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ANGEL CABRERA LA ZOOLOGIA EN LA EDAD MEDIA Y EL DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO Publicads tnaten de la Seviedad Cientifi tin Alwil 149, KOIV, Tome ONEVEL, pig. 47 Talleres Graficos “ Tom&s Valumbe 311 - La Madrid - 325 BUENOS AIRES 1949 LA ZOOLOGIA EX LA EDAD MEDIA Y EL DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO Por ANGEL CABRERA Conferencia pronunciada en la Sociedad Cientt= fice Argentina ot 13 de Octubre de 1848. No es para nadie una novedail que la serie de acontecimientos hist6ricos inieiada en Ja feeha cnyo 457° aniversario se celebré ayer, yen virtud de ja eual el hemisferio oriental eonocié este otro hemis- ferio en que ahora vivimos, tuvo wna influencia extraordinaria en e? progreso de todas las ramas del saber humano, y muy espevial- mente en el de aquellas que comprendemos bajo ia denominacién cle « ciencias naturales >, en el mas amplio sentido. Yo no voy a extenderme ahora en una disquisicién acerca de esa influencia, porque cllo se hizo ya, con todo Injo de detalles, en el es- eribié on el siglo XIET Sakunia hen Muhammed el Kasyini, natural de Kasvin, en Persia, coma su nombre lo indica, quien por primera vex deseribié ¢] oranzutin, el zorro volador y el dugén; ol « Kitab e puede asegurar que los frutos he mtdico-Filostfi andy LA HOOILOGE, EX 4A Roa MRDEG Yd nESCUIMIMIES TO, EEC, ei Haiwan », 0 «Libro de lus animales, eserito Imei ol aio 868 por Abu el Desehanif, x el de a ¢ Utilidad de los animales », pm- Liieado en Baydad ex 1361 por Abuldaz Alt Ibn el Doreihim, eu- joo libro dividide en cuatro partes: euadripedes, aves, peces € inseetos. Ningumo de aquellos naturalistas mahometamos, sin em- Largo, pudo compararse von el médico y filésofo del siglo X, At Ali Husain Ibn Sinna, nutuval de Bojara, quien por sus obras so- bre los animales y sobre filosolfa natural se hizo universalmente famoso bajo cl nombre, ubreviade por sus traduetores, de Avicena; Fre.2— popitame, tal come se represents en un libre del sein XV, publiewdo wu Tglstersa o con el moro cordobés Abu el Walid Muhammad Ibn Rushd Al Malek, 0 Averroes, como Je amaban Jos cristiamos, que vivid dos siglos més tarde, y a quien se considera come el mas acabado co- mentador de Aristételes. Uno de los méritos de aquellos sabios islamitas es que con fre- cuencia sus obras son en realidad de ciencia aplivada, libros que tratan sobre todo de los produetos que de los animales pueden uielen aquejaties y la manera de remediarlas. De ali que en muchos de ellos se dé preferencia nales domésticos, |) mente al caballo y al camello, Pero también los hay que traen noticias sobre animales sélvajes, obtenerse, 0 de las enfermedades que a los a 176 ANALES DF La SOCIEDAD CENTIFICA ARGENTINA St bien entonces 0 es rar, como ya dije, ype a Jos hechos obser- valos se agregnen las cosas mis fantistieas. En la célebre Biblio- teca Pierpont Morgan, en los Estados Unidos, se conserva un en- tioso tratado de zoulogia, persa, def siglo XITE, en cf que se afirma que las eabras monteses vespivan por Jos enernos, qne Ie hembra del elefante no tiene més que um hijo ex tada su vida, y que eb lin no pneie vol la eabeza porque su cuello tiene el hueso rigi- do, de wna sola pieza. Adornan esta obra, delicadamente manus- crita, preciosas miniaturas representanilo los animales aladides ex el texto, algunos de ellos realmente extraordinarios, como el simurgh, ave que vive, segrin el antor, €en fragosidades donde jamis pene- tré el hombre». Estos desliees, sin embargo, no restan a log mu- sulmanes si mérito como eultivadores de Ja zoologia, x de las cien- vias naturales en general, durante los tiempos medivevales. Si algu- ua duda quedase sobre este punto, bastaria mencionar el Tjhuan