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Prof.

Françoise Etcheberry Parés


Depto Derecho laboral
Fac. de Cs. Jurídicas y Sociales
Universidad de Concepción

RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR POR INFRACCION A LA LEY


16.744

En el evento que el empleador incumpla las obligaciones que la ley


16.744 le impone eventualmente, la responsabilidad que eventualmente
podría corresponderle puede ser de la siguiente naturaleza:
a) Responsabilidad administrativa
b) Responsabilidad civil
c) Responsabilidad penal

a) Responsabilidad administrativa.

Este tipo de responsabilidad generalmente estará presente y se traduce


en la imposición de sanciones de índole administrativo para el empleador
infractor tal como la imposición de multas, aumento de la cotización
adicional diferenciada como consecuencia del alza de la tasa de
siniestralidad en la empresa y eventualmente en casos graves la clausura
del establecimiento o empresa decretada por la autoridad sanitaria, esto es
el Servicio de Salud. Se trata por tanto de sanciones que importan en la
práctica únicamente perjuicio económico para el empleador.

b) Responsabilidad civil

La conducta del empleador de la cual derive el accidente o la


enfermedad profesional, puede ser ilícita desde el punto de vista civil.
Se trata por tanto de un ilícito civil que causa daño y que por tanto
impone la obligación de indemnizar a la víctima.
Para que estemos en esta situación es necesario se den las siguientes
condiciones:
a) Que conducta por acción u omisión cause daño, perjuicio o
menoscabo material o moral
b) La conducta sea imputable a la persona del empleador.
c) Que la conducta se cometa con dolo o culpa. Si ha mediado dolo,
esto es la intención positiva de dañar estamos en presencia de un
delito civil. De lo contrario de mediar solo culpa, esto es negligencia,
descuido, imprudencia estaremos frente a un cuasidelito civil.
d) Debe existir nexo causal entre el acto doloso o culpable y el daño,
esto es que el perjuicio sufrido por la víctima sea una consecuencia
directa de la conducta dolosa o culpable del empleador.

El seguro obligatorio que contempla la ley establece una protección por


riesgos profesionales de carácter tarifado, objetivo, pues concede las
prestaciones incluso a aquellos trabajadores sufren un accidente
enfermedad profesional debido su negligencia inexcusable y sólo les
impone como sanción una multa en conformidad a lo establecido en el
reglamento interno de la empresa, pero en ningún caso los priva de las
prestaciones del seguro. De lo expuesto se puede concluir a juicio del
profesor Ramón Domínguez Aguila, que la ley no establece un sistema de
responsabilidad, ya que no impone un deber de reparación al autor del
hecho dañoso, por el contrario, se trataría según él de un sistema de
reparación de daños con cargo a un fondo obligatorio.
No obstante lo señalado, en cuanto a tratarse de un sistema tarifado
y “a todo evento”, la ley 16.744 contempla también la posibilidad de hacer
efectiva la responsabilidad civil que pudiera corresponder al empleador por
el daño a su trabajador, incluso permite hacer efectiva la responsabilidad
que pudiere caberle por este hecho a un tercero extraño a la relación
laboral.
Lo expuesto se desprende del tenor del artículo 69 de la citada ley
que prescribe que “cuando el accidente o la enfermedad se deba a dolo o
culpa de la entidad empleadora o de un tercero, sin perjuicio de la acciones
criminales que procedan se observaran las siguientes reglas”:
1.- La entidad administradora del seguro y que hubiere otorgado las
prestaciones con arreglo a la ley, podrá repetir contra el responsable del
accidente por el valor de aquellas en conformidad a la ley. De lo expuesto
se colige que el empleador responsable civil del accidente o enfermedad
podrá verse expuesto a tener que restituir las prestaciones que el ente
administrador haya otorgado a la víctima.
Lo mismo podrá ocurrir si ser trata de un tercero.

2.- El trabajador afectado (víctima directa) y toda persona


perjudicada, por el accidente, ( víctimas indirectas), podrán reclamar del
empleador o de un tercero, las demás indemnizaciones a que tengan
derecho con arreglo a las prescripciones de derecho común, incluso
el daño moral.
Del tenor de la norma surgen cuestiones de gran interés, pues ha
sido fuente de discusión doctrinaria y de nutrida jurisprudencia.
En primer lugar se concluye que el artículo 69 abre la puesta para
perseguir la responsabilidad civil que se genere como consecuencia de la
ocurrencia de un accidente o enfermedad de origen laboral, ejerciéndose la
acción indemnizatoria de acuerdo a las normas del Código Civil. Se trata por
tanto de obtener en términos amplios, reparación de los perjuicios que no
hayan sido cubiertos por el sistema del seguro laboral, decimos en términos
amplios pues el precepto hace expresamente procedente la indemnización
del daño moral, respecto del que todavía se discute si procede en ámbito
contractual laboral.
Por otra parte, el punto que ha generado la discusión está dado por
la expresión “con arreglo a las prescripciones derecho común”. La
interrogante pasa por determinar a qué normas se refirió con esta expresión
el legislador. No cabe duda que a las contempladas en el Código Civil. ¿
pero, fue su intención consagrarlo como un sistema de responsabilidad civil
de naturaleza contractual o extracontractual? Este precisamente es el
punto que se ha discutido profusamente, dando lugar a variada
jurisprudencia.

