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Número de Referencia: 44-7CM1-2011

»Origen: CÁMARAS
»Nombre del Tribunal: CÁMARA PRIMERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL
CENTRO, SAN SALVADOR
»Tipo de Proceso:
»Tipo de Resolución: Sentencias
»Fecha de Resolución: 03/05/2011
»Hora de Resolución: 12:30:00
44-7CM1-2011

I- ENCABEZAMIENTO DE LA SENTENCIA

CÁMARA PRIMERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL CENTRO: San Salvador, a las doce
horas y treinta minutos del día tres de mayo de dos mil once.

IDENTIFICACIÓN DEL PROCESO Y DE LAS PARTES.

El presente incidente de apelación ha sido iniciado por la licenciada ALICIA CONCEPCIÓN SOLIS
RIVERA, mayor de edad, Abogada, y del domicilio de Santa Tecla, quien actúa en su calidad de
apoderada general judicial con cláusula especial, del demandante señor MANLIO ARISTIDES CAÑAS
MAGAÑA, mayor de edad, agrónomo y del domicilio de Colón, quien es en esta instancia la parte
apelante; contra el auto simple pronunciado por la señora Jueza “1”, del Juzgado Primero de lo
Civil y Mercantil de éste distrito Judicial, a las dieciséis horas del día quince de marzo del año dos
mil once, en el PROCESO EJECUTIVO MERCANTIL, promovido por la Licenciada ALICIA
CONCEPCIÓN SOLIS RIVERA, en el carácter antes dicho, en contra del demandado señor ALBERTO
RAMÍREZ, conocido por ALBERTO RAMÍREZ VASQUEZ, del domicilio de San Juan Opico.

Han intervenido en ambas instancias, la licenciada Alicia Concepción Solís Rivera, de las generales
y en el concepto ya expresados; así como los Licenciados JULIO ENRIQUE PÉREZ NAVAS, DANIEL
EDUARDO ORELLANA y ROSA MARGARITA MEDINA ASCENCIO, quienes son mayores de edad,
Abogados, el primero del domicilio de San Miguel, el segundo de éste domicilio y la tercera del
domicilio de Ilopango, todos en su calidad de Apoderados Generales Judiciales de la parte apelada
señor ALBERTO RAMÍREZ, conocido por ALBERTO RAMÍREZ VASQUEZ.

La petición que conforma el objeto del presente incidente, es que se revoque la resolución
impugnada por no haber prejudicialidad penal.

II- ANTECEDENTES DE HECHO.

1) RESOLUCIÓN IMPUGNADA.
La resolución de la cual se recurre, en lo esencial DICE: “”””En virtud de lo anteriormente expuesto
la suscrita y de conformidad a lo establecido en el Art. 48, 336, 340 y 470 del CPCM., RESUELVE: SE
SUSPENDE el presente proceso ejecutivo promovido por la licenciada ALICIA CONCEPCIÓN SOLÍS
RIVERA como Procuradora del señor MANLIO ARISTIDES CAÑAS MAGAÑA en contra del señor
ALBERTO RAMÍREZ VASQUEZ, por PREJUDICIALIDAD PENAL”””””””.

2) SUSTANCIACIÓN DEL PROCESO EN PRIMERA INSTANCIA.

2.1- La apoderada de la parte demandante, licenciada ALICIA CONCEPCIÓN SOLÍS RIVERA, en lo


esencial de las alegaciones de su demanda de Fs. 2 a 3 fte., de la pieza principal, EXPUSO: Que
siguiendo instrucciones de su mandante interpone demanda de proceso ejecutivo mercantil, en
base a los hechos y fundamentos que detalla. El señor Alberto Ramírez Vásquez, suscribió un
pagaré sin protesto por la cantidad de TREINTA Y SIETE MIL QUINIENTOS DÓLARES DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA; para ser pagada a la orden de su representada en ésta ciudad el
día veinte de agosto de dos mil diez, no habiendo realizado abono a la deuda, a esta fecha la
cantidad adeudada es Treinta y siete mil quinientos dólares de los Estados Unidos de América, más
intereses del tres por ciento mensual a partir del día veintiuno de agosto del año dos mil diez. Por
lo que pide que al cumplirse con los requisitos legales, en sentencia se condene a al demandado a
pagar a su mandante la cantidad adeudada más el interés antes dicho y las costas procesales.

2.2- La Jueza “1”, del Juzgado Primero de lo Civil y Mercantil de esta ciudad, le dió el trámite legal
correspondiente a la demanda presentada, dictando las providencias de Ley y las medidas
especiales del caso, ordenando notificar el decreto de embargo y demanda que lo motiva; por su
parte, el demandado a través de los licenciados JULIO ENRIQUE PÉREZ NAVAS, DANIEL EDUARDO
ORELLANA, ejerció la oposición a la que se refiere lo establecido en los Arts. 464 y 465 CPCM., por
lo que la Jueza a quo mediante el auto de fs. 123, de la pieza principal, señaló día y hora para la
celebración de la audiencia de oposición, cuyo resultado obra de fs. 156 a 164 vto, de la referida
pieza.

Finalmente, mediante el auto de las dieciséis horas del día quince de marzo de dos mil once, la
Jueza a quo, advirtiendo una prejudicialidad penal, resolvió suspender el proceso, de conformidad
a lo establecido en el Art. 487 CPCM., resolución de la cual se recurre y es objeto del presente
incidente.

3) SUSTANCIACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN.

Esta Cámara mediante el auto de fs. 7, luego de realizar el examen de admisibilidad del recurso de
apelación interpuesto por la licenciada ALICIA CONCEPCIÓN SOLÍS RIVERA, en el carácter ya
relacionado, admitió dicho recurso; y señaló lugar día y hora para la celebración de la audiencia
oral y pública, de conformidad a lo establecido en el Art. 513 Inc. 3° CPCM., cuyo resultado obra de
fs 10 a 11 fte.

4) FUNDAMENTACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN.

La licenciada Alicia Concepción Solís Rivera, en su calidad de apoderada de la parte


apelante, mediante el escrito de fs. 2 a 5 vto., en lo esencial, al fundamentar su recurso de
apelación expuso: que cabe destacar que la Jueza A quo, ha aplicado indebidamente la norma
referente al supuesto procesal de Prejudicialidad, regulado en el Art. 48 CPCM., habiendo con ello
interpretado erróneamente la disposición como fundamento de su decisión, al establecer en su
argumento jurídico que aunque aún no se haya presentado requerimiento fiscal, si ya existe una
investigación en dicha sede el Juzgador no puede dictar sentencia de fondo, pues caso contrario
daría lugar a pronunciamiento contradictorio, por lo que ordenó suspender el proceso. Considera
además la apoderada de la parte apelante, que para que haya prejudicialidad penal debe de existir
PROCESO PENAL, y en el caso de autos no hay proceso penal alguno.

5) FUNDAMENTACIÓN DE LA OPOSICIÓN AL RECURSO DE APELACIÓN.

En la audiencia señalada y cuyo contenido obra de fs. 10 a 11 fte., los licenciados JULIO
ENRIQUE PÉREZ NAVAS, DANIEL EDUARDO ORELLANA y ROSA MARGARITA MEDINA, como
apoderados la parte apelada señor ALBERTO RAMÍREZ, conocido por ALBERTO RAMÍREZ VASQUEZ,
se opusieron al recurso de apelación, manifestando en lo principal: que se oponen a la apelación
ya que consideran que existe prejudicialidad penal; sostienen que esto genera un problema, el
cual es determinar que se entiende por causa penal; el Art. 48 CPCM., es una copia íntegra de la
Ley de Enjuiciamiento Civil Española, que ha sufrido varias reformas, y el cual enuncia lo que es la
causa criminal, que a su vez, se refiere el Código de Enjuiciamiento Criminal Español, que enuncia
la causa penal que es un concepto superado por nuevas tendencias; la causa penal en El Salvador
no solo tiene que ver que se inicie un proceso, hay otras etapas que inician con una denuncia, y
posterior a ello viene todo el proceso penal; dice además, que la parte apelante argumentó que el
proceso penal puede que no se llegue a judicializar, siendo un argumento falso, pues el Art. 17 del
Código Procesal Penal, le da un plazo a la fiscalía de tres meses para que inicie el proceso penal, y
si no lo hace en dicho término pueden ocurrir dos situaciones, haciendo alusión a jurisprudencia
de la Sala de lo Constitucional de fecha veintiuno de diciembre de dos mil diez, que los
querellantes pueden iniciar directamente la acción penal o puede denunciar al fiscal para que
decida si inicia o no el proceso penal. Explican que en el presente caso la Fiscalía no ha presentado
requerimiento porque faltan diligencias administrativas que realizar, pero, el Código Procesal civil
y Mercantil, establece dos supuestos de cuando hay prejudicialidad penal, el primero cuando se
tiene certeza de que hay un proceso penal y el segundo, cuando hay un hecho que diere lugar a
una acción penal; y manifiestan categóricamente que se oponen a la apelación porque sí se va a
iniciar un proceso penal.

En su intervención, la licenciada ALICIA CONCEPCIÓN SOLÍS RIVERA, como apoderada de la


parte apelante, respecto a la oposición del apelado, en suma manifestó: que ratificaba todos los
puntos alegados en el escrito de apelación presentado, citando específicamente el fs. 121 de la
pieza principal, alegando que en él consta el oficio 149, mediante el cual se informa que en sede
fiscal existe expediente administrativo en perjuicio del señor Cañas y su persona, el cual se
encuentra actualmente en la etapa de investigación. Expresando que la acción penal únicamente
puede llevarse en tribunales de la República y no en sede administrativa.

Se aclara que los folios relacionados a partir del número 3 del romano II de esta sentencia, se
refiere a los del incidente de apelación.

III- FUNDAMENTO DE DERECHO.


a). SOBRE LA PREJUDICIALIDAD PENAL.

Esta Cámara estima, que es preciso abordar este tema con el cuidado debido, por
considerarse una figura novedosa ideada por el legislador, en razón de las implicaciones que el
proceso penal reviste en el proceso civil y mercantil, no sólo para que al final no existan dos
pronunciamientos sobre el mismo objeto o con elementos conexos que se contradigan, volviendo
nugatorio todo pronunciamiento de fondo de una pretensión determinada, sino también para
resguardar la seguridad jurídica, y particularmente en este caso, el orden público.

La prejudicialidad penal recogida en el Art. 48 CPCM., es amplia, y encierra varios


supuestos, estableciendo en primer momento que, cuando en un proceso civil o mercantil, se
ponga de manifiesto un hecho que tenga apariencia de delito o de falta que diere lugar a acción
penal, el respectivo Tribunal mediante resolución, pondrá en conocimiento del Fiscal General de la
República dicho hecho, por si hubiere lugar al ejercicio de dicha acción; pero la ley supone que
sólo este hecho no suspende el proceso, sino hasta cuando se acredite la existencia de causa
penal, siempre que en la misma se estén investigando, como hechos de apariencia delictiva,
alguno o algunos de los que fundamenten las pretensiones de las partes en el respectivo proceso,
y cuando la decisión del Tribunal penal, acerca del hecho por el que se procede en causa de esa
naturaleza, pueda tener influencia decisiva en la resolución el asunto civil o mercantil de que se
trata; estableciendo además que procederá la suspensión, una vez el proceso esté pendiente sólo
de sentencia.

