e con cada vno dellos en los dichos oficios de en adelante quanto nuestra merced e
voluntad fuere en todas las cosas a111 los dichos oficios tocantes e concernientes, e les acudays e fagays
acudir con todos los derechos e salarios e otras cosas a ellos a nexas e pertenescientes e les guardeys e
fagays guardar todas las onrras, gracias e mercedes, fraquesas e libertades e todas las otras cosas e cada
vna dellas que por rason de los dichos oficios deven aver e gosar e les deven ser guardadas, segund e por
la forma e manera que aveys vsado e recudido e son guardadas a ios otros alcaldes e alguasiles e
regidores e mayordomos e procurador que hasta aqui an sydo elegidos e nonbrados en la dicha cibdad de
Loxa por virtud de la dicha ley del fuero, ca nos por la presente los rescibimos e quedemos121 por
resabidos a los dichos oficios e a cada vno dellos e les damos poder e facultad para los vsar e exercer en
quanto nuestra merced e voluntad fuere como dicho es. con tanto que no exceda de los dichos dos años
caso puesto que por vosotros o por alguno de vos no sean resabidos, e que en ello ni en parte dello
enbargo ni contrario alguno les pongays ni consintays poner.
E los vnos ni los otros, etc., con enplasamiento en forma.
Dada en la cibdad de Granada a veynte dias del mes de disienbre de mili e quinientos e12’ vn años.
Yo. el rey. Yo. la reyna.123

(1) Tachado: a ellas tocantes.


(2) Sic.
(3) Tachado: e años.

1 2 5
ANTONIO M A l PICA CUELIO

Yo. Miguell Peres de Almagan. secretario del rey e de la reyna. nuestros señores, la fise escriuir por
su mandado.
Johannes episcopus Ouentensis. Felipus dottor. Johannes ligengiatus. Martinus dottor. Ligengiatus
(,'apata. Fernandus Telllo ligengiatus. Ligengiatus Moxica.

1504. noviembre-1. Loja


Elección de los ofícios del concejo de lx>ja. de acuerdo con la normativa del fuero nuevo.
A.- A. M. Loja. II Libro del Cabildo de Loja, Acta capitular de 1-X1-1504, fols. 159 r.-160 r.

En primero dia de mes de novienbre, dia de Todos Santos, de I U D lili años, estando juntos en la
yglesia mayor desta gibdad a misas mayores los syguientes: el señor bachiller Frangisco Lopes, teniente.
Yñigo de Arroyo, Michel de Aluis. Juan Cano, regidores, e Diego de Coria, personero. e asy estando
juntos los sobredichos e enpegando a desir la misa mayor el señor bachiller Pedro Ramiro, vicario desta
gibdad. el dicho señor teniente echo suertes entre los dichos regidores conforme al fuero desta gibdad
quales de los dichos regidores elegerian eletores. E asy echadas las dichas suertes copo a Michel de Aluis
e Juan Cano, regidores, de los quales el dicho señor teniente regibio juramento en forma de derecho
sobre los Evangelios delante el Corpus en el altar mayor, teniéndolos en sus manos el dicho vicario. E
luego los dichos regidores, so cargo del dicho juramento que hisyeron, nonbraron por eletores a los
syguientes: / / ffol. 159 v.) El dicho Juan Cano: Antón de Camez e a Juan Catalan. el dicho Michel de
Aluis: a Rodrigo de Peralta y a Martin Ruis Torraluo. Luego encontvnente fueron alli juntos los dichos
quatro eletores. de los quales el dicho señor teniente regibio juramento en forma de derecho sobre los
Evangelios engima del altar mayor delante el Corpus disyendo la misa el dicho vicario.
Luego los dichos eletores e cada vno dellos por sy apartadamente nonbraron cada vno ellos dos
alcaldes e vn alguasil e cuatro regidores e dos mayordomos e dos personeros. e las personas que asy
nonbraron a los dichso ofigios dieron por sy escritos sus nonbres de cada vno en vn papelito cogido e
gerrado. syn que vnos supiesen de otros quienes eran. Los quales papeles do vian111los dichos nonbres el
dicho señor teniente tomo en sus manos en presengia de los dichos regidores e otros muchos vesinos e
moradores desta gibdad los echo dentro de vn cántaro nuevo, los alcaldes por si e los regidores por sy e
alguasiles por sy e los personeros e mayordomos. E asy estando los papeles de los alcaldes en el dicho
cántaro fueron meneados dentro y vn mochacho que ende estava metyo la mano e saco los papeles cada
vno por sy por suertes, para que el primero e segundo fueren alcaldes. Los son estos: alcaldes: Juan de
Angulo. Torraluo.
De la misma forma fueron echados en el dicho cántaro los papeles de los regidores, para que
primero e segundo e tergero e quarto que ende sacase vno en vno el dicho mochacho fuesen regidores. E
son estos: / / tío!. 160 r.) regidores: Diego de Madrid Seuillano, Martin Lopes de Luque, Antón lañes.
Frangisco de Hontyueros
Por la misma forma fueron echadas las dichas suertes entre los alguasiles e copo: alguasil: Diego de
Ivogroño. Por la misma forma fueron echadas los mayordomos e personeros e copo: mayordomo: Juan de
Brieva: personero: Andrés de Luna.

( ! ) S/c por avian.

126
SOBRE f l REGIMEN MUNICIPAL GRANADINO E l NUEVO FUERO DE LOJA

Todos los otros papeles de las suertes fueron ende quemados syn ver ni saber quien heran.
E desta manera e forma susodicha fueron elegidos los dichos alcales e regidores, alguasil.
mayordomo e personero para los dos años venideros, de DV e DVI años, conforme al fuero dado a esta
C'ibdad por sus Altezas.
Testigos. Juan de Soria e Alonso de Requena e Alonso de Quellar herrador e Diego de Alcala e Lope
de Montylla e otros muchos vesinos e moradores desta gihdad.

1 27
INDICE TOPONIMICO DE LA
“ CRONICA DE JUAN II DE CASTILLA”
Ed. Juan de Mata Carriazo. (Madrid, 1982)

A rtu ro MORCADO GARCÍA

ABDALLASIS: véase Abdalaziz. ALGAZIRA: véase Algeciras.


ABDALAZIZ; sierra de: 385. ALGEBRA: véase Algeciras.
A£NALMARA: véase Azualmara. ALGECIRAS (Cádiz): 111, 113. 372. 374;
AZUALMARA: véase Azualmara. isla de: 393; reino de: 4; vega de: 240.
AFRICA: 2. ALGEZIRA: véase Algeciras.
AGRA^ALEMA: véase Grazalema. ALHANJE (Cáceres): 292.
ALACON (Teruel); lugar de: 425. ALHENDIN (Granada): 209. 211.
ALARABES: véase Arabes. ALHONOS: véase Alhonoz.
ALARABES: véase Arabes. ALHONOZ (Sevilla): 293.408; río: 398.
ALAYNA (Zaragoza): 425. ALMARGEN (Málaga): 122.
A1.AYNE (Zaragoza): lugar de: 425. ALMARGEN DE TEUAR: véase Almargen.
ALCALA DE GUADAIRA (Sevilla): 104. ALMERIA: 250. 368. 372, 374: puerto de:
131,189.398. 374; villa de: 374.
ALCALA DE GUADAYRA: véase Alcalá de ALMOFIA (Zaragoza); lugar de: 421.
Guadaira. ALMODOUAR DEL RIO: véase Almodóvar
ALCALA DEL RIO (Sevilla): 104. del Río.
ALCALA LA REAL (Jaén): 216. 242. 343. ALMODOVAR DEL RIO (Córdoba): 233.
344,345, 347. ALORA (Málaga): 162. 326. 385; valle de:
ALCANTARA (Cáceres): 256. 260, 298; 162.
Maestrazgo de: 261. ALUENDIN: véase Alhendín.
ALCAÑIZ (Teruel): 423. 424; villa de: 423. ANDALOZIA: véase Andalucía.
424. ANDALUCIA: 1.69. 86. 88. 118, 119. 177,
ALCAUDETE (Jaén): 209. 210. 216, 218; 184, 185.186. 192. 193, 200. 206. 207.
villa de: 207. 218. 219, 220, 221, 233. 235, 265. 272,
ALEMANIA: 280, 313. 315. 281. 298. 364. 394. 395. 396. 419.
ALGARAUE: véase Algarbe. ANDALUZIA: véase Andalucía.
ALGARBE: 335: reino de: 4. ANGOSTURA. EL: véase Angostura. La.
ALGARBIA: véase Algarbe. ANGOSTURA. LA (Granada): 343.

1 2 9
ARTURO MORGADO GARCIA

ANTEQUERA (Málaga!: 124. 131. 132. ARCH1DONA (Málaga): 300, 321, 338,
282, 293. 294. 295, 298, 299, 300, 301. 341. 356, 357, 358, 360, 361, 363, 364.
309, 310, 315, 316, 317, 321, 323, 326, 387. 389. 390; barato de: 363; villa de:
329, 334, 338, 348. 350, 351, 354, 356, 357. 360.
365, 372, 375, 384, 385, 390. 394, 395, ARONA (Málaga); arrabal de: 162.
397. 399, 401, 402, 415: puerta de: ASPERILLA, El: 93.
125: puerta de Málaga: 319: puerta de ASTURIAS: 2.
la villa: 318, 319, torre de Escala: 318, AUDITA (Málaga): 181, 192; castillo de:
319; villa de: 296, 300, 306, 309, 310, 148.
311,349,377, 389,392. AUILA: véase Avila.
ANTIQUERA: véase Antequera. AVES (Sevilla); soto de las: 133.
ARABES (Jaén): torre de: 211,214, 215. AVILA: sierra de: 298.
ARAGON: 41, 285, 291, 315, 318, 335, AY.AMONTE (Málaga): 98. 142, 153, 154,
355, 420; reino de: 94. 290, 335, 355, 155, 192, 200, 402; castillo de: 5, 7. 11,
409, 410, 420, 421, 423; reinos de: 70.155, 192.333.
317,318,421.424: tierra de: 317. AZUALMARA (Málaga): 393, 394, 402; cas­
ARAHAL: véase Arahal, El. tillo de: 392: lugar de: 384.
ARAHAL, El (Sevilla): 133.
ARAN DA: véase Aranda de Duero.
ARANDA DE DUERO (Burgos): 288.
ARCOS (Cádiz): 104,195,196. 223,239.

BACA: véase Baza. BENIMERIN: 110. 116, 219, 224. 410,


BAEQA: véase Baeza. 411. 414, 415: reino de: 314.
BAENA (Córdoba): 209, 210; tierra de: BEZERRIL: véase Becerril.
345. BISCULADOR (Málaga); sierra de: 297.
BAEZA (Jaén): 126,127; concejo de: 128. BOCA DE ASNA: véase Boca del .Asna.
BALSAIN (Segovia): 93. BOCA DEL ASNA (Málaga): 303, 309; sie­
BALVERDE: véase Valverde. rra de: 300, 301.
BARCELONA: 423; principado de: 423. BONILLA (Avila): 298.
BARCELONA: véase Barcelona. BURGO. EL (Málaga): 121, 161.
BASTA: véase Baza. BURGOS: 9. 10.21.56.
BAZA (Granada): 67, 68. BUGIA; reino de: 314.
BECERRIL: 290. BUXIA: véase Bugia.
BEDMAR (Jaén): 127, 128, 129; lugar de:
128.
BENAMAR1N: véase Benimerín.
BENAZIN (Cádiz); cala de: 367.

130
INDICE TOPONIMICO DE LA CRONICA DE JUAN II DE CASTILLA"

(JABECAS DE SAN JOAN: véase Cabezas CASTELLAR (Cádiz): 240, 241; castillo
de San Juan. de: 239.
CABEZAS DE SAN JUAN (Sevilla): 104. CASTIL DE CALLER (Cerdeña); castillo
CACARABONELA: véase Casarabonela. de: 290; villa de: 290.
CACARAUONELA: véase Casarabonela. CASTIL DE GINOUESES: véase Castillo
CAHARA: véase Zahara. de los Genoveses.
CALAMEA: véase Zalamea. CASTILLA: 19, 55. 56. 61. 85. 86, 88. 107,
CALATAIUD: véase Calatayud. 119, 142, 184, 185, 193, 219, 233, 264,
CALATAYUD (Zaragoza): 421: ciudad de: 273, 276, 277, 278, 279, 281, 282, 291,
423. 298, 315, 335, 336. 339. 364: reino de:
CAMPILLO (Málaga): 184. 3, 4, 396: reinos de: 77.
CAMPO DE LA FIGUERA: 122. CASTILLAR: véase Castellar.
C.AMPOS CATALANOS: véase Campos Ca- CASTILLO DE LOS GENOVESES (Cádiz):
talaúnicos. 113,114.
C.AMPOS CATALAUNICOS: 2. CASTRO DEL RIO (Córdoba): sierra de:
CANGAS: condado de: 64. 345.
CANTILLANA (Sevilla): 104. CASTROGERIZ (Burgos): 354.
CAÑETE (Málaga): 157, 158. 186. 187, CASTROXERIZ: véase Castrogeriz.
192.226, 228, 251, 252, 253, 322, 323, CATALUÑA; reino de: 290.
375, 376, 402; castillo de: 157. 187, CAUCHE (Málaga): 302, 392. 393, 402:
196,323, 324; villa de: 323, 324. castillo de: 392: lugar de: 352.
CARAGOC-A: véase Zaragoza. CAZALLA (Sevilla): 101.
CARBONERA (.Almería): 369: torre de la CEBTA: véase Ceuta.
atalaya: 114,115,369. £ERACOMA: véase Zaragoza.
CARCABUEY (Córdoba): castillo de: 29: CERDEÑA: reino de: 290.
villa de: 29. CEUTA: 224,368, 369.
CARMONA (Sevilla): 86, 98. 104.120, 131, CEUTA, véase Ceuta.
132,133, 134,188, 189, 195, 196. 197. CONSTANTINA (Sevilla): 104.
250, 350,353,398: Jara de: 189. CORDOBA: 1. 9. 56. 61, 81. 82. 83. 84, 85.
CARRION DE LOS CONDES (Palencia): 86, 101, 102, 104, 126, 132, 133, 187,
107. 188, 193, 194, 196, 218. 220. 242, 293,
CARTAGENA: 371: torre de: 369, 370, 299, 320, 349, 350, 353, 386, 394;
373; viñas de: 374. campiña de: 345; obispado de: 127,
CARTAJENA: véase Cartagena. 399,408: reino de: 4.
CARTAMA (Málaga): 161. 162: valle de: CORDOUA: véase Córdoba.
122,161. 169, 326: villa de: 326, 327. COR DOVA: véase Córdoba.
CASARABONELA (Málaga): 161; huertas CORIA (Sevilla): 116.
de: 121: puerto de: 120. COUCHE: véase Cauche.
CASARES (Málaga): 224. CUARTILLOS. LOS (Sevilla): 293.
CASTELO RODRIGO (Portugal): 55. CUEBAS, LAS: véase Cuevas. Las.
CUEUAS, LAS: véase Cuevas, Las.

131
ARTURO MORGADO GARCIA

CUEVAS. LAS (Málaga): 157. 158, 170.


186. 187. 188. 189. 192, 228. 253: cas­
tillo de: 158.170.196.
CUEVAS DE COJAF (Málaga): 161.

ECIJA (Sevilla): 83. 101, 120. 131. 187. ESTEPONA LA NUEVA (Málaga): 224.
249, 282. 293, 350. 352. 398.408. ESTEPONA LA VIEJA (Málaga): 224.
ECIJA: véase Ecija. ESTRECHO: véase Gibraltar. estrecho de.
ESPAÑA: 1.2, 3. 4.198.
ESPINAR. EL (Segovia): 93.
ESTEPA (Sevilla): 312.
ESTEPONA (Málaga): 369.372.

FARDALES (Málaga): 161. de: 197. 271.313.


FERRADURA (Málaga); puerto de: 161. FRANCIA: véase Francia.
FEZ: 417. FUENTE GUINALDO (Salamanca); aldea
F1GUERA: véase Figuera de Martos. de: 276.
F1CUERA DE MARTOS (Jaén): 211. FUENTES (Sevilla): 398.
FITA: véase Hita.
FLANDES: 371.
FRAGA (Huesca): lugar de: 425.
FRANCIA: 271. 312, 313. 315, 365: reino

GALEAS (Cádiz): puerto de: 239. GRANADA: 5.91, 107. 110. 111. 116. 127.
GANES: 224. 165. 270. 338. 410; Alhambra de: 241.
GALICIA: 30. 89; reino de: 4. 332, 348: ciudad de: 386: reino de:
GALIZIA: véase Galicia. 314, 419: sierra de: 311; vega de: 321.
GASCUÑA: 315. 322.
GERENA (Sevilla): 104. GRAZALEMA (Cádiz): 98. 172. 225: aldea
GEREZ: véase Jerez de la Frontera. de: 149.
GERIBEL (Sevilla): 133. GRECIA: 1.
GIBRALTAR (Cádiz): 110. 112. 114, 116. GRECIA: véase Grecia.
224. 270. 335. 369, 373, 410, 413, 414. GUADACABRILLAS (Sevilla): 83.
417; estrecho de: 109. 110. 368. 370. GUADALAJARA: 64. 197. 199. 204. 229.
371: arrabal de: 114: monte de: 113. 242. 243. 257. 261. 267. 273. 277: Al­
369: muro de: 113; puerto de: 111; vi­ cázar de: 230; Iglesia de Santiago:
lla de: 372; viñas de: 370. 229: villa de: 197.200.
GRAQALEMA: véase Grazalema. GUADALETE (Cádiz): 132,133.

1 3 2
INDICE TOPONIMICO DE LA "CRONICA DE JUAN II DE CASTILLA"

GUADALHORCE (Málaga); río: 384, 385. GUADALQUIVIR; río: 116.


GUADALORCE: véase Guadalhorce. GUADALUPE (Cáceres): 413.
GUADALQUIBIR: véase Guadalquivir. GUADIARO (Málaga); río: 224.
GUADALQUIRON (Málaga); río: 326. GUILLENA (Sevilla): 104.

HITA (Guadalajara): 243.


HORRA; torre de la: 238.
HUERCAL OVERA (Almería); castillo de:
94,95.
HUERTAL: véase Huercal Overa.

INGLATERRA: 199,364,365.

JAEN: 159, 160. 163, 164, 165, 166, JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz): 104,
351; ciudad de: 160; obispado de: 102, 188.195.196, 223, 237, 238, 239. 240.
125, 126, 127, 131, 193. 197. 399, 408; 350,398; concejo de: 223.
reino de: 4.

LAGUNA (Valladolid); aldea de: 275. LORCA (Murcia): 66. 67, 68, 94; villa de:
LAN DINAS: aldea de: 213. 65, 94, 95,96.
LEBRIJA (Sevilla): 104. LOXA: véase Loja.
LEON: 9,10, 367; tierra de: 289. LUCENA (Córdoba): 104,106,107.
LEGANTE: véase Levante. LUQENA: véase Lucena.
LEVANTE (Palestina): 371. LUCHAR (Málaga); aldea de: 161.
LOJA (Granada): 321.322. 341. 361. LUZENA: véase Lucena.
LOPE ALUAREZ: monte de: 213.

LLANA DE ALMERIA: véase Llanos de Al­


mería.
LLANOS DE ALMERIA (Almería): 374.

MADELLIN: 413. 328.


MADRID: 5. 6. MALMUERTA (Córdoba); torre de: 83.
MALAGA: 110, 114. 122, 161. 250. 308. MARBELLA (Málaga): 224.
326. 327. 329. 348. 352; ciudad de: MARCHENA (Sevilla): 98. 101. 133. 184,

1 3 3
ARTURO MORCADO GARCIA

186, 187,188,386. 399. MONTECORO: véase Montecorto.


MARTOS (Jaén): 215. MONTECORTO (Cádiz): 98. 150. 153.
MEDINA: véase Medina Sidonia. 172; castillo de: 149; peña de: 149.
MEDINA DEL CAMPO (Valladolid): 93. MONTEFRIO (Granada): 343. 345. 346: vi­
MEDINA SIDONIA iCádiz): 223, 224, 238, lla de: 344.
239. 240: concejo de: 223. MORELI.A (Castellón); lugar de: 425.
MERLINA (Sevilla): 116. 117. MORON (Sevilla): 100. 184. 185. 186.352.
MOLINA (Guadalajara); señorío de: 4. MUNESA: véase Muniesa.
MONREAL (Navarra): 413. MUNIESA (Teruel): lugar de: 426.
MONRREAL: véase Monreal. MURCIA: 66: ciudad de: 65. 66: reino de:
MONTAJES; aldea de: 292. 4. 399.
MONTANCHEZ (aceres): 292. MURCIA: véase Murcia.
MONTECORCO: véase Montecorto.

NAVASFRIAS (Salamanca); aldea de; 276.

OCAÑA (Toledo): 288, 289. ORI HUELA (Murcia); villa de: 66.
OLMEDO (Valladolid): 89. ORTEGICAR (Málaga): 192. 402; castillo
OLLERA: véase Olvera. de: 161.
OLVERA (Cádiz): 98. 99. 100. 101. 151. ORTEXICA: véase Ortegicar.
154. 179. 182, 183, 196: iglesia de: 99: ORTEXICAR: véase Ortegicar.
villa de: 154. OSUNA (Sevilla): 120. 122.306.
ORIGL'ELA: véase Orihuela.

FALENCIA: obispado de: 89. PEÑAFLOR (Sevilla): 104.


FALENCIA: véase Palencia. PEÑA RUBIA (Málaga): 283.
PALMA: véase Palma del Río. PEÑARRUBIA: véase Peña Rubia.
PALMA DEL RIO (Córdoba): 104, 386. PEROSIN (Salamanca): aldea de: 276.
PALMETE (Málaga): 162. PLIEGO: véase Priego.
PARIS: 198,314. PORCUNA (Jaén): 211.214.
PARRILLA, LA (Córdoba): 293. PORTILLO (Burgos): 288.
PEÑA DE DON LORENC'O: véase Peña de PORTOGAL: véase Portugal.
don Lorenzo. PORTOLLANO: véase Puerto Llano.
PEÑA DE DON LORENZO (Cádiz): 183. PORTUGAL: 55. 276. 277. 278. 279. 298.
184. 418; reino de: 418; tierra de: 276.
PEÑA DE LOS ENAMORADOS (Málaga): PRIEGO (Córdoba): 91. 157, 158. 186.
356. 357. 187. 188, 189, 192. 248. 249. 250. 253.
PEÑA DE MARTOS (Jaén): 64. 269; castillo de: 157. 196; lugar de:

134
IN D IO TOPONIMICO DE LA "C ROÑICA D t JUAN II DE C A S TIlI A

253, 254; villa de: 248, 249, 250. PUERTO DE SANTA MARIA. EL (Cádiz):
PRUNA (Sevilla): 100, 101, 102,402: casti­ 22.38.
llo de: 100,101; villa de: 99, 101. PUERTOLLANO (Ciudad Real): 162.385.
PUERTO, EL: véase Puerto de Santa Ma­
ría, El.
PUERTO CELEMIN (Cádiz): 239.
PUERTO DE CELEMIN: véase Puerto Ce­
lemín.

QUARTILLOS, LOS: véase CUARTILLOS.


LOS.

RABITA (Málaga): 304; mézquita de: RONDA (Málaga): 98. 99. 122. 131. 132.
95; sierra de: 302, 304. 305, 307, 315. 135, 136. 138. 140, 142, 143, 149, 162,
350. 163, 168. 179, 182, 183. 188. 195. 196.
RAUITA: véase Ráhita. 224. 225. 226. 227. 250, 323. 324. 384;
RINCONADA. LA (Sevilla): 104. ciudad de: 150; mercadillo de: 227.
RINEO (Asturias): condado de: 64. ROQUETAS. LAS (Almería): punta de las:
RIOFRIO (Sevilla): 321. 374.
ROMA: 2. 291. ROTA (Cádiz): 223.

SALADO (Cádiz): 211,213,215. SEGOVIA: 13. 22. 23. 24. 55. 56. 65. 68.
SALOBREÑA (Granada): 241,348. 69, 87, 89. 90, 92. 93; ciudad de: 21.
SAN FELICES (Salamanca): 55. 24, 44. 49. 54.
SANFELICES: véase San Felices. SERENA. LA (Badajoz): 260.
SANLUCAR: véase Sanlúcar de Barrame- SETENIL (Cádiz): 98, 142. 143. 148. 150.
da. 151, 154. 155. 158. 159, 160, 164. 166,
SANLUCAR DE BARRAMEDA (Cádiz): 168, 169. 171, 173, 180. 188. 192. 195.
223.238. 196, 227. 228. 250. 276. 322. 323. 324.
SAN PEDRO DE ARRUYA (Almería): cala 376: lugar de: 174; villa de: 151, 153.
de: 374. 159. 171. 179, 195, 196.
SANTA CRUZ (Cáceres): 292. SEUILLA: véase Sevilla.
SANTANDER: 61. SEVILLA: 1. 9. 10. 61. 81. 82. 83. 84. 85.
SANTIAGO (La Coruña); Maestrazgo de: 101. 102, 103. 104. 107. 109. 110. 112.
292. 116. 117. 119. 126. 129, 131, 132, 133,
SANTILLANA (Málaga); aldea de: 161. 143, 184, 187, 188, 189, 193, 194. 195.
SEGOUA: véase Segovia. 238. 242. 248. 249. 283. 293. 299. 300.
SEGOUIA: véase Segovia. 309, 313, 315. 316. 320. 333. 349. 350.

1 3 5
AR1 UPO MORCADO GARCIA

351. 353, 356. 367. 369. 377. 378. 386.


394. 397. 398. 399. .400. 401.408. 409. Agustín: 189; Puerta de Jerez: 299;
410. 411. 413. 414, 418; alcázar de: reino de: 4; Torre del Oro: 129.
299: ciudad de: 83. 118. 191. 286. 299: SICILIA: 290: reino de: 355.
concejo de: 84; Iglesia de Santa María SICILIA: véase Sicilia.
la Mayor: 129. 189. 400; puente de: SIGUEN’CA: véase Sigüenza.
108; puerta de la Consolación: 129; SIGÜENZA (Guadalajara): 2.
puerta del Perdón: 400; puerta de San SUXENA: véase Zurgena.

TARIFA (Cádiz): 3. 110. 114. 369. 370. TORRE. LA (Córdoba): 157.


372.373. TORRE ALHAQUIME (Cádiz): 98. 142.
TEMA (Málaga): 120. 121. 122. 124, 142. 150.151.154.155.183.192, 253. 402.
152. 157. 282. 283. 384. 385, 386; ca­ TORREBLANCA (Sevilla): 132.
mino de: 122. TORRE DE PERREROS: 24.
TE BAR: véase Teba. TORRE DEL ALAQUIN: véase Torre Alhá-
TEUA: véase Teba. quime.
TEUAR: véase Teba. TORTOSA (Tarragona); ciudad de: 423.
TOLEDO: 9. 10. 17. 20. 23. 58. 59. 93, 94. TREMECEN; reino de: 314.
197. 235, 237; alcázar de: 16. 19; ciu­ TREMECEN: véase Tremecén.
dad de: 6. 19. 27.28. 40.41.42; Iglesia TRIANA (Sevilla): 108; calle de Castilla:
de: 8. 21. 27. 201; Iglesia de Santa Ma­ 108; Iglesia de Santa Ana: 108.
ría: 18, 19, 22. 26. 94: reino de: 4. San­ TROYA: 74.
ta Clara de: 30.38. TRUJILLO (Cáceres): 292.
TORDESILLA: véase Tordesillas. TUNEZ: 374; reino de: 314. 371.
TORDESILLAS (Valladolid): 89. 275. 280. TURON (Málaga): 161.
288. 313: convento de Santa Clara: 41.

UTIUA (Málaga); aldea de: 161.


UTRERA (Sevilla): 104. 133.267.

VAL DE ALORA: véase Alora. 268. 271, 272. 273, 274. 275. 288. 292.
VAL DE CARTAMA: véase Cártama. 413, 416. 418; Iglesia de San Pablo:
VAL DE SANTA MARIA: 329. 262.268.
VALENCIA; encomienda de: 267: reino de: VEJER (Cádiz): 223. 238.
290. VELEZ (Málaga): 337.
VALENCIA: véase Valencia. VENAMARIN: véase Benimerin.
VALVERDE (Cádiz); breña de: 240. VERA (Almería): 65. 66. 67: ciudad de: 65,
VALLADOLID: 89. 262. 263. 264. 267. 66.

1 3 6
INDICE TOPONIMICO DE LA CRONICA DE JUAN II DE CASTILLA"

VILLAGARCIA (Badajoz): 292. VILLAVERDE (Sevilla): 104.


