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Bandas de compresión para mejorar la movilidad.

La movilidad limitada es un problema importante para realizar deporte, en especial, cuando se trabaja con
cargas externas soportando un considerable nivel de estrés a nivel muscular y articular. Aunque existen
diferentes métodos para mejorarla, vamos a ver cómo lo hace el aprovechar la isquemia reactiva que se
produce con el uso de bandas de compresión enrolladas en una cierta región anatómica, como el hombro,
la cadera, el tobillo o la rodilla.

Además, es un método que también puede ser utilizado en casos de tendinitis, en la fase de recuperación
funcional posterior al descanso inicial; y en las lesiones, para la fase de compresión dentro del protocolo inicial
PRICE (protección, hielo, compresión y elevación).

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1. ¿Por qué se usan las bandas de compresión?
Con la actividad física y ejercicio, en general, lo que pretendemos es que nuestros sistemas corporales muestren
todo su potencial de movimiento en los tres planos anatómicos: sagital, frontal y transversal. La movilidad del
cuerpo humano en sí misma podría ser un tema del que hablar extensamente y que da para tesis doctorales.
Es la combinación de muchos factores como elasticidad muscular, flexibilidad de los tejidos blandos, mecánica
de las articulaciones, factores neurales, propioceptivos, etc.

Lo atractivo del acondicionamiento físico y, en especial, del entrenamiento de la fuerza, ha llevado a querer
conseguir los objetivos con premura y, en muchas ocasiones, esto ha llevado a que nos hayamos saltado
algunas fases de aprendizaje que se suponen controladas, o al menos así debería ser según las etapas de
crecimiento del ser humano.

Es decir, un programa de resistencia y acondicionamiento inteligentemente estructurado da al deportista o


persona amante del ejercicio una gama completa de movimiento, mejora el motor control para expresar
esos rangos completos, y además lo hace bajo diferentes demandas (metabólicas, cardiorrespiratorias, de
velocidad…).

La variabilidad del movimiento es especialmente importante para una posición de sentadilla profunda con
respecto a las articulaciones de la cadera, pero también lo puede ser en el leg drive de un press de banca, y
también puede extenderse a otras articulaciones como el codo, el hombro, la rodilla y el tobillo.

Para mejorarla, la propuesta que ofrecemos en esta pequeña revisión es usar bandas de compresión
enrolladas a través de la articulación, bien justo por encima de ella, bien justo por debajo, o bien, en toda
la superficie articular. Para ello, se pueden usar una o dos bandas alrededor de las articulaciones y realizar el
movimiento que se quiera mejorar a través de su rango de movimiento completo durante un par de minutos
(Figura 1). Como complemento, permiten algo más de versatilidad y especificidad que otros métodos como el
Foam Roller ya que permiten movilizar en la posición que tratamos de mejorar.

Figura 1: Banda de compresión enrollada alrededor del tobillo, lista


para poder realizarse cualquier movimiento de miembro inferior
con cadena cinética cerrada (ej. sentadillas y variantes).

La efectividad aguda del método se sustenta en tres puntos:

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1.1. Hiperemia reactiva.
Al utilizar las bandas de compresión para mejorar la movilidad, estas deben ser apretadas en la región
anatómica deseada de tal manera que ejerzan cierta presión, pero permitan movimiento. Así, se produce una
constricción momentánea del flujo sanguíneo (retorno venoso) (Figura 2), mientras se alcanza la
posición de máximo estiramiento del movimiento que queremos mejorar [1,2].

Flujo normal Flujo obstruido

Al ponerse la banda…

Figura 2: Obstrucción momentánea del retorno venoso ocasionado por la presión generada por la banda.

Tras realizar algunas repeticiones (pueden ser mantenidas unos 3-5 segundos en la fase de máximo
estiramiento) durante 3-5 minutos y retirar la banda, el retorno del flujo sanguíneo a la zona permite una
respuesta endocrina de vasodilatadores primarios, prostaglandinas y precursores del óxido nítrico en lo que se
conoce como “hiperemia* reactiva posterior a la restricción del flujo sanguíneo” [3,4].
*La hiperemia (“hiper-” exceso; “-emia” sangre) es el aumento del contenido sanguíneo intravascular de
un órgano, parte de él o tejido vascularizado.

El aumento repentino local del flujo sanguíneo produce, consecuentemente, una mayor capacidad de trabajo
en la zona (Figura 3).

Figura 3: Evolución del flujo sanguíneo antes, durante y después de la aplicación de las bandas de compresión.

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Además, la aplicación de isquemia reactiva a un determinado lugar anatómico, hace que la sensibilidad local
de puntos gatillo o restricciones fasciales disminuyan debido a este cambio en la sensibilidad del tejido; por lo
tanto, también se sugiere como una terapia efectiva para mejorar la movilidad por este efecto [2,5].

La obstrucción momentánea que provoca la compresión con las bandas de movilidad alrededor de la
articulación lleva a un aumento transitorio del flujo sanguíneo una vez que se retira la banda. Esto
se conoce como hiperemia reactiva, y favorece la capacidad de trabajo posterior al uso de las bandas.

1.2. Centrado articular temporal.


Uno de los problemas asociados a la falta de movilidad y que puede derivar en tendinitis u otras lesiones por
movimientos forzados es la descentralización del eje instantáneo de rotación de las articulaciones.

