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Eve Langlais- Serie Alien Abduction- libro 1

Abduction Accidental
PROLOGO
Secuestrada por un pirata del espacio, ella lucha con la tentación de dejar que saquee sus
bienes. Cuando su novio intenta asesinarla dejando a Megan en medio del océano hundiéndose
sin esperanza de sobrevivir, la luz brillante que ve en el cielo nocturno no era su puerta de
entrada al cielo, sino el inicio de un secuestro accidental por parte de un pirata espacial.

Megan agradecía que la hubiera rescatado, pero tenía un defecto. No podía tener la boca
cerrada, no cerró la boca ni aun cuando la amenazó con matarla o subastarla al mejor postor. Y
lo más extraño aún era que, a pesar de su decisión de no involucrarse con su captor, no podía
dejar de anhelar su toque.

Tren se retiró de su trabajo como mercenario para poder disfrutar de la vida, pero nunca
contó con el aburrimiento que su inactividad le causaría. La adquisición de objetos raros había
llenado el vacío de alguna manera, pero el secuestro accidental de una deliciosa terrícola que
no sabía cuándo callarse, volvió a poner emoción en su vida.

Su espíritu ardiente lo atraía y al mismo tiempo lo conducía a la locura. Luchando contra


sus impulsos, debe decidir si estrangularla o reclamarla como su compañera A pesar de lo que
sentía en su corazón, el está decidido a venderla al mejor postor. Sin embargo, a pesar de sus
buenas intenciones, descubre que no puede dejarla ir.

Y cuando aparece un enemigo de su pasado y se la lleva, se da cuenta de que haría


cualquier cosa por recuperarla.
Capitulo Uno
Quizás ahogarse no sería tan malo pensó Megan tenia los brazos y piernas entumecidos y
a pesar de que todo su cuerpo le decía que dejara de moverse, ella seguía moviendo las manos
y los pies, lo suficiente como para mantener su cara fuera del agua. De vez en cuando bebía
agua salada que la hacía toser y no hacía nada para calmar su sed. Al menos no tenía que
soportar el sol. Lo más probable era que sucumbiera a la fatiga antes de que llegara el
amanecer con sus cálidos rayos. Su lado sarcástico le decía que debía de estar agradecida ya
que había dejado de temblar, su cuerpo parecía haberse aclimatado a las aguas del Pacífico.

Ella tenía un novio que era estúpido, al maldito idiota le tenía que dar las gracias por su
actual situación. Y pensar que había considerado que Cameron era su príncipe azul. Él había
dicho y hecho las cosas correctas cuando la cortejo y parecía que disfrutaba de su compañía lo
simulo muy bien, la mayor parte del tiempo. Ella debería haberse dado cuenta de que había
algo raro cuando de inmediato quiso que compartieran todo y cuando preguntó él le dijo "¿no
confías en mí?”, poco después se mudaron a vivir juntos.

No había nada tan tonto como una mujer enamorada, y ella había sido la más tonta de
todas, había caído en la trampa que él le puso, y no solo era la trampa de una estafa, era una
trampa mortal. Me pregunto si mi lápida dirá: "Aquí yace Megan, engañada por un hombre,
una vez más."

En su defensa, tenía que decir que ninguna mujer espera que el hombre al que ama, o le
gusta la traicione, aunque en su caso, su historial con los hombres debería haberle
proporcionado una pista. Ella alegremente aceptó ir a un paseo en barco con él, a la luz de la
luna una celebración de aniversario por su sexto mes saliendo juntos.

Y ahora sería también la fecha de su muerte. Por lo menos el bastardo la había medio
emborrachado con champán antes de tirarla del barco con un exagerado

- "¡Oops!".

Entonces, él había tenido el descaro de reírse cuando le pidió ayuda mientras el agua la
engullía, haciéndola ver lo que había sido obvio desde el principio. Luego le dedico una letanía
de maldiciones que habrían hecho sonrojar a más de un marinero.

Por supuesto, gritarle con detalles la forma en que lo iba a mutilar cuando pusiera las
manos sobre él, podría haber influido en Cameron y su decisión de seguir adelante con su
mortífero plan. Probablemente debería de haber dejado los detalles sobre cómo iba a castrarlo.
Pero aún así, ¿Qué esperaba, después de lo que había hecho?

Megan escuchó su risa burlona durante mucho tiempo después de que él se fuera con el
yate dejándola allí. Horas más tarde o al menos eso suponía había tenido tiempo de pensar,
como si sobreviviría y como se vengaría, ella estaba al límite de su resistencia y de sus fuerzas,
luchando por vivir a pesar de que sabía que no tenía muchas posibilidades.
Una gran ola le cubrió la cabeza, se debatió bajo el agua por un momento, casi se dio por
vencida, estaba demasiado cansada para seguir luchando. ¡Entonces vio la luz! La incredulidad
hizo que su mirada bajo el agua se fijara en el faro brillante justo por encima de su cabeza
¿significaba eso un rescate? Con un último esfuerzo saco la cabeza a la superficie del océano y
parpadeó bajo la luz brillante, y luego volvió a parpadear con incredulidad cuando su cuerpo
comenzó a elevarse fuera del agua.

- “¿Me he muerto? ¿Es así como va a comenzar mi viaje al cielo?... ¿empapada y


cabreada?” - pensó… por no hablar de que ella siempre había esperado mucho, mucho más.

Un pez que salía del agua delante de ella le dio un coletazo en la cara. ¿Qué demonios?
Ella miró a su alrededor con incredulidad, mientras ella y un montón de peces, junto con otros
habitantes del océano se levantaban del agua, atrapados en algún campo anti-gravitación raro,
ella no era una friki de la ciencia para pensar eso , había visto recientemente un maratón de
películas de Star Trek con Cameron, un verdadero fan Trekkie. Nunca había esperado que la
ficción de la pantalla pasara a formar parte de su vida, pero ¿qué otra cosa podría explicar por
qué ella y miles de criaturas marinas estaban flotando hacia un agujero iluminado cuyos bordes
apenas podía distinguir?

Se le ocurrió que podía gritar para pedir ayuda, pero en serio, ella no era tan idiota
aunque en la elección de novios fuera más que idiota. Además, exactamente ¿quien esperaba
que fuera a salvarla de un secuestro alienígena? En su situación, al ritmo que se estaba
ahogando el secuestro era la mejor opción. Otra emoción reemplazó al agotamiento y a la
resignación por su destino, estaba a punto de conocer vida extra-terrestre. ¿Serían verdes?
¿Altos o bajos? ¿Se parecerán a E. T. arrugados o serian más del tipo humano como ella?

Además de estas reflexiones internas, la asalto la duda ¿Y si eran violentos? ¿Y si se


comían a los seres humanos? ¿O vendían las hembras humanas como esclavas sexuales?
Megan miró su figura regordeta y su boca se torció con tristeza. Estoy más cerca de terminar
siendo el plato principal de alguien que de ser una esclava sexual. Aunque a ella no le
importaba sus abundantes curvas , mucha gente le decía que tenía que adelgazar , había tenido
más de un novio que afirmaba que no era su cuerpo lo que les echaba para atrás , si no su
boca… no sabía mantener sus opiniones y críticas para sí misma.

La ascensión duro una eternidad parecía que nunca iba alcanzar el agujero en la parte
inferior de la nave y sobre todo porque fuera del agua, tenia frío, su vestido de verano mojado
se le pegaba al cuerpo. Se abrazó el cuerpo, para detener el castañeteo de sus dientes. ¿Cuáles
eran las posibilidades de que le dieran la bienvenida con una toalla? Mirando a su alrededor
viendo a los peces que con los ojos abiertos y la boca enorme que se abría y cerraba sin hacer
ruido, no contaba con ello. La luz brillante disminuyo hasta que ella y sus compañeros acuáticos
traspasaron la nave.

Luego miró alrededor con los ojos desorbitados por el asombro, porque en la zona había
por todos lados enormes tanques llenos de líquido, con de peces de gran tamaño; y, si no
estaba confundida no todos eran de la Tierra. Se encontró atrapada en el borde de una cuba
abierta llena de un líquido de color púrpura que no se parecía a nada de lo que hubiera visto
jamás y con una muestra de un tentáculo negro. Notó algo inquietante, los otros tanques
estaban sellados y su mente no tardó en llegar a una conclusión inoportuna. Si se quedaba tan
cerca del acuario, podría encontrarse otra vez en el mismo aprieto; ahogándose.

- "Otra vez no", - murmuró.

Se dio media vuelta para mirar a su alrededor y vio las vigas por encima y alrededor de las
cubas, necesitaba llegar a una de esas. Se tiró, como si fuera agua, a una especie de melaza que
le dificulto avanzar. El sudor le perlaba la frente mientras avanzaba, su progreso era lento. Rozó
peces cautivos, sus húmedas y asquerosas pieles viscosas contra la de ella, sus ojos sin
párpados mirando fijamente su paso.

- “Juro que parecen que están rezando para que no lo logre”.

Era la venganza por su habitual “sushi” de los viernes por la noche. Sus dedos tocaron un
borde frío de metal. Puso las manos alrededor de la viga y se alzó sobre ella, maldijo el hecho
de que tenía una suscripción de un gimnasio que nunca usaba, con los músculos tensos, alzo las
piernas para ponerlas alrededor del soporte metálico, la pérdida repentina del campo de
ingravidez casi la hizo caer cuando de repente tuvo que aguantar todo su peso. Sus músculos
doloridos gritaron en señal de protesta, pero aguantó para salvar su vida.

El “plop” de la lluvia de objetos que golpeaban el agua la hizo volver la cabeza para ver
como peces y otros habitantes del mar capturados por el rayo tractor caían en el enorme
tanque. Tan pronto como el último golpeó la superficie líquida, el haz de luz se apagó y Megan
parpadeó ante la repentina pérdida de visión. Todavía podía ver, aunque no tan bien como
antes, había luces tenues que rodeaban la cámara.

Eso no le impidió oír el zumbido de la maquinaria y el chasquido suave cuando se cerró el


tanque, seguido de un golpe seco más fuerte que ella asumió que era el portal inferior que
también se había cerrado. Luego todo se quedó en silencio, excepto por un ligero zumbido y su
respiración jadeante.

Sus brazos temblaban por el esfuerzo de sujetarse a sí misma, y pensó que lo primero que
tenía que hacer es intentar llegar a tierra firme. El agotamiento casi la lleva a la histeria con su
juego de palabras involuntario y ella se rió. Bueno, quizás no tierra firme, pero al menos una
superficie en la que pudiera mantenerse en pie, por ejemplo el suelo estaría bien. Colgando
como un mono, miró a su alrededor y vio un camino no muy lejos si pudiera ir hacia él.

- "Al igual que hacen los monos", - se recordó a sí misma mientras balanceaba su cuerpo
de un lado a otro.

Sus manos cogieron la viga e intentó agarrarse con las piernas todo lo fuerte de que era
capaz. Ella no había contado con la fatiga de los brazos o lo que pesaba su cuerpo. Sin
mencionar, que pensaba que había una menor gravedad en el espacio. ¡Mal! Sus manos se
deslizaron de la viga y se cayó, su breve grito de terror se interrumpió cuando aterrizó sin gracia
en algo duro y perdió el conocimiento.
Capitulo Dos
Tren, con los pies apoyados en la consola principal, maldijo cuando una alarma se disparó.

- " ¿Que mierda está pasando ahora?"

Murmuró en voz baja mientras daba un puñetazo en las teclas del reposabrazos de su
asiento, poniendo la pantalla delante de él donde aparecía el vídeo de la zona de transporte, lo
más probablemente era que uno de los especímenes hubiera quedado libre del rayo tractor, no
le preocupaba este último grupo. El planeta Tierra no era conocido por la peligrosidad de sus
habitantes. Por el contrario, sus criaturas eran más bien dóciles, especialmente la variedad que
vivía en el agua.

La zona de almacenamiento, con sus enormes tanques, apareció en la pantalla paso la


cámara en varias direcciones y escudriñó la habitación. Él no vio nada raro, pero, algunas de las
criaturas que había capturado eran bastante pequeñas no como la "sknovakian” con sus
cuarenta largos tentáculos, a esos los tuvieron que sedar antes de la captura para poder
transportarlos. Con un gesto de fastidio, se levantó de su silla y estiró su voluminoso cuerpo
antes de ir hacia el ascensor que lo llevaría a la planta baja. Se detuvo justo antes de entrar y
gritó una orden.

–"Entrar en el séptimo planeta del cuadrante y luego bajar a hiper velocidad y poner
rumbo hacia la galaxia Jifnarian, tercer planeta”.

- "Curso bloqueado." - La voz suave de su equipo confirmó órdenes.

Entró en el ascensor y pulso el botón de la zona de transporte. Él iba a ir a luchar con un


pez, la idea le hizo suspirar. Él, que tenía un largo camino recorrido desde que empezó su
carrera como mercenario. Su nueva vida transportando especies raras de otras galaxias no
desarrolladas podría aburrir a cualquiera, pero seguro que lo iba a conseguir, por supuesto,
nada se podía comparar con la emoción de enfrentarse en una misión militar.

Pero la vida de un mercenario no era tan larga de ahí el cambio de trabajo. Sin embargo,
nadie le advirtió que la jubilación significaría terminar aburrido de sí mismo. Había tratado de
llevar una vida de ocio durante un tiempo, había acumulado créditos suficientes para hacerlo,
pero para un hombre la vida no sólo era emborracharse y tirarse tantas mujeres como le fuera
posible, todo eso se volvió aburrido. Así que compró una nave y comenzó una nueva carrera
especializada en adquisiciones raras.

Al menos con su nuevo trabajo, viajaba, y luchaba contra las especies reticentes de ser
capturadas y contra los piratas. Aquellos que eran lo suficientemente estúpidos como para
enfrentarse con él. Su reputación le precedía y ahora incluso la escoria del universo lo evitaba.
Es hora de cambiar de nave y engañarlos haciéndoles creer que soy nuevo. Se echó a reír ante
la idea y tomó nota mentalmente para que su gerente iniciara los trámites. La puerta del
ascensor se abrió, interrumpiendo su plan para engañar a los piratas y entró en la zona de
transporte.

- "Luces", - gritó.

La sala oscura inmediatamente se ilumino y se dirigió a los tanques que se habían llenado
más recientes para ver qué era lo que hacía que la alarma siguiera sonando aún. No se molestó
en ir con sigilo y el fuerte ruido de sus botas de combate sonó en la bodega de carga. A los
especímenes que había atrapado no les iban a crecer las piernas y salir corriendo. Qué lástima,
no le habría importado, era una forma de entretenerse.

Al llegar al tanque que se había llenado recientemente, miró el suelo y alrededor pero no
encontró nada en la base del tanque. Subió por una escalera para llegar a las pasarelas, no bien
puso un pie en la rejilla de metal cuando vio un bulto húmedo.

- "Lo que me faltaba, ¿que mierda es eso?”

No se parecía a las ilustraciones que había visto de especies acuáticas de la tierra. Arrugó
la nariz ante el hedor a pescado que salía de la criatura pálida, él sacó su pistola cuando gruñó.
Lo que había confundido con algas se movió, y se levantó, y se encontró cara a cara con el
rostro de un humanoide pálido. Grandes, ojos marrones con rayas rojas parpadearon y los
labios azules se abrieron con un grito ahogado.

- "¡Oh!, tu eres Han Solo.” - graznó el humano.

Y con esas extrañas palabras, el terrícola que había capturado accidentalmente, se


desplomó hacia delante. Sus ojos se pusieron en blanco y su frente chocó bruscamente contra
el suelo.

- "¡Ah mierda es basura!”.

Tren apoyó las manos en las caderas e hizo una mueca al ver la cosa empapada que
estaba tirada en el suelo. ¿Mato al terrícola ahora o lo dejo para más tarde? Tenía la impresión
de que era una mujer, aunque dada su posición y el estado desaliñado, podría haber sido
también un hombre afeminado. De cualquier manera, él no lo quería. Allí no había mercado
para los terrícolas. Dado su temperamento, las hembras eran propensas a llorar todo el tiempo
y a tener ataques de histeria, sobre todo cuando iban sus nuevos amos. Al parecer, era un
problema cuando se las vendía como esclavas sexuales. Por eso Tren prefería a las criaturas,
porque no hablaban.

Se preguntó si podría dejarla en algún lugar de su planeta, descartó la idea casi de


inmediato. Primero, porque no podía y segundo porque habían aprendido la lección cuando los
terrícolas que habían regresado después de un secuestro iban diciéndole a todo el que quisiera
escuchar que les habían inyectado y los habían agredido sexualmente. Le hacía gracia, la
mayoría de los mundos civilizados consideraban la Tierra un planeta bárbaro, uno decidido a
destruir sus recursos naturales, y era por eso por lo que había hecho este viaje para recoger
muestras. Al ritmo que estaban destruyendo los océanos, se imaginó que no faltaba mucho
para que el planeta agotara todos sus recursos naturales.
No es que a él le preocupara su suerte, la galaxia tenía más planetas lo suficientemente
viables. Pero, ¿qué hacía con el terrícola? Levantó la pistola para acabar con la vida de la
humana, pero vaciló. ¿Qué había querido decir con eso de Han Solo? Su traductor no tenía
ninguna versión y maldita sea, ahora tenía curiosidad. Voy a enterarme primero y a matarlo
después. Decidido, enfundó el arma y luego se agachó para coger el cuerpo inerte.

Se echó al ser humano sobre su espalda y fue cuando notó que era una hembra sin duda
su abundante pecho sobresalía por la parte superior de un trapo pero tenía sólo dos pechos, en
lugar de cuatro o cinco. Hizo caso omiso de sus atributos femeninos y cogió su pierna que
estaba rota en al menos tres lugares. Se sorprendía de que no hubiera gritado a todo pulmón
cuando se había despertado. Probablemente el shock le impidió darse cuenta de su lesión, sin
duda cuando se despertara de nuevo, lloraría y gritaría y eso era algo que no aguantaba.

Por un momento, volvió a replantearse el despacharla antes de que acabara loco de atar,
pero se detuvo al ver su aspecto tan vulnerable. Maldijo cuando enfundó su arma. Él, el asesino
más frío que había en las galaxias conocidas, no podía matarla. Tenía una misión que cumplir,
antes de convertirse en un blandengue les haría saber a sus contactos que estaba de vuelta en
los negocios, tan pronto como se deshiciera de su carga… incluida una mujer que de seguro iba
a ser molesta.

Deslizó sus manos bajo su cuerpo regordete y la atrajo hacia él y antes de pensarlo la
acunó en sus brazos. Sin ningún esfuerzo por su parte, ya que se mantenía en una forma
impecable, la llevó al final de la pasarela y al ascensor, que los condujo a un nivel superior
donde estaba su habitación y la enfermería. La curiosidad le hizo mirarla mientras la llevaba.

Su piel parecía pálida, y debajo de su superficie podía ver una frágil red de venas. Habría
dicho que su piel era intachable pero noto que parecía marcada por una extraña línea de
puntos claros por el puente de la nariz ¡ah! eso va a disminuir su valor. Tenía pestañas y cejas
oscuras en desacuerdo con su pelo marrón veteado de un dorado claro. Sus labios, de un color
azul extraño, eran llenos, y a través de ellos se podían ver los dientes blancos. Su cuerpo le
llenó los brazos, era opulenta y suave, pero no exagerada. La tela mojada que llevaba se pegaba
a la plenitud de sus pechos y hacia resaltar sus prominentes pezones.

Para su incredulidad, su ingle se apretó a la vista de esos pechos, al parecer había


esperado demasiado tiempo para visitar los burdeles si esta pálida y empapada mujer podía
incitarlo a la lujuria, sobre todo teniendo en cuenta que sólo poseía dos senos un rasgo común
entre los de su especie o… ¿era una anomalía genética?

Disgustado consigo mismo por su interés en ella como pareja para copular, él la dejó
sobre la mesa de diagnóstico en la sala médica. Una unidad de diagnóstico descendió desde el
techo con un zumbido. Tren pulso los botones que había en el dispositivo y luego se alejó, sólo
para volver un momento después, cuando la máquina empezó a sonar.

- "Máquina estúpida. Puede curar cualquier cosa, pero no puede con la ropa mojada", -
refunfuñó.

Agarró la tela húmeda que tapaba su cuerpo y la rompió por la mitad antes de quitarla de
su cuerpo. Las curvas femeninas quedaron al descubierto, que el devoró con la mirada, desde el
color oscuro de sus pezones al rubio oscuro de entre sus piernas. Su mano no podía dejar de
tocar la suavidad alrededor de su vientre con su agujero en el centro, se preguntó para qué era,
y tuvo que admitir que la vista de su cuerpo había hecho que su polla se endureciera.

Con una maldición por su falta de control, se dio la vuelta y salió de la habitación,
permitiendo que la unidad médica hiciera su trabajo. Sus ropas, estaban húmedas y malolientes
de haber llevado en brazos a la Terrícola, tenía que cambiarlas y fue a su despacho para
hacerlo. Dejó caer sus ropas sucias en la unidad de limpieza y se vistió con un traje limpio y
seco. Fue mientras se metía la camisa en los pantalones que se le ocurrió que tendría que vestir
a la hembra.

O dejar que vaya desnuda, se la imaginó así correteando por toda la nave. Su polla tembló
de anticipación ante la idea. Tren apretó los labios con fastidio, definitivamente tengo que
visitar un burdel en mi próxima parada. Como no tenía prendas femeninas, cogió una camisa y
unos pantalones de él. Tendría que comprarle algo de ropa en uno de sus puertos de conexión,
eso o venderla desnuda, seguro que le sacaba mejor precio.

La unidad médica tardaría un tiempo para completar su trabajo, volvió al centro de


mando, con la ropa bajo el brazo. Quería investigar más sobre las mujeres terrícolas y descubrir
la manera de amordazarla porque con su suerte, probablemente sería del tipo ruidoso. Y todos
los hombres saben que la única vez que una mujer debe hablar es durante las relaciones
sexuales cuando ella grita nuestro nombre.
Capitulo Tres
Megan volvió en sí poco a poco, una media sonrisa curvo sus labios tenía un sueño muy
vivido con un bucanero espacial que la secuestraba para seducirla, se le disipó lentamente
sonrisa. Era un sueño extraño para tener, abrió los ojos y parpadeó mientras veía una máquina
extraña. Las luces de la maquina parpadearon, los motores zumbaban y mientras miraba, un
agujero se abrió y dejó caer un chorro de una mezcla extraña sobre ella.

- "¿Qué coño es esto?"

Luchó por incorporarse, pero no podía, lo que le provocó un pequeño ataque de pánico.
Giró la cabeza de lado a lado, la única parte que podía mover. No tenia ataduras en sus brazos,
ni en sus piernas, sin embargo algo, una fuerza invisible la sujetaba mientras la máquina le
echaba la cosa esa asquerosa en todo el cuerpo. Lo más inquietante de todo es que no llevaba
ni una prenda de ropa encima. ¿Quién me ha desvestido? Y, ¿que le han hecho a mi cuerpo? El
recuerdo de su secuestro inundó su mente y cerró los ojos con un gemido. Al parecer, el pirata
oscuro que recordaba vagamente de su sueño no era producto de su imaginación. Él la había
llevado a bordo de su nave dispuesto a... ella abrió un ojo… ¿curarla?... ¿follarla?... ¿preparar su
cuerpo para luego comérsela?... Esperaba que fuera la primera opción.

Estaba atrapada como una mosca en cinta adhesiva hasta que pudiera salir de esta
situación. Hizo un repaso de sus lesiones el dolor de la pierna y las costillas había desaparecido,
¿la habría dado alguna droga? o ¿la máquina había desactivado las terminaciones nerviosas?
Tal vez, ¿para que no grite cuando me coma viva? No debería haber visto el maratón de esas
películas tan malas del espacio con Cameron. Eran más bien películas de horror acerca de como
los humanos podrían morir a manos extraterrestres. De su fatiga, no quedaba ni rastro, ni
siquiera el más mínimo dolor en los músculos a pesar de las horas de estar en el agua, eso le
hizo preguntarse cuánto tiempo había permanecido inconsciente.

Con el fin de mantener la calma y evitar entrar en pánico ya que la máquina seguía
embadurnando su piel con una variedad de líquidos, volvió sus pensamientos a su recuerdo del
alíen, una retorcida versión de Han Solo. Tendría que echar un vistazo de nuevo para ver si era
tan atractivo como recordaba. Cuando estaba delirando de dolor, tuvo una breve impresión de
su altura y anchura, la sorpresa reflejada en los penetrantes ojos azules, definitivamente no
había esperado encontrarla en su nave.

Sentía calor en todo el cuerpo, y estiró la cabeza cuanto pudo, para ver si la máquina
había puesto su cuerpo en el fuego. La cosa extraña que tenía por todo el cuerpo había
desaparecido, y un momento después, la fuerza invisible que la sujetaba la dejó libre. Megan se
bajó de la mesa y miró a su alrededor, la habitación era grande las paredes lisas, de un color
blanquecino, no tenia puerta alguna, estaba decepcionada. Hasta el momento, la nave espacial
no estaba a la altura de sus expectativas. Megan volvió a la mesa, a tiempo de ver la máquina,
que iba hacia el techo. Ahora sin la maquina, la habitación parecía aún más estéril sin nada de
mobiliario, sin una triste silla.
Se pasaron las manos por el cuerpo, en busca de cualquier rastro de dolor o heridas. Sin
embargo, no sólo no sentía dolor, se sentía muy bien como nueva. En serio la máquina, no sólo
había curado sus heridas, también le había quitado algunas cicatrices. La cicatriz de la
operación de apéndice había desaparecido junto con la de la rodilla de cuando se cayó
montando en bicicleta, estaba en toda la espinilla y se la cortaba siempre al afeitarse las
piernas. Ahora sólo faltaba que le hubiera puesto el culo y las tetas en su sitio. A ella no le
importaba el tamaño de su pecho, pero cuando corría era molesto. Paso las manos por la pared
en busca de una grieta o algo que presionar que le permitiera salir.

También deseaba poder encontrar algo que ponerse ,por que encontrarte a alguien
estando desnuda sea extraterrestre o no, no le hacía gracia, así que cuando oyó un ruido detrás
de ella, se dio la vuelta mientras se tapaba con una mano la entrepierna y con la otra sus senos.
Dado su tamaño generoso, no iba a lograr hacer mucho más, solo que su secuestrador abriera
los ojos antes de echarse a reír, un sonido aparentemente universal.

