Depto Derecho laboral Fac. de Cs. Jurídicas y Sociales Universidad de Concepción
RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR POR INFRACCION A LA LEY
16.744
En el evento que el empleador incumpla las obligaciones que la ley
16.744 le impone eventualmente, la responsabilidad que eventualmente podría corresponderle puede ser de la siguiente naturaleza: a) Responsabilidad administrativa b) Responsabilidad civil c) Responsabilidad penal
a) Responsabilidad administrativa.
Este tipo de responsabilidad generalmente estará presente y se traduce
en la imposición de sanciones de índole administrativo para el empleador infractor tal como la imposición de multas, aumento de la cotización adicional diferenciada como consecuencia del alza de la tasa de siniestralidad en la empresa y eventualmente en casos graves la clausura del establecimiento o empresa decretada por la autoridad sanitaria, esto es el Servicio de Salud. Se trata por tanto de sanciones que importan en la práctica únicamente perjuicio económico para el empleador.
b) Responsabilidad civil
La conducta del empleador de la cual derive el accidente o la
enfermedad profesional, puede ser ilícita desde el punto de vista civil. Se trata por tanto de un ilícito civil que causa daño y que por tanto impone la obligación de indemnizar a la víctima. Para que estemos en esta situación es necesario se den las siguientes condiciones: a) Que conducta por acción u omisión cause daño, perjuicio o menoscabo material o moral b) La conducta sea imputable a la persona del empleador. c) Que la conducta se cometa con dolo o culpa. Si ha mediado dolo, esto es la intención positiva de dañar estamos en presencia de un delito civil. De lo contrario de mediar solo culpa, esto es negligencia, descuido, imprudencia estaremos frente a un cuasidelito civil. d) Debe existir nexo causal entre el acto doloso o culpable y el daño, esto es que el perjuicio sufrido por la víctima sea una consecuencia directa de la conducta dolosa o culpable del empleador.
El seguro obligatorio que contempla la ley establece una protección por
riesgos profesionales de carácter tarifado, objetivo, pues concede las prestaciones incluso a aquellos trabajadores sufren un accidente enfermedad profesional debido su negligencia inexcusable y sólo les impone como sanción una multa en conformidad a lo establecido en el reglamento interno de la empresa, pero en ningún caso los priva de las prestaciones del seguro. De lo expuesto se puede concluir a juicio del profesor Ramón Domínguez Aguila, que la ley no establece un sistema de responsabilidad, ya que no impone un deber de reparación al autor del hecho dañoso, por el contrario, se trataría según él de un sistema de reparación de daños con cargo a un fondo obligatorio. No obstante lo señalado, en cuanto a tratarse de un sistema tarifado y “a todo evento”, la ley 16.744 contempla también la posibilidad de hacer efectiva la responsabilidad civil que pudiera corresponder al empleador por el daño a su trabajador, incluso permite hacer efectiva la responsabilidad que pudiere caberle por este hecho a un tercero extraño a la relación laboral. Lo expuesto se desprende del tenor del artículo 69 de la citada ley que prescribe que “cuando el accidente o la enfermedad se deba a dolo o culpa de la entidad empleadora o de un tercero, sin perjuicio de la acciones criminales que procedan se observaran las siguientes reglas”: 1.- La entidad administradora del seguro y que hubiere otorgado las prestaciones con arreglo a la ley, podrá repetir contra el responsable del accidente por el valor de aquellas en conformidad a la ley. De lo expuesto se colige que el empleador responsable civil del accidente o enfermedad podrá verse expuesto a tener que restituir las prestaciones que el ente administrador haya otorgado a la víctima. Lo mismo podrá ocurrir si ser trata de un tercero.
2.- El trabajador afectado (víctima directa) y toda persona
perjudicada, por el accidente, ( víctimas indirectas), podrán reclamar del empleador o de un tercero, las demás indemnizaciones a que tengan derecho con arreglo a las prescripciones de derecho común, incluso el daño moral. Del tenor de la norma surgen cuestiones de gran interés, pues ha sido fuente de discusión doctrinaria y de nutrida jurisprudencia. En primer lugar se concluye que el artículo 69 abre la puesta para perseguir la responsabilidad civil que se genere como consecuencia de la ocurrencia de un accidente o enfermedad de origen laboral, ejerciéndose la acción indemnizatoria de acuerdo a las normas del Código Civil. Se trata por tanto de obtener en términos amplios, reparación de los perjuicios que no hayan sido cubiertos por el sistema del seguro laboral, decimos en términos amplios pues el precepto hace expresamente procedente la indemnización del daño moral, respecto del que todavía se discute si procede en ámbito contractual laboral. Por otra parte, el punto que ha generado la discusión está dado por la expresión “con arreglo a las prescripciones derecho común”. La interrogante pasa por determinar a qué normas se refirió con esta expresión el legislador. No cabe duda que a las contempladas en el Código Civil. ¿ pero, fue su intención consagrarlo como un sistema de responsabilidad civil de naturaleza contractual o extracontractual? Este precisamente es el punto que se ha discutido profusamente, dando lugar a variada jurisprudencia.
