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A Diego, Gustavo y las niñas de Ciranda.
1
2
Introducción

En la actualidad, el tema de las políticas públicas se encuentra en un momento de


cambios. En algunos países de Europa las políticas públicas están siendo recortadas y
en algunos países de Latinoamérica se están extendiendo. En Europa, que vive una
crisis económica grande, diversos movimientos sociales protestan ante la
precarización del trabajo, la salud, la educación y el trato a los inmigrantes. Por otro
lado, en medio de conflictos y contradicciones, en varios países de América Latina
están surgiendo, expandiéndose y profundizándose una serie de políticas públicas.
Pertenezco a dos países en los que ello está ocurriendo: Venezuela, mi patria, y
Brasil, donde vivo actualmente.

Con esta reorganización de las políticas públicas en Brasil, la psicología viene


ocupando lugares que hasta hace muy poco no ocupaba. Actualmente, con la creación
y crecimiento de políticas de asistencia social, por ejemplo, 8.000 psicólogas/os se
encuentran trabajando en esta área (entre ellas varias de mis ex alumnas/os). En la
salud pública, incluyendo la red sustitutiva de servicios en salud mental, hay 20.000
psicólogas/os trabajando. En muchas otras políticas, tales como educación, trabajo,
justicia, turismo o emergencias y desastres, la psicología está presente.

Pensando a partir del filósofo Michel Foucault, podemos hacer una crítica amplia y
pertinente de las políticas públicas como formas de control de la población. Sin
embargo, es necesario admitir que el crecimiento del capitalismo especulativo ha
generado daños que pueden ser reducidos o enfrentados más eficazmente en países
que cuentan con una amplia esfera pública estatal para hacerle frente a las
consecuencias perversas de las corporaciones transnacionales y las inversiones
volátiles (CHOMSKY, 2004; DAÚD JÚNIOR, 1999). Queremos horizontalizar lo
más posible el funcionamiento de las políticas públicas y soñamos con una sociedad
justa y participativa, que no necesite el control del Estado ni del mercado, pero
entendemos que es estratégico apoyar las políticas públicas como herramientas de
3
transformación social: por un lado, éstas permiten avanzar para que las poblaciones
de las clases más desfavorecidas tengan acceso a sus derechos de salud, educación,
vivienda, trabajo, tierra, cultura, esparcimiento. Por otro lado, su funcionamiento
eficiente puede favorecer una politización mayor de una parcela de la clase media,
que protagoniza día a día la privatización de la salud, la educación, el transporte y
otros. Las políticas públicas son para todos/as y no apenas para las personas más
pobres; en la medida que podamos ocupar espacios en ellas para que realmente sean
públicas, gratuitas y de alta calidad, podemos hacer presión para continuar
obteniendo cambios, negociaciones y -espero- transformaciones radicales en un
futuro no muy distante.

La Psicología está construyendo su espacio para contribuir en esta lucha. Sólo en


Brasil hay más de 28.000 psicólogos trabajando en políticas públicas. Sólo que la
formación de los psicólogos/as en las universidades, a pesar de estar viviendo grandes
y positivos cambios en relación a poder trabajar en esta área, aún es
predominantemente clínica.
Estamos en un momento de transición más allá de la clínica individual en el setting
tradicional. Y ese papel de formadores en diversos espacios -preferiblemente públicos
y comunitarios- nos corresponde a los y las docentes de Psicología junto con
nuestros/as estudiantes.

Falta mucho por hacer. En la ciudad de Londrina, donde vivo, no es extraño


depararse con psicólogas o psicólogos que se graduaron soñando con ejercer la
clínica, fueron contratados o pasaron en un concurso para trabajar con asistencia
social, salud mental o cualquier otra política pública y están allí sin saber muy bien
qué hacer. Llegaron sin saber que no atenderían pacientes individualmente, que no
tendrían un consultorio, que tendrían que trabajar con grupos, que su trabajo sería
interdisciplinar y tendrían que aprender un poco de las otras profesiones, además de
ayudar a profundizar las relaciones en la red de servicios públicos (justicia,
educación, salud, asistencia social, cultura etc.); nadie les dijo que trabajarían
4
conversando en lo cotidiano, andando por la calle, yendo a las escuelas, hablando y
escuchando en las filas de espera, visitando a las familias, pasando por bares,
panaderías y plazas.

Ante esta situación, que se repite en varios lugares de Brasil, estamos aumentando y
profundizando las prácticas en psicología social, con pasantías en instituciones de
políticas sociales, buscando una formación más crítica y un posicionamiento mayor
en la lucha por la reducción de la atroz desigualdad brasileña y latinoamericana.
Además de realizar trabajos en escuelas y organizaciones, los/las estudiantes pueden
ir a instituciones públicas en salud mental, atención a usuarios de alcohol y otras
drogas, atención a niños/as y adolescentes con sufrimiento mental serio, estrategias
de Salud de la Familia, instituciones de Asistencia Social en las comunidades.
Igualmente, la formación de los y las estudiantes en iniciativas comunitarias y
movimientos sociales constituye un avance necesario, puesto que en la cotidianidad
de estos lugares podemos aprender mucho sobre trabajar de forma más igualitaria y
activa. Ello trae valiosos aportes para crear políticas públicas más horizontales, en
que diversos sectores de la población participen activamente.

Como teoría y práctica son indivisibles, o deben serlo, la posibilidad de colocar


estudiantes en estas prácticas necesita ser acompañada por la construcción colectiva
de una mirada teórico-metodológica con la cual sumergirnos en esas nuevas
prácticas. Necesitamos estar en contacto con autores críticos y posicionados
políticamente en las más diversas áreas de la Psicología y de la Salud Colectiva -
incluyendo aquí los importantes movimientos sociales brasileños de la Lucha
Antimanicomial y la Reforma Psiquiátrica.

Aquí entra la Psicología Comunitaria de lo Cotidiano, abriendo espacios de


familiarización con estas formas singulares de actuación profesional y espacios de
crítica constructiva de lo que ocurre en ellos. Estamos trabajando para articular
pequeñas o grandes luchas de los y las profesionales de la Psicología por un trabajo
5
digno que, en medio de sus contradicciones, proporcione condiciones de vida justas y
bellas para ellos/as y para las personas con quienes trabajan y sus familias.

En 2008 y 2009, cuando empecé a trabajar en la Universidad Estatal de Londrina


(Brasil), me encontré con estudiantes ávidos/as de hacer pasantías en Psicología
Comunitaria y trabajar en políticas públicas cuando se graduasen. Abrimos juntos
este espacio. Sólo que el tiempo del que disponíamos era insuficiente para que
estudiásemos, discutiésemos textos y debatiésemos sobre los intensos relatos de lo
que ocurría en la comunidad. Así, a petición de los alumnos y con su ayuda,
formulamos juntos la materia electiva "Psicología Comunitaria de lo Cotidiano", que
ahora comienza su tercera temporada en Brasil y que ha sido dictada dos veces en
Barcelona de forma condensada.

La materia Psicología Comunitaria de lo Cotidiano resume y le da alas a mi proyecto


profesional de vida. Soy psicóloga social comunitaria, formada en Venezuela por
Maritza Montero desde 1992. Soy magister y doctora en Psicología Social, formada
en Brasil por Peter Spink desde 1997. Soy bailarina de la Rhamza Alli Compañía de
Danzas Árabes, formada en Londrina (Brasil) por Rhamza Alli desde 1998. Y en la
Psicología Comunitaria de lo Cotidiano, además de elaborar mis vivencias y "coser
mis retazos", construyo espacios de creación con estudiantes de Psicología y,
recientemente, también de Trabajo Social. Y en charlas, encuentros y cursos con
psicólogos/as de la red de Asistencia Social de Londrina y con psicólogos/as
estudiantes en Barcelona, me deparo con que lo que estamos construyendo en esta
materia tiene sentido como formación para trabajar con políticas públicas en
comunidades. O al menos para cuestionar las contradicciones y desigualdades que
estamos viviendo en estas insituciones. Y ocupar otros espacios de resistencia y
creación.

Así, al escribir lo que estamos construyendo, disponibilizo esta construcción


colectiva para otros/as trabajadores y estudiantes que quieran subirse sobre nuestros
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hombros y ver más lejos que nosotros. Este libro es un resumen de mi proyecto
profesional de vida, pero felizmente es un proyecto colectivo, y gracias a su
publicación tenemos la oportunidad de compartirlo con más personas.

Psicología Comunitaria de lo Cotidiano


La materia optativa Psicología Comunitaria de lo Cotidiano se inició porque en la
universidad donde trabajo no existía Psicología Comunitaria en el pensum. Me reúno
semanalmente con un colectivo de estudiantes y profesionales que trabajan o hacen
sus prácticas en contacto con comunidades o en políticas públicas (Salud, Educación,
Asistencia Social, Justicia). A través de la lectura de textos y discusión de
experiencias, abordamos críticamente cuestiones contemporáneas sobre la psicología
social comunitaria latinoamericana y los dilemas generados día a día en esas
acciones.

Tales dilemas pueden tornarse menos complejos o más "soportables" -vividos con
más liviandad e inclusive con belleza- al ser revistos desde la perspectiva de la vida
cotidiana como elemento central de investigación y acción social. Por eso la materia
es una lectura de los principios teóricos y metodológicos de la Psicología
Comunitaria, sistematizados por Maritza Montero, a la luz del trabajo de Peter Spink:
un importante psicólogo social del trabajo que considero el maestro de la
investigación en lo cotidiano de las políticas públicas y en formas alternativas de
trabajo.

A partir de estos aportes, se propone una psicología comunitaria situada en lo


cotidiano y enraizada en el cuerpo. Ello implica pensar la familiarización como la
parte más larga y profunda de todo el proceso, siempre presente, y en que la persona
"investigadora-interventora" trabaje constantemente con gente de la comunidad,
consigo mismo y con su equipo de trabajo. Para ello es necesario dedicarle tiempo a
conocer las iniciativas que ya existen en el lugar, conversar y pasar tiempo juntos/as.
7
Un proceso así es muy diferente de los criterios de eficiencia y rapidez cada vez más
presentes entre los financiadores de la intervención social (siguiendo el ejemplo del
Banco Mundial y del FMI). Políticamente, estamos posicionados más cerca del
movimiento "slow science" que de la "fast science" que nos es exigida en la
academia, bien como en las metas gubernamentales y empresariales. Cuando se
cuenta con poco tiempo y recursos, esta forma de trabajo puede ser adaptada a partir
de los aportes del trabajo corporal y de la Reducción de Daños en el ámbito del
trabajo comunitario y de la salud mental.

El objetivo general de esta materia es reflexionar respecto a la relación entre


Psicología Social Comunitaria Latinoamericana y la investigación basada en el
conocimiento cotidiano. Como objetivos específicos aparecen: 1) Reflexionar sobre
la Psicología Comunitaria en la teoría y en la práctica, a partir de ejemplos brasileños
y latinoamericanos; 2) fundamentar la investigación en lo cotidiano desde una
Psicología Social Crítica (usando a Peter Spink y Mary Jane Spink como autores
principales); 3) analizar críticamente las fases de la investigación-acción
participativa (IAP): familiarización, sensibilización, detección de necesidades,
priorización, realizaciones, devolución sistemática de la información; 4) reflexionar
sobre experiencias y posibilidades de intervención social y acción colectiva a partir
de la Psicología Comunitaria de lo Cotidiano.

Sobre estos objetivos, cabe destacar que la Psicología Comunitaria es anterior a la


expansión y consolidación de políticas públicas en Latinoamérica: nació en los años
60, en tiempos de dictadura o democracia precaria en estos países, cuando las
políticas públicas eran incipientes y después fueron seriamente debilitadas por los
"paquetes neoliberales" que disminuían el gasto social. Los trabajos realizados
entonces eran articulados entre diversos profesionales y movimientos sociales o
asociaciones comunitarias, no con la gente que trabajaba en políticas públicas. Ésa es
una discusión actual y muy presente en la materia: cómo construir cotidiana y
horizontalmente las políticas sociales. Cabe también resaltar que estamos haciendo
8
una relectura de las fases metodológicas y principios teóricos de la IAP a la luz de la
cotidianidad de experiencias artístico-comunitarias, algunas de las cuales serán
relatadas en este texto. Igualmente, estamos en contacto con psicólogos/as de la red
de políticas públicas en Asistencia Social de toda Londrina, así como en ONGs y
experiencias comunitarias que buscan la potenciación de niños/as y adolescentes en
condiciones de alta vulnerabilidad. Trabajando en discusiones grupales, dibujos,
collages, dramatizaciones, actividades de danza y supervisiones itinerantes, vamos
descubriendo posibilidades creativas de acción en la comunidad y con el equipo de
trabajadores o estudiantes, con resultados todavía pequeños, pero que tienen sentido
para las personas que participamos en este proceso.

La materia se divide en tres unidades: en la primera estudiamos elementos de la


historia de la Psicología Comunitaria y definiciones sobre ella, además de sus
principios teóricos y las fases de la Investigación-Acción Participativa a través de
Maritza Montero. En la segunda estudiamos elementos de la obra de Peter Spink para
comenzar a ver a la psicología comunitaria de forma más situada en lo cotidiano. En
la tercera, de unión creativa de estas dos perspectivas, redefinimos principios teórico-
metodológicos de acción y trabajamos con Artes y Acción Social, estudiando -vía
investigación-acción- los efectos de la danza, el teatro, la música y el cine en el
trabajo comunitario.

Tanto Maritza Montero como Peter Spink están vivos, muy activos y con bastantes
publicaciones. Por ello apenas mencionaré el trabajo de ambos: recomiendo que los
lean directamente de sus fuentes para comprenderlos más profundamente. Sin
embargo, les haré un pequeño homenaje hablando rápidamente de ellos.

Maritza Montero, psicóloga social venezolana, tuvo y tiene una incuestionable


importancia en la sistematización y difusión de la Psicología Comunitaria en todo el
mundo. Participa en numerosos encuentros y publicaciones latinoamericanas, creó
vínculos entre América Latina y países de Europa y Norteamérica; en 2010 fue la
9
conferencista de apertura del Congreso Mundial de Psicología Comunitaria, con
gente de los continentes ya citados y de otros países como Palestina o Pakistán.

Esta autora sistematizó los principios teóricos de la Psicología Comunitaria en:


- Unión entre teoría y práctica
- Transformación social como meta
- Poder y control en la comunidad
- Concientización (que Bader Sawaia propone cambiar para potenciación)
- Socialización
-Autogestión y participación.

A su vez, Montero resume las fases de la Investigación-Acción Participativa, método


característico de la Psicología Comunitaria y de la Educación Popular, en seis fases
no lineales, que no necesariamente deben ocurrir en su totalidad ni en ese orden, sino
que sirven como guía de acción y son las ya mencionadas:

-Familiarización
-Sensibilización
-Detección de necesidades
-Priorización
-Realizaciones
-Devolución sistemática de la información

Por su parte, Peter Spink nos trae grandes contribuciones al argumentar la


importancia de la investigación en lo cotidiano. Spink, inglés radicado en Brasil hace
muchos años, actualmente coordina el sector de Gestión Pública y Ciudadanía de la
Fundación Getulio Vargas y justamente trabaja el paso de las políticas públicas para
prácticas públicas, investigando cómo es el trabajo de los profesionales de las más
diversas áreas de la Psicología, cuáles son sus mayores potencias y dificultades, cómo
las políticas públicas llegan -o no- hasta los usuarios y cómo los usuarios llegan -o
10
no- hasta ellas. Con este trabajo, él y su equipo trabajan en la construcción colectiva
de un banco de datos en experiencias profesionales de psicólogos/as en todo el
territorio brasileño.

