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Pericarditis
Pericarditis
Clínica:
Cuando el roce pericárdico tiene un solo componente, puede confundirse con un soplo
sistólico mitral o tricuspídeo.
Disnea. La disnea y la tos pueden depender de una neumonitis y derrame pleural, que
muchas veces concomitan con la pericarditis.
Otros síntomas. A veces se produce fiebre, que suele ser ligera e inconstante o con
escalofríos. La sudoración, pérdida de peso, debilidad, tos, hemoptisis, etc., por lo general
se deben a la existencia deuna enfermedad sistémica como causa de la pericarditis
(neoplasia, TB, etc.)
Exámenes complementarios:
Electrocardiograma. Los cambios electrocardiográficos en la pericarditis aguda pueden
aparecer horas o días después del inicio del dolor torácico y parecen deberse a la
inflamación del miocardio superficial o del epicardio. Se observan en el 90 % de los casos
y afectan de manera principal al segmento ST y a la onda T.
Estadio I. Se caracteriza por la elevación del segmentoST de concavidad superior,
presente en todas las derivaciones excepto en AVR y V1 (en ocasiones el segmento
ST se eleva poco en algunas derivaciones). Las ondas T permanecen positivas en
concordancia con la elevación del segmento ST y no se produce imagen en espejo,
como en el IMA. Estos cambios se ven generalmenteal inicio del dolor torácico.
Estadio II. Se caracteriza por el retorno del segmento ST a la línea isoeléctrica y
aplanamiento de la onda T. A diferencia del IMA, el segmento ST suele
normalizarse antes de la inversión de la onda T y ocurre varios días más tarde del
inicio del dolor. Ocasionalmente se aprecia una pequeña escotadura en el vértice de
la onda T, que para algunos autores es un signo característico de pericarditis.
Estadio III. Se produce inversión de la onda T en la mayoría de las derivaciones, sin
la aparición de onda Q ni de pérdida del voltaje de la onda R, como ocurre en el
IMA. En esta fase la onda T puede presentarse positiva y acuminada en V1 y AVR.
Estadio IV. Se produce el retorno a la normalidad, que puede ocurrir en semanas o
meses después del inicio del cuadro clínico.
Radiografía de tórax: En la pericarditis aguda no complicada suele ser normal, aunque
en ocasiones proporciona datos sobre la causa (tuberculosis, neoplasia). pericárdico de
consideración (más de 200 ml de líquido en la cavidad pericárdica), aparecerán los
signos radiológicos.
Ecocardiograma. Es una exploración de inestimable valor para identificar la presencia
de derrame pericárdico, su cuantía y su repercusión en la hemodinámica cardíaca. En la
pericarditis aguda no complicada, el ecocardiograma puede mostrar el líquido
pericárdico y un aparente engrosamiento de la interfase epicardio-pericardio, pero la
ausencia de estos hallazgos no excluye el diagnóstico.
Gammagrafía. Se utiliza para delinear el área cardíaca y mostrar el espacio pericárdico
alrededor del corazón. Su gran costo comparado con el resto de los exámenes
complementarios empleados, hace que se utilice poco con estos fines.
Otros datos de laboratorio. La pericarditis aguda se asocia frecuentemente a
indicadores no específicos de inflamación, como son:
• Leucocitosis y aumento de la velocidad de sedimentación globular.
• Las enzimas cardíacas suelen ser normales, pero puede haber una discreta elevación
de la CPK y de su fracción MB cuando existe inflamación epicárdica o miocarditis
asociada.
El resto de las pruebas de laboratorio estarán en dependencia del diagnóstico etiológico
(hemocultivos, cultivos de virus, azoados, serologías diversas, determinación de
anticuerpos, etc.).
MANEJO:
1. Reposo en cama, preferentemente hospitalizado mientras persista el dolor y la fiebre.
2. Administración de salicilatos durante un mínimo de 2 semanas. La dosis inicial es de
2 g de ácido acetilsalicílico o más según la necesidad, y se mantendrá mientras persistan
el dolor y la fiebre; después se retirará paulatinamente.
