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Opio y Derivados Opiáceos: Láudano, Morfina y Heroína

Dr. Lino Díaz-Barriga Salgado

El opio toma su nombre del término griego opos (jugo). Se extrae de la planta papaver
somniferum popularmente conocida en latinoamérica como amapola o adormidera; es
una planta de 1.50 m aproximadamente y tiene de 4 a 6 pétalos de color púrpura o
lavanda, muy llamativos. Como planta de ornato tiene una apariencia muy atractiva a la
vista en los lugares en que está permitido su cultivo.

Una vez que se caen los pétalos, se pueden hacer varias incisiones en la cápsula de la
planta y a través de ellas sale un exudado resinoso que al ponerse en contacto con el aire
adquiere un color café oscuro, de olor semejante al amoniaco; al secarse este exudado se
forma lo que se conoce como opio crudo; es la base del polvo de opio que contiene
cerca de 20 alcaloides (principios activos) entre los que se destacan la morfina y la
codeína. El opio tiene una potente acción farmacológica depresora a nivel del Sistema
Nervioso Central (SNC). Los alcaloides se encuentran presentes en menores
proporciones.

Quizá muchos de ustedes conozcan la planta de opio, - sin embargo, y no creo que sea
una ociosidad realizar la búsqueda de la imagen en internet, así como las diferentes
formas en que se realizan las incisiones - pero puedo platicarles que, aunque desde hace
mucho tiempo me acordaba de su apariencia y la refrescaba a través de fotografías, no
fue sino hasta el año de 1997 en que por motivos de trabajo busqué las imágenes para
ilustrar una conferencia sobre el opio y sus derivados - de los que hablaremos más
adelante - Lo hice porque en una gran metrópoli como la ciudad de México,
prácticamente no se cultiva esta variedad, y disponer de la imagen o de una fotografía
ayudaría mucho durante la exposición. Al año siguiente, tuve la oportunidad de realizar
un viaje por Argentina, Chile y Perú, donde para mi sorpresa, en Bariloche, pude
observarla en varios lugares. En el transcurso del viaje durante el cruce de los lagos,
afuera de un restaurante donde nos detuvimos a comer para proseguir hacia Puerto
Montt, volví a ver estas plantas en un sembradío grande, corté dos de ellas y con una
pequeña navaja hice las incisiones antes descritas, ¡Por supuesto que con fines de
aprendizaje! Lo que obtuve fue un líquido viscoso de color blanco y unas ligeras
manchas negras en las yemas de mis dedos! Podrán pensar que se trata de una fruslería,
pero a mí me resultó muy interesante e ilustrativo. Ya disponía de esa experiencia, de
alguna manera pensaba que había ampliado mi conocimiento y que me serviría para
compartirlo con quienes, al igual que yo, hasta ése momento, no habíamos podido
observar la planta, su estructura, su tamaño y su abandonado desgano, su aparente
pereza al dejarse caer despreocupadamente en cualquier dirección.
A partir de esta referencia, no puedo evitar el recuerdo de una experiencia infantil.
Cursaba el segundo o tercer año de primaria y en la escuela a la que asistía, se organizó
la proyección de una película a la que asistiríamos todos los alumnos; se trataba de lo
que hoy día llaman "una película clásica": El Mago de Oz, que estelarizaba Judy
Gardland (quien fuera madre de Liza Minnelli) y que desde entonces se convirtió en una
actriz y cantante favorita para mí. El filme empezaba como cualquier otro de la época;
es decir, en blanco y negro y de pronto, la magia de la tecnología ¡cambiaba a
technicolor, era algo asombroso, un avance tecnológico insuperable en mi mente
infantil!. Bueno, pues el personaje principal, junto con otros más - una especie de
marginados o desposeídos de algunos atributos dignos de su personalidad - se lanzan a
la búsqueda del mago de Oz para pedirle algunos favores. En su trayecto, una bruja
atemorizante con cara verde que se le adelantó en mucho a la niña del exorcista, les
pone en su camino varios obstáculos - calma, no les voy a relatar toda la película - y
entre ellos, uno muy poderoso, muy atractivo para combatir el cansancio de su travesía
¡un sembradío de amapolas o adormideras!. Por supuesto que su perfume los hace
dormir y…como les dije… no les voy a contar toda la trama, pero ahí conocí esta
planta.