Las contribuciones de Spink (2008, 2003, 1989) que estudiamos en la Psicología


Comunitaria de lo Cotidiano son:
-Investigamos conversando
-El campo-tema: de ir a campo a estar permanentemente en campo
-Importancia de lo informal
-Cuestionamiento de la noción de grupo para no amputar la multiplicidad de la vida
social.

También discutimos un método que propuse basada en Spink, el "trueque


constructivo", que sirve para actuar junto con iniciativas contrahegemónicas (León
Cedeño, 2007) y que será relatado más adelante.

Cómo está organizado este libro


Una vez relatado un resumen de lo que es la Psicología Comunitaria de lo Cotidiano,
sus bases y su razón de ser, pasaré a contarles la relación entre Artes y Acción
Psicosocial, que posibilita rever los principios teóricos y metodológicos de la
Psicología Comunitaria, entenderlos de formas diferentes y crear otros, a partir del
trabajo artístico en comunidades y políticas públicas. Si bien nos encontramos
trabajando en cuatro frentes, que son Teatro, Danza, Música y Cine, este texto
trabajará a partir de la experiencia artística que me alimenta como persona y como
psicóloga social: las clases de danza del vientre en la Asociación "Ciranda da
Cultura" desde 2008. A partir de aquí comenzó toda esta revisión y también el interés
de los/las estudiantes por aprender Psicología Comunitaria y usarla de formas
innovadoras. Honor a quien honor merece.

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Así pues, el capítulo 1 se llama "Danzando la Psicología Social Comunitaria" y
cuenta mi experiencia de danza árabe con mujeres en el proyecto Ciranda, a partir de
lo cual comienza la revisión de las fases de la IAP gracias a las críticas de mis
alumnas a los llamados interventores sociales. El capítulo 2 se llama "Revisión
danzada de los principios teóricos de la Psicología Comunitaria" y también se deriva
de mi experiencia de danza con estas mujeres. El tercer capítulo tiene por nombre
"Formación para trabajar en políticas públicas: qué es la Psicología Comunitaria de lo
Cotidiano" y relata las discusiones de siete psicólogos/as que estudiaron esta materia
y trabajan en políticas públicas de Asistencia Social; ellos definen esta disciplina en
cinco principios teórico-metodológicos que construímos conjuntamente: "Centralidad
de las relaciones"; "Ayudar sin estorbar"; "la contradicción somos nosotros";
"considerar los muros invisibles" y "el derecho a la belleza".

Por último, pero no menos importante, el cuarto capítulo se denomina


"Mujermorfosis: transformaciones femeninas y comunitarias a partir de un espacio de
danza del vientre (o danza de las entrañas)". Ésta es la historia de mis clases de danza
del vientre en 2011 en Ciranda, cuando un bando de niñas ocupó (o mejor, okupó,
como dice el Movimiento Okupa) el espacio de la danza los sábados en la tarde, y
cómo fue y está siendo trabajar con ellas.

El libro termina aquí, pero la historia sigue y es tan intensa que prácticamente mi
sistematización se hace obsoleta cada sábado que pasa.

Además de estas clases, estamos creando una red cultural en Ciranda, con ballet,
teatro, biblioteca itinerante... así que no se pierdan el próximo "capítulo" de esta
historia! Y que disfruten estos cuatro capítulos escritos aquí!

12
Capítulo 1: Danzando la Psicología Social Comunitaria y revisitando la IAP

Desde marzo de 2008 he estado apoyando el trabajo artístico-comunitario de una


asociación cultural de la periferia de Londrina (Brasil), dándole clases de danza árabe
a cinco líderes comunitarias (y recientemente a niñas y adolescentes). El presente
texto iba a ser, en principio, un análisis psicosocial de este proceso, pero el mismo ha
sido tan rico que inspiró también el movimiento inverso: revisitar las fases de la
investigación-acción participativa (IAP), que es la propuesta metodológica usada por
en las prácticas psicosociales comunitarias. Tal revisión fue llevada a cabo a partir de
las enseñanzas de las alumnas, de la danza y del trabajo del psicólogo social Peter
Spink, que se centra en la importancia de la vida cotidiana y reconstruye así lo que
puede ser la investigación y la acción de los(las) psicólogos sociales. Propongo hacer
una relectura de la IAP a partir de una psicología social libertaria, enraizada en el
cuerpo y basada en lo cotidiano, que epistemológicamente se fundamenta en los
conocimientos situados (Haraway, 1995).

Como cualquier área de la Psicología, la psicología social comunitaria es un conjunto


de pluralidades, de trabajos tan diversos como los lugares en que actúa. No obstante,
se han construido lineamientos en que diversos autores(as), profesionales y líderes
comunitarios(as) están de acuerdo, y que Montero (1994) sistematiza como principios
teóricos de la psicología comunitaria: unión entre teoria y práctica, transformación
social como meta, poder y control en los miembros de la comunidad, concientización,
socialización, autogestión y participación. Asimismo, hay bastante acuerdo en la
importancia de la investigación-acción participativa (IAP), desarrollada por Orlando
Fals Borda (y posteriormente por diversos autores alrededor del mundo) a partir de la
investigación-acción de Kurt Lewin, y que Montero también sistematiza en fases no
lineales que sirven como guía de acción: familiarización, detección de necesidades,
sensibilización, priorización, realizaciones y devolución sistemática de la
información.

13
El presente texto es el resultado de una difracción (Haraway, 1995) de estos
principios y no un reflejo de los mismos. Tal difracción ocurrió bajo la influencia de
la epistemología de los conocimientos situados de Donna Haraway, siguiendo la
comprensión metodológica de Peter Spink sobre la psicología social como acción
cotidiana y pautada en la convivencia (2003, 2007, 2008) y, principalmente, gracias a
la experiencia comunitaria de dar un año y medio de curso de danza árabe para
mujeres que son madres y líderes comunitarias.

(O FXUVR FRPHQ]y HQ PDU]R GH  HQ OD $VRFLDFLyQ ³&LUDQGD GD &XOWXUD´ D
petición de una joven madre que vive en el barrio. Desde entonces bailamos todos los
sábados en la tarde. Éste es un espacio riquísimo que funciona como un laboratorio
en que aprendemos sobre los efectos transformadores de la danza en la vida de las
personas: las participantes tienen un tiempo para sí, se ayudan mutuamente, pueden
observarse mejor y aprender posturas diferentes, cambiando en la danza y también en
la vida.

¿Qué cambia la danza en nuestras vidas y en las prácticas psicosociales comunitarias?


El presente trabajo es una respuesta modesta y situada a esta pregunta. Como diría
Haraway (1995), no pretendo hablar por este colectivo de mujeres, ni limitarme a
observarlo y analizarlo, sino articularme con él y, a partir de nuestro trabajo conjunto,
posicionarme para conversar con colegas de la psicología social (comunitaria) y áreas
afines para repensar lo que estamos haciendR3UHWHQGRQDUUDUHVWHSURFHVRGH³GDQ]D
FRPXQLWDULD´ \ D SDUWLU GH DOOt UHYLVLWDU \ GLIUDFWDU ODV IDVHV GH OD LQYHVWLJDFLyQ-
acción participativa, en una línea afín a los trabajos de autores latinoamericanos como
Marisela Montenegro (2001), Karla Montenegro (2005) y Antar Martínez (2009).

Igualmente, propongo escribir este relato en un lenguaje menos formal que el


académico clásico, con el objetivo de que mis estudiantes de danza y otras personas

14
de comunidades no académicas puedan entender lo que aquí se dice y discutir al
respecto de igual a igual.

Sobre el lugar y nuestra historia conjunta


Desde 1999, la asociaciyQ³&LUDQGDGD&XOWXUD´ UXHGDRURQGDGHODFXOWXUD RIUHFH
actividades culturales y de promoción de la salud a los(las) habitantes de un conjunto
de barrios en la periferia de Londrina (Brasil). En estos años, diversas personas de la
comunidad han coordinado o impartido cursos artísticos y de salud física y mental,
conjuntamente con personas de la academia, de otras comunidades, de asociaciones
artísticas o del servicio de salud local. En 2008, por ejemplo, se realizaron cursos de
artes plásticas para niños(as), dos grupos de breakdance (uno de niños y otro de
niñas, ambos organizados por ellos mismos), estiramiento, trabajo con hipertensos,
danza árabe, capoeira, grupo de caminatas, encuentros grupales con psicólogas, bailes
y fiestas mensuales para adolescentes. En 2011 continuaban las artes plásticas (ahora
llamadas "Cirandinha" por opción de los propios niños/as que participan aquí), la
danza árabe, el estiramiento y el trabajo de fisioterapia para personas con problemas
de columna, y además hubo talleres de ballet para niñas y para adolescentes, teatro
infantil, cine, diversos eventos festivos y reuniones periódicas de la red de servicios
públicos del barrio.

Dos estudiantes GH GDQ]D iUDEH GH ³&LUDQGD´ WUDEDMDQ HQ OD FRRUGLQDFLyQ GH HVWH
proyecto, en los cursos y en otros proyectos comunitarios desde su fundación, y las
demás tienen un vínculo más reciente con estas acciones. Todas son vecinas y
realizan actividades voluntarias y-o remuneradas implicando la relación entre madres
e hijos y el cuidado de éstos últimos(as): trabajan en preescolares o escuelas del
sector, en la Pastoral de los Niños (que acompaña embarazadas y niños(as) de 0 a 6
años) y en alfabetización de adultos, además de estar en Ciranda. En estos tiempos de
individualismo exacerbado y subjetividades capitalistas, ellas crean cotidianamente
fuertes relaciones de ayuda mutua en el barrio donde viven y trabajan. Las

15
contradicciones también las atraviesan, como a todos los seres humanos. Pero tienen
mucho que enseñarnos.

$SR\pHOWUDEDMRGH³&LUDQGD´HQWUH\FRPRSVLFyORJDVRFLDOSDUWLFLSDQdo
en un proyecto de investigación sobre formas organizativas comunitarias en los 6
barrios de este complejo. Hicimos entrevistas y encuentros colectivos con miembros
de las 33 organizaciones comunitarias que había en ese período, preguntamos quiénes
queríDQ WUDEDMDU PiV SURIXQGDPHQWH FRQ QRVRWURV \ D SDUWLU GH HVWD ³GHWHFFLyQ GH
QHFHVLGDGHV´WUDEDMpFRQRFKRPDGUHVGHXQSUHHVFRODUFRPXQLWDULRHQXQSUR\HFWR
para construir alternativas comunitarias a la violencia intrafamiliar, en cuatro ejes: un
espacio de diálogo sobre la propia vida y situación familiar (colectivamente o de cada
madre conmigo en privado cuando ellas lo pedían); actividades artesanales y de venta
de empanadas, que sirvieron como fuente de ingresos y apoyo mutuo; actividades
gratis de esparcimiento, sólo para las madres o también para sus hijos(as), y apoyo
económico al preescolar vendiendo basura reciclable o utilizándola para hacer
artesanía.

En 2008 comencé a dar el curso de danza árabe y a articular otras actividades con
niños(as) y adolescentes a cargo de alumnas(os) de psicología y personas del barrio,
que fueron un curso de capoeira infantil y encuentros periódicos con adolescentes. En
2009, a partir del primer año de curso, surgieron dos proyectos conjuntos, pedidos
por ellas: abrir un nuevo curso de danza y construir un espacio de reflexión e
intercambio sobre lo que es ser madre, pues serviría para ellas mismas y para las
PXFKDV PDGUHV GHO EDUULR TXH D YHFHV ³QR VDEHQ TXp KDFHU FRQ VXV KLMRV´ /D
propuesta ha sido construir esta iniciativa de forma horizontal y comenzó en marzo
de 2009 gracias a dos de ellas, a otras cinco madres del barrio y a cuatro alumnos y
alumnas de psicología que se comprometieron a cuidar ese espacio.

Éste es un primer aprendizaje rico y curioso: los trabajos de psicología social


comunitaria latinoamericana ±o de áreas afines- que conozco trabajan más con
16
participación comunitaria, con la solución de necesidades colectivas (ambientales o
sanitarias, de educación, salud, autoconstrucción, transporte, tierra, contención de la
violencia etc.) y con la producción grupal para generar empleo e ingresos (a través de
trabajos de costura o retazos, venta de comida, confección de artesanía, agricultura,
entre otros). La dimensión afectiva, a pesar de estar presente, no siempre es trabajada
como eje primordial del trabajo psicosocial comunitario (León y Montenegro, 1998).
Lo mismo sucede específicamente con la dimensión familiar. Sin embargo, la noción
de redes sociales y apoyo social (Herrero, 2004; Arango, 2003), trabajado desde la
vertiente de la salud mental comunitaria, viene cobrando fuerza en diferentes
disciplinas y acercándose a las propuestas transformadoras de la psicología social.
Carlos Arango llega a decir que después de más de treinta años de investigaciones
VREUH DSR\R VRFLDO ORV LQYHVWLJDGRUHV ILQDOPHQWH UHFRQRFHQ TXH ³OD GLPHQVLyQ
DIHFWLYD HV HO IXQGDPHQWR GH OR VRFLDO´ S   \ TXH ³GHVGH XQD SHUVSHFWLYD
psicosocial no existe distancia entre los vínculos afectivos y la estructura social, lo
que nos alerta a desarrollar la capacidad de reconocer de qué manera la estructura
VRFLDOVHPDQLILHVWDHQODIRUPDFRPRQRVYLQFXODPRVDIHFWLYDPHQWH\YLFHYHUVD´ S
87).

En el caso de Ciranda, el trabajo cotidiano de transformación social da gran


importancia al apoyo afectivo y la dimensión familiar: buena parte de lo que estas
líderes comunitarias hacen, en una perspectiva micro, tiene que ver con el
fortalecimiento de las relaciones familiares y con el autocuidado; tanto es así, que los
cursos que se dictan en esta asociación son de salud (básicamente a través de trabajo
corporal) para cuidar de sí, y de arte, para embellecer la vida.

Epistemología y método del trabajo con danza


El objetivo último de mi trabajo en Ciranda es apoyar el fortalecimiento de
subjetividades rebeldes, que construyan nuevas formas de vida y que no sean
indiferentes al horror (Sousa Santos, 2007). Ello se busca a través del trabajo corporal
17
semanal (en mi caso con danza árabe), de conversaciones cotidianas, de la apertura de
espacios pedidos por las participantes para estrechar relaciones familiares y
comunitarias, y de acciones colectivas que se deriven de estos espacios. Al trabajo
psicosocial comunitario se suman aportes de otras áreas, apoyando así el argumento
de Orlando Fals Borda (2008), pionero de la investigación-acción participante, quien
dijo antes de morir que diversas perspectivas ±TXH FRPSRQtDQ ³XQD IUDWHUQLGDG GH
LQWHOHFWXDOHV FUtWLFRV´- podían hacer aportes importantes y complementarios para la
³OLEHUDFLyQGHORVSXHEORVTXHVXIUHQVLVWHPDVRSUHVLYRVGHSRGHU´

En la presente propuesta de trabajo ¿qué es conocer y cómo se conoce? La respuesta


nos viene de Donna Haraway, una feminista norteamericana que se localiza dentro de
las llamadas epistemologías feministas y habla de los conocimientos situados.