- "No le veo la gracia," - gruñó con los dientes apretados. - "Ahora, si puedes dejar de
reírte, apreciaría muchísimo si te das la vuelta, o mejor aún si vas a buscarme algo de ropa."

Eso lo acalló definitivamente, aunque permaneció frente a ella.

- "¿Xfinew fika gdolpa?"

Él se dirigió a ella en una lengua gutural que hizo que se le pusiera la piel de gallina. Hizo
caso omiso de cómo la afectada su voz y se concentró en el hecho de lo que estaba diciendo.

- "No te entiendo absolutamente nada,” - dijo. - "no sé qué demonios has dicho, así que…
¿por que no me lo repites en Inglés en lugar de cualquier idioma extraño?”

Él gruñó algunas palabras extrañas antes de tirar algo hacia ella y se marcharse de la
habitación. La ropa la golpeó mientras miraba con asombro cómo la puerta que no había visto
antes se deslizó hacia un lado y volvió a su sitio confundiéndose con la pared de nuevo. Como
no estaba segura de si el alienígena volvería, se apresuró a ponerse la ropa, la que supuso era
de él a juzgar por el tamaño y el estilo: una camisa blanca tipo túnica que le llegaba hasta las
rodillas y pantalones que se pegaron a su culo redondo, pero que le quedaban demasiado
largos. Se sentó y ajusto el dobladillo hasta que sus pies se vieron por debajo. Con ese atuendo
estaba bien cubierta por fin, aunque sin sujetador. Mientras esperaba a que el alíen volviera, se
tomó un tiempo para analizar su apariencia.

En primer lugar, era inmenso esa es una buena manera de empezar a describirlo. El
hombre le sacaba a ella por lo menos un pie o más y ella no era pequeña. Y si hablamos de
ancho tenía una anchura considerable sólo tenía que mirar la camisa que cubría su cuerpo para
adivinar la anchura de la espalda. ¿Era los músculos o la grasa lo que llenaba la camisa? o
¿tienen lo mismo ahí abajo los alienígenas? No podía negar que tuviera curiosidad y que
quisiera saber.

Pasando de su cuerpo por un momento, pensó en su rostro y el color de su piel. Púrpura,


me estoy volviendo loca… ¿púrpura? No era un efecto de la luz que le daba un tono violeta, era
un profundo y rico malva que hacía que sus ojos azules resaltaran. Su pelo era oscuro, con una
pequeña onda, y le llegaba hasta casi los hombros, el mismo color lo tenía en la perilla. Llevaba
un aro de plata en la nariz y otro en la frente. Sus labios parecían negros, pero sus dientes eran
brillantes y puntiagudos. Sin duda, era carnívoro.

Cuando habló en ese extraño galimatías, su voz ronca retumbó por todo su ser.
Vagamente recordó haberlo llamado Han Solo, pero pensó que se parecía masa Johnny Depp
en su papel de pirata del Caribe solo que cambiado al espacio. Oscuro, peligroso y
terriblemente caliente. Dadas sus características exóticas, se pregunto qué otras sorpresas
escondía aparte del color de piel y los dientes. Podría ser una polla bífida o un esperma ácido
que la quemara por dentro. Se tapó la boca con la mano antes de que pudiera echarse a reír en
voz alta, no estaba segura si él o algún otro ET la observaba con una cámara oculta. Sin previo
aviso, la pared se abrió de nuevo y el pirata entró, sus ojos claros estaban brillantes. Le arrojó
algo pequeño y ella levantó las manos para lo, pero falló nunca había sobresalido en el deporte,
fuera del tipo que fuera. El pequeño objeto negro cayó al suelo y oyó un suspiro de
exasperación.

- "Bueno, perdona por no ser la señorita agilidad, haber como estarías tu si casi te
hubieras muerto ahogado por culpa de tu novio, absorbida por una nave espacial , y luego
tener una maquina extraña haciendo algún experimento contigo ,te garantizo que tus reflejos
tampoco funcionarían. "

Él no respondió, cruzó los brazos sobre el enorme pecho y señaló con la cabeza hacia el
objeto en el suelo. Se agachó a recogerlo y lo miró, pero no reconoció el objeto en absoluto.

-"¿Qué es?"

Se oyó otro suspiro seguido de un movimiento. Ella le miró y contuvo el aliento cuando
vio que iba hacia ella, casi siete pies de un enfadado pirata púrpura. Tuvo una reacción muy
femenina, retrocedió. Él gruñó y, por un acto reflejo, ella gruñó, su respuesta hizo que sus cejas
se alzaran, tampoco ayudó la sonrisa que cruzó su rostro mientras ella se ponía fuera de su
alcance.
Con un movimiento rápido, su mano salió disparada como un rayo hacia ella que gritó y
corrió a esconderse detrás de la camilla en la que había despertado.

– "No te acerques a mí ", - le gritó. - "Tú-tú gigante, raro y púrpura."

- "Kddwol sgewo."

Habló en ese extraño galimatías de nuevo y le hizo un gesto con la mano para que fuera
hacia adelante. Ella soltó un bufido. Él gruñó, enseñando los dientes puntiagudos. Sin nada con
que protegerse, le lanzó el objeto negro. Él lo atrapó con un movimiento rápido de la mano y
ella tragó saliva, demostró tener unos reflejos notables. Él se movió alrededor de la mesa, y ella
también se movió, intentando mantenerse lejos. No es que fuera siempre tan cobarde, pero de
verdad, el hombre (si a un aliens se podía llamar hombre) era enorme, y él no se veía muy
contento.
Ella gritó cuando él saltó sobre la mesa y puso un brazo alrededor de su cintura. Ella
continuó gritando y retorciéndose. Él pego su duro pecho a su espalda, su brazo era como un
ancla inamovible alrededor de su cintura. Su otra mano manipulaba en su oído, y ella gritó.

– "Suéltame bruto, monstruo".

- "¿Quieres callarte?, ¡que molesta eres mujer!, cállate antes de que ceda al impulso y te
mate."

Sus palabras penetraron a través del pánico, ella se quedó inmóvil, con el pecho agitado.

– "Te he entendido", - susurró.

– "Por supuesto que sí, tonta humana. Si no hubieras tenido tanto miedo, como en tu
especie suele ser, te hubiera mostrado cómo insertar el traductor en tu oído"

– “Bueno, ¿cómo diablos iba a saberlo yo?" - Le espetó. - "no he conocido a un aliens
antes, en mi mundo, no vamos metiéndole cosas a la gente en las orejas cuando nos
encontramos por primera vez. "

– "Sí, soy muy consciente de que tu planeta está en un estado bárbaro " - le replicó con un
bufido de disgusto.

– "¿Qué?" - Balbuceó. - "Mira que le dijo la sartén al cazo”

- "Sabía que tenía que haberte matado", - se quejó a su espalda.

Se le ocurrió a Megan que tal vez debería callarse un momento. El silencio, sin embargo,
le hizo consciente de dónde estaba, más en contra de quién estaba.

Presionado contra la espalda, el aliens la calentaba, incluso a través del tejido que los
separa. La palma de la mano que tenia apretada contra su estómago dejaba su marca a través
de la camisa de lino fino, y la sostuvo firmemente contra él. Ella se movió en un intento por
escapar, pero esto sólo sirvió para que la atrajera más cerca y sus ojos se abrieron cuando sintió
algo duro que le pinchaba en la espalda, mejor que no sea lo que yo creo que es. En lugar de
tener la elegancia callarse, tomó una bocanada de aire y soltó.

- "Oh, no me lo puedo creer, si piensas que voy a entretenerte sexualmente estás loco."

Él la aparto de él y resopló.

- "Te tienes en muy alta estima mujer, si crees que me rebajaría a copular con tu cuerpo
tan pálido, con tu boca es más que suficiente para bajarle una erección a cualquier hombre."

Megan se giró y se puso las manos en la cadera.

- "¿Pálida? Yo soy la que tiene un color normal aquí, en vez de un maldito color púrpura. Y
sabes, mi boca todavía no ha recibido ninguna queja, al contrario, mis técnicas orales son bien
conocidas entre mis amantes"

Cuando sus labios se curvaron en una sonrisa, el rubor coloreó sus mejillas y le llenó el
cuerpo de calor. Sin embargo, ella no se acobardó, ni salió corriendo, se irguió y le aguanto la
mirada.

- "Gracias por la información sobre tus capacidades amatorias. Voy añadirlo a tu lista de
habilidades cuando te subaste en el primer puerto al que lleguemos".

Y con esas palabras, él se dio la vuelta y comenzó a alejarse. ¿Subastarla? Ohhh, no. Se
armó de valor y fue tras él.
*****

Tren hervía de cólera, no por la terrícola que lo divertía con su valiente postura y su
parloteo incesante, era contra sí mismo por su interés en saber lo buena que era en sus
habilidades orales. No tenía ningún interés en la criatura bárbara ,aunque si quería empujar su
polla en la boca de esa cotorra haber si así lograba al menos dejar de oír su voz por un
tiempo ,solo era cuestión de pensarlo , algo que su eje erecto le instó a intentar. Y estaba la
cuestión de su atracción por ella algo que no entendía.

El pelo ya seco era marrón con unos toques amarillo de una manera extrañamente
atractivo, ligeramente rizado. El culo el cual no había notado anteriormente, era redondo y
atractivo. En cuanto a su cuerpo con solo dos pechos, le gustaba la forma en que sus pechos
redondos llenaban la tela de su camisa y sus pezones sobresalían a través del tejido, rogando
por que una boca los chupara.

No. Nosotros no probamos la mercancía, se espera, que las mujeres sean vírgenes, pero
por la forma en la que hablaba, estaba muy lejos de estar en ese estado. Aunque, puede
terminar como comida congelada si me sigue fastidiando de esa manera. Ella fue detrás de él
siguiéndolo de cerca mientras él se alejaba en un intento de escapar de su diatriba.

- "No habrá ninguna venta ni de mí, ni de mis servicios", gritó ella a su espalda.

Tren hizo caso omiso y siguió caminando, lo que ella quería era que dejase a un lado sus
planes e incluso que tuviera en cuenta sus opiniones.

- "Oh." exclamo con exasperación.

Un momento después, ella lo atacó, golpeándolo en la espalda con furia ¿En serio se
estaba atreviendo a golpearle? Se volvió y sus golpes le dieron en su duro abdomen. Él la miró
mientras ella descargaba su ira y sólo hablo cuando paró.

- "¿Hemos terminado?"

Ella levantó la mirada hacia la suya, y él no podía dejar de notar el rubor rosado en sus
mejillas. Se encontró cautivado por el rojo de sus labios, su color natural ahora que se había
calentado, no vio venir su rodilla que conectó con su polla con una precisión infalible.

- "¡Ahora sí!" – dijo, sonando muy satisfecha de sí misma.

Tren apretó los dientes por el dolor ardiente, y antes de que pudiera infligirle más dolor,
él la cogió y se la puso encima del hombro.

– "bájame", - le gritó, golpeándole la espalda con los puños.

– "No."

– "No voy a dejar que me violes tu-tu pirata púrpura", - Exclamó.

- "Como ya te he dicho, no tengo ningún interés en tu cuerpo, no tienes suficientes


pechos para mi gusto. Pero los tengas o no, te voy a vender al mejor postor."

Sus palabras fueron dichas en un tono amenazante, pero Megan no hizo nada para
detener su boca.

"No puedes hacer esto, exijo que me lleves de vuelta a mi planeta, no me venderás

como si fuera un objeto”.

- "Silencio", - rugió, golpeando su trasero con la palma de la mano.

Cuando ella gritó de rabia, la golpeó una y otra vez hasta que se calmó. Una pena,
porque habría disfrutado azotándola un poco más, tal vez desnuda, tenía un culo delicioso.

– "Por última vez, silencio. Ahora escucha, terrícola. En primer lugar, no estamos ni
siquiera en el sistema solar, por lo que volver a tu planeta de origen no es una opción, que
créeme, yo ya estoy lamentando. En segundo lugar, estoy empezando a pensar que a menos
que te ponga un bozal o te corte la lengua, nunca tendré la suerte de venderte. Los hombres
prefieren las mujeres dóciles, obedientes y tranquilas… muy, muy tranquilas, una lección que es
posible que desees aprender. Y tres, mi nave, mis reglas”.

- "Las reglas me la sudan".

Tren se quedo con la boca abierta por lo sorprendente de su respuesta. ¿Esta mujer no
tiene sentido común? Sólo los idiotas le provocaban así y nunca más de una vez, se había
asegurado de ello.

– "¿Nadie te ha dicho alguna vez que es un don el saber cuándo callar?”

- "Mucha gente, pero déjame preguntarte, ¿cómo te sentirías si tu novio tratara de


matarte y luego ser abducido por un aliens que quiere venderte?”

Entonces, para su horror, se echó a llorar.


- " ¡Oh, no! No, lágrimas no, no voy a tolerar eso… ¡deja de llorar en este instante! “-
ordenó.

Ella sollozó más fuerte. Tren, llego al centro de mando por fin, la dejó caer en la silla y se
puso de nuevo a estudiarla. Su cautiva sonrió sin rastro de lágrimas en la cara era mentira.

–"Veo que las mujeres terrícolas son igual de propensas como todas las mujeres del
universo a los mismos dramas."

- “¿No te gusta?” - le preguntó.

Megan le lanzó un sonoro beso y le mostró su dedo índice, lo que probablemente


significaba algo en su planeta, pero a él sólo le dio un impulso de morderle el dedo y luego
chupárselo. Dejando a un lado los pensamientos de en que sitio de su cuerpo le gustaría
morder, descubrió que tenía curiosidad acerca de algunas de sus palabras anteriores.

– "¿Por qué quería tu compañero matarte? ¿Es porque nunca te callas?"

- "No," - contestó ella, enderezando la espalda - "Él quería mi dinero, estúpida de mí, yo
no sabía que era un estafador hasta que decidió que ya no me necesitaba, y me tiró del barco
para que me ahogara”

Por alguna extraña razón, las acciones de su compañero le enfurecieron, pero no pensaba
dejar que ella lo notara.

- "Qué suerte la mía, ahora tengo que cargar contigo, te advierto, que más vale que
comiences a comportarte ya que si me decido a matarte, yo si tendré éxito."

Él le mostró su aspecto más peligroso y esperó ver el miedo al que estaba acostumbrado.
Ella le sacó la lengua y Tren puso los ojos en blanco por su temeridad.

– "Adelante", - se burló.

– "¿Estás loca, mujer?" - Rugió. - "Te dije que te comportaras o de lo contrario... "

- "¿Para que? ya me has dicho que tienes intención de venderme ", - acusó. - "y eso no es
de mi agrado, ya lo sabes”.

Tren se encogió de hombros.

– "La amabilidad no entra en mis planes en absoluto, esto es un negocio justo. Eres parte
de mi captura, y ¿para que te voy a liberar?, estás para mejorar mi estado financiero, ¿por que
perder una venta cuando puedo sacar algo por los problemas que voy a tener?”

- "¿Qué problemas? ¿La policía espacial va a venir a liberarme? "

Sus ojos se iluminaron ante la perspectiva y Tren casi se rió. Él mantuvo el rostro serio y
respiró hondo antes de responder.

– “La policía es para aquellos que son parte de la coalición universal, tu planeta no se
encuentra dentro de la coalición y todo lo que hay en él, incluyendo su gente, son presa fácil a
causa de su inestabilidad mental."

– "¿Nuestra qué?" - Balbuceó.

- "La histeria y la falta de conocimientos básico de cómo funciona el universo." - Él se


encogió de hombros. - "En realidad, es algo así como el comportamiento que estás teniendo”

Se movió hacia un lado y evitó el pie que iba directo a la pantorrilla.

- "Bueno, al menos nosotros no somos groseros ni idiotas ni arrogantes ", - replicó ella.

Tren gruñó y le enseñó los dientes. Para su disgusto, ella ni siquiera se inmutó.

- "¿Sabes lo fácil que me seria matarte?"

Ella puso los ojos en blanco.

- "Oh, por favor ahórrate la charla para alguien más crédulo. Si no me mataste después de
que te di una patada en las pelotas, entonces no creo que por sólo hablar lo hagas".

Una mueca cruzó su cara con sus razonamientos, y para su sorpresa, él se rió. Un sonido
rico y gutural que hizo que la curva de sus labios se viera seductora y su mirada se iluminase.
También hizo que su pene se hinchara con interés, pero si no me gusta ni un poco. ¿Cómo se
supone que voy a hacer para que me respete, si encuentra mis amenazas divertidas? Nunca se
había encontrado en una situación así. La mayoría de los seres a los que había amenazado se
habían acobardado al instante, se desmayaban o se orinaban encima. Necesitaba alejarse de
ella y de las emociones que le provocaba.

- "Yo tengo trabajo que hacer, no toques nada." - Él ladró la orden, pero ella se limitó a
seguir sonriendo de una manera que encontró inquietante.

Para asegurarse de que no liaba nada, él pulsó un panel en la pared al lado del ascensor y
bloqueó la consola de comandos para que sólo funcionara con su voz. Para su sorpresa y
decepción ella no dijo nada para detenerlo. Bueno ya era hora de que ella le diera un descanso
a su lengua, a pesar de que no podía dejar de pensar en otras maneras que podía hacerla callar.
Maneras que hizo que su polla abultara la entrepierna de sus pantalones.
Capitulo Cuatro
Sola, Megan tamborileaba con los dedos sobre el apoya brazos del sillón y miró a su
alrededor con interés. Por alguna razón, lo que ella esperaba de un centro de mando era más
grande que lo que estaba viendo para ser una nave. Sin embargo, el espacio era como su
dormitorio de invitados pero con menos muebles. Ella sabía que la nave era inmensa por lo que
vio de la bodega de carga y por el trayecto que hicieron para llegar hasta allí. Sin embargo, la
única cosa que parecía faltar en la nave era otras personas, seres extraterrestres, o lo que
fueran.

A pesar de su color de púrpura, se le hacía difícil pensar en él como un extraterrestre. Él


emanaba demasiada testosterona y chauvinismo igual que un hombre de la Tierra. Se le ocurrió
pensar que debería estar más molesta por su actual situación quizás gritando histérica, pero la
verdad después de la conmoción del intento de asesinato, la aventura espacial vino como una
especie de alivio. Y es que nadie la echaría de menos, no tenía familia alguna a su cargo, esa
erala razón por la que era una presa tan fácil para los hombres.

Trabajaba desde casa como programador y analista de web, por lo que no tenía
compañeros de trabajo que se preguntasen donde estaba. En cuanto a los amigos, Cameron se
aseguró mantenerla alejada de ellos… algo muy conveniente para los planes que tenía para ella.
Lo que realmente le molestaba no era su situación actual, era el hecho de que Cameron
probablemente habría atracado ya y estaría celebrando su muerte, gastando su dinero con
alguna pelandrusca. Quería volver sólo para que poder matarlo ella misma.

Mientras tenía estos pensamientos de venganza, la preocupación más inmediata era su


destino final. A pesar de que su captor la amenazaba, no tenía la impresión de que fuera
hacerla daño, incluso si seguía amenazándola con matarla o venderla. Sus azotes en el culo
habían picado, pero teniendo en cuenta su tamaño y fuerza era evidente, que se había
contenido. No como algunos de sus anteriores novios que se habían vuelto violentos a la más
mínima provocación. Sinceramente, no creo que me haga daño. Un pensamiento tonto basado
en nada más que en su instinto, que en algunos casos había demostrado ser muy poco fiable en
el pasado. Tengo una gran experiencia con hombres de ese tipo, si no están para joderme,
están jodiéndome o tratando de golpearme o como la ultima vez, asesinarme.

Nunca se había enamorado de ninguno locamente, pero el dolor de la traición todavía le


dolía. ¿Era mucho pedir que el hombre que me guste, me quiera como soy, así franca, directa,
con curvas y todo lo demás? Tal vez debería de permitir que me vendiera como esclava sexual,
que fuera valiosa para alguien aunque fuera un alienígena. Permitirse a sí misma convertirse en
una persona que da y recibe placer, además soy buena en eso. Podría convertirme en una
cortesana de primera clase y tener un amo que me llene de regalos, era una fantasía
interesante que incluía a alguien más.

Sola y con necesidad de hacer algo para entretenerse, se levanto de la silla y fue hasta el
centro de control, o al menos eso suponía que era, dada la escasa decoración. A diferencia de
las películas de Star Trek, no había un montón de luces ni, botones, sólo un espacio en la pared
con unos dibujos, una silla y una gran ventana como una pantalla que no mostraba nada, ni
siquiera su propio reflejo. ¡Que aburrido! Se apoyó en la pantalla y trató de mirar a través de
ella, preguntándose si tal vez la verían desde fuera.

- "Consola de mando bloqueado. Por favor, hable para confirmar la identidad”.

Megan retrocedió al oír la voz femenina que salió de la nada. Cuando no pasó nada y no
apareció nadie, tocó ligeramente la pantalla con un dedo.

- "Consola de mando bloqueado. Por favor, hable para confirmar la identidad”.

Esto parecía ser obra de él. Una voz que activa el ordenador. Genial.

– "Um, hola, soy Megan”.

– "La entrada de voz no es válida."

- "claro, ¿con que voz va a funcionar si no?"

Megan habló en voz alta, pero el equipo no respondió. Su secuestrador probablemente


hubiera introducido su voz para que fuera valido solo para él. Frustrada y aburrida vagaba por la
zona, tocando varios paneles donde encontró símbolos, algunos de los cuales hizo que el
equipo diera el mismo mensaje, con algunos otros no hizo nada. También trató de encontrar la
manera de abrir la puerta del ascensor, pero terminó pateando la pared y haciéndose daño en
los dedos del pie.

Molesta, se arrojó contra la pared con un grito de frustración, golpeándola con los puños,
cuando de repente se abrió, y se fue hacia delante contra el aliens estabilizándose con las
manos.

- "¿Has terminado de maltratar mi nave?", - Dijo el aliens, con su tono de voz bajo y sexy.

Un escalofrío le recorrió la espalda y no tenía nada que ver con el miedo. Sus manos,
apoyadas sobre el pecho, registraron un ruido constante, como un latido del corazón, pero
estaba en el lado opuesto al suyo y más abajo, y eso la hacía parecer más humana aun. Tomo
conciencia de su cuerpo y un latido de deseo en sus partes baja la sorprendió. ¿Atraída por un
tratante de esclavos de color púrpura con dientes puntiagudos? ¡Estoy completamente loca! Al
darse cuenta de que él esperaba a que ella hablara, salió con el primer pensamiento que se le
vino a la mente, y que no fuera pedirle que se quitara la camisa.

- "Estoy aburrida y tengo hambre ", se quejó.

Ella le lanzó una mirada rebelde mientras cruzaba los brazos sobre el pecho, sobre todo
para ocultar sus pezones erectos que parecían decididos a llamar su atención.

– "No me había dado cuenta de que los de tu raza son tan dados a tener un berrinche
como si fueran un niño solo para llamar la atención".

- "Tal vez si no me hubieras dejado encerrada sin nada que hacer yo no hubiera tenido
que recurrir a tácticas infantiles para conseguir un poco de atención."

Ella podría haber jurado que vio un destello de humor que iluminó momentáneamente
sus ojos.

- "¡Oh!, ahora tienes toda mi atención, pero no será culpa mía, si tu terminas siendo el
plato principal”.

Enseñó los dientes y ella puso los ojos en blanco.

– "Basta ya de tratar de intimidarme no me has matado, así que a menos que el plan sea
matarme de hambre, necesito comer”.

- "Tengo mejores maneras de castigarte."

Sus ojos recorrieron su cuerpo sensualmente. Ella fingió no entender su insinuación


sexual.

– "¿Podrías golpearme después de que me des de comer?"

- "Ven conmigo, y te daré de comer, tal vez mejore tu mala disposición. "

Él sonrió mientras entraba de nuevo en el ascensor, y ella cuando entró en el ascensor y


estuvo frente a él, le lanzó una mirada asesina por su comentario. Se inclinó sobre ella que
contuvo el aliento esperando la venganza, sólo para darse cuenta de que él simplemente quería
apretar un botón. Se le ocurrió mientras la puerta se cerraba detrás de ella que no sabía si su
pirata espacial tenía un nombre.

- "Mi nombre es Megan, por cierto, ¿o tu no llamas por su nombre la mercancía que vas a
vender?”

Ella podría haber jurado que sus labios temblaban de risa, pero su aspecto seguía siendo
serio.

"Yo soy Tren, y le pongo nombre a todas las cosas que vendo. Nuevo coche de la

liberación. Retiro relajante. Noche en la Vulva roja. Ya sabes, ese tipo de cosas”.

"Touché. Pero tengo una pregunta, si mi pueblo son tan bárbaros, ¿cómo es que tú

hablas nuestro idioma? "

- "Es el traductor el que lo hace, los dispositivos van programados con todos los idiomas
conocidos. Aunque, creo que esta versión de tu idioma está un poco desfasada algunas de tus
expresiones no las traduce."
Megan movió la cabeza comprendiendo.

– "Apuesto a que son referencias de la cultura pop”.

- "Y este Han Solo que te he oído mencionar antes, ¿es una cultura pop?"

Sus ojos azules se clavaron en los suyos mientras el ascensor se detenía, y ella casi tuvo
una combustión espontanea bajo su intensa mirada.

- "Él es un personaje de la película la guerra de las galaxias. "

Al ver que ponía los ojos en blanco, se echó a reír.

- "Dudo que pueda explicarte esto sin ver la película, se hizo por primera vez con Harrison
Ford quien fue Han Solo en la trilogía de Star Wars”.

Las cejas de su captor se juntaron.

- "Yo no soy un actor."

Ella puso los ojos en blanco.

- "Bueno, sólo he dicho que a primera vista me recuerdas a él en ese papel, pero no te
preocupes, ahora que te he visto sin el dolor y el cansancio que tenia, he cambiado de opinión
te pareces mas a Johnny Depp en Piratas del Caribe, pero tú tienes los dientes más blancos, y
puntiagudos, también. "

Sus labios se apretaron con enfado.