Continúo con el tema…

El opio es quizá la más antigua de las drogas ilegales que se conocen. Es originaria de lo
que hoy conocemos como Turquía; aunque no se ha precisado su antigüedad, en
diversos escritos sobre hierbas medicinales se ubica alrededor del año 6000 a.C. Esta
droga era conocida por las tribus sumerias que la consideraban como la planta de la
alegría. Se sabe que los pobladores de Mesopotamia conocían bien sus propiedades
euforizantes.

En Egipto se utilizaba como tranquilizante y en Grecia se llamaba Nepenthes


Pharmakon, que Helena de Troya mezcla con el vino en un banquete ofrecido a
Telémaco. A continuación se describe una interpretación libre de este evento que se
encuentra en la Rapsodia IV de la Odisea de Homero:

Casi al inicio de la Odisea, Homero describe una situación aparentemente festiva. Se


trata de un evento donde los reyes de Esparta se preparan para recibir a un invitado
distinguido. Los sirvientes escogen el vino que les ha sido indicado, mientras que la
esposa del rey prepara una potente droga que disipa el dolor y la agrega al vino. La
droga en cuestión es conocida como Nepenthes Pharmakon, y de manera popular como
nephente. La escena tiene lugar en Esparta y los personajes son Helena y Menelao;
también está presente Telémaco, hijo de Odiseo que acaba de arribar a la ciudad en
busca de información sobre su padre que desapareció en la guerra de Troya, concluida
diez años antes.

Helena como sabemos, había sido la causa de la guerra, pues estando casada con
Menelao recibieron la visita de Paris príncipe de Troya, quien durante su estancia en
Esparta sedujo a Helena y ambos decidieron partir hacia Troya. Menelao y su hermano
Agamenón animados por un deseo de venganza, reclutaron un ejército de griegos y
sitiaron Troya por espacio de diez años, hasta que la ciudad fue tomada por sorpresa con
la famosa estrategia de Odiseo y que conocemos con el nombre de estratagema del
caballo de Troya. En su oportunidad, Menelao había amenazado con matar a Helena por
todas las penurias que le había ocasionado a él y al pueblo griego.

Aunque ya no tan joven, Helena aún era hermosa y seductora, por ello, Menelao no
cumplió su amenaza y tampoco ofreció sacrificios a los dioses, por lo que estos
demoraron su llegada a Esparta por espacio de siete años. En una de sus escalas durante
esta larga travesía, llegaron a Egipto, lugar en que Helena se aficionó a una droga "que
disipa el dolor y el cansancio". Es muy probable que esta droga fuera el opio del cual se
han obtenido numerosos derivados.

Ahora de regreso en Esparta y confrontados por Telémaco quien solicita información


sobre lo acontecido y que representa para ellos una rememoración de los sucesos
anteriores, Menelao y su esposa se ven forzados a revivir aquellos recuerdos dolorosos.
Aunque Menelao no cumplió su amenaza de matar a Helena, ahora como esposos no
son felices y para sobrellevar su agitada y triste vida actual, con frecuencia recurren al
nepenthe, un narcótico tan potente, dice Homero, que si uno lo ingiere disuelto en vino
no derramará ni una lágrima a lo largo del día, incluso aunque se muera el padre o la
madre, o incluso ante el hecho de ver que un hijo es asesinado ante los propios ojos.

Así pues, ya en plena reunión, estos tres personajes ingieren el vino que Helena había
preparado e inician la conversación mientras escuchan una música de fondo que matiza
la ocasión; pero a pesar de los preparativos y a pesar del nepenthe, no se pueden
desvanecer las huellas de melancolía de Helena y Menelao mientras relatan su historia a
Telémaco.