¿Por qué Haraway, si la psicología comunitaria tiene fundamentos epistemológicos


que hasta hoy revolucionan la ciencia hegemónica? Haraway es feminista y su mirada
trae contribuciones que pueden enriquecer nuestra área. Las feministas defendieron
que lo personal es político, que es necesario reivindicar lo corporal y lo afectivo,
colocando entre paréntesis un sistema moral y científico que descansa en la
racionalidad (Phoca y Wright, 1999). Esto, lo personal-político, lo corporal y lo
afectivo, se reivindica en el día a día con las mujeres de Ciranda, mujeres marrones,
blancas y mestizas, de clase trabajadora, entre 20 y 50 años, todas con hijos y
ayudando a cuidar a otros hijos/as, todas involucradas de una u otra forma con el
trabajo comunitario afectivo.

+DUDZD\WDPELpQYLHQHGHODVOODPDGDV³FLHQFLDVGXUDV´HVELyORJDHVWDGRXQLGHQVH
\ GLFH WUDEDMDU HQ OD ³EDUULJD GHO PRQVWUXR´ +DUDZD\   $ SDUWLU GH HVD
experiencia, critica contundentemente la epistemología realista que dice que la
UHDOLGDG HVWi IXHUD GH TXLHQ OD REVHUYD TXH ³HVWi DOOt´ LQGHSHQGLHQWHPHQWH GHO
observador y que es posible aproximarse a ella metodológicamente, con
procedimientos objetivos y medibles del método científico. Critica la neutralidad sin
18
compromiso y dice que ella no sólo se encuentra en el realismo, sino en el relativismo
también.

En ese sentido, los conocimientos situados son una doble crítica al realismo y al
relativismo. Dice Haraway (1995) que ambos acaban teniendo efectos semejantes,
aunque uno hace lo contrario del otro: el realismo pretende tener un acceso
privilegiado a la realidad y hacerlo desde ningún lugar; el relativismo es una forma de
no estar en ningún lugar pretendiendo estaU HQ WRGDV SDUWHV ³$PERV QLHJDQ ODV
apuestas en la localización, en la encarnación y en la perspectiva parcial, ambos
impiden ver bien. La moraleja es sencilla: sólo la perspectiva parcial promete una
YLVLyQREMHWLYD´ S +D\XQDPXOWLSOLFLGDGGHFRnocimientos e interpretaciones
posibles, sólo que para conocer de manera profunda y objetiva es necesario
posicionarse, politizarse, optar por una interpretación que se construye en la relación
HQWUHTXLHQ³FRQRFH´\TXLHQ³HVFRQRFLGR´1RWRGDVODVLQWHUpretaciones valen; no
todos los mundos son posibles. Ésta no es una forma privilegiada de tener acceso a la
realidad, sino una interpretación políticamente situada, que es colocada en el espacio
público de la academia y de la militancia para ser debatida.

Los conocimientos de danza, comunidad y vidas de las participantes que están siendo
producidos son construidos entre nosotras, situados en este momento y lugar, y se
oponen a la visión del Ojo Divino, de pretender ver todo desde ningún lugar. En este
abordaje, el conocimiento producido es necesariamente situado, sin una pretensión
universalista, pero pudiendo ser útil en diferentes situaciones que se conectan
parcialmente. Por ejemplo, además de trabajar de forma activista con danzas árabes
en Ciranda, me fue posible hacerlo en un centro social okupado en Barcelona (León
Cedeño, 2006), acercando a hombres y mujeres entre sí y en torno a una causa
común: la lucha por la preservación de ese espacio artístico y la denuncia de la
especulación inmobiliaria; o también como una forma de acercar activistas palestinas
e israelitas; o para colocar lado a lado diversas personas en un servicio público de
salud brasileño, yendo más allá de su jerarquía cotidiana (médicas, agentes
19
comunitarias, pacientes, personas de la comunidad); o para compartir con niñas
caraqueñas que perdieron su casa y todas sus cosas, pero que no perdieron las ganas
de vivir y se interesaban por bailar en el refugio en el que estaban viviendo en 2011.

La epistemologia de los conocimientos situados propone trabajar en conexiones


parciales, esto es, se construye en relación, pero ésta no es total: es una danza entre
las semejanzas y la distancia productiva entre las participantes ±\WRGDV³FRQRFHPRV´
\ ³VRPRV FRQRFLGDV´ DO PRVWUDU QXHVWUD GDQ]D \ Fonversar. Se produce así una
objetividad encarnada: objetivamente, podemos ver si una estudiante aprendió o no a
hacer un paso de danza, pero ésa no es una objetividad sin cuerpo, neutra, aséptica:
nos responsabilizamos por sus consecuencias y por ver, más allá del paso de danza
como algo mecánico, lo que está involucrado en el cuerpo y en la historia de quien
aún no ha logrado aprenderlo, y en lo que su cuerpo puede estar queriendo decir con
HVWD³GLILFXOWDG´

Derivándose de la epistemología, el método seguido en este trabajo se encuentra


dentro del marco metodológico del campo-tema (Spink, 2003), que implica: la
preocupación central por la relación y colaboración entre quien investiga y quien es
investigada; el uso de diversos métodos simultáneamente, sin preocuparse por su
mutua validación; la investigación teniendo un punto de partida pero no una
planificación anticipada de la estrategia, construyendo junto con las personas
³LQYHVWLJDGDV´HQXQFDPLQDUTXHQRVHVDEHPX\ELHQDGyQGHYD\FyPROOHJDUi\
formas no ortodoxas de narrar las investigaciones, que sean adecuadas al tipo de
trabajo realizado.

El procedimiento adoptado es el de dar clases de danza árabe siguiendo el método


Rhamza Alli (la pionera de las danzas árabes en Londrina, en cuya compañía bailo
desde 1998), que trabaja con estiramiento, disociación de tronco, de caderas y de
cuello, vibraciones, ondulaciones, brazos y manos, pasos de danza, coreografías,
expresión y manejo de implementos de danza. Las clases son entrelazadas con
20
conversaciones sobre asuntos traídos por las participantes o sobre los efectos de la
danza. Esa discusión sobre los efectos tiene que ver con mi propio proceso de leer la
danza a la luz de la psicología social y viceversa.

Un autor muy útil para hacer este tránsito es Stanley Keleman (1995), pues gracias a
él pude descubrir que en nuestras clases pasamos la mitad del tiempo de pie en una
SRVWXUD ³JURXQGHG´ (enraizada en el suelo, algo fundamental para que nos
centremos); que okupamos espacios de femineidad y contacto emocional con
nosotras mismas que son practicados por las mujeres desde hace milenios (ésta es la
danza más antigua que se conoce en el mundo: tiene de 6 a 7 mil años de antigüedad);
que a partir de la postura enraizada practicamos con detalle los cambios de postura
para después volver a nuestro eje (se ve muy claramente quién no está centrada, y en
esas horas conviene recordar a Keleman cuando dice que las tempestades pueden
desenraizarnos y hacernos crecer); que el cuerpo sabe lo que quiere y lo expresa en
los gestos, por lo que si abrimos espacios en los que el cuerpo pueda expresarse y
podamos escucharlo, podremos ir cambiando en la danza y en la vida. Nuestra
postura cambia al bailar y al vivir; éste es un proceso cotidiano que en algunos
aspectos puede ser corto y en otros es largo y difícil. Si vamos relacionando lo que
nuestro cuerpo nos dice con nuestra vida, el proceso es mucho más rico. Le
agradezco este aprendizaje al Grupo Contato (São Paulo, Brasil), coordinado por
Tatiana Bichara, que es un ejemplo de la enorme potencia de trabajar con danza y
salud mental en moldes horizontales.

La danza árabe trabaja diversos estilos y emociones y todas son importantes, dándole
la razón a Keleman cuando dice que, si pulsamos y variamos nuestra autoexpresión,
ello no significa que seamos inestables, no confiables, o que no sepamos quiénes
somos (p. 33). Cuando nos abrimos a ejecutar movimientos y entrar en posturas hasta
entonces desconocidas, practicamos una discontinuidad que es emancipatoria:

21
No hay continuidad que no incorpore algún tipo de discontinuidad.
Vivir esa discontinuidad pulsatoria destruye estereotipos, exige que
dejemos ir lo viejo y creemos nuevos espacios, nuevas formas, nuevas
conexiones. Negar esta discontinuidad es una tentativa de establecer
seguridad, posesiones permanentes, una estructura social rígida (p. 33).

Resumiendo, entonces, este trabajo se basa en la propuesta epistemológica de los


conocimientos situados (conocemos a partir de la conexión parcial con otras
posiciones, como dijo Haraway en 1995), pero el conocimiento no se da en cualquier
conexión y sí en aquélla que nos afecta en aquel momento y lugar a partir de la
posición que ocupamos. Por lo tanto, este conocimiento situado, enraizado, afectado
y cotidiano genera un compromiso que se traduce en acciones concretas y necesita
entrega para poder existir, pero no una entrega total y sí parcial, que implique
espacios de autocuidado como lo es este curso de danza, que ayude a poner límites, a
DVXPLU OLPLWDFLRQHV \ D SHGLU D\XGD ³GRQGH \R QR OOHJR OOHJDQ ORV GHPiV´ (VD
entrega es una conexión parcial, politizada, construida.

Discutiendo este trabajo con las estudiantes: efectos de la danza y crítica al Ojo
'LYLQRGH³LQWHUYHQWRUHV´
Necesitamos dejar de pensar sobre interpretar, analizar y sistematizar,
imaginando que podemos ofrecer una interpretación mejor de la realidad;
en cambio, concentrémonos en narrar lo que las personas nos están
diciendo y en buscar diferentes maneras de hablar sobre las cuestiones
actuales que pueden ser más útiles que las que tenemos (Spink, 2007, p.
566).

Siguiendo a Peter Spink (2007), más que interpretar, analizar y sistematizar me


concentraré en narrar dos momentos especiales de conversación con mis estudiantes,
puesto que ellos me llevaron a revisar críticamente nuestra acción como
22
investigadores(as) sociales y a pensar en el trabajo corporal a través de la danza como
un rico elemento de investigación y trabajo conjunto.

En este curso de danza, además de conversar cotidianamente sobre cómo está la


propia vida, la comunidad y los proyectos, en dos ocasiones hablé con mis
estudiantes sobre las anotaciones que sirvieron como base de este artículo. En
SVLFRORJtD FRPXQLWDULD HVR VXHOH OODPDUVH ³GHYROXFLyQ VLVWHPiWLFD GH OD
LQIRUPDFLyQ´SHURHVHQRPEUHVXHQDVHFR\GLVWDQWHDOFRPSDUDUORFRQODULTXH]DGH
esas conversaciones y lo mucho que me hicieron pensar en relaciones de poder que
podemos estar ejerciendo y que, de tan cotidianas, resultan invisibles.

Durante la primera conversación, ellas destacaron cuatro elementos que le daban


VHQWLGR DO FXUVR DO SXQWR GH ³KDEHU FRPHQ]DGR FRPR XQDV FODVHFLWDV GH GDQ]D \
haberse vuelto la actividad más imSRUWDQWH GH ORV ViEDGRV´ eVWRV IXHURQ
³FRPSOLFLGDG´³UHVSHWR´³SRGHUUHFODPDU´\³HVWRQRHVWHUDSLDSHURVHSDUHFHVyOR
TXHHVDOHJUH´

Por complicidad entendieron la apertura de un espacio de cuidado de sí y de las otras,


que las ayuda a recuperarse del enorme trabajo afectivo que implica el hogar, el
HPSOHR\HOWUDEDMRFRPXQLWDULR'HFtDQ³WHQJRXQHVSDFLRPtRGRQGHSXHGRHVWDU
FRQPLJR XQ HVSDFLR VDJUDGR SDUD Pt´ 2WURV WH[WRV VLVWHPDWL]DGRV SRU $EUmR \
Pedrão, 2005) registran que la danza del vientre puede producir beneficios físicos y
psicológicos semejantes a los que ellas relatan; sin embargo, la concepción de este
espacio como acción colectiva de ayuda mutua es más exacerbada aquí que en clases
³FRPHUFLDOHV´ GH danza. Por ejemplo, las estudiantes se reunían otros días para
ensayar coreografías y practicar movimientos; se prestaban mutuamente ropa,
maquillaje y accesorios de danza (al contrario de la lógica mercantilista de que cada
una tiene sus cosas); nos arreglamos juntas antes de bailar (una pequeña
contraposición al individualismo y la competitividad); cuando una compañera tuvo a
VX EHEp ODV RWUDV SDVDURQ D WHQHU FODVHV TXLQFHQDOPHQWH SDUD ³HVSHUDUOD´
23
Desarrollaron (entre sí y conmigo) una mayor cercanía e integración. Okuparon el
espacio pidiendo otras cosas: historia de la danza del vientre, teoría, educación de los
hijos/as, dificultades con los niños/as, discusiones sobre efectos del tráfico de drogas
en niños/as y adolescentes o la concretización del proyecto de discusión-reflexión e
intercambio de experiencias sobre los hijos.

Respeto VH UHIHUtD D UHVSHWDU HO ULWPR GH FDGD XQD ³Vp TXH WHQJR GLILFXOWDGHV SHUR
VR\DFHSWDGDSRUWRGDV\HVRPHKDFHVHQWLUELHQ\PHD\XGDDDSUHQGHU´ DDEULUXQ
espacio en el que todas nos sintLpVHPRVDFHSWDGDVHQQXHVWUDVLQJXODULGDG ³FDGDXQD
HVGHXQDPDQHUD\DTXtGHVDUUROODVXSURSLRHVWLOR´ DSRGHU SUDFWLFDUDOJRTXHGH
RWUR PRGR QR SRGUtDQ HMHUFHU ³HVWD GDQ]D HV FDUD \ VL QR IXHVH DVt QR SRGUtDPRV
DSUHQGHUQXQFD´ \DTXH la presencia de nuestros hijos/as (yo también tengo el mío)
IRUPH SDUWH GH OD DFWLYLGDG \ QR VHD XQ HVWRUER ³PXFKDV YHFHV ODV PDGUHV QR
podemos ir a actividades porque no tenemos con quién dejar a nuestros hijos y no
podemos llevarlos. Aquí ellos están con nosotras. Eso me gusta, porque donde mi
KLMRQRHVELHQYHQLGR\RWDPSRFRORVR\\QRTXLHURHVWDUDOOt´³(QODXQLYHUVLGDG\
en los espacios académicos no se puede llevar a los niños, ellos incomodan aunque
HVWpQTXLHWRV\VLQPROHVWDUDQDGLH´6LHVWDPRVFRQVWUX\endo iniciativas académicas
o laborales en las cuales actuamos como si los niños/as no existan o sean un estorbo,
y con ello escindimos la vida personal (privada) de la laboral (pública), necesitamos
repensar qué sociedad estamos construyendo a partir de nuestras prácticas cotidianas.

