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MÓDULO 6 - HIPNOSIS

6.1. ORIGEN
La palabra hipnosis tiene su origen etimológico en el idioma griego. Hipno, del griego Hypnos,
proviene de la mitología griega en la que suponía la “personificación del sueño”, mientras que el
sufijo -sis significa “acción, proceso o resultado de algo”.

La hipnosis hace uso del trance con el objetivo de sanar a una persona, ya sea de forma física o
espiritual. Esta práctica se realiza desde hace muchísimos años. Los sacerdotes, brujos o
curanderos se dedicaban a analizar a los individuos y diagnosticarles sus males a través del
trance:

También se inducía a los afectados a estados alterados de consciencia con el fin de expulsar los
espíritus causantes de la enfermedad y recuperar el equilibrio psicofísico. Para ello, se usaban
cánticos, rezos y gestos ceremoniales.

Asimismo, la persuasión se ha utilizado en diferentes épocas y sociedades como una técnica de la


medicina, capaz de reducir el miedo y la preocupación, así como para transportar a la calma al
paciente.

De hecho, Hipócrates, considerado el padre de la medicina, sostenía la idea de que el cerebro era
capaz de controlar el cuerpo y sus emociones, así como también el estado de salud o de
enfermedad de la persona.

Por tanto, ya existía desde hacía años la concepción de que la inducción o el trance podían ser
útiles en el tratamiento de una enfermedad. Se partía de una mirada holística, que
comprende al ser humano como una totalidad en la que la mente es capaz de afectar al cuerpo y
viceversa.

El médico y astrólogo suizo Paracelso fue el primero en definir la hipnosis mediante una teoría en
la que entendía que los trastornos nerviosos se originaban por el desequilibrio de un flujo celestial
que circulaba por el organismo humano y animal (astrum in corpore).

Las doctrinas de Paracelso sentaron unas primeras bases de la hipnosis moderna, que surgiría
hace unos 250 años, cuando el médico y filósofo austríaco Franz Anton Mesmer presentó la teoría
sobre el magnetismo animal, que sostenía que los efectos magnéticos procedían de un fluido muy
sutil procedente de los planetas.

Mesmer y sus técnicas fueron cogiendo fama, dado que conseguía curar a los pacientes que
acudían a él. La alta sociedad parisina empezó a hacer uso de su método, hasta que el rey Luís
XVI nombró una comisión de investigación con el objetivo de estudiar la eficacia de los fenómenos
descritos por dicho médico.

Tras la comisión de investigación, que aseguró que no se podía comprobar la funcionalidad de la


ley del magnetismo de Mesmer, las prácticas mesméricas empezaron a ser desvalorizadas y,
sobre todo, perseguidas.

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Sin embargo, la leyenda de dichas técnicas seguía extendiéndose, debido a que contaba con un
alto grado de curiosidad en la sociedad. El marqués Puységur, discípulo de Mesmer, fue el
encargado de continuar con la teoría presentada por su maestro, bajo el nombre de
“sonambulismo artificial”.

Así, Puységur sostenía la idea de que los efectos de la hipnosis implicaban un suave
adormecimiento en la persona. Posteriormente, el médico James Braid fue el primero en utilizar la
palabra hipnosis el año 1841, derivada del griego hypnos que tenía como significado sueño, tal
y como se ha observado anteriormente.

Braid entendía la hipnosis como un estado de sueño artificial que se lograba a través de la
fijación de la mirada, así como mediante la concentración en la voz del hipnotizador.

Durante el siglo XIX, la hipnosis fue evolucionando de la mano de varios autores y científicos que
desarrollaron su teoría y metodología. Destaca, por ejemplo, Sigmund Freud, el padre del
psicoanálisis, que consideraba que los recuerdos reprimidos por los pacientes se podían activar
mediante la hipnosis.

El siglo XX también fue clave para el desarrollo de la técnica hipnótica, la cual contó con
personajes como Johannes Heinrich Schultz, que creó el método de autohipnosis, o Milton
Erickson, que determinó una corriente naturalista.

6.2. PRINCIPIOS BÁSICOS


La hipnosis se entiende, según la autora Esther Costa (2011), como “un fenómeno psicológico
complejo cuya definición es igualmente compleja, por lo que se suele definir por sus formas de
lograrlo, por sus efectos, o por la teoría sobre cómo se genera el trance”.

Por otro lado, la British Psychological Society, define la hipnosis como una interacción en la que el
hipnotizador intenta influir en las percepciones, sentimientos, pensamientos o conductas de los
individuos. Para ello, se hace uso de ideas o imágenes en la que los sujetos se concentran y
experimentan una serie de efectos concretos.

Asimismo, y según varios autores, la hipnosis se sustenta sobre tres constructos diferentes,
pero esenciales para el desarrollo de la técnica:

● Comunicación. La hipnosis se conforma mediante un conjunto de temas comunicacionales.


Estos son fundamentales para el desarrollo del individuo y para producir un cambio en él. Es
decir, la hipnosis necesita de la comunicación entre el hipnotizador o el terapeuta y el
paciente para conseguir que la técnica dé sus frutos.
● Estado de funcionamiento mental. La mente realiza un trance hipnótico ante una serie de
sugestiones, es decir, se transforma y adopta un nuevo estado de funcionamiento mental, en
el cual la conciencia se altera. Este nuevo estadio se caracteriza por “un marcado incremento
de la receptividad a la sugestión, por la capacidad para modificar la percepción y la memoria,
y por el potencial para un control sistémico de una variedad de funciones usualmente
involuntarias”.

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● Experiencia subjetiva. El paciente efectúa una experiencia subjetiva, ya que la vive él
mismo y puede estar condicionada por el ciclo vital en el que se encuentre. Por tanto, las
experiencias, aprendizajes y otras variables personales o contextuales afectan al individuo y,
por ende, a los resultados extraídos por la práctica hipnótica.

