You are on page 1of 164

Rafael Carrera

Obsérvese que la banda presidencial tiene


los colores de la bandera de Guatemala
instituida en 1858.
Museo Nacional de Historia de Guatemala

5.º Presidente de la República de


Guatemala
1.er Presidente Vitalicio de Guatemala
6 de noviembre de 1851-14 de abril de 1865
Predecesor Mariano Paredes
Sucesor Pedro de Aycinena

1.er Presidente de la República de


Guatemala
21 de marzo de 1847-17 de agosto de 1848
Predecesor Cargo creado
Él mismo
(Como jefe del
Estado de
Guatemala)
Sucesor Juan Antonio
Martínez

4.º Jefe del Estado de Guatemala


4 de diciembre de 1844-21 de marzo de
1847
Predecesor Mariano Rivera Paz
Sucesor Cargo abolido
Él mismo
(Como Presidente de
la República de
Guatemala)

Información personal
Nacimiento 24 de octubre de
1814
Nueva Guatemala de
la Asunción,
Capitanía General de
Guatemala,
Virreinato de Nueva
España
Fallecimiento 14 de abril de 1865
(50 años)
Ciudad de
Guatemala,
República de
Guatemala
Causa de muerte Amebiasis
Sepultura Catedral de Ciudad
de Guatemala
Residencia Mataquescuintla,
Ciudad de Guatemala
Nacionalidad guatemalteca
Religión católica
Familia
Padres Simón Carrera y
Juana Turcios
Cónyuge Petrona García
Morales[1] ​
Hijos José, Francisco,
María Mercedes
Carrera García
Información profesional
Ocupación Militar
Tratamiento Su Excelencia
Movimiento Conservadurismo
Lealtad Ejército de Guerrillas,
1836 - 1838
Ejército del Estado de
Guatemala, 1838 -
1847
Ejército de
Guatemala, 1847 -
1865
Unidad militar Infantería y caballería
Rango militar Brigadier, Teniente
General, General
Conflictos Véase Anexo:Batallas
del general Rafael
Carrera
Título General
Partido político conservador
Firma

Firma de Rafael Carrera.


El escritor e historiador liberal
Lorenzo Montúfar cuando alguien
le dijo en son de broma que Justo
Rufino Barrios firmaba como
«Burros» contestó «¡Y Carrera
como Raca Carraca!» dando así
origen al mito de que Carrera
permaneció analfabeto toda su
vida.

Fue el mayor representante del siglo XIX


de la tendencia conservadora en
Centroamérica y de la alianza del Estado
con la Iglesia, siendo muestra de ello
haber tomado la Salve Regina como
Himno Nacional y la proclamación del 8 de
diciembre como feriado en todo el país
por ser la «Patrona Principal de la
República» la Inmaculada del Templo de
San Francisco de la Ciudad de Guatemala,
iglesia que se estrenó durante su
mandato.

Fue el máximo dirigente que luchó contra


el Presidente Liberal de la República
Federal de Centroamérica, Francisco
Morazán y se le considera el principal
causante de la disolución de dicha
federación al impedir que los liberales
despojaran a los conservadores de los
privilegios que hasta entonces
disfrutaban,[a] ​aunque logró equilibrarlo
con concesiones a los indígenas
guatemaltecos —con quienes fue
sumamente benévolo y respetuoso— y con
el apoyo de Inglaterra, lo que llevó a la
población guatemalteca a disfrutar de
cierta prosperidad durante su gobierno.[2] ​

Desde su ascenso al poder, permaneció


gobernando directa o indirectamente,
mediante presidentes propicios para esto,
con apoyo de religiosos y conservadores.
Se constituyó como presidente vitalicio y,
a pesar de la oposición liberal, se mantuvo
en el cargo hasta su muerte en 1865.

Varios sucesos internacionales


condicionaron el gobierno del general
Carrera. La Guerra de Secesión de los
Estados Unidos[b] ​y la expansión de
Inglaterra particularmente en Belice,
Roatán, en Honduras y el Reino de
Mosquitia en Nicaragua. Asimismo, la
ocupación militar de México por los
Estados Unidos que dio como resultado la
incorporación a Estados Unidos de cerca
de 900,000 km² mexicanos y la Guerra de
Castas en Yucatán, que se inició en 1847,
que enfrentó a las etnias mayas de la
localidad contra los criollos y mestizos y
se prolongó hasta 1901.[3] ​

Posteriormente, ya cuando Estados


Unidos eran dueños de California, la
«fiebre de oro» en ese estado
norteamericano y la declaración de
Nicaragua como un Estado más de los
Estados Unidos —esclavista y hablando
inglés—, gobernado por William Walker, y
que desencadenó la Guerra contra los
Filibusteros.

Localmente, el principal obstáculo que


enfrentó el general Carrera fue el deseo
del general Francisco Morazán de someter
a los conservadores de Guatemala e
imponer una Unión Centroamericana
dirigida por liberales. Propició en 1839 la
separación de Guatemala de la República
Federal de Centro América, lo que
conduciría a la disolución de la misma y al
establecimiento como repúblicas
independientes de los estados que la
conformaban (Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua y Costa Rica).
Convertido desde entonces en el hombre
fuerte del país, ejerció en dos ocasiones la
presidencia de la nueva República de
Guatemala (1844-1848 y desde 1851
hasta su fallecimiento en 1865).

Aclaración
El capitán general Rafael Carrera fue el
primer presidente de la República de
Guatemala, la cual fue instituida por él
mismo el 21 de marzo de 1847; durante su
gobierno vitalicio que duró desde 1839
hasta 1865, Guatemala se constituyó en el
baluarte del partido conservador en Centro
América, y evitó la formación de una
Federación Centroamericana dirigida por
los criollos liberales que querían a toda
costa.[4] [5]
​ ​Ahora bien, el presidente
Carrera era mestizo y con rasgos
indígenas, lo que junto al apoyo que
recibió del conservador Clan Aycinena, ha
sido la razón para que su figura haya sido
polémica en la historia guatemalteca y
centroamericana.[4] [6]
​ ​
Versiones guatemaltecas

He aquí lo que se ha relatado del


expresidente:

Versión del partido liberal: el partido


liberal estaba formado por antiguos
criollos agricultores que se dedicaban a
la producción agrícola en sus latifundios
en la antigua Capitanía General de
Guatemala. Estaban radicados en los
actuales departamentos guatemaltecos
de Totonicapan, Quetzaltenango,
Huehuetenango, parte de los actuales
estados mexicanos de Chiapas, y las
provincias centroamericanas de
Comayagua en Honduras, El Salvador,
Nicaragua y Costa Rica.[7] ​Detestaban a
los criollos guatemaltecos y a la Iglesia
Católica, a quienes consideraban como
explotadores por ser ellos quienes se
encargaban directamente del comercio
con la metrópoli española durante la
colonia. El partido liberal perseguía
obtener el poder comercial que habían
ostentado hasta entonces los criollos
guatemaltecos y utilizó los argumentos
de la Ilustración francesa para atacar
los intereses eclesiásticos.[7] ​
Los historiadores liberales[8] [9]
​ [10]
​ ​
describen a Carrera como un
gobernante despótico e ignorante que
retrasó el desarrollo de Centroamérica y
contribuyó a la desintegración de la
Federación Centroamericana. También
le criticaron que era analfabeto,
argumentando que no tenía suficiente
conocimiento para gobernar y que por
ello era simplemente un títere de los
jefes del Clan Aycinena —poderoso
grupo del partido conservador—. Por su
carácter positivista el partido liberal no
le perdonaba que favoreciera a la Iglesia
Católica —a la que había devuelto lo que
ya había sido expropiado por el general
Francisco Morazán en 1829 y con la que
había establecido el Concordato de
1852 en el que le entregaba la
educación del pueblo guatemalteco, se
comprometía a respetar los bienes
eclesiásticos y autorizaba el diezmo
obligatorio.[11] ​Los liberales lo atacaron
también por suprimir la libertad de
prensa y por ser un gobernante
represivo.
Por haber cerrado la Academia de
Ciencias, lo acusaron de cometer actos
en contra del desarrollo educativo laico
que los Liberales proponían, cuando en
realidad, Carrera cerró la Academia de
Ciencias por su carácter laico, pero no
dejó a Guatemala sin educación
superior: instauró nuevamente a la
Pontificia Universidad de San Carlos
Borromeo de carácter teológico.[12] ​

Autores como Ramón Rosa —ideólogo


del liberalismo de Justo Rufino Barrios y
Marco Aurelio Soto en Guatemala y
Honduras, respectivamente— y Lorenzo
Montufar y Rivera —intelectual
destacado de los gobiernos liberales de
Guatemala— en sus biografías del
general Francisco Morazán se
esforzaron en presentar a Carrera como
un salvaje analfabeto que únicamente
sabía firmar como «Raca Carraca».[8] [9]

A pesar de ello, anécdotas de
renombrados escritores de la época
liberal muestran que Carrera era
inteligente, hábil gobernante, y sabía
mantener a raya a sus rivales del Partido
Liberal. He aquí un ejemplo tomado de
El libro de las efemérides del escritor
liberal guatemalteco Federico
Hernández de León:[13] ​

Segunda Invasión de Morazán a


Guatemala (1840):
«Durante los momentos críticos de la invasión
del general Morazán a Guatemala el 17 de
marzo de 1840, Carrera, entonces General en
Jefe del Ejército y reciente vencedor en Los
Altos, congregó a los principales personales de
la ciudad de Guatemala y les dijo:
- "No tema nadie nada. Tengo un plan que no
falla, un plan que no puede dejar de salir punto
por punto, de como lo tengo trazado y que me
dará la más completa victoria. Yo me voy a
Aceituno con mis hombres. De allí vendré con
mi gente a libertar a todos..."
Alguien le replicó:
- "¿Pero Su Excelencia nos abandona en un
trance tan cruel?"
Y Carrera con una sonrisa de satisfacción
respondió:
- "No tema nadie nada. Tengo un plan que no
falla; ya volveré."

La victoria de Carrera fue absoluta: recuperó la


capital, se consolidó como el líder indiscutible
de los conservadores en Guatemala, y terminó
definitivamente con la carrera política del
general Morazán.»[14] ​

Versión del partido conservador: el


partido conservador, que apoyaba la
gestión de Carrera, estaba conformado
así:
El Clan Aycinena: criollos
guatemaltecos que se dedicaban
directamente al comercio con la
península ibérica durante la Colonia
Española y tenían el monopolio
comercial de la región. Estaban
radicados en la capital de
Guatemala y fijaban los precios del
comercio arbitrariamente, para el
disgusto de los criollos agricultores,
a quienes consideraban una clase
inferior.[7] ​
Clero mayor: miembros de las
órdenes regulares, obispos y
arzobispos criollos o españoles,
que dirigían el clero secular.
Estaban en la capital de
Guatemala.[7] [c]

Los conservadores debían su nombre
a que su principal objetivo era
mantener la estructura social que
había imperado durante la Colonia
Española, especialmente los
privilegios de que disponían;[15] ​Por
estar conformados por grupos
aristocráticos y privilegiados,
aceptaron con desprecio y
desconfianza el liderazgo de Carrera y
tuvieron que tolerar las
consideraciones que este tenía con
los grupos indígenas del país. Sin
embargo, en los escritos
conservadores sus rasgos mestizos
son pasados por alto y es celebrado
como un héroe nacional.