al Safaa (Cofradia de la Sinceridad), asociacién filoséfiea que se fut ai en Basora el afio 980, y que aunque sélo duré un lustre, pro- Anjo Ja cantidad de trabajos suficientes para Henar nada menos que cinenenta y dos voliimenes, diecisiete de ellos consagrados a las ciencias de Ja naturaleza, principalmente a. la zoologia; y ésto, qui- nientos setenta y cineo afios antes de qne se crease en Napoles la Academia Seeretorum Naturae, considerada como Ia sociedad eien- tifiea mis antigna que hubo en Europa Y en los paises eristianos, ;qué se hacfa entre tanto? Todos sabemos que las diversas naciones qne se fueron formando a través de Ja edad media se dediearon, sobre todo, a Ja guerra; guerras entre nm rey y otro, 0 entre cl rey y los nobles, a de los nobles entre si. Los plebeyos por su parte, eran gente de leva, que peleaban cuando asi lo disponian los sefores, y cuando no peleaban trabajaban para ellos. Desde luego, también habia quien se dedi- eaba al estudio, Iabia astrélogos, y ulquimistas, y médicos, Hamé- mosles asi. Alli por los siglos VIT » EX, Jos conovimientes huma- nos se distribufan en dos grupos, el frivtum y el quatrivium. El trivium podia ser humanfstico © cientifico; en el primero entraban Ja gramitiea, la légiea y la retérien; en cl scgundo, Ja astrologia, Ja medieina y la meciniea, En cuanto al quatrivium, se componia @e la aritmética, la geometria (una geometria muy elemental, nada enclidiana), la astronomia y la ufisica, Los eonovimientos zoolégi- cos, cuando algnien los cultivaba, entraban en la medicina, y tam- LA Z00L00Ts NLA RBA MEDIA Y rs DESPEMRESTIENTO, FIC, 177. bién un poco en la astrologia, por aquella de que ciertos astros y constelacioues Hevan nombres ile animales, Destle lege, eran anos rudimentarios, en modo algwuo basa- dos en la observicién y recibidos on weneral de segunda mano, To qne, por lo denis, pollfa decirse rntonces de todas las eiencias que los evistianos as conorievon a travis de los arab conocinieiutos zoolégicos mu, a Coma ha dicho Erie Novdenuskiold, «en las universidades medioevales, Aris- titeles era leidlo on versiones latinas ile las tradueciones arabes de jos comentaristas a como ies eseritos en griego originales, aby P10, 8. —Delfines, macho x hernbrn, segiin un grabado del siglo XV. Aviceua y Averroes, fueron los primeros que guiaron a los euro- peos en Ja intexpretacién de aquellos tratados acerea de la natura- Jeza y les ayudaron a penetrar en un mundo de fenémenos de enya existeneia se habfan olvidado por completo». Es, poco mas v menos, Jo mismo que dice mm autor britimice, Charles Barnes, al cieneias en la Europa eristi¢na medieval: « Aun Ja piedra filosofal, y el oro potable, y el elixir de vida, eran igmorados hasta que se comenz6 a seutir la influencia frabe, y Ja quimicn y ls medicina se hallaban en un estado del que cuanto mienos se lable, mejor ». Lu aoolowia de entonces se podia comparar a la de aguellas fabu- las de animales que dieron fama imperecedora a Lafontaine y a Iviarte referirse al atraso de que tanto nox gustaban, cuando éramos ifos. a qilienes Loy peinamos eas 0 nos vamos quedindo sin nada que peinar, Solamente tenian aletin valor documenta, como basades en la expe- 178 ANALES DR La SOCERAD CLEXTIFICA AMRES TINA, rienela persunal, los tratados de cetreria o dle arte venatorio, tales como el eddiew titulade De arte vewtadi ctum ervibus, por el empe- rador Federica He de Hokenstanfen, o el famosy mannserita de Gastén Febo; pere @stos no pueden on realidad considerarse como bros cientifieos bajo ningyin aspecto, y por otra parte, las noticias filedignas que en ellos se contienen sélo se refieren a los animales Ge vara del pais en que vive el autor, Los verdaderes tratados Ce zoologia le aquella Gpoca 10 Tos eseribieron