6.2.1. Fundamentos de la hipnosis

La hipnosis es una disciplina que se sustenta sobre diferentes bases, que se han ido construyendo
desde sus inicios. Costa (2011) destaca los siguientes fundamentos sobre la hipnosis, igual de
importantes que los constructos mencionados anteriormente:

● Fundamento de la sugestión. Se entiende como sugestión la comunicación que transmite


verbalmente el hipnotizador al paciente para desarrollar su imaginación y, de esta forma,
provocar un cambio en su manera de actuar, sentir o pensar. Asimismo, la sugestionabilidad
tiene que ver con la capacidad del individuo de aceptar las propuestas realizadas por el
terapeuta de forma no crítica. Por tanto, será más sencillo transportar a un trance hipnótico a
una persona que por su personalidad es más sugestionable. Esta teoría fue elaborada por
Ambroise August Liebeault. Se clasifican a las personas como altamente sugestionables,
medio nivel de sugestionabilidad o bajo nivel de sugestionabilidad. No obstante, a pesar de
dichos niveles, toda persona puede experimentar un mayor o menor grado de trance
hipnótico. La capacidad de atención, de imaginación, de creatividad y de abstracción del
individuo son factores que influyen en el nivel de sugestionabilidad.
● Fundamento de la respuesta condicionada. Los individuos, y también los animales,
aprenden ciertas respuestas ante una serie de estímulos concretos que se suelen repetir.
Reciben el nombre de respuestas condicionadas porque generan una serie de inercias y
automatismos. Por tanto, la hipnosis entiende que es sencillo provocar unas respuestas
concretas ante ciertos estímulos mediante la inducción. Por ejemplo, si durante una sesión
hipnótica se trabaja con el paciente que juntar las manos induce a una situación de calma y
tranquilidad, es posible que cada vez que las junte, posteriormente, se sienta más relajado.
Ivan Petrovich Pavlov fue el encargado de desarrollar la teoría de la respuesta condicionada.
● Fundamento psicoanalítico. Sigmund Freud entiende que la hipnosis es un método muy
útil para sacar a la luz aquella información oculta y reprimida que se encuentra en el
inconsciente del paciente. A través de la inducción, esta información aflora en el inconsciente
del individuo.
● Fundamento de la disociación. La disociación, según Pierre Janet, es un proceso en el cual
los pensamientos funcionan de forma independiente, debido a que se han escindido de la
conciencia. Este proceso se da cuando aparece un estado de histeria en el cual la mente se
divide en dos y en el que la parte inconsciente se vuelve la dominante.
● Fundamento del rol-playing. Theodore X. Barber propuso este fundamento entendiendo
que el sujeto que está en trance hipnótico actúa e interpreta el papel de individuo
hipnotizado, por el que intenta actuar tal y como se espera en esa situación, tanto de forma
consciente como inconsciente.

6.2.2. Teorías de la hipnosis

Existen múltiples teorías sobre el funcionamiento y los mecanismos de la hipnosis. Los


psicólogos e investigadores Steven Jay Lynn e Irving Kirsch (2005) destacan las siguientes teorías:

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● Teoría socio-psicológica del rol. Theodore Sarbin determinó en 1950 esta teoría sobre la
base de que terapeuta y paciente aceptan unos roles recíprocos con los que siguen un guion
no explícito. Cabe destacar, que interpretar el rol no significa estar fingiendo ser ese rol. Es
decir, la persona que toma el rol de individuo hipnotizado no finge ser hipnotizado, sino que el
paciente cree en las sensaciones que experimenta debido a la experiencia hipnótica. En esta
teoría, tienen una especial importancia:
● los conocimientos de los participantes sobre la situación hipnótica en la que se
encuentran;
● las percepciones sobre el rol, las expectativas y las habilidades imaginativas;
● las características que guían el modo en el que se representa el rol.
● Teoría cognitivo-comportamental. Theodore X. Barber determinó durante los años sesenta
y setenta del siglo XX que las actitudes, expectativas y motivaciones de los individuos tienen
una influencia en las respuestas hipnóticas.
● Teoría neodisociativa. Esta teoría, desarrollada por Hilgard en 1977, sostiene la idea de que
“existen sistemas cognitivos múltiples, o estructuras cognitivas organizadas jerárquicamente
que están, hasta cierto punto, bajo el control de un ‘ego-ejecutivo’. El ego-ejecutivo o la
estructura de ‘control central’ es responsable de planificar y supervisar las funciones de la
personalidad”. La hipnosis permite una disociación del individuo en cuanto a su figura de
“ego-ejecutivo”, permitiendo, temporalmente, que la persona abra su mente y visualice
nuevas concepciones que no podrían aparecer si no fuera por dicha disociación.
● Teoría socio-psicológica. El profesional Nicholas P. Spanos amplía la teoría del rol que había
establecido Sarbin y la teoría cognitivo-comportamental de Barber. Así, Spanos se centra en
los procesos socio-psicológicos, como son, por ejemplo, las expectativas o la conducta de una
persona. En 1971 Spanos determinó que los pacientes experimentan las “fantasías dirigidas a
un objetivo”, que son acciones involuntarias que acompañan a la respuesta en una sugestión
o estímulo en concreto. En otras palabras, la forma en cómo interprete el individuo la
sugestión tiene una influencia directa en la superación o no de dicha sugestión.

● Teoría de la expectativa de respuesta. Esta teoría, desarrollada por Irving Kirsh, entiende
que las expectativas tienen una relación directa en las respuestas involuntarias de los
individuos. Así, Kirsch “sostiene que, como los placebos, la hipnosis provoca efectos al
cambiar las expectativas de los clientes, pero, a diferencia del placebo, no requiere del
engaño para ser eficaz”. Es decir, para que la hipnosis funcione necesita que los pacientes
cuenten con una serie de expectativas que pretendan cumplir en cuanto a sus experiencias y
conductas.
● Teoría del set de respuesta. Es una teoría que sostiene que cualquier acción que realiza
una persona, ya sea nueva o rutinaria, planificada o improvisada, se inicia de forma
automática e inconsciente. “Las acciones están preparadas para la activación automática por
los sets de respuestas que incluyen esquemas (ejemplo: estructuras de conocimiento), o
guiones de conductas, planes, intenciones y expectativas. Las expectativas y las intenciones
son estados temporales de disposición a responder de una forma particular a un estímulo
particular (ejemplo: sugestiones hipnóticas) bajo condiciones particulares”.

6.2.3. Trance hipnótico y respuestas ideodinámicas

El trance hipnótico corresponde al proceso somnoliento en el que una persona accede a su


interior e inconsciencia. El trance hipnótico se puede clasificar según su profundidad:

● Trance superficial o leve. Este tipo de trance se manifiesta en el individuo con parpadeos y
movimientos oculares, así como dilataciones en las pupilas, acompañados por respiraciones
enlentecidas y rigidez en algunas zonas de la cara como los párpados, los labios y las
extremidades. La expresión facial también puede ser más pálida de lo normal. Asimismo, la
concepción del tiempo puede verse afectada o distorsionada, por lo que el individuo puede
percibir el tiempo acortado o alargado.

