Professional Documents
Culture Documents
Ruby Dixon Serie Fireblood Dragon 01 Fire in His Blood 1
Ruby Dixon Serie Fireblood Dragon 01 Fire in His Blood 1
¡Disfruta la lectura!
M.Arte
Flochi
Cliomena Nerea97
FerEsq PauC
Flochi Perséfone
Joss_P Yobs
M.Arte Yoshioka13
MEC
M.Arte 3
Paop
Sakura
M.Arte
Paop
M.Arte
Laura A
Hace años, los cielos se abrieron y el mundo fue destruido con fuego y
ceniza. Dragones, una vez criaturas de leyenda, son el enemigo. Violentos e
impredecibles, gobiernan los cielos de las ciudades en ruinas, obligando a la
humanidad a esconderse detrás de las barricadas por seguridad.
Claudia es una sobreviviente. Subsiste lo mejor que puede en un mundo
duro y peligroso. Cuando se opone a la ley, la dejan como cebo en territorio
dragón. Solo tiene una oportunidad de sobrevivir: de alguna manera debe
“domar” a un dragón y hacer que la obedezca.
Excepto que el dragón que la encuentra es tan salvaje y brutal como
cualquier otro... y no está interesado en obedecer.
Lo que le interesa es una compañera.
A Fireblood Dragon #1
4
Portada
Staff
Sinopsis
Contenido
Capítulos
1. Claudia 18. Claudia & Kael
2. Claudia 19. Claudia
3. Claudia 20. Claudia
4. Claudia 21. Claudia
5. Claudia & Kael 22. Claudia
6. Claudia 23. Claudia
7. Claudia & Kael 24. Claudia
8. Claudia & Kael 25. Claudia
9. Claudia 26. Claudia
10. Claudia & Kael 27. Claudia
11. Claudia 28. Claudia 5
12. Claudia 29. Claudia
13. Claudia & Kael 30. Claudia
14. Claudia 31. Kael & Claudia
15. Claudia 32. Claudia
16. Kael & Claudia 33. Claudia y Sasha
17. Claudia Epílogo: Claudia
Sobre la autora
Fire in his Kiss (Fireblood Dragon #1)
Nosotros
Traducido por SOS M.Arte & Nerea
Corregido por Paop & M.Arte
Una vez que los cielos están en silencio y el olor del fuego ya no es tan
espeso en el aire, la multitud se dispersa lentamente. El dragón se ha ido.
Por ahora.
Los guardias me agarran de los brazos y me llevan por un pasillo en la
dirección opuesta a la oficina del alcalde.
—¿Adónde me llevan? —Sospecho que no responderán, pero tengo
que preguntar.
Los dos intercambian una mirada, pero nadie habla.
Me quedo en un profundo silencio. Si intentan sacarme de la barrera,
voy a escapar, con esposas o no. La milicia me escolta fuera del centro
22
comercial y por un túnel cubierto de metal que recorre el borde de la barrera.
Un pequeño edificio de concreto con un techo reforzado sirve como un
puesto de avanzada, unos guardias con armas en las manos asienten a los
otros mientras me arrastran dentro.
El interior es mucho mejor que cualquier lugar en el que he estado en
mucho tiempo. A un lado puedo ver una habitación llena de catres
ordenados con mantas limpias y lisas. Los soldados juegan a las cartas en
una mesa en un área de la cocina, y mientras el guardia me arrastra, escucho
risas e incluso una voz femenina que viene de las barracas.
Me meten en una habitación nueva, una que parece que pertenece a
alguien de rango. Uno de los soldados que me escolta es de mi edad, pero es
extremadamente desagradable y sonriente. Por supuesto, él es el que se
queda. Me sonríe de nuevo antes de avanzar y abrir un baúl para buscar
algo. Encuentra un pequeño paquete y me lo lanza.
—Ten. Cámbiate.
El paquete golpea mi pecho y trato débilmente de atraparlo con las
esposas.
—¿Qué es esto?
—Un vestido. No puedes usar eso.
Frunzo el ceño y miro mi ropa. Llevo jeans y una camiseta raída que
saqué de alguien a cambio de unas cuantas latas de comida caducada. Una
de las mangas está quemada y estropeada alrededor de los bordes, y las
rodillas de mis jeans están rotas, pero para el Fuerte Dallas, estoy usando
ropa perfectamente aceptable. Al menos tengo ropa. Algunas personas están
recurriendo a cosas caseras ahora que la ropa de antes se está volviendo cada
vez más difícil de encontrar. Todas mis partes privadas están cubiertas, y
esta ropa tiene muchos años buenos por delante.
—¿Por qué tendría que usar un vestido? ¿Qué tiene de malo mi ropa?
—Tienes que asearte —explica. Asiente con la cabeza a su amigo, y el
que me sostiene del brazo, se gira y me arrastra fuera de la habitación. Me
tropiezo tras de él, a punto de protestar hasta que veo la bañera de metal
situada sobre el suelo de concreto.
Oh. Un baño.
La bañera está completamente llena de agua fresca; deben haber
utilizado uno de los pozos cercanos para obtener tanta, porque la plomería
ya no funciona en ningún lugar. Al lado de la bañera veo una barra de jabón 23
y una gruesa toalla marrón. Esto… esto es lujo. Añade esto al vestido y
estoy más que un poco preocupada.
—¿Me harán una de sus putas?
El soldado resopla y me da otro empujón hacia adelante, luego me
enseña una llave.
—Extiende los brazos.
Lo hago y él abre las esposas, luego se mueve a la puerta. Me froto las
muñecas y considero huir, pero nunca llegaré lejos en un cuartel lleno de
soldados, y me gusta no estar plagada de balas.
—¿Para qué es el vestido y el baño entonces, si no es para hacerme una
de sus prostitutas? —Claro, no es que quiera prostituirme. Es solo… la
conclusión más lógica.
Ignora mi pregunta y me da una mirada severa.
—Usa el jabón. Mucho. Asegúrate de quitarte tu olor.
—¿Quitarme el… olor? —Huelo, el desodorante es cosa del pasado
para todo el mundo, pero no huelo repugnante. Él también huele. Todo el
mundo lo hace. Inclino la cabeza, curiosa—. No entiendo.
—No es asunto tuyo cuestionar. Solo hazlo.
—¿Y… ustedes no van a compartirme? —Porque he escuchado
historias de chicas bonitas que desaparecen en los cuarteles y nunca
regresan. Y aunque no me llamaría bonita, estoy aquí y me dicen que me
bañe, así que estoy volviéndome un poco loca.
El miedo debe notarse en mi rostro, porque el guardia sacude la cabeza
y hace un gesto hacia la bañera.
—No vamos a hacerte daño. Solo lávate, vístete y te lo explicaremos.
Cierra la puerta y la bloquea, luego estoy sola con la bañera. Me quedo
quieta un momento, insegura, frotándome las muñecas mientras veo con
nostalgia el agua. Me encantaría un baño, pero no puedo superar la
sensación de que hay algún tipo de truco del que no estoy al tanto. Como si
en el momento en que me desnude, una docena de tipos irrumpirán en la
habitación o algo así. ¿Por qué insisten en que me bañe? No tiene sentido.
Pero… el agua huele tan limpia y fresca, y el jabón tiene un toque
herbal. Lo levanto y lo olfateo. Lavanda. Oh, guau. Es un viejo jabón de
tienda. Y he estado atrapada en una celda sudorosa y mohosa durante dos
semanas. Apesto a cenizas, sudor y Dios sabe qué más. 24
A la mierda. Me quito la ropa, la tiro a un lado y me meto a la bañera.
Si voy a ser violada, también podría estar completamente limpia.
Me hundo en el agua hasta el cuello y gimo. Es una felicidad absoluta.
No importa que esté tibia. Es un baño. El último fue antes de. Desde entonces,
ha sido una lucha por conseguir suficiente comida y agua, el baño no
importaba. La mayoría de los días me conformo con una limpieza rápida con
un paño húmedo, y mucha gente ni siquiera hace eso. ¿Pero toda esta agua?
Esto es lujo. Amy se volvería loca si lo supiera…
Amy. Lucho contra las ganas de llorar. Por favor, mantente a salvo, Amy.
Voy a salir de esto y luego volveré contigo.
La bañera pierde un poco de su encanto una vez que pienso en mi
hermana. Me remojo un minuto más y luego uso el jabón para frotar
metódicamente mis extremidades y mi cabello. Me lavo varias veces hasta
que mis brazos ya no tienen suciedad cuando el agua corre por ellos, y mi
cabello se siente enredado y chirriante de limpio.
Para cuando termino, puedo escuchar a los guardias fuera de la puerta
hablando en voz baja, como si no quisieran que escuchara. Envuelvo la toalla
alrededor de mi cuerpo y avanzo de puntillas hacia adelante para escuchar
por la puerta, pero no puedo distinguir lo que están diciendo. Mierda.
Quiero saber sobre las otras cinco chicas. La cosa del cebo.
Quiero saber qué está pasando.
Doblo mi ropa sucia tan delicadamente como puedo, porque quiero
llevarla conmigo cuando me vaya a casa. Me niego a permitir que un “si” se
meta en esa declaración. Me iré a casa. Examino el “vestido” que me han
dado y tengo que darle la vuelta dos veces antes de averiguar hacia dónde
va. Es una prenda extraña, poco más que un cuadrado de tela con agujeros
en los brazos y un cuello cortado. ¿Por qué diablos querrían que lo use?
Todo este montaje apesta a rareza.
Sin nada más que hacer, me siento en el borde de la bañera y espero,
mirando a la puerta.
Con las manos libres de esposas, podría escapar. Tal vez. Siempre que
pueda superar las docenas de guardias que parecen estar invadiendo el
cuartel… ¿a dónde iría? El Fuerte Dallas es pequeño, y alguien estaría más
que dispuesto a venderme de nuevo por un poco de dinero como recompensa.
No puedo volver a casa con un precio por mi cabeza.
Pero ¿cuál es mi otra opción? ¿Dejar la ciudad? ¿Que me exilien cómo 25
quieren? Seguramente moriría. Las Tierras para hurgar están vacías por
una razón: nadie puede sobrevivir allí por mucho tiempo sin protección. A
veces la protección viene en forma de un grupo, a veces en forma de un
edificio. Me han dicho que hay mapas que pueden mostrarte una ruta segura
entre los fuertes… por el precio correcto. ¿Sin eso? Estás solo, y los
dragones son especialmente malos en el norte, o eso dicen los rumores.
Nunca he ido más lejos del Fuerte Dallas. Nadie lo hace. Encuentras un
lugar que es seguro, y te quedas. Además, siempre he tenido que cuidar de
Amy, y ahora también a mi amiga Sasha. Pobre Sasha. Los problemas
parecen seguirla aún más que a mí.
Estoy atrapada, me guste o no. No puedo abandonarlas. Odio que me
estén condenando por algo que todos hacen. ¿Creen que nadie va a hurgar
a parte de mí? Tonterías. Todo el mundo lo hace, porque nunca hay
suficiente comida para darles a todos, y el único trabajo que una mujer sin
conexiones puede conseguir es volverse puta. No lo voy a hacer, así que
hurto. Es tan ridículo ser arrestada por eso que casi se siente como un
engaño.
Después de un momento, hay un golpe cortés en la puerta. Estoy de
pie, mi ropa metida bajo el brazo.
El guardia asoma la cabeza, mira alrededor de la habitación y luego a
mí.
—¿Has terminado?
Reprimo una réplica sarcástica.
—Sí.
Asiente y entra en la habitación.
—Manos, por favor.
¿Las esposas otra vez? Maldición. Pongo mi ropa en el lavabo y luego
extiendo obedientemente los brazos.
—¿Qué va a pasar con mi ropa?
—Puedes venir por ella más tarde.
Esa… no era la respuesta que esperaba.
—¿En serio?
—Síp. Órdenes del Capitán. Después de esta noche, puedes irte.
Eso suena demasiado bueno para ser verdad. Lo miro, pero no me mira 26
a los ojos, y eso me da una sensación extraña.
—¿Qué pasa esta noche?
No dice nada. No es bueno. ¿Qué es lo que está pasando conmigo y las
chicas cebo? Esto es malo. Por eso no hablan conmigo. Lamo mis labios
secos y asiento hacia mi ropa doblada, a pesar de que tengo la sospecha de
que nunca la volveré a ver.
El guardia toma mis cosas y las mete bajo su brazo, y en el momento
en que entramos en la habitación de al lado, las tira sobre una mesa… junto
a cinco pequeñas pilas ordenadas de ropa y zapatos, todavía esperando a sus
dueñas.
El nudo en mi garganta se siente enorme.
Me mira y ve que mi mirada está fija en la mesa. Una mirada de
vergüenza cruza su rostro, y luego me agarra del brazo de nuevo.
—Vamos. El capitán está esperando.
El guardia me guía a través del laberinto de cuarteles de la Milicia del
Fuerte Dallas. El capitán está hablando con uno de sus hombres cerca de la
puerta, ambos provistos con viejos equipos antidisturbios, cascos y chalecos
incluidos. Me miran cuando llego y el capitán asiente lentamente.
Me está mirando de una forma muy severa. Es incómodo, así que trato
de aligerar el momento pretendiendo hacer una reverencia en mi estúpido
vestido. ¿Ves? No estoy tan mal. Claro, puedo ser una ladrona no muy buena, pero
tengo sentido del humor.
—Cabello rojo —es todo lo que dice el capitán—. Eso es… interesante.
Cohibida, paso una mano a través de mi cabello enmarañado. Supongo
que lo tenía bastante sucio. No es como si hubiera un spa en el Fuerte Dallas
en el que pueda descansar todo el día y hacerme cambios de imagen.
—¿Por qué mi color de cabello importa? —Dijeron que no iba a
prostituirme con los soldados. Espero que eso no haya cambiado.
Entonces pienso en esos cinco juegos de ropa y me estremezco por
dentro. Tal vez debería desear que eso haya cambiado.
—Tienes razón. No importa. —El tono del capitán es brusco. Asiente
al hombre que está detrás de mí—. Prepárate, ya nos vamos.
—¿Me darán equipo? —pregunto. 27
—No. Pero te pido que te pongas la capucha.
Encantador.
—Estoy segura de que será de mucha protección —digo con sarcasmo,
mirando fijamente a su casco. Al carajo ser amable con estos idiotas—.
Entonces, ¿adónde vamos?
Me da una débil sonrisa.
—A un lugar con el que estás muy familiarizada.
Uh oh.
Traducido por PauC
Corregido por M.Arte
34
Traducido por PauC
Corregido por M.Arte
Pensé que lo peor era ser abandonada en medio de las Tierras para
hurgar infestadas de dragones. En verdad debería dejar de desafiar al
universo a veces. Porque ¿saben que es diez veces peor? Estar encadenada a
un poste y abandonada en las Tierras para hurgar infestadas de dragones.
Por centésima vez en las últimas horas, giro mi tobillo, intentando
hacer pasar mi pie por el grillete. Aunque es inútil. No puedo hacer que el
metal pase de los huesos en mi talón, y el constante empuje y roce por
intentar forzarlo ha hecho que la piel de mi pie se ampolle e hinche.
Las ampollas no son mi mayor problema, sin embargo. Si no resuelvo
cómo liberarme, estoy muerta. 35
Las banderas rojas de tela ondean con la brisa a menos de treinta
metros de distancia, burlándose de mí. Tan cerca y a la vez tan lejos. No es
que importe que tan cerca estén, no iré a ninguna parte. Estoy encadenada
aquí como un perro, esperando que me coman. La desesperación y el pánico
forman un nudo en mi garganta, pero me deshago de él. Ahora no es el
momento de enloquecer.
Necesito pensar.
Tengo que liberarme. De alguna forma.
Y estos idiotas quieren que de algún modo domestique a un dragón por
ellos.
Es lo más loco que jamás he escuchado. Es tan plausible como que
alguien me diga que tengo que arrastrar la luna fuera del cielo y ponerla en
la calle. Quiero decir, al menos la luna no quiere comerme. Estoy bastante
segura de que los dragones comen gente con regularidad. Para ellos solo
somos pequeñas bolsas de carne que se mueven, como una vaca o una oveja.
No son nuestros amigos. No son mascotas. Nadie va a ser “domesticado”.
Y estoy segura de no ser la experta aquí. Ni siquiera he estado cerca
de un dragón, de ahí que aún esté viva en vez de ser un pedazo de tostada
humana. El último dragón que vi iba sobrevolando plácidamente la ciudad,
al menos a trescientos metros de altura. Incluso a esa altura, era enorme,
mortífero y completamente aterrador de ver. Si hubiese estado más cerca
del suelo, apuesto a que la sombra de sus alas abiertas hubiese bloqueado el
sol. Tiemblo de solo pensarlo.
Y justamente entonces, es cuando una sombra cae sobre mi cabeza.
Mi piel cosquillea alarmada y siento como se eriza el cabello de mi nuca.
Oh, Dios. Por favor, que sea un pájaro. Por favor, que sea un pájaro. O una nube.
Una nube grande, oscura y solitaria. Aprieto los ojos y espero. No pasa nada,
así que cuidadosamente abro un ojo y escaneo el cielo. Hay un brillo dorado
que está demasiado cerca y me deslizo hacia la base del poste, apretándolo
hacia mí como si fuese a protegerme.
Mientras lo hago, la sombra cruza sobre mi cabeza nuevamente.
Observo, con la boca seca, mientras viaja de un extremo de la habitación al
otro.
Una nube, me canturreo a mí misma. Una nube. Una nube. Una nube.
Planea nuevamente sobre mi cabeza un momento después, más grande
y más cerca… y moviéndose mucho más rápido de lo que debería cualquier 36
nube. No puedo tranquilizar mi respiración. El pánico se ha asentado, y me
estoy hiperventilando con miedo. Por favor. Por favor. Tomo las cadenas
tan silenciosamente como puedo, cuidado de no hacer crujir los eslabones, y
doy un fuerte tirón. Tal vez se rompan. Por favor. Necesito un golpe de
suerte. Sin embargo, las cadenas no ceden, así que vuelvo a tirar…
Un rugido llena los cielos. Bramando. Enojado. Desafiante. Es tan
fuerte que el edificio tiembla y el vidrio cae de las ventanas rotas. En el
extremo más lejano de la habitación, cae una vieja silla de oficina. Todo
tiembla, incluyéndome.
No es una nube. Es un dragón. Un maldito dragón.
Reprimo el gemido de pánico que se eleva por mi garganta y suelto la
cadena para cubrir mi boca con las manos. Es eso o voy a gritar y delatar
mi ubicación. Estoy medio oculta en las ruinas de esta habitación, y tal vez
los tabiques rotos de los cubículos desperdigados por el lugar disfrazaran el
hecho de que hay un pequeño humano vulnerable agazapado aquí. Los
muros y ventanas son recuerdos rotos de lo que solía ser, pero soy pequeña,
y este rascacielos es muy grande. Tal vez no me vea si no emito sonido
alguno.
Pasa un momento.
Dos.
Tres.
El viento está aumentado y paso una mano sobre mi cabello suelto,
intentando evitar que vuele. Ningún movimiento. Nada que cause que el
dragón mire en esta dirección…
El rugido regresa, esta vez más fuerte y mucho, mucho más enojado.
El destello dorado regresa en el cielo, no el pacífico dorado del amanecer,
sino un ámbar profundo y ahumado. Eso me parece un tono dorado mucho
más peligroso.
Repentinamente, una de las banderas rojas se desprende de sus
amarras y flota por los aires atrapada en la brisa.
Todo mi cuerpo de congela. No puedo moverme.
Oh, Dios. Oh, Dios. Presiono los dedos en los bordes de mis labios,
apretándolos con fuerza para evitar hacer sonido alguno. No grites, Claudia.
No grites. Nogritesnogritesnogritesnogrites. La forma dorada en el cielo vuela
en círculos alrededor del edificio y puedo escuchar el distante batir de las
alas.
37
Vuelvo a cerrar mis ojos. Si los mantengo abiertos, veré al dragón
haciendo círculos más cerrados, persiguiendo esas banderas rojas. No quiero
verlo cuando me coma. Solo quiero morir rápido. Por favor, por favor déjame
morir rápido y sin demasiado dolor. Pienso en mi hermana. Amy, lamento tanto
no haber podido salvarte. Contengo la respiración, y mientras lo hago, lo
ridículo de la situación revolotea en mi cabeza una y otra vez. Querían que
domara a esta cosa. Es del tamaño de un avión y quieren que lo domestique.
Domesticarlo. ¿Qué maldita mierda? ¿Están locos? Soy pequeña, incluso
para los estándares humanos, y estoy mal alimentada. ¿Qué se supone que
debo hacer? ¿Pedirle amablemente que deje de quemar ciudades hasta
convertirlas en cenizas? ¿Golpear su nariz con un periódico enrollado
cuando se porte mal? Una risa histérica burbujea en mi garganta.
Y pensar que traficar unas pocas baterías viejas me consiguió esto.
Mierda, si hubiese sabido que terminaría como carnada de dragón, hubiese
robado algo muchísimo mejor.
El viento cambia, y la risa en mi garganta desaparece. Hay un nuevo
aroma en el aire, el leve olor a quemado que es demasiado familiar, mezclado
con… algo más. Algo dulce, casi picante, y definitivamente no humano. El
aroma se hace más fuerte y me doy cuenta con horror de dónde proviene.
Una sombra cae sobre la habitación abierta y rota y cierro con fuerza mis
ojos.
Así es como moriré.
Un golpe estremecedor sacude al mundo.
Abro los ojos y grito.
El dragón ha llegado.
Se agacha en la cornisa del edificio, enmarcado entre muros rotos. Es
una visión gloriosamente aterradora: una masa de alas ambarinas, escamas
vívidas y enorme boca abierta. La criatura es enorme, fácilmente del tamaño
de uno de los autobuses rotos de la ciudad que cubren las calles allí abajo.
Las gigantescas alas se baten dos veces, luego se pliegan mientras se hunde
en el suelo sobre sus ancas felinas. Una cola se mueve de un lado a otro,
golpeando rocas y ladrillos con agitación. Una delgada cicatriz cruza su
largo hocico, y los ojos del tamaño de un plato son de un hermoso y vibrante
dorado anillado con una pupila negra. Son inquietantemente humanos. La
cabeza del dragón es triangular y más grande que un automóvil, la floritura
corneada detrás de su cabeza se arrastra hacia su boca tan larga como mi
mano y llena de dientes afilados, y sus fosas nasales que se dilatan para 38
captar mi aroma.
Puede olerme, de alguna manera. Lo sé incluso mientras la enorme
cabeza gira para escanear la habitación.
Oh, mierda. Mierda. Voy a morir, y no será rápido o indoloro después
de todo.
Hay un dragón come hombres que respira fuego y está vivo a menos
de quince metros de mí y estoy encadenada a un poste como un perro malo,
malo. La necesidad de gritar de miedo se eleva por mi garganta y tapo mi
boca con más fuerza, haciendo que el interior se llene de saliva amarga y
tibia.
Las fosas nasales de la criatura se dilatan nuevamente, y la larga y
sinuosa cola tras ella se sacude, haciendo caer los restos de una ventana rota.
Agazapada en cuatro patas y con alas plegadas, la criatura levanta la cabeza
y da un paso hacia adelante, hacia mi escondite.
Intento salir corriendo.
El instinto y la adrenalina me golpean, me lanzo desde mi posición
agazapada y corro hacia las escaleras. No queda ningún pensamiento
coherente en mi cabeza, solo miedo.
Toma dos segundos para que el grillete me muerda la pierna y otro
medio segundo más antes de que el impulso me lance al suelo y me golpee
contra el concreto con un golpe seco y estremecedor. Me quedo sin aire y
ruedo sobre mi espalda, aturdida.
Hay un sonido sutil en el viento, como una exhalación.
Me ha visto. Mi cuerpo se paraliza de miedo, mi mente se vuelve loca.
Tengo que levantarme. Encontrar un arma. Protegerme. En cambio, me
quedo congelada en el suelo, esperando. Esperando que el maldito dragón
me tueste viva, esperando que me parta en dos con sus aterradoramente
poderosas mandíbulas. He visto a tanta gente asesinada por dragones en los
últimos diez años que sé que esta cosa no titubeara en desmembrarme como
el depredador que es.