cazadores, sino filé- sefos, médivos y. sobre todo, moujes, aAparte de que entre éstos se contaba el elemento relativamente mas culto, el ambiente del elaus- tre era el més propicio para el trabajo manual que suponia el caligrafiar aquellos preciosox marinseritos y miniar sus ilustracio- nes, asi vome para la ardua labor de Ja reeopilacién, Porque eso eran aquellas obras, y no otra cosa: un poco de Aristételes, tal Vex un poco més de Plinio, una buena proporeién de los potticos ‘agregailos que a Tos antores elasivos pusieron los comentaristas isli- niicos, y mucho do levendas populares, con tal o cual dato de algin autor de Ja baja latinidad, tal como Claudio Eliane, que en fanta- sia dejé atras a los naturalistas mahometanos.’ A estos fltiinos no se lox copiaba sino con mucha precaucion, como herejes que cran, No olvidemos que Dante pone a Averroes en el infierne. entre los Payanos, y por cierto al lado de Aristételes. Para completar aque- Tia mescolanga, y como ‘finiea parte original, el autor afiadia inva- Pablemente am ejemplo o deduceién amoral. porque on ane) en- tonees ora east an dowma que los animales habian sido puestos en l mundo para enseiianza del hombre y como modelos de sus vieios ¥ virtudes, exactamente como en las antes mencionadas fabulas, A los libros hechos Ge este modo Mamébaseles Bestiarins, es decir, libros de bestias, y por lo gencral se hacian con dedieatoria, para Ja edueacién moral de los principes y de los nobles. Como quiera que los elementos en que se basaban eran siempre poco més o me- hos Jos niismas. con frecuencia aeababan sus autores por copiarse unos a otros, afiaiiendo cada uno, a lo sumo, algim nuevo dispa- rate, El tratado que pasé asf por més autores fué el titulade Physiologus, euyo primitive autor no es bien conocilo, Esta obra, que, desle Inego, nada tiéne que yer con lo que hey Hamamos fisio- Jogia, lia Hegado hasta nosotros en Ja versién del obispo Teobaldo, abad de Monte Cassino, en Thalia, desde 1022 2 1035. A partir det siglo XT. dicha version ha sido copiada, impresa y publieada infi- Ta 200L0UiA EX LA EWAD MEDIA Yoh DESCULMIATEXIO, EI 179 nidad de veors, la fltima de ellas tan vecientemente come en 1928, una excelente traduevién Leneficio de los aficionados a libros: itlesa en Londres, para j@utos. Tanto el Physiologus medioevales sobre los animales, se. ese x0 sélo en latin, sino también en provensul, en franeés, en aleman en otros idiomas, incluso eu iskmdés. Para que se tenga una idea aproximada de su contenido, ms vay a permitir transcribir al pio de ta Tetra lo que acerea de la baltena se euenta en un bestiario en que aparec come los temas libre ibicron Pio, 4, 121 almizelero soitendo su almizcle. (De nn antizuo « hestiaria » imelé inglés eserito en vl ato 1120 por Velipe de Thann para la instrue- ein de Adely de Lovaina, esposa del rey Enrique I, El libro esta en dialect anglonormando, pero a la ballena se Ja designa con su nombra latino, Cetus, y su deseripeién reza ast: «Cetus es una bestia muy empre en el mar; toma areua del mar, se la esparee por eb lomo, se alza y se queda tran- quila, El navegaute viene, eree que ex ma isha y desembarea alli para preparar su comida, Cetus siente el fuego, el bareo y la gente, y entonces, ey tudos se ahogan. Este eetus es el demouio, el mar es el mundo, y las arenas son las riquezas mun- cl cuerpo el bareo que debe go- vane ; vive si i puede, se sumer danas; el alia es el marinero, el fuego ex el amor, que pierde a quien lo pone donde no cebiera, Y este cetus tiene nna natwraleza tal, que cuando quiere bernar, comer empieza a bostemar, y el hostezo de sn boea produce un. olor 180 ANALES DE LA SOUIDAD CLENTIFICA ARGENTINA tan dulee y tan bueno, que el peceeillo, a quien Je agrade este perfume, entra en su boc: modo el denionio se traza a quien es atrafde hasta sus famces ». 