Versión de algunos intelectuales


marxistas: Algunos científicos sociales
marxistas guatemaltecos, que abordan
la historiografía científica con un
método científico basado en la lucha de
clases —como Severo Martínez Peláez
—, cuando intentaron explicar la
dinámica colonial de Guatemala
pasaron por alto cierto papel de
legitimidad que tuvo el general Carrera y
lo mencionan únicamente como un
«dictador benévolo» que actuaba como
«reyezuelo».[16] ​
Estudios objetivos de Woodward

Investigaciones objetivas que se


realizaron entre 1984 y la primera década
del siglo xxi,[4] [5]
​ ​han esclarecido el papel
de Carrera; estas nuevas investigaciones
desarrollan una nueva interpretación del
papel histórico de Carrera y de los líderes
conservadores que lo sustentaron en el
poder, sobre la base de la evidencia de la
época así como a la luz de la experiencia
guatemalteca desde 1865 y cartas del
puño y letra del propio Rafael Carrera. Los
estudios recientes argumentan que el
levantamiento popular que Carrera
encabezó, fue un exitoso movimiento de
las masas campesinas contra la élite de la
capital, y que una vez en el poder, el
caudillo atendió a las reivindicaciones de
dichos sectores pobres, protegiendo sus
tierras contra los abusos y las
adjudicaciones a extranjeros. Durante su
gobierno, Guatemala gozó de crecimiento
económico estable y expansión de sus
exportaciones. El estudio igualmente
revalúa la gestión administrativa de
Carrera, así como los efectos de su actitud
de descuido benigno hacia los sectores
campesinos.[17] [4]
​ ​

Aún con la polémica que rodea a este


personaje, es indiscutible que fue uno de
los personajes más importantes y
trascendentales de la historia de
Guatemala, y probablemente el mayor
representante de las tendencias
conservadoras del siglo xix en
Centroamérica. Algunas de sus ideas aún
siguen en vigencia; aunque el Estado
guatemalteco, desde la Revolución Liberal
de 1871, ha tenido un carácter laico y ha
celebrado más a los líderes liberales Justo
Rufino Barrios y Miguel García Granados,
ha conservado —como polémica herencia
del gobierno de Rafael Carrera— la
independencia de Guatemala de los
demás países de Centroamérica, la
conservación del territorio que habría
constituido el Estado de Los Altos, la
reivindicación de los derechos indígenas
(desde luego por las luchas autónomas de
los pueblos indígenas)—-como en el
convenio 149— y en la Constitución
Política de la República de Guatemala del
artículo 66 al 70, y la conservación de
cierta preeminencia de la Iglesia Católica
en el país. [17] [4]
​ ​

Biografía
Rafael Carrera nació el 24 de octubre de
1814 en Lo de Rodríguez, Ciudad de
Guatemala, el hijo menor de Simón Carrera
y Juana Turcios.[15] ​Su partida de
nacimiento está asentada en la parroquia
de Candelaria. No realizó ningún estudio
formal y era iletrado cuando inició su
movimiento campesino;[18] ​siendo
presidente, supo rodearse de los más
importantes intelectuales conservadores
guatemaltecos (entre los que se incluía
miembros del Clan Aycinena y el escritor
José Milla y Vidaurre) y su cultura se
acrecentó.[19] ​Primero aprendió a escribir
su nombre y a firmar, y ya luego a escribir
con propiedad.[20] ​
Ascenso al poder

Lucha contra el gobierno de Mariano


Gálvez

Doctor Mariano Gálvez


durante su época de Jefe del
Estado de Guatemala
Museo Nacional de Historia de
Guatemala
«El gobierno ve con dolor que no han tenido
hasta ahora todo el efecto deseado sus
providencias, dirigidas a reprimir los excesos
de las partidas armadas que afligen a varios
pueblos del Estado y que mantienen en
continuo sobresalto al hacendado y al
comerciante. Repetidas instrucciones se han
dado sobre el particular al ciudadano Rafael
Carrera y, aunque éste se manifiesta anuente a
los deseos del gobierno, no faltan quejas de
desórdenes cometidos bajo su nombre, así
como partes de alarmas que se observan por
varios puntos y se proclaman ser autorizados
por aquél comandante».

Y tres días después:


«No cabe duda alguna acerca de la invasión
que intentan hacer las fuerzas de Carrera a
esta capital. El peligro es inminente y
formidable: todos los habitantes de los
campos están bajo sus banderas
especialmente los de las cercanías de la
corte... El gobernante sería un criminal si no
declarase que no puede proveer a la
conservación del Estado, siguiendo el orden
regular de la Constitución y que necesita
amplia autorización para obrar con energía y
poder destruir las facciones.»
—Felipe Molina
a la Asamblea Nacional
Tomado de: Hernández de León, Federico (27
de febrero de 1959). «El Capítulo de las
Efemérides: Caída del régimen liberal de
Mariano Gálvez». Diario La Hora
(Guatemala).[21]
En 1837 inició la lucha armada contra el
régimen de Francisco Morazán, presidente
de las República Federal de
Centroamérica; Carrera luchó contra quien
gobernaba el Estado de Guatemala, el
doctor José Mariano Gálvez, liberal al igual
que Francisco Morazán. Fue el máximo
dirigente de las fuerzas insurgentes, entre
las que se encontraban numerosos
indígenas.[22] ​La razón por la que contó
con el apoyo de los indígenas fue que el 9
de junio de 1837, el gobierno del Estado de
Guatemala había vuelto a implantar el
tributo indígena que había sido suprimido
desde tiempo colonial por las Cortes de
Cádiz en 1820. Los insurgentes
empezaron las hostilidades por medio de
una guerra de guerrillas: atacando
poblaciones sin dar oportunidad de tener
encuentros con las tropas del gobierno. Al
mismo tiempo, se propagaba la idea de
los enemigos clericales de Gálvez, que lo
acusaba del envenenamiento de las aguas
fluviales para propagar el cólera morbus a
la población, cosa que no ocurría sino por
el crecimiento poblacional y la poca
capacidad de la estructura sanitaria del
país. Esta acusación favoreció a los
objetivos de Carrera, poniendo a una gran
parte de la población en contra de Mariano
Gálvez y de los liberales en general.
Entre sus batallas destacan: la del cuartel
de Mataquescuintla; la de Ambelis en
Santa Rosa, derrotando al ejército
comandado por Teodoro Mejía; la del 7 de
diciembre de 1837 en la plaza de Jalapa
donde fue derrotado; y el 13 de enero de
1838 donde fue atacada la Guarnición de
Guatemala. Algunos de estos hechos
militares estuvieron acompañados por
lamentables hechos cometidos por ambos
bandos, como robos, asaltos,
allanamientos y asesinatos a gente
indefensa. En particular, el gobierno de
Gálvez, al enterarse de que Carrera era el
líder de la revuelta, invadió
Mataquescuintla y capturó a su esposa,
Petrona García, a quien los soldados
tomaron por la fuerza; al enterarse Carrera,
juró vengar el ultraje hecho a su mujer, y
acompañado de ésta reinició la lucha con
nuevos bríos. Petrona García, inflamada
por el deseo de venganza, cometió
numerosas atrocidades en contra de las
tropas liberales, al punto que muchos
correligionarios de Carrera le temían más
a ella que al propio caudillo,[23] ​a pesar de
que Carrera para entonces mostraba ya
los rasgos de liderazgo y pericia militar
que lo caracterizarían.

Entre ellos, una carta fue lanzada desde el


techo de una de las iglesias, en medio de
una vasta congregación de indígenas. Esta
carta supuestamente venía de la Virgen
María, la cual comisionaba a Carrera a
liderar una revuelta en contra el
gobierno.[24] ​

Para contrarrestar los violentos ataques


de la guerrilla campesina, el gobernador
del Estado de Guatemala Mariano Gálvez
aprobó y luego alabó el uso de la política
de tierra arrasada en contra de los pueblos
alzados; esto motivó que varios de sus
partidarios le aconsejaran que desistiera
de esa táctica pues solamente contribuiría
a incrementar la revuelta.[23] ​A principios
de 1838, José Francisco Barrundia y
Cepeda, jefe liberal de Guatemala y
decepcionado de la gestión de Gálvez por
sus atrocidades, gestionó para llevar a la
Ciudad de Guatemala a Carrera, para
combatir al Jefe de Estado; Para ese año,
la situación en Guatemala era
insostenible: la economía se encontraba
paralizada por la poca seguridad de los
caminos y se llegó al punto en que los
liberales negociaban con Carrera para
poner fin a este enfrentamiento aunque
era inevitable. Gálvez sale del ejercicio del
poder el 31 de enero de 1838 ante el
«Ejército de los Pueblos» al mando de
Rafael Carrera que inició la penetración en
la ciudad de Guatemala con un ejército de
entre diez mil a doce mil hombres, luego
del acuerdo a que llegó Carrera con
Barrundia y Cepeda.

Las tropas victoriosas de Carrera, al grito


de «¡Viva la religión!» y «¡Fuera los herejes
extranjeros!» y constituidas
principalmente por campesinos
pobremente armados, tomaron la Ciudad
de Guatemala y se dedicaron al pillaje y a
destruir los edificios del gobierno liberal,
incluyendo el Palacio Arzobispal, que era
en donde residía Gálvez y la casa del
presentante inglés William Hall.[23] ​Para
detener a la turba, Carrera pidió al decano
de la Catedral, Antonio Larrazábal, que
abriera las puertas del edificio, que habían
permanecido cerradas desde 1829;
Larrazabal se opuso terminantemente
diciendo que al sagrado recinto no
ingresaba chusma y mucho menos
armada; Carrera entonces le colocó un
cuchillo en el cuello y volvió a pedirle que
por favor abriera las puertas. Larrazábal
dio órdenes para que abrieran el recinto, y
la turba lo invadió pero lo respetó y así se
calmó el ánimo de la milicia.[23] ​
Golpe de Estado de 1839

Mapa de Guatemala en 1839.


Obsérvese las fronteras no
delimitidas con México en
Yucatán y Chiapas, y que
Belice todavía era un
asentamiento inglés.[25] ​
«Harto tiempo han pasado los guatemaltecos
sufriendo con fría indiferencia que los diversos
bandos o las facciones desenfrenadas,
dispongan de su suerte al arbitrio: sin leyes, sin
moral pública, sin gobierno y sin rentas, los
males han llegado a su colmo, y era preciso ser
más que hotentotes, para que ya obrásemos
por notros mismos, y consintiéramos en
continuer siendo presa de un puñado de
hombres que se ahn juzgado dueños absolutos
del pueblo inocente».
— Titular del primer número del periódico El
Tiempo
Tomado de: Hernández de León, F. (20 de abril
de 1959). «El Capítulo de las Efemérides: Golpe
de Estado de 1839». Diario La Hora
(Guatemala).[26]
Mariscal Serapio Cruz,
experimentado militar
guatemalteco. Para contrarrestar
su carismática personalidad,
Carrera lo hizo su compadre y fue
amante de una de sus hermanas.

