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Grinberg, Silvia y Levy, Esther.

(2009) Pedagogía, currículo y subjetividad:


entre pasado y futuro. Bernal (Buenos Aires): Universidad Nacional de
Quilmes.
Reseñado por Concepción Sánchez BlancoUniversidad de A Coruña, España

El fragmento trata sobre un análisis de una obra que aborda temas relacionados con la
educación y la desigualdad social. En los primeros capítulos, la obra explora cómo las
escuelas y los sistemas educativos son influenciados por relaciones sociales específicas
que dieron forma a la educación tal como la conocemos. Sin embargo, se destaca que
existen diferentes perspectivas y concepciones sobre los hechos históricos y sus causas y
consecuencias.
A pesar de su intento por entender la historia de los procesos educativos, el análisis sugiere
que se podría profundizar más en el porqué ciertas corrientes pedagógicas occidentales han
sido exportadas y dominan en todo el mundo, incluso a expensas de las tradiciones
pedagógicas locales. También se menciona la importancia de explorar cómo las ideas de
autores como Comenio, Rousseau y Kant se convirtieron en fundamentales para las
prácticas educativas en América Latina y otros lugares, y cómo esto puede influir en la
desigualdad social.
El análisis también discute temas como la concepción de la infancia, la libertad y la
diversidad cultural, así como el papel de las empresas de entretenimiento en la educación y
la formación de identidades. Además, se aborda cómo los movimientos sociales pueden
impulsar la transformación educativa y social, y se exploran los desafíos actuales que
enfrenta la escuela en la actualidad.
El fragmento reflexiona sobre la relación entre la educación, la desigualdad, la diversidad y
el cambio social, a partir de la discusión presentada en la obra analizada.

Las críticas a la “escuela tradicional”


El texto aborda las críticas hacia la educación "tradicional", adoptando un enfoque que va
en contra de la perspectiva de lo "nuevo". En lugar de elogiar lo nuevo, busca desafiar la
división entre lo nuevo y lo tradicional, así como destacar la complejidad que se oculta en
esta distinción. Se resalta que bajo la etiqueta de "nuevo" existen enfoques radicalmente
opuestos que pueden confundirse. El objetivo principal es explorar esta división para
desentrañarla y resaltar aspectos importantes de ambos lados.

Los términos "nuevo" y "tradicional" son usados comúnmente en debates pedagógicos para
describir dos conjuntos opuestos de ideas. Sin embargo, esta división tiende a simplificarse
en un esquema binario, donde las ideas de una concepción se contraponen a las de la otra.
A menudo, en cursos de pedagogía, se presentan los principios del sistema educativo junto
a los principios innovadores de corrientes pedagógicas del siglo XX. Este enfoque histórico
y pedagógico resulta enriquecedor al desafiar las ideas convencionales de los dispositivos
escolares y verlos como temas de debate.

El esquema presentado separa de manera clara dos conjuntos de argumentos:


conservadores y progresistas, hábito y tradición frente a innovación y creatividad,
aburrimiento frente a entusiasmo. Esto simplifica la pedagogía en términos de "buenos" y
"malos", y sugiere que los educadores deben adoptar el enfoque de la "Tabla" que se alinee
con su posición. Sin embargo, este esquema no refleja la complejidad real de las ideas
educativas y pasa por alto dilemas pedagógicos y políticos. El autor cita a Cucuzza para
señalar que tanto "escuela nueva" como "escuela tradicional" son términos que reducen la
complejidad en cuadros de doble entrada.

El autor sostiene que la presencia excesiva de la división entre lo nuevo y lo tradicional en


los discursos pedagógicos dificulta el planteamiento de problemas fundamentales
relacionados con la práctica educativa y obstaculiza la discusión de desafíos emergentes
como las diferencias y el papel de la tecnología. Con el propósito de explorar estos
problemas, se proponen observaciones e hipótesis para comprender el significado actual de
"nuevo" y "tradicional" en el contexto educativo.

