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HEREDEROS DE UN CARISMA Y ABIERTOS AL DINAMISMO DEL ESPÍRITU

Roma, 20 de marzo de 2019

Estimados hermanos y hermanas de la FaMVD,

Espero que estéis muy bien, viviendo con gozo y generosidad vuestra labor evangelizadora. Os
saludo a todos y a cada uno cordialmente desde Roma. He querido escribiros esta carta para
poder transmitiros el objetivo general del plan de gobierno para este sexenio. En la junta
general de diciembre pudimos elaborar casi en su totalidad el plan de gobierno. Me ha parecido
muy interesante poder compartir con vosotros el espíritu del objetivo general que nos
propusimos a la luz del V Congreso ordinario. Espero que sea de mucha ayuda para todos.

Objetivo general del plan del sexenio

Mirando al mundo y los signos de los tiempos, impulsar en la entera FaMVD un


espíritu misionero, profético, itinerante y expansivo, para que gozosamente
formemos apóstoles y comunidades evangelizadoras. Para ello, profundizar en
las raíces de nuestro carisma y herencia recibida de Jaime Bonet, para renovar
nuestra consagración misionera y transmitirla con fidelidad creativa a las
nuevas generaciones.

1. Mirando al mundo y los signos de los tiempos.

Este es nuestro deseo: levantar nuestra mirada para ver las grandes mieses del mundo y
aprender a leer los signos de los tiempos de la sociedad actual. Reconozco que hemos vivido
un largo tiempo de etapa fundacional, en el que las circunstancias nos han llevado
necesariamente a volcar la mirada en nosotros mismos y fortalecer el tejido interno y el derecho
propio de la FMVD: la estructura de gobierno, las normativas propias necesarias para vivir
nuestra consagración y carisma, (constituciones, directorios, reglamentos, etc.). Una etapa
necesaria y centrada en “asegurar las clavijas de la tienda” para poder expandirnos y
garantizar la permanencia y la transmisión del carisma VD. Etapa, que aunque no está
terminada del todo, hemos de reconocer con gratitud grandes pasos dados.

El V Congreso Ordinario nos ha hecho ver que después de todo lo vivido, estamos en tiempo
de alzar nuestra mirada y mirar el mundo al que somos enviados en misión. Descentrar la
mirada de nosotros y reconocer que es tiempo de ver la gran mies a la que el Señor nos envía
a proclamar la Buena Nueva. Es por eso que en este próximo sexenio, de una forma especial,
queremos mirar al mundo y los signos de los tiempos.
HEREDEROS DE UN CARISMA Y ABIERTOS AL DINAMISMO DEL ESPÍRITU
2. Impulsar en la entera familia misionera VD un espíritu misionero, profético,
itinerante y expansivo

La tarea principal que el Congreso nos ha encomendado a la nueva Junta general, es la de


impulsar y alentar la misión de la entera familia VD. Se nos pide como gobierno, de forma
especial, que podamos imprimir en ella una impronta misionera y que sepamos impulsar el
dinamismo apostólico en todo el Verbum Dei. Ciertamente es una tarea osada y exigente, pero
reconocemos en ella la voluntad de Dios y contamos con su Gracia para realizarlo. Nos ilusiona
imprimir en la entera familia VD una impronta misionera y un espíritu profético, itinerante y
expansivo.

 Una impronta misionera. Es necesario que todos los miembros de la FaMVD


crezcamos en la conciencia y en la vivencia de sabernos marcados a fuego por una
misión en este mundo. La realización de la misión que nos confía Jesús, como dice el
Papa Francisco, “no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es
un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de
mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en
este mundo”1. Es una misión cuyas características principales para nosotros son:

 Un espíritu profético. Para plasmar e imprimir una impronta misionera, es necesario


avivar nuestra dimensión profética y crecer en la predicación del Evangelio. Que se nos
identifique de forma especial por nuestra predicación: Una predicación existencial, que
llega al corazón de las personas, y preparada al calor de la oración diaria. Una
predicación fundamentada en las verdades de la fe y en la asimilación personal de
nuestro temario de vida y amor.

