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Opio y Derivados Opiáceos
Opio y Derivados Opiáceos
El opio toma su nombre del término griego opos (jugo). Se extrae de la planta papaver
somniferum popularmente conocida en latinoamérica como amapola o adormidera; es
una planta de 1.50 m aproximadamente y tiene de 4 a 6 pétalos de color púrpura o
lavanda, muy llamativos. Como planta de ornato tiene una apariencia muy atractiva a la
vista en los lugares en que está permitido su cultivo.
Una vez que se caen los pétalos, se pueden hacer varias incisiones en la cápsula de la
planta y a través de ellas sale un exudado resinoso que al ponerse en contacto con el aire
adquiere un color café oscuro, de olor semejante al amoniaco; al secarse este exudado se
forma lo que se conoce como opio crudo; es la base del polvo de opio que contiene
cerca de 20 alcaloides (principios activos) entre los que se destacan la morfina y la
codeína. El opio tiene una potente acción farmacológica depresora a nivel del Sistema
Nervioso Central (SNC). Los alcaloides se encuentran presentes en menores
proporciones.
Quizá muchos de ustedes conozcan la planta de opio, - sin embargo, y no creo que sea
una ociosidad realizar la búsqueda de la imagen en internet, así como las diferentes
formas en que se realizan las incisiones - pero puedo platicarles que, aunque desde hace
mucho tiempo me acordaba de su apariencia y la refrescaba a través de fotografías, no
fue sino hasta el año de 1997 en que por motivos de trabajo busqué las imágenes para
ilustrar una conferencia sobre el opio y sus derivados - de los que hablaremos más
adelante - Lo hice porque en una gran metrópoli como la ciudad de México,
prácticamente no se cultiva esta variedad, y disponer de la imagen o de una fotografía
ayudaría mucho durante la exposición. Al año siguiente, tuve la oportunidad de realizar
un viaje por Argentina, Chile y Perú, donde para mi sorpresa, en Bariloche, pude
observarla en varios lugares. En el transcurso del viaje durante el cruce de los lagos,
afuera de un restaurante donde nos detuvimos a comer para proseguir hacia Puerto
Montt, volví a ver estas plantas en un sembradío grande, corté dos de ellas y con una
pequeña navaja hice las incisiones antes descritas, ¡Por supuesto que con fines de
aprendizaje! Lo que obtuve fue un líquido viscoso de color blanco y unas ligeras
manchas negras en las yemas de mis dedos! Podrán pensar que se trata de una fruslería,
pero a mí me resultó muy interesante e ilustrativo. Ya disponía de esa experiencia, de
alguna manera pensaba que había ampliado mi conocimiento y que me serviría para
compartirlo con quienes, al igual que yo, hasta ése momento, no habíamos podido
observar la planta, su estructura, su tamaño y su abandonado desgano, su aparente
pereza al dejarse caer despreocupadamente en cualquier dirección.
A partir de esta referencia, no puedo evitar el recuerdo de una experiencia infantil.
Cursaba el segundo o tercer año de primaria y en la escuela a la que asistía, se organizó
la proyección de una película a la que asistiríamos todos los alumnos; se trataba de lo
que hoy día llaman "una película clásica": El Mago de Oz, que estelarizaba Judy
Gardland (quien fuera madre de Liza Minnelli) y que desde entonces se convirtió en una
actriz y cantante favorita para mí. El filme empezaba como cualquier otro de la época;
es decir, en blanco y negro y de pronto, la magia de la tecnología ¡cambiaba a
technicolor, era algo asombroso, un avance tecnológico insuperable en mi mente
infantil!. Bueno, pues el personaje principal, junto con otros más - una especie de
marginados o desposeídos de algunos atributos dignos de su personalidad - se lanzan a
la búsqueda del mago de Oz para pedirle algunos favores. En su trayecto, una bruja
atemorizante con cara verde que se le adelantó en mucho a la niña del exorcista, les
pone en su camino varios obstáculos - calma, no les voy a relatar toda la película - y
entre ellos, uno muy poderoso, muy atractivo para combatir el cansancio de su travesía
¡un sembradío de amapolas o adormideras!. Por supuesto que su perfume los hace
dormir y…como les dije… no les voy a contar toda la trama, pero ahí conocí esta
planta.