1» y entonces él se lo traga; y del mismo En el mismo libro, y entre otras muchas cosas no menos pere- (es decir, se le ense- faba ada reina Adela) que este animal «es im piijaro sencillo, grinas, al hablar de Ja tortuga se nos enset casto y bueno, y ama tanto a su pareja, que en toda su vida no tiene otras, Con ésto basta para juzzar sobre los conocimientos tooligivos de Felipe de Than, que confundis la tortuga (en inglés antigno y» moierno «turtle >) con Ja tértola (« turtle-dove »). Otro bestiario, do fines del siglo XII, trae un breve pero pinto- vesco relato ilustrado de Ja cara del tigre, Sabido es que hoy, para eazar tigres, se precisa un buen Winchester, y generalmente se re- curre a la aynda de elefantes, batidores hindites, ete. En la edad media, parece qne no hacian falta tantas garambainas ; entonees, al ti- ere se lo cazba de cachorro: EI cazador, sein el libre en cnestion, sally a caballo, Hevando un espejite, no para acicalarse por el ca- mino, sino para usarlo eomo arma, Al Iegar a la eueya de una tiga, tiraba el espejo en la entrada; la fiera salfa a ver qné era aquello, y como ignoraba Jo que eran espejos, al contemplar su propia imagen ereia que era su hijo, que habia crecido de la noche a la mafiana, de modo que se ponia a lamerlo Neua de contento. El vazadov apvovechaba ese momento para agarrar el cachorro y salir con é bajo el brazo, a todo lo que daba el caballo. Asi era Ja cosa, tar sencilla. Y on sesuida viene In consabida morale; el cazador es el demonio; Ja tigra, el hombre, y el espejo, los engaiios de que mandinga se vale para arrebatarle el alma, que 8, nati ralmente, el cachorro. Habiando de espejos, viene a cuento el Speculum magunm Naturae, 0 «Gran espejo de Ja naturaleza >, enciclopedia cientifiea que en el siglo XITL eseribiera el fraile domfinico, mds tarde obispo, Vicente a qnien por su erndieién se Hamé el Plinio de In edad media, Nada menos que cinco partes de esta obra (de la 17 a Ja 21) tratan de animales, y es alli donde por vez primera aparecié Ja noticia de que en los paises del norte de Europa cribanse en algunas costas unos Arboles de cuyos frutos nacian las brantas o gensos marinos. Es enrioso qne esta leyenda, cuyo origen parece que se remonta a tres centurias antes, se tuvo por veridica hasta hace cosa de doscientose aiios, tan vespetable era la autoridad del sa— LA ZOOLUGIA EN LA FIAI MENA Y bic BESCURREMTES TO, e44 Ist bio dominico, Sextin algunos autores, el vegetal del que iartan las aves en cuestion erecia sobre los viejos in Klevos Flotantes. por efecto corubinade del aire y dei sol. Bn realidit, wo eran tales plantas; la leyenda se roferfa a los percebes 0 anatifas. erusticeos del gripe Ge los civrépodos que, en vez de eaminar y nadar como otros crus ticeos, viven fijos a las rocas ya los maderos sumersides, por edio de wn largo pedineulo earnoso. ‘Lodavin hoy, mucha gente die mar cree que estos animalillos son plantes marinas; los anti- gts erefan que el pedyinnculo era un talle, y el animal que hay al extvemo, am frute conteniende el embrién de un ave aenftica, El nombre mismo de anatifa es una contraceién de «unatifera >, que significa en latin «la que leva um anade >. a gongons, (De ba «Historia de la besting cumdrdpedas +, de Topetl rfa cosa de ninea acabar el entumerar, siquiera, Jas mil infan- tiles maravilias que averea del mmnio animal se enentan en Ja tite wlos X a XV. Del onagro o asno salvaje, chuznaba exae ede noche; del ledn, que ratura xoolégiva de los si por ejemplo, se de qiie durante el equinoeeio otr ha con Ie cola su propio rastro y que sus hijes nacian s do tamente doce veers de dfa borr muertos. dindoles los padres vida al tercer dia con su aliente; del almizclero, que