PRIMER CONGRESO ARGENTINO DE HISTORIA DE LA CIENCIA. SEPT. 11-13 DE 1969
Boletin de lo Academia Nac. de Clencias, Cérdobo, T. 49, 1972
LA BOTANICA ARGENTINA EN LA EPOCA COLONIAL
Dr. Marcerino Sayaco .
Miembro de la Academia
Ex Profesor Unlvertidad Nee. de Cérdoba
SYNOPSIS
In this modest contrlaution to the History of Argentina's Botany during the Coleniol
Period, some opinions about studies on Natural History are first enalysed, with emphosis
fon the botanleal aspect.
‘An alphabetical relation is made afterwards cbout people of ony nation —sonquerorss
explorers, narrative travelars, missionaries, atc.— who studied plants during the XVth., XVIth..
XWilih. and’ XVIIIth, centuries and the first 10 yeors of the XIXth., in the aclucl countries
‘of Argentina, Bolivia, Poreguay and Uruguay.
The principal events are reported The
are finally giver
jogrophy end @ short summary of each work
SINOPSIS
En este trabojo. modesto contribuciéa a la historia de la boténica argentina, se onalizan
on prime: término algunes juleios ecerca de los estudios sobre Historia Netural. ‘en particular
sabre Botdnica, llevodos a cabo durante lo épcca colonial,
Se hace luego una relacién alfabética de los personas —conquisiadores, vialeros escritor
fes, exploradores, misioneros, ete de cualquier nacionalidad, que se ocuparan de les plantas
Gn los cetvales tepdblicas Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, en el curso de los siglos
XVI, XVIL,_XViNI-y primero dacada del XIX rafiriendo sus hechos’ més relevantes.
Por Ultimo se contigna la bibliograffa consultade con el agregado de un corto resumen
da cade obra,
Historia cultural de la Colonia
Parece fuera de dudas gue Ia historia en general y la nuestra
on partienlar, se ha escrito con mareada parcialidad. La versién pri-
maria de la historia politiea argentina, segtin lo hacen notar varios
autores, adolece de fallas y omisiones notables, lo cual ha motivado
aportaciones con sentido revisionista no exentas tampoco de exage-
raciones y desafueros, De alli que un autor argentino (Lana, 1966)
no vacile en afirmar que ‘frente a la prevalencia ineontestable de
Ja version liberal de Ja historia, las corrientes revisionistas adoptaren
en.un comienzo —como toda minorfa combatiente— una actitud ru-
da, insolente ¥ no pocas veces injusta. Pero ese maridaje entre lo que
debia ser posicién intelectual pura y politica. militante. esté Negando
a.su fin; las orrientes politieas han tomado del revisionismo lo que
Jes conviene o lo que, combinaba con su propia tematicn y después
los historiadores han continuado haciendo historia y los politicos po-
litica, lo eval fue bueno para unos y "para otros’
‘Tampoco. nuestra historia cultural parece haberse librado del pa-
sionismo 0 parciatidad que se le achaca a la historia politiea, ya que
hasta en Ciencias Naturales, especialmente en Botanica, se nota cierta
‘falta de equidad en la crénica de su proceso histérico. Lo que se ha
escrito acerea de la evolucidn de los estudios botnicos argentinos de30 Boterin pe La Acabemta Nactonat pe Ciencias
la época colonial, por ejemplo, muestra que los mismos han sido
hechos no muy imparcialmente. Ciertos botinicos argentinos que se
ocuparon de la historia de su ciencia, estiman de muy poca o ninguna
importancia cientifiea la labor desarrollada en aquella époea por los
investigadores de nuestra flora, en tanto que otros consideran esa
produccién, en particular la de los jesuitas ¥ otras érdenes religiosas,
como muy notable, y piensan que sus nombres y obras deben ocupar
en nuestra historia cultural un lugar de preferencia.
Pero felizmente, también en este campo de la historia, al igual
que en el politico, parece haber primado la ccuanimidad y la honra-
dez, Con un conoeimicntg completo y profundo de la época, en base
a una sdlida documentacién, se esté legando a formar una verdadera
conciencia de la importancia que tienen las investigaciones botdnicas
realizadas durante la colonia.
