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Farias Naz

LA SOGA

INTRODUCCION:

La soga es una novela de Esteban Valentino ambientada principalmente en Aluminé, un pueblo


cordillerano de la Patagonia y en un tiempo posterior a los años de la dictadura.

El tema es el poder en los distintos tiempos históricos y el argumento comprende distintas


épocas mediante la inclusión de relatos enmarcados que muestran cómo se violaban los derechos
humanos a través del tiempo, valiéndose de la superioridad ganada por el lugar social y/o político.

Tal como dice el título, una soga une los distintos tiempos del relato, como un narrador
omnisciente que atraviesa los 800 años de dominio, mostrando la sumisión, la resistencia y la
violación de la dignidad de las personas, según la organización de la sociedad y los ocasionales
dueños del poder.

LA HISTORIA:

La historia comienza en Castilla en 1226 donde el “Hombre Cruel” es dueño de campos que
alquilaba cobrando con parte de lo cosechado. Eso no lo hacia feliz, sino que envidiaba la felicidad.
Por eso desarrollaba estrategias para lograr lo que no tenía, porque lo único que poseía eran
riquezas materiales. Así, mediante un engaño logro someter a Isela la mujer de Lorenzo, su
inquilino. Él descubrió el ardid del Hombre Cruel cuando se encontró a su mujer ahorcada. A partir
de eso, Lorenzo comenzó a ejecutar su venganza.

La vida de Lorenzo se alternaba entre la realidad y el sueño y lo único que le importaba era la
venganza, al punto de olvidarse del cuidado de su propia persona. En la puerta de la taberna
Lorenzo se encontró con su enemigo, pero no pudo cumplir su objetivo, sino que halló la muerte
con su propio cuchillo y fue enterrado en el bosque. Muchos años después, murió el Hombre Cruel
con la bendición sagrada, fue sepultado en tierra consagrada bajo una cruz de oro donde decía
que en el lugar descansaba la virtud.

La historia atraviesa el tiempo y el espacio para seguir en Buenos Aires en 1977, en la que el
protagonista es un niño criado solo por su padre, el médico Atilio Nardioni. César Nardioni se va a
vivir a Aluminé con su padre. En 1992, César tiene 14 años y se hace amigo de Celina. El chico
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advierte que en el lugar hay gente que carece de cosas indispensables como los remedios y le
sugiere a su padre que los pida a Buenos Aires, cosa que logró por sus relaciones.

Celina comienza a indagar sobre la madre de César, tema que a él no le importaba demasiado.
En cambio, César tenía curiosidad sobre los padres de su amiga, de los que supo que nos se
importaban mucho por su hija.

Un día sucedió algo inesperado con la aparición de un cartel donde le preguntaban a un médico
sobre qué había hecho en la guerra. Otro hecho inesperado fue el parto de Ayelén, la mujer de un
arriero, que sucedió en medio de una noche fría, en una casa precaria en la montaña. La noticia
corrió más rápido de lo esperado y otro cartel también dirigido al médico apareció en el hospital
refiriéndose al parto y preguntando si antes había sido igual.

Entretanto, César soñaba con una madre sin cara, pero sabe que es ella. Su amiga cree que
necesita un psicólogo. A pesar de eso, se enamora de él y comienzan una relación estrecha que los
lleva a enamorase entre sí.

Cuando el hijo del arriero cumplió un año un nuevo graffiti aparece en el hospital
preguntándole al doctor “cuándo se muere el pasado”. Días mas tarde, la pintada fue en la pared
de la casa del médico contando sobre una chica embarazada, que tenía sueños. El médico pintó
sobre los graffitis, pero la respuesta fue que “la historia no se tapa”. Otra pintura encima tenía la
leyenda de que “sí se puede tapar”.

Nardioni viaja a Buenos Aires y le cuenta a su amigo Guntini lo de los graffitis y que está seguro
de que se refieren a él.

En Aluminé, César y Celina planifican su futuro próximo y mediato respecto de sus vidas
personales y profesionales.

La soga vuelve a retroceder varios siglos, a la época de la conquista de América y a la violación


de los derechos humanos en esos tiempos, donde lo vasallos eran sometidos por los
conquistadores en las encomiendas, así también sometían a las aborígenes de distintos modos.