- "Nada de lo que acabas de decir tiene mucho sentido. Yo soy yo, y si bien hay quienes
intentan imitarme, soy único. "

Salió del ascensor a un largo pasillo, con la espalda rígida. Megan se echó a reír, parecía
como si Tren, su pirata púrpura, se hubiera ofendido.

- "Nunca he dicho que no fueras único. "

Se volvió con una mirada oscura, ella sonrió, y con un movimiento de cabeza, se dio la
vuelta.

– "Olvídalo, ¿dónde vamos?”

- "A mi habitación."

Megan dejó de caminar.

- "Disculpa. Cuando te dije que tenía hambre, me refería a la comida, no al sexo. "
Él la miro por encima del hombro y definitivamente esta vez no podía equivocarse del
significado de su lenta sonrisa. Su cara se transformó e hizo que su corazón latiera
desenfrenado.

- "¿Quién ha dicho nada sobre sexo? ahí es donde está el replicador de alimentos.
Aunque, si luego sigue la oferta en pie, no estoy en contra de probar la mercancía después de la
cena”.

Megan se quedo con la boca abierta de la sorpresa

– "Si en el infierno."

- "Supongo que quieres decir que no, pero no me culpes por querer aceptar tú oferta eres
la única que sigue haciendo referencia al tema sexual sólo estaba tratando de satisfacer tus
necesidades, que parecen insaciables."

Él miró su cuerpo de arriba abajo con una mirada lenta que encendió un fuego entre sus
piernas, apretó los muslos muy juntos.

–"Necesito otro amante como necesito un agujero en mi cabeza. No, gracias. Y yo no soy
ninguna ninfómana. "

- "Si tú lo dices," - dijo arrastrando las palabras, mientras entraba en una gran suite,
donde había una cama enorme.

Megan ignoró la cama por miedo a que cualquier comentario lo llevara a creer que quería
tener sexo con él. Ella tenía un apetito sexual saludable, anduvo por la habitación mirando con
curiosidad la mesa rodeada de sillas que parecían de goma. Una estantería empotrada en la
pared tenía unos objetos extraños, figuras de unas criaturas, nunca había imaginado. Había una
especie de hada y un dragón en un arco iris, una mujer voluptuosa con cinco pechos, saludaba
con cuatro brazos.

– "¿Estas criaturas son reales?" - le preguntó pasando un dedo por las figuras.

- "Recuerdos de algunas de mis conquistas más significativas", se jactó.

Ella retiró la mano y se volvió con los ojos muy abiertos.

- "¿Lo hiciste con todas ellas?"

Él frunció el ceño.

– "Si te refieres a que si he tenido sexo, entonces sí. Pero eso es sólo una fracción muy
pequeña de las mujeres con las que he estado, y esas como he dicho, son las más memorables”.

- "Y yo he tenido que quedar atrapada en una nave con un mujeriego ", resopló con
disgusto.
Aunque, no podía negar una cierta curiosidad. Exactamente sobre lo bien informado que
estaba sobre el cuerpo femenino.

– "No me pagan para complacer a nadie. Sin embargo, si la necesidad es grande y no


estoy de humor para conquistar, yo pago a una mujer por su tiempo”.

- "Que bien voy al espacio conozco a mi primer aliens sólo para descubrir que los
hombres de todo el universo son unos cerdos”.

Tren frunció el ceño.

– "No me gusta ni tu tono ni lo que implica. Mi método es el más seguido en el universo.


¿Cómo soluciona tu gente sus necesidades sexuales? "

- "Hemos evolucionado, ya sabes salir a cenar, tal vez ver una película y entonces, si nos
gustamos, nos vamos a la cama”.

Tren se rió.

- "Así que en lugar de intercambiar los créditos, es por una comida o una noche de
entretenimiento. No veo ninguna diferencia aparte de que sus mujeres se pueden comprar
baratas. Y por lo menos mis conquistas no tratan de matarme después de tener relaciones”.

Su referencia de su novio y su intento de asesinato irritó a Megan y lo miró enfadada.

– "Estoy empezando a sentir aversión hacia tu persona”

- "Bien. Odio las mujeres pegajosas”.

Con esa contestación, se volvió de espaldas y manipuló algo en la pared por encima de la
mesa. Un momento después, un aroma extraño le hizo cosquillas en la nariz. Curiosa, se acercó
y vio dos platos, humeantes sobre la mesa.

– "¿Qué es eso?"

- "Comida".

Ella se sentó en la silla de goma que se adapto a su trasero, y se relajó lo suficiente como
para examinar la cosa púrpura y verde que había en el plato.

– "¿Qué tipo de comida es?"

- "Del tipo que no te mata, por comértelo. "

Con una especie de tenedores de plata, se dispuso a comer la comida. Con miedo por si
se intoxicaba, se metió un poco en la boca y para su sorpresa, estaba bueno. Lo que fuera que
había en el plato, sabía muy bien, comió con ganas y cuando hubo saciado el hambre, la
curiosidad la llevó a interrogarlo.

- " Obviamente no eres humano. ¿Qué eres exactamente? "

Tragó saliva antes de contestar.

– "Soy Kulin, una raza de guerreros muy poderosos y muy superior a la tuya."

- "Bueno, eres definitivamente más vanidoso, te concedo eso, en cuanto a que sois
superior, que diría eso no está demostrado."

Ella ignoró la mirada asesina que le dirigió, y continuó buscando respuestas.

–"Así que, ¿hay un montón de alíen distintos en la galaxia? Quiero decir, que aparte de tu
color de piel y los dientes, pareces humano, ¿eso es normal por aquí?"

– "En el universo hay muchas formas distintas de vida. Los bípedos son los más comunes,
habría que ser muy ignorante para dar por hecho que la mayoría de las criaturas son como tú.
Especialmente por el puesto que ocupáis en la escala evolutiva en comparación con las
civilizaciones más avanzadas y genéricamente mejoradas. "

– "Wow, realmente eres un idiota engreído.” - Pero una parte de lo que había dicho le
llamó la atención. - "Espera un segundo ¿Has dicho mejorado genéticamente? ¿Que significa
eso?"

- "Algunos elegimos ampliar las capacidades con las que nacemos, es casi un
procedimiento normal, junto con la manipulación de embriones para garantizar no sólo la
perfección física, sino la astucia mental."

Genial, no sólo era un maldito pirata espacial, era un mutante. Una vez más, ella fingió no
darse cuenta de que le molestaba tanta pregunta, quería preguntarle un montón de cosas más,
como que si tenía súper poderes, pero no estaba segura del límite de su paciencia. La prudencia
le decía que dejara el tema de la genética para más adelante y hacer la pregunta más
importante ahora.

– "Entonces, ¿a dónde vamos exactamente?"

- " A cualquier lugar donde pueda subastarte.”

Ella frunció el ceño.

– "¿Y dónde sería eso?"

- "En el primer planeta que nos encontremos que ofrezca este servicio."

Estaba tan irritada con él y con su plan en general que le tiró un trozo de comida a la cara
pero el abrió la boca y lo atrapó. Sorprendida, le tiro otro trozo y él lo cogió de nuevo. Sin
embargo, Megan no tuvo la misma suerte cuando él le tiro un trozo a ella, se limpió la mejilla
mirándolo con enojo, él sólo sonrió y siguió comiendo. Se le había quitado el hambre y él la
había vencido en su propio juego, apartó el plato y miró a su alrededor, pero no encontró lo
que quería.

- "¿Tienes algo para beber?"

Sin dejar de comer, presiono la pared y un momento después, un compartimiento se


abrió con dos copas. Ella cogió una y olio el contenido de color rubí.

– "Por favor, dime que esto es vino."

- "Si te refieres a que si es una bebida alcohólica, entonces sí."

Justo lo que necesitaba. Megan tomó un sorbo y se preguntó que era lo que entendía por
alcohol dada la suavidad del líquido que se deslizó por su garganta. Sedienta, bebió con ansia y
se dio cuenta que la estaba mirando.

- "Deberías de ir más despacio, el Kijar que estas bebiendo puede resultar muy potente
para los que no están acostumbrados”.

Ella le lanzó una frambuesa.

- "! Bah ¡Puedo beber como un pez! "- dijo arrastrando ligeramente las palabras y ella se
rió. - "Pescado ¡ja ja ja ja ja!, ya que me has atrapado en tu red espacial, soy como una especie
de sirena ¡ja ja ja ja!”

Aulló ante su propia broma lo miró y vio su mirada de asombro, lo cual le causó un nuevo
ataque de risa, y se cayó de la silla riéndose. Ella se puso de pie, se tambaleó y dio otro trago de
ese vino tan delicioso.

- "Creo que ya has tenido suficiente”.

Ella puso la taza boca abajo.

- "¿No?”. - El negó con el dedo. - " Eres un aguafiestas. " - Ella se rió ante su mirada
severa.

Fue a coger el vino, pero él puso la taza fuera de su alcance. Ella se abalanzó sobre él
intentando quitarle la taza, pero acabó perdiendo y perdió el equilibrio, no fue un gran
problema ya que aterrizó en su regazo. Sus brazos la estabilizaron y le pareció oírle suspirar. Ella
puso los brazos alrededor de su cuello.

– "Hueles bien," - dijo cuando se acerco a su cuello

– "Estas borracha”.
- "No lo estoy.", - le contradijo

Ella se retorció en su regazo y él gimió, aprovechando su distracción, Megan le quitó la


taza y apuró el contenido. Todo su cuerpo ardía de calor y se volvió de nuevo para sonreírle.

- " No estás mal para ser un aliens de color púrpura. "

Entrelazó los dedos en los cabellos de la nuca y se sorprendió por su suavidad. Él ladeo la
cabeza para liberar su mechón de pelo.

– "Yo creo que deberías dormir hasta que se te pasen los efectos de la bebida."

- "Oh, hora de dormir."

Ella se levantó de su regazo, y se tambaleó perdiendo el equilibrio. Fue hacia la cama y se


dejó caer en ella, riendo rodó sobre su espalda y le dijo

- "¿vienes?”

*****
Tren no sabía si estrangular a la terrícola, o unirse con ella en la cama. Era, bocazas,
abierta, valiente y fascinante. Él nunca había conocido a una mujer como ella, y aún no podía
decidir si le gustaba o quería matarla. En este momento, su cuerpo sabía lo que quería, a ella
desnuda con sus piernas bien abiertas para que pudiera entrar en ella, había investigado lo
suficiente como para saber si sus órganos sexuales eran compatibles, y tuvo la tentación de
comprobar hasta dónde llegaba la compatibilidad. Ella seguía tumbada con una sonrisa, en su
cama y le hacia una señal con un dedo… si bien era muy descarada, no podía negar su encanto.

– "Estas borracha ", - pero eso no hizo nada para evitar que su pene se hinchara.

- "Y caliente." - acompañó la declaración con un tanteo de sus pechos, apretando su


forma regordeta.

Una parte de él le instó a mostrar un poco de control y se, pero con toda honestidad, lo
estaba disfrutando demasiado. Él trató de convencerla de nuevo.

– "Vas a gritarme cuando estés sobria."

- "Voy a gritar más si no vienes." - palmeó la cama junto a ella.

Un hombre no tenía tanta resistencia, Tren se encogió de hombros y se levantó de la


mesa para acercarse a la cama se inclinó sobre ella y le lamió los labios.

- "Quítate la camisa," – ordenó ella - "me muero por ver lo que tienes escondido debajo."

Tren se quitó la camisa y casi también los pantalones, dejándose llevar por su mirada.
- "Por Dios", - susurró. - "Incluso los abdominales tienen abdominales."

Su pecho se hinchó de orgullo con el asombro en su voz.

- "Supongo que te gusta lo que ves ¿está satisfecha?"

Se puso de rodillas y le pasó la mano por el pecho, dejando un hormigueo por donde
tocaba. Tren contuvo el aliento cuando colocó ambas manos sobre él, se inclinó y rozó con los
labios su piel, dejando un rastro candente que fue directo a su ingle.

A diferencia de los machos de su especie, él no tenía pezones una característica inútil en


un hombre, según su opinión. Ella vio sus piercings unos aros de plata, un par a cada lado,
penetrando sus pectorales, tiró de ellos y sonrió.

- "Son calientes."

Se inclinó y pasó la lengua por el metal y Tren cerró los ojos ante la intensa sensación. Ella
jugó con los aros y Tren se preguntó si sabía lo sensibles que eran a cualquier tipo de contacto.
Si lo sabía o no, jugó con ellos con maestría, alternó entre tirar y lamer su zona erógena. La
excitación hacía estragos en su cuerpo, dejándolo impaciente, una sensación nueva para él. Él
puso las manos alrededor de su cintura y la levantó hasta la altura de los ojos, ella abrió los
labios y él espero que hablara, como parecía ser su costumbre, pero le dio a sus labios un mejor
uso, presionando su boca contra la suya con un suave suspiro. La sensación fue eléctrica.

Tren la apretó con fuerza, con su boca saqueo la de ella con un beso sensual que mezclo
sus alientos entrecortados. Sus manos se deslizaron por el pelo agarrándolo y acercando más su
cara. La sensación de su lengua deslizándose entre sus labios le hizo gemir cuando se dio
cuenta se encontró empujado contra ella. Él rozo su lengua con sus dientes puntiagudos y gimió
en su boca. Apretó mas la parte inferior de su cuerpo contra él, y dejó caer una mano para
agarrar la pierna y ponerla alrededor de su cintura, ella puso su otra pierna alrededor de él, con
lo que su sexo estaba contra su polla palpitante. Ella suspiro, el sonido vibro contra sus labios
mientras movía sus caderas contra su duro apéndice. Deslizó sus manos bajo sus nalgas,
ayudándola a moverse contra él, mientras sus bocas seguían danzando. El sabor de ella lo volvía
salvaje, y su apasionada respuesta casi destruyo su control.

Soy un guerrero, pensó. Tengo más control que un animal. Con el fin de recuperar parte
de sus sentidos, quitó su boca de la de ella, pero la zorra lo torturó aún más cuando inclinó la
cabeza hacia atrás, exponiendo su garganta, un verdadero acto de confianza y de erotismo
entre los de su especie. Incapaz de resistirse, puso los labios en su tierna piel mientras con los
dientes afilados pellizcaba con suavidad. Luchó contra el impulso de morder más fuerte, de
marcarla con su marca distintiva.

En su pueblo, en tiempos pasados, tal acto sería como un reclamo, declarando a todos
que le pertenecía. Él gruñó ante el impulso primitivo que tenía sin saber por qué, pero decidido
a no seguir con ese juego peligroso. Apartó los dientes lejos de la tentación que tan
inconscientemente le ofrecía y puso sus labios en esa boca ansiosa.
Ella se aferró a sus hombros, sus movimientos eran frenéticos contra él volviéndolo loco
de excitación. Él empujó sus caderas hacia ella, el calor de su coño le quemaba, incluso a través
de la ropa. Sus gemidos subieron de tono más y más rápido, a la menor fricción alcanzaba su
punto álgido.

Con un grito final, su cuerpo se tenso contra el suyo, y su sensible pene sintió el temblor
de sus músculos vaginales. Ella había tenido su primer orgasmo y Tren hinchó el pecho con
orgullo. La había llevado al clímax y sin ni siquiera quitarse la ropa. Su erótica y sensible
naturaleza la quería lista para el siguiente orgasmo.

- "Ese ha sido fuerte ", - susurró mientras apoyaba la cabeza en su hombro.

Él habría respondido, pero el sonido de su suave ronquido le dejo boquiabierto de


incredulidad. ¿Se ha quedado dormida? ¡No me lo puedo creer! La separó de su cuerpo y la
colocó sobre la cama, ella se retorció por un segundo, pero sus ojos permanecieron cerrados y
Tren se pasó una mano por el pelo con incredulidad.

Ahora, ¿qué se supone que debo hacer con esto? miró su polla hinchada con tristeza. Su
conciencia no le permitía tomar a una mujer mientras dormía, obviamente, se había
desmayado y no solo por el orgasmo, por los excesos también. Sin embargo, aunque su moral
dictaba sólo follar con mujeres conscientes, no decía nada de masturbarse a su lado. Se quitó
las botas y los pantalones, su polla hinchada salió alegremente de su cautiverio. Se debatió
entre hacerlo allí tumbado a su lado, o ir a la sala de aseo para hacerlo en privado, pero por
alguna razón en la que no quería indagar, quería mirarla mientras se acariciaba a sí mismo.

Abrió la mano, escupió en ella y agarró su eje la saliva siempre había sido su lubricante
cuando se masturbaba. Deslizó la mano hacia atrás y adelante a lo largo de su longitud
hinchada, le miraba los labios rojos que hacían un mohín mientras dormía, con las mejillas aún
sonrojadas de la pasión. Él gimió al ver la forma en que sus pechos tensaban la tela de su
camisa, y lo más atractivo de todos, el persistente olor de su excitación. El puño apretaba su
pene mientras se imagina a Megan de rodillas, sus pechos fuentes de alimento para sus niños al
aire. Tal vez sacaría la lengua para lamer la cabeza de su pene, esa imagen tan tentadora lo llevó
al límite.

Con un gruñido, disparó su carga cremosa en su camisa. Saciado, pero no satisfecho, se


debatido qué hacer, el no tenía el hábito de perder su tiempo durmiendo con las mujeres con
las que tenía relaciones sexuales. Prefería dormir solo.

Sin embargo, su nave no estaba exactamente equipada para tener huéspedes, y él no


quería dejarla sola. Eran excusas plausibles, aunque una parte de él sabía que quería quedarse
con ella, y no entendía por qué. Como se había quedado dormida con la ropa pensó en quitarle
la camisa sucia que llevaba. Él movió su cuerpo inerte hasta que pudo la, como ella no se
despertó, se tomó un momento para admirar sus pechos. Sus pezones eran rosados y muy
apetecibles, se le hacia la boca agua. Tal vez la próxima vez empiece primero por sus pechos y
luego seguir con el resto, no quiso cuestionar la naturalidad con la que asumía un segundo
encuentro.
A punto de meterse en la cama, se detuvo ,parecía extraña vistiendo sólo su pantalón, y
además estaban húmedos con las huellas de su clímax ,se los quito y la dejo desnuda y sonrió al
imaginarse su reacción cuando se despertara. Si tengo suerte saltara sobre mí y puede que
tenga una demostración de sus pechos balanceándose. Con una sonrisa en los labios, se acostó
en la cama a su lado, totalmente desnudo, y echo la sabana sobre sus cuerpos.

- "Sin Luz."

Con el cuarto a oscura, se puso sobre su espalda, demasiado consciente de quien dormía
tan profundamente a su lado. Se dio la vuelta de un lado, y luego del otro, se puso de espalda y
suspiró. El sueño se le escapaba y no tuvo que ir muy lejos para encontrar la causa. ¿Qué había
en esta mujer bárbara que le atraía tanto? Le permitió salirse con la suya, con audacias por las
que él había matado a otros en el pasado. Podría nombrar tantas cosas de ella que no le
gustaban, y sin embargo, él no podía matarla. Es que no podía ni siquiera echarla de la cama.
¿Emitía alguna especie de hormona que hacía que le perdonara todo? Era imposible dado lo
bien que la había examinado su unidad médica. Y sin embargo, ahí estaba, en silencio por el
momento, pero que, sin duda, sólo duraría lo que tardara en despertarse. Y él sólo podía
imaginar la charla que le esperaba, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras miraba con
interés su cuerpo.

El susurro de la tela le dio sólo un momento antes de que su exuberante cuerpo desnudo
se pusiera boca arriba. Contuvo la respiración mientras se acurrucaba a su lado, con el brazo
sobre su pecho, y una pierna sobre la suya. Su cálido aliento le hizo cosquillas en la piel del
pecho, y por un momento, pensó en echarla de la cama. Ya había echado a más de una hembra
de la cama cuando habían intentado abrazarse a él. Sin embargo, de algún modo extraño, en
lugar de eso la envolvió con sus brazos para acercarla más y antes de darse cuenta, se durmió
también.
Capitulo Cinco
Megan se despertó con la cabeza palpitante y la lengua gruesa. ¿Qué ha pasado? Bueno,
aparte de casi morir ahogada y ser secuestrada por un guapo pirata alienígena, recordaba
fragmentos de lo que había pasado con algún detalle. Lo último que recordaba era la cena en
cuestión, y que el vino tenía un delicioso sabor.

Entonces.... Oh, dios, ella gimió en voz alta había algo bajo su mejilla, algo sólido y
cubierto de piel. Sus ojos se abrieron de golpe y ahogó un segundo gemido cuando se
descubrió a sí misma abrazada a un cuerpo morado muy grande. Aunque mortificada por la
vergüenza, no pudo dejar de notar lo bien que se sentía estando así. Destellos de la noche
anterior se abrieron paso por su mente sobre todo cuando ella lo había montado como una
vaquera con demasiada ropa. Sus mejillas se pusieron rojas de vergüenza y su coño se
humedecido con interés. Oh, mierda, me tire sobre él como una zorra y me encantó, incluso
ahora podía recordar la pasión ardiente, la poderosa sensación de su clímax al que había
llegado con sólo frotarse contra él.

Ella se movió y se dio cuenta de otro hecho evidente estaba desnuda. Estoy desnuda, y
sin embargo no recuerdo haberme quitado la ropa. La única conclusión que sacaba de su
estado de desnudez era que había hecho algo y ella no recordaba nada. No sabía que le
fastidiaba más: lo que había podido hacer estando borracha o el hecho de que no tenía un solo
recuerdo de su primera y única vez con un aliens, maldita sea. Su mente sarcástica se
preguntaba si le podía pedir una repetición. ¡No! estás loca, no habrá ninguna repetición ni
nada por el estilo. El pirata tenía intención de venderla, y ella tenía un poco de respeto por sí
misma, ahora estaba sobria de todos modos.

El pecho bajo su mejilla se movió, y ella terminó sobre su espalda con un aliens hurgando
en la unión de sus muslos. Sus brazos fornido lo mantuvieron pegada a él, su pene presionaba
contra el vértice de sus muslos. Un hormigueo caliente se extendió por su cuerpo haciéndolo
vibrar despertando el deseo y a punto estuvo de abrir las piernas para ver su versión de una
buena mañana era igual que la suya. Sin embargo, la falta de café y de comida la hizo marear, se
abrazo más fuerte y cerró los ojos. Tren durante la batalla interna con su libido, la miró, con la
cara seria en desacuerdo con el pelo alborotado.

– " Estas despierta."- dijo lo que era obvio.

- "No estoy de broma."

Ella no se atrevió a moverse por miedo a que se diera cuenta que se estaba excitando y
darle más ideas de las que necesitaba. Ya, el calor que irradiaba su cuerpo, suspendido sobre el
de ella, hizo que sus pezones se pusieran duros como guijarros y su coño se humedeciera aun
más.

- " Estas enfadado y no se por que, ya que te has aprovechado de mí", acusó.
Sus cejas se alzaron y su labio se curvó en una mueca de desprecio.

– "En tus sueños, terrícola, simplemente hice lo que me pedías, casi me rogaste para que
te tomara. " - el recuerdo este hecho la sacudió.

- "Yo estaba borracha y te aprovechaste para follarme."

Resopló mientras se apartaba de ella y su cuerpo de inmediato lamentó la pérdida de su


calor.

"Si estas insinuando que tuve sexo contigo, entonces vuelves a equivocarte. Yo no lo

hago con hembras que están inconscientes y no se enteran de lo que les haces."

"Entonces, ¿cómo explicas mi desnudez? Aunque recuerdo haberte besado, también



recuerdo, que me había puesto la ropa”.

- "Te desnudé para que estuvieras más cómoda. La próxima vez me limitare tirar tu
cadáver borracho al suelo y dejaré la cama para mí."

A ella no le gustaba la forma en la que estaba actuando, pero se negó a admitir que
podría haberla provocado ella con sus acusaciones.

"Eres un idiota que obviamente no te ha gustado lo que vistes lo suficiente como para

tomar ventaja. " - no entendía por qué eso la molestaba, debería de estar contenta de que
estaba relativamente intacta.

– "Tranquila".

Se miraron el uno al otro por encima de la cama, cuando reparó en el hecho de que tenía
un alíen muy grande totalmente desnudo para mirar a su antojo. Y, ¡oh, Dios mío maldita sea!,
parecía más caliente de lo que vagamente recordaba. Los músculos estaban bien delineados en
la parte superior de su cuerpo, contuvo el aliento cuando vio los aros que perforan su piel y
entonces se dio cuenta de la falta de pezones. Él había disfrutado bastante de la forma en que
había tirado y chupado sus piercing, su coño se humedeció aun más con el recuerdo. No podía
quitar los ojos de los duro abdominales que iban hacia abajo a las caderas. Carecía de
modestia, al parecer, se puso de pie con orgullo sin hacer ningún intento por cubrirse, ella dejó
que su mirada vagara aún más abajo hasta la ingle sin pelo. De entre sus muslos muy
musculosos, su enorme polla sobresalía, de un color malva oscuro, su gruesa cabeza era
sonrosada. Entonces fue cuando se dio cuenta de algo espeluznante.

– "¡Oh, mi dios, te han castrado!”

"¿Qué?" – grito él, poniéndose las manos en las caderas lo que atrajo aún más atención

a la zona de la entrepierna.

- "Neutralizado, esterilizado o cómo diablos se llame cuando te cortan las pelotas. Dios
mío, ¿no me digas que es así cómo vosotros lleváis el control de la natalidad? "
Megan no podía no pudo evitar que el horror que se reflejara en su voz. Y él había
llamado a los seres humanos bárbaros. Sus ojos se abrieron cada vez más, se había quedado
mudo. Cuando por fin logró articular algo, era un cruce entre un resoplido y risas.

– "Estas completamente loca. ¿De qué estás hablando? "

-"Tus bolas ya sabes, esas cosas redonditas que cuelgan debajo del pene. ¿Qué les ha
pasado? ¿Te las extirparon junto con los pezones? "

El se cubrió el rostro con las manos, y sus hombros se sacudían mientras murmuraba en
voz baja. Megan se inclinó hacia adelante, sin hacer caso de su propia desnudez, acercándose
por si necesitaba un hombro sobre el que llorar.

- "No, no, no llores lo siento me imagino, lo terrible que habrá sido para ti que te hayan
mutilado. ¿Te dolió? ¿Puedes seguir funcionando, como, ya sabes, un hombre con lo de ahí
abajo? "

A juzgar por su polla en rápida disminución, no tuvo que preguntarse por su capacidad
para hacerlo, tal vez por su incapacidad para eyacular era por eso por lo que no abusó de ella
cuando tuvo la oportunidad perfecta. El ruido provenía de detrás de sus manos y sonaba
sospechosamente como una risa. Ella frunció el ceño.