Cuando Carrera y sus fuerzas retornaron a


Mataquescuintla en marzo de 1838, los
criollos guatemaltecos —tanto liberales
como conservadores, incluyendo a los
recién retornados miembros del Clan
Aycinena— solicitaron al general Francisco
Morazán que fuera a Guatemala a
pacificar el Estado, y ofrecieron conferirle
poderes dictatoriales y suministrarle
dinero para el efecto.[27] ​De esta suerte, el
14 de abril de 1838 los conservadores
perdieron el poder del Estado de
Guatemala, y Carrera fue confinado a las
serranías de Mita.[26] ​Todo se inició con la
incursión de las fuerzas liberales de
Morazán y José Francisco Barrundia y
Cepeda, quienes ingresaron a Guatemala y
al llegar a San Sur, ejecutaron a Pascual
Álvarez, suegro de Carrera, y colocaron su
cabeza en una pica para escarmentar a
todos los seguidores de este.[28] ​Al
saberlo, Carrera y su esposa Petrona, que
habían salido a enfrentar a Morazán tan
pronto como se enteraron de la invasión y
se encontraban en Mataquescuintla,
juraron que no perdonarían a Morazán ni
en la tumba; tras enviar a varios emisarios,
a quienes Carrera no quiso recibir —en
especial a Barrundia a quien le informó
que no lo recibía para no matarlo—
Morazán inició una fuerte ofensiva de
tierra arrasada, destruyendo a los pueblos
estaban a su paso y despojándolos de su
pocos bienes, y obligando a las fuerzas de
Carrera a esconderse en las montañas.[28] ​

Creyendo que Carrera estaba totalmente


vencido, Morazán y Barrundia se dirigieron
a la Ciudad de Guatemala en donde fueron
recibidos como salvadores por el
gobernador Valenzuela y los miembros del
Clan Aycinena, quienes incluso
propusieron patrocinar uno de los
batallones liberales, mientras que
Valenzuela y Barrundia pusieron a las
órdenes de Morazán los recursos de
Guatemala para solventar cualquier
problema financiero que tuviera; los
criollos de ambos partidos celebraron
hasta el amanecer el hecho de que
tuvieran al fin a un caudillo como Morazán,
capaz de derrotar a la rebelión del
campo.[28] ​Morazán utilizó los recursos
para apoyar a Los Altos y luego sustituyó a
Valenzuela por Mariano Rivera Paz,
allegado al Clan Aycinena, aunque no le
retornó al clan los bienes confiscados en
1829; en venganza, Juan José de Aycinena
y Piñol votó a favor de la disolución de la
Federación Centroamericana en San
Salvador un poco más tarde, obligando
con ello a Morazán a regresar a El
Salvador para luchar por su moribundo
mandato federal. En el camino, Morazán
incrementó la represión en el oriente
guatemalteco, como escarmiento por
haber ayudado a Carrera, a quien
consideraba vencido.[28] ​

Sabiendo que Morazán se había ido a El


Salvador, Carrera intentó tomar Salamá
con la pequeña fuerza que le quedaba,
pero fue derrotado, perdiendo a su
hermano Laureano en el combate. Con
apenas unos cuantos hombres logró huir,
mal herido, hacia Sanarate.[28] ​Tras
recuperarse a medias, atacó a un
destacamento en Jutiapa y logró obtener
un pequeño botín que le repartió a los
voluntarios que lo acompañaban y se
aprestó a atacar Petapa, cerca de la
Ciudad de Guatemala, en donde triunfó,
pero con considerables bajas.[28] ​

Tras triunfar en Petapa, en septiembre de


ese año Carrera intentó un asalto a la
capital de Guatemala, pero el general
liberal Carlos Salazar Castro lo derrotó en
los campos de Villa Nueva, y Carrera tuvo
que replegarse nuevamente al oriente del
Estado.[26] ​Tras varios intentos
infructuosos de tomar la ciudad y
Quetzaltenango, Carrera fue cercado y
herido y tuvo que capitular ante el general
mexicano Agustín Guzmán, comandante
en jefe del ejército del Estado de Los Altos,
quien había sido aconsejado por el
gobernador de Antigua Guatemala, Manuel
Francisco Pavón Aycinena.[27] ​Morazán
tuvo la oportunidad de fusilar a Carrera,
pero no pudo pues necesitaba del apoyo
del campesinado guatemalteco para
poder contrarrestar los ataques de
Francisco Ferrera en El Salvador; en lugar
de eso, se vio obligado a nombrarlo como
jefe militar de Mita, pero sin armas;
cuando estaba en Mita, Ferrera lo invitó
para reunirse, a lo que accedió; sabiendo
que Morazán iba a atacar El Salvador,
decidieron que Carrera iba a atacar la
Ciudad de Guatemala y para ello Ferrera le
dio mil armas y municiones.[28] ​

Entretanto, a pesar de las


recomendaciones de su allegados de
aplastar definitivamente las fuerzas de
Carrera, Salazar[d] ​intentó negociar por la
vía diplomática. Incluso, para demostrar a
Carrera que ni se le temía ni se le
desconfiaba, retiró las fortificaciones que
había en la capital guatemalteca desde la
batalla de Villa Nueva.[26] ​Aprovechando
la buena fe de Salazar y las armas de
Ferrera, el 13 de abril de 1839 Carrera
tomó por sorpresa la plaza de Guatemala;
Salazar Castro, Barrundia y Mariano
Gálvez huyeron antes de la llegada de
Carrera; Salazar, en camisa de dormir,
saltó por los tejados de las casas vecinas
y buscó refugio. Después, como pudo,
ganó la frontera disfrazado de campesino
y huyó de Guatemala.[26] [29]
​ ​Ya sin
Salazar, Carrera restituyó a Mariano Rivera
y Paz, como gobernador de Guatemala;
Rivera Paz a su vez lo nombró general en
jefe del Ejército aunque en realidad era
Carrera quien tenía el mando absoluto en
Guatemala y se constituyó en un fuerte
aliado de Ferrera.[29] ​

Enterado de esto, Manuel Francisco Pavón


Aycinena, quien se encontraba en Ciudad
Vieja durante el golpe de estado del 13 de
abril, fue a la Ciudad de Guatemala y
desde ese momento empezó a colaborar
con Carrera.[30] ​

Invasión y Absorción del Estado de


los Altos

Luego de la separación del Estado de Los


Altos, la Asamblea Constituyente dividió al
Estado de Guatemala en siete
departamentos y dos distritos, de acuerdo
al siguiente decreto del 12 de septiembre
de 1839:
La Asamblea Constituyente del Estado de
Guatemala:

Habiendo tomado en consideración la


necesidad que hay de hacer una nueva y
conveniente división del territorio, después de
la separación de los departamentos que
componen el Estado de los Altos. Con
presencia de los datos e informes que ha
presentado el gobierno sobre el particular, ha
decretado:

1. El estado de Guatemala se divide en siete


departamentos, a saber: el de Guatemala,
el de Sacatepéquez, el de Chimaltenango,
el de Escuintla, el de Mita, el de
Chiquimula y el de la Verapaz.
2. También componen dos distritos
separados con dependencia inmediata del
gobierno, Izabal y el Petén.
3. Los departamentos y distritos referidos,
comprenden las poblaciones y lugares
que se señalan en la tabla que acompaña
a esta ley.
4. Mientras se reúnan datos más exactos,
con presencia de los padrones que deben
formarse para hacer por otra ley la
división permanente del territorio, el
gobierno queda autorizado para poder
agregar o segregar de unos a otros, los
pueblos o lugares que lo soliciten, con
causa fundada en el mejor servicio y bien
de los mismos pueblos, previo al informe
de los jefes respectivos.
5. El mismo gobierno, en las providencias
que tome, para la demarcación del
territorio de los departamentos, procurará
en lo que sea posible, que sea la misma la
de los curatos y sus comprensiones, a fin
de evitar embarazos y facilitar en todo el
mejor servicio público.
—Manuel Pineda Mont, Recopilación de las
leyes de Guatemala, 1859[31]

Escudo del Estado de los


Altos esculpido en piedra
en la tumba de los héroes
altenses en el Cementerio
de Quetzaltenango.

Pero las revueltas indígenas en el Estado


de Los Altos alcanzaron su punto crítico el
1.º de octubre de 1839. Los indígenas
acudieron a Carrera en busca de
protección. Mientras Carrera se preparaba
reclutando voluntarios en la Verapaz, el
gobierno de Guatemala intentó llegar a
una solución pacífica, y el 18 de diciembre
de 1839 apremió al representante de Los
Altos en Guatemala a firmar un convenio
de paz y amistad; el tratado garantizaba la
paz, pero con la condición de que Los
Altos tenía que devolver a Guatemala las
armas que Agustín Guzmán le había
confiscado a Carrera cuando lo apresó en
enero de 1839.[32] ​Mientras los altenses
consideraban aceptar el ultimátum
guatemalteco, Carrera publicó una
proclama en la que llamó a los indígenas
de Los Altos a rebelarse en contra del
gobierno quetzalteco, lo que provocó
revueltas de las que el gobierno
guatemalteco se valió en enero de 1840
para decir que los indígenas rogaban a
Carrera para salvarlos de la «opresión de
los liberales quetzaltecos».[32] ​

Al mediodía del 20 de enero de 1840,


Carrera se dirigió a la frontera con el
Estado de Los Altos para esperar al
enviado del estado altense con la
ratificación del ultimátum y el cargamento
de armas;[33] ​mientras esperaba, arengaba
a sus tropas diciéndoles que el enemigo
liberal todavía tenía a Quezaltenango
sumido en la opresión y la tiranía y que,
junto con San Salvador, era el único
obstáculo para que retornaran a sus
hogares.[34] ​Para contener una posible
invasión de las fuerzas morazánicas
desde El Salvador, Carrera envió a Vicente
Cruz a guardar la frontera.[33] ​

El gobierno de Los Altos envió un emisario


a Morazán, pero este fue interceptado por
las fuerzas de Carrera; entonces, el 22 de
enero el general Agustín Guzmán declaró
la guerra a Guatemala.[35] ​Tras algunas
escaramuzas, los ejércitos se enfrentaron
en Sololá el 25 de enero; Carrera venció a
las fuerzas del general Agustín Guzmán e
incluso apresó a este [35] ​El gobierno
quetzalteco colapsó entonces, pues
aparte de las derrotas militares, los
poblados indígenas abrazaron la causa
conservadora de inmediato; al entrar a
Quetzaltenango al frente de dos mil
hombres, Carrera fue recibido por una gran
multitud que lo saludaba como su
«libertador».[35] ​

Carrera impuso un régimen duro y hostil


para los liberales altenses, pero
bondadoso para los indígenas de la región
—derogando el impuesto personal— y para
los eclesiásticos restituyendo los
privilegios de la religión católica; llamando
a todos los miembros del cabildo criollo
les dijo tajantemente que se portaba
bondadoso con ellos por ser la primera
vez que lo desafiaban, pero que no tendría
piedad si había una segunda vez.[33] ​El
general Guzmán, y el jefe del Estado de
Los Altos, Marcelo Molina, fueron
enviados a la capital de Guatemala, en
donde fueron exhibidos como trofeos de
guerra durante un desfile triunfal el 17 de
febrero de 1840; en el caso de Guzmán,
engrilletado, con heridas aún sangrantes, y
montado en una mula.[36] ​El 13 de agosto
fue nombrado corregidor, comandante
general del ejército y superintendente de la
región de Los Altos.[37] ​
Segunda Invasión de Morazán al
Estado de Guatemala

General Francisco Morazán.


Intentó invadir a Guatemala por
segunda ocasión en 1840 luego
de haber invadido en 1829 y
expulsado a los miembros del
Clan Aycinena y las órdenes
regulares. En 1840 fue vencido por
Carrera de manera aplastante,
marcando el fin de su carrera en
Centroamérica.
«Todo hombre desde la edad de 14 a 50 años
se presentará en el término de seis horas a
tomar las armas en la casa municipal. El que
no se presentara, pasado ese término, será
considerado como sospechoso. Se declara la
ciudad en estado de sitio.»
—Rafael Carrera[14]

El 18 de marzo de 1840, siendo Morazán


jefe liberal de la ya moribunda Federación
Centroamericana y del Estado de El
Salvador, invadió a Guatemala con mil
quinientos soldados para vengar el ultraje
hecho a los vencidos en Los Altos, pues
temía esta acción fuera el golpe final a los
esfuerzos liberales de mantener unida a la
Federación Centroamericana. Con la
información de mensajeros apostados en
los caminos, Carrera urdió su plan de
defensa dejando a su hermano Sotero a
cargo de tropas que presentarían una leve
resistencia en la ciudad.[29] ​

Carrera fingió huir y llevó al improvisado


ejército a las alturas de Aceituno ya que
únicamente contaba con cerca de
cuatrocientos hombres e igual número de
cargas de fusilería, más dos cañones
viejos. La ciudad quedó a merced del
ejército de Morazán, con las campanas de
sus veintidós templos tañendo por
socorro divino.[14] ​Una vez Morazán llegó
a la capital, la tomó fácilmente y liberó a
Guzmán, quien inmediatamente partió
para Quetzaltenango para dar la noticia de
que Carrera estaba derrotado;[29] ​Carrera
entonces, aprovechando que los enemigos
se creían victoriosos, aplicó una estrategia
de concentración de fuego en el Parque
Central de la ciudad y la complementó con
la táctica del ataque sorpresa con la cual
provocó grandes bajas al ejército de
Morazán para, finalmente, obligar a los
sobrevivientes a luchar cuerpo a cuerpo.
Carrera, para entonces ya un
experimentado militar[e] ​supo plantar cara
y batalla a Morazán hasta derrotarlo de
manera fulminante, al grado que este,
ayudado por Ángel Molina -quien era hijo
del líder liberal Pedro Molina Mazariegos-
y que conocía los callejones al oeste de la
ciudad, tuvo que huir con sus predilectos
disfrazado y gritando «¡Qué viva Carrera!»
por el barranco del Incienso hacia El
Salvador, para salvar la vida.[14] ​

En Guatemala, los salvadoreños


sobrevivientes fueron fusilados sin piedad,
mientras Carrera estaba fuera en
persecución de Morazán, a quien no logró
darle alcance. Este lance selló
definitivamente el status del general
Carrera y marcó el ocaso de Morazán.[14] ​
Recuperación definitiva del Estado de
Los Altos

«Se hablaba de él como «Rey de los Indios».