VILLANUEVA DEL CAMINO (Sevilla): VISCAYA: véase Vizcaya.
104. VIZCAYA: 61,109,110, 367; señorío de: 4.
VILLARREAL: 94,101,197, 281.

XEBAR: véase Xevar. XEUAR: véase Xevar.


XEREZ: véase Jerez de La Frontera. XEVAR (Málaga): 392, 393, 401, 402; Cas­
XEREZ DE LA FRONTERA: véase Jerez de tillo de: 392.
la Frontera. XUXENA: véase Zurgena.

YEBENES (Toledo): 94.


YEGUAS (Córdoba): río de las: 293, 397.
YE VEN ES: véase Yébenes.

ZAHARA DE LA SIERRA (Cádiz): 133, ZALAMEA (Sevilla): 413.


134, 138, 140, 141, 142, 148, 149, 153, ZARAGOZA: 316, 317. 420, 422, 424, 425;
154, 158, 159, 172, 180, 181, 183, 192, ciudad de: 316,423, 424.
226, 250, 292, 365; castillo de: 137; ZURGENA (Almería): 67.68; villa de: 68.
Iglesia de Santa María de la Concep­
ción: 138; villa de: 136, 137, 141, 142,
177.

1 3 7
ARQUEOLOGIA
APROXIMACION A LOS ORIGENES DEL CONSUMO DE
HA$I$ EN AL-ANDALUS

Fernando VALDES FERNANDEZ


Universidad Autónoma de Madrid

La discusión entre partidarios y enemigos del uso del hasís tiene una larga tra­
dición en el mundo islámico y ha dado lugar a una copiosa bibliografía ". El interés
por el problema se ha limitado, sin embargo, a sus aspectos teóricos, soslayando los
estrictamente materiales, esto es, los que se refieren a la repercusión del hábito del
en el utillaje cotidiano de las sociedades islámicas.

Es por ello muy interesante constatar la presencia en ciertos yacimientos de


un número relativamente crecido de pipas, generalmente fabricadas en arcilla, cuyo
contexto arqueológico impide atribuirles otro destino que no sea el consumo de la
mencionada droga'12’. Ello viene a demostrar que, prohibido o no, este alucinógeno

(1) LEVEY, M. (1971); ROSENTHAL, F. (1971).


(2) El hábito de fumar tabaco, único al que cabría atribuir la utilización de nuestras pipas, posee
una cronología suficientemente conocida como para evitar cualquier hipótesis alternativa.
La especie vegetal denominada Nicotina Rustica llegó a Portugal desde América, cultivándose
en Lisboa como planta ornamental en torno a 1558. En 1560 Jean Nicot, embajador francés en
Portugal, enviaba al rey de Francia las semillas de la planta. Paralelamente el también francés

141
FERNANDO VALDES FERNANDEZ

fue objeto de aprecio y, por lo tanto, de un comercio extensivo en todo el mundo is­
lámico, no siendo al-Andalus una excepción'31.

1. El consumo del hasís en al-Andalus

La información literaria conservada es mínima y, amén de alguna referencia


poética'4’, parece reducirse a un episodio narrado por Ibn al-Jatlb en su IhSta donde
se testimonia clarísimamente el consumo del hasís en la Cranada nazarf Sorpren-

André Thevet introducía en su país, desde Brasil, el uso del tabaco -en este caso era la variedad
Nicotina Tabacum-. En 1561, Próspero Santa Croce, Nuncio del Papa, llevó la planta de Lisboa a
Italia y ya en 1565 era descrita por Pierandrea Mattioli en sus Commentari in Dioscoridem. En
1571 el Dr. Monardes de Sevilla la describe como elemento ornamental introducido en Europa
pocos años antes. En realidad, la primera vez que el tabaco llegó a Europa fue por envío del m i­
sionero español Fray Romano Pane, quien remitió a Carlos I la semilla de la planta en 1518. (cf.
OSWALD, A., 1975, pp. 3-10; Espasa (1979), p. 1300). A Turquía llegó tardíamente y, de
acuerdo con fuentes otomanas, no se utilizó hasta 1605 (cf. HAYES, J. W., 1980).
La posibilidad de que dichos objetos se usaran para fumar opio es bastante poco probable, ha­
bida cuenta de su más restringido consumo en el mundo medieval, especialmente en el Medite­
rráneo Occidental, salvo en los casos en que se utilizaba como fármaco (cf. DUBLER, C. E.,
1960, pp. 251 252). Por el contrario, el hasís ha sido y es ampliamente fumado en Marruecos
-k lf-.
(3) Varios ejemplos fueron recogidos en Baalbek (Líbano) (cf. SARRE, F., 1925, p 20, figs. 65 y
65a «...gehoren diese tonkópfe wohl unzweifelhaft zu Pfeifen, aus denen Narkotika qerauch wur-
den») y en Ham3 (Siria). En este lugar su datación es necesariamente anterior al año 1401, mo­
mento en que fue definitivamente destruida su ciudadela (cf. POULSEN, V. et R., 1957, p. 280;
figs. 1069-1082). Según sus excavadores *Pour des raisons chronologiques il est imposible qu'e-
lles aient été destinées a fumer le tabac et il n'y a aucun doute qu'elles aient été utilisées a I'inhala
tion de narcotiques».
En un lugar mucho más cercano a nosotros como es la Qal'a de los Banü Hammád (Argelia),
también fue recogido un ejemplar (cf. GOLVIN, L., 1965, p. 232, fig. 94).
(4) El poeta Ibn Jamls (m. en el 708 H./1308), que formaba parte del círculo del visir Ibn al-Hakím
al-Rundi, pone en paralelo, en unos versos recogidos en la Durrat al-hiySI de Ibn al-Q3di, al vino
y al hasís afirmando su preferencia por la planta. Cf. ARIE, R. (1973), p. 143.
(5) Según recoge el célebre autor granadino, en una ocasión el jefe de la policía de Muhammad VI,
que reinó entre 1360 y 1362, se vanagloriaba ante éste de haber extirpado los vicios de la capí
tal del reino. El soberano le indicó entonces con toda exactitud la situación de los fumaderos,
de los que él mismo había sido un asiduo visitante. Cf. Idem.

1 4 2
APROXIMACION A LOS ORIGENES DEL CONSUMO DE HASIS EN AL ANDALUS

de lo tardío del texto y, de no ser por la evidencia arqueológica, podría pensarse en


una fecha avanzada para la introducción de la droga en la Península Ibérica.

La incidental y casi anecdótica alusión en algún trabajo a la presencia de pi­


pas1'” , el conocimiento personal de alguna, recogida en el curso de prospecciones
superficiales, y la más directa información arqueológica proporcionada por nues­
tras excavaciones en la Alcazaba de Badajoz, acabaron por hacernos ver la posibili­
dad de rastrear el origen del hasls, como producto de consumo, en al-Andalus a tra­
vés de las pipas, su manifestación material más evidente'71.

2. Catálogo

Los ejemplares estudiados en el presente trabajo tienen dos orígenes distin­


tos: uno fue recogido en la ciudad palatina de Madínat al-Zahrá’ por M. Gómez-
Moreno18' y el resto procede de la Alcazaba de Badajoz. De este últim o conjunto,
dos pipas salieron a la luz al limpiarse la llamada Puerta del Alpendiz19' y los otros
tres durante las excavaciones que realizamos en dicho yacimiento. Dos de ellos se
recuperaron en cortes practicados a extramuros de la fortaleza, en la zona del 11a-6 9
8
7

(6) La presencia de algunas pipas de arcilla en Ampurias (Gerona) hizo que el gran investigador J.
CARCOPINO (1969) les atribuyese origen romano. Sin embargo, acabó por demostrarse que la
teoría había sido precipitada y las piezas fabricadas a molde en Palamós (Gerona). Cf. ESTEVA
CRUAÑAS, L. (1974).
(7) Dos ejemplares muy distintos en forma, aspecto y calidad fueron recogidos en la Alcazaba de
Malaga (cf. CAMPS CAZORLA E., 1947, p. 159, figs. 9:31 y 32). Uno de ellos es de pasta blan­
ca y el otro de pasta negra y ambos están clasificados dentro de un lote genéricamente atribui­
do al siglo XIII. El segundo (fig. 9:32) de ellos podría ser también anterior, a juzgar por los para­
lelos aquí estudiados; sin embargo, el primero es, sin duda alguna, una pipa de fumar tabaco,
inglesa u holandesa, la problemática de ese tipo de objetos ha merecido una m uy amplia aten­
ción de la literatura científica anglosajona. Cf. OSWALD, A. (1975) y los números dedicados a
The Archaeology o f the Clay Tobacco Pipes en el British Archaeological Reports, tanto en su serie
nacional como en la internacional, que vienen publicándose desde 1979 a 1983.
(8) Conservada actualmente por D. Manuel Casamar, a quien agradecemos la gentileza de permi­
tirnos su estudio.
(9) Esta puerta, con recodo simple y patio intermedio, fue muy modificada en época moderna me­
diante la adición de varias estancias de ladrillo y macizada en algunas partes con tierra de aca
rreo. Permaneció en este estado hasta 1938. Cf. TORRES BALBAS, L. (1941), pp. 187-188

1 4 3
FERNANDO VALDES FERNANDEZ

mado Arrabal Oriental, durante las campañas de 1979 y 1980'10> y la número 4 en


los abiertos en el interior del recinto durante el verano de 1982"u.

1. Pipa (Fig. 1).


Pasta rosada.
Superficie rosada. Restos de tizne en el interior de la cazoleta.
Decoración exterior impresa con motivos geométricos dispuestos en dos bandas
separadas por cenefa de ruedecilla. En la superior se alternan círculos con m oti­
vos solares y en la inferior rombos reticulados.
Dimensiones:
Alt.: 4’ 1 cm.
Diámetro de la cazoleta: l ’ l cm.
Lugar del hallazgo: Madinat al-Zahrá’ (Córdoba).

2. Pipa (Fig. 2).


Pasta rojiza.
Superficie rojiza. Restos de tizne en el interior de la cazoleta, que está ligera­
mente deteriorada.
Dimensiones:
Alt.: 3’3 cm.
Diámetro de la cazoleta: 17 cm.
Lugar del hallazgo: Alcazaba de Badajoz.
Lugar de depósito: Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
N.° de Inv.: 2.572.

3. Pipa (Fig. 3).


Pasta rosada.
Superficie rosada. Restos de engalba roja al exterior y de tizne en la cazoleta.
Decoración de muescas horizontales.
Dimensiones:
Alt.: 2’9 cm.
Diámetro de la cazoleta: 17 cm.
Lugar del hallazgo: Alcazaba de Badajoz.
Lugar de depósito: Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
N.° de Inv.: 2.573.1
0

(10) VALDES, F, (1980).


(11) Los materiales de esta campaña se hallan aún en proceso de estudio.

1 4 4
APROXIMACION A LOS ORIGENES DEL CONSUMO DE HASIS EN AL ANDALUS

4. Pipa (Fig. 4).


Pasta negra. Decoración con tres grupos de líneas incisas y paralelas en la cazo­
leta. Restos de tizne.
Dimensiones:
Alt.: 2’ 1 cm.
Diámetro de la cazoleta: l ' l cm.
Lugar del hallazgo: Alcazaba de Badajoz.
Lugar de depósito: Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
N.° de Inv.: AL 8 2 /2 4 /2 /4 .

5. Pipa (Fig. 5).


Pasta rosada.
Superficie rosada. Restos de tizne en la cazoleta.
Decoración en relieve. Motivos antropomorfos.
Dimensiones:
Alt.: 2’3 cm.
Diámetro de la cazoleta: 1'3 cm.
Lugar de hallazgo: Alcazaba de Badajoz.
Lugar de depósito: Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
N.° de Inv.: AL 8 0 /1 5 /9 1 /1 .

6. Pipa (Fig. 6).


Forma cruciforme. En la parte inferior presenta un orificio para colgar. Restos
de tizne en la cazoleta. Fabricada con un fragmento de plato.
Pasta blancuzca.
Superficies interior y exterior con vedrío blanco. Un trazo morado de mangane­
so pintado sobre cubierta en el lado más curvo.
Dimensiones:
Alt.: 3 cm.
Diámetro de la cazoleta: 1’2 cm.
Lugar de hallazgo: Alcazaba de Badajoz.
Lugar de depósito: Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
N.° de Inv.: AL 7 9 /1 0 a /5 /2 1 .
En todas las ocasiones la parte conservada es la cazoleta final, donde se produ­
ce la combustión del hasTs, habiéndose perdido la boquilla de madera o hueso. Tipo­
lógicamente, cada una es diferente de las demás en su aspecto externo y presentan
entre sí mucha semejanza en la organización interior.

En cuanto a los aspectos decorativos, la gama de técnicas atestiguada es tan


amplia como la propia serie estudiada y ello está en relación muy directa con el ma­
terial empleado en su fabricación que en todos los casos fue artesanal.

1 4 5
FERNANDO VALDES FERNANDEZ

3. Cronología

De todas las piezas, aquella que parece tener una datación más antigua es la
procedente de Madlnat al-Zahrá', cuya primera fecha posible no puede preceder al
año 325 H. (= 19 noviembre 936). momento de iniciarse la construcción de la ciu­
dad112'. Mucho más difícil es determinar el momento de su pérdida, que pudo produ­
cirse cuando la residencia era todavía sede de los califas de Córdoba, durante el sa­
queo a que fue sometida en el 1010 por las tropas beréberes de uno de los preten­
dientes a la dignidad califal o cuando ya era sólo un campo de ruinas, morada de
una cierta población residual y cantera de materiales de construcción

De los ejemplos batalyusíes, los números 2 y 3 son de imposible atribución


cronológica, por formar parte de un relleno moderno.
El número 4. recogido entre los materiales de un estrato revuelto, parece ser
islámico, de acuerdo con sus características tipológicas, aunque sólo pueda fechar­
se en términos relativos. En el contexto de Badajoz, una datación así lo situaría
dentro de un período que va del año 875 al 1230"4'.
Son los ejemplares 5 y 6 los que aportan una evidencia cronológica de mayor
alcance, conllevando además, el segundo, una problemática arqueológica que lo
hace doblemente interesante. En ambos casos, la fecha que les está atribuida en
función de su contexto es la misma del antedicho Arrabal O riental151circunscrita al
período comprendido entre los primeros años del siglo XI y el año 113. fecha máxi­
ma en que el viajero al-Idrisl hubo de salir de la Península Ibérica tras haber visita­
do y descrito la ciudad de Badajoz. Por otro lado, el contexto cerámico que acom­
paña a ambas piezas, datado internamente gracias a la presencia de numerosos
ejemplares de cuerda seca, parece suficientemente claro como para abrigar duda al-
guna(,6).
La pipa número 6 ofrece, además, unas características técnicas especialmente
dignas de destacarse, por estar tallada en un fragmento de plato ligeramente curvo,
bañado por ambas caras con una cubierta blanca opaca y presentando en su prim i­
tiva cara interior un trazo de color amoratado, único resto de la original decoración
pintada.16
5
4
3
2

(12) TORRES BALBAS, L. (1965). p. 424.


(13) Ibidem, pp. 427-430; VALDES, F. (E.P.b).
(14) TORRES BALBAS. L. (1941).
(15) VALDES, F. (E.P.).
(16) CASAMAR, M. y VALDES, F. (E.P.).

146
APROXIMACION A LOS ORIGENES DEL CONSUMO DE HASIS EN AL ANDALUS

En un ambiente cerámico donde la norma son los vedríos de plomo y las deco­
raciones pintadas bajo cubierta, es sorprendente la presencia de un objeto con un
vidriado blanco y denso y decoración pintada sobre cubierta.
Por lo que se refiere a las características químicas del vidriado, no podemos
aún precisar si se trata de un auténtico vidriado de estaño por hallarse en proceso
de análisis. Sí puede afirmarse de-modo indudable que en todos los casos analiza­
dos hasta la fecha, aún en los objetos del tipo verde y manganeso y en el pigmento
blanco de algunos otros de cuerda seca, el color se obtuvo a base de añadir tintes
con componente químico estañífero al vedrío plúmbeo transparente. Por este moti­
vo, el análisis detectó concentraciones de cristales de estaño, pero en modo alguno
demostró la existencia de un auténtico vedrío estañífero'171’.
9
8
En términos arqueológicos, el problema que se deriva de la presencia de un
fragmento pintado sobre cubierta blanca está muy relacionado con el más amplio
de la aparición de esta técnica en la Península Ibérica1181.
Dejando aparte las primeras piezas de loza dorada llegadas a al-Andalus, cuyo
vidriado blanco no parece tener una alta proporción de estaño1191, es este el primer
fragmento de cronología segura aparecido en nuestro suelo con tales característi­
cas y su excepcionalidad técnica permite suponerle un origen oriental. De esta cir­
cunstancia deriva precisamente la utilización de un trozo del objeto original, ya in­
servible, para fabricar una pipa, pues el grosor de las paredes y las características
del vedrío lo hacían adecuado como soporte material y le daban, al mismo tiempo,
una atractiva apariencia externa.

(17) El vidriado de las piezas halladas en Badajoz ha dado en su análisis químico una proporción del
30 al 50% de Pb y del 10 al 25% de Sn, sólo en los vidriados blancos.
(18) El momento de aparición de la cerámica con cubierta blanca está siendo actualmente muy de
batido (cf. FEHERVARI, G„ 1960, p. 33; WHITEHOUSE, D„ 1979). En lo que se refiere a la Pe
ninsula Ibérica, no existen pruebas concluyentes para fijar la aparición de cerámicas con vedrio
blanco, pintadas o no sobre cubierta, antes de la segunda mitad del siglo XII (cf. GOMEZ
MORENO, M., 1940, y VALDES, F. (E.P.a).
(19) SARRE, F. (1925), pp. 95 100.

1 47
FERNANDO VALDES FERNANDEZ

4. Conclusión

Si aceptamos la mencionada referencia de Ibn al-Jatib como testimonio crono­


lógico más avanzado para documentar la introducción del hasis en al-Andalus, no
hay duda que las piezas en cuestión y, sobre todo, las caracterizadas por una crono­
logía segura, adelantan bastantes años en el tiempo la demostración de su consu­
mo. De acuerdo con la cronología propuesta para nuestros ejemplares, es induda­
ble el uso de la droga en el siglo XI de nuestra era y podría serlo en el X, si la pipa
recogida en Madlnat al-Zahrá' se le hubiese perdido a su propietario antes del hun­
dimiento del Califato de Córdoba, aspecto este imposible de demostrar.

La continuidad hasta época nazarí no entraña así dificultad alguna y, a buen


seguro, el estudio de los materiales de futuras excavaciones irá llenando nuestros
actuales vacíos documentales.

BIBLIOGRAFIA

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148
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ABR EVIATU RAS

Al-And. = Al-Andalus.
AnnOr. = Annali Istituto Oriéntale di Napoli.
BAR. = British Archaeological Reports.
El2 = Encydopedie de l’lslam, 2a Edición.
E.P. = En prensa.
II JEAI. = IIa' Jornadas de Estudios Arabes e Islámicos. Madrid.
MemSocAntFra, = Mémoires de la Société nationale des Antiquaires de France.
PMTCh. = Pottery and Metalwork in T'ang China. Colloquies on A rt and Archaeology in Asia, n.° 1.
Londres.
A l Qan. = Al Qantara.
RevEstExt = Revista de Estudios Extremeños.

149
FERNANDO VALDES FERNANDEZ

Fi g. 2

mm.

1 5 0
APROXIMACION A LOS ORIGENES D E l CONSUMO DE HASIS EN AL ANDAIUS

151
FERNANDO VAEDES FERNANDEZ

F ¡g . 5

F ¡g. 6
O 10 20
:K *4 M í- mm.

1 52
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES
DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

Carmen ARANDA LINARES


Museo de Cádiz

El presente trabajo es un intento de establecer una clasificación tipológica de


los candiles musulmanes de barro existentes en el Museo de Cádiz.

Se han realizado ya bastantes estudios sobre cerámica hispano-musulmana.


como los de Guillermo Roselló Bordoy11', Dorothea Duda12
-’1. Juan Zozaya111, Llubiá1".
4
3

(1) ROSELLO BORDOY, Guillermo: «Candiles musulmanes hallados en Mallorca». Mayurqa. 5,


1 9 7 1 .pp. 133-161.
IDEM: «La cerámica árabe en Mallorca». Mayurqa, 14, 1975. pp. 215 230.
IDEM: «Ensayo de sistematización de la cerámica árabe en Mallorca». Diputación Provincial de
Baleares. Palma de Mallorca, 1978.
Fundamentalmente nos hemos guiado por la clasificación que Roselló hace de los candiles en
este último libro, pero añadiéndole algunas variedades que no aparecen en Mallorca.
(2) DUDA, Dorothea: «Spanish-islamische Keramik aus Almería vom 12 bis 15. Jahrhundert» Hei
delberg, 1970.
IDEM: «Pechina bei Almería ais Fundort spanish islamische Keramik Madnder Mitteilungen 12.
1971. pp. 262-288
IDEM: «Die Fruhe spanish islamische Keramik von Almería» Madnder Mitteilungen 13 1972.
pp. 345-432.
(3) ZOZAYA, Juan: «Cerámicas islámicas del Museo de Soria» Boletin de la Asociación Española de
Orientalistas 11.1975. pp. 135 148.
IDEM: «Apercu general sur la céramique espagnole» La Céramique Médievale en Mediterranee
Occidentale. Sophie Antipolis, 1978. pp. 265 296.
(4) LLUBIA, Luis María: «Cerámica medieval española». Ed. Labor. Barcelona, 1967.

1 5 3
CARMEN ARANDA i INARES

etc., pero al estar referidos a otras zonas de la península no incluyen todos los tipos
existentes en el grupo de piezas aquí estudiadas.

Los ejemplares objeto de este trabajo son treinta y cinco candiles y cuatro
fragmentos. Sus procendencias son diversas (Fig. 1) y en su mayoría corresponden
a hallazgos casuales. Al no proceder de excavaciones controladas no se han podido
relacionar con otros indicios que nos permitan dar una cronología exacta.

Once de ellos son de procedencia desconocida, aunque probablemente corres­


pondan a hallazgos casuales en la ciudad de Cádiz al efectuar obras de construc­
ción. Diez de estos candiles ingresaron en el Museo con anterioridad a 1900, y el
que resta fue donación de D. Manuel Domínguez en 1901.

Ocho proceden de Arcos de la Frontera, aunque se desconoce el lugar exacto


en que se encontraron. Forman parte de la colección de piezas donadas al Museo
en 1914 por D. Miguel Mancheño.

Dos corresponden a hallazgos casuales en la zona de Puerta de Tierra (Cádiz).


Ingresaron en el Museo en el año 1942 por donación de D* Concepción Gutiérrez
del Valle.

Siete candiles y dos fragmentos fueron donados por D. José Parral y proceden
de la huerta -El cacique» (Arcos de la Frontera). Ingresaron en el Museo en 1973.

Procedente de Rota existe uno. depositado por D. Angel Martorell.

Tres candiles y un fragmento proceden de Caños de Meca. Dos de ellos forman


parte de un grupo de piezas de cerámica hispano musulmana adquirido por el Mu-
seo(S).
De la excavación del yacimiento del Almendral, realizada por el Museo en no­
viembre de 1979. tenemos un candil y un fragmento1*1.*1
6

(5) ABELLAN PEREZ, J.: «Yacimiento hispano-musulmán de Caños de Meca: Primeras piezas halla
das» Boletín del Museo de Cádiz, III, (en prensa).
16) ALVAREZ ROJAS, Antonio: «Excavaciones arqueológicas en el cerro del Almendral, Medina Si
donia (Cádiz)». Boletín del Museo de Cádiz, I', pp. 25-33

1 5 4
ESTUDIO TIPOLOGICO DE IO S CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

Otro ejemplar procede del yacimiento «El Salto de la Mora» (Ubrique)17'.

Uno corresponde a la zona de Algodonales, y fue depositado en el Museo por


D. Francisco Sotomavor.

Por últim o, tenemos un candil procedente del Cerro de los Mártires.

ESTUDIO TIPOLOGICO

Excepto dos de ellos, todos los candiles estudiados en este trahajo presentan
como elementos comunes la cazoleta cerrada, la piquera larga, el gollete y el asa
dorsal. No aparece ninguno de pie alto ni del tipo más directamente derivado de la
lucerna romana (cazoleta cerrada pero sin gollete).

Por lo tanto, para establecer los distintos tipos nos basamos en las diferentes
formas o tamaños de los elementos antes mecionados.

A) Cazoleta - Se pueden distinguir los grupos siguientes:


a - Cazoleta abierta, de base plana.
b - Cazoleta troncocónica invertida, de paredes rectas o ligeramente abom­
badas. Existen dos variedades: la de paredes altas y la de paredes bajas.
c - Cazoleta lenticular, en la que el diámetro máximo es bastante mayor que
el diámetro de la base. En muchos casos se da la presencia de un surco o
reborde más o menos acusado en torno al diámetro máximo de la cazole­
ta.
d - Cazoleta de forma globular o casquete esférico, con base plana.

B) Piquera - Existen dos tipos principales:


a - Formado por un pellizco en la pared de la cazoleta. Se da únicamente en
los candiles de cazoleta abierta.
b - Piquera larga, adosada a la pared de la cazoleta y con un orificio de co­
municación con ésta. Puede ser de paredes rectas o abombadas y de base
plana o convexa, que en ocasiones es una prolongación de la base de la
cazoleta abierta.7

(7) DIEZ HERNANDEZ, M'1Cristina y RODRIGUEZ FERNANDEZ, Regina: Breve introducción al es


tudio arqueológico del yacimiento El Salto de la Mora (Ubrique)». Boletin del Museo de Cádiz III.
(En prensa). No se poseen de este yacimiento suficientes datos para establecer una estratigra
fía ni una cronología exactas. De todos modos, por la decoración que presentan, se pueden in
d uir los fragmentos de cerámica musulmana que se recogieron en los períodos califal y nazari.

155
CARMEN ARANO A LINARES

C) Gollete - Es cónico, más o menos recto. Las diferencias más acusadas están en el
borde, que es exvasado, o presenta engrosamiento. (Eig. 2. a. b. c. d. e y 0.

D) Asa - En todos los casos aquí estudiados el asa es única y vertical, variando sólo
la sección (circular u oval) o el punto de arranque (Eig. 2 g, h. i, j y k).

De la combinación de todas estas características nace la diferenciación de los


tipos'81, que pasamos a exponer a continuación.

TIPO I

Está integrado por los candiles de cazoleta globular o de casquete esférico,


con base plana. Otras características son:
-Piquera de base plana que se levanta por el extremo.
-Asa que se cierra sobre sí misma, enlazando con el punto de arranque (Eig.
2,j).
-Borde exvasado (Eig. 2, c y d).

Forman este grupo cinco ejemplares (Eigs. 3. 4, 5, 6).

TIPO II

Está caracterizado por la cazoleta troncocónica invertida de paredes rectas o


ligeramente abombadas. Otras características que presenta son:
-M ayor tamaño de la cazoleta que en el tipo 1.
-Gollete más alto y grueso.
-Base de la piquera diferenciada de la base de la cazoleta.

Existen dos variantes:

II a - Paredes altas. Existe un solo ejemplar de esta variante, que además presenta
la particularidad de que el extremo del asa se adosa al interior del gollete
(Figs. 2. h y 7).

II b - Paredes bajas. Existe un solo ejemplar de esta variante. (Eig. 8).8

(8) Fundamentalmente nos hemos basado en la clasificación que hace Guillermo Roselló, pero he
mos tenido que añadir nuevas variedades en alguno de los tipos.

1 5 6
ESTUDIO TIPOIOGICO DE IO S CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

TIPO III

Formado por los candiles de cazoleta de forma lenticular. Es el grupo más n u ­


meroso. Pueden presentar un surco o reborde en torno a la parte más ancha de la
cazoleta. En este tipo existen cinco variantes.

III a - Caracterizado por carecer de reborde y por la piquera de base plana. Hay
dos ejemplares incluidos en esta variedad (Figs. 9 y 10).

III b - También carece de reborde pero la piquera es de paredes abombadas y base


convexa. Hay un solo candil de esta variedad (Fig. 11).

III c - Carece de reborde y la piquera es de paredes rectas y aristas muy marcadas.


Podemos inclu ir en esta variedad cinco candiles (Figs. 12 a 16).

III d - Presenta un reborde leve, muy poco marcado. La piquera es de base plana.
Esta variedad incluye un solo ejemplar (Fig. 17).

III e - Con reborde, piquera de base convexa y paredes abombadas, gollete alto y
grueso, de paredes rectas inclinadas hacia fuera. Pertenecen a esta varie­
dad dieciocho candiles (Figs. 18 a 32).

