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Laila Alibou

2ºA Periodismo

1. ¿Qué son los “Sacramentos” y para qué “sirven”?


En primer lugar, podemos definir un 'sacramento' como un signo sensible de una
realidad invisible, que realiza lo que significa y otorga la gracia significada.
Para entenderlo mejor, podemos expresar que es un don del amor de Dios padre a la
humanidad desde la Iglesia, mediante su Hijo Jesucristo y con la fuerza del Espíritu
Santo. Ese 'don' se visibiliza en unos gestos y unas palabras que suceden unos ritos y
plegarias.
Podemos afirmar que los sacramentos (Bautismo, Confirmación, Eucaristía,
Penitencia, Unción de los enfermos, Orden Sacerdotal y Matrimonio) son partes
importantes e imprescindibles de la doctrina cristiana. Instituidos por Cristo y
confiados a la Iglesia, nos otorgará la vida divina.
Los sacramentos son una forma en la que los creyentes expresan su relación con
Dios. Así mismo, no solo suponen la fe, sino que también la fortalecen, la alimentan y
la expresan con palabras y acciones. Los sacramentos dan y aumentan como hemos
mencionado antes, la Gracia Divina.
A este análisis podemos sumarle que los sacramentos sirven para ser un mejor
integrante de la iglesia cristiana, tener una gran elevación espiritual, conectarse con el
ser divino, recibir formación religiosa profunda, formar una familia, purificarse de
pecados...

Como bien expresaba Keneth Iloabuchi (invitado del programa 'Vidas con Luz') ser
sacerdote y poder otorgar los 7 sacramentos en la vida de cada cristiano es la
auténtica plenitud y felicidad.
2. ¿Qué quiere decirnos el celebrante al despedirnos en la Eucaristía con la fórmula:
“Podéis ir en paz”?
Cuando el celebrante se despide con las palabras "podéis ir en paz", muchas
personas se piensan que es una despedida para ir a casa u otro sitio. Sin embargo, es
algo mucho más dentro de la Eucaristía. Lo que realmente significa es que podemos
"irnos" con la paz de Cristo y, con la Bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Así
mismo, nos otorga esa 'paz' y esa fuerza que necesitamos de Cristo y que hemos
recibido en la celebración para afrontar nuestra vida. Podemos expresar que es un
envío a la vida, para prolongar la Eucaristía. Así es, de la vida venimos a la Misa y de la
Misa volvemos a la vida.

7. ¿Quién puede administrar el sacramento del Bautismo?


Los ministros ordinarios del Bautismo: el Obispo, el Presbítero y el Diácono.
Sin embargo, en caso de necesidad extrema como peligro de muerte, guerra o la
ausencia de ministros ordinarios de manera prolongada, cualquier persona puede
bautizar. Eso sí, siempre y cuando tenga la intención de realizar lo que la Iglesia hace
cuando bautiza. Además, debe utilizar la fórmula bautismal trinitaria.
8. ¿En qué tres Sacramentos hay unción con el “crisma” y dónde se unge?

• Bautismo - (unción con crisma en la coronilla de la cabeza)


• Confirmación - (unción en la frente)
• Unción de los enfermos - (unción en la frente y en las manos)
10. ¿Cuáles son los “bienes y las propiedades del amor conyugal”?
- Bienes del matrimonio:
• Bien de los cónyuges - derecho y deber de los contrayentes, compromiso
perpetuo.
• Bien de la prole - con hijos o sin poder procrear, hay que adquirir y otorgar
bondad.
• Bien de la fidelidad - compromiso fiel y leal.

- Exigencias (propiedades) del matrimonio:


• Unidad – unión matrimonial de los esposos.
• Indisolubilidad – fidelidad en cuerpo y mente, prosperidad.

5. ¿Cuál es el rito principal en el sacramento de la Unción de enfermos?

La imposición de manos en silencio, la unción con óleo bendecido que el presbítero


hace en la frente y en las manos, y las palabras (fórmula) que se realiza acompañando
a la unción.
1. ¿Qué significa que el hombre es imagen de Dios? ¿Cuáles son las
consecuencias?
En primer lugar, podemos definir que ser imagen de Dios le da al hombre un puesto y
una dignidad única e incomparable. El hombre está llamado a entrar en diálogo con
Dios siendo un ser único, insustituible e irrepetible.
El hombre depende de su Creador (el cual es digno de amor) y no es un ser
autónomo. Por otro lado, podemos definir que sobre todas las cosas es persona. Tiene
un fin en sí mismo con un componente espiritual e inmortal. Llegado a este punto,
cabe destacar que ningún hombre puede utilizar a otro por el mero hecho de
conseguir sus propios fines. Cada hombre tiene un valor por sí mismo, siendo éste un
ser único e irremplazable.
Por ser imagen de Dios, además de tener una dignidad insustituible, el ser humano
posee un carácter unitario. Es decir, está llamado a vivir en comunidad (unión del
Matrimonio, consorcio entre hombre y mujer)
Ahora bien, existen consecuencias que hay que asumir:

