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Biografía

Luis Cernuda Bidón nació en Sevilla el 21 de septiembre de 1902 y murió en


México DF el 5 de noviembre de 1963. Su infancia fue agitada ya que sus intereses no
encajaban con los de su padre, hombre de oficio militar y carácter autoritario que generó
una tremenda introversión y soledad en Luis.
Estudió Derecho- carrera que nunca ejerció- en la universidad de Sevilla, y allí tuvo
la suerte de disfrutar de la docencia de Pedro Salinas, catedrático de Literatura y poeta del
27, que supo ver en el joven el talento que para otros se escondía y guiarle en la lectura de
autores clásicos y contemporáneos, españoles y europeos.
Tras la publicación de su primera obra, Perfil del aire (luego Primeras poesías en La
realidad y el deseo), la triste acogida de la misma en su ciudad natal y el fallecimiento de su
padre, marchó a Madrid, ciudad en la que comenzó a entablar interesantes contactos en el
mundo cultural. Ocupó un lectorado en Toulouse e, iniciada la Guerra se trasladó a París.
Más tarde, ya como exiliado, ejerció diferentes funciones educativas en Gran
Bretaña, EEUU y México, donde finalmente muere. En este país sigue siendo considerado
hoy día un artista e intelectual de elevadísima talla.

Etapas en su producción

Su producción sigue una estela de unidad visible cuando decide integrarla como La
realidad y el deseo. A pesar de ello, podemos hablar de varios momentos, que coinciden con
su desarrollo vital y biográfico, según nos indica el propio poeta:

Importa que el poeta se dé cuenta de cuándo acaba una fase y comienza otra en su desarrollo espiritual;
mientras el poeta está vivo, es decir, mientras no se agote su capacidad creadora, esa mutación ocurre de
modo natural, como la de las estaciones del año, nutriéndose de cuanto le depara nuestro vivir. Creo que es
necesidad primera del poeta el reunir experiencia y conocimiento, y tanto mejor mientras que más variados
sean. Unas palabras de Empédocles, aunque desligadas de su sentido original, referentes según creo a la
transmigración de las almas, “porque antes de ahora he sido un muchacho y una muchacha, un matorral y
un pájaro, y un pez torpe en el mar”, me parecen expresar a maravilla esa sucesión varia y múltiple de
experiencia y conocimiento que el poeta requiere, a falta de la cual su obra resulta pálida y estrecha. En mi
caso particular, el cambio repetido de lugar, de país, de circunstancias, con la adaptación necesaria a los
mismos, y la diferencia que el cambio me traía, sirvió de estímulo, y de alimento, a la mutación. No indico,
de otra parte, cuánto pudo ayudarme ahí la necesidad de aprender lenguas nuevas, con la riqueza que la
poesía de esas lenguas aportaba a mi acervo.
Luis Cernuda: Prosa completa. Barral

Inicios

Comienza el autor en la línea de la poesía pura juanramoniana y la recreación de los


clásicos; especialmente, Garcilaso de la Vega. El tiempo se presenta como realidad ajena al
individuo. La belleza salva al hombre del dolor causado por la inevitable acción del tiempo
y la caducidad de la pasión amorosa.
Son obras de esta época:
-Perfil del aire (1924-27). Fue una obra mal recibida por la crítica; Dámaso Alonso
declara que aún estaba "inmaduro". El tiempo está presente como una realidad externa al
individuo, reflejada en las estaciones del año o en los momentos del día.

- Égloga, elegía, oda (1927-28). En estos poemas es indudable la deuda de Cernuda


con Garcilaso. La influencia del poeta toledano se percibe tanto en las formas
métricas (cuartetos, estancias) como en la concepción de la naturaleza y en la presencia de
mitos clásicos. En estos poemas, el tiempo trae el olvido y se presenta como una oposición
entre el pasado y el presente. Surge el sentimiento de tristeza porque el amor se desvanece.
Pero la belleza salva al hombre del dolor, aparece un joven dios cuyo hermoso cuerpo
refleja la armonía de las formas y la perfección de la naturaleza.

Surrealismo

En esta etapa, condicionado por su estancia en Toulouse, Cernuda se vio reflejado


en los autores franceses, y el sentido de libertad, de lucha contra lo socialmente establecido,
supuso para el sevillano una salida más que estética a sus atormentadas preocupaciones. El
mundo se presenta como una realidad hostil que se salva entre imágenes oníricas. Aparece
un tono íntimo reforzado con el empleo de la primera persona en el que se presenta el
amor como libertad o soledad.
Sus obras:
Un río, un amor (1929). Bajo la influencia del surrealismo, Cernuda abandona la
regularidad métrica. En este conjunto poético abundan las imágenes visionarias, con las que
el poeta transmite una sensación de ingravidez, de confusión. Éstas sirven también para
expresar la pasión amorosa, que conduce al enfrentamiento con un mundo hostil, que
excluye la elección homosexual. La naturaleza se presenta como el paraíso perdido,
localizado de forma ideal en el sur.