Dada su autoridad, con una palabra podría
causar la matanza de todos los blancos sin
duda alguna.»
—John Lloyd Stephens[38]

Cuando Guzmán llegó a Quetzaltenango


con la noticia de que Morazán había
triunfado en la ciudad de Nueva
Guatemala de la Asunción, la élite criolla
liberal de la ciudad declaró nuevamente
vigente el Estado de Los Altos.[29] ​Carrera,
envió al militar salvadoreño Francisco
Malespín a avisar a las comunidades
k'iche' y k'achikel que se prepararan
nuevamente a combatir a los criollos
quetzaltecos, y luego salió para
Quetzaltenango decidido a escarmentar a
los liberales quetzaltecos. Al conocer esta
noticia, la mayoría de los miembros del
cabildo salió huyendo y los pocos que
quedaron quisieron retractarse y pedir
perdón por haber tratado de formar el
estado nuevamente.[29] ​Pero mientras los
indígenas de la región perseguían a los
criollos que huyeron, Carrera apresó a los
miembros del cabildo que se habían
quedado y luego los mandó a fusilar, a
pesar de que la población altense que
murmuraba «¡Masacre! ¡Masacre!»[f] ​
Como resultado, los criollos liberales
quedaron debilitados y mermados, y los
conservadores capitalinos atemorizados;
pero las poblaciones indígenas de
Quetzaltenango se dieron cuenta de que
tenían un aliado fuerte en Carrera.[39] ​

Cuando Carrera regresó a Guatemala a


atender a su madre agonizante, los
liberales de la ciudad salieron huyendo y el
temor hizo presa de los conservadores del
Clan Aycinena, pues estaba claro que, de
haberlo querido, Carrera hubiera podido
llevar a cabo la venganza indígena y
aniquilar a todos los criollos.[40] ​Lo único
que evitó una nueva masacre fue el hecho
de que Carrera necesitara del dinero del
Clan Aycinena para pagarle a sus tropas y
de la experiencia política de dicho Clan
para gobernar el país.[40]

Primer Gobierno
Rafael Carrera fue el último gobernador
del Estado de Guatemala; asumió el poder
en 1844, nombrado por el clero y el partido
conservador dirigido por el Clan
Aycinena.[g] ​Por ese entonces, José Milla
y Vidaurre era liberal, y le escribió este
himno crítico y mordaz al teniente general
Carrera, himno que los liberales
memorizaron de tanto repetir, a pesar de
su escasa calidad poética:
Himno Patriótico, en loor del Excelentísimo
Teniente General, R. Carrera Jefe del Ejército,
etc. con motivo de la expedición salvadoreña:
Quia pulvis es, et in pulverem reverteris
(Porque eres polvo, y en polvo te
convertirás)[41] ​
Hijo de la miseria y de Execrada y maldita tu
la nada memoria,
Tiranuelo opresor de Execrado será cuanto
un pueblo inerme tú hiciste,
Zorra cobarde que Y si ha de hablar de ti,
acomete osada dirá la historia,
a un gallinero que Que tú ni aún ser
tranquilo duerme. déspota supiste.

General, director, Lobos, País, Carrera,


héroe, caudillo; veteranos
Arcángel, qué sé yo Del crimen, y en el
cómo te llaman. terror de las banderas,
Entre bordados mal Farsa vil y burlesca de
envuelto pillo tiranos,
Ya los pueblos, de ti Parodis de Cartuch son
venganza claman. charreteras.

Por entre esa Aycinena, Pavón fuera


comparsa de señores,
malvados, Fuera con vuestro
Digna guardia de rancio servilismo,
honor de tu persona, ¿Soñásteis ser tal vez
Ellos van a pasar conservadores,
desesperados O darnos una burla del
A romper en tu frente torismo?
tu corona.
Honorable Marqués, no
En pos del enemigo más Bretaña,
corres tarde, No más statuquo ni
Teniente general, tiranía:
pues ha sonado Vaya que su
Al fin tu hora falta, excelencia... no se
tiembla cobarde, engaña,
Dentro de tus Sin el statuquo, por
harapos de soldado. Dios, ¿qué haría? [...]

Carrera no solo no persiguió a Milla y


Vidaurre, sino que dos años después,
cuando Milla se hizo conservador, Carrera
lo invitó a formar parte de su gobierno, en
el que sirvió en diferentes posiciones
hasta 1871; Milla también llegó a ser
amigo y consejero de Carrera.
Intento de colonia belga

Mapa de la región del Lago de


Izabal y del distrito de Santo
Tomás. La región en amarillo
corresponde al área que había
sido cedida a perpetuidad por
Carrera para la colonia belga.

Carrera, aconsejado por Juan José de


Aycinena y Piñol le dio a la Compañía
Belga de Colonización la región de Izabal a
perpetuidad a cambio de que la compañía
pagara dieciséis mil pesos cada año al
gobierno de Guatemala.[42] ​Los colonos
tenían que convertirse al catolicismo y
adoptar la ciudadanía guatemalteca, pero
tenían el privilegio de tener su propio
gobierno;[43] ​también se comprometieron
a dar al gobierno guatemalteco dos mil
fusiles, a construir un puente de metal
sobre el río Motagua y a construir un
puerto en la bahía de Amatique, en la
localidad de Santo Tomás de Castilla.[44] ​
Además de las obras de infraestructura,
Carrera consideraba que la colonia de
belgas católicos era una buena contención
a las pretensiones de los británicos
protestantes y su contrabando comercial
en Belice.[45] ​Sin embargo, las
condiciones del área eran inhóspitas y
empezaron a mermar rápidamente la
salud de los belgas.[46] ​Para 1850, la
colonia ya había fracasado, las obras de
infraestructura prometidas no se
construyeron, y los colonos belgas se
habían dispersado al interior de la
República de Guatemala.[47] ​

Creación de la República de
Guatemala

Mapa original de la República de


Guatemala en 1847.

El 21 de marzo de 1847 firmó un decreto


proclamando a Guatemala como
República soberana e independiente,[48] ​
separándola definitivamente de la patria
federada centroamericana, y se hizo
llamar «fundador de la Nueva República»,
pero a pesar de los esfuerzos de Carrera,
para agosto de 1848 la situación de
Guatemala era caótica: Serapio Cruz
(conocido como «Tata Lapo») asaltaba el
Quiché promoviendo revueltas en contra
del gobierno; había revueltas en el oriente
del país; los liberales y conservadores se
mantenían en constante pugna, y en
medio de todo esto, el presidente Carrera
se dio cuenta de que su prestigio se
esfumaba y que era conveniente renunciar,
lo que hizo con el siguiente manifiesto a la
Asamblea Legislativa:
«Estoy resuelto a no permanecer más tiempo
en la capital y a trasladarme a un país
extranjero. Suplico a los señores
representantes que, en recompensa por mis
cortos servicios, se sirvan hacer el sacrificio de
mantenerse en sesión permanente hasta
admitir mi renuncia y nombrar quién me
suceda. Yo permaneceré en el despacho,
mientras este respetable cuerpo se halle
reunido.»
—Rafael Carrera
—Tomado de: Hernández de León, F. (1930). El
libro de las efemérides, Tomo III. Guatemala:
Tipografía Sánchez y de Guise.[49]

La Asamblea aceptó la renuncia de


Carrera en el acto, pasando a deliberar
quién debería sustituirle. Al final,
escogieron al señor Juan Antonio
Martínez porque pasaba de los sesenta
años, había mantenido una posición
prudente con todos los gobiernos, había
acrecentado su capital honradamente, su
firma gozaba del mejor crédito y era liberal
moderado, ejemplar padre de familia, sin
vicios y con poca ambición de mando
pública.[50] ​

El presidente decidió vender sus


propiedades de Palencia, junto a otras que
tenía en Agua Caliente, Plan Grande, Los
Cubes, El Cangrejito y Lo de Silva[51] ​y la
Asamblea Legislativa cedió las tierras de
Palencia a la Orden de Predicadores, a
quienes solicitó Carrera que las tierras no
fueran comprometidas y que se reuniera a
los habitantes pacíficamente para
educarlos.[51] ​Carrera partió a México en
1848; en su ausencia, la Asamblea
Legislativa, ahora en poder de los liberales,
dictó una disposición por la que se le
declaraba fuera de la ley que debía
aplicársele la pena de muerte si osaba
regresar al país.[52] ​
Retorno triunfal a Guatemala

Moneda con la efigie del


presidente Rafael Carrera.

En su ausencia, Guatemala entró en una


profunda crisis: había crímenes políticos
de importantes personalidades y
bandoleros sueltos por todo el país; el
gobierno dictaba leyes, pero nadie las
cumplía. El expresidente Mariano Rivera
Paz y el general Vicente Cruz, hermano de
Serapio Cruz fueron asesinados cuando
intentaron tomar posesión del cargo de
corregidor de Jalapa en 1849.[53] ​A fines
de abril, Carrera regresó a Guatemala por
la frontera de Huehuetenango, a pesar de
la insistencia de Petrona para que no lo
hiciera, ya que ella sabía que lo perdería de
una u otra forma: ya fuera que lo mataran
en combate o, si sobrevivía, quedaría en
brazos de sus amantes. Carrera
conferenció con los líderes de las etnias
k'iche', q'anjobal, y mam convenciéndoles
de que debían unirse entre todas para
defenderse. Carrera formó,
inadvertidamente, una conciencia indígena
en el occidente del país, la cual constituyó
la base de su poder militar en el área.[53] ​
El gobierno de Paredes nombró al mayor
José Víctor Zavala como corregidor de
Suchitepéquez para detener a Carrera;
pero Zavala, en vez de detener a Carrera,
se puso a sus órdenes.[54] ​Agustín
Guzmán, líder del recién formado Estado
independiente de Los Altos, se dirigió a
Antigua Guatemala para conferenciar con
enviados de Paredes y decidir qué
estrategia usar contra Carrera; Carrera, por
su parte, aprovechó la ausencia de
Guzmán para apoderarse de
Quetzaltenango, pues ya contaba con el
apoyo militar de Zavala en
Suchitepéquez.[55] ​
Al saber la noticia, y al enterarse del
masivo apoyo de las diferentes etnias
indígenas al general Carrera, el presidente
Mariano Paredes, tras mucho deliberar
con liberales y conservadores, finalmente
siguió el consejo del conservador Luis
Batres Juarros, quien le hizo ver que
combatir a Carrera era abrir un frente en el
occidente del país, y dispuso revocar la
pena de muerte sobre Carrera y nombrarlo
Comandante General de las Armas, con
autorización para atender a la pacificación
de los pueblos conmovidos en el oriente
del país, y para dirigir las operaciones
militares de la manera que lo creyere
conveniente. Paredes y Juarros tenían
presente también la Guerra de Castas que
estaba enfrentando a los nativos contra
los criollos en Yucatán.[h] ​Ante este
decreto, los principales líderes liberales
huyeron hacia El Salvador, donde les dio
asilo el presidente Doroteo Vasconcelos.[i] ​
Finalmente, Carrera entró triunfalmente en
la Ciudad de Guatemala el 8 de agosto de
1849[56] ​y Paredes evitó formar un frente
occidental combatiendo a Carrera en
Quetzaltenango.[57] ​

