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1/5/2020 Introducción al concepto de Causalidad en David Hume. – Critica.

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E N E L M U N D O D E L A PA L A B R A , L A S I D E A S Y L O S I D E A L E S
R E V I S TA L AT I N O A M E R I C A N A D E E N S AY O F U N D A D A E N S A N T I A G O D E C H I L E E N 1 9 9 7 | A Ñ O X X I I I
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Introducción al concepto de
Causalidad en David Hume.
por Francisco Díaz Céspedes
Artículo publicado el 15/01/2016

Resumen: Hume vivió en una época de profundas transformaciones. En


aquella época la ciencia moderna, naciente puso en duda los cimientos del
conocimiento clásico y meramente teorético (racionalismo). Era la
experimentación y la constatación empírica, la base sobre la que todo
hallazgo científico debe ser válido. Hume como admirador del trabajo de
Galileo y de Newton, aplicó el método de experimentación usado por estos
exponentes de la ciencia, y realzó la investigación para describir lo que
entendemos por naturaleza humana. Así, el concepto de causalidad lo
argumentó epistemológicamente frente a las concepciones de lo que se
conocía anteriormente, teniendo presente que éste postulado es sin duda
parte de toda investigación científica.

Introducción
David Hume, en su gran obra “Tratado de la naturaleza humana” afirma que
el hombre es un ser racional y, por ser lo que es, recibe de la ciencia como el
modelo empírico a seguir. De este modo, los límites del entendimiento son
para él tan estrechos que es comprensible como una mínima satisfacción de
la que se puede esperar, dado el alcance y la confiabilidad de sus logros.
Hume, crítica, asimismo, la oscuridad y la autosuficiencia de la filosofía
profunda y abstracta, por ser penosa, fatigante y de resultados no
apropiados. Pero, también reconoce que es fuente de ineludible
incertidumbre. Por lo que, señala que el único método para liberarse de
inmediato de aquellos abstrusos cuestionamientos, radica en investigar con
seriedad la naturaleza del entendimiento humano.

Así, la obra de Hume incursiona en un área difícil, profunda e indeterminada


de la naturaleza humana, tales como: las pasiones, la moral y la física; pero
por sobre todo el entendimiento humano. Aunque igualmente reconoce que
es de cuantiosa necesidad y de cuantioso provecho, el cultivar la verdadera
metafísica y desdeñar lo falso. De común acuerdo, en este ensayo,
esclareceremos las supersticiones populares y desarrollaremos una
descripción de la causalidad en la física como fuente de una auténtica
ciencia. En relación a esto, Hume se pregunta si es posible ir más allá de
nuestras falsas concepciones del mundo y de penetrar en los principios de la
mente para conocer las causas, efectos y sus conexiones que inducen en las
observaciones de un fenómeno físico.

Si bien es cierto, el enunciado anterior, presenta una larga tradición en la


historia de la filosofía occidental, aunque en este escrito sólo vincularemos, a
modo de introducción, el pensamiento de Hume, y en particular, con la
noción de causalidad física. Por lo que se analizará la obra: “Tratado de la
naturaleza humana”(1)

La argumentación de Hume se orienta en colocar evidencia tanto en la


ignorancia y en la debilidad del entendimiento humano, en especial con la
afirmación de causalidad, cuyo proceso nos daría una explicación más
cercana de lo que comprendemos por la ‘conexión de causa-efecto’, y a su
vez nos pondría en contacto con ese “poder” o esa “energía” que produce el
efecto. De modo que el escocés es muy enfático en afirmar que, “no
obstante de todo el esfuerzo que pongamos, no llegamos a conocer la
impresión original de la ‘conexión necesaria’ de los objetos”.(2) Así, por lo
que esa conexión se sitúa en nuestra mente como un resultado de la
‘constante conjunción’ de dichos objetos en la naturaleza. En consecuencia,
nuestro conocimiento, desde la mirada de David Hume, está solamente
basado en la experiencia y en la experimentación persistente que tengamos
en la realidad.

Desarrollo

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1.- El Contexto histórico de Hume
El pensamiento de David Hume (3) nos introduce de una manera especial
dentro de la revolución cultural de la Ilustración, el cual logra reafirmar
nuevos principios o nuevos postulados en su periodo: La racionalidad
ilimitada, la libertad, la individualidad… Todas estas nociones vinculadas al
mundo de la conciencia, y en particular al problema de la capacidad y el
comportamiento del conocimiento humano. Por lo cual, evidencia una
relación directa que se expresa en el mundo exterior. Su alcance y desarrollo
se visualiza en una naturaleza muy parecida al de su personalidad, debido a
que su lectura primó los estudios de René Descartes (1596-1650) e Isaac
Newton (1643-1727) durante los viajes que realizó por Holanda, Italia y
Francia.