Espero que termine. Que los enormes dientes serrados se cierren sobre
mi carne y me desgarren en pedazos. Es todo. Cierro los ojos.
Y espero.
Y espero.
Lo escucho moverse con pesadez hacia adelante. El edificio se sacude
con cada paso acechante y permanezco completamente quieta. Puedo 39
sentirlo acercándose a mí. Bom. Bom.
Bom.
Oh, mierda.
El aroma a quemado y especias se hace más fuerte. Siento el aire
moverse, indicando que algo grande está de pie a mi lado, o sobre mí.
Así será entonces. Aprieto los puños y permanezco inmóvil, rezando
para que sea rápido.
Su respiración cálida sopla sobre mí. Mi piel cosquillea, y dejo de
respirar, dejo de pensar, dejo todo. El dragón está sobre mí. Puedo sentir su
hocico moverse sobre mi cabeza, su respiración haciéndome cosquillas en el
cabello.
Y estúpidamente, me he olvidado por completo de la ropa. Mi vestido,
que el capitán desgarró, está a varios pasos de distancia. Lo dejé caer cuando
intenté salir corriendo, y ahora el dragón me verá desnuda. Lo cual es tonto,
por supuesto. El dragón va a comerme igual, desnuda o vestida.
El hocico se mueve sobre mi rostro y mi cuello, y yo muevo la cabeza
hacia un lado. Mis manos están tan apretadas que puedo sentir la sangre
filtrándose bajo mis uñas, pero no me atrevo a moverme. Debería atacarlo,
forzarlo a acabar con esto, pero ahora que el final está aquí, estoy
aterrorizada. No puedo hacer nada.
La respiración del dragón sopla sobre mi estómago desnudo, y luego
siento su nariz más abajo.
Entre mis muslos.
Algo en mi se quiebra. Mis ojos se abren de golpe. Golpeo la enorme
cabeza dorada con la mano, intentando alejarla de mi entrepierna.
—¡No!
No debería funcionar. La cosa es del tamaño de un automóvil. Pero la
cabeza se levanta y los enormes ojos dorados se encuentran con los míos.
Mi piel hormiguea nuevamente, y mientras observo, las pupilas del dragón
se dilatan. Mientras lo hacen, cambian del más profundo y oscuro negro a…
dorado. Más dorado, un tono más profundo y bruñido que el de los irises
dorados.
Oh, mierda. Esta vez sí que metí la pata. Cubro mis ojos con las manos
y me acurruco como una pelota, plegando las piernas contra mí. Espero por
el cierre de las mandíbulas. Puedo escuchar mis respiraciones entrecortadas, 40
el único sonido en la habitación. Me estoy hiperventilando. No es que
importe. Estaré muerta en segundos.
… En cualquier momento.
Está silencioso. Demasiado silencioso. No pasa nada. Aún no estoy
muerta. Mierda. Yo… tendré que abrir mis ojos y mirar. Separo mis dedos
y miro a través de ellos.
No veo al dragón.
Lo que sí veo me sorprende.
Hay un hermoso hombre parado cerca de mí, dándome la espalda. Su
cabello rubio oscuro y salvaje alrededor de sus hombros, su piel es de un
adorable bronce dorado. Está tan desnudo como yo, y no puedo evitar notar
que tiene un trasero muy apretado, firme e igualmente bronceado. Tiene
una mano estirada frente a él y está moviendo los dedos como si nunca los
hubiese visto antes.
Emito un ahogado ruido de sorpresa. No estoy segura de qué es lo que
esperaba ver, pero no es esto.
Se voltea para mirarme. Su expresión esta arrobada de asombro, sus
labios separados. Estudia sus manos abiertas nuevamente y luego baja la
vista hacia mí. Hay algo extraño en su apariencia, y me doy cuenta de que
sus ojos tienen un anillo dorado con una pupila incluso de un dorado más
profundo… justo como el dragón.
El dragón… ¿es humano?
41
Traducido por Cliomena
Corregido por M.Arte
44
Está asustada
De mí.
El concepto es inconcebible. Tenía que encontrar a mi compañera —
tan radiante, tan hermosa, tan perfecta— y ella debería tener miedo de mí.
Su brillo canta en mi alma, haciendo retroceder la locura oscura que incluso
ahora corroe mis límites. Sin embargo, el solo verla la mantiene a raya. La
vista de ella hace que mis sentidos regresen.
Y me está rechazando. Tiene miedo.
El dolor me atraviesa, duro y real. La quiero con cada fibra de mí ser.
La necesito. Me ha llamado desde la oscuridad, me ha unido a ella con su
dulce aroma y suave voz. Quiero bajar mi cuerpo sobre suyo y aparearme
con ella. Tocarla y sentir la suavidad de su piel contra la mía. Darle placer
en todas las formas que pueda. Alimentarla, cuidarla.
Reclamarla.
Hace mucho tiempo que no veo a una mujer de esta forma. Creo que la
locura hace que sea difícil de recordar, y mis pensamientos están llenos de
sangre y fuego y nada más. No es alguna clase de dragón. Todas nuestras
hembras que salieron de la fisura han sucumbido a la locura como yo. Sin
embargo, no me importa que mi compañera no sea del tipo dragón. Es mía.
Eso es todo lo que cuenta. Mi cuerpo se enciende con una nueva clase de
necesidad: la de aparearse. De reclamar.
Es una mujer. Encantadora. Fértil. Mía.
También está aterrorizada, y eso plantea un problema. Incluso ahora,
se aleja de mí. Sus ojos están muy abiertos por el terror mientras tiembla.
La estudio y, mientras más tiempo miro en su dirección, más asustada parece.
Experimentalmente, me acerco a ella y retrocede rápidamente, desesperada
por escapar de mi toque.
La locura estalla de nuevo, al igual que el fuego en mi mente.
Oscuridadhambrematarfuriafrustraciónrabiaoscuridadoscuridadoscuridadr
abiahambrefrenesírabiaoscuridad.
Respiro hondo, porque rápidamente ya estoy de vuelta en el límite. Un
paso adelante y puedo volver a caer en la locura. Pero cuando respiro y 45
aspiro su aroma. Es limpio, dulce y femenino… mezclado con la amarga
mancha del terror.
Odio ese olor en ella. Quiero oler su deseo. Su felicidad
¿No se da cuenta de que nunca lastimaría a mi pareja? ¿Ni siquiera en
las horas más oscuras de mi locura?
Pero incluso mientras se aleja de mí, el hambre amenaza con regresar.
Si no la reclamo, otro podría quitármela. Si no es mía… la locura volverá.
Solo una compañera puede desterrar la oscuridad de mi cabeza.
Debo hacer algo.
No puedo ayudarme solo. Me acerco a ella otra vez, necesito tocar esa
piel aterciopelada, muy diferente a la mía. Es tan suave, tan tersa. Se
estremece y se aleja, y su encantadora y cálida esencia se espesa de miedo.
La locura se revuelve en mi interior otra vez, esta vez mezclada con auto-
odio. No puedo —no podré— tocarla mientras me tenga miedo. Cierro los
ojos, deseando alejarme de la constante locura. Solo por un rato.
Acércala. Pruébala. Entierrarte dentro de ella. Llénala con tu semilla.
Reclámala como tu compañera. Hazlo. Tómala. Llena sus venas con tu fuego.
No. Aún no.
Primero debo encontrar una manera de calmar el miedo que la está
sofocando.
Me pongo de pie y me alejo de ella. Caminar en mi antigua forma se
siente diferente, pero es bueno. Ha pasado mucho tiempo desde que
experimenté mi forma de dos piernas, y siento como se estiran los músculos
no utilizados. Aunque debo alejarme de ella. Si me mantengo cerca, no podré
resistirme a tocarla… y entonces me temerá por siempre. Solo la idea de
hundirme en ella…
Oscuridadhambrematarfuriafrustraciónrabia.
No.
Pienso en su delicadeza. Su aroma. Cierro los ojos y me imagino su
cara pálida y redonda, sus ojos de color verde brillante. Me gusta su brillo.
Pensaré en ellos cuando la locura se filtre. Tomo una respiración profunda
y calmada. ¿Cómo puedo hacerla feliz?
Ah, sí.
La alimentare. Eso la unirá a mí. Verá que puedo proveerla, que soy 46
fuerte y feroz. Que puedo protegerla de cualquier otro que intente
reclamarla. Bajo mi ala, ya no tendrá miedo y sucumbirá dulcemente a mis
avances. Desnudará su suave cuerpo ante mi reclamo y sus ojos verdes
brillarán de pasión cuando me empuje dentro de ella…
Oscuridadhambre…
No.
Mi compañera es lo primero. Con el pensamiento de ella en mente,
miro hacia atrás. Ahora está sentada, acurrucada y abrazándose
protectoramente. Su rostro está oculto bajo su cabello rojo brillante y
atractivo. Me concentro en esa brillante salpicadura de color, sintiendo que
la necesidad corre por mi cuerpo…
Pero entonces la noto temblar. Todavía está asustada. Gruño por lo
bajo ante la vista. Mi compañera no debe tener miedo.
Arreglaré esto. Le mostraré que nunca debe temerme.
Camino lentamente hacia el borde de la torre desmoronada y salto. El
instinto surge y mi forma cambia instantáneamente a escamas y alas de
dragón. En el momento en que lo hago, la rabia y el salvajismo consumen
mi mente.
Oscuridadhambrematarrabiafrustraciónrabiaoscuridadoscuridadoscuridadr
abiahambrefrenesírabiaoscuridadviolenciamatardestruir…
Una pequeña franja de luz permanece en mi mente —ojos verdes— y
me aferro a ella en medio del frenesí de mis pensamientos. Flexiono las alas
y me lanzo bruscamente en picada, en busca de algo con lo que alimentar a
mi compañera.
47
Traducido por Yobs
Corregido por M.Arte
¿No?
¿No qué?
Lo miro con sorpresa.
—¿Qué quieres decir con no?
—No —dice de nuevo lentamente. Lo dice con una inflexión inusual,
como si lo estuviera probando y encontrándolo extraño—. No.
Luego me mira, esperando.
Me está imitado. Dije que no y lo recordó. De hecho, le he dicho “no”
bastantes veces. No debería ser una sorpresa que lo recuerde.
58
Probablemente no sepa lo que significa. En una corazonada, me desvío hacia
la escalera otra vez.
—No —repite, y hay una nota de advertencia allí.
De acuerdo, tal vez sepa lo que está diciendo. Pongo una radiante
sonrisa de “¿quién, yo?” en mi cara. Este no es solo otro captor. En lugar
del alcalde gordo, consigo un dragón. Genial. Tendré que lidiar con esto.
—Bien, entonces jugaremos el juego del “no”.
Inclina la cabeza, tratando de descifrar lo que estoy diciendo, y luego
da un paso hacia adelante.
—No —digo, levantando una mano para detenerlo.
Se detiene dónde está y se agacha, con la mirada ávida y hambrienta en
sus ojos fijos en mí.
Emm. Está realmente muy desnudo. Muevo mi mano un poco más
abajo, dejando que bloquee su anatomía de mi vista. Cuando se sienta así,
bueno, es fácil ver que está emocionado. Más que un poco
emocionado. ¿Tiene el hombre una erección cuando estoy cerca? Dios mío.
—Entonces, oye, ¿hablas español?
Sus cejas bajan, y se concentra.
—Enton… ces… oy… ha… bla… es…panol. —Su boca se mueve
lentamente mientras articula las palabras con gran exageración. Vuelvo a
notar que tiene un par de colmillos grandes, al igual que un vampiro. O ya
sabes, como su forma de dragón.
Bueno, eso no es reconfortante.
—Supongo que eso es un no.
—No —repite.
—Correcto. No. Pulgar arriba. —Hago el gesto—. Tenemos eso en
contra. Así que supongo que, si no hablas español, no puedo preguntarte si
vas a matarme y a comerme antes o después de violarme.
—Vioooolar —ruge, probando la palabra.
Oh, mierda. ¿Tenía que entender esa palabra?
—No violación —le digo—. No. Violación mala.
Sus ojos se estrechan y me doy cuenta con una punzada de ansiedad de 59
que no me entiende en absoluto. Ha adivinado “no” en este punto, pero
“violación” podría ser “vinagre” para él. Y mientras más palabras le lanzo,
más se está agitando. Se pone de pie de nuevo, acercándose un poco más en
un movimiento lento y constante, mirándome atentamente. Sé que, si trato
de escapar, me atrapará.
Estoy atorada aquí.
Bueno. Si eso es lo que me ha tocado, entonces lo manejaré. No está
comiéndome, así que eso es una ventaja. Y me liberó de las cadenas, lo cual
es otra ventaja. Tal vez no quiera hacerme daño después de todo. Echo un
vistazo a la cabra muerta. No es una vista tranquilizadora. Y cuando bajo la
mano, vuelvo a ver su gigante erección, recordándome que el hecho de que
el dragón no me haya comido no significa que sea seguro.
De acuerdo entonces. Es hora de hacer un amigo.
Pienso en cómo voy a abordar esto. No quiero asustarlo, eso es
seguro. Y no quiero que piense que estoy demasiado interesada. Le echo un
vistazo a su cuerpo desnudo, por si acaso estoy imaginando cosas. Tal vez
sea una erección debido a los nervios. Excepto que no lo es, su erección no
ha bajado en lo más mínimo. La gruesa y pesada corona de su polla está
rociada con líquido preseminal.
Definitivamente no es una erección por los nervios.
Hace un ruido sordo con su garganta, salvaje y animal. Sobresaltada,
me encuentro con su mirada y me doy cuenta de que me ha pillado revisando
sus bolas. Y a él le gusta. La mirada en sus ojos se ha vuelto depredadora y
se ha tornado negra nuevamente, lo que me preocupa. Me preocupa aún más
cuando comienza a merodear lentamente hacia mí.
Piensa rápido, Claudia, o vas a terminar de espaldas gracias a ese hombre-
dragón. Pienso velozmente y me toco el esternón.
—Soy Claudia.
Se detiene. Gracias Dios. Su frente se frunce mientras trata de procesar
mis palabras. Se pone de pie, se estira y se para en toda su altura. Da un paso
hacia mí y hace un gesto con la boca, como si indicara que quiere que vuelva
a hablar.
De acuerdo, la comunicación es más importante que el sexo. Eso
funciona. Golpeo mi pecho de nuevo y enuncio lentamente.
—Clauuuu-diiii-aaaa.
Su mirada fija en mis labios mientras lo repite. O lo intenta. 60
—Clauuuuu-dah.
—Clau-dii-ah.
Su boca se frunce.
—Clau-dah.
Suficientemente cerca. Sonrío y asiento, haciendo gestos hacia mí.
—Claudia. —Entonces lo señalo.
Sin embargo, no está interesado en hablar de sí mismo. Su mirada
negra se mueve sobre mis miembros desnudos y el retumbar bajo comienza
de nuevo en su garganta.
—Clau-dah —dice, y es prácticamente un ronroneo. Podría jurar que
su polla se contrae cuando dice mi nombre.
Ayyyyy.
Le sonrío radiantemente.
—Claudia. —Luego lo señalo una y otra vez una y otra vez, esperando
que entienda el mensaje.
Los ojos del hombre dragón vuelven a ser de un profundo dorado y me
hace suspirar de alivio. Creo que eso significa que está feliz. Se pone una
mano grande con garras en su pecho y la golpea.
—Kael. —La sílaba es rápida y firme, casi como una versión gutural de
“Kyle”. Se lo repito a él.
El placer se refleja en su rostro, y podría jurar que el hombre
prácticamente ronronea en respuesta. Se mueve lentamente un poco más
cerca.
—Clau-dah, Kael —dice en voz baja y profunda, y se acerca más.
Retrocedo y me estremezco cuando me topo con una pared. Atrapada
como una rata. Maldición. Se acerca y cierro los ojos, esperando que solo
me dé un amistoso abrazo de dragón de algún tipo.
Siento el calor de su cuerpo desnudo presionando contra el mío. Está
ardiendo este dragón. No es asombroso dado que escupe fuego, pero sentirlo
contra mí es sorprendente.
—Clau-dah —murmura con una voz grave y retumbante, luego se
inclina y huele mi cabello, prácticamente acariciándome.
61
Permanezco completamente inmóvil, sin saber qué hacer.
Sus garras se deslizan entre mi cabello enredado, y cuando abro los
ojos, veo que tiene una mirada de fascinación en su rostro. Sus ojos son
dorados, así que me relajo. Su toque es lo suficientemente suave y sus ojos
son tranquilos. Tal vez no se da cuenta de que me está asustando. Que las
personas no se meten en el espacio personal del otro de esta forma. Es un
dragón. Tal vez ellos hacen las cosas de manera diferente.
Así de cerca, parece mucho más humano. Parece que tiene mi edad, su
cara sin arrugas. Su aroma especiado es agradable, y la forma que se cierne
sobre mí parece bastante humana. Su piel dorada no es escamosa, sino
moteada. Eso lo hace curiosamente atractivo, y quiero tocarlo para ver cómo
se siente, pero estoy bastante segura de que lo tomará como una invitación
para hacer más.
Kael atrae un puñado de mi cabello hacia su nariz e inhala bruscamente,
sus fosas nasales se ensanchan.
—Clau-dah —gruñe, y frota su cara contra mi cuello.
Eso… suena como que las cosas simplemente fueron un paso
demasiado lejos. Y cuando levanta la cabeza veo que sus ojos se han vuelto
negros otra vez.
—Me estás asustando —susurro.
Cuando hablo, su atención vuelve a mi boca. Sus garras rozan mis
labios, fascinadas. Estoy aliviada de que su toque sea lo suficientemente
gentil. Tal vez necesito decir más.
—Da miedo —digo, no del todo segura de cómo transmitir
esto. Decido estremecerme y acurrucarme, exagerando los
movimientos. Me estremezco como un cachorro y luego lo señalo—. Kael
da miedo. —Y me estremezco de nuevo por si acaso. No es difícil hacerlo
considerando que sus ojos son negros cuando frota mi cabello contra su
mejilla.
Pero una vez que lo señalo, la comprensión aparece en su
rostro. Parpadea hacia mí, y el negro se filtra de sus ojos, volviéndose
dorado.
—Clau-dah… ¿no?
Oh, gracias a Dios. Él entiende.
—No —respondo, y pongo una mano en su pecho para alejarlo.
—¿No? —gruñe la palabra. 62
El miedo se acumula en mi vientre, pero necesito hacerle entender.
—No. —Mi voz es un poco insegura—. Miedo.
—Clau-dah, no —repite Kael, su voz plana con ira. Se aleja de mí tan
rápido que tengo que sofocar mi chillido de miedo. Se aleja enfurecido hacia
el otro lado de la habitación, luego se detiene, de espaldas a mí. Mientras
observo, aprieta sus garras en puños. Sus grandes hombros se levantan,
como si estuviera tratando de contenerse. El gruñido bajo comienza de
nuevo en su garganta, tira su cabeza hacia atrás, dando paso a un vibrante
rugido de furia tan fuerte que sacude el vidrio de las ventanas.
Me desplomo donde estoy, colocándome como una pequeña bola llena
de miedo. Envuelvo los brazos alrededor de mi cabeza de forma protectora,
y lágrimas de miedo se filtran por mis mejillas. Tengo tanto miedo que no
puedo moverme.
Lo he hecho enojar.
Tiene mi destino en la palma de su mano apenas humana y lo he hecho
enojar.
Mala jugada, Claudia.
Clau-dah.
Tiene un nombre. Mi compañera tiene un nombre. Me lo repito una y
otra vez, y ayuda a mantener a raya a la oscuridad.
Clau-dah. Clau-dah.
Llego a su mente, para conectarme con ella como hago con otros
drakoni. No hay nada allí, solo silencio.
Cierro los ojos, luchando contra la rabia que me quema. Es una rabia
indefensa, una rabia sin enfoque. La conozco, al igual que el veneno en mi
mente, destruye todo pensamiento y no me deja nada más que siendo una
bestia gruñona. No puedo ser así alrededor de Clau-dah, porque ya me tiene
miedo. Debo conquistarla, cortejarla con caricias y regalos de buena
comida. No puedo dejar que la locura nuble mi mente.
Mi razón de existir está agazapada cerca, temblando. Por ella, debo ser
fuerte. 63
Así que vuelvo a decir su nombre, cantándolo en mi mente. Clau-
dah. Clau-dah. Si no puede escucharme, lo hará cuando la reclame como mi
compañera.
Le echo un vistazo. Puedo oler el miedo emanando de ella en capas,
anulando mi propio aroma almizclado de la excitación. Quiero tocarla de
nuevo. Tocar su cabello suave y sedoso, su piel pálida. Ver sus extraños ojos
verdes iluminarse de placer. Quiero que acepte mi toque en lugar de
encogerse de miedo.
Clau-dah no es como otras compañeras dragón. Las hembras de mi
especie son agresivas. Si desean ser cortejadas por un hombre, se ponen
rojas y lo atacan para determinar si es digno para aparearse. Después de
muchas batallas largas y prolongadas, si el macho conquista a la hembra,
ganará el privilegio de aparearse. Se formará el vínculo mental y formarán
una fuerte pareja de caza sin importar su forma de dos o cuatro
patas. Algunos drakoni prefieren la forma de dos patas porque permite un
pensamiento más claro.
Al menos, creo que así era. Mis recuerdos son un revoltijo, ya no son
coherentes en esta tierra nueva y extraña donde todo desencadena la
locura. No puedo diferenciar mis sueños de la realidad. Ya no.
Odio aquí, odio todo al respecto. Los extraños y feos edificios de metal,
el hedor de los cielos. Los de dos piernas que pululan sobre todo y atacan
con municiones de fuego. Odio todo eso, y el impulso de destruir y
conquistar se retuerce como una serpiente en mis entrañas. Incluso ahora,
solo pensarlo me despierta el hambre de atacar, de volver a la forma de
batalla de cuatro patas y causar estragos.
Excepto que… mi hembra está aquí.
Me vuelvo para mirarla de nuevo. Tierna. Vulnerable. Frágil. Sus
manos se deslizan por sus mejillas y la curiosa humedad allí. Su cabello es
una maraña brillante alrededor de su cabeza, el hermoso color rojo de
apareamiento que los de mi clase aman tanto. Sus grandes ojos verdes me
miran con desafío, incluso mientras retrocede poco a poco.
Me hace sonreír. Está tratando de ser valiente.
No la culpo por su miedo. Es la rabia. Me ha consumido al igual que a
toda mi gente, desde que los cielos se abrieron y nos lanzaron a este lugar
extraño y horrible. Saber que está aquí se siente como un ancla para la
cordura. Con una compañera, la rabia se disipará. Cuando la empareje,
nuestras mentes se unirán y su brillante estrella en el vacío negro de mis
pensamientos me mantendrá cuerdo para siempre. 64
Tengo ansias de eso, casi tanto como la deseo. Me agacho para
acariciar mi polla dolorida, pensando en Clau-dah debajo de mí. La
sensación es increíble y gruño por lo bajo. He estado en la forma de batalla
demasiado tiempo, y esto es un placer solo para la forma de dos patas. Ha
pasado demasiado tiempo desde que toqué a una mujer, y me muero porque
Clau-dah sea mía, sentir su pequeña mano sobre mí de esta manera.
Clau-dah emite un ruido pequeño y sordo de alarma.
Inmediatamente alejo la mano de mi polla. Quiero decirle que está a
salvo. Que nunca la tocaré mientras me tenga miedo. Que es mi compañera,
y no deseo nada más que cuidarla y protegerla de este mundo cruel y
horrible al que me han exiliado.
Pero no puedo hablar con ella, todavía no. Sus palabras son extrañas y
aún no tenemos un vínculo mental. No lo tendremos hasta que nos
apareemos. Hasta entonces, debo ser paciente y hablar con las pocas
palabras de su idioma que conozco.
—Clau-dah, no —la tranquilizo—. No. —No te tocaré hasta que me
desees tanto como yo te deseo.
