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Antes (vida anterior)

Cómo (conversión)
Después (vida actual)
Conclusión (mensaje)

Mi vida antes no tenía propósito, era


dependiente a la opinión y cariño de las
demás personas.
No entendía el propósito para el cual fui
diseñada.
Todo empeoró cuando tenía 15 años por
la relación que inicié con una persona.
Mi forma de pensar empezó a adoptar
cosas de él. Comencé a odiar a los
niños, a amar más a los animales que a
las personas y a tratar mal a mis
padres.
Mi corrupción aumentó y la práctica del
pecado en mi vida era mayor cada vez.
Viniendo de un hogar cristiano, tenía el
conocimiento de que Dios era el único
Dios verdadero y que otorgaba el
perdón.
Un día, en la misericordia de Dios, me
nombraron ayuda de instructoras, ya
que yo le ayudaba a mi mamá en las
cosas que hacía. Sin querer saber nada
de Dios, tuve que aceptar por
el hecho de que me daba pena decirle
al pastor que no quería ese ministerio.
Dios comenzó a obrar en mí y me di
cuenta porque los niños me caían bien,
cuando antes no era así.
El Espíritu Santo puso en mi corazón el
buscarle. Poco a poco comencé a
anhelar la presencia de Dios, pero mi
pecado era un impedimento.
Después de orar por un tiempo,
arrepentida por todo lo que había hecho
y sin poder romper esa relación por
cobardía, Dios en su misericordia y
gracia me dio el pasaje de Isaías 43:1-7.
Después de leerlo Dios me dio fuerza y
esa relación terminó.
Ahora Dios me guía a amar a las
personas, y por supuesto a los niños. Ya
no trato mal a mi mamá, Dios me guía a
ayudarla y a honrarla.
Poco a poco Dios me ha ido
transformando, y enseñando.
La verdad más hermosa y gloriosa que
me ha cambiado y dado el perdón es
que Cristo murió por mí y pagó mi
deuda. Ahora puedo saber que Dios me
escucha gracias a Jesucristo.
Dios es fiel y nunca me ha dejado,
siempre me sostiene y lo hará por amor
de su Nombre.
Él ha empezado la buena obra en mí y
la perfeccionará, hasta el día que mi
Cristo venga.

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