Quejarse indicaba que hemos construido el curso como un espacio de desahogo de


miedos, preocupaciones, dudas y reclamaciones sobre actitudes machistas de los
maridos; dificultades en la relación padres-hijos, que es una dimensión que continúa
más al cuidado de las mujeres y ellas se quejan por eso; conflictos en la comunidad ±
cuando los hay- por violencia, uso abusivo de drogas o tráfico. Aquí es pertinente
recordar a Arango (2003) cuando dice que no hay distancia entre la estructura social
y la vida afectiva y recomienda que estudiemos de qué formas una se manifiesta en la
otra. Estos conflictos cotidianos están situados en un lugar específico, pero también
24
se trasladan a otros lugares. El machismo, las dificultades en la relación padres-hijos,
la violencia, el uso abusivo de drogas y el narcotráfico no se restringen a las zonas
pobres de Brasil o de Latinoamérica: atraviesan diversas clases sociales en sociedades
de los llamados Primer y Tercer Mundo.

Al decir que este espacio parece terapia, pero es alegre VH UHIHUtDQ D TXH ³\D KDQ
venido psicólogas a trabajar aquí y yo me sentía atacada y me defendía, y aquí no
venimos a hacer terapia, pero haciendo los movimientos vemos si estamos abiertas o
cerradas, si alguien no esWiELHQTXpHVORTXHQRVFXHVWDPiV´³HQODWHUDSLDVDOtD
llorando porque me sentía inferior, tenía más dificultades que los demás, y aquí lo
encaro de una manera más liviana, aprendí a verme en el espejo, ya estoy preparada
para bailar en público, aunqXH PH DVXVWH´ 7DPELpQ HQ HVH SXQWR RWUD SRVLELOLGDG
que el curso ha fortalecido es la de percibir las propias inseguridades y trabajarlas con
XQOHQJXDMHVHQFLOOR3RUHMHPSORGLJRTXHHOODVVRQ³XQDVUHLQDV´\TXH³ODVUHLQDV
QRPLUDQDOSLVR´\³QXQFD VHDSXUDQ´8QDGHHOODVPHGLMRTXHOHKDEtDJXVWDGRHVWD
PHWiIRUD \ OD OOHYDED D RWUDV iUHDV GH VX YLGD ³VL VR\ XQD UHLQD PL FDVD HV PL
SDODFLR´GLMRGDQGRDHQWHQGHUTXHGHVGHODVHJXULGDG\OLYLDQGDGGHVHUXQDUHLQD
podía mirar profundamente sus dificultades y miedos, trabajando hasta diluirlos y,
paralelamente, perfeccionar sus movimientos. Otras frases que sirven como ejemplo
VRQ ³\D VDEHPRV TXH HUHV XQa guerrera, pero aquí puedes desarmarte y dejar la
DUPDGXUDDIXHUD´R³W~FRPRTXHHVWiVFDUJDQGRHOPXQGRVREUHWXVKRPEURV´/DV
chicas se ríen, se observan y van soltándose, y yo también. Esto puede parecer trivial,
pero no lo es: ellas, como líderes comunitarias comprometidas, viven mucha presión
y frustración que a veces es expresada corporalmente y que este curso les ayuda a
observar, elaborar y compartir.

En ese sentido, trabajo con una visión crítica de formas de poder, dominación y
control que atraviesan nuestra cotidianidad. Por ejemplo, critico las versiones
comerciales que presentan la danza del vientre como mera seducción de los hombres,
reproduciendo así la lógica del hombre que desea y la mujer-REMHWRFX\R³GHVWLQR´
25
es ser observada por la mirada masculina, y que aprende desde temprano a que no le
guste su propio cuerpo, de manera que pueda ser una buena consumidora de la
industria de la belleza: dietas, moda, gimnasios, cirugías plásticas, maquillaje,
cremas, vitaminas. Así, considero que este curso trabaja con un proceso de aceptación
del propio cuerpo ±algo que parece tan simple, pero que puede ser tan profundamente
subversivo y difícil, particularmente en Brasil, donde se practica exacerbadamente el
culto al cuerpo escultural. En este punto es importante recordar que las feministas no
sólo reivindican lo corporal, sino que critican las maneras de entender el cuerpo
femenino en una sociedad patriarcal, basada en la racionalidad científica (Pujol,
Montenegro y Balasch, 2003).

En la segunda reunión para discutir una primera versión de este texto, emergió un
tema duro y fundamental de ser discutido: el prejuicio, específicamente el prejuicio
proveniente de la academia y de algunos profesionales formados en instituciones
XQLYHUVLWDULDV 'HFtDQ HOODV TXH OD DFDGHPLD ³KDEOD RWUR LGLRPD \ VL TXLHUHV OOHJDU
allí, tienes que arreglártelas para aprender a hablar ese idioma que es muy difícil, y
nuestro idioma parece que no vale nada allí; parece que ellos no quieren aprender de
QRVRWURV´6HGHVDKRJDURQFRQWDQGRTXHHVWDEDQKDUWDVGHWDQWRVSUHMXLFLRV³FRPRVL
no bastase escuchar que vivimos en un hueco, que aquí todos son bandidos, que todo
el mundo es malandro, que pobrecitos nosotros, hay varias profesoras del preescolar
y de la escuela del barrio que piensan lo mismo; van a trabajar con ropa carísima,
seleccionan a los niños mejor vestidos o a los más blancos y discriminan sutilmente a
ORVRWURVTXHWDOYH]QHFHVLWHQPiVDWHQFLyQ´³(QODHVFXHODFDVLWRGRVORVSURIHVRUHV
llegan en carro y, como tienen miedo de que se los roben, los estacionan en el patio
de la escuela. Por eso no hay recreo y los niños pasan todo el día sentados. Y cuando
llegan las clases de educación física y el profesor sale a caminar con los niños(as) por
el barrio, le dicen que es absurdo, que es un mal profesor y que arriesga las vidas de
ORV QLxRV´ ³/R PiV WULVWe es que esta gente pasa en los concursos públicos con un
discurso de igualdad, de diversidad, de respeto a las diferencias. Y probablemente
WHQJDQ EXHQD LQWHQFLyQ DO YHQLU 3HUR DVt KDFHQ PiV GDxR TXH ELHQ´ ³1R VH PH
26
olvida cuando venían los estudiantes universitarios y se quedaban impresionados
porque nunca habían visto una favela, y entendemos que no es culpa de ellos no
haber nacido aquí ni haber venido; lo que no nos cabe en la cabeza es que no quieran
VDEHUTXHHVWRH[LVWH´

Al hacer esta crítica, mis alumnas-líderes comunitarias denunciaban, sin conocer esas
palabras, el Ojo Divino y la ciencia descorporeizada criticadas por Haraway (1995).
'HQXQFLDEDQ HO VHQWLUVH LQWHUYHQLGDV ³FRQ SUREOHPDV´ VHSDUDGDV
HSLVWHPROyJLFDPHQWH GH ORV LQYHVWLJDGRUHV ³H[SHUWRV´ TXH WLHQHQ HO FRQRFLPLHQWR
SDUD ³DVHVRUDUODV´ SDUD TXH  PHMRUHQ VXV FRQGLFLRQHV GH YLGD ±en palabras de
Marisela Montenegro, 2001, y Karla Montenegro, 2005, para referirse a la
intervención social desde perspectivas participativas. Esta separación epistemológica
puede ser sutil o implícita: una de mis alumnas de danza, con gran experiencia en esta
iUHD DILUPy TXH ³HO GLVFXUVR TXH WLHQHQ FLHUWDV PDHVWUDV  HV PX\ ERQLWR SHUR
FXDQGROOHJDODKRUDGHDFWXDUDSDUHFHQXQPRQWyQGHSUHMXLFLRV´

Tal comRGLVFXWHQHVWDVDXWRUDVDTXtODVDOXPQDVGHQXQFLDQTXHORV³LQWHUYHQLGRV´
VRQ GHILQLGRV FRPR HVWDQGR ³HQ IDOWD´ WRGDV ODV SHUVRQDV GHO EDUULR VHUtDQ YLVWDV
FRPREDQGLGDVPDODQGUDVYXOQHUDEOHVFRQIDPLOLDVGHVHVWUXFWXUDGDV³SREUHFLWDV´
Los profesoreV\SURIHVLRQDOHVOOHJDUtDQD³VDOYDUORV´SURSRUFLRQiQGROHVHGXFDFLyQ\
RSRUWXQLGDGHV TXH D HOORV ³OHV VREUDQ´ \ TXH SRU HVR SRGUtDQ GDU HQ DEXQGDQFLD
Simultáneamente, estarían corporeizando una jerarquía en que ellos son superiores (al
guardar los carros en el patio de la escuela o vestir ropa carísima para dar clases) y
UHSURGXFLHQGRPLHGRV GH³ORVEDQGLGRV\PDODQGURV´ \SUHMXLFLRV FRQWUDQLxRV-as
más pobres, más negros o que estén más sucios) que contribuyen con que estas
personas sigan colocadas coPRHVWDQGR³HQIDOWD´\FRQTXHODVDFFLRQHVHGXFDWLYDVR
de intervención social continúen justificándose. Karla Montenegro argumenta que los
³LQWHUYHQLGRV´TXHHVWiQ³HQIDOWD´UHFLEHQDTXHllo de lo cual carecen (en este caso,
educación, disciplina o higiene), mientras que los llamados interventores

27
³SHUPDQHFHQ HVWiWLFRV H LQDOWHUDEOHV VXV IXHQWHV GH FRQRFLPLHQWR \ SRGHU SDUHFHQ
LQDJRWDEOHV´ 0RQWHQHJURS 

Con esta denuncia ni ellas ni yo pretendemos restarle importancia a la educación


pública, ni decir que todas las experiencias de intervención construyen a la gente del
barrio de forma peyorativa. Las políticas públicas de educación, salud y seguridad
social son derechos que debemos reivindicar y profundizar. Sin embargo, es
impactante ver cyPRWDQWDJHQWHYDDHGXFDURD³KDFHULQWHUYHQFLyQVRFLDO´FUH\HQGR
que lo está haciendo muy bien y sus acciones pueden generar tantos efectos
perversos. Como dice Marisela Montenegro (2001), y como bien decía nuestro
antecesor Paulo Freire, un peligro de trabajar con intervención social es suponer que
ésta es buena por definición. Al escuchar a mis estudiantes, estuve más segura de que
lo que quería hacer profesionalmente ±y escribir en este artículo- era ponerle un
amplificador a estos comentarios y que muchas personas que trabajan con proyectos
sociales los pudieran escuchar. Más que escudriñarles la vida a las alumnas
analizando lo que dicen y hacen, quería dirigirme a quien trabaja en psicología
comunitaria y áreas afines para ver hacia adentro y repensar lo que hacemos.

Revisitando la psicología social comunitaria


Aunque trabajamos de manera más democrática, en la investigación-
acción la ciencia continúa siendo especial (...) Reason y Bradbury
decían que una intención primaria de la investigación-acción es producir
conocimiento práctico que sea útil para las personas en la conducta
diaria de sus vidas, pero las personas no necesitan apoyo para producir
FRQRFLPLHQWRSUiFWLFRIRUPDSDUWHGHOSURFHVRGHYLYLU´ 6SLQN
p. 571)

Después de escuchar estos duros argumentos que hemos ayudado a construir


formando proIHVLRQDOHV R ³LQWHUYLQLHQGR´ GLUHFWDPHQWH SURSRQJR UHIOH[LRQDU VREUH
los principios teóricos y prácticos de la psicología comunitaria a partir de aportes de
28
OD³FRWLGLDQLGDGDFWLYLVWD´\GHOD³FRWLGLDQLGDGDFDGpPLFD´'HVGHOD³FRWLGLDQLGDG
DFWLYLVWD´ reivindico lo que estas estudiantes me enseñan, así como las lecciones
aprendidas con personas de otros colectivos rebeldes (algunas de ellas relatadas en
/HyQ &HGHxR    'HVGH OD ³FRWLGLDQLGDG DFDGpPLFD´ UHLYLQGLFR OD
epistemología de Haraway y el trabajo teórico-metodológico de Peter Spink, que
defiende la importancia de estudiar lo cotidiano, de revisarlo y de alterarlo, porque es
allí donde transcurre nuestra vida (Spink, 2008). En la dimensión cotidiana es donde
puede aparecer lo que es casi invisible; es donde podemos ver si día a día estamos
ejerciendo prejuicios como los mencionados por las alumnas, construyendo a la gente
GH ODV FRPXQLGDGHV SRSXODUHV FRPR ³SHUVRQDV HQ IDOWD´ \ D QRVRWURV DV  FRPR
SURIHVLRQDOHV ³HQ VREUD´ 0RQWHQHJUR ); es donde podemos revisar todos los
días nuestras pequeñas acciones.

Gracias a las denuncias de las alumnas y a textos anteriormente citados (como los de
Marisela Montenegro, 2001; Karla Montenegro, 2005 o Balasch, León y y
Montenegro, 2003), puedo criticar la construcción de dos grupos de personas, que
serían diferentes HQWUH Vt \ KRPRJpQHRV LQWHUQDPHQWH ORV ³DJHQWHV H[WHUQRV´
(investigadores-LQWHUYHQWRUHV FRQ FRQRFLPLHQWR FLHQWtILFR  \ ORV ³DJHQWHV LQWHUQRV´
(investigados-intervenidos, con conocimiento popular). Aunque en perspectivas
participativas como la psicología comunitaria y la educación popular se afirme que
los agentes internos son también investigadores y co-constructores del conocimiento,
OD FUHDFLyQ GH HVWRV GRV ³EORTXHV´ puede generar HIHFWRV GH SHUVRQDV ³HQ VREUD´ \
SHUVRQDV ³HQ IDOWD´ \ PXHVWUD OR TXH 3Hter Spink (2007) denomina escisión
epistemológica entre investigador e investigado. La investigación parte de dos entes:
³W~´\³\R´QRGH³QRVRWURV´

6SLQNGHILHQGHODLPSRUWDQFLDGHSDUWLUGH³QRVRWURV´1RXQ³QRVRWURV´TXHHOLPLQH
nuestras diferencias, que esconda conflictos ni que nos idealice: como dice Antar
Martínez (2009), los entrevistados no son iguales a nosotros ni tienen por qué serlo, y
la gente de la comunidad no es homogénea. (VWH ³QRVRWURV´ VH UHILHUH D XQD
29
dimensión colectiva, de seres humanos que somos diversos, pero que tenemos en
común un horizonte de transformación y podemos trabajar juntos buscando
acercarnos a él. 'LFH 3HWHU 6SLQN ³¢SRU TXp LQVLVWLU HQ TXH VRPRV GLIHUHQWHV D ORV
otros?¿Somos capaces de reconocer que estamos aquí , con los hombres y mujeres
cocineros, fontaneros, bomberos, herbolarios, líderes comunitarios y otros,
simplemente como una parte más de un colectivo esforzándose para construir
utopías?´  S   3DUD 6SLQN    HQWRQFHV HO FRQRFLPLHQWR
generado por la psicología social es un conocimiento más y no un conocimiento
HVSHFLDO  QL PXFKR PHQRV VXSHULRU ³HQ VREUD´ &RQVWUX\H VDEHUHV MXQWR D RWURV
conversando, pasando tiempo juntos, conviviendo, debatiendo, actuando. Esta
posición es afín a la de Haraway, cuando dice que conocer se da gracias al contacto o
conexión parcial con otras posiciones, trabajando juntas en lo que nos afecta de este
encuentro y construyendo así un conocimiento localizado, una objetividad encarnada,
posicionada.