Hume es el modelo de un pensador ilustrado, ya que está suscitado con el


avance del pensamiento y de la creencia de su época; de modo que,
encuentra la posibilidad de redescubrir el pensamiento. Dentro de las
grandes motivaciones, su pensamiento responde al desarrollo económico
cultural de Inglaterra, y a las inquietudes y los conflictos intelectuales
propios del siglo XVII y del siglo XVIII. Este es el momento en que la
metafísica tradicional hace crisis frente al surgimiento de una nueva
corriente científica, que se nutre a partir de la observación razonada –como
lo demostró Galileo Galilei (1564-1642) y de la teoría confrontada por la
experimentación, para explicar la realidad de una forma más concreta.

Así, este nuevo paradigma sigue los principios “Baconianos”(4), junto con los
aportes de la obra de Newton: “Principia Mathematica” (1687), que en
oposición a las tesis cartesianas, afirma que el conocimiento científico
racional de la naturaleza se sustenta sobre la base empírica. Dado que la
motivación principal de Hume, es refutar las ideas racionalistas
predominantes de su tiempo, que se manifestaban en base a una confianza
absoluta en el poder de la razón. En este sentido, Hume comprende su
misión y se concentra en el estudio de la naturaleza humana, pero a
diferencia de los racionalistas, sigue los pasos de Newton, y coloca énfasis en
la experiencia. De aquí en adelante en su obra “Tratado de la Naturaleza
Humana” nos comenta enfáticamente que:

“…Es cierto que su consideración del espíritu se halla falseada por


preocupaciones provenientes de falsas analogías con la ciencia de la
naturaleza y que reposa en un esquemático sistema de asociaciones; su
mérito, aparte de haber ensayado una solución fundamental de los
problemas filosóficos de un modo clásico…”(5)

De común acuerdo, en que la especial atención de Hume es considerar el


método experimental a las ciencias y a la investigación filosófica; por ende
resulta un método empírico que sostiene una experimentación cuidadosa y
en lo posible exacta para distinguir entre lo qué es verdadero y lo qué es
falso, cuya fuente primaria es la observación de los efectos particulares que
resultan de las distintas circunstancias y/o soluciones. Un ejemplo claro de
ello, es la observación que realizó Galileo Galilei en la catedral de Pisa y que,
posteriormente, originó Las leyes del Isocronismo de pequeñas oscilaciones
en 1581(6).

Esta reciente percepción filosófica atribuida a la ciencia, no podrá ser inferior


a una certeza, sino por el contrario, será superior en la utilidad práctica que
se logre evidenciar en sus premisas, dicho aún mejor: “Nuestras ideas son
copia de nuestras impresiones y las representan en todas sus partes.”(7)
Desde luego este pensamiento, e, innovador método abrió una puerta en la
epistemología moderna.

2.- De la Causalidad Física en David Hume


El conocimiento, definido por David Hume, lo determinaría según las
relaciones filosóficas (semejanza, identidad, relaciones de tiempo y lugar,
relación de cantidad o número, grados en alguna cualidad, oposición y
causalidad). Por lo que estas relaciones pueden dividirse en dos clases:
Primero, las que dependen enteramente de las ideas que se comparan entre
sí; y las segundas, que pueden permutar sin cambiar alguna en sus ideas(8).
De este modo, en ciencia de la física la ‘identidad’ y la ‘causalidad’,
reproduce que dos objetos, aunque semejantes en su totalidad y aun
apareciendo en el mismo lugar en tiempos diferentes, pueden ser diferentes
numéricamente, y como la fuerza por la que un objeto produce otro no
puede jamás descubrirse simplemente por su idea, lo que es evidente que
causa y efecto son relaciones de las que nos informamos por la ‘experiencia’
y no por el razonamiento(9).

Así, desde 1581 hasta 1638(10), el método empírico utilizado por el toscano
Galilei logró determinar y fundamentar una metodología que explicaría los
fenómenos físicos de la realidad, tales como: La caída de los cuerpos(11), las
formas del movimiento, el telescopio y las observaciones de la luna, las

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manchas solares, la vía Láctea y las nebulosas, las fases de Venus y la
confirmación de la teoría de Copérnico. Fuente científica que llegó a grandes
descubrimientos que revolucionaron la ciencia en la treintena del siglo XVII.

Dado lo anterior, el conocimiento que propone Hume, es una radicalización


en observar a la naturaleza humana como:

“…la primera impresión en una idea y observo que, aunque la transición


habitual a la idea correlativa continua aún, no existe, en realidad, ni creencia
ni persuasión. Una impresión presente es, pues, absolutamente necesaria
para este proceso, y cuando después de esto comparo una impresión con
una idea y hallo que su única diferencia consiste en sus diferentes grados de
fuerza y vivacidad, concluyo de todo ello que la creencia es una concepción
más vivida e intensa de una idea que procede de su relación con una
impresión presente.”(12)

El pensamiento de Hume, en estricto rigor, explícita en que no existen las


ideas innatas o nociones comunes, sino que la base de nuestros
conocimientos son las impresiones, cuyo referente último son las
sensaciones. Así, para Hume las impresiones son contenidas en la conciencia
humana y el punto de partida de la construcción del conocimiento.(13)
Desde esta perspectiva, el cuestionamiento a responder es el siguiente:
¿alcanzamos a conocer el mundo externo y tenemos certeza de su
conocimiento?