Existen múltiples referencias al nepenthe, pero una de ellas, y quizá la más famosa, es la
que se encuentra en "Confesiones de un Comedor Inglés de Opio", una obra de Thomas
de Quincey, así como una reescritura en francés de este texto que realizó Charles
Baudelaire, uno de los llamados "poetas malditos", en su obra "Paraísos artificiales"
que, para quien esté interesado, aún está disponible en muchas librerías.
En la mitología griega y romana se encuentran referencias constantes al opio como
veremos a continuación:

Demeter es la madre naturaleza; diosa de la cosecha y de la fertilidad. Frecuentemente


se la asocia con el trigo. Habitualmente se describe a este personaje como poseedor de
un carácter amable que se refleja en los productos de la cosecha; sin embargo, en una
ocasión, este carácter se ve contrariado y trae consigo un gran desastre. Hades, el dios
griego de los infiernos, que se identifica con el Plutón de la mitología romana, cae
perdidamente enamorado de la hija de Demeter - Ceres es su equivalente en la mitología
romana y de su nombre se deriva el término cereal - Perséfone. Hades va a visitar a
Zeus para solicitarle permiso de casarse con ella. Para no ofender a su hermano, Zeus no
rechaza la petición pero tampoco otorga su consentimiento, pues sabe que Demeter no
aceptará que su hija se case con el dios del averno. Esta ambivalencia provoca la furia
de Hades quien con su poder logra que un día se abra la tierra mientras Perséfone se
encuentra recogiendo flores en un campo de Eleusis, la rapta en una carroza conducida
por caballos negros y la lleva a sus dominios. En el transcurso de los días siguientes,
Demeter busca a su hija en vano, hasta que es informada del rapto. Demetria monta en
ira, pero en vez de acudir al Olimpo, cegada por la furia, busca venganza dedicándose a
recorrer la tierra y prohibiendo que cualquier planta dé frutos hasta que la raza humana
perezca.

Enterado de esta grave situación, Zeus envía a Hermes con un mensaje para Hades,
"Regresa a Perséfone, de lo contrario todos estaremos perdidos"; también manda otro
mensaje a Demetria "Tendrás a tu hija de regreso contigo, siempre y cuando no haya
probado la comida de los muertos".

Perséfone no había probado bocado desde el día en que la raptaron, pero Hades,
ocultando su enojo y el mensaje que le fue enviado, espera una oportunidad para evitar
su partida, mientras tanto le dice "Pareces infeliz aquí y tu madre llora tu ausencia, así
que he decidido enviarte a casa".

En el momento en que Perséfone salía en la carroza de Hermes hacia Eleusis, uno de los
guardianes de Hades comenta que la había observado recoger una granada y comer siete
granos de la fruta; Hades esbozó una sonrisa malévola, pues sabía que ella había
probado la comida de los muertos y que consecuentemente regresaría con él.

Demetria le dio una alegre bienvenida a su hija, pero al escuchar el relato de que
Perséfone había probado la granada, se percató de que tendría que separarse de su hija;
así pues, declaró que jamás volvería al Olimpo y que no cambiaría su orden sobre la
fertilidad de la tierra pasara lo que pasara. Finalmente, Zeus zanjó esta disputa
ordenando que Perséfone pasara tres meses de cada año con Hades y el tiempo restante
con su madre.

Demeter dio un leve giro a su decisión, manteniendo su prohibición durante los tres
meses que Perséfone regresara con Hades, pero para que la humanidad no muriera
durante esos tres meses que conocemos como invierno, envió un emisario con semillas
de maíz y con un arado alrededor de todo el mundo para enseñar el arte de la
agricultura.

Esta hermana de Zeus y diosa de la tierra fecunda, usaba el papaver para aliviar el dolor
que le provocó el rapto de su hija. En la representación de esta deidad, el opio se
colocaba junto a una espiga de granos de trigo que la diosa sostenía en su mano,
formando parte del culto oficial que se ofrecía en su honor y era una de las festividades
más importantes en Grecia.

El papaver también se encuentra en la mano de Morfeo dios griego del sueño y Hermes,
el mensajero alado de los dioses, lleva delante de él esta planta cuando va a reparar el
sueño y la fantasía del sueño.

En la mitología antigua y en la farmacopea griega y romana, el opio se encuentra


presente en múltiples y variadas representaciones. La preparación medicinal más usada,
y también la más famosa, era lo que se conocía como "galeno suave", elaborada por el
cretense Andrómaco el viejo, quien era médico en la corte de Nerón. Esta preparación
se recomendaba como una infalible panacea contra todos los males.

El famoso médico griego Galeno (¿131-201? d.C), quien realizó importantes


descubrimientos en anatomía y escribió numerosos tratados de medicina, prescribía el
opio diluido en alcohol para curar diversos trastornos entre los que destacan:

• Fiebre y envenenamientos

• Cefaleas (dolor de cabeza) y problemas de la vista


• Epilepsia, sordera, lepra, melancolía, etc.