Estas premisas pueden servir para redescribir la IAP en su cotidianidad, porque es


MXVWDPHQWHHQHOODGRQGHHPHUJHQODVFRQWUDGLFFLRQHVGHO³GLVFXUVRERQLWR´tal como
denunciaron mis estudiantes. La transformación social también es autotransformación
que se da en las relaciones. Por lo tanto, la transformación social propuesta por la
psicología comunitaria -y demás áreas que trabajan con investigación-acción
participativa- también implica revisar y reinventar nuestro quehacer una y otra vez, a
partir de los encuentros que nos indican contradicciones, verticalidades, Ojo Divino.
Como dice Keleman (1995), cuando experimentamos otras posturas y movimientos
vivimos una discontinuidad que es emancipatoria. Las microtransformaciones que
propongo, entonces, se refieren a revisar las fases de la Investigación ±Acción
Participativa (familiarización o constitución del equipo, detección de necesidades,
sensibilización, priorización, realizaciones, devolución sistemática de la
información), pensando en su cotidianidad y enraizándolas en el cuerpo para hacerlas
cada vez más libertarias.

30
Para avanzar en este sentido, Peter Spink argumenta que puede ser mucho más útil
trabajar fortaleciendo las iniciativas que ya hay en vez de dedicarnos a crear grupos
nuevos, que en teoría podrían ser muy buenos, pero que nadie del lugar pidió (y crear
grupos nuevos es algo que los/las psicólogos sociales y otros profesionales del área
social tenemos por costumbre). Para trabajar de manera más útil -y enraizada, diría
Keleman-, Spink propone pasar un buen tiempo conociendo lo que hay: el lugar, sus
organizaciones, sus iniciativas formales o informales, sus formas de funcionamiento,
sus maneras de hablar, las personas que viven o trabajan allí, sus historias y acciones,
sus deseos y necesidades. (VWR~OWLPRSXHGHD\XGDUDUHGHVFULELUOD³FRQVWLWXFLyQGHO
HTXLSR´TXHYDDWUDEDMDUSRUTXHTXHDYHFHVVtHVSHUWLQHQWH TXHVHDQHJRFLDGRH
LQVWLWXLGR SHUR D YHFHV \D HVWi FRQVWLWXLGR R VH IRUPDOL]D SDUD ³LQFOXLU´ DO DJHQWH
H[WHUQRR³FRQWHQWDUOR´ y otras veces es una iniciativa mucho más informal y difusa
TXHOD³FRQVWLWXFLyQGHOHTXLSR´SURSXHVWDHQODSVLFRORJtDFRPXQLWDULD

Si traducimos a Spink en clave psicosocial comunitaria, la familiarización, que según


Montero (1994) sería la primera fase de la investigación-acción participante, puede
ser más lenta y profunda, siguiendo algo así como lo que propone el movimiento
³VORZ IRRG´ YHUVXV HO ³IDVW IRRG´ GLVSRQHU GH WLHPSR SDUD FRQRFHUQRV PiV
acercarnos más y así trabajar mejor y construir relaciones afectivas, porque si
nuestras maneras de relacionarnos construyen la estructura social y viceversa
(Arango, 2003), para cambiar nuestras sociedades debemos cambiar también las
formas de relacionarnos, y para eso nos tenemos que conocer más. Inclusive cuando
tenemos poco tiempo para realizar el proyecto, debido a limitaciones institucionales o
de otra índole, se puede trabajar menos tiempo siguiendo los mismos principios.
Igualmente, aunque una iniciativa tenga años, en tiempos de crisis es necesaria una
familiarización más intensa, para estrechar los lazos entre las personas e implicarse
más con el proyecto (eso me lo enseñaron las integrantes del Centro Social Okupado
Les nauS y lo relato en León Cedeño, 2006).

31
La familiarización es la fase mayor y más profunda, diría infinita, y familiarizarnos a
través de la danza o de otras manifestaciones artísticas trae una gran riqueza al
trabajo, porque nos permite enraizarnos, desenraizarnos (cuando lo necesitemos)
contando con una red de apoyo y conocernos desde el movimiento, aceptando
nuestras limitaciones y las de los demás y creando colectivamente a partir de nuestras
facilidades y dificultades. Pero no sólo de arte vivimos: los psicólogos sociales
fundamentalmente actuamos conversando (Spink, 2008). No pretendo que todos los
psicólogos comunitarios tengan que bailar, ni mucho menos, pero sí me interesa
destacar la dimensión corporal que ha comenzado a ser rescatada en la psicología
social apenas a partir de mediados de los años 90 (Pujol, Montenegro y Balasch,
2003). Me interesa que, cuando sea el caso, se pueda considerar la danza como una
posibilidad de trabajo y no como una actividad menor, banal o meramente recreativa.
Es vital defender la danza y la conversación como dos momentos del mismo proceso
y cRQFUHWDUOD³WUDGXFFLyQ´GHORTXHODGDQ]DQRVWUDHSDUDTXHYD\DPRVDFODUDQGROR
que nuestros movimientos y gestos nos expresan y lo que la danza nos puede
proporcionar.

La detección de necesidades, como bien dice Antar Martínez (2009), puede


redefinirse si la entendemos como una red de conversaciones para entender los
deseos de la gente con quien trabajamos y de nosotros mismos, basándose en las
potencialidades de la gente en vez de en sus carencias. La sensibilización, al hacerse
un concepto más cotidiano, implica que nos afectemos ante pequeñas cosas,
pequeñísimas cosas, y eso puede cambiar nuestras visiones y acciones: hacer la tarea
con las niñas bajo un árbol, almorzar con alguien del lugar que nos invitó a su casa,
conversar mientras salimos del barrio en autobús, barrer, limpiar, fregar o cocinar
conjuntamente, bailar juntas, respirar juntas, intercambiar confidencias, convivir más.
Es la sensibilización de todos los involucrados/as y se da de formas distintas para
cada quien, formas que necesitamos expresar y escuchar, y hacemos eso conversando
a medida que actuamos juntas cotidianamente.

32
En ese sentido, la priorización y las realizaciones pueden ocurrir de formas
determinantes en momentos clave del proceso, pero también pueden darse día tras
día, cuando priorizamos parar de bailar y conversar sobre la frustración por la gente
que no viene, o sobre las dificultades con los hijos o la pareja, o sobre las alegrías de
la fiesta comunitaria organizada la semana anterior, o sobre la vecina que está presa y
dejó a su bebé sin leche materna. Y la acción es todo, como ya dijo Nietzsche. No
QHFHVDULDPHQWH YDPRV D YHUOD VyOR HQ XQ PRPHQWR ³HO PRPHQWR GH ODV
UHDOL]DFLRQHV´VLQRDWUDYpVGHWRGRHOSURFHVR/D,$3FOiVLFDVHJXtDODSURSXHVWDGH
realizar planificando, ejecutando y evaluando (Martínez, 2009), receta occidental que
parece haber sido cooptada por el Banco Mundial, pero si la acción ocurre en todo el
proceso comunitario, no siempre ocurre con estos tres momentos, o en esta orden.
Igualmente, la devolución sistemática de la información puede ir ocurriendo a lo
largo de nuestros encuentros, de manera más informal, aunque haya también
momentos más formales en los que escuchemos los conocimientos de las personas
del lugar y les entreguemos un informe, relato, video o mural que narre lo que
hicimos conjuntamente.

A partir de mi convivencia con las alumnas de danza y con otros colectivos defiendo
la utilidad de posicionarse en una ética que sigue a Haraway (1995) y en una postura
metodológica influenciada por Peter Spink y coherente con Haraway, porque pensar
epistemológicamente de forma situada y a partir del encuentro nos lleva
metodológicamente a construcciones mas libertarias y, digamos, "desordenadas",
porque parten del trabajo conjunto, de la convivencia. A veces ocurren en el
acontecimiento y no en la planificación, ejecución y evaluación que propone la más
clásica IAP. Hay procesos que no se sabe qué van a ser ni cómo van a salir, o
actividades que se planifican y salen de forma totalmente diferente a lo previsto, o
acciones que van variando y otras que sí siguen una planificación previa. El trabajo
psicosocial comunitario no es apenas un conjunto de reuniones y OD³FRQVWLWXFLyQGHO
eTXLSR´TXHLPSOLFDXQDFRQFHSFLyn más cerrada de grupo: puede ser también gente
que entra y sale, son varias agrupaciones en una, es comer juntos o bailar juntos o
33
trabajar juntos. Y al trabajar de esta forma más suelta y menos clásicamente
³FLHQWtILFD´SDJDPRVXQSUHFLRFRPRGLFH3HWHU6SLQN  SRGHPRVVHUMuzgados
SRUODFRPXQLGDGDFDGpPLFD³FRPRH[WUDxRVFRPRDFWLYLVWDVILQJLpQGRVHFLHQWtILFRV
R FRPR SHUVRQDV GH EXHQ FRUD]yQ SHUR PHWRGROyJLFDPHQWH GHPHQWHV´ S  
Históricamente, quien trabaja con IAP ha sido tildado con estos adjetivos por los
científicos positivistas. La IAP menos planificada, entonces, probablemente recibirá
aún más críticas, pero en determinadas prácticas tiene mucho sentido. No en todas:
siguiendo a Haraway, ésta no es una propuesta universalista, sino una perspectiva
parcial que nos posibilite ver bien en ciertos procesos.

¢&yPRSRGHPRVXVDUOD,$3LQFRUSRUiQGROHSURSXHVWDVPHWRGROyJLFDVPiV³VXHOWDV´
cuando sea necesario? Dentro del marco metodológico del campo-tema (Spink,
2003), y con base en la formación teórico-metodológica de la IAP, propuse un
PpWRGR GH WUDEDMR OODPDGR SURYLVRULDPHQWH ³WUXHTXH FRQVWUXFWLYR´ /HyQ &HGHxR
2006, 2007), que se refiere a apoyar la autoorganización de colectivos trabajando
conjuntamente con ellos y ayudándolos en lo que nos sea posible y a ellos les
interese. El trueque constructivo se construye en tres principios: ayudar sin estorbar,
trabajar por intercambio y ayudar a fortalecer la red afectiva de los colectivos hasta
donde éstos juzguen pertinente. Tales principios se han mostrado útiles en este curso
de danza y en el trabajo conjunto con diversos colectivos de diferentes lugares
geográficos (León Cedeño, 2006).

Epistemológicamente, el trueque constructivo es harawayano: responde a que


conocemos en el encuentro entre posiciones, trabajando conjuntamente. Ahora bien,
en la práctica esto puede implicar formas tan variadas que tal vez sea inútil e
incoherente querer esbozar una receta. Y tal vez no haga falta, porque la propuesta no
lineal de fases de la IAP es muy útil (nos sirven como guía de acción a muchos
SURIHVLRQDOHV  \ SXHGH VHU ³FRWLGLDQL]DGD´ FRQ OD LGHD GH XQD IDPLOLDUL]DFLRQ PiV
larga, esa propuesta se resitúa parcial o enteramente, dependiendo de cada caso. Pero
el trueque constructivo y sus tres principios pueden permear todo el proceso, más allá
34
de si se siguen o no las fases de la IAP y más allá de las actividades realizadas y de
las particularidades de cada experiencia, porque es una forma de trabajo flexible que
responde a una epistemología comprometida, traducida en acciones concretas y
situadas.

En el caso del curso de danza, uso estos tres principios día a día. Procuro ayudar sin
estorbar fortaleciendo las formas de trabajo de Ciranda, trabajando actividades que a
todas nos sirvan e interesen y escuchando lo más posible para que ellas vayan
poniendo y reformulando las reglas de funcionamiento del curso de danza y de las
reuniones de madres. Trabajo por intercambio ofreciendo actividades que les
interesen y teniendo el privilegio de poder discutir mis aprendizajes con ellas y
escribir este artículo que es escrito firmado por mí, pero que fue vivido
colectivamente. Y ayudo a fortalecer la red afectiva entre ellas conversando,
bailando, llevando a mi hijo y a mi esposo a jugar con los hijos de ellas, participando
en otras actividades que ellas organizan con gran compromiso y abriendo con ellas
estos espacios de posibilidades en que nos conocemos más profundamente y
sentamos bases firmes para un trabajo enraizado.

Por último, quiero repetir que ésta ha sido una forma increíble de familiarización. A
partir de lo que las alumnas de danza me contaron pude ver cuán arrogantes y
excluyentes podemos ser en lo cotidiano sin darnos cuenta de ello. Como
académicos/as podemos excluir a los hijos/as de aquéllas/os con quienes trabajamos y
después reclamar porque no vienen a las reuniones para cuidar su casa y sus hijos, en
vez de hacer actividades conjuntas o que los incluyan de alguna manera. Como
académicos/as podemos tener un discurso lindo de la igualdad, la diversidad, el
trabajo con las diferencias, podemos creérnoslo y seguir ejerciendo nuestros
prejuicios, nuestra separación Sujeto-Objeto, nuestro Ojo Divino, ejerciendo una
Psicología Social de la Distancia y simultáneamente defendiendo posturas que optan
por la entrega para construir nuevas formas de vida. Quiero una Psicología Social
desde la entrega, desde las conexiones parciales, desde la acción conjunta; una
35
psicología libertaria que busque la transformación social que es también personal,
que se enraíza en el cuerpo y en lo cotidiano, en las formas como conversamos,
escuchamos y sustentamos físicamente las consecuencias de nuestras palabras. Y los
principios psicosociales comunitarios nos ayudan, más aún revisitados una y otra vez;
pero los tres principios metodológicos del trueque constructivo atraviesan toda esta
discusión; los sigo y pueden parecen obvios pero aquí son fundamentales: ayudar sin
estorbar, trabajar por intercambio y ayudar a fortalecer la red afectiva de los
colectivos hasta donde ellos juzguen pertinente. Si escuchamos a la gente con quien
trabajamos, ellos nos indicarán cómo podemos trabajar de forma ética y útil para
crear cada vez más espacios de vida intensa y resistencia.

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38
Capítulo 2: Revisión danzada de los principios teóricos de la psicología
comunitaria

El curso de danza árabe en Ciranda -contado en el capítulo anterior- fue el


catalizador social de una serie de transformaciones que empezamos a pensar aquí en
Londrina, no sólo para revisar los principios metodológicos de la psicología
comunitaria, sino también los teóricos. Orlando Fals Borda, importante antecesor de
la psicología comunitaria, decía que nuestro papel como profesionales es el de ser
catalizadores sociales de los procesos de transformación comunitaria. Pero no dijo
explícitamente que este proceso podía darse también al revés! Ése fue mi caso. A
partir das catalizadoras sociales de Ciranda comencé a pensar en revisitar los
principios teóricos de la psicología comunitaria a la luz de lo cotidiano, de un
cotidiano danzado, buscando vivir la vida como una obra de arte.

