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Finalidad y efectos de la Ley N° 20.

770

Con fecha 16 de septiembre de 2014, se publicó en el Diario Oficial la Ley N° 20.770, que modifica
la Ley del Tránsito en lo que se refiere al delito de manejo en estado de ebriedad, causando lesiones
graves gravísimas o con resultado de muerte (“Ley Emilia”). A diferencia de lo que parece indicar
su título, la referida ley no solo modificó la regulación del delito de manejo en estado de
ebriedad (en adelante MEE) causando lesiones graves gravísimas o muerte. Por el contrario, la
regulación vigente hasta ese momento fue alterada en diversos aspectos:
a) Modificación de la obligación de detener la marcha, prestar ayuda y dar cuenta a la
autoridad, en los casos de accidentes de tránsito en que se producen lesiones o muerte (art. 176 de la
Ley del Tránsito, en adelante LT).
b) Modificación de la norma sancionatoria aplicable al delito de MEE o bajo la influencia
de sustancias estupefacientes o sicotrópicas (en adelante MBISES) con resultado de lesiones graves
gravísimas o muerte (art. 196 inc. 3° LT);
c) Establecimiento de una figura agravada del delito anterior, si concurre una de las tres
circunstancias señaladas en la ley (art. 196 inc. 4° LT);
d) Modificación de la norma sancionatoria aplicable al incumplimiento de la obligación de
detener la marcha, prestar ayuda y dar cuenta a la autoridad, en los casos de accidentes de tránsito
en que se producen lesiones o muerte (art. 195 inc. 2° y ss. LT);

Las múltiples posturas adoptadas al respecto pueden reducirse a dos:


a) Dolo unitario o común: (Otros autores lo denominan como “dolo global” o “dolo total”) lo
que se requiere es una unidad del elemento subjetivo, un dolo conjunto que abarque de antemano
los distintos actos parciales en un propósito común. El problema que presenta esta concepción es
que si el dolo es unitario, esa perseverancia en la intención delictiva, lejos de disminuir la
reprochabilidad del hecho, la aumenta. Y ello no concuerda con la búsqueda de un tratamiento más
benigno a que responde esta figura. (Garrido)
b) Dolo homogéneo o continuado: lo que se exige es una cierta continuidad entre las diversas
resoluciones o dolos, poniendo el acento en la homogeneidad del dolo del agente que vendría dada por
obedecer todas las resoluciones delictivas a situaciones motivacionales semejantes. Así, podrá
afirmarse la existencia de un delito continuado cuando el individuo haya actuado sucumbiendo en
múltiples ocasiones a la tentación provocada por las mismas circunstancias externas. (Etcheberry).

En nuestro país, Etcheberry y la jurisprudencia mayoritaria se pronuncian por la unidad de


propósito o determinación. Otros, como Garrido Montt, adhieren a las dos posiciones sobre el
dolo (unidad y homogeneidad).
Cury adopta una posición diversa y señala que sólo habrá delito continuado cuando la pluralidad de
acciones obedezca a una necesidad objetiva de fraccionar el ataque al bien jurídico que de otro
modo no podría haber tenido lugar; ello implica que la característica aglutinante de las diversas
infracciones no es subjetiva (vinculada a la reprochabilidad), sino de carácter objetivo, y se ubica
en el ámbito de lo injusto.
Ejemplos:
- El funcionario bancario que ha decidido y realizado, conforme a un plan, la sustracción
cada semana de cierta cantidad de dinero, durante seis meses hasta completar una suma
de 3 millones de pesos, la cual le ha permitido financiar sus vacaciones.
- La delincuente de tienda que ha decidido, previo plan, ingresar a un establecimiento comercial
y sustraer furtivamente de cada departamento o sección lo necesario para disponer de un traje
y de ropa interior nueva.
- Un sector doctrinario admite como supuesto: El hombre que hace objeto de tocamientos
sexuales a un menor de edad, en diversas oportunidades durante seis meses (NAQUIRA)

 Tratamiento penal del delito continuado:


La ausencia de su reconocimiento expreso en la ley positiva y lo discutible de esta figura jurídica,
ha llevado a la doctrina y jurisprudencia nacional a diversas posiciones:
1. El delito continuado es un caso de Unidad jurídica de acción (GARRIDO):

Al considerar que el delito continuado es un solo delito, la consecuencia es que se le deberá


aplicar la pena correspondiente al hecho único cometido. De este modo, si son varias las
conductas constitutivas de hurto o de apropiación indebida, por ejemplo, cabría simplemente
sumar el importe total de lo sustraído o del perjuicio , en su caso, e imponer la pena
resultante. La sanción para el conjunto de acciones pasa a ser idéntica a la que habría sido
aplicable si el hecho se hubiera ejecutado por medio de una sola acción.
Lo dicho sólo resulta practicable cuando las conductas realizadas se castigan con penas que se
establecen sobre una base acumulable, como en los delitos de hurto (art. 446) o apropiación
indebida (art. 470 Nº 1), en que la pena se calcula sobre la base de los valores económicos
involucrados.
Pero cuando las penas no admiten integración en una sola, habrá que aplicar la pena
correspondiente a uno de los delitos considerado en forma individual, en concreto, la pena
correspondiente a la infracción más grave.
Por tanto, se debe sancionar por un solo delito con la pena mayor asignada de ese delito.
Además, el tribunal puede considerar el articulo 69 referido a la mayor extensión del mal
ocasionado por el delito para fundamentar la pena si no concurre otra alteración de ella
por las circunstancias atenuantes o agravantes (Navas)
2. Si se considera que entre la pluralidad de acciones típica existiría una especie de
relación de “medio fin” (CURY):

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