cuando se veia perseguido, soltaba el alm Je ue Hevaba en el vientre para que los cazadores to veeogieran y Yo de. dasen Wir: del delfin, que era amigo del hombre y que te ef sie de fa los ejos detras del cogote y la boca debajo de la gary ron de al nas de aquellas: singulares. ¢ fal manera, que todavia son en algunas partes artienlo de fe para nas levandoselas clayadas en sus pias: que las serpientes lactan de las vacas, 3 ize voha many vi 0: por ejemplo, que ele 182 ANALES DE La SOCIEDAD CLESTIFICA ARGENTINA aun de las mujeres que estén criando, y ponen su cola en la boca el hijo para distraerlo entre tantoy que el oso, diumante su inver- niada, se alimenta lamiéndose Te grasa de Tas patas: que el avestreu: si so ve persegnide, mete Jn cabeza en um agujero pensando que se ha hecho invisible; que el pueresespin se defiendy lanzando a 5 lejos sus pias, cual si furran fechas sobre lu vibora muerta por cl venado y su preeancién de dejar Las conovidas leyendas 1 ovillas dol agna Ja bolsita del veneno ewanilo se va a baiiar, no son, como se suele creer, supersticiones eviollas o suaranies; se Tas envnentra ya en Jas mi siones del Physiologns, y sin Auda fueron traidas por los espaiicles en Ios primeros tiempos de Je colonizacion. Y toilavia estas cosas se referian a animales qe todo el mundo subia que existian; pero junto a ellos, en Ju literatura zoolégica de los siglos X a XV aparecen numerosos seres de cuya existencia no se tenia prueba ninguna, Entre ellos figuraba el pAjaro roe, de tan enorme tamaiio, que no habfa Arbol donde pudiera anidar, y asi ponia en el suelo sit gigantesco huevo, alimentando con elefan- tes al pichén que de € salia; y Ja gorgona, extraio euadriipedo dy Libia, de largas amelenas, que eaminaba siempre mivando al suelo ¥ que, si abria la boca, con su alicnto mataba a enanto ser viviente Inubiera en los contornos; y el basilisco, especie de serpiente eon nna corona en Ia cabeza, que mataba con la mirada; y el yale, una a modo de cabra montés con grandes colmillos y largos euer- nos movibles como las agnjas de un reloj; y el unicornio, que solo podia ser amansado por wna doneella, y cuyo cuerno, echado en el agua o usado para tallar vasos, descomponfa cualquier veneno y evitaba el peligro de morit emponzofiadlo por la bebidla, cosa gue en aquellos tiempos tenia extraordinaria importancias y el zitiron, en fin, del que eu: nn bestiario del siglo XV se dice que «es m gran moustruo muy fuerte por delante, que tiene casi el aspecto de un caballero armado Ja cabeza asimismo como si estiviera srmada de un caseo, x el enero arrugade y mny dure y my firme do su cuctlo evelga un anche esendo con ayujeros, ast es que con mucha dificnltad solamente se le puede matar, si no es a martillazas ». Para mayor ilustracidn de los lectores, los bestiarios, el Paysio- Togs y demas libros del mismo jaez ban adornados de lindas fi- guras, tratando de representar los animales deseritos, y si el texto cra a Ja vez infantil » fantastico, las ilnstraciones no le iban en LA ZOOLOGiA EX LA HDAD MPMLA Y EL DESCURRIENTO, ET. 183 zaga, Y uo poilia ser de otro modo; fuera de los animales domés- tieos, y tal ver alguna de las salvajinas propias de su pats, los monies, los miédieos y los filésofos europeos de entonces no habfan visto otros; los viajeros que volvian de otras partes, contaban lo rina ni de que en ellas habia, pero no traian consige mmestras de fo flora, y el ilustrador recurria al cémodo procedimiento de dejarse Mevar por sn imaginaciin, sin ands guias que el nombre y la dese cripeién del animal. Asi, como « hipopétamo » quiere decir textual niente caballo de rfo, con pintar mi caballo mis o menos destign- vado junto a mm rio, ya estaba pintado el hipopétamo. Cierto es Fra, 6. —Las plantas que producen