No entiende lo que le estoy diciendo. Su expresión todavía está llena
de desafío enmascarando su miedo. También estaba asustada con mi regalo
de carne fresca. Clau-dah estaba tan asustada que no se transformó a su
forma de batalla. Quizás los humanos aquí no tienen una. Eso podría
explicar por qué mueren tan fácilmente y se asustan todo el tiempo. Si no
tuviera una forma de batalla, también vería la vida de manera muy diferente.
Pero… tal vez es por eso que no están enloquecidos por rabia y mi
gente si lo está.
No importa. Me ganaré a Clau-dah alimentándola. Cuando la alimente,
se dará cuenta de que es mi compañera y luego se relajará.
Me acerco al animal muerto y lo examino. Menos de un bocado para
mi forma de batalla, pero es suficiente para comer para cualquier criatura de
dos patas. Parece lo suficientemente sabroso. Me inclino y uso mis garras
para abrir el abdomen y exponer los órganos blandos.
Clau-dah hace un ruido que no suena como uno de gratitud.
¿Tal vez piensa que no voy a compartir las partes más tiernas con
ella? Puede tenerlas todas. Deslizando la mano en las vísceras, saco el
hígado y se lo ofrezco a mi compañera, todavía mojado con sangre caliente. 65
Sus ojos verdes se abren y hace una mueca, luego sacude la cabeza.
—¡No!
¿No? Ahí está esa palabra otra vez. Arrugo la frente. ¿No se da cuenta
de que un compañero le ofrece a su mujer los trozos más selectos de una
caza? ¿No se da cuenta de que esto es para comer? Le doy un mordisco al
órgano que gotea, disfrutando del chorro salado del mismo en mi boca, y
luego se lo ofrezco de nuevo.
Jadea, presionando una mano contra sus labios.
¿Aún no? ¿No tiene hambre? Confundido por su reacción, tomo otro
bocado del delicioso hígado, observándola. ¿No quiere su regalo porque
proviene de mí? ¿O no entiende que es un regalo? ¿Los dos piernas en este
feo lugar no alimentan a sus compañeras? ¿No cuidan de ellas?
O… ¿se está negando porque ya tiene pareja?
Gruño ante el pensamiento, furioso. Clau-dah es mía. Voy a luchar por
ella. Quienquiera que sea su compañero, no es digno de ella. La sola idea de
que otro hombre toque a mi compañera elegida hace que mis alas se abran,
y vuelvo a mi forma de batalla inmediatamente.
Nadie puede tenerla.
En la esquina, Clau-dah chilla con angustia.
Eso me pone aún más furioso. No importa lo que haga, mi pareja está
aterrorizada. Ahora nunca se acercará a mi regalo de comida. Estoy más
lejos de ganar su confianza que nunca. La rabia negra nubla mi visión y mi
respiración se acelera con furia.
Oscuridadhambremuerteirafrustracióniraoscuridadoscuridadoscuridadiraha
mbrefrenesíiraocuridadviolenciamuertedestrucción
Clau-dah, me recuerdo. Pienso en sus ojos verdes. Su nube de cabello
rojo.
Lentamente, la ardiente ira se desvanece de mi mente. Debo
tranquilizarme. No debo rendirme. No si quiero reclamar a mi
compañera. Usando las garras, arranco una de las patas traseras de la presa
y me acerco a mi compañera. La dejo frente a ella como una ofrenda, y
espero.
66
Traducido por Joss_P
Corregido por M.Arte
100
Traducido por FerEsq
Corregido por M.Arte
Mi compañera.
La furia palpita con fuerza en mi mente, mezclándose con la locura que
es demasiado familiar.
Clau-dah es mi mujer. Mía. La había tenido entre mis brazos, su suave
cuerpo olía a excitación, su carne presionada contra la mía. Había estado tan
cerca de reclamarla como mía, solo para que un rival me la arrebatara. El
gran drakoni macho que la tomó probablemente reclama este territorio
como suyo, pero no tuve otra opción. Los humanos la habían puesto en
peligro con sus armas punzantes, y su terror se había metido en mi mente
de tal manera que temí perder la cabeza otra vez. Así que la había alejado de
mi propio territorio para mantenerla a salvo. Sé que soy lo suficientemente
fuerte como para desafiar a cualquier otro hombre, he luchado muchas veces
103
antes y he ganado.
Pero nunca he tenido una pareja, y nunca una tan vulnerable como
Clau-dah. Nunca he tenido que preocuparme por su seguridad o pensar en
cómo otro drakoni podría conspirar para robármela. Este nuevo drakoni
probablemente la había olfateado en el viento y siguió el rastro para ver qué
era ese delicioso olor. Probablemente olfateó su deseo —y la falta de mi
reclamo en su sangre— y supo que no había anclado nuestro vínculo. Sabía
que mi hembra era vulnerable y que estaba lista para ser reclamada.
Así que se la llevó.
Rugo con indignación, mi grito de furia es tan fuerte que hace temblar
las estructuras cercanas, las aves llenan los cielos, huyendo. No me importa.
Este rival ha tratado de quitarme a Clau-dah. Ella es frágil, vulnerable, si
no tiene cuidado con ella, podría hacerle daño. El miedo a eso es mayor que
cualquier enojo que tenga, no puedo dejar de verlo agarrándola con sus
garras y arrastrándola lejos, su pequeño cuerpo arrojado como una hoja en
el viento. Clau-dah es pequeña y no tan robusta como una drakoni, debe
tener cuidado con ella. Es más preciosa que la vida misma.
Acecho, mirando de cerca al gran macho cicatrizado. No puedo atacarlo
abiertamente, porque mi preciosa compañera está sujeta contra su pecho y
no arriesgaré su seguridad por nada. Debo esperar. Si el macho desea
desafiarme, tendrá que bajar a Clau-dah. Entonces lucharemos y haré que
se arrepienta de haber tocado a mi hembra.
No le permitiré vivir, no después de tocar a Clau-dah, no después de
ponerla en riesgo. Morirá violentamente y con gran dolor.
Así que espero, mi cuerpo hirviendo, mi mente es un furioso embrollo
de rabia. Acojo con satisfacción los pensamientos de
oscuridadhambremuerteenojo. Ni siquiera los pensamientos de mi Clau-dah
penetran en mi mente volátil, estoy perdido en la oscuridad de la locura una
vez más y me alegro por ello.
Recuperaré a mi compañera, le advierto con la mente y enviándole un
pensamiento de muerte. Recuperaré a mi compañera y sufrirás.
Ella no es tuya, responde el otro dragón. No la has reclamado. No hay
fuego en su sangre. ¡La hare mía!
Mia, gruño. Mi Clau-dah. Mi compañera. No es tuya.
Enfurecido, caigo al suelo frente al dragón. Podría haber sabido su
104
nombre alguna vez, los drakoni fueron una vez personas muy unidas. Ahora,
no importa, es un intruso, un ladrón de compañeras y va a morir por tocar
a mi Clau-dah. Por asustarla. Incluso ahora, puedo oler su miedo, sutil y
espeso en el aire cálido, su encantador olor está manchado por el hedor acre
de mi rival: joven, fuertemente marcado por las peleas y a punto de morir.
No va a ganar. Nunca. Enseño mis dientes en un gruñido salvaje
cuando lanza una columna de llamas en desafío. Demasiado cerca de Clau-
dah y su suave mata de cabello. ¿No se da cuenta de lo peligroso que es
nuestro fuego para ella? Furioso, levanto la cabeza y rujo mi aceptación de
su desafío.
Vamos a arreglar esto entre nosotros, declara el macho. Tendré a la hembra
como mi compañera.
Tendrás que destruirme primero.
¡Entonces ven!
Me tenso mientras mi rival aleja sus garras y baja a Clau-dah. Cae de
rodillas, su cabello cayendo frente a su cara. Gruño bajo en mi garganta,
esperando a que se levante para salir del camino, para ponerse a salvo.
Después de un largo y tenso momento, se pone de pie con las piernas
temblorosas, su rostro está completamente lleno de miedo mientras me mira,
luego retrocede unos pasos.
En el momento en que está fuera del alcance, salto, golpeando mi peso
contra el cuerpo del otro macho.
Mi oponente nunca tiene una oportunidad, aunque el macho más joven
está muy marcado y obviamente ha sobrevivido a muchas batallas, está claro
que ganaré. Sabe destrozar con sus poderosas mandíbulas, pero no es tan
rápido como yo, cuando sus dientes se traban en mi miembro anterior, le
doy un fuerte golpe en la cabeza con mi cola para distraerlo, y luego
desgarro su ojo restante.
Es casi demasiado fácil.
El macho grita de dolor y de inmediato retrocede, siseando. Retrocede
unos pasos, azotando la cola con rabia y dolor mientras extiende sus alas,
listo para volar. Ya ha terminado con la lucha.
Pero no voy a dejarlo ir, amenazó a Clau-dah, y por eso, pagará con su
vida. Voy tras su ala, mis garras cortan las gruesas fibras del hueso. Mi
oponente grita de dolor y su cabeza se mueve salvajemente, me ataca, pero
sus golpes no llegan a ningún lado. 105
Me muevo para matar, mi mandíbula se engancha en la parte inferior
de suave de su cuello. Con un movimiento feroz y exuberante, arranco la
garganta de mi oponente, la sangre se vierte en mi boca, y con ella viene la
locura.
Oscuridadhambremuerteira…
Escucho un grito ahogado en algún lugar detrás de mí.
Muevo la cabeza de un lado a otro, rociando sangre, y el cuerpo de mi
oponente cae al suelo bajo mis pies. Me vuelvo para ver a Clau-dah
mirándome con grandes ojos verdes, se apoya contra un marco de metal
esquelético, como si sus piernas no pudieran sostenerla. Su mirada con los
ojos muy abiertos se dirige al dragón que sigue retorciéndose bajos mis
patas.
—Oh Dios mío. Lo has destripado. —Sus manos cubren su boca,
amortiguando sus palabras—. Oh, mierda.
No entiendo sus palabras, pero su tono me frustra. ¿Por qué está
molesta? Oscuridadhambremuerteira. ¿No le mostré que puedo protegerla?
¿Qué puedo cuidar de ella? Oscuridadhambremuerteira. ¿Qué está a salvo
conmigo?
¿No he sido paciente?
Oscuridadhambremuerteira.
Me acerco a ella con mi mente otra vez, pero no encuentro nada allí.
No hay conexión, nada a lo que sujetarse, nada a lo que aferrarse y aleje la
oscuridad de mi mente que se extiende hasta los límites. Se siente como un
insulto. He intentado entenderlo con todas mis fuerzas, pero con la sangre
de mi oponente corriendo por mi garganta y la lujuria de la batalla corriendo
por mis venas, es difícil concentrarme en los ojos verdes de Clau-dah y la
calma que existe ahí.
Oscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremue
rteira.
Cierro los ojos, luchando por el control. Se tarda un momento, pero me
las arreglo para aferrarme a la cordura. Abro los ojos lentamente, y luego
noto un nuevo olor en el aire, el miedo de Clau-dah. Instintivamente bajo la
cabeza y me acerco a ella, sin desear nada más que consolarla.
Retrocede con miedo en sus ojos.
Algo dentro de mí se rompe. La furia se desborda. No hacia ella, nunca
hacia ella. Pero todo lo demás extingue mi calma. El macho muerto bajo mis 106
pies, el hedor de este lugar horrible, la falta de conexión con Clau-dah.
Porque tuve que defenderla y ahora me teme de nuevo. ¿Por qué no está
orgullosa de mí por derrotar al intruso? ¿No puede ver lo feroz que soy?
¿Qué tan completamente dedicado estoy por su felicidad y protección?
Oscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremue
rteira,oscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremue
rteira,oscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremue
rteira,oscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremue
rteira,oscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremue
rteira,oscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremuerteiraoscuridadhambremue
rteira…
Me acerco mentalmente a ella de nuevo, desesperado por conectarme,
anclarme a ella.
Pero no hay nada a lo que aferrarse. Su mente está cerrada para mí.
Todo porque aún no la he reclamado.
Si lo hubiera hecho —si le hubiera dado mi fuego— el otro dragón
nunca me habría desafiado. Su olor se mezclaría con el mío, y los machos no
emparejados y en celo no la tocarían.
Pero nunca me dejará tocarla. Han pasado días y todavía no estoy más
cerca, ahora me mira con shock y miedo en sus ojos.
La rabia es demasiado, la necesidad de mi Clau-dah es demasiada.
Carcome mi mente y no deja nada atrás. Debo reclamarla. Debo poseerla.
Ponerla a salvo. Hacer que nadie más pueda reclamarla.
He sido paciente el tiempo suficiente.
Mía.
107
Traducido por MEC
Corregido por M.Arte
128
Un gemido se me escapa de la garganta mientras descanso bajo la
forma dura y pesada del hombre dragón con el que acabo de tener sexo.
Todo en mi cuerpo duele, y estoy llena de emociones, todas mezcladas.
Ese había sido el mejor sexo que jamás había tenido, hasta la parte
donde me atacó.
¿Hasta entonces? Me había sorprendido y complacido lo increíble que
era el sexo con Kael. Su polla era enorme y parecía golpearme en todos los
lugares correctos. Cada empuje dentro de mí me había hecho reavivar el
orgasmo, y me había venido al menos tres o cuatro veces. Fue amable, a
pesar de que es mucho más grande que yo, y estuvo completamente centrado
en hacerme venir. Y venir. Y venir. En toda la experiencia (aunque pequeña)
que había tenido con el sexo, nunca había sido tan largo ni tan duro con
nadie. Me encantó cada maldito y agotador segundo.
Hasta que me mordió.
Entonces todo cambió. Pasé de los orgasmos constantes a una descarga
de dolor, y eso detuvo la diversión y el placer del sexo tan tajantemente
como si me hubiera topado con una pared de ladrillos. Golpeé los hombros
de Kael, rogándole que me soltara, pero todo fue en vano. Solo seguía
mordiéndome y gruñendo, su gran polla muy dentro de mí.
Si así es como los dragones terminan en el sexo, ya no quiero ninguna
parte de eso. Incluso cuando finalmente entró dentro de mí, pude sentir su
liberación. Era como si su semen estuviera brutalmente caliente, tan caliente
como la herida en mi cuello que había pasado de morder a solo lamer.
Incluso después de que se vino, no se bajó de mí.
¿Toda esa deliciosa atracción que sentí por Kael? Se fue. Pensé que lo
entendía. Que éramos amigos. Que nunca me haría daño.
¿Controlarlo? ¡Ja! Broma de mierda.
Así que había tomado el asunto en mis propias manos. Busqué en el
piso mientras estaba distraído lamiéndome la herida en el cuello. No había
mucho al alcance para usar como arma, pero había encontrado un trozo de
concreto. Lo golpeé en la parte posterior de su cráneo, incluso cuando habría
jurado que había gruñido MÍA.
Me había dado una mirada de sorpresa que fue casi cómica, y luego se
derrumbó encima de mí.
Y ahora su cuerpo extendido está aplastando el mío. 129
Me siento traicionada. Herida. Enojada.
Empujo sus grandes extremidades, frustrada. Un momento de pánico
comienza más tarde. ¿Acabo de… matarlo? Mierda. Paso un dedo por
debajo de su nariz, comprobando si hay aire. Todavía respira. No quiero
matarlo, había sido amable hasta ese momento y me había encantado. Pero
es bueno saber esto, creo. ¿Humanos y dragones? Son demasiados diferentes.
Está claro que Kael solo me ve como un juguete, y he estado creando
historias de fantasía en mi cabeza sobre lo que podría pasar si un humano y
un dragón su unen. Esto es una llamada de la realidad.
Hora de volver a casa, de vuelta al Fuerte Dallas.
Si Kael solo quiere un juguete sexual, tendrá que buscar en otra parte.
Me estremezco de nuevo, recordando la sensación de esos colmillos
calientes enterrados profundamente en mi garganta. Es curioso cómo las
películas siempre hacían que las mordeduras de vampiros se vieran sexys.
Claramente, nadie que haya escrito esos guiones ha sido mordido en la
garganta antes, porque esa mierda no es para nada divertida. Incluso ahora,
la herida se siente caliente y adolorida. Mi coño también, pero… por razones
completamente diferentes.
Tengo que irme antes de que Kael vuelva a sus sentidos. Necesito
regresar al Fuerte Dallas y a la seguridad de la muralla de autos y las
barreras de concreto. Ahí estaré a salvo de las atenciones de un dragón
demasiado amoroso al que le gusta morder cuando tiene un orgasmo.
Empujo su cuerpo, repentinamente furiosa. No estoy segura de sí estoy
enojada con él por ser un dragón y, por lo tanto, no ser tan humano como
me gustaría, o si estoy enojada con la milicia del Fuerte Dallas que me dejó
aquí para morir y me dijo que lo domara. O si estoy enojada conmigo misma
por meterme en esta situación.
Probablemente todo lo anterior. Sin embargo, no importa. Voy a dejar
que esa ira me alimente y me saque de aquí. Con movimientos pequeños y
ondulantes, logro mover su peso hacia un lado, y desde allí, es simplemente
una cuestión de hacer girar su cuerpo grande y pesado.
Se deja caer de espaldas, y lo estudio. La cara de Kael es pacífica, su
boca ligeramente separada como si hubiera pensado en besarme medio
segundo antes de que lo golpeara en la cabeza. Su polla todavía está
semidura, y brilla, húmeda con los efectos secundarios de nuestro amor.
No, fue sexo, me corrijo mentalmente. Todo el “amor” salió por la
puerta cuando me mordió. Me pongo de pie y paso por encima de su cuerpo 130
grande y tendido, y miro mi reflejo en el espejo. Mi cuello es de color rojo
brillante y está inflamado donde me ha mordido, las dos punciones
profundas a una distancia considerable en mi piel. Paso una mano sobre la
herida, haciendo una mueca. Está hinchada y se siente caliente al tacto.
¿Me envenenó? Jodidamente genial. Me vuelvo y miro su cuerpo
tendido, dividida entre la necesidad de darle una patada en el Jimmy por ser
tan idiota y la necesidad de levantarlo y acurrucarme contra él. Debo estar
realmente jodida de la cabeza para siquiera pensar en lo último, pero el
impulso sigue ahí.
Paso por encima de él y salgo del baño. Cierro la puerta con llave y
luego me doy cuenta de lo estúpido que es eso. Él simplemente puede
estrellarse contra una pared o volar por el agujero en el techo. No puedo
encerrarlo en ningún lugar de donde no pueda salir, así que necesito ser
rápida e inteligente.
Me dirijo a las escaleras de salida de emergencia. Si corro rápido,
podría regresar al Fuerte Dallas para el anochecer. Tendré que volver a
anudar el jersey de mi mono roto para no estar desnuda, pero es posible.
Hoy no es un día de ataque a dragones, así que debería estar a salvo.
Por favor, deja que Kael se quede dormido hasta que llegue a casa.
Si no estoy dentro de los muros del Fuerte Dallas para cuando se
despierte, estaré jodida, en más de una forma. Pienso en la mordedura que
vino al final del sexo y en la ola caliente de su semen dentro de mí, y me
estremezco. No otra vez. El pensamiento estimula a mis cansadas y
temblorosas piernas cuando corro a la habitación principal, recojo los restos
de mi mono y luego corro por las escaleras más cercanas. Puedo descansar
cuando esté a salvo en mi propia cama.
Todo esto terminará pronto.
131
Traducido por Flochi
Corregido por Paop
Debería haber buscado una ropa mejor, me digo mientras abro la puerta
doblada de un auto y me deslizo entre dos automóviles viejos y fundidos que
forman parte de la barricada del Fuerte Dallas. El mono que había vuelto a
tomar permaneció entero durante un minuto y luego terminó cayéndose en
pedazos en un santiamén. A estas alturas, estoy caminando por las calles del
Fuerte Dallas completamente desnuda, cubierta de rasguños, mugre y
oliendo a sexo de dragón.
Pero al menos llegué a casa. Golpear a Kael para poder regresar a la
ciudad había sido la prioridad y ¿si eso significa desfilar desnuda y recibir
rasguños en el proceso? Lo volvería a hacer al instante. No hay nadie en las
tierras para hurgar salvo yo, de cualquier manera. 132
Ha sido un largo día, pero casi acaba. Espero.
Había visto un dragón rojo en los cielos ni diez minutos después de
haber dejado atrás a Kael. Me había escondido, asustada de que de alguna
manera fuera a verme. Mi mente se llenó de los recuerdos de la pelea de
Kael con el otro dragón dorado y lo rápidamente que le había rasgado la
garganta a su oponente. Lo último que necesitaba era ser reclamada por
otro dragón mientras huía de otro. Me había acurrucado en un viejo
contenedor de basura, sin importarme que apestara a basura vieja y el hedor
fuera abrumador al mediodía. No importaba, era seguro. Bueno, algo. Dudo
que vuelva a sentirme completamente segura. Pero tras una hora y sin más
avistamiento de dragones, abandoné mi escondite y seguí hacia el Fuerte
Dallas, mirando constantemente sobre mi hombro en busca de alas doradas.
Pero los cielos permanecieron despejados.
Y ahora que la noche está cayendo, los cielos de un púrpura oscuro con
el crepúsculo, puedo ver las pequeñas fogatas dentro del Fuerte Dallas. Es
un alivio, y sé que quizás Amy y Sasha están calentándose las manos en una
de ellas. Presiono dentro de la barricada, meneándome a través del familiar
agujero por el que he escapado docenas de veces en las salidas para hurgar.
Cada buen carroñero tiene su propio secreto para esquivar a los
guardias de la puerta y este es el mío. Me abro paso hasta el asiento trasero
del auto y aterrizo en un espacio estrecho para arrastrarme entre un edificio
de ladrillos derrumbándose y un callejón viejo y lleno de basura usado para
las transacciones del mercado negro, un poco lejos de las avenidas
principales. Nadie está afuera y eso es bueno. La gente tiende a reunirse
cerca de las fogatas cuando oscurece o esconderse dentro de sus casas.
Funciona para mí. Nadie me verá actuar como Lady Godiva a través de la
ciudad.
Lo que está bien, porque estoy cansada, dolorida y tengo frío. La herida
en mi garganta palpita con su calor incómodo y eso hace que me preocupe.
¿Las mordidas de dragón se infectan? Y pensar que había besado a Kael.
Pensar que quería besar a Kael. Que lo había anhelado. Diablos, había
buscado tener sexo, incluso luego de que estuvo preparado para retroceder.
Debo estar loca.
Me mantengo en las sombras, dirigiéndome a través del revoltijo de
calles que conforman el asentamiento del Fuerte Dallas. La pequeña “casa”
que comparto con Amy y nuestra amiga Sasha está ubicada en la parte más
pobre de la ciudad, lo que significa que está en el centro, donde la gente está 133
menos protegida de los ataques de dragón. Los alrededores, y el viejo
estacionamiento que contiene todos los edificios importantes como las
barracas de la milicia y la cárcel, es donde la gente está más segura, pero
necesitas dinero o poder (o ambos) para conseguir un sitio como ese. No
tengo ninguno, así que vivimos en la parte trasera de medio autobús escolar
en un lote de estacionamiento rodeadas por otros que tienen igualmente
poco dinero y protección.
Nuestro pequeño autobús tiene cuatro neumáticos desinflados, una
parte delantera aplastada y casi ningún asiento; fueron una de las primeras
cosas que vendimos. No obstante, está bien, ya que no planeamos manejar a
ninguna parte. El interior de metal lo hace un hogar razonablemente
cómodo, aunque es dolorosamente caluroso en el verano y amargamente
frío en el invierno. Pero nos mantiene a salvo y secas, y eso es todo lo que
uno realmente puede pedir en tiempos como estos. Lo veo en la oscuridad
junto con el destello de una pequeña lámpara en el interior, y una oleada de
alivio me invade. Corro hacia casa, empujando la puerta plegable y me
arrastro dentro.
—¿Amy?
Pero solo está Sasha acurrucada cerca del fuego de la cena. Sasha, con
sus ojos marrones, cabello oscuro y rostro demasiado delgado. Sasha, que
era preciosa y podría haber trabajado como actriz o supermodelo si todo lo
del “apocalipsis dragón” no hubiera sucedido. Se ve delgada y hay un enorme
moretón cubriendo uno de sus pómulos.