Más la Ley establece una excepción a dicha regla y es que, cuando la suspensión venga
motivada por la posible existencia de un delito de falsedad de alguno de los documentos
aportados, se puede acordar dicha suspensión sin esperar la conclusión del procedimiento, tan
pronto como se acredite que se sigue la causa penal sobre ese delito, siempre y cuando a juicio del
Tribunal ese documento impugnado penalmente pudiere ser decisivo para resolver sobre el fondo
del asunto.

Dicho lo anterior, se advierte que la Ley claramente establece, a fin de que proceda la
suspensión de un proceso civil o mercantil por prejudicialidad penal, el que esté acreditado la
existencia de una causa penal en la que se tenga por objeto la misma pretensión o elementos
conexos.

Así, el objeto del debate es el alcance del termino causa penal; por dicho término debe
entenderse la existencia de un proceso penal, lo anterior en razón de que sólo en sede judicial
puede existir un real, efectivo y vinculante pronunciamiento que vuelva vulnerable las esferas
jurídicas de los individuos, y coadyuve o no a la seguridad jurídica a través de la plena
concordancia en la tutela efectiva de las pretensiones de los que avocan al Órgano Judicial, quien
ostenta el monopolio de juzgar y ejecutar lo juzgado.

b) SOBRE LOS ARGUMENTOS EXPUESTOS POR LAS PARTES.

Bajo la lógica antes expuesta, y trayendo a cuenta lo fundamentado por el apelado, quien
en su oposición expuso que, la causa penal no solo se refiere al proceso penal en sí, sino a
procedimientos previos que lo conllevan, encontrándose en dicho lapso el procedimiento en sede
Fiscal. Esta Cámara estima que lo anterior no es valedero, en razón de que como ya se dijo causa
penal es propiamente el proceso penal, pues los procedimientos previos al mismo son meros
trámites administrativos de la investigación del delito, que por preservar el orden público y
seguridad pública, están dotados legalmente de ciertas medidas precautorias especiales.

Por otra parte, esta Cámara comparte lo argumentado por la parte apelante, al afirmar que
causa penal supone la existencia de un proceso penal, por las razones que ya se expusieron.

IV- CONCLUSIÓN.
De lo expuesto se estima que la Jueza a quo suspendió el proceso por prejudicialidad penal,
aplicando erróneamente lo dispuesto en el Art. 48 CPCM., ya que en el presente caso aún no
existe la citada prejudicialidad, pues la alegada por la parte demandada se encuentra en sede fiscal
y no en sede judicial, por lo que todavía no estamos en presencia de un caso de prejudicialidad
penal, considerando, que lo dispuesto en el Art. 48 CPCM., debe interpretarse que se refiere a una
investigación judicializada; en consecuencia el auto recurrido fue dictado contrario a derecho,
siendo procedente revocar el mismo y ordenar la continuación normal del proceso de que nos
trata.

V- FALLO.
POR TANTO: De conformidad con los razonamientos expuestos, disposiciones legales citadas y
de acuerdo a lo establecido en los Arts. 11, 18, 172 inc. 1° Cn., 212, 216, 217, 218, 219, 220 inc. 1°,
272 inc. 1°, 275, 514 inc. 1° y 515 CPCM., a nombre de la República de El Salvador ésta Cámara
FALLA: I- REVÓCASE el literal a) del auto pronunciado por la Jueza “1” del Juzgado Primero de lo
Civil y Mercantil de éste Distrito judicial, a las dieciséis horas del día quince de marzo de año dos
mil once, por no estar arreglado a derecho; II- ORDÉNASELE a la mencionada funcionaria judicial,
que siga adelante con sus providencias; y III- NO HAY ESPECIAL CONDENACIÓN en costas en esta
instancia.

Oportunamente, devuélvase la pieza principal al juzgado de origen con certificación de ésta


Sentencia. HÁGASE SABER.-

Pronunciada por los Señores Magistrados que la Suscriben


»Número de Referencia: 18-EMSM-12
»Origen: CÁMARAS
»Nombre del Tribunal: CÁMARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL
CENTRO, SAN SALVADOR
»Tipo de Proceso:
»Tipo de Resolución: Sentencias
»Fecha de Resolución: 09/12/2014
»Hora de Resolución: 10:00:00
18-EMSM-12

EN LA SALA DE AUDIENCIAS DE LA CÁMARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL


CENTRO: San Salvador, a las diez horas de nueve de diciembre de dos mil catorce. Siendo estos el
lugar, día y hora señalados para la celebración de la AUDIENCIA ESPECIAL en el incidente de
apelación del auto definitivo pronunciado por la señora Jueza de lo Civil de San Marcos, licenciada
Judith Guadalupe Maza Calderón, a las doce horas de veintitrés de diciembre de dos mil once, en
el Proceso Especial Ejecutivo, promovido por el señor Carlos Mauricio D., por medio de su
apoderado licenciado José Ricardo P. M., contra el señor José María C. C.; en el cual se presentó el
señor Manuel Ignacio V. L., inicialmente por medio de su apoderado licenciado Jaime R. O.,
planteando oposición como tercero interesado y solicitando la suspensión del proceso por motivo
de prejudicialidad penal. Presentes los señores Magistrados de esta Cámara licenciados ELSA
IRMA GONZÁLEZ DE HENRÍQUEZ y EDUARDO JAIME ESCALANTE D., acompañados de la secretaria
de actuaciones licenciada Eleonora Maristela Cabrera Herrera, procediéndose a: 1) verificar la
presencia de las partes, se constata que está presente el licenciado José Ricardo P. M., […], en su
calidad de apoderado del señor Carlos Mauricio D., como apelante; de igual forma el licenciado
Juan Carlos F. C., […], en su calidad de apoderado de don Manuel Ignacio V. L., como apelado. El
licenciado F. C. a las nueve horas diez minutos de este día ha presentado escrito juntamente con
poder general judicial otorgado a su favor y otro por el señor José María C. C. quien es parte
demandada en el proceso, solicitando se le tenga por parte en dicha calidad y se le autorice la
intervención de ley. Sobre lo solicitado por dicho profesional SE RESUELVE: Autorízase la
intervención en esta instancia del licenciado Juan Carlos F. C., en su carácter de apoderado general
judicial también del señor José María C. C., calidad que comprueba con el poder con el cual
legitima su personería. Tome nota la secretaría de este tribunal de los lugares señalados por dicho
profesional para recibir notificaciones. LA PRESIDENTA DE ESTA CÁMARA DECLARA ABIERTA LA
PRESENTE AUDIENCIA; 2) Identificación del Proceso objeto del recurso: Proceso Especial
Ejecutivo, promovido por el señor Carlos Mauricio D., por medio de su apoderado licenciado José
Ricardo P. M., contra el señor José María C. C.; en el cual se presentó el señor Manuel Ignacio V. L.,
inicialmente por medio de su apoderado licenciado Jaime R. O., planteando oposición como
tercero interesado, solicitando la suspensión del proceso por motivo de prejudicialidad penal. A
continuación la Secretaria de Actuaciones de este colegiado hace un resumen de la demanda y de
la resolución que motivó el recurso que hoy nos ocupa. 3) Alegatos conforme al Art. 514 CPCM. Se
procedió a darle la palabra a la apelada, que en este caso son los señores Manuel Ignacio V. L. y
José María C. C., por medio de su apoderado licenciado Juan Carlos F. C., para que formule su
alegato oponiéndose o adhiriéndose a la apelación, a quien se le pide hacerlos de forma pausada
por no contar este tribunal con sistema de grabación expresando el referido profesional que hará
un solo alegato para las partes que representa, quien expresa: “El objeto de la apelación
interpuesta estriba en el Artículo 48 del Código Procesal Civil y Mercantil en cuanto al concepto de
prejudicialidad y más puntualmente en el caso del inciso segundo cuando la prejudicialidad
conlleva la suspensión de las actuaciones por el juez en cuanto a los ordinales primero y segundo;
me opongo a la apelación, por lo siguiente: el objeto de la averiguación que está haciendo el
tribunal está en la acreditación de la existencia de causa penal es ahí donde radica el meollo de
esta apelación presentada por el colega de la parte actora, yo sostengo de que evidentemente
existe la causa penal que la señora jueza ha invocado por cuanto nuestro lineamiento jurídico es
escrito y toda la sistematización se encuentra compilada en cuerpos legales llamados códigos; las
cuestiones de prejudicialidad evidentemente son asuntos que competen a normativas fuera del
ámbito civil o mercantil y que el legislador a querido que las mismas sean conocidas previamente
para entrar al litigio civil o mercantil; la causa de prejudicialidad es de índole penal, está centrada
en la existencia de una investigación en sede de la fiscalía de la localidad de San Marcos; esa
investigación se instruye contra el señor José Orlando E. B.s por el delito de estafa y falsedad
material en perjuicio del señor Manuel Ignacio V. L. quien para efectos de esta audiencia de
apelación tiene la calidad de tercero; para establecer la existencia de esa denuncia en sede de la
Fiscalía General de la República y en auxilio del inciso segundo del Artículo 514 inciso segundo y en
vista que evidentemente el proceso ejecutivo mercantil no contiene etapas de desahogo de
prueba y por encontrase aún en tramitación la situación del embargo, agrego como elemento de
prueba la copia certificada de la denuncia antes mencionada que se encuentra en la sede de la
Fiscalía General de la República, la cual ofrezco para su agregación. Los hechos centrales de la
denuncia consisten en que el señor Manuel Ignacio L. entrega en concepto de investigación a una
empresa denominada COPROFE, los títulosvalores que son el documento base de la acción
ejecutiva mercantil, como ya se tiene en autos la denuncia agregada al proceso, los hechos
denunciados se refieren a delitos contra la fe pública, delitos que atentan contra la falsedad por
cuanto el señor Manuel Ignacio L. sostiene que la firma con la cual la empresa a través de la
persona que está denunciada penalmente ha negociado los títulosvalores a través del endoso no
es la que corresponde a su puño y letra, advirtiéndose una comisión de un delito de falsedad de
conformidad al inciso cuarto del Artículo 48 que faculta al juez de la causa a la suspensión de las
actuaciones. Volviendo al punto medular que aborda el apelante en su libelo en cuanto a la causa