Por otra parte y unido a este problema la Ley 19.447 de 8 de Febrero
de 1996 modificó el artículo 420 del Código del Trabajo en relación a las materias que serían de competencia de los Juzgados Laborales. Esta reforma precisamente pretendía poner fin a la duda que planteaba el tenor del artículo 69 en su parte final, entregando la competencia a los tribunales laborales para conocer de las causas en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivadas de los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Sin embargo, con la frase final utilizada en el precepto, vuelve a generarse la duda ya que señala “ Con excepción de la responsabilidad extracontractual a la que será aplicable lo dispuesto en el artículo 69 de la ley 16744” De lo expuesto aparece de manifiesto que la duda aun subsiste y solo la jurisprudencia ha zanjado la cuestión hasta la fecha.
El asunto a dilucidar es de qué tipo es la responsabilidad que cabe al
empleador frente a los siniestros de origen profesional, es decir, estaremos frente a una responsabilidad de origen contractual, extracontractual o simplemente legal. Y por otra lado debe distinguirse la situación respecto de quién demanda; si es la víctima directa, el trabajador; o sus causahabientes o bien un tercero que pudo verse afectado por el accidente o enfermedad sufrida por el trabajador.
Para analizar este problema es necesario hacer diversas precisiones.
En primer lugar en cuanto a si se busca hacer efectiva la
responsabilidad civil del empleador o de un tercero ajeno a la relación laboral; y en segundo lugar en cuanto a si quien impetra la acción indemnizatoria es el propio trabajador o sus herederos, y estos a su vez comparecen actuando como sucesión o fuera de esta calidad; o bien terceras personas que hayan sido alcanzadas por el daño.
En cuanto a la primera situación si se pertenece hacer efectiva la
responsabilidad civil del empresario, surge la interrogante de si se trata de responsabilidad contractual o extracontractual o simplemente legal. Ahora si se trata de perseguir al tercero, no cabe duda, por cierto será responsabilidad extracontractual, por cuanto no existe vinculo laboral entre éste y el trabajador víctima del daño. En cuanto a la situación del empleador, la respuesta pasa por calificar la obligación cuya infracción lo hace responsable. No cabe duda que la obligación infringida es “la obligación de seguridad”. Pues bien, la pregunta es si esta obligación de seguridad que pesa sobre el empleador, es o no de naturaleza contractual o legal. Calificarla en uno u otro sentido reviste gran trascendencia por cuanto de aplicar uno u otro sistema normativo de responsabilidad civil, contractual , legal o simplemente extracontractual, importa una serie de consecuencias relativas a la competencia del tribunal llamado conocer de la acción, la prueba de la culpa, plazos de prescripción, los perjuicios a resarcir y la legitimidad activa para accionar, situaciones todas reglamentadas de manera diversa en cada sistema normativo. A nuestro juicio la obligación de seguridad deriva del contrato de trabajo, debiendo para hacer efectiva la responsabilidad civil recurrirse a las normas contractuales. Así el empleador al contratar los servicios personales bajo dependencia y subordinación de un trabajador, asume respecto una serie de obligaciones, y una de estas es velar por la vida y salud de sus trabajadores, debiendo para este efecto, adoptar todas las medidas tendientes a prevenir y evitar la ocurrencia de riesgos profesionales en su empresa. Esta obligación se recoge expresamente en el artículo 184 del Código del Trabajo, que prescribe:” El empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales. Asimismo deberá prestar o garantizar los elementos necesarios para que los trabajadores en caso de accidente o emergencia puedan acceder a una oportuna y adecuada atención médica, hospitalaria y farmacéutica”. No obstante lo señalado, es preciso dejar sentado que se trata por cierto de una obligación de medio, mas no de resultado. El empleador solo se obliga a actuar con la prudencia y diligencia debida, quedando por tanto obligado, al tenor del artículo 1547 a probar que ha actuado diligentemente, pues en materia contractual, la culpa se presume. Por otra parte, entender que estamos frente a responsabilidad contractual importa que será competente para conocer de la demanda el Juez Laboral, de acuerdo a lo prescrito por el artículo 420 del Código del Trabajo, el que precisamente fue modificado por la Ley 19.477 de 1996 la que en su letra f, por el que hace competentes a los juzgados laborales para conocer los juicios en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, con excepción de la extracontractual a la cual le será aplicable lo prescrito en el artículo 69 de la ley 16.744. De lo expuesto se colige que con esta modificación el legislador quiso establecer claramente que si quien demanda es el trabajador, estamos en el ámbito de la responsabilidad contractual la que se regirá eso si por las normas del derecho común, debiendo por tanto aplicarse las normas de prescripción civil de 5 años (art.2515 Código Civil) y no laboral que establece un lapso de 6 meses(art. 480 Código del Trabajo). Asimismo se indemnizarán únicamente los perjuicios previstos directos, no eventuales, pero incluido el daño moral, pues el artículo 69 lo otorga expresamente. En los demás casos corresponderá hacer efectiva la responsabilidad extracontractual con las consecuencias que ya se indicaron. No obstante lo señalado, hay quienes sostienen en todos los casos sin excepción, las normas aplicables serán las de responsabilidad extracontractual, debido a que la obligación de seguridad no emana del contrato sino de la ley, específicamente del principio de que nadie puede causar daño a otro, por lo que corresponde aplicar normas de responsabilidad legal y estas son precisamente las de la responsabilidad extracontractual. Sin embargo, pensamos que con este criterio se dificulta la prueba para el trabajador quien deberá probar dolo o culpa del empleador, además, el plazo de prescripción será de 4 años ( art 2332 Código Civil) y deberá recurrir al tribunal civil en juicio de lato conocimiento., lo que claramente entrabará sus derechos.