Sus ojos se agrandan al verme.
—¡Claudia! ¿Dónde demonios has estado?
Me desplomo sobre mi pequeño colchón, envolviendo las mantas
alrededor de mi cuerpo como ropa improvisada.
—¿Dónde está Amy?
Sasha pone una tapa sobre el pequeño medio barril de metal que
usamos para fogatas y luego se arrastra a mi lado.
—Te ves horrible. ¿Te encuentras bien? ¿Y por qué estás desnuda?
¿Te lastimaron? ¿La milicia te retuvo? —Jadea—. ¿Te están haciendo…?
Sasha es charlatana. Sin embargo, su torrente de conversación
preocupada me hace sentir mejor. Es normal, y pocas cosas se sienten
normal últimamente. 134
—Estoy bien, lo prometo. —Toco su brazo—. Larga historia y una
que compartiré después. ¿Dónde está Amy?
—Fue a buscarte —dice Sasha, sacando una botella abollada de agua y
pasándomela—. ¿Estás… bien? ¿En verdad? ¿Los guardias abusaron de ti?
¿Es por eso que no tienes ropa y estás toda rasguñada?
—No. En serio, estoy bien. Pero Amy…
Los ojos de Sasha se agrandan.
—¿Y puedo decir esto? Hueles… realmente raro, chica. Como a basura
y algo más. ¿Estuviste hurgando y te robaron? Quiero decir, huele como si
hubieras estado hurgando, pero te has ido por días y nadie hurga desnudo.
Le muestro a Sasha una sonrisa cansada y tomo el agua. Intento dar
un sorbo… y termino acabándomela por completo. Estoy totalmente
deshidratada y la sensación de tener fiebre está creciendo. La herida en mi
cuello me está molestando. De hecho, todo me está molestando en este
momento, desde la sensación áspera de mis mantas a la manera en que mi
cabello sucio cae contra mi piel.
—Creo que estoy enferma —le digo a Sasha.
—¿Enferma? ¿Cómo?
Un dragón me mordió durante el sexo.
—No lo sé.
—¿Es por eso que apestas? —Frunce el ceño.
Llevo mi muñeca a mi nariz y huelo. Huelo raro. Hay un hedor a sudor
y la basura del contenedor, pero hay un aroma más fuerte e inusual saliendo
de mis poros. Huele, extrañamente, como a Kael: piel de dragón, especias y
calor. Frunzo el ceño y huelo mi otra muñeca, luego mi cabello. Sin duda
viene de mí. Tal vez su aroma se me pegó durante el sexo… pero ¿no se
habría ido a estas alturas?
—Necesito un baño.
Quiero decir, apesto, pero la verdad es que… me gusta el olor. Otra
razón por la que estoy enferma de la cabeza. El aroma de Kael es atrayente,
reconfortante y desearía odiarlo ahora.
—Puedes bañarte después. No obstante, tienes que contarme esta
historia primero. —Regresa al fuego y levanta la tapa, mientras lo hace, el
aroma a sopa llega a través del aire, haciéndome agua la boca—. Estoy 135
haciendo estofado si tienes hambre. Tiene algo de carne de ardilla y patatas.
—¿Estofado? —La miro con sorpresa—. ¿Cómo conseguiste los
ingredientes para un estofado?
Sasha evita mi mirada, revolviendo la pequeña olla puesta en las brasas.
—¿Cómo crees? Teníamos hambre y no regresabas. No había nada que
comer. Tenía que hacer algo.
Cierto. El “amigo” de Sasha en la milicia que le cambia algunas
monedas o bocadillos a cambio de sexo. Bueno, más que sexo, creo, porque
siempre regresa con moretones o una mirada asustada en su rostro. Le he
advertido antes, que “ver” a este sujeto por comida es un callejón sin salida.
Conocemos demasiadas chicas que comenzaron con un amigo y terminaron
con veinte o cien. Siempre acaban en Mamadas Becky como una de sus putas.
Sasha jura que tiene cuidado, pero los moretones en su rostro y la
desesperación en sus ojos me dice algo completamente distinto.
—Lo siento —susurro—. Debí haber estado aquí.
—Puede pasar. —Se encoge de hombros—. No fue tan malo y me
compró a Amy y a mí suficiente para comer por unos días. Hay cosas peores.
¿Tienes hambre?
De pronto, la mordida en mi cuello no parece tan terrible. Kael fue
amable conmigo, a su propia manera. El amigo soldado de Sasha no tiene ni
un hueso amable en su cuerpo. Se sacrificó por esta comida y no voy a
rechazarla y herir sus sentimientos.
—Comeré. Gracias.
Sasha sirve un poco en un cuenco astillado y me lo pasa.
—Dime qué sucedió. Te has ido por semanas y hemos estado muy
preocupadas. Amy contó que fue a visitar a Tucker, preguntando por ti. Él
le dijo que la milicia te tenía, así que fue a preguntarles qué pasó.
Mi estómago se contrae nerviosamente.
—¿Cuándo pasó esto?
—Hace dos días. —Sasha se muerde el labio, mirándome preocupada—.
Pregunté por ahí, pero no llegué a ninguna parte.
—Está bien —digo, aunque no lo está. Es normal para Sasha y para mí
desaparecer durante la noche a veces, yo yendo en excursiones para hurgar
y Sasha con su amigo. ¿Pero Amy? Amy siempre espera aquí en casa. Su
pierna está mal y no puede caminar sin que le duela. Que se haya ido por 136
dos días es… malo. Trago la comida. Tengo que encontrarla—. Habló con
Tucker, ¿eh? Ese maldito bastardo.
Sasha me mira confundida, acunando su cuenco.
—¿Qué hizo?
—Me entregó a la milicia, eso pasó. —Mastico con enojo, decidida a
comer rápidamente. No voy a pensar en el hecho de que la carne está un
poco echada a perder o que es tan fina que apenas puedes saborearla en el
caldo. No quiero pensar en que tuve carne fresca con Kael todas las noches.
Me traicionó. En cambio, me centro en Sasha—. Le llevé a Tucker algunas
cosas para vender y tenía a la milicia esperando cuando llegué. El bastardo
me entregó para salvar su propio pellejo. —Ante el jadeo consternado de
Sasha, continúo—: La milicia me arrestó y me encerró por más de una
semana, mientras decidían qué hacer conmigo. Entonces me llevaron a
juicio en frente del alcalde y puedes adivinar cómo resultó eso.
Su mandíbula se aprieta y frunce el ceño.
—¿Ese gordo hipócrita?
—Síp. Sentado allí, usando también un portátil. Tuvo la desfachatez de
mirarme a los ojos y decirme que hurgar era malo y que no debería hacerlo,
mientras usaba un equipo encontrado por carroñeros. Es un pedazo de
mierda. Como sea. —Me estremezco y bajo mi cuenco vacío, arrastrando las
mantas más cerca—. Decidió que debería ser exiliada permanentemente.
Sasha contiene el aliento por la alarma.
—Empeora —le digo—. La milicia tuvo una idea distinta.
Sasha se impresiona.
—¿Peor que le exilio? ¡Eso es la muerte! ¿A dónde puedes ir? ¡Oh,
Claudia! ¡Esto es horrible! El Fuerte más cercano de aquí es el Fuerte
Orleans y eso está a muchos kilómetros de distancia. No lo lograrás. —Las
lágrimas inundan sus ojos—. Si los nómadas no te atrapan, los dragones
te…
—Está bien, Sasha. En serio. Solo escucha. —Alzo las manos en un
intento de detener la corriente de su preocupación—. La milicia había
escuchado que alguien en el Fuerte Orleans domesticó un dragón y
decidieron usarme como carnada. —Sus expresivos ojos se abren de par en
par, y abre la boca, pero salto antes de que pueda volverse loca de nuevo—.
Antes de que preguntes, te lo diré. Parece que a los dragones les gustan las
mujeres humanas. La milicia me aseó y me encadenó a un poste en uno de 137
los edificios abandonados y luego me dejaron para un dragón. —Hago una
sonrisa irónica—. ¿A que no sabes? Uno apareció poco después.
La mandíbula de Sasha se abre.
—Pero… cómo…
—Lo sé. Fue… extraño. —Me estremezco ante el recuerdo de ver a
Kael por primera vez—. No me lastimó. De hecho, está fascinado por mí.
Creo que la milicia tenía razón, a los dragones les gustan las mujeres
humanas. El que encontré era uno grande dorado, me olió e intentó
alimentarme. —Apreté más las mantas, preguntándome cuánto debería
decirle. Bien podría escupirlo todo—. Oh, y, eh, se convierte en un hombre.
—¿Se convierte en un hombre? —La cabeza de Sasha se inclina
ligeramente, como si le resultara difícil digerir esto—. ¿A qué te refieres?
—Quiero decir, son cambiaformas. Aterrizó frente a mí y se convirtió
en un tipo. —Hago un gesto al aire, como si de alguna manera eso fuera a
ayudar a explicar las cosas—. Tiene casi dos metros diez de alto y su piel es
de un raro y veteado tono, pero tiene cabello, cejas y todo. Se ve humano
excepto por los ojos y tiene garras. Y colmillos. Y eh, algunas púas en sus
brazos. Y eh, un quipo más grande que el promedio.
Sasha me mira fijamente.
—¿Viste su equipo?
—Bueno, estaba desnudo.
—Y estabas desnuda. —Alza sus cejas—. ¿Tú…?
—Eso no es importante. Solo, ya sabes, estaba diciéndote sobre cómo
son distintos de nosotros, pero aun así similares. —Me estoy ruborizando
tanto en este momento.
—¿Tenía púas?
La miro fijamente.
—¿Qué cosa?
—Su pene. Leí una vez eso en un libro —dice Sasha—. Antes de los
dragones. Estaban estos tipos cambiaformas y tenían penes con púas.
Algunos de ellos incluso tenían dos penes.
—¡Dios, no! Era solo, eh, distinto. Más grueso. Y es caliente al tacto.
—No voy a decirle sobre la abrasadora liberación de su semen.
—¡Entonces tocaste su pene! 138
—Su piel —grito—. Su piel es caliente al tacto.
—Pero lo tocaste, ¿verdad? —susurra—. Puedes decirme.
—Eh. Quizás. —Cuando los ojos de Sasha se agrandan, agrego
rápidamente—: ¡No fue tan así!
Fue exactamente así, pero no tienen que conocer los detalles.
Sasha se aclara la garganta, parpadeando.
—Entonces, ¿intentaste domesticarlo?
—¡No! ¡No quiero domesticarlo! Fue solo… —Lucho por explicarlo—.
Entonces… me capturó, fue realmente agradable y siguió intentando hablar
conmigo. Pero también dejó claro que me deseaba.
—¿Te deseaba, te deseaba?
Asiento.
—¿Supongo que no ven muchas mujeres? Seguía intentando tocarme,
pero cuando decía no, retrocedía. Quería que lo deseara también.
La nariz de Sasha se arruga ante la idea.
Y quiero aclararle las cosas. Kael puede ser realmente dulce y seductor
y en ese momento se sintió correcto estar con él. Pero luego me mordió y
todo volvió a cambiar. Va a ser muy difícil explicar la dinámica con Kael. La
constante posesividad seguida por la intensa ternura. Sasha no lo
comprenderá. Diablos, es difícil para mí comprender las cosas a veces y
estuve allí. Es difícil pensar en un dragón siendo tierno y cariñoso… y
mordedor. Hay una dualidad en Kael, por un lado es increíble, y por el otro
es increíblemente aterrador.
—Tendrías que haber estado allí. Me protegió de otro dragón.
—¿Otro dragón?
—Sí. Intentó arrebatarme de él. —Salto la parte donde aparentemente
los dragones pueden oler la excitación y que así fue cómo el otro dragón me
encontró—. Kael me rescató del otro dragón y estuvo muy emocional. Me
deseaba, y comencé a limpiarlo y una cosa llevó a la otra…
—¿Limpiarlo?
—La sangre. Rasgó la garganta del otro dragón.
Los ojos de Sasha se agrandan.
139
—¿Y dormiste con él luego de eso?
—No iba a decirle que no —le digo. Pero se siente injusto pintar esa
imagen. Pude haberle dicho que no a Kael otra vez. Pude haberlo apartado.
La verdad es que, cuando comenzó a tocarme, había respondido y había
deseado tener sexo con él.
Pero Sasha no entenderá eso. No le gusta el sexo y solo lo hace con su
amigo oficial para obtener comida. No comprendería el puro anhelo y
necesidad que sentí de que Kael me tocara, o cómo se sintió cuando puso su
boca en mi coño y se dio un festín.
—Y… ¿tuviste sexo con él y te dejó ir? —Sasha parece
impresionada—. Vaya. En verdad están domesticados por las mujeres.
—No exactamente. —Me froto la mordida caliente en mi cuello. Dios,
me siento caliente de nuevo. Adolorida, de hecho—. En mitad del sexo, me
mordió y dolió, así que lo noqueé con una roca en la cabeza. Lo dejé
inconsciente y hui.
Sasha pone una mano en su boca, jadeando.
—¿Te mordió? Déjame ver.
Bajo las mantas y aparto mi cabello, exponiendo mi cuello.
—¿Se ve mal? Se veía feo antes.
Sasha se inclina, encendiendo una de sus preciosas linternas, que solo
son usadas para emergencias e ilumina mi piel. La luz parpadea de un lado
a otro en mi cuello.
—¿Dónde te mordió?
—¿Estás bromeando? —Puedo sentir el calor de la mordida corriendo
a través de mi piel como veneno. Toco mi cuello para mostrarle—. Aquí.
—No veo nada. —Los dedos de Sasha recorren ligeramente la piel y se
sienten extrañamente fríos—. Estás caliente, pero la piel no está herida y
nada parece infectado. ¿Segura que no entraste en pánico y te lo imaginaste?
Creería que tener sexo con un dragón puede distraer un poco. Todas esas
escamas.
—No tiene escamas —murmuro, con la mano en mi garganta. Lo
extraño que es que la mordida haya desaparecido—. Su piel es suave.
—Ajá. —Sasha claramente no me cree—. Mira, no voy a juzgarte por
tener sexo con él. Haces lo que tienes que hacer para sobrevivir. Confía en
mí, entiendo eso. —Apaga la linterna y se sienta frente a mí—. ¿Crees que
va a estar enojado? 140
—No lo sé. —Estoy intentando no pensar en ello.
—¿Vendrá tras de ti? —Se estremece ante la idea, jalando las mantas
más cerca de su cuerpo.
—Tampoco lo sé —digo, pero sospecho que estoy mintiendo, incluso
a mí misma. Claro que Kael va a venir detrás de mí—. Aunque, estoy a salvo
en la ciudad.
Sasha parece escéptica pero no dice nada.
—¿Terminaste de comer? Hay más.
Le entrego mi cuenco vacío y niego con la cabeza.
—Estoy bien. Tengo que vestirme. —Me giro hacia mi pequeño baúl
de pertenencias y saco una camiseta y un par de vaqueros.
—¿A dónde vas? —pregunta Sasha.
—Tengo que encontrar a Amy. No ha regresado aún y quiero saber
que está bien.
—Te ves agotada, Claudia. ¿No puede esperar unas horas?
No hay nada que desee más que arrastrarme en la cama y dormir por
unas horas. Este ha sido el día más largo de mi maldita vida, comenzando
por un dragón secuestrándome, luego sexo con un dragón y luego correr
por medio Viejo Dallas para regresar a casa con Amy que incluso mi
aplastado y lamentable colchón parece tentador. Mi cuerpo duele de
cansancio y me siento caliente y mareada.
Pero tengo que encontrar a Amy. No está a salvo. Mi hermana menor
es demasiado confiada y no la quiero en las manos de los guardias.
Sasha no dice nada mientras me visto rápidamente y me pongo un par
de botas pesadas. Las de repuesto son un poco demasiado apretadas para
mis pies, pero son un buen par de botas y servirán. Meto un cuchillo de
recambio en mi cinturón y luego le muestro a Sasha una sonrisa confiada.
—Regresaré pronto con Amy. No te preocupes.
—No puedo evitar preocuparme —dice Sasha en un hilillo de voz—.
Ustedes dos son todo lo que tengo.
Siento lo mismo. Pero Sasha puede sobrevivir por su cuenta. Sasha está
a salvo. No sé dónde está Amy.
—Tengo que irme —le digo—. Regresaré. 141
—De acuerdo. —Sasha no suena convencida.
No la culpo. Tengo el mal hábito de no regresar.
Traducido por Flochi
Corregido por Paop
Me duele la cabeza.
Mi cuerpo está extrañamente cansado, pero el latido en mi cabeza es lo 148
peor. Me pongo tenso, esperando a ver si esta es otra forma de la locura
sutil que siempre espera en los bordes… pero no hay nada. Me siento…
normal
Abro los ojos, mirando hacia arriba. A través del techo roto, puedo ver
los cielos de arriba. Están oscuros, centelleando con la luz de las estrellas.
A la distancia, puedo ver la silueta verdosa y nublada de la rasgadura en los
cielos de la que mi pueblo vino originalmente. La vista de ella no me
desequilibra. En cambio, me hace sentir un poco triste. Es un lugar al que
nunca puedo regresar y supongo que una pequeña parte de mí siempre la
extrañará.
Me toma un momento darme cuenta de que los cielos están oscuros.
No estaban oscuros antes, no cuando la reclamé.
Mi Clau-dah.
No, me doy cuenta. Claudia. Eso se siente bien. Refinada y elegante,
pero fuerte, como mi pareja.
Alargo mi mano hacia ella, buscando su cuerpo suave y pequeño.
Recuerdos de nuestro reciente apareamiento inundan mi mente y gruño
bajo en mi garganta por el placer. Reclamarla fue la más grande alegría que
he experimentado y me deleito con los pensamientos de su suave forma
debajo de la mía, su aroma llenando mis pulmones, su sabor en mi lengua.
Ya estoy hambriento por ella de nuevo. Me extiendo con el vínculo mental
a la vez que alargo mi mano hacia su cuerpo. Debí quedarme dormido luego
de darle mi veneno. He escuchado historias de que eso drena la fuerza de un
drakoni porque nuestra esencia es compartida. Claudia no tiene esencia que
compartir conmigo, así que quizás es por eso que he estado inconsciente por
tanto tiempo.
Pero mi mente está despejada y brillante, una señal de que el vínculo
es verdadero.
Sin embargo, mis manos no encuentran a Claudia cerca. Me incorporo,
ensanchando mis fosas nasales con la esperanza de captar su delicado aroma.
¿Se marchó?
El único aroma de ella es de hace horas y es leve.
No está aquí.
Me siento, todo el cansancio olvidado. ¿Claudia? Pregunto, probando
el vínculo mental entre nosotros que se ha establecido con el apareamiento.
No hay respuesta. Puedo sentir la atadura entre nosotros, pero está 149
demasiado lejos para recibir mis pensamientos.
¿Demasiado lejos?
La ira me recorre, caliente y veloz. ¿Otro macho se ha llevado a mi
hembra mientras dormía? Increíble. Una pareja reclamada está fuera de los
límites, incluso en las mentes dementes de los drakoni. Nadie se atrevería.
Claudia es mía. La he reclamado. Es mía para proteger. Mía para querer.
Mía.
Rujo mi indignación, bramando mi furia a los cielos. Cambio a forma
de batalla y me lanzo en el aire, ignorando el desmoronamiento del techo
cuando me abro paso a través de este y la manera en que las rocas caen al
suelo. No importa si destruyo todo el edificio. Todo lo que importa es llegar
con mi pareja.
Subo alto en los cielos, mis alas batiéndose furiosamente. No hay otro
dragón cerca, no capto su aroma, pero los instintos guían mi mente. Con el
vínculo de pareja entre nosotros, puedo concentrarme en la atadura mental
y encontrarla. Cierro los ojos y dejo que me guíe.
Claudia regresará a mí, sin importar a cuántos deba atacar para
liberarla.
Es mía para protegerla.
150
Traducido por Flochi
Corregido por M.Arte
Por primera vez desde que fui capturada (tanto por los humanos y
dragones) soy dejada sola por unas cuantas horas. Supongo que significa
que estoy a salvo, porque Kael en el pasado ha estado sobre mí ante un
indicio de peligro. Y siguió diciendo que porque he sido reclamada y me ha
dado su “veneno” nadie más me mirará como pareja potencial. Ya no estoy
en peligro por otros dragones y, por lo tanto, me pueden dejar sola. Debería
estar complacida.
En cambio, me siento sola y más abandonada que nunca. Sé que no
estoy actuando de manera racional. Sé que alejé a Kael deliberadamente. No
quería que estuviera aquí conmigo, pero cuando se fue, eso no me alegró
tampoco. Mi vida ha cambiado drásticamente debido a su presencia y me 171
estoy desquitando con él. Estoy frenéticamente preocupada por Amy y me
estoy desquitando con él. Estoy confundida por cómo me siento hacia él…
y lo estoy tratando mal.
Sé que es terrible. Sé que estoy siendo frustrante. Solo… honestamente
no sé qué hacer respecto a nada. Normalmente intento conformarme y
seguir adelante con lo que tengo, pero esta vez estoy completamente
avergonzada. Cada movimiento se siente como el equivocado.
Así que no hago nada.
No es que pueda hacer mucho. Irme está fuera de cuestión: Kael
enloquecería y no quiero eso. Tampoco es como si pudiera regresar a casa.
Solo me arrestarán, me entregarán o me usarán como ventaja adicional si
deciden conservarme. Mi libertad en el Fuerte Dallas ha desaparecido. No
tengo más una casa.
Busco alrededor del edificio de oficinas vacío y ruinoso, pero no hay
mucho que hacer. Hurgué aquí hace días cuando buscaba ropa y está tan
lleno de cosas inútiles como lo estaba entonces. Una engrapadora no es para
nada útil en un apocalipsis y tampoco un fax o veinte teléfonos que no
funcionan. Le doy a todo un repaso rápido y luego regreso al baño que
funciona y bebo suficiente del lavabo usando una taza astillada del “Mejor
Jefe del Mundo”. Mi estómago gruñe de hambre y pienso lo irónico que es.
Me estoy quejando por no poder ir a casa, al Fuerte Dallas, y tener que
quedarme con un dragón. Y, sin embargo, ese dragón siempre me ha
alimentado y cuidado de mí, y en el Fuerte Dallas he estado malviviendo y
pasado hambre la mayoría de los días que puedo recordar. Tengo que
reexaminar mis prioridades.
Pero no puedo superar el hecho de que Amy está siendo retenida por
los soldados. Está en problemas y es mi culpa. Y Sasha… intento no pensar
en lo que Sasha hará. Siempre encuentra una manera de sobrevivir. Me echo
agua en las manos, frotando mi rostro y brazos lo mejor que puedo. No hay
más toallas de papel; usé las últimas en Kael.
Y eso me hace pensar en la manera en que me había besado y tocado.
Cómo se había sentido ser apreciada y adorada por ese breve período de
tiempo. Lo había devorado. No me había dado cuenta lo hambrienta de
afecto que estaba hasta que él me mantuvo cerca, haciendo que nunca
quisiera abandonar ese cálido abrazo. Realmente desea lo mejor para mí.
Sigo diciéndome que esto está mal… pero, ¿por qué? Kael me enfurece con
su posesividad y actitud autoritaria, pero es amable y cariñoso por encima
de todo. No es su culpa que este mundo lo empuje hacia la locura.
172
Entiendo su necesidad también. Los destellos de locura que me ha
mostrado son completamente aterradores. No es de extrañar que los
dragones estén atacando ciudades y destruyendo todo. Sus cabezas están
llenas con tanto horror que no saben lo que están haciendo. He visto cómo
pequeñas cosas pueden hacer que malos pensamientos se alcen en la cabeza
de Kael. Si soy la única que hace que las cosas se calmen para él… entiendo
por qué quiere conservarme.
Solo que es horrible no poder decir nada al respecto.
Amy. Mi pobre hermana. La milicia nunca va a liberarla. Van a colgarla
bajo mi nariz como una póliza de seguro para intentar conseguir que obligue
a Kael a hacer lo que ellos desean. Amy debe estar aterrada. He intentado
mantenerla protegida de lo peor que el Fuerte Dallas tiene para ofrecer y
no puedo protegerla por más tiempo.