penal yo sostengo que esa denuncia es compatible a causa penal, por cuanto el concepto de causa
penal está ligado al concepto de relación jurídico procesal, es decir, un vínculo del cual dimanan
derechos y obligaciones a las partes intervinientes en un proceso con un objeto y finalidad
definida; tal como lo puntualicé en las partes anteriormente de mi alegato, ésta es una cuestión
que nace de un ordenamiento diferente al ordenamiento civil y mercantil y por tal se debe atener
a las reglas propias de ese ordenamiento, en tal sentido quiero llamar a la atención de sus
autoridades a lo dispuesto en el Código Procesal Penal en el epígrafe del libro segundo que el
legislador lo nomina como Procedimiento Común, Título uno, La Instrucción, Capítulo Uno, Actos
Iniciales de Investigación; a partir del 260 el Código Procesal Penal va desarrollando esas
relaciones jurídico procesales a que he hecho referencia y el primer acto es la denuncia, y así el
Código va señalando las diferentes etapas del proceso penal incluyendo como Capítulo Tres, el
requerimiento fiscal, pero a la luz del derecho procesal penal, el proceso es la relación jurídico
procesal de sujetos entre las partes, inicia conforme lo antes manifestado, con la denuncia que es
la que se encuentra en la Fiscalía General de la República, razón por la cual estimo que la
definición que nos ofrece el Artículo 48 ordinal uno se ha acreditado, por cuanto, lo reitero, para el
derecho penal la relación jurídico procesal se establece a través de la denuncia, tan es así que a
partir de la denuncia y sin control de la judicatura el ente prosecutor que es la Fiscalía General de
la República puede dictar medidas que afectan derechos y garantías constitucionales a través del
lineamiento de órdenes de detención giradas por parte de dicho instituto sin pasar por el control
de la judicatura, en vista de los argumentos expresados, evidentemente es que me opongo a los
conceptos expresados en el libelo de la parte apelante al establecer que se ha acreditado la
existencia de causa penal y que ésta se refiere a un hecho contra la fe pública, es decir, el delito de
falsedad penal tal como lo estima el Artículo 48 Civil y Mercantil.”. Así terminó la intervención la
parte apelada. La señora Presidenta de esta Cámara concede la palabra a la parte apelante para
que se pronuncie respecto de la oposición, manifestando el licenciado José Ricardo P. M.:
“Considero que lo sostenido por el colega no está apegado a derecho y no estoy de acuerdo por
las razones siguientes: sostiene que la norma de prejudicialidad está fuera del ámbito civil y
mercantil y se basa en el Código Penal sosteniendo que la investigación de la Fiscalía General de la
República es parte de lo que sería un proceso penal, pero la misma parte apelada dio un concepto
muy interesante que se parece más o menos al que yo dije en mi escrito y lee; él mismo sostiene
que la Fiscalía tiene la atribución de decretar una orden de captura pero se quedó en esa parte, no
explicó cual es la finalidad de esa afectación, que la Fiscalía ordene una captura es estrictamente
para garantizar el inicio del proceso penal, el cual el mismo Código Procesal Penal determina que
el inicio del proceso penal lo es el requerimiento fiscal o la querella en los delitos que inician con
querella o en ambas cuando son así; que se puede dar el caso, es allí donde inicia el proceso penal
como tal, en ese momento se da la igualdad de armas, hay un imputado, una víctima, un fiscal, un
juez instructor, es en ese momento en que se configura el proceso penal, y es que se puede colegir
que hay una causa penal pendiente o sea prejudicialidad penal; en el caso sub judice el colega ha
agregado muy bien la denuncia en esta audiencia y también ya viene agregada en el proceso, que
fue para fundamentar el auto que hoy causó esta apelación; si revisamos la fecha de esa denuncia
fue a causa de una prevención que se le hizo de parte del tribunal y una simple denuncia no
constituye causa penal pendiente y es tan así que a la fecha no hay requerimiento fiscal
presentado por ninguna de las causas allí establecidas, y la Fiscalía y la normativa interna de la
Fiscalía General de la República que sería la ley interna de ésta, establece que tiene un periodo
inicial de seis meses ampliable hasta dos meses más para presentar el requerimiento fiscal en el
caso que haya causa suficiente para presentarlo; a la fecha van un par de años y no se ha
presentado requerimiento fiscal lo que indica que no hay causa pendiente, el cual no ha sido
presentado, no hay prueba de que se haya iniciado el proceso penal ni la captura, sólo en esas
circunstancias puede el ente fiscal agraviar el derecho de una persona, por lo que no estoy de
acuerdo de que una denuncia configure los requisitos para que se dé la prejudicialidad, a mi
criterio debe existir el proceso penal, tal como lo establece el Código Procesal Penal que cuando se
presenta el requerimiento fiscal se constituye el inicio del proceso penal que es donde se configura
la igualdad de armas para la parte imputada que es el demandado en civil o la víctima en el
proceso penal, por lo cual no estoy de acuerdo con la oposición planteada por el apelado en
relación a que se configura la prejudicialidad; a mi criterio no se configuran los requisitos del
Artículo 48.” Así concluyó su intervención la apelante. 4) Alegaciones finales. Art. 514 inciso
segundo CPCM. Los intervinientes expresan que no harán alegatos finales. Concluidos los alegatos,
esta Cámara hace un receso para proceder a deliberar conforme los Arts. 219 y 220 CPCM. (…) 5.
Pronunciamiento del auto definitivo. Artículo 515 CPCM. Presentes nuevamente los magistrados
de esta Cámara, secretaria de actuaciones y los apoderados de las partes, se reanuda la presente
audiencia, estimando pertinente pronunciar de inmediato el auto definitivo, tal como lo establece
el artículo 515 del Código Procesal Civil y Mercantil, en consecuencia: CONSIDERANDO: I)