El opio es quizá la más antigua de las drogas ilegales que se conocen. Es originaria de lo
que hoy conocemos como Turquía; aunque no se ha precisado su antigüedad, en
diversos escritos sobre hierbas medicinales se ubica alrededor del año 6000 a.C. Esta
droga era conocida por las tribus sumerias que la consideraban como la planta de la
alegría. Se sabe que los pobladores de Mesopotamia conocían bien sus propiedades
euforizantes.
Helena como sabemos, había sido la causa de la guerra, pues estando casada con
Menelao recibieron la visita de Paris príncipe de Troya, quien durante su estancia en
Esparta sedujo a Helena y ambos decidieron partir hacia Troya. Menelao y su hermano
Agamenón animados por un deseo de venganza, reclutaron un ejército de griegos y
sitiaron Troya por espacio de diez años, hasta que la ciudad fue tomada por sorpresa con
la famosa estrategia de Odiseo y que conocemos con el nombre de estratagema del
caballo de Troya. En su oportunidad, Menelao había amenazado con matar a Helena por
todas las penurias que le había ocasionado a él y al pueblo griego.
Aunque ya no tan joven, Helena aún era hermosa y seductora, por ello, Menelao no
cumplió su amenaza y tampoco ofreció sacrificios a los dioses, por lo que estos
demoraron su llegada a Esparta por espacio de siete años. En una de sus escalas durante
esta larga travesía, llegaron a Egipto, lugar en que Helena se aficionó a una droga "que
disipa el dolor y el cansancio". Es muy probable que esta droga fuera el opio del cual se
han obtenido numerosos derivados.
Así pues, ya en plena reunión, estos tres personajes ingieren el vino que Helena había
preparado e inician la conversación mientras escuchan una música de fondo que matiza
la ocasión; pero a pesar de los preparativos y a pesar del nepenthe, no se pueden
desvanecer las huellas de melancolía de Helena y Menelao mientras relatan su historia a
Telémaco.
Existen múltiples referencias al nepenthe, pero una de ellas, y quizá la más famosa, es la
que se encuentra en "Confesiones de un Comedor Inglés de Opio", una obra de Thomas
de Quincey, así como una reescritura en francés de este texto que realizó Charles
Baudelaire, uno de los llamados "poetas malditos", en su obra "Paraísos artificiales"
que, para quien esté interesado, aún está disponible en muchas librerías.
En la mitología griega y romana se encuentran referencias constantes al opio como
veremos a continuación:
Enterado de esta grave situación, Zeus envía a Hermes con un mensaje para Hades,
"Regresa a Perséfone, de lo contrario todos estaremos perdidos"; también manda otro
mensaje a Demetria "Tendrás a tu hija de regreso contigo, siempre y cuando no haya
probado la comida de los muertos".
Perséfone no había probado bocado desde el día en que la raptaron, pero Hades,
ocultando su enojo y el mensaje que le fue enviado, espera una oportunidad para evitar
su partida, mientras tanto le dice "Pareces infeliz aquí y tu madre llora tu ausencia, así
que he decidido enviarte a casa".
En el momento en que Perséfone salía en la carroza de Hermes hacia Eleusis, uno de los
guardianes de Hades comenta que la había observado recoger una granada y comer siete
granos de la fruta; Hades esbozó una sonrisa malévola, pues sabía que ella había
probado la comida de los muertos y que consecuentemente regresaría con él.
Demetria le dio una alegre bienvenida a su hija, pero al escuchar el relato de que
Perséfone había probado la granada, se percató de que tendría que separarse de su hija;
así pues, declaró que jamás volvería al Olimpo y que no cambiaría su orden sobre la
fertilidad de la tierra pasara lo que pasara. Finalmente, Zeus zanjó esta disputa
ordenando que Perséfone pasara tres meses de cada año con Hades y el tiempo restante
con su madre.
Demeter dio un leve giro a su decisión, manteniendo su prohibición durante los tres
meses que Perséfone regresara con Hades, pero para que la humanidad no muriera
durante esos tres meses que conocemos como invierno, envió un emisario con semillas
de maíz y con un arado alrededor de todo el mundo para enseñar el arte de la
agricultura.