Pertenecen también al tipo III tres fragmentos de candil de los que sólo se
conserva la parte posterior de la cazoleta y el asa. Uno de ellos carece de reborde y
otros dos lo tienen. Como no se conserva la piquera es imposible saber a que va­
riantes del tipo III pertenecen (Figs. 33 y 34 b).

Por últim o, existe otro fragmento de candil compuesto sólo por una piquera,
lo que no aporta datos suficientes para incluirlo en uno u otro grupo de los descri­
tos hasta ahora, aunque desde luego pertenece a uno de ellos, ya que se trata de
una piquera de un candil de cazoleta cerrada. (Fig. 34 a).

TIPO IV

Caracterizado por la cazoleta abierta y la piquera formada por un pellizco en


la pared de la cazoleta. Existen dos ejemplares de este tipo. (Fig. 35 a y b).

TECNICAS DECORATIVAS

l^a mayoría de los candiles aquí estudiados carecen de decoración. Cuando

1 57
CARMEN ARANDA LINARES

ésta aparece es muy tosca realizada a base de líneas pintadas o de puntos y líneas
de vidriado. Sólo dos candiles y un fragmento están completamente cubiertos de
vedrío. Los colores usados para este tipo de decoración son el verde y el melado
principalmente.

INVENTARIO

TIPO I.-

1. Procedencia desconocida.
Candil de barro amarillento sin decoración. Tiene roto el extremo de la piquera.
Dimensiones:
altura. 6’6 cm.
longitud. 12'4 cm.
anchura máxima. 5’ 1 cm.
Número de inventario 2 4 r91, Figura 3.

2. Procedente de Arcos de la Frontera. Donación de D. Miguel Mancheño. en 1914.


Candil de barro anaranjado sin decoración. Tiene roto el extremo de la piquera.
Dimensiones:
altura. 6’6cm.
longitud. 12’8 cm.
anchura máxima. 5’9 cm.
Número de inventario 2.186, Figura 4.
Similar a un ejemplar procedente del palacio almohade de La Buhayra de Sevi­
lla. con la diferencia de que el candil sevillano aparece vidriado1

3. Procedente de la zona de Puerta de Tierra (Cádiz). Donación de Da. Concepción


Gutiérrez del Valle, en 1942.
Candil de barro anaranjado sin decoración. Tiene el extremo de la piquera enne­
grecido por el uso.
Dimensiones:
altura, 6’3cm.90
1

(9) Los números de inventario de las piezas corresponden al Inventario General del Museo de Ca
diz.
(10) COLIj \NTES DE TERAN, F. y ZOZAVA,«Excavaciones en el palacio almohade de la Buhayra
(Sevilla)». Noticiario Arqueológico Hispánico. Arqueología 1. 1972. Madrid, pp. 221-269. En la
figura 13 de este artículo, el candil designado con el número 1071, según los autores, pertene­
ce al grupo de cerámica más antigua del yacimiento. Corresponde, por tanto, al siglo X final.

1 5 8
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEI MUSEO DE CADIZ

longitud, 14 9 cm.
anchura máxima, 5 7 cm.
Número de inventario 4.912, Figura 5.

4. Procedente del yacimiento -El Salto de la Mora», Ubrique.


Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el asa. parte del gollete y un
lateral de la piquera.
Dimensiones:
altura. 5'6 cm.
longitud, 10'2 cm.
anchura máxima, 4’ 1 cm.
Número de inventario 11.907, Figura 6.

5. Procedente del yacimiento «El Almendral», Medina Sidonia (Cádiz).


Candil de barro cocido sin decoración. Le falta la piquera y el asa.
Dimensiones:
altura, 6'6 cm.
longitud, 6’2 cm.
anchura máxima, 4’ 1 cm.
Número de inventario 11.908.

TIPO II

lia.

1. Procedencia desconocida.
Candil de barro amarillento sin decoración. Presenta la particularidad de que el
extremo del asa se adosa al interior de la boca. Tiene roto parte del gollete.
Dimensiones:
altura, 6 cm.
longitud, 15’ 1 cm.
anchura máxima, 7 7 cm.
Número de inventario 238, Figura 7.
Asas similares a la de este candil encontramos en un ejemplar procedente de la
mezquita de Medina Azahara"" v en otro del Museo Arqueológico de Córdo­
ba"2'.1
2

(11) PAVON MALDONADO, Basilio: «Memoria de la excavación de la mezquita de Medina al-Zahra.


Excavaciones Arqueológicas en España. N° 50. Figura 96 e. p. 121.
(12) MENENDEZ PIDAL, Ramón: «Historia de España, vol. V. España musulmana 711-1031. Insti
tuciones y arte», Ed. Espasa-Calpe. Madrid, 1957. Figura 642. p. 773.

159
CARMEN ARANOA LINARES

II b.

1. Procedente de Arcos de la Frontera. Donación de D. Miguel Mancheño. en 1914.


Candil de barro anaranjado claro sin decoración. Le falta la piquera.
Dimensiones:
altura. 6’5 cm.
longitud. 10'8 cm.
anchura máxima. 7'1 cm.
Número de inventario 2.188. Figura 8.

TIPO III

Illa.

1. Procedente de la Huerta “El Cacique». Arcos de la Frontera (Cádiz). Donación de


D. José Parral, en 1973.
Candil de barro amarillento con decoración. Tiene restos de una línea que rodea
la cazoleta y que presenta color marrón oscuro por degradación del óxido de
manganeso, y sobre ella puntos y líneas curvas de vedrío color melado. Le falta
el asa. el gollete y parte de la piquera.
Dimensiones:
altura. 41 cm.
longitud, 10’5 cm.
anchura máxima, 7'8 cm.
Número de inventario 9.038, Figura 9.
2. Procedencia Algodonales. Donación de D. Francisco Sotomayor.
Candil de barro marrón claro sin decoración. Le falta el asa, la parte superior del
gollete y parte de la piquera.
Dimensiones:
altura. 4'9 cm.
longitud, 10'8 cm.
anchura máxima, 7’5 cm.
Número de inventario 10.786, Figura 10.

160
ISTUDIO IIP O IO G IC O DE I OS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

/// b.

1. Procedencia desconocida.
Candil de barro rojizo con decoración pintada a la almagra de lineas convergen­
tes en la parte anterior del gollete y piquera. La parte inferior de la cazoleta está
decorada con líneas perpendiculares. Tiene roto el borde del gollete y el extre­
mo de la piquera. Este mismo tipo de decoración lo encontramos en varios can­
diles mallorquines descritos por Roselló"
Dimensiones:
altura, 6’2 cm.
longitud. 9’2 cm.
anchura máxima. 4'9 cm.
Número de inventario 249. Figura 11.

lile .

1. Procedente de Puerta de Tierra (Cádiz). Donación de Da Concepción Gutiérrez


del Valle.
Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el borde del gollete.
Dimensiones:
altura. 6'2 cm.
longitud. 13'9 cm.
anchura máxima. 6 2 cm.
Número de inventario 4.913. Figura 12.

2. Procedente de Caños de Meca. Barbate (Cádiz).


Candil de barro amarillento sin decoración.
Dimensiones:
altura. 5’3 cm.
longitud. 13'9 cm.
anchura máxima. 5'6 cm.
Número de inventario 9.771. Figura 13.
Similar a un candil procedente del palacio almohade de La Buhayra de Sevilla,
fechado en el siglo XI. Hay también una piquera de candil de la misma proceden­
cia que corresponde al mismo tipo 1’ .*1
4

1131 ROSELLO BORDOY, Guillermo: «Ensayo de sistematización de la cerámica árabe de Mallorca»


Diputación Provincial de Baleares. Palma de Mallorca, 1978. Este tipo de decoración aparece
sobre todo en los candiles que Roselló incluye en el tipo III, variantes a y b de su clasificación.
(14) COLLANTES DE TERAN F. y ZOZAYA, J.: Op. cit., fig. 13, candil n° 1073 y piquera n° 1025

161
CARMEN ARANDA LINARES

3. Procedente de Caños de Meca, Barhate (Cádiz).


Candil de barro amarillento sin decoración.
Dimensiones:
altura, 6'5 cm.
longitud. 13’8cm.
anchura máxima, 5'5 cm.
Número de inventario 9.772. Figura 14.

4. Procedencia desconocida.
Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el asa y el extremo de la pi­
quera.
Dimensiones:
altura, 6‘2 cm.
longitud. 11'3 cm.
anchura máxima. 6’5 cm.
Número de inventario 11.612, Figura 15.

5. Procedente de Caños de Meca, Barhate (Cádiz).


Candil de barro amarillento sin decoración. Conserva un pequeño resto de vi­
driado amarillo. Le falta el gollete y el asa.
Dimensiones:
altura, 3 7 cm.
longitud. 13 cm.
anchura máxima. 6 cm.
Número de inventario 11.910, Figura 16.

III d.1

1. Procedente de Rota (Cádiz).


Candil de barro amarillento con decoración a base de puntos de vidriado verde
alrededor de la cazoleta, de la boca, de la piquera y a lo largo del asa. Fn la parte
delantera del gollete los puntos forman un triángulo.
Dimensiones:
altura. 6 7 cm.
longitud. 15’4 cm.
anchura máxima. 7’8 cm.
Número de inventario 10.613, Figura 17.
Similar en la forma y en la decoración de puntos a un candil procedente de la

162
ESTUDIO TIPOLOGICO D I LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

mezquita de Medina Azahara. Este últim o presenta también una inscripción de


la que carece el ejemplar de Rota'15'.

U le .

1. Procedencia desconocida.
Candil de barro amarillento. Conserva restos de decoración a base de puntos
de vidriado verde pálido en la parte anterior de la cazoleta. Le falta el asa. el go­
llete y la parte posterior de la cazoleta. Tiene una rotura en el extremo de la pi­
quera.
Número de inventario 237, Figura 18.

2. Procedencia desconocida.
Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta la parte superior del asa y
tiene roto el borde'1l6).
5
Dimensiones:
altura. 7‘2 cm.
longitud. 15’2 cm.
anchura máxima. 7‘4 cm.
Número de inventario 239. Figura 19.

3. Procedencia desconocida.
Candil de barro anaranjado claro sin decoración. Le falta el asa y la parte supe­
rior del gollete.
Dimensiones:
altura. 4'2 cm.
longitud. 127 cm.
anchura máxima, 6 7 cm.
Número de inventario 240, Figura 20.

4. Procedencia desconocida.
Candil de barro amarillento sin decoración. Conserva todo el interior recuhier-
to de óxido de manganeso. Le falta el asa, el gollete y el extremo de la piquera.
Dimensiones:
altura. 4'3 cm.
longitud. 10’3 cm.
anchura máxima. 6‘4 cm.
Número de inventario 243. Figura 21.

(15) PAVON MALDONADO. Basilio: Op. cit.. fig. 96 c. p. 121


(16) OCHOTORENA, Fernando: «Cerámica árabe de Pechina (Almería)# Memorias de los Museos A r­
queológicos Provinciales. 1952 53. Madrid, 1956. Fig. 74,1.

1 6 3
CARMEN ARANDA LINARES

5. Procedente de Arcos.
Candil de barro anaranjado claro sin decoración. Le falta el extremo de la pi­
quera.
Dimensiones:
altura. 7'3cm.
longitud, 12'8 cm.
anchura máxima. 6‘8 cm.
Número de inventario 2.011. Figura 22.

6. Procedente de Arcos.
Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el asa y el gollete.
Dimensiones:
altura. 4’3 cm.
longitud. 13*5 cm.
anchura máxima. 7 cm.
Número de inventario 2.012. Figura 23.

7. Procedente de Arcos.
Candil de barro amarillento sin decoración. Tiene una rotura en el extremo de
la piquera.
Dimensiones:
altura. 7 4 cm.
longitud. 15*9 cm.
anchura máxima. 7'5 cm.
Número de inventario 2.183, Figura 24.

8. Procedente de Arcos.
Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta la piquera.
Dimensiones:
altura. 6 7 cm.
longitud. 11*3 cm.
anchura máxima. 7*5 cm.
Número de inventario 2.184. Figura 25.9*

9. Procedente de Arcos.
Candil de barro amarillento sin decoración. Tiene rota la piquera y le falta el
gollete y el asa.
Dimensiones:
altura. 3*8 cm.
longitud. 10*9 cm.
anchura máxima. 6*5 cm.
Número de inventario 2.185. Figura 26.

164
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

10. Procedente de Arcos.


Candil de barro anaranjado claro sin decoración. Le falta el asa. el extremo ite
la piquera y el lado izquierdo del gollete.
Dimensiones:
altura. 7'1 cm.
longitud. 12’4 cm.
anchura máxima. 6'6 cm.
Número de inventario 2.187. Figura 27.

11. Procedente de la huerta «El Cacique». Arcos.


Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el asa. el gollete y el extre­
mo de la piquera.
Dimensiones:
altura, 4’8 cm.
longitud. 14'4 cm.
anchura máxima. 6'6 cm.
Número de inventario 9.037. Figura 28.

12. Procedente de la huerta «El Cacique». Arcos.


Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el asa. el gollete y el extre­
mo de la piquera.
Dimensiones:
altura. 5'3 cm.
longitud. 13’6 cm.
anchura máxima. 7'2 cm.
Número de inventario 9.039.

13. Procedente de la huerta «El Cacique». Arcos.


Candil de barro anaranjado sin decoración. Le falta el asa. la parte superior del
gollete y un lado de la piquera.
Dimensiones:
altura. 4’5 cm.
longitud. 131 cm.
anchura máxima, 7 cm.
Número de inventario 9.040. Figura 29.14

14. Procedente de la huerta «El Cacique». Arcos.


Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta la piquera, el asa y la mitad
superior del gollete.
Dimensiones:
altura, 6'3 cm.
longitud. 10'2 cm.

1 6 5
CARMEN A RANDA LINARES

anchura máxima, 7 cm.


Número de inventario 9.041.

15. Procedente de la huerta «El Cacique». Arcos.


Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el extremo de la piquera, el
asa y el gollete.
Dimensiones:
altura. 4'6 cm.
longitud, 10’9 cm.
anchura máxima, 6’6 cm.
Número de inventario 9.042, Figura 30.

16. Procedente de la huerta «El Cacique». Arcos.


Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el asa. el gollete, la parte
superior de la cazoleta y el extremo de la piquera.
Dimensiones:
altura, 2'9cm.
longitud. 117 cm.
anchura máxima, 6'8 cm.
Número de inventario 9.043, Figura 31.

17. Procedencia desconocida.


Candil de barro amarillento sin decoración. Le falta el asa, el gollete y el extre­
mo de la piquera.
Dimensiones:
altura, 5 cm.
longitud. 13 cm.
anchura máxima, 6’9 cm.
Similar a uno procedente de Medina Azahara depositado en el Museo Arqueo­
lógico Nacional"71.
Número de inventario 11.104.

18. Procencia desconocida.


Candil de barro anaranjado claro sin decoración. Le falta la piquera.
Dimensiones:
altura, 6'6 cm.
longitud. 12'8 cm.
anchura máxima. 7'5 cm.
Número de inventario 11.163, Figura 32.17

(17) CASTEJON, Rafael: «Excavaciones del Plan Nacional en Medina Azahara. 1943» Informes y Me­
morias 8, Madrid 1945. Candil de la lámina XVIII. Entregado en depósito al Museo Arqueologi
co Nacional formando parte de un lote de piezas.

166
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ •

Fragmentos:

Existen tres fragmentos de candil pertenecientes al grupo III, pero que no se


pueden incluir en ninguna de las variantes con seguridad, ya que no conservan la
piquera.

1. Procedente de la huerta -El Cacique», Arcos.


Fragmentos de cazoleta de candil con asa. Barro rojizo sin decoración,
Puede pertenecer a la variedad ’e' del tipo III, pero también es posible que perte­
nezca a otra variedad que no esté aquí representada.
Altura, 7'5 cm.
Número de inventario 9.044, Figura 33 b.

2. Procedente del yacimiento "El Almendral», Medina Sidonia.


Fragmento de cazoleta de candil con asa. Barro anaranjado claro sin decoración.
Al igual que el anterior, es posible que pertenezca a la variedad e del tipo III.
Altura, 6’5 cm.
Número de inventario 11.909, Figura 34 a.

3. Procedente de Caños de Meca. Barbate.


Fragmento de cazoleta de candil con asa. Barro amarillento sin decoración. El
asa presenta dos estrías verticales.
Puede pertenecerá las variedades a. b . o c del tipo III.
Altura, 6‘2 cm.
Número de inventario 11.911. Figura 34 b.

Por últim o, tenemos una piquera que por sus características podría pertene­
cer al tipo II o a las variedades b o e del tipo III.

4. Procedente de la huerta «El Cacique». Arcos.


Piquera de candil. Barro rojizo cubierto de vedrío melado.
Longitud. 8’8 cm.
Anchura máxima, 4'3 cm.
Número de inventario 9.045. Figura 33 a.

TIPO IV

1. Procedencia desconocida.
Candil de barro rojizo cubierto de vedrío melado. Tiene el asa rota y la piquera
ennegrecida por el uso.

1 6 7
CARMEN A RANDA LINARES

Dimensiones:
altura, 3'8 cm.
longitud, 8'3 cm.
anchura máxima, 6 7 cm.
Número de inventario 441, Figura 35 a.

2. Procedente del Cerro de los Mártires.


Candil de barro anaranjado cubierto de vedrío melado. Tiene rota la parte poste­
rio r de la cazoleta.
Dimensiones:
altura, 2’8 cm.
longitud, 5'5cm.
anchura máxima. 6’2 cm.
Número de inventario 11.912, Figura 35 b.

168
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEI MUSEO DE CADIZ
(AMINA I

C an d il 241

169
C A R M ÍN ARANDA LINARES
LAMINA II

Candil 238

1 7 0
ESTUDIO TIPOLOGICO DE I OS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ
III
la m in a

Candil 249

171
LAMINA IV CARMEN ARANDA LINARES

Candil 9771

1 7 2
ESTUDIO IIPO IO G IC O DE I OS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CAOIZ
LAMINA V

Candil 10.613

173
CARMEN ARANDA LINARES
LAMINA VI

Candil 2.011

174
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ
LAMINA Vil

Candil 2.183

1 7 5
CARMEN ARANDA LINARES

Fig. 1. Procedencia de los candiles

1 Cádiz
2 Rota
3 Algodonales
4 Arcos
5 Caños de Meca
6 Medina Sidonia
7 Ubrique
8 Cerro los Mártires

1 7 6
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BAftKO DEL MUSEO DE CADIZ

F ig . 2

1 7 7
CARMEN ARANDA LINARES

x*x
Fig. 3. Candil 241
r.

'jj. __
- w

Fig. 4.
-

Candil 2.186
~

F ig. 6 . C a n d il 1 1 . 8 5 6

1 7 8
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

F ig. 9 . C a n d il 9 . 0 3 8 F ig. 1 0 . C a n d il 1 0 . 7 8 6
CARMEN ARANDA LINARES

Candil 249
Fig. 11.

180
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

Fig. 13. Candil 9.771

181
CARMEN ARANDA LINARES

* m %

Fig. 16. Candil 11.859 Fig. 17. Candil 10.613

F ig. 18. C a n d il 2 3 7

F ig. 19. C a n d il 2 3 9

182
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

1 8 3
CARMEN ARANDA LINARES

> •

F ig. 2 6 . C a n d il 2 .1 8 5
F ig. 2 7 . C a n d il 2 .1 8 7

184
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

Fig. 28. Candil 9.037 Fig. 29. Candil 9.040

F ig. 3 0 . C a n d il 9 . 0 4 2 F ig. 3 1 . C a n d il 9 .0 4 3

1 8 5
CARMEN ARANDA LINARES

186
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

Candil 9.044

1 8 7
CARMEN ARANDA LINARES

188
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

Candil 11.912

189
CARMEN ARANDA LINARES

F'g. 36

1 9 0
ESTUDIO TIPOLOGICO DE LOS CANDILES MUSULMANES DE BARRO DEL MUSEO DE CADIZ

Arcos Cádiz Rota

iliÜ'i
i'i'iü
i!i'ili
Cerro de los
Medina Sidonia Algodonales Mártires

/ / /
'/ /
'' ' /
' ' y ■ Ubrique Barbate

12

37
2

191
NOTAS SOBRE EL ORIGEN Y FUNCION
DE LA ALCAZABA

Juan ESLAVA GALÁN

1. Alcazaba o alcázar

En la disposición de las defensas de las ciudades hispanomusulmanas se obser­


van tres elementos defensivos claramente diferenciados: recinto exterior o circuito
murado que defiende todo el caserío; alcazaba, (almudena o ciudadela), o barrio
fortificado, que suele encontrarse en un extremo del recinto murado, y castillo que
-cuando existe- aparece por lo general en un extremo de la alcazaba.

Cada uno de estos tres elementos acota y restringe la función urbanística de


los otros dos. La alcazaba es un reservado de la ciudad y el castillo lo es de la alca­
zaba, pero tanto la alcazaba como el castillo tienen salida libre al exterior y al inte­
rior de la ciudad. Se trata, por lo tanto, de un conjunto de células interrelacionadas
pero potencialmente independientes, a excepción de la ciudad propiamente dicha
que no tiene defensas propias que la aislen de alcazaba y castillo y está, por consi­
guiente. sometida a éstos.

En la alcazaba se encuentra a veces la mezquita mayor, (que en la ciudad mu­


sulmana agrupa los servicios religiosos, jurídicos, administrativos y educativos), y a
menudo el mercado de productos más valiosos. A llí tiene también su residencia el
poder y los notables de la comunidad. Es, en resumidas cuentas, una ciudad en m i­
niatura.

Esta disposición es claramente observable en las cercas de Málaga, Toledo. Se­


villa, Badajoz, Cáceres, Ronda, Niebla, Córdoba. Jaén, Almería. Arjona. Andújar,
Ubeda, Carmona y Baeza, por citar tan sólo aquéllas que podemos atestiguar con
planos fiables.

193
JUAN ESLAVA GALAN

El planeamiento de estas ciudades depende, pues, del trazado de sus defensas


que es datable. en la mayoría de los casos, entre los siglos XI y XII.

2. Paralelos

El paralelo más remoto que conocemos de este tipo de disposición urbana se


remonta al siglo VIII a. de C. y es la ciudad de Jorsabad que mandó construir Sar-
gón II. En ella observamos, sobre un plano cuadrangular, (la ciudad se construyó
en un llano), el curioso emplazamiento de la ciudadela o alcazaba que se proyecta
hacia el interior de la ciudad, pero tiene acceso independiente al exterior, y que en­
globa a su vez el palacio real encabalgado en la muralla. De la ciudad al palacio no
hay acceso sino a través de la ciudadela.

Este trazado perdura en la arquitectura del Próximo Oriente dando lugar al


ark persa"1. Del imperio persa irradia poderosamente al Asia Menor. En Troya I
(3200-2600 a. de C.) volvemos a encontrar lo que parece constituir un lejano prece­
dente local en el que la acrópolis correspondería al «megarón» griego que aparece
en Hornero'23 '. Neandria. al Sur de Troya, construida hacia el siglo V il a. de C. pre­
senta ya una acrópolis más definida aunque todavía aislada dentro del recinto exte­
rior131. Assos, al Sur de Neandria, frente a la isla de Lesbos, presenta una disposición
parecida. Los muros de su acrópolis son más tardíos que los anteriores, de época
helenística, aunque después fuesen recrecidos por bizantinos y musulmanes'45 ’. En
la misma tradición bebe Pérgamo.

Esta tradición influye luego en las colonias griegas establecidas en la costa


asiática que es donde, hacia el siglo VIII o VII a. de C. empezó a aparecer señal de
vida civil coordinada, concretamente en Esmirna, en la costa de Anatolia1^'.

Es difícil precisar el grado de influencia que ejercieron los modelos orientales


en el trazado de las ciudades micénicas. 1.a Grecia micénica nos presenta palacios
fortificados donde reside la nobleza y los organismos administrativos. Estos pala­
cios no son ciudadelas propiamente dichas o en todo caso sólo podrían ser asimila­
dos a ciudadelas o alcazabas que todavía no tienen la infraestructura urbana obser­
vable en los modelos orientales puesto que la población se encuentra diseminada

(1) GRABAR, OLEG: La Alhambra: Iconografía, formas y valores. Madrid, Alianza Ed , 1981, p. 110.
(2) BARAN, MUSA: Toie, Pergame, Sardes, Izmir et ses-alentours Izmir, Molay Matbaacilik, s. a., p 4
(3) Ibid., p. 11.
(4) Ibid., p. 16.
(5) WHEELER, MORT1MER: Román arr and Arcnitecrure. Thames and Hudson, London, 1964, p.
26.

1 9 4
NOTAS SOBRE EL ORIGEN Y FUNCION DE LA ALCAZABA

en pequeños núcleos por el campo del entorno. Sin embargo la evolución de estos
centros acabará haciéndolos parecidos a los orientales. Por ejemplo, Atenas, cuya
acrópolis cumplirá las funciones de la alcazaba en la ciudad musulmana.

Un destacado ejemplo de este tipo de ciudad es el que nos suministra Priene.


El cerco murado de esta ciudad romana se extiende a dos niveles, alto y bajo. La
ciudad se articula en el nivel bajo mientras que en el alto queda la acrópolis que di­
vide el espacio disponible a partir del escarpe del cerro. En el trazado de la primera
Roma es también visible esta influencia.

Son los bizantinos los que parecen haber asumido más fielmente la herencia
del modelo oriental en sus ciudades de Asia Menor y en su espléndida capital de
Constantinopla. Antioquía, Alepo y Jerusalén nos muestran un recinto murado de
forma por lo general cuadrangular a veces ligeramente ovalada, que denuncia su
procedencia. En un extremo del recinto hay otro más protegido que es la ciudadela.
Esta a veces se encabalga claramente sobre el muro de la ciudad como en el caso de
Alepo y es evidente que del emplazamiento de la ciudadela que es natural, en la me­
seta superior de un cerro fácilmente defendible, dependió el trazado de las defensas
de la ciudad, menos sometidas a los accidentes del terreno en que se asientan. En el
plano de Antioquía esta característica es menos obvia.

Constantinopla nos presenta por su parte una ciudadela que engloba los Pala­
cios Grande y de Porfirio, el Puerto Imperial y las más importantes iglesias. Está si­
tuada en el extremo Este de la ciudad que es el punto más alejado de las murallas
exteriores. En el caso de Constantinopla la ruta libre de los habitantes de la ciuda­
dela era, como demostró el asedio definitivo de la ciudad por los turcos, el mar. Con
todo existía un castillo en el extremo Sur, englobado en un extremo de la muralla
de Teodosio. Esta disociación castillo-ciudadela que también encontrábamos en
Andújar obedece quizá a la conveniencia de diversificar el emplazamiento de las
fuerzas militares para el mejor control y vigilancia del recinto exterior y de sus ba­
rrios.

En recintos mucho más tardíos del occidente cristiano volvemos a encontrar


la disposición ciudad-ciudadela-castillo. En Carcassonne el castillo-palacio parece
más defendido del interior de la ciudad que del exterior, adonde apenas se proyecta.
Con todo los constructores tuvieron buen cuidado de asegurar la independencia de
su acceso al exterior mediante la construcción de una poderosa coracha que acaba­
ba en potente torre albarrana hoy desaparecida.

Más clara está la disposición clásica en el caso de Niza donde vemos los tres
órdenes de muralla sucesivos: exterior-ciudadela-castillo, correspondiente a tres
planos distintos en el escarpa del cerro. Por cierto que el castillo no tiene comuni­

1 95
JUAN ESLAVA CALAN

cación directa con la ciudad, lo que por otra parte no siempre ocurre en la ciudad
musulmana como ya vimos.

En el mundo musulmán parece que el establecimiento de este modelo urbano


que venimos comentando se hizo por imitación directa de las ciudades bizantinas
de Asia Menor y Siria Palestina o quizá de los modelos originales asirios y persas
puesto que las primeras ciudades musulmanas de este trazado aparecen en Asia
Central hacia el siglo X'hl. El modelo antiguo se había mantenido con mayor pureza
en el Asia Central, donde todavía en el siglo II a. de C. se construyen ciudades como
Jorazem y Sogdiana de acuerdo con este esquema17’.

El modelo se repite con sorprendente homogeneidad en la qal'a musulmana


de todos los territorios sometidos al Islam desde Laskari Bazar (Afganistán, siglo
XI)'81 a las ciudades hispanomusulmanas precitadas que provocan este comentario,
pasando por la Samarra abbasí o el Cairo fatimí.

3. Funciones de la ciudad-alcazaba

Dos son las funciones que comúnmente podemos observar en la ciudad-


alcazaba. Por una parte una función práctica, política y administrativa; por otra
una función simbólica.

La alcazaba es primordialmente un recinto defensivo capaz de proteger a la


clase dominante de la amenaza de una fuerza exterior o de la interior representada
por sus propios súbditos, los que habitan en la otra parte de la ciudad. Además la al­
cazaba separa dos formas de vida y preserva la intimidad de la clase dirigente al
crear para ella un espacio urbano que le es propio.