Con esta poción, mezclada con abundante miel, curó al Emperador Marco Aurelio, sin
hacerlo dependiente. Recordemos brevemente que Marco Aurelio fue filósofo y
probablemente el fundador, o el más representativo de lo que se conoce como filosofía
estoica.

En el primer siglo de nuestra era el médico griego Discórides describe el opio en su


tratado De Materia Medica, texto de enseñanza que perduró por varios siglos.

En el transcurso del tiempo, el opio llega a ser el principio curativo más relevante de la
farmacopea árabe. Debido a la influencia que tuvo la cultura y medicina árabe, el
conocimiento sobre el uso de esta sustancia llega a la medicina europea. Paracelso,
famoso médico suizo en el medioevo y cuyo nombre original era Teofrasto Bombast
Von Horenheim, recetaba el láudano (opio y alcohol - cabe preguntarse cual era la
diferencia entre la poción de Galeno y la de Paracelso) para combatir casi todas las
enfermedades.

A partir del siglo XV el opio adquiere gran popularidad y constituía un pretexto


narrativo, una llave simbólica contra el sufrimiento y la tristeza, contra los recuerdos
desagradables, así como instrumento para la invención de relatos intrigantes y
maquinaciones ilícitas.

Las Guerras del Opio (Opium Wars)

A continuación describo brevemente lo que se conoce como "Guerras del Opio" no sin
antes comentar que esta información fue tomada de diversas fuentes y que solo tiene por
objeto enriquecer este escrito.

El opio era conocido en China aproximadamente en el siglo III de la era cristiana y al


igual que los griegos y romanos, se utilizaba con fines médicos; sin embargo, con el
paso del tiempo los chinos se aficionaron a esta droga y se consideraban como
integrantes de una sociedad arruinada y "drogada" a causa de esta sustancia.
En el siglo XVII el té chino, la seda y la porcelana tenían una gran demanda en Europa
y en América por lo que la exportación de estas mercancías les redituaba grandes
dividendos económicos; Inglaterra, un país que importaba grandes cantidades de estos
productos consideró que existía una gran desigualdad comercial entre ambos países e
inicia una estrategia comercial que consistía en introducir opio hindú en China puesto
que esta sustancia era aceptada como moneda de intercambio. Para 1729 el consumo de
opio en este país alcanzaba la cantidad de 2,000 cestos - desconozco la cantidad que
contenía cada uno - por lo que el emperador Yun Ching trata de detener el consumo
penalizando su venta. Hacia 1,800 China prohibe su importación, disminuye
dramáticamente el consumo y en el año de 1839 los británicos tienen 20,000 cestos sin
vender.

El opio sobrante se percibe como una amenaza para la salud de la población y el


emperador ordena a su general Lin Zexu destruir los excedentes mezclándolos con lima,
sal y agua. Esta acción enoja a los ingleses y por este acto se declara la primera guerra
del opio - al parecer hubo tres de estas guerras - y con la fuerza naval que tenían,
arrasan con los puertos chinos a través de los que se realizaba la exportación de sus
productos. En el año de 1843 se firma la paz con dos condiciones fundamentales: 1)
Indemnizar a Inglaterra con 21 millones de dólares y 2) La cesión de Hong Kong,
concluida a principio del nuevo milenio!.

Este evento debe ser evaluado a la luz de las referencias históricas y conviene, si es de
interés para ustedes, no quedarse con esta única referencia y ahondar en la información.

Continuemos con el tema que veníamos desarrollando.

La costumbre de fumar opio dio inicio tiempo después de la llegada de los primeros
emigrantes europeos a Estados Unidos de Norteamérica y fue posterior al hecho de
haber observado la práctica indígena de fumar tabaco en pipas. Algunos fumadores
empezaron a mezclar el opio con el tabaco en las pipas y esta práctica se convirtió en el
método preferido de consumo del opio. Esta forma de uso dio inicio en Java en el siglo
XVII y de ahí paso a China en donde adquiere gran popularidad. De manera práctica y
lucrativa empiezan a proliferar los famosos salones para fumadores de opio que
rápidamente se extienden a diversas regiones del mundo. Se puede decir que para este
tiempo el opio fumado es la práctica de abuso más difundida. Su uso se continúa hasta
el siglo XX por un gran número de burgueses decadentes e intelectuales adictos.