gansot matinos, tegiin un grabedo del siglo XVI, que por entonces ya habia algunos libros persas con figuras de enimales bastante aceptables; pero eran pocos, pues sabido es que a los musulmanes no les permite el Corin la representacién de sures vivos, y esos pocos no libfan Hezado a Europa Al contemplar algunas de estas figuras, no faltara quien piense: Bueno, pero esto a, sino mitologia, supersticion popular o como quiera Hamirsele. Nada de eso; ésta era la zoolo- tia, es tlecir, el conocimiento de los animales, tal como existia en la edad media, Aungne otra cosa pavezca, no se trataba de seres trataba de seres mal canoeidos, porque nadie se prooeapaba de conocerlos mejor y habia cierto temor relisioso a ahondar demasiado en las cosas de la na turaleza. Un estudio dletenida de los libres mediorvales veyela a no es zZooloy ima ris, como con frecuencia se dive. Ist ANALES DE LA SOCLEDAD CLENTIPICA, ANGENTENAL cue en suis absurdas deseripeiones hay siempre una base de realidad. ;Queréis un ejemplo? De aingiin animal ferox se habla mis en la Titeratura de entonces, zoolégica 0 no zooldgiea, que de lox dra- cones. Jia Iueha con un draydn es la suprema hazaiia del cabaliero andante o del santo de armas tomar. Pues bien, el dragén no es ningiin mite. En la ciudad austriaca de Klagenfurt se © por Jo menos se conservaba hasta antes de la gran guerra, el craneo auténtico de un drayén, que por muchos afios estuve ex ba turde pasé al mu- mIseLva ndo de waa cadena, y mé ceo. Es seneillamente la calayera de un rinoceronte fésil. Alguien fa eneontrd, hace ya sizlos, en una eueva no lejos de la poblacién, ¥ como en antl tiempo nadie subia en Austria lo que etan fosiles. pi como eran Tos crineos de rinoceronte, ni que janis lubiera ha- bido rinoeeroutes en Europa, al ver un resto en nada parecido « Jos de Jos animales conocidos, se pensd que tenfa que ser de wn dragon. La imaginacién popular hizo lo demas; Je historia del hallazgo crecié como la proverbial bola de nieve: se hablé ya del héroe que habia matade al di a. y sin otros elementos de jnicio, orial, col; casa consi en 1590, un artista model la horripilante estatua de un elada, que se calcd en in phiza de la eiudad, De um modo pare- cido podemos explicarnos Ia historia del pfjaro voc, que es de ori- con. gen arabe, » que todos hemos lefdo en Las mil y wa noches, Pro- bablemente, nacid en el relato de alsin navegante oriental que Iexé hasta Madagasear y alli vii um huevo fésil de Acpyornis, av gigantesea que existia en aquella isla durante los tiempos cuater- narios y de la qne hay ahora hniesos 0 hnevos en muchos museos. EL Aepyornis no era tan grande como para cargar con i elrfante, pero si abultaba doble que ch mayor de los avestrnees, y las dimen- siones de su huevo, si no snficientes para servir de escondite a Simbad el Marino, por lo menos pueden compararse a las de los melones més grandes. El primero que vié uno de estos huevos de- bi colegir el tamafio del gne lo puso por comparacién eon ana gallina y los suyas, y como las hipérboles de los viajeros anmentan al pasar de boa en hoes, lo mismo que las de los pescailores, pron- to legé el ree a tener las preporciones de wna easa. se contaban de los anima elatos de viajeros. les No olvidemos Muchas de Jas cosas que entor estaban basadas justamente en que en la edad media los viajes 2 remotas tierras eran dificiles y regresaba trayendo de ellas mas peligrosos. y que el vinjero rara vez LA 200.0618 EN tA DAD MEDIA Ye, DENCEBREVTESTO, Fre, que jo puesto, Tenia, pres, libertad de contar ly qne quisiera, sin temor de que fuese nadie a comprobar si eva cierto, Ast es como se propalé la histaria de lox eansns marinos nacidos de los peree- bes, y asi tambi¢n navid la del cordera vegetal, Nevada a Europa por un viajero