Sin pretender hacer un tratado sobre este tema en construcción, empecé a presentar
pinceladas de reflexión que nos llamasen al diálogo y al debate sobre la unión entre
teoría y práctica, la transformación social como meta, la concientización, la
socialización, el poder y control en los miembros de la comunidad, la autogestión y
la participación en esta sociedad mutante.

Siguiendo este argumento, empecemos por la ³XQLyQ HQWUH WHRUtD \ SUiFWLFD´.


Tradicionalmente, este principio se refiere a la praxis en que nuestras acciones y
nuestra teoría se van constituyendo y transformando mutuamente: vamos a campo
con una visión teórica que se va transformando con la práctica y, al mismo tiempo,
esta nueva teoría reformulada nos ayuda a cambiar nuestras prácticas y hacerlas más
potentes. Sin embargo, como decían las estudiantes de danza de Ciranda, vemos día a
día una escisión entre teoría y práctica, o entre trabajo intelectual y trabajo físico. De
39
este modo, la revisión danzada de este principio se refiere a leer los procesos en clave
cotidiana, entendiendo que la unión o desunión entre teoría y práctica se daría
también en cosas muy pequeñas que ayudan a "remendar" esa escisión. Por ejemplo,
podemos hacer un trabajo de psicóloga(o) y luego fregar los platos después de las
reuniones; o teorizar lo que nos ocurre cuando bailamos, o incluir a los niños y niñas
en los proyectos comunitarios en vez de excluirlos, o poner en práctica los proyectos
libertarios todos los días. Ello es importante porque hemos avanzado mucho en la
formulación de políticas públicas (en servicios sociales, salud, educación, justicia), en
la elaboración de leyes y de textos académicos con propuestas participativas de
investigación o intervención, pero como bien decían mis estudiantes de danza,
nuestras prácticas no necesariamente son coherentes con nuestros discursos. A veces
decimos una cosa y hacemos otra. Y a veces hacemos lo que decimos, pero resulta
mucho menos libertario y participativo de lo que pensábamos. La contradicción
somos nosotros. Y lo somos porque vivimos en sociedades profundamente desiguales
en los más diversos aspectos. El más marcado es probablemente la clase social. Pero
muchos otros nos atraviesan también, bien sea de manera más clara o más sutil:
género, etnia o raza, edad, necesidades especiales, peso corporal y un largo etc. Tales
GHVLJXDOGDGHV D YHFHV VRQ PX\ FODUDV \ D YHFHV VH FRQVWLWX\HQ FRPR ³Puros
LQYLVLEOHV´TXHQRVVHSDUDQVLQTXHVHSDPRVH[DFWDPHQWHTXpRFXUUHFyPRSRUTXp
dónde, cuándo.

(Q HVWH FRQWH[WR GH SHUVRQDV FRQWUDGLFWRULDV DWUDYHVDGDV SRU ³PXURV YLVLEOHV R
LQYLVLEOHV´ TXH FRQVWLWX\HQ VRFLHGDGHV JOREDOL]DGDV FDGD YH] PiV GHVLJXDOHV OD
³WUDQVIRUPDFLyQ VRFLDO FRPR PHWD´ a veces parece un sueño irrealizable y a veces
parece avanzar con importantes pasos concretos que deben ser defendidos y
profundizados 3HUR VL SDUWLPRV GH TXH OD WUDQVIRUPDFLyQ HVWUXFWXUDO R ³PDFUR´ HV
LQGLVRFLDEOHGHODVWUDQVIRUPDFLRQHVFRWLGLDQDVHQHOSODQR³PLFUR´\VLGHIHQGHPRV
apoyando a Peter Spink (2008), que es en lo cotidiano donde transcurre nuestra vida y
donde podemos cambiarla, encontramos que la psicología social (y específicamente
la psicología comunitaria de lo cotidiano) puede traer contribuciones para concretar la
40
transformación social en los pequeños o grandes pasos de todos los días. Tal
transformación, en nuestro ámbito de psicólogos/as sociales, sería vista como un
proceso lento, constituido por muchas microtransformaciones cotidianas en lo
personal y en lo colectivo, en las que nuevas materialidades (espacios, proyectos,
casas, murales) y nuevas sociabilidades (relaciones, hábitos) se van constituyendo
mutuamente; en muchos lugares, simultáneamente, se va tejiendo esta red de
transformaciones, de iniciativas con preocupaciones libertarias, de autocrítica de las
propias contradicciones, desigualdades y muros invisibles.

Por ejemplo, una ONG de Londrina, que recibe diariamente a 180 niños, niñas y
adolescentes para darles clases artísticas y deportivas después de la escuela, comenzó
a hacer un trabajo cada vez más cohesionado y a observar transformaciones pequeñas
(o grandes) en un tiempo relativamente rápido: llamaron a varias personas de la
comunidad para darles cursos a los niños (capoeira, hip hop, artes plásticas), de modo
que no sólo tuvieran gente "de fuera del barrio" como educadores/as. Hicieron el
"carrito de la lectura", un carrito de mercado lleno de libros con el cual pasaban una
vez a la semana por todas las calles del barrio preguntando quién quería leer; le
hicieron un carnet de biblioteca a todos los vecinos/as y simplemente la gente escogía
lo que quería leer, lo registraba en su carnet y devolvía el libro de la semana anterior
(o lo renovaba), con lo cual se aumentó exponencialmente el índice de lectura en el
barrio. Hicieron un mural con ofertas de empleos que aparecían sólo en internet y
que, por lo tanto, no llegaban a muchas personas que podrían interesarse pero que no
tenían acceso a internet; en fin, con una red de medidas sencillas que llevan las
políticas públicas hasta los usuarios están ayudando a reducir los índices de violencia
en el barrio y aumentando el número de actores y actrices, bailarinas/es, deportistas,
lectores y lectoras, gente que consiguió trabajo.

Estas transformaciones y luchas diarias son contradictorias y, claro está, traen


consigo conflictos y tensiones personales y colectivas que muchas veces no son de
fácil solución y que es necesario trabajar y diluir, o enfrentar y reivindicar, o superar,
41
o negociar, o perdonar u olvidar con una dosis de humor según el caso. Y este
proceso no debe ser trabajado de forma exclusivamente verbal, porque en medio de
esta contradicción que somos nosotros, a veces no sabemos hablar de lo que
queremos, o de lo que estamos haciendo, y a veces la tensión es tanta que hay que
buscar otros caminos para reactivar el diálogo sin llegar al conflicto armado. En este
sentido, el trabajo con danza señala varias direcciones importantes: trabajar enraizado
en el suelo (grounded) para ayudar a centrarse y moverse también desplazándose
³YRODQGR´VRORRDFRPSDxDGR GHVHQUDL]iQGRVH\YROYLHQGRDOSURSLRFHQWURDOHMH
corporal; trabajar en contacto con otros y consigo mismo(a); sentir la danza de otras
personas y ver qué puedo aprender de ellas y qué les puedo aportar.

Hay múltiples formas de trabajo corporal y cada una tiene su espacio: vale recordar,
por ejemplo, que los juegos de fútbol o basketball han sido usadas en las periferias
norteamericanas y latinoamericanas para dirimir conflictos entre bandas de jóvenes
armados. Igualmente, el trabajo con juegos teatrales y Teatro del Oprimido puede ser
un apoyo increíble para hacer las paces con el propio pasado y construir opciones
diferentes de vida, conforme cuenta Ana Carolina Di Giorgi (2011): una vez, por
ejemplo, un grupo de niños escogió dramatizar una situación vivida por una niña del
grupo, de 8 años, en que el padre golpeó brutalmente a la madre. La niña no sólo
dirigió la escena, sino que también representó a su madre. Posteriormente
conversaron sobre lo vivido, que removió mucho a todos los niños. Al escoger la
escena, dejaron claro que aquello no les era extraño: estaba cerca de sus vidas. Pero
dramatizándolo, aunque no hubiesen cambiado la situación en la "vida real", podían
hacerse más fuertes para expresar y compartir lo que habían vivido -especialmente la
pequeña directora y actriz, que estaba viendo la escena como una escena, con más
liviandad que en el momento del evento violento.

Ello no significa, de modo alguno, dejar de luchar por la transformación social


global, ni dejar de indignarse ante las injusticias: significa no escindir lo macro de lo
micro, ni la indignación de la potencia creativa. Significa ver qué espacios podemos
42
ocupar (okupar actuando diferentemente, diría el Movimiento Okupa) para hacer
presión de formas creativas, resistir de formas bellas, cambiar las cosas en lo más
cotidiano de nosotros mismos/as o en conexión con otras personas, articularnos con
otras luchas de maneras impensadas para lograr construir rincones de resistencia que
se vayan haciendo cada vez mayores.

/D ³concientización´ FREUD PiV VHQWLGR FXDQGR VH SLHQVD HQ HOOD GtD D GtD HQ ORV
pequeños actos, desde el cuerpo; en darnos cuenta de cómo nos movemos y dónde
nos bloqueamos, relacionando nuestras posturas con nuestra vida; así, vemos dónde
se alojan nuestros miedos, dudas y dificultades, y también nuestra potencia. En ese
sentido, tiene mucho sentido el argumento de Bader Sawaia (1999, p. 24) de que es
PiV SHUWLQHQWHVXVWLWXLU ODSDODEUD ³FRQFLHQWL]DFLyQ´SRU ³SRWHQFLDFLyQ´SRUTXH ³QR
siempre el avance de la crítica social resulta en potencia para actuar a favor de sí y
GHO RWUR´ \ SRUTXH OD SRWHQFLDFLyQ  DPSOtD HO FRQFLHQWL]DU DO ³XQLU OR TXH HVWDED
HVFLQGLGR UD]yQ DIHFWLYLGDG FXHUSR \ GHVHR´ /D SDODEUD FRQFLHQWL]DFLyQ SDUHFe
traer consigo muchos vicios: el predominio de lo racional, la existencia de UNA
realidad independiente de quien la observa, el desprecio de quien no ve lo que yo veo
³QR WLHQH FRQFLHQFLD´ , pero si la vemos corporalmente, podemos pensar en si
estamos conscientes de cómo respiramos, de dónde acumulamos tensiones, de cuáles
son nuestras facilidades y dificultades de movimiento, de si tenemos noción del
espacio alrededor para bailar o actuar en él, o como dice Ana Carolina Di Giorgi
(2011), podemos ver cuántos dolores, tensiones y alergias se acumulan en los cuerpos
de los niños que no tienen acceso a los servicios médicos y se acostumbran a vivir
con problemas de salud.

Probablemente la palabra potenciación nos ayuda a pensar cómo los procesos


corporales y afectivos pueden apoyar nuestra politización, nuestra autocrítica y
nuestro emprendimiento de acciones personales y colectivas de transformación. Pero
esta construcción no depende de un concepto (sea potenciación o concientización, o
ambos, dependiendo de cómo los entendamos) y sí de cuáles usos podamos darle día
43
a día. Por ejemplo, estamos comenzando un proceso de dar clases de danza del
vientre en el grupo de obesas de un hospital público en Londrina, puesto que en una
presentación de danza hecha para ellas, cuando vieron que ellas podían bailar y ser
expresivas y bonitas con sus brazos y manos, y después con sus rostros y caderas, y
cuando vieron que el tipo físico de mujer bella para los árabes es más "gordito" que
para nosotros, pidieron que por favor les diéramos clase. Entiendo que esta petición
es una reivindicación del derecho a la belleza, y que une el deseo de transformación
personal con la reivindicación colectiva de una oferta cultural en un espacio público
de salud.

El principio de socialización TXH XVXDOPHQWH VH YH FRPR ³UHVRFLDOL]DFLyQ´ GH ORV
miembros de la comunidad hacia prácticas colectivas y críticas, debe volcarse con
urgencia a revisar, criticar y cambiar prácticas ya cristalizadas en la academia que
acaban colocándonos como Ojo Divino que ve todo sin ser visto. Si no asumimos el
lugar del cual venimos y nuestra visión a partir de ese lugar, vivimos en una gran
LQFRKHUHQFLD WUDEDMDQGR FRQ ORV ³H[FOXLGRV´ \ H[FOX\HQGR D ORV FROHJDV R D ORV
trabajadores subalternos, o a quienes cuidan a nuestros hijos (que deberían ser
cuidados por nosotros mismos, o por una red de cuidado en la cual podamos ser
protagonistas); trabajando con personas y despreciándolas sutilmente, trabajando con
el alma humana y dejando de escuchar nuestra propia alma. Aprendemos mucho
resocializándonos al andar por las calles de la comunidad, hablando con la gente,
sintiendo el barrio, el malandro, el ama de casa, los sabios y sabias del lugar, los
usuarios y traficantes de drogas que también son gente, como nos enseñan los
reductores de daños y en especial el reductor Tiba, de Londrina.

El poder y control en los miembros de la comunidad (y no en los agentes externos)


tiene sentido cuando se piensa que quienes viven en un lugar tienen derecho a decidir
cómo quieren que éste sea. Ahora bien, después de tantos trabajos que se han
inspirado en Foucault, pensamos el poder no como algo que tienen los miembros de
la comunidad (habría que preguntar cuáles miembros y qué es la comunidad), sino
44
como una red de relaciones que se ejercen cotidianamente, a veces de forma más
explícita u autoritaria, a veces más sutilmente, con disfraces de gestión horizontal, o
en medio de las mejores intenciones igualitarias; que ocurren entre diferentes
personas que viven en el lugar, entre diferentes personas que apoyan las actividades
del lugar (y que viveQHQpORQR HQWUH³PLHPEURVGHODFRPXQLGDG´\SHUVRQDVTXH
representan al poder público (educación, salud, seguridad o servicios básicos), a
diversas religiones, a la iniciativa privada, a la academia, a organizaciones de apoyo
comunitario. Todas estas relaciones crean una trama en la cual hay responsables más
directos de que las cosas estén como estén (aunque sean bastante "invisibles" en la
llamada transición a la sociedad de control), pero todos participamos del estado de
cosas y todos podríamos actuar de forma diferente. Sin embrago, cabe hacer una nota
contra el capitalismo especulativo, protagonizado por financieras como Lehman
Brothers o tantas otras que hacen montones de dinero en Wall Street y que parecen no
tener nada que ver con estos procesos cotidianos, pero sí que tienen que ver, porque
están contribuyendo con la quiebra de los Estados Unidos y de diversos países de
Europa.