Tras entrar triunfante a la ciudad, Carrera


se dedicó a celebrar en grande con la
tropa y su hermano Sotero.[58] ​Avanzada
la noche, en la madrugada del 9 de agosto
de 1849, Carrera fue atacado por José
María Andrade, de oficio marimbero, quién
lo hirió de una puñalada tras enterarse de
que el general Carrera, muy dado a las
aventuras amorosas, había seducido a su
hija. La guardia del General en Jefe del
Ejército dio cuenta rápidamente del
atacante y llevó al general a su residencia
para que lo curaran. Al día siguiente, el
presbítero Jorge Viteri y Ungo, Ministro del
presidente Mariano Paredes —y quien
luego sería nombrado como obispo de El
Salvador en 1852— ordenó que se
investigara al atacante y que su cadáver
fuera trasladado a la Plaza Mayor «para
obrar con respecto de él, de acuerdo con
la Comandancia General». Esta orden fue
cumplida, pero los encargados de hacerlo
fueron mucho más allá de lo que se les
había solicitado: descuartizaron el cadáver
y colocaron sus miembros en las cuatro
garitas de la ciudad.[59] [60]
​ ​Aunque fue
recogido rápidamente por orden de
Carrera, la imagen del gobierno de
Paredes quedó muy desprestigiada y el
hecho fue aprovechado por los liberales
en El Salvador, quienes acusaron al
gobierno conservador de salvaje, bárbaro
y retrógrado.[61] ​A partir de entonces,
Sotero Carrera decidió que su hermano
llevaría guardaespaldas en todo
momento.[62] ​A los pocos días, Carrera ya
se sentía mejor y salió al galope en un
caballo, pero su herida se reabrió y cayó
desmayado frente al templo de La
Merced.[62] ​

Exilio de Miguel García Granados

Miguel García Granados y Zavala, era


primo hermano de José Víctor Zavala y
cuñado de Luis Batres Juarros, y siempre
fue un brillante diputado opositor al
régimen de Carrera. En una oportunidad en
que atacó al gobierno, aseguró que
«prevalecía el militarismo más
escandaloso con quinientos soldados en
la capital y otros mil en los
departamentos, ganándose dos reales
diarios cada uno, en vez de trabajar en la
agricultura y que la culpa de todo esto la
tenía Carrera que gustaba de tanta
tropa».[63] ​De acuerdo al historiador
guatemalteco Antonio Batres Jáuregui en
su obra América Central ante la Historia,
Carrera resolvió la situación de la
siguiente forma:
Pocos días después convidó el presidente
Carrera a varios a una comida en su casa, y
estuvo invitado «Chafandin», como le decían a
don Miguel. Reinaba toda la cordialidad. A los
postres, dirigióse Carrera [a don] José Víctor
Zavala diciéndole:

«Oiga coronel, ¿usted cree en sueños? Es decir,


¿que si resultará cierto lo que aparece cuando
sueña?»

[...] Contestóle [Zavala] en el acto:

«Pues señor, hay muchos ejemplos de haberse


realizado los sueños; [...] pero también es
verdad que no todos los sueños tienen efecto
real y aparecen después como un suceso
positivo.»
«Preguntaba yo esto —continuó Carrera
diciendo—, porque voy a contar a usted un
sueño terrible que tuve anoche y que me
conmovió muchísimo. Figúrese que soñé de
repente, que me había levantado de mi cama, y
dirigiéndome a la guardia del Cuartelito ([...]
por la parte de atrás con la casa de Carrera y
tenía cien hombres [...]), tomé una escolta,
mandé a sentarse en un banco a nuestro buen
amigo, el inteligente don Miguel García
Granados, a quién apreciamos, y di la orden de
hacerle fuego, pasándolo por las armas...
Entonces desperté azorado, me palpitaba recio
el corazón, y dije: ¡Qué es lo que he hecho!
Todavía, al recordarlo, me espanto. Vamos a
tomar esta copa, para que ni en sueños vuelva
yo a tener una pesadilla tan grande. Salud,
señores.»
Todos comprendieron el sentido de aquel
sueño, pero continuaron con la misma
cordialidad que reinaba en el banquete. El
mismo Carrera, con genial benevolencia,
embromaba y se reía. García Granados,
naturalmente, no se dio por entendido; pero, al
siguiente día, don Luis Batres Juarros, que era
mentor de Carrera, fue a ver a su hermano
político don Miguel que estaba todavía en la
cama, como acostumbraba, hasta las doce del
día — y le dijo:

«Es preciso que se marche a Europa, porque a


la menor sospecha que diera, o discurso que
volviera a decir, se realizaría el sueño.»
—Antonio Batres Jáuregui[64]
Dos semanas después ya estaba García
Granados, junto con su esposa, en camino
hacia París.[64] ​

Batalla de La Arada

El gobernante salvadoreño Doroteo


Vasconcelos dio asilo a los liberales
guatemaltecos, entre quienes estaba José
Francisco Barrundia quien fundó un
periódico para atacar a Carrera,
aprovechando hechos como el del
atentado del Marimbero. Vasconcelos
alimentó, durante todo un año a la facción
rebelde «La Montaña», en el oriente de
Guatemala distribuyendo dinero y armas
entre los sublevados. A fines del año de
1850, Vasconcelos se sintió cansado de
esta guerra lenta contra Guatemala y
decidió obrar abiertamente. Así las cosas,
el mandatario salvadoreño inició una
cruzada contra el régimen conservador de
Guatemala, invitando a participar en la
alianza a Honduras y Nicaragua; pero de
ambos gobiernos solo el hondureño
presidido por Juan Lindo aceptó participar
en la invasión.[65] ​

Entretanto, en Guatemala, donde se


conocían perfectamente los planes de
invasión en su contra, el presidente de
Mariano Paredes toma las previsiones
necesarias para enfrentar la situación,
mientras el arzobispo don Francisco de
Paula García Peláez ordena en su
archidiócesis rogativas de paz. El día 4 de
enero de 1851 se reunieron en
Ocotepeque los presidentes de Honduras
y El Salvador, con la cual quedó sellada la
alianza en contra de Guatemala. El ejército
salvadoreño se componía de cuatro mil
hombres perfectamente municionados y
con apoyo de artillería; los hondureños por
su parte, aprestaron 2000 hombres para la
campaña. El grueso de las fuerzas aliadas
se situó en Metapán, por ser esta una
ubicación próxima a Honduras y a la
frontera guatemalteca.[65] ​
La «Batalla de la Arada» se libró el 2 de
febrero de 1851 cerca de la ciudad de
Chiquimula en Guatemala, entre las
fuerzas de Guatemala y un ejército aliado
de Honduras y El Salvador. La batalla
formó parte de la guerra entre el gobierno
conservador de Guatemala contra la
coalición liberal de El Salvador y Honduras,
y fue la amenaza más patente para
Guatemala de perder su soberanía como
República. El combate se resolvió con una
contundente victoria de las fuerzas de
Carrera, que selló definitivamente su
hegemonía en la región.[66] ​
Pocos meses después de La Batalla de la
Arada, el 19 de octubre de 1851 la
Asamblea Constituyente de Guatemala,
que había sido convocada el 24 de mayo
de 1848 emitió el Acta Constitutiva de la
República de Guatemala, en la que se
especifican las funciones de los diferentes
representantes de la nación.[67] ​Esta acta
fue elaborada para acomodar las
necesidades de Carrera e indicaba que el
presidente de la República sería elegido
cada cuatro años por una Asamblea
General compuesta por la Cámara de
Representantes, arzobispo metropolitano,
de los miembros de la Corte Suprema de
Justicia y de los vocales del Consejo de
Estado; también especificadaba que el
presidente podía ser reelecto.[68] ​Las
atribuciones del presidente incluían la
inspección de los establecimientos
públicos y tribunales. En los artículos
transitorios se especificaba que el primer
presidente sería elegido por la Asamblea
Constituyente, los miembros de la Corte
de Justicia y los del Consejo de Estado;
este presidente ejercería el poder del 1 de
enero de 1852 al 1 de enero de 1856.[68] ​

Así pues, el 22 de octubre de 1851 la


Asamblea Nacional nombró como
presidente al capitán general Rafael
Carrera.[69] ​
Ascenso definitivo al poder

Castillo de San José en la Ciudad


de Guatemala. Fortaleza militar
construida por Carrera.

Acta en donde se declara


presidente vitalicio a Rafael
Carrera
Museo Nacional de Historia de
Guatemala.

Concordato de 1852

En 1854 se estableció el Concordato con


la Santa Sede, el cual había sido suscrito
en 1852 por el cardenal Jacobo Antonelli
—secretario de Estado de la Santa Sede—
y Fernando Lorenzana —ministro
plenipotenciario de Guatemala ante la
Santa Sede. Por medio de este tratado,
Guatemala otorgaba la educación del
pueblo guatemalteco a las órdenes
regulares de la Iglesia Católica, se
comprometía a respetar las propiedades y
los monasterios eclesiásticos, autorizaba
el diezmo obligatorio y permitía que los
obispos censuraran lo que se publicaba en
el país; a cambio de ello, Guatemala
recibía gracias para los miembros del
ejército, permitía que quienes hubiesen
adquirido las propiedades que los liberales
habían expropiado a la Iglesia en 1829 las
conservaran, percibía impuestos por lo
generado por las propiedades de la Iglesia,
y tenía el derecho de juzgar con las leyes
guatemaltecas a los eclesiásticos que
perpetraran crímenes.[70] ​El concordato
mantenía la relación estrecha entre Iglesia
y Estado y estuvo vigente hasta la caída
del gobierno conservador del mariscal
Vicente Cerna y Cerna.[70] ​

Presidencia vitalicia

En 1854 Carrera fue nombrado presidente


vitalicio. Únicamente el claustro de la
Pontificia Universidad de San Carlos[j] ​se
opuso al nombramiento con argumentos
de que la presidencia vitalicia era
prácticamente una monarquía, pero no fue
escuchado.[69] ​El decreto por el cual fue
nombrado presidente vitalicio estipulaba
que se declarara presidente perpetuo de la
República al «Excelentísimo señor capitán
general don Rafael Carrera»; que Carrera
tuviera la facultad de nombrar sustituto
interino, por ausencia o fallecimiento;
convocar y disolver, cuando lo estimara
conveniente, a la Cámara de
representantes, designando los negocios
sobre los que debe de deliberar en sus
reuniones; y mandar hacer nuevas
elecciones de diputados, por los que
resulten disidentes; y que la duración de la
Cámara de Representantes fuera de siete
años.[71] ​

Guerra contra los Filibusteros

Coronel José Víctor Zavala.


Comandante de las fuerzas
guatemaltecas durante la Guerra
contra los Filibusteros.

El 5 de mayo de 1856, el general Mariano


Paredes, expresidente de Guatemala,
partió con 500 hombres hacia Nicaragua.
El propio Carrera y algunos de los
principales miembros de la sociedad
guatemalteca iban en la expedición. Los
Estados Unidos habían reconocido el
gobierno nicaragüense de William Walker,
a lo que todos los gobiernos
conservadores de Centro América
respondieron mandando ejércitos para
derrocar al filibustero[72] [k]
​ ​Carrera arengó
a sus tropas del siguiente modo:

El entonces coronel José Víctor Zavala se


incorporó a la columna guatemalteca en El
Salvador, en donde se encontraba
entonces y Francisco Dueñas, nuevo
presidente de El Salvador movilizó
ochocientos hombres al frente del general
Ramón Belloso.[72] ​Zavala terminó
comandando el contingente de Guatemala
durante la Guerra Nacional de Nicaragua
en 1856, como parte del Ejército Aliado
Centroamericano tras la muerte del
General Mariano Paredes. Durante el
conflicto, Zavala entró en discordia con el
comandante general de los aliados, el
salvadoreño Belloso.[73] ​El día 12 de
octubre de 1856, durante el sitio de
Granada, Zavala realizó un acto de valentía
al atravesar la plaza de la ciudad hacia la
casa donde se resguardaban los
filibusteros bajo fuego intenso, logrando
arrancar la bandera del enemigo;
asimismo, Zavala recibió bajo su autoridad
la ciudad de Rivas el 1 de mayo de 1857,
una vez que William Walker se rindió.[74] ​
«Bien conocidos son los sucesos ocurridos en
Nicaragua desde que, en octubre del año
pasado, unos pocos extranjeros, procedentes
de California, se apoderaron en aquella
república de la autoridad, aprovechándose del
agotamiento que habían producido la discordia
y una prolongada lucha intestina».