En al año de 1804 Armand Sequin aísla el alcaloide principal del opio y lo llama
morfina en honor del dios griego del sueño Morfeo. Sus potentes propiedades
analgésicas son bien recibidas por el cuerpo médico de la época y también por la
población general. Fue tal su impacto en el alivio del dolor y en muchos otros cuadros
clínicos que fue llamada "La medicina de Dios". Originalmente la morfina debía
combatir el alcoholismo y representaba un fármaco eficaz para "curar" la patología
social y diversas patologías orgánicas. No transcurrió mucho tiempo para que todo el
mundo se diera cuenta.

Con el arribo de la era industrial, alrededor de 1823, el opio producido en gran escala
podía ser adquirido a muy bajo precio; en Inglaterra por ejemplo, se vendía 5 a 10 veces
más barato que la cerveza y el alcohol. La abundante disponibilidad de esta sustancia
propició una epidemia de abuso mucho más grave que la del alcoholismo. En la
actualidad china es un país productor de opio, después de haber desafiado sus propias
leyes y cultiva la planta a gran escala.

El científico Alexander Wood inventa la jeringa hipodérmica en 1853 y con ello crea un
giro importante en el consumo de esta y otras sustancias, formándose así una especie de
pareja indisoluble que perdura hasta nuestro tiempo.

La cultura francesa se hace opiómana. Honorato de Balzac escribe textos en torno al


opio; Charles Baudelaire, el famoso autor de Las Flores del Mal, escribe una zaga del
escrito Confesiones de un Comedor de Opio de Thomas de Quincey, que intitula Un
Comedor de Opio. Este texto de encuentra en Los Paraísos Artificiales.

Los siguientes comentarios escogidos corresponden a una parte de la Presentación del


libro y fueron escritos por Emilio Olcina Aya en la 3ª. Edición de la publicación por
fontamara:

"…Es en 1847, tras haber contraído la sífilis [Baudelaire], cuando empieza a tomar
láudano para combatir frecuentes neuralgias y dolores intestinales. Nunca llegará a
tomarlo en grandes dosis, y mantiene su utilización, en términos generales, dentro de los
límites del empleo con fines de higiene espiritual y física…"

"El mismo año en que se inicia al opio, Baudelaire entra en conocimiento de la obra de
Edgar Poe…" "La publicación de Las Flores del Mal, en 1857, marca el acceso de
Baudelaire a la plenitud de la madurez intelectual y artística. Su posición ante las
drogas, y en particular el opio, es en esa época mucho más matizada de lo que había
sido su actitud inicial ante el hachís. Esto puede guardar relación con el que él mismo se
hubiera convertido en adicto del opio y no sintiera aún los serios efectos negativos que
mas tarde le harán esforzarse por dejarlo, y con el hecho de que su ídolo Edgar A. Poe
hubiera sido también consumidor de opio…"
"Hace extensible al opio su anterior condena al hachís: los razonamientos e imágenes
logrados bajo sus efectos sólo son engañosamente creativos, ya que nada se descubre
que no estuviera previamente en uno mismo"

Sirva pues este breve comentario para ejemplificar la epidemia del opio a la que se
otorgaba un carácter social distinto al actual, en tanto que la gente consideraba su uso
como normal. Este hábito se difunde entre escritores e intelectuales ingleses como
Charles Dickens, George Byron y por supuesto, el más famoso de ellos por un escrito,
el varias veces citado Thomas de Quincey. Todos ellos eran usuarios sociales o
habituales de láudano, que se precribía para tratar el insomnio y el ansia.

En la sociedad y cultura norteamericana el opio constituía una sustancia de abuso típica


de la burguesía. Los reportes de ese tiempo indicaban que un 21% de la población eran
sujetos dependientes a esta droga.

La guerra de secesión americana (1861-1865) y la francoprusiana (1870-1871)


condicionan el uso de morfina en decenas de militares y combatientes, de modo tal que
al abuso de esta droga en particular se le conoció como "la enfermedad del soldado".

