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EL FANTASMA PROVECHOSO

Escrito por el Robinson Crusoe, Daniel Defoe, el cuento de reflexión para los

jóvenes con moraleja, trata sobre un caballero que tenía una casa muy vieja, que construyó

con los restos de un antiguo monasterio.

Un día decidió que quería destruirla, pero hacerlo era mucho trabajo y dinero, y

comenzó a idear la manera de hacerlo sin que tuviera que pagar por ello, entonces hizo

correr un rumor de que en la casa habitaba un fantasma.

Para hacerlo más creíble hizo un fantasma con sábanas blancas, y colocó un

artefacto explosivo para que sus flamas dejaran olor de azufre, hasta los más incrédulos se

convencieron de que había un espectro en la casa.

El caballero añadió al rumor el hecho de que en la casa había un tesoro escondido, y

comenzó a fingir excavar para encontrarlo, algunos vecinos se sumaron a esta tarea para

ayudarlo y así poder recibir parte del tesoro cuando lograran desenterrarlo, muy pronto

habían muchas personas excavando a cambio de la mitad del tesoro.

Pasado un corto tiempo el fantasma desapareció, pero el caballero mantuvo

motivados a todos cuando sin que lo vieran, puso veintisiete monedas de oro en la

chimenea, esto fue encontrado y se guardó hasta que hallaran el resto del tesoro para

repartir todo justamente. Los vecinos estaban aún más motivados que al inicio.

Al final, la casa fue destruida completamente y los escombros retirados como se

había convenido, el deseo del caballero se había cumplido y su plan había resultado

perfecto.

La moraleja del relato es sencilla, pero contundente: La inteligencia y la astucia

ayudan a conseguir las metas; mientras que la codicia y la avaricia son capaces de

volvernos ingenuos y ser manipulados sin siguiera darnos cuenta.


EL FANTASMA PROVECHOSO

Escrito por el Robinson Crusoe, Daniel Defoe, el cuento de reflexión para los
jóvenes con moraleja, trata sobre un caballero que tenía una casa muy vieja, que
construyó con los restos de un antiguo monasterio.
Un día decidió que quería destruirla, pero hacerlo era mucho trabajo y
dinero, y comenzó a idear la manera de hacerlo sin que tuviera que pagar por ello,
entonces hizo correr un rumor de que en la casa habitaba un fantasma.
Para hacerlo más creíble hizo un fantasma con sábanas blancas, y colocó un
artefacto explosivo para que sus flamas dejaran olor de azufre, hasta los más
incrédulos se convencieron de que había un espectro en la casa.
El caballero añadió al rumor el hecho de que en la casa había un tesoro
escondido, y comenzó a fingir excavar para encontrarlo, algunos vecinos se sumaron a
esta tarea para ayudarlo y así poder recibir parte del tesoro cuando lograran
desenterrarlo, muy pronto habían muchas personas excavando a cambio de la mitad
del tesoro.
Pasado un corto tiempo el fantasma desapareció, pero el caballero mantuvo
motivados a todos cuando sin que lo vieran, puso veintisiete monedas de oro en la
chimenea, esto fue encontrado y se guardó hasta que hallaran el resto del tesoro para
repartir todo justamente. Los vecinos estaban aún más motivados que al inicio.
Al final, la casa fue destruida completamente y los escombros retirados como
se había convenido, el deseo del caballero se había cumplido y su plan había resultado
perfecto.
La moraleja del relato es sencilla, pero contundente: La inteligencia y la
astucia ayudan a conseguir las metas; mientras que la codicia y la avaricia son capaces
de volvernos ingenuos y ser manipulados sin siguiera darnos cuenta.

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