- "Terrícola", - logró farfullar con voz ahogada. - "Deberías haber elegido una carrera en
las artes cómicas."

Cuando quitó sus manos vio que tenía el rostro contraído por el esfuerzo de aguantarse la
risa.

- "Esas bolas, como tu las llama, están dentro de mi cuerpo, como en todos los de mi raza.
Sólo una raza menos evolucionada mantendría su semilla por fuera donde es más vulnerable a
los daños. En cuanto a los pezones, las mujeres tienen pezones, los hombres no. ¿Para qué
tenerlos? nosotros no somos los que alimentan a los niños no hay nada raro en mi. Tu, sin
embargo, no puedes hablar de deformidad con solo dos pechos y ese agujero en el estómago."

Megan lo miró boquiabierta.

"Deformidad" - Ella agarró sus pechos y los levantó. - "¿Esto es una deformidad para ti?

Creo que mis tetas son de una belleza perfecta, gracias. Y en cuanto a mi ombligo, todos los
seres humanos lo tienen, así que yo soy normal”.

- "Eso es lo que tú dices," - replicó.

A pesar de su afirmación de que estaba lejos de ser perfecta, no podía negar el hecho de
que su polla tenía otras ideas al respecto. Se miraron el uno a la otra y la otra al uno sus partes
íntimas embobados, su polla se levantaba orgullosa llamando la atención de ella y su coño se
humedecía de deseo. Podrían haberse quedado así por un tiempo ilimitado si el equipo de la
nave no hubiera interrumpido.
- "Acercándose la estación de paso, Lokihaj, se recomienda acoplamiento para cargar
combustible y reparar el mal funcionamiento del propulsor”

Tren gruñó y se dio la vuelta para marcharse, Megan contuvo el aliento ante la vista de su
espalda tonificada y ese culo, que era la perfección que hacía que sus manos le picaran por
acariciarlo y pellizcarlo. Tal vez debería haber llevado la situación esta mañana de manera
diferente. En otras palabras, haberse mordido la lengua, y permitir que su polla entrase en ella
y luego analizar sus proezas, con bolas o no. El orgullo no la dejo llamarle para pedir disculpas, y
el parecía empeñado en ignorarla, que amable de su parte. A ver, si le había gustado lo que
pasó anoche y lo que había visto, ¿no debería estar tratando de volver hacerlo? Su pene que
parecía más que dispuesto a darle una oportunidad.

El pirata toco en la pared y un compartimento se abrió sacó camisas limpias y pantalones,


unos se los arrojó a ella sin tan siquiera mirarla. Toco otra vez en la pared y una nueva puerta se
abrió y salió de la habitación. Megan se puso la ropa, necesitaba un inodoro seguido de una
ducha y un peine, adecentarse un poco. Ella había entendido lo suficiente el mensaje como
para saber que llegarían a algún tipo de civilización. No sabía bien cómo pero esto la ayudó, se
decidió a tener voz y voto en su destino, entró en la habitación de al lado donde estaba Tren. Se
encontró en un paraíso blanco que supuso era un baño dado que tenía una especie de cabina
de ducha y un largo mostrador con un montón de la ropa. Lo que realmente quería saber, al
igual que su vejiga, era donde estaba el baño. En cambio, ella le preguntó:

- "¿A dónde vamos?"

De pie en un cubículo acristalado, su figura apareció borrosa cuando se volvió para


mirarla.

- "Nosotros no vamos a ninguna parte, tu permanecerás en la nave mientras termino


unos asuntos", - respondió, con voz ahogada.

Se sintió ofendida por su modo frío de ordenarla, pero la curiosidad la llevó a preguntar:

– "¿Qué estás haciendo?"

- "Limpiarme, por supuesto."

Megan miro de lado a lado mientras observaba las luces encendidas que iban de arriba
abajo por su cuerpo.

- "¿Cómo funciona? No se oye nada de agua."

Resopló.

- "Nosotros estamos en el espacio, no en un hotel. A bordo de la nave, se utiliza el láser


para limpiar nuestros cuerpos y deshacernos de los residuos”.

Arrugó la nariz. No sonaba muy divertido.


– "¿Te duele?"

- "Tú me dirás."

Antes de que pudiera gritar, él abrió la puerta de la cabina y la metió dentro. En la


estrechez de la ducha sin agua, ella no podía dejar de notar su cuerpo grande, desnudo y muy
viril. Mantuvo los ojos fijos en la perilla que cubría su barbilla.

– "uumm es suave, pero en caso de que no lo hayas notado estoy totalmente vestida
idiota."

– "No por mucho tiempo," anunció el con una sonrisa.

- "¿Qué?" chilló cuando algo le hizo cosquillas en el brazo.

Miró y vio que la ropa que llevaba se desintegró. Presa del pánico, intento escapar. Unos
brazos musculosos se pusieron a su alrededor y detuvo su huida.

- "Cálmate, terrícola. Los láseres no le harán daño a tu piel o a tu cabello. Sólo las
sustancias extrañas y los residuos se evaporan”.

Sus palabras de consuelo no le impidieron seguir presionando contra él, piel con piel.
También le hizo tener conciencia de que ambos estaban desnudos, y que el parecía muy
contento de verla a juzgar por lo que presionaba su trasero, una polla muy gruesa y dura. Para
distraerse, ella habló.

– "Deja de llamarme terrícola. Mi nombre es Megan”.

- "Tu me pides que te llame por tu nombre cuando tú me has llamado de todo, menos por
el mío”.

Megan se mordió los labios al recordar los numerosos nombres que había utilizado.

– "Me parece bien, Tren".

– "Gracias, Megan." - Se inclinó para susurrar su nombre al oído y ella se estremeció. -


"Ahora date la vuelta."

– "¿Q-qué?"

–"Así los láseres pueden limpiar mejor tus nalgas, se ahorraría mucho trabajo si no te
pegas tanto a mí. ¿O es tu manera de decir que quieres copular conmigo?"

- "Yo creo que no te gusto", se quejó mientras se giraba.

Ella levantó la vista para no ver su polla, que le clavó en el vientre. También resistió el
impulso de caer de rodillas y probar a que sabía esa polla púrpura.
- "Bueno tu nuevo dueño podría ofenderse si estas colada por mí, así que no voy a
alentarte a que caigas enamorada de mi”.

Ella no lo pensó le pegó en el estómago y luego gritó por el daño que se había hecho, se
llevo el puño palpitante a la boca, había olvidado que tenía el cuerpo duro como una roca. El
idiota se rió. Ni siquiera parpadeo, levanto la rodilla, y conecto con su pene y disfrutó mucho
por un momento, hasta que se dio cuenta de lo que había hecho. Él se lo había buscado, Ella no
se quedó para ver si estaba de acuerdo o no. Salió con toda la dignidad que pudo estando
desnuda, cogió su ropa de la encimera blanca y se dirigió hacia el dormitorio a vestirse por
segunda vez esa mañana. Al menos no se sentía tan sucia y la vejiga ya no le dolía. Una ducha y
WC todo en uno, y tuvo que admitir a regañadientes, que se sentía fresca y bien. Se toco el pelo
por curiosidad y descubrió que no lo tenía áspero. Interesante. Se preguntó qué más podía
hacer la ducha. Después de vestirse, se inclinó sobre la mesa y miró la pared por la que había
salido la noche anterior la comida. Había dibujos en su superficie y suspiró al darse cuenta de
que no tenía idea de qué hacer.

- "¿Qué estás haciendo?"

Su voz grave sonó detrás de ella y ella saltó sobresaltada, pero se giró para encararlo,
probablemente estaba enojado por el rodillazo que le había dado en la ducha. ¿Me va a azotar?
¿Me tirara en la cama y me violará? ¿Me encerrará en el calabozo? Él no hizo nada de eso.
Contuvo la respiración no quería que se enfadara y perdiera el control, ¿o si?

– "Yo estoy buscando el café, o por lo menos, algo caliente y con cafeína." - Su cuerpo se
pego al de ella cuando se acerco mas, su corazón latía desenfrenado. - "¿Qué estás haciendo?"

- "Darte lo que estas pidiendo."

Oh Dios, ¿qué es lo que cree que quiero? A juzgar por la gruesa polla presionando contra
su trasero, parecía que pensaba que necesitaba un buen polvo y quizás podría estar en lo
cierto. Su mano se acercó a ella y… tocó la pared. En un momento se encendieron las luces del
panel de control. El hueco en la pared se abrió y ella miró la taza humeante con duda, y un poco
de decepción, que aumentó cuando él se alejó. Suspirando, cogió la taza y miró el contenido
turbio. ¿Se atrevería a beber?

– "¿Estás enojado conmigo?" - Preguntó.

– "No."

– "¿Estás seguro? Porque no me gustaría ser envenenada, tienes que estar enfadado te he
hecho daño”. - Él se rió y el sonido hizo que un escalofrío le recorriera la espalda.

– " tienes muy buena opinión de ti misma si cree que ese golpe tan flojo me ha hecho
daño, me ha sorprendido, sí, pero tendrías que dar mucho más fuerte para hacerme daño."

- "¿Eso es un reto?" - Ella se rió cuando él gruñó. - "En serio, ¿esta bebida me va a
perjudicar como el vino?"
- "No ahora a beber y a comportarse mientras termino un negocio".

Ella tomó un sorbo del líquido caliente y tragó feliz. Nuez con un toque amargo, un sabor
que le recordaba a café. También reforzó su determinación.

- "No me vas a dejar aquí."

Ella se volvió hacia él mientras hablaba, y lo sorprendió vestido sólo con los pantalones, la
camisa todavía en sus manos. Entrecerró los ojos azules, su expresión demasiado suave para
que ella confiara. ¿Qué estaba planeando? ¿Estaba pensando cómo podía venderla más
rápidamente? Y ¿por qué quiero cruzar la habitación y jugar con los aros de plata que le
perforaban el pecho?

– "El lugar al que voy no es seguro para las mujeres."

- "Pero estaré contigo. Además, ¿qué pasa si no vuelves? Yo me quedare atrapada aquí y
probablemente muera de hambre, no sé cómo funciona ninguno de los malditos botones. “-
dijo, poniendo la taza sobre la mesa.

Suspiró mientras se ponía la camisa y escondía su magnífico torso.

–" Estás abusando de mi paciencia, Megan, no hay nada en esta estación que sea tan
peligroso como para que me ocurra algo y no vuelva”.

– "Eso es lo que tú dices," - contestó ella tercamente, cruzando los brazos.

- "Sí, lo digo yo. Además, ¿como pretendes venir conmigo cuando no tienes nada que
ponerte en los pies? "

Megan se miró los pies descalzos y se mordió el labio, no había pensado en el calzado.

"Tú eres un pirata. ¿No se supone que tienes que tener un botín a bordo? Seguro que

me puedes encontrar un par de zapatos que pueda usar”. - ¿Estaba el rechinando los dientes?

- "Yo no soy un pirata, soy un especialista en adquisiciones”.

Megan se rió entre dientes.

– "Estás de broma, ¿verdad?” - Ella vio su semblante austero, y se rió más fuerte. - "¡Oh,
Dios mío!, eres tan divertido. Odio tener que decírtelo, mi bucanero púrpura, pero en mi
mundo, el saqueo de objetos y personas sin haberlos comprado primero es robar, lo que hacen
los piratas”.

– " Me estás insultando de nuevo", - gruñó con los ojos entrecerrados.

- "¿Qué vas hacer? ¿Vas hacer que camine por la plancha? "
Megan se rio tan fuerte, que se cayó de la silla, y no lo vio marchar, pero si escucho el
comentario de despedida.

- " Volveré para saquear más tarde. "

Lo que debería haber sonado como una amenaza, le hizo sentir un hormigueo en el
estomago, era totalmente inaceptable, pero ya estaba advertida. Ella no iba a ceder sin luchar.

*****
Tren entró en la estación con un humor de perros. Pirata le había dicho, yo no soy un
ladrón. Un mercenario, sí, pero yo no robo. Para que se considerara como un robo a alguien era
necesario que se diera cuenta de que se lo habían quitado. ¿Y si alguien echa en falta, a
Megan? Le dijo a su conciencia que se callara. Él nunca había la intención de secuestrarla, si él
no la hubiera secuestrado accidentalmente, se habría ahogado. Lo que hacía de él un héroe, no
un pirata, se lo diría a ella cuando regresara. No podía esperar para escuchar su refutación.

La tarea de repostar la nave se hizo con rapidez, pero como faltaba una pieza para la nave
significaba que tendría que retrasar la reparación del motor propulsor, que a su vez significaba
otra parada antes de que pudiera deshacerse de Megan. ¿Tal vez debería de ponerse unos
tapones en los oídos para no escucharla? se echó a reír al imaginarse su reacción, pero luego se
contuvo, no la encontraba divertida, no, en absoluto. Con el ceño fruncido, caminó por la
estación espacial casi desierta, apenas notando los distintos habitantes que había dispersos por
allí. Una tela de brillante de color en el puesto de un vendedor le llamó la atención y fue hacia
allí. Demasiados créditos pasaron a manos del vendedor, más tarde regresó a la nave con un
paquete bajo el brazo.

Antes de dirigirse a su cuarto y empezar una nueva lucha, hizo un desvío al puente de
mando. Tenía que trazar la ruta de su próxima parada y responder las comunicaciones que
había recibido mientras visitaba la galaxia bárbara, también tenía que asegurarse que la nave
proporcionaba comida para su cautiva. Quería que ella estuviera bien alimentada necesitaría
mucha energía para lo que planeaba hacer. O la esperanza. Hacer suposiciones en su caso
podría ser erróneo dado que ella no reaccionaba como cualquier otra mujer que hubiera
conocido, era sin duda la cosa más frustrante de ella y también la más fascinante.

Su trabajo en la sala de mando le llevó más tiempo de lo esperado, pero cuando acabó y
emprendió el camino a su habitación, la anticipación corría por él, se negó a examinar su ansia
por verla. Mientras trabajaba, estuvo a punto de pedirle al equipo que le pusiera una imagen
de su habitación. Él se abstuvo, se negaba a sucumbir a ese tipo de debilidad tan lamentable.
Pero cuando entró en la habitación, maldijo su falta de perspicacia y maldijo de nuevo cuando
algo duro le golpeó en la cabeza.

- "¿Que demonios estás haciendo?" - Gritó.

Megan punto de volver a darle con la bota de nuevo, se detuvo y frunció el ceño.

- "Estaba tratando de noquearte para poder escapar de esta habitación. Y lo habría


logrado, tienes una herida que está sangrando en la cabeza."
La curiosidad le hizo preguntar:

- "Y ¿qué habrías hecho después de dejarme inconsciente?"

Ella se encogió de hombros.

- "No sé, supongo que ir al puente mando de la nave y pilotar supongo. "

Tren trató de mantenerse serio, pero la risa se apodero de él, y se hizo más fuerte cuanto
más se iba oscureciendo su mirada.

– "No le veo la gracia", - murmuró, cruzando los brazos de una manera que hizo subir sus
pechos deliciosos. Tren resopló.

– "En primer lugar, se necesita mucha más fuerza para noquearme, que un simple golpe
.En segundo lugar, mi nave nunca te hubiera obedecido. "

– "¿Y tres?" - Preguntó.

– "No hay tres, nunca hubieras llegado más allá de los dos primeros. "

- "Es bueno saberlo me aseguraré para la próxima vez."

Lo dijo tan en serio que Tren rió de nuevo. Ella realmente tenía un corazón guerrero en
ese cuerpo tan delicioso. Una parte él sabía que debía castigarla, o al menos, mostrar un poco
de ira ella había intentado noquearle y escapar. En su lugar, le había resultado muy entretenido.
Y además, si ella se las hubiera arreglado para escapar, él la habría cazado, puesto al hombro
y… ¡Qué lástima que no había sucedido! Tal vez la próxima vez que le permitiera pensar que
había una oportunidad para poder disfrutar de la caza. Le arrojó el paquete que llevaba, pero
ella no consiguió atraparlo, y la golpeó en el estómago.

- "Oye", - le gritó. - "¿Qué por que haces eso?"

Tren puso los ojos en blanco.

– "Se suponía que ibas a cogerlo."

– "¿Se te ha ocurrido pensar que me podías dar?"

– "No ahora cállate y ábrelo”.

- "¿Y si me niego a callarme?"

La polla de Tren se hinchó y sus labios se curvaron en una sonrisa.

- "Entonces tengo algo que te puedo meter en la boca para callarte, así que adelante."
Ella no retrocedió ni se encogió de miedo. , por el contrario, su respiración se acelero, las
mejillas se sonrojaron y sus pezones se endurecieron bajo la fina camisa.

–"¡Cerdo!", - respondió ella, sin rastro de rencor por lo que la palabra sonó más como un
término cariñoso - "¿Que hay en el paquete?” - Preguntó cambiando de tema. Ella miró el
paquete con desconfianza y lo sacudió.

- "Algo que no te mereces después de tus travesuras ", replicó.

Ella le sacó la lengua y le hizo vibrar, cuando hizo un ruido extraño. Sacudió la cabeza ante
sus travesuras. El por qué no la mataba de una vez, no lo sabía. Mientras ella abrió el paquete y
sacó su contenido. Lo primero que encontró fueron los zapatos, eran más tipo sandalias, y
sonrió cuando se las puso en los pies.

- "Que bien ya no se me congelaran los pies”.

Su sonrisa de placer se desvaneció cuando se volvió hacia él con incredulidad mientras


sostenía el otro regalo que le había comprado. Ella sacó el vestido rojo y Tren se apoyó contra la
pared con los brazos cruzados sobre el pecho mientras esperaba su reacción y no le defraudo.

- "¿Estás loco? Esto es taaaan no llevare esta-esta cosa. “- Ella escupió con asco y Tren
sonrió.
- "Has pedido la ropa y los zapatos, soy un hombre amable y generoso, te he
proporcionado adornos que se que aumentarán tu valor cuando llegue el momento de
venderte. "

La tela roja voló por el aire para golpearlo en un revuelo de seda.

– "No voy a salir con eso puesto." - Lo dijo con el pecho agitado y los ojos chispeando. Eso
lo excitaba totalmente.

–"¿Por qué no?" - le preguntó con inocencia fingida, provocándola a propósito. - "El
material es de seda fina, el color es muy favorecedor para tu cutis y mostrará tus encantos de
una manera adecuada. Admito que no sido fácil encontrar una prenda que fuera solo para un
par de senos…”

– "Esto es un traje de gatita sexual”.

– "¿qué?" el no entendió su expresión, aunque, podía adivinar que significaba.

– "Es obsceno”. - Ella puso los ojos en blanco, y con un resoplido, continuó. - "Con este
traje voy a aparecer un anuncio ambulante para tener relaciones sexuales, la falda es corta y el
escote es súper indecente. "

– "Exactamente, el traje es perfecto para la subasta que he planeado, ¿a menos que


prefieras asistir a la venta desnuda?"
– "Te odio".

- "Soy un pirata, ¿recuerdas? A mí no me importa lo que sientes."

Él ya estaba preparado cuando ella fue hacia él a la carga con los puños cerrados. Atrapó
sus manos y se las puso por encima de la cabeza antes de acercarla a su cuerpo.

- "Hembra irracional, te compré ropa y así es como me pagas. "

Era la carnada perfecta, estaba disfrutando de la forma en que sus mejillas se sonrojaban
y sus ojos brillaron de ira. Cuando ella abrió la boca para gritarle de nuevo, él la levantó y la
besó. La pasión salvaje de su abrazo valía cada crédito que había pagado por el atuendo. Y algo
más.
Capitulo Seis
Megan no estaba segura de cómo terminó besándose con su pirata. Tampoco pensó más
en ello después del primer toque abrasador. Ella se había pasado el día aburrida e irritada, y
todo era por que la había dejado sola, y peor aún, caliente. Cada vez que pensaba en él, su
cuerpo se tensaba y se estremecía. Incluso mientras se preparaba para tenderle una
emboscada, la humedad inundó su coño. ¿Quizás una parte de ella sabía que su plan no podía
tener éxito? Probablemente, pero lo había hecho de todos modos, una parte perversa de su
mente tenía la esperanza de que la besara de nuevo y… Fingir disgusto por el vestido le resultó
fácil, pero no por esa razón, pensó, recordó que tenía la intención de venderla y se había
cabreado y enfrió todo el placer que sintió por que le había comprado ropa, porque era ropa
destinada a mostrar su cuerpo en la subasta.

Ella lo besó, y presionó su cuerpo voluptuoso contra la dureza de su excitación que era
evidente contra su vientre, y que a su vez avivó su propia libido. Cuando le soltó las manos, las
pasó alrededor del cuello y deslizó los dedos por su pelo sedoso. Usó las manos para cogerla de
las nalgas y llevarla hacia la cama. Sin embargo, en vez de echarla sobre la cama, la sentó en su
regazo. Mantuvo los labios pegados a los suyos, ella se retorcía contra su erección, que se
apretaba contra su trasero, disfrutando de sus gemido. Sus lenguas se batieron en un duelo
húmedo, el filo de sus dientes la rozaron haciéndola estremecerse.

- "Ponte el vestido", - le ordenó con voz ronca.

En medio de la pasión, logró murmurar:

– "No"

- "Mujer obstinada."

Una gran mano agarró la parte posterior de la cabeza y la besó de nuevo con fuerza,
mientras con la otra mano se deslizó hasta la camisa y recorrió la piel de su espalda. Al tener
sus dedos en su cabello, disfrutó de la suavidad de su pelo y los gemidos que hacia cuando ella
tiró de él. Una vez más, quito su boca de la de ella y la miro con ojos entrecerrados.

- "Te he dicho que te lo pongas, obedece mi orden terrícola. "

Ella se fundió en su mirada luminosa, su estomago revoloteando por la pasión que podía
ver en sus profundidades azules. Sus labios se curvaron en una sonrisa burlona.

- "Oblígame".

El desafío fue lanzado, y no perdió el tiempo y ella gritó cuando él se puso en acción. En
cuestión de segundos, se encontró de espaldas con una de sus manos en su estómago,
presionándola hacia abajo, mientras que con la otra tiró de sus pantalones. Por mucho que le
gustara como la estaba tratando que hacia ponerse mas y mas húmeda no cedería sin luchar,
no cuando la lucha la excitaba tanto. Además, si ella fingía que la había forzado, entonces su
conciencia sobre abstenerse de los hombres podría permanecer libre. O al menos eso se dijo
mientras intentaba retorcerse bajo su implacable agarre. Le llamo algunos nombres muy
sonoros.

Agarrada a él no le pudo impedir que la desnudara, literalmente le arrancó la ropa y la


vistió con el traje que era más adecuado para un burdel. Una vez que él la había vestido, la
soltó y ella saltó de la cama, no muy lejos sin embargo. Girando, ella se enfrentó a él con las
manos en las caderas y el pecho agitado. El muy bruto se tumbó en la cama, con las manos
debajo de la cabeza y la miró con los ojos entrecerrados. Sus labios se curvaron en una sonrisa
de satisfacción.

– "Date la vuelta despacito."

– "Que te jodan", respondió ella, sus palabras y la postura desafiante podría sugerir una
cosa, pero el latido entre sus muslos y sus pezones duros decían otra.

- "Descarada, terrícola, ¿puedes bailar para mí? Inclínate hacia delante y enséñame el
culo y menéalo bien para mí. "

Ella arqueó una ceja, arrogante, su coño estaba mojado y su canal temblaba de
excitación.

- "¿En serio? creo voy a pasar, ¡oh espera!, ¿sabes qué estoy pensando? Que porqué no te
levantas te desnudas para mí, y te la sacudes. "

La expresión de su cara era inestimable. Su tiempo para disfrutarlo… Segundos, lo que


tardo en soltar la burla, la clavó en el sitio, con una mirada intensa. Se puso enfrente de ella, y
se despojó de la camisa revelando su pecho bien delineado y los aros de plata, muy sexy. Tragó
con fuerza, no de miedo, sino con pura lujuria. Se quedó allí, esperando, con el cuerpo tenso de
expectación mientras se acercaba.

– "No eres muy obediente," - dijo, deteniéndose muy cerca de ella. Mirándole, se lamió
los labios hinchados.

– "No, no lo soy. ¿Qué vas a hacer al respecto? "

- "te enseñare quien manda en esta nave."

Se inclinó hacia delante, y apoyó las manos en la pared, atrapándola entre sus brazos. Lo
miró fijamente, las buenas intenciones, la moral, Iba en contra de su deseo por este pirata, este
hombre que la hacía sentir cada pulgada de cuerpo. Él le devolvió la mirada, con los ojos
encendidos que debería de resultarle extraño, pero en cambio la fascinaba. Esperaba que le
diera otro beso abrasador, de hecho ella no podía esperar más para volver a tenerlo pegado a
su cuerpo. En cambio, él le dio la vuelta contra la pared con su cuerpo detrás. Agarro sus
manos, las puso por encima de su cabeza, sosteniéndola con una sola mano. Oh, Dios mío, me
está volviendo loca y súper caliente. Pero solo estaban jugando, al menos eso es lo que se dijo
con el fin de tranquilizar su conciencia.

Ella se retorció, lo que solo sirvió para frotar su culo contra su evidente erección y eso no
era nada malo. Su mano libre se curvó alrededor de su cintura, la doblo por la mitad levantando
su culo. Megan tenia la respiración acelerada de excitación, el mientras levantó la falda,
dejando su culo al descubierto. La fue inclinando, hasta que quedo a su gusto con el culo en
alto, y su coño todo rosadito a la vista. El rojo tiñó sus mejillas cuando él no dijo ni hizo nada
por un momento. Un súbito temor se apoderó de ella, la encontraría inadecuada, demasiado
humana.

- "Hermosa".

Sus palabras murmuradas con su voz ronca enviaron un escalofrío por todo su cuerpo y la
humedad la inundo. Trazó un sendero con el dedo, un toque ligero que se hizo más audaz
cuando se adentró en su canal. Megan gimió ante su toque eléctrico y luego gritó cuando él
movió su dedo. Se apretó más contra él, y metió sus dedos más profundo, lo suficiente para
tocar esa parte sensible en su interior. La acarició una y otra vez, el orgasmo iba en aumento,
entonces el saco sus dedos, y ella gimió por la pérdida, un vacío que duro poco remplazo sus
dedos con la lengua.