Más allá de lo nuevo y lo tradicional


Más allá de las categorías de lo nuevo y lo tradicional, la dicotomía en la educación tiene su
origen en el movimiento de la Escuela Nueva, que fue un conjunto de debates y propuestas
para reformar la enseñanza y las relaciones educativas entre finales del siglo XIX y las
primeras décadas del XX. Este movimiento reunió a autores de diversas regiones,
principalmente latinoamericanos, que buscaban renovar el enfoque escolar y experimentar
con nuevas metodologías. Sin embargo, la Escuela Nueva no se limitó a ser un sistema de
enseñanza particular, sino más bien un conjunto de principios para cuestionar las formas
tradicionales de enseñanza.

A lo largo del siglo XX, las ideas de la Escuela Nueva se entrelazaron con las pedagogías
críticas, el constructivismo y otras corrientes educativas, formando un discurso progresista
que fue más allá de los planteamientos originales del movimiento.

A pesar de que estas ideas tienen más de un siglo y que algunos de sus fundamentos se
encuentran en autores anteriores al movimiento, persisten como conceptos "nuevos" en la
educación. Esto plantea la cuestión de por qué estas ideas siguen siendo consideradas
novedosas y por qué continúan siendo presentadas como una alternativa frente a la
educación tradicional.

La dicotomía entre lo nuevo y lo tradicional en la educación no es tan simple como parece.


En realidad, esconde otros problemas más complejos. Además, las críticas hacia la
educación tradicional no siempre provienen de perspectivas progresistas. Existe una tensión
entre un enfoque emancipador de la Escuela Nueva original y una adaptación
comercializada de estas ideas. Esta última versión, denominada "escolanovismo de
mercado", se basa en la promoción de métodos y técnicas relacionados con la neurociencia,
la inteligencia emocional y la gestión empresarial. Este enfoque está alineado con políticas
educativas neoliberales y busca cumplir con estándares y medidas de desempeño, pero
carece de la esencia progresista del escolanovismo original.

Este cambio en el lenguaje y enfoque hacia la educación progresista refleja cómo ciertas
críticas a la educación tradicional han sido cooptadas por agendas de mercado y políticas
educativas neoliberales. La crítica a lo tradicional ahora se presenta con términos
relacionados con el emprendimiento, la innovación y la neurociencia, y se ha alejado de los
términos originales de la Escuela Nueva emancipadora. En resumen, la dicotomía entre lo
nuevo y lo tradicional en la educación encubre una serie de tensiones y problemas más
profundos, incluida la apropiación comercial de ideas progresistas por parte de agendas de
mercado y políticas neoliberales en la educación.

Del otro lado del cuadro, inmutable, la escuela “tradicional” recibe las
bofetadas.
En el otro lado del cuadro, la "escuela tradicional" se encuentra en una posición inmutable y
recibe críticas continuas. Esta dicotomía presenta un nuevo enfoque en el que se distinguen
no solo entre "tradicional" y "nuevo", sino entre diferentes tipos de "nuevos": los de antes y
los emergentes, los viejos con nuevas interpretaciones y los nuevos que adoptan aspectos
de la tradición. En esta perspectiva, los contrastes son más evidentes y complejos.

Es crucial considerar el contexto histórico y discursivo en el que se plantean estas críticas.


El escolanovismo del siglo XX se centraba en una crítica a la escuela tradicional dentro de
un contexto altamente estatalizado, donde la función social de la escuela ya estaba
establecida y se enfocaba en proteger a los estudiantes de los efectos negativos de la
educación. En contraste, las críticas actuales a la escuela tradicional surgen en la sociedad
de consumo del siglo XXI, caracterizada por una mercantilización intensa y una cierta
fragilidad institucional en la escuela. Estas nuevas críticas a menudo atacan elementos
esenciales de la escuela, como su función social y su carácter público.

