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Karime Galvis

Formación y Educación Integral: Actividad 3


Los maravillosos cambios en la educación que emergen de la pandemia por
el Covid-19.
El título de este texto se deriva de la frase usada por el profesor Hugo Zemelman1
en la conferencia ¨Los docentes protagonistas en los procesos educativos¨ donde
citó: Cuando el hombre se encuentra con la montaña surge lo maravilloso. Seguro
en su momento se refería a alguna crisis económica mundial por su mención del
sistema financiero, pero esta misma cita refleja la compleja situación que vive la
humanidad en este 2020. Una emergencia que ha puesto a temblar a los sectores
de la salud, la economía, las Industrias, las finanzas y por supuesto la educación.
La pandemia del 2020 es la montaña qué hará surgir en la educación maravillosos
cambios.
Sin duda esta situación ha generado un despertar agresivo de un sueño al que
estábamos acostumbrados, seguramente no era el mejor, pero ya vivíamos en ese
modelo educativo tradicional, en su mayoría, la escuela como un centro de
experiencia diaria, el maestro como el líder autoritario, planeador y evaluador, el
estudiante seguidor de instrucciones, tomador de nota, de poco opinión y en
generalmente, programado por un horario y salón de clase. Este era más o menos
el panorama pre pandemia al que nos acostumbramos, sin embargo, de un día para
otro las puertas de las escuelas físicas cerraron y nos despertamos asustados,
impresionados y angustiados por lo que podría seguir o lo que podría llegar a
detenerse.
Pese a esto, y como lo menciona el profesor Zemelman en la misma conferencia, el
hombre es un ser con capacidad de asombro, de inventar y de constante
adaptación. Los gobiernos y sus sistemas educativos han encontrado la manera de
adaptarse a la situación, confirmando que a pesar de todo la educación no puede
detenerse, demostrando así el valor de las escuelas para la sociedad. El
confinamiento ha impedido la relación en la escuela, pero no la educación, que
como lo menciona Liliana Mejía2: la educación hace que una sociedad se estructure,
y aún en tiempos de pandemia esta estructura no puede pararse. Esta situación ha
traído y traerá cambios importantes en la forma, el modo y las experiencias de
enseñar y aprender, y algunas ya han comenzado a surgir.
Inicialmente el término de formación debe generar el maravilloso cambio que le
corresponde, y se podría definir a partir de las siguientes preguntas: ¿Para qué
sociedad estamos formando? ¿Qué tipo de hombre necesita la sociedad luego de
superar una pandemia como la del coronavirus? Estamos seguro que la sociedad
no será la misma que antes por eso el currículo como texto mediador, el PEI, los
enfoques, los modelos, las metodologías e incluso la práctica de aula ahora deben
apuntar a una nueva sociedad, la cual necesita individuos reflexivos, críticos y
dispuestos a solucionar problemas y plantear ideas para sobrellevar las dificultades
que seguramente seguirán en el 2021. Estos elementos y la formación deben
eliminar el interés por simplemente entrenar humanos como lo citó el profesor
Zemelman: humanos que hacen, sin saber lo que hacen. Un currículo y una escuela
que fortalezca a un hombre que sepa hacer y sepa porque, como y para que hacer.
Es decir, un hombre educado y formado que conozca su realidad y esté dispuesto
a trabajar, crear y reflexionar para mejorar dicha realidad.
Los actores principales, no siendo los únicos, estudiante y profesor ya han sacado
lo maravilloso de cada uno para también adaptarse a esta nueva forma de
educación. El estudiante por su parte ha ganado cierta autonomía para decidir el
orden, el lugar y la hora para hacer los deberes planeados aun por el maestro, quien
por su lado ha tenido que reinventarse, ensayar y superarse en la forma de enseñar.
Esta situación ha hecho despertar algunos maestros qué año tras año contaban con
la planeación, incluso en su memoria, la cual en esta situación no les ha servido de
mucho, pues la nueva estructura demanda actividades planeadas para que el
estudiante pueda desarrollarla en casa. La emergencia los ha llevado a despertar y
salir de su zona de Confort para empezar a usar herramientas tecnológicas que
quizás se habían rehusado a utilizar.
En cuanto al enfoque sin dudas la sociedad requiere que en su mayoría se
desarrollen enfoques pedagógicos interestructurantes, ya que esta nueva escuela
seguramente recibirá un estudiante autónomo, decidido y consciente de que es él
el principal protagonista de su aprendizaje, para lo cual el papel del maestro tomará
lugar como un coordinador del proceso, pero su perfil y habilidades deben regirse
bajo la perspectiva reflexiva para efectivamente poder despertar reflexión en los
aprendices críticos que necesita la sociedad de hoy en día. En cuanto a las
tendencias debería semejarse a la tendencia tecnológica3 donde suele tenerse una
planificación rigurosa y una claridad en los objetivos alcanzar, y el aprendizaje sea
una situación activa en la que el alumno efectivamente asimila los significados de
los conceptos, y además que pueda realizar una evaluación objetiva del progreso
de los estudiantes.
Evidentemente el proceso de enseñanza aprendizaje ha sido el cambio más
perceptible, la distancia física afortunadamente ha logrado ser reducida por la
implementación de herramientas tecnológicas, las cuales hace ya un buen tiempo
habían tratado de ingresar a las aulas pero por algo de recelo no se había
posicionado de la forma que ahora se encuentra. La tecnología llegó para quedarse
en la escuela y hacer que docentes ensayen sus beneficios, prueben su eficacia,
pero esta desafortunadamente saca a flote desigualdades que la escuela
minimizaba. Esto teniendo en cuenta que el trabajo en casa depende de la
disposición de ciertas herramientas cómo celulares, computadores, la conectividad,
la habilidad para el manejo de las herramientas y plataformas, el apoyo, el tiempo,
el lugar, entre otros.
Por último y no menos importante la pandemia ha sacado a relucir el maravilloso
papel de unos importantes actores de nuestras escuelas, pero que en algunos casos
se ha mantenido al margen dejando que sea el estudiante quién explore y el docente
quién guíe, y son los padres de familia. Muchos de ellos han sacado su mejor
versión, su paciencia y han pasado al pizarrón para darse cuenta y comprobar lo
complejo de la labor docente. Asertivamente muchos han demostrado poder dar el
apoyo que sus hijos necesitan, aun estando en la escuela cotidiana. Ese
acompañamiento genera en los estudiantes la confianza para hablar de temas
académicos y generar ideas a partir de ellos, teniendo en cuenta que en casa
siempre tendrán menos temor a equivocarse y más confianza para expresar su
opinión sin pensar en la burla de los compañeros o a caer en errores al expresarse.
La coyuntura mundial causada por el Covid-19 ha sido una gran montaña que la
educación y toda la humanidad se ha encontrado de frente para hacer surgir
maravillosos cambios en nuestra vida, la cual puede llegar a ser la mejor
oportunidad para transformarnos hacia ese ideal educativo, que deje de lado la
escuela tradicional, sumisa y arcaica, para dar paso a una escuela liberadora de
individuos, que en realidad forme para una sociedad llena de necesidades y
problemas por solucionar.

1 Zemelman, Hugo. Conferencia ¨Los docentes protagonistas en los procesos educativos¨.


Consultada en https://www.youtube.com/watch?v=bdhPq6pj84A. 2008.
2 Mejía, Liliana. Educación y Formación Integral.
3
Porlán, Rafael. Constructivismo y Escuela.

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