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CENTRO DE INVESTIGACIONES LITERARIAS

DE LA UNT
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MIÉRCOLES, 11 DE ABRIL DE 2007

MAXIMO LAM GANOZA


Escribe:Blasco Bazán Vera

Máximo Vinicio Lam Ganoza, Dice Ribordeau: “Una vida no requiere de muchos
acontecimientos para estar bien llana; el deber cotidiano por más sencillo que sea es
suficiente para ocuparla y embellecerla”. Estas palabras del escritor francés
corresponderían con justicia a la obra tremendamente lírica que cultivó el escritor
Máximo Vinicio Lam Ganoza, nacido en la ciudad de San Pedro de Lloc el 23 de agosto de
1921.

Fueron sus padres don Enrique Lam Guin, natural de Antón, China y doña Julia Ganoza
de Lam. Hasta los siete años recibió el cariño familiar para luego ser llevado a la China,
al pueblo donde su padre nació, para ser educado en los mejore colegios de aquella
ciudad. Máximo, permaneció en la China por más de 20 años y a su regreso (1960), vino
influenciado por el ambiente asiático, sobre todo en el cultivo de los sentimientos
familiares que los acrecentó desde el día que dejó su pueblo natal. Narraba Máximo que
jamás dejó de extrañar los lugares de su San Pedro de Lloc y sus alrededores ni menos el
calor de sus padres y hermanos. “Había algo de parecido entre la China y su pueblo; eso
eran sus costumbres, sus labores, su quietud, decía Máximo. Grato para mí era ver la
gran cantidad de cultivadores de arroz; el levantarse muy de temprano para calentarse
con una taza de té y el volver a casa sumergirse en la lectura donde sólo el silencio me
acompañaba; pero, lo que más me encariñó fue el tener que ir todos los días a clase
donde recibía la enseñanza de mi profesora de Literatura quien hacía de este curso un
embeleso. Todo eso le narraba a mis padres en las cartas que les remitía. Les hablaba de
la belleza de Antón. Pedía a mi madre que cuide a mis hermanos con el mismo cariño
que hacían conmigo, le describía los maravillosos paisajes de la China y les hacía conocer
que era yo el único estudiante extranjero por lo que mi profesora y mis amigos me
guardaban mucho aprecio”, nos decía Lam Ganoza.

Máximo fue creciendo allá en la China, a la vez que las cartas de su padre, don Enrique,
hacia sus familiares, le instaban a cuidar mucho de él. La calidad pedagógica de su
maestra de Literatura la poetisa China Lam Cho Jo, fue la sombra protectora que
enardeció el apego de Máximo por las letras, ella también estaría presente en nuestro
vate por toda su existencia, como lo demuestra el afecto con que le dedica sus
recuerdos en el único e impactante libro que escribió Máximo allá por el año de 1968.

Máximo Lam Ganoza regresó a su tierra natal y sus ojos no lograron ver ni los mangos,
huabos, ni pomarosas; ni los almendros, granados ni tamarindos; se habían ausentado los
chirimoyos donde trepanaban las rosas. Todo eso había desaparecido aunándose a esto la
muerte de su padre que dejaría en Máximo un dolor tan profundo que lo iría
consumiendo poco a poco. Máximo aprovecharía las enseñanzas de su maestra China
recordando los dulces mensajes de Confucio para ir escribiendo sentidos poemas
cargados de angustia elegiaca. Casualmente estos poemas lo alzaron como un triunfador
en el concurso poético organizado por el Departamento de Literatura del Instituto Latino
Americano de San Miguel de Tucumán (República Argentina), con la finalidad de integrar
el grupo de nuevos poetas y poetisas que luego aparecieron en las páginas del libro
“Anuario Lírico Americano” con la selección de sus mejores poesías. Máximo Lam Ganoza
triunfó en este concurso en el que intervinieron alrededor de diez mil seiscientos autores
del continente Americano, de habla hispana. Este mérito no envaneció al poeta quien
por largo tiempo silenció lo acontecido hasta que en 1967 se le descubrió y se le lanzó a
luz aconteciendo un hecho literario sin par en su pueblo. Ahora rescatamos su valía y la
presentamos ante el público para que lo aprecien y solacen la calidad lírica que
encierra.

