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Saga de Njal-Anonimo
Saga de Njal-Anonimo
SAGA DE NJÁL
ANÓNIMO
CAPÍTULO 73 - DE LA EXPIACIÓN
Entonces Njal habló y dijo
"Ahora ya no puedo quedarme quieto y no tomar parte. Vayamos
a donde se sientan los vecinos en la indagación".
Fueron allí y desafiaron a cuatro vecinos fuera de la pesquisa,
pero llamaron a los cinco que quedaban para que respondieran a la
siguiente pregunta a favor de Gunnar: "¿Si esos tocayos habían sa-
lido con ese ánimo al lugar de la reunión para hacerle un mal a Gun-
nar si podían?".
Pero todos atestiguaron a la vez que así era.
Entonces Njal dijo que esto era una defensa legítima de la deman-
da, y dijo que presentaría pruebas de ello a menos que entregaran
la demanda al arbitraje.
Entonces, muchos jefes se unieron para pedir una expiación, y así
se consiguió que doce hombres emitieran un laudo sobre el asunto.
Luego, cada parte fue a entregar este acuerdo a la otra. Después
se dictó el laudo y se fijó la suma a pagar, que debía ser abonada en
ese mismo momento en la Cosa.
Pero además, Gunnar debía irse al extranjero y Kolskegg con él, y
debían estar fuera tres inviernos; pero si Gunnar no se iba al extran-
jero cuando tuviera la oportunidad de un pasaje, entonces debía ser
asesinado por los parientes de los que había matado.
Gunnar no hizo ninguna señal, como si pensara que las condicio-
nes de expiación no eran buenas. Le pidió a Njal el dinero que le ha-
bía entregado para que se lo quedara. Njal había puesto el dinero a
interés y lo pagó todo de una vez, y llegó justo a lo que Gunnar tenía
que pagar por sí mismo.
Ahora cabalgan a casa. Gunnar y Njal cabalgaron juntos desde la
Cosa, y entonces Njal le dijo a Gunnar -
"Cuídate mucho, compañero, de cumplir con esta expiación, y ten
en cuenta lo que hemos hablado; porque aunque tu anterior viaje al
extranjero te trajo un gran honor, éste será un honor mucho mayor
para ti. Volverás con gran gloria y vivirás hasta la vejez, y ningún
hombre de aquí te pisará el talón; pero si no te alejas y rompes tu
expiación, serás asesinado aquí en la tierra, y eso es de mal agüero
para los que son tus amigos."
Gunnar dijo que no tenía intención de romper la expiación, y ca-
balgó a casa y les contó el acuerdo.
Rannveig dijo que era bueno que se fuera al extranjero, porque
entonces tendrían que encontrar a otro para pelear.
CAPÍTULO 74 - KOLSKEGG SE VA AL
EXTRANJERO
El hijo de Thrain Sigfus le dijo a su mujer que tenía intención de
marcharse al extranjero ese verano. Ella le dijo que estaba bien. Así
que tomó su pasaje con Hogni el blanco.
Gunnar tomó su pasaje con Arnfin de la Bahía; y Kolskegg iba a ir
con él.
Grim y Helgi, los hijos de Njal, pidieron permiso a su padre para ir
también al extranjero, y Njal dijo.
"En este viaje al extranjero encontraréis un trabajo duro, tan duro
que será dudoso que conservéis la vida; pero aun así vosotros dos
obtendréis algo de honor y gloria, pero no es improbable que surja
una disputa a raíz de vuestro viaje cuando volváis."
Aun así, siguieron pidiéndole a su padre que los dejara ir, y el re-
sultado fue que les dijo que se fueran si querían.
Entonces les consiguieron un pasaje con Bard el negro, y el hijo
de Olaf Kettle de Elda; y es la comidilla de todo el país que todos los
mejores hombres de aquel distrito lo abandonaban.
Para entonces los hijos de Gunnar, Hogni y Grani, ya eran mayo-
res; eran hombres de mentalidad muy diferente. Grani tenía mucho
del carácter de su madre, pero Hogni era amable y bueno.
Gunnar hizo que los hombres llevaran las mercancías de su her-
mano y las suyas al barco, y cuando todo el equipaje de Gunnar ha-
bía bajado, y el barco estaba casi "boun", entonces Gunnar cabalgó
a Bergthorsknoll, y a otros hogares para ver a los hombres, y les
agradeció a todos la ayuda que le habían prestado.
Al día siguiente se preparó temprano para su viaje al barco, y dijo
a toda su gente que se marcharía para siempre, y los hombres se lo
tomaron a pecho, pero aun así dijeron que esperaban su regreso
después.
Gunnar abrazó a cada uno de los miembros de la casa cuando
fue "boun", y cada uno de ellos salió con él; se apoyó en la culata de
su lanza y saltó a la silla de montar, y él y Kolskegg se marcharon.