ANTECEDENTES DE HECHO: El ejecutante Carlos Mauricio D., por medio de su apoderado
licenciado José Ricardo P. M., promueve Proceso Especial Ejecutivo contra el señor José María C.
C., a fin de que se le condene pagar a su representado la cantidad descrita en la demanda de
mérito, accesorios de ley y costas procesales, adjuntando documento base de la pretensión
consistente en Letra de Cambio que dice le fue endosada a su favor por el señor Manuel Ignacio V.
L.. II) SUSTANCIACIÓN DEL PROCESO: A. EN PRIMERA INSTANCIA. 1) Por resolución de las doce
horas cuarenta y cinco minutos de nueve de septiembre de dos mil once, fs. 8 p.p., trayendo
aparejada ejecución el documento base de la pretensión, se decretó embargo en bienes propios
del señor José María C. C.; quien fue emplazado como consta en acta de fs. 28 p.p. 2) Conforme
resolución de fs. 34 p.p. de las catorce horas diez minutos de ocho de diciembre de dos mil once,
se tuvo por parte al licenciado Jaime R. O. como apoderado del señor Manuel Ignacio V. L. en base
al Art. 58 CPCM. Además se le previno que acreditara la existencia de la causa penal pendiente
que alega; de igual forma previo a poner en conocimiento de la Fiscalía General de la República los
hechos expuestos, se pidió informe a la Secretaría del tribunal A-quo sobre la existencia de los
procesos mencionados por el licenciado R. O. en su escrito de fs. 29 p.p. 3) El auto definitivo
impugnado fue pronunciado a las doce horas de veintitrés de diciembre de dos mil once, en el cual
se ordena entre otros, remitir certificación del proceso a la Fiscalía General de la República a fin de
ser anexada a la causa Ref. 769-UDPP-2011 y se ordena la suspensión del mismo hasta que
termine el proceso penal, fs. 43 a 44 p.p. B. EN ESTA INSTANCIA. Por resolución de las once horas
veinte minutos de trece de noviembre del presente año, se admitió la apelación interpuesta por el
ejecutante señor Carlos Mauricio D., por medio de su apoderado licenciado José Ricardo P. M.,
señalando lugar, día y hora para la práctica de la presente audiencia. III) FUNDAMENTACIÓN DEL
RECURSO DE APELACIÓN. El apelante expresa “que la Jueza A quo fue sorprendida en su buena fe
y conducida a una mala aplicación e interpretación de las normas que rigen los actos de
prejudicialidad, específicamente del artículo 48 del Código Procesal Civil y Mercantil, ya que éste
condiciona para su procedencia dos circunstancias: 1) que se acredite la existencia de causa penal,
en la que se estén investigando, como hechos de apariencia delictiva, alguno o algunos de los que
fundamenten las pretensiones de las partes en el respectivo proceso y 2) Que la decisión del
tribunal penal, acerca del hecho por el que se procede en causa de esa naturaleza, puede tener
influencia decisiva en la resolución sobre el asunto civil o mercantil; como se puede observar, la
primera circunstancia no se da en este caso, ya que no se acredita la existencia de causa penal, lo
que existe es una denuncia apresurada en la Fiscalía sin resolver.” IV. FUNDAMENTACIÓN
DOCTRINARIA Y DE DERECHO: Habiendo alegado el apelante que por parte de la juzgadora ha
existido mala aplicación e interpretación de las normas que rigen los actos de prejudicialidad,
específicamente del artículo 48 del Código Procesal Civil y Mercantil, es de señalar lo siguiente: La
disposición señalada como infringida es del tenor literal siguiente: “Cuando en un proceso civil o
mercantil, se ponga de manifiesto un hecho que tenga apariencia de delito o de falta que diere
lugar a acción penal, el respectivo tribunal, mediante resolución, lo pondrá en conocimiento del
Fiscal General de la República, por si hubiere lugar al ejercicio de dicha acción. En tal caso, no se
ordenará la suspensión de las actuaciones del proceso, sino cuando concurran las siguientes
circunstancias: 1° Que se acredite la existencia de causa penal, en la que se estén investigando,
como hechos de apariencia delictiva, alguno o algunos de los que fundamenten las pretensiones de
las partes en el respectivo proceso; y, 2° Que la decisión del tribunal penal, acerca del hecho por el
que se procede en causa de esa naturaleza, pueda tener influencia decisiva en la resolución sobre
el asunto civil o mercantil. La suspensión de que se trata se acordará, mediante auto, una vez que
el proceso esté pendiente sólo de sentencia. No obstante, la suspensión que venga motivada por la
posible existencia de un delito de falsedad de alguno de los documentos aportados, se acordará,
sin esperar a la conclusión del procedimiento, tan pronto como se acredite que se sigue causa
penal sobre aquel delito, cuando, a juicio del tribunal, el documento pudiera ser decisivo para
resolver sobre el fondo del asunto. En el caso a que alude el inciso anterior, no se acordará la
suspensión o finalizará la que se hubiese acordado, si la parte a la que pudiere favorecer el
documento renunciare a él. Hecha la renuncia, se ordenará que el documento sea separado de los
autos. Las suspensiones a que se refiere este artículo finalizarán cuando se acredite que el juicio
penal ha terminado, o que se encuentra paralizado por motivo que haya impedido su normal
continuación. Si la causa penal sobre falsedad de un documento obedeciere a denuncia o querella
de una de las partes y finalizare por resolución en la que se declare auténtico el documento o no
haberse probado su falsedad, la parte a la que hubiere perjudicado la suspensión del proceso civil o
mercantil, podrá pedir en éste indemnización de daños y perjuicios, con arreglo a lo dispuesto en
este código.” La prejudicialidad penal contemplada en la disposición de comentario es muy amplia
y encierra varios supuestos, estableciendo en un primer momento que, cuando en un proceso civil
o mercantil, se ponga de manifiesto un hecho que tenga apariencia de delito o de falta que diere
lugar a acción penal, el respectivo Tribunal mediante resolución, pondrá en conocimiento del
Fiscal General de la República dicho hecho, por si hubiere lugar al ejercicio de dicha acción; pero la