En respuesta a esta interrogante, y volviendo a Galileo Galilei con respecto a


la distinción entre movimientos naturales y violentos por parte de los sabios
aristotélicos. Por lo que “…los movimientos llamados naturales y violentos se
transforman uno en el otro: la bola lanzada (movimiento violento) al aire
desciende, el péndulo no se detiene en el punto más bajo, sino que sube
para bajar de nuevo”.(14)

Subsiguientemente, el problema del conocimiento y de la certeza acerca del


mundo externo, Hume nos expone algunos planteamientos que se alejan del
enfoque racionalista, como fue el caso de los movimientos naturales y
movimientos violentos dada la cita anterior. Mientras que para los
racionalistas, y en específico, para Descartes, conocer con certeza significa
alcanzar verdades claras y distintas o de naturalezas simples, cuya
existencia solo puede ser garantizada por Dios(15). Por lo que Hume se
resiste a aceptar esta posición, porque advierte que de acuerdo a nuestras
facultades, la idea de substancia referida al mundo externo es problemática y
escapa a nuestra experiencia, ya que sólo nos da cuenta de las impresiones,
ideas y asociaciones de las ideas. A este respecto afirma:

“Me atrevo afirmar, como proposición general, que no admite excepción


alguna, que el conocimiento de esta relación (causa-efecto) en ningún caso
se obtiene por razonamiento a priori, sino que surge enteramente de la
experiencia…”(16)

Hume muestra claramente un escepticismo(17) que expresaría de una forma


más convincente, de que las impresiones son trascendentales para describir
un fenómeno físico, tal cual como se expone en la siguiente cita:

“Primeramente me aseguro por una nueva revisión de lo que ya he afirmado,


a saber: que toda impresión simple va acompañada de una idea
correspondiente, y toda idea simple, de una impresión correspondiente. De
esta unión constante de percepciones semejantes concluyo inmediatamente
que existe una gran conexión entre nuestras impresiones e ideas
correspondientes y que la existencia de las unas tiene una considerable
influencia sobre la de las otras.”(18)

Dado a lo anterior, una actitud consistente puede no adherirse a alguna


opinión determinada, porque, en estricto rigor, el concepto de causalidad es
un tema ampliamente tratado desde la mirada metafísica y epistemológica
que presuponen a las impresiones y a las ideas relacionarse a una constante
percepción semejante, consolidando la influencia de una por sobre la otra.
Puesto que históricamente se le ha dado un doble tratamiento: El primero,
se concibe la causalidad como una relación racional, por la que la causa
contiene la razón de su efecto.(19) Por ejemplo: que la causa del dos es la
dualidad y la causa de lo bello es la belleza.

En el segundo enfoque, la causalidad es concebida como una relación


empírica o temporal, en la que el efecto no es deducible de la causa, pero es
previsible por razón de la constancia y uniformidad de la relación de sucesión
entre causa y efecto. Este enfoque elimina de la relación causal la idea de
fuerza generadora, que en los idealistas y racionalistas está presente. En
este sentido, ya antes de Hume, Guillermo de Ockham (1285-1349) afirmaba
que el conocimiento de una cosa no lleva consigo, y bajo ningún título, el

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conocimiento de una cosa diferente.(20) Así, la proposición “el calor calienta”
no se puede demostrarse por psicologismo, sino que, por el contrario, sólo se
puede conocer a través de la experiencia; tal cual como Galilei lo
argumentaría:

“Nuestro aserto (afirmación) se funda principalmente en el hecho de que


aquello, que los experimentos naturales ofrecen a nuestros sentidos, parece
corresponder completamente y estar de acuerdo con las propiedades
demostradas luego por nosotros.”(21)

Hume no está lejos de la idea de Ockham y Galilei, sino que de una manera
más acabada nos plantea la tesis de la no deducibilidad del efecto respecto
de la causa. Descarta que nuestros conocimientos a priori puedan evidenciar
y dar certeza que el efecto se deduzca de la causa. Pero, por el contrario,
nos ofrece una nueva visión subjetiva y escéptica del conocimiento racional,
ya que todo fenómeno debe estar sometido a experimentación, tal como lo
manifiesta en la siguiente cita:

“Nada es más preciso para un legítimo filósofo que refrenar el inmoderado


deseo de investigar las causas, y habiendo establecido una doctrina sobre un
número suficiente de experimentos, debe contentarse con esto cuando ve
que un examen ulterior le llevará especulaciones obscuras e inciertas. En
este caso, su investigación estará mucho mejor empleada examinando los
efectos que indagando las causas de sus principios.”(22)