En el plano simbólico la alcazaba, situada físicamente por encima de la ciudad,


alberga todos los resortes del poder: residencia del príncipe o gobernador y de sus
colaboradores y, a menudo, centro religioso y económico de la ciudad.

Desde su origen oriental tiene la alcazaba una característica que no parece


abandonarla, al menos en el mundo musulmán. Por lo general los habitantes de la
alcazaba, es decir, la clase dirigente, pertenecen a una raza o nación de origen dis­
tinta de la de los gobernados. Esta cualidad se manifiesta claramente en los progra­
mas constructivos beréberes que son típicos de un poder que ha de atender tanto a

(6) Ibid, p. 110.


(7) GRABAR: Op. cil, p. 105.
(8) Ibid., p. 110.

196
NOTAS SOBRE E l ORIGEN Y FUNCION DE LA ALCAZABA

la defensa contra el enemigo exterior como al mantenimiento de un territorio cuya


población -la andalusí- saben desafecta.

Por sus propias características la alcazaba permite, pues, la dominación m ili­


tar de una mayoría por parte de una minoría. El que tiene la alcazaba detenta, teóri­
camente. el dominio de la ciudad. Cuando después de la muerte de al-Bayasi los ba-
ezanos intentaron desalojar a la reducida guarnición cristiana que poseía en rehe­
nes el alcázar de su ciudad, no sólo fracasaron en el intento sino que. finalmente,
hubieron de abandonar la ciudad puesto que su situación era insostenible si la alca­
zaba continuaba en manos cristianas. La clase dirigente se asegura, por tanto, la
lealtad de sus gobernados por el simple expediente de la posesión de la alcazaba.

Por otra parte la alcazaba cumple una función de refugio. Es un hecho repeti­
do que en la guerra antigua la toma de una ciudad por la fuerza solía ir seguida de
saqueo y matanza de sus habitantes. Esta actitud era unas veces propiciada por el
caudillo asaltante como motivación y recompensa de su tropa y otras veces resulta­
ba sencillamente inevitable aunque el comandante de la tropa invasora pretendiera
impedirlo. Ante esta eventualidad, la alcazaba supone un seguro para la clase d iri­
gente. Si el recinto exterior, siempre difícil de defender, cede al asalto del enemigo,
ellos se refugian y atrincheran en la alcazaba que es. por sus propias característi­
cas. mucho más fuerte y defendible. A llí pueden resistir durante un tiempo indeter­
minado en espera de la llegada de socorros (no olvidemos que puede recibirlos di­
rectamente, sin pasar por la ciudad, puesto que las alcazabas tienen salida al cam­
po), o de la satisfactoria culminación de un proceso negociador. El asaltante suele
estar dispuesto a negociar porque sabe que tomar la alcazaba por la fuerza es em­
presa harto difícil y costosa y. por otra parte, su triunfo no es completo ni su domi­
nación de la ciudad efectiva hasta que pueda poseer la alcazaba. Por este motivo,
cuando una ciudad se entrega mediante tratado, lo primero que hacen los benefi­
ciados es desalojar la alcazaba e instalar en ella una guarnición propia. El desalojo y
repoblación de la ciudad pueden esperar. De este modo procede Fernando III con
Martos y Andújar y. unos siglos después, los Reyes Católicos con Granada.
Cuando los cruzados de Bohemundo tomaron Antioquía en 1088. los defenso­
res turcos se hicieron fuertes en la ciudadela y resistieron allí durante meses. Sólo
cuando el ejército turco de Kerboga fue derrotado y perdieron la esperanza de reci­
bir refuerzos se avinieron a entregar la ciudadela a los cruzados y ello tras negocia­
ción en la que ellos salvaron la vida y obtuvieron algunas ventajas. Unos meses an­
tes sus conciudadanos habían sido pasados a cuchillo. La misma suerte cupo a los
habitantes de Jerusalén. La familia del gobernador y la nobleza ciudadana pudo re­
fugiarse con el resto de la tropa en la ciudadela, (la actual Torre de David), desde
cuyos muros pudieron contemplar el arrasamiento de la ciudad y el degüello de sus
conciudadanos a manos de los cruzados que habían desoído las advertencias de

1 97
JUAN ESLAVA GALAN

Tancredo al que convenía evitar la matanza. Los refugiados de la ciudadela pacta­


ron luego su entrega a los cristianos en honorables condiciones que les permitie­
ron salvar vidas y haciendas.

En 1338 Jaén fue saqueado por Mahommad V. Una carta del rey de Granada al
sultán de Fez da cuenta detallada del acontecimiento. Cuando los musulmanes
traspasaron el recinto exterior e invadieron la ciudad, los cristianos se refugiaron
en la alcazaba. Recordemos que estaba dividida en dos recintos: Alcázar Viejo-
Abrehuí (lo propiamente denominado alcazaba) y Alcázar Nuevo: Entonces fue to­
mada la alcazaba primera... y los que estaban en ella se trasladaron a la segunda
(Alcázar nuevo). En esta situación los musulmanes pactaron con los defensores y
abandonaron la ciudad a cambio de un rescate y entrega de rehenes191.

Muy a menudo la fuerza asaltante sólo se decide a expugnar una ciudad cuan­
do tiene la seguridad de que su alcazaba está desguarnecida o le será entregada por
una traición: tal es el caso que protagonizó el condestable Iranzo cuando fue con­
tra Baeza en 1467. Los caudillos del partido rebelde al rey habían apresado al corre­
gidor Fernando de Villalfañe y tomado la alcazaba1lü). Con ello la ciudad toda queda­
ba para su bando. Al año siguiente Don Juan de la Cueva prometió a Iranzo entre­
garle la alcazaba si iba contra Baeza. El condestable atacó la ciudad y consiguió for­
zar la puerta de la azacaya e invadir el recinto exterior. Sin embargo hubo de aban­
donar su presa costosamente conseguida ante la resistencia de la alcazaba que en
contra de lo calculado no se rindió aunque estuvo sitiada dos días1" 1.

La repetida mención del alcázar de Baeza sirve para ilustrarnos algo más. En
1476 los bandos y familias de la inquieta nobleza baezana aconsejaron a los Reyes
Católicos la demolición del alcázar porque no quedara cosa alguna fortalecida
contra la ciudad'2'. En una época de fortalecimiento de la monarquía y el poder
central, el alcázar de Baeza en manos de la levantisca y rebelde nobleza local des­
cendiente de los caballeros heredados por Fernando III en aquel barrio militar, era
una cosa fortalecida contra la ciudad. Los reyes lo hicieron arrasar pero respeta­
ron y repararon el recinto exterior de Baeza. Es el triunfo de una nueva organiza­
ción, del estado moderno centralizado, sobre un esquema político-social oriental
que ya no podía sostenerse por más tiempo.

La función de la alcazaba puede a veces invertirse y constituir una amenaza


para la ciudad. Esto ocurre cuando el potencial enemigo procura ganar primero la

(9) «Don Lope de Sosa«, Jaén, 1915, pp. 296 y ss.


(10) Crónica del Condestable Iranzo. Madnd, Espasa Calpe, 1940, p. 255.
(11) Ibid.pp. 313-314.
(121 JIMENA JURADO, MARTIN DE: Catálogo de los Obispos. Vol II, pp. 620-621.

1 9 8
NOTAS SOBRE EL ORIGEN Y FUNCION DE LA ALCAZ ABA

alcazaba y luego el recinto murado que aquella domina. Por supuesto, este tipo de
operación requiere mucho sigilo y la complicidad de los elementos que poseen la al­
cazaba, características que raramente se dan. En 1467 el alcaide de la alcazaba de
Jaén conspiraba contra el rey y entregó sus fuerzas al partido rebelde. Secretamen­
te los rebeldes enviaron tropas a la alcazaba con idea de atacar la ciudad desde su
altura. Iranzo, que sostenía el partido del rey en Jaén, lo supo a tiempo y pudo o r­
ganizar una precaria línea defensiva en la parte de la ciudad que mira al alcázar.
Cuando se produjo el ataque el condestable apenas pudo contener el choque y si lo
consiguió se debe probablemente al hecho de que el elemento sorpresa se había in ­
vertido y pesaba en favor de Iranzo. Este contraatacó acto seguido y gracias al con­
curso de la artillería de pólvora de que disponía consiguió recuperar la alcazaba
para el partido del rey. De otro modo los alcázares hubieran resultado inexpugna­
bles desde la ciudad"31.

4. Conclusiones

1. La alcazaba parte de un planeamiento originalmente asirio que luego se trans­


mite a los ark persas e influye, en fecha temprana, en las colonias griegas de
Oriente y probablemente en los primeros núcleos urbanos de Grecia y Roma.

2. 1.a herencia más vigorosa de este prototipo asirio corresponderá a Bizancio que
a su vez la transmite al Islam a partir de los siglos VI1I-IX y a la Europa cristiana
a partir del siglo XI.

3. No se puede descartar la posibilidad de una transmisión directa de este modelo a


partir de al-Andalus en la misma época en que contingentes de cruzados euro­
peos intervienen al otro lado del Mediterráneo y, ocasionalmente, en la Penínsu­
la Ibérica.

4. 1.a alcazaba tiene una función defensiva (en su doble aspecto de protección del
enemigo exterior y del potencial interior); social (separa el habitat de la clase di­
rigente del común de la ciudad); simbólica (alberga los centros de poder y sim­
boliza la autoridad y estabilidad del Estado).

5. 1.a alcazaba puede convertirse en refugio de la aristocracia local que de este


modo se sustrae a una eventual invasión de la ciudad por fuerzas enemigas y po­
sibilita la consecución de un ventajoso acuerdo para sus habitantes en caso de
que la ciudad sea conquistada.

(13) Crónica de tramo, pp. 336-350.

199
JUAN ESI AVA CAI AN

Defensas de la ciudad romana de Priene. Se distinguen claramente dos recintos: alto de fácil defensa
(acrópolis) y bajo o núcleo ciudadano (Según Wheeler).

Plano de Antioquia en 1098, cuando fue tomada por los cruzados. Sus fortificaciones, de origen
bizantino, delimitan una ciudadela o alcazaba encabalgada sobre el recinto exterior (Según Runciman).

200
NOTAS SORRF Fl ORIGEN Y FUNCION DE LA ALCAZABA

Un precedente remoto de la ciudad islámica tradicional: Jorsabad, fundación de Sargon II (Según


Grabar).

Murallas y alcazaba de Alepo (Según Grabar).

201
JUAN [S I A V A CAI A \

Plano de Ronda musulmana (Según Torres Balbas).

202
NOTAS SOBRE METALISTERIA DE
PINOS PUENTE (GRANADA)

Manuel ESPINAR MORENO


Jesús GÁMIZ JIMENEZ
José AMEZCUA PRETREL
Universidad de Granada

Introducción

A finales del curso 1981-1982, llegó a nuestras manos un material de superfi­


cie. recogido en el término de Pinos Puente (Granada), que creemos necesario dar­
lo a conocer por la importancia que tiene en cuanto representa una pequeña apor­
tación para el conocimiento de la indumentaria y objetos de adorno en el vestido de
la población de una de las zonas de la Vega de Granada.
Todas las piezas proceden del terreno situado entre el Cerro de los Infantes y
Cerro Corona, lugar muy rico en hallazgos arqueológicos, desde los tiempos prehis­
tóricos1" hasta la Edad Media'-'. Los objetos estudiados aquí pertenecen a una co­

203
MANUEL ESPINAR MORENO JESUS G AM IZ JIMENEZ JOSE AMEZCUA PRETREL

lección particular, cuyo dueño accedió a dejárnoslas para realizar este trabajo so­
bre los materiales.

Tras un pequeño análisis y limpieza de cada una de las piezas, de las que no
poseemos estratigrafía, porque se encontraron en un lugar abarrancado entre am­
bos cerros, donde las tierras aparecen constantemente removidas por las labores
agrícolas y por la acción de las aguas de lluvia, observamos la decoración de los ob­
jetos y nos pusimos a buscar paralelos, que nos pudiesen aportar datos más segu­
ros sobre la cronología, dado que en la bibliografía consultada no aparecían piezas
similares a las que nosotros tenemos.

Seguimos sin tener datos y noticias que sirvieran de paralelos a los botones,
pendiente, anillo, fíbula y clavo o tachuela de Pinos Puente, hasta que en el mes de
Abril el profesor D. Manuel Riu nos informó de la existencia de otras piezas pareci­
das. conservadas en los fondos del Castillo de Voltrera (Bajo Llobregat) y en Alsacia.
materiales procedentes de excavaciones en el caso alemán y de búsquedas superfi-1 2

(1) La importancia arqueóligica de la zona de Pinos Puente y sobre todo del Cerro de los Infantes
se pone de manifiesto desde el siglo XVI hasta la actualidad. Para un mejor concimiento de la
cuestión se pueden consultar algunas noticias y bibliografía en los siguientes trabaps; Cfr. NA
VAGGERO, A., Viaje por España, en GARCIA MERCADAL, J.. Viajes de extranjeros por España y
Portugal. Ed. Aguilar, Madrid, 1952; HURTADO DE MENDOZA, D., Guerra de Granada, 1570
Clasicos Castalia, 1970; ANTOLINEZ DE BURGOS, J., Historia eclesiástica de Granada, Ms. medí
to de la Abadía del Sacromonte, Granada, 1611; FLOREZ, E., España Sagrada III (17541. CEAN
BERMUDEZ, J. A. Sumado de las antigüedades romanas que hay en España. Madrid, 1832; LA
FUENTE ALCANTARA, M., Historia de Granada Granada, 1843; HUBNER, E,. CILII, 1869;
MENDOZA, F. de, Concilium lliberritanum. Lugduni, 1665; GOMEZ MORENO, M „ Monumentos
arquitectónicos de España. Granada y su provincia. V. Misceláneas, CSIC., Madrid, 1949; PELLI
CER CATALAN, M. Actividades de la delegación de zona de la provincia de Granada durante los
años 7957 7962, En Noticiarios Arq. Hisp., cuadernos 1 3, t. VI. Madrid, 1964; MENDOZA, A..
MOLINA, F.M, ARTEAGA, O. und AGUAYO, P., Cerro de los Infantes (Pinos Puente, Provm/ Gra
nada) Ein Beitrag zur Bmnze und Eisenzeit ¡n Oberandalusien uriter Mitarbeit von L Saez, M. Boca,
F. Contreras und F. Garrion. Sonderdruck Auns Den MADRIDER MITTEILUNGEN 22,1981, Ver
lag Philipp von Zabern Mainz, pp. 171-210, recogen estos autores bastantes trabajos y noti
cias sobre el tema de lo prehistórico en este lugar, otros trabajos en SERFtANO RAMOS, E., Si
gillata hispánica del Cerro de los Infantes (Granadal, en «Baetica» 3, Malaga, 1980, pp. 101 122,
Ibidem, Cerámica vidriada romana del Cerro de los Infantes (Granada), en «XV C. A. N » Lugo,
1977, Zaragoza, 1979, pp. 1.026.
(2) Otras noticias medievales de este lugar han sido publicadas por nosotros, Cfr. ABELLAN, J
ESPINAR, M. y GAMIZ, J., Materiales arqueóligicos procedentes del «Cortijo de las Zorreras»
(Granada), en «Andalucía Islámica. Textos y etudios», bajo la dirección de J Bosch y
Hoenerbach, II III (1981-1982), Anejo de Cuadernos de Historia del Islam. Granada, 1983, pp
237-245.

2 0 4
NOTAS SOBRt METALISTERIA DE PINOS PUENTE (GRANADA)

cíales por grupos aficcionados como el de Olesa, en Cataluña11". Sin embargo, todos
ellos se fechaban a finales de la Edad Media o principios de la Moderna; eran en su
mayoría botones militares y en su realización nos encontramos que se busca el
efecto artístico mediante figuras geométricas, estilo muy desarrollado en el arte de
los metales cuando se trata de objetos destinados a este uso.

En conjunto la colección es importante para conocer otro yacimiento, donde


aparecen materiales medievales, y necesitaría una excavación para conocer noticias
y estratigrafía de las que actualmente carecemos.

2 - Situación del yacimiento

El yacimiento se encuentra cerca de Pinos Puente a unos 4 Kms. ju n to a la ca­


rretera nacional 432, entre los Kms. 423 y 424, dicha vía de comunicación atraviesa
las tierras del término de esta población aprovechando el desnivel existente entre
varios montículos, que oscilan entre 600-700 ms. de altitud, el Cerro de los Infantes
y Cerro del Talaverano a la izquierda, y el Cerro Corona a la derecha. La situación
geográfica de la zona la enmarcamos mediante las coordenadas del Cerro de los In­
fantes 37° 16’ 02' Lat. Norte y 3o 46’ 01" Long. W.. dado que la mayor parte de las
piezas se recogieron en la ladera del monte desde su cumbre hasta la carretera (Fig.
1 ).

Actualmente el lugar se encuentra despoblado de árboles y destaca un mon­


tículo o macizo calizo, que domina el terreno regado por la acequia del Velillos. Los
alrededores tienen tierras de labor con plantaciones de olivar y de almendros, como
se aprecia en la Hoja 19-41(1009) del Mapa Militar de España. Escala 1:50.000.
Servicio Geográfico del Ejercito. Granada.

3 - Descripción de los materiales

El conjunto consta de 16 piezas; de ellas 12 son botones: una (la número 9) se


incluiría con las anteriores o puede pertenecer a un pendiente; un anillo; parte de
fíbula, y en últim o lugar un clavo de hierro. Las características de cada una las ex­
ponemos a continuación.

(3) Agradecemos al Profesor Dr. D. Manuel Riu Riu, Catedrático de Historia Medieval de la Facultad
de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, las noticias que nos proporciono sobre
materiales parecidos en Cataluña y Alsacia, que nos han servido de paralelos para estos
materiales. No obstante hasta que no poseamos otras noticias y una excavación sitematica del
lugar no podemos dar una cronología exacta a las piezas.

2 0 5
MANUEL ESPINAR MORENO JESUS GAMIZ JIMENE7 JOSE AMEZCUA PRETREl

Figura 2 . 1 - Botón de cobre, circular; alcanza 12 mm. de diámetro. Decorado


por ambas caras. La superior o anverso está dividida en tres partes. La primera, for­
mada por una gráfila de pequeñas rayitas perpendiculares al centro, de anchura de
1 mm.. configura el borde de la pieza. La segunda, constituida por un espacio que
rodea el centro del botón, de anchura de 3 mm.. presenta como motivo decorativo
ocho puntos, que sobresalen sobre el fondo de un campo enmarcado entre dos grá-
filas, de puntos la inferior y de rayas pequeñas la exterior. La tercera, ocupa la parte
central de la pieza, con una anchura de 5 mm., consta de una gráfila de puntos; el
circulo inscrito se adorna por rayitas cruzadas que dibujan la silueta de pequeños
cuadrados. Alternancia entre rayas, cuadrados líneas y puntos que dan una gran
belleza al objeto.

El reverso o parte inferior, de peor factura, se encuentra dividido en dos partes


por una protuberancia o presilla,destinada a sujetarlo sobre la ropa, que en la pieza
que estudiamos está rota en su parte central. En el lado izquierdo aparece la letra
mayúscula B y en el derecho la F, posiblemente iniciales de fabricación, del due­
ño,... En la parte superior del reverso y también en la inferior, adornando el espacio,
aparecen dos ramas vegetales, que por su disposición recuerdan la de una palmera
dispuestas ambas a la inversa y muy próximas al borde de la pieza. Presenta un
buen estado de conservación,

Fig. 2 .2 .- Botón de latón, circular; alcanza 11 mm. de diámetro. Decorado


solo en su cara superior o anverso, en la inferior mantiene restos de tierra. La deco­
ración está formada por un saliente redondeado, de 3 mm., que constituye el centro
de la pieza y sobresale sobre el resto del espacio. Alrededor aparecen restos, poco
pronunciados, de dos figuras circulares formadas en sus bordes por pequeños
triángulos. Entre los más excéntricos y los inscritos existen cinco pequeñas rayas
perpendiculares, que tienen como base uno de los lados de triángulos más cercanos
al borde del botón. Esta alternancia de figuras geométricas recuerdan el engranaje
de dos ruedas dentadas.

En la parte inferior o reverso solo encontramos la protuberancia o presilla,


desplazada a uno de sus lados. La pieza presenta un perfecto estado de conserva­
ción. igual le ocurre a la presilla de sujeción.

Fig. 2 .3 .- Botón de cobre, circular; alcanza 13 mm. de diámetro. Decorado


solamente en su cara superior o anverso. Esta presenta una gráfila de pequeñas
rayas perpendiculares al centro, de 1 mm. de anchura, que forma el borde de la pie­
za. La gráfila rayada enmarca el resto de los motivos decorativos del objeto. La su­
perficie aparece distribuida entre puntos y espacios planos, los puntos no son todos
iguales en dimensiones y tienen una factura poco conseguida, lo que hace que pre­
sente algunos puntos desgastados por el roce.

2 0 6
NOTAS SOBRE METALISTERIA DE PINOS PUENTE (GRANADA l

Fig. 1. Situación del yacimiento.

207
MANUEL ESPINAR MORENO JESUS GAMIZ JIMENEZ JOSE AMEZCUA PRETREl

La parte inferior o reverso tiene la protuberancia o presilla de sujeción, situa­


da en el centro de la superficie circular; mantiene restos de tierrra y un trozo de
alambre, que nos indica como se cosían estas piezas al vestido, utilizando no el hilo
sino una materia más fuerte. El objeto presenta buen estado de conservación.

Fig. 2 .4 .- Botón de cobre, circular; alcanza 14 mm. de diámetro. Decorado


por ambas caras. La superior o anverso, está dividida en cuatro parte. 1.a primera,
formada igual que en las anteriormente descritas, por una gráfila de pequeños pun­
tos, de menos de 1 mm. de grosor, que sirve de borde a la pieza. Entre ésta primera
parte y la segunda existe un espacio liso de forma circular. La segunda, formada
por seis triángulos con base algo redondeada y vértices que se dirigen hacia el cen­
tro del botón; cada uno de los triángulos presenta un punto en su centro y en resto
decorado por pequeñas rayas que al cruzarse forman figuras cuadradas de desigual
factura. La tercer, constituida por un espacio sin decoración y que al quedar entre
el centro del objeto y los triángulos, forman una estrella de seis puntas cuyos vérti­
ces se unen al circulo inscrito dentro de la gráfila del borde. La cuarta, que forma el
centro de la pieza, está confeccionada por un circulo, de 3 mm., perfectaemtne dife­
renciado, por una línea continua, que inscribe una serie de nueve puntos; de éstos
se encuentran ocho formando circulo alrededor de otro más grueso. 1.a alternancia
de motivos hace que el objeto presente una gran belleza y forme figuras circulares,
triángulares y cuadradas, perfectamente distribuidas.

El reverso o parte inferior, de peor factura, dividido en varias partes por la pro­
tuberancia o presilla, que sujeta al botón al vestido, de buena conservación. A la iz­
quierda aparece la mayúscula M en el lado derecho la F. Debajo de la M aparece un
punto. También presenta encima y debajo de la presilla dos ramas vegetales, seme­
jantes a la de una palmera, dispuestas ambas a la inversa, próximas al borde del bo­
tón, parecidas a las de la pieza número 1 de estos materioales. En general presenta
este objeto un buen estado de conservación.

Fig. 2.5 Botón de latón, circular: alcanza 8 mm. de diámetro. Decorado


solo en su cara superior o anverso y en la parte inferior mantiene restos de tierra.
La decoración del anverso está formada por una estrella de cuatro puntas, que pa­
rece también una flor, y rodea a un pequeño circulo central que forma el punto
geométrico de la pieza. De él salen ocho pares de rayas, cuatro de ellas se dirigen
desde el borde del circulo hasta el vértice de los triángulos de la estrella, los otros
cuatro pares se dirigen hacia el borde del botón y dividen los ángulos que que se
forman cuando se tocan las bases de los triángulos u hojas. El resto de la superficie
está en malas condiciones de conservación; debido a esta causa desconocemos sí
tenía otros motivos decorativos. El borde está también mal conservado y mantiene
restos de óxido.

2 0 8
NOTAS SOBRE MI f ALISTERIA DE PINOS PUENTE (GRANADA l

En la parte interior o reverso sólo aparecen los arranques de la protuberancia


o presilla, que no ocupa el centro, sino que está algo desplazada hacia uno de sus
lados. Mantiene también restos de óxido. La pieza en su conjunto no está bien con­
servada y ha perdido motivos decorativos.

Fig. 2 .6 .- Botón de cobre, circular; alcanza 13 mm. de diámetro. Decorado


en su cara superior o anverso, en la inferior mantiene también restos de tierra y al­
gunos rasgos, que parecen de letras, pero totalmente ilegibles. La decoración del
anverso está formada por los restos de una gráfila de puntos que constituye el bor­
de del botón.

inscrito en él aparecen trozos de cinco circuios pequeños abiertos por la parte


que forma el centro de la pieza. Cada uno de ellos tiene en su interior una pequeña
cruz y están separados unos de otros por una raya, acabada en un punto. El resto
de la superficie, mal conservada, por lo que no conocemos la decoración completa
de la parte principal del botón.

En la parte inferior o reverso se mantiene la protuberancia o presilla, situada


en el centro de la pieza, bien conservada: aunque no podemos ver la decoración al
tener casi toda la superficie en mal estado. En su totalidad la pieza no presenta una
buena conservación y el borde aparece roto en algunas de sus partes.

Fig. 2 .7 .- Botón de cobre, circular; alcanza 14 mm. de diámetro. Decorado


por ambas caras. Iáí superior o anverso está dividida para su decoración en tres par­
tes. La primera, formada por una gráfila de puntos, de menos de 1 mm de grosor,
que constituye el borde del botón. 1.a segunda, aparece conformada por la alternan­
cia de pequeños circuios abiertos en su base y líneas dobladas hacia el interior de
esos circuios, acabadas en puntos. Cada uno de ellos alberga una cruz. Entre los
circuios, hay unas líneas rectas que en sus extremos tienen puntos, verticales al
centro de la pieza. La tercera, que constituye el centro propiamente dicho del bo­
tón. está decorada por nueve puntos que rodean a otro mayor. Entre el circulo cen­
tral y los que lo rodean se encuentran espacios abiertos sin decorar. Todos estos
motivos proporcionan gran belleza al objeto.

La parte inferior o reverso, de peor conservación, se encuentra dividida en va­


rias parte por una protuberancia o presilla, que sujetaba el botón a la ropa, que en
este se conserva perfectamente. A la izquierda aparece la letra mayúscula M y a la
derecha la F; se mantienen restos de decoración vegetal encima y debajo de la pre­
silla. La pieza tiene un buen estado de conservación aunque con restos de tierra.

Fig. 2 .8 .- Botón de cobre, circular; alcanza 17 mm. de diámetro. No aparece


decorado por ninguna de sus caras, que mantiene restos de tierra. En la inferior o

2 0 9
MANUEL ESPINAR MORENO JESUS C A M I2 JIMENEZ JOSE AMEZCUA PRETREl

reverso presenta en su parte central la protuberancia o presilla de sujeción, en


buen estado de conservación.

Fig. 2 .9 .- Botón o pendiente de latón, redondeado y hueco con orificios al


exterior; alcanza 11 mm. de ancho y 14 mm. de alto. Decorado en la totalidad de la
pieza. Consta de tres partes bien diferenciadas. La primera, formada por la protube­
rancia o presilla de sujección, de 4 mm. de altura, con orificio ovalado y restos de
tierra, se mantiene en buen estado de conservación. La segunda, constituye el cuer­
po principal del objeto, formada por ocho anillos ovalados, cuatro arrancan de la
presilla y cuatro de la base del botón. Cada uno de ellos tiene en su arranque una
pequeña hoja. En la unión de los anillos se forman cuatro pequeños rombos, que
van alternando con trozos circulares de la unión de ellos con los espacios vacíos. La
tercera, es la base del botón, formada por un saliente redondeado, de algo más de 1
mm.. de donde arrancan los cuatro anillos redondeados de la parte inferior.
En su totalidad el objeto presenta un buen estado de conservación.