Por lo tanto, la dicotomía simplista de "nuevo vs. tradicional" no solo reduce un debate
pedagógico complejo, sino que también oculta posiciones divergentes y contrapuestas entre
sí. En este contexto, se exploran reflexiones e hipótesis que se relacionan con la distinción
entre lo nuevo y lo tradicional, pero que arrojan luz sobre otros aspectos del proceso
educativo que no son tan evidentes desde esa dicotomía. Dos enfoques específicos que se
abordan son la neuropedagogía y la educación emocional, que han ganado importancia en
el discurso educativo actual y merecen ser analizados más detenidamente. Estas nuevas
propuestas ofrecen perspectivas valiosas para nombrar y comprender la educación desde
una visión más amplia y compleja.

Del empoderamiento del alumno, a la “revolución del cerebro”


El texto explora la transformación del enfoque educativo hacia el fortalecimiento del rol del
alumno y cómo esta idea ha sido adaptada y cambiada por las neurociencias en la
educación moderna.

En la "escuela nueva", hubo un cambio significativo al darle mayor importancia al papel del
alumno como figura central en la educación. Esto marcó una diferencia con las pedagogías
tradicionales que se enfocaban principalmente en el docente y en un enfoque lógico y
mecanicista del aprendizaje. La "escuela nueva" puso énfasis en la participación activa del
niño y lo consideró el punto de partida y el objetivo final de la educación. Esto generó una
revolución pedagógica que cuestionó la autoridad del docente y llevó a enfoques más
activos y orientados al estudiante.

La idea de centrar la educación en el niño fue acompañada por un mayor interés en la


infancia en el siglo XX, con aportes desde la psicología infantil y el psicoanálisis, así como
la creación de espacios y productos específicos para niños. Sin embargo, esta noción de
"descubrir al niño" y comprender su naturaleza ha evolucionado en el discurso de las
neurociencias en la educación contemporánea.

Las "neuropedagogías" han surgido como una perspectiva que se autodenomina


revolucionaria y basada en los avances de las neurociencias. A pesar de ello, el texto critica
que esta perspectiva a menudo simplifica la relación entre el conocimiento cerebral y la
educación. Se habla de una "revolución del cerebro" y una "nueva educación basada en el
cerebro", pero estas afirmaciones con frecuencia se basan en interpretaciones simplificadas
de los descubrimientos neurocientíficos.

El texto argumenta que, aunque es útil que los educadores tengan en cuenta los hallazgos
científicos sobre el aprendizaje, no se puede reducir la educación al conocimiento del
cerebro. La educación es un proceso complejo que involucra relaciones, contextos
culturales, políticos y sociales, y no puede ser completamente comprendida y mejorada
simplemente a través del conocimiento de los mecanismos cerebrales. Además, los aportes
de las neurociencias deben ser evaluados críticamente y contextualizados en el ámbito
educativo, evitando la simplificación excesiva y las afirmaciones categóricas.

El texto también señala que muchas de las ideas presentadas por las "neuropedagogías" ya
estaban presentes en las propuestas escolanovistas de principios del siglo XX, aunque se
presentan como novedades revolucionarias en la actualidad. Se enfatiza que la educación
no puede ser reducida a fórmulas y enfoques simples basados en el conocimiento cerebral,
ya que el aprendizaje y la enseñanza son procesos más complejos y diversos que requieren
consideración de aspectos sociales, emocionales y culturales.

Del humanismo a la autorregulación emocional


El texto examina la evolución de la educación desde el humanismo hacia el enfoque en la
autorregulación emocional. Dentro del movimiento escolanovista, se buscó humanizar las
relaciones y dar importancia a las emociones en respuesta a la excesiva racionalidad en la
educación. A medida que la educación adoptó rasgos de la racionalidad científica, se
establecieron métodos de enseñanza planificados y estructurados.

La escuela tradicional se consideraba lógica y científica, mientras que la escuela nueva, si


bien también científica, incorporó aspectos más espirituales y cuestionó los métodos
mecánicos. Los autores de esta corriente destacaron la importancia de atender las
emociones del niño y su individualidad como un ser completo.