- En primer lugar, si Dios es el Tú del hombre y, a su vez, el hombre es el Tú de


Dios en este mundo... el otro no puede ser para mí una cosa, sino una persona,
un Tú para Dios, por quien dios está seriamente interesado.
- En este caso, podemos expresar que cada hombre se comporta respecto a Dios
en función a su semejante, que es imagen suya.

3. La “fortaleza” y la “templanza”.
La fortaleza nos hace capaces de vencer al temor, al mal e incluso a la muerte.
Además, nos da ánimos para seguir por el camino del bien y de la fidelidad a Dios.
Existe un valor único que muestra el aguante y la resistencia para combatir aquellos
ataques violentos.
Aquí, puede entrar el 'coraje', como signo de testimonios de la fe o defensa de todas
aquellas causas que son justas. Por otro lado, la fortaleza conduce al 'valor cívico',
como una libertad y valentía para defender en público todas aquellas convicciones.
Una de las citas que implanta el libro 'Catecismo de la Iglesia Católica' acerca de la
fortaleza es:

"La fortaleza es la virtud moral que asegura, en las dificultades, la firmeza y la


constancia en la búsqueda del bien".
La templanza, podemos definirla como la moderación en la satisfacción de nuestras
necesidades y deseos.
Nos conduce a dominaros, encontrar esos límites en nuestra voluntad sobre nuestros
instintos más profundos. Con la templanza, fijamos unas líneas resistentes que frenan
aquellas líneas sin límites. De esta manera, se reforma el hombre responsable de su
vida.
Podemos afirmar que las moderaciones son necesarias y prioritarias, la justicia social
debe adquirir límites y no establecer ningún tipo de exceso o desenfreno en los actos o
pensamientos.

6. El concepto de “prójimo” en Jesús.


Dentro de la ley evangélica, en la plenitud del decálogo, podemos expresar el
concepto de 'prójimo' en Jesús.
Invierte el concepto en la parábola del Buen Samaritano, que significa que “ya no es
pariente, el correligionario, sino el extraño y aún enemigo”. "Prójimo", para Jesús, "es
cualquier hombre que me reclama desde su necesidad, y al cual me aprojimo".
Para entenderlo mejor, podemos expresar que no solamente basta con ponerse en el
lugar del otro. Es necesario e indispensable salir al encuentro, ayudar, y estar
dispuesto a estrechar una mano al otro. Así mismo, podemos definir que el buen
samaritano es un retrato de Jesús, y de cada cristiano.
Por otro lado, podemos afirmar que es un amor exigente, pues el amor de Dios no se
detiene ante el olvido y rechazo del hombre. Nadie, ni los pecadores, pueden poner
límite al amor y compasión de Jesús. Él ofrece la plenitud de la salvación.
Por último, podemos concluir expresando que el concepto de amor al prójimo está
recogido en la Biblia (con las palabras “ama a tu prójimo como a ti mismo”), como el
segundo de los dos mandamientos en los que Jesucristo resumió la totalidad de la ley
divina.
8. ¿Qué son las “virtudes teologales”? Explica algo de cada una de ellas.
Las virtudes teologales son las disposiciones permanentes que Dios concede al
cristiano para obrar como hijo suyo y, así, merecer una vida eterna y plena.
Animan, fundan y caracterizan el obrar moral del cristiano.

- Existen tres virtudes: la Fe, la Esperanza y la Caridad.

• FE - En primer lugar, podemos definir esta virtud como el acto por el que el
hombre se entrega libremente y conscientemente a Dios, comunicándose con
Él. Esta entrega expresa el consentimiento y entendimiento de su voluntad a
Dios. Además, el acto de fe es un acto de amor absoluto.

• ESPERANZA - Esta virtud nos permite aspirar a la vida eterna en Dios como
nuestra propia felicidad. Es posible soportar con valor aquellos sufrimientos o
persecuciones. Además, se opone a la desesperación y falsa confianza en la
capacidad y rendimiento. Cristo nos apoya en nuestras fuerzas.

• CARIDAD - Es la virtud por la cual podemos amar a Dios sobre todas las cosas y
también, a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Tiene frutos como el
gozo, la paz y la misericordia.

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