La palabra perseverancia, deriva del Latín “perseverantia",
acción y efecto de perseverar, esta a su vez viene a significar constancia en la vida y mantenerse firmes en la prosecución de lo comenzado, pudiendo ser una actitud, una creencia o una situación determinada para alcanzar algo que se anhela.
Desde acá, podemos mencionar que la perseverancia.
tiene que ver con la firmeza, la decisión, la paciencia y la voluntad. La perseverancia es el aliento o la fuerza interior que nos permite alcanzar nuestras aspiraciones y proyectos personales. Para poder conseguir esta situación, necesitamos dos ingredientes fundamentales: la motivación y un profundo sentido de compromiso con nosotras mismas, para no desmayar pese a las situaciones adversas que podrían, en determinado momento, hacernos sentir que aquello que nos propusimos, es imposible de alcanzar, aunque también, incluye la capacidad, la voluntad y el temple de continuar los esfuerzos, aún sin contratiempos de por medio, para alcanzar una meta. La perseverancia es una virtud común de las personas de carácter sólido, con una voluntad a prueba de adversidades, siempre concluyen aquello que empezaron a realizar y lejos de resignarse frente a las dificultades o a la adversidad, se engrandecen y redoblan sus esfuerzos, con una gran determinación, para conseguir los objetivos reales que se han fijado. La persona perseverante no conoce de límites, ya que donde todos ven una ventana cerrada, ella ve una oportunidad latente y trabaja muy duro para conseguir lo que desea. Incluso creando estrategias para utilizar sus fortalezas en pro de alcanzar o lograr aquello establecido como meta. La practica de esta virtud, no solo nos sirve para alcanzar nuestras metas y sueños, sino también como una importante herramienta, para encontrar la fuerza interior necesaria, para hacer frente a la adversidad, y levantarnos mas fuertes, con mayor ímpetu a seguir buscando caminos, formas que nos ayuden a alcanzar lo soñado, lo esperado o lo planificado.
Esta virtud, es posible enseñarla desde casa, desde
que uno es pequeño a través de desafíos que fuercen de alguna manera, a esforzarnos, encontrar soluciones, plantear estrategias para alcanzar vencer el desafío. Sin embargo, es posible aprenderla cuando uno es adulto, a través de actitudes de compromiso, donde establezcamos una meta definida, una estrategia a seguir, y nos plantemos una motivación, que sea esa herramienta, capaz de lograr en nosotros, el intentar, tratar, insistir una y otra vez, resistiendo cualquier prueba, para tener la victoria de quien persiste.
Al haber tomado la decisión de seguir una vida en
busca de ser seres espirituales, y mejores personas, es importante, trabajar en esta virtud, no solo ser perseverantes para alcanzar algo material, sino y principalmente ser perseverantes en la búsqueda de “Ser mejores personas”, perseverando en el camino de ser personas puente, si mis hermanas, la persona puente, es aquella que comparte lo mucho o lo poco que pueda tener, esta presta a ayudar siempre, sea con una sonrisa, el abrazo sincero o un tan esperado “te quiero y necesito”. Seamos personas puente, apoyemos, sumemos nuestra fuerza a aquel que cae y no tiene energía para seguir. Para concluir, deseo exhortar a que unidas, tomadas de la mano, con ese lazo de hermandad invisible a los ojos humanos, pero tangible a los del alma, perseveremos en este caminar, buscando ser mejores personas, siendo puentes para que otros, al igual que nosotros, entre todos, encender nuestra luz, siendo la fuerza y la motivación de quien nos rodea.