inglés yne se emultaba hajo el pseudénimo de Sir John Mandeville, qaien, segin Gl, tuvo la suerte de recorrer uma era mas dificil y gran parte del Asia central. cosa que en su époc arriesyalo que iv hoy al Polo Norte, Segin este viajere, en «la tierva do Catay, hacia In India superior, habia un bello pats donde se daban unas frutay parecidas a calabazas, las enales, enando se ebrian, contenfan «una peqiteria bestia, como si fuese un cordere con su lana a, Y para que nadie dudase de sn palabra, agregaba « Toilos piensan que es ann maravilla, pero yo sé anny bien que Dios es maravillose en todas sus obras. La planta que daba corderos fué mencionada por diversos vinjeros, con variantes en sus relates, hasta que el aiio 1698 Nez uno de estos corderitos vegotales a In- elaterva, donde aun se conserva en el Msuco Britanieo. No es, natu: ralmente, un coriero de earme y hueso, sino mma raiz, um rizoma, que ofrece lejana semejanza con un animalito de cuatro patas, re- presentadas por otros tantos fallos cortades a mma altura. eonve- niente, Este rizoma es el de wn helecho avboresvente que xe orfa en China y en la [udia, donde, hasta hace pocos aiios, y tal vez todavia hoy, era eostumbre que la yente de eampo fabriease y vendiese como cnriosidades esos falsos corderites, hechos ficilmente con unos pocos cortes de cuchillo, por prestarse a ello la forma singular de a raiz y Ja disposieién de los tallos, en mimero de cuatro. Los anti- sos viajeros pensuban que donde se producian era en las ciipsulas Ge) algoidonero, y qne el algodén cra su lana, y asi se formé aqnelta Gisparatada historia, que todavia se repite en algunos libros del si- glo XVIII. Con el desenbrimiento del Nuevo Mundo eambié tod aquello, Tal vez algune ae Jos primeros viajeros incurrié en alguna exageracién o se #16 demasiailo de los relatos de los ind{genas, pero la norma general ‘le todos ellos fué no hablar sino de Jo que habian visto, y hablar con toda sinceridad. El propio Colin dié ol ejemplo cuando, al ver en cl mar Caribe algunos manaties, considerados entonces co- mo sirenas, declaré honestamente qne éstas no son, ni von mucho, tan hermosas como se las pinta. Cuando se lve to que los cronistas de aquellas expediciones y Jos 1s6 asa A SQCRDAD CleNTiFICA ARGENTINA inddicos onviados por la vorana para estndiae las producciones del Nuewo Minulo vseribieron acore fan fianldadase ca sus prupias ebse tron acerca de Ja lentitud del perico Tigero, det iustinto sanguinaria del vampiro, de ba inervible pequeiie de los tominejos @ picuflores, de las emizracion:s de tes bisontes. o del empleo del perro como ai por los indios yorteamericanios, sin duda les par amente aie elas, al punto se vomprende eatte ese vaeiones, Tao que eon- enimal de eury Coria maravillose a sis contemporaneos, pero era perfect to. Y si sus relatos iban acompaiiados de figuras, éstes poirian sev mii 9 menos toseas, como Jo eran todas las de la época, pero no podfan califiearse en manera alguna de fantasticas. Ya no hay nada que se pavezea a la gorgona ni al zitiron de los bestiarios que todavia en aquellos dias se imprimian en Europa, Mas tedavia: para demos- trar que sus relatos eran veridicos, muchas veces los desenbridores regresavon a Espaiin evando consize los animales de que hablaban. Crando Vicente Yates Pinzén vuelve del descubrimiente del Biasil, contande que en aquellas tierras hay animales que dau a uz sus Injos a medio formar y terminin de criarlos en una bolsa, « manera de segunda matriz, confirma Jo que dice preseutaudo a los Reyes Catélicos el enere de una comadveja eon su marsupia, y las exfas todavia vivas, Hl ejemplo fué senido despnés por los navegantes de ctras naciones; nacié asi un nueve tipo dv viajere, el explorader natnvalista, y Europa comenzé a recibir