La educación emocional surgió como una derivación de la escuela nueva, enfocándose en


las emociones y los afectos. Sin embargo, se critica cómo la educación emocional a
menudo simplifica esta idea y la adapta a intereses comerciales y de gestión. Autores como
Gardner y Goleman influyeron en la educación emocional, pero a menudo se aleja de los
fundamentos filosóficos y psicoanalíticos de la escuela nueva.

La educación emocional busca cultivar habilidades emocionales en los estudiantes,


fomentando la autorregulación y la gestión adecuada de las emociones. Frecuentemente
utiliza métodos como conversaciones, ejercicios de respiración y reflexiones guiadas. Sin
embargo, se plantea una inquietud sobre cómo la educación emocional podría estar siendo
utilizada para adaptar a las personas al mercado laboral, responsabilizándolas de los
efectos de políticas desiguales.

El texto explora cómo la educación ha pasado del humanismo hacia un enfoque más
centrado en la autorregulación emocional, y cómo esta tendencia podría estar siendo
influenciada por objetivos comerciales y de gestión, lo que genera dudas sobre su
verdadera intención y alcance.

Conclusiones
Las críticas dirigidas actualmente hacia la escuela como institución, a su lógica de
funcionamiento, a sus efectos sobre la vida de las personas y las sociedades, como
hemos visto, no se limitan a los planteos escolanovistas. En muchos casos, aunque se
formulen desde una visión progresista, ni siquiera coinciden del todo con aquéllos,
pues éstos no son un manifiesto único y perdurable, sino un discurso cambiante
que se va ajustando a las épocas, las coyunturas, y las distintas expresiones de las
prácticas educativas señaladas como tradicionales. La dicotomía nuevo/tradicional
confunde, da la sensación de articular dos mundos homogéneos que en realidad no lo
son. El empleo del término “nuevo” puede significar libertario, humanista, promotor
de autonomía, pero también puede significar ajuste al mercado, sintonía con el
marketing de ciertas modas pedagógicas, o innovación. El término “tradicional”
también tiene su propio abanico de sentidos. Puede significar autoritario, rígido,
dogmático, automatizante, o también ineficiente, inútil, banal. Lo que nos interesa
es tomar nota de las formas en que, en nuestros días, estos términos son apropiados
eclécticamente por los actores de la educación, justamente para demarcar los bordes
políticos de ese eclecticismo discursivo. La distinción que proponemos aquí entre
las viejas críticas escolanovistas y las nuevas críticas de mercado, permite avanzar un poco
en la especificidad de estas miradas, en el caso particular de la educación escolar.
Porque se trata de posicionamientos diferentes.
El comentario alrededor de los dos estandartes de las pedagogías gerencialistas sobre
los que nos hemos detenido aquí, la neuropedagogía y la educación emocional, son
ejemplos de cómo contrastan estos dos universos de revisión de lo tradicional.
En el escolanovismo libertario, el espíritu que acompaña las prácticas, las
preocupaciones y el ethos del educador resulta un aspecto esencial para entender el
hecho educativo. Por eso los postulados escolanovistas y los estudios críticos tienen
en general un tono más filosófico que técnico. Dado que el maestro pertenece a un
sistema de enseñanza que condiciona su tarea, además, se lo piensa como funcionario
que debe saberse atravesado de institucionalidad. El docente como “intelectual
público” (Giroux, 2002) se sabe pensante, y se sabe actor político.
En la visión de mercado de los ataques a la escuela, en cambio, el maestro aparece
descrito desde una visión individual. Se piensa a los alumnos en términos de talentos
y potencialidades que se deben alentar, poniendo así la competencia meritocrática
en el lugar del rol distributivo y social de la educación pública. El escolanovismo de
mercado hace un elogio del trabajo autónomo como ideal y formula la aspiración
de que cada uno pueda crear su propio futuro, dándole al sentido utópico colectivo
de la educación un carácter individual. Por su lado, el docente del escolanovismo
de mercado es un emprendedor orientado a una formación empresarial, donde se
destaca la búsqueda de la salvación individual en un marco competitivo.

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