Hábilmente, lamió su sexo, deslizando su lengua, sondeando con ella. La retiró y volvió
nuevo a su coño, encontró su clítoris y ella se resistió, la rozó de nuevo con la lengua y ella saltó
con un grito. La mano que la tenía sujeta por las muñecas la sujeto más fuerte, mientras que la
otra mano la tenía alrededor de sus muslos como un ancla. Una vez que la tenia bien sujeta,
puso la lengua contra su sensible pezón, Megan se estremeció. La tensión del orgasmo dentro
de ella se construyó rápidamente, y no pudo luchar contra eso. Todo su cuerpo se tensó y luego
explotó. Su clímax le arrancó un grito, y él la lamió más fuerte, aumentando su placer.

- "Basta", - jadeó. - "no puedo aguantar más.”

Se detuvo un momento.

- "Estamos muy lejos de haber acabado."

Un estremecimiento sacudió su canal vaginal con la promesa que había en sus palabras.
Sintió que se movía detrás de ella y oyó el susurro de tela. Un momento después, presionaba su
húmeda raja con la punta de su polla. Inclinada como estaba, Megan no lo podía ver mientras
se deslizaba dentro de ella, pero podía sentir, cada deliciosa, pulgada. Al estar muy bien dotado,
estiró las paredes de su sexo, llenándola de una manera que nunca antes había experimentado,
le soltó las manos para colocarlas suyas en las caderas, luego se empujó adentro.

Lento al principio, su polla se deslizaba dentro y fuera de ella. Pero pronto aumentó su
ritmo y Megan a pesar de haber saciado su placer hacia un momento, sintió que se construía de
nuevo otro orgasmo. Marcó el ritmo con las manos firmes en sus caderas, acercándola y
separándola de su cuerpo con una velocidad que pronto fue de vértigo. Era enloquecedor como
la cabeza de su polla parecía agrandarse dentro de ella, ejerciendo presión sobre el cuello del
útero. El roce con sus zonas erógenas la enviaron en espiral a su segundo clímax.
- "¡Oh, Dios mío!"

Gritó mientras su segundo orgasmo la golpeó más duro que el primero. Él gruñó mientras
las paredes de su sexo le apretaban, sus dedos se clavaron en su carne suave y su cuerpo se
estrelló una vez más en el de ella. Un calor húmedo le lleno el vientre, y la envío a otro clímax
cuando todavía estaba estremeciéndose del anterior. Megan casi lloró con el intenso placer que
sentía, se le escurrieron las fuerzas en un instante, dejándola como si fuera de gelatina. Él la
sostuvo, con sus fuertes manos cogiéndola para llevarla a la cama, donde se reunió con ella, y
amoldó su cuerpo con el suyo. Acunada en sus brazos, y con una sonrisa en los labios, se deslizó
en el mundo del sueño.
*****
Tren se despertó, su cuerpo pegado al de Megan, y peor aún, disfrutando de ello. A él,
eso no le gustó ni un poco, las hembras eran para la cópula, nada más. Nunca antes el aroma y
el sabor de la mujer lo habían dejado ciego de necesidad. Aún más extraño, quería más. Su
lujuria por ella no se había apaciguado nada, ansiaba más de su sabor. Las mujeres no tenían
cabida en su vida, ni siquiera una que le hacía sentir emociones que nunca antes había
experimentado , incluso una que poseía la capacidad de hacerle reír y volverlo loco.

Razón de más para venderla, y rápidamente, no necesitaba una mujer bárbara arruinando
su existencia. A parte de eso él no era reacio a disfrutar de la mercancía hasta que se deshiciera
de ella. Ahora eso sonaba más a su habitual e insensible forma de ser. Por supuesto, la manera
en que salió de la cama para no despertarla no contaba, se dijo que lo hacía así para no tener
que escucharla antes de lo necesario. Ella sabía cómo hacer que deseara ser sordo, pero
también disfrutaba mucho de sus gritos de placer.

Se dirigió a la sala de baño y se limpió tratando de olvidar que ella dormía en la


habitación contigua. Se vistió con ropa limpia antes de ir de nuevo a su habitación. La vio
sentada en la cama con las piernas cruzadas vistiendo la camisa, el vestido rojo con el que había
dormido no se veía por ningún lado.

– "Sí, ¿que pasa?", - dijo, fijando su atención por la forma en que sus pechos se tensaban
la tela de su camisa.

– "lo que paso fue un error." - entrecerró los ojos. - "Y no debe volver a ocurrir."

– "¿Y eso quien lo dice?", - espetó de repente enfadado, no importaba el hecho de que no
podía esperar para deshacerse de ella, le irritaba que fuera ella la que lo decidiera antes.

– "Escucha, demonio, no lo haré de nuevo, me vas a vender al mejor postor. Por lo tanto,
creo que es mejor que nos abstengamos de… de…" - Sus mejillas se sonrojaron con un color
carmesí y la polla de Tren creció, junto con su ira.

– "Estoy de acuerdo. Copular con la mercancía no es una práctica empresarial


recomendable. “- Él sintió un placer salvaje por la forma en que su boca se cerró de golpe y sus
ojos brillaban con ira.

- "Te odio".
Por alguna razón sus palabras origino algo en él, y se encontró caminando hacia la cama.
Ella no se movió, sólo lo miro con los ojos muy abiertos. Ella lo volvía loco con sus palabras, lo
volvía loco con su cuerpo, había hecho estragos en sus emociones, en su cuerpo y en su vida.
Pero no podía matarla o echarla de su lado. Entonces la besó y ella le mordió el labio inferior.

– "Eres un idiota", - jadeó contra su boca antes de chupar su labio inferior.

- "Y tú eres una arpía ruidosa," contestó ayudándola a poner sus piernas alrededor de su
cintura.

Su polla encontró la entrada húmeda de su sexo y se metió en ella, disfrutando de su


gemido mientras llenaba su apretado canal. Las manos en las nalgas, le llevaban hacia arriba y
abajo de su eje, la succión de su sexo tiraba de su polla deliciosamente sensibilizada.
Enterrando su cara en la suave curva de su cuello, chupó la cremosa piel, teniendo cuidado de
no morder, aunque sintiera la necesidad de hacerlo.

Para combatir su compulsión irracional por reclamarla, la folló más rápido y ella
respondió arañándole la espalda, una reacción salvaje que le hizo gritar de placer. El clímax
rugió a través de los dos cuerpos como una ola que les hizo colapsar, en la cama. Saciados y
jadeando, cara a cara en la cama, llegaron a un acuerdo.

– "No sé como lo haces ", - comenzó él - "Pero por alguna razón, mi cuerpo te necesita.
Esto no es permanente, pero como hay que compartir habitación… “

- "…podríamos dar a nuestros cuerpos lo que quieren", terminó ella.

Sellaron su acuerdo con un beso y otro encuentro sexual frenético que los dejó sudorosos
y hambrientos. Una visita a la sala de baño y un poco de comida fue suficiente para renovar las
fuerzas, él le ordenó que limpiara la habitación y ella le dijo con las manos apoyadas en las
caderas,

- "Yo no soy tu sirvienta ", - lo que significó que volvieron a estar sudorosos y hambrientos
de nuevo.

Y así hicieron el viaje descubriendo el lado erótico el uno del otro a través de varias
galaxias, Tren no paró en los planetas que se encontraron en su camino que sabia hacían
subastas. ¿Su excusa? La de buscar un mejor precio en otro lugar. ¿La verdad? no podía estar
lejos de la terrícola y aunque no admitiría esto en voz alta no quería dejarla ir.
Capitulo Siete
Megan perdió la cuenta de las veces que se la follaba el pirata, ella se negó a calificar lo
que hacían como hacer el amor, aunque se abrazaran después la mayoría de veces. Todavía se
mentía a sí misma diciéndose que lo odiaba, pero su cuerpo sabía la verdad, aunque todavía no
estaba preparada para admitirlo para sí misma. Y menos a él. Trataron de evitarse el uno al
otro, él pilotaba la nave mientras ella miraba vídeos alienígenas. Pero como el yin y el yang, Ben
y Jerry, no podían estar separados y buscaron mil excusas para verse. Sus pocas conversaciones,
eran más como combates en los que siempre terminaban desnudos y jadeando.

En realidad, le provocaba a propósito, pero en su defensa, tenía que decir que el parecía
estar haciendo lo mismo. Por alguna razón, no podía mantener las manos alejadas del, aunque
fingiera estar enfadada. Tampoco podían simplemente tener relaciones sexuales, tenía que ser
a través de un baile complicado que implicaba gritar y forcejear y esa era la parte que más la
excitaba. Al menos esta vez, no tengo que pasar por todo esto de la traición, pensó.

Él no ocultaba el hecho de que iba a venderla tan pronto como encontrara un mercado
donde sacara un alto precio por ella. Y, sin embargo, lo curioso era que cada vez que ella
hablaba de su plan de subastarla como esclava sexual, él se quedaba en silencio y enfadado.
Entonces él la acariciaba hasta que gritaba de éxtasis, ni que decir tiene, que sacaba el tema
cada vez que podía. En medio de los combates sexuales y de batallas verbales, intercambiaron
un poco de información personal. Ella le contó todas sus relaciones fallidas, él se jactó de sus
numerosas conquistas. Esas conversaciones, terminaban en un frenesí sexual. No sabía cuál de
los dos era el más patético, ella continuamente probando y fallando en el amor, y él por evitarlo
como la peste.

Confiaba en ella y podía ir a cualquier habitación deseara que, a menudo era el


dormitorio, pero él también la llevó hasta su puente de mando para darle a la silla un uso
especial. Cayeron en una rutina cómoda, una que odiaba admitir que le gustaba. Lamentando
el hecho de no tener ningún aceite para masajear su delicioso cuerpo, algo que la hizo darse
cuenta de que tenía un problema.

Necesitaba una distracción, por que el hecho era que ella estaba empezando a sentir
cosas hacia su captor. Alguna especie de síndrome de Estocolmo que esperaba que tuviera un
buen final, al menos para ella. Así, que cuando el equipo de la nave anunció que se estaban
acercaron a una estación de acoplamiento para efectuar las reparaciones, saltó de alegría.

- "Quiero ir contigo", - dijo mientras se vestía.

Él ni siquiera se molestó en mirarla mientras respondía, una lástima porque ella enseñaba
el pecho para distraerle porque sabía que era su punto débil.

– "No, es demasiado peligroso."


– "Oh, ¿me estás diciendo que te preocuparías si me ocurriera algo?" - le provoco
intencionalmente, y cuando él le lanzó una mirada severa, ella agito sus pestañas hacia él. Él
gruñó.

- " me estas molestando otra vez. ¿Sabes que pasa cuando haces eso? ".

Megan puso los ojos en blanco.

- "Bueno, lo mismo que sucedió, hace cinco minutos en la ducha cuando te dije que te
afeitaras porque tu cara me irritaba mis partes femeninas. Y, al igual que, hace unas horas en el
sillón del centro de mando cuando me declaré amotinada".

Sus ojos brillaban con una mirada que había llegado a reconocer como de lujuria.

- "Muy bien. Puedes venir conmigo. Pero te advierto en este momento, si hay algún
problema, te dejare allí a tu suerte”.

Una sonrisa apareció en su rostro cuando cedió a su petición.

- "Está bien ¿crees que me podrías encontrar ropa más adecuada?"

Con su ropa estaba cómoda, era suave, pero prefería ropas de su talla, el vestidor ojo,
lamentablemente, no había sobrevivido a uno de sus encuentros más fogosos.

- "¿Algo más? este no es un crucero frukxian ya lo sabes," gruñó mientras se ponía las
botas.
- "Hey, eres tu el que me has secuestrado. Ahora tendrás que lidiar con las
consecuencias."

Ella le sonrió y luego se rió de su ceño fruncido. Ella dejó de reír, cuando él se puso las
cartucheras alrededor de la cintura, en los muslos y los brazos. Se procedió a llenar con
cuchillos y pistolas que sacó de otra abertura en la pared.

- "¡Um!, ¿es que todo esto es necesario?"

Ella miró el arsenal cada vez mayor con fascinación y un poco de temor. Él no se molestó
en responder, deslizó un par de dagas en cada una de sus botas. Llevaba armas suficientes para
equipar a medio ejército, se enderezó y sonrió, una sonrisa depredadora que mostraba sus
dientes puntiagudos. Una persona sensata habría gritado, o se habría desmayado o
estremecido de miedo. Megan se estremeció, pero con lujuria, ya que, por todo en lo que creía,
él parecía peligroso y muy sexy. Así que… bueno, retrasaron la salida un poco para demostrarle
lo mucho que le gustaba su aspecto de mercenario.

*****

Tren quería darse de golpes contra una pared, o tal vez golpear algo o a alguien, y
definitivamente quería matar a alguien. Un hombre inteligente habría aniquilado a la hembra
que iba pavoneándose a su lado, pero maldita sea, él admiraba su espíritu, adoraba su cuerpo,
y de mala gana ella le gustaba. Aún más extraño, tenía un sentimiento que le gustaba. Claro,
que ella no sabía nada acerca de él, de su reputación en el universo como mercenario. Sin
embargo, tenía la sensación de que no le importaría ni un ápice. Ella actuaba como una
imperiosa y exigente reina y extrañamente, lo disfrutaba. Disfrutaba, con ella tanto dentro
como fuera de la, cama, no es que él fuera a admitirlo en voz alta, ella utilizaría esa información
en mi contra por supuesto, pensó con una sonrisa. Él no había cambiado de opinión sobre la
venta, sin embargo, había decidido mantenerla a su lado un poco más, se decía que para
sacarle un mayor beneficio.

También tenía la intención por muy egoísta que fuera de disfrutar de su cuerpo cuanto
pudiera hasta que el momento llegara. Le sorprendía el que aun no se hubiera cansado de ella
pero, la verdad era que aun luchaba contra el impulso de marcarla cada vez que exponía su
cuello. Tenía que haberse contagiado con alguna enfermedad del espacio porque esperaba su
charla y sus intentos de hacerle daño, su naturaleza combativa lo atraía. Por supuesto, su
método de castigo que la dejaba gritando de placer podría tener mucho que ver con el hecho
de que ella no dejase de intentar volverlo loco. Loca humana. Mi humana, esa idea tan posesiva
casi detuvo su corazón, él debió haber emitido algún ruido porque le miro y le pregunto:

- "¿Estás bien?"

Gruñendo en respuesta, él culpó tener esos pensamientos extraños al hecho de que


estaba llevando su mercancía a pasear y que probablemente tendría que protegerla. Debo
añadir mentiroso a mi lista de habilidades. Tren mantuvo una mano en la pistolera mientras
salían del túnel de conexión en la parte principal de la estación, eran un montón de edificios
cubiertos por una cúpula, sobre un asteroide que giraba alrededor de una estrella. Era la única
estación espacial en esta parte de la galaxia, y que él tendía a evitar debido a sus numerosos
habitantes.

Dado que tenía problemas con un propulsor trasero que necesitaba de arreglo, tenía
sentido utilizar los servicios que aquí se ofrecían, aunque los precios rallaban lo obsceno.
Aunque no tan obsceno como el Kharnqiop que a su docenas de ojos añadió su falta de
respeto, babeó cuando Megan pasó por su lado.

A Tren no le gustó ni un poco, caminando detrás de Megan, Tren le enseñó los dientes
puntiagudos en una mueca que prometía violencia y dolor extremo. La criatura cerró la boca
dejó caer sus docenas de ojos y se marchó arrastrando los pies, probablemente para propagar
que había llegado. Bueno dar un par de lecciones a los que venían arrastrándose desde los
rincones de este pozo negro serviría para mantenerlo entretenido mientras esperaba que
terminaran las reparaciones.

Sin embargo, las operaciones encubiertas eran más difíciles de manejar cuando todo el
mundo conocía su cara y algunos en un intento por obtener la fama, seguían intentando
matarlo. Por lo menos los intentos de matarlo desde que se retiró, lo habían mantenido en
forma. Tener a Megan a su lado y tener que protegerla añadiría un elemento interesante a la
ecuación , sin embargo mataría a cualquiera que la tocara, solo es por el negocio por supuesto,
no quería que se dañara la mercancía tenía que venderla a buen precio. Se preguntó que
pensaría acerca de la amenaza constante a la que estaba sometido. Probablemente se alegraría
si pensara que sería beneficioso para ella. La idea le hizo sonreír.

La dejó ir por delante, lo que le divertía ya que no tenía idea de dónde ir, pero ella fingió
que lo sabía e iba con la cabeza bien alta, como si fuera la dueña de todo. Llegaron a la calle
principal, llena de seres de una multitud de razas, donde finalmente se detuvo. Se puso a su
lado, su sola presencia proclamaba que era de su propiedad. Dejó que su mirada vagara a su
alrededor con los ojos muy abiertos antes de que le diera un codazo para señalarle la dirección
en que tenían que ir.

– "Cierra la boca, estas llamando la atención, eres carne fresca”.

- "Bueno, perdón por sufrir un choque cultural, una cosa es conocerte a ti, que pareces
humano. Pero esto es demasiado raro”.

Tren trató de ver por un momento desde su perspectiva, la escena delante de ellos que él
había visto cientos de veces. Seres de todas las formas, tamaños, colores y con distintos
apéndices recorrían el mercado. Vamos cosas normales pensó encogiéndose de hombros.

–"Te acostumbrarás, ahora vamos. Tenemos que conseguir el permiso de trabajo en


primer lugar".

- "En primer lugar ¿qué?"

Tren no se molestó en contestar, simplemente se fue a paso ligero, y después de un


momento de vacilación, ella lo siguió. Pero, por supuesto, ella no caminó detrás de él en una
posición de subordinación, se colocó a su izquierda. Con los labios apretados, fingió una
indiferencia que estaba lejos de sentir. La oficina era un lugar sucio en la estación de servicio,
Tren entró y dio un puñetazo en la mesa, una cara familiar vino corriendo desde la parte
posterior. Tren se burló cuando la criatura palideció. Transmitió las instrucciones sobre la
reparación que tenían que hacer a la nave y la criatura asintió con la cabeza en deferencia.

Tren no le quito ojo a Megan que miraba todo con demasiada curiosidad. También
parecía demasiado atractiva aun con la camisa de gran tamaño, el balanceo de sus pechos era
demasiado visible. Tren gruñó y el mecánico dio un paso atrás, tragando saliva con sus cinco
bocas. Fijó su mirada en la criatura.

– "Espero que se haga dentro de una unidad astral."

- "Pero los otros clientes..."

Tren se inclinó hacia delante y agarró al mecánico del cuello.

- "¿Es necesario perder otro brazo?"

Molesto por las tasas exorbitantes que le cobraron la última vez, Tren había mostrado su
disgusto de una manera que dejó una impresión permanente. Movió la cabeza asintiendo, y
Tren le soltó, un cosquilleo en la nuca hizo que se girara.

Megan ya no estaba en la tienda, había salido a la calle. Y, por supuesto, se habría metido
en problemas.
Capitulo Ocho
- "Suéltame ahora mismo ", - exigió Megan, ocultando su miedo detrás de una falsa
valentía.

No era una tarea fácil teniendo en cuenta al pulpo azul que la agarraba de la muñeca. Oyó
un murmullo como un gorgoteo que sospechó era una risita haciendo una mueca totalmente
asquerosa.

- “Déjame ir.”

Cuando la criatura alienígena no le hizo caso y comenzó a tirar de ella, y sus pies calzados
con sandalias empezaron a resbalar, se enojó.

- "Debe haber un hombre bajo todo esa cosa pegajosa." - sacó un tenedor que había
cogido de la cena y después de ver a Tren armarse hasta los dientes, hizo sus propios
preparativos y se lo metió dentro de los pantalones para en caso de emergencia.

Le clavó el tenedor en el tentáculo que la agarraba, el repulsivo alienígena chilló mientras


la soltaba. Megan dio un paso atrás y le mostró los dientes y agitó su espada improvisada. Sus
ojos, una media docena , reflejaron algo detrás de ella. Se volvió gritando, cuando un cuerpo
familiar se plantó delante de ella. Tren cogió al extraterrestre como si no pesara nada y lo lanzó
contra una pared. Este ni siquiera había comenzado a deslizarse hacia abajo, dejando un rastro
viscoso, cuando Tren sacó una pistola y disparó. Un gran agujero apareció en medio de la
criatura, mientras Megan lo miraba con la boca abierta.

Tren enfundó su arma y se volvió hacia ella, el brillo peligroso de sus ojos y la tensión de
su rostro envió una sacudida de puro deseo por todo su cuerpo. Oh, Dios mío, creo que es lo
único y más caliente que un hombre ha hecho por mí, ignoró el hecho de que casi se había
salvado antes de que él llegara. Ella admiraba la forma en que se hizo cargo de todo y la
protegió.

– "¿Estás bien?", - preguntó, sus claros ojos azules la examinaron de arriba abajo.

- " Estoy bien, me he defendido" - dijo levantando el tenedor.

Una sonrisa asomó a sus labios.

- "Sí, lo has hecho, él servirá de ejemplo para advertir a otros que se mantengan a
distancia. ¿Te ha molestado que lo matara? "

Ella se encogió de hombros.

- "Puede que si se tratara de un ser humano hubiera sido diferente, pero nunca me
importaron mucho los productos del mar."
Resopló, y trató de no reírse, pero no pudo, él se echó a reír, con una risa alegre que
resultó contagiosa y se unió a él. Vagamente se dio cuenta que algunos aliens se detuvieron
para mirar boquiabiertos, pero no les prestó atención. Tren tenía la risa más increíble que
hubiera escuchado y tenía la impresión de que no la utilizaba a menudo. Le gusto saber que la
había causado aunque fuera sin intención.

- "Guarda el arma, no querrás asustar a los dueños de las tiendas y que cierren antes de
que podamos comprar algunas cosas."

Megan se metió el tenedor en la cintura antes de salir fuera.

- "Compras, genial, ¿crees que podemos encontrar algunos zapatos? Me encantaría


encontrar un par de botas de combate con punta de acero de mi talla. Estas sandalias no sirven
para patear pelotas”.

Tren resopló y Megan sonrió mientras examinaba las tiendas le vinieron recuerdos de su
casa. Bueno, si no se tenían en cuenta el hecho de que las prendas que exhibían tenían varias
mangas y los vendedores parecían experimentos científicos. La adrenalina de la lucha
desapareció y ella con un estremecimiento fingió interés en las mercancías que le ofrecían
criaturas que parecían haber salido directamente de la película Los Hombres de Negro. La
cabeza le daba vueltas y finalmente lo sucedido la golpeó, no sólo había apuñalado a un ser
vivo, si no que vio como lo mataban por sólo tocarla. No es que se arrepintiera de sus acciones,
solo se preguntaba cuanta violencia tenía que esperar de su nueva vida. A juzgar por los
gruñidos y golpes que oyó a su espalda, según pasaba Tren, probablemente a menudo.

Una parte salvaje de ella brincaba de alegría, no más falsas cortesía o aguantar tonterías
innecesarias. Pero, al igual que con todas las cosas, sólo los más fuertes prevalecería. En la
actualidad, Tren la protegía, pero ¿qué pasaría cuando él la vendiera?, era algo que ella no
quería pensar, pero siempre había sido realista. ¿Qué habilidades tenía para sobrevivir que no
fuera una lengua mordaz? En una lucha ya fuera a puñetazos o con armas, como no les diera un
discurso y ganara por aburrimiento del contrincante no tenía otra manera, su forma física
dejaba mucho que desear. Tuvo una inspiración y se dio la vuelta para hablar con tren y casi se
mordió la lengua, tratando de contener la risa. Lo encontró con un puño cerrado, y la otra
mano sostenía un duende por el cuello y parecía avergonzado por haber sido pillado infraganti.

- "No importa, termina lo que estabas haciendo. " - dijo haciendo un gesto magnánimo.

Una sonrisa salvaje se dibujo en su cara, Tren se volvió hacia su víctima y algunos tortazos
y sacudidas más tarde, se volvió de nuevo hacia ella. Megan negó con la cabeza

- "¿Esto te sucede a menudo?"

Él se encogió de hombros.

– "Más o menos. Te dije que te quedaras en la nave”.

– "Yo no le dije que me mirara, el lo hizo porque quiso, claro que eso explicaría el arsenal
que llevas, y de eso es de lo que quería hablar contigo, quería saber si me enseñarías a
protegerme. Me he dado cuenta de que no se puede contar con la policía para protegerme aquí
fuera. "

– "Yo te protegeré," - gruñó él.

–"Por ahora. Pero ¿qué pasara una vez que nos separemos? Ya has visto lo que ha
pasado, si no hubieras venido. . . “- Su rostro se entristeció, pero continuo. - "Así que, por favor,
¿podrías enseñarme a defenderme?”

- "tu estas lejos de estar indefensa", - le dijo mientras se alejaba.

Ella se apresuró a alcanzarlo.

- "Oh, vamos, tu y yo sabemos que no tengo ninguna oportunidad, aun con el mas
enclenque de estos tipos".

Se detuvo de repente y se volvió.

– "¿Por qué?"

- "Tu sabes que la mayoría de estos tipos me liquidaría en un segundo."

Ella se pasó un dedo por la garganta e hizo un sonido ahogado. Resopló.

- "Te subestimas, te defendiste bastante bien contra mí."

Megan puso los ojos en blanco.

- " Tu no cuentas, quiero decir, tu serás un pirata y todo eso, pero no creo que seas un mal
tipo, la clase de persona que me haría daño sin pensarlo”.

Tren se atragantó.

– "¿Tú crees que no soy peligroso?”

–"Bueno, eres un buen tipo para ser un bucanero." – Y añadió - "Quiero decir, que eres
grande y me fastidias, pero que nunca me has hecho daño. "

–"¿Y qué pasa con eso?", - preguntó él señalando algunos aliens que iban cojeando, y
algún que otro cadáver, que había dejado en el camino. Ella soltó un bufido.

- "Que quieres de un antro como este, los ataques son de esperar, la defensa propia no es
un delito, son cosas que pasan."

