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COMPRENDIENDO AL NIñO INTERNO

La razón por la que encarnamos


Antes de nacer tu alma ya había decidido lo que deseaba venir experimentar para
aprender a vivir en el AMOR Y LA ACEPTACIÓN en esta encarnación. Es decir, sabia
que heridas necesitaban ser activadas para lograr sanarse poco a poco y así ayudar a
su alma a evolucionar.
Las heridas se activan para aprender a SER TÚ MISMO al vivir experiencias
diferentes, hasta que puedas aceptarlas y AMARTE a través de ellas.
Cuando no aceptas alguna experiencia y hay juicios, ira, culpabilidad, temor,
victimismo, etc., atraes las circunstancias y personas que te hacen continuar
reviviendo esa misma experiencia.
Aceptar la experiencia no implica estar de acuerdo, sino entender que te ayuda a
experimentar y aprender lo que te beneficia y lo que no, al tomar consciencia de las
consecuencias que te trae la experiencia.
Cuando no vivimos la experiencia inteligentemente, te reprochas a ti mismo, o a los
demás.
Tienes el derecho de cometer varias veces la experiencia desagradable antes de
tener la VOLUNTAD Y EL VALOR NECESARIO PARA TRANSFORMARTE.
Tienes muchas creencias que te impiden ser lo que deseas ser y tu tendencia
inconsciente es ocultarlas.
Mientras mantienes la creencia limitante, no aceptas la experiencia, es decir, no la
resuelves.
Cuando dices “no quiero vivirlo ya así” todo comienza de nuevo.
Una experiencia está resuelta cuando dejas de tener juicios y resentimiento y en su
lugar tienes compasión y comprensión hacia los involucrados.

Es diferente aceptar la experiencia que aceptarse a uno mismo.

Aceptarte a ti mism@ implica aceptar junto con las experiencias, tu defectos,


potencial, debilidades, fortalezas, deseos, personalidad…

Tú alma podrá alcanzar la felicidad plena sólo cuando tu cuerpo mental, emocional y
físico estén atentos a tu Dios interior.

¿Te has dado cuenta de que generalmente cuando acusas a alguien de algo,
esa misma persona suele acusarte a ti de lo mismo?

De ahí la importancia de que aprendas a conocerte y a aceptarte lo más posible,


para que vivas cada vez menos situaciones de sufrimiento.

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Es tu decisión ser dueño de tu vida o que tu ego te controle.
Para esto requieres MUCHO VALOR, voluntad y constancia.

Puedes contar con tu Dios interior, que es omnisciente (conoce todo), omnipresente
(se encuentra en todo lugar) y omnipotente (todopoderoso).
Te guía hacia las personas y situaciones que necesitas para crecer y evolucionar
de acuerdo con el plan de vida elegido por tu alma antes de tu nacimiento.

El origen de las heridas

Al ir creciendo te diste cuenta de que al atreverte a ser tú misma, alterabas el mundo de los
adultos, y dedujiste que no es bueno ni correcto ser natural.

Este descubrimiento provocó en tu niñ@ una crisis de la infancia o una crisis de la adolescencia:

1ª etapa, conociste la alegría y la paz de ser tu mism@.

2ª etapa, conociste el dolor de no tener el derecho de ser tu mism@.

3ª periodo de crisis, rebeldía. En ocasiones te puedes quedar estancad@ en esta


etapa reaccionando continuamente con enojo o permaneciendo en crisis.

4ª etapa, para reducir el dolor, te resignaste y creaste una nueva personalidad para
transformarte en lo que los demás querían que fueras. Creaste nuevas máscaras o
defensas que son cinco y corresponden a las cinco heridas fundamentales del ser
humano:
TRAICIÓN - Control
RECHAZO - Huidizo
ABANDONO - Dependiente
HUMILLACIÓN - Masoquista
INJUSTICIA - Rígido
Cada vez que padeces o haces que otros sufran una de estas heridas, todo tu ser se
siente traicionado.
No eres fiel a tu Dios interno, ni a las necesidades de tu Ser, al permitir que tu ego,
con sus creencias y temores, tome el timón de tu vida.
Entonces recurres a tus máscaras para ocultarte a ti mism@ y a los demás lo que aún
no has podido resolver y de esta manera te traicionas.
La máscara que utilizas depende de la herida que intentas ocultar.

Hay una vela en tu corazón, lista para ser encendida


Hay un vacío en tu alma, listo para ser llenado
Lo que buscas te está buscando también
Cierra los ojos para que puedas ver
Rumi

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