Fig. 2 .1 0 .- Botón de cobre, circular; alcanza 13 mm. de diámetro. Decorado


por ambas caras, aunque la inferior mantiene solo restos de algunos motivos, poco
visibles. La superior o anverso, está dividida en cuatro partes. La primera, formada
por una gráfila de puntos, de menos de 1 mm. de grosor, constituye el borde, que
por alguna de sus partes se encuentra deteriorado. Entre la gráfila y la segunda
parte decorativa están unos triángulos de las puntas de la estrella y otros de base
circular con el vértice hacia el centro, aparece un espacio liso de forma circular, l-a
segunda, consta de seis triángulos con la base algo redondeada y vértices hacia el
centro. Cada uno de ellos se asienta sobre el espacio liso circular y tiene un punto
en el centro, el resto de la superficie triangular está decorada con pequeñas líneas
que al cruzarse forman figuras cuadrangulares, de desiguales dimensiones y factu­
ra. La tercera, comprende un espacio sin decoración, que al encontrarse entre el
centro y los triángulos forma una estrella de seis puntas, cuyos vértices se dirigen
al borde y acaban en el circulo inscrito dentro de la gráfila de la primera parte deco­
rativa. La cuarta, que abarca el centro, está constituida por otro circulo pequeño,
de 3 mm. de diámetro, bien diferenciado por una línea continua que resalta y tiene
dentro un grupo de puntos situados alrededor de otro mayor. El botón presenta al­
ternancia de motivos y se consigue una gran belleza con su combinación.

En el reverso o parte inferior, de peor factura, aparecen restos de letras y ra­


mas vegetales, además mantiene la protuberancia o presilla, que en esta pieza está
perfectamente. En conjunto el botón tiene buena calidad y se conserva bien.

Fig. 2.11 . - Botón de latón, circular, de 11 mm. de diámetro. Decorado en


una de sus caras solamente. Esta presenta como motivos decorativos la alternancia

210
NOTAS SOBRE METAOSTE RIA DE PINOS PUENTE (GRANADA..

de pequeñas estrellas separadas con trozos verticales al centro, que se unen por su
parte inferior y presentan forma de uve mayúscula o de una u abierta, con adornos
en su trazo. Todo está dispuesto alrededor de un punto central, que hac e de eje si­
métrico de toda la pieza.

La parte inferior o reverso tiene la protuberancia o presilla en perfectas condi­


ciones. En conjunto el objeto tiene buena conservación y alcanza gran belleza
como ú til de adorno.

Fig. 2 .1 2 .- Botón de latón, circular; alcanza 16mm. de diámetro. Decorado


en una de sus caras. El anverso o cara superior presenta como motivos distintas
rayas verticales al centro, dipuestas radialmente, de 7 mm. que a veces no guardan
una equidistancia entre ellas. El centro está formado por un punto vacio en el que
confluyen las rayas o radios de la circuferencia. En el reverso tiene la protuberancia
en buenas condiciones. El objeto está bien conservado.

Fig. 2 .1 3 .- Anillo de cobre, de sección circular, deformado en su superficie


por la oxidación y restos de tierra, que han producido el desconche en algunas de
sus partes. El diámetro de la sección alcanza 3 mm. y el de la pieza 16 mm.. quedan­
do en su abertura una amplitud de 12 mm. El objeto en general presenta una me­
diana conservación. En las partes visibles no se mentienen restos de decoración.

Fig. 2 .1 4 .- Botón de cobre, ovalado; alcanza 11 mm. de diámetro en su an­


cho y 7 mm. en su altura. En su realización presenta dos partes bien diferencias: el
botón propiamente dicho y el adorno formado por un cristal. La parte principal de
la pieza fabricada para albergar el cristal o pasta vitrea tiene tres partes.

La primera, constituida por la protuberancia o presilla, de 2 mm. de longitud,


presenta un buen estado de conservación. La segunda, es la parte más importante
para recoger el cristal, que adorna el botón, este cuerpo tiene forma ovalada y se
ensancha para formar el borde. La tercera, arranca de la anterior y está formada por
una lámina circular que aprieta y sujet la parte cristalina o adorno. En su totalidad
la parte metálica no presenta decoración alguna, auque sí buena conservación.

La parte cristalina o adorno propiamente dicho está formado por una pieza
ovalada, de 2 mm. de altura, tallada en su totalidad. La decoración que presenta
está formada por un pequeño circulo, que constituye el final del botón, y rodeado
de pequeños triángulos de desigual magnitud, que forman en su totalidad una figu­
ra estrellada de seis puntas. Algunos triángulos tiene pequeñas roturas. En general
la parte cristalina está bien conservada.

Fig. 2 .1 5 .- Fíbula de cinturón de cobre, con figura cuadrangular y un apén­

211
MANUEL ESPINAR MORENO JESUS GAMIZ JIMENEZ JOSE AMEZCUA PRETREL

dice, alcanza 48 mm. de largo y 32 de ancho. De su longitud corresponden 13 mm.


a la primera parte de la pieza, el enganche propiamente dicho. Este presenta en su
parte central una pequeña elevación, de 5 mm., que divide el enganche en dos par­
tas iguales, con figuras ovaladas para recoger la otra parte del cinturón. 1.a segun­
da, constituye la parte principal, presenta un pequeño orificio, posiblemente para
mantener el cinturón enganchado, con un grosor que oscila entre 3 y 2 mm. U ter­
cera, arranca del cuerpo principal y está formada por un alargamiento, de 17 mm.
acabada en un extremo puntiagudo, a ambos lados tiene dos salientes redondeados
que dirigen sus terminales hacia la parte principal de la pieza.
En conjunto tiene buen estado de conservación y las distintas parte se ensam­
blan de forma que dan una gran belleza al objeto. No presenta decoración alguna.

Fig. 2 .1 6 .- Clavo de hierro, de sección cuadrangular y cabeza irregular; al­


canza en longitud 30 mm., de los que corresponden a la cabeza de 3 mm., ésta pre­
senta una figura irregular dividida en cuatro partes por unas líneas que sobresalen
y se cruzan en el centro, el borde de la cabeza es muy irregular dividida en cuatro
partes por unas líneas que sobresalen y se cruzan en el centro, el borde de la cabeza
es muy irregular posiblemente por efecto de los golpes. En su totalidad presenta
buena conservación, aunque con trozos deteriodados por el óxido y acción de
agentes atmosféricos.

Conclusiones
De los materiales descritos y teniendo en cuenta las características de su apa­
rición en superficie, y. por tanto, ausencia de unos niveles estratigráficos, es difícil
por el momento asignar una cronología exacta; sin embargo, las pocas noticias que
conocemos nos llevan a situar estos objetos a finales de la Edad Media. De otra par­
te, el hallazgo nos hace conocer otro yacimiento arqueológico medieval, que en un
futuro proporcionará más noticias, que completarán el estudio de los materiales y
objetos que presentamos en este trabajo.

212
NOTAS SOBRE METALISTERIA DE PINOS PUENTE (GRAN ADA i

Fig. 2. Materiales de metalisteria de Pinos Puente, recogidos en superficie.

2 1 3
MANUEL ESPINAR MORENO JESUSGAMIZ JIMENEZ JOSE AMEZCUA PRE TRI l

2 1 4
EL CASTILLO DE NOGALES (1458-1464).
PROVINCIA DE BADAJOZ
(I.P.C.E./I.B.I./D.G.B.A.: E. BA-1, l-Ca-044-XV-B3)

Luis de MORA-FIGUEROA
Universidad de Cádiz

0.0.- SUMMARY

Nogales Castle. in the South West of Spain. 23 miles from the Portuguese
frontier, was built by the Suárez de Figueroa family, later Counts of Feria, between
1458 and 1464. It has the archaelogical interest that both his cronology and the
identity o f his builders are well-known; that it has not been transformed in later pe-
riods: and that it has been conserved in excellent original conditions, being, for this
reason, a good reference model for the study of the m ilitary anchitecture and po-
liorketic in the Kingdom of Castile in mid XVth century. Its plan, concentric and
symmetrical, w ith the keep isoleted in the middle o f it, it is rather unusual in Spain.
It offers details of adaptation to the increasing gun-powder artillery.

1.- INTRODUCCION

1. 1. - Idoneidad de su estudio

En la línea de los estudios monográficos de las fortificaciones medievales,


debe prevalecer en una primera etapa el de aquéllas con una cronología exacta­

2 1 5
LUIS DE MORA FIGUEROA

mente conocida, para, a través de un minucioso desmenuzamiento estructural y


funcional de sus elementos, llegar a sentar las bases de una tipología fiable, que sir­
va de referencia para ulteriores estudios en los que la coordenada temporal sólo
pueda obtenerse, en principio, por medio de paralelos tipológicos ya establecidos.
Bajo esta consideración, el castillo pacense de Nogales se ofrece como un ejemplar
óptimo, por cuanto reúne tres condiciones singularmente idóneas: A) conocemos
con exactitud, por medio de sendos testimonios epigráficos y heráldicos in situ. las
fechas de inicio y terminación de las obras de construcción así como su patronaz­
go: B) la fábrica, edificada presumiblemente en una sola etapa más o menos ininte­
rrumpida. no ha sufrido alteraciones posteriores que la desfiguren o alteren: y C)
su actual estado de conservación es sorprendentemente bueno, a pesar del inade­
cuado «B3* del I.P.C.E./I.B.l./D.G.B.A.11’ como expondremos en el apartado 8.2.
más adelante.

1.2.- Estado de la cuestión

A pesar del interés anteriormente expuesto, no ha sido objeto de ningún estu­


dio monográfico, y las escasas consideraciones descriptivas que de pasada se han
hecho sobre el mismo adolecen, en general, de inexpicables errores de bulto o de
una excesiva superficialidad. Prescindiendo de las simples menciones, algunas
adornadas de curiosos dislates'21 lo tenemos recogido por Madoz en 1849*1 3)4que a tri­
2
buye su construcción al V Conde de Feria y I Duque del mismo título, en 1438, no­
table conjunto de disparates que han sido tomados, sin mencionar su procedencia,
por autores recientes con estimable frivolidad. Ya a comienzos de este siglo, es ob­
jeto de un par de páginas firmadas por Mélida'4' aunque a juzgar por las mismas re­
sulta prudente suponer que nunca visitó el monumento, delegando probablemente
en algún ayudante particularmente poco dotado para la mera observación, pues
sólo así se explica que confundiera materiales edificios y tipos de bóvedas, equivo­
cara medidas y planimetría, y reputara «ilegible» la cartela gótica que surmonta el
puente levadizo, además de transcribir incompleta e incorrectamente la inscripción

(1) Inventario del Patrimonio Cultural Europeo / España - 2 Monumentos de Arquitectura Militar.
Madrid, 1968.
(2) SARTHOU CARRERES, Carlos: Castillos de España. Madrid, 1943. p. 266 ORTIZ ECHAGUE,
José: España - Castillos y Alcázares Madnd, 1971. p. 31, lam. 306.
(3) MADOZ, Pascual: Diccionario Geoqráfico... Ultramar. Madnd, 1849. Tomo XII, p. 172.
(4) MELIDA, José Ramón: Provincia de Badajoz (Catalogo Monumental de España). Madrid,
1907-1910. Vol. II, texto, pp. 366 a 368 (n.° 2930); vol. lam.: fig. 350 a 353.

2 1 6
EL CASTILLO DF NOGALES (1 4 58 1464) PROVINCIA DE BADAJOZ

situada sobre la entrada a la torre del homenaje. Muy otro es el nivel de Cooper15'
que en su notable trabajo sobre las fortalezas señoriales del reino de Castilla en el
otoño medieval, dedica algunos incitantes párrafos a Nogales, aunque también in­
curriera en extraña confusiones planimétricas y, sobre todo, al enjuiciar las inexis­
tentes «proto-casamatas» de los cubos angulares. Por últim o podemos recoger una
reciente glosa de Chueca Cotia'61, breve, sugerente. y orteguiana, sobre su funcio­
nalidad y armonía.

1.3.- Normas y advertencias generales

El proverbial desorden e imprecisión en la terminología de los estudios caste-


llológicos se ha procurado obviarlos sometiéndonos, en la medida de lo posible, a
las directrices acordadas en el Internationale Burgen-lnstitut, y reflejadas en el
«Glossaire» elaborado en cinco idiomas por Leonardo Villena, Luigi Grespi, Frangois
Enaud, Wemer Meyer y Arnold Taylor'5 7', aún siendo plenamente consciente de las
6
limitaciones que al menos para el castellano presenta dicho glosario.

Las fotografías del presente trabajo fueron obtenidas por el autor del mismo
en febrero de 1981, ju n io de 1982 y agosto de 1983, con la excepción de la toma aé­
rea oblicua, que lo fué por «Paisajes Españoles» en 1973. El jalón fotogramétrico
presenta subdivisiones de diez centímetros.

El mapa topográfico a escala 1:50.000, correspondiente al sector WNW de la


hoja 828 (Spain), es del levantamiento del U. S. Army Topographic Command: De-
partament of Defense, Washington, 1960.

Diversas personas y entidades han colaborado en la ejecución de este estudio.


En la toma de datos sobre el terreno, resultó de eficaz ayuda la prestada en las tres
estancias sucesivas por don Jaime Bohórquez y Crespí de Valldaura. Proporcionó el
dictamen matalográfico (vide apartado 4.5.) el Tte. Coronel don Alfonso Barón y
Rojas-Marcos, Doctor-Ingeniero de Armamentos y Jefe de Innovación Tecnológica
en la Fábrica de Artillería de Sevilla, de la Empresa Nacional Santa Bárbara de In­
dustrias Militares. En cuanto a la identificación de la muestra de madera (vide 4.4.),

(5) COOPER, Edward: Castillos señoriales de Castilla de los siglos X V y XVI. Madrid, 1980-1981. Vol.
I: pp. 315 ss. Vol. II: Fig. 213, 216, 225 a 228.
(6) WOLF, Reinhart / CHUECA GOITIA, Fernando. (Castillos) de España. Madrid, 1982. pp. 72 y
107, fig. 24.
(7) Glossaire-Burqenfachwórterbuch des mittelalterlichen Wehrbaus in deutsch, englisch, franzosisch,
italienisch, spanisch herausgeqeben vom Internationalen Burgen-lnstitut. Frankfurt am Main,
1975.

2 1 7
LUIS DE MORA FIGUEROA

lo fue por la Dra. Paula Rudall, del Jodrell Laboratory, en los Royal Botanic Gar-
dens de Kew. Los dibujos fueron ejecutados por don Antonio Sáenz, del equipo téc­
nico del Museo Arqueológico Provincial de Cádiz. Ayudaron en la plasmación de un
esquema teórico para el estudio de la fortaleza las discusiones metodológicas con
nuestros alumnos de Arqueología Medieval en la Universidad de Cádiz, en particu­
lar don Manuel Rojas Gabriel. Nuestro agradecimiento a todos, personas e institu­
ciones.

2.- UBICACION GEOHISTORICA

2.1.- Situación geográfica

El castillo de Nogales se encuentra en la cabecera del municipio epónimo. a 38


kms al SEE de Badajoz, y distante de la frontera portuguesa del Guadiana unos 42
km por término medio, en su cuarto cuadrante. Coordenadas: Geográfica LN 38°
35’ 25", LW 6o 45’ 15". Lambert X-333.079, Y-448. 191, Z-451m. U.T.M.
29S.PC.97.74. Cartografía: Servicio Geográfico del Ejército, E. 1: 50.000 - H.828
(Barcarrota) ed. 1947: E. 1: 200.000 - H.3-9 (Villafranca de los Barros) ed. 1979.
Instituto Geográfico Nacional Mapa Oficial de España. E. 1: 200.000, Conjuntos
Provinciales. Badajoz, ed. 1979.

2.2.- Emplazamiento topográfico y enlaces ópticos

Se asienta la fortaleza sobre un otero, a 451 metros de altura, en la estribación


septentrional del espinazo de Sierra de María Andrés, sobre la llanada cambriana, a
la que domina, particularmente por su mitad norteña. Sus posibilidades de observa­
ción son buenas especialmente en dirección a Badajoz y su sector de la banda fron­
teriza portuguesa, aunque se encuentran dificultades hacia el Sur y Levante por
cotas e isohipsas dominantes como Cabeza Alto (737 m), Pico de la Contienda (806
m) y Peña Utrera (813 m).

Por razones históricas y topográficas, su enlace óptico primordial es con el


castillo de Feria (120°/19 Km/Z:575m), seguido del correspondiente al de Salva­
tierra de los Barros o de Barcarrota. un poco más cercano y meridional (160°/12
Km /Z:815 m). Nogales y Feria son sensiblemente sincrónicos en su construcción181,8

(8) Nogales de 1458 a 1464, y Feria desde 1460 hasta su definitiva (?) terminación en 1513, aun­
que aparece arqueológicamente evidente que resultaba operativo desde unos cuarenta años
antes.

2 1 8
EL CASTILLO DE NOGALES I14S 8 14641 PROVINCIA DE BAD AJO /

pero Salvatierra, comprado por el I Marqués de Villena, fué vendido en 1453 al I


Conde de Feria, quien por causas obscuras ordenó su destrucción, que le valió una
polémica excomunión promovida por la Orden de Alcántara. En cualquier caso, pa­
rece lógico suponer que para el últim o tercio del siglo XV las tres fortalezas opera­
ban en esta banda portuguesa.

2.3.- Accesos actuales, coevos y potencialmente practicables

El acceso actual se efectúa a través de la N-432 (sector Zafra-Badajoz) en cuyo


P. K. 170,400 se desvía a la izquierda la CC-423, y el P. K. 57,100 de la misma se en­
cuentra el arrabal de entrada a la pequeña localidad de Nogales, de la cual parten
sendas carreteras locales que la unen con otras entidades de población próximas
(La Morera, 11 Km SE; Salvaleón. 10 Km SSW).

En cuanto a los accesos en uso durante la segunda mitad del siglo XV, sólo
uno parece quedar explícitamente claro, aunque hoy virtualmente reservado a ve­
reda pecuaria. Se trata del camino que, tras atravesar el Rivera de Nogales, a ocho­
cientos metros al NNW de la fortaleza, por medio de un puente que a continuación
comentaremos, sube la ladera y bordea el castillo por su costado meridional. El
puente en cuestión se conserva perfectamente, con su fábrica de mampuestos y la­
drillos trabados con buena argamasa, seis ojos en medio punto escarzano con rosca
de dos pies a soga y tizón diatónico, de una luz que oscila desde los 770 m del
mayor a los 2’80 del menor, y un eje de intradós de 3 7 5 m. lo que proporciona un
holgado tránsito en el extradós, más aún si consideramos que no presenta peralte
alguno en su centro, estando a nivel con las embocaduras de acceso, y conservando
pretiles. Sus cinco machos oponen tajamares de planta triangular. Los módulos la­
tericios coinciden con los del castillo, como se verá en el apartado 4.2. En la prime­
ra mitad del siglo XIX, Madoz141 menciona un puente de tres ojos, que pudiera res­
ponder a los arcos centrales, casi tres veces superiores en luz a los laterales, que
sólo actúan de aliviadero en las grandes avenidas.

I^a topografía relativamente suave del emplazamiento castellano permite que


todo el perímetro de laderas sea potencialmente practicable como acceso ocasional
para peones y jinetes, aunque en mucha menor medida para ingenios de sitio y a rti­
llería neurobalística y pirobalística.9

(9) Vide nota 3.

2 1 9
LUIS DE MORA FIGUEROA

2. 4.- M arco h istó ric o

Aunque sea éste un aspecto que abordaremos en reiteradas ocasiones a lo lar­


go de sucesivos apartados (3.3., 6.1., 6.2., 7.1. y 7.2.), tienen, lógicamente, un carác­
ter complementario respecto a la índole arqueológica de este estudio. La existencia
de la fortaleza de Nogales se sitúa dentro del contexto de los intereses de la podero­
sa familia de los Suárez de Figueroa en la Extremadura de los Trastámara, auge
que arranca de los veintidós años de maestrazgo santiaguista (1387-1409) de Lo­
renzo Suárez de Figueroa, Señor de Monturque, que obtuvo bula de Clemente Vil
por la que el Maestre «podía disponer de la mitad de los bienes ganados durante el
ejercicio de su cargo para dejarlos en herencia», instituyendo mayorazgo'"". Tras la
compra del lugar de Nogales en 1395 (pide 6.2.), entra en la dinámica oligárquica
de la familia, que a través de sucesivos titulares y en función de su valor geopolítico
frente a la raya portuguesa, lo potencian como eslabón en el dispositivo de defensa
de sus posesiones, labrando una fortaleza en el cabezo entre 1458 y 1464. una
muestra más de la exacerbada afición edilicia heredada del nepótico Maestre'

3.- PLANIMETRIA Y VOLUMETRIA

3.1.- Labores de explanación y acondicionamiento poliorcético

Aunque solamente con una tarea meticulosa de desescombre y excavación ar­


queológica podría evidenciarse las labores previas de explanación y acondiciona­
miento poliorcético del solar en el que se construía la fortaleza, actualmente se per­
ciben parte de dichas labores, máxime al haber trabajado sobre los afloramientos
rocosos de la cota. Así. al pie del lienzo SVV se marcan claramente los bordes supe­
riores de la escarpa y contraescarpa atalutadas de ese sector del foso (croquis de
planta: B). Lógicamente, al estar colmatado se desconoce su p r o f u n d i d a d p r e ­
sentando una anchura media de 5'50 m. Por razones topográficas, debió tratarse de
cava seca. La misma mina que, como veremos en el apartado 5.7., corre bajo el foso
partiendo de la cara exterior de la liza cubierta SW. está excavada en la roca nativa
a partir de los 570 m de profundidad, en dirección SSW.1 2
0

(10) Bula de 31 de enero de 1393. Bullarium Militiae Sancxi Jacobi; Tipografía Aristia, Madrid, 1719
pp. 361 s. Recogido por Mazo Romero.
(11) FIGUEROA V MELGAR, Alfonso: ¿os Suárez de Figueroa, de Feria y Zafra Badajoz, 1974 pp. 8 s.
(12) Probablemente no debió ser, al menos en este sector SW, superior a los 4 ó 5 metros, a juzgar
por la trayectoria de la mina de comunicación que se recoge en el apartado 5.7.

2 20
FL C A S ril LO DE MOCALES (1 4 S8 14641. PROVINCIA DE BADAJOZ

3.2.- Generalidades descriptivas de la fábrica

El castillo, cuya construcción se inicia diez años después de la refundación de


Nogales (7.2.), ocupa el extremo NW del cabezo, y se ofrece con una planta tan sim­
ple y funcional como infrecuente: una gran torre del homenaje cuadrada de 2270
m de altura y 12*30 de lado, ceñida por una camisa equidistante que flanquea sus
cuatro ángulos con sendos cubos de 4'20 m 0 y 8'30 de altura sobre el nivel actual
del terreno circundante (vide croquis de planta y fotografía aérea), a la que a su vez
rodea un foso, hoy colmatado. al menos por sus costados SW y SE (croquis: B). La
puerta principal del recinto exterior se abre en el adarve SE (E). defendida por un
puente levadizo, y en el opuesto y paralelo una poterna (A). La liza que corre entre
el homenaje y la camisa circundante, de tres metros de luz. estuvo cubierta en tres
de sus trayectos (F) por una techumbre sobre vigas, a un agua, que unía por tanto
los paramentos de la torre con el camino de ronda que corre sobre la camisa. Al res­
pecto. se conservan en cada uno de los tres costados del homenaje once mechinales
para la viguería, bajo una somera cornisa corrida de granito, destinada a evitar las
filtraciones pluviales en el ángulo de incidencia parietal-cenital. La naturaleza de
ésta moldura prueba el carácter coevo del cubrimiento. Desde el adarve se abren a
esta liza, tanto en las tres partes cubiertas como en la cuarta a cielo abierto, además
de puerta (E) y poterna (A), el acceso a la mina subterránea (G) y diversas cañone­
ras. con la oportuna deriva para batir entradas y accesos.

En el sector descubierto de la liza se abre el ingreso a la torre del homenaje,


que se ofrece con una distribución interior en tres espacios, superpuestos en seis
plantas iguales. Esos tres espacios lo componen una cámara grande (7'39 x 3'82 m)
que ocupa algo más de la mitad de la superficie disponible, una camareta adyacente
(4'28 x 272 m). y. en el ángulo septentrional, la caja de la escalera, que se eleva en
tramos rectos en torno a un nabo cuadrangular macizo (70 x 90 cm), en reparto
original, aunque la pauta huella / contrahuella sea producto de una «restauración-
de paternidad desconocida (circa 1970). Al pie del nabo se abre un pozo de 4’80 m
(?) de profundidad con planta en «L» que. en principio, no parece conducir a parte
alguna (marcado con un signo de interrogación en el croquis de planta). Las seis al­
turas las cámaras y camaretas superpuestas, están cubiertas las impares por alfarjes
y las pares por bóvedas latericias de medio cañón, que según los casos presentan
sección escarzana, en medio punto, o peraltada. A través de los diversos tramos de
la escalera se accede a cámaras y camaretas independientemente, aunque a su vez
ambas están comunicadas dentro de cada planta. Salvo la primera, al nivel del acce­
so. todas las plantas tienen pequeñas ventanas, excepto la cámara de la sexta, que
es completamente ciega. La caja de la escalera se ilumina con sahetera. y se com-
partimentaba con puertas de doble hoja. Obviamente, la cámara de aparato es la co-

221
LUIS DE MORA FIGUEROA

rrespondiente a la tercera planta con chimenea y la única ventana de regulares pro­


porciones del castillo (72 x 47 cm), cubierta con arco angrelado de tres dovelas gra­
níticas, de las que falta la clave. El grueso muro de la torre del homenaje (2’50 m)
hace que las travesías de las ventanas generen pequeños cubículos, a veces aislados
con un doble sistema de puertas, unas a ras de la cara interna del muro y otras en
línea de fachada exterior, como en la camareta de la quinta planta.

En el ángulo oriental de la pieza de entrada (H), se abre una trampilla (72 x 75


cm) que da acceso a los dos niveles subterráneos de la torre, compuesto por sendas
cámaras superpuestas, que coinciden con la línea de cimientos de las superiores. La
primera de ambas (6’90 x 3’55 cm) está cubierta por una bóveda apuntada que
arranca del pavimiento, conservando parte de la solería de ladrillo en espiga, y en
su centro se abre un orificio circular (60 cm 0 ) por el que se accede al algibe infe­
rio r (vide 5.9.). La disposición de la bóveda en el primer subterráneo es en todo
punto inadecuada para un almacén, por cuanto en proporción a la superficie de
base (24’5 m2) y altura en clave (2’34 m), resulta mínimo su volumen de capacidad y
de disponibilidad parietal: no obstante es así mismo muy improbable que se trate de
un calabozo o ergástula. ya que por su acceso directo a las reservas de agua parece
impensable.
No deja de resultar infrecuente que de los 710 m2 de superficie habitable /
transitable (excluidos adarves y cubos de flanqueo), tan sólo el 26% corresponda a
espacios a cielo abierto, lo que da idea del carácter cerrado de su criterio estructu­
ral, tan distante de la habitual disposición en amplio albácar con pequeñas torres /
habitáculos.

3.3.- Influencias y paralelos espaciales y temporales

Desde el punto de vista del criterio planimétrico y volumétrico, destaca en No­


gales la disposición central y exenta de su torre del homenaje, desproporcionada
con el dispositivo circundante de simetría concéntrica. Es esta una disposición bas­
tante infrecuente en la castramentación española, y los escasos paralelos suelen ser
anteriores, de los siglos X III y XIV. Así, tenemos el castillo alavés de Mendoza, que
virtualmente coincide en planta y medidas, pues se trata de un cuadrángulo de
unos 25 m de lado con sendos cubos angulares de flanqueo, y en su centro el ma­
cho de 21 m de altura y 11 x 13 de planta, conjunto atribuido a las «primeras déca­
das del siglo XIII»"3'. También bastante similar encontramos el de Guijosa (Guadala-1 3

(13) PORTILLA VITORIA, Micaela: Torres y casas fuertes de Alava. Vitoria, 1978. Vol. II, pp. 746 s

222
EL CASTILLO DE NO GALES(14S8 14641 PROVINCIA DE BADAJOZ

jara), supuesto del siglo XIV en función de consideraciones sumamente vagas11’ 1; y


ya en cuanto al aislamiento del homenaje, el cacereño de Mayoralgo'111y el zamora-
no de Puebla de Sanabria, éste últim o prácticamente sincrónico con Nogales'lhl. No
obstante es el pacense de Los Arcos, también construido por los Figueroa, y distan­
te 13 Km al NWW, quien ofrece una más clara posibilidad de influencias mutuas,
aún con ser, quizá algo posterior (1474 ?), y resultar de lectura dificultosa por sus
deterioros y las transformaciones del siglo XVI, en las que se le añade un revellín
abaluartado117'; se asemeja en planta, con ejes mayores.

