You are on page 1of 10

Escuela Básica N° 2961 “Virgen del

Rosario”

DESARROLLO PERSONAL Y SOCIAL

BATALLA DE
PIRIBEBUY

ALUMNA: Mayra Ailén Salinas Gini

PROFESOR: Alberto Frutos

8° Grado

Piribebuy – Paraguay

2021
Escuela Básica N° 2961 “Virgen del
Rosario”

DESARROLLO PERSONAL Y SOCIAL

BATALLA DE
PIRIBEBUY

ALUMNA: Mara Montserrat Salinas Gini

PROFESOR: Alberto Frutos

8° Grado

Piribebuy – Paraguay

2021
BATALLA DE PIRIBEBUY
La Batalla de Piribebuy fue librada en el marco de la Guerra de la Triple
Alianza, contienda que tuvo lugar desde al año 1865 a 1869, entre los
aliados: Brasil, Argentina y Uruguay que unieron sus ejércitos para
luchar contra el Paraguay durante el gobierno de Francisco Solano
López. La Batalla de Piribebuy tuvo lugar, hace exactamente 152 años.

ANTECEDENTES

López se estableció en Piribebuy, donde instaló su gobierno, declarando


a la plaza tercera capital. Hasta allí trasladó el Archivo, el Tesoro
Nacional y el comando de operaciones. La población se preparó para la
defensa en condiciones paupérrimas, contra un enemigo que superaba
sus fuerzas en número y potencia de fuego. El ejército sitiador había
llegado a completar una maniobra envolvente pasando por Paraguarí,
Valenzuela y Mbopi Cua en el desfiladero de Sapucái.

Mientras tanto la vida oficial seguía su curso, La imprenta instalada


precariamente publicaba el diario de propaganda bélica “La Estrella”
dirigido por Manuel Trifón Rojas. Se mantenía en el pueblo una
pequeña parte del cuerpo diplomático, entre los que se destacaba el
general Mac Mahon, representante de los Estados Unidos.

Funcionaba un hospital de sangre en el que padecían cientos de heridos


tanto paraguayos como enemigos.

La defensa respondía al comandante Pedro Pablo Caballero con el


auxilio de los capitanes Manuel Solalinde y Crisóstomo Centurión,
quienes contaban apenas con 1.600 hombres, en su mayor parte
ancianos, enfermos y niños. Era jefe político de la sitiada población el
ciudadano Patricio Mareco.

LA BATALLA
Recibida la intimación de las poderosas fuerzas atacantes, se presentó
batalla luego de soportar un bombardeo de cuatro horas llevado a cabo
por el coronel Mallet quien contaba con 47 piezas de artillería. Tomaron
parte en la batalla el propio Conde D Eu, el general Joâo Manuel Mena
Barreto, el general Vitorino y el general Correa da Camara. El ejército
brasileño disponía de veinte mil combatientes.

Seguidamente se desarrolló en las trincheras una lucha cruel y


desigual. Sus defensores lucharon con ferocidad; hasta las mujeres
defendían la plaza, armadas con botella rotas y piedras. Quedan
registrados algunos nombres de aquellas heroínas, Basilia Domeque,
Cándida Cristaldo, sargento Anita Segovia, sargento Hilaria Medina y
sargento Venancia Acosta.

Luego de la encarnizada defensa por espacio de cinco horas en las que


se vivieron auténticos episodios de entrega y patriotismo, se produjo la
ocupación de Piribebuy. En los bajos del arroyo Mboreví se habían
rechazado las dos primeras embestidas enemigas, sucumbiendo en ellas
los dos tercios de los defensores.

En las últimas acciones de la lucha fue muerto de un balazo el general


brasileño Joâo Manuel Mena Barreto, comandante en jefe del 2º Cuerpo
de las tropas imperiales. Este episodio tuvo consecuencias desmedidas
e impropias de parte del ejército brasilero: la muerte del jefe de plaza
coronel Caballero, en presencia de su familia, la ejecución de los
prisioneros y el incendio del hospital, donde perecieron carbonizados
casi todos sus ocupantes, unas 600 personas.1 Estas acciones fueron
ordenadas por el conde Gastón de Orleans.

Piribebuy fue escenario de la crueldad sin límites de la guerra. A las


calamidades propias se sumaban el hambre y la peste. A ellas los
valientes y sufridos habitantes opusieron el coraje, el desprendimiento y
la redención.

El Cnel. Caballero no fue degollado, le verdad histórica es que fue atado


a cuatro caballos y desmembrado de manera publica, inclusive frente a
su familia. A la fecha existe un monumento en la plaza de Piribebuy,
lugar donde tuvo lugar este hecho, (Memoria de Juan Crisostomo
Centurión).

DETALLES DE LA BATALLA

Eran más de 20.000 hombres de las tres armas, con poderosa artillería.

La plaza de Piribebuy estaba defendida por 1.600 hombres y doce


cañones, a las órdenes del comandante Pedro Pablo Caballero. El 10 de
Agosto tomaron posición los aliados en torno del baluarte paraguayo,
emplazando cincuenta y tres cañones en las alturas que lo dominaban.
En todo el día siguiente continuó la reconcentración de las fuerzas
aliadas y los preparativos del asalto.