Los placeres prohibidos (1931) mantiene las imágenes oníricas e incorpora los versos
alejandrinos sin rima, así como poemas en prosa. El uso de la primera persona otorga a los
textos un carácter de confesión. Se trata de un libro voluntariamente hermético. Con el
mito de Dionisos, el dios del placer, Cernuda simboliza la desobediencia a las reglas, que
permite acceder a los placeres prohibidos: el amor es libertad, goce, aspiración de unidad,
fusión con la naturaleza. Pero también puede constituir un deseo frustrado, la imposibilidad
de comunicación, la soledad.

Plenitud

Agobiado por la tristeza y la desolación es capaz de ir madurando un registro


propio y van surgiendo temas característicos como la belleza de los cuerpos masculinos, el
destino del artista, o la soledad, una de las constantes más significativas de su poesía. La
sinceridad es uno de sus puntales y el objeto de deseo escapa entre los dedos y le provoca
profunda frustración. Termina por identificar el deseo con el olvido o la muerte.

Donde habite el olvido (1932-33) es una de las obras imprescindibles de Cernuda; se


trata de un libro desolado y triste, tremendamente sincero. En los poemas de esta obra se
intensifica el dolor que produce el fin del amor. Si bien éste representa una búsqueda de
armonía, desemboca en la frustración, pues el objeto de deseo es inaprensible. Una vez que
el amor termina, ni siquiera queda el recuerdo de lo vivido, sino el recuerdo de un olvido.
Ese olvido produce la sensación de la muerte, no física sino vital, que es más cruel que la
muerte misma porque significa desaparecer de la memoria del otro. La expresión Donde
habite el olvido (tomada de un verso de Bécquer) no remite a un lugar real, sino a una
localización donde el amor no existe, donde el deseo ha dejado de atormentar al amante.
También es el momento en que el dolor ha vencido al gozo, el punto negativo en la lucha
entre el ser y el no ser. Las figuras del ángel y del demonio sirven a la voz poética para
recordar la pérdida del Edén, que el individuo seguirá buscando en su deseo de encontrar
en un lugar mítico el amor perdido. Pero existe algo que impide a los hombres alcanzar el
deseo, un muro que los separa de la felicidad y de la vida. La dualidad que se da entre el
ángel y el demonio es la que existe entre la realidad y el deseo, pero, al igual que el ángel
caído, el deseo queda fuera del paraíso. A pesar de ello, el deseo es la fuente de la creación,
porque es la necesidad de crear, de vivir y de amar.

Invocaciones a las gracias del mundo (1935-35). Los poemas de Invocaciones presentan mayor
extensión que los de libros anteriores. En ellos, se observa la influencia de los románticos
ingleses y alemanes con sus odas e himnos. Estos textos repiten temas y motivos constan-
tes en la poesía de Cernuda: la soledad, la naturaleza, el paganismo, el amor y el deseo. Se
va deslindando la relación entre estos dos últimos: el amor se extingue y sólo deja dolor,
pero el deseo se mantiene como impulso vital. La obra incluye el poema “Soliloquio del
farero”, sobre el tema de la soledad. Tres temas fundamentales en esta obra: la belleza de
los cuerpos masculinos, el destino del artista, la filosofía de la soledad.

Mucha es la poesía escrita por Luis Cernuda en el exilio y será en este tiempo
cuando su pesimista visión del mundo, su desilusión ante la vida, se dirija en casos
concretos a España. Esto es lo que notamos en poemas tales como “A un poeta muerto”
(elegía a Federico García Lorca), sus dos “Elegías españolas”, o en “Un español habla de su
tierra”, de Las nubes o en el “Díptico español”, de La desolación de la quimera. Otra
característica de esta época del exilio que no podemos pasar por alto es la de la presencia de
temas religiosos, a través de los cuales, muchas veces, el poeta dirige a Dios la expresión de
su desconsuelo.
En esta etapa cultivará también la prosa poética:
- Ocnos (1942). Es una evocación de Andalucía desde la distancia.
- Variaciones sobre tema mexicano (1952)
- Desolación de la quimera (1956- 62)
- La realidad y el deseo (última versión póstuma, 1964). Compendio de toda su obra.