No es culpa de Kael y tengo que dejar de culparlo por eso. Suspiro y
me sacudo para quitar el agua de mi piel. Lo he culpado por muchas cosas:
mi hermana, mi exilio, la mordida, mi miedo a él, y ahora que se ha ido por
un tiempo, me doy cuenta de que nada de eso es su culpa. Si él hubiera sabido
que no me gustó la mordida, que no la esperaba y que me asustó, creó que
lo lastimaría casi tanto como me dolió a mí.
Está claro que tengo que hablar con mi dragón y resolver esto. Miro
por el agujero en el techo de baño con optimismo, pero no hay señales de él.
Intento alcanzarlo con mi mente también, pero no sé realmente lo que estoy
haciendo y no siento que me responda nada. Raro, pero creo que extraño su
presencia siempre atenta y dominante. Incluso su flirteo dracónico.
Solo se ha ido por unas pocas horas y me siento vacía y sola. Tal vez
hay algo en este vínculo dragón, después de todo. Me sentía vacía y sola en
el Fuerte Dallas, pero pensé que se debía a todo por lo que había pasado.
Quizás haya algo más. Toco el lugar ardiente en mi cuello donde me mordió
y me pregunto si el vínculo funciona en ambos sentidos.
Si no es así, quizás tengo más sentimientos por mi dragón de lo que me
gustaría admitir.
***
Poco tiempo después, un destello dorado en los cielos distantes llama
mi atención y contengo un nervioso aliento. ¿Es mi dragón o es otro? Es
difícil decirlo desde donde estoy parada. Me muevo al borde del edificio,
donde las paredes se han derrumbado y los cielos se abren. Un paso en la
dirección equivocada y caeré por el costado. Por lo general lo evito, pero
ahora me acerco sin temor. Pienso que hay dos escenarios: que sea un 173
dragón misterioso dorado que me comerá si no puede emparejarse conmigo
y moriré de todos modos, o es Kael y no me dejará caer.
Bastante extraño, es consolador pensar que Kael me apoya sin
importar qué. Apartó mi cabello azotando salvajemente de mi rostro y miro
los cielos azul claro. Nada. Quizás fue mi imaginación.
¿Kael? Intento. ¿Dónde estás? Se siente extraño estar hablando en mi
mente, pero no sé si escuchará si hablo en voz alta… si es él.
Para mi alivio, el gran dragón dorado baja en picada cerca del edificio
y comienza a dar círculos bajos en el momento en que digo eso. Sé que
seguramente es su manera de saludarme. Protejo mis ojos de la luz del sol
de la tarde, observándolo descender perezosamente a través del aire. En
verdad es hermoso así, pienso. Todo escamas brillantes y músculo enorme y
fibroso. También es grácil a pesar de su enorme forma de dragón. Mientras
lo observo, inclina sus alas y comienza a descender lentamente sobre el
techo roto encima de mí. Enormes patas traseras con garras se apoyan en
una de las paredes, y mete sus alas como un ave y luego mira al suelo.
Lo saludo. Es automático y me siento un poco tonta, pero saludo.
Sus ojos destellan con un complacido dorado, y de inmediato cambia a
forma humana, saltando ágilmente en la oficina donde espero. Hago una
mueca cuando aterriza, rodillas dobladas, pero la larga caída no parece
molestarlo. Los huesos de dragón deben ser más fuertes que los huesos
humanos, porque un salto como ese habría roto mis dos piernas. Se endereza,
y nuevamente, no puedo superar lo hermoso y grácil que es. No importa la
forma, ver a Kael moverse es puro placer.
—Regresaste —digo y luego me siento patética y obvia. Claro que
regresó. Siempre regresa por mí.
Camina hacia mí, cruzando el cuarto y retrocedo, insegura. ¿Está
enojado? Sus ojos destellan entre el negro de una fuerte emoción y dorado,
pero no hay enojo irradiando de sus pensamientos. Vacilo, preguntándome
si debería correr.
El gran cuerpo de Kael se mueve frente a mí y pone su mano en mi
cintura, luego me arrastra contra él. Una mano rodea mi mandíbula, e
inclina mi cabeza hacia arriba con suaves dedos, consciente de sus garras.
Estudia mi rostro vuelto hacia arriba por un momento y mi corazón palpita
salvajemente. Entonces su boca desciende sobre la mía en un leve roce de
labios. 174
Me estremezco ante la completa ternura de ese abrazo. ¿Por qué he
estado peleando contra esto con tanta fuerza? A veces soy tan estúpida.
Presionada contra él así, me siento protegida y amada. ¿Por qué no puedo
ser feliz con eso?
—¿Esto significa que ya no estás enojado conmigo? —susurro.
Nunca me siento enojado. Nunca.
Mi Claudia. Mi pareja. Escucho las palabras claras como el día en mi
mente, y un momento después, me envía un breve destello de una imagen
mental: yo extendida debajo de él, brazos levantados sobre mi cabeza, Kael
entre mis piernas, follándome con fuerza.
Rompo el beso, retirándome. Sorpresa y excitación me recorren, junto
con un poco de miedo. No quiero ser mordida de nuevo. Yo… no sé qué
hacer. Lo deseo, pero al mismo tiempo, tengo miedo de lo que sucede cuando
llegue al clímax. No lo puedo postergar para siempre. Va a tensar nuestra
frágil relación. Quizás… quizás pueda enseñarle que a los humanos les gusta
dar placer de otras maneras también.
Así que deslizo mi mano por su pene y envuelvo mis dedos alrededor
de este.
—¿Puedo tocarte así?
Se mueve y lame la unión de mi boca, un movimiento que envía
zarcillos de lujuria a través de todo mi cuerpo.
Quiero complacerte.
—Pero quiero darte placer. Hacer esto por ti me daría igual placer.
Pusiste tu boca en mí… ¿por qué no puedo hacer lo mismo por ti? —Y le
doy un apretón alentador.
Sus ojos se ponen negros un momento.
¿Pondrías tu boca sobre mí allí?
Me lamo los labios y observo cuando su mirada queda fija en mi lengua.
—Sí. ¿Está bien?
En respuesta, se retira y cierra los ojos.
Tócame como quieras.
Estoy un poco perpleja ante esa respuesta, porque parece imprecisa.
¿Como si pudiera tocarlo, pero no le importa si lo hago? Esa no es la
reacción que deseo. Pero cuando acaricio con mi mano su longitud arriba y 175
abajo y su cabeza se inclina hacia atrás, labios separándose, observo su puño
apretarse y me doy cuenta de que está disfrutando mucho esto. Me pregunto
por qué no quiere mirar.
Mis ojos se volverán negros. No quiero que te asustes.
Sin embargo, no suena como si estuviera perdiendo el control, así que
no tengo miedo.
—¿Debido a una emoción intensa? —Dejo que mis dedos tracen la
cabeza de su pene, la gran cabeza con forma de hongo, la extensión de
delicadas escamas. El calor sale irradiando de él a raudales, y estoy fascinada
de cómo alguien tan grande, fuerte y cubierto de escamas puede tener una
piel tan sedosamente suave. Pero la tiene, y es placentero tocarlo, aunque
parece mucho más placentero para él.
Emoción intensa. Sí.
—¿Te gusta mi tacto? —No puedo evitar pedir cumplidos.
Nada es más placentero. Observo con fascinación mientras se estremece
cuando rasguño levemente con mis uñas el borde de sus escamas allí.
—¿Nada? —bromeo.
Estar metido hasta el fondo en tu coño es mejor.
Oh, charla sexosa de dragón de nuevo. Está dejándome sin aliento y
quiero permanecer en control. Así que hago un murmullo de
reconocimiento y decido seguir distrayéndolo. Me pongo de rodillas,
acomodándome frente a él, me inclino y dejo que mi aliento sople sobre su
piel.
—¿Tu semen arderá hoy si te derramas?
Hay una levemente y apasionante pausa, como si se estuviera
imaginando todos los lugares a los que mi boca podría ir y dónde su semen
podría ir si se corre.
No.
Líquido pre-seminal está brillando en la cabeza de su pene, así que
decido probar esa teoría por mi cuenta. Todo es risa y juegos hasta que
Claudia salga quemada, después de todo. Así que suavemente paso un dedo
sobre la gota de humedad. Se siente extremadamente cálido, pero no tanto
que tenga que preocuparme de que me queme.
Y después, porque soy curiosa, me inclino para probarlo.
176
Calidez explota en mi lengua al mismo tiempo que escucho su
entrecortada inhalación. No estoy preparada para la dulce especia de su
sabor. He tenido la experiencia unas cuantas veces y no recuerdo que una
mamada tuviera un sabor como este. El aroma especiado de Kael parece
estar amplificado miles de veces en su sabor y es delicioso y adictivo.
Es injusto que tenga tan buen sabor. Sería mucho más fácil apartarlo
cada vez que quisiera tocarme si apestara en el sexo, tuviera un micro pene
y supiera a lavandina y repugnante.
No puedo evitar mi pequeña exclamación de placer y envuelvo mi mano
alrededor de su largo pene de nuevo. Tengo que parar. Diablos, necesito
calmarme. Quiero ser la que le esté dando placer, porque no quiero tener
sexo con él de nuevo. Quizás pueda hacerlo tan adicto a las mamadas que
nunca tendrá que morderme mientras tiene un orgasmo de nuevo. Si tiene
este sabor, puedo vivir con eso, y bastante feliz también. Arrastro mi lengua
sobre la cabeza de su pene, dándole lengüetadas a las gotas de líquido allí.
Y aprieto mis piernas firmemente, porque no quiero que huela lo excitada
que me estoy poniendo.
Tengo que permanecer firmemente a cargo. Si no lo hago, voy a ser
arrojada al suelo y follada, igual que antes. E igual que antes, va a asustarme
y lastimarme.
Así que me centro en hacer que se corra y que sea rápido. Dime lo que
te gusta, le envío, probando nuestro vínculo mental a la vez que mis labios
exploran su longitud.
Todo, viene la respuesta entrecortada. Todo lo que me haces, me gusta.
Sabes realmente bien, le digo, y arrastro mi lengua a lo largo de la gruesa
vena de su pene. Podría hacer esto más a menudo. Es la verdad; estoy amando
el sabor especiado y casi picante de su líquido pre-seminal. Me está
encantando la sensación caliente de su piel contra la mía. Es tan grande que
mis dedos no pueden envolverse completamente alrededor de él y es
suficiente para saber que nunca voy a ser capaz de tomar todo de él en mi
boca.
Su piel está moteada con el patrón de escamas aquí y rugoso a lo largo
de la parte inferior de la corona de su pene hasta el punto que me pregunto
si siguen siendo escamas, pero solo más pequeñas y juntas. Exploro todo de
él con mi lengua, incluso el calor de su saco. No tiene ningún vello en
ninguna parte, pero cuando arrastro mi lengua sobre la suave piel de allí,
177
siento un tipo estriado de resistencia, como escamas.
Y puedo sentirlo en mi mente cuando gime, asombrado por el placer.
Claudia. Tu boca. Harás que me derrame.
Esa es la idea, chico grande, envío como respuesta y voy bajando
mientras dejo besos en la cabeza de su pene. Giro mi lengua sobre esta y
luego lo meto, alimentando su gran longitud en el pozo caliente de mi boca.
Puedo sentir su reacción asombrada, y entonces envía una imagen a mi
mente de él empujando su pene dentro de mí, centímetro a lento centímetro
y el éxtasis en mi rostro a medida que lo hace.
Un gemido se me escapa. Es tan injusto. Se mantiene tan quieto que,
de no ser por nuestro vínculo mental, no sabría si esta disfrutando de esto
para nada. Es tiempo de jugar un poco a hacer trampa.
Así que continúo chupándolo, tomándolo tan hondo como me atrevo y
apretando la succión a la vez que lo acaricio de un lado a otro sobre mi
lengua, intentando hacer como si estuviera follando mi boca. Envío
imágenes propias también. De él poniendo sus manos en mi cabello y
retorciendo sus dedos en los rizos rojos. De él guiando mi cabeza,
empujándome a tomar más y más de él, más y más profundo. De él follando
mi boca meciendo sus caderas, y encantándome tanto que deslizo una mano
entre mis piernas y comienzo a tocarme…
Puedo escuchar su jadeo amortiguado, puedo sentir el momento en que
su control se rompe. El gruñido bajo comienza en su garganta de nuevo,
pero no tengo miedo. Está aquí en este momento conmigo. Puedo sentir la
conexión entre nosotros, y cuando una gran mano toca mi cabeza, solo
siento excitación.
Sí. Sí. Aliméntame con tu pene. Folla mi boca como lo harías con mi coño.
Estoy tan excitada por mis propias imágenes que me estoy retorciendo en
el suelo, incapaz de quedarme quieta.
Estoy en el momento con él cuando guía mi cabeza, follando mi boca
con golpes grandes y seguros. Siento el pinchazo de sus garras contra mi
cuero cabelludo, pero no tengo miedo. Solo agrega un borde de emoción, y
cuando sus movimientos se vuelven erráticos e irregulares, su aliento más
áspero, estoy alentándolo a que pierda el control.
Córrete, exijo. Déjame probarte. Quiero sentir que te corres en mi boca. Y le
envío imágenes pecaminosas que no dejan dudas al respecto sobre lo que
estoy pensando.
178
Se corre con un gruñido y su cuerpo se estremece. Mi mente se llena
con una explosión de placer y estoy sorprendida por ello, como también la
repentina explosión de semen especiado en mi boca. Lucho por beber todo
de él, pero hay mucho más volumen de lo que anticipé, y para cuando sus
ojos se abren, estoy limpiándome lo goteado por mi barbilla, lo que solo le
da más satisfacción. Lo siento latir en mi mente.
Mi pareja, prácticamente ronronea en su cabeza.
No respondo nada a eso, solo me limpio los labios. Estoy agotada y
adolorida por la paliza mental de nuestros pensamientos mezclándose, pero
casi se siente como si me hubiera corrido también. La humedad dolorosa
entre mis piernas me dice lo contrario, pero puedo vivir con eso.
Respirando con dificultad, Kael me pone de pie. Me jala contra él, y su
boca reclama la mía en un beso feroz que me dice que no ha acabado, no
todavía. Y estoy llena de necesidad, pero al mismo tiempo, eso es todo lo
que quiero por el momento. La mamada fue para que no quisiera sexo, no
un aperitivo para el plato principal.
Así que lo aparto, poniendo una mano en su pecho.
—No. Espera.
Se aparta. Claro que lo hace. Siempre se aparta cuando digo que no. Se
inclina y simplemente roza sus labios contra los míos.
Me gusta probarte. ¿Puedo hacer eso? Cuando asiento, me besa la boca de
nuevo. ¿Los humanos hacen mucho esto? ¿Presionar boca contra boca?
Puedo sentirme ruborizando, por alguna razón, como si me preocupara
que mi explicación fuera a parecer tonta y no fuera a querer hacerlo más.
Me pondría triste si dejáramos de besarnos, creo. Él lo hace increíblemente
bien.
—Es una señal de afecto entre parejas —le digo. Eso parece la
explicación más fácil.
Entonces, cuando presionaste tu boca sobre mí, ¿estabas aceptándome como tu
pareja? Satisfacción se arrastra a través de sus pensamientos.
Oh, cielos.
—No exactamente. La gente besa solo para probar a su compañero. No
siempre significa que tomarás a alguien como pareja.
Gruñe bajo en su garganta, su mandíbula endureciéndose mientras me
mira. 179
¿Has hecho esto de “besar” con muchos humanos?
—No muchos —admito. Cuando parece descontento, le doy a su pecho
un pequeño empujón—. Deja de ser tan posesivo.
Retrocede, dándome espacio y me contempla. Un momento después,
me jala cerca y acaricia mi cuello de nuevo, cariñoso.
Lo lamento, Claudia. Tus costumbres me son extrañas, pero las aprenderé.
Algunas son bastante placenteras.
Sí, lo son. Especialmente cuando vienen de él. Pero no sé si debería
admitir comprometerme a ser su pareja.
—Kael…
Claudia, me dice suavemente, mi nombre el más bajo de los susurros.
Sé que no deseas ser mi pareja y que te asusto. Puedo oler tu miedo.
Me estremezco, un poco preocupada de cómo va a reaccionar.
—Hueles todo. —Lo recuerdo oliendo mi excitación. Solo pensar en
eso es vergonzoso.
¿Cómo no podría? Sus garras acarician mi mejilla, trazan la curva a lo
largo de mi barbilla. Lo eres todo para mí. Le presto atención a tu felicidad.
Cuando estás triste, lo siento. Cuando estás excitada, eso me excita más. Eres
valiente y fuerte a pesar de tu tipo frágil. Me complaces. Haré lo que sea necesario
para hacerte feliz, pero no te dejaré abandonar mi lado. Eres mi pareja y perteneces
conmigo.
—¿Y si quisiera dejarte? ¿Y si eso me hiciera feliz?
Espero a que se vuelva loco, pero simplemente me acaricia la mejilla
nuevamente.
Te convencería de lo contrario. Pondría mi boca en tu coño y lamería ese
pequeño nudo enclavado allí hasta que ruegues permanecer en mis brazos.
El calor me inunda. Una declaración tan descarada y hace que me moje.
Pero si sigue excitándome, me preocupa que no seré capaz de apartarlo si
quiere más que la mamada que acabo de darle. Así que doy un aviso osado y
decido contarle la verdad.
—Me lastimaste cuando tuvimos sexo. No me gustó.
Los ojos de Kael se ponen negros y se queda inmóvil a mi lado.
180
¿Te lastimé?
—Cuando me mordiste. —Mi mano va a mi cuello—. Todavía se siente
caliente.
Se relaja y las garras acarician mi piel de nuevo.
Eso es porque te di fuego. Nosotros no lo damos cada vez que tenemos sexo.
Es como nuestro beso, lo haces para reclamar a tu compañero.
—Bueno, no me gustó. Y no me gusta ser reclamada.
Haré que te guste, jura. Dime qué puedo hacer para complacerte. ¿Debería
acostarte y presionar mi boca a tu carne de mujer? Puedo oler tu necesidad. Te
gustaron las imágenes mentales que te envié.
¿No hay secretos para un dragón? Va a costar acostumbrarse.
—Quieres complacerme, ¿eh?
Más que nada. Sus remolinantes ojos son de un intenso dorado, con un
dejo de negro en los bordes. Está excitado, pero más que eso, conoce lo que
quiero.
Y tengo que pensar. ¿Qué quiero? Quiero a Amy. Quiero que Sasha
esté a salvo. Pero si no puedo tener eso por el momento, tengo que
centrarme en lo que está frente a mí. ¿Qué me haría estar más cómoda aquí?
Nunca imaginé en un millón de años que estaría tomando a un dragón como
mi “pareja”, pero supongo que nunca pensé en grande o con bastante locura.
De acuerdo, si voy a pensar en grande y con locura, voy a darlo todo.
—Quiero una casa.
Esto lo hace detenerse.
He reclamado este territorio. ¿No es aceptable como una casa?
Niego con la cabeza.
—No es cómodo. Necesito cosas humanas para hacer de este un buen
lugar donde vivir. Si voy a quedarme contigo, por el momento, entonces
quiero un lugar realmente donde dormir. Una cama. Un baño. Algo que
comer. Café. Cosas como esa. No puedo vivir así. —Le señalo a la ruina de
la torre. En todo caso, está aún peor desde que llegamos, porque a Kael le
gusta aterrizar en los bordes y estos se desmoronan hacia dentro,
derramando roca y concreto—. Este no es un lugar donde mi gente duerme
cómodamente. Quiero eso. 181
¿Quieres un nido? Puedo escuchar orgullo en sus pensamientos. ¿Para
hacer una casa conmigo? No disfrutaría de nada más, mi Claudia.
Por alguna razón, su placer ante mi pedido me pone contenta. Si no
puedo tener a Amy y Sasha, al menos puedo no vivir como un maldito
animal.
—Quiero una casa. Un baño. Y algo de comer.
Y tiempo para acostumbrarme al concepto de ser su pareja.
Satisfacción destella en sus ojos.
Dime qué te gustaría primero y haré que suceda.
Traducido por Flochi
Corregido por M.Arte
196
Traducido por Flochi
Corregido por M.Arte
Cocinar sin duda es más fácil con un dragón alrededor, decido esa
noche.
Bostezo cuando giro el pedazo sobrante de carne de vaca sobre mi zona
de fogata. Estoy quemando algunos viejos papeles que encontré en la oficina
y Kael hace que resulte fácil hacer un fuego. No es un gran fuego porque no
tengo un combustible real, pero es un fuego. Arrojo otro manual técnico
sobre el fuego, y las llamas parpadean bajo, así que le indico a Kael que lo
arregle. De inmediato cambia a su forma de dragón, baja la cabeza y sopla
una llamarada, luego vuelve a cambiar a su forma humana y pone sus brazos
alrededor de mi cintura, jalándome a su regazo. Estamos mejorando en
cocinar como equipo, creo. Kael está aprendiendo a no quemar mi comida 197
mientras está escapando (¡bonus!), y yo estoy aprendiendo a no volverme
loca con sus métodos de cacería. Hoy más temprano, escuchó cuando le dije
que no hiciera un lío al matar a la vaca y me dejó cortar mi trozo antes de
comerse su porción.
Progreso. Pequeño, pero progreso.
Me acurruco en sus brazos mientras mi carne se cocina, acaricia mi
cabello y pasa sus garras arriba y abajo por mi brazo, soltando un murmullo
contento en su pecho. ¿Esto? Esto no es tan malo. De hecho, es del tipo
delicioso; tengo a un tipo ardiente, mucha comida y un impresionante cuarto
nuevo. No tengo que preocuparme por dónde duermo, si hay suficiente
comida para durar durante la semana, o si alguien va a irrumpir e intentar
robarse nuestras cosas. Mi mayor preocupación es si puedo o no lograr que
alguna vez Kael use pantalones, y si alguna vez deseo que lo haga, porque
es cálido y cómodo con toda esta piel caliente y desnuda contra mí. Me estoy
acostumbrando a su desnudez, igual que me estoy acostumbrando a su
naturaleza posesiva y primitiva.
Estoy… feliz. Por el momento. Sé que no durará. Sé que nada de esto
puede durar. Todavía me preocupo por Amy y Sasha y el futuro. Existe la
mordedura y el sexo. Está el Fuerte Dallas y qué hacer si nunca me dejan
regresar. Hay un millón de cosas que me preocupan.
Pero por esta noche, simplemente voy a disfrutar del aroma de mi
comida asándose, acurrucarme en el regazo de mi chico, y después, voy a
dormir en mi increíble cama nueva.
Cuando mi estómago está lleno de comida asada, me recuesto contra el
grande y amplio pecho de Kael y lamo mis dedos.
—Vamos a tener que encontrar un especiero —le digo—. Y quizás un
jardín en alguna parte.
Lo que sea que desees. Frota su nariz a lo largo de la concha de mi oreja.
—Sabía que dirías eso.
Porque sabes que haría lo que sea por ti.
Sonrío, porque es verdad. Es raro sentirme tan extrañamente… feliz
luego de ser exiliada del Fuerte Dallas y la única vida que conozco. Me
siento un poco culpable por tener el estómago lleno, mis entornos son
lujosos (comparado al viejo autobús escolar en el que he vivido por los
últimos cinco años) y he tenido unos orgasmos realmente estupendos varias 198
veces esta tarde.
Se está haciendo más difícil encontrar defectos en ser la compañera de
Kael.
Todo lo que he sabido me ha enseñado que los dragones son el enemigo.
Asesinan y destruyen. Millones, no, billones han muerto por ataques de
dragones. Pero el que me está sosteniendo entre sus brazos en este
momento está mordisqueando mi oreja juguetonamente y me cuida mejor
de lo que pude haber imaginado. Es alguien dulce con quien estar y me gusta
su sentido del humor. Sigo intentando prepararme mentalmente para lo que
va a suceder cuando la vida regrese a la normalidad. Cuando regrese a mi
hermana y él regrese a los cielos.