Publicó en 1968 sus poemas en un libro bajo el título de “CENTAURO” que Máximo lo
dividió en cuatro secciones: 1) Llovizna, 2) Remembranzas, 3) Sendas Ilusorias y 4)
Plegarias Líricas.
LLOVIZNA, está formado por 12 poemas donde nuestro escritor hace recuerdos de casa,
del campo, de su ciudad, de su Alameda Norte Sampedrana, de su vieja vid que al
poetizarla bajo el título de “La Vid de mi Recuerdo” la dedica a su madre.

REMEMBRANZAS, está formado de 3 poemas donde el poeta vuelve sus ojos al pasado y
añora a los amigos, los tiempos idos, la Bocana veraniega de Chérrepe, las áridas pampas
de Hawey de San José y su viejo reloj.

SENDAS ILUSORIAS, la tercera parte son poemas con sabor a la de la segunda parte con la
diferencia que aquí aparece el amor a una mujer doña Rosa Hurtado Pinillos que Máximo
no pudo llevarla al altar pero que le canta su pasión en sentidos versos colmados de
pureza.

PLEGARIAS LIRICAS, es la cuarta y última parte de “CENTAURO” donde Máximo Lam


Ganoza se descubre totalmente y nos muestra su dolor. Ese dolor causado por la muerte
de su padre y la terrible soledad que sumergió a él y a toda su familia.

Máximo Lam Ganoza fue un aficionado empedernido de la caza, la pesca y el cultivo de


las flores. Lo simple fue la norma de su vida. Fue un emporio de grandeza espiritual.
Conversar con él era deleitarse. Su ronca y timbrada voz pronunciaban palabras cargadas
de dulzura. Común fue verlo pasear por las aceras sampedranas cuando el reloj marcaba
altas horas de la noche. El silencio, las mortecinas luces, sus pocos y escogidos amigos,
fueron y fuimos testigos de sus cuitas y añoranzas. En Lam Ganoza encontramos el filial
sentimiento virginalmente expresado pues logró darle a sus poemas un ritmo sublime y
sentencioso. No hay acentos ni sustantivos endebles. Hay verbo, Metafísica, creación
absoluta. En cada verso recupera para él la imagen de su padre. Cada poema es una
súplica, una plegaria, un sollozo. Con lenguaje insospechado y vigoroso adorna sus versos
y los arreboza con sabor a salmo haciéndonos sucumbir y admirar por el cántico que
contienen. Máximo lam Ganoza murió el día 27 de octubre de 1968 a escasos días de
haber dado a luz la publicación de su hermoso libro titulado “CENTAURO”.
PUBLICADO POR SIRDARK EN 18:18 

ETIQUETAS: CHEREQUE, CHEREQUE PRETEL, LITERATURA DE LA LIBERTAD , LITERATURA LIBERTEÑA, MÁXIMO LAN

GANOZA, MOVIMIENTO IUS, NOTICIAS TRUJILLO, TRUJILLO, U.N.T., UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO , UNT

Publicado por Blasco Bazan Vera en 18:11

sábado, 11
Rescatando Escritores Liberteños

ARTURO CASTAÑEDA LIÑÁN´


Nació en San Pedro de Lloc, La Libertad, Perú, el 23 de diciembre de 1947. Viajero empedernido con ánimo de
conocer, asimilar y escribir; de pensar y transformar porque su xistencia se simplifica en vivir para
transformar. Autodidacta. Su obra "La Fuerza de las Cosas" despertó asombro dentro de la literatura regional
por el contenido de verdades que portaba.En ella rememora cosas que se fueron, que se
esfumaron...esperanzas muertas que cobran vida por la clara añoranza con que son escritas. Cada capítulo,
de los 29 que conforman el libro, encierra una vicisitud, un pensamiento, una resultante. Actualmente radica
en la India y ya ha editado más de una media docena de libros.