Desde este enfoque, la noción de causalidad, John Locke (1632-1704) en su


“Ensayo sobre el entendimiento humano” afirma que nuestros sentidos al
percibir las constantes vicisitudes de las cosas no pueden dejar de observar
la relación causa-efecto, definiendo como causa: “aquello que hace cualquier
otra empresa a existir.”(23) Base que distingue algunos tipos de relación,
como por ejemplo: el firmamento, la descendencia, la producción, la
transformación, etc. pero al final de este apartado señalaba que todas estas
relaciones tenían su origen en ideas derivadas de la sensación y de la
reflexión.(24) Asimismo, George Berkeley (1685-1753) concebía el
conocimiento como una relación de ideas, y éstas como objetos percibidos
por los sentidos, o recordados o imaginados. Ellas y cualquier relación que se
establezca entre ellas no existen sin la mente, de modo que cuando decimos
que una cosa sensible existe, y que significa que es percibida la existencia
absoluta de una cosa, que parece ser completamente ininteligible.(25)

De esta manera, el experimento del péndulo simple fundamentaría la idea de


Locke y Berkeley, puesto que Galilei y sus amigos alcanzarían a visualizar de
cómo se relacionan los conceptos de: Periodo, Longitud, Amplitud y Masa por
medio de la conexión necesaria y la conjunción constante. Es decir, que los
elementos vistos fueron internalizados en la mente de los observadores
como un todo, pero, en estricta tiesura las relaciones no dependen de las
simples ideas, sino que a través de los sentidos se informaron de la
existencia de los objetos que no se pueden ver o tocar (a excepción de la
masa), en sí la causalidad.

De modo, que Locke y Berkeley, en la tradición empirista, inician una visión


moderna del conocimiento, haciendo de la causalidad, como una relación de
ideas, un fenómeno completamente fundamental. Puesto que Hume está
fuertemente influenciado por los ingleses. El escocés concibe el mundo y la
mente como un compuesto de impresiones y de ideas inseparables, cuya
diferencia entre ellas consiste en que sólo la fuerza y la vivacidad de las
primeras (Impresiones) son más complejas que las segundas, puesto que
ellas determinarían la realidad de lo que existe por correspondencia de las
ideas. Tal como se presenta en la siguiente cita:

“La idea de la causalidad debe derivarse de alguna relación entre los objetos
y debemos ahora intentar descubrir esta relación… En primer lugar, que
todos los objetos que se consideran como causa y efecto son contiguos y que
nada puede operar en un tiempo o lugar que se halle algo separado del de su
propia existencia… Aunque los objetos distantes puedan a veces parecer
producirse los unos a los otros, se halla después de más detenido examen
que están enlazados por una cadena de causas contiguas entre ellas y con
los objetos distantes, y cuando en un caso particular no podemos descubrir
esta conexión presumimos que existe… podemos considerar, pues, la
relación de contigüidad como esencial de la causalidad… La segunda relación
que haré observar como esencial para las causas y efectos no es tan
universalmente reconocida, sino que se halla sometida a alguna
controversia. Es esta la de la prioridad en el tiempo de la causa con respecto
del efecto.”(26)

Desde este postulado, se desprende la importancia de la causalidad, y sobre


todo por el interés de ir más allá de las conclusiones racionalistas
inmediatas, por lo que intenta dar explicaciones más simples de los

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fenómenos físicos. En este sentido, Hume establece que los límites del
conocimiento son válidos, cuando existe una experimentación constante del
objeto de estudio. No obstante hay una complejidad en el concepto de
probabilidad del azar, que concede a este sistema su plena fuerza y
evidencia que debemos apartar y dirigirla a considerar sus consecuencias y
de explicar los mismos principios del razonamiento que se derivan del mismo
origen.(27) En palabras de Hume, delinearía que:

“Los filósofos que han dividido la razón humana en conocimiento y


probabilidad y han definido el primero como la evidencia que surge de la
comparación de ideas están obligados a comprender todos nuestros
argumentos relativos a las causas y efectos bajo el término general de
probabilidad… Haría el ridículo quien dijese que es sólo probable que el Sol
salga mañana o que todos los hombres mueran, aunque es claro que no
tenemos más seguridad de estos hechos que la experiencia que nos
proporciona. Por esta razón quizá será más conveniente, para conservar el
sentido corriente de las palabras y al mismo tiempo indicar los varios grados
de evidencia, distinguir en la razón tres grados a saber: el del conocimiento,
el de las pruebas y el de la probabilidad.”(28)