4.- MATERIALES Y TECNICAS EDILICIOS

4.1.- Piedra

Salvo elementos latericios como verdugadas en la merlatura, canecillos en el


vuelo del adarve, bóvedas, tacas, y solerías, el grueso de la fábrica está construida
con piedra, con sillares en las esquinas achaflanadas del homenaje, sillarejos y
mampuestos con sus ripios correspondientes en el resto. Labras especiales se con­
servan en la portada del puente levadizo, alfiz de su inscripción y escudos heráldi­
cos. ranguas de los cierres, poyos, embocaduras de cañoneras, canecillos de la bu­
harda. goznes del puente levadizo y en el sofito de las dovelas con lobulado cónca­
vo del arco que cubre la ventana SE de la cámara principal del homenaje. Todas es­
tas piezas están trabajadas en granito de la comarca, y con las adecuadas plantillas
no debieron plantear problemas de labra; no así las inscripciones y escudos, que
probablemente lo fueron por maestros canteros de evidente cualificación. en caliza
de grano fino (mármol de Estremoz ?).

4.2.- Barro cocido

Tal como avanzábamos en el apartado anterior, determinados elementos del


castillo fueron realizados en barro cocido, particularmente ladrillos y losetas. Se re­
currió allí donde, sin comprometer la defensa, su adopción significaba un aharata-1 7
6
5
4

(14) LAYNA SERRANO, Francisco: Castillos de Guadalajara. Madrid, 1960. pp. 145-149, fig. 33.
(15) VELO Y NIETO, Gervasio: Castillos de Extremadura. Cáceres. Madrid, 1968. pp. 117 a 1 36. Fina
les del siglo XIII o comienzos del XIV ?
(16) COOPER, Edward: Op. cit., pp. 440 s. Circa 1455, en función del testamento otorgado por el
Conde de Benavente.
(17) Ut supra. Vol. I, pp. 315-319, vol. II, fig. 215.

2 2 3
LUIS DE MORA FIGUEROA

miento de costes, por la relativa complejidad de sus perfiles. Así, en los canecillos
que soportan el modesto vuelo del adarve, en los respaldares rehundidos de los
poyos del ventanaje, en la plementería de las bóvedas del homenaje y los aljibes,
probablemente en las solerías de interiores, y en las verdugadas de la merlatura del
donjón. Del mismo modo, y de buena arcilla, para las curiosas tinajas embutidas en
el terrado de las cuatro torres de flanqueo, que comentaremos en el apartado 5.9.,
así como los atanores.
Aunque con carácter excepcional, se ha producido un fenómeno de acorcha-
miento en piezas aisladas de algunos paramentos latericios, particularmente en las
camaretas ventaneras, tanto en su cobertura escarzana, como en los respaldos re­
hundidos de los poyos, probablemente motivado por la salinidad de la arcilla.

En general, y a salvo de análisis cualitativos, se han empleado desgrasantes


micáceos de considerable granulometría.

4.3.- Argamasas y hormigones


Los morteros empleados tanto para la cohesión como para el revoque son de
buena calidad, partiendo de la habitual combinación de óxido de calcio y un árido
depurado, resistiendo bien los más de quinientos años de intemperie. No obstante,
algunas hornadas defectuosas por inadecuado apagamiento han motivado fallos lo­
calizados en la argamasa, particularmente en los alrededores de la poterna, y en zo­
nas con especial incidencia de humedades como bóvedas de aljibes y zócalos que la
absorven por capilaridad.

4.4.- Madera estructural y mobiliar


Por razones geoclimáticas obvias, la importancia estructural de la madera es
modesta en este rincón de Europa, circunscribiéndose casi exclusivamente a alfar­
jes, y en cuanto a la mobiliar, dada las circunstancias específicas del caso en estu­
dio, tan sólo quedan las huellas de alfarjías, trancas y ranguas.
En Nogales quedan algunos restos de cabezas de vigas en los mechinales de
las entreplantas del homenaje, y obtenida una pequeña y bastante deteriorada
muestra correspondiente al costado SE de la camareta, entre la 5a y 6a planta, resul­
tó ser Pinus sp...'w, muy probablemente de origen comarcal y fecha coeva a la fá­
brica.1
8

(18) Identificación realizada por la Dra. Paula Rudail, del Jodrell Laboratory, en los Reales Jardines
Botánicos de Kew, Gran Bretaña.

2 2 4
EL CASTILLO DE NOGALES (1 4 5 8 14641. PROVINCIA DE BADAJOZ

4 . 5 .- M e ta le s

En la actualidad no se dedetectan más especímenes metálicos claramente sin-,


crónicos con la construcción del castillo que los correspondientes leves restos de
hierros meteorizados en los alveolos de los encastres de las rejas que protejen los
huecos de luz en las distintas plantas de la torre del homenaje. Extraída una mues­
tra en la jamba derecha de la ventana SE en la cámara principal (3a planta), y proce­
diéndose a un reconocimiento de la misma en los laboratorios de la Fábrica de A rti­
llería de Sevilla"91, se comprobó su naturaleza esponjosa dado el avanzado proceso
de corrosión en el acero forjado de la reja, con una pérdida de densidad desde 7’8 a
4'2, sin detectarse rastro alguno de plomo, como en principio cabría pensar, para
cobijar el encastre en los alveolos, afianzando su fijación y absorbiendo las dilata­
ciones por oxidación.

4.6.- Soga, canto, tizón, llagas y juntas

El módulo latericio responde al tipo -morisco», habitual en toda nuestra baja


edad media, así como la desproporción entre llagas y juntas.

A título de muestreo comparativo, damos las medidas en tres sectores:

EJES POTERNA MERLATURA PUENTE RIVERA NOGALES


Soga 2 4 /2 6 28’5 /2 9 '5 27’5 /3 0 cm
Tizón 11/12 12-14/17 1 2 5 /1 3 5 cm
Canto 4 /5 4 /5 ’5 4 /5 cm
Llaga c.1 /2 1 /2 1/1*5 cm
Junta c.2 '5 /4 2’5 /4 ’5 2 /3 cm

En cuanto a los sillares graníticos, aparecen a soga y tizón en las esquinas del
homenaje, que a su vez presenta los ángulos cuidadosamente achaflanados. Estos
sillares están levemente meteorizados, resaltando someramente por ello las llagas y
juntas.19

(19) Por medio del Tte. Coronel don Alfonso Barón y Rojas-Marcos, Doctor-Ingeniero de Armamen
tos y Jefe de Innovación Tecnológica en dicha Fábrica de Artillería, de la Empresa Nacional
«Santa Bárbara» de Industrias Militares.

225
LUIS DE M O RA FIGUEROA

4 . 7 .- G lyp to g ra fia y p a r a m e n to s d ec o ra d o s

No parecen existir marcas de cantería, y si bien en el exterior pudiera explicar­


se por la causa expuesta en el apartado anterior, ella no resulta válida en los para­
mentos interiores. En cuanto a los grafitos, todos los visibles, sin ser por el momen­
to lo abundantes que cabría esperar, responden a visitantes modernos, careciendo
de interés arqueológico.

En cuanto a los paramentos decorados, no alcanzan en Nogales la profusión


que en otras fortalezas de la familia Figueroa en la misma zona y época, como Feria
y Villalba de los Barros. No obstante, se han conservado algunos revestimientos
con decoración geométrica curvilínea, particularmente en la cobertura piramidal
de la merlatura del homenaje (paños de circunferencias tangentes), y en el cuadran­
te NE del cubo de flanqueo meridional (lacería y llagueado asimétrico de mampues­
tos). Dichos elementos, ju n to con los canecillos latericios para el somero vuelo ex­
terno del adarve, y la antes mencionada cobertura piramidal de los merlones, cons­
tituyen las escasas concesiones al mudejarism'o local subyacente.

5.- CRITERIOS ESTRUCTURALES Y SISTEMATICA FUNCIONAL

5.1.- Compartimentación de la defensa

En función de la escasa superficie del Nogales medieval, la compartimentación


de su defensa no alcanza excesiva complejidad. A pesar de ello, se distinguen cua­
tro elementos sucesivos y /o autónomos: la iglesia de San Cristóbal, la cerca urba­
na. la camisa con sus cubos angulares y, por último, la torre del homenaje, único
reducto realmente autosuficiente. La modestísima entidad de la cerca urbana debe­
ría provocar una rápida ruptura del dispositivo general, aislando al primer elemen­
to de los dos últimos, que son los que presentan verdadera personalidad poliorcéti-
ca. Por tanto parece lógico suponer que la misión de la cerca era la de disuadir de
pequeños golpes de mano, y en el caso de ataques de mayor envergadura, resistir el
tiempo suficiente como para perm itir refugiarse a los habitantes con algunos ense­
res y víveres en los reductos de ambos extremos. NW y SE. Otra misión no parece
lógico atribuirle a la cerca urbana por su ya citada modestia, tanto en los materia­
les, que hace que presente el muro completamente deshojado, cuanto por la virtual
ausencia de flanqueo, y la presumible cortedad de alzada. La entrada la tenía
apoyándose en el costado septentrional del ábside de San Cristóbal, y los testimo­
nios heráldicos subsistentes permiten fecharla en la etapa Figueroa-Manuel (vide
6.2.).

226
EL CASTILLO DE NOGALES 11458 1464) PROVINCIA DE BADAJOZ

5 . 2 .- R e sg u a r d o d e a p ro c h e s

En principio, únicamente se detecta en tal sentido la existencia del foso ya


mencionado (3.1.), si bien, superficialmente, tan sólo en los costados SW y SE; en el
primero de ellos con una anchura media de 5'50 m y en el segundo de unos cin­
cuenta centímetros menos. Dicho foso se salvaba por medio de un puente levadizo
en la mitad derecha del sector SEE, del que aún se conserva un fragmento en gra­
nito del gozne izquierdo para el eje horizontal. El deterioro de la superestructura a
nivel del adarve dificulta la identificación del mecanismo de elevación, pero que en
cualquier caso debió ser de tensores y no de contrapeso balanceado. El mecanismo
se accionaría desde el trasdós de la buhedera.

5.3.- Elementos de ñanqueo

Dada la uniformidad y moderación de su perímetro, el castillo de Nogales pre­


senta una articulación de flanqueo simple pero eficaz, basada principalmente en
sus cuatro cubos angulares y. para las embocaduras del puente levadizo y la poter­
na, en la adecuada inflexión de derivas y derrames en saheteras y cañoneras. Los
ángulos muertos existentes están parcialmente compensados por la presencia de la
cava y el atalutamiento basal de los lienzos, alambor que en algunos casos actúa de
contraescarpa. La inflexión en la deriva de las aspilleras se percibe claramente en la
cara interna del pretil de los cubos, para el control del camino de ronda y la liza.

5.4.- Control de la vertical

En este punto, el criterio poliorcético de Nogales es sorprendentemente arcai­


co para su época, y resulta extraño que en una fortaleza de nuevo diseño y cons­
trucción, de mediados del siglo XV. no se oponga más reparo que una ladronera
para el acceso al homenaje, al nivel del terrado, y una buhedera en el pasadizo del
puente basculante (45 cm 0). Además, el buen estado de la fábrica permite compro­
bar la inexistencia de huellas de otros artilugios más perecederos como cadalsos o
escaraguaitas.

227
LUIS DE MORA FIGUEROA

5.5.- Cierre y defensa de huecos y vanos

Respecto a las puertas tanto exteriores como interiores y a las ventanas de


cierta luz, siguiendo lo habitual, se cerraban con dos hojas, claramente indicadas
por las ranguas graníticas subsistentes. Las aspilleras de más de un pie de anchura
estaban protegidas igualmente con rejas de hierro acerado, siempre alojadas en el
sofito de jambas y dinteles, sin vuelo alguno por tanto. Al parecer, el encastre se ha­
cía en seco, sin cobija de plomo en los alveolos (4.5.). Todas ellas han desaparecido.
La ventana cubierta de arco angrelado (47 x 72 cm), la mayor del castillo, estaba
protegida por una reja de dos hembras horizontales y un macho vertical, de cuadra­
dillo de 30 mm.

Las dobles hojas de las puertas más comprometidas, puente levadizo y acceso
al homenaje, quedaban bloqueadas por un triple dispositivo de barrones superpues­
tos, de los que se conservan los profundos mechinales para su deslizamiento. Res­
pecto a las defensas laterales y verticales de estos huecos, va se mencionaron en
4.3. y 4.4.

Resulta curiosa la disposición adoptada con las ranguas excavadas en los alféi­
zares de las ventanas en la torre del homenaje, pues para facilitar el encastre del pi­
vote del eje se le excava un canalillo en codo, que debía ser rellenado con mortero
una vez instalada la carpintería.

5.6.- Merlatura y almenaje

Resulta notable el dimorfismo en la merlatura de este castillo, pues mientras la


correspondiente a los cubos angulares y sus adarves intermedios responde a un
modelo evolucionado, con merlones de gran frente y almenas estrechas y con deri­
vas acusadas, la merlatura de la torre del homenaje responde a un tipo muy tradi­
cional en forma y cadencia, incluso con la cobertura piramidal de corte mudéjar
que mencionamos en 4.7.
Respecto a ésta última, el homenaje, a sufrido considerables destrozos en el
parapeto del terrado en estos últimos años, y de los 28 merlones que debió tener,
conserva siete, los esquineros de la línea de fachada, y cinco intermedios (cuatro en
la SW y uno en la NE). La altura total de este parapeto es de 2'90 m, correspondien­
do Í ’ IO al antepecho y 1’80 al merlón. La cadencia corresponde a un módulo habi­
tual, alternando 070 de vano y 0’95 de macizo, todo ello con un grosor de dos pies.

2 2 8
El CASTILLO DE NOGALES 11458-1464) PROVINCIA DE BADAJOZ

5.7.- Salidas alternativas: minas y poternas

La conveniencia que reviste en las fortalezas la existencia de huecos para en­


tradas y salidas discretas y poco comprometidas es evidente, a pesar de lo cual en la
mayoría de los casos o nunca existieron o pasan desapercibidas por inaxcesibles en
la actualidad. En Nogales aparecen los dos elementos tradicionales, la mina y la po­
terna. Respecto a la primera, tiene su acceso en el tramo de liza cubierta del SW, en
forma de un pozo cobijado en el grueso del lienzo, de planta cuadrada (90 cm de
lado) y cubierto con bóveda escarzana de ladrillo a soga, quedando aislado de la liza
con una puerta de dos hojas que conserva las ranguas de granito (croquis de plan­
ta: G). El primer tramo vertical es de 570 m. con bajada por oposición apoyándose
en mampuestos resaltados alternativamente. En el punto medio del trayecto se
abre hacia el foso una sahetera abocinada con derrame interno. Al pie, un pasaje
descendente excavado en la roca nativa, en dirección SWW. colmatado e im practi­
cable a 4'50 m del fondo del pozo de acceso a causa de los escombros acumulados.
Por tanto, o bien corre bajo el foso hacia algún punto de la ladera VVSW. o bien tie­
ne salida en el fondo de la cava, hoy aterrada.

La poterna en el lienzo NW, aparece en la actualidad deformada y agrandada al


haberle sido arrancadas jambas y umbral de granito, pero en su origen tuvo 95 cm
de luz (croquis: A). El acceso que atraviesa el muro está cubierto con bóveda escar­
zana de ladrillo a soga y tizón, probablemente en dos fases. Tuvo dos hojas el cierre,
conservando parte de sus ranguas, pero no así, extrañamente, señal de tranca. En
su umbral exterior, huellas de canecillos escalonados, quizá para compensar el rele­
je del alambor. El umbral queda hoy a un metro por encima del cono de derrubio
exterior, pero originalmente su altura debió ser de unos tres.

5.8.- Incidencia estructural de la artillería pirobalística

Como es lógico dada su fecha de construcción ex novo entre 1458-1464,


recoge este castillo las modificaciones imprescindibles ante el perfeccionamiento de
la artillería pirobalística. perfeccionamiento que tuvo su principal y, por el momen­
to, casi única aplicación en la poliorcética, por medio de los trenes de sitio. Su refle­
jo en Nogales se manifiesta en la generalización del alamborado, en la existencia en
los cuatro frentes de la camisa de verdaderas cañoneras al nivel de la liza, aunque
leí modelo circular y no del más funcional de «buzón», con amplia deriva, y, por ú l­
timo, hasta cierto punto, en la escasa altura de la camisa, compensada por la exis­
tencia de cava.

2 2 9
LUIS DE MORA FIGUEROA

5.9.- Aguada: Captación, conducción, almacenamiento g evacuación

El problema de la aguada, prioritario en el contexto poliorcético, estaba re­


suelto en el reducto de Nogales con sencilla eficacia, aún contando exclusivamente
con los testimonios actualmente perceptibles.

La elección topográfica impedía sangrar veneros subálveos, por lo que recu­


rrieron a la captación pluvial, y su almacenamiento en aljibes subterráneos. En la lí­
nea de la compartimentación defensiva ya esbozada (5.1.), se establecen dos reser­
vas independientes, una de acceso común en el albácar urbano, y otra en la segun­
da planta subterránea de la torre del homenaje. Respecto a la primera (croquis: D),
se trata de una cámara bajo el pavimento contiguo al foso, de planta rectangular
(7 60 x 4'64 m), cubierta con bóveda de medio cañón con plementaría latericia, dos
arcos perpiaños equidistantes, e intradós enlucido con cal hidráulica y enjabelgado
en almagra. En su esquina septentrional presenta un pozo de acceso, rehundido
con respecto a los paramentos interiores (50 x 75 cm), al igual que una trampilla
circular (70 cm 0 ) en el punto medio del eje de clave, trampilla que servía para ex­
traer el agua. Recibe igualmente cuatro conductos hidráulicos, (tres de 12 cm 0 y
otro de 33). Parcialmente relleno de escombros y carroña, presenta aún 2’05 me­
tros libres, que impide el cálculo de capacidad, aunque en ningún caso debió ser
esta inferior a los 80.000 litros.

En cuanto a la otra reserva, la situada en la segunda planta subterránea del


homenaje, es de menor capacidad (19.000 litros de óptimo teórico), con una planta
de 3’80 x 1 64 m, cubierta de bóveda escarzana, enlucido con almagra, y ángulos
matados con bordón para la impermeabilización. El acceso y la extracción se efec­
túa por una trampilla circular (3’50 m de profundidad), en el punto medio del eje de
clave, presentando igualmente un bajante de suministro en la esquina septentrio­
nal.

En cuanto a la captación pluvial, sólo aparece clara en el terrado del homena­


je, que aún habiendo perdido la solería, ofrece escorrentía a cuatro aguas, y dos im ­
bornales por fachada.

Por últim o, unos dispositivos realmente extraños e infrecuentes. Se trata de


unas tinajas de cerámica incrustadas hasta e! nivel de la boca en el macizo del terra­
do de los cubos de flanqueo, que fueron inexplicablemente confundidas por Coo-
per-20»Con los accesos a casamatas artilleras. En principio no ofrece más explicación
que la disponibilidad en cada torre angular de unas docenas de litros de agua (?)
para combatir o provocar (?) incendios, y /o apagar la sed de los guaitas.

(20) COOPER, Edward: Op. cit., vol. I, p. 315.

2 3 0
E l CASTILLO OE N 0 G A L E S 0 4 S 8 14641 PROVINCIA DE BADAJOZ

5.10.- Fuegos: cocinado y calefacción

En su estado actual, Nogales no ofrece para este apartado más testimonio que
la chimenea de la cámara principal de la torre del homenaje, con una boca de hogar
de 1’80 x 1*35 m. con 0'87 de fondo, cubierta con un arco de descarga latericio, a ti­
zón, con tímpano ciego, que protegía a un dintel de madera. El tiro corre por el
grueso del muro SW. aflorando en el terrado con la habitual disposición en ranura
(1'59 x 012). Lógicamente, la ausencia de intensos y duraderos fríos invernales en
la zona explica, hasta cierto punto, la inexistencia de más chimeneas, como hubiera
sido norma en un castillo similar de otras regiones de Europa.

5.11.- Hornacinas, tacas, letrinas y poyos

La frecuencia con que en el mundo de la castramentación medieval se recurría


a la manipostería para la ejecución de elementos habitualmente mobiliares, está
bien representada en este caso. Así. tenemos tacas en las cámaras de la 1.a, 3.a y 5.a
plantas del homenaje, y en la camareta de esa última. Igualmente, todas las venta­
nas poseen poyos de piedra con su correspondiente respaldar rehundido en una so­
mera hornacina de ladrillo, todo ello labrado en el grosor del muro, que suele ser de
2’50 en las diversas plantas y fachadas. Por otra parte, la inexistencia de letrinas en
manipostería, carencia frecuente en la mitad sur de la Península, es debido tanto a
un clima relativamente suave cuanto a la abundancia de bacinas cerámicas portáti­
les, elemento usual del menaje bajomedieval hispánico. En tal sentido sólo podría
interpretarse, quizá, un extraño imbornal (mingitorio ?) en el parapeto septentrio­
nal del cubo de flanqueo W.

6.- TESTIMONIOS EPIGRAFICOS Y HERALDICOS

6.1.- Descripción, transcripción, cotejo

Como ya hemos apuntado <1. L). quizá el mayor interés de este castillo radique
en la existencia y óptima conservación de sendos testimonios epigráficos y heráldi­
cos que determinan con exactitud la cronología y patronazgo de la obra.

Sobre la entrada a la torre del homenaje se encuentra un tablero de caliza de


grano fino de 125’5 x 44'5 cm, con un texto epigráfico de nueve líneas en caracte­
res góticos. Su transcripción, resolviendo siglas y abreviaturas, es la siguiente:

231
LUIS DE MORA FIGUEROA

+ESTA FORTALEZA MA(n)DO FAZER EL NOBLE CAVALL(er)0 LORE(n)CO SUA-


R(e)S DE FIG(uer)OA SEÑOR /
DE LA CASA DE VILLALVA E DEL CO(n)SEJO DEL RREY N(uest)RO SEÑOR
FIJO DEL MAGNIFICO S E /
ÑOR GOMES SUAR(e)S DE FIG(uer)OA DEL CO(n)SEJO DEL SEÑOR RREY E
MAYORDOMO MAYOR /
DE LA SEÑORA RREYNA E NIETO DE LOS MUY ECCELE(n)TES SEÑORES DON
LORENCO /
SUAR(e)S DE FIG(uer)OA MAESTRE DE SANTIAGO E DON DIEGO FURTADO DE
MEN-(DOCA)- /
ALMIRA(n)TE DE CASTILLA SEÑOR DE LA VEGA E COMENTO EL AN(n}0 DEL
N A S C IM IE N H T O )-/
DE N(uest)RO SALVA(d)OR IH(es)U X(hri)P(t)0 DE M ILL E QUATROCIE(n)TOS E
CINQU(en)TA E OCHO AN(n)OS /
E MA(n)DOLA FAZER AQ(u)I POR LA SALUD DEL PUEBLO E DEFENSA DE SU
TIERRA E DE LOS M /
ORADOR(e)S D E -(LL)-A

Surmontados al texto anterior, y en sendos tableros de la misma piedra, apare­


cen dos blasones, en escudo apuntado, el principal con cinco hojas de higuera en
sotuer, y el derecho cuartelado, l.° y 4.° mano alada empuñando una espada desnu­
da de pomo esférico, 2.° y 3.° león rampante a izquierda.
En disposición semejante, y en la portada del puente levadizo, otro excelente
tablero epigráfico y heráldico (79'5 x 69'5, mármol), rehundido y recercado, en el
que aparecen atraillados por el vértice superior dos blasones; a la izquierda las ar­
mas ya descritas anteriormente, y a la derecha, partido, dos canes pasantes y cinco
estrellas de ocho puntas en sotuer. Bajo ellas una cartela, tres líneas en caracteres
góticos sobre rollo extendido de cabos plisados, con el siguiente texto:

i POR • FALLESC(i)M(ien)T(o): DEL MAGNIFICO SEÑOR DO(n) LORE(n)gO SUA-


REZ DE FIGUEROA : PRIM(er)0 /
CONDE DE FERIA Q(ue) M(an)DO FAZER ESTA FORTALEZA i LA MA(n)D(o) •
ACABAR • EL • NOBLE • CO(n)D(e) • DON /
GOM(e)Z SUAREZ DEFIG(ue)ROA • SU FIJO ■ E ACABOSE AÑO DEL SEÑOR DE
M ■CCCC • L X IIII: AÑOS /

2 32
EL CASTILLO DE NOGALES (1 4 5 8 1464) PROVINCIA DE BADAJOZ

6.2.- Aportación y confirmación de datos

De los dos testimonios estudiados, en el primero corresponden las armas de la


izquierda a las llevadas por Lorenzo Suárez de Figueroa y Lasso de Mendoza
( t 1461), I Conde de Feria, las de la derecha a su mujer María Manuel, hija de Pedro
Manuel, Ricohombre de Castilla, II Señor de Montealegre, y de Juana Manrique'211.
Como pormenoriza el texto epigráfico subyacente, el I Conde era hijo de Gome
Suárez de Figueroa y Mesía ( t i 429), Señor de Nogales, Zafra &, Mayordomo Mayor
de la Reina Catalina de Láncaster, y de Elvira Lasso de Mendoza, hermana del I
Marqués de Santillana y Señora de la Vega, hija del Almirante de Castilla Diego
Hurtado de Mendoza y de su segunda mujer Leonor Lasso de la Vega. Su abuelo
paterno, también recogido en la inscripción de marras, era Lorenzo Suárez de Fi­
gueroa, veintidós años Maestre de Santiago (electo 28-X-1387, tl4 0 9 ). e impulsor
del proceso de señorialización de las tierras de la baja Extremadura'221, y quien com­
pró Nogales en jun io de 1395 a los Enriquez, por 80.000 mrs'2 23), aunque no fuera
2
1
hasta sesenta y tres años después su nieto homónimo quien iniciara la construc­
ción del castillo.

Respecto al segundo testimonio, morfológicamente más moderno, formalmen­


te menos austero, más cortesano, explica la culminación de las obras, llevadas a
cabo por el hijo de quien las inició, seis años después, a tenor del documento epi­
gráfico. Gome Suárez de Figueroa y Manuel, II Conde de Feria, Capitán General de
la Frontera de Extremadura, y Alcaide de Badajoz ( t 1505). tiene sus armas a la iz­
quierda, encadenadas a las de su primera mujer, Constanza Osorio, hija del Conde
de Trastámara y de Isabel de Rojas.
De la ubicación de estos documentos parece deducirse que la construcción de
la fortaleza se efectuó desde dentro hacia fuera, comenzando por la torre del home­
naje, de diseño más arcaico por su elevación y merlatura mudéjar, para term inar en

(21) FIGUEROA Y MELGAR, Alfonso: Estudio histórico de algunas familias españolas. Madrid, 1965.
Vol. I, pp. 257 s. Aparece, inadecuadamente recogido, en SOLAR Y TABOADA, Antonio del /
CIADONCHA, Marqués de: Piedras armeras de la provincia de Badajoz. Badajoz, 1930-1931, p.
47.
(22) MITRE FERNANDEZ, Emilio: Evolución de la nobleza en Castilla bajo Enrique III (1396-1406).
Valladolid, 1968. pp. 174 ss.
Í23) Quizás influyeran las dificultades políticas de la familia Enriquez para con los Trastámara, en
función de su vieja filiación petrista, además de la peligrosa proximidad de la frontera portu
guesa, que podría ser cubierta por las mesnadas santiaguistas de don Lorenzo.
Vide: MAZO ROMERO, Fernando: Los Suárez de Figueroa y el Señorío de Feria en «Historia, Insti
tuciones y Documentos», 1.1, Sevilla, 1974. p. 131.

2 3 3
LUIS DL MORA FIGUEROA

la camisa exterior, plena de concesiones a la poliorcética pirobalística. El mismo


criterio heráldico de los testimonios es sensiblemente más moderno en el segundo
que en el primero.
Aunque en la mayoría de los casos los textos epigráficos similares a estos han
desaparecido de las fortalezas, aún quedan conspicuos ejemplares correspondien­
tes a los siglos X III (Torre de Don Fadrique en Sevilla, y en Albaida de Aljarafe). XIV
y XV (Torre de la Algaba. Sevilla; Porcuna, Jaén; El Carpió. Córdoba; Zafra. Bada­
joz. &&).

7.- TESTIMONIOS COMPLEMENTARIOS

7.1.- Hallazgos casuales de diversa índole

La falta de un concienzudo y moroso estudio sobre el terreno ha impedido


aportar datos significativos al respecto. No obstante, resulta sorprendente la abun­
dancia de fragmentos cerámicos, pequeños y de fractura vieja, en las laderas inme­
diatas al castillo, particularmente en sus costados occidental y septentrional. Aun­
que pendiente de estudio, dichos restos responden al menaje común tardomedie-
val. tanto juagueteado como con vedrío. Destaca por su extemporaneidad un frag­
mento de borde, cuenco o plato carenado de gran diámetro, con decoración geomé­
trica exterior, propia del área portuguesa del Bronce geométrico orientalizante (si­
glos IX-V1I ?). La explicación de su presencia en el relleno de una cava de la segun­
da mitad del siglo XV puede venir dada por un documento en el que al glosar la re­
fundación de Nogales por los Figueroa en 1448, en su nuevo emplazamiento del ca­
bezo de la Atalaya de Nogales, explica que «cuando comentaron a abrir las f anjas
para las casas que paresqio ende alrrededor por la corona del cabego uno comuro
pimiento de piedra que se mostrara aver segdo a manera de cortijo o fortaleza,
pero era tan antiguo que engima de tierra non se paresgia ga sgnon en pocos lo­
gares»™'.