Los criticas
Segtin Hicken (1923), no es dificil encontrar en las resefias de
viajes que se hicieron en la época colonial alguna referencia sobre
vegetales, ‘pero como la misién de esas expediciones no era la cien-
tifica, no hay que extrafiar que fueran tan incompletas”. El tinieo
interés botanico de tales referencias esta, dice, en “‘la fisonomia
vegetal del lugar recorrido, en datos que puedan suministrar para
la confeecién de un catélogo de nombres vulgares, ya que las mismas
aplicaciones, que a veces se indican, para construceién, alimentos,
industrias 0 vestido son tan breves y malas o basadas en meras pre-
sunciones 0 contradicciones indias, que las hacen completamente su-
perfluas para el boténico’’.
Al referirse a las universidades eoloniales del siglo XVII, dice,
que es légieo suponer que si durante el periodo colonial se hubiera
tentado hacer investigaciones referentes a las cieneias naturales, ha-
bria que buscar en las eseuelas superiores y Universidades, y sin em-
bargo, del estudio hecho so deduce que no se conocian las catedras de
ciencias naturales y desde este punto de vista ‘‘no habia que esperar
estudios botanicos en la mAs famosa de las universidades del Rio
de la Plata’”’.
Basta lo dicho, afiade, para afirmar que no les debemos nada
a esos institutos superiores. El movimiento de Mayo, agrega, cambié
en seguida este aspecto de secuestramiento y comenzaron los libros
a inundar Jas orillas del Plata, no faltando libros de botanica, Garcia
Castellanos (1961) y Babini (1949), opinan de distinta manera sobre
este punto. El primero dice: ‘‘se infiere, como consecuencia del ana-
lisis de los “iltimos planes, que en el afio 1823 estabam ausentes de la
ensefianza de la Universidad los estudios correspondientes a las Cien-
cias Naturales, que tanto florecieron por el trabajo de los jesuitas
del siglo XVIII’’, agregando después: “Hasta el aiio 1869, las
Ciencias biolégicas y la Geologia estaban del todo ausentes’’. Babini,
por su parte, sostiene que durante la colonia la Ciencia, por lo menos
en el sentido actual del voeablo, no figura en la Universidad cordo-
besa. En cambio, el Protomedicato, creado por Vértiz en Buenos
Aires, inicié su funcién en 1801 y los cursos se dictaron de acuerdo
a un plan que inelufa la quimica y la boténica’”.Printer Concreso Ancentivo ve Historta pe ra Cisncta 31
Con respecto a la labor de los jesuitas en el periodo 1700 a 1770,
Hicken opina: ‘que en ese periodo’ miembros conspieos de la Orden,
hacen publicaciones de gran interés hist6rico y geogréfico, publiea-
ciones que contienen eseasos datos para el botanico, aunque hubo
ano u otro de la sociedad, que escribié sobre plantas”’, Cita al her-
mano Pedro Montenegro (espafiol) autor de Materia Médica del
Rio de la Plata, 1810. Estos apuntes, dice ‘‘sirvieron después para
todos los otros que los utilizaron en sus referencias, transcribiendo,
las mas de las veces, al pie de la letra y sin mencionar la faente en
que bebian”, y agrega; “‘de paso diré que la misma paternidad de
Montenegro ha sido puesta en duda, pues en su obra hay dibujos
de plantas que son copia de Jas de Pisen’”, Termina diciendo: ‘Para
apreciar lo que hicieron los jesuitas no se debe nunea perder de vista
la influencia que gozaban, el poder de que dispontan, las residencias
destacadas en Ingares apropiados, el monopolio que ejercian y el
tiempo que les sobraba y recién asi podemos conocer eudm poco
hicieron”.
Parodi (1961) y Castellanos (1943), botdicos como Hicken,
estiman que la evolucién de la botaniea argentina se inicia recién en
el periodo 1750-1810, etapa en la que aparecié el libro de Linneo
“Species Plantarum” y a la que el primero de los autores citados
llama Fase Lineana de le botdniea argentina en la cual las obras
botdnicas son ineipientes.
Posteriormente (1964), Parodi reconoce que en la Argentina los
jesuitas Lozano, Guevara, Sanchez Labrador, Montenegro, Pauke,
Falkner y Dobrizhoffer eseriben obras extensas sobre plantas titiles.
Entre los mismos “‘surge como un meteoro luminoso el primer boténico
argentino, P, Gaspar Xuérez, nacido en Santiago del Estero el 11-
‘XI-1731 y fallecido en Roma en 3-I-1804’’, Hace el elogio de su obra
“