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Antropocentrismo y humanismo

El antropocentrismo es una doctrina filosófica que concibe al ser humano y sus


intereses como el centro de todo el universo. Bajo su concepción, el resto de los
seres vivos quedan supeditados a los intereses, necesidades y bienestar de los
seres humanos.
A través del antropocentrismo se afianzaron ideas sumamente importantes que
persisten aún en nuestros días, tal como perseguir el prestigio y el éxito
personal, o la valoración especial de la ciencia sobre otras disciplinas.
A lo largo de la historia, el antropocentrismo favoreció la multiplicación de las
universidades y limitó la acción y el poder de las religiones. El antropocentrismo
hizo que el renacimiento se extendiera por toda Europa y se mantuviera vigente
hasta el siglo XVI.
Origen del antropocentrismo
La concepción que predominó durante la Edad Media fue el teocentrismo, hasta
que con la llegada del Renacimiento hubo un cambio en la forma de pensar del
individuo. Esto supuso una reacción ante el letargo de conocimiento que se
había mantenido durante el medioevo.
El interés por el conocimiento promovió un cambio en el pensamiento que
condujo a la aparición y el predominio del antropocentrismo. Así, la figura de
Dios fue perdiendo relevancia mientras tomaban preponderancia los intereses
propios del ser humano, dejando de lado los fenómenos de fuerzas divinas o
sobrenaturales.
Vamos a analizar cuáles son los principales aspectos fundamentales que tiene el
antropocentrismo como doctrina. Hay que tener en cuenta que la principal
característica es que el ser humano y no Dios está situado en el centro del
pensamiento. A raíz de ahí, nacen del resto de pensamientos y corrientes que se
iban extendiendo en la sociedad de aquella época.
Gracias a las características de esta doctrina encontramos una plena confianza
en el ser humano. Se confiaba plenamente en todo lo que fuera una creación
del ser humano y en la capacidad de este para poder dominar el entorno. La
gloria y el prestigio personal el año el objetivo de toda persona. Eran valores
altos los que se le daban al prestigio, la gloria, el poder o la fama. Llegaron hasta
un punto en el que fueron considerados como ambiciones que iba navegando
valor al ser humano. Es decir, personas que no tenían prestigio o poder no
tenían valor.
Todo esto desencadenó en un mayor optimismo. Aunque existía una mayor
preocupación por la vida terrenal, se impuso la idea de que el ser humano vivía
gozar del aquí y ahora. Esto se conoce como carpe diem. Y es que significaba
que el mundo dejaba de ser un lugar de tránsito y pasa a ser un lugar que servía
para ser disfrutado en su totalidad.
Humanismo
Se trata de otro de los movimientos intelectuales en los que se resumió el
antropocentrismo. Se puede originando en Italia por el siglo XIV y se expresaron
en diferentes disciplinas como fueron la filosofía, la literatura y la teología. La
filosofía que había impuesta del antropocentrismo llegó a recuperar la tradición
clásica griega y romana. Estas tradiciones clásicas también situaban al ser
humano como objeto y centro de estudio y el responsable de ser el centro del
universo.
Durante toda esta época en la que predominó el humanismo se le hicieron
diversas traducciones y divulgación es de algunas obras grecorromanas. Estas
obras se mantendrían ocultas debido a la existencia del teocentrismo durante la
Edad Media. Cabe destacar que, aunque el ser humano era considerado como el
centro del universo y responsable de todas las cosas, en ningún momento se
llegó a abandonar por completo la religión. El humanismo se consiguió extender
por toda Europa y tuvo su máximo apogeo entre los siglos XV y XVI.
Origen del humanismo
Movimiento intelectual desarrollado en Europa durante los siglos XIV y XV que,
rompiendo las tradiciones escolásticas medievales y exaltando en su totalidad
las cualidades propias de la naturaleza humana, pretendía descubrir al hombre y
dar un sentido racional a la vida tomando como maestros a los clásicos griegos y
latinos, cuyas obras exhumó y estudió con entusiasmo
El Humanismo crea una actitud que, sin discutir, en general, lo religioso, impone
el reconocimiento de los derechos terrenales de los humanos; como
consecuencia de esta nueva mentalidad, los humanistas hablan de la dignidad
del hombre, independizan la filosofía de la teología y desean que la razón actúe
en zonas antes reservadas a la fe revelada.
El origen del humanismo tiene su explicación en la suma de dos factores
importantes que solo aparecen en Italia. Ellos son: la situación socioeconómica
de sus ciudades y la herencia grecolatina que ha quedado oculta por completo.
Italia fue, por lo tanto, una fuente inagotable de tesoros en la cual los
humanistas bebieron sin cansarse. En todas partes, los restos del legado cultural
fueron sometidos a estudios, pues todos los aspectos clásicos despertaron
interés. Se tendió a reelaborar el ideal de humanidad, del que estaba penetrado
el pensamiento antiguo, para tomarlo como modelo e imitarlo. Hubo, entonces,
una urgente necesidad de analizar y criticar lo halado; al mismo tiempo no
resultaba difícil la recreación de los modelos que estaban a la vista.
Los filósofos descubrieron a Platón y dieron un nuevo enfoque al pensamiento.
Los poetas usaron un nuevo estilo para su poesía; los escritores atacaron el
espíritu medieval y, por medio del estudio de las lenguas clásicas, se esforzaron
por la elegancia de la expresión estimulando, al mismo tiempo, el interés por la
humanidad.

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