Por otra parte y unido a este problema la Ley 19.447 de 8 de Febrero


de 1996 modificó el artículo 420 del Código del Trabajo en relación a las
materias que serían de competencia de los Juzgados Laborales. Esta
reforma precisamente pretendía poner fin a la duda que planteaba el tenor
del artículo 69 en su parte final, entregando la competencia a los tribunales
laborales para conocer de las causas en que se pretenda hacer efectiva la
responsabilidad del empleador derivadas de los accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales. Sin embargo, con la frase final utilizada en el
precepto, vuelve a generarse la duda ya que señala “ Con excepción de la
responsabilidad extracontractual a la que será aplicable lo dispuesto en el
artículo 69 de la ley 16744” De lo expuesto aparece de manifiesto que la
duda aun subsiste y solo la jurisprudencia ha zanjado la cuestión hasta la
fecha.

El asunto a dilucidar es de qué tipo es la responsabilidad que cabe al


empleador frente a los siniestros de origen profesional, es decir, estaremos
frente a una responsabilidad de origen contractual, extracontractual o
simplemente legal.
Y por otra lado debe distinguirse la situación respecto de quién
demanda; si es la víctima directa, el trabajador; o sus causahabientes o
bien un tercero que pudo verse afectado por el accidente o enfermedad
sufrida por el trabajador.

Para analizar este problema es necesario hacer diversas precisiones.

En primer lugar en cuanto a si se busca hacer efectiva la


responsabilidad civil del empleador o de un tercero ajeno a la relación
laboral; y en segundo lugar en cuanto a si quien impetra la acción
indemnizatoria es el propio trabajador o sus herederos, y estos a su vez
comparecen actuando como sucesión o fuera de esta calidad; o bien
terceras personas que hayan sido alcanzadas por el daño.

En cuanto a la primera situación si se pertenece hacer efectiva la


responsabilidad civil del empresario, surge la interrogante de si se trata de
responsabilidad contractual o extracontractual o simplemente legal.
Ahora si se trata de perseguir al tercero, no cabe duda, por cierto
será responsabilidad extracontractual, por cuanto no existe vinculo laboral
entre éste y el trabajador víctima del daño.
En cuanto a la situación del empleador, la respuesta pasa por calificar
la obligación cuya infracción lo hace responsable.
No cabe duda que la obligación infringida es “la obligación de
seguridad”. Pues bien, la pregunta es si esta obligación de seguridad que
pesa sobre el empleador, es o no de naturaleza contractual o legal.
Calificarla en uno u otro sentido reviste gran trascendencia por cuanto de
aplicar uno u otro sistema normativo de responsabilidad civil, contractual ,
legal o simplemente extracontractual, importa una serie de consecuencias
relativas a la competencia del tribunal llamado conocer de la acción, la
prueba de la culpa, plazos de prescripción, los perjuicios a resarcir y la
legitimidad activa para accionar, situaciones todas reglamentadas de
manera diversa en cada sistema normativo.
A nuestro juicio la obligación de seguridad deriva del contrato de
trabajo, debiendo para hacer efectiva la responsabilidad civil recurrirse a las
normas contractuales. Así el empleador al contratar los servicios
personales bajo dependencia y subordinación de un trabajador, asume
respecto una serie de obligaciones, y una de estas es velar por la vida y
salud de sus trabajadores, debiendo para este efecto, adoptar todas las
medidas tendientes a prevenir y evitar la ocurrencia de riesgos
profesionales en su empresa.
Esta obligación se recoge expresamente en el artículo 184 del Código
del Trabajo, que prescribe:” El empleador estará obligado a tomar todas las
medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los
trabajadores, manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y
seguridad en las faenas, como también los implementos necesarios para
prevenir accidentes y enfermedades profesionales. Asimismo deberá
prestar o garantizar los elementos necesarios para que los trabajadores en
caso de accidente o emergencia puedan acceder a una oportuna y
adecuada atención médica, hospitalaria y farmacéutica”.
No obstante lo señalado, es preciso dejar sentado que se trata por
cierto de una obligación de medio, mas no de resultado. El empleador solo
se obliga a actuar con la prudencia y diligencia debida, quedando por tanto
obligado, al tenor del artículo 1547 a probar que ha actuado diligentemente,
pues en materia contractual, la culpa se presume. Por otra parte, entender
que estamos frente a responsabilidad contractual importa que será
competente para conocer de la demanda el Juez Laboral, de acuerdo a lo
prescrito por el artículo 420 del Código del Trabajo, el que precisamente fue
modificado por la Ley 19.477 de 1996 la que en su letra f, por el que hace
competentes a los juzgados laborales para conocer los juicios en que se
pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, con excepción de la
extracontractual a la cual le será aplicable lo prescrito en el artículo 69 de la
ley 16.744.
De lo expuesto se colige que con esta modificación el legislador quiso
establecer claramente que si quien demanda es el trabajador, estamos en
el ámbito de la responsabilidad contractual la que se regirá eso si por las
normas del derecho común, debiendo por tanto aplicarse las normas de
prescripción civil de 5 años (art.2515 Código Civil) y no laboral que
establece un lapso de 6 meses(art. 480 Código del Trabajo). Asimismo se
indemnizarán únicamente los perjuicios previstos directos, no eventuales,
pero incluido el daño moral, pues el artículo 69 lo otorga expresamente.
En los demás casos corresponderá hacer efectiva la responsabilidad
extracontractual con las consecuencias que ya se indicaron.
No obstante lo señalado, hay quienes sostienen en todos los casos sin
excepción, las normas aplicables serán las de responsabilidad
extracontractual, debido a que la obligación de seguridad no emana del
contrato sino de la ley, específicamente del principio de que nadie puede
causar daño a otro, por lo que corresponde aplicar normas de
responsabilidad legal y estas son precisamente las de la responsabilidad
extracontractual. Sin embargo, pensamos que con este criterio se dificulta
la prueba para el trabajador quien deberá probar dolo o culpa del
empleador, además, el plazo de prescripción será de 4 años ( art 2332
Código Civil) y deberá recurrir al tribunal civil en juicio de lato
conocimiento., lo que claramente entrabará sus derechos.