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● Trance medio. En este nivel, se origina una economía de los movimientos, debido a que los
pacientes pueden sentir embotamiento o pesadez. La frecuencia cardíaca y respiratoria y la
tensión arterial disminuyen. El cuerpo puede experimentar una cierta inmovilidad, ya sea en
una parte o en su totalidad. Aparecen movimientos involuntarios e ilusiones espontáneas, así
como hay tendencia a la disociación, es decir, a que el paciente se vea desde fuera, se
distancie de él mismo.
● Trance profundo o sonambúlico. Es el trance menos común y frecuente, ya que
corresponde al nivel más alto. En este se pueden experimentar alucinaciones, tanto positivas
como negativas, y sentir adormecimiento del cuerpo o de alguna de sus partes. Algunos
estudios han establecido que también se puede dar la xenoglosia, que tiene que ver con que
el paciente hable lenguas extranjeras que son desconocidas por él, aunque su clarividencia es
complicada, debido a que es un fenómeno muy extraordinario.

Por otro lado, el trance hipnótico también conlleva a las respuestas ideodinámicas, que tienen
una gran importancia y consisten en la transformación de un pensamiento. Destacan las
siguientes:

● Acto motor involuntario. La idea que experimenta el individuo se traslada en un


movimiento simple, involuntario y automatizado. Es decir, se percibe una respuesta
ideomotora. También se puede dar el caso contrario, es decir, el sujeto se siente inmovilizado
o rígido, ya sea en su totalidad o en una parte del cuerpo.
● Sensación corporal o percepción física. Se da cuando hay una respuesta ideosensorial.
Pueden aparecer sensaciones frías o cálidas y entumecimientos, pero también se pueden dar
experiencias en los sistemas visual, auditivo, olfativo o gustativo. Reciben el nombre de
alucinaciones porque modifican la calidad de la realidad que el individuo experimenta.
● Emoción. Tiene que ver con una respuesta ideoafectiva. Destacan las expresiones
emocionales que perciben las personas.

6.3. MITOS DE LA HIPNOSIS


La hipnosis es una técnica de la cual se han desarrollado varios mitos sobre su metodología,
dotándola, incluso, de un aura mágica. No obstante, la hipnosis dista mucho de ciertas ideas tabú
que han ido apareciendo con el paso del tiempo.

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Para poder comprender qué es la hipnosis, también se debe saber qué no es. Por tanto, en este
apartado se desmentirán, de la mano de William W. Hewitt (2002), algunos de los mitos que se
asocian a esta técnica:

01. El hipnotizador cuenta con poderes mágicos.

El terapeuta es una persona sin ningún poder paranormal o mágico. Es un individuo normal y
corriente que utiliza el mecanismo de la sugestión para conseguir las metas esperadas por el
hipnotizado.

02. El hipnotizado puede hacer cosas en contra de su voluntad.

El paciente no realiza nada en contra de su voluntad. Primero porque para ser hipnotizado
necesita de su propia cooperación con el terapeuta y segundo porque durante la hipnosis puede
rechazar cualquier sugestión que no desee.

03. Solo se puede hipnotizar a personas con mente débil.

Totalmente falso. De hecho, es posible hipnotizar prácticamente a cualquier persona que lo desee,
excepto a algunos individuos que no se consigue por razones desconocidas. El tipo de mente
puede afectar en el tiempo en el que se tarda en llegar a la hipnotización, generalmente, las
personas que son más inteligentes suelen hipnotizarse antes. No obstante, cualquier persona
puede ser hipnotizada, excepto en pequeños casos concretos.

04. El hipnotizado se encuentra inconsciente.

En ningún momento el paciente se encuentra en un estado inconsciente, sino al contrario, está


despierto y consciente. De hecho, que tome conciencia es importante para poder centrar la
atención en lo que le indique el hipnotizador.

05. El estado hipnótico se puede alargar eternamente.

El estado hipnótico no es eterno y puede detenerse de forma sencilla, así que es imposible
alargarlo durante mucho tiempo.

06. Los resultados positivos solo se dan en un estado de hipnosis profunda.

No es cierto, en cualquier nivel de la hipnosis se pueden conseguir unos buenos resultados, tanto
para el paciente como para el hipnotizador.

6.4. LEYES DE LA SUGESTIÓN


La sugestión, que es una técnica imprescindible en la hipnosis, se rige por seis leyes distintas
que el terapeuta debe tener en cuenta para saber cómo pueden afectar a su paciente (Costa,

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2011):

1. Ley de la atención sostenida. Una persona tiende a realizar una acción en base a una idea
que ha focalizado su atención.
2. Ley del efecto inverso. Un individuo tarda más tiempo en lograr un objetivo si piensa que
no es capaz de hacerlo. Esto se puede dar en el trance hipnótico, porque el paciente se puede
poner nervioso pensando que no va a ser capaz de lograrlo y, entonces, es más complicado
que sea sugestionado.
3. Ley del afecto dominante. Las emociones fuertes dominan las emociones débiles y las
reemplazan. La sugestión será más efectiva si está relacionada con una emoción.
4. Ley de prioridad en el tiempo. Ante dos sugestiones contrarias, suele tener más poder en
la persona la primera que se ha realizado. Por ejemplo, si a una persona se le dice primero
que tiene mal aspecto y después que tiene buen aspecto, la primera idea es la que
predomina.
5. Ley de prioridad de profundidad. Cuando se dan dos sugestiones contrarias, la que tiene
un trance más profundo asociada es la que tiende a cumplirse más fácilmente.
6. Ley de prioridad de penetración. Cuanta mayor estabilidad y permanencia de la
sugestión, mayor será su efectividad. Así, en el caso de dos sugestiones antagónicas
prevalecería la que tiene una mayor penetración (estabilidad y permanencia).

6.5. LENGUAJE HIPNÓTICO


El lenguaje hipnótico tiene especial relevancia en las sesiones hipnóticas, ya que permite
sugestionar con la palabra, aunque no se debe abusar de ella. Asimismo, el terapeuta también
influye mediante el tono de su voz o a través de su gestualidad corporal.

Por tanto, en la comunicación hipnótica tienen importancia tanto la comunicación verbal como
la no verbal, por lo que el terapeuta debe cuidar cada una de ellas para que la relación con el
paciente sea lo más efectiva posible.

