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Chinchila, Erika Adelina

L.U: 724365

Materia: Didáctica 1

ESCUELA E INFANCIA

La infancia

La infancia como la conocemos hoy, es una de las etapas muy importantes del desarrollo de
capacidades físicas, emocionales e intelectuales por la cual atravesamos todos desde el
momento de nuestro nacimiento hasta la llegada a la pubertad. Etapa en la cual
aprendemos a interactuar con nuestro entorno, y es la etapa más vulnerable del crecimiento
y requerimos cuidados y protección de nuestro entorno, tanto familiar como social.
Pero esto no siempre ha sido así. Desde Stagno Leandro,se menciona a Philippe Aries que
es considerado, como el iniciador de la historiografía de la infancia, su trabajo se dio en la
época media, en su investigación existían niños pero no infancia Aries,, sostiene "que en la
sociedad de la Edad Media no existía el sentimiento de la infancia el hombre solo viese en
el niño un hombre pequeño o, mejor dicho, un hombre aún pequeño que pronto se haría-o
debería hacerse-un hombre".(Aries 1960/1987).
Estrechamente vinculado a los estratos sociales Según Gélis, interés e indiferencia pueden
coexistir en una misma sociedad, prevaleciendo una actitud sobre la otra por motivos
culturales y sociales de difícil discernimiento (Gélis, 2001).
Volvamos a los cuentos campesinos para corroborar la intervención de Gélis. En la misma
Francia donde Ariès sostiene el descubrimiento de la infancia -como vimos, asociado a
nuevas sensibilidades y sentimientos hacia los más pequeños de la sociedad-, los niños de
la nobleza escuchaban de sus mayores las versiones 'tamizadas" por los designios de la
civilidad, mientras que los campesinos continuaban transmitiendo las legadas por su
tradición oral. Estos últimos debían trabajar como peones, sirvientes o aprendices en
talleres tan pronto como podían hacerlo, por tanto, sus vidas transitaban entre los adultos
desde temprana edad.Muchos morían siendo vistos por sus pares…
La institución de la infancia es siempre una violencia, un acto de poder. Los rasgos que
Laclau adjudica a toda relación social: contingencia, poder, carácter político e historicidad
(1993:53), pueden atribuirse a las relaciones entre adultos y niños. Las relaciones entre
adultos y niños resultan siempre relaciones contingentes", cuyo sentido es siempre producto
de una construcción histórica fuertemente atravesada. Por el poder, y esa contingencia es
mayor en una relación caracterizada por la asimetría. Cuando decimos que son
contingentes queremos señalar que no son necesarias, aunque pretendan ser
'naturalizadas" desde distintas posiciones.

Escuela, Educación y Política argentina

En base a la autora sandra Carli las referencias que nos interesa situar y analizar
críticamente se ordenan en tres grandes grupos: las proporcionadas por el campo de la
historia y de la historia de la infancia, las provenientes de la historia de la educación y la
sociologia de la educación, y las aportadas por el psicoanálisis.
La interpretación positivista acerca de la naturaleza salvaje del niño y la asimilación de la
etapa de la infancia con la de los pueblos primitivos, se opuso a la interpretación krausista
del niño como un sujeto ligado al orden divino y a la bondad de la naturaleza. Desde el
punto de vista de la enseñanza, la primera visión condujo al paradigma de la sugestión
pedagógica usada por el maestro,una herramienta simbólica que permitiría el control del
desborde infantil.
En la segunda visión, se promovió un maestro que orientase el crecimiento del niño y
favoreciese experiencias de autogobierno infantil.
El principio articulador de los discursos escolanovistas acerca de la infancia fue el debate
acerca de la autonomía del niño en los procesos educativos. La expansión del sistema
escolar, la crisis del normalismo y de la pedagogía positivista, y la divulgación de las ideas
democratizadoras del movimiento de la escuela nueva, favorecieron una ardua discusión
acerca del estatus del niño, de la relación entre autoridad docente y libertad infantil, y de las
modalidades y didácticas de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
El niño dejó de ser pensado como un sujeto librado a la interpelación familiar o escolar para
ser ubicado en una relación directa con la patria y la nación. En ese contexto, la iglesia
volvió a ser autorizada para dirigir los destinos del crecimiento infantil desde una
perspectiva moral.
Entre la enseñanza escolar y la crianza familiar, entre la escuela pública y la familia nuclear
como modelos de identificación de la a pedagogía liberal, se produjo la intervención política
del Estado través de la mediación de sus líderes en la constitución de las identidades
política de niños y jóvenes: la niñez fue construida como un sujeto nacional-popular, como
una bisagra generacional entre el nuevo Estado-Nación y el pueblo.
A partir de la obligatoriedad de la escuela pública que estableció la Ley 1420, los niños
entre los 6 y los 14 años debían devenir en alumnos. En el imaginario de la época una
generación escolarizada se convirtió en condición para la existencia de un país moderno .
La escolarización operó, no sólo como factor de homogeneización de las identidades de las
nuevas generaciones, sino también como factor de socialización de las generaciones
adultas. La escolarización estatal favoreció la configuración del niño como un sujeto que
desbordaba los núcleos familiares y los sectores sociales de origen, y que debía inscribirse
en un orden público.
Los niños se convirtieron en destinatarios de una transmisión educativa al mismo tiempo
que se modulaba la cultura que se quería transmitir y se formaban los encargados de ese
proceso de transmisión La sociedad se estaba construyendo con los niňos, y las políticas de
instrucción pública permitieron discontinuar la nueva etapa respecto del pasado, neutralizar
las polémicas ideológicas y las luchas sociales de la época, y crear literalmente una
población nacional.
La niñez comenzó entonces, a partir de la década del '80, a ser objeto de una
institucionalización estatal y de un proceso de disciplinamiento social. La escuela pública,
situada como bisagra entre la familia y el Estado, tuvo un gradual consenso respecto de su
eficacia para garantizar el pasaje de la Argentina a un horizonte de modernidad y progreso,
y en clave nacional a un horizonte de civilización que debía permitir dejar atrás el lastre
colonial y caudillesco.
Por último, la niñez comenzó a ser objeto de políticas públicas, generacionales, de alto
impacto cultural y, en este sentido, productivas, impacto que no puede ser explicado
exclusivamente desde la lógica del disciplinamiento infantil, sino atendiendo a las diversas
formas de la inscripción cultural de las nuevas generaciones promovidas a partir de la
escolarización masiva.

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