Porque esto no puede funcionar. Un dragón y humana no pueden ser
felices juntos, igual que un tiburón y una foca. Uno es un depredador y el
otro el bocadillo del primero. Algo sucederá y este castillo de naipes se
derrumbará.
Sin embargo, cada vez que pienso en eso, el dolor en mi pecho se hace
un poco más punzante.
No puedo estar enamorándome de un dragón. Simplemente no puedo.
Traducido por Flochi
Corregido por M.Arte
Estoy de pie en una celda oscura, la misma celda en la que había estado cautiva
por más de una semana, todo por tomar algunas cosas de las Tierras para Hurgar
y ser atrapada. Es una sentencia de mierda, que es más mierda por el hecho de que
soy la única en la cárcel. Me siento, esperando, pero nadie viene a por mí. Mi
irritación crece y paseo de un lado a otro en mi celda. En alguna parte distante,
Amy está sollozando como si su corazón se rompiera. El sonido me vuelve loca, y
sigo caminando de un lado a otro, esperando que me dejen salir.
Pero nadie viene. Nadie viene jamás. Mientras tanto, el llanto de Amy se
intensifica, hasta que no puedo escuchar otra cosa que no sea la miseria de mi
hermana.
199
Me acerco a la puerta de metal y la golpeo.
—¡Déjenme salir! —grito—. ¡Esto es un error!
—No es un error —me responde alguien.
—¡Pero mi hermana! ¡Está llorando! —Vuelvo a golpear la puerta.
—No te preocupes más por ella —dice el guardia desde la distancia—. Ella
es nuestra. La abandonaste.
—¡No! ¡La quiero!
—Entonces debiste haber pensado en eso antes de follarte al dragón. —La
voz es dura, cruel. Familiar. ¿El capitán de la milicia? Intento mirar por la puerta
de la celda, pero la pequeña ventana está empañada. No puedo ver más que la vaga
silueta de un hombre.
—No pueden retenerme aquí. ¡Mi hermana me necesita!
—No te necesita. Escogiste con quién quieres estar y no es con los humanos.
—La voz está llena de desdén.
—¡Él no es como los otros!
—¿No lo es! ¿No es exactamente igual que los otros?
Y no puedo negarlo, porque lo es. Solo porque sea mi dragón no significa que
no sea un asesino.
—No tuve opción.
—Siempre hay una opción, traidora —me dice—. Pudiste elegir ayudar a tu
gente, y en cambio, huiste con un dragón.
—No —le digo, pasando las manos sobre las paredes de mi celda—. No amo
al dragón —miento—. Estoy con los humanos. Déjame ver a mi hermana.
—Estás mintiendo.
—¡Estoy aquí! —grito más fuerte—. Estoy aquí con ustedes en el Fuerte y
quiero ver a mi hermana.
—No, no lo estás —dice el hombre, y su voz parece cambiar, volverse más
profunda. Viene de todas partes a mi alrededor y las paredes de mi celda se suavizan.
Caigo hacia atrás, solo para darme cuenta de que las paredes se han vueltos doradas.
Y cálidas. Y se están moviendo.
Ya no estoy en la celda. Estoy en el vientre del dragón. Mi dragón.
Él me dejará salir. Golpeo la pared con la palma.
200
—¡Kael! ¡Déjame salir!
Dijiste que no me amabas, ruge el dragón a mi alrededor. Que no tienes
opción. Que no te importo.
Eso no es verdad, le digo. Te amo. Pero también amo a mi hermana. Por
favor, por favor, déjame rescatarla.
Tienes que elegir.
—¿Elegir?
Elígeme, o elige a Amy. No puedes tenernos a ambos.
Los sollozos de Amy se hacen más fuertes, incluso a través de las paredes del
estómago del dragón. No puedo elegir. No sé cómo llegar hasta mi hermana. No sé
cómo salir del estómago del dragón.
—¡No puedo elegir! ¿Por qué me estás obligando a hacerlo?
Soy un asesino, como dijiste. He matado a miles de tu gente e incendié todo el
Viejo Dallas. No puedo vivir con gente. Debes elegirlos, o debes elegirme.
—No sé si pueda.
Entonces me perderás.
—¡No quiero eso! ¿No puedo tenerte y a mi hermana?
Pero los sollozos de Amy se están alejando más y más.
Elige, me dice Kael.
Las paredes comienzan a cerrarse, incluso mientras los sollozos de Amy se
desvanecen. Sacudo frenéticamente la cabeza, pero siguen cerrándose más y más a
mi alrededor.
¡Elige!
—¡No puedo elegir! ¡No puedo!
Entonces estoy en los brazos de Kael y estamos en lo alto, por encima de la
ciudad. Kael me deja caer, soltándome de sus garras. Doy volteretas a través del
aire, cayendo, cayendo, cayendo…
Entonces lo pierdes todo…
Cayendo.
***
Despierto con un jadeo, incorporándome en la cama. Mi cuerpo está
cubierto de sudor y no queda aire en mis pulmones. Respiro hondo varias
201
veces, intentando calmarme. Un brazo pesado está apoyado a través de mi
cadera y se aprieta, acercándome.
Es Kael en su forma humana, está acostado a mi lado en la cama, sus
ojos cerrados, intentando acercarme y hacer que regrese a dormir. Estoy aquí.
Duerme. Estás a salvo.
Pero el sueño no deja de dar vueltas en mi mente, destellando una y
otra vez. Salgo de su agarre y me deslizo por el costado de la enorme cama.
La luz de la luna se filtra a través de los agujeros en el techo del edificio en
ruinas, agregándole una luz fantasmal. Pensar que me había reído de esos
agujeros antes, llamándolos tragaluces. Ahora las veo y me pregunto qué
dragón se abrió paso a través del techo con sus garras. ¿Estaba intentando
llegar a la gente atrapada dentro?
¿Fue Kael el que destruyó este edificio y asesinó a todo el mundo
dentro?
Me abrazo el pecho. Esto está mal. Muy mal. Pensar que antes había
estado tan contenta porque había podido darme un baño, conseguido
arrumacos y algunos muebles. A qué bajo precio me vendo y a mis lealtades.
Ni siquiera he intentado rescatar a Amy; diablos, pasé la mayor parte de la
primera hora de la mañana intentando pensar cómo conseguir que Kael
hirviera agua para la preciosa bolsa de granos de café que encontré.
Estoy intercambiando la libertad de mi hermana por unos cuantos
orgasmos y granos de café.
Amy está atrapada. Está siendo miserable en una prisión. La pobre
Sasha está completamente sola, y es una manera horrible de estar para una
mujer en el Fuerte Dallas. Ninguna de ellas está a salvo. Cierro los ojos, y
en mi mente, todavía puedo escuchar los sollozos miserables de Amy.
Dios, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Acomodándome en una casa con un
dragón? Los dragones son el enemigo. Son los que causaron todos los
problemas que tenemos. Y no puedo ir a casa, porque Kael ha decidido que
le pertenezco.
Por un momento, estoy resentida con todos. Con Kael, por ponerme en
esta posición. Con Sasha, por no ser lo bastante fuerte como para cuidar de
sí misma. Con Amy, porque si no tuviera que preocuparme por ella, podría
ser feliz aquí con un dragón.
¿Cuándo hago lo que yo deseo hacer?
Un cuerpo grande y abrasadoramente caliente se presiona contra mí, 202
asustándome. El calor de Kael se mueve de inmediato sobre mi piel. No es
exagerada e incómodamente caliente como antes, pero extrañamente
estimulante. Confortante, supongo, porque me no había mordido para poder
reclamarme cada vez. Y eso me hace sentir resentida de nuevo.
Intenta jalarme contra él.
Lo aparto.
—No me toques.
Puedo sentir la sorpresa en sus pensamientos.
¿Claudia? ¿Qué sucede?
El corazón me duele, pero tengo que pensar en Amy.
—No quiero que me toques más.
Eres mi pareja, me dice, y la posesividad regresa a sus pensamientos,
casi negros con la intensidad. Te tocaré.
—No quiero ser la pareja de un dragón. —Intento apartarme, pero sus
brazos solo se aferran más a mi alrededor—. Nunca me preguntaste lo que
deseaba.
Disfrutaste cuando puse mi boca sobre ti, Claudia. Sus ojos están oscuros y
brillando negros con la emoción. Gritaste para que te tocara más temprano.
Empujaste mi rostro entre tus piernas y exigiste que te lamiera. ¿Imaginé eso?
De acuerdo, quizás había hecho eso unas cuantas veces en la segunda
vuelta. O la tercera. Como sea. Empujo su pecho.
—Eres un imbécil por mencionar eso. Déjame ir.
Pero me recoge en sus brazos y regresa a la cama, ignorando mi lucha.
¿Dices que no deseas ser mi pareja? Te mostraré que sí quieres.
Temor, y deseo, me recorren, emociones duales. Mi mano se dobla en
un puño, y lo golpeo en el hombro mientras me lleva a la cama.
—¡Quiero que me bajes!
Poco después, soy aventada a la cama, sobre mi espalda. Kael se cierne
sobre mí, ojos brillando en la oscuridad del pequeño cuarto que hemos
convertido en habitación.
¿Debería probarte cuánto deseas mi boca en tu carne? ¿Mi lengua recorriendo
ese pequeño nudo de carne con el que disfrutas tanto? ¿Saborearte toda?
203
—¡No! —Pero una pequeña parte de mí está gritando sí, está excitada
por este acto de fuerza. En el fondo, amo que no pueda empujarlo. Que nunca
estoy a cargo. A veces estoy tan cansada de estar a cargo. Estar con él casi
es liberador; excepto que eso interfiere con Amy y Sasha.
Grandes manos tiran de mis rodillas cerradas con fuerza, separando
mis piernas y exponiendo mi coño a él. Odio tanto y a la vez amo que de
inmediato me ponga húmeda cuando me mira. Y cuando sus fosas nasales
se ensanchan y me da una mirada conocedora, me siento avergonzada por
ser tan obvia. Soy una gran hipócrita. Sé que lo soy. Pero no puedo apartar
la mirada cuando se lame los labios y se inclina sobre mi coño, como
preparándose para darse un banquete. Me sacudo contra su mano cuando
abre mis pliegues con dedos cuidadosos y se inclina. Su lengua áspera y
abrasadora pasa sobre mí clítoris, y suelta un murmullo bajo de placer en su
garganta.
Tu sabor me dice que disfrutas mi tacto, pareja. Haré a tus piernas temblar
con tanto placer que no serás capaz de apartarme. Me rogarás por más. Y me lame
con fuerza de nuevo.
Estremecimientos recorren mi cuerpo, estremecimientos de placer
mezclados con una intensa culpa. Un sollozo se abre paso por mi garganta
y presiono una mano sobre mis ojos cuando comienzo a llorar. Lo odio, pero
tiene razón. Amo la sensación de su boca contra mí, el peligroso poder
dentro en él… y saber que puede ser tan gentil conmigo, todo su ser
centrado en darme placer.
Y eso solo hace que todo sea peor, porque no sé qué hacer. Con respecto
a nada. Estoy jodida si lo amo, y estoy rota si no. Sigo sollozando,
inconsolable.
Kael acaricia mi mejilla con el dorso de sus nudillos, siempre muy
suavemente.
¿Lloras?, pregunta, y puedo sentir su confusión, enojo e impotencia.
¿Esto es un “no”?
Esto es un no, concuerdo, no confiando en mi voz. No me importa lo que
mi cuerpo diga. Mi mente dice que no.
Yo… te he hecho llorar. La culpa late a través de su mente, tan densa que
impregna mis propios pensamientos. Mi Claudia. Perdóname.
Para mi sorpresa, me saca de la cama y me toma en sus brazos,
estrechándome en un abrazo fuerte y extrañamente consolador. No sé cómo
supo que necesitaba un abrazo, pero ayuda. Entierro mi rostro contra su
204
pecho y dejo que las lágrimas fluyan.
Traducido por Flochi
Corregido por M.Arte
213
Traducido por Flochi
Corregido por M.Arte
Volamos por al menos una o dos horas, deslizándonos sin prisas sobre
las partes de la ciudad que no he visto desde que la Fisura se abrió y la
humanidad colapsó. Hay barrios residenciales (cubiertos de vegetación),
carreteras a todo lo largo (cubiertas de vegetación) y muchas y muchas
zonas carbonizadas donde es claro que los dragones han pasado. Veo un
edificio bastante intacto en las afueras que me gustaría explorar. Incluso
tiene un viejo helipuerto para que Kael aterrice fácilmente, y podría
funcionar mejor como “guarida” para nosotros en lugar del viejo edificio de
oficinas que actualmente reclamamos. Más afuera de la ciudad, hay más
edificios prometedores para escarbar también. He visto manadas de caballos
y ganado, perros salvajes vagando por las calles más abajo. Todos se 214
dispersan al ver a un dragón cerniéndose encima de sus cabezas.
Incluso vemos un dragón rojo en la distancia. Me había asustado un
poco al verlo, porque me sentía vulnerable apoyada en la cumbrera de los
hombros de Kael. Pero el rojo se alejó volando, para nada interesado en
nosotros.
Me huele con mi pareja, me dice, así que no está interesada.
Es curioso cómo simplemente estar con Kael se ha convertido en la
mejor red de seguridad en este extraño lugar en que se ha convertido
nuestro mundo. Una vez, habría estado aterrada ante todo lo que estoy
viendo, pero ahora solo es levemente interesante. Nada puede lastimarme.
Ahora no, no mientras esté con Kael.
Alargo mi mano y acaricio sus escamas con una mano fría y agrietada
por el viento.
Guantes, pienso distraídamente. Necesito guantes la próxima vez. Por
mucho que trabajé, sigo sin estar preparada para montar la espalda de un
dragón. Claramente, se necesita más equipo del que había pensado.
Aun así… ¡estoy en la jodida espalda de un dragón! ¿Qué tan increíble
es eso? Podemos volar muy lejos. Nunca volvería a estar atrapada tras los
muros del Fuerte Dallas de nuevo, obligada a coexistir con un montón de
criminales y obedecer a la milicia simplemente porque no es seguro estar
sola. Con Kael a mi lado, no tengo que preocuparme de eso. Podemos ir a
cualquier parte. Podemos ir a la costa oeste y ver si la vieja California está
tan destruida como Texas. Quién sabe, quizás incluso podríamos volar a
Hawái. Solía adorar la playa. Me pregunto cuánto tiempo tomaría volar a
través del océano y si hay dragones en las islas.
Por supuesto, tendría que encontrar una manera de hacer subir a Amy
a la espalda de un dragón sin que se aterre. Y también a Sasha. No las dejaría
atrás…
Mantén la calma, mi pareja, me dice Kael, interrumpiendo mi torrente
de pensamientos. Su cabeza se alza y mira fijamente a la distancia.
¿Calma? De inmediato miro en la dirección en la que está mirando,
alerta.
¿Por qué? ¿Qué sucede?
Nada sucede. Pero tendremos un visitante pronto. Y me muestra una
imagen mental que coincide con el horizonte a mi izquierda.
Me doy la vuelta, mirando, y veo una mancha en el horizonte. La 215
mancha se hace constantemente más grande, y contengo el aire mientras lo
observo virar distraídamente alrededor de un edificio alto y luego
abalanzarse hacia debajo de nuevo, dirigiéndose en nuestra dirección una
vez más. La luz del sol brilla en sus escamas doradas.
Oh, mierda.
Me pongo rígida en mi asiento, aferrándome a los manubrios como si
de alguna manera fueran a protegerme.
¡Es otro dragón! ¡Otro macho! Le digo, entrando en pánico.
Cálmate, Claudia. Nadie te hará daño. Estás conmigo y eres mi pareja. Estás
a salvo.
¿Viene por mí?
Sí… pero una vez que huela que eres mía, descartará la idea.
Suenas muy seguro.
Lo estoy. Hueles a mi aroma. Mi fuego está en tu sangre. Sabrá que estás
reclamada. Sus pensamientos llevan una caricia inconfundible y lánguida.
Escucharlo me hace sentir un poco acalorada y adolorida, pensando en lo
que sucederá cuando aterricemos y estemos solos de nuevo. Sin embargo,
ahora no es el momento para pensar en eso. Hay un dragón dirigiéndose
hacia nosotros.
Sin embargo, no hay ni un poco de nerviosismo en los pensamientos de
Kael, y eso hace que me relaje un poco. Si mi dragón no está preocupado,
entonces yo tampoco.
Mi dragón. Extraño lo natural que parece ahora.
Las alas de Kael se inclinan, la izquierda bajando más, y hacemos
círculos perezosos en el cielo, dirigiéndonos lentamente hacia el suelo. Giro
mi cuello, las manos tensas sobre el arnés mientras miro sobre los enormes
hombros con escamas de Kael para buscar en el aire al otro dragón. Este
hace círculos cerca y Kael ruge, lo que es rápidamente respondido.
Ninguno suena molesto, lo que significa que es muy distinto a
cualquier otra interacción de dragones que haya visto. Kael gira su cabeza,
y veo que sus ojos permanecen dorados, no son negros por alguna una
emoción intensa. No está afligido y me relajo un poco más.
El nuevo dragón se desliza hacia el suelo y repliega las alas,
acomodando sus ancas mientras da unos pasos hacia delante. Mira alrededor, 216
su cabeza girando, y veo que sus ojos se arremolinan con negro y dorado;
aunque más negro que dorado. Sigue atrapado en la locura, y eso me pone
nerviosa, pero no está atacando.
Kael dice que está aquí para hablar, así que tengo que confiar en él.
Confía. Tengo razón sobre esto. Nunca te pondría en peligro.
Paso una mano sobre su cuello.
Claro, claro, me quejo juguetonamente. Tenías razón y yo me equivoqué.
Bajamos al suelo a una distancia considerable, en medio de viejos autos
dispersos en el medio de la calle. Kael mete sus alas y de inmediato mira
sobre su hombro hacia mí.
Quítate el arnés. Eres mi pareja y estás a salvo conmigo, pero eso no quiere
decir que lo tentaré empujándote bajo su nariz.
Rápidamente me quito las correas, un poco ansiosa por escuchar eso.
¿Pensé que dijiste que era seguro?
Y estás segura, responde con calma. Pero sigue atrapado en la locura. Estás
a salvo, pero eso no significa que te arriesgaré.
Me parece bien. Termino de quitarme las correas y desciendo por uno
de sus hombros hacia al suelo para que pueda deslizarme hacia abajo. Lo
hago, y en el momento en que mis pies tocan el suelo, casi caigo de rodillas.
Estoy tan tambaleante como un cervatillo luego de ese largo vuelo.
—Estoy abajo —le digo—. Esperaré aquí.
Se gira y sopla contra mi cuello con su enorme hocico.
No tardaré.
Se aleja, dirigiéndose hacia el otro dragón dorado, y noto que está
conservando la forma de dragón; disculpa, la forma de batalla. Su cola se
lanza de un lado a otro como un gato, el único signo externo de agitación.
Me retuerzo las manos, intentando no preocuparme.
Mantente a salvo, ¿de acuerdo?
Su respuesta mental es un estallido de emoción relajante y tácita.
El otro dragón brama cuando Kael se acerca. Salta hacia delante, y en
vez de dirigirse hacia Kael, se dirige hacia mí. Igual de rápido, Kael lo corta,
moviéndose suavemente entre nosotros. Fiel a su palabra, no dejará que el
extraño se acerque. 217
No puedo dejar de retorcerme las manos, observando mientras el otro
dragón mira en mi dirección. Sus ojos pasan constantemente a un negro, y
es como si estuviera viéndolo pasar de la locura a la cordura, una y otra vez.
Mantén la calma. Es un viejo amigo, me dice Kael. Recuerdo su nombre.
Dakh.
Un viejo amigo. Encantador.
Dile que le mando saludos.
No lo haré. Dakh lucha, me dice Kael. Este lugar es malo para nuestra gente.
No puede mantener el agarre sobre lo que está sucediendo. A veces ni siquiera
recuerda su propio nombre. Hay mucha tristeza en los pensamientos de Kael.
Fui así una vez.
Y cambiaste… ¿por mí? ¿Hay algo que podamos hacer por él?
Un aluvión posesivo es mi respuesta.
No te compartiré.
¡Eso no fue lo que estaba ofreciendo! ¿Pero quizás podamos encontrarle una
pareja? Por otra parte, ¿qué estoy diciendo? Tendríamos que encontrar a
una mujer humana lista para aceptar a un dragón y esperar lo mejor. Solo
porque encontré un dragón que me trata bien no significa que otro lo hará.
O que ella será capaz de ver más allá de todo el asunto de “monstruo asesino”.
Dakh te codicia.
Me deslizo un poco más cerca de una furgoneta abandonada con la
puerta colgando abierta y me pongo detrás.
Dile que soy una chica de un solo dragón.
No te tocará. Puede oler que estás reclamada. Me está pidiendo que les diga
a los otros machos que tengo una pareja. Cree que eso les dará esperanza y los sacará
de la locura.
¿Crees que realmente pueda sacarlos de la locura? ¿La esperanza de una
pareja?
No lo sé, pero no voy a hacer el intento. Eres mía. No voy a presumirte frente
a los otros. Dakh está bastante cuerdo, pero no sé cómo reaccionarán los otros.
¿Esto es cuerdo? Le echo un vistazo a Dakh y observo a sus gigantes
mandíbulas cerrarse salvajemente en el aire, como si atacara balas invisibles.
Sus ojos están completamente negros de nuevo y su cola está sacudiéndose 218
tan fuerte que está levantando una nube de polvo. Si esto es cuerdo, odiaría
ver la locura.
Estoy de acuerdo. Los otros puede que estén demasiado perdidos.
Como los rojos que atacan constantemente el Fuerte Dallas.
Ellas son la razón de nuestra locura.
¿Lo son? Sabía que todos los dragones estaban locos, pero no sabía que
uno era la causa de lo otro.
Sí. Este mundo hace que estén en celo constantemente. Los machos olemos el
celo y eso nos vuelve locos de lujuria. Una hembra en celo en territorio cercano
volverá a todos los machos salvajes y feroces con la necesidad de aparearse y procrear.
Pero aquí, en este mundo, ninguna cría ha nacido. Los dragones rojos permanecen
en celo y dementes. Los dorados permanecemos enloquecidos debido a los rojos.
¿Y a eso se debe que ya no estés más loco como él? Porque tú… ¿no estás
atraído por el celo?
Estoy emparejado, explica Kael. No hay nadie para mí, salvo tú ahora. Soy
el fuego en tu sangre.
Es tonto sentirse halagada y complacida de sus pensamientos, pero lo
estoy.
Me alegra que estés cuerdo. Incluso si significa que nunca pueda dejarlo.
Cada día que pasa, me alejo un poco más de esa idea de todas maneras.
Estamos conectados, él y yo. Y no… no odio eso.
Podría amar esa idea.
Podría amarlo.
Oh dios, podría estar loca también. No puedo amar a un dragón.
Los pensamientos de Kael irrumpen en mis pensamientos.
Dakh desea saber dónde encontré a mi pareja. Quiere una para sí, incluso si
son débiles y no tienen forma de batalla. Dice que tienes un olor agradable y le gusta
tu cabello.
Gracias, le digo irónicamente. Pero dile a Dakh que no puede simplemente
robarse las mujeres de la ciudad. No puede hacer eso. No puede obligar a alguien a
ser su pareja.
¿No puede tomar una hembra si lo desea? ¿No estás siendo cuidada, mi
Claudia? ¿No estás complacida?
219
Me sonrojo ante el aluvión de imágenes que envía con sus
pensamientos. ¿Complacida? La oleada de visuales que está enviándome es
de anoche en la cama, y ciertamente, fui complacida. Repetidamente.
Dragón arrogante.
Por supuesto que estoy siendo cuidada, digo evasivamente. Pero no elegí esto.
No fue justo para mí ser tomada, y si alguien más quiere ser la pareja de un dragón,
tiene que ser su elección.
El otro dragón camina de un lado a otro, cambiando su peso de una
pata a otra. Su cola se azota de un lado a otro, agitada, y constantemente
despliega sus alas, como preparándose para salir volando. Tengo la ligera
sospecha de que en el momento en que Kael le diga dónde me encontró,
Dakh irá allí y robará chicas. Jesús. No puedo dejar que eso suceda.