En mi tesis de doctorado (León Cedeño, 2006), conviviendo con cuatro iniciativas


igualitarias, aprendí que podemos entender el poder como forma de captura, que
crece en extensión e intensidad, que funciona con mecanismos complementarios
aparentemente incoherentes (fuerza bruta y control sutil) y que es cotidiano y fractal:
de formas irregulares y fragmentadas, tiene un funcionamiento semejante en
diferentes escalas, como por ejemplo podemos pensar al estudiar la corrupción o el
narcotráfico desde las más altas esferas hasta lo más invisible de la vida cotidiana.
Pero así como es importante estudiar el poder, es fundamental hacer lo mismo con la
emancipación, y en la tesis la entiendo como okupación de espacios de posibilidades,
como potencia y resistencia que también es cotidiana y fractal. No sólo ejercemos
poder y nos aliamos para alcanzar objetivos: también nos encontramos y somos
afectados por el encuentro, nos entregamos y, al hacerlo, okupamos (con K, como nos
enseñó el movimiento Okupa) espacios físicos o sociales que eran nuestros y nos
45
fueron tomados o negados: espacios de relaciones genuinas, de amor verdadero, de
proyectos igualitarios, de construcción de la vida como una obra de arte. Todos los
días surgen y se mantienen miles de pequeños y grandes espacios de resistencia y
creación, y cuando se acaban cambian de forma pero continúan de alguna manera, y
es importante recordarlo para que podamos tener ánimo en los peores momentos de
nuestros procesos.

El principio de autogestión fue revisado por mí en mi tesis de maestría (León


Cedeño, 1999) y eso me enseñó que la autogestión es una palabra que tiene un
profundo sentido libertario (haciéndole honor a sus raíces anarquistas) y que por eso
mismo está siendo cooptada para los usos más diversos, o bien las experiencias
autogestionadas han sido aniquilDGDVR³GRPHVWLFDGDV´DORODUJRGHODKLVWRULD(QOD
tesis hablo de por lo menos 6 usos de la palabra: autogestión libertaria, estatal, liberal,
sin patrón, microcomunitaria y agente externa. En los textos de psicología
comunitaria que revisé, el sentido preponderante es el de actuar independientemente
GHDJHQWHVH[WHUQRV HVGHFLUGHQRVRWURV³SVLFyORJRVFRPXQLWDULRV´R³LQWHUYHQWRUHV
VRFLDOHV´  3HUR WRGRV ORV XVRV GHO YRFDEOR KDEODQ GH OD JHVWLyQ LQGHSHQGLHQWH GH
alguien y lo que varía es quién es ese alguien, que sería, respectivamente, el Estado y
las relaciones autoritarias o desiguales (esto sería en el caso de la autogestión
libertaria, que propone una transformación de la sociedad a partir de gestiones
colectivizadas con relaciones horizontales). Ese "alguien" podría ser también una
serie de potencias opresoras (para la autogestión estatal, en que la autogestión es
promovida por el gobierno); el gerente o el patrón, o inclusive todas las personas que
QRVHDQ³XQRPLVPR´ SDUDODDXWRJHVWLyQOLEHUDl, individualista en diversos grados,
que busca el aumento de la productividad y la eficiencia en el trabajo individual o
conjunto); el patrón (para la autogestión sin patrón, que defiende la economía social y
solidaria y las fábricas autogestoras, pero que paradójicamente puede funcionar como
una empresa privada común o como una estrategia contra el desempleo que
reproduce relaciones autoritarias o desiguales); el gobierno y los mecanismos
institucionalizados de participación o entidades paternalistas (para la autogestión
46
microcomunitaria, que todos conocemos porque ocurriría cuando nos unimos para
resolver algún problema o concretar algo que queremos: arreglar una calle, trabajar
por la escuela o universidad, enfrentar un desastre socionatural, por ejemplo). Y
fundamentalmente debemos revisar lo que es la autogestión independiente del agente
externo (agente que seríamos nosotros mismos o alguna institución gubernamental,
económica, académica o religiosa con quien se construyen relaciones encubiertas de
poder y resistencias veladas que difícilmente se explicitan). Todas esas diferentes
formas de autogestión se construyen día a día en nuestras prácticas cotidianas y
podemos pasar de un sentido a otro sin darnos cuenta, por lo cual es fundamental que
tomemos tiempo para evaluar colectivamente qué estamos haciendo.

El principio de participación debe necesariamente ser repensado en estos tiempos de


sociedad de control, modernidad líquida, individualismo exacerbado y subjetividades
capitalistas, porque si esperamos una participación masiva, probablemente ella no
ocurrirá, pero ello no significa necesariamente que casi todas las personas estén
desinteresadas. Como psicólogos sociales fuimos formados por dos tradiciones
contradictorias: la participación masiva en los movimientos sociales y la
participación en grupos pequeños tradicionalmente defendida en la psicología. Pienso
que debemos repensar y resituar estas dos tradiciones: por un lado repensar las
grandes narrativas que nos enseñaron a pensar en términos unitarios al hablar de
movimientos sociales ±EL movimiento obrero, EL movimiento estudiantil, EL
movimiento feminista o ambientalista o negro, o EL chavismo y LA oposición (en el
caso venezolano), como si cada uno de estos movimientos fuese constituido por
miembros homogéneos entre sí y claramente diferentes de los no miembros; como si
fuese EL y no LOS movimientos obreros o feministas o negros o chavistas.

Igualmente, podemos repensar nuestra herencia psicológica respecto a la formación


de grupos y trabajo en grupo, que propone lo contrario de la participación masiva:
grupos cerrados y pequeños, preferiblemente de no más de 15 miembros (Spink,
1989). Heredamos una visión de grupo políticamente opuesta a la propuesta de
47
movimientos sociales multitudinarios, pero paradójicamente ambas propuestas
SXHGHQ ³LPSHGLUQRV YHU ELHQ´ SDUDIUDVHDQGR D +DUDZD\   &RPR ELHQ GLFH
Peter Spink, al actuar como si todo grupo fuese un círculo cerrado y pequeño en cuyo
interior hay individuos, reducimos la multiplicidad y riqueza de agrupaciones
sociales a la palabra grupo. Con ello, perdemos la noción de grandes colectividades y
movimientos sociales. Al mismo tiempo, si esperamos únicamente esa forma de
participación, amplia, estable y organizada, perdemos de vista una serie de micro
iniciativas informales, a veces confusas, que aparecen día a día en diversas redes. Si
ampliamos el zoom y escuchamos qué quieren los diferentes miembros, podemos
entrar en la aventura de conocer, apoyar o co-construir iniciativas que no sean grupos
ni movimientos masivos - o inclusive podemos ver la diversidad dentro de
movimientos multitudinarios- y ver dónde tiene sentido apoyar que cada quien pueda
realizar aquello que le interese, con las negociaciones, consensos y conflictos de rigor
en todo el proceso.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
-DI GIORGI, ANA CAROLINA (2011): Pelo direito à beleza: um estudo sobre
oficinas de teatro para crianças e adolescentes em uma ONG na periferia de
Londrina. Monografia de Especialización en Psicología Organizacional y del
Trabajo. Londrina: Universidade Estadual de Londrina.

-HARAWAY, Donna (1995): -HARAWAY, Donna (1995): Ciência, cyborgs y


mujeres. La reinvención de la naturaleza. Valencia: Cátedra.

-LEÓN CEDEÑO, Alejandra (2006): Emancipação no cotidiano: iniciativas


igualitárias em sociedades de controle. Tesis de Doctorado en Psicologia Social. São
Paulo: Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Disponible en:
http://www.sapientia.pucsp.br/tde_busca/arquivo.php?codArquivo=3053

-LEÓN CEDEÑO, Alejandra (1999): Guia múltiplo da autogestão: um passeio por


diferentes fios de análise. Tesis de Maestría en Psicología Social. São Paulo:
Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Disponible en:
http://www.theyliewedie.org/ressources/biblio/es/Cedeno_Alejandra_Leon_-
_Guia_multiple_de_la_autogestion.htm

48
-MONTERO, Maritza (1994): Psicología Social Comunitaria. Teoría, método y
experiencia. México: Universidad de Guadalajara.

-SPINK, PETER (1989): A forma do Informal. Psicologia e Sociedade 5,7, 99 ±


107, 1989. Disponível em: http://www.visionvox.com.br/biblioteca/p/Peter-
Spink-Para-al%C3%A9m-da-psicologia-organizacional.txt

49
Capítulo 3: Pensando en principios teórico-prácticos de la Psicología
Comunitaria de lo Cotidiano a partir de experiencias de siete psicólogos/as

En este libro, a partir de la experiencia con danza árabe en Ciranda, hemos revisado
los principios metodológicos de la psicología comunitaria (en el capítulo 1) y los
principios teóricos (en el capítulo 2). Sin embargo, cuando se trata de evaluar qué
estamos haciendo y para qué sirve, pienso y repienso y nunca sé exactamente qué
estamos produciendo.

Partiendo de mis experiencias en Ciranda, del trabajo con estudiantes


universitarios/as y con diversos movimientos en Barcelona y Venezuela para mi tesis
doctoral (movimientos éstos que fueron un centro social okupado artístico, una
cooperativa de muchas cooperativas que funciona como banco ético, una cooperativa
de 4.000 socios y una radio comunitaria) vi que es útil leer a Maritza Montero a la luz
de Peter Spink, pero como suele suceder en la profesión docente, no tengo una
dimensión clara de qué de todo eso es útil para la vida personal y profesional de los
estudiantes y profesionales que construyen la materia Psicología Comunitaria de lo
Cotidiano.

Por eso conversé con siete profesionales que trabajan en políticas públicas de
asistencia social, que fueron estudiantes de esta disciplina y me ayudan a construirla
día a día. Les pregunté qué de la materia les es útil en su trabajo cotidiano. A partir de
sus respuestas, puedo decir que la Psicología Comunitaria de lo Cotidiano se resume
en cinco principios interrelacionados, que se separan sólo por razones didácticas:
"centralidad de las relaciones", "ayudar sin estorbar", "la contradicción somos
nosotros", la necesidad de considerar los "muros invisibles" y el "derecho a la
belleza".
50
Estos cinco principios fueron nombrados en la discusión del capítulo anterior sobre
los principios teóricos de la Psicología Comunitaria y se derivan de la revisión de los
mismos. A continuación los explicaré, mezclando mis palabras con las de ellos/as.

-Centralidad de las relaciones: puede decirse que éste es el elemento principal en


esta materia. A pesar de todos los avances en las áreas más sociales de la Psicología
(Social, Escolar, Psicología del Trabajo etc.), Peter Spink argumenta que nuestras
teorías y métodos tienden a fortalecer la escisión epistemológica entre "tú" y "yo",
entre las personas "investigadas/usuarias de los servicios públicos/estudiantes" y las
personas "investigadoras/interventoras/profesoras". Tal autor defiende que el poner el
foco central en las relaciones es lo que le da sentido a la investigación o a la
actuación profesional. En consecuencia, es fundamental partir de "nosotros": sólo
puedo ser porque tú eres, porque nosotros somos y nos constituimos mutuamente -en
este caso, "nosotros que necesitamos las políticas públicas, bien sea como usuarios de
las mismas o como profesionales, docentes o familiares".

El dicho africano "Soy porque somos" es una excelente expresión de eso. Y es muy
diferente a la visión de ser humano que estudiamos en la universidad, que en muchos
casos es individual -e individualista: un ser humano un tanto aislado, escindido, con
relaciones superficiales. De forma distinta, "soy porque somos" se refiere a la
dilución de por lo menos tres separaciones: la escisión "tú/yo", la escisión
"macro/micro" y el corte entre la potencia y el sufrimiento de la gente. La dilución de
la escisión entre "tú" y "yo" fue mencionada en el parágrafo anterior; la dilución del
corte entre lo micro y lo macro se refiere a que, como dice Spink (2008), uno es
expresión del otro: en cada sucesión de pequeños eventos relacionados con políticas
públicas en un barrio específico hay directrices gubernamentales, relaciones -tensas o
no- con el FMI y el Banco Mundial, influencia del tráfico internacional de armas y
drogas (cuyos altos comandantes deben ser altos jefes mundiales, pero eso nunca se
menciona), entre muchos otros. Y la dilución de la separación entre el sufrimiento de
51
una persona y su potencia, en las palabras de psicólogos/as de la Asistencia Social,
necesita ser discutida, puesto que en el trabajo cotidiano de los servicios sociales se
hace mucho más énfasis en el sufrimiento. Como somos profesionales del sufrimiento
humano, tendemos a ver al otro -el "usuario" de los servicios- como un ser "en falta"
y separado de nosotros. Consecuentemente, intentamos actuar como reductores de
daños de ese sufrimiento. Y eso es importante hacerlo. Sólo que cuando se trabaja
con la potencialidad de esas mismas personas que también sufren -como todos
nosotros sufrimos-, se abren posibilidades creativas y bellas, por pequeñas que sean,
donde antes parecía haber sólo un suelo estéril.

K., una de las psicólogas, dice:


Necesitamos intentar, aunque sea con tantas adversidades y dificultades, encontrar las
potencialidades: nuestras, de la comunidad, del saber psi. Lidiar con la psique, con las
relaciones interpersonales, sociales, es extremamente complejo; a veces me desanimo
en algunas situaciones, pero sé que ese "desánimo", esa "crisis" forma parte de la vida
profesional... y es gracias a la crisis que logro reflexionar, encontrar salidas,
alternativas, creatividad! Veo que la crisis es fundamental, así como la inquietud: ella
me mueve! (K.)

La centralidad de las relaciones presupone trabajar de formas horizontales,


asumiendo los conflictos y trabajándolos, disfrutando las bellezas del encuentro. No
siempre eso es posible, pero muchas veces lo es cuando abrimos el espacio para ello,
porque después de todo las políticas públicas somos nosotras, las personas que
participamos en ellas. Y como dice Peter Spink, nuestro saber de psicólogos sociales
es tan válido como el de cualquiera, y no mayor que los otros saberes; somos uno más
a contribuir con la colectividad. Para ello, para practicar el eterno y laborioso arte
psicosocial de conocerse mutuamente y trabajar juntos, defiendo que la etapa definida
por Maritza Montero como "familiarización" no acaba nunca: es la más importante de
todas y es necesario dedicarle tiempo y afecto. Ella se hace posible a través de
grandes y pequeños gestos en lo cotidiano.
52
Varios/as psicólogos/as se manifestaron en este sentido:
Hoy me siento más segura y preparada para trabajar con la comunidad, con grupos...
todo eso porque lo que más aprendí aquí fue la horizontalidad de las relaciones.
Conversar de igual a igual, tener la sensibilidad de percibir al otro y la importancia de
ese otro en nuestra vida psi. Percibir pequeños detalles, matices de la subjetividad, de
la forma más humana posible, fue lo que me enseñaste y me enseñas hasta hoy! (K.)

Es importante siempre mantener una relación con el otro de forma no jerarquizada;


no se debe tener una postura de detentar el saber, sino de construir relaciones
humanizadas de este saber, como dijo S. que debemos y podemos formar parte de
grandes transformaciones, aunque sea con pequeñas acciones (R.C)

Nuestra profesión debe buscar y priorizar las relaciones, porque en ellas, en estos
lazos, están las posibilidades de transformación. Este construir conjuntamente,
contextualizar la práctica y tener la libertad de crear, cambiar y aprender con la vida
cotidiana y estando en ella me ayudó a ampliar la visión de nuestro quehacer y de
todas las posibilidades que tenemos con él (J.)