De esta forma, el escocés, indica claramente que el lenguaje del sentido


común puede proporcionar mucha más información, para comprender un
fenómeno determinado, cuya satisfacción compromete el juicio del científico
a explicar una realidad que es más compleja de lo que se entiende. Por lo
que, el concepto de probabilidad es mayor aún cuando no existe
argumentación alguna del objeto de estudio. Un ejemplo preciso, son las
ondulaciones largas de un péndulo, dado a un grado mayor, al de las
oscilaciones cortas, y a su vez, percibir que el fenómeno es el mismo; pero el
periodo no es proporcional a la amplitud del péndulo, y más aún, es un
sistema matemático muy complejo de explicar en torno al de las oscilaciones
largas. Desde esta perspectiva, Alexandre Koyré (1892-1964) nos manifiesta
que:

“El esfuerzo de geometrización, sostenido y corroborado por la imaginación y


no obstaculizado por el pensamiento causal, rebasa la meta que se había
asignado: la meta de la dinámica era matematizar el tiempo; ahora bien,
Galileo lo elimina. El esfuerzo realizado termina en un fracaso. Fracaso que
Galileo no nota al principio. Pues al rehacer de Galileo en un sentido inverso
el razonamiento que le ha llevado de unas fórmulas descriptivas correctas a
un principio erróneo, encuentra, partiendo de este principio, las
consecuencias de las que había partido”.(29)

Por lo que, dado al caso anterior, Hume establece dos tipos de relaciones
fundamentales: las relaciones de ideas y las cuestiones del hecho. En
referencia a la segunda, afirma que todos nuestros razonamientos consisten
en comparar y descubrir relaciones constantes o inconstantes de los objetos
entre sí. Pero, la causalidad es la única, de las relaciones de hecho que
permite a la mente ir más allá de los sentidos, y de que nos informa que no
podemos percibir, como por ejemplo las relaciones: fuego-calor, electricidad-
luz, enfermedad-dolor, etc. En consecuencia, la causalidad es el resultado de
una conexión necesaria que permite a la mente inferir o tener la creencia de
la existencia o/u acción de un objeto cuando es seguido o precedido por otro.
(30)

Ahora bien, si tuviésemos que explicar la idea de causalidad o impresión


primaria que nos permite inferir que X es causa de Y. X es respecto de
Hume, afirma que esta relación no está basada en ninguna de las cualidades
particulares de los objetos, y aunque descubre dos relaciones como la
contigüidad y la prioridad de tiempo entre X e Y, reconoce que el elemento
fundamental es la conexión necesaria entre X e Y ó Y e X. Por lo tanto, Hume
nos presenta ‘la naturaleza de la causalidad como una relación’, que tiene
sus bases en la conexión necesaria, conexión que no sólo se refiere a los
objetos del mundo externo, sino también al universo de impresiones e ideas
de la conciencia. En consecuencia, la idea de la necesidad no proviene de los
objetos externos, sino que es sólo una elaboración de la mente con el
sustento de la experiencia, dada por la repetición de la unión causa-efecto en
el mundo externo.

Otro ejemplo que podemos sumar, es la descripción que realizaría Galilei con
respecto a la caída de los cuerpos, tal cual como se explica en la siguiente
cita:

“Entendámonos: lo que es preciso explicar, o comprender, según Galileo, no


es el hecho en sí de la caída: no se trata de encontrar la causa por lo cual los
cuerpos caen. Lo que busca es la esencia del movimiento de la caída.
Ciertamente, el movimiento muy particular: es un modo, un tipo bien
determinado de movimiento que se realiza, siempre idéntico, donde quiera
que los cuerpos caen. Lo que se trata de encontrar es la naturaleza de ese
modo de movimiento, su esencia o, si se prefiere, su definición (lo que
quiere decir lo mismo). Esa naturaleza es la que constituirá ese principio

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evidente e indudable, axioma fundamental que permitirá deducir todo el
resto.”(31) Por lo que, Koyré, nuevamente mencionaría que:

“Galileo renuncia a todo tipo de intento de explicación causal, y no busca


más que un principio, un axioma que permita deducir las leyes descriptivas
de la caída de los cuerpos”(32)

Igualmente en la segunda definición, que da la causa, Hume se refiere a la


necesidad como una determinación de la mente, que nos lleva a inferir el
efecto de la causa. Pero tal es el grado de dificultad, que al darnos cuenta de
una dualidad de las definiciones de la causa, nos advierte que la
imperfección de dicho intento y de la imposibilidad de entregarnos una
definición más exacta.(34) Es aquí, por ejemplo, en donde la conexión
necesaria de una relación como “El cielo está nublado, entonces lloverá”, no
puede expresarse mediante una observación simple, a que el fenómeno
continúe sin dar mayor alcance a lo que Hume entiende por conocimiento
experimental; por la sencilla razón de que la posibilidad se comporta frente a
una probabilidad, puesto que actúa separadamente sobre la imaginación y
sustenta una explicación más satisfactoria y más consistente.