Cusco Al Dia on Line


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“SENTIR LA ETERNIDAD – El Misterio y el Prodigio de Ser”
PRESENTAN NOTABLE OBRA LITERARIA
El sábado 2 de febrero, a las 7 p. m. será presentada la obra del escritor, poeta y filósofo Arturo Castañeda Liñán
en el Instituto Americano de Arte ( Av. Sol 103, sótano de las Galerías Turísticas). La presentación estará a cargo
de los escritores Enrique Rosas Paravicino y Mario Muñiz Farfán. La entrada es libre.
Castañeda ha publicado hasta ahora 8 obras poéticas, filosóficas y espirituales y una obra de investigación sobre
200 medicinas naturales, incluidas de la selva peruana, que curan el cáncer sin operaciones quirúrgicas; ha
estudiado Psicología y Filosofía en Francia y en la India, dirige un Proyecto de Salud Integral ―Espiritual,
Psíquico, Psicológico y Físico―, es conferencista y educador sanitario y conduce un jardín botánico de plantas
medicinales amazónicas en Kosñipata. El libro a presentarse es la segunda edición de SENTIR LA ETERNIDAD,
una obra poética y filosófica de juventud, que ha tenido muy elogiosos comentarios de la crítica nacional y fue
seleccionada por el crítico literario oficial del diario El Comercio de Lima, Ricardo González Vigil, como uno de
los mejores libros publicados en el Perú en 1983. He aquí algunos de esos comentarios:
“Algo grande y nuevo debe estar pasando en el mundo para que Arturo Castañeda haya escrito SENTIR LA
ETERNIDAD. Y eso grande y nuevo empieza en él, en su enorme capacidad humana para vivir, comprender y
describir una Realidad transespiritual oculta a la mayoría de los hombres.”
Luis Cabos Yépez. Escritor - Poeta - Abogado
“Estoy embriagado de Universo, ebrio de ser, dice el poeta con voz cósmica. ¿Hay aquí un libro o muchos libros?
¿Un ápice de la ultra dimensión cuántica? SENTIR LA ETERNIDAD es un libro asombroso. Y hay que atreverse
a reconocerlo: nadie ha escrito un libro como este en el Perú, ni siquiera Vallejo. Y no olvidemos que lo ha escrito
muy joven, entre los 21 y los 27 años. Sus páginas rebosan del más profundo sentimiento humano y del hálito
divino.
Arturo ha nacido en las regiones de la Eternidad y se ha bañado en el agua que canta. ¿Para qué más?”
Ladislao Plasencki. Escritor - Poeta - Pintor
“Poseído por la más desgarradora de las necesidades trascendentales, la de hallar su verdadera identidad en un
mundo cada vez más demente y trivializado, Arturo Castañeda escribe este libro extraño e inquietante, cuyo
espíritu no es posible clasificarlo dentro de las categorías y los parámetros intelectuales establecidos. Este libro de
juventud recorre con asombrosa destreza filosófica, y no sin angustia, planos inimaginables de la dimensión
humana, oscuros recovecos existenciales, desde los que se abren nuevos caminos de reflexión y de conocimiento,
insospechados para la cultura oficial.”
Guillermo Vergara García. Poeta - Escritor
“En SENTIR LA ETERNIDAD vemos que Arturo Castañeda no es sólo un miembro más de la asamblea de
prestigiosos escritores, pensadores y poetas; en este libro esencial, Arturo es a la vez un filósofo metafísico, un
poeta y un intelectual espiritual que, a través de su experiencia vivida, nos enseña la búsqueda de nuestro Ser en
el universo, en la esencia de las cosas, en el retorno al Ser para vivir eternamente con la intensidad espiritual y la
poesía.
Arturo es poeta metafísico, como lo fue Vallejo, pero Arturo, a diferencia de Vallejo, es un poeta que penetra y
vive en la Eternidad, no sólo un momento especial, sino a todo lo largo de su vida, y es de esa enorme experiencia
trascendente que están llenos todos sus pensamientos y todas sus palabras. Su pensamiento y su poesía coinciden
en un plano estético-vital, con el hecho de que el poeta ingresa en el misterio más profundo, en lo inexplicable.
Debemos destacar igualmente el ritmo espléndido de su poesía que se mueve con fuerza sobrenatural y crea una
singularidad excepcional de mensaje y de lenguaje. SENTIR LA ETERNIDAD es, en todos los sentidos, un libro
diferente, profundo, ambicioso, maravilloso, dirigido a personas selectas. La visión que logra trazar Arturo es la
necesidad de enriquecer el alma humana a través de la toma de conciencia trascendente, de sentir y vivir nuestra
propia dimensión infinita. Y su labor de visionario, de pionero, nos lleva a comprender que este libro es único en
su género, al menos, en el Perú.”
Mario Muñiz Farfán. Poeta - Escritor - Abogado