Le he explicado que los humanos son distintos, pero su mente está fracturada.
No estoy seguro de que entienda. Pero, ¿sería algo tan terrible si toma una hembra
humana que encuentre? Puedo notar por los pensamientos de Kael que no lo
cree.
Sí, lo sería. Envío en respuesta con fuerza. Sería algo terrible si roba a
alguien.
¿Eres infeliz con ser mi pareja?
No respondo. ¿Qué puedo decir? Si soy feliz, perderé cualquier
oportunidad de regresar al Fuerte Dallas. Abandonaré a Amy. Pero
tampoco puedo mentir.
No es tan simple, Kael. Tengo que regresar a la ciudad.
¿Por qué? ¿No eres cuidada? ¿Qué está esperando allá para ti? Posesividad
y celos tiñen sus pensamientos.
Mi hermana y mi mejor amiga, le digo, y me imagino el rostro de ambas
en mi mente. Sé que no lo entenderás, pero me necesitan. No pueden sobrevivir sin
mí. Tengo que regresar a la ciudad, porque tengo que regresar a ellas.
Estarán a salvo con un dragón como pareja, me dice Kael. ¿Debería dejarle
saber a Dakh de tus amigas?
¡No! ¡No le digas nada! ¡Mi hermana y Sasha no tienen que aparearse con
nadie! Pueden vivir conmigo. Contigo. En nuestro apartamento. Tiene mucho
espacio.
No pueden vivir con nosotros. Atraerían a cada macho desde el amanecer al
anochecer, y cada uno lucharía por el privilegio de tener una pareja. No podemos 220
tener eso en nuestro hogar.
Siento nauseas. ¿Amy no puede venir? ¿Sasha tampoco?
No puedo dejarlas allí, Kael. No puedo. Ayúdame.
Entonces déjame decirle a Dakh que sé dónde puede encontrar una pareja.
¿Entiendes lo atesorada que será?
Pienso en Amy, encarcelada. Pienso en Sasha, vendiéndose a un
soldado brutal por unas pocas comidas de vez en cuando. Quizás una pareja
dragón sería una mejora.
Dakh amaría y cuidaría de una pareja, como cualquier macho.
Oh dios. Odio estar siquiera considerando esto.
No lo sé… no puedo decidir por ellas, Kael. Todavía tiene que ser su elección
aceptar una pareja.
Entonces quizás deberíamos encontrarlas y ofrecerles la opción.
Tengo sentimientos confusos sobre eso. Siento que estoy traicionando
a mi hermana y a mi mejor amiga… aunque eso las salvaría. Si Dakh tratara
a Amy o Sasha tan bien como me trata Kael, sería cientos de veces mejor
que nuestra miserable vida en el Fuerte Dallas. Estarían a salvo, tal y como
dice Kael. Ningún ataque de dragón las amenazaría de nuevo. Ningún
soldado tampoco.
Y ambas probablemente me odiarían para siempre por venderlas.
No sé qué hacer. Dudo y miro al extraño dragón dorado. Sus ojos están
menos negros que antes, y cuando miro, se arremolina a un ámbar. Cordura.
Felicidad. La mera idea de una pareja es suficiente para sacarlo de la locura.
Y mientras salve a Amy y Sasha, supongo que es hacer lo correcto.
Estarán más a salvo con un dragón sobreprotector que con los soldados
armados del Fuerte Dallas. Pero sigo sintiéndome un poco enferma ante la
idea
Una y otra vez, siento que estoy traicionando a mi gente. Irónico, dado
que ellos me traicionaron primero.
221
Traducido por Flochi
Corregido por M.Arte
231
Traducido por Flochi
Corregido por Sakura
238
Traducido por Flochi
Corregido por Sakura
249
Traducido por Flochi
Corregido por Sakura
251
Todo mi costado se siente como si hubiera sido prendido fuego.
Gimo, abriéndome paso a través de la bruma del sueño e intentando
salir a la superficie. Es difícil. Todo, y me refiero a todo, duele mucho. Me
siento como si hubiera sido pisoteada. Por elefantes. Llevando luchadores.
Luchadores con sobrepeso. Mi cabeza está confusa y hay un horrible sabor
en mi boca sumado al insistente dolor en mi costado. En general, todo esto
me está diciendo que quizás no es momento de que despierte aún.
Exijo que regreses, mi Claudia. La imperiosa voz de Kael resuena en mi
cabeza. No tienes permitido estar lastimada.
Eso me hace resoplar suavemente, incluso si no puedo abrir los ojos.
—Lo dices tú, dragón —murmuro—. Puedo estar lastimada si lo deseo.
—Quiero decir, no es que quiera estarlo, pero no es como si Kael exigiéndolo
pudiera detenerlo.
—¿Claudia? —Una voz suave y poco familiar llama mi atención—.
¿Estás despierta? —Un segundo después, algo caliente se presiona contra
mi costado, y siseo, intentando alejarme.
¿La daw-terr te está lastimando? Alarma tiñe los pensamientos de Kael,
y escucho un gruñido bajo y dracónico desde encima.
¿Doctora? Tiene sentido que haya uno aquí, dada la cantidad de dolor
que siento. Debo estar en la clínica del Fuerte Dallas, aunque no sé cómo
voy a solventar el tratamiento. Sigo sin tener dinero. Aunque mi cerebro
nublado todavía no puede resolver cómo Kael está aquí conmigo. Sus
gruñidos se intensifican y le envío pensamientos tranquilizadores para
calmarlo.
Estoy bien. En serio. Sólo dame un minuto.
Manos familiares y extremadamente calientes me agarran y luego soy
jalada contra el enorme pecho de Kael poco después. Siento su mano
arrastrarse a través de mi cabello enredado, acariciándolo y ni siquiera me
importa.
Dime que estás mejor, mi pareja, exige.
Aww. Tan dominante y avasallador. Eso es algo dulce, en serio.
Dominante, pero dulce.
—Me siento como la mierda, pero gracias por preguntar.
252
—¿Hmm? —Las suaves manos presionando mi costado se detienen.
Alguien está cambiando los vendajes. La doctora. Los vendajes se levantan
y son puestos de nuevo. Eso es valiente, dado que estoy siendo sostenida
por un hombre dragón en ese momento—. ¿Dijiste que te sentías como la
mierda?
—Estoy bien —digo automáticamente y contengo mi protesta cuando
Kael me baja suavemente sobre algo suave. Una cama. Casi se siente como
mi cama en nuestro apartamento. Levanto una mano, diablos, eso es
agotador, y busco por Kael. Quiero su tacto. Poco después, su mano agarra
la mía, grandes dedos y garras y soy consolada. Pongo su mano contra mi
mejilla y me acurruco más en la cama. Estoy tan cansada.
Descansa, ordena, aunque hay una nota amable en sus pensamientos.
No dejaré tu lado.
Lo sé, le respondo, divertida. Nunca me abandones, jamás.
Nunca. Eres mi vida. Sin ti, no hay nada.
Tan feroz. Sonrío ante eso y giro mi cabeza para poder presionar un
beso a medias a su mano. Lo haré mejor la próxima vez, cuando esté menos
reventada. Sigo acurrucada en su mano, porque no quiero que se vaya
mientras duermo. Me gusta la idea de él mirándome, de acuerdo,
mandándome, mientras descanso.
¿Amy está bien?
Ella descansa. Kael envía una imagen mental de mi hermana acurrucada
en mantas en uno de los sofás que había hecho que Kael arrastrara a nuestro
apartamento en el cielo. Está bien. Solo tú fuiste herida. Su tono cambia. Y si
alguna vez te enfrentas a un humano que escupe fuego de nuevo, te voy a ensartar
con mis propias garras. Toques de pena y preocupación tiñen su tono mental.
Eres mía.
—Fastidio, fastidio —murmuro.
—¿Dijiste algo? —pregunta la doctora.
—Solo hablaba con mi dragón —digo con un bostezo.
Una mano clínica de inmediato se presiona en mi frente y tengo que
suprimir una risita. La doctora probablemente piensa que estoy teniendo
alucinaciones. Por otra parte, quizás no, dado que estoy sosteniendo la mano
de Kael, y aunque esté en su forma humana, no se ve para nada humano.
Supongo que la doctora ha atado cabos.
253
¿Estás a salvo en la clínica? Le pregunto. No quiero que los humanos detrás
de ti mientras no estás en tu forma de batalla.
Estamos en casa.
¿Lo estamos? ¿Con una doctora?
La robé.
Intento imaginarme a Kael dejando la ciudad humana con mi cuerpo
sangrando a cuesta, junto con una aterrada Amy y una doctora cautiva.
No fue fácil, reprende, divertido. Gritaron mucho e hicieron mucho ruido.
Pero quería que te sintieras bien.
Sabes que tendrás que regresarla, ¿verdad?
No huele tan mal como los otros humanos. Hará una pareja aceptable para
alguien.
Aprieto la mano de Kael.
Alguien más, ¿verdad?
Garras tocan mi mejilla con suavidad.
Te daré mi fuego solamente a ti, mi Claudia.
Sé eso. Solo me gusta escucharlo.
***
Toma una semana antes de ser capaz de salir de la cama y moverme
por el interior de nuestro apartamento. Mientras tanto, soy rondada por
tres personas distintas.
Amy, que está eufórica de verme y aún más eufórica de que no haya
muerto.
Kael, que está decidido a cernirse sobre mí y gruñir amenazadoramente,
solo en caso de que alguien pueda causarme aflicción.
Y la doctora, Melina, que me ronda porque estoy segura de que está
asustada de que Kael vaya a comerla si piensa que no estoy siendo cuidada
apropiadamente.
Sería muy divertido si no fuera tan molesto y no me doliera tanto. El
disparo que recibí fue uno limpio, entrada y salida, y la herida había sido
cauterizada para evitar una infección. Por suerte, no había estado despierta
para esa parte, solo la dolorosa secuela de que sanara. Pero significa que 254
todavía estoy débil y no soy capaz de hacer mucho por mi cuenta.
—Deja de tocarme —le digo a Amy irritadamente mientras sostiene
mi brazo, ayudándome a regresar del baño—. Estoy bien. —No lo estoy,
pero soy una paciente terrible y todo lo que he hecho es espetarle a Amy
todo el día y luego sentirme culpable al respecto.
—No estás bien hasta que ese gran dragón piense que estás bien y
prefiero hacerte enojar a ti que a él.
—¿Kael? —Resoplo—. Es un enorme blandengue.
—Para ti, quizás —dice Amy, ayudándome a regresar a la cama a pesar
de mis esfuerzos por apartarla—. Debiste verlo enloquecido cuando fuiste
herida.
Pongo los ojos en blanco, haciendo una mueca cuando me deslizo bajo
las mantas. He sido entretenida con las historias susurradas de Melina y
Amy sobre cómo un muy desnudo Kael había estado actuando como loco,
atravesando la ciudad conmigo sangrando en sus brazos, gritando “DAWK-
TERRR” con esa voz vibrante tan suya. Melina se había desmayado del
susto, así que simplemente la había agarrado y a Amy y voló de regreso a
casa.
No puedo evitar sonreír, solo un poquito, ante esa imagen mental. Mi
gran dragón pensaba que no era necesario aprender el lenguaje humano
porque el vínculo mental era mucho mejor, pero quizás ahora verá la
sensatez de hablar con los demás. Lo alcanzo mentalmente para acariciarlo,
pero está demasiado lejos para hablar y siento una pequeña punzada de
pérdida. Sin embargo, mantengo mi voz animada, para que Amy no sepa lo
necesitada que me estoy volviendo.
—Hablando de eso, ¿dónde está el gran idiota?
—Yo… creo que salió a cazar. Seguía haciendo señas sobre algo para
comer. —Amy se estremece delicadamente a la vez que se sienta en el borde
de mi cama—. Debiste ver lo que le hizo a ese cerdo salvaje…
Agito una mano, interrumpiéndola.
—Sí, lo he visto. Confía en mí. Luego de un tiempo comienzas a
acostumbrarte.
Amy me da una mirada horrorizada.
—¿Te acostumbras?
—Está matándolo antes de cocinarlo, ¿verdad? 255
Sus ojos se agrandan con horror.
—Entonces sí, es mejor de lo que era antes —termino. Cuando hace
una mueca de náuseas, me encojo de hombros—. Vamos. Es más comida y
mejor de lo que teníamos en la ciudad. Y fresca.
—Pero… es un monstruo. Es el enemigo. —Mira sobre su hombro
como si esperara que un dragón apareciera y la flameara simplemente por
decir lo que piensa.
No digo nada. He tenido esta conversación con Amy una docena de
veces desde que recobré la conciencia, y cada vez, me hace sentir culpable.
Amo a mi hermana, pero en este momento, está siendo irritante y mezquina.
Sí, es un dragón. Sí, es distinto de los humanos. Sí, solía estar loco. Pero eso
no significa que sea malo. Doblo los dedos, pensando en Kael y lo atento y
dulce que es. Amy no lo entiende… todavía. Lo hará con el tiempo.
—Es un dragón, pero eso no lo convierte en un tipo malo. Ha sido
realmente bueno conmigo.
—Pero te ha reclamado, dijiste. Como si le pertenecieras.
Bueno, tiene un punto. Pero, ¿es malo que me guste ser reclamada?
Quizás no debería gustarme tanto como me gusta.
—Sabes, Melina y yo hemos estado hablando… —Amy retuerce sus
manos y aleja la mirada—. La próxima vez que se vaya, podemos irnos,
sabes. Podemos intentar regresar al Fuerte Dallas.
Me siento en la cama, haciendo una mueca cuando eso tira de mi herida.
—¿Estás hablando en serio?
—¿Quizás las cosas mejoren con un nuevo alcalde? O podemos ir a un
Fuerte distinto. —Alarga su mano y toma la mía—. No quiero que sientas
que tienes que sufrir por mi bien. Sé que nada de esto es justo y no es lo que
deseabas.
Miro fijamente a mi hermana, nuestros dedos entrelazados. Aquí está
mi salida. No tengo que ser la pareja de un dragón. No tengo que soportar
las miradas sorprendidas y horrorizadas que mi hermana y Melina me dan
regularmente. Simplemente puedo levantarme e irme la siguiente vez que
Kael salga a cazar, y podemos fugarnos, quizás al Fuerte Orleans en vez del
Fuerte Dallas. Ser un humano anónimo de nuevo. Nadie en particular, nada
que ver con los dragones.
Kael intentaría encontrarme, por supuesto. Abarcaría los extremos de
la tierra buscándome, pero siempre hay una posibilidad de ocultarse, 256
especialmente en una ciudad llena de otros humanos sucios y olorosos. El
vínculo psíquico sería complicado, pero con la distancia, no sería capaz de
ubicarme, creo. Podría escapar, en verdad escapar esta vez, ahora que tengo
a mi hermana.
Yo… no quiero. De hecho, encuentro la idea espantosa.
Amo a mi dragón. Es mi dragón grande, mandón, dominante y medio
feroz. No me importa que sea el enemigo. No me importa si significa que
estoy exiliada de la humanidad por el resto de mi vida.
Él es mío y yo soy suya.
Un poco sorprendida por la ferocidad de mis pensamientos, aprieto la
mano de Amy. Mi hermana no aprueba a Kael, y… no me importa lo que
piense.
Así que, sí, es un poco autoritario, pero tiene un buen corazón.
Se transforma en un dragón del tamaño de un autobús y tiende a
prenderle fuego a cabras vivas como muestra de su afecto. Su corazón está
en el lugar correcto.
También es increíblemente tierno conmigo, amoroso, pícaramente
agudo con su humor e infinitamente fascinante. Me protege, y a cambio, me
da control y me escucha. Nunca me he sentido tan fuerte como cuando estoy
en su espalda.
Kael también es muy, muy bueno en el sexo. Eso me pone caliente y
hace que me retuerza de solo pensar en cuán bueno es.
Pero Amy está mirándome con ojos decididos y preocupados y tengo
que calmarla.
—No voy a ir a ninguna parte —le digo, dándole a su mano una
palmadita compasiva, porque sé que no entenderá. Ni en lo más mínimo—.
Amo a Kael y él me ama. Tengo una mejor vida con él que si regresara a la
ciudad.
Amy jadea, sus uñas clavándose en mi mano.
—No puedes decir eso.
—Lo hago. Sentí cada palabra de ello. En la ciudad, era otra boca que
alimentar y probablemente a una semana de prostituirme por algo para
comer. —Como Sasha, pienso desagradablemente pero no lo digo en voz alta.
Todavía tengo que hablar con Kael, descubrir dónde está Sasha. Si necesita
ser rescatada de Dakh—. Pero no es así con Kael. Aquí, soy alimentada,
mimada y adorada. Soy todo su mundo, Amy… y se está convirtiendo en el 257
mío. —Le doy a mi hermana una sonrisa de disculpa—. Espero que
entiendas.
—No es humano.
—Sí, noté esa parte —digo con sequedad.
Se ruboriza.
—Solo… no entiendo.
—Lo sé. Quizás lo harás con el tiempo.
Asiente en silencio y le da a mi mano otro apretón.
—Solo… ya sabes. Quería asegurarme de que fueras feliz.
—Por supuesto —digo, todavía sonriendo. Sé que mi hermana no lo
entiende. Está bien. Mientras yo lo haga, no importa.
—Voy a, eh, comprobar el té. —Amy se levanta de la silla y cojea hasta
la chimenea y siento una punzada de culpa. Amy nunca sería tan egoísta de
preguntar qué hay de mí, pero sé la idea tiene que estar pasando por su mente.
Esta es la primera decisión que he tomado en la que no pongo a Amy antes
que a mí.
Es… extraño.
Sé que las cosas no son perfectas para ella. Sé que ella y Melina tienen
que usar mi ropa sucia para cubrir el olor de ellas, porque Kael está
preocupado de que otros dragones capten sus aromas en el aire y vengan
buscando parejas. Sé que deben tener cuidado extra con todo lo que hacen
y lavarse varias veces al día con mis apreciados champús. Pero están a salvo
aquí. Solo tienen que darse cuenta de eso.
Me acurruco en las mantas, haciendo una mueca cuando mi costado
siente una punzada de nuevo. Pienso en Kael y cómo han pasado unos pocos
días desde que me sostuvo mientras dormía. Lo extraño. Bueno, entre otras
cosas. Puedo sentirme ruborizando y presiono juntas mis piernas.
Como si mis pensamientos lo hubieran llamado, la sombra de mi
dragón hace círculos perezosos encima de nosotros, mientras siento sus
pensamientos rozar contra los míos. Me incorporo en la cama, resistiendo
la necesidad de arreglar mi cabello. Probablemente me vea horrible por una
semana de estar inválida. No quiero que me mire y vea a una humana débil
y frágil. Quiero que vea a su pareja, que sea feliz cuando me vea.
Porque voy a decirle que lo amo y que voy a quedarme, y se siente
como un momento importante. Pero también necesita ser uno íntimo. Miro 258
a Amy, que está sirviendo dos tazas de té junto al fuego.
Kael se posa en el techo de encima, su sombra cayendo sobre la
apertura de la zona de cocina que todavía no hemos pensado cómo cubrir.
Para mi sorpresa, deja caer su caza y el ciervo muerto golpea el suelo junto
a Amy, que deja caer la tetera y se tambalea hacia atrás. Espero a que cambie
a su forma humana, pero en cambio, vuela bajo, garras extendidas y agarra
a Amy.
Mi hermana grita con alarma.
Traducido por Flochi
Corregido por Sakura
Oh, Dios mío. ¿Kael? ¿Qué estás haciendo? Lucho por sentarme, alarmada
cuando mi dragón se va volando con mi hermana.
Escuché tus pensamientos. Vi tus imágenes mentales. Su mente es un
ronroneo travieso en la mía. Voy a reclamar a mi pareja y no deseo que
espectadores estén cerca cuando te haga gritar de placer.
¡Ah! Contengo una horrorizada, y complacida, risita. ¿Una pequeña
advertencia la próxima vez? Amy probablemente está muy asustada. ¿Y dónde está
Melina?
Voy a llevar a tu hermana con ella. Están en un lugar seguro. Hay un edificio
cerca que tiene un denso hedor que ocultará sus olores. Las buscaré cuando te haya
complacido.
259
Pobre Amy. Pobre Melina. Pero… no puedo lamentarlo para nada. Mi
mente está mostrando pensamientos lujuriosos que se filtran a través de
nuestra conexión, de su mano con garras doblándose en mi cabello mientras
jala mi cabeza hacia atrás y se conduce en mi interior por detrás. De mis
senos rebotando con cada embate y mis gritos salvajes mientras me hace
venir.
De acuerdo, sí, probablemente sea algo bueno que esté haciendo que
Amy y Melina se vayan.
Si es seguro, tenemos que instalarlas en una casa propia, sugiero. Así tendré
más tiempo con mi pareja. Escuché que él me extraña.
Mi pene extraña su hogar entre tus piernas, me dice desde lejos, y eso es
proyectado con tanta fuerza en mi mente que es como si estuviera aquí en
vez de alejándose volando con Amy.
Las visuales que me envía me hacen reír de la vergüenza.
¿Su hogar?
Es donde pertenezco, envía Kael, divertido. Donde pertenece él también.
¿Estás en desacuerdo?
Para nada. Pero no sé cuánto voy a ser capaz de participar con mi costado
doliendo. Sigo débil también, pero me siento como una debilucha si admito
eso. Quizás deberíamos esperar.
No vamos a esperar, dice mi dragón imperiosamente. Y yo haré todo. Me
daría un enorme placer poner mi cabeza entre tus piernas y hacerte gritar.
¿Qué hay de ti?
Todo lo que tienes que hacer es recostarte y dejarme tocarte. Ese será mi placer.
Bueno, ¿cómo puedo resistir un argumento tan persuasivo? He estado
postrada durante la última semana y dolorida, así que no me he sentido para
nada sexy. Pero escuchar sus pensamientos y su deseo está haciendo que el
mío regrese con prisa.
Apresúrate, le digo. O voy a empezar sin ti. Pongo mis manos en mis senos
y perezosamente juego con las puntas con movimientos lentos,
proyectándole mentalmente la imagen.
Un gruñido bajo y severo ondula a través de mi mente.
Cruel, dulce pareja.
¿Cruel, yo? Evito el costado palpitando y deslizo una mano por mi
260
vientre, empujando la cinturilla de mis bragas. Encuentro mi ropa interior
ridícula, viéndola como inútiles trozos de ropa, pero me gustan. Cualquier
tipo de ropa es un lujo para no ser desperdiciado, así que las uso. Dejo que
mis dedos se rocen contra los rizos de mi coño y luego deslizo un dedo entre
mis pliegues. Todavía no lo suficiente húmeda. Pienso en Kael arrodillado
entre mis piernas, mis dedos jugando con su cabello mientras presiona su
rostro contra mi coño y comienza a lamerme con voracidad.
Eso hace el truco. Pensar en eso me pone húmeda en cuestión de
segundos. Gimo y paso un dedo sobre mi clítoris, mi otra mano en mi seno,
apretándolo.
¿Cuánto más tiempo vas a estar?
Mucho tiempo.
Me río ante el torturado sonido de sus pensamientos.
Por favor, no dejes caer a mi hermana en tu prisa.
Eres la pareja más cruel, bromea.
¿Lo soy? Bromeo en respuesta. Y aquí pensaba que estaba sintiéndome
mucho mejor. Continúo acariciándome, mordiendo mi labio y deseando con
desesperación que Kael esté aquí para hacerlo por mí.
Cuando la sombra de un dragón pasa por encima, todo mi cuerpo se
estremece con excitación. Finalmente. Sigo tocándome, incluso mientras
Kael aterriza en su lugar de siempre y transforma en su forma humana,
golpeando el suelo. Sigo tocándome, porque quiero que me vea acariciando
mi coño pensando en él.
Se pone de pie lentamente, estirándose a toda su altura, y jadeo al ver
que ya está magníficamente erecto, sus ojos oscuros con lujuria.
—Claudia —murmura, caminando hacia mí, y por el más breve de los
momentos, me siento como la presa.
Una sexy, sexy presa. Eso solo hace que me humedezca más. Deslizo
mis dedos sobre mi clítoris aún más rápido, respirando con dificultad
mientras se mueve a un lado de la cama y quita las mantas de encima de mí.