7.2.- Legendas g tradiciones locales

En ocasiones, el acerbo popular de tradiciones localés entorno a una fortaleza


medieval, a pesar de su. en general, monótona uniformidad, aporta datos curiosos
dignos de ser rastreados documentalmente. Así, en Nogales se suele afirmar que el

(24) Archivo de los Duques de Medinaceli, Sección Feria, 58 15. Vide nota siguiente.

2 3 4
EL CASTIII O DE NOGALES (14S8 1464* PROVINCIA DE BAD AJO /

actual asentamiento no es demasiado antiguo, y que «cuando los moros» estaba


más abajo, cerca de la rivera, todo lo cual tiene un cierto fundamento, como se de­
duce del apartado anterior (7.1.). Efectivamente, el antiguo emplazamiento, entre el
Rivera de Nogales y arroyo Alguacil (regato de la Bejarana ?). resultaba insalubre
(paludismo ?) y había quedado reducido a dos vecinos. El 30 de mayo de 1448 pro­
cedió Lorenzo Suárez de Figueroa a una nueva fundación para treinta vecinos en la
cúspide de un cabezo inmediato, con la idea de en su día labrar una fortaleza de co­
bertura. como de hecho ocurrió diez años más tarde, lógica consecuencia de su po­
sición comprometida frente a Portugal. Medio siglo después el vecindario se había
cuadruplicado, derramándose extramuros, ladera abajo, hacia el SE. arrabal que
por su mayor comodidad topográfica se afianzaría, abandonándose por completo el
emplazamiento de la repoblación de 1448(25’.

8.- CONCLUSIONES

8.1.- Consideraciones colorativas

Por las tres razones expuestas en el apartado 1.1., el estudio de la fortaleza de


Nogales puede resultar de singular interés como referencia momentáneamente ais­
lada. del estado de funcionalidad en la poliorcética de la periferia castellana a co­
mienzos de la segunda mitad del siglo XV, extensiva en sus consideraciones a los
criterios estructurales en la arquitectura de castramentación de la Castilla de Juan
II y Enrique IV.

Dado su infrecuente buena conservación, sería ú til completar el conocimiento


del reducto precediendo a una labor de cuidadoso desescombre y /o metódica exca­
vación en la cava, la mina, el pozo inicial del cuerpo de escalera del homenaje, el al­
jibe del albácar, zonas puntuales en las caras internas y externas de la cerca urba­
na. y en las tinajas incrustadas bajo el pavimento latericio coevo del terrado de los
cubos de flanqueo; particularmente en los tres primeros sectores enumerados.
Igualmente resultaría conveniente un levantamiento topográfico y planimétrico del
reducto, segregando los aditamentos posteriores, como el cementerio y las escasas
y poco afortunadas labores de «acondicionamiento» emprendidas en los últimos
años en el castillo propiamente dicho (patín del puente elevadizo, peldaños en la es­
calera del homenaje, etc.).

(25) MAZO ROMERO. Fernando: El Condado de Feria (1394 1505). Badajoz. 1980, pp. 209 s„ y D°
N° 26.

2 3 5
iU IS D t MORA FIGUEROA

8.2.- Estado de conservación. Perspectivas de futuro

Como ya hemos reiterado en diversos apartados del informe precedente, el es­


tado de conservación del castillo es excepcionalmente bueno bajo cualquier punto
de vista, máxime si recordamos que lleva completamente abandonado varios siglos
(fines del XVI ?). en la inmediatez de una población en crecimiento urbanístico, y
por lo mismo con necesidad de materiales de construcción, y en un país que en lo
que va de siglo no se ha distinguido, precisamente, por su respeto al patrimonio
histérico-artístico.

La fábrica está sana, y ni las bóvedas ni los muros de carga presentan grietas
peligrosas por dilataciones o corrimientos en el asiento, ni humedades cenitales o
por capilaridad. La argamasa mantiene el buen fragüe, y el grado de descomposi­
ción superficial meteórica de los sillares graníticos es tenue; no obstante, se aprecia
en algunas zonas puntuales una pulverización de los ladrillos, probablemente a
causa de alta salinidad en la pasta arcillosa para determinadas hornadas.

Paradójicamente, quizá sea su buena conservación lo que mueva a temer más


por sus perspectivas de futuro, pues facilita cualquier reutilización inadecuada del
inmueble, a tenor del peregrinó criterio de «rentabilidad social» que suele presidir
las actuaciones sobre el patrimonio monumental por parte de las instancias oficia­
les. criterio que ha llevado a enmascaramientos y alteraciones fundamentales.

2 3 6
EL CASTILLO DE NOGALES I14S8-1464) PROVINCIA DE BADAJOZ LAMINA I
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) Cabero(A^o i[ f . \ ).

Sector WNW de la Hoja N° 828 (E:1/50.000), U.S. Arrny Topographic Command; Department of De
fense, Washington, 1960.- Clave: C) Castillo. P) Puente. R) Ruinas probables del antiguo emplazamien
to de la fundación anterior al reasentamiento de 1448.

2 3 7
Fl CASTILLO DF NOGALES 11458 14641 PROVINCIA DF BADAJO/

CASTI LLO DE NOGALES ( BA) LAMINA II

A) Poterna. B) Foso, con la contraescarpa indicada por el dentado iriangualar. C) Probable en


tronque de la cerca urbana. D) Algibe subterráneo del albácar. E) Entrada del puente levadizo.
F) Zona cubierta de la liza. G) Pozo de acceso a la mina que corre bajo el foso. H) Trampilla de
comunicación con las cámaras subterráneas superpuestas.

2 3 8
EL CASTILLO DE NOGALES (14S 8 14641 PROVINCIA DE BADAJOZ
LAMINA III

El Castillo desde el S.E. Al fondo (P) el puente sobre el Rivera de Nogales.

2 3 9
LUIS DE MORA FIGUEROA LAMINA IV

Portada del puente levadizo, construida en M 64 , con las armas de los primeros Condes de Feria. En el
ángulo inferior izquierda, restos del gozne horizontal para el puente basculante.

2 4 0
LAMINA V

241
EL CASTILLO DE NOGALES 11 45 8-1464) PROVINCIA DE BADAJOZ

Vista parcial de ojos escarzanos y machos con tajamar en el puente de acceso al castillo, sobre el Rivera de Nopales.
LAMINA VI

2 4 2
LUIS DE M O RA FIGUEROA

Testimonio epigráfico y heráldico, sobre la entrada a la torre del homenaje, en el que se indica el comienzo de la
construcción del castillo por Lorenzo Suárez de Fiqueroa en 1458.
EL CASTILLO DE NOGALES (1 4 58 1464» PROVINCIA DE BADAJOZ L A M IN A V il

Una de las ventanas en la quinta planta de la torre del homenaje, con los poyos
y ranguas conservados.

2 4 3
LAMINA VIII

2 4 4
LUIS OE MORA FIGUEROA

Merlatura en la torre del homenaje, de mampuestos y verdugadas latericias, y la cobertura piramidal decorada con
circunferencias tangentes.
EL CASTILLO DE NOGALES (14S8 14641 PROVINCIA DE BADAJOZ

LAMINA IX

Salida del tiro de la chimenea en el terrado de la torre del homenaje.

2 4 5
NOTA:
En prensa ya el presente trabajo, localizamos en la Cartote-
ca Histórica M ilitar de Madrid, un plano de planta del castillo de
Nogales, fechado hacia 1750, en la Sección Extremadura. Sub­
sección Cáceres (sic). El documento, merecedor de un análisis
más detenido, muestra el conjunto de las fortificaciones, y en el
interior del recinto urbano, los alojamientos e instalaciones de
un esquadrón de Caballería. En el sector septentrional de la cer­
ca. aparecen indicados, como de nueva planta, algunos peque­
ños añadidos tales como una garita de centinela (L) y un posible
emplazamiento artillero (F). Del contexto se deduce que no se
trata de un proyecto a ejecutar, sino de la representación de
algo ya existente. (Fdo.: «Venegas fecit**).

CLAVE DE PLANTA:
A) Castillo antiguo com quatro torreonsillos Redondos y un
omenaje enmedio de quince baras en quadro.
B) Ylesia de piedra mui fuerte.
C) Casas del Cura.
D) Cuerpo de guardia.
El Puerta.
F) Garitón de piedra.
G) Caballerisas para cetenta caballos.
H ) Pajares y alojamientos de soldados.
Y) Sistema.
L) Garita nueba.
M) Resinto que une la ilesia con el castillo.
*) Todo lo señalado de rojo es lo que ce a echo de nuevo.
I
LAS MAZMORRAS DE TETUAN
(Contribución al estudio de la Historia de Marruecos)

Guillermo GOZALBES BUSTO


Biblioteca Española de Tetuán

No tenemos datos de cómo fueron, en sus comienzos, las mazmorras de Te­


tuán.

Sin embargo, su origen mismo es bien conocido puesto que el propio León el
Africano, en el siglo XVI, nos habla de él, cuando describe la reconstrucción de la
ciudad por obra del Mandari. afirmando haber visto, en un visita que hizo a la ciu­
dad, tres mil esclavos cristianos, todos vestidos de blusas de lana, que dormían
por la noche encadenados en el fondo de fosos subterráneos,n.
Las mazmorras eran, por lo tanto, uno más de los servicios públicos, estableci­
dos y construidos por el caudillo restaurador de la ciudad-fortaleza.

Un servicio tanto más necesario cuanto que se trataba de una agrupación gue­
rrera, en su núcleo esencial, cuyo objetivo primordial era la lucha contra las fron-
teiras de Ceuta. Alkazarseguer. Tánger y Arcila, amén de la guerra en el mar, que se
reactivó a medida que iban llegando los exilados andalusís al Tetuán renaciente.
Siempre nos ha parecido excesiva la cantidad de esclavos, fijada tan exactamente
por el Africano. Nos movía a pensar así una serie de consideraciones: la débil demo-

(1) LEON L'AFRICAIN: Description del'Afrique. París 1956.- I; 268.

2 4 7
GUILLERMO GOZALBES BUSTO

grafía portuguesa, con las no muy numerosas guarniciones de las fronteras; el cen­
so prim itivo de Tetuán, impidiendo la custodia y simple tenencia de bastantes más
cautivos que habitantes; por últim o la comparación con los períodos de mayor acu­
mulación de cautivos en todo Marruecos, que no alcanza, ni mucho menos, esa ci­
fra.

Sin embargo, pueden darse argumentos a favor de ella. No se trataría tan sólo
de prisioneros portugueses, sino que habría muchos cristianos andaluces y de otras
partes, capturados en la guerra de corso.

Además, podríamos añadir los que llevaban a Tetuán corsarios de otros luga­
res, argelinos sobre todo, pues la ciudad se convirtió en un gran mercado de escla­
vos.

León el Africano dio su cálculo de tres mil, en la visita que realizó a la ciudad
gobernada por el sucesor del Mandari; en ese tiempo habría ya superado, con cre­
ces, ese número de habitantes.

Tetuán se superpobló, sobre todo de granadinos, en las primeras décadas del


siglo XVI.

El P. Contreras. durante su estancia en Tetuán para redención de cautivos,


habla en sus memorias de 1545, nada menos que de 5.000, quizás con ánimos de
abultar datos para el proyecto que solicitaba12'. Sin embargo, tres años más tarde,
en noviembre de 1548, una misión jesuíta portuguesa, también para rescate y con­
suelo de cautivos, afirma la existencia solamente de más de trescientos cautivos0'.

Hay, pues, razones a favor y en contra del número declarado por León el Afri­
cano, sin que sea decisivo calcularlo por la extensión actual de las mazmorras, pri­
mero por la mayor extensión de éstas, desconocidas en gran parte, y segundo, por
no encerrarse todos los cautivos en los subterráneos. Por lo menos se tienen testi­
monios de que bastantes de ellos, en cierto momento, permanecían fuera de los
mismos, como los esclavos propios del alcaide tetuaní, mais de cento, que, al pare­
cer, se reunían ñas casas das mos, locales donde se agrupaban molinos y granos
antes y después de molido141. Mármol Carvajal, en el mismo siglo XVI, copia cifras y
datos del Africano:

(2) Sources Inedites pour l'Histoire du Maroc (S.I.H.M.) Espagne 1*1; 115.
(3) S.I.H.M. Portugal-IV; 300.
(4) S.I.H.M. Portugal-IV; 302.

2 4 8
! AS MAZMORRAS DE TETUAN

/E l M andan/ tema tres mil cautivos cristianos trabajando todo el día en la


fábrica de los muros y de noche los hacia aprisionar en hondas mazmorras, con
recias cadenas y esposas a las manosl3'.
Aparte de lo dicho por León el Africano, se ignora todo lo demás de las maz­
morras. ni siquiera si los restos que hoy se conservan corresponden a los primeros
subterráneos.

Desde luego no son de la época del Mandari los altares y hornacinas para el
culto católico, descubiertos en las mazmorras actuales, porque el sacerdote reden­
tor, P. Contreras. en su segunda visita a Tetuán, en 1540, no baja a ellas a decir la
misa a sus ocupantes.

Hecho lógico si hubieran existido altares, imágenes y objetos de culto en su


interior. Por el contrario, pide al alcaide tetuaní y lo consigue, permiso para cele­
brar misa en la casa donde habitaba y que se reunieran en ella los cautivos para re­
cibir los sacramentos161.

Lo mismo puede decirse de la misión jesuíta anteriormente citada171.

No por ello dejan de bajar los sacerdotes a visitar los prisioneros en sus lóbre­
gas cárceles. Entraba de lleno en su función y así lo comprende Al Mandari respec­
to al P. Contreras:

Sabiendo que había de hacer redención en Tetuán y que por esto le convenia
reconocer los cautivos que en las mazmorras se hallaban, dio orden a los guar­
dianes de ellas para que todas las veces que el Papaz Contreras quisiese visitar
los cautivos le franqueasen la entradal81.
Conocía, por tanto, el P. Contreras los subterráneos y caso de estar habilita­
dos para el culto lo hubiera celebrado allí.

Así mismo conocieron las mazmorras los jesuítas portugueses, Fr. Ignacio Vo-
gado y los PP. Juan Nuñez Barreto y Luis Gongalves da Cámara, que llegaron a Te­
tuán como misioneros y rescatadores el 12 de noviembre de 1548.

El P. Gongalves escribe: logo aquela noite cometamos ir dormir as masmo-


rras. a las que se penetraba por un agujero, esto es, la trampilla enrejada que toda­
vía hemos conocido en nuestros días.

(51 MARMOL CARVAJAL, Luis del: Descripción de Africa. Libro IV fol. 130, vt°.
(6) ARANDA, Gabriel: Vida del V. P. Femando de Con\reras. Sevilla 1692; 481.
(7) S.I.H.M. Portugal. IV; 307-380.
(8) ARANDA; 480

2 4 9
GUILLERMO GOZALBES BUSTO

La descripción que sigue es característica del lugar:

Depois que se apagarao as candeias, estive eu considerando na minha mas-


morra quao semelhante aquillo era do inferno, debaixo mugto da térra, assim a
escuras, huns em cima dos outros; quando bolem consigo, fazem os ferros hum
ruido e miseravel som que reina por aquellas concavidades^ ;
El P. Núñez Barreto las cita varias veces sin que en ninguna de ellas hable
para nada de iglesia o altares dentro de los subterráneos.

En diferentes cartas a los jesuítas de Coimbra les comunica sus actividades m i­


sioneras. Todos los días les enseña la doctrina a los cautivos en una casa donde se
juntan muchos, y en las mazmorras de vez en cuando.

Oje, escribe, confessei em hua masmorra des pola menha ate o meio dia ou
pouco menos'Ui).
No olvida el P. Núñez hablar de las mazmorras en cada una de sus cartas. En
una de 10 de diciembre de 1548 asegura visitar todos los días las mazmorras, que
sao seis, viendo a los enfermos, confesando y llevándoles de comer a las rejas'1".
Como muy temprano calculamos en el últim o tercio del siglo XVI la construc­
ción de capillas y lugares litúrgicos hallados en las actuales mazmorras.

Lo poco que se sabe hoy día sobre ellas, se conoce por los trabajos de limpieza
y exploración que llevó a cabo en sus recintos Cesar Luis de Montalbán. junto con
el plano de los mismos, realizado por el arquitecto Carlos Ovilo y Castelló, en la
misma fecha con dibujos firmados por A. Llórente, también en enero de 1923 y una
fotografía que se conserva en la Biblioteca General de Tetuán.

Seguramente precedió a los trabajos de Montalbán un informe nada divulgado


y muy poco conocido, dado por Manuel Gómez Moreno y publicado como suple­
mento al número de 10 de noviembre de 1922 del Boletín Oficial de la Zona de
Protectorado Español en Marruecos.
Posteriormente, y ya con la independencia marroquí, bajaron a los subterrá­
neos dos periodistas, ju n to con el entonces arquitecto, Alfonso de Sierra Ochoa. El
artículo publicado por dichos periodistas. Francisco Barcelo Moga y Emilio Fernán­
dez Román, no añade nada nuevo a los informes de Gómez Moreno y de Montalbán.
aunque está ilustrado con algunas fotografías que pueden servir de complemento a
los mismos.9
0
1

(9) S.I.H.M. Portugal. IV; 300.


(10) S.I.H.M. Portugal. IV; 304. Carta desde Tetuán el 30-11-1548.
(11) S.I.H.M. Portugal. IV; 307.

2 5 0
LAS MAZMORRAS D I I I MIAN

Montalbán bajó por primera vez a los calabozos en marzo de 1921. y no tiene
nada de inverosímil que se pidiera el parecer y el informe de Gómez Moreno, antes
de emprender ninguna labor de restauración, que se solicitaría a raíz de esa prime­
ra visita de Montalbán.

Gómez Moreno apenas les dedica una página en 43 del mencionado B. O. y ter­
mina afirmando: Monumentalmente estos subterráneos carecen de calor, pero la
historia de nuestro pasado en Berbería, donde tanto padecieron los cautivos es­
pañoles, merece que se las mire con respeto y se las conserve piadosamente.
Convendría sanear uno de los agujeros superiores por donde hoy se ñltra agua
desde una casa, extraer escombros y. a ser posible, restituir la entrada susodi­
cha. menos molesta que la actual.
De esta entrada no se vuelve a hablar en ninguna parte.

Gómez Moreno bajó a los subterráneos por la claraboya abierta en el piso de la


calle Metamar. hoy cerrada con cemento.

Están / las mazmorras/ dentro de la ciudad murada: en parte debajo de una


calle, por donde se entra actualmente, valiéndose de una escalera de mano y. en
parte, debajo de casas.
Sin embargo, él vio la puerta de esa entrada.

Hoy pueden reconocerse tres mazmorras seguidas y al cabo hay una puerta
desde donde ha pocos años se entraba por una casa, no siendo inverosímil creer
que estos subterráneos fueron más extensos.
Ni de esa puerta, ni de la entrada por una casa nos habla Montalbán. Quizás
porque se tapiara después de la visita de Gómez Moreno. Nosotros sí hemos oído
hablar de dicha entrada a los vecinos de la calle.

Gómez Moreno expone su tesis, resumida de la breve visita que realizara a las
mazmorras.

Primitivamente serían simples excavaciones redondeadas, hechas en la


peña y con agujero de entrada por arriba, como fue costumbre en Granada, sir­
viendo ya de almacenes, ya para prisión de cautivos durante la noche. Afianzado
luego este último destino, se las pondría en comunicación unas con otras por
abajo, cual hoy se hallan, y se las reforzó y amplió con arcos semicirculares de
ladrillo, formando grandes nichos laterales que prestan aspecto cuadrangular.
aproximadamente, a cada excavación.

2 51
GUILLERMO G O /A l BES BUSTO

Hay que tener en cuenta, además, que Gómez Moreno no pudo ver, por estar
tapiados, un conjunto de departamentos, como los 9. 10. 13, 14, 39, 40, 31 y 32,
destapados después por Montalbán, así como el altar mayor, 5, que constituyen un
25% de la extensión de las mazmorras y quizás la parte mas interesante bajo el pun­
to de vista arqueológico, apenas entrevisto por el catedrático de la Central.

...sobre la puerta de comunicación del primero al segundo departamento,


hay un nicho arqueado; parece que aquéllo sirvió de iglesia a los cautivos.
Nicho arqueado que Montalbán calificara nada menos que de coro de la igle­
sia.

Pero terminando con el informe de Gómez Moreno, es interesante sañalar una


observación, escapada a los visitantes posteriores.

Sus muros, encalados sucesivamente muchas veces, dan impresión de que


fueron locales habitados asiduamente.
Esto corrobora los informes verbales recogidos por nosotros de haber servido
dichos subterráneos de depósito de esclavos hasta fechas bastantes recientes, in­
clusive del siglo XIX. Esclavos que no tenían nada que ver con las piraterías o las
guerras y sí con el comercio de negros y negras que se prolongó en Marruecos has­
ta bastante tarde.

Las mazmorras, una vez que dejaron de ser cárceles de cautivos cristianos,
procuraron éstos, por todos los medios, tapiar los lugares de culto, haciéndolo a
conciencia; en algunos casos con muros de dos metros de espesor, según Montal­
bán. Pero el lugar siguió, como es natural, siendo conocido y usado por los habi­
tantes de Tetuán. hasta que desaparecida su utilidad directa como depósito huma­
no, se relegó a otros empleos, sobre todo como pozo negro de las viviendas coloca­
das sobre ellos, y vertedero de escombros.
César Luis de Montalbán fue encargado por el Delegado General de la Alta Co­
misaría de España en Marruecos, de la limpieza y exploración de las mazmorras.
Desde su primera visita en marzo de 1921 hasta ese encargo oficial en diciembre de
1922 ha transcurrido más de año y medio, en cuyo intervalo se produjo seguramen­
te la visita que dió lugar al informe de Gómez Moreno. Visita e informe que silencia
Montalbán.

Tampoco nos dice los días que empleó en la limpieza y exploración de las maz­
morras. Operacioenes que, sin embargo, trata de describir minuciosamente en un
folleto que se publicó en Madrid el año 1929 y del que se hizo cargo, posteriormen­
te, la Junta Superior de Monumentos históricos y artísticos de la Alta Comisaría de
la República de España en Marruecos.

2 5 2
LAS MAZMORRAS DE TETUAN

En ese folleto de 36 páginas en 4o se explica el trabajo realizado y se incluye


una planta o plano de las mazmorras, realizado por el arquitecto de la Junta Supe­
rior de Monumentos, Carlos Ovilo y Castelló y dos dibujos, que firma A. Llórente,
fechados el 9 de enero de 1923.

P L A N T A DE L AS M A Z M O R R A S DE T E T U A N

Escala 1:100

2 5 3
GUILLERMO GOZALBES BUSTO

El propio Montalbán había publicado un artículo, a manera de compendio del


folleto en la Revista Hispano-Africana, firmándolo en Larache en diciembre de
1924.

Muchos datos le faltan al informe, aunque su autor cree seguir paso a paso los
trabajos que realiza y lo que ve en los subterráneos, a los cuales debió bajar bastan­
tes veces.

Se echa mucho de menos unas medidas que. al parecer, no tomó y lamenta­


mos sus muchas imprecisiones, como la de que necesitó para bajar una escalera de
mano de cuatro peldaños, dejándonos en la duda de la separación de los peldaños
y. por tanto, de la profundidad del nivel de la calle al suelo de las mazmorras. Ago­
biándonos, en cambio, con detalles inocuos, como el de la extracción de escombros
que. se hizo con un trípode de hierro con una polea, dejando los escombros en la
calle, de donde los recogían en caballerías para llevarlos a los vertederos de la
población. Más interesante, desde luego, hubiera sido que nos dijera qué clase de
escombros encontró en los departamentos.

De todas formas el trabajo de Montalbán es básico para una visión de las maz­
morras. mientras no se consiga bajar de nuevo y realizar en ellas un estudio más
completo.

Por otro lado poseemos el plano hecho por un profesional que. ju n to con los
dibujos y fotografías, pueden completar la exposición que hacemos seguidamente.

Las mazmorras están situadas, en parte, bajo el piso de la calle Metamar. cuyo
nombre recuerda que. en efecto, ese barrio es el de las mazmorras, o sea matmur.

Otro precioso detalte. que echamos de menos, es la orientación de los subte­


rráneos. por la cual sabríamos qué trozos de calle y cuáles edificaciones son las que
están encima de los mismos.

Es probable que. en principio, estuvieran en espacio sin eficaciones encima,


cerca de las murallas de la ciudad y del propio castillo o residencia del Mandari.

No sería extraño que se aprovecharan los fosos que. alrededor de los muros,
ordenó cavar el caudillo granadino como una de las primeras defensas de la ciudad,
según relatan varios historiadores marroquíes, entre ellos Al Fasi. el cual dice que
Tetuán era un pueblo que. estaba rodeado de una primera muralla g otra segunda
muralla. La circundaban fosos y la fortalecía la cava del castillo"-'.
Posteriormente desaparecieron los fosos, construyéndose encima.1
2

(12) DAWD, Muhammad: Tarij Titwan. Tetuán 1957; 91.

254
LAS MAZMORRAS D I TLTUAN

Gran parte de las mazmorras también desaparecieron y se levantaron, igual­


mente. casas sobre su superficie.

Entrando a la calle Metamar. por la placeta llamada Wasas. se encontraba, en


el piso de la calle, a unos cincuenta pasos, una especie de rejilla de alcantarillado,
que daba paso a uno de los departamentos de las mazmorras. Correspondía a una
claraboya o respiradero, por donde se bajaban los cautivos a su encierro.

Por dicha entrada ingresaron todas las veces que se visitaron las mazmorras,
tanto por Gómez Moreno, como por Montalbán y Sierra Ochoa. Hace años que se
suprimió la trampilla existente, tapando con cemento la abertura, sin dejar rastro
alguno de la misma.

El espacio señalado en el plano con el n° 1. es el primero al que se accede des­


de la antigua abertura de la calle Metamar. Este espacio tendrá unos cinco metros
de ancho, según apreciación de los periodistas que lo visitaron, y aquí tenemos otra
de las muchas imprecisiones del informe de Montalbán. ya que. reproduciendo el
plano de Ovilo. sin decirnos el tamaño del mismo, nos quedamos sin poder aplicar
correctamente la escala 1/100 que el arquitecto colocó en su trabajo.

También por los periodistas sabemos que su techo es abovedado.

El n 1 del plano es el departamento medio de las tres mazmorras seguidas de


que habla Gómez Moreno y que tienen los números 28 y 26 en el piar.*), comunicán­
dose con ella por sendos arcos de medio punto. 2 y 46.

Hay un pasadizo, 26. desde el lateral 27. hasta el 22. ignorándose qué clase de
pasadizo es y cómo está construido.

Los arcos de medio punto están hechos con sillares de piedra, quizás de la mis­
ma roca que forma los suelos y paredes de los subterráneos. Dichos arcos son bajos,
entre metro treinta y metro cincuenta; uno de los periodistas está fotografiado, pa­
sando agachado uno de los arcos.

Otros arcos de medio punto comunican el departamento n° 1 con otros tres la­
terales. dos a un lado y uno al otro. Los arcos 37 y 38 dan entrada a los espacios 39
y 40 respectivamente.
El arco 47 da acceso al espacio n° 27.

Dichos arcos. 37 y 38. tuvieron que ser reforzados por el arquitecto Ovilo por
encontrarse en muy mal estado de conservación, según Montalbán. cuyas citas se­
guimos, mientras no se nombre a otro u otros.

El departamento n° 39. tiene todo el aspecto de una capilla.

255
GUILLERMO GOZALBES BUSTO

Examinado el piso se encontró en él. al lado izquierdo 44. una especie de pila
hecha en el mismo suelo, suponiendo fuera el bautisterio y unas hornacinas pro­
pias del culto cristiano, conservando una de ellas, señales de puerta.
Al lado de éste hay otro departamento, el 40. también otra capilla que tenía
tapada una hornacina que debía ser el altar: n = 41.
• VWWWWWWWWWWwNyWWWWWVWWWWWWY.WYANS^xWVVAW.WN'AWWWWV 'W W x W A W t \ W \ '' ' Y '\N N \Y '\\

Entrada a la iglesia de lar mazmorras, vista desde el altar mayor

2 5 6
LAS MAZMORRAS DE TI M IAN

Aún se encuentra aquí otra hornacina, que creo se utilizaba para las vinaje­
ras. Hornacina esta última que no se registra en el plano.
El lugar n° 27 parece una ampliación, excavada por los propios cautivos, por.
su piso irregular, con grandes salientes en la roca.