Esta hermana de Zeus y diosa de la tierra fecunda, usaba el papaver para aliviar el dolor
que le provocó el rapto de su hija. En la representación de esta deidad, el opio se
colocaba junto a una espiga de granos de trigo que la diosa sostenía en su mano,
formando parte del culto oficial que se ofrecía en su honor y era una de las festividades
más importantes en Grecia.
El papaver también se encuentra en la mano de Morfeo dios griego del sueño y Hermes,
el mensajero alado de los dioses, lleva delante de él esta planta cuando va a reparar el
sueño y la fantasía del sueño.
• Fiebre y envenenamientos
Con esta poción, mezclada con abundante miel, curó al Emperador Marco Aurelio, sin
hacerlo dependiente. Recordemos brevemente que Marco Aurelio fue filósofo y
probablemente el fundador, o el más representativo de lo que se conoce como filosofía
estoica.
En el transcurso del tiempo, el opio llega a ser el principio curativo más relevante de la
farmacopea árabe. Debido a la influencia que tuvo la cultura y medicina árabe, el
conocimiento sobre el uso de esta sustancia llega a la medicina europea. Paracelso,
famoso médico suizo en el medioevo y cuyo nombre original era Teofrasto Bombast
Von Horenheim, recetaba el láudano (opio y alcohol - cabe preguntarse cual era la
diferencia entre la poción de Galeno y la de Paracelso) para combatir casi todas las
enfermedades.
A continuación describo brevemente lo que se conoce como "Guerras del Opio" no sin
antes comentar que esta información fue tomada de diversas fuentes y que solo tiene por
objeto enriquecer este escrito.
Este evento debe ser evaluado a la luz de las referencias históricas y conviene, si es de
interés para ustedes, no quedarse con esta única referencia y ahondar en la información.
La costumbre de fumar opio dio inicio tiempo después de la llegada de los primeros
emigrantes europeos a Estados Unidos de Norteamérica y fue posterior al hecho de
haber observado la práctica indígena de fumar tabaco en pipas. Algunos fumadores
empezaron a mezclar el opio con el tabaco en las pipas y esta práctica se convirtió en el
método preferido de consumo del opio. Esta forma de uso dio inicio en Java en el siglo
XVII y de ahí paso a China en donde adquiere gran popularidad. De manera práctica y
lucrativa empiezan a proliferar los famosos salones para fumadores de opio que
rápidamente se extienden a diversas regiones del mundo. Se puede decir que para este
tiempo el opio fumado es la práctica de abuso más difundida. Su uso se continúa hasta
el siglo XX por un gran número de burgueses decadentes e intelectuales adictos.
En al año de 1804 Armand Sequin aísla el alcaloide principal del opio y lo llama
morfina en honor del dios griego del sueño Morfeo. Sus potentes propiedades
analgésicas son bien recibidas por el cuerpo médico de la época y también por la
población general. Fue tal su impacto en el alivio del dolor y en muchos otros cuadros
clínicos que fue llamada "La medicina de Dios". Originalmente la morfina debía
combatir el alcoholismo y representaba un fármaco eficaz para "curar" la patología
social y diversas patologías orgánicas. No transcurrió mucho tiempo para que todo el
mundo se diera cuenta.
Con el arribo de la era industrial, alrededor de 1823, el opio producido en gran escala
podía ser adquirido a muy bajo precio; en Inglaterra por ejemplo, se vendía 5 a 10 veces
más barato que la cerveza y el alcohol. La abundante disponibilidad de esta sustancia
propició una epidemia de abuso mucho más grave que la del alcoholismo. En la
actualidad china es un país productor de opio, después de haber desafiado sus propias
leyes y cultiva la planta a gran escala.
El científico Alexander Wood inventa la jeringa hipodérmica en 1853 y con ello crea un
giro importante en el consumo de esta y otras sustancias, formándose así una especie de
pareja indisoluble que perdura hasta nuestro tiempo.