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MIÉRCOLES, 11 DE ABRIL DE 2007

MAXIMO LAM GANOZA


Escribe: Blasco Bazán Vera

MÁXIMO VENICIO LAM GANOZA

Nació el 23 de agosto de 1921, en San Pedro de Lloc,


Fueron sus padres don Enrique Lam Guin, natural de Antón,
China y doña Julia Ganoza de Lam. Hasta los siete años recibió
el cariño familiar para luego ser llevado a la China, al pueblo
donde su padre nació, para ser educado en los mejore colegios
de aquella ciudad. Máximo, permaneció en la China por más de
20 años y a su regreso (1960), vino influenciado por el
ambiente asiático, sobre todo en el cultivo de los sentimientos
familiares que los acrecentó desde el día que dejó su pueblo
natal. Narraba Máximo que jamás dejó de extrañar los lugares
de su San Pedro de Lloc y sus alrededores ni menos el calor de
sus padres y hermanos. “Había algo de parecido entre la China
y su pueblo; eso eran sus costumbres, sus labores, su quietud,
decía Máximo. Grato para mí era ver la gran cantidad de
cultivadores de arroz; el levantarse muy de temprano para calentarse con una taza de té y
el volver a casa sumergirse en la lectura donde sólo el silencio me acompañaba; pero, lo
que más me encariñó fue el tener que ir todos los días a clase donde recibía la enseñanza
de mi profesora de Literatura quien hacía de este curso un embeleso. Todo eso le narraba
a mis padres en las cartas que les remitía. Les hablaba de la belleza de Antón. Pedía a mi
madre que cuide a mis hermanos con el mismo cariño que hacían conmigo, le describía los
maravillosos paisajes de la China y les hacía conocer que era yo el único estudiante
extranjero por lo que mi profesora y mis amigos me guardaban mucho aprecio”, nos decía
Lam Ganoza.

Máximo fue creciendo allá en la China, a la vez que las cartas de su padre, don Enrique,
hacia sus familiares, le instaban a cuidar mucho de él. La calidad pedagógica de su maestra
de Literatura la poetisa China Lam Cho Jo, fue la sombra protectora que enardeció el
apego de Máximo por las letras, ella también estaría presente en nuestro vate por toda su
existencia, como lo demuestra el afecto con que le dedica sus recuerdos en el único e
impactante libro que escribió Máximo allá por el año de 1968.

Máximo Lam Ganoza regresó a su tierra natal y sus ojos no lograron ver ni los mangos,
huabos, ni pomarrosas; ni los almendros, granados ni tamarindos; se habían ausentado los
chirimoyos donde trepanaban las rosas. Todo eso había desaparecido aunándose a esto la
muerte de su padre que dejaría en Máximo un dolor tan profundo que lo iría consumiendo
poco a poco. Máximo aprovecharía las enseñanzas de su maestra China recordando los
dulces mensajes de Confucio para ir escribiendo sentidos poemas cargados de angustia
elegiaca. Casualmente estos poemas lo alzaron como un triunfador en el concurso poético
organizado por el Departamento de Literatura del Instituto Latino Americano de San
Miguel de Tucumán (República Argentina), con la finalidad de integrar el grupo de nuevos
poetas y poetisas que luego aparecieron en las páginas del libro “Anuario Lírico
Americano” con la selección de sus mejores poesías. Máximo Lam Ganoza triunfó en este
concurso en el que intervinieron alrededor de diez mil seiscientos autores del continente
Americano, de habla hispana. Este mérito no envaneció al poeta quien por largo tiempo
silenció lo acontecido hasta que en 1967 se le descubrió y se le lanzó a luz aconteciendo un
hecho literario sin par en su pueblo. Ahora rescatamos su valía y la presentamos ante el
público para que lo aprecien y solacen la calidad lírica que encierra.