Celina y César conocen a Américo, un chico africano, cuyos padres habían sido exiliado
políticos. Américo trabajaba y vivía en un restaurante.
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Un nuevo mensaje aparece en el hospital diciendo que las paredes empezarán a contar. Luego
de eso llegó una persona al lugar. A la mañana siguiente, cuando se despertó encontró un mensaje
que le decía que no querían “dolores cerca de la belleza de la montaña” y que no tentara a la
suerte. Ese mismo día el forastero se fue.

La historia vuelve nuevamente atrás con el relato de la soga sobre la relación entre Camila
O‘Gorman y el cura Uladislao que los lleva a la muerte junto con el hijo que Camila está gestando.
Todo para mantener el orden de acuerdo con la Fe.

Otro graffiti le pregunta al doctor si habla él o tendrán que hablar las paredes.

Por otra parte, César comienza a referirse a su madre como “mi mamá”.

El chico le propone a su padre una clínica ambulante, que su padre logró conseguir debido a los
contactos que tiene en Buenos Aires.

La soga, el objeto que atraviesa la historia, cuenta acerca de personas encapuchadas, tiradas
sobre el piso y rodeadas de armas. En el lugar también hay una chica muy joven próxima a parir.
Ella increpa al médico que la atiende con su rostro tapado y le cuestiona la razón por la que a ella
le dan buena comida y a los demás detenidos no.

Nuevamente en Aluminé aparecen leyendas no solo en el hospital sino también en la policía,


refiriéndose a los primeros tiempos del médico y sobre su esterilidad. Simultáneamente, a
Nardioni le realizan homenajes por todo lo que hacía en beneficio de los pobladores.

La soga continúa contando que a Alcira le hicieron una cesárea. Ella no cree que los privilegios
que le brindan son casuales, como tampoco cree en el médico que la atiende.

La historia de Alcira cierra para el lector cuando en la pared del correo se cuenta que el doctor
que acompañaba a un gobierno del terror obtuvo su hijo luego de investigar sobre las familias de
las chicas embarazadas que eran detenidas y que morían luego de dar a luz sin que hubiera familia
que reclamara. Ese niño fue César Nardioni.

Celina se encuentra con el doctor en la cordillera; ella era la heredera de la soga y por eso, la
justiciera que debía vengar las muertes que habían comenzado con Isela, seguida por Anela, luego
por Camila y finalmente Alcira, por oponerse al poder hegemónico e ilegítimo. Esa misma noche
Nardioni se embarcó para Buenos Aires y Celina le regaló la soga a César.
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César tuvo un nuevo sueño largo, pero más evidente, en el que, por fin, recordó el breve
tiempo con su madre y pudo saber que su verdadero nombre era Lorenzo, porque así lo quiso su
mamá.

Una novela

Esta obra es una novela realista, porque la historia se desarrolla en distintos espacios que
podemos reconocer en cualquier lugar: una cárcel, una casa en la montaña, un hospital en
Aluminé y una terminal de ómnibus; los personajes también son propios de la cotidianidad y los
hechos, aunque son ficcionales, sabemos que son parte de la realidad, porque han sucedido cosas
semejantes a lo largo de la historia.

También entra en la categoría de novela porque establece una situación comunicativa entre el
autor y el lector, que es un acuerdo que dura desde que empieza el relato hasta que llega a su fin
en que el lector decide “creer” en la historia.

Este género narrativo en prosa también se destaca por su extensión y la complejidad de la


trama, para este caso cerrada, en la que los personajes -sin compartir espacios ni tiempos-
integran un relato coherente, ya que el tema, las relaciones de poder, además de los objetos, la
soga y los graffitis, funcionan como nexo que atraviesan la obra.

La organización del relato responde a un estilo actual debido a que se rompe la continuidad en
el tiempo, el que comienza en 1226, en Castilla donde los personajes principales son Lorenzo e
Isela, sometidos al poder del Hombre Cruel que termina con Isela ahorcada, la posterior muerte de
Lorenzo y finalmente la del Hombre Cruel. En este tramo de la historia se introduce un narrador,
la soga con la que se suicidó Isela, es el objeto que se encarga de contar los hechos del pasado a
las distintas manos que la sostienen.

La parte siguiente se desarrolla en Buenos Aires donde el rol de narrador pasa al doctor
Nardioni. La historia siguen en Aluminé; allí se suman protagonistas que son César y Celina,
además de personajes secundarios como Américo, Carlos y Venancio. También se incorpora un
nuevo objeto que colabora con el entramado de hechos distantes en el tiempo y en el espacio; se
trata del mensaje en forma de graffiti.

