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La prueba superflua encuentra su asidero normativo en lo

dispuesto en el Articulo 227 del Código de procedimiento Civil


cuando prescribe que “… y las superfluas por ser repetición de una
ya respondida..” Pareciera a simple vista que lo superfluo seria lo
repetitivo, pero ello no es así el concepto es más amplio y tiende
más que todo a la inutilidad o innecesidad de la prueba para
acreditar hechos; Cabe en todo caso aclarar, que la norma en cita
hace referencia a las preguntas en el interrogatorio de la práctica
de la prueba testimonial y no en términos generales de los medios
de pruebas.

Son distintas las formas para que la prueba resulte superflua


cuando apunta a demostrar un hecho, es así como al encontrarse
un hecho legalmente confesado ese supuesto factico se excluye de
debate probatorio, por lo tanto las testimoniales o documentales
que pretenden acreditar ello, son inútiles para tal fin. Es menester,
en rigor de verdad, dejar en claro que como el hecho se encuentra
confesado la parte que propendió por su confesión y en efecto lo
consiguió, no debe buscar más pruebas sobre ese aserto dado que
está probado; pero la contraparte si puede traer medios de pruebas
para desvirtuar la prueba directa de la confesión, ya que esta
puede ser infirmada.

Es dable bajo ese mismo tópico, distinguir entre el hecho


legalmente confesado y el admitido, dado que este último no
perjudica los intereses de quien lo hace sino que como muchas
veces sucede, sirve como base para la defensa del extremo pasivo,
es el caso cuando se aduce el reconocimiento de una obligación
pero esta ya se pagó. Nuestro Código de procedimiento Civil no
traer la figura de la admisión de hechos sino que habla
indistintamente de hecho confesado.

Continuando con el mismo ejemplo, entonces si las partes admiten


la existencia del crédito, ya ese hecho no necesitara prueba alguna,
se discutirá o será objeto de debate otra situación fáctica narrada
en la demanda pero no esa.

Otro tanto ocurre con los hechos notorios que al decir de la sala de
casación Civil en sentencia del 21 de mayo de 2002 que “ se exige,
por lo menos, que sea conocido por la generalidad de las personas
pertenecientes a un determinado medio local, regional o nacional,
y que el Juez tenga certeza de esa divulgación” también se
encuentran exentos de pruebas y cualquier medio que propugne
por ello es superfluo. A guisa de premisa ilustrativa como ejemplo
sobre esta clase de hecho aparecen los indicadores económicos, los
cuales no pueden ser fijados por prueba testimonial ni por un
interrogatorio de parte de manera posterior en el proceso.

Con respecto a la ley general resulta más que claro y obvio que
esta debe de ser conocido por todas las personas de este territorio
nacional conforme a lo preceptuado en el Articulo 9 del Código
Civil. Así las cosas, no se requiere prueba alguna dentro de una
contienda procesal de una norma de alcance nacional y menos para
ponérsela en conocimiento del Juez pues se sabe de que él conoce
el derecho. Luego entonces, todo medio de prueba que busque
tener por cierto la vigencia de una norma nacional o sus efectos en
el tiempo resulta superfluo y así deberá ser declarado por la
judicatura. Situación distinta ocurre con las normas locales o
regionales o normas extranjera las cuales requieren de ser probada
de acuerdo a las normas que para tal efecto señala el código de
procedimiento civil.

En lo atinente al hecho legalmente presumido, es oportuno señalar


que este no invierte la carga de la prueba con respecto al mismo
sino que dispensa o exenta de prueba a la parte que lo trae al
conducto procesal, conllevando a que la prueba que se presente
sobre hecho sea innecesaria. Como cuando se acompañan los tres
últimos recibos de pago de una obligación periódica se presume
que se han efectuado los pagos anteriores acorde a lo prescrito en
el Articulo 1628 del Código Civil. Entonces la parte que afirma haber
pagado no debe acompañar la prueba del pago de los sucesivos a
las tres ultimas cartas de pago.

Ya por ultimo, resta tocar un tema que no ha sido para nada


ñpacifico en la doctrina como lo es el de las negaciones o
afirmaciones indefinidas, para lo cual tenemos como punto de
partida que este hechos sean positivos o negativos serán exentos
de pruebas, no por lo uno o por lo otro sino por ser indefinidos, ,lo
que conlleva en una imposibilidad jurídica a la parte que los
esgrime en acreditarlos, pues como hace un litigante para probar
que no le han entregado la cosa debida.

Se resalta el carácter precipuo de la prueba superflua puesto que su


aplicación incorrecta llena la pendencia procesal en medios de
convicción que resultan repetitivos y que en nada llevan al
esclarecimiento de los hechos y la búsqueda de la verdad. Amén de
que encierra al litigante en una prueba sobre un hecho que aparece
más que acreditado dejando otros extremos facticos ausentes de
prueba.

Concluyo este trabajo con las palabras de Carnelutti en la


introducción a la prueba civil cuando dice que “En mi cátedra, suelo
decir que el Juez está en medio de un minúsculo cerco de luces,
fuera del cual todo es tinieblas: detrás de él el enigma del pasado y
delante, el enigma del futuro. Este minúsculo cerco es la prueba”

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