6.5.1. Comunicación sugestiva verbal

La comunicación verbal permite al terapeuta guiar a su cliente e inducirle sugestiones


hipnóticas. No debe confrontar sus opiniones, sino posicionarse en un estado de no juicio. También
puede optar por posicionarse de forma complementaria.

Por tanto, el lenguaje hipnótico tiene un claro objetivo: originar un cambio en el paciente, que
es lo que lo diferencia de la mera retórica. Por este motivo, el terapeuta debe cuidar el lenguaje
hipnótico para conseguir dicho cambio.

Los elementos que se deben tener en cuenta en la comunicación sugestiva verbal son los
siguientes (Costa, 2011):

● metamodelo inverso de Milton (omisiones, nominalizaciones, conectores, presuposiciones,


órdenes indirectas);
● redundancias;
● preguntas estratégicas;
● lenguaje evocador.

6.5.1.1. Metamodelo inverso de Milton

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El metamodelo inverso de Milton Erickson sostiene que el lenguaje debe ser indeterminado
para que el paciente cuente con más libertad a la hora de suplir las omisiones con su experiencia
interna.

Por ejemplo, el metamodelo inverso de Milton utilizaría el siguiente enunciado "cuando cierre sus
ojos, tal vez pueda imaginar un paisaje rústico bajo un cielo hermoso, en aquella hora del día tan
apetecible para usted".

Este enunciado posibilita una serie de omisiones que el paciente puede rellenar mediante su
experiencia e imaginación. Es decir, en el paisaje puede haber un prado o una montaña, el cielo
puede estar nublado o soleado, el momento puede ser por la mañana o por la tarde, etcétera.

Por tanto, el paciente no se ve influenciado por las experiencias o preferencias del hipnotizador,
sino que es él mismo el que deja a su mente imaginar las omisiones del relato según su pura
creatividad y experiencia.

El metamodelo inverso de Milton también tiene en cuenta las nominalizaciones, las palabras
intangibles de aspectos que no se pueden tocar ni medir, que se logran a base de convertir un
verbo en un sustantivo abstracto.

Corresponderían a sustantivos abstractos los términos aprendizaje, esperanza, recurso, ayuda o


preocupación, entre otras muchas palabras.

Otro recurso que se puede observar en el metamodelo inverso de Milton es el uso de conectores.
Estos son útiles para enlazar dos afirmaciones cuando entre ellas hay una relación de
causa-efecto. Se pueden diferenciar tres niveles de conectores:

● Conector débil: se utilizan conjunciones, como la “y”, para unir dos enunciados que no
tienen relación entre sí. “Está escuchando mi voz y todo su cuerpo se relaja”.
● Conector medio: los enunciados se vinculan por una conexión temporal, por lo que utilizan
expresiones como mientras, a medida que, durante o cuando, entre muchas otras. “Mientras
respira profundamente, siente que va relajándose más”.
● Conector fuerte: los conectores empleados comportan una relación de causalidad, aunque
no exista. Se utilizan conceptos como hace que, permite que, causa o aumenta, entre muchos
otros. “Sus manos se unen, y eso permite que profundice más en su trance”.

Por otro lado, también se deben tener en cuenta las presuposiciones, que son aquellas
afirmaciones que ayudan a que el paciente no se cuestione su propia existencia.

● Falsa opción: se ofrecen dos posibilidades utilizando la conjunción “o”. “¿Prefiere relajarse
en el sillón o en la camilla?” El terapeuta presupone que el paciente va a relajarse.
● Adverbios de tiempo: se utilizan términos como durante, cuando, previamente, antes,
después, etc. “Antes de que entre en hipnosis quisiera hacerle una pregunta”. Se está
presuponiendo que va a entrar en hipnosis.
● Numerales ordinales: expresan orden y se encuentran términos como primero, segundo,
tercero, cuarto, etc. “Me pregunto qué dedo se va a mover primero”. El terapeuta da por
hecho que la persona moverá algún dedo.

Erickson también utiliza un patrón basado en dar órdenes indirectas. Son muy útiles porque
consiguen ciertas respuestas, aunque no se han pedido abiertamente. Se pueden dar mediante los
siguientes casos:

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● Órdenes incorporadas: se incorporan instrucciones a una orden que se entiende por si sola.
Se daría cuando el terapeuta dice “Permita que su cuerpo se relaje”, en vez de ordenar de
forma directa “Relájese”.
● Subrayado análogo: se da énfasis a la orden mediante el uso de elementos de
comunicación no verbal, como el tono que se utiliza o la mirada con la que se acompaña.
Sería el caso del siguiente enunciado: “Sus párpados peeeesaaaaan”. El terapeuta alarga las
vocales de pesan y la entona con una voz pesada y cansada, de forma grave y lenta. El
paciente cerrará los ojos de forma pesada porque las palabras y la entonación de ellas se lo
“ordenan”.
● Ambigüedad fonológica: en este caso se utilizan palabras que suenan de forma parecida y
se subrayan analógicamente. Sería el caso de la oración “Y sabes a ojos cerrados que con el
abrazo de un amigo se levanta tu ánimo”, que se podría interpretar como “A ojos cerrados, el
brazo se levanta”.

6.5.1.2. Redundancias

Las redundancias se pueden entender como una armonía musical y como una repetición de la
oración. Son muy útiles en la técnica hipnótica cuando se realizan de forma sutil. Un ejemplo de
cómo hacer uso de las redundancias podría ser utilizando siempre la misma metáfora que se ha
pactado con el paciente.

Otra forma de redundancia es cuando el hipnotizador parafrasea las ideas que ha expresado el
paciente. Esto permite corroborar que ambos se están entendido perfectamente y motiva al
hipnotizado a realizar un cambio o a subrayar las ideas que puedan ser mejorables.

6.5.1.3. Preguntas estratégicas

Las preguntas estratégicas tienen como objetivo que las respuestas que emita el paciente le
sirvan para descubrir, por él mismo, nuevos puntos de vista sobre sus creencias, ideas,
percepciones o pensamientos. Esto implica que el paciente se sienta el protagonista de sus
propios cambios.

En otras palabras, a través de preguntas estratégicas, que tienen una respuesta calculada por el
terapeuta, se conduce al sujeto a un lugar diferente, creado mediante sus propias deducciones y
no solamente por las instrucciones dadas.