 Itinerante y expansivo. La itinerancia misionera es otro aspecto que se ha remarcado,


tanto en el simposio de la Familia como en el pasado Congreso. Ha sido un aspecto que
nos ha llevado a cuestionarnos si en nuestra intencionalidad, al fundar una comunidad,
está establecernos en ella para siempre o si tenemos el deseo y el interés de dejar una
familia misionera lo suficiente madura y formada como para que los miembros de la
FMVD se expandan y vayan a otros lugares. Por itinerante no me refiero a hacer
cambios constantes “sin ton ni son” en la vida misionera, sino a plasmar el modelo
evangelizador de nuestro patrono S. Pablo, que formaba comunidades evangelizadoras;
y su vivencia itinerante, era para alentar la fe de los discípulos y para formar relevos a
los que pudiera dejar en su lugar. Creo que actualmente estamos en un momento en
donde la FMVD, se puede decantar por un modelo de estabilidad sedentaria o puede
definirse por un modelo evangelizador donde la itinerancia sea un ingrediente esencial
de nuestro talante misionero. Y esto depende únicamente de nosotros y de las opciones
que vayamos tomando. Por lo demás, seremos expansivos si de verdad vivimos este
espíritu misionero e itinerante.

3. Para que gozosamente…

He de confesar que en la primera formulación del objetivo general no estaba “este


gozosamente”, y que un miembro de la junta dijo: “Echo de menos la palabra gozo por algún
sitio”. Esta intervención tuvo eco en todos nosotros porque reconocemos que el gozo y la
alegría es un ingrediente esencial en la evangelización. Llevar la Buena Nueva del Evangelio,
es verdaderamente auténtico cuando lo hacemos con gozo y de buena gana, cuando somos
los primeros que disfrutamos de hacerlo. No obstante, soy consciente que evangelizar tiene

1 E.G n. 273
HEREDEROS DE UN CARISMA Y ABIERTOS AL DINAMISMO DEL ESPÍRITU
también un componente de esfuerzo, como bien dice el salmo: “al ir iban llorando, llevando la
semilla, al volver vienen cantando trayendo sus gavillas”2. Ojalá que en nuestras comunidades
se perciba un olor a gozo y alegría que nos hace atractivos y auténticos evangelizadores. Para
que esto se visibilice debemos estar en lucha contra todo lo que huela a personas
quejumbrosas y leguleyas, desesperanzadas, tristes, cascarrabias y amargadas; pues de ser
así perderíamos la alegría del Evangelio.

4. …Formemos apóstoles y comunidades evangelizadoras

Aquí está la intencionalidad y el para qué de nuestra dedicación a tiempo completo a la oración
y ministerio de la Palabra: Para formar apóstoles de Cristo y comunidades evangelizadoras.
Digamos que esta es “la punta de lanza”3 de nuestra misión y nuestro aporte específico y
genuino a la Iglesia. Formar personas enviadas a la misión y que estén capacitadas para dar
razón de su fe es el primer paso. El segundo y más difícil aún, es llegar a formar comunidades
de vida evangélica con un dinamismo evangelizador. Pero para “formar apóstoles y
comunidades evangelizadoras” es necesario que nosotros no estemos en el centro de nuestra
actividad evangelizadora y sepamos hacer-hacer, y formar en la fe a personas, que a su vez
puedan formar a otros. Hacer de nuestras comunidades locales, comunidades de vida
evangélica que evangelizan a otros, es realmente un desafío que tenemos por delante en
nuestra labor misionera; desafío que queremos afrontar con la Gracia de Dios, en este sexenio
que tenemos por delante.

5. Para ello, profundizar en las raíces de nuestro carisma y herencia recibida de


Jaime Bonet

Otra cosa bonita es que estamos creciendo comunitariamente en la conciencia de que somos
herederos de un carisma que no nos pertenece y que para desarrollarlo y transmitirlo a otros
necesitamos estar abiertos al dinamismo del Espíritu. Creo que en esta etapa pos-fundacional,
necesitamos mirar con agradecimiento la vida de nuestro fundador Jaime Bonet y profundizar
en la raíces de esta herencia que hemos recibido de él. En esta etapa hay que potenciar y
fortalecer necesariamente el patrimonio histórico, de manera que constituya para nosotros una
raíz y cimiento importante en la vivencia y transmisión del carisma.

6. Para renovar nuestra consagración misionera y transmitirla con fidelidad creativa


a las nuevas generaciones.

Como podéis observar, el objetivo general del plan de gobierno es bonito, pero a la vez
ambicioso, pues tiene como intención renovar y vitalizar nuestra consagración misionera.
Requiere el esfuerzo de todos y la corresponsabilidad de todos. Sin esta corresponsabilidad de
todos por vivir y transmitir con fidelidad el Don que hemos recibido, no solo se juega el que
llegue a nuevas generaciones, sino también el aporte específico que como FaMVD hacemos a
la Iglesia. Para ello, contamos con el Espíritu Santo, que acompaña el camino evangelizador de
toda la Iglesia para bien de nuestra sociedad y de nuestro mundo. Atentamente,

Rodrigo Carrizo Moya

2
Sal 125, 6
3 Expresión propia de este V Congreso.

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