3. En caso de poca respuesta a los salicilatos, se administrarán AINE (por ejemplo,
indometacina o ibuprofén), 1 o 2 tabletas 3 veces/día. Si a pesar de éstos persisten el
dolor intenso y la fiebre con más de 7 días de evolución, y se considera descartada la
tuberculosis, se comenzará el tratamiento con corticosteroides (prednisona o
equivalente), con una dosis inicial de 40 a 60 mg/día. El tiempo de administración de
los corticoides será como mínimo de 2 a 4 semanas según cada caso y se mantendrá
mientras persistan el dolor, la fiebre y el derrame importante, y se reducirá de forma
paulatina. Los AINE deben suspenderse después de 7 días si el paciente está
asintomático.
4. Los antibióticos sólo deben usarse en caso de pericarditis bacteriana.
5. La anticoagulación por vía oral está formalmente contraindicada. De ser necesaria
por otras enfermedades asociadas (prótesis valvulares, etc.), se empleará la heparina por
vía EV.
6. En caso de pericarditis idiopática recidivante, se iniciará en cada brote idéntico
tratamiento al descrito anteriormente. En los pacientes que han presentado 3 o más
brotes en un período inferior a 6 meses, se recomienda el uso de colchicina en dosis de
1 mg/día a largo plazo, pues se ha demostrado su eficacia para controlar las recidivas.
Protectores gástricos: se debe indicar protección gástrica con ranitidina o inhibidores de la
bomba de protones (omeprazol y fármacos relacionados) a todos los pacientes.
Derrame pericárdico:
El espacio pericárdico, determinado por las capas pericárdicas visceral y parietal, contiene
normalmente líquido seroso creando un espacio potencial que rodea el corazón y se
distribuye mayormente en los surcos aurículoventricular e interventricular.
Dx:
Electrocardiograma
El derrame pericárdico puede causar alteraciones electrocardiográficas no específicas como
una reducción en el voltaje del QRS (definido como suma de las ondas R + S en D1 + D2 +
D3 < 15 mm) y un aplanamiento difuso de las ondas T.
En presencia de derrame pericárdico grave y taponamiento cardíaco puede observarse
alternancia eléctrica (cambios de la morfología y el voltaje del complejo QRS a latidos
alternos) debida al movimiento oscilante del corazón dentro de una cavidad con gran
volumen de líquido.
Radiografía de tórax
La radiografía de tórax puede demostrar la presencia de un agrandamiento de la silueta
cardíaca con campos pulmonares claros. Este hallazgo, que puede ser fortuito en un examen
de rutina en un paciente asintomático,
debe plantear la sospecha de derrame pericárdico. El agrandamiento de la silueta cardíaca
aparece generalmente cuando se acumulan más de 200-250 mL de líquido en el saco
pericárdico.
Fluoroscopia: Permite comprobar la ausencia o debilidad de las pulsaciones cardíacas y la
ausencia de cambios de tamaño y forma de la silueta cardíaca durante la inspiración.
1. Derrame pericárdico ligero: suma de espacios libres de eco en los sacos anterior y
posterior inferior a 10 mm. El pericardio puede contener entre 50 y 300 ml de
líquido.
3. Derrame pericárdico severo: suma de espacios libres de ecos en los sacos anterior y
posterior mayor de 20 mm (entre 500 y 1 000 ml de líquido)
Tratamjiento:
TAPONAMIENTO CARDÍACO:
Es un síndrome producido por un aumento de la presión intrapericárdica secundario a la
acumulación de líquido en la cavidad pericárdica, que se caracteriza por una elevación de
las presiones intracardíacas con limitación progresiva del llenado diastólico ventricular, una
alteración del balance diastólico entre ambos ventrículos y, finalmente, reducción del
volumen sistólico y el gasto cardíaco. Puede aparecer con derrames de pequeña cuantía
(250 ml) si se originacon rapidez en una cavidad de rigidez aumentada.
Si el derrame se desarrolla de forma lenta, suelen acumularse volúmenes muy importantes
sin taponamiento, pero una vez que el pericardio alcanza su límite máximo de
distensibilidad, pequeñas cantidades adicionales de líquido pueden producirlo.
ETIOLOGÍA
Las causas de taponamiento cardíaco son en gran parte coincidentes con las del derrame
pericárdico y la pericarditis constrictiva. Sin embargo, el taponamiento cardíaco se presenta
más frecuentemente con algunas de ellas. Se pueden diferenciar en términos generales 3
tipos de taponamientos: seroso, serohemático y hemopericardio.