Temas

Encontramos en el sevillano un claro afán de captación de lo esencial por debajo de


la belleza transitoria y perceptible, la armonía que subyace a las cosas.
Son temas fundamentales en Cernuda, poeta refinado y distante, la soledad y la
hipersensibilidad provocadas por el sentimiento de un rechazo frontal a las
circunstancias-algo muy propio de los autores de su época- que se le presentan como
enemigas fuertes ante un deseo que lo impulsa y lo inquieta, la única realidad válida. Este
extremo se relaciona con su visión de un amor exaltado, erótico, insatisfecho o prohibido,
Es un sentimiento de libertad, en el que no queda en segundo plano la elección. Muchas
veces, constituye una muestra de oposición a la sociedad o de una concepción del amor
como forma de soledad o como salvación de la misma. Sin embargo, el poeta lo invoca
como posibilidad única que termina por desaparecer y quedar en el recuerdo como tristeza
o amargura. Pensemos que Cernuda es un poeta de contrastes, incluso contradicciones.
Sensación parecida encontramos en la percepción que tiene sobre su tierra natal, perdida
por las estrecheces del exilio e irrecuperable en el tiempo. Su planteamiento es de amor
doloroso, no correspondido de una España convertida en mito frente a las tristes
circunstancias del presente (la atemporalidad también es una de sus preocupaciones
habituales). Se une además la sensación de ausencia, de estar y no estar en el ámbito que le
rodea y el que anhela, la distancia y la cercanía, la imposibilidad de recuperar un universo
infantil ya roto. El tiempo aparece como elemento fundamental de poética cernudiana: el
poeta pretende fundirse con el instante, consciente del fluir cronológico y su poder
destructivo.
Desea el andaluz la posibilidad de un mundo habitable –frente al mundo cerrado
que se le presenta-, crea su propio escenario o espacio de supervivencia y la memoria
desempeña un papel fundamental como necesidad buscada. La indolencia, dejar pasar la
vida sin estertores, es para él también una de sus claves temáticas. Así también el ímpetu
para confesar verdades que en su momento podrían considerarse incómodas.
Lo acompaña la naturaleza como belleza y perfección, marco nostálgico del
recuerdo de su niñez.

Estilo

Influido especialmente por autores románticos como Keats, Hölderling, de los que
aprenderá el empleo de imágenes visionarias o el posromántico Bécquer, con el que
compartirá el entusiasmo por las ambientaciones naturales, también será permeable al estilo
de los clásicos españoles, especialmente Garcilaso, filtro para la adquisición de las alusiones
mitológicas. Es esta una clara muestra del eclecticismo de la Generación del 27, grupo
poético al que se adscribe.
Gozan sus obras de una sencillez y sobriedad aparentes pero elaboradas, en tono
habitualmente meditativo. Algunos críticos hablan de un estilo antirretórico que lo
aproximaría más a algunos autores del 98 que a los de su propia generación; otros en
cambio lo califican de sencillo cultista. Se sirve a menudo de la sugerencia como modo de
expresión de la realidad o los sentimientos, en ocasiones, en un ámbito natural que se torna
simbólico. Los ritmos trabajados por el autor son suaves y su métrica es muy diversa y con
inclinación hacia el poema largo: emplea estrofas y versos clásicos especialmente en su
etapa garcilasiana, como cuartetos, estancias, endecasílabos o alejandrinos y otros de corte
más innovador, como los versos blancos o los versículos en etapas más innovadoras como
la surrealista. El ritmo interno se sobrepone a la métrica. Es esta variación en la
construcción estrófica un rasgo de estilo propio de su generación, que aúna tradición y
originalidad como dos caras de una misma moneda.
Posee Cernuda, pues, un estilo muy personal, alejado de las modas, especialmente a
partir de 1932, Se basa este estilo en un triple rechazo:
—De los ritmos muy marcados.
—De la rima.
—Del lenguaje brillante y lleno de imágenes: desea acercarse al "lenguaje hablado, y
el tono coloquial" (lenguaje coloquial que esconde una profunda elaboración).

Igual antipatía tuve siempre al lenguaje suculento e inusitado, tratando siempre de usar, a mi intención y
propósito, es decir, con oportunidad y precisión, los vocablos de empleo diario: el lenguaje hablado y el tono
coloquial hacia los cuales creo que tendí siempre.
Luis Cernuda: Prosa completa. Barral

Este uso del lenguaje poético ha convertido a Cernuda en uno de los poetas del 27
más admirados por generaciones posteriores de escritores. Su influencia sobre el grupo
Cántico de posguerra o sobre la generación de los 50 es indudable. Por ello, es Cernuda
uno de los poetas más transcendentes de esta generación literaria.

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