6.5.1.4. Lenguaje evocador

El lenguaje evocador consiste en que el hipnotizador envíe, mediante el lenguaje, ideas que
recuerden en el paciente una serie de imágenes que hagan surgir en él el objetivo deseado.

Un ejemplo de ello podría darse cuando el paciente se encuentra nervioso porque piensa que no
se podrá relajar, el terapeuta en vez de decirle que se relaje, puede optar por enviarle imágenes
que le evoquen a la relajación. Seguramente, este método le será más efectivo para conseguir
calmarse y relajarse.

6.5.2. Comunicación sugestiva no verbal

La comunicación no verbal es aquella que no utiliza la palabra o el lenguaje para comunicarse,

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sino los gestos, las miradas o el tono de voz. Es un tipo de comunicación capaz de ofrecer
muchísima información y que se debe tener en cuenta en las sesiones hipnóticas.

En la hipnosis, la comunicación no verbal se puede dar por la mímica facial o por la mirada; por el
lenguaje corporal, es decir, por la postura del cuerpo o por los gestos que hace el terapeuta; y por
el tono de voz empleado. En los siguientes subapartados se concretan sus particularidades.

6.5.2.1. Mímica facial y mirada

La mímica facial o las expresiones faciales tienen un gran impacto en los seres humanos, ya
desde que son pequeños. Un gesto, una mirada o una sonrisa dotan de mucha información al
receptor, ya que incluso es capaz de observar si existe una concordancia entre “lo que se dice” y
“lo que se hace”.

Por tanto, es importante que exista una coherencia en aquello que el hipnotizador dice y hace,
dado que, si no la hay, el paciente podría perder la confianza en él y sería mucho más complicado
llevar a cabo las sesiones.

Dentro de la expresión facial también se incluye la mirada. Tiene un gran impacto entre dos
personas, porque puede dar seguridad o quebrarla, aportar confianza o miedo, mostrar
satisfacción o rechazo:

En el lenguaje hipnótico se debe mantener una mirada afable, directa pero no inquisitiva, acorde
con el mensaje que se quiere transmitir. Solamente en caso de querer enfatizar ciertas palabras o
conceptos se puede fijar la mirada en el paciente, para reforzar y dar importancia al mensaje.

6.5.2.2. Proxémica y lenguaje corporal

La proxémica estudia el uso que dan las personas a su espacio personal, al espacio que rodea su
cuerpo, en el establecimiento de grupos. Mide la distancia que guarda un individuo respecto a los
demás y analiza cómo varía en función de la edad, del sexo o de la cultura, así como de las
situaciones.

La proxémica es un aspecto muy importante en la comunicación, ya que en función de cómo se


aplique puede producir una reacción de acercamiento y un aumento de la confianza, o todo lo
contrario.

Edward T. Hall, citado por Costa (2001), propuso cuatro formas diferentes de proxémica,
aunque se centró en el estilo estadounidense, por lo que en algunos lugares pueden contar con
mayores o menores distancias personales. Estas son las siguientes:

● Público. Este tipo de espacio es el que se da en conferencias y actos en los que se


encuentran personas desconocidas entre sí. La distancia entre los asistentes suele superar los
3 metros.
● Social. Corresponde al espacio que se establece con las personas que se encuentran en la
vida cotidiana, por ejemplo, con los del trabajo, el vecindario o los comercios. Suele situarse
alrededor de 1 metro o 1 metro y medio.
● Personal. Es el espacio que se concede entre personas que comparten relaciones cercanas,
como con los familiares y los amigos. El espacio es más reducido que los anteriores, incluso si
se alargan las manos se pueden tocar. Por tanto, la distancia se sitúa entre 50 o 60
centímetros.

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● Íntimo. Es el espacio más cercano entre las personas, por lo que recibe el nombre de íntimo.
Se da entre las personas que tienen un vínculo muy estrecho, como son la pareja o los hijos.
El espacio suele ir desde el medio metro hasta el espacio nulo.

Dentro de la proxémica también se incluyen otros elementos, como son los gestos, las miradas y
el contacto físico, que interrelacionan entre ellos. Por ejemplo, cuando el espacio es menor, la
intensidad de las miradas y de los gestos suele ser mayor.

6.5.2.3. Prosodia y tono de voz

La prosodia corresponde al estudio de los elementos que tienen relación con la expresión oral,
como son el tono de voz, la melodía, el énfasis o las pausas, entre otros elementos.

Las palabras no tienen poder por sí solas, sino que van acompañadas de la expresión y el tono que
se emplea. Por este motivo, la prosodia cuenta con una gran relevancia. Una misma palabra con
tonos distintos puede hacer variar totalmente la carga y el efecto del lenguaje. Lo mismo sucede
con los silencios o las pausas.

En la terapia hipnótica, se acostumbra a utilizar un tono de voz monótono, dado que conlleva a la
tranquilidad, a la calma y a la relajación. Lo mismo sucede con el volumen, que suele ser bajo. Las
pausas también son muy útiles para generar sosiego en el paciente.

El hipnólogo también puede remarcar ciertas palabras, mediante el énfasis en su pronunciación.


Así, el hipnotizado prestará más atención en ellas y reflexionará sobre las percepciones que le
hacen experimentar.

Por tanto, lenguaje verbal y no verbal deben estar en concordancia en todo momento. Esta
sincronización constituye una herramienta muy eficaz para la creación de un estado de sugestión
y de influencia idóneo para practicar la hipnosis.

6.6. APLICACIONES CLÍNICAS


La hipnosis es una terapia clínica que se indica, especialmente, para tratar dolores agudos y

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crónicos, para abordar trastornos de ansiedad y síntomas psicosomáticos, y para disminuir
la aprensión ante procesos que producen ansiedad o dolor cuando el paciente se tiene que
someter a una intervención quirúrgica, odontológica u obstétrica.

El paciente es la figura central de la hipnosis, por lo que debe cooperar activamente. Por tanto, se
recomienda que sea él mismo el que decida acudir a la consulta por voluntad propia.

En el primer encuentro con el paciente, Costa (2011) recomienda que el terapeuta explore y
examine las principales preocupaciones y temores del paciente, así como su estado de salud, su
situación laboral o social y sus relaciones familiares. La recopilación de información servirá para
entender al paciente y permitirá marcar unos objetivos claros y realistas.

También es determinante que se realice un test de sugestionabilidad, dado que proporciona


información sobre qué canal es el predominante en una persona. En otras palabras, el individuo
puede percibir la sugestión de forma visual, auditiva o cinestésica.