Por el contrario, cuando quien demanda no es el trabajador afectado,


sino las personas que como consecuencia del accidente o enfermedad de
éste, también han sufrido un daño, cónyuge, hijos, parientes etc., como
éstas no se encuentran vinculadas por el contrato de trabajo, resulta
evidente que no podrán valerse de las normas de responsabilidad
contractual y por lo mismo no podrán accionar en sede laboral, debiendo
regirse por las normas de responsabilidad civil extracontractual. No
obstante lo expuesto, en este sentido la jurisprudencia ha acotado el tema
y establecido una distinción en orden a que si quienes accionan en contra
del empleador lo hacen como la sucesión del trabajador fallecido, esto es
“iure hereditatis”, accionan como continuadores de la personalidad del
causante, y tienen la misma calidad jurídica que el trabajador pudiendo
por consiguiente demandar conforma a las normas contractuales, en sede
laboral. En caso contrario, si ejercen la acción a título personal nos
encontramos en el ámbito extracontractual, con las consecuencias ya
mencionadas.
El problema de la competencia y las normas aplicables no es una
cuestión menor si consideramos que frente a procedimientos distintos,
jueces con criterios distintos y normas distintas, podríamos llegar a tener
fallos que pronunciándose sobre una misma situación, sean
manifiestamente contradictorios.

Otro punto a considerar es el relativo a la responsabilidad subsidiaria


del dueño de la obra, empresa o faena, contemplada en el artículo 64 del
Código del Trabajo el que establece una especie de responsabilidad
objetiva respecto del empresario mandante haciéndolo hace responsable de
las obligaciones laborales y previsionales que correspondan al contratista
respecto de sus trabajadores y prescribe además que en los mismos
términos responderá el subcontratista por las obligaciones de sus
dependientes.
En este ámbito se ha estimado que esta responsabilidad también
alcanza a las indemnizaciones a que se refiere el art. 69 de la ley 16744. Se
trataría de una responsabilidad objetiva por cuanto la ley no entrega al
responsable subsidiario la posibilidad de defenderse y exonerarse,
probando que actuó con la diligencia debida, al contrario, siempre le cabrá
responsabilidad y aun en ausencia de culpa.
Por su parte la Dirección del Trabajo ha considerado que este
artículo tiene aplicación amplísima, omnicomprensiva de todas las
obligaciones laborales y previsionales emanadas del contrato. Asimismo se
señala que se trata de una responsabilidad de origen legal, de orden público
y por ende ineludible., y que encontraría su consagración en las normas del
Derecho Supremo 549 de 1999, sobre condiciones de higiene y seguridad
en los lugares de trabajo, que establece que la empresa mandante deberá
controlar que los contratistas cumplan con las normas de seguridad en las
faenas.

c) Responsabilidad penal

Este tipo de responsabilidad podrá eventualmente estará presente


cuando la conducta del empleador sea de aquellas que la ley castiga
penalmente y además, ha ocasionado un daño material o moral.
Según el citado artículo 69 de la ley del ramo, frente a una infracción
dolosa o culposa en materia de prevención de riesgos laborales , la
responsabilidad que puede nacer podrá ser de naturaleza penal respecto
del empleador, que incurre en tales conductas incluso en el evento de
tratarse de una omisión castigada penalmente.
En este caso la responsabilidad que la responsabilidad patrimonial en se
hará efectiva sobre los bienes de le empresa, pero criminalmente será
sancionada la o las personas que representen legalmente a la empresa de
que se trate.
Tratándose de un cuasi delito penal, el artículo 492 del Código Penal,
señala que aquellos empresarios que actúen culpablemente en la,
ocurrencia de un accidente laboral, serán sancionados con las penas
establecidas en el artículo 490 del citado cuerpo legal, por lo que arriesgan
penas que van desde los 61 días hasta los 3 años de reclusión.

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