El compositor Richard Wagner, el canciller del Reich Otto von Bismarck y Guy de
Maupassant, eran adictos a la morfina. Jean M. Charcot, profesor del conocido Sigmund
Freud utilizaba este fármaco para aliviar una lumbalgia crónica; Julio Verne para
tratarse de un dolor ulceroso complicado con diabetes en una extremidad inferior. Así
pues, "La medicina de Dios" resulta un veneno potencial y el germen de una epidemia
grave e incurable.

En 1895 los laboratorios Bayer anunciaban la aparición de un nuevo fármaco milagroso:


la diacetilmorfina; su nombre comercial heroína, término que deriva de la palabra
tedesca heroisch; es decir, enérgico, heroico. Otros comentarios indican que el nombre
de heroína deriva del hecho de que la síntesis de esta nueva droga estaba dirigida a
"curar" la grave epidemia del abuso de opio en forma de tintura, y es por ello, que fue
recibida como una heroína. De acuerdo con los estudios previos, y con la propaganda de
esta nueva sustancia, se podía recetar tranquilamente ya que no tenía "complicaciones
secundarias". El tiempo demostró que su síntesis fue un esfuerzo más para combatir la
dependencia a la morfina, pero potencialmente constituía una amenaza para la salud
pública y mental de la población mundial.
En una especie de síntesis de esta sesión nos referiremos a lo que Jean Bergueret en su
libro Toxicomanie et Personnalité, denomina Los Toxicómanos de Otros Tiempos:

"Los toxicómanos descritos por los clínicos en otros tiempos se limitaban a ciertos
medios sociales: artistas, intelectuales deprimidos, jóvenes ociosos, "hijos de familia"
en busca de un sustituto "de lujo" para combatir su angustia y depresión; militares y
paracaidistas o personas ancianas sin ocupación que al disponer de estas sustancias, las
utilizaban despreocupadamente y se hacían dependientes rápidamente".

Al inicio del siglo XX la morfina se erigió en el símbolo del medio estético, refinado y
decadente de muchos intelectuales. En el café, en los teatros, salones de moda y
prostíbulos, casi todos se inyectaban la droga con gran desenvoltura. Unos a otros,
dentro de la "buena sociedad" - que hoy en día correspondería a lo que algunas personas
se ufanan en denominar "gente bien", obviamente con un carácter de autoalabanza
ilusoria, enajenante y desprecio por los "nacos" - se regalaban diversos utensilios de
ornato, emblemas heráldicos, iniciales de familia, etc. eran jeringas de oro, plata y
cristal fino que servían para lograr un objetivo: inyectarse la droga dentro de una
reunión social.

En este mismo siglo, Jean Cocteau, escritor, poeta, compositor, dibujante, director de
cine y teatro, nacido en 1892 en Maissons-Laffite, escribe en 1930 un libro intitulado
“Opio, Diario de una Desintoxicación”, del cual he extraído algunas frases y párrafos
con miras a ilustrar los síntomas que un fumador de opio (como el fue), conoce y
describe de manera admirable:

"Me he intoxicado por segunda vez en las siguientes circunstancias: Ante todo debí
haber sido mal desintoxicado la primera vez. Muchos toxicómanos valientes ignoran las
acechanzas de una desintoxicación, se contentan con una supresión y salen destrozados
de una prueba inútil…"

"La Consagración de la Primavera" orquesta una desintoxicación, con una exactitud


escrupulosa de la que no sospecha ni Stravinsky"

"El renacer de la sensualidad (primer síntoma claro de la desintoxicación) va


acompañado de estornudos, bostezos, mocos y lágrimas"
"Helena [de Troya] conocía fórmulas tan perdidas como los misterios de la gran
pirámide…"

Así pues, en el siglo XX, el opio, el láudano, "la medicina de Dios", y la meperidina y
otros derivados opiáceos, han sido sustituidos por la heroína.

DERIVADOS SINTETICOS MÁS COMUNES

• Morfina

• Heroína

• Hidromorfona

• Clorhidrato de Meperidina

• Metadona

• Loperamida

• Difenoxilato

• Nalbufina

• Naltrexona

• Buprenorfina

• Naloxona

• Codeína, etc.