Las causas principales son las siguientes:
Seroso o serohemático: viral, autoinmunitaria o metabólica
Hemático o serohemático: rotura cardíaca, disección aórtica, perforación iatrogénica
o neoplásica. Esta distinción según sea sangre o no el tipo de derrame tiene
implicaciones pronósticas y terapéuticas.
El hemopericardioes más grave que el derrame seroso o serohemático y, salvo en las
neoplasias, frecuentemente requiere cirugía de emergencia.
Con el aumento del número de procedimientos, el taponamiento iatrogénico es cada vez
más frecuente en centros intervencionistas. En especial la ablación por radiofrecuencia y el
implante de electrodos endocavitarios están creciendo como causas frecuentes de
taponamiento.
Fisiopatología
El incremento progresivo del líquido pericárdico, con el consiguiente aumento de la presión
intrapericárdica, da origen a una serie de trastornos hemodinámicos que se enumeran a
continuación:
1. Disminución del volumen de eyección. Al aumentar la presión intrapericárdica, llega un
momento en que se iguala a la presión media de la aurícula derecha (AD) y a las presiones
diastólicas de ambos ventrículos, e incluso llega a ser mayor.
Cuando esto ocurre, hay una caída de los volúmenes de llenado diastólico de ambos
ventrículos y, por consiguiente, la caída del volumen de eyección ventricular izquierdo y
del gasto cardíaco; se establece entonces el denominado taponamiento cardíaco
descompensado.
2. Alteración del retorno venoso sistémico y del llenado cardíaco. La gran presión
intrapericárdica, igual o superior a la de la AD, hace que el componente diastólico precoz
del retorno venoso sistémico sea abolido.
3. Colapso de la aurícula y el ventrículo derechos. Al principio, este colapso sólo ocurre en
la protodiástole y se asocia a una caída ligera del gastocardíaco sin hipotensión. Cuando la
presión intrapericárdica se iguala o se hace mayor que la presión media de la AD y de las
presiones diastólicas de ambos ventrículos, el colapso ocupa toda la diástole y el llenado
del VD sólo se produce durante la contracción auricular; hay caída de los volúmenes
diastólicos y, por consiguiente, del gastocardíaco.
4. Pulso paradójico. En condiciones normales durante la inspiración, la presión arterial
sistólica puede disminuir hasta 10 mmHg. En el taponamiento cardíaco existe una
acentuación de este fenómeno fisiológico con un descenso inspiratorio de la presión arterial
mayor de 10 mmHg. Su mecanismo no es perfectamente conocido y puede resultar
multifactorial. De manera esquemática puede decirse que el incremento del retorno venoso
durante la inspiración, produce un aumento en las dimensiones del VD, con disminución
relativade las dimensiones del VI por aplanamiento y desplazamiento del tabique
interventricular hacia este último. Esto da lugar a una reducción de la presión diastólica del
VI, con caída dedel flujo aórtico y de la presión arterial sistólica.
Cuadro clínico
El taponamiento cardíaco se caracteriza por una tríada (beck) sintomática: hipotensión
arterial sistólica, marcada elevación de la presión venosa sistémica y disminución de la
actividad cardíaca.
Puede presentarse de forma brusca y fatal, como es el caso de las heridas cardíacas
penetrantes, traumatismos y procedimientos cardiológicos invasivos, o de forma lenta y
progresiva con disminución marcada de la presión arterial y del gasto cardíaco, frialdad,
sudoración, taquicardia y taquipnea, toma del estado general, ingurgitación yugular y la
presencia de pulso paradójico.
Exámenes complementarios
Radiografía de tórax. Puede ser normal si el taponamiento es secundario a un
hemopericardio agudo o presentar un aumento marcado de la silueta cardíaca con el resto
de los signos radiológicos referidos en la pericarditis con derrame,
Electrocardiograma. Con frecuencia existe disminución generalizada del voltaje. La
alternancia eléctrica es su hallazgo más específico.
Ecocardiograma. Es el medio diagnóstico más importante en estos casos. Aporta datos de
extremo vvalor, pues cuantifica la magnitud del derrame y permite obtener indicios
respecto a su causa. El signo ecocardiográfico más valioso y que ha resistido la prueba del
tiempo es el colapso diastólico de las cavidades cardíacas derechas.