Bajan a lo largo de Markfleet, y justo en ese momento el caballo
de Gunnar tropezó y lo tiró. Se volvió con la cara hacia el Lithe y la
casa de Lithend, y dijo
"Hermoso es el Lithe; tan hermoso que nunca me ha parecido tan
hermoso; los campos de maíz están blancos para la cosecha, y el
hidromiel del hogar está segado; y ahora cabalgaré de vuelta a
casa, y no saldré al exterior".
"No alegres a tus enemigos", dice Kolskegg, "rompiendo tu expia-
ción, pues nadie podría pensar que lo harías así, y puedes estar se-
guro de que todo sucederá como ha dicho Njal".
"No me iré a ninguna parte", dice Gunnar, "y así me gustaría que
hicieras tú también".
"No será así", dice Kolskegg; "nunca haré una cosa vil en esto, ni
en nada que quede a mi buena fe; y esto es lo único que podría se-
pararnos; pero dile esto a mis parientes y a mi madre, que no pienso
volver a ver a Islandia, porque pronto sabré que has muerto, her-
mano, y entonces no habrá nada que me haga volver."
Así que se separaron allí mismo. Gunnar regresó a casa, a Lit-
hend, pero Kolskegg fue al barco y se fue al extranjero.
Hallgerda se alegró de ver a Gunnar cuando llegó a casa, pero su
madre no dijo nada o muy poco.
Ahora Gunnar se queda en casa ese otoño e invierno, y no tenía
muchos hombres con él.
Ahora el invierno deja el corral. Olaf el pavo real pidió a Gunnar y
a Hallgerda que vinieran a quedarse con él; pero en cuanto a la
granja, que la pusieran en manos de su madre y de su hijo Hogni.
A Gunnar le pareció bien al principio, y aceptó, pero cuando llegó
el momento no quiso hacerlo.
Pero en la Cosa del verano siguiente, Gizur el blanco, y Geir el
sacerdote, dieron aviso de la proscripción de Gunnar en la Colina de
las Leyes; y antes de que la Cosa se disolviera Gizur convocó a to-
dos los enemigos de Gunnar para que se reunieran en la "Gran
Grieta". ö Convocó a Starkad, bajo el Trescoro, y a Thorgeir, su hijo;
a Mord y a Valgard, el astuto; a Geir, el sacerdote, y al hijo de Hjalti
Skeggi; a Thorbrand y Asbrand, los hijos de Thorleik; a Eyjulf, y a
Aunund, su hijo, Aunund de Bosque Brujo, y a Thorgrim, el pascual
de Sandgil.
Entonces Gizur habló y dijo: "Os haré a todos esta oferta, que sal-
gamos contra Gunnar este verano y lo matemos".
"Le di mi palabra a Gunnar", dijo Hjalti, "aquí en la Cosa, cuando
se mostró muy dispuesto a ceder a mi plegaria, de que nunca esta-
ría en ningún ataque contra él; y así será".
Entonces Hjalti se marchó, pero los que quedaron atrás se deci-
dieron a arremeter contra Gunnar, y estrecharon el trato, y pusieron
una multa a quien abandonara la empresa.
Mord debía vigilar y espiar cuando hubiera más posibilidades de
caer sobre él, y eran cuarenta hombres en esta liga, y pensaron que
sería una cosa ligera para ellos dar caza a Gunnar, ahora que Kols-
kegg estaba lejos, y Thrain y muchos otros amigos de Gunnar.
Los hombres cabalgaron desde la Cosa, y Njal fue a ver a Gun-
nar, y le habló de su condición de forajido, y de cómo se planeaba
una embestida contra él.
"Me parece que eres el mejor de los amigos", dice Gunnar; "me
haces saber lo que se pretende".
"Ahora", dice Njal, "me gustaría que Skarphedinn fuera a tu casa,
y mi hijo Hauskuld; ellos darán su vida por la tuya".
"No quiero", dice Gunnar, "que tus hijos mueran por mí, y tienes
derecho a buscar otras cosas de mí".
"Todo tu cuidado quedará en nada", dice Njal; "las disputas se vol-
verán hacia donde están mis hijos tan pronto como tú hayas muerto
y te hayas ido".
"Eso no es improbable", dice Gunnar, "pero aun así me disgusta-
ría que cayeran en ellas por mí; pero una cosa te pediré, que cuides
de mi hijo Hogni, pero no digo nada de Grani, pues no se comporta
muy a mi gusto."
Njal cabalgó hasta su casa y dio su palabra de hacerlo.
Se dice que Gunnar cabalgaba a todas las reuniones de hombres,
y a todas las cosas lícitas, y sus enemigos nunca se atrevieron a
caer sobre él.
Y así pasó algún tiempo en que anduvo como un hombre libre y
sin culpa.