«Vais a defender una causa santa: la causa de


nuestra religión y de nuestra raza. A vuestros
hermanos de Costa Rica ha cabido el honor de
derramar la primera sangre en defensa de la
patria. Vosotros vais acreditar que, en
Guatemala estamos dispuestos a sacrificar
todo por ella. Tengo entera confianza en el jefe
que os manda y en vuestro valor y sufrimiento.
Yo os seguiré de cerca, con todos vuestros
compañeros si fuera necesario. Entre tanto, os
recomiendo la más estrecha unión con
vuestros hermanos de El Salvador, Honduras y
Costa Rica para llevar a cabo la obra común de
lanzar del país a los que, sin derecho alguno,
han venido a mezclarse en nuestras
disenciones y a amenazarnos con la más
oprobiosa servidumbre.»
—Tomado de: Hernández de León, Federico (14
de mayo de 1959). «El capítulo de las
efemérides: Guerra contro los filibusteros de
Walker». Diario La Hora (Guatemala).[75]

En 1857 se desató una epidemia de cólera


que segó muchas vidas en el país,
incluyendo la de la esposa del presidente,
Petrona García.
Convención de Límites con Belice

Cuando Carrera llegó al poder en 1840, no


solamente no continuó con los reclamos
sobre el territorio beliceño, sino que
estableció un consulado guatemalteco en
la región para velar por los intereses de
Guatemala en ese importante punto
comercial.[76] ​El comercio beliceño fue
preponderante en la región hasta 1855, en
que los colombianos construyeron un
ferrocarril transoceánico en Panamá en
1855, permitiendo que el comercio fluyera
más eficientemente en los puertos del
Pacífico guatemalteco; a partir de este
momento, Belice empezó a declinar en
importancia.[76] ​
«La Cámara de Representantes, después de
haber examinado cuidadosamente la
convención ajusta entre S.E. el Presidente de la
República y S.M. la Reina de la Gran Bretaña, el
30 de abril próximo anterior, la encuentra útil y
conveniente a los intereses de la República y
basada en princiios de una sana política,
confiando en que se pondrá en ejecución,
cuanto antes posible, lo convenido respecto a
la vía de comunicación de esta capital a las
costas del Atlántico.»

Suscriben, entre otros, José Farfán, José Luna,


señor Piñol, obispo de Nicaragua, y José Milla
y Vidaurre.

—Tomado de: Hernández de León, Federico (30


de abril de 1959). «El capítulo de las
efemérides: Convención de límites con Belice».
Diario La Hora (Guatemala).[77]

A fin de poder expulsar a William Walker


definitivamente de Centroamérica, Carrera
se vio obligado a solicitar armas a
Inglaterra, la que a cambio lo forzó a
definir los límites con Belice. El 30 de abril
de 1859 se celebró la convención entre los
representantes de Gran Bretaña y
Guatemala para definir los límites con
Belice, tras la cual se emitió un decreto en
el que Guatemala se vio favorecida en el
artículo séptimo, que estipula que
Inglaterra abriría por su cuenta una vía de
comunicación terrestre de la ciudad de
Belice hasta la ciudad de Guatemala. La
carretera jamás se construyó por
desavenencias sobre el lugar en que se
debería construir, y luego por la caída de
los conservadores en Guatemala.[77] ​

Apoyo al general José María Medina


Castejón
Véase también: Vicente Cerna y Cerna
El presidente salvadoreño, General Gerardo
Barrios, caudillo liberal asesorado por Miguel
García Granados,[78] ​en un discurso dirigido a
sus tropas, dice en referencia a Carrera: «El
Gral. Carrera entregado a sus vicios y
desórdenes nada ha aprovechado durante el
largo período que ha dominado a Guatemala.
Es el mismo salvaje que abortaron las
montañas de Mataquescuintla en la época del
cólera morbo, y está de más hablarle de
derecho de gentes ni de convenciones. Un
hombre público que no puede leer ni escribir es
un hotentote armado,[l] ​quien dominado por
las pasiones, amenaza el orden y la
civilización... »[m] ​

En 1863 el general hondureño José María


Medina Castejón, con su alto mando
compuesto entre otros oficiales por el
general Florencio Xatruch, y el teniente
coronel Juan Antonio Medina Orellana,
conversaron con el general Rafael Carrera,
quien reunió un ejército con hondureños,
salvadoreños y guatemaltecos
comandados por el entonces general
brigadier Vicente Cerna y Cerna. Este
ejército invadió Honduras, tomando
Cucuyagua el 10 de junio y luego «Los
Llanos» de Santa Rosa el 15 de junio,
consiguiendo que luego de esta acción,
las comunidades de Gracias a Dios y sus
alrededores proclamaran a José María
Medina como presidente de Honduras.[79] ​
Finalmente, marcharon hacia la capital
Comayagua para deponer al presidente
interino José Francisco Montes Fonseca.
Las tropas gubernamentales de Honduras,
incendiaron la ciudad de Comayagua
antes de huir al ver que el ejército de
Cerna les superaba.[79] ​

Reformas

Carrera revocó todas las reformas


hechas por el gobierno del doctor
Mariano Gálvez, ya que restableció los
diezmos obligatorios, devolvió al clero
los bienes confiscados, enmudeció a la
prensa y suprimió el tributo indígena.
Además emitió la Ley de Pavón, que
disponía, entre otras cosas, que los
niños que manifestaran capacidad,
aplicación, aprovechamiento y que
tuvieran buen comportamiento en la
escuela, podían ser empleados en la
iglesia como acólitos, estando sujetos
en todo al párroco.
Construyó los cuarteles «Castillo de San
José» y «de Matamoros», utilizando el
primero como cárcel para presos
políticos. El primero tenía una gran
utilidad táctica, pues se encontraba a la
salida de la Ciudad de Guatemala en ese
entonces, y estaba edificado en la cima
de una loma. El Castillo de Matamoros,
por su parte no tenía ninguna utilidad
táctica; fue construido como un
capricho del general Carrera, que quería
tener un cuartel militar en el vecindario
en donde nación en el barrio de la
Candelaria en la Ciudad de Guatemala.
Durante su gobierno se inició en
Guatemala el cultivo del café, que habría
de convertirse en el principal producto
de exportación durante los gobiernos
liberales, cuyos gobernantes y
principales miembros eran cafetaleros.

Relación con los indígenas

El apoyo que Carrera personalmente dio a


los pobladores indígenas fue ignorado por
mucho tiempo tanto por quienes lo
atacaron como por quienes lo apoyaron.[2] ​
La política de Carrera fue de apoyo hacia
los indígenas, que sirvieron bajo su mando
durante la rebelión del campesinado. En
1839, la Asamblea de Guatemala, ya
controlada por Carrera, reconociendo que
los indígenas constituían la mayoría de la
población del país, consideró necesario no
solamente protegerlos, sino al mismo
tiempo, desarrollar, mejorar sus
costumbres y civilizarlos, para lo cual
decretó el Código Indígena.[80] ​Este
código obligaba a los indígenas a trabajar,
a donar su trabajo en ciertas obras
públicas y a pagar impuestos, pero el
comité estipulaba en su reglamentos, que
las tierras de los indígenas serían
protegidas[80] ​de las injustas demandas
de los criollos tanto conservadores como
liberales.[81] ​Además, se le daría mayor
atención al bienestar y la dignidad de los
indígenas, para contrarrestar el impulso de
la revolución del campo.

Cuando los criollos liberales intentaron


formar el Estado de Los Altos, a expensas
de las comunidades k'iche' y k'achikel que
habitaban en la región, Carrera
personalmente dirigió los ataques
frontales contra dicho Estado y terminó
retomando la región para Guatemala y
fusilando a diecisiete de los miembros del
cabildo criollo liberal ante el asombro de
los indígenas, que se dieron cuenta de que
en el general Carrera tenían un aliado
fuerte.[82] [4]
​ [5]
​ ​

Poco antes de morir, en abril de 1865,


Carrera expresamente les dijo a sus
colaboradores cercanos: ¡A mis indios, me
los cuidan![83] ​, pero esta recomendación
no tuvo éxito. Al tomar el poder los criollos
liberales en 1871, derogaron el Código
Indígena e implementaron el reglamente
de jornaleros, por medio del cual
despojaban a los indios de sus tierras
ancestrales y los obligaban a trabajar
prácticamente como esclavos en las
fincas cafetaleras, las cuales se
convirtieron en el principal producto del
país tras el colapso del comercio de los
tintes naturales.[16] ​Barrios y los criollos
liberales consideraban a los indígenas
como una raza inferior, que con un manejo
apropiado, podrían ser obligados a hacer
cualquier clase de trabajo.[80] ​
Muerte
En su tumba se colocó una placa de mármol
que dice:

«El Excmo. Sr. Capitán General don Rafael


Carrera, Presidente Vitalicio de Guatemala.
Nació en Guatemala el 24 de octubre de 1814.
Murió el 14 de abril de 1865».

——Tomado de: Hernández de León, F. (21 de


abril de 1959). «El capítulo de las efemérides:
Muerte de Carrera». Diario La Hora
(Guatemala).[84]

Al general Carrera le sobrevino la muerte


cuando se encontraba en el pináculo de su
carrera política: cuando se tomó un
descanso en Escuintla, envenenaron sus
alimentos con una infusión de raíz de
chiltepe (una especie de chile picante), la
cual le provocó agudos dolores
intestinales que le obligaron a regresar a
la Ciudad de Guatemala. Ya en la ciudad,
los dolores se recrudecieron y le sobrevino
un ataque de diarrea, del cual ya no se
repuso. Llegado el último momento, llegó
el arzobispo a visitarle con un paquete de
escapularios que le mandaban las
religiosas de todos los conventos; y con la
ayuda del prelado, se persignó por última
vez.[84] ​
Carrera murió el Viernes Santo, 14 de abril
de 1865, a las nueve y media de la mañana
y fue sepultado en la Catacumbas de la
Catedral Metropolitana de la Ciudad de
Guatemala[85] ​luego de numerosos
homenajes. Al morir, dejó muy pocos
bienes, dejando constancia del celo con
que protegió los bienes de la hacienda
pública, lo cual es reconocido incluso por
escritores liberales, como Federico
Hernández de León.[86] ​

Curiosamente, su homólogo
estadounidense, el presidente de los
Estados Unidos, Abraham Lincoln, quién
había sido herido de bala el 14 de abril de
1865, día de la muerte de Carrera, murió el
día siguiente, el 15 de abril.[87] ​

Gobiernos posteriores

Última fotografía del capitán


general Carrera.

A su muerte, se estableció una


presidencia provisional ejercida por Pedro
de Aycinena, quien convocó a elecciones
en la cámara de representantes, quienes
eligieron al mariscal Vicente Cerna y
Cerna, quien continuaría con la línea
conservadora de Rafael Carrera, y contra
quien se alzó el ejército liberal comandado
por Justo Rufino Barrios y Miguel García
Granados, que tomaron el poder en la
denominada Revolución Liberal de 1871,
aunque el término correcto es «Reforma
Liberal».

Rafael Carrera en la
literatura
La novela histórica Rafael Carrera, el
Presidente Olvidado de Óscar René Cruz
Oliva, contextualiza el gobierno de Carrera
refiriéndose a la Guerra de Secesión de los
Estados Unidos, la expansión de Inglaterra
particularmente en Belice, Roatán y el
Reino de Mosquitia; con la ocupación
militar de México por los Estados Unidos
que dio como resultado la incorporación a
este país de cerca de 900 000 km²
mexicanos; con la «fiebre de oro» y la
declaración de Nicaragua como parte de
los Estados Unidos (esclavista y hablando
inglés).