Aunque el taponamiento es un síndrome clínico que debe definirse por ciertos hallazgos en
la cabecera del paciente, se ha observado que los signos ecocardiográficos de taponamiento
pueden preceder a las manifestaciones clínicas, de modo que en algunos casos el colapso
ventricular y auricular derechos puede ser precursor de taponamiento más que una
manifestación de este problema. Otro signo ecocardiográfico que traduce afectación
hemodinámica en el taponamiento es la dilatación de la vena cava inferior, con presencia de
contraste espontáneo en su interior y pérdida del colapso inspiratorio de ésta.
Con el Doppler se complementa y confirma en el taponamiento la repercusión del ciclo
respiratorio sobre los flujos intracardíacos, ya que en él se produce un aumento excesivo de
la velocidad de los flujos derechos (tricuspídeo y pulmonar) y una reducción excesiva de
los flujos izquierdos (mitral y aórtico).
Tto:
Ante un enfermo con un síndrome clínico de taponamiento cardíaco confirmado o no por
ecocardiograma, la conducta inmediata será la pericardiocentesis.
. La evacuación del derrame puede hacerse por pericardiocentesis percutánea,
pericardiotomía o pericardiectomía.
Pericardiocentesis. Consiste en la aspiración poraguja del contenido en la cavidad
pericárdica. Aunquees una técnica sencilla, presenta importantes limitaciones, tanto en lo
que respecta a su eficacia diagnóstica como en los riesgos que entraña. Puede
realizarse con dos finalidades:
1. Diagnóstica: no de forma rutinaria, sólo cuando se sospeche una pericarditis
purulenta, tuberculosa o un quilopericardio
Técnica.
Debe realizarse por personal con experiencia y una vez confirmada la presencia de grandes
cantidades de líquido en el pericardio, para lo que es fundamental el ecocardiograma. Se
hará en una sala adecuada, dotada de equipo completo de reanimación cardiopulmonar, con
monitorización electrocardiográfica continua del paciente.
Existen diversas vías de acceso, aunque la mayoríade las veces se prefiere el abordaje
subxifoideo.
La punción se realiza con monitorización electrocardiográfica (conectando el electrodo de
VI del ECG a la aguja) o con monitorización ecocardiográfica. Esta última brinda más
libertad al médico que practica el procedimiento y mayor seguridad para el paciente, pues
conociendo la localización del líquido existen mejores opciones para introducir laaguja. Se
procederá de la siguiente forma:
1. Colocar al paciente en decúbito supino con el tronco elevado 20 o 30 grados.
2. Desinfectar e infiltrar con anestesia local el área que rodea el apéndice xifoides.
3. Localizar el punto de punción (por debajo delapéndice xifoides, 1 cm a la izquierda, en el
ánguloizquierdo de éste).
4. Puncionar con aspiración continua en un ángulo de 20 o 30 grados con el plano frontal,
con orientación por ecocardiografía y monitorización del ECG por si existe elevación del
ST, lo que indicaría que se está tocando el epicardio.
5. Puede ser beneficioso insertar a través de la aguja un catéter en la cavidad pericárdica,
con lo que se evita dañar el pericardio y facilitar el drenaje continuo y la determinación de
la presión intracardíaca.
PERICARDITIS
CONSTRICTIVA
Concepto
Es un engrosamiento fibroso, denso y adherente del pericardio, que produce restricción al
llenado diastólico del corazón por compresión crónica de éste.
Afecta por lo general a todo el pericardio de forma simétrica, aunque de manera
excepcional se encuentra un engrosamiento pericárdico localizado. El proceso suele
iniciarse con un episodio de pericarditis aguda con depósito de fibrina, reabsorción del
derrame y posteriormente engrosamiento y fibrosis del pericardio, con fusión de sus hojas y
calcificación en un estadio crónico.
Etiología
En la actualidad, la mayor parte de los casos de pericarditis constrictiva son de causa
desconocida y algunas se atribuyen a pericarditis vírica que puede haber pasado
inadvertida. La tuberculosis ha sido durante mucho tiempo y lo sigue siendo todavía en los
países subdesarrollados, la causa más común de pericarditis constrictiva. Ésta evoluciona
hacia la constricción crónica en un 30 a 50 % de los casos a pesar del tratamiento y se ha
descrito mayor frecuencia de constricción pericárdica en aquellos pacientes que presentan
taponamiento en el curso de la enfermedad. Otras causas comunes son la cirugía cardíaca
previa (29 %) y la radioterapia mediastínica (30 %). Ya con menor frecuencia están la
insuficiencia renal crónica tratada con hemodiálisis, conectivopatías, infiltración neoplásica
(cáncer del pulmón, mama, enfermedad de Hodgkin y linfomas) y las pericarditis
purulentas.