ley supone que SÓLO este hecho no suspende el proceso, sino hasta cuando se acredite la
existencia de causa penal, siempre que en la misma se estén investigando, como hechos de
apariencia delictiva, alguno o algunos de los que fundamenten las pretensiones de las partes en el
respectivo proceso, y cuando la decisión del Tribunal penal, acerca del hecho por el que se
procede en causa de esa naturaleza, pueda tener influencia decisiva en la resolución del asunto
civil o mercantil de que se trata; estableciendo además que procederá la suspensión, UNA VEZ EL
PROCESO ESTÉ PENDIENTE SÓLO DE SENTENCIA. La ley establece una excepción a dicha regla y es
que, cuando la suspensión venga motivada por la posible existencia de un delito de falsedad de
alguno de los documentos aportados, se puede acordar dicha suspensión sin esperar la conclusión
del procedimiento, tan pronto como se acredite que se sigue la causa penal sobre ese delito,
siempre y cuando a juicio del Tribunal ese documento impugnado penalmente pudiere ser
decisivo para resolver sobre el fondo del asunto. Dicho lo anterior, la ley claramente establece, a
fin de que proceda la suspensión de un proceso civil o mercantil por prejudicialidad penal, el que
esté acreditada la existencia de una causa penal en la que se tenga por objeto la misma pretensión
o elementos conexos. En el presente caso, el objeto del debate es el alcance del termino causa
penal; por dicho término debe entenderse la existencia de un proceso penal, lo anterior en razón
de que sólo en sede judicial puede existir un real, efectivo y vinculante pronunciamiento que
vuelva vulnerable las esferas jurídicas de los individuos, y coadyuve o no a la seguridad jurídica a
través de la plena concordancia en la tutela efectiva de las pretensiones de los que se avocan al
Órgano Judicial, quien es el encargado de juzgar y ejecutar lo juzgado. Bajo la lógica antes
expuesta, y trayendo a cuenta lo expresado por el apelado en su oposición, la causa penal no solo
se refiere al proceso penal en sí, sino a procedimientos previos que lo conllevan, encontrándose
en dicho lapso el procedimiento en sede Fiscal. Esta Cámara estima que lo anterior no es valedero,
en razón de que como ya se dijo causa penal es propiamente el proceso penal, pues los
procedimientos previos al mismo son meros trámites administrativos de la investigación del delito,
que por preservar el orden público y seguridad pública, están dotados legalmente de ciertas
medidas precautorias especiales pero que hasta ese momento no constituyen causa penal, por lo
que se acoge el agravio alegado. CONCLUSIÓN. De lo expuesto se estima que la Jueza A-quo
suspendió el proceso por prejudicialidad penal, aplicando erróneamente lo dispuesto en el Art. 48
CPCM, ya que en el presente caso aún no existe la citada prejudicialidad, pues la alegada por el
señor Manuel Ignacio V. L. por medio de sus apoderados se encuentra aún en sede fiscal y no en
sede judicial, por lo que todavía no estamos en presencia de un caso de prejudicialidad penal,
considerando que lo dispuesto en el Art. 48 CPCM, debe interpretarse como una investigación
judicializada; en consecuencia el auto recurrido fue dictado contrario a derecho, siendo
procedente revocarlo y ordenar la continuación normal del proceso, siempre y cuando no se
demuestre la existencia de proceso penal en sede judicial. POR TANTO: De conformidad a lo antes
expuesto y a los artículos 1, 2, 11, 15, 18, 172 Inc. 3º, 182 Ord. 5º Cn.; 1, 2, 3, 14, 15, 216, 217, 514
y 515 CPCM, EN NOMBRE DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR ESTA CÁMARA RESUELVE: A)
REVÓCASE el auto definitivo venido en apelación, pronunciado por la señora Jueza de lo Civil de
San Marcos, a las doce horas de veintitrés de diciembre de dos mil once, por no estar arreglado a
derecho, habida cuenta de lo considerado en la presente; B) ORDÉNASE a la señora Jueza de lo
Civil de San Marcos continúe el proceso especial ejecutivo promovido por el señor Carlos Mauricio
D., por medio de su apoderado licenciado José Ricardo P. M., contra don José María C. C. siempre
y cuando no se demuestre la existencia de proceso penal verbigracia, en sede judicial; y, C) No hay
especial condenación en costas. En este estado, las partes quedan notificadas del auto definitivo
que se ha dictado en forma oral en esta audiencia; manifestando la parte apelada que se reserva
el derecho de interponer el recurso correspondiente. No habiendo nada más que hacer constar
damos por terminada la presente acta y previa lectura para constancia firmamos.
En el caso antes planteado, la Cámara Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro, San
Salvador, considera que “PROCEDE POR VULNERACIÓN AL DERECHO DE AUDIENCIA, DEFENSA Y
CONTRADICCIÓN, AL HABER DECRETADO EL JUEZ LA IMPROPONIBILIDAD SOBREVENIDA DE LA
DEMANDA, SIN OTORGAR EL TRASLADO RESPECTIVO A LAS PARTES: La parte apelante ha
expresado su inconformidad con el auto definitivo impugnado, alegando principalmente violación
al derecho de defensa, ya que el juez a quo declaró la improponibilidad de la demanda sin haberlo
escuchado respecto a las alegaciones planteada por ACSA, S.A. Al respecto, es importante acotar
que de conformidad al art. 1 CPCM todo sujeto tiene derecho a plantear su pretensión ante los
tribunales, oponerse a la ya incoada, ejercer todos los actos procesales que estime convenientes
para la defensa de su posición, y a que el proceso se tramite y decida conforme a la normativa
constitucional y a las disposiciones legales vigentes. La improponibilidad e inadmisibilidad en el
Proceso Civil y Mercantil 27 Estas facultades contemplan el derecho a la protección jurisdiccional,
y concretan en la legislación secundaria el derecho al debido proceso, positivado en el art. 11 Cn.,
estableciendo para todos los jueces un límite de sujeción a la legalidad, por cuanto toda actividad
procesal, independientemente de quién la realice, debe sujetarse a ciertas regulaciones de
seguridad jurídica. En ese sentido se exige en el art. 2 CPCM la vinculación del aparato