En síntesis a este apartado, la causalidad está vinculada a la noción de


contigüidad y sucesión regular. Cuando hablamos de contigüidad nos
referimos a lo siguiente: para que dos objetos tengan causa y efecto se
necesitan que estos estén contiguos, es decir, uno al lado del otro y no
distantes.(35) De esta forma, los objetos se están ‘conjuntando’.
Adicionalmente, hay una prioridad en el tiempo de lo que es causa en
relación a lo que es efecto,(36) por lo que, primero es la causa y después el
efecto.

Así, la contigüidad y sucesión regular son imperfectas e insatisfactorias,


porque teniendo dos objetos contiguos, nunca percibiremos el vínculo del por
qué se unen, ni tampoco podremos declarar su conexión.(37) Dicha conexión
la idearemos cuando tengamos varios casos en que los objetos estén
entrelazados entre sí. Además, un objeto puede estar contiguo y preceder a
otro, sin ser su causa(38). Cuando vemos un evento, sólo podemos observar
que éste sigue a otro, así distinguiremos: que estos eventos se asocian, pero
no se conectan. Y en cuanto a lo que por causalidad se refiere, no existe una
impresión de algo más, tal como diría Hume “no tenemos en lo absoluto una
idea de ‘conexión’ o ‘poder’.”(39)

En cuanto al hábito, Hume afirma que “luego de un prolongado hábito llegan


a adquirir una inclinación de la mente tal que, cuando la causa aparece, ellos
inmediatamente y con entera confianza esperan su resultado usual, y
consideran virtualmente imposible que otro resultado pudiera seguirle a
dicha causa”(40). En otras palabras, esta conexión necesaria no es más que
una conjunción constante (eventos recurrentes que siguen uno de otro), que
al observarlo en varias instancias creo un hábito, y por repetir se atribuye a
una predicción que ocurre a partir de la aparición de otro objeto. De esta
manera, Hume marca un criterio para decidir acerca de la verdad de
nuestras ideas: sólo podemos tener conocimiento de aquello que se muestre
a la percepción; una idea es legítima o verdadera si tiene a su base una
impresión; nuestras impresiones son el límite del conocimiento.

Conclusión
A modo de conclusión, Hume llama percepciones a los contenidos de la
mente y los divide en impresiones (datos de la experiencia presente, y que
tienen las características de fuerza y vivacidad) e ideas, o imágenes débiles
de las impresiones. Mediante la imaginación y la memoria podemos hacer
que las impresiones aparezcan de nuevo como ideas. Para Hume la
imaginación es la facultad que más determina nuestro modo de considerar el
mundo y está sometida a las leyes de la asociación, que rigen la aparición de
las ideas en nuestra mente: ley de la semejanza, ley de la contigüidad (en el
tiempo y en el espacio), y ley de la causa y efecto. El conocimiento humano
se divide en dos tipos: el de las relaciones entre ideas; y el de las cuestiones
de hecho. El primero da lugar a la matemática, se basa en la razón, es
independiente de la experiencia y permite alcanzar proposiciones necesarias.
El conocimiento que se refiere a las cuestiones de hecho depende de la
experiencia, no puede trascender los límites de lo percibido y no es un
conocimiento necesario pues siempre cabe que se dé algo contrario a lo que
hasta ahora hemos experimentado.

Ahora bien, Para entender la conexión entre causalidad e inducción, debemos


comprender primero que la causalidad, según Hume, es una idea de nuestro
pensamiento al conjuntar objetos, y de formar el hábito mediante la
observación frecuente. De la misma forma camina la inducción, en la cual “la
experiencia pasada regula nuestro juicio referente a la posibilidad de estos
efecto, hace también esto con respecto a su probabilidad, y el efecto que ha
sido el más común lo estimamos el más probable”(41). Así, tanto en la

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causalidad y la inducción vemos una semejanza de los hechos, semejanza en
que la causalidad tendrá a definir como causa-efecto, y que en el caso de la
inducción, nos permite predecir el efecto.

De modo que, los fundamentos de Hume no sólo se oponen a la visión


filosófica racionalista, sino que a una de las afirmaciones más enraizadas en
el sentido común. Hume consideró que nuestras creencias relativas a los
vínculos causales son de extraordinaria importancia puesto que la
investigación científica del mundo físico, tal como lo demostró Galileo Galilei,
parece ser en gran medida una investigación de las causas de los fenómenos
físicos observables, pero también porque la relación causa-efecto es esencial
para toda experimentación científica, específicamente en los acontecimientos
de los fenómenos, incluidos los relativismos al modo de cómo comprendemos
el mundo. Así, Hume reitera con frecuencia que nuestras certezas del mundo
físico se sustentan en premisas causales. Y de que, la causalidad manifiesta
una consistencia básica en suponer que todo lo que se determina es por una
modificación en función a otro objeto de estudio, es decir, mediante causa-
efecto, contigüidad y conjunción constante.