Frecuencia
Puede aparecer desde los 2 hasta los 75 años, generalmente entre la 3ra. y 5ta.décadas de la
vida. Predomina en el sexo masculino en una proporción de 3:1.
Anatomía patológica
El pericardio se presenta muy denso y fibroso y su grosor aumenta hasta 5 o 10 mm y a
veces más. En una tercera o cuarta parte de los casos se cubre de calcificaciones y se
transforma en una verdadera coraza por la extensión de éstas.
El proceso afecta a una o las dos hojas del pericardio, las que se adhieren, por lo que suele
obliterarse por completo la cavidad pericárdica.
El corazón puede tener tamaño normal o estar reducido, con atrofia de sus fibras
musculares y sin alteraciones vasculares. El hígado es grande, congestivo y fibroso, y en
algunos casos hay una verdadera cirrosis cardíaca.
Fisiopatología
El pericardio engrosado, fibrótico y rígido dificulta el llenado de las cavidades cardíacas
durante la diástole. La constricción pericárdica suele ser simétrica, lo que ocasiona una
elevación y equilibrio de las presiones en las cuatro cámaras cardíacas y de la presión
capilar pulmonar.
En la protodiástole, a causa de que el volumen intracardíaco es pequeño y no está limitado
por el pericardio, y la presión venosa está elevada, se produce un llenado muy rápido, el
cual cesa de forma brusca cuando el volumen intracardíaco alcanza el límite de capacidad
del pericardio no distensible. Por lo tanto, la mayor parte del llenado de los ventrículos
ocurre durante la protodiástole, lo que origina una morfología típica de las presiones
ventriculares en dip-plateau o raíz cuadrada.
El signo de Kussmaul está presente y puede presentarse el pulso paradójico, aunque con
menos frecuencia. La disminución del llenado diastólico pone en marcha mecanismos
compensadores, como taquicardia y aumento de la presión venosa sistémica por retención
renal de sodio y agua (reducción en la secreción de factor natriurético atrial). Si el llenado
diastólico se ve muy disminuido, cae el volumen de eyección y el gasto cardíaco. La
contractilidad de los ventrículos suele ser normal.
FORMAS CLÍNICAS DE PRESENTACIÓN
La restricción del llenado de las cavidades cardíacas en el transcurso de una pericarditis
puede adoptar diferentes formas clínicas, a saber:
- Constrictiva crónica
- Construcción transitoria
- Efusoconstrictiva
- Constricción oculta
- Constricción localizada
Cuadro clínico
Las manifestaciones clínicas de la pericarditis constrictiva dependen fundamentalmente del
grado de elevación de la presión de llenado de las cavidades cardíacas, en un corazón con
capacidad limitada para aumentar el gasto por la constricción pericárdica.
El cuadro clínico general presenta similitud con el de la insuficiencia cardíaca derecha,
especialmente la producida por estenosis tricuspídea, pero la ascitis es más precoz y
manifiesta que el edema de los miembros inferiores.
La disnea aparece por lo general con el esfuerzo y guarda relación con la congestión
venocapilar (hipertensión pulmonar pasiva). En algunos casos puede haber disnea
paroxística nocturna, aunque lapresión venocapilar raramente o nunca aumenta lo suficiente
como para alcanzar valores que causen edema agudo del pulmón. En ocasiones se presenta
disnea en reposo causada por derrames pleurales extensos o por disminución de la
capacidad vital a consecuencia de una elevación considerable del diafragma por la ascitis.
La fatiga fácil constituye un síntoma menos manifiesto, pero la pérdida de peso es común,
sobre todo en los casos de pericarditis tuberculosa activa.
Los trastornos digestivos, anorexia, tensión abdominal e incluso dolor, aparecen a causa del
aumento de volumen del abdomen por la ascitis. Es característico que este cuadro clínico se
instaure de modo insidioso y progresivo.
En el examen físico llama la atención la marcada ingurgitación yugular, en ocasiones con
distensión de las venas frontales.
La percusión de la matidez cardíaca revela un corazón pequeño.