Otro elemento que caracteriza este tipo de novela es el uso del diálogo que complementa el
relato del narrador y que hace que la novela se diferencie del cuento tradicional. Además, y en
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este caso, se agrega el componente psicológico que descubre el interior de los personajes como el
intenso deseo de ser padre que se muestra en Nardioni, quien incluso no duda de ser cómplice de
varios crímenes e inmoralidades relacionadas, con tal de lograr su objetivo. Es así que engaña a
Alcira y le oculta la verdad del destino decidido para ella, quien es la madre del niño del cual él se
apropia negándole el derecho a la identidad. El aspecto psicológico de César comprende otro
elemento de la novela actual que es la indefinición entre el consciente y el inconsciente, entre
estar en vela y lo onírico; es mediante el sueño que el chico puede recuperar parte del recuerdo
de su madre, incluso su verdadero nombre: Lorenzo.

En este punto del análisis, destaco ese nombre que configura otra característica de la novela
en cuanto a la circularidad que significa que, de algún modo, con el final se vuelve al principio.
Lorenzo es el nombre del protagonista del primer episodio que se narra y Lorenzo es el nombre
que Alcira le susurra en el oído a su hijo en el breve tiempo que tuvo contacto con él desde que
nació hasta que se lo arrebataron. César-Lorenzo conoce su verdadero nombre por medio de
sueños que se presentan cada vez más reales a medida que su verdad se va haciendo evidente con
el avance del relato.

Finalmente y con relación a la nueva forma de escribir novelas, en esta obra se destaca la
alternancia de narradores, entre el narrador omnisciente que cuenta el presente al lector y la soga
que narra el pasado a las manos.

El poder:

En “La soga” de Valentino la ficción nos muestra aspectos de la realidad que se repiten y siguen
vigentes con distintas fórmulas, actores y metodologías a lo largo del tiempo.

En el comienzo, en la Edad Media, el poder lo ejercía el señor feudal quien era dueño hasta de
la vida de sus vasallos quienes no tenían derechos ni siquiera de ser tratados en igualdad de
condiciones por parte de la Iglesia. El Hombre Cruel abusa de Isela pero no tiene castigo. Sin
embargo, cuando Lorenzo pretende matar al Hombre Cruel, es asesinado con su propio cuchillo y
enterrado en el bosque debajo de una simple cruz. Cuando muere el Hombre Cruel, le realizan una
ceremonia religiosa, lo entierran en tierra consagrada bajo una cruz que dice “Aquí descansa la
virtud”.

Durante la conquista de América el poder lo ejercían los Españoles y los sometidos eran los
aborígenes a los que no solo le quitaron sus bienes materiales sino su cultura, especialmente la
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religión, imponíendole otro Dios y otros símbolos religiosos. Anele es la india que sufre el abuso de
don Pedro, el encomendero, al igual que los aborígenes que morían por el trabajo excesivo, el
maltrato y las malas condiciones de los lugares de trabajo. A Anele le quemaron los ojos.

Con el relato del asesinato de Camila y el cura Uladislao, se presenta el ejercicio del poder del
que gobierna: Rosas en el siglo XIX, y su relación con la iglesia porque la pareja es asesinada para
mantener el orden y castigar los delitos contra la Fe.

Las breves historias que se recuperan del pasado se enmarcan en la historia principal que
comenzó con el despojo del hijo y de la vida de Alcira por parte del médico, Atilio Nardioni, que
era uno más en el complejo entramado del poder militar de una de las etapas más oscuras de la
Historia Argentina: el llamado Proceso Militar. En una parte del diálogo entre Nardioni y Alcira, él
le dice: “… me tomo ciertas prerrogativas de amo”.

Conclusión:

Es una obra muy interesante por el tema que trata y por la forma de exponerlo. El autor recurre
a una importante variedad de recursos literarios para configurar una novela bien lograda desde un
punto de vista estético.

El tema que expone y los hechos que lo ilustran, aunque son duros, desnudan una realidad que
sigue afectando las vidas de importantes grupos humanos con formas diferentes, en distintas
partes del mundo y con tanta o más crueldad que lo que narra Valentino.

Es una novela recomendable porque es un relato ágil, con suspenso y con un desenlace
inesperado, que cierra una trama en donde la mayoría de los episodios tienen desenlaces
conocidos por tener hechos históricos como base.

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