Francisco Díaz C
Santiago, Enero de 2015

Bibliografía
Ada Sofía Ben. Guillermo de Ockham: El último medieval A Parte Rei, Revista
de Filosofía. N°45. Mayo 2006.
Berkeley, G “Tratado sobre los principios del conocimiento humano” in
Weblioteca del pensamiento in www.weblioteca.com.ar.
Cruz, I., Nosnik, A. & Recillas, E. “Galileo Galilei: El Hombre de la Torre
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Galilei, G. “Diálogos acerca de dos nuevas ciencias” Editorial Losada. De las
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Hume, D. “Investigación Sobre el Entendimiento Humano”. Adaptación de la
obra en la lengua original: Jonathan F. Bennett. Traducción al español: Carlos
Zorrilla Piña. 2010–2015 Todos los derechos reservados. Última revisión:
enero del 2008.
Hume, D. “Tratado de la Naturaleza Humana” Servicio de Publicaciones.
Diputaci.nde Albacete. LIBROS EN LA RED. Edición Electrónica: Diputación de
Albacete – Servicio de Publicaciones – Gabinete Técnico
www.dipualba.es/publicaciones. 2001.
Koyré, A. “Estudios Galileanos” Siglo XXI editores. México. 1988.
Locke, J. “Ensayo sobre el entendimiento humano”. Editorial Aguilar. Buenos
Aires. 1970.
Obras Completas de platón por Patricio de Azcárate. Ediciones Medina y
Navarr. Madrid. Tomo 5. 1871.
Páginas Webs:
http://blogs.ua.es/bacon/el-metodo-inductivo-de-bacon/
www.dipualba.es/publicaciones.
www.weblioteca.com.ar.
Citas:
1.- Hume, D. “Tratado de la Naturaleza Humana” Servicio de Publicaciones.
Diputaci.nde Albacete. LIBROS EN LA RED. Edición Electrónica: Diputación de
Albacete – Servicio de Publicaciones – Gabinete Técnico
www.dipualba.es/publicaciones. 2001.
2.- Óp. Cit. Hume, D. “Investigación Sobre el Entendimiento Humano”… En
palabras de Hume, se refiere a lo siguiente: “…que sólo mediante la
experiencia llegamos a saber sobre la conjunción constante de objetos sin ser
capaces jamás de aprehender nada como una conexión entre ellos.”
3.- De nacionalidad escocesa (1711-1776). Entre sus obras más célebres:
“Tratado de La Naturaleza Humana” (1739), “Investigación sobre el
entendimiento humano” (1748) e “Historia de Inglaterra” (1754).
4.- Francis Bacon (1561-1626) “Durante toda su vida, Bacon trato de reformar
el saber, es decir, reorganizo el método de estudio científico, clasificó todas las
ramas del conocimiento en función de la mente y las catalogo en memoria,
razón o imaginación, haciendo un esquema al que nombró, “la gran
instauración”. Se da cuenta de que el razonamiento deductivo resalta a
expensas del razonamiento inductivo, su principal propósito era redactar una
inmensa historia natural, que pudiera abrir el camino a una filosofía inductiva.
Al mismo tiempo llegó a la conclusión de que los científicos deben de ser ante
todo escépticos y no aceptar explicaciones que no se puedan probar por la
observación y la experiencia sensible, con esto hace referencia al uso del
empirismo, donde realiza una crítica extensa al método aristotélico, ya que
consideraba que la verdad solo puede alcanzarse mediante la experiencia y el
razonamiento inductivo. El método inductivo que creó intentaba facilitar un
instrumento para analizar las experiencias, para esto era necesario hacer una
recopilación intensa de casos concretos del fenómeno estudiado para una
inducción posterior, vigilando las características o propiedades comunes entre
ellos, según Bacon, este procedimiento debía de llevar las particularidades a
una generalidad. Se le reconoce haber aportado la Lógica al método
experimental inductivo, ya que, anteriormente solo se podía realizar mediante
conclusiones generales, su método consistió en deducir a partir de las
semejanzas en las características o propiedades del mayor grupo al que
pertenece el dato en concreto, en otras palabras el conocimiento se basa ante
todo en la experiencia. Este método represento un gran avance en el método
científico y significo una mejora en las hipótesis científicas.” In