6.6.1. Etapas de la hipnosis

Las sesiones hipnóticas se estructuran en cuatro fases concretas que se deben llevar a cabo
para conseguir los resultados deseados. Estas son las siguientes (Costa, 2011):

● inducción al trance;
● profundización;
● reformulación del problema;
● reorientación o salida.

En los siguientes subapartados se muestran las particularidades de cada una de las fases
nombradas.

6.6.1.1. Inducción al trance

La inducción corresponde a la entrada al trance hipnótico. Para ello, existen diferentes


técnicas basadas en la concentración y en la atención, que son capaces de realizar una
transformación en el estado del paciente.

El terapeuta podrá certificar que el individuo se encuentra en un período de trance cuando


observe los denominados fenómenos hipnóticos, que consisten en una serie de manifestaciones
físicas del trance. Algunas pueden ser el cambio del ritmo respiratorio, los movimientos oculares o
los cambios en la percepción auditiva, visual o táctil, entre otras.

En esta etapa, el paciente puede tomar una posición paralela a la de su conciencia, aunque no
pierde el conocimiento de quién es y de dónde se encuentra. En otras palabras, la persona es
capaz de tomar distancia de él mismo para observarse desde fuera y centrarse en su
inconsciencia, y así encontrar nuevas respuestas.

Técnicas de inducción al trance

Existen múltiples técnicas para inducir a un paciente al trance. Las más frecuentes, tal y como
establece la profesional Esther Costa (2011), se pueden realizar con la ayuda del hipnotizador o de

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manera individual y autónoma, y son las siguientes:

● Relajación progresiva de Jacobson. La persona se sienta en una silla cómoda, con la


espalda recta y las manos sobre los muslos. Debe apretar el puño de la mano derecha
durante tres segundos y después soltarlo tres veces seguidas. Después debe hacerlo de
nuevo con la mano izquierda. Debe inspirar y expirar al mismo ritmo que aprieta y afloja el
puño. Mientras realiza este proceso debe centrarse en observar las percepciones que siente y
experimenta. La serie se puede repetir con el codo, con los hombros o con cualquier parte del
cuerpo que permita al individuo relajarse. Repetirlo permitirá al cuerpo relajarse y sentirse
flexible y suelto. Esta sensación se traspasará a la persona, sintiendo que no existen
tensiones.
● Levitación de la mano. De la misma forma que en el caso anterior, el individuo se sentará
en una silla con las manos sobre sus muslos. Deberá efectuar tres respiraciones profundas o
las que le sean necesarias para sentirse relajado. Una vez encontrado el punto de calma y
tranquilidad debe dejar que su mano actúe como si estuviera enganchada a un globo de helio.
En ese momento, sentirá que su mano es mucho más ligera que anteriormente y puede
experimentar con las sensaciones que se generan en ella. El estado de relajación se podrá
alargar tanto como lo desee la persona.
● Uso del péndulo de Chevreul. El sujeto trazará en un papel un círculo en el que marcará el
norte, el sur, el este y el oeste, como una brújula. La hoja se pondrá en una mesa en la cual
tome asiento la persona. Seguidamente, el paciente tomará un péndulo y lo situará a unos 8 o
10 centímetros de la hoja señalando el centro del círculo. Entonces, podrá decidir si el
péndulo se debe mover de arriba hacia abajo (de norte a sur) o de derecha a izquierda (de
este a o este), o viceversa, pero sin moverlo. Sin realizar el movimiento, pero centrando su
atención en él, conseguirá que el péndulo se mueva en la dirección que había elegido. Las
palabras de la hoja también se pueden cambiar por sí y no. En ese caso, el movimiento de
arriba hacia abajo corresponderá al sí y el de derecha a izquierda al no. Este cambio implica
que la persona pueda realizarse una serie de preguntas y contestarlas a través del péndulo.
● Visualización creativa. Se puede realizar tumbado o sentado y destaca por ser muy útil
para preocupaciones invasivas. El primer paso es entrar en un proceso de relajación, en el
que los ojos pueden permanecer cerrados. Una vez alcanzado el nivel de relajación deseado,
la persona puede imaginar que se encuentra en cualquier otro lugar y debe imaginar, con
todo lujo de detalle, lo que se encuentra alrededor en ese lugar ficticio. Acto seguido,
seguramente, el individuo empezará a experimentar una serie de pensamientos que le
aparecerán de forma involuntaria, pero no los debe detener ni analizarlos, únicamente
observarlos.
● Uso de metáforas. La persona puede hacer uso también de las metáforas para conseguir
trabajar su atención. Estas permiten a la persona imaginar y conocer que deseos se
encuentran en su interior, así como observar los pensamientos o preocupaciones que abarcan
su propia mente.

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6.6.1.2. Profundización

La profundización corresponde al segundo paso en un trance hipnótico. Consiste en que la


persona abandone completamente su estado de alerta hacia el exterior, para centrarse única y
exclusivamente en su interior.

Las técnicas de relajación también pueden ser muy útiles para esta fase del proceso y sirven como
enlace entre la inducción inicial y la reformulación del problema que se realizará en la siguiente
etapa.

6.6.1.3. Reformulación del problema

La reformulación del problema es un factor clave, ya que es la etapa que permite el cambio
terapéutico. La reformulación origina el reencuadre cognitivo y las disociaciones. En este estadio
se producen los denominados insights que tienen como significado “darse cuenta”.

Es decir, son auténticas catarsis emocionales que liberan la tensión contenida del paciente y
reubican sus sentimientos tras atravesar sentimientos de rabia, de dolor, de tristeza, de ira, de
desprecio, etcétera.

6.6.1.4. Reorientación o salida

Finalmente, y como último paso, se realiza la reorientación o la salida. Este paso consiste en
que el terapeuta acompañe al paciente a la vuelta a la normalidad de su conciencia y abandone el
trance hipnótico.

Generalmente, la sesión hipnótica tiene una duración de entre 15 y 60 minutos. Al finalizar el


trance, el profesional deberá recoger los aspectos más destacados y relevantes que se han
observado durante la sesión, así como las dificultades.

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También toman importancia las órdenes post-hipnóticas y las propuestas de tareas. Las
primeras corresponden a las acciones que debe realizar el paciente de forma literal al finalizar la
sesión, siempre que no supongan una infracción en su código ético.