Sus palabras hicieron que en su cara apareciera la incredulidad. Una mano la agarró del
brazo tirando de ella hacia él, hasta tenerla apretada contra su pecho.
- "Mujer, ¿no te das cuenta de que soy la cosa más peligrosa que te puedas encontrar? ", -
Susurró antes de alzarla en sus brazos para darle un beso que la dejó sin aliento.

Megan olvidó que estaban en medio de un mercado alienígenas, se olvidó de la violencia,


se olvidó incluso de su propio nombre cuando sus labios se fundieron con los suyos en un beso
posesivo que convirtió sus rodillas en gelatina y envió calor húmedo a su vagina. Ella puso los
brazos alrededor de su cuello y lo acerco mas, deslizando su lengua entre los labios, ella se
estremeció mientras chupaba y rozaba sus dientes. Besarlo siempre parecía como si fuera la
primera vez no importaba cuántas veces se tocaran, nunca se cansaba. La excitación corría por
su cuerpo y le hizo desear estar en un sitio más íntimo, especialmente cuando los irrumpió una
voz sarcástica.

- "Bien, bien. ¿Este sitio es acogedor?"

*****

Tren mantuvo un brazo alrededor de Megan mientras sacaba una pistola y apuntó al
único hombre en el universo que podía acercarse tan sigilosamente a él. Su maldito hermano y
su peor enemigo. La fría mirada de su único hermano ni se inmutó a pesar de que Tren lo
apuntaba con la pistola.

– "¿Qué quieres, Jaro?" - la voz de Tren era tensa.

– "¿Que quiero? ¿Es necesario que tenga una razón para hablar contigo? Al fin y al cabo
eres mi hermano y ha pasado mucho tiempo, perdóname si me intereso por como estas y como
te ha ido."

– "Estoy bien, ahora vete y sigue adelante con tus asuntos. " - dijo las palabras con los
dientes apretados. Jaro le sonrió con frialdad.

– "¿Siempre mantienes los familiares ocultos?" - la voz Megan atravesó su espacio y


contuvo un gemido mientras veía como Jaro centraba su atención en ella.

– "¿Y tú quién eres?" - le preguntó Jaro con una sonrisa burlona.

- "Soy de la Tierra, y me llamo Megan, pero si Tren se sale con la suya, probablemente
seré un nuevo par de zapatos, o tal vez una camisa en función del precio que pueda obtener
por mí cuando me venda. Al parecer, soy muy molesta, así que no podrá obtener un buen
precio por mí."

Su declaración, que por desgracia Jaro entendió dado que él también llevaba un
traductor, le dejo con la boca abierta y con los ojos muy abiertos miró a su hermano.

- "Yo no sabía que te dedicabas a la trata de esclavos, hermano."

Tren habría respondido con un comentario mordaz, pero Megan estaba en racha.
– "Oh, él no tenía la intención de secuestrarme, lo hizo accidentalmente cuando estaba
pescando en mi planeta. Mira, mi novio decidió matarme y me tiró al mar, por suerte, fui
secuestrada por un pirata y ahora tengo que esperar a ser subastada como una esclava sexual,
o un aperitivo, en función supongo, del comprador y su gusto."

– "Megan" - Tren gruñó su nombre y se dio la vuelta en sus brazos y le sonrió con falsa
inocencia.

–"¿Qué? ¿He dicho algo malo? “- Con una sonrisa, se volvió para enfrentarse a su
némesis.

- "No hay nada malo en absoluto, querida Megan," - intervino Jaro, atrayendo su
atención. - "Me disculpo por mi hermano, personalmente, si hubiera descubierto una joya
como tú en mi bodega, te hubiera vestido con finas telas y cortejado como corresponde a
alguien de tu belleza. "

Tren gruñó. Él no podía hacer nada su hermano coqueteaba con Megan, y ella parecía
aceptarlo, a pesar de que la huella de su beso, sin duda permanecía en sus labios. Esto lo enojó,
despertando unos celos posesivos que nunca antes había conocido. Megan se reía y Tren
apretó los dientes. Seguramente, ella no caería en su encanto artificial.

- "Lo que dices es un montón de tonterías", cantó Megan.

Su risa se volvió burlona y Tren vio con satisfacción como la cara de Jaro se teñía de furia.

- "Tú lo dices en serio que son tonterías, ¿verdad?"

Ella resopló.

– "Puedo ser considerada bárbara, pero ni siquiera yo soy tan ingenua. "

- "Cuida tu lengua, o de lo contrario puede que te quedes sin ella," - gruñó Jaro.

Tren no iba a dejar que siguiera con su tono amenazador, pero parecía que Megan
tampoco. Antes de que se diera cuenta Jaro, recibió un rodillazo entre las piernas. Cuando Jaro
abrió la boca en busca de aire, ella le sonrió dulcemente.

- "Eso es por ser tan idiota con tu hermano. Y esto" - le dio otro rodillazo esta vez en el
estómago. - " Por ser un gilipollas en general."

Megan se volvió hacia Tren y se puso de puntillas para rozarle los labios con los suyos.

- "Te veré en la nave, estaré esperando mi castigo " - le dijo ella con un guiño.

Se apartó de él y se dirigió de nuevo a la nave, sus nalgas moviéndose seductoramente.


Tren siguió su paso con la mirada, mientras que su hermano se enderezaba con dificultad.
- "La voy a matar… "

Jaro no terminó la frase porque Tren le agarró por el cuello y lo golpeó contrala pared.

- "Yo no terminaría esa frase, si fuera tú, es más, podría olvidar la promesa que hice a
nuestra madre y terminar con todo en este momento”.

Jaro abrió mucho los ojos, la incredulidad se manifestaba en su cara.

– "¿Te vas a quedar con esa grosera y bárbara como tu mujer?”

– "Por supuesto que no," - se burló Tren. - "Ella es una mujer, una que está destinada a la
venta una vez que encuentre el mercado adecuado para ella."

–"Estoy ansioso de hacer una oferta en este momento. Creo que se verá espléndida
desnuda en mi cama. No creo que sea capaz de decir mucho con mi polla en la garganta."

- "Oh no, no lo creo"

Un ataque de celos se apoderó de él. Tren sabía que era tonto, echó el puño hacia atrás y
golpeó a su hermano. Con esa actitud, dejó que su hermano supiera que Megan significaba más
para él que lo que aparentaba, más de lo que ni siquiera quería admitir ante sí mismo. En
cuanto su hermano se desplomó, una parte de él lamentó lo que los había llevado a ambos
hasta este punto. Tren golpeó el mostrador, el comerciante medio oculto lo miró con ojos
asustados.

- -"¿Sabes quién soy no?" - La cabeza que se asomaba asintió. - "Bueno. Espero que te
asegures de que llega sin sufrir ningún daño, o voy a volver y lo lamentaras”.

Tren volvió para marcharse, pero se detuvo.

- "Oh, pero para compensar las molestias, coge todo lo que tenga."

Tren rió al imaginarse la reacción de Jaro cuando recobrara el conocimiento, desnudo


como el día que nació. Podría haber prometido a su madre que él no mataría a su hermano,
pero nunca había dicho nada acerca de la humillación.

Preocupado porque Megan pudiera haber encontrado problemas en su camino de


regreso a la nave o haberlos causado, pasó por encima del cuerpo tendido de Jaro y fue en su
busca.
Capitulo Nueve
Megan se paseó frente a la puerta de la nave, incapaz de estarse quieta, no hubo manera
de poder entrar, la puerta no se abría, pero no quiso ir a buscar a Tren. No estaba inquieta por
esa violencia que había presenciado, o el encuentro extraño con su hermano, pero ese beso
ardiente que la había dado en público con esa extraña mirada en sus ojos la confundió
totalmente, la rodillas se le volvieron de gelatina, y en el momento que la abrazo se olvidó de
todo excepto de lo que se sentía al estar en sus brazos. Se preguntó si habría protestado si
hubiera intentado ir más allá a la vista de todos, probablemente no dado el fuego que corrió
por sus venas. Un pensamiento que la dejo helada, pero no tanto como lo que temía que
significaba. Ni siquiera me gusta, claro es muy sexy y una no es de piedra, pero maldita sea, me
quiere vender como un juguete sexual para algún pervertido.

Sin embargo, a sabiendas de todo esto, ella disfrutaba de su presencia y ansiaba su toque.
Una vez más, como una idiota, volvió a confiar en un hombre, a pesar de todas las señales que
apuntaban que iba a hacerle daño. Y sólo ella tendría la culpa, el dejo claras sus intenciones
desde el principio, ella era la estúpida por permitir que su corazón se involucrara. Le echó la
culpa a su cuerpo y a su deseo loco por él, si pudiera saciar su inagotable sed en lo que a él se
refería.

Hablando del diablo púrpura, él llegó, caminando por la pasarela, el ceño fruncido y sus
labios en una línea tensa.

– "¿Por qué te quedas fuera de la nave?" - Ladró.

- "Probablemente porque no sé cómo entrar”

Pulso el panel al lado de su cabeza y la puerta se abrió, empezó a entrar cuando él la


detuvo.

- "¿No te olvidas de algo?”

Ella se dio la vuelta y se mordió el labio mientras le devolvía el tenedor

- "Gracias."

Ella se encogió de hombros, le dio la espalda y se dirigió hacia la nave.

- "Megan".

Él pronunció su nombre suavemente, y otra vez se detuvo para mirar hacia atrás. Ella no
podía leer la mirada de sus ojos claros con el ceño fruncido.

- "Estaré de vuelta pronto procura no meterte en problemas. "


Por alguna razón, ella tuvo la impresión de que quería decir algo más. Asintió con la
cabeza en respuesta, y no dejó caer los hombros hasta que la puerta se cerró. ¿Qué había
esperado? ¿Que de repente la cogiera en sus brazos y reanudar el beso de antes? El beso que
parecía hablar de algo más que pasión, pero…

No, mejor ni siquiera pensarlo. A partir de ahora, era mejor si se mantenían alejados el
uno del otro, bien lejos. Le llevo varios intentos pero finalmente llegó a la sala de mando. Se
sentó en la silla y jugueteó con su cabello mientras esperaba a que Tren regresara.

- "Hey computadora, supongamos que tengo unos vídeos para ver", - Murmuró en voz
alta.

Para su sorpresa, la pantalla se iluminó, se inclinó hacia adelante y miro con gran atención
cuando se dio cuenta que las imágenes eran en tiempo real del mercado al que acaban de ir.
Desde su posición, estudió las distintas razas que pululaban por la zona, y esperando ver a Tren.
Le llevo un tiempo, durante el cual observó una violencia casi cómica entre las diversas especies
exóticas,

Tren finalmente apareció delante de un edificio con un color rojo brillante, con letras que
ella no podía leer, por allí había mujeres alienígenas que se acercaron a Tren. Molesta
tamborileó con los dedos en el reposabrazos del sillón intentando adivinar lo que decían,
algunas alienígenas se colgaron de cada brazo y apretaron sus numerosos pechos contra él, y él,
el muy maldito, no hizo nada para alejarlas. Por el contrario, sonrió y le palmeó la mano a una.
Echando humo, cruzó los brazos y se puso de lado en la silla para no ver nada más del
comportamiento de las desvergonzadas, unos celos irracionales la devoraban.

No era suyo y no importaba el tiempo que pasaba con él, y al parecer, tampoco
importaba cuántas veces follaban, a la primera oportunidad que podía, prefería pagar por
hacerlo, eso decía mucho de su habilidad o la falta de ella. Él es un pirata que tiene la intención
de subastarme y habrá pensado en adquirir más mercancía de otra variedad. Cuando por fin
llegó al centro de mando, se giro para enfrentarlo.

"Veo que por fin has logrado averiguar cómo se utilizan algunos de los comandos de la

nave", - anunció.

– "Sin tu ayuda ", - se quejó.

– "Me ocupé de lo contrario", - replicó.

– "Sí, vi que estabas muy ocupado," - dijo con sarcasmo, se giró y lo miró con una mueca
de desprecio.

– "¿Volvemos a tener una actitud irracional?" - Le espetó. Ella arqueó una ceja.

- "¿Yo? Nunca he tenido esa actitud. Y no trates de cambiar de tema. Yo no puedo tomar
una decisión. "
Tren miró boquiabierto.

– "¿De que coño te estás quejando ahora?"

- "deja de hacerte el inocente. Te vi con esas. .esas cosas”

Su mirada se desvió a la pantalla que mostraba imágenes en tiempo real de la plaza del
mercado. Y por fin lo entendió todo.

- "Lo admito, no sé lo que es lo que quieres por favor, de ahí mi dificultad en la elección”.
- "¿Por favor?"

Ella se levantó de la silla y se dirigió hacia él y le golpeó con fuerza en el pecho y luego lo
golpeó otra vez sólo por el placer de hacerlo.

- "Sólo porque te dejo que me folles, no significa que me haya abierto a tus fantasías
sexuales, enfermo."

Tren la miró sin comprender.

– "¿Cómo hemos llegado de nuevo al sexo? Solo he ido a por lo que me has pedido. ¿O es
que has cambiado de opinión acerca de la ropa y de los zapatos? "

- "Ropa" - la frente Megan arrugó. - "¿Queee? ¿Que tiene que ver la ropa con esas putas
que te estaban toqueteando?”

Comprendiendo cayó en la cuenta y se rió.

- "¿Me vistes con las costureras y pensaste que hablaba con putas para hacer una orgía en
grupo?"

Megan se sonrojó y él se rió más fuerte. Molesta por su error, ella le dio en la ingle y
luego le pisó el pie bien fuerte para que dejara de reírse. Pero él le puso los brazos alrededor
para acercarla hacia él, dándole un abrazo triturador.

– "No tiene gracia " - murmuró, con las mejillas rojas de vergüenza.

- "Creo que tus celos son muy entretenidos."

Él frotó la barbilla en la parte superior de su cabeza, y ese gesto hizo que fuera difícil para
ella seguir enfadada.

- "Yo no soy celosa, tendrías que gustarme para estarlo."

Pero sus palabras fueron como una bofetada en plena cara. Joder, si que estoy celosa.

- "Mentirosa", - la reprendió.
Sí, así era, y no le gustaba lo que eso implicaba. Como no le gustaba el giro que estaba
tomando esta conversación cambió de tema.

- "Entonces, ¿qué es lo que pasa entre tú y tu hermano? Veo que tiene el mismo aspecto
y encanto ¿es por eso por lo que no os lleváis bien?"

Su burla acabó con su buen humor y se apartó de ella, llevándose su calor con él, y, por
un momento, se arrepintió de sus palabras.

– "Mi discusión con mi hermano no es de tu incumbencia. Y en el futuro, si te lo vuelves a


encontrar otra vez, harías bien en apartarte de su camino, puede que yo sea reconocido en la
galaxia como mercenario, pero él es el látigo de la misma”.

– " ¡que encantadora familia!" – Exclamó ella - "Creo que voy a saltarme la reunión
familiar”.

- "No tengo familia, aparte de Jaro, y no nos vemos a menudo. "

Megan se mordió el labio.

- "lo siento, yo no sabía".

Eso explicaría por qué él nunca había hablado de su familia ni de su vida pasada. Tren se
encogió de hombros, con el rostro inexpresivo.

–"Mi padre murió cuando mi hermano y yo éramos jóvenes. Una misión fallida. Mi madre
sucumbió a una lesión hace más de diez ciclos planetarios”.

– "Todavía tienes a tu hermano, incluso si no os lleváis bien. "

–"Sólo porque le prometimos nuestra madre no matarnos el uno al otro," - gruñó,


caminando hacia el puente de mando.

– "Tal vez podáis arreglar las cosas." - Le molestaba verlo tan agitado y descubrir que
estaba tan solo en el universo como ella.

–"Suficiente. No voy a hablar más de esto. “- Él levantó una mano para detener cualquier
comentario de su parte.

- "Mensaje entrante del consejo galáctico." - la voz del equipo los interrumpió.

Tren frunció el ceño.

– "¿Que quieren ahora? saben que estoy retirado”.

– "Whau ¿el consejo galáctico? ", - preguntó Megan. - "¿Y estas retirado de...?"
- "No es tu asunto, tienes que salir para que pueda escuchar el mensaje, he dejado el
paquete con tu ropa en la habitación".

Megan se sintió rechazada y dolida empezaba a caminar hacia el ascensor cuando él la


cogió dándole la vuelta para darle un beso que le robó el aliento. Ella no dijo nada cuando la
soltó, solo se quedó mirándole a los ojos, que brillaban con intensidad.

- "Voy a tardar poco, espero ver que llevas puesto algo nuevo”.

Megan le lanzó una frambuesa en respuesta que le hizo reír. Sonriendo lo dejó, y entró en
el ascensor para ir a su habitación, al salir al pasillo, un temblor sacudió la nave y Megan apoyó
su mano contra la pared.

¿Qué diablos fue eso? Una alarma empezó a sonar asustándola, pero no tanto como
cuando las luces se apagaron. Megan se quedó inmóvil, rodeada de oscuridad, tenía un mal
presentimiento, algo que se triplicó cuando oyó el ruido de forcejeo en el pasillo.

- "Tren"

Ella odiaba el temblor en su voz, se perdonó a sí misma en este caso, la situación lo


requería. Nadie contestó, pero la piel de su nuca se erizó, anunciando el hecho de que
compartía la sala oscura con alguien o algo más. Busco el tenedor en su cintura, maldiciendo en
silencio mientras trataba de localizarlo, se lo dejó en el puente mientras esperaba a Tren. Un
susurro de detrás de ella la hizo girarse, no es que fuera a ver nada, dio un puñetazo hacia
adelante e hizo contacto con algo y oyó un gruñido, pero su golpe era flojo, sintió que le
pasaban una tela por la cabeza, y un pinchazo en el brazo.

- "Tren te va a matar hijo de puta por tocar su mercancía ", le dijo a su atacante antes de
caer al suelo inconsciente.
Capitulo Diez
Tren se quedó un momento mirando la puerta del ascensor, deseando poder seguir a
Megan en lugar de perder el tiempo escuchando un mensaje por el que él no tenía ningún
interés.

- "escuchar el mensaje del Consejo," - le ordenó en voz alta a la computadora.

Apenas se sentó en la silla, la pantalla se iluminó con el escudo del consejo galáctico, pero
el rostro que apareció después le hizo saltar de su asiento gruñendo.

- "Z’nistakn, ¿Qué quieres?”

El humanoide verde saco una lengua bífida y se echó a reír, un sonido repelente.

- "Quiero lo que siempre he querido, tu cabeza en una bandeja, y tus entrañas en mi


plato."

Tren sonrió fríamente.

- "¿Me amenazas? ¿Eres realmente tan estúpido? me vendrían bien un par de botas
nuevas".

El concejal silbó con los ojos amarillos entrecerrados.

– "En primer lugar, tendrías que encontrarme, sucio mercenario”.

–"no me tientes ", - respondió sin dejarle ver que ya sabía la ubicación del concejal
corrupto y supuesta base segura.

- "Tengo un trabajo para ti."

Ya habían llegado al verdadero motivo de la llamada.

– "Estoy retirado”.

- "Sin duda, podrías hacer una excepción. "

El reptil tamborileó con los dedos como garras. Tren quería atravesar la pantalla y
estrangular a la criatura, a él no le gustaba el concejal desde hacía bastante tiempo, era un
sentimiento recíproco, y sin embargo, Z’nistakn seguía solicitando sus servicios, aunque Tren
siempre le dijo que estaba ocupado

- "Así que, he oído que has estado retozando con una hembra humana, espero que hayas
disfrutado de su sabor”.
Tren se contuvo de gruñir. ¿Qué le importaba a él si el concejal viscoso insultaba a
Megan? Ella simplemente había satisfecho una necesidad.

- "Búscate otro mercenario para hacer tu trabajo sucio, no me interesa".

El concejal suspiró con exageración.

- "Bueno, me alegra saber que la mujer bárbara no te ha suavizado. En ese caso, tu ganas”

Antes de que Tren pudiera replicar, una explosión sacudió la nave y Z’nistakn rió. Tren
cortó la comunicación y se movió mientras su equipo le advertía.

- "Escotilla trasera abierta, vida no autorizada, embarque sellado"

El aire a su alrededor se espeso y un escalofrío recorrió su cuerpo. La voz de la máquina


se cortó y la fuente de alimentación de la nave se corto y lo dejó en la oscuridad. Muy pocas
cosas podían incapacitar la nave, pero la avería en la energía electromagnética sería temporal.
Todo su sistema se reiniciaría con una unidad de cuarto astral.

- "¡Maldito sea!"

Tren maldijo en voz alta, pero no permaneció quieto. Tenía que llegar hasta Megan.
Estaría en la habitación a oscuras. El hacía mucho que tenia mejoras visuales que le permitían
ver mejor que la mayoría de las criaturas nocturnas. Así que algo tan insignificante como la falta
de luz le iba a impedir llegar hasta Megan. No cuando ella me necesita. Mientras abría la
escotilla en el suelo del ascensor, se llamo de todo por parar en esta estación y no estar más
alerta. Por lo general, nada ni nadie podía acercarse lo suficiente a su nave como para causar
daño, pero él había permitido al equipo de reparación hacerlo y sin supervisión. En
circunstancias normales, supervisaba todos los ajustes, sin embargo, esta vez, estaba ocupado
con una mujer. Una lección bien aprendida que no se volvería a repetir. Mientras tanto, tenía
que rectificar su error, y rápidamente. Megan se enfrentaba al peligro, sola. Y eso era
inaceptable.

Tren bajo rápidamente los peldaños del hueco del ascensor, contando mentalmente hasta
que llegó al piso correcto. Abrió las puertas y entro en el pasillo, mientras sacaba sus armas, y
apuntaba a la oscuridad. Sin embargo, de Megan, no había ni rastro. Guiándose por su instinto,
no entró en su habitación y corrió al otro extremo del pasillo, donde estaba el ascensor
secundario, entró por el hueco y bajó rápido las escaleras. Fue por el laberinto de túneles y
pozos en el nivel más bajo, el que los atacantes utilizaron para entrar. Él se metió por el garaje
donde se realizaron las reparaciones. Mirando alrededor, Tren apretó la mandíbula Megan se
había ido.

Un mercenario como él la dejaría ir, asumiendo una pérdida de la mercancía, una mujer
bárbara que no valía el gasto de combustible y tiempo que suponía la persecución y su captura.
Un hombre inteligente habría considerado la situación como el método más fácil para
deshacerse de una compañera de cama sin temor a represalias. Pero Megan le pertenecía. Y
nadie tocaba lo que era suyo.
Megan se despertó con la lengua gruesa y la cabeza palpitante, parpadeó unos segundos
sin poder creer lo que veía, volvió a parpadear y todo seguía igual, por lo que los cerró. Respiró
hondo, una y otra vez para tranquilizarse antes de volverlos a abrir. Nada había cambiado
seguía siendo una mala situación. Maldición igual que en su primer secuestro, se encontró
incapaz de moverse, sin embargo, a diferencia de la última vez, estaba encadenada a una
pared. Secuestrada, pero esta vez no con tanta suerte si no estoy equivocada.

Se preguntó si Tren siquiera sabía que la habían secuestrado y si le importaría.


Probablemente no, dada la cantidad de problemas que él decía que le causaba continuamente.
Tal vez vería su secuestro como un alivio, claro, aunque pierda un poco de ganancia, pero ahora
él no tenía que aguantarla. Megan meneó la cabeza abatida, basta de autocompasión. Él nunca
dijo que era suya para tener que cuidar de ella, y no es que le importara él. Él estaba bien para
tener buen sexo y un cuerpo caliente para dormir abrazada a él. Y… Ella gruñó mientras trataba
de pensar con lógica, no podía permitirse caer en la estupidez y la angustia.

Además, tenía cosas más importantes de qué preocuparse, como la manera de escapar
de su situación actual. Un tirón de las esposas no le sirvió de nada, el ruido, sin embargo, hizo
que se abriera la puerta de la celda. Cuando la puerta se abrió entraron tres mecánicos
armados, eran los mismos que habían ido a reparar la nave

- "Te ha llevado bastante tiempo despertar", - se quejó uno, y Megan contempló con
fascinación como sus cinco bocas se movían a diferentes velocidades.

Y eso le hizo preguntarse qué habría oído si ella no usara un traductor. Esperaba que el
maldito alíen llevara también un traductor, porque no quería que se perdiera los insultos que
tenia para él.

- "Bueno, perdóname, por haberme hecho tanto efecto el medicamento. La próxima vez,
me adviertes antes de secuestrarme y procuraré que no me haga tanta reacción."

Ella habló sin pensar como siempre, un fallo que siempre cometía sin importarla
situación. La criatura sonrió y fue la respuesta a la pregunta de sí, podía entenderla. Perfecto,
era el momento de utilizar su arma más efectiva la lengua y la mordacidad. Megan suspiró.

– " Pensé que haríais algo más original. ¿Sabes cuántas veces se ha dicho esa frase en las
películas? En serio. ¿Tanto te costaba hacer algo distinto? Y, ¿tal vez podrías darte una ducha?
Lo digo en serio, hueles mal."

– "Hablas demasiado", - dijo el alienígena con el ceño fruncido, tres de sus cinco bocas
mostraban una mueca de disgusto.

- "Es lo que me dice todo el mundo. ¿Qué vas a hacer al respecto? "

Él le dio una bofetada en la cara que dolió mucho, pero también calmó a Megan.

- "Oh, que machote, golpear a una mujer indefensa ¿por qué no?, ¿verdad? Que cobarde
eres ¿no? ¿Tienes miedo de que si no estoy atada te machaque? "
El mecánico, se volvió y gruñó.

– "Cierra la puta boca."

- " Me gusta que mis hombres tengan pelotas. Creo que dejaste las tuyas en casa. ¿O es
que alguien te las ha cortado?”

Megan, le provoco tanto con sus palabras burlonas que él la volvió a golpear. Esa vez,
cuando él la golpeó, ella probó su sangre, pero todavía no iba a ceder, seguiría con sus burlas
esperaba avergonzarlo para que la desatara. Pero fue peor aún, la visión de la sangre lo
excitaba, y comenzó a lloverle golpes en su cuerpo, sin dejar una parte sin golpear. Vaya, quizás
no es un buen plan, a través de la bruma de dolor y sangre, podía oírle hablar consigo mismo.
La golpeo un par de veces más.