https://critica.cl/filosofia/introduccion-al-concepto-de-causalidad-en-david-hume-2 7/9
1/5/2020 Introducción al concepto de Causalidad en David Hume. – Critica.cl
http://blogs.ua.es/bacon/el-metodo-inductivo-de-bacon/
5.- Óp. Cit. Hume, D. “Tratado de la Naturaleza Humana”…pp. 12-13.
6.- Cf. Galilei, G. “Diálogos acerca de dos nuevas ciencias” Editorial Losada. De
las Universidades de Buenos Aires y La Plata. 1945. Pp. 207-208.
7.- Óp. Cit. Hume, D. “Tratado de la Naturaleza Humana”… p. 85.
8.- Cf. Ibídem. p. 66.
9.- Cf. Ibídem. p. 66.
10.- Con su última obra: “Discurso y demostración matemática, en torno a dos
nuevas ciencias”
11.- Cf. Koyré, A. “Estudios Galileanos” Siglo XXI editores. México. 1988. Pp.
73-74. “La ley de la caída de los cuerpos es una ley muy importante: es la ley
fundamental de la dinámica moderna. Al propio tiempo, es una ley muy
simple; se comprende toda en una definición: La caída de los cuerpos es un
movimiento uniformemente acelerado”.
12.- Ibídem. p. 90.
13.- Cf. Ibídem. A lo que debe considerar en específico la siguiente cita:
“Hasta las matemáticas, la filosofía natural y la religión natural dependen en
parte de la ciencia del hombre, pues se hallan bajo el conocimiento de los
hombres y son juzgadas por sus poderes y facultades.” p. 16.
14.- Cruz, I., Nosnik, A. & Recillas, E. “Galileo Galilei: El Hombre de la Torre
Inclinada” Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile. 1997. Pp. 41-42.
15.- Cf. Descartes, R. “Discurso del Método” Ediciones Fontana. México.2013.
pp. 63.
16.- Ibídem. p.105.
17.- Doctrina filosófica tiene una larga tradición Proveniente desde los
antiguos filósofos griegos, principalmente de Aristóteles (384 a.n.e.- 322
a.n.e.). Dicho término, escepticismo, significa mirar cuidadosamente, pero en
la tradición filosófica significa que no hay ni un saber sólido ni ninguna opinión
segura.
18.- Ibídem. p. 22.
19.- Véase y estúdiese el “Fedón” de Platón. En el que afirma: Que la
verdadera causa es un principio de donde procede la razón de ser del efecto.
In Obras Completas de platón por Patricio de Azcárate. Ediciones Medina y
Navarro. Madrid. Tomo 5. 1871. Pp. 10-21.
20.- Cf. Ada Sofía Ben. Guillermo de Ockham: El último medieval A Parte Rei,
Revista de Filosofía. N°45. Mayo 2006. Pp.4 -5.
21.- Óp. Cit. Galilei, G. “Diálogos acerca de dos nuevas ciencias.”… P. 207.
22.- Óp. Cit. “Tratado de La Naturaleza Humana”… p.28.
23.- Cf. Locke, J. “Ensayo sobre el entendimiento humano”. Editorial Aguilar.
Buenos Aires. 1970. P. 105.
24.- Cf. Ibídem. Pp. 105-108.
25.- Cf. Berkeley, G “Tratado sobre los principios del conocimiento humano” in
Weblioteca del pensamiento in www.weblioteca.com.ar. Pp. 2-11.
26.- Óp. Cit. “Tratado de La Naturaleza Humana”… p.70.
27.- Cf. Ibídem. p. 105.
28.- Ibídem. p. 105.
29.- Óp. Cit. Koyré, A. “Estudios Galileanos”… p. 93.
30.- Cf. Óp. Cit. “Tratado de La Naturaleza Humana”…: “…podemos observar,
como otra relación entre estos dos géneros de distancia, que tienen casi los
mismos efectos sobre todo fenómeno natural. Pues como todas las cualidades,
como calor, frío, luz, atracción, etc., disminuyen en proporción de la distancia,
se observa una diferencia muy pequeña entre que la distancia sea conocida
por objetos compuestos y sensibles y sea conocida por el modo en que dos
objetos distantes afectan a los sentidos.” p. 60.
31.- Cf. Koyré, A. “Estudios Galileanos” Siglo XXI editores. México. 1988. Pp.
77-78.
32.- Óp. Cit. Koyré, A. “Estudios Galileanos”… p. 93.
33.- Cf. Ibídem: “Es de hecho evidente que en todas las determinaciones en
las que el espíritu decide, partiendo de experimentos contrarios, se halla
primeramente en conflicto consigo mismo y tiene una inclinación hacia cada
lado en proporción con el número de experimentos que hemos visto y
recordado. Esta contienda se termina, por .último, en favor del lado en que
observamos un número superior de estos experimentos, pero aun con una
disminución de fuerza en la evidencia correspondiente al número de
experimentos opuestos. Cada posibilidad de que se compone la probabilidad
actúa separadamente sobre la imaginación, y la colección más amplia de
posibilidades es la que prevalece al final, y esto con una fuerza proporcionada
a su superioridad. Todos estos fenómenos llevan directamente al sistema
precedente, y no ser posible, basándose en otros principios, dar una
explicación de ellos satisfactoria y consistente.” P. 125
34.- Cf. Óp. Cit. “Tratado de La Naturaleza Humana”… p. 70.
35.- Ibídem. P. 70
36.- Cf. Óp. Cit. “Tratado de La Naturaleza Humana”… p. 131.
37.- Ibídem. P. 70.
38.- Ibídem. P. 42.
39.- Ibídem. P. 40.
40.- Ibídem. P. 111.
41.- Ibídem. P. 111.

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