Es el caso, por ejemplo, de cuando el terapeuta le dice al paciente: "a partir de hoy, cada vez que
se siente en este sillón entrará en un estado de trance fácilmente, logrando progresivamente unos
niveles mayores de bienestar".

Por otro lado, las tareas son ejercicios que el cliente debe llevar a cabo en su casa para potenciar
su actitud proactiva y facilitar la consecución de las metas predispuestas.

6.6.2. Ámbitos de trabajo de la hipnosis

La hipnosis, tal y como se ha comentado anteriormente, es una técnica que se aplica clínicamente
para mejorar el estado del paciente y disminuir el dolor que puede sentir. Varios estudios
corroboran su eficacia empírica en distintos tipos de dolor (Mendoza, Lamas y Capafons, 2010).

Asimismo, la hipnosis se puede aplicar en la medicina, por ejemplo, para aliviar la ansiedad que
pueden provocar las intervenciones quirúrgicas en los pacientes. Es decir, enseña a los pacientes
a afrontar de una forma diferente las operaciones a las que se deben someter.

También se ha corroborado su utilidad para reducir la cantidad de medicamento después de


una cirugía. Por ejemplo, para disminuir el sangrado o abreviar el tiempo de hospitalización y la
recuperación del paciente.

La hipnosis también puede ser útil en casos de trastornos respiratorios, por ejemplo, en el
tratamiento de los síntomas del asma o en las obstrucciones de las vías respiratorias.

Por otro lado, varios estudios también han demostrado que la hipnosis es favorable en
condiciones dermatológicas, como puede ser ante eccemas, ictiosis, verrugas y psoriasis.

Aunque la hipnosis es muy útil para reducir el dolor de las personas y para tratar algunos casos
como los ahora comentados, también lo es para tratar situaciones cognitivas y conductuales.
En otras palabras, se puede hacer uso de esta técnica para cambiar hábitos perjudiciales para la
salud, como la adicción al tabaco o al alcohol.

También se aconseja su práctica ante la ansiedad y la depresión, dado que comporta un mayor
control sobre ambas. No obstante, la eficacia depende de cada persona y de su caso en concreto.
Así pues, lo que para un individuo puede ser muy útil, para otro puede no serlo.

6.7. HIPNOSIS ERICKSONIANA


El profesional y terapeuta Milton Erickson elaboró unos métodos, un tanto diferentes de los que
incluía la hipnosis tradicional, con el objetivo de activar los recursos internos de la persona.

La hipnosis ericksoniana es una terapia que requiere el esfuerzo del cliente para conseguir una

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mayor satisfacción y permitir unos resultados beneficiosos a largo plazo.

Erickson entendía la terapia como una forma de reducir el sufrimiento y el dolor que una persona
experimenta. No obstante, a pesar de que Erickson les podía ayudar u orientar a esforzarse para
conseguir sus logros, eran los mismos pacientes los que debían descubrir sus propias estrategias
para superar la dificultad que experimentaban en sus vidas.

El hecho de que sean los propios pacientes los que encuentren la solución o el camino para
erradicar un problema también implica un aumento de su autoestima. Cuando el cliente integra la
solución que aplica, suele pensar que ha nacido de él.

En esta misma línea, la hipnosis ericksoniana no busca el origen del problema, sino que se centra
en encontrar una solución, mediante la motivación y el uso de los propios recursos del
individuo. En un primer momento, este enfoque fue muy novedoso porque contradecía el modelo
freudiano.

La flexibilidad, la adaptación y la creatividad son elementos que ayudan en la terapia hipnótica


ericksoniana. Asimismo, cualquier aspecto es fundamental para la terapia de la persona e, incluso,
se utilizan algunas otras técnicas que pueden ser útiles en la evolución del paciente.

La esperanza también constituye una de las bases de la hipnosis ericksoniana. De hecho, sin
esperanza o voluntad de cambio no tendría sentido llevar a cabo la terapia. Por ese motivo,
Erickson remarcaba la importancia de que los terapeutas transmitieran esa voluntad de cambio a
sus pacientes.

Por otro lado, Erickson defendía un protocolo hipnótico mucho más naturalista, contrario a los
inicios de la técnica hipnótica, que tenía tanta fama en aquellos momentos. Así, el protocolo
consideraba que no era necesario un trance profundo, sino una buena relajación de la persona
que permitiera actuar a nivel inconsciente, aunque siguiera consciente.

Erickson también introdujo seis estrategias esenciales que se debían tener en cuenta en su
protocolo de hipnosis ericksoniana. Estas estrategias son las siguientes:

● Distracción. A través de la distracción se puede conseguir un proceso de hipnosis


involuntario, que impide el autosabotaje. Cabe destacar que el exceso de esfuerzo para
combatir un problema impide encontrar la solución. Por este motivo, con cierta dispersión del
paciente se puede conseguir una vía eficaz de actuación.
● Particionamiento. Cuando se quieren solucionar varios problemas, es útil empezar por
aquellos que vayan a dar sus frutos primero, porque implicarán una mayor motivación y
esperanza en el cliente.
● Progresión. Algunas enfermedades o dolencias no se pueden curar, pero sí que se puede
progresar para reducir su dolor y mejorar su estado.
● Sugestión. La solución de un problema parte de la idea de que el cambio es posible, sino no
tendría sentido. Es por eso que los pacientes tienen esperanza en encontrar alguna mejora,
por lo que entienden y aceptan esta primera sugestión.
● Reorientación. “Cuanto mayor sea la complejidad del problema psicológico de una persona,
mayor oportunidad habrá de descubrir una solución sencilla, ya que cuanto más abrumado
está el cliente por su problema, menos capacidad tiene de localizar la solución por obvia que
esta pueda ser”.
● Utilización. El uso de la energía en los problemas de un paciente es muy importante. Es
decir, si el cliente reorganiza la energía en los problemas que más les preocupan, conseguirá
obtener los recursos para minimizarlos o, incluso, eliminarlos.