– "Parece que tengo la última palabra. Ves lo que le hago a tu mujer ahora, Trenkaluan.
No eres un mercenario tan peligroso después de todo. Y una vez que le haya mostrado a esta
puta cual es su lugar, voy a tenerla a mi servicio. ¿Qué te parece eso, hijo de puta engreído? "

– "Estas equivocado", - murmuró. - "a Tren no le importa lo que hagas conmigo".

– "¡Mentira! ", - escupió el alienígena, sus bocas se movían descontroladas babeando de


lujuria. – “Él nunca había visto una mujer fuera de un burdel. Debes significar algo para él, y yo
voy a destrozarte y él no podrá hacer nada al respecto."

- "¡Eso es lo que tú te crees!"- gruñó una voz.

¡Él ha venido por mí!


Capitulo Once
Tren maldijo el tiempo que tardó en poner a punto la nave para salir. Aprovechó esos
momentos para imaginar cómo iba a torturar a los tres bastardos que se habían atrevido a
enfrentarse a él. Por supuesto, que él tenía la culpa de que lo hubieran cogido con la guardia
baja, por estar distraído con una mujer. Localizarlos le resultó fácil una vez que se puso tras la
pista. El traductor de Megan tenía un dispositivo de seguimiento, había sido una actualización
costosa que había adquirido para un proyecto. Su nave siguió la señal, mientras se preparó
concienzudamente y se dispuso a desatar una guerra, nadie jugaba con él y vivía para contarlo.

Cuando entró dentro del alcance del radar, activó el dispositivo de camuflaje. Otro
juguete caro, pero el dinero dejó de ser un problema hacía mucho tiempo. Su nave era más
grande que en la que estaba secuestrada Megan. Se dirigió a la cubierta inferior, no donde
estaban los secuestradores, entró en otra sección más pequeña, especialmente construida para
embarcaciones espaciales. Pulso las claves correctas en la consola de la zona de embarque, y
bajó un tubo de metal. Se conecto a la superficie de la nave sin hacer el menor ruido.

Tren apoyó los pies sobre la escotilla, que se abrió con un siseo y se dejó caer dentro hizo
un corte por láser en el metal y tan pronto como la pieza cayo, y le facilitó la entrada, siguió
adelante, sacando los cuchillos. En el espacio, había que estar loco para utilizar las armas
dentro de una nave, pues podrían perforarla en áreas vitales. Por lo general, él era una de esas
persona loca, pero ahora tenía que garantizar la seguridad de Megan.

Entró en la bodega de carga que contenía mercancía robada pero no había nada con el
valor para suficiente. Una pena. Un análisis de la nave por su equipo le mostró que sólo había
seis formas de vida a bordo… Megan, más cinco idiotas. Una cantidad ínfima. Los dos primeros
estaban en el puente, ajenos a la nave anclada por encima de ellos. Les cortó la garganta antes
de que pudieran dar la alarma, limpió los cuchillos en sus cuerpos, y apresuro a buscar
habitación por habitación.

Un tripulante salió de un camarote y logró gritar antes de que Tren le clavara la daga y lo
rajara de arriba abajo. Una rabia fría lo llevó a cazar a los dos restantes, encontró al bellaco
fuera con la puerta abierta, mirando algo con entusiasmo. Tren oyó una voz murmurando y a
alguien siendo golpeado. Tren fue por detrás del guardia despistado y le clavo dos puñales en la
espalda, usándolos para levantarlo y mover al matón que gorgoteo por el camino.

Tren se quedó en la puerta, y su furia aumento considerablemente. El mecánico de tres


brazos, que debería haber sabido mejor que nadie que no se jugaba con él, estaba golpeando a
Megan, quien colgaba toda magullada y ensangrentada de unas esposas. Captó la mitad de una
frase

- "¡Ah sí!, ¡bastardo engreído! Estas equivocado ", - murmuró. - "A Tren no le importa lo
que hagas conmigo”.

Sus palabras lo golpearon como un puñetazo en el estomago.


– "¡Mentira! ", - escupió el alienígena, sus bocas se movían descontroladas babeando de
lujuria. – “Él nunca había visto una mujer fuera de un burdel. Debes significar algo para él, y yo
voy a destrozarte y él no podrá hacer nada al respecto."

- "Eso es lo que tú crees "- dijo Tren, más enojado de lo que recordaba haber estado
nunca

No necesitaba sus cuchillos para hacer esto, así que los enfundó mientras corría hacia el
alienígena, era la venganza personificada. El mecánico gruñó mientras sacaba un cuchillo y se
abalanzaba sobre él. Tren lo esquivo le atrapó la muñeca y se la torció hasta que soltó el
cuchillo, la presión hizo que el hueso se rompiera y el alienígena empezó a gritar y a llorar. Pero
Tren no tuvo piedad, agarró el tercer brazo y lo partió, también. El alienígena se derrumbó
gritando, los gritos irritaron a Tren, que le dio una patada en la cabeza, dejándolo inconsciente.
Luego se volvió para mirar a su humana y Megan, lo miraba boquiabierta.

- "¿De verdad viniste a por mí?"

Él se encogió de hombros.

- "¿Te he dicho que odio los piratas?"

Ella se echó a reír, a pesar del de dolor.

– "¡Estás loco!”.

- "Probablemente. Pero yo no hablaría si fuera tú. ¿Qué te dije acerca de de meterte en


problemas? "

Él le habló con suavidad, tratando de que centrara su atención en él y así distraerla del
dolor mientras que él intentaba abrir las esposas. La izquierda se abrió y empezó con la otra.

– "Lo sé. Yo hago lo que puedo pero los tuyos no me dejan ser buena”.

- "Si esto sigue así, voy a tener que mantenerte conmigo durante un tiempo hasta que
saldes tus deudas."

La otra esposa se abrió y ella se desplomó contra él. La abrazó con fuerza a él, su ira
volvió de nuevo al ver su debilidad y el daño que le habían causado.

– "Lo siento, ", - le susurro contra su pecho. - "Deberías haberme dejado morir."

- "Nunca", la sola idea de su muerte lo horrorizaba.

Pero ella nunca escuchó su respuesta cayó en la inconsciencia. Una gran cantidad de
sentimientos se arremolinaba en él. Él quería despertarla para no sucumbir a la desesperación.
Él quería abrazarla con fuerza a él y mantenerla para siempre a salvo. Quería besarla hasta que
ella sonriera. Quería llorar de alivio porque la había encontrado. Realmente he perdido la
cabeza y ya no estaba seguro de que le importara, una situación que examinaría más tarde, en
este momento, Megan le necesitaba. Él la tomó en sus brazos, y se dirigió al pasillo principal, al
llegar al hueco que había hecho, la sostuvo con un brazo mientras usaba el otro para coger el
arnés que había caído de su nave cuando lo ordenó.

Sostenidos por el cable, él y su preciosa carga fueron izados. No la soltó, no podía


separarse de ella mientras pulsaba los comandos que separarían su nave de la otra la escotilla
se cerró y Tren oyó el sonido de la retracción del tubo de metal. No se molesto en mirar por la
pantalla cuando ordenó a su equipo disparar contra la otra nave tan pronto como estuvieron a
una distancia segura.

Tenía asuntos más importantes para él, como llevar a Megan a la unidad médica lo más
rápido posible. La depositó sobre la mesa con cuidado, le quito las ropas ensangrentadas, una
extraña humedad apareció en sus ojos mientras examinaba su cuerpo. Un gemido surgido de él
al leer la lista de lesiones internas que había sufrido porque la había fallado. En ese momento,
se comprometió a no dejar que otra vez sufriera ningún daño.

Y nunca voy a dejarla ir.

*****
Los ojos de Megan se abrieron y, preocupada por lo que vio, los cerró rápidamente. Oh
no, me muero. Ella trató de calmar su respiración, que se aceleró cuando ella hizo un balance
de su situación. Lo último que recordaba era estar en los brazos de Tren cuando él la rescató, el
dolor de su cuerpo hizo que se desmayara. El dolor parecía haber desaparecido, sin embargo, la
superficie suave en la que se encontraba era con seguridad una nube, y el cielo encima de su
cabeza no se parecía al de la nave o cualquier otra cosa que hubiera visto alguna vez en su vida.
Por lo tanto, debo haber muerto y he ido al cielo y voy a perder a mi maldito pirata.

Una lágrima escapó de la esquina de su ojo... y se la limpió un dedo calloso. Abrió los ojos
y dejó escapar una risa llorosa cuando un rostro púrpura muy familiar apareció a la vista.

– "No estoy muerta", - exclamó.

– "Por supuesto que no", - replicó Tren. Ella sonrió.

–"Bueno, perdón por haber dudado de ti. Lo último que recordaba era perder el
conocimiento. "

- "Una constitución débil, mujer no es excusa para dudar de mi capacidad."

Megan resopló.

– "Ya me gustaría verte si hubieras estado atado y golpeado”.

- "¿Es otra manera de pedir sexo pervertido?"

Él la miró de reojo y Megan se echó a reír. Se sentía tan bien estar viva.
- "¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? Y ¿dónde estamos? "

Preguntó, sentándose y dándose cuenta de que solo tenía la sabana alrededor de su


cintura, no llevaba nada de ropa. A su favor, o no, él no dejó que su mirada fuera hacia sus
pechos desnudos.

–"Tus heridas necesitaron varios ciclos galácticos para mejorar. En cuanto a nuestra
ubicación, estamos en un lugar seguro para poder hacer las reparaciones a la nave."

–"Vaya, otro retraso en mi camino hacia la subasta", - bromeó, aunque su corazón se


rompiera en pedazos con la idea de ser vendida, el dolor de saber que su venta significaba que
no volvería a disfrutar de la compañía de Tren o de su cuerpo.

- "No tienes por que temer, todavía no me puedo deshacer de ti", - dijo enigmáticamente
dejando caer un beso en sus labios. - "Ahora, ¿tienes hambre?"

Megan asintió con la cabeza y lo vio salir de la habitación. Se preguntó qué le hacía tan
feliz. ¿El saber que tan pronto como la nave estuviera reparada, finalmente podría deshacerse
de ella? Megan frunció el ceño, será estúpido, idiota. A él le importa un comino que pronto
vaya a pertenecer a otra persona. La comprensión de este hecho la hizo venirse abajo, destruyó
su último muro de negación y la obligó a examinar sus sentimientos hacia él.

¡Ah, dios, lo amo! ¿Cómo y cuándo había sucedido? Ella no podía le, tenía la intención de
venderla, y sin embargo, despertaba una pasión en su cuerpo como ningún otro. La había
provocado hasta que ella lo atacó, pero al mismo tiempo estimulaba su mente con su actitud.
Demonios, había caído poco a poco, en una emoción inútil que ahora garantizaba que se le
rompería su corazón, porque no se hacia la ilusión de que él sintiera lo mismo. ¿Por qué iba a
hacerlo cuando podía tener las mujeres que quisiera? ¿Por qué la iba a querer a ella con su
lengua mordaz, cuando podía estar con alguien dócil y delicada?

Megan gruñó mientras echaba hacia atrás la sabana y sacaba las piernas fuera de la cama.
De pie, se estiró, desnuda y muy desanimada, con ese estado de ánimo fue hacia una especie
de puerta cubierta con cortinas vaporosas, la atravesó y vio el paraíso, o algo muy parecido a él.
Dos soles brillaban en el cielo, uno mucho más grande que el otro. El balcón estaba por encima
de un acantilado de piedra de roca negra, pero cuando miró a un lado, vio una playa que se
extendía a lo lejos, con arena blanca y brillante, las olas del mar se estrellaban y los soles
arrancaban destellos de luz. El aire húmedo y cálido acarició su piel desnuda. No oyó a Tren
acercarse a ella, la abrazo por detrás, su cuerpo rozándose con el de ella, él apoyó la barbilla en
su cabeza.

– "¿Qué te parece la vista?", - le preguntó, diciéndolo con una indiferencia que no le


inspiraba confianza.

– "Esta bien”.

- "¿Sólo bien?" - él la hizo girar en sus brazos y ella se asombró al verlo fruncir el ceño -
"¿Este sitio no es de tu agrado? ¿No te gusta el clima cálido y vivir en la playa?"
–"Amo los climas tropicales. Y el lugar parece magnífico, pero no tiene mucho sentido
apegarse demasiado." - Ella se encogió de hombros. - "Quiero decir, ¿esto es temporal no?"

- "¿Y si no lo fuera? ¿Te gustaría vivir en un lugar como este? "

Su mirada se centro en ella con atención. Ella arrugó la nariz ante sus preguntas.

– "¿A que vienen tantas preguntas?”

– "Sólo es curiosidad, para la subasta, por supuesto tu nuevo propietario querrá saber. " -
Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando dijo esto y el regocijo bailaba en sus ojos.

"Tú eres idiota ",respondió ella sin rastro de su calor habitual. Sus palabras la deprimieron
en lugar de irritarla como solían hacer.

- "Lo sé. Ahora mete tu culo dentro y come algo para que te pueda enseñar el lugar. "

Quería preguntarle por qué se molestaba, pero ya se ha ido. Echo una mirada hacia el
paraíso, ella podía admitir, al menos para sí misma que si pudiera tener voz en su futuro, ella
querría vivir en un lugar como este. Megan volvió a entrar en la habitación y vio Tren ya
tumbado en la cama, comiendo de una bandeja. Le entro un hambre de otro tipo y movió sus
caderas mientras cruzaba la habitación hacia él. Sus ojos se iluminaron con un brillo que
reconoció, pero él no se movió para actuar en consecuencia. Molesta, se sentó con las piernas
cruzadas en la cama para comer, todavía desnuda y mostrando su coño, al que él no le prestó
atención. Ella no habló, solo lo observó mientras él le explicaba que estaban solos, los guardias
de su complejo se alojaban a corta distancia. Sin embargo, le aclaró, que eso no significaba que
no fuera con cautela. Megan le escuchó y se preguntó por qué se molestaba con un largo
discurso para ensalzar las virtudes lugar

¿No vamos a salir tan pronto como arreglen la nave? No es que ella estuviera ansiosa de
partir. A decir verdad, si se separaba de él hoy o mañana, no importaba, le dolería igual. Así que
tenía dos opciones: estar deprimida por algo que ella no podía cambiar o divertirse mientras
durara. Ella siempre había odiado las mujeres lloronas y se negó a convertirse en una. Una vez
que terminó de comer, dejó la bandeja a un lado y le hizo una señal con el dedo. Tren se detuvo
a media frase y una expresión lujuriosa apareció en su rostro.

- "¿Estás segura? Tal vez te gustaría tomar un poco de aire fresco”

Ella suspiró.

- "Para ser un pirata, que está familiarizado con el saqueo dejas mucho que desear, ¿que
hay que hacer para ser asaltada por aquí?"

Ella gritó cuando él se abalanzó sobre ella, un grito interrumpido por sus labios, un beso
ardiente que le robó el aliento. A diferencia de otras veces que hicieron el amor de forma
salvaje, esta vez se tomó su tiempo con ella, acariciándola con una delicadeza que la hizo
jadear. Exploró su boca a fondo, la lengua entrelazada con la suya. Megan se aferró a él con
fuerza, puso los brazos alrededor de su cuello, disfrutando de la sensación de su cuerpo más
pesado sobre el de ella. Él dejó su boca y se trasladó a su cuello, lamiendo y mordiendo su piel
suave. El filo de sus dientes raspando su carne la hacía temblar.

– "Te extrañé mientras descansabas y te curabas", - susurró mientras besaba el camino


entre sus pechos.

– "¿Qué? ¿Me extrañaste? “- Ella levantó la cabeza para mirarlo con incredulidad. Él le
devolvió la mirada, completamente serio.

- "Lo hice. Probablemente esté loco, pero estoy muy feliz de que hayas despertado. "

Sus labios se curvaron en una sonrisa. Megan no pudo evitar que sus labios se curvaran
en una sonrisa de placer.

– " Me alegro que hayas venido a por mí. "

- "Nunca dudes de mí," - gruñó, sus ojos se volvieron oscuros.

Él apretó su pezón con los dientes y lo mordió. Megan se quedó sin aliento, su cuerpo se
arqueó bajo el suyo cuando su mordisco le envió una sacudida directamente a su coño. Una risa
vibró contra su pecho antes de que arremolinara su lengua alrededor de la punta, se lo metió
en la boca, y le envió una corriente de placer hasta su ya húmedo coño. Cambió de pecho,
prestando la misma atención que al otro. Cuando se detuvo, ella protestó, pero él parecía
decidido a torturarla. Se movía por su cuerpo lentamente, sus labios acariciando su piel suave,
volviéndola loca de deseo. Acarició el vértice de sus muslos y ella los separó, su pecho subiendo
y bajando mientras luchaba por respirar. Perdió el aliento cuando su lengua la toco
íntimamente. Sus dedos agarraron el pelo con fuerza mientras su lengua y su boca alternaba
entre mordisco y chupar su clítoris.

Metió dos dedos en su canal, bombeando mientras su lengua lamia su pezón. Sus
músculos pélvicos le apretaron los dedos, sus caderas se mecían siguiendo la cadencia de sus
embestidas. Cuando le mordió suavemente el hinchado clítoris con las puntas afiladas de los
dientes, saltó en la cama con un grito. Él la empujó hacia abajo y la sujetó con sus manos, y lo
hizo de nuevo, aplicando más presión. Su clímax creció y alcanzo una intensidad que la hizo
perder la cabeza. Él gruñó con satisfacción mientras se movía para cubrirla con su cuerpo. Ella
lo empujó.

- "Ponte de espalda", - le ordenó.

Un sensual sonrisa cruzó su cara mientras obedecía, pero sólo hasta cierto punto. Cuando
ella se acercó a él para ponerse a horcajadas y devolverle el placer, él la cogió y la puso de
manera que su coño estuvo sobre su cara. Un temblor sacudió su coño cuando ella se dio
cuenta de su intención. El sesenta y nueve era un número tan encantador. Su pene, de un
púrpura más oscuro que el resto de su cuerpo, sobresalía de su entrepierna desnuda, la falta de
bolas lo hacía parecer aún más grande. Ella lo agarró por la base, disfrutando de la forma en
que latía en su palma, lamió la punta de color rosa, saboreando la dulzura de su excitación, se
lo llevó a la boca con una languidez decadente. A ella le encantaba burlarse de él, sentir como
temblaba con su toque. Le escucho gemir mientras chupaba la polla, y le paso los dientes a lo
largo de su longitud. Pero él no dejó esta tortura sin respuesta.

Sus manos llevaron su sexo hacia abajo para poder probarlo con su lengua. Sensible por
su anterior clímax, ella se estremeció, con el toque de la lengua y la boca y empezó la
construcción de un nuevo orgasmo. Trató de ignorar lo que le hacía a su coño y siguió arriba y
abajo de su polla, tomándolo profundamente en su garganta. Creció aun mas en su boca, el
abultamiento de su glande, era una señal que anunciaba su clímax inminente. Una vez más, él
tomo el control la movió hasta que ella lo miró de nuevo cara a cara, su palpitante coño sobre
su cintura.

Megan le sonrió, levantándose un poco para que su sexo estuviera sobre la punta de él.
Sus ojos azules brillaban con pasión, la agarró por la cintura y tiró hacia abajo, para meter su
polla dentro de ella. Ella gritó al sentirse llena, con la espalda arqueada, no se movió por un
momento, él disfrutando de estar dentro de ella en su parte más íntima. Inclinándose hacia
adelante, apoyó las manos sobre su pecho, mientras que su pelo caía para crear una cortina
donde sólo Tren y ella existían.

Moviendo las caderas, se apretó más contra él, con un movimiento giratorio que hacia
presión sobre su clítoris y que la hizo gemir. Sus dedos se hundieron en la suave piel de sus
caderas, instándola a que se moviera más duro, más rápido. Él la vio como se ondulaba llevando
el ritmo, el único sonido eran sus respiraciones aceleradas y el sonido suave, y húmedo de su
unión.

Ella no podía apartar los ojos de él. Una parte de ella se daba cuenta que, desde que
despertó, su actitud hacia él había cambiado, no sabría decir que era, pero diría que se
preocupaba por ella y que no lo escondía. Era un pensamiento tonto de esperanza por su parte
probablemente, pero ella no podía dejar de fantasear mientras se inclinaba para besar sus
labios, un beso tierno lleno de nostalgia y del amor que sentía por él. Como si sintiera sus
frágiles emociones, su respuesta fue igual dulce y sensual, lo que frenó el ritmo. Una lagrima,
escapó y rodó por su mejilla él debió de haberlo sentido, porque se quedó quieto.

– "¿Por qué lloras?"

- "No estoy llorando", - respondió ella, una mentira suave y poco convincente.

En un movimiento rápido, la puso debajo de él.

– "Abre los ojos", - le ordenó. Ella los cerró más.

– "No."

- "Por favor."

¿Cómo podía ignorar su súplica? Ella dejó escapar un suspiro, con la garganta apretada, y
abrió los ojos. Su pulgar rozó un ojo, lleno de lágrimas sin derramar. Un espasmo cruzó su
rostro.

- "¿Te duele?"

Ella negó con la cabeza. Otra mentira, le dolía, pero no físicamente como él suponía.

- "¿Estás triste?"

Ella pensó en mentir, pero no pudo.

– "Un poco, no te preocupes voy a superarlo."

- "¿Por qué estás triste?"

Ella se encogió de hombros.

– "No sé. Supongo que echo de menos mi casa " - Sus ojos se oscurecieron y su rostro se
tensó.

– "Esta es ahora tu casa."

– "Sólo hasta que me vendas," - dijo bruscamente, la ira era una emoción más fácil de
sentir que el dolor.

- "¿Y si yo hubiera decidido que te quedaras?"

Arrojó la bomba que la dejó sin voz. Frunció el ceño.

- "¿Por qué no contestas? ¿Tan detestable te resulta? "

Él no esperó su respuesta. La besó con fiereza, su pene, seguía enterrado dentro de ella,
comenzó a bombear, dentro y fuera, el engrosamiento de su pene y la embestida contra sus
paredes interiores la llevo rápidamente hacia el orgasmo. Ella se aferró a él, para darle un beso
con pasión, no se atrevió a hablar. Cabalgaron la ola de la pasión juntos, carne contra carne,
respiraciones entremezcladas. Apartó sus labios de los de ella al llegar a la cresta, con los ojos
ardiendo de pasión.

- "Eres mía", gruñó.

Con esas palabras tan posesivas, enterró su cara en el hueco de su cuello y la mordió.
Megan gritó, no con dolor por que él la había con sus dientes afilados, sino del placer de su
orgasmo. Un éxtasis como una marea, barrió sus cuerpos llenándolos de felicidad. Con cada
sorbo que bebía de su cuello, fluía sin duda, la cima de su clímax se elevó más y más alto.
Cuando ella pensó que iba a desmayarse por su potencia, descubrió el paraíso. De alguna
manera, Tren le tocó el alma, una hazaña, que nunca había imaginado que pudiera pasar, pero
de qué otra manera explicarlo. Ella salió flotando de su cuerpo, y habría sido realmente
aterrador, si Tren no la hubiera encontrado en el vasto, limbo. Su propio espíritu envuelto
alrededor del suyo, se entrelazó con él, en una forma permanente que trajo consigo un sentido
de realización. Rectitud. Como estar en casa.
Capitulo Trece
Tren esperó a que el enemigo se acercara, con una pistola en una mano y un cuchillo en la
otra, fue detrás de los invasores. Él disparó a matar. Cada disparo en la cabeza derribó un
intruso, y al que no disparó se encontró con el filo de su cuchillo. Cuando atacaron, el enemigo
resultó ser bastante mediocre, eran clones que se parecían a los duendes de piel viscosa de la
galaxia Pracgudian, que no sabían utilizar las pistolas láser. El que los había enviado para que lo
atacasen los podía haber armado mejor en lugar de darles solo los cuchillos. En realidad, la
facilidad con que los despachó lo insultó. Si alguien quiere atacarme podía haber hecho al
menos un esfuerzo por hacerlo mejor. A menos que este ataque tuviera otro propósito, como
entretenerle. Tren casi gimió en voz alta por su estupidez al no reconocer la táctica.

A través de su conexión con Megan, sintió su sorpresa, y luego el miedo mezclado con ira,
pero lo que más le preocupó de todo fue cuando, como si de un fuego se tratara se apagó, ya
no sentía ninguna de sus emociones. Tren rugió de furia, el hilo intacto de su vínculo de pareja
era lo que le permitía saber que ella vivía. Inaceptable. Tren abandonó la batalla con los clones
y corrió hacia su casa, no necesitó mucho tiempo para saber que había sido su hermano, quien
se dirigió hacia él con Megan colgada del hombro.

- "Suéltala, Jaro, antes de que pongamos fin a nuestra disputa de una vez por todas."

Su hermano se volvió con una sonrisa.

- "¿Has acabado ya con mi pequeña sorpresa? Eso debe de ser un récord incluso para ti,
calculé que te llevaría por lo menos unas pocas unidades, el tiempo suficiente para acabar con
la hembra."

Tren levantó el arma y apuntó a su hermano a la cabeza, su mano firme, aunque su


corazón temblaba, pero Jaro le obligaba a hacerlo.

– "No hagas que te mate ",- advirtió. Jaro se burló.

- "Tu y yo sabemos que no vas a romper la promesa que le hicimos a nuestra madre por
una mujer”.

Tren sintió su lado asesino salir a la superficie.

- "Voy a matar a cualquiera que haga daño a mi compañera, con promesa o no."

Los ojos de Jaro se abrieron incrédulos, dando un paso atrás.

– "¿Compañera? no te habrás vinculado con la terrícola? No es posible."

- "Megan es mi compañera, la prueba es visible en su cuello. Así que te lo voy a preguntar


una vez más… ¿vas a dejarla en el suelo?, ¿o tendré que matarte? "
Antes de que Jaro pudiera hacer nada, algo golpeó a Tren. Con un gruñido, se volvió y
disparó a un nuevo grupo de aliens que se acercaban armados con pistolas láser. Una presencia
a su lado le hizo gruñir, cuando vio a su hermano con una pistola en la mano.

– "Se acabo el juego, Jaro. Llama a tus esbirros", - gritó Tren.

– "Esos no son míos ", - respondió Jaro, con expresión sombría mientras apuntaba y
disparaba.

- "¡Coño!" - a Tren no le gustó eso. - “Megan.”