Mira a mis piernas abiertas. No estoy usando nada, salvo una camiseta y
unas bragas, y mi camiseta está subida así puedo jugar con mis senos, mi
mano en mis bragas. No es mi momento más digno. No me importa.
261
Sus ojos arden con necesidad.
¿Tu herida?
¿A quién le importa? Le digo, todavía frotando mi clítoris con ferocidad.
Aprieta la mandíbula.
A mí me importa. Se mueve con cuidado sobre la cama, su gran forma
empequeñeciendo la mía.
Al instante, mi mente se llena con imágenes de él tomando mis rodillas
y separándolas, luego arrastrando su boca sobre mi centro. Gimo ante las
imágenes vívidas, pero no hace nada de eso. De hecho, ni siquiera me está
tocando. Es solo juego previo mental y es un tipo único de tortura propio.
Kael se inclina y examina mi herida vendada, ignorando mi masturbación
febril y su propia erección.
¿Esto duele? Su mirada busca la mía.
No tanto como esto, le digo, arrastrando un dedo resbaladizo a través de
mis pliegues. Mis movimientos hacen un sonido mojado y podría jurar que
se tensa visiblemente ante el sonido. Bien. Así que no es tan inmune a mi
exhibición.
Debo ser gentil contigo, me dice, inclinándose y acariciando mi cuello.
Aunque cada escama en mi piel exige que te arroje y me empuje dentro de ti para
poder llenarte con mi liberación.
Sus palabras rudas son extrañas con la gentileza de su tacto y lloriqueo.
—No tienes que ser tan gentil.
La boca caliente de Kael baja por mi garganta, sus garras arrastrando
la tela de mi camiseta arrugada.
Quítate esto.
—Quitándola —le digo rápidamente. Lo último que deseo es perder
otra camiseta. Mis brazos tiemblan cuando me siento, mi cuerpo todavía
débil y me sorprende cuando tiernamente sujeta mi espalda y con cuidado
me ayuda a quitarme mi camiseta. Eso es un comienzo. Normalmente solo
se vuelve impaciente y desgarra todo—. Gracias.
Eres mi pareja. Cuidaré de ti. Sus ojos oscuros brillan, y entonces se
inclina y presiona su boca contra la mía en un beso. Y me gusta verte en tu
piel. La lengua de Kael traza mi mandíbula, luego raspa mi cuello.
—Mejor que sin ella, supongo —bromeo, mi estómago 262
estremeciéndose ante la sensación de su boca.
Se aparta y me mira, frunciendo el ceño.
Nunca desearía eso.
—Fue una broma. Ya sabes, humor.
Kael parpadea hacia mí con lentitud y entonces su boca se curva en una
sonrisa traviesa que hace a mi pulso temblar.
¿Provocas a tu pareja, mi Claudia? ¿Debería provocarte a ti también?
Algo en el calor de sus ojos me dice que no está hablando de la
provocación verbal. Me retuerzo un poco bajo su intensa mirada.
No puedo imaginarte provocando a nadie.
¿No puedes? Baja la barbilla y sus labios rozan mi pezón. De inmediato
se frunce en respuesta a su tacto. ¿Esto no es provocar?
Gimo, jadeando.
No sé si es provocar si se siente tan bien.
Mmmm. Sigue jugando con mi pezón, tomándolo entre sus dientes y
mordiéndolo suavemente, luego girando la punta contra su lengua. Eres mi
pareja. Es mi trabajo asegurar que te sientas bien. Mejor que bien. Succiona
levemente la punta de mi seno, hasta que estoy llorando de necesidad. Tu
placer es mi placer. Tu dolor mi dolor.
Me arqueo debajo de él, pero ese movimiento hace que mi costado
empeore de nuevo, y hago una mueca, desplomándome y poniendo una
mano en mi costado.
De alguna manera, no creo que estemos compartiendo este dolor.
Su boca se levanta de mi piel y su mirada atrapa la mía. La expresión
en su rostro es tan intensa, sus ojos arremolinándose a un furioso negro,
que aparto la mirada. Alarga la mano y toma mi barbilla, obligándome a
mirarlo una vez más.
¿Crees que no noto tu dolor? ¿Crees que no me destruyó por dentro cuando los
humanos te atacaron con sus palos de fuego? ¿Crees que no sentí que mi mundo se
terminaba cuando te desplomaste a mis pies? ¿O que comenzó de nuevo cuando
abriste los ojos?
—Oh, Kael. Estoy siendo una idiota, ¿verdad? Lo siento. Yo… —dudo, 263
luego rozo mis dedos sobre los pómulos pronunciados y veteados que
primero había pensado que eran tan extraños. Ahora los adoro—. Te amo.
Lo sé.
Frunzo el ceño. No es exactamente cómo había planeado que esto
pasara.
—Bueno, eso fue arrogante.
Ya me has dicho esto, Claudia. Cuando fuiste atacada con el palo de fuego,
me dijiste que me amabas.
¿Lo hice? No lo recuerdo.
—Sí, bueno, no tienes que sonar como un completo imbécil al respecto.
—Me había imaginado este momento tan distinto. Yo, declarando
dramáticamente mi amor y él, volviéndose todo suave y contento con mi
confesión, no dándome una mirada impaciente y engreída—. Eres tan…
¡arrogante!
¿Cómo puedo ser arrogante si es verdad? La sonrisa que me da es pícara,
incluso mientras arrastra su lengua sobre mi pezón, volviéndome loca con
necesidad. Me dices cosas que ya sé.
—Al menos pudiste haber fingido estar sorprendido —mascullo, pero
es difícil estar enojada cuando el hombre que amas está jugando con tu teta.
¿Cómo puedo estar sorprendido? Sé que me amas cuando pruebo tu respuesta
sobre mi lengua. Cuando lo huelo en el aire. Cuando siento tus pensamientos cuando
despiertas y estás ansiosa por sentir mi piel presionada a la tuya. Sus brazos se
apoyan a mis costados, y besa a lo largo de mi vientre, evitando mis vendajes.
Se mueve más abajo y luego corta mis bragas con un movimiento de sus
garras. No puedo lamentarme por la ropa interior, estoy demasiado
fascinada por lo que está haciendo. Se inclina y besa mi monte, y luego me
mira, sonriendo pícaramente. ¿Debería probar cuánto me amas, mi Claudia? El
aroma de tu encantador perfume ya está llenando mis fosas nasales.
Me río.
—¿Encantador… perfume? Nunca digas eso cuando Amy o Melina
estén cerca, por favor.
La calidez de su humor resuena en mi mente.
¿No puedo amar el sabor de mi pareja en mi lengua? Vuelve a acariciarme,
separando con cuidado los pliegues de mi coño con sus garras.
—Sí, pero… —Mi risa se transforma en un gemido mientras pasa su
264
lengua sobre mí en una caricia larga y deliciosa. Todo el humor desaparece
y mis manos van a su cabeza y me aferro a su espeso cabello dorado—. Oh,
Dios, Kael. Te amo.
Lo sé, me vuelve a decir, aún mientras comienza a lamer y succionar mi
clítoris. Finalmente has aceptado que eres mía.
—Arrogante… bestia… —jadeo entre lamidas, pero amo esto. Amo
cada pasada de su lengua, cada caricia, cada golpe de placer que me da. Amo
que sea tan posesivo. Amo todo de ello, y todo de él. No importa que sea un
hombre-dragón o un drakoni, o el enemigo.
Es solo… mío.
Su lengua se desliza más abajo, empujándose contra mi centro.
Ahora dime otra vez que me amas, mi pareja.
—Oh dios, ¡te amo! —grito cuando su lengua se empuja
obscenamente—. ¡Te amo! ¡Te amo! —lo repito con cada empuje de su
lengua profundo en mi interior, que parece que se rozara contra cada
terminación nerviosa de mi cuerpo.
Estás tan mojada. Gruñe bajo contra mi coño. Mi pareja es deliciosa.
—Por favor, Kael —ruego desvergonzadamente—. Tómame. —Envió
imágenes mentales de su pene conduciéndose profundamente en mí,
estirándome alrededor de él—. Te necesito en mi interior.
Con otro gruñido, arrastra su gran cuerpo sobre el mío, y abro mis
piernas ansiosamente cuando siento la gruesa cabeza de su pene presionarse
contra mi centro. Entonces empuja dentro de mí, hundiéndose hasta la
empuñadura en un rápido movimiento, la gruesa corona de su pene frotando
en mi interior de una manera que me vuelve completamente loca cada vez.
—¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! —Me aferro a él, las uñas clavándose contra su
piel moteada mientras se mece con cuidado dentro de mí. Mi costado me da
otro destello de dolor antes mis movimientos, pero no me importa.
Sin embargo, a Kael le importa. Agarra mis manos con una de las suyas
y las sostiene en alto sobre mi cabeza.
Quédate quieta mientras te reclamo. Te lastimarás.
No me importa, gimo, sin siquiera molestarme ya en hablar en voz alta.
Mis pensamientos son un lío de placer mientras se desliza fuera de mí y
luego se conduce profundo de nuevo, el pene arrastrándose a través de la
crema resbaladiza de mi coño. Hay algo tan erótico sobre él manteniéndome 265
fija debajo de él, una gran mano manteniéndome cautiva. Me excita más y
no creía que eso fuera posible. Oh, Dios, Kael.
Eres mía, Claudia. Toda mía. Para siempre. No habrá otro fuego en tu
sangre salvo el mío.
Ningún fuego, concuerdo, sollozando, deseando poder levantar mis
caderas para empujarme contra él. Mi costado duele, pero no se compara en
nada con el intenso placer. He ido demasiado lejos.
Como si sintiera mi necesidad, golpea más fuerte, volviéndose más
rudo con sus empujes y grito de placer.
Mi pareja, envía con cada embestida. Mi todo. Mi Claudia.
Y lo soy. Soy su todo y gustosamente. Toda tuya, le digo. Para siempre.
Cuando llegamos a la liberación, lo hacemos al mismo tiempo.
Traducido por Flochi
Corregido por Sakura
269
Traducido por Flochi
Corregido por Sakura
Un mes después
Dame un nuevo desafío, exige Kael. Uno que probará mis habilidades. No
te estás esforzando tanto.
Pongo los ojos en blanco ante su tono engreído, pero me estoy
divirtiendo. Alzo mi cronómetro para reiniciarlo y luego miro alrededor.
—Muy bien. ¿Lo quieres desafiante? Hagámoslo desafiante. —Miro la
vista alrededor de nosotros. Estamos en el techo del edificio más alto del
Viejo Dallas, Kael posado encima del borde como un ave grande y peligrosa.
Miro las ruinas y entonces ordeno el rumbo—. Esas tres torres de allá —le
digo, señalando a tres edificios destruidos alejados—. Toca cada uno y luego
vuela patas hacia arriba hasta el cuarto de allí. —Señalo a otro edificio—.
270
Luego, tienes que ir por debajo de esa pasarela de allí y recoger uno de los
autos y arrojarlo al Río Trinity.
Resopla, una nube de humo saliendo de sus fosas nasales.
Es pan comido. ¿Cuánto tiempo tengo?
Kael no sabe ni jota sobre el tiempo, pero sabe que tiene que ir rápido
y calcula cuánto tiempo tiene basado en mis reacciones. Así que escojo algo
que parece factible pero no demasiado sencillo.
—Dos minutos.
Comienza el temporizador, entonces, mi pareja, y prepárate para estar
impresionada.
—Oh, estaré impresionada —bromeo y aprieto mi arnés reforzado. Si
vamos a volar bocabajo, tengo que estar preparada. Engancho un brazo bajo
mi manubrio y luego preparo mi cronómetro—. ¿Listo para hacer esto?
¿Y qué gano si “te dejo alucinada” esta vez, mi pareja? Hay una sexy
provocación en su mente que hace que mi piel se erice de placer. Me gusta
que esté entendiendo algunos de mis eufemismos también.
Finjo considerar mis opciones, aunque siempre jugamos por lo mismo.
—Hmm. ¿Un beso?
¿Elijo dónde? Y me envía una visual bastante obscena.
—Síp. —Sonrío y bajo mis gafas sobre mis ojos—. Hagamos esto. A
mi marca… —Le hago clic al cronómetro—. ¡Vamos!
Kael se arroja en el aire con tal velocidad que se siente como si mi
cerebro se lanzara hacia atrás. Me río con placer loco cuando aletea a través
del aire, corriendo al edificio más cercano en mi trayectoria de obstáculos.
Uno tocado y luego el siguiente en rápida sucesión. Me aferro al manubrio
de la silla cuando golpea el segundo edificio y rebota con tanta fuerza que la
estructura de metal se desploma detrás de nosotros.
Estás haciendo un lío, le grito alegremente.
¡No me distraigas!
Va al tercer edificio. Una vez que lo golpea con sus piernas y se retuerce,
vamos al número cuatro. De inmediato nos volteamos en el medio del aire,
y ahogo un grito, aferrándome con fuerza. Volar boca abajo es aterrador, y
también una enorme descarga. Estoy sujeta con las correas y sé que no voy 271
a ninguna parte, pero esto me quita el aliento cada vez. Pego un salto cuando
chocamos contra el cuarto edificio, y entonces Kael se endereza, bajando
para pasar por debajo de la pasarela. Se desliza, toma un auto y después
estamos yendo en línea recta hacia el distante Río Trinity.
Para cuando lo arroja, me estoy riendo por el puro placer de volar.
¿Tiempo? pregunta, pero puedo escuchar la diversión complacida en
sus pensamientos. Ama mis reacciones a sus travesuras locas en el aire.
Le hago clic al cronómetro y lo compruebo.
—Minuto cincuenta y ocho —admito, impresionada—. Eres más
rápido cada vez que tomo el tiempo.
Disfruto de las recompensas, me dice astutamente, e inclina sus alas, luego
comienza a batirlas de nuevo, subiendo más. Luego de una “apuesta”,
siempre nos dirigimos a nuestro lugar favorito, la costa arenosa de nuestro
lago, para un baño rápido y divertirnos un poco. Ahora déjame pensar dónde
me gustaría mi beso esta vez.
Y me rio entre dientes, porque sé que no tiene que pensarlo. A Kael
siempre le gusta mi boca en un lugar particular, porque eso siempre lleva a
más.
Poco tiempo después, ambos estamos desnudos en la costa y sudorosos
por una ronda de hacer el amor. Estoy acostada encima de Kael, mis piernas
extendidas sobre sus caderas y mis senos y brazos cruzados apoyados en su
pecho. Se ha vuelto un defensor entusiasta de la mujer encima, lo que al
parecer no es algo que hagan entre su gente, dado que las mujeres tienen
que ser derrotadas y dominadas. La primera vez que lo empujé sobre su
espalda, pensé que perdería la cabeza. Ahora es una de nuestras posiciones
a las que recurrir.
Bueno, junto con el misionero, la posición de perrito y cualquier otra
posición que podamos pensar. En verdad nos gusta mucho el sexo juntos.
—Supongo que deberíamos levantarnos pronto —le digo, trazando
con un dedo las escamas en su hombro. Sus garras se están deslizando arriba
y abajo por mi espalda, raspándome levemente.
Arquea una ceja ante mis palabras, y me sonrojo, porque está claro por
mis pensamientos que no tengo prisas por regresar, sin importar lo que diga
en voz alta. Me gusta nuestro tiempo a solas. Melina está de regreso en la
ciudad la mayor parte del tiempo, aunque hacemos recados para ella cuando
nos envía un mensaje de vez en cuando, pero Amy todavía vive en nuestro
apartamento con nosotros. Sigue usando mis ropas sucias y usando mi 272
champú, y cuando nos vamos, va a su habitación del “pánico” que hemos
puesto unos pisos abajo en la vieja sala de seguridad del edificio. En caso de
emergencia, Amy puede encerrarse en un cuarto con una puerta de acero y
paredes reforzadas. Tiene una pistola de bengalas que puede disparar en
caso de peligro, y varias sirenas para alertarnos si estamos cerca y de alguna
manera pasamos por alto un gran dragón con cuernos entrometiéndose en
el territorio de Kael.
Sin embargo, la mayoría del tiempo, las cosas están tranquilas. Los
dragones machos han estado en gran parte ausentes de nuestra zona porque
sienten a un macho con su pareja y no desean perturbar nuestro nido, me
dice Kael. Vemos de vez en cuando un rojo o dos, pero Kael es capaz de
conducirlos lejos.
Irónicamente, desde que nos hemos “asentado” en este territorio,
estamos protegiendo el Fuerte Dallas. Los ataques de dragones se han
detenido dado que ahora este es el territorio de Kael en vez de un lugar por
el que luchar. Dakh está en alguna parte en las afueras de la ciudad, creo,
pero no vamos a buscarlo. No me gusta dejar a Amy sola, incluso con la sala
de pánico puesta, porque recuerdo demasiado bien que Kael rompió un
edificio para llegar a mí.
Si tengo que elegir entre Sasha y Amy, elijo a Amy. Sé que Sasha debe
estar a salvo en alguna parte y me siento culpable de que ella no eligió su
destino. Pero tiene que ser mejor de lo que era para ella en el Fuerte Dallas.
Me digo eso. A menudo.
A veces ayuda con la culpa, a veces no.
En algún punto, cuando Amy esté a salvo, creo que me gustaría ir a
buscar a Sasha y Dakh. Quiero saber lo que le sucedió a mi amiga, de una
manera u otra. Y quiero viajar a ver cómo está el resto del país. ¿Hay
ciudades más, mucho más grandes que el Fuerte Dallas? ¿Qué hay de la
chica dragón en el Fuerte Orleans? Hay tantos lugares que quiero visitar ya
que podemos volar a cualquier parte… pero la seguridad de Amy viene
primero. No sé si ella estaría a salvo en la espalda de Kael, o si otros
dragones serían atraídos por su aroma y nos atacarían para conseguirla.
Diablos, una de nuestras primeras reglas para Amy fue que no se
masturbara. Jamás. Fue tan vergonzoso para ella escucharlo como lo fue
para mí decirlo, pero no se puede tener demasiado cuidado. Igual que un
tiburón puede sentir una gota de sangre en el agua desde millas de distancia,
sospecho que un dragón sin pareja puede seguir el aroma de la excitación
de una mujer sin pareja desde una larga, larga distancia. 273
Así que nos quedamos en nuestro territorio y eso significa que Amy
siempre está en casa. Me gusta tener a mi hermana allí, pero al mismo
tiempo, me gusta tener tiempo a solas con mi dragón. Así que solemos irnos
volando regularmente y tenemos sexo como conejos en lugares públicos.
En la parte trasera de un auto, en el vestíbulo de un viejo banco, en un techo.
En la costa. Donde sea y cada vez que podemos tener unos momentos a solas.
Tenemos mucho sexo… y eso ha tenido algunas consecuencias
inesperadas. Estudio el apuesto rostro de Kael, preguntándome si ahora es
el momento adecuado de traer a colación de lo que quiero hablar. Trazo con
un dedo provocativo su pectoral.
—Entonces. ¿Cómo eras de niño?
Kael piensa por un momento y luego se encoge de hombros.
No recuerdo.
Contengo mi frustración. Uno de los efectos colaterales del transporte
de Kael aquí fue la locura. Desafortunadamente, la locura le ha quitado
mucho de sus recuerdos de su tierra y todo lo que recuerda son fragmentos
ocasionales. Los recuerdos están desaparecidos, dejando grandes lagunas en
su conocimiento y eso significa que no tenemos mucha de la información de
donde partir.
—¿No recuerdas nada en absoluto? ¿Qué hay de cuando las mujeres
drakoni quedan embarazadas? ¿Cómo funciona eso?
Me da una mirada divertida y hace girar nuestros cuerpos entrelazados
en la arena hasta que estoy debajo de él.
¿Debería mostrarte cómo un macho drakoni reclama a su hembra? Mueve
las caderas, y su pene, todavía dentro de mí desde nuestro apareamiento
hace unos minutos, acaricia mi interior.
Le doy un golpe a su hombro. No deseo sexo en este momento… de
acuerdo, soy una terrible mentirosa, porque sí lo deseo. Pero quiero hablar
de esto.
—Tengo que saber más de tu especie, Kael. ¿Sabes si las hembras
tienen bebés en forma de batalla o qué?
Se encoge de hombros y le da a sus caderas un giro delicioso y lento.
No recuerdo.
—Bueno, piensa —replico con aspereza. 274
Se detiene, sintiendo mi mal humor y lo siento revisando su revoltijo
de recuerdos. Bordes de locura tocan mi mente, pero poco después, los
aparta, sus ojos arremolinándose de regreso a ámbar.
Tengo un recuerdo de mi padre.
Es un comienzo.
—¿Oh?
Frota su mejilla y la cicatriz blanca que está allí.
Recuerdo desobedecerlo y me dio esto. Fue allá en… el otro lugar. Sus ojos
son tan vagos y desenfocados por un momento. Eso es todo lo que recuerdo,
además que lo merecía.
Fantástico.
—Eso no es muy útil, bebé. ¿Tú… piensas que los padres dragones
tienen emociones fuertes? —Me muerdo el labio, preocupada. Kael está en
calma a mi alrededor, pero ¿y si cambia?
Resopla y se inclina para morderme el cuello.
No más que en cualquier otro momento. No fui un joven drakoni que
escuchara muy bien. Levanta la cabeza y entrecierra sus hermosos ojos
ambarinos en mí. ¿Por qué esto es tan importante?
Una punzada de terror se dispara a través de mí. Ahora o nunca. Me
humedezco los labios secos y pongo mis manos en sus mejillas, ahuecando
su rostro.
—Porque estoy embarazada.
Kael vacila. Parpadea sus ojos dorados, y observo mientras los veo
destellar a negros, luego arremolinar de regreso a dorado.
Y sonríe. Puedo sentir orgullo y alegría brotando en su mente y su
mano se desliza a mi estómago y o acaricia.
¿Mi hijo?
Tuyo, le digo, mi garganta demasiado oprimida con las lágrimas como
para hablar.
Sonríe y es evidente que está feliz. Yo también lo estoy. Estoy aterrada,
claro, pero estoy feliz. Las cosas van a estar bien, me doy cuenta. Esto no es
un final a nuestra felicidad sino un comienzo 275
Quiero decir, tengo que saber si voy a tener un huevo, o una cría de
dragón o si saldrá humano, pero… estamos en esto juntos.
Nos encargaremos de esto.
Y le sonrío a mi hermoso y feroz dragón y siento una oleada de
felicidad.
—¿Complacido?
La expresión que me da es una de incredulidad.
¿El fuego en mi sangre lleva a mi hijo y tienes que preguntar?
Sonrío y lo atraigo contra mí.
—Vamos, cariño. Ya sabes que siempre tengo que preguntar.
Su pecho retumba con risa a la vez que enreda sus manos en mi cabello
y me atrae.
Sé esto. Ah, mi Claudia. Mi pareja. Mi todo.
Y mientras acaricia mi garganta otra vez, estoy llena de amor y
esperanza por el futuro. No tengo idea de lo que va a traer… ¿pero mientras
tenga a Kael?
Todo va a ser maravilloso.
FIN
276
Ruby Dixon es el seudónimo secreto de una famosa autora Bestselling
de New York Times y USA Today. Como Ruby, ella escribe sobre sexys
extraterrestres bárbaros, cambiaformas gruñones y moteros dominantes. 277
Sed de sangre y locura dominan mi
existencia. Como un feroz guerrero
drakoni, este extraño mundo nuevo
en el que me encuentro devora mi
mente hasta que no queda nada. No
hay luz o claridad… hasta que ella
llega. Salvo su vida, arrancándola
del cielo.
Desde ese momento, ella es mía.
Pero la humana que he elegido para
mi pareja, Sasha, es frágil y está
herida. No confía en mí y tiene
miedo de mi presencia. Sin embargo,
no me daré por vencido. Haré lo que
sea con tal de darle mis fuegos y 278
vincularnos tanto en cuerpo como
espíritu. ¿Cómo puedo convencerla
de que no quiero más que su
felicidad si no me deja tocarla?
¿Cómo enamora un dragón a una
humana?
Fireblood Dragon #2
279