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RESUMEN
● La palabra hipnosis tiene su origen etimológico en el idioma griego. Hipno, del griego Hypnos,
proviene de la mitología griega en la que suponía la “personificación del sueño”, mientras que
el sufijo -sis significa “acción, proceso o resultado de algo”.
● La hipnosis hace uso del trance con el objetivo de sanar a una persona, ya sea de forma física
o espiritual. El trance puede ser superficial o leve, medio y profundo o sonambúlico.
● La hipnosis se puede definir como una interacción en la que el hipnotizador intenta influir en
las percepciones, sentimientos, pensamientos o conductas de los individuos.
● La práctica hipnótica se fundamenta sobre tres constructos que son la comunicación, el estado
de funcionamiento mental y la experiencia subjetiva.
● Las teorías más relevantes de la hipnosis son:
● la teoría socio-psicológica del rol;
● la teoría cognitivo-comportamental;
● la teoría neodisociativa;
● la teoría socio-psicológica;
● la teoría de la expectativa de respuesta;
● la teoría del set de respuesta.
● La sugestión consiste en la comunicación que transmite verbalmente el hipnotizador al
paciente para desarrollar su imaginación y, de esta forma, provocar un cambio en su manera
de actuar, sentir o pensar. La sugestión se rige por las siguientes leyes:
● ley de la atención sostenida;
● ley del efecto inverso;
● ley del afecto dominante;
● ley de la prioridad en el tiempo;
● ley de prioridad de profundidad;
● ley de prioridad de penetración.
● El lenguaje hipnótico tiene especial relevancia en las sesiones hipnóticas, ya que permite
sugestionar con la palabra, aunque no se debe abusar de ella. Asimismo, el terapeuta también
influye mediante el tono de su voz o a través de su gestualidad corporal. Es decir, toman
importancia la comunicación verbal y la no verbal.
● La comunicación verbal permite al terapeuta guiar a su cliente e inducirle sugestiones
hipnóticas. No debe confrontar sus opiniones, sino posicionarse en un estado de no juicio. En
la comunicación verbal se tienen en cuenta: el metamodelo inverso de Milton, las
redundancias, las preguntas estratégicas y el lenguaje evocador.
● La comunicación no verbal es aquella que no utiliza la palabra o el lenguaje para comunicarse,
sino los gestos, las miradas o el tono de voz. Es un tipo de comunicación capaz de ofrecer
muchísima información y que se debe tener en cuenta en las sesiones hipnóticas. Se puede
dar por: mímica facial y mirada, proxémica y lenguaje corporal o prosodia y tono de voz.

● La hipnosis sigue una serie de fases para llevar a cabo la sesión. Sus etapas son la inducción
al trance, la profundización, la reformulación del problema y la reorientación o salida.
● La hipnosis ericksoniana es una terapia que requiere del esfuerzo del cliente para conseguir
los resultados deseados. No busca el origen del problema, sino que se centra en encontrar una
solución a este, mediante la motivación y el uso de los propios recursos del individuo. Es decir,
son los propios pacientes los que buscan un camino para solventar el problema.

AUTOEVALUACIÓN
Contesta las siguientes preguntas y practica las bases teóricas de este capítulo. No olvides
analizar y responder de acuerdo a lo que entendiste.

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1. Nombra los tres constructos diferentes en los que se sustenta la hipnosis.
2. Explica la teoría socio-psicológica del rol.
3. ¿En qué consiste el trance profundo o sonambúlico?
4. Menciona los elementos que se deben tener en cuenta en la comunicación verbal cuando se
realiza una sesión de hipnosis.
5. Según Edward T. Hall, ¿cuántas formas de proxémica existen? ¿En qué consiste cada una?
6. Define la profundización.
7. Indica las estrategias esenciales que determinó Milton Erickson para la hipnosis ericksoniana.

SOLUCIONARIO
1. Nombra los tres constructos diferentes en los que se sustenta la hipnosis.

Los tres constructos en los que se sustenta la hipnosis son la comunicación, el estado de
funcionamiento mental y la experiencia subjetiva.

2. Explica la teoría socio-psicológica del rol.

La teoría socio-psicológica del rol fue desarrollada por Theodore Sarbin y se basa en que el
terapeuta y el paciente aceptan unos roles recíprocos con los que siguen un guion no explícito.
Cabe destacar, que interpretar el rol no significa estar fingiendo ser ese rol. Es decir, la persona
que toma el rol de individuo hipnotizado no finge ser hipnotizado, sino que el paciente cree en las
sensaciones que experimenta debido a la experiencia hipnótica.

3. ¿En qué consiste el trance profundo o sonambúlico?

El trance profundo o sonambúlico es el trance menos común y frecuente, ya que corresponde al


nivel más alto. En este se pueden experimentar alucinaciones, tanto positivas como negativas, y
sentir adormecimiento del cuerpo o de alguna de sus partes. Algunos estudios han establecido
que también se puede dar la xenoglosia, que tiene que ver con que el paciente hable lenguas
extranjeras que son desconocidas por él, aunque su clarividencia es complicada, debido a que es
un fenómeno muy extraordinario.

4. Menciona los elementos que se deben tener en cuenta en la comunicación verbal


cuando se realiza una sesión de hipnosis.

Se deben tener en cuenta el metamodelo inverso de Milton, las redundancias, las preguntas
estratégicas y el lenguaje evocador.

5. Según Edward T. Hall, ¿cuántas formas de proxémica existen? ¿En qué consiste cada
una?

Existen, según Edward T. Hall, cuatro formas diferentes de proxémica, que son:

● Público. Este tipo de espacio es el que se da en conferencias y actos en los que se encuentran
personas desconocidas entre sí. La distancia entre los asistentes suele superar los 3 metros.

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● Social. Corresponde al espacio que se establece con las personas que se encuentran en la
vida cotidiana, por ejemplo, con los del trabajo, el vecindario o los comercios. Suele situarse
alrededor de 1 metro o 1 metro y medio.
● Personal. Es el espacio que se concede entre personas que comparten relaciones cercanas,
como con los familiares y los amigos. El espacio es más reducido que los anteriores, incluso si
se alargan las manos se pueden tocar. Por tanto, la distancia se sitúa entre 50 o 60
centímetros.
● Íntimo. Es el espacio más cercano entre las personas, por lo que recibe el nombre de íntimo.
Se da entre las personas que tienen un vínculo muy estrecho, como son la pareja o los hijos.
El espacio suele ir desde el medio metro hasta el espacio nulo.

6. Define la profundización.

La profundización corresponde al segundo paso en un trance hipnótico. Consiste en que la persona


abandone completamente su estado de alerta hacia el exterior, para centrarse única y
exclusivamente en su interior.

7. Indica las estrategias esenciales que determinó Milton Erickson para la hipnosis
ericksoniana.

Las estrategias que estableció Milton fueron la distracción, el particionamiento, la progresión, la


sugestión, la reorientación y la utilización.

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