A la auscultación, los ruidos cardíacos están apagados. En los pacientes sin calcificación
pericárdica puede aparecer un ruido o chasquido pericárdico, que es un sonido o fenómeno
acústico protodiastólico (0,06 – 0,12 s del segundo ruido) de baja frecuencia; se oye en el
borde esternal izquierdo y en la punta, y se confunde a veces con un tercer ruido o con un
chasquido mitral. Su génesis es discutida y se cree que se deba a la distensión pericárdica al
final de la fase de llenado rápido ventricular, a un ruido intracardíaco en relación con los
bruscos cambios hemodinámicos, o a ambas causas.
La presión arterial suele estar disminuida, sobre todo la sistólica, y la venosa aumentada,
habitualmente más que en la insuficiencia cardíaca congestiva.
Puede presentarse el pulso paradójico en el 20 o 40 % de los casos y el tiempo de
circulación está prolongado.
La hepatomegalia congestiva es precoz y en ocasiones se asocia a una esplenomegalia. La
ascitis, signo cardinal de la enfermedad, es también precoz y marcada; se produce con
rapidez después de su evacuación y con frecuencia dificulta la palpación hepática. Es,
además, discordante con los edemas de los miembros inferiores, que son de escasa
magnitud.
La ictericia es común y refleja la disfunción hepática por congestión venosa, capaz de
producir cirrosis si persiste durante mucho tiempo. Es habitual también en estos enfermos
el deterioro de su estado general, con caquexia y pérdida de la masa muscular.
Exámenes complementarios
Radiología. En la mayoría de los casos la silueta cardíaca está agrandada a causa del
derrame y del engrosamiento pericárdicos, o a crecimientos preexistentes.
A veces se observa ensanchamiento del pedículo vascular por dilatación de la vena cava
superior. Un dato importante en la radiología lo constituye la presencia de calcificaciones
pericárdicas que se localizan por lo general sobre las cavidades derechas y en el surco
auriculoventricular. Ocurren en el 50 % de los casos, aunque su presencia no es específica
de constricción pericárdica.
Es también frecuente la existencia de derrame pleural hasta en un 70 % de los pacientes;
suele ser bilateral o estar localizado del lado derecho.
Datos de laboratorio. Anemia normocítica y normocrómica ligera, característica de las
enfermedades crónicas. Puede haber, además, signos de disfunción hepática
(hiperbilirrubinemia, transaminasas elevadas e hipoproteinemia).
Electrocardiograma. Generalmente hay bajo voltaje de los complejos QRS e inversión o
aplanamiento de las ondas T de forma difusa. Signos de crecimiento auricular izquierdo. Se
encuentra fibrilación auricular en un alto porcentaje de casos (30 a 50 %).
Ecocardiograma. Tanto en el modo bidimensional como en el modo M, puede encontrarse
el pericardio engrosado y denso y las calcificaciones, si existieran. Un signo de constricción
en el modo M es el aplanamiento del movimiento mesotelediastólico de la pared libre del
ventrículo izquierdo. Puede existir también movimiento paradójico del septum. Otro
hallazgo característico en el modo M es la apertura precoz de las sigmoideas pulmonares.
En el modo bidimensional se ve un VI de dimensión y función sistólica normales, rodeado
de un pericardio denso, dilatación de la AI y de la vena cava inferior (VCI) con contraste
espontáneo en su interior.
Los hallazgos por eco Doppler son actualmente los más importantes, pues muestran los
cambios de las velocidades de flujo transmitral y transtricuspídeo durante la inspiración y la
espiración.
Cateterismo cardíaco. Brinda un patrón hemodinámico que traduce el trastorno
fisiopatológico propiode la constricción pericárdica. Algunas de estas alteraciones son:
a) Elevación e igualación (diferencia de 5 mmHg) de las presiones diastólicas en las
cuatro cavidades cardíacas.
b) Morfología de la curva de presión en la AD con
seno –y– prominente y seno –x– conservado.
Tratamiento:
Tratamiento
Cuando se ha establecido el diagnóstico de pericarditis crónica constrictiva, el único tratamiento
adecuado sigue siendo el quirúrgico: la pericardiectomía.
En los pacientes con síntomas leves sin repercusión hemodinámica de consideración, en los de edad
avanzada o en aquellos con otras enfermedades asociadas que contraindiquen la intervención, está
señalado el tratamiento médico.