La resistencia de los paraguayos fue tan tenaz como heroica. Los


aliados varias veces rechazados, volvieron a la carga, hasta conseguir
abrir una brecha en las trincheras, cuando las mujeres habían
sustituido a los soldados paraguayos muertos y cargaban sus cañones,
ya sin proyectiles, con frutas de coco, piedras, vidrios y arena.

La matanza fue espantosa. El cauce del arroyo Piribebuy quedó


colmado de cadáveres.

El sangriento Conde de D’Eu vengó las pérdidas sufridas mandando


degollar al comandante Caballero, al mayor Mariano López y a
numerosos prisioneros y heridos. Y para completar su horrenda
barbarie, mandó incendiar el Hospital de Sangre “manteniendo en su
interior los enfermos – en su mayoría jóvenes y niños. El hospital en
llamas quedó cercado por las tropas brasilera que, cumpliendo las
órdenes de ese loco príncipe, empujaban a punta de bayoneta adentro
de las llamas los enfermos que milagrosamente intentaban salir del la
fogata. No se conoce en la historia de América del Sur por lo menos,
ningún crimen de guerra más hediondo que ese” (Juan José
Chiavenato. Genocidio Americano. La guerra del Paraguay. Carlos
Schauman Editor, Asunción, 1984).
Refiere el sargento mayor Hilario Amarilla, ex jefe de la artillería en
Piribebuy, que a eso de medio día del 12 de Agosto de 1869, momentos
después de la toma de la plaza, se presentó un oficial paraguayo ante el
conde d'Eu. Dicho oficial era de arrogante presencia, joven esbelto,
rubio y de maneras correctas. El conde le interrogó, y como le informara
con conocimiento de los sucesos del bombardeo y asalto que acababan
de consumarse, siguió conversando con él. En circunstancia que el
desconocido oficial le comunicaba que el hospital militar repleto de
heridos estaba ardiendo, y se hacía necesario hacer retirar a los
enfermos para que no perecieran quemados, llega un jefe brasilero y da
parte al generalísimo imperial, de que el comandante de la plaza,
Caballero, no era habido ni entre los vivos ni entre los muertos. Al oír
esto el militar paraguayo dijo: "El comandante Caballero, jefe de la
plaza, soy yo", y el príncipe Gastón de Orléans le volvió la espalda. Fue
inmediatamente llevado de allí y pasado por las armas.

Así se inició la última campaña de la guerra, la llamada “Campaña de


las Cordilleras”, fecunda en notas pavorosas, en la que el Conde D’Eu
no se cansó de llenar de oprobio la bandera confiada a sus manos
mercenarias.

HOSPITAL DE SANGRE

Un hospital con ventanas y puertas tapiadas, y en su interior 600


heridos de guerra más las enfermeras, ardía en llamas el 12 de agosto
de 1869, durante la Batalla de Piribebuy de la Guerra de la Triple
Alianza (1864–1870. Era el Hospital de Sangre, en el que aún después
de un tiempo de haberse producido el incendio, provocado por las
tropas aliadas, se seguía oliendo carne quemada, e incluso restos de
piel permanecían pegados a la pared. El historiador Jorge Rubiani
comenta que según testimonios también se encontraron arañazos en las
paredes y puertas, reflejando así la desesperación con la que los cientos
de enfermos encerrados buscaron la salida para escapar de aquel
infierno asesino. En aquel tiempo, el general brasileño Juan Manuel
Mena Barreto cayó muerto luego de que un certero disparo del mitã′i
Gervasio León –niño paraguayo francotirador– lo alcanzara. De ahí, la
furia del Conde D′Eu se encendió más que nunca. La primera víctima
de la ira del conde fue el comandante paraguayo Pedro Pablo Caballero,
quien al no pronunciar palabra alguna de rendición fue degollado y su
cabeza rodó hacia los pies de su esposa que presenció el hecho,
recuerda Rubiani. No contento, el conde siguió averiguando dónde
había más gente con vida y fue allí cuando le avisaron de la existencia
de un acto oficial en donde estaba el maestro guaireño Fermín López, a
quien también mandó degollar con sus dos alumnos al lado. Por último
le hablaron del Hospital de Sangre. Dio la orden y fue quemado, y los
que intentaban salir a punta de bayoneta entraban nuevamente", relata
Miguel Ángel Romero, encargado del Museo Pedro Pablo Caballero. No
solo paraguayos murieron allí. En el hospital también estaban heridos
de las fuerzas aliadas. Los soldados que cumplieron la directiva del
Conde D′Eu olvidaron eso y sin temblarles el pulso quemaron vivos a
todos, incluso a los niños. Esos desbordes de pasión produjeron en
Piribebuy toda una leyenda de acontecimientos luctuosos el 12 de
agosto, que permanecen hasta ahora en la memoria de algunos pocos.
Hoy, un monumento erigido en 2006 en el que homenajean a los caídos
en la Batalla de Piribebuy y a los muertos en el Hospital de Sangre
reposa en ese lugar. Penosamente no existen señalizaciones para llegar
al sitio, lamentan los pobladores, quienes siempre reciben a turistas,
que luego de varias consultas llegan al monumento. El año pasado la
Cámara de Diputados aprobó el reconocimiento del sitio como
patrimonio histórico nacional, pero aún no fue ratificado por la Cámara
Alta.
PROYECTO
EMBLEMÁTICO

“Batalla
De Piribebuy”

You might also like