Por su parte, José Milla y Vidaurre en su


obra Cuadros de Costumbres[88] ​describe
en artículos de costumbres cómo era la
vida en Guatemala durante el gobierno del
general Carrera.
El historiador guatemalteco Manuel
Coronado Aguilar era un admirador del
general Carrera y así lo demuestra en sus
obras:

El General Rafael Carrera ante la Historia


(1965)
Apuntes histórico-guatemalenses
(1975)[89] ​

Fernando González Davison, en su libro La


Montaña Infinita[90] ​hace referencia a los
momentos que se vivían en Centro
América y las luchas internas que
terminaron con la Unión Centroamericana
y utiliza la vida de Carrera en forma
novelada para describir ese período.
El historiador y político guatemalteco
Clemente Marroquín Rojas escribió el libro
Francisco Morazán y Rafael Carrera,[91] ​
para el cual realizó una exhaustiva
investigación hemerográfica y periodística
acerca los acontecimientos de estos dos
personajes en Centroamérica.

Véase también
Portal:Guatemala. Contenido
relacionado con Gobierno.
Clan Aycinena
Guatemala
Historia de Guatemala
Francisco Morazán
Mariano Gálvez
Pedro de Aycinena

Notas
1. El Clan Aycinena disponía del
monopolio comercial y la Iglesia
Católica las grandes propiedades del
clero regular y el diezmo obligatorio
para el clero secular.
2. Curiosamente, el presidente Abraham
Lincoln murió asesinado el mismo día
que murió el general Carrera: el 14 de
abril de 1865.
3. Fue por esta razón que Carrera
devolvió a la iglesia los bienes que le
habían retirado los liberales.
4. Carlos Salazar Castro había sido
nombrado Gobernador Interino de
Guatemala por Morazán en lugar de
Mariano Rivera Paz.
5. Carrera incluso ya había sufrido dos
derrotas anteriores a manos del propio
Morazán.
6. Los criollos del cabildo liberal
fusilados por Carrera y Malespín
fueron: Eulogio Quezada, Romualdo
Briones, Cesareo Arango, Leandro
Arango, Silvestre Gonzales, Roberto
Molina, Manuel Pivaral, José Ignacio
Fernández, José María Fernández,
Zacarias Martínez, Pedro Meoño,
Benito Escobar, Felipe Hernández,
Félix López, Marcelo Pacheco, José
María Alvarado, y José Ignacio Paz.
7. El clero y el Clan Aycicena estaban al
mando del III marqués de Aycineda: el
sacerdote Juan José de Aycinena y
Piñol, quien luego sería consejero de
Carrera
8. La Guerra de Castas entre los nativos
mayas del sur y oriente de Yucatán y la
población de blancos (criollos y
mestizos), que se encontraba
establecida en la porción occidental
de la península de Yucatán se iniciaron
en el mes de julio de 1847 . La guerra,
que costó cerca de un cuarto de millón
de vidas humanas, la mayoría de ellas
blancos, terminó oficialmente en 1901
con la ocupación de la capital maya de
Chan Santa Cruz por parte de las
tropas del ejército federal mexicano.[3] ​
9. Entre los liberales que huyeron
estaban José Francisco Barrundia y el
doctor Lorenzo Montúfar. En
Guatemala quedó el doctor Pedro
Molina, de edad ya muy avanzada para
emprender semejante viaje.
10. Nombre que tuvo la Universidad de
San Carlos de Guatemala de 1840 a
1871.
11. En 1856, Estados Unidos todavía no
era la potencia extranjera que fue
después de estar en el bando
vencedor de la Primera y Segunda
Guerra Mundial); por el contrario,
estaba en medio de las convulsiones
internas que resultaron en la Guerra
Civil.
12. Para 1863, Carrera escribía y leía con
propiedad, e incluso había estudiado
canto operático con su amante, la
actriz salvadoreña Josefa Silva.
13. Por oponerse al orden y civilización
Gerardo Barrios quería decir que
Carrera no permitía la expropiación de
las tierras de indios y la repartición de
las tierras ociosas de las órdenes
religiosas para el cultivo a gran escala
del café, cultivo en que los criollos
liberales fincaban sus intereses.

Referencias
1. Woodward, 1993, p. 58, 500 y 621.
2. González Davison, 2008, p. 423.
3. Casares G. Cantón, Raúl; Duch Colell,
Juan; Antochiw Kolpa, Michel; Zavala
Vallado, Silvio (1998). Yucatán en el
tiempo. Mérida, Yucatán. ISBN 970
9071 04 1.
4. Woodward, 1993.
5. Woodward, 2002.
6. Belaubre, Christophe (2015).
«Larrazábal, Antonio: Principales
etapas de la vida de un influyente
canónigo de la Iglesia Catedral de
Guatemala que fue diputado a las
Cortes de Cádiz en representación de
Guatemala» (https://web.archive.org/
web/20170724220309/http://afehc-hi
storia-centroamericana.org/index.ph
p?action=fi_aff&id=730) . Asociación
para el Fomento de los Estudios
Históricos en Centroamérica (19).
ISSN 1954-3891 (https://portal.issn.or
g/resource/issn/1954-3891) .
Archivado desde el original (http://ww
w.afehc-historia-centroamericana.org/i
ndex.php?action=fi_aff&id=730) el 24
de julio de 2017. Consultado el 18 de
mayo de 2015.
7. Martínez Peláez, Severo (1988).
Racismo y Análisis Histórico de la
Definición del Indio Guatemalteco.
Guatemala: Editorial Universitaria.
8. Rosa, Ramón (1974). Historia del
Benemérito Gral. Don Francisco
Morazán, expresidente de la República
de Centroamérica (http://www.cervant
esvirtual.com/obra/historia-del-benem
erito-gral-don-francisco-morazan-ex-pr
esidente-de-la-republica-de-centroame
rica/) . Tegucigalpa: Ministerio de
Educación Pública, Ediciones Técnicas
Centroamericana.
9. Montúfar, Lorenzo; Salazar, Ramón A.
(1892). El centenario del general
Francisco Morazán. Guatemala:
Tipografía Nacional.
10. Hernández de León, 1930.
11. Aycinena, 1854.
12. Woodward, 1993, p. 435-455
13. Hernández de León, 1930, p. 8-118.
14. Hernández de León, Federico (16 de
marzo de 1959). «Segunda invasión de
Morazán». El capítulo de las
efemérides (Guatemala: Diario La
Hora).
15. Woodward, 1993, pp. 19-84
16. Martínez Peláez, 1990, p. 842
17. Woodward, 2002, p. 720.
18. González Pérez, 2008, p. 7-8.
19. Hernández de León, 30 de mayo de
1959
20. González Davison, 2008, p. 212-250.
21. Hernández de León, 27 de febrero de
1959, p. 1.
22. Hernández de León, 1930, p. 63.
23. Woodward, 1993, pp. 56-83
24. Squier, 1852, pp. 429-430.
25. Stephens y Catherwood, 1854, p. 1.
26. Hernández de León, 20 de abril de
1959
27. La Gaceta de Guatemala, 1855, p. 6
28. Woodward, 1993, pp. 84-101
29. Woodward, 1993, pp. 102-122
30. La Gaceta de Guatemala, 1855, p. 7.
31. Pineda Mont, 1859, p. 472-473
32. Woodward, 1993, p. 116
33. Woodward, 1993, p. 117
34. Woodward, 1993, p. 113.
35. Woodward, 1993, p. 117.
36. Hernández de León, Federico (29 de
enero de 1959). «Reconquista del
Estado de los Altos». El capítulo de las
efemérides (Diario La Hora).
37. Woodward, 1993, p. 118.
38. Stephens y Catherwood, 1854.
39. González Davison, 2008, p. 160.
40. González Davison, 2008, p. 162.
41. Hernández de León, 30 de mayo de
1959.
42. Compagnie Belge de Colonisation
(1844). «Colonisation du district de
Santo-Thomas de Guatemala par la
Communauté de l'Union» (https://com
mons.wikimedia.org/wiki/File:Baie_et_
Port_de_Santo_Thomas.jpg) .
Collection de renseignements publiés
ou recueillis par la Compagnie (en
francés) (Original held and digitised by
the British Library): 31-44.
43. Faubert, Denis; Soldevila, Carlos
(2000). Ulysses Guatemala (http://boo
ks.google.com.gt/books?id=cSDXFkv
Gy9EC&pg=PA299&lpg=PA299) (en
inglés) (2.ª edición). Estados Unidos:
Hunter publishing. p. 299. ISBN 2-
89464-175-3. Consultado el 28 de
enero de 2015.
44. González Davison, 2008, p. 198.
45. González Davison, 2008, p. 188.
46. González Davison, 2008, p. 199.
47. González Davison, 2008, p. 325.
48. «Creación de la República de
Guatemala» (https://es.wikisource.or
g/wiki/Ley_13_creaci%C3%B3n_de_la_
Rep%C3%BAblica_de_Guatemala) .
Consultado el 14 de agosto de 2014.
49. Hernández de León, 1930, p. 54.
50. Hernández de León, 1930, p. 55.
51. Martínez Gallardo, 2005, p. 5
52. Hernández de León, 1930, p. 56.
53. González Davison, 2008, p. 276.
54. González Davison, 2008, p. 278.
55. González Davison, 2008, p. 282.
56. Hernández de León, 1930, p. 72.
57. González Davison, 2008, p. 292.
58. González Davison, 2008, p. 295.
59. Hernández de León, 1930, p. 74.
60. González Davison, 2008, p. 190.
61. Hernández de León, 1930, p. 75.
62. González Davison, 2008, p. 296.
63. Zavala Urtecho, 1970, p. 145.
64. Zavala Urtecho, 1970, p. 147.
65. Hernández de León, 1925, p. 193.
66. Hernández de León, 1925, p. 194.
67. Asamblea Nacional Constituyente, 19
de octubre de 1851, p. 10.
68. Asamblea Nacional Constituyente, 19
de octubre de 1851, p. 11
69. Hernández de León, 1930, p. 97.
70. Aycinena, 1854, p. 2-16.
71. Hernández de León, 1930, p. 97-98.
72. Hernández de León, 14 de mayo de
1959, p. 1.
73. Dueñas Van Severen, 2006, p. 124.
74. Dueñas Van Severen, 2006, p. 140.
75. Hernández de León, 14 de mayo de
1959.
76. Woodward, 1993, p. 308.
77. Hernández de León, Federico (30 de
abril de 1959). «Convención de límites
con Belice». El capítulo de las
efemérides (Guatemala: Diario La
Hora).
78. Woodward, 1993, p. 548.
79. Zúñiga Huete (1987). Historia
Cronológica de Honduras. Volumen 1.
Honduras.
80. Lavarreda, Carlos A. (2012). El
Reformador, Justo Rufino Barrios (htt
p://justobarrios.files.wordpress.com/2
012/03/justo-rufino-barrios-y-la-revolu
cic3b3n-de-1871-carlos-a-lavarreda.pd
f) . Guatemala: Guate360. p. 54.
81. González Davison, 2008, p. 424.
82. González Davison, 2008, p. 143.
83. González Davison, 2008, p. 410.
84. Hernández de León, 21 de abril de
1959, p. 1.
85. Gaitán, Héctor (1981). La Calle donde
tú Vives. Tomo I. Artemis-Edinter.
86. Hernández de León, 1929, p. 13.
87. George Alfred Townsend (1865). The
Life, Crime and Capture of John Wilkes
Booth (https://archive.org/details/lifec
rimecapture4567town) . Nueva York:
Dick and Fitzgerald.
88. Milla y Vidaurre, José (1980).
«Cuadros de Costumbres». Textos
Modernos (Guatemala: Escolar Piedra
Santa).
89. «Cronología de Manuel Coronado
Aguilar» (http://diariodelgallo.files.wor
dpress.com/2012/03/cronologc3ada-
de-manuel-coronado-aguilar.pdf) .
Consultado el 14 de agosto de 2014.
90. González Davison, 2008.
91. Marroquín Rojas, Clemente (1971).
Francisco Morazán y Rafael Carrera.
Guatemala: Piedrasanta. «Exhaustiva
investigación hemerográfica y
periodística acerca de
acontecimientos en Centroamérica y
en los cuales ambos personajes
fueron protagonistas ».
Bibliografía