En la actualidad, el opio, la heroína - “medicina de Dios” - y la meperidina han sido


sustituidos por la heroína en grandes sectores de la población mundial. Es importante
comentar que un número pequeño de profesionales médicos y paramédicos hacen uso
ilegal de opiáceos en salas de urgencias, de cuidados clínicos y en clínicas y sanatorios
particulares donde su prescripción ha sido autorizada.

En nuestro país, la dependencia a heroína constituye uno de los principales motivos de


solicitud de atención en centros especializados de tratamiento, particularmente en la
región noroccidental de nuestro país, y en ciudades específicas como Mexicali y Tijuana
en B.C. Norte; Ciudad Juárez, Chihuahua y en menor grado en zonas expulsoras de
mano de obra mexicana hacia Estados Unidos de Norteamérica como: Michoacán,
Zacatecas, Guerrero, Oaxaca, Jalisco

SÍNDROME DE INTOXICACIÓN POR OPIÁCEOS

A. AL MENOS UNO DE LOS SIGUIENTES ENUNCIADOS:

• Apatía Y Sedación

• Deshinibición

• Lentitud Psicomotora

• Deterioro de la Atención

• Alteración del Juicio

• Funcionamiento Personal Alterado

• Coexisten: Hipotermia y Depresión de los Reflejos Osteotendinosos

B. UNO DE LOS SIGUIENTES SIGNOS PRESENTES:

• Somnolencia y Disartria

• Miosis, excepto cuando se presenta Anoxia Grave, en cuyo caso se evidencia


Midriasis

• Pupilas Puntiformes (Considerar el punto anterior) • Disminución del Estado de


conciencia (Estupor y Estado de Coma)

• Depresión Respiratoria

• Pérdida del Interés Sexual

TRATAMIENTO DE LA INTOXICACIÓN POR OPIACEOS

• Evaluar el estado de intoxicación y mantener las vias respiratorias permeables

• En casos graves, revertir la depresión respiratoria con Naloxona:

• Prueba de desensibilización: Naloxona 16 Mg. Vía Intramuscular. Si no se llegan a


presentar manifestaciones de un estado de abstinencia, se repite una dosis endovenosa
de 24 Mg.
• Si no hay respuesta a dosis repetidas, se debe dudar del diagnóstico de intoxicación
por esta sustancia y buscar causas o sustancias diferentes capaces de provocar este
cuadro.

• Monitoreo Constante durante varias horas.

SÍNDROME DE ABSTINENCIA POIR OPIACEOS

• Deseo Imperioso de consumir opiáceos

• Rinorrea, estornudos y lagrimeo

• Calambres y dolores musculares

• Dolores Abdominales

• Náusea o Vómito y diarrea

• Dilatación Pupilar (Midriasis)

• Piloerección

• Taquicardia e hipertensión

• Bostezos y Sueño no reparador

TRATAMIENTO DE LA ABSTINENCIA POR OPIACEOS

• Clonidina .100 a .300 Mg. vía oral cada 6 a 8 horas durante 7 a 10 días (Considerar
evaluación de la gravedad del cuadro)

• La dosis máxima no debe exceder los .900 Mg.

• La clonidina es un hipotensor, por lo tanto se hace necesario considerar antecedentes


de hipotensión, y consecuentemente, monitorear la tensión arterial antes de y después de
la administración

• Disminuir la dosificación si disminuye la tensión arterial

• El tratamiento se mantiene por 12 días y se puede disminuir la dosificación durante los


tres días siguientes.

Existen diferentes procedimientos psicofarmacológicos para tratar cuadros de


abstinencia por opiáceos. En algunos casos pueden utilizarse otros derivados opiáceos
como la metadona, o la buprenorfina, pero, es importante tomar en consideración las
características del paciente, los antecedentes y cronicidad de uso de heroína y sobretodo,
valorar las ventajas clínicas que proporciona cada uno de ellos; siempre pensando en un
tratamiento integral que contemple la inclusión de la familia y de otras alternativas
psicoterapéuticas.
El manejo planteado en líneas anteriores es un tratamiento conservador, si este fuese el
término mas adecuado, lo que puedo afirmarles, es que con el esquema planteado aquí,
se ha proporcionado tratamiento hospitalario de 3 meses de duración con un estado de
abstinencia de uso de sustancias que ha perdurado de 9 a 10 semanas, tiempo que indica
un resultado ampliamente satisfactorio.

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