Por el contrario, cuando quien demanda no es el trabajador afectado,
sino las personas que como consecuencia del accidente o enfermedad de éste, también han sufrido un daño, cónyuge, hijos, parientes etc., como éstas no se encuentran vinculadas por el contrato de trabajo, resulta evidente que no podrán valerse de las normas de responsabilidad contractual y por lo mismo no podrán accionar en sede laboral, debiendo regirse por las normas de responsabilidad civil extracontractual. No obstante lo expuesto, en este sentido la jurisprudencia ha acotado el tema y establecido una distinción en orden a que si quienes accionan en contra del empleador lo hacen como la sucesión del trabajador fallecido, esto es “iure hereditatis”, accionan como continuadores de la personalidad del causante, y tienen la misma calidad jurídica que el trabajador pudiendo por consiguiente demandar conforma a las normas contractuales, en sede laboral. En caso contrario, si ejercen la acción a título personal nos encontramos en el ámbito extracontractual, con las consecuencias ya mencionadas. El problema de la competencia y las normas aplicables no es una cuestión menor si consideramos que frente a procedimientos distintos, jueces con criterios distintos y normas distintas, podríamos llegar a tener fallos que pronunciándose sobre una misma situación, sean manifiestamente contradictorios.
Otro punto a considerar es el relativo a la responsabilidad subsidiaria
del dueño de la obra, empresa o faena, contemplada en el artículo 64 del Código del Trabajo el que establece una especie de responsabilidad objetiva respecto del empresario mandante haciéndolo hace responsable de las obligaciones laborales y previsionales que correspondan al contratista respecto de sus trabajadores y prescribe además que en los mismos términos responderá el subcontratista por las obligaciones de sus dependientes. En este ámbito se ha estimado que esta responsabilidad también alcanza a las indemnizaciones a que se refiere el art. 69 de la ley 16744. Se trataría de una responsabilidad objetiva por cuanto la ley no entrega al responsable subsidiario la posibilidad de defenderse y exonerarse, probando que actuó con la diligencia debida, al contrario, siempre le cabrá responsabilidad y aun en ausencia de culpa. Por su parte la Dirección del Trabajo ha considerado que este artículo tiene aplicación amplísima, omnicomprensiva de todas las obligaciones laborales y previsionales emanadas del contrato. Asimismo se señala que se trata de una responsabilidad de origen legal, de orden público y por ende ineludible., y que encontraría su consagración en las normas del Derecho Supremo 549 de 1999, sobre condiciones de higiene y seguridad en los lugares de trabajo, que establece que la empresa mandante deberá controlar que los contratistas cumplan con las normas de seguridad en las faenas.
c) Responsabilidad penal
Este tipo de responsabilidad podrá eventualmente estará presente
cuando la conducta del empleador sea de aquellas que la ley castiga penalmente y además, ha ocasionado un daño material o moral. Según el citado artículo 69 de la ley del ramo, frente a una infracción dolosa o culposa en materia de prevención de riesgos laborales , la responsabilidad que puede nacer podrá ser de naturaleza penal respecto del empleador, que incurre en tales conductas incluso en el evento de tratarse de una omisión castigada penalmente. En este caso la responsabilidad que la responsabilidad patrimonial en se hará efectiva sobre los bienes de le empresa, pero criminalmente será sancionada la o las personas que representen legalmente a la empresa de que se trate. Tratándose de un cuasi delito penal, el artículo 492 del Código Penal, señala que aquellos empresarios que actúen culpablemente en la, ocurrencia de un accidente laboral, serán sancionados con las penas establecidas en el artículo 490 del citado cuerpo legal, por lo que arriesgan penas que van desde los 61 días hasta los 3 años de reclusión.