Al utilizar correctamente la banda de compresión (sin dolor) y “fijar” la articulación, los centros de los ejes
de movimientos articulares pueden llegar a alinearse en una posición más correcta [1]. Si aprovechamos esta
alineación para alcanzar el máximo ROM posible de un movimiento, conseguiremos una mayor estimulación
de los receptores de presión (barorreceptores) y posición (propioceptores) articulares, lo que se traduciría en
una mejor comprensión de cómo realizar el movimiento y estabilizar las articulaciones durante el mismo.

Esto no quiere decir que sean usadas durante la realización de un movimiento para evitar patrones incorrectos,
pero sí como complemento para optimizar el control motor.

El uso de las bandas de compresión de manera correcta (permitiendo el movimiento) permite fijar la
articulación y estimular los receptores de presión (barorreceptores) y los receptores de posición
(propioceptores) articular, lo que mejoraría la estabilidad y la seguridad subjetiva al realizar movimientos.

Un claro ejemplo puede ser la realización de sentadillas con bandas de movilidad. La tendencia al valgo
(rotación interna) o varo (rotación externa) de la rodilla, junto a la posible desalineación de la rótula pueden
limitar la movilidad. Ayudarse de las bandas durante la posición de máxima flexión de rodilla (Figura 4), seguido
de la retirada de las bandas y la realización movimiento completo activo sin bandas podría suponer un
protocolo de corrección de la movilidad de manera instantánea y no permanente.

Figura 4: Uso de las bandas de


movilidad en la posición de flexión de
rodilla para conseguir centrar la
articulación temporalmente.

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1.3. Tratamiento de procesos inflamatorios (lesión, tendinitis y bursitis agudas).
El uso de las bandas de compresión no va a solucionar una tendinitis, pero sí proporciona algo de alivio y
permite continuar con el entrenamiento, o bien, iniciar la recuperación con menos dolor.

Cuando se sufren problemas asociados a la inflamación aguda, como una reciente lesión o algunas tendinitis
y bursitis no crónicas, existe cierto nivel de hemorragia local (a veces asociada a pequeños desgarros locales)
que puede ser reducida con la compresión mediante el uso de estas bandas [1,3,4].

2. Ejercicios de movilidad con bandas de compresión.

1. Dorsiflexión de tobillo (aplicación a sentadilla).

2. Dolor femoropatelar (anterior) de rodilla.


Enrollar la banda de compresión alrededor de la rodilla,
pasando por el hueco poplíteo. Se comienza justo debajo de la
rótula (rodilla) y se asciende hasta justo por encima de la misma.

3. Dolor lateral de rodilla (banda iliotibial).


Enrollar justo por encima de la rótula, desde la parte
externa de la rodilla hacia el interior. Tirar de la banda
más fuerte al pasar por la cara lateral del muslo.

4. Dolor infrapatelar (dolor bajo la rótula).


Enrollar la banda de compresión alrededor de la pierna justo
por debajo de la rótula.

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5. Dolor en la ingle (psoas, recto anterior cuádriceps, inserción proximal isquiosurales).

6. Rotación interna/externa de hombro.


Este ejercicio requiere de un compañero para enrollar la banda
de compresión en lo alto del brazo, a través de la axila.
Utilizando una banda o polea, se pueden realizar los
movimientos de rotación.

7. Dolor en el codo, epicondilitis y epitrocleitis.


Enrollar desde justo debajo del codo hasta por encima del brazo,
y mover el codo a través de la gama completa de movimientos,
combinándolos (flexión, extensión, rotación interna y externa).

3. Consideraciones finales.
Es bastante común que la zona donde se ha apretado la banda quede algo marcada, ya que, además, se agarra
bastante bien a la piel. En este aspecto hay que tener cuidado de no elongar y/o apretar en exceso la banda
de compresión porque podría irritarse la piel.

Aunque existen diferentes páginas de material deportivo donde se pueden encontrar estas bandas de
movilidad con los nombres de bandas de compresión para movilidad, bandas de movilidad, Voodoo® bands, o
Flossbands®, entre otros, hay algunas opciones más económicas y accesibles como utilizar una banda elástica
fina con un ancho de entre 10 y 15 cm. y enrollarla sobre sí misma, o bien, improvisar una banda simplemente
cortando un neumático de bicicleta transversalmente (Figura 5).

Figura 5: Neumático de bicicleta cortado


transversalmente como alternativa a la banda
de compresión para mejorar la movilidad.

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4. Bibliografía y referencias.
1. Starrett, K., & Cordoza, G. (2013). Becoming a Supple Leopard: The Ultimate Guide to Resolving Pain, Preventing Injury,
and Optimizing Athletic Performance. Victory Belt Pub.
2. Park, J. (2014) 7 ways to mobilise with voodoo compression floss bands. http://blog.thewodlife.com.au. Recuperado el
12 de abril de 2020 de http://blog.thewodlife.com.au/voodooflossbands/
3. Engelke, K. A., Halliwill, J. R., Proctor, D. N., Dietz, N. M., & Joyner, M. J. (1996). Contribution of nitric oxide and
prostaglandins to reactive hyperemia in the human forearm. Journal of Applied Physiology, 81(4), 1807-1814.
4. Tagawa, T., Imaizumi, T., Endo, T., Shiramoto, M., Harasawa, Y., & Takeshita, A. (1994). Role of nitric oxide in reactive
hyperemia in human forearm vessels. Circulation, 90(5), 2285-2290.
5. Birinci, T., Mustafaoglu, R., Mutlu, E. K., & Ozdincler, A. R. (2020). Stretching exercises combined with ischemic
compression in pectoralis minor muscle with latent trigger points: A single-blind, randomized, controlled pilot
trial. Complementary Therapies in Clinical Practice, 38, 101080.

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