jurisdiccional a través de sus operadores, a la “normativa constitucional, las leyes y demás normas
del ordenamiento jurídico, sin que puedan desconocerlas ni desobedecerlas”, en otras palabras:
todo juzgador tiene la obligación de seguir el procedimiento establecido en la ley, de forma que se
asegure la legalidad como garantía de la tutela judicial efectiva, pues las decisiones judiciales no
pueden tener otro fundamento que no sea el ordenamiento jurídico. Tal como lo ha sostenido la
jurisprudencia nacional, el "derecho al debido proceso es un derecho instrumentado para la
defensa de los derechos y libertades públicas, al servicio de la tutela de los demás derechos
fundamentales y debe garantizar instrumentos procesales de protección de los mismos, tal como
lo establecen los Arts. 11 y 2 Cn” (Sentencia de la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia de
las diez horas y treinta minutos del treinta de abril de dos mil cuatro). De ahí la importancia del
respeto a la legalidad y sujeción al ordenamiento jurídico, pues se persigue que todos los actos del
proceso se rijan por lo establecido de manera previa en el CPCM, sin que puedan inaplicar sus
reglas ni modificarse o agregarse procedimientos a voluntad del juez o de las partes, pues las
normas procesales son imperativas. El incumplimiento de las normas procesales puede traer como
consecuencia, no sólo la producción de una situación de inseguridad jurídica para los
intervinientes, sino además vulneración al derecho de audiencia, defensa y contradicción, de
forma que violentando la legalidad procesal, en definitiva se produce la nulidad de lo actuado. La
improponibilidad e inadmisibilidad en el Proceso Civil y Mercantil 28 Dicho lo anterior, es
importante mencionar que la improponibilidad es una forma de rechazo de la demanda que
procede cuando esta posee un defecto que es insubsanable, y por ello se vuelve inoponible. Esta
solución procesal evita que se pronuncien sentencia inhibitorias, que eran aquellas no resolvían el
fondo del asunto, por existir elementos que no permitían este conocimiento, es así como se hacía
uso de la forma procesal de la “ineptitud de la demanda”. Esto solo producía un dispendio
innecesario del órgano jurisdiccional. La improponibilidad procede cuando concurre cualquiera de
los motivos que señala el Art. 277 CPCM, los cuales constituyen defectos insubsanables que puede
adolecer una demanda. La declaratoria de improponibilidad puede hacerse “in limine litis”, cuando
luego del análisis preliminar resulta que concurre uno de los defectos regulados en la disposición
mencionada. Ya que la improponibilidad es una solución procesal para evitar el dispendio de
recursos del estado con la tramitación de un proceso cuyo resultado tendrá una sentencia
inhibitoria, esta figura también puede aplicarse en el trámite del proceso, lo que se conoce como
improponibilidad sobrevenida, cuyo trámite lo encontramos en el Art. 127 CPCM. Cuando se trata
de esta última modalidad de improponibilidad, puede ser promovida por la contraparte en
cualquier estado del proceso hasta antes de la sentencia, o puede ser promovida de oficio por el
juez, al ser advertido el defecto insubsanable. En cuanto a la forma, el motivo de improponibilidad
puede ser alegado oralmente, cuando se realiza dentro de una audiencia, o por escrito. Sin
importar el sujeto procesal que promueve la improponibilidad sobrevenida, o el momento
procesal en que se alega, de conformidad con el Art. 127 CPCM, se debe dar traslado a la parte
demandante, para que se pronuncie respecto a la improponibilidad planteada por la contraparte o
por el propio juzgador. La improponibilidad e inadmisibilidad en el Proceso Civil y Mercantil 29 En
el presente caso, el juez a quo declaró la improponibilidad de la demanda, tomando como
fundamento una de las oposiciones alegadas por el demandado en su contestación a la demanda,
lo que nos ubica en el plano de una improponibilidad sobrevenida promovida de oficio por el juez,
por lo que se debió aplicar el trámite establecido en el Art. 127 CPCM. En ese sentido, el inciso
cuarto de la disposición citada expresa que: “El tribunal también podrá apreciar de oficio estas
circunstancias, en cuyo caso lo manifestará a las partes en la audiencia más próxima para que
aleguen lo pertinente. Inmediatamente, en la misma se resolverá lo que conforme a derecho
proceda.” Al analizar la pieza principal del proceso, se advierte que el juez a quo decretó la
improponibilidad de la demanda sin otorgar el traslado respectivo a las partes, aplicando el inciso
tercero del Art. 127 CPCM, ya que en la misma resolución donde da por recibido el escrito de
contestación de demanda y por contestada la misma, expresa los fundamentos para declarar la
improponibilidad de la demanda. Con esta actuación violentó el derecho de audiencia y de
defensa de las partes, principalmente de la parte demandante, quien por medio del presente
recurso denuncia dicha actuación, por lo que cabe analizar la procedencia de una nulidad procesal
en el caso de marras”. (SENTENCIA DE APELACIÓN, CÁMARA SEGUNDO DE LO CIVIL DE LA
PRIMERA SECCIÓN DEL CENTRO, SAN SALVADOR. EXP. 25-4CM-11-A, DEL 24/06/2015). Sin
embargo, es de acotar que el desarrollo de la improponibilidad en el nuevo Código Procesal Civil y
Mercantil, aclara muchas dudas que se suscitaban con el Código de Procedimientos Civiles, pues
en comparación con otras legislaciones, la institución procesal de la improponibilidad, es
relativamente nueva, pues fue introducida en la legislación en la reforma del 25 de marzo de 1993
que suscitaban en el Código derogado, pues el deficiente tratamiento legal de dicha figura,
dificultaba el buen cumplimiento en la labor interpretativa del juzgador, pues se generaban los
siguientes problemas: los motivos que producen tal declaración judicial, cobrando importancia por
la obligación de motivar la resolución que

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