Ademas, en este lugar hay una oquedad en la roca que me parece natural g
que debió pasar por ella la luz. cuando el lugar que hoy ocupan las mazmorras
era una plaza o por lo menos una calle con un ancho triple que el actual.
Por el arco 4b se pasa a la mazmorra n° 28. que tuvo su claraboya y. posible­
mente por ella, su entrada.

El 28 se ensancha con dos compartimientos cuadrangulares a un lado, los nú­


meros 34 y 35. siendo el frente del n°34 de ladrillo casi en toda su altura, quedan­
do al descubierto la roca viva.
Hecho un sondeo en el muro de ladrillo se verificó que la construcción era de­
bida a contención de derrumbes.

Al mismo motivo se debía la construcción de un muro de apoyo. 30. que sos­


tiene la clave rota de un arco, seguramente la que originó los derrumbes.

Toda esta parte la encontré tapiada, pero sospechando que el arco no fuera
de carga y si de paso, hice una exploración que me permitió ver que el arco en
cuestión era de paso a otros departamentos en los que se habían efectuado unos
derrumbamientos considerables.
Los puntos 31 y 32 son dos oquedades casi a la altura del suelo que no se su­
pone fueran para el culto cristiano.

El nc 45. es el paso a otros departamentos y éste se encuentra cegado de es­


combros y sobre éstos hay los cimientos de una casa.
Así, pues, esta mazmorra, n° 28, era, al parecer, un simple paso para otros de­
partamentos. prolongándose hacia los números 34, 42, 43 y 45. siendo los 42 y 43.
dos pies derechos que debieron ser colocados cuando se efectuó el derrumbe.
No se sabe cuanto más se prolongaban las mazmorras tetuaníes. ni siquiera la
dirección en que lo hacían, al carecer de la debida orientación. Lo que se diga, por
ahora, son meras suposiciones, como las que hacen comunicar las mazmorras con
las grutas naturales existentes frente a la antigua estación de ferrocarril y cerca­
nías, en un escarpe rocoso que forma un gran y largo balcón, asomándose, el llama­
do paseo de las cornisas sobre el de las palmeras.

2 5 7
GUILLERMO GOZALBES BUSTO

La extensión de las mazmorras actuales no es más que una mínima parte de la


que tenían en su plan primitivo. Probablemente se irían cerrando habitaciones o
habitáculos a medida que disminuía el número de esclavos, quedando sólo, en los
dos últimos siglos, los que se conocen hoy, reforzados para evitar derrumbes, una
vez que se fue construyendo en la superficie.

Así mismo se desconoce si las seis mazmorras de que hace mención el P. Nú-
ñez Barreto, son seis habitáculos solamente, o seis grupos de ellos, como los que
existen actualmente. Nos inclinamos por esto últim o, aunque cabría la posibilidad
de que se comunicaran unos con otros como da a entender el P. Núñez en una de
sus cartas:

Esta Coresma pregue ñas masmorras onde por a bondade de Deus se fazia
fruto, e noyte se fazia que preguava duas. tres preguagoes diversas em cada hua
sua masmorra, porque se andao por dentro1" 1.
Del lugar n° 1 se pasa al n° 36. por el arco n3 2, el punto mas interesante de
las mazmorras, por constituirlo el recinto dedicado al culto cristiano.
Comenzando por el paso, propiamente dicho, del cual hay un dibujo tomado
desde el interior del recinto 36, está formado, por un pequeño arco de medio punto
que da entrada a otro arco mayor, también de medio punto, encima del cual hay
un pequeño recinto con otro pequeño arco, recinto que tiene el paso por el depar­
tamento n° l ,o sea. a la derecha de la entrada anteriormente descrita.
Ese pequeño departamento, encima del arco de entrada, lo define Montalbán
como el coro de la iglesia.

El recinto 36 es un cuadrado perfecto en el plano de Ovilo. Montalbán cree ver


la figura de una cruz latina, con cuatro arcos, uno en cada lado del cuadrado.

l :n dibujo nos muestra el arco n° 2. Otro dibujo y una fotografía pertenecen al


arco n° 3 que da al altar mayor, con su sagrario. 5.

Los otros dos arcos laterales, 20 y 21. dan paso a otros departamentos; el arco
21 al departamento n° 22, del que nada se dice de particular. En el artículo de la re­
vista Hispano-Africana. afirma su autor que era: comunicación con el departamen­
to de entrada y que se conserva tapiado.
A este lugar 22, va el pasadizo n° 26 que lo comunica con el n3 27.1
3

(13) S.I.H.M. Portugal IV; 377.

258
AS MAZMORRAS DE TETUAN

Altar mayor de la iglesia de las mazmorras visto desde


la puerta de entrada.

2 5 9
GUILLERMO GOZALBES BUSTO

El arco n° 20 introducía en una serie de recintos de interés religioso. El inme­


diato tiene, a su frente, un altar embutido en la roca, con un arco de medio punto.
n° 8. que se encontraba cerrado con un muro de ladrillo y cal.
Derruido dicho muro apareció el altar construido con ladrillos, n 9. y debajo
de éste había un sepulcro.
El altar tiene una hornacina. 10. para colocar una imagen, y otra. 11. para las
vinajeras.
El n° 7 del plano es otro arco, que da paso a una habitación sin señales de
culto y que debió utilizarse como habitación del sacerdote o franciscano que con­
viviera con los cautivos.
A la izquierda del altar n° 9 había un arco, tapiado doblemente, el 12. con una
repisa decorada con azulejos y varias hornacinas. El arco daba a un estrecho con­
ducto que comunicaba con la capilla n° 39. y encima de este pasadizo hay una
repisa adornada con azulejos.
Cerca del arco 12, existe otro. n° 13. tallado en la roca, al igual que toda la ca­
pilla a la que da entrada. Tapaba el arco un muro de dos metros de espesor que ter­
minaba en una hornacina, la cual, a su vez. estaba tapiada. 18.

Descubierta se vio que era la comunicación con un pozo cegado. 19.

El pozo tenía, al parecer, su brocal, fuera de las mazmorras y del cual se sur­
tían los cautivos.
Todo el departamento n° 14 estaba tapiado con un muro y derribado éste se
llegó a la roca viva, descubriéndose tres nichos pequeños. 16. en un lado, y en otro.
17. una hornacina con marco para una puerta, empotrado en el muro, cuyo espe­
sores de 1.90 m.
Esta hornacina o altar mayor descubierto me pareció el mas importante de
todos, y lo encontré mejor decorado que todos los demás, con azulejos de mejor
factura.
No obstante, la importancia en cuanto al culto parece la tenía el frente, pasan­
do el arco n° 3. que es el que se ve en grabado y fotografía, del llamado altar mayor
de la iglesia de las mazmorras.
Por otro arco, 4. se pasaba a la denominada sacristía. 24, con una hornacina.
23. quizás para el aguamanil.
El n° 5 es un arco de medio punto, decorado con azulejos, en cuyo fondo se ve
el altar, decorado igualmente con azulejos.

2 6 0
I AS MAZMORRAS DE TETUAN

En la fotografía se distingue claramente la hornacina n° 5, siendo ésta doble;


es decir una grande, decorada interiormente con una orden de azulejos blancos g
negros, pertenecientes a los siglos XV o XVI g otra menor con un escalón donde
debió estar el Santísimo Sacramento. El fondo de esta hornacina estaba decorado
de azulejos con ñores de colores mug semejantes a los que hag en la sacristía de
la Patrona de Talavera de la Reina g que pertenecen al siglo XVg XVI.
La foto del archivo de la Biblioteca General de Tetuán nos muestra con toda
claridad el altar mayor n° 5. con sus dos hornacinas, empotradas una en otra.

Se distingue claramente mosaicos bicolores en las albanegas. del arco del al­
tar.

\áí sacristía aparece fuertemente iluminada a la derecha, con su arco de entra­


da y la roca viva al fondo.

En un primer plano se dibuja perfectamente un gran trozo de arco de medio


punto.

Se distingue en la fotografía, en el ángulo inferior izquierdo la reja que tapaba


la claraboya existente en el departamento, cegado al construirse encima.

La claraboya estaba en el centro del techo de. recinto n° 36.

Este techo tiene la forma de cúpula imperfecta, construida en la roca g tapa­


das algunas oquedades con cal g ladrillo.
El n° 6 corresponde a un hueco en la pared, que comunica con un pepueño re­
cinto. el que se suponía fuera habitación del religioso: debió de utilizarse como
confesionario.
Todo este frente de las mazmorras, que corresponde a los departamentos 24. 5
y 6 no tienen ni han tenido prolongación, como ocurre con el extremo, en los recin­
tos 34 y 35. En estos últimos se ve claramente que eran pasos a otros, hoy tapados
o derrumbados. No sabemos hasta donde se alargaban por esa parte los calabozos
subterráneos.

Si de verdad lo que afirma el Africano, las mazmorras debieron ser muchísimo


mas amplias para poder contener, aún las dos terceras partes de los esclavos que
cita.

Ahora bien, no creemos que los subterráneos, donde pernoctaban los cautivos
tuvieran que ver con la mina que el P. Contreras cita en.sus memorias de 1545.

Mas sepa Vuestra Alteza que go tengo otro concierto con un captivo que

261
GUIl11 HMO GOZAIBFS BUSTO

hizo una mina, que alia embié debujada a Su Señoría Reverendísima y que por
allí pueden entrar 1000 hombres y no ser sentidos y tomarlos durmiendo, y asi
tomaran los thesoros que en otra digo.
Esa mina está relacionada con unos tesoros enterrados por tres alcaides y un
rey. que Contreras considera suficientes, nada menos que para costear toda una
expedición.

Un cautivo, conocedor de ellos le informa de un silo donde se guarda una her­


mosa bandera cristiana, con otros tesoros y pendones y joyas... y las arcas enca­
denadas donde están los tesoros,M|.
Luego, son distintos esos subterráneos, donde se guardan riquezas, de los que
sirven de calabozos a unos pobres cautivos.

El P. Contreras es bastante explícito, pues habla de tesoros y no de esclavos.


Su informe hubiera estado orientado en otro sentido, si la mina de que habla tuvie­
ra contacto con los cinco mil cautivos que dice existían entonces en Tetuán.

Quizás esos tesoros estuvieran más en la imaginación del sacerdote que en la


realidad, al igual que sus proyectos, que eran nada menos que la conquista del rei­
no de Fez, y Vélez y adelante, placiendo a Dios, hasta Marrakus y conquistar la
Zahara. que es donde viene el oro de libar, que sin cavar lo cogen como arena.
El cardenal de Toledo escribe a este propósito:

...las cosas que dice tienen a mi ver poco fundamento,151.


Basta lo dicho para desligar al P. Contreras y su «mina- con las mazmorras te-
tuaníes.

Creemos insuficientes los argumentos de Montalbán para relacionar al sacer­


dote con ellas. El P. Contreras bajó a los subterráneos, según se cuenta en su bio­
grafía, para reconocer a los cautivos que debía rescatar, pero de esas visitas no po­
demos deducir nada en absoluto. Si acaso, como hemos hecho, la carencia de obje­
tos y lugares litúrgicos en las mazmorras durante sus estancias en Tetuán.

Los altares y hornacinas encontrados significan, además, que a partir de un


cierto momento hubo religiosos conviviendo con los cautivos en su encierro.

Gómez Moreno habla de. revestimientos de azulejos de tipo italiano del siglo
XVII... Montalbán los cree del XV o XVI.145

(14) S.I.H.M. Espagne 1 *.-1 ; 111.


(15) S.I.H.M. Espagne I 1. - 1; 119.

262
I \S M A /M O K R A ', l) | | t TUAN

Nos parece que no antes de la segunda mitad del siglo XVI se estableció culto
en las mazmorras, por las razones apuntadas.

Lo más probable es que dicho culto se iniciara con el restablecimiento de las


misiones franciscanas en Marruecos, obtenido por el gobierno español del sultán
Mawlay Abd el Malik en 1630.

En 1795 el sultán Mawlay Sulayman libera a los cautivos, suponiendo que,


desde entonces, quedaran las mazmorras sin uso constante v tapiados los altares y
hornacinas.

Hemos procurado recoger todos los trabajos y noticias exitentes sobre las
mazmorras.

A la vista de su escasez intentamos, en diversas ocasiones, descender a ellas,


para completar, en lo posible, los datos ofrecidos por sus anteriores visitantes. No
lo hemos conseguido.

Algunos de sus estudiosos, por ejemplo el arquitecto Sierra Ochoa. habla de


grafiti fechados e interesantísimos, pero sin dar más datos sobre los mismos.

Contemporáneas de la reconstrucción de Tetuán por el jefe granadino Al Man­


dan, merecen una restauración y conservación, como testigos de la historia de la
ciudad.

2 6 3
GUILLERMO GOZA l BES BUSÍOS

■*?- m

Altar mayor de la iglesia de las mazmo'ras (Foto en el Archivo fotográfico


de la Biblioteca General de Tetuán).

2 6 4
EL URBANISMO ORTOGONAL DE ROTA EN LA
BAJA EDAD MEDIA

Ma Dolores LOPEZ DE LA ORDEN


Universidad de Cádiz

En anterior ocasión presenté una serie de poblaciones gaditanas cuyo urba­


nismo ortogonal fue claro precedente del llevado a América por los colonizadores
hispanos'12
'.

Se ha venido opinando hasta ahora que el origen de la planta urbana en forma


de damero está, por un lado en las teorías renacentistas basadas en los textos lati­
nos. como por ejemplo las de Vitruvio. que fueron redescubiertas a comienzos del
Renacimiento, por otro, en varias ciudades que surgieron en la Edad Media en el N
de España, y. por últim o, en la ciudad de Santa Fe (Granada), donde se ha visto
siempre la aportación española al urbanismo hispanoamericano.

A la hora de fijar los orígenes del urbanismo ortogonal americano, se descono­


cía la existencia de poblaciones andaluzas fundadas durante la baja Edad Media,
con anterioridad a Santa Fe (1492), con tendencia a la planta urbana en forma de
damero. Este es el caso de Villarrasa (1411), Hinojales (1435), Puebla de Guzmán
(1445) y Valverde del Camino (1480), entre otras de la provincia de Huelva'-'; Puer­
to de Santa María (1259). Sanlúcar de Barrameda (1264). Chipiona (1477) y Puerto
Real (1483). entre otras de la provincia de Cádiz, a las que añadiremos ahora Rota.

(1) López de la Orden, Ma Dolores: Puerto Real y la urbanística de damero en la Bahía de Cadir Tesis
de licenciatura leída en la Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla, el 4-2-83.
(2) Jiménez Martin, Alfonso: «Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Huelva». Revísta Q de
Arquitectos (61); p. 34

2 6 5
M ' DOLORES LOPE/ DE LA ORDEN

La villa de Rota, situada en una punta de tierra que sobresale en la costa atlán­
tica (Fig. 8). fue conquistada definitivamente por Alfonso X en 1284. Sancho IV la
donó, ju n to con otras poblaciones, a don Alonso Pérez de Guzmán «el Bueno»,
quien la ofreció como dote, ju n to con Chipiona, a su hija Isabel de Guzmán cuando
se casó en 1303, con don Fernán Pérez Ponce de León, primer señor de Marchena.
perteneciendo a esta Casa hasta 1780.

Rota estaba rodeada de murallas y torreones, de los que aún quedan restos y
algunas puertas; éstas eran cuatro, en forma de arco, de las cuales tres estaban
orientadas tierra adentro: hacia el NO la de Jerez, que fue destruida; hacia el S la de
Chipiona o Regla (Fig. 1). que conserva un azulejo renovado representando a esta
Virgen, cuyas almenas, sin duda, han sido colocadas posteriormente, pues ni tienen
camino de paso ni es normal que sigan la forma del arco: hacia el N está la puerta
de Sanlúcar. ju n to a la que está construido el Ayuntamiento: y por últim o la Puerta
del Mar. que da acceso al muelle, con un matacán triangular que ha sido posterior­
mente redondeado para alojar al actual faro (Fig. 2).

La población fue aumentando y tuvo que salir fuera de la cerca, formándose


así un arrabal que llegó a ser mucho más grande que el recinto antiguo, lie aquí
una descripción de cómo era: «l^a población se considera dividida en dos partes,
con los nombres de Villa y Arrabal: éste tiene como tres cuartas partes de extensión
más que aquélla, acompañándole la ventaja de mejores calles en ancho y largo... La
línea divisoria de dichas dos compartes consiste en una muralla curva antiquísima
y solidísima, de espesor de dos varas, poco más o menos, construida con piedra que­
brada o manipostería y sólo las aristas de los ángulos salientes y entrantes, moche­
tas y trasdoses de los arcos y boceles de su corona, que muy poco ha quedado de tal
adorno, son de cantos labrados»1
Tenemos otra descripción, la que hizo de Rota Luis Bravo de Laguna cuando
estuvo en 1577 de inspección por esta costa: "Rota es un lugar cercado de muralla
antigua; tendrá lo cercado hasta doscientos cincuenta vecinos, y está un pedazo de
muralla caído hasta la parte de Levante, aunque está en harta defensa por estar so­
bre la mar y derredor muchos bajíos, y ser el sitio muy barrancoso. Ha diez años
que está caída...»'3
4'.

(3) Antón Solé, Pablo y Orozco Acuaviva, Antonio: Histora medieval de Cadii y su provincia a través
de sus castillos. Cádiz, 1976; p. 121.
(41 Sancho de Sopranis, Hipólito: «El viaje de Luis Bravo de Laguna y su proyecto de fortificación
en las costas occidentales de Andalucía, de Gibraltar a Ayamonte» Archivo del Instituto de Estu
dios Africanos; 1957; p. 38-39.

2 6 6
f l URBANISMOORTOGOKAI D I R O IA FN 1A BAJA I DAD M I DIA

En el prim itivo núcleo de población, de calles rectas y bien trazadas, en forma


de tablero de ajedrez, como puede apreciarse en los planos, el centro estaba consti­
tuido por e! castillo y la iglesia, situados ambos edificios en la misma plaza.

El castillo, llamado de Luna (Fig. 3). fue erigido, según Barrantes Maldonado15',
por don Alonso Pérez de Guzmán: «Don Alonso Pérez hizo en esta tierra que le dio
el Rey tres castillos en ciertos sitios donde parescía aver ávido poblazión. el uno se
llamaba Rota, que está sobre el mar grande, poco más de dos leguas de la ysla de
Cádiz...» Otras opiniones se inclinan a situarlo en la época de don Fernán Pérez
Ponce de León que. antes de casarse con Beatriz de Exerica, usaba en el escudo
sólo el león en campo blanco, que se encuentra en una de las torres"'1.

Gestoso"1lo describe de planta rectangular, con altos torreones de planta cua­


drada en los ángulos, y otro de planta rectangular en el centro del lienzo de muralla
que da a la plaza de la iglesia. Las murallas y torres están coronadas de almenas que
terminan en pirámides. Su carácter defensivo queda corroborado por la fortaleza de
sus muros y torres, su elevada situación y la tosquedad de su fábrica.

Ha sufrido varias modificaciones, como la construcción de un patio interior a


principios del s. XVI. con claustros altos y bajos, y una balaustrada en cuyos cuatro
centros van esculpidos los escudos de los Ponce de León.

Romero de Torres'*1cuenta que cuando en 1908 visitó este castillo lo encontró


deshabitado y ruinoso; posteriormente fue adquirido por el Marqués de San Mar­
cial. quien en parte lo restauró y convirtió en una espléndida residencia veraniega.
Actualmente pertenece al Ayuntamiento, que quiere rehabilitarlo, entre otras co­
sas. como museo local.

La Iglesia Parroquial está bajo la advocación de Ntra. Sra. de la O. debido a la


especial devoción que don Rodrigo Ponce de León, primer duque de Arcos, profesó
a esta Virgen (Figs. 4 y 5).

Según una tarjeta que apareció en el muro central del ábside, con motivo de
unas obras que se hicieron en febrero de 1700. la iglesia fue construida entre 1516
y 1586. cerrándose la obra en 1537: decía la tarjeta: «Esta capilla se serró año de
mil quinientos y treinta y siete, a trese de septiembre siendo Maiordomo Bartolomé

(5) Barrantes Maldonado, Pedro «Ilustraciones de la Casa de Niebla», Memorial Histórico Español;
Madrid, 1857; p. 177
(6) Antón, P y Orozco, A.: Op. cit., p. 117 118.
17) Gestoso, José: «Apuntes histórico descriptivos de la iglesia y del castillo de la Villa de Rota», Bo
león de la Comisión de Monumentos de la Provincia de Cádiz, 1911; p. 129 130.
(8) Romero de Torres, Enrique: Catálogo Monumental de España. Cádiz, Madrid, 1934; p 485.

2 6 7
M* DOLORES LOPEZ DE LA ORDEN

García Izquierdo»'1". No cabe duda de que fue construida en el s. XVI. pero no en su


primer tercio sino en el últim o. La ventana de la izquierda, según se mira al ábside,
es típicamente renacentista, con motivos de Serlio; las otras ventanas del ábside
son ciegas, y tienen como novedad la tracería gótica en el centro (Fig. 4).

La localidad se encontraba entonces gobernada por la Casa ducal de Arcos,


cuyos miembros asistieron personalmente a la obra que se estaba realizando. El
templo es de una sola nave, con capillas laterales, cubierto con bóvedas de nervadu­
ra sostenida por arcos ojivales paralelos. Los nervios de la bóveda del presbiterio
son de tracería más complicada y vistosa, y en las claves de los arcos se encuentran
esculpidos medallones, rosetones y el escudo de los Ronce de León. Responde a la
moda que. tomando como modelo la Catedral de Sevilla (estrenada en 15071. llenó
de pequeñas catedrales toda Andalucía (Arcos de la Frontera. Iglesia Nueva de Ye-
jer. Prioral del Puerto de Santa María...).

En reciente restauración ha sido quitado el retablo del Altar Mayor, y en su lu ­


gar ha sido colocada la sillería del coro, que antes se encontraba a los pies de la
iglesia. Se ha dejado a la vista la epidermis del muro, cuando originalmente debía
haber estado enlucido, y queda dividido en dos zonas, claramente diferenciadas,
por una moldura que corre por debajo de las ventanas, y que es un motivo muy se­
villano (Fig. 5).
El aspecto exterior no responde a la grandiosidad del interior, debido a las de­
pendencias y casas que han sido agregadas a sus muros, empobreciendo y restando
esbeltez al templo.
En 1634 se hicieron la torre y el campanario por un importe de 130.030
mrs. sin seguir el muro que está sobre el arco ojival de la puerta, sino apoyándo­
se sobre un voladizo que defiende la entrada.
El templo está defendido exteriormente por estribos, a cada lado de la nave
hay cuatro contrafuertes y otros tantos en el ábside, conservando algunos las pri­
mitivas gárgolas de piedra para el desagüe.
El castillo y la iglesia eran, por tanto, los edificios de mayor rango de la recien
nacida villa, materializando los polos de la ideología de la época, que ubicaba en la
plaza los principales edificios, y hacía partir de ella las calles. En Rota estas calles
son amplias y rectas: estoy en contra de la afirmación que hacen Antón Solé y

(9) Libros 16 y 17 de Bautismo, fol. 50.


(101 Garda de Quirós, Antonio: Rota, Estudio Artístico Religioso de la Villa, p. 28.
(11) Op. d t , p. 121.

2 6 8
EL U R8A NISM 0 ORTOGONAL DE ROTA EN LA BAJA EDAD MEDIA

Orozco acerca de que estas calles son tortuosas; esto se aprecia claramente en los
planos y visitando la población, aún teniendo en cuenta las transformaciones que
ha sufrido su urbanismo (Figs. 6, 7 y 9).

Esta idea de ciudad planificada de forma regular, con calles que tienden a la
forma de cuadrícula, fue llevada a América por los conquistadores hispanos, quie­
nes impulsados por la monarquía española, llevaron a cabo en el s. XVI una de las
más bastas obras del urbanismo mundial, la fundación y población de ciudades en
el continente americano. Y no cabe duda de que lo que surge ahora en América ya
se había producido en España; el andaluz proyectó en las nuevas tierras un tipo de
urbanismo que ha visto desarrollado en las ciudades hispanas: el ortogonal. Eos
orígenes hay. pues, que buscarlos en nuestras tierras, tanto en las ciudades medie­
vales que mantuvieron el vivo recuerdo del mundo clásico, como en las últimas
fundaciones andaluzas, caso de las ya citadas de Huelva, Cádiz y Granada.

2 6 9
M - DOLORES LOPEZ DE LA ORDEN

Fig. 1. PUERTA DE REGLA O DE CHIPIONA. Las almenas han sido colocadas


posteriormente, sin respetar la forma original.

2 7 0
11 URBANISMO ORTOGONAL DE ROTA EN I A BAJA EDAD MEDIA

Fiq. 2. PUERTA DEL MAR. La única que está orientada al mar. El matacán ha sido
aprovechado como base del actual faro.

271
M‘ DOLORES LOPEZ DE LA ORDEN

Fig. 3. PARTE POSTERIOR DEL CASTILLO DE LUNA Ha sido restaurado recientemente.

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EL URBANISMO O RTO CO NAl DE ROTA EN LA BAJA EDAD MEDIA

2 7 3
IGLESIA PARROQUIAL BOVEDA DEL PRESBITERIO. La última restauración ha
dejado a la vista la obra de cantería del muro, que debía estar enlucido.
M* DOLORES LOPEZ DE LA ORDEN

■*-4PMP

Fig. 5 IGLESIA PARROQUIAL. BOVEDA DEL PRESBITERIO. En la ventana de la izquierda se observan


los motivos renacentistas, concretamente de Serlio.

2 7 4
EL URBANISMO ORTOGONAL DE R O IA FN LA BAJA EDAD MEDIA

Fig. 6. CALLE DE ROTA que parte de la Puerta de Chipiona o Regla. Se aprecia que es
amplia y recta, nada tortuosa.

2 7 5
M ' DOLORES LOPEZ DE LA ORDEN

Fig. 7. CALLE DE ROTA en la que se aprecia también la amplitud y rectitud, con cruces
de calles que tienden a la forma de damero.

2 7 6
V O L S . III y IV

SECCION HISTORIA:
- José GARCIA ANTON: Contribución al conocimiento de Almería
en el s. XII.
- José RODRÍGUEZ M OLINA: El Alto Guadalquivir tierra vetada a
los ganados trashumantes.
- María del M ar GARCÍA GUZMÁN: Pleito g excomunión por cues­
tiones de términos entre Ubeda y Cazarla tsiglo XV).
- Rafael SÁNCHEZ SAUS: Las milicias concejiles y su actuación
exterior: Sevilla y la Guerra de Granada 11430-1439).
- Juan ABELLÁN PÉREZ: Aportación humana de Murcia a la últi­
ma fase de ¡a Guerra de Granada 11491-1492).
- José SÁNCHEZ HERRERO: Corsarios y piratas entre los comer­
ciantes gaditanos durante la segunda mitad del siglo XV.
- A ntonio MALPICA CUELLO: Sobre el régimen municipal grana­
dino: El Fuero Nuevo de Loja.
- A rtu ro MORCADO GARCÍA: Indice toponímico de la -Crónica de
Juan II de Castilla•.

SECCION ARQUEOLOGIA:
- Femando VALDÉS FERNÁNDEZ: Aproximación a los orígenes
de! consumo de hasis en Al-Andalus.
- Carmen ARANDA LINARES: Estudio tipológico de los candiles
musulmanes de barro del Museo de Cádiz.
- Juan ESLAVA GALÁN: Notas sobre el origen y función de la Alca­
zaba.
- Manuel ESPINAR MORENO - Jesús CÁMIZ JIMÉNEZ - José AMEZ-
CUA PRETREL: Notas sobre metalisteria de Pinos Puente IGra­
nada).
- Luis de MORA-FIGUEROA: El castillo de Nogales (1458-1464).
rovincia de Badajoz.
- G uillerm o GOZALBES BUSTO: Las mazmorras de Tetudn.
- M.‘ Dolores LÓPEZ DE l-A ORDEN: El urbanismo ortogonal de
Rota en la Baja Edad Media.

OTRAS PUBLICACIONES
DEL DEPARTAMENTO

- Varios: Cádiz en el siglo XIII. Cádiz. 1983.


- Juan ABELLAN PEREZ: Documentos de Juan II de Castilla
11419-1454). Murcia-Cádiz. 1984.

EN PRENSA

- María del Mar GARCIA GUZMAN: El Adelantamiento de Cazarla


Isiglos XIII-XV).
- Juan ABELLAN PEREZ - María del Mar GARCIA GUZMAN: Las Or­
denanzas Municipales de! Castillo de Garci Muñoz.

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