"…Es en 1847, tras haber contraído la sífilis [Baudelaire], cuando empieza a tomar
láudano para combatir frecuentes neuralgias y dolores intestinales. Nunca llegará a
tomarlo en grandes dosis, y mantiene su utilización, en términos generales, dentro de los
límites del empleo con fines de higiene espiritual y física…"
"El mismo año en que se inicia al opio, Baudelaire entra en conocimiento de la obra de
Edgar Poe…" "La publicación de Las Flores del Mal, en 1857, marca el acceso de
Baudelaire a la plenitud de la madurez intelectual y artística. Su posición ante las
drogas, y en particular el opio, es en esa época mucho más matizada de lo que había
sido su actitud inicial ante el hachís. Esto puede guardar relación con el que él mismo se
hubiera convertido en adicto del opio y no sintiera aún los serios efectos negativos que
mas tarde le harán esforzarse por dejarlo, y con el hecho de que su ídolo Edgar A. Poe
hubiera sido también consumidor de opio…"
"Hace extensible al opio su anterior condena al hachís: los razonamientos e imágenes
logrados bajo sus efectos sólo son engañosamente creativos, ya que nada se descubre
que no estuviera previamente en uno mismo"
Sirva pues este breve comentario para ejemplificar la epidemia del opio a la que se
otorgaba un carácter social distinto al actual, en tanto que la gente consideraba su uso
como normal. Este hábito se difunde entre escritores e intelectuales ingleses como
Charles Dickens, George Byron y por supuesto, el más famoso de ellos por un escrito,
el varias veces citado Thomas de Quincey. Todos ellos eran usuarios sociales o
habituales de láudano, que se precribía para tratar el insomnio y el ansia.
El compositor Richard Wagner, el canciller del Reich Otto von Bismarck y Guy de
Maupassant, eran adictos a la morfina. Jean M. Charcot, profesor del conocido Sigmund
Freud utilizaba este fármaco para aliviar una lumbalgia crónica; Julio Verne para
tratarse de un dolor ulceroso complicado con diabetes en una extremidad inferior. Así
pues, "La medicina de Dios" resulta un veneno potencial y el germen de una epidemia
grave e incurable.
"Los toxicómanos descritos por los clínicos en otros tiempos se limitaban a ciertos
medios sociales: artistas, intelectuales deprimidos, jóvenes ociosos, "hijos de familia"
en busca de un sustituto "de lujo" para combatir su angustia y depresión; militares y
paracaidistas o personas ancianas sin ocupación que al disponer de estas sustancias, las
utilizaban despreocupadamente y se hacían dependientes rápidamente".
Al inicio del siglo XX la morfina se erigió en el símbolo del medio estético, refinado y
decadente de muchos intelectuales. En el café, en los teatros, salones de moda y
prostíbulos, casi todos se inyectaban la droga con gran desenvoltura. Unos a otros,
dentro de la "buena sociedad" - que hoy en día correspondería a lo que algunas personas
se ufanan en denominar "gente bien", obviamente con un carácter de autoalabanza
ilusoria, enajenante y desprecio por los "nacos" - se regalaban diversos utensilios de
ornato, emblemas heráldicos, iniciales de familia, etc. eran jeringas de oro, plata y
cristal fino que servían para lograr un objetivo: inyectarse la droga dentro de una
reunión social.
En este mismo siglo, Jean Cocteau, escritor, poeta, compositor, dibujante, director de
cine y teatro, nacido en 1892 en Maissons-Laffite, escribe en 1930 un libro intitulado
“Opio, Diario de una Desintoxicación”, del cual he extraído algunas frases y párrafos
con miras a ilustrar los síntomas que un fumador de opio (como el fue), conoce y
describe de manera admirable:
"Me he intoxicado por segunda vez en las siguientes circunstancias: Ante todo debí
haber sido mal desintoxicado la primera vez. Muchos toxicómanos valientes ignoran las
acechanzas de una desintoxicación, se contentan con una supresión y salen destrozados
de una prueba inútil…"
Así pues, en el siglo XX, el opio, el láudano, "la medicina de Dios", y la meperidina y
otros derivados opiáceos, han sido sustituidos por la heroína.
• Morfina
• Heroína
• Hidromorfona
• Clorhidrato de Meperidina
• Metadona
• Loperamida
• Difenoxilato
• Nalbufina
• Naltrexona
• Buprenorfina
• Naloxona
• Codeína, etc.
• Apatía Y Sedación
• Deshinibición
• Lentitud Psicomotora
• Deterioro de la Atención
• Somnolencia y Disartria
• Depresión Respiratoria
• Dolores Abdominales
• Piloerección
• Taquicardia e hipertensión
• Clonidina .100 a .300 Mg. vía oral cada 6 a 8 horas durante 7 a 10 días (Considerar
evaluación de la gravedad del cuadro)