Asamblea Nacional Constituyente (19 de


octubre de 1851). «Acta Constitutiva de la
República de Guatemala» (https://web.archiv
e.org/web/20160822085952/http://www.min
ex.gob.gt/ADMINPORTAL/Data/DOC/201009
30181643120Consti1830-1900reform.ydcret
os.pdf) . Asamblea Constituyente de
Guatemala (Guatemala). Archivado desde el
original (http://www.minex.gob.gt/ADMINPO
RTAL/Data/DOC/20100930181643120Consti
1830-1900reform.ydcretos.pdf) el 22 de
agosto de 2016. Consultado el 4 de mayo de
2015.
Aycinena, Pedro de (1854). Concordato entre
la Santa Sede y el presidente de la República
de Guatemala (https://archive.org/details/co
ncordatoen00unseguat) . Guatemala:
Imprenta La Paz.
Dueñas Van Severen, J. Ricardo (2006). La
invasión filibustera de Nicaragua y la Guerra
Nacional (https://docs.google.com/viewer?a
=v&q=cache:p9bqEn00wJQJ:www.sica.int/ce
ntro_documentacion/inst/sgsica/La%2520In
vasi%25C3%25B3n%2520Filibustera%2520d
e%2520Nicaragua%2520y%2520la%2520Gue
rra%2520Nacional.pdf+la+invasi%C3%B3n+fi
libustera+de+nicaragua+y+la+guerra+nacinal
&hl=es&gl=sv&pid=bl&srcid=ADGEEShYLMb
R7hma04VMMPddlubeTi14br5dauU2leopMK
VJdfal5RMsxrovCndJQHspoI1VFtzbK3TOeB
_1c6Ea5WC2OQiBseJoHbvTl5HkZP87QNH2
GxBBMmFPVnzn5gGd-83MMHiQ&sig=AHIEt
bQXwU7sAEKIxoVgbGma2FxabsPCYw) .
Secretaría General del Sistema de la
Integración Centroamericana SG-SICA.
Hernández de León, Federico (1925). El libro
de las efemérides: Capítulos de la Historia de
la América Central (https://books.google.co
m/books?id=4a8WAAAAYAAJ&focus=search
withinvolume&q=La+Arada) . Tomo I.
Guatemala: Tipografía Sánchez y de Guise.
— (1929). El libro de las efemérides: Capítulos
de la Historia de la América Central (https://ar
chive.org/stream/ellibrodelasefem02herguat
#page/n0/mode/2up) . Tomo II. Guatemala:
Tipografía Sánchez y de Guise.
— (1930). El libro de las efemérides: capítulos
de la historia de América Central (https://book
s.google.com/books?id=41oKAQAAIAAJ&fo
cus=searchwithinvolume&q=Carrera) . Tomo
III. Sánchez y de Guise.
— (20 de abril de 1959). «Golpe de Estado de
1839». El capítulo de las efemérides
(Guatemala: Diario La Hora).
— (30 de mayo de 1959). «José Milla y Rafael
Carrera». El capítulo de las efemérides
(Guatemala: Diario La Hora).
La Gaceta de Guatemala (1855). «Noticia
biográfica del señor D. Manuel Francisco
Pavón, Consejero de Estado y Ministro de lo
Interior del gobierno de la República de
Guatemala» (https://archive.org/stream/noti
ciabio00unseguat#page/n0/mode/1up) . La
Gaceta de Guatemala (Guatemala: Imprenta
La Paz, Palacio de Gobierno de Guatemala)
VII (58-62).
Martínez Gallardo, Libia Elina (2005). El
Municipio de Palencia (https://web.archive.or
g/web/20140124192124/http://biblioteca.us
ac.edu.gt/tesis/07/07_0443.pdf) . Tesis.
Guatemala: Facultad de Humanidades de la
Universidad de San Carlos de Guatemala.
Archivado desde el original (http://biblioteca.
usac.edu.gt/tesis/07/07_0443.pdf) el 24 de
enero de 2014.
Martínez Peláez, Severo (1990). La patria del
criollo; ensayo de interpretación de la realidad
colonial guatemalteca. México: Ediciones en
Marcha.
Pineda Mont, Manuel (1859). Recopilación de
las leyes de Guatemala, compuesta y
arreglada a virtud de orden especial del
Gobierno Supremo de la República (https://arc
hive.org/details/recopilaciondela01manugua
t) . Tomo I. Imprenta de la Paz.
Squier, Ephraim George (1852). Nicaragua, its
people, scenery, monuments and the proposed
Interoceanic Canal (https://archive.org/strea
m/nicaraguaitspeo05squigoog) . Nueva
York, EE.UU.: D. Appleton and Co. pp. 429-
430.
Stephens, John Lloyd; Catherwood, Frederick
(1854). Incidents of travel in Central America,
Chiapas, and Yucatan (https://archive.org/det
ails/incidentstravel00cathgoog) (en inglés).
Londres, Inglaterra: Arthur Hall, Virtue and
Co.
Woodward, Ralph Lee, Jr. (2002). «Rafael
Carrera y la creación de la República de
Guatemala, 1821-1871» (https://web.archive.
org/web/20190301140029/http://www.plum
sock.org/mono12.htm) . Serie monográfica
(CIRMA y Plumsock Mesoamerican Studies)
(12). ISBN 0-910443-19-X. Archivado desde
el original (http://www.plumsock.org/mono1
2.htm) el 1 de marzo de 2019. Consultado el
31 de agosto de 2007.
— (1993). Rafael Carrera and the Emergence
of the Republic of Guatemala, 1821-1871 (htt
p://muse.jhu.edu/books/9780820343600)
(Edición en línea) (en inglés). Athens, Georgia
EE.UU.: University of Georgia Press.
Consultado el 28 de diciembre de 2014.
Zavala Urtecho, Joaquín (1970). «Huellas de
una familia vasca-centroamericana en cinco
siglos de historia» (http://www.enriquebolan
os.org/data/media/magazine/RC_1970_01_
N112.pdf) . Revista conservadora del
pensamiento centroamericano (Managua,
Nicaragua) 2 (112).

Bibliografía adicional

En español

Asociación de Amigos del País (2004).


Diccionario histórico biográfico de Guatemala.
Guatemala: Amigos del País, Fundación para
la Cultura y el Desarrollo. ISBN 99922-44-01-
1.
Castillo, María Cristina; Maria José Cabrera;
Claudia Castañeda de Lobos (s.f.). Lámina
Multicolor Doble, Mandatarios de la República
de Guatemala de 1821 hasta nuestros días.
Guatemala: Piedra Santa.
González Davison, Fernando (2008). La
montaña infinita; Carrera, caudillo de
Guatemala. Guatemala: Artemis y Edinter.
ISBN 84-89452-81-4.
López Vallecillos, Italo (1966). Gerardo
Barrios y su tiempo. San Salvador, El
Salvador: Dirección Nacional de
Publicaciones del Ministerio de Educación.
Morazán, Francisco (1942) [1842].
Testamento y memorias (http://books.google.
com/books/about/Testamento_y_memorias
_del_general_Franci.html?id=Cew8AQAAIAA
J) . Honduras: Talleres tipográficos
nacionales. p. 60. «Testamento y memorias
del general Francisco Morazán: discursos y
artículos relativos al héroe. Publicación
conmemorativa del primer centenario de su
muerte ».
Reyes, Rafael (1885). Nociones de Historia
del Salvador (https://archive.org/details/noci
onesdehisto00reyegoog) . San Salvador, El
Salvador: Imprenta Francisco Sagrini.
Taracena, Arturo (1999). Invención criolla,
sueño ladino, pesadilla indígena, Los Altos de
Guatemala: de región a Estado, 1740-1871 (htt
ps://web.archive.org/web/20160109073146/
http://www.afehc-historia-centroamericana.o
rg/index.php?action=fi_aff&id=244) .
Guatemala: CIRMA. Archivado desde el
original (http://www.afehc-historia-centroam
ericana.org/index.php?action=fi_aff&id=24
4) el 9 de enero de 2016.
En inglés

Peloso, Vincent C.; Tenenbaum, Barbara A.


(1996). Liberals, politics, and power; state
formation in Nineteenth-Century Latin America
(en inglés). Georgia, EE.UU.: University of
Georgia Press. ISBN 978-0-8203-1800-4.
Pérez Brignoli, Héctor; Sawrey, Ricardo;
Stettri, Susana (1985). A brief history of
Central America (http://books.google.com/bo
oks?id=LhF8K-iYNrcC&pg=PA60) (en inglés)
I. Madrid: U. C. Press. ISBN 0520068327.
Consultado el 3 de abril de 2010.
Williams, Mary Wilhelmine (1920). «The
ecclesiastical policy of Francisco Morazán
and the other Central American liberals» (http
s://archive.org/details/ecclesiasticalpo00wil
l) . The Hispanic American Historical Review
III (2).

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría
multimedia sobre Rafael Carrera.
«Muere el presidente Rafael Carrera» (https://
web.archive.org/web/20170331025820/htt
p://www.historiadeguatemala.info/hoyhistori
agt/jueves-santo-en-1865-muere-rafael-carre
ra) . Hoy en la historia de Guatemala.
Guatemala. 14 de abril de 2016. Archivado
desde el original (http://www.historiadeguate
mala.info/hoyhistoriagt/jueves-santo-en-186
5-muere-rafael-carrera) el 31 de marzo de
2017. Consultado el 14 de abril de 2016.
«Rafael Carrera» (https://web.archive.org/we
b/20170331030000/http://historiadeguatem
ala.info/rafael-carrera) . Hoy en la Historia de
Guatemala. Guatemala. 7 de mayo de 2016.
Archivado desde el original (https://hoyhistor
iagt.org/2021/08/26/rafael-carrera-1844-184
9-1851-1865/) el 31 de marzo de 2017.
Consultado el 7 de mayo de 2016.
«Museo Nacional de Historia de Guatemala»
(https://web.archive.org/web/201501232118
41/http://www.viajeaguatemala.com/museo-
nacional-de-historia-donde-guatemala-cuenta
-su-pasado) . Guatemala. Archivado desde el
original (http://www.viajeaguatemala.com/m
useo-nacional-de-historia-donde-guatemala-c
uenta-su-pasado#) el 23 de enero de 2015.
Consultado el 22 de septiembre de 2014.
Pinto Soria (25 de septiembre de 2016).
«Rafael Carrera y las causas del
levantamiento de la montaña (1830-1840)»
(https://web.archive.org/web/201609251352
44/http://m.elperiodico.com.gt//2016/09/2
5/elacordeon/rafael-carrera-y-las-causas-del-
levantamiento-de-la-montana-1830-1840/) .
ElPeriódico (Guatemala). Archivado desde el
original (http://m.elperiodico.com.gt//2016/0
9/25/elacordeon/rafael-carrera-y-las-causas-
del-levantamiento-de-la-montana-1830-184
0/) el 25 de septiembre de 2016.
Consultado el 25 de septiembre de 2016.
Sucesor:
Cargo abolido
Predecesor:
Él mismo
Mariano Rivera Paz Gobernador de Guatemala
(Como Presidente de la
1844-1847
República de Guatemala)

Predecesor:
Cargo creado
Sucesor:
Él mismo Presidente de la República de
Juan Antonio Martínez
(Como Gobernador del Guatemala
Estado de Guatemala) 1847-1848

Predecesor: Presidente de la República de Sucesor:


Mariano Paredes Guatemala Pedro de Aycinena
1851-1865

Datos: Q365381
Multimedia: Rafael Carrera (https://co
mmons.wikimedia.org/wiki/Category:R
afael_Carrera) / Q365381 (https://com
mons.wikimedia.org/wiki/Special:Medi
aSearch?type=image&search=%22Q365
381%22)
Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Rafael_Carrera&oldid=151999395»

Esta página se editó por última vez el 21 jun 2023


a las 21:10. •
El contenido está disponible bajo la licencia CC
BY-SA 4.0 , salvo que se indique lo contrario.

You might also like