Se volvió a tiempo de ver cómo iban hacia su figura tendida en el suelo. Tren rugió
mientras corría, disparando hacia la vegetación mientras se ponía sobre su cuerpo,
protegiéndola. Algunos disparos le dieron, haciéndole apretar los dientes y no vio el ataque por
la espalda que le dejó tendido en el suelo.

- “Y es por eso que me convertí en un mercenario en lugar de un soldado”, - pensó Tren -


“Los ataques encubiertos son mucho mejor para mi salud que la batalla abierta. “

Las lesiones que llenaban su cuerpo se curarían si lograba llegar a una unidad médica.
Tren gruñó mientras trataba de levantarse, mientras los gritos y los disparos se intensificaron,
imaginó que los guardias a los que hizo que se marcharan durante su encuentro con Megan
habían llegado. Desesperado, miró a su alrededor buscando a Megan. Cuando no la vio se puso
en pie. El movimiento repentino le mareó y puntos negros bailaron delante de sus ojos. Y ya no
supo nada más.

*****
Tren se despertó en la unidad médica y gritó cuando la maquina no lo dejó levantarse
hasta que completara la recuperación. Su grito atrajo a Jaro que lucía algunos moretones de
distintos colores.

- "¿Donde está Megan?”

Tren podía sentirla pero muy débil. Su frágil conexión con ella lo asustaba como ninguna
otra cosa lo había asustado jamás. Tren luchó contra los lazos invisibles que lo sujetaban,
mientras que la máquina seguía haciendo su labor.

– "¡Esto es culpa tuya!" - gritó Tren.

– "¡No fui yo el que la secuestró!” - le gritó Jaro.

- "Pero eres el que ha jodido mi seguridad, ¿no es así?”

Jaro, al menos tuvo la decencia de parecer avergonzado.

- "Yo sólo quería llevarme a tu humana y copular con ella como tú lo hiciste con Shinja,
que supieras lo que se siente al tener una mujer que te importa echada a perder por otro. "
Tren gruñó.

- "¡Idiota! ¿Cuántas veces tengo que decirte que nunca la toqué? ¿Que ella es una bruja?"

Jaro apretó los labios.

– "Deja de mentir, ella me lo dijo a mí. "

– "Porque la muy puta estaba loca y yo la rechacé."

– "Mentira. Ella me dijo que me amaba y que sólo podía estar conmigo".

- "Ella estaba jodiendo con todo el regimiento. Yo fui el único que le dijo que no. ¿No me
crees? Bien, entonces llama a los compañeros que teníamos. Estoy seguro que ahora que el
tiempo ha pasado, tendrán el valor de admitir lo que pasaba a tus espaldas."

Jaro se tensó por un momento, luego cedió con resignación.

– "Algunos ya han confesado."

– "¿Y?" - pregunto Tren.

- " Los maté en vez de creerlos."

Tren resopló.

– "Probablemente se lo merecían. Así que, ¿vas a seguir creyendo en esa puta que no
sirve para nada o en tu propio hermano y tu sentido común? "

– "¿Qué? ¿Y renunciar a la competencia por ver quién es el mejor mercenario? “- dijo Jaro
sonriendo.

– "Ja. ¿Qué competencia? Los dos sabemos que soy el mejor."

– "Eso lo dice el hombre que tenía el sistema de seguridad desactivado que no se dio
cuenta hasta que hice sonar una alarma. " - Jaro sonrió en señal de triunfo y Tren frunció el
ceño.

- "Yo estaba distraído."

Y ahora estaba muy preocupado por su compañera.

-"¿Cuánto tiempo falta para que esta maldita cosa termine? Tengo que ir a buscar a
Megan”.

- "Todavía quedan unas unidades para terminar, pero no te preocupes, casi se la quitamos
de las manos a el idiota que se la llevó."
Tren echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos con alivio.

– "Esta bien."

- "En realidad no. Z’nistakn es el que la secuestró, y se la ha llevado a su planeta que es


prácticamente inexpugnable”.

Tren permitió que una sonrisa asomara a sus labios.

– "No, no lo es. Soborné al ingeniero que diseñó su sistema. "

– "¿Quieres decir que lo torturaste?" - dijo Jaro con ironía.

– "Como tú quieras, pero me dio los códigos de la puerta trasera para poder entrar"

– "¿Cómo sabes que no los ha cambiado?"

– "Lo maté después.” - Tren se rió y Jaro se unió a él.

– "Bien, eso nos da una oportunidad, pero no nos ayuda con las tropas que tiene
defendiendo el terreno, tanto en tierra como en el espacio."

- "Yo me ocupo de entrar en su fortaleza, después de todo esa es mi especialidad. En


cuanto al espacio, me deben algunos favores. Voy a traerla de vuelta, Jaro, aunque tenga que
iniciar una guerra contra todo el consejo galáctico. "

Jaro suspiró.

- "Que bien no hace ni siquiera una unidad galáctica que estamos juntos y ya me estas
metiendo en problemas. " - Se rió. - "Como en los viejos tiempos."

Tren se rió con él, pero la suya era una risa más oscura. Estaba preocupado por Megan,
haría cualquier cosa para volver a tenerla.

¡Ay de aquel que se interpusiera en su camino!

*****
En lo que se estaba convirtiendo en costumbre, Megan abrió los ojos y parpadeó, suspiró
y los mantuvo abiertos. No es que la vista que tenía enfrente la atrajera. Además, la situación
requería el uso de todo su ingenio, porque de pie frente a ella había un cruce entre un
cocodrilo y un ser humano. En otras palabras, algo realmente feo. A diferencia de los anteriores
secuestros, esta vez estaba sentada en una silla con sólo las manos atadas por delante, con los
pies libres. Qué error.

- "Ya te has despertado por fin," - siseó la criatura, sacando una lengua bífida.

Ella arrugó la nariz.


– "¿Quien eres, el primo de Voldemort?”

- "Silencio mujer. Yo soy el concejal galáctico Z’nistakn, pero puedes llamarme Maestro."

Una risita se escapó de sus labios.

- "No lo creo, aunque, puedo ver que te llamas como mi nuevo par de botas si no me
llevas de nuevo junto a Tren."

Megan hizo la amenaza sin saber si Tren la rescataría de nuevo. Cuando su secuestrador
apareció y habló, reconoció los signos de la riqueza a su alrededor, los guardias estaban bien
armados. De todos modos, Tren no se preocuparía por ella solo era una mercancía que
perdería, había disfrutado con su cuerpo pero nada más. Pero eso no le impedía tener
esperanza, de que viniera blandiendo sus armas para rescatarla como Han Solo y Luke
Skywalker hicieron con la Princesa Leia. El lagarto, cuyo nombre ella no podía pronunciar, se
plantó delante de ella.

- "Puta insolente. Yo te enseñaré a burlarte de tus superiores. "

Con sus dedos con garras cogió el manto que llevaba y lo abrió para revelar un pene
rechonchito y pequeñito. Megan se echó a reír.

- "¡Ooh! ¡Que miedo mira como tiemblo! , es tan pequeñito, casi minúsculo, Dios mío,
¿toda tu especie esta tan mal dotada? No es de extrañar que necesitéis secuestrar mujeres, las
vuestras estarán riéndose fuera de la habitación. "

Las risitas se oyeron en la sala el lagarto echó la garra hacia atrás y le dio una bofetada,
ladeándole la cabeza. Se volvió hacia él, y sonrió.

- "Muy bonito, otro aliens cobarde que sólo se atreve a golpear a una mujer cuando está
atada. ¿Es Tren el único aliens en la galaxia lo suficiente hombre para manejar a una mujer? "

Ella debería aprender a callarse, pensó, como él la golpeó una y otra vez, pero, prefería
morir que dejar que ese monstruo la tocara. Un pitido sonó y una voz anunció,

"Solicitud de tele-conferencia desde Trenkaluan para el concejal galáctico Z’nistakn”.

El cocodrilo paró de abofetearla, sus ojos entrecerrados se iluminaron de placer.

- "Ya era hora. Estaba empezando a preguntarme si mis tropas lo habían matado durante
tu secuestro".

El corazón de Megan casi se detuvo ante esas palabras. ¿Estaba herido Tren? Oh, Dios
mío. El lagarto se apartó de ella y se puso enfrente a una gran pared en blanco.

- "Activa la pantalla."
La cara de Tren lleno la pared, con los ojos azules casi opaco por la furia.

- "Z’nistakn, " - gruñó. - "has cruzado la línea de lo tolerable”.

El aliens canturreó.

- "Ah, el poderoso mercenario ¿has perdido algo? ¿Que pasó con tu reputación de estar
siempre alerta? "

¿Mercenario? Megan frunció el ceño. Tren era un pirata del espacio, ¿o no? De repente,
algunas cosas que él había dicho y hecho se aclararon y ella quería reírse de su ingenuidad.
Mercenario o no, le amaba.

– "Devuélveme a Megan o atente a sufrir las consecuencias", - ordenó Tren.

– "No lo creo. Bueno, no hasta que hagas una serie de cosas para mí, y entonces podemos
hablar de un posible intercambio."

– " Firmarás tu sentencia de muerte, entonces."

- "Vas a necesitar algo más que las amenazas a asustarme", - se burló el lagarto.

Los labios de Tren se curvaron en una sonrisa sádica que la hizo temblar, pero no con
miedo, más bien de satisfacción. El idiota que la había secuestrado no parecía darse cuenta de
que jugaba con fuego. Eso no era una amenaza. Era una promesa. El aliens se echó a reír.

- "Pareces olvidar, que tengo un ejército a mi disposición. En realidad, en estos


momentos, ya envié mis escuadrones para vigilar tu nave por si te niegas a cooperar."

La sonrisa de Tren se ensanchó.

- "¿Quién ha dicho que yo he venido solo?"

La imagen de la pantalla cambio para mostrar una nave pequeña flotando en el espacio y
luego, de repente, había docenas de naves de diferentes tamaños. Un hedor impregnaba la
habitación cuando el aliens se descompuso de miedo. Su voz tembló cuando volvió a hablar.

- "¡Como te atreves! El consejo no te permitirá matarme. Esto significaría una declaración


de guerra si lo hicieras. "

Los ojos de Tren se estrecharon su mirada era fría. Megan casi podía sentir el frío que
desprendían.

- "Si se necesita una guerra para que mi compañera vuelva conmigo adelante. Yo voy a
por ella. Y cuando lo haga, tu y cualquier otra persona que se cruce en mi camino va a morir”.

El aliens entró en pánico, y siguió gritando órdenes. Megan, sin embargo estaba
boquiabierta… ¿compañera? ¿Acaba de referirse a mí como su compañera? Una sonrisa se
dibujó en su rostro. Él no sólo había venido por ella, la amaba lo suficiente como para iniciar
una guerra galáctica. Nada dice mejor te quiero como el derramamiento de sangre y la
violencia.

Las explosiones se escuchaban en la habitación y Megan se levantó de la silla y fue a


poner la espalda contra una pared, pero el lagarto se volvió hacia ella.

–"¡Tú!, mujer ven aquí. Ya que significas tanto para él, entonces me vendrás bien para
poder escapar. Él no se atreverá hacer nada contra mi si estás en mi poder”.

- "Si me quieres, ven a buscarme", - se burló.

El lagarto iba hacia ella, cuando la puerta de la sala reventó. Megan, sin embargo, no se
atrevió a dejar de mirar a los aliens, los gemidos de las criaturas que se morían llenaban el aire.
Junto con los gritos llegó el olor acre de la carne quemada y el plástico que picaba en la nariz y
llenaban los ojos de lágrimas. Un rugido de pura furia se escucho en la habitación, pero Megan
no tuvo tiempo de sonreír o mirar como su pirata venia a rescatarla.

El monstruo llegó e hizo intención de agarrarla. Megan esquivó las garras y le pateó en lo
que era su entrepierna. Con un grito de dolor, la lagartija se dobló sobre sí mismo. Luego fue
por la habitación, hasta llegar a Tren que lo arrojó a un lado como si fuera basura. Un segundo
después, la tenía apretada contra su pecho. Él le dio un beso rápido a los hematomas que tenía
en los labios y luego la puso detrás de él.

Con una pistola en cada mano, disparo a los soldados que quedaban hasta que solo se
escucho un gemido que pertenecía al concejal corrupto. Tren enfundó una pistola antes de
apretarla contra él.

– "¿Estás herida?", - le preguntó con brusquedad.

– "Sólo unos cuantos moretones. Llegaste justo a tiempo”.

- "Hubiera llegado antes, pero Jaro me obligó a esperar los refuerzos."

Su tono disgustado calentó a Megan mientras caminaban hacia el concejal que intentó
arrastrarse y huir. Tren le plantó una bota negra en la espalda y lo detuvo.

- "Me alegro de que te hiciera esperar, de lo contrario, la probabilidad de éxito habría sido
menor. Además, lo importante es que viniste a salvarme”.

Ojos azules casi opaco se movieron para encontrarse con los suyos.

- "Yo siempre vendré por ti. "

Se dio la vuelta y apunto con su arma a la cabeza del lagarto. Megan lo agarró del brazo,
frenándole.
- "Espera si haces eso ¿no se iniciara una guerra con tu gente?”

Tren disparó y la cabeza del aliens desapareció salpicando una serie de cosas que es
mejor no mencionar.

- "Tu vida es más valiosa que la sangre o el caos que se puedan producir de mis acciones
en el día de hoy."

Megan se volvió hacia él.

- "¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo?”

Tren se volvió y disparó en la cabeza de algo que chilló.

– "¿Puedes esperar para tener esta conversación hasta que estemos en un sitio seguro?”
le pidió.

- "¡Oh, está bien! Cambia de tema" – exclamó ella - "haz algo útil, ya que no vas a admitir
lo obvio."

Ella alzó las manos atadas. Tren saco un cuchillo de la funda y cortó las cuerdas. Ya libre
Megan se agachó y cogió una pistola.

– "¿Qué estás haciendo?" dijo Tren.

– "Ayudar por supuesto", respondió ella.

- "Puedes ayudar permaneciendo fuera de su camino."

Megan sonrió.

- "Oblígame".

Con un movimiento rápido se la echó al hombro, ella le miró las nalgas mientras la llevaba
a un lugar seguro. Y para que se diera prisa, se las acarició.
Capitulo Catorce
Tren no logró relajarse hasta que llegaron a la nave, un viaje de vuelta mucho más
tranquilo por el hecho de que la mayor parte de las tropas de Z’nistakn desaparecieron cuando
lo divisaron, su fama lo precedía. Era una buena cosa, teniendo en cuenta la distracción que
llevaba sobre su hombro. Su compañera era muy traviesa, en lugar de sucumbir a la histeria y el
miedo, jugaba con él, pidiéndole que se diera prisa porque, como ella declaró:

- "Estoy sucia y cachonda".

Apretó el paso y se dirigió directamente a su habitación. Jaro le salió al paso, de pie


delante de él como un muro inamovible. Tren casi le disparó, su paciencia se estaba agotando.

– "¡Fuera de mi camino!", - gruñó.

– "El consejo galáctico ha estado llamando”.

- "Diles que estoy ocupado " - le contestó Tren.

El latido en sus entrañas era una necesitad mucho más importante y que tenía que aliviar.
Jaro sonrió.

- "Creo que tener una compañera te ha podrido el cerebro, un destino que espero no
sufrir. Pero dejando tus problemas mentales a un lado, y antes de que te vayas a disfrutar de
ella, debes saber que no habrá represalias por nuestras acciones. Al contrario, Z’nistakn tenía
una orden de expulsión, y como te encargaste de ello, significará una buena suma de crédito
para los dos."

Tren no se molestó en seguir discutiendo sobre el reparto de las ganancias, a pesar de


que él había sido el que mató al concejal corrupto.

- "Está bien, ya me has dado la noticia, ahora muévete”

Jaro levantó una mano.

– "Espera, aun hay más. Al quedar un asiento vacante en el Consejo, y teniendo en cuenta
tu lealtad y tu buen trabajo, estas nominado para el puesto. Un gran honor para nuestro
pueblo, como bien sabes”.

– "Diles que no. yo no hago política."

– "No tiene tiempo", - dijo Megan - "Porque tiene las manos ocupadas conmigo”.

- " Silencio, mujer."


Tren golpeó su trasero, no le dolió, pero de todos modos chilló y le pellizcó las nalgas en
represalia. Tren casi la pone contra la pared, estuviera su hermano o no, se contuvo a duras
penas. Jaro negó con la cabeza.

– "¿Rechazas esa clase de honor?"

- "Ahora ve al puente de mando comandante y no me molestes a menos que haya algo


que matar ", - ordenó Tren.

Jaro se rió cuando se hizo a un lado. Tren pasó junto a él y pulso el botón en la consola
que le llevaría a su habitación. Fue directo a la sala de limpieza, llevando a Megan encima de su
hombro, no se molestó en quitarse las ropas sucias y entró en el puesto de limpieza. Pulso un
botón y el láser comenzó la limpieza, desintegrando la ropa lo que le resultó muy interesante,
ya que le puso las nalgas desnudas de Megan en la posición perfecta para morderlas. Él no se
pudo resistir y ella gritó.

- "¿Vas a ponerme de pie?"

Le dio otro mordisco antes de responder.

– "¿Y si no quiero?”

- "Entonces, te va a costar trabajo tenerme ", - replicó ella.

Tren no pudo dejar de sonreír ante su observación tan descarada. Incluso habiendo sido
secuestrada y golpeada nada, nada podía calmar su espíritu indomable. Él le permitió deslizarse
por su cuerpo, lentamente, la fricción suave de su piel contra la suya puso su sangre a un punto
de ebullición. Trozos de ropa se quedaron atrapados entre sus cuerpos. Vio los moretones que
tenía en la cara, y acarició con un dedo la curva de su mejilla.

- "Lo siento. Esto no debería haber pasado nunca, tenemos que ir a la unidad médica”.

Megan le cogió la mano y le dio un beso en la palma.

- "Estoy bien, Tren. Yo prefiero demostrarte lo feliz que estoy de que hayas venido a por
mí."
– "Eres mía, Megan." - Él suavizo sus palabras con una sonrisa.

–"Si esta es tu manera de decir que me amas, entonces yo también te amo, mi


monstruosamente grande, pirata púrpura. ¿O debería decir mercenario? “- Ella arqueó una ceja
y sonrió tímidamente.

– "Mercenario retirado convertido en especialista en adquisiciones. Y ahora tu pareja”.

- " ¿Y qué significa ser tu compañero? ¿Que quiere decir? "

Tren la levantó por la cintura y la colocó de espaldas contra la pared.


- "Esto significa", - respondió, metiendo su polla en su húmedo canal que le dio la
bienvenida. - "Que tú me perteneces a mí y yo te pertenezco a ti."

Puso las piernas alrededor de él mientras lo miraba con los ojos brillantes.

- "Esto significa que, si alguien te secuestra, iré a buscarte y los mataré, lenta y
dolorosamente."

Su canal se apretó alrededor de él.

– "Esto significa que, aunque me vuelves loco con tu charla y tratas de mutilarme, yo te
castigare con exquisito placer hasta que grites mi nombre con el clímax. Esto significa que voy a
amarte para siempre, no importa lo que pase."

- "¡Oh, Tren! ¡Te quiero mucho! "

Ella no dijo nada más, y él tampoco a menos que se contara el grito agudo que soltó
mientras sentía su orgasmo alrededor de su pene. El férreo control de sus músculos pélvicos le
ordeño y se vació dentro de ella. Jadeantes, se abrazaron el uno al otro, y Tren sonrió. Puede
que haya tardado en atravesar los confines de la galaxia y secuestrar accidentalmente una
mujer bárbara para encontrar el amor, pero lo volvería hacer de nuevo, eso y mucho más si eso
significaba tener a Megan como su compañera para siempre.
Epilogo
Varios ciclos galácticos más tarde…

Megan vagó por el puente de mando de la nave y encontró a Tren sentado en su sillón,
sonriendo. Ella se sentó en su regazo, con los brazos alrededor de su cuello y lo acercó para
darle un beso. Tren le dio un rápido beso que la hizo fruncir el ceño, parecía a punto de estallar
de alegría.

- "¿Que te puso de tan buen humor?” - Preguntó.

Por decirlo en otras palabras, ¿que lo distraía tanto que no había saltado todavía encima
de ella?

- "Te traje un regalo."

Él la giró para que mirara hacia adelante y le oyó tocar la consola. La pantalla de la pared
se iluminó con una vista que reconoció. Ella hizo mueca de disgusto.

– "¿La Tierra? me has traído a casa. Pero, ¿por qué? ¿No ves que ya tengo todo lo que
necesito?”

- "Todo, excepto una cosa ", respondió él misteriosamente.

Un momento después en la pantalla apareció la bodega de carga. La cámara hizo un zoom


en una jaula y Megan vio lo que había.

- "¿Has cogido a Cameron por mí?"

El idiota que había intentado matarla hacia mucho tiempo y que la lanzó a la aventura de
toda una vida. Su ex-novio sollozaba en su jaula y Megan negó con la cabeza ante su
comportamiento cobarde. Y pensar que una vez dormí con eso.

- "Al principio, había planeado colgarlo por los talones, abrirle el vientre y darle de comer
sus propias entrañas, pero se habría terminado demasiado rápido. Y yo quiero que sufra por lo
que te hizo. "

Giró en su regazo, hasta que lo miró a los ojos.

– "Bueno, ya sabes, lo que hizo fue iniciar la cadena de acontecimientos que me trajo a
ti."

- "Es por eso que no estoy pensando en torturarlo eternamente. Sin embargo, tiene que
pagar por lo que te hizo. "
Sus labios se curvaron ante la mirada malvada en su rostro.

- " Tienes un plan, ¿no?”

Tren no respondió de inmediato.

- "Conozco un burdel en el que se practica los actos sexuales más perversos y está
buscando un prostituto.”

Megan se echó a reír. La vieja Megan se podría haber asombrado de lo que Tren
pretendía hacer con Cameron. La nueva Megan, forjada en el amor y adaptada a una nueva
realidad más violenta, sonrió.

– "Oh, Dios mío, es tan deliciosamente malo."

– "Tenía la esperanza de que fuera como él. "

- "Es igual que él, me encanta. Pero no tanto como te quiero, mi pirata púrpura
Mercenario", gruñó.

Megan sonrió. No dejaban de tener esta discusión a propósito, por supuesto. Ella gritó
cuando él se levantó y se la puso encima del hombro.

– "De vuelta a la cama hasta que aprendas la lección”.

– "¿Y cuál sería?”.

– "Soy, el más temido de los mercenarios en el universo conocido, y me vas a obedecer o


sufrirás las consecuencias."

- " Prefiero que seas mi pirata y que me violes”.

Él golpeó su culo y luego frotó la mano contra el pliegue de su coño.

– "Nunca vas a dejar que me olvide de que te secuestre accidentalmente, ¿verdad?"

– "No. Pero no te preocupes, yo todavía te quiero."

- "Y yo te amo a ti, mi bella terrícola. Pero no se lo digas a nadie, o tendré que matarlos”.

La risa sonó, llena de alegría porque ella había descubierto en los brazos de su amante
alienígena: el amor. Al final hizo el amor con ella, y cuando aún discutían sobre su título, le
enseñó que siempre debía decir lo que piensa, que los resultados eran demasiado agradables
para no hacerlo.

*****
Mientras tanto, en una galaxia, muy, muy lejana…
Jaro despertó y sacudió la cabeza confundido. Él parpadeó, y luego volvió a parpadear
ante lo que vio, nada tenía sentido. Lo último que recordaba, era que su nave fue alcanzada por
una especie de impulso electromagnético y él había perdido el control. Aparentemente, había
sobrevivido, aunque su situación parecía extraña teniendo en cuenta que estaba tendido sobre
una superficie blanda con los brazos y las piernas extendidos, él frunció el ceño al descubrir que
estaba atado. Estirando la cabeza, también vio que estaba completamente desnudo.

Por otra parte, la mujer que entró en su campo de visión era pálida de piel como la mujer
bárbara con la que su hermano se había apareado. La pequeña belleza poseía un par de pechos
con las puntas de color rosa perforados con anillos de oro. Su pelo, era una cortina de color rojo
fuego, e iba más allá de su cintura y coincidía con el del pubis, los ojos verdes salpicados de oro
le miraban con un interés frio. A pesar de su situación, Jaro no pudo evitar la oleada de lujuria
que hizo saltar su polla.

Ella no retiró su mirada de su cuerpo, su mirada calentaba su sangre y agrandaba aún más
su polla. Sus pezones estaban apretados y los labios fruncidos cuando ella se acercó a él. Pasó
un dedo, con una uña afilada, por el pecho. A Jaro le temblaba el cuerpo, consumido por el
deseo de reclamar a esta mujer, por empujar en su cuerpo apretado y devorar sus deliciosos
pechos hasta que llegara. Sintió un agarre firme alrededor de su eje y que le hizo contener el
aliento, incapaz de detenerse empezó a mover sus caderas. Poco a poco, ella lo acarició y el olor
de su excitación llenaba el aire, un aroma decadente que llevó a Jaro a una salvaje lujuria.

- "Desátame", - dijo con voz ronca, deseoso de darle lo que claramente deseaba.

El movimiento de su mano en su polla se detuvo, y sus ojos detuvieron la lectura de su


cuerpo. Su mirada se encontró con la suya.

"No puedo, guerrero púrpura. Tengo necesidad de tu cuerpo, y esta posición me viene

muy bien. "

Jaro frunció el ceño.

- "No te entiendo”

Ella se subió a la cama y se sentó a horcajadas en su cintura, su coño húmedo sobre la


punta de su pene.

– "Lo harás pronto no te preocupes. Dime si te duele, mucho."

Fin
No te pierdas la historia de Jaro en: Abducción intencional

Esta es una traducción de El Club De La Rosa para la lectura. Te pedimos


que no cambies o modifiques nada en él. Piensa que el equipo de
traductoras y correctoras se han esforzado y han dedicado su tiempo a esta
hitoria para que tu puedas y todas las personas de habla hispana tengamos
la posibilidad de leer estas maravillosas historias.

Está hecha sin ningún fin de lucro. Incentivamos a todas nuestras


lectoras a comprar los libros de nuestras autoras favoritas cuando se tengan
los medios económicos y la oportunidad de tener estos libros en nuestro
idioma, ya que sin ellas no podríamos disfrutar de estas maravillosas
historias.

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