animales de lejanas tierras con frecuencia bastante para hacer imposibles nucvos relatos fan- tistics como los del Physiologus. Desde luego, al hablar de descubridores y eronistas hispanos, me refiero también a los que, sin serlo, trabajaron y eseribieron para gloria de Espatia. No era espafiol Colén, como tampoco lo fué Piga- fetta, el historiador ‘lel viaje de Magallanes, a quien se debe la pri- mera deseripcign del guanavo, tan grifiea y exacta como breve. Fueron, sin embargo, el padre Acosta, el médico Herndudey y otres expafioles los que realmente dieron la pauta de un nuevo tipo de literatura cientifica, en el que saltan a la vista al respecto a la verduil y el anhelo de la exactitud. No es que sus eseritos no tengan defectos; los tienen, si, y mas que regulares si se los mide con el patrén de los conoeimientos modernos ; pero son los defectos inheren- tes al espirita y a la cultura de la época, y en modo alguno mayores que los de cualqnier otro autor de entonces. Sélo seis aiios antes del primer viaje de Colén, publicébase en Maguneia el libro Peregrina- LA ZOOLOGIA EX LA EDAD MEDIA V RL DRSCLMRELIENTO, F¥C 17 ciones por Tierva Santy, del viajero aleman Breydenbach, a quien acompaiié en sus andanzas el artista Erhard Rewwieh, y allt esta Ia fignra le un cocotrilo imposible, con patas de ave, y la de un hombre con cola que pretende representar tm mono, y hasta la do rat hermoso unicornio, lo que no obsta para que el autor afirme seriamente que Reiwich pints los animales @eon toda verdad y tales como los vimos>. Mucho después, ya a meiliados del siglo XVI, 0 sea cuando Fernindes de Oviedo estaba eseribiendo su admirable Historia geucra y natural de lag Indias, otro viajevo germnico, el barén Von Heberstein, sostenia Ia existeneia de la planta que daba corderos, asegurande que creeia. mas alla del mar Caxpio, y que con la lana Ae dichos corderes hacia gorros la gente del pais, mientras que su carne era el alimento predilecto de los lobos ¥ otros animales rapaves. Hacia la misma fecha, un naturalista franeés, Rondelet. publicaba su Libro de los peces wictrinos, en el que se encuentran las fixtiras de wn fraile de mar, con su eerquille y su cobrepelliz, ¥ de un obispo marine, con wha cupa plavial y con Te cabeza en forma de mitra, Medio siglo mas tarde, en fin, se impri- mia en Londres una obra del naturalista Topsell, titulada Hrstori« de las bestias cnadrtpedas, describiende la verdadera y unimede Figura de cada bestia, ¥ en ella se enenentran representados y de critos el sftiro, la esfinge, cl dragén alado, las « serpientes Hamaiax elefantes », y hasta In gorgona, de la que cl antor inglés dice que, ex su opinién, no debe de matar con el aliento, sino con la mirada, y en prueba de ello refiere que, on Jas guerras de Yugurta, wn des- tacamento de soldados romanos encontrése con una de estas gorgo- nas, y habiéndola acometido con sus espadas, el monstruo alzé la vista y todos cayeron muertos. No prosigo, porque me doy cuenta de que me estoy saliendo de los limites de la bibliografia zooldgica de la edad media; pero me ha parecide necesario de todo punto presentar siquiera estos ‘iltimos cjemplos para dar una idea mis acabada del lamentable estado Ge atraso de las cientias naturales en toda Europa en tos dias Ac los Gescubrimientos en el Nuevo Mundo, y atin bastante despnis. Co- nociendo ese estado, cuando Inego se lee lo que hicieron los espaiioles para revelar al mundo las maravillas de la naturaleza american menos de estar ciego 0 enfermo de prejuicios raciales, hay que con- venir, sin menoseabo para nadie, en que no existe el menor funda- mento serio para suponer que otros lo habrian hecho mejor, ni acaso tan bien como ellos lo hicieron. a

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