Publicó en 1968 sus poemas en un libro bajo el título de “CENTAURO” que Máximo lo
dividió en cuatro secciones: 1) Llovizna, 2) Remembranzas, 3) Sendas Ilusorias y 4)
Plegarias Líricas.
LLOVIZNA, está formado por 12 poemas donde nuestro escritor hace recuerdos de casa,
del campo, de su ciudad, de su Alameda Norte Sampedrana, de su vieja vid que al
poetizarla bajo el título de “La Vid de mi Recuerdo” la dedica a su madre.

REMEMBRANZAS, está formado de 3 poemas donde el poeta vuelve sus ojos al pasado y
añora a los amigos, los tiempos idos, la Bocana veraniega de Chérrepe, las áridas pampas
de Hawey de San José y su viejo reloj.

SENDAS ILUSORIAS, la tercera parte son poemas con sabor a la de la segunda parte
con la diferencia que aquí aparece el amor a una mujer doña Rosa Hurtado Pinillos que
Máximo no pudo llevarla al altar pero que le canta su pasión en sentidos versos colmados
de pureza.

PLEGARIAS LIRICAS, es la cuarta y última parte de “CENTAURO” donde Máximo Lam


Ganoza se descubre totalmente y nos muestra su dolor. Ese dolor causado por la muerte
de su padre y la terrible soledad que sumergió a él y a toda su familia.

Máximo Lam Ganoza fue un aficionado empedernido de la caza, la pesca y el cultivo de las
flores. Lo simple fue la norma de su vida. Fue un emporio de grandeza espiritual.
Conversar con él era deleitarse. Su ronca y timbrada voz pronunciaban palabras cargadas
de dulzura. Común fue verlo pasear por las aceras sampedranas cuando el reloj marcaba
altas horas de la noche. El silencio, las mortecinas luces, sus pocos y escogidos amigos,
fueron y fuimos testigos de sus cuitas y añoranzas. En Lam Ganoza encontramos el filial
sentimiento virginalmente expresado pues logró darle a sus poemas un ritmo sublime y
sentencioso. No hay acentos ni sustantivos endebles. Hay verbo, Metafísica, creación
absoluta. En cada verso recupera para él la imagen de su padre. Cada poema es una súplica,
una plegaria, un sollozo. Con lenguaje insospechado y vigoroso adorna sus versos y los
arreboza con sabor a salmo haciéndonos sucumbir y admirar por el cántico que contienen.
Máximo Lam Ganoza murió el día 27 de octubre de 1968 a escasos días de haber dado a
luz la publicación de su hermoso libro titulado “CENTAURO”.
Nació el 23 de agosto de 1921, en San Pedro de Lloc, hijo de Enrique Lam Guim y doña Julia Ganoza.
Falleció el 27 de octubre de 1968. Sus primeros estudios los realizó en San Pedro de Lloc, a los 9 años
fue enviado a estudiar en Catón, China. A su regreso se dedicó a la actividad comercial, al cultivo de
flores y a la poesía. Participó en un concurso de poesía lírica auspiciada por el departamento de
Literatura del Instituto Latinoamericano de Buenos Aires en donde ganó el Primer Premio. La sencillez,
que siempre le caracterizó, le hizo permanecer en silencio, hasta el día en que el corresponsal de la
Gaceta de Trujillo, Blasco Bazán Vera, lo dio publicidad, convencido que había encontrado un
verdadero valor en la poesía lírica. La “Asociación Cultural de San Pedro de Lloc”, le hizo un grandioso
homenaje. El concejo provincial le otorgo diploma y medalla de oro. La lírica de Máximo Lam Ganoza
esta llena de sollozante plegaria, de misticismo, de amor a las flores y a sus padres que tanto amo.
OBRA

 Alcanzó notoriedad con un solo poemario: “Centauro” (1968) con el cual ganó el Primer Premio
de un Concurso de Poesía Lírica organizado por el Departamento de Literatura del Instituto
Latino Americano de San Miguel de Tucumán (República Argentina).

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