Me acuerdo de la perspectiva de campo-tema de Peter Spink, en que el campo no es


sólo un espacio físico donde vamos a desarrollar un trabajo, que es propiamente,
también, el trabajo que está siendo desarrollado, las relaciones que estamos tejiendo
con otras personas, y aquí entran nuestras historias de vida, aquello que queremos,
aquello que estamos dispuestos a hacer y nuestras maneras de aproximación, y cómo
eso se relaciona, interactúa, con las otras personas que también tienen sus historias,
sus quereres, sus disposiciones y sus necesidades cotidianas más inmediatas. Es en
este espacio de diálogo, de interlocución, de posibles intercambios, que creo que
están las grandes contribuciones de la psicología comunitaria de lo cotidiano. No
existen manuales de psicología comunitaria de lo cotidiano, no existen instrucciones
previas: es necesario ir hasta la otra persona, conversar con ella, saber de ella, saber
53
cómo es posible relacionarse directamente con ella. Existen muchas posibilidades de
hacer eso, a través de una conversación más cotidiana, más directa, a través del arte;
inclusive tenemos varios ejemplos. Lo que vendrá más adelante será fruto de esa
conversa, no siempre serán mil maravillas, pero sin rodeos, sin máscaras, ambos son
responsables por lo que vendrá. Pasamos a tener conciencia de quiénes somos no sólo
para nosotros, sino para el otro también; conciencia no apenas cognitiva, sino
también práctica sensible, por medio de varias formas de lenguaje, con las palabras,
con los gestos, con el silencio, etc. (R.B).

Así, el que lo central sean las relaciones necesita un compromiso e implicación muy
grandes con el trabajo, para que entre nosotros haya conexiones plenas de sentido,
como ya decía Fals Borda, insistía Maritza Montero y argumenta R.B:
Yo no podía ser aquél que aparecería apenas una vez a la semana, que llevaría un
cuestionario ya elaborado para que me lo respondieran, que iría a clasificar a las
personas de acuerdo con algunas habilidades y competencias, que iría a decirles lo
que ellas necesitaban de acuerdo con la clase social a la cual pertenecían. Para mí ya
estaba muy claro que mucho de lo que estábamos dispuestos a hacer extrapolaba las
demandas institucionales de los diferentes programas de aquí: CRAS, CREAS. VIVA
VIDA, sin olvidar que esas instituciones son creadas por personas, pero que tienden a
responder a cuestiones más inmediatas cotidianamente, con poco espacio para
elaboraciones colectivas, no sólo por falta de disposición y límites de esas
instituciones, sino también por la dificultad en realizar un trabajo en el cual la gente
se sienta implicada.

Y esa importancia de las relaciones es una forma de politización de nuestros actos:


Una politización -o "politiza-acción"- en y de nuestra cotidianidad, en las relaciones
con el otro, en los diferentes espacios. Creo que son contribuciones que nos muestran
que podemos formar parte de las transformaciones en el mundo, pero nunca que
somos nosotros los agentes especialistas para hacerlo. Creo que eso nos dio apertura
para ocupar un papel de psicólogos (sociales o apenas psicólogos) en los espacios
54
políticos, espacios sociales, espacios de conflictos y hacerlos percibir que las
herramientas para actuar son las más diversas -artes, deportes, ciencia: cultura (S.).

-Ayudar sin estorbar: este es un principio del método del "trueque constructivo",
que mencioné en el capítulo 1 y fue propuesto para trabajar con grupos
contrahegemónicos, pero que puede servir también para trabajar en políticas públicas.
Muchas veces pretendemos ayudar y terminamos estorbando porque, en vez de
escuchar y contribuir con lo que la gente ya hace, nosotros que venimos de la
psicología -profesión del escuchar, paradójicamente- muchas veces llegamos a los
proyectos e iniciativas comunitarias proponiendo una especie de "creación sorda": en
vez de conocer lo que ya hay para ver si podemos contribuir para su fortalecimiento,
y ver cómo contribuir, proponemos crear un grupo, una red, una iniciativa de ingresos
propios... J. expresa eso con claridad al decir que ayudar sin estorbar es fundamental
"en el sentido de que si estamos dentro de un contexto, tenemos que sumar
considerando aquello que ya existe".

R.B. y S. también hablaron en este sentido, pensando en cuánto las políticas públicas
contribuyen y cuándo pueden estar estorbando sin querer, por venir de disposiciones
institucionales muchas veces dictadas de arriba hacia abajo, y hechas para millones
de personas en todo el territorio brasilero (o de otros países), sin necesariamente
construir una política que "sea como nosotros" y en la cual podamos participar
activamente:

De esa manera, también podemos saber cuánto la gente, incluyéndonos, se siente


contemplada y reconocida en las políticas públicas existentes, si nuevas políticas
públicas son necesarias, si la lucha por ellas es el mayor camino para lo que estamos
viviendo y lo que estamos buscando. No se trata de negar la institucionalidad, de
acabar con ella, sino de ver cuál es su relevancia en nuestras vidas, cómo lidiar con
ella de una manera fecunda, prospectiva. En los diálogos posibles, y por la demanda
encontrada en la psicología comunitaria de lo cotidiano sobre la potencialidad y
55
calidad de esos diálogos, siempre hay sobras, resquicios, desbordamientos; no es
apenas un usuario que viene a consumir un servicio psicológico, o un psicólogo que
apenas vende algunas horas de su tiempo, de la misma manera que no basta ser ley,
ser prerrogativa oficial, corresponder a lo que necesitamos, deseamos, queremos
(R.B).

Si hoy podemos percibir algo en la esfera de las relaciones es que ellas son
singulares. Y siempre lo serán. Éste es el cuidado que las políticas públicas deben
tener -en políticas públicas entiendo las personas que las construyen- el mayor
desafío es respetar las singularidades, porque frente a las desigualdades sentidas
existen sufrimientos diferentes vividos por personas diferentes. Pienso que hoy nos
encontramos más cercanos a la construcción de políticas públicas, formando parte de
los mecanismos participativos como conferencias, foros, consejos. A partir de esos
aparatos podemos posicionarnos frente a las directrices y formas de lidiar con el otro,
bien sea el "usuario" (no me gusta esta palabra, pero...), los profesionales, las
instituciones, a veces casi totalitarias (risas), buscando ayudar sin estorbar (S.)

Sin embargo, siguiendo a M.L, a A. y a C., debemos tomar en cuenta que a veces es
necesario hacer ruido, estorbar en medio de las organizaciones que constituyen las
políticas públicas. Estorbar en el sentido de cuestionar, ser críticos, no naturalizar lo
que ocurre, buscar formas creativas de hacer. Dice C.:

Tenemos que cuestionar y siempre. Y cuestionarnos también, para que no hagamos


como aquellos profesores que las líderes comunitarias te relataron, que están allá
siendo cómplices de los prejuicios...
Hoy, leyendo un texto de un exprofesor mío, leí una frase así: "Quien va a derribar
las estructuras debe estar preparado para limpiar el polvo que caerá sobre su cuerpo".
Nosotros, que trabajamos con foco en la transformación, debemos estar siempre
preparados para las consecuencias de esos cambios, no es así? No hay otra manera de

56
hacer eso si no es a través de un posicionamiento político y encarnado, como
defendemos siempre... cada vez me convenzo más de eso (C.).

-La contradicción somos nosotros: ayudamos a reproducir las contradicciones


sociales, de las más micro a las más terribles. Nosotros/as somos la desigualdad, el
consumismo, el machismo, el racismo, tantos otros ismos. Al partir de "nosotros" el
problema deja de ser el otro y la acción posible deja de estar dirigida al otro:
necesitamos revisarnos y partir de nosotros mismos. Por eso necesitamos tratarnos
con compasión, reconociendo nuestros límites y partiendo de que, como dice Blanca
Callén, "donde yo no llego llegan los demás".

S. menciona esas contradicciones cuando dice:


Me deparo cotidianamente con las contradicciones de los servicios que atienden a la
población, y me incluyo dentro de esta contradicción. Percibo que no es tan sencillo
lidiar con las diferentes formas de encarar la vida, pero veo que es posible, y eso ya
es mucho. Participé recientemente de una Conferencia de la Asistencia Social y algo
me llamó la atención: decía Silvana (ex-usuaria y hoy representante de las entidades
en el consejo de Asistencia): "Quiero dejar de formar parte del problema. Quiero
formar parte de la solución!" Quién se puede atribuir la responsabilidad por tal
pensamiento? Los profesionales? Los especialistas? Los políticos? Claro que no. Fue
ella, simplemente ella.
Recuerdo que Maritza Montero hablaba de algo como "concientización" y creo que
no se trata de eso, prefiero el término potenciación, porque le confiere a las personas
el poder de sus singularidades para la transformación del mundo. Y que sólo es
posible a través del intercambio con el otro. Allí entra la importancia de las palabras
de R.B., de la "práctica sensible" y de las "diferentes formas de lenguaje", concepto
que fuimos creando a partir (principalmente) de las clases de psicología comunitaria,
de las reuniones y construcciones del centro de estudiantes, de nuestros encuentros
itinerantes, de nuestras fiestas y confraternizaciones, pues en ellas discutíamos sobre
nuestro quehacer y lo que sería la fulana psicología.
57
Pienso que, así como en la práctica del psicólogo, nuestra carrera no debe ser distinta
de un posicionamiento, de politización. Entiendo que el contexto sea diferente, pero
es un poco de lo que aprendimos con Spink, Guareschi, León Cedeño (risas):
comunidad no es sólo favela! Formamos parte de varias comunidades, y en este
sentido estoy de acuerdo con J. en que debemos darle importancia y priorizar las
relaciones, pues sea en políticas públicas, en sectores privados o en cualquier otro
lugar vamos a trabajar con contradicciones, vamos lidiar con barreras, prejuicios,
"muros invisibles" y visibles, falta de interés, compromiso, en fin. Y qué
herramientas tenemos? Nuestras propias habilidades!Que son construidas
históricamente a lo largo de nuestras vidas, con nuestras particularidades, y que se
traducen en CREATIVIDAD en cada acción.

-Muros invisibles: necesitamos ver hacia lo cotidiano, porque es en él donde


construimos las desigualdades propias de una sociedad de dominación y control. En
el caso de las políticas públicas, las instituimos en escala nacional, en buena medida
de arriba hacia abajo y sin considerar las particularidades y riquezas de los lugares y
personas que serán "usuarias" de las mismas. Como dice C.:

Entendí que dentro de un trabajo como el nuestro, como diría nuestro amigo Augusto
Boal (el creador del Teatro del Oprimido), hacemos siempre CON las personas y no
PARA ellas y esto es muchas veces el talón de Aquiles de las políticas públicas,
principalmente las de asistencia... el servicio muchas veces es realizado de una
manera que no tiene sentido para los "usuarios" y ellos encima son culpabilizados por
no "participar" en el servicio...

Detalles tan cotidianos como que el o la psicóloga visite los barrios donde trabaja
yendo a pie o en carro pueden producir muchas diferencias: según A., caminar por el
barrio proporciona una cercanía mucho mayor con la gente; es un gesto que da una
sensación mayor de ser un "nosotros", mientras ir en carro, a pesar de que a veces es

58
necesario, ayuda a construir una distancia, una especie de escisión entre los
profesionales de los servicios sociales y los habitantes del barrio.

Como si no bastasen los "muros invisibles", también hay muros bastante visibles en
las dificultades burocráticas de las políticas públicas, en la aparente dificultad para
hacer cualquier cosa nueva o que se salga de lo establecido, en las peleas entre
psicólogos de abordajes o formaciones diferentes, en las riñas entre psicólogos y
trabajadores sociales -y de otros profesionales también-, o en la dificultad de
justificar el sentido de una acción que tiene sentido, pero que no fue instituida en el
funcionamiento de esa política. R.C. señala:
Estas discusiones nos ayudan a saber que, tratándose de políticas públicas, siempre
vamos a encontrar muchas dificultades para realizar nuestro trabajo, pero siempre
tenemos que estar claros en que podemos ir poco a poco y discretamente para
alcanzar un objetivo y efectuar un cambio, que la comprensión y elaboración de estos
conflictos en los espacios de trabajo deben servir para ampliar nuestra discusión y
contribución en el trabajo con políticas públicas (R.C)

A. también argumenta:
Tú hablabas sobre una tal conexión que necesitamos tener. Hasta surgió el ejemplo de
la película AVATAR... es un bello ejemplo de cómo nos podemos conectar con el
mundo a nuestro alrededor. Pienso que es importante que cada vez aprendamos cómo
podemos conectarnos con el otro. La conexión entre dos mundos (el mío y el del
otro) es un punto esencial que necesitamos saber e interpretar. Hoy las políticas
públicas están enfermas y necesitan tratamiento. No tenemos políticas públicas
efectivas que puedan generar cambios, transformaciones, y proporcionar nuevas e
intensas creaciones. Veo que esa falta de conexión con el mundo del otro torna las
políticas públicas frágiles y difíciles.

Me pregunto: hasta cuándo vamos a crear políticas públicas para "pobres"? Hasta
cuándo vamos a pensar que solamente una parcela de la sociedad necesita políticas
59
públicas? Digo esto pensando en el área de la Asistencia Social... la universalidad de
los derechos necesita expandirse y llegar a todos, sin excepción...
Pienso que si todos pudiesen ayudar sin estorbar, entender nuestros límites, miedos y
deseos, aprender que existen muros invisibles y visibles que necesitan ser quebrados
y enfrentados, mirar el mundo con los ojos de los demás y conectarse con el otro de
manera de entender el contexto de vida de cada uno para una posible unión de ideas,
sentimientos y deseos, sin duda las políticas públicas en este país serían efectivas y
proporcionarían mejores condiciones de vida a la población.

-El derecho a la belleza: así como tenemos derecho a la belleza, a la salud, a la


educación, a la alimentación, a la vivienda, a la tierra, al trabajo digno y al
esparcimiento, y necesitamos continuar luchando por el cumplimiento de esos
derechos, todo nosotros tenemos también derecho a la belleza, porque esa es una
manera amorosa de transformar el mundo dándonos cuenta de nuestra capacidad. El
contacto con la belleza y, más aún, la producción de belleza en nuestras vidas, nos
ayuda a entender cuán potentes somos, y a decirle sí a la vida, y a decirle no a los
fantasmas y a los horrores. Eso es visible en las experiencias comunitarias con danza,
teatro, música y artes plásticas: es visible el orgullo de una mujer que sufre violencia
doméstica -y por momentos se siente una basura- ante la belleza de su propio
movimiento; el orgullo que niños y niñas alejadas del derecho a la belleza pueden
tener cuando se dan cuenta de su inteligencia, talento y fuerza al estrenar una obra de
teatro; o cuando se ven en un cortometraje comunitario y se sienten visibles; o
cuando niños y niñas se permiten soñar con un futuro en que puedan ser músicos,
actores, bailarines, y tener esas opciones más allá del tráfico de drogas y la limpieza
de los hogares o empresas de otros. O cuando una líder comunitaria dice que este
espacio de danza le da energía para encarar todos los otros desafíos de la semana.

No podemos fingir que la injusticia no existe, ni escondernos de ella. Pero sí


podemos, en mayor o menor medida, combatirla con la belleza que sale de nosotros
mismos. A veces da la impresión de que las micro formas de belleza que estamos
60
generando no son nada si las comparamos con el horror existente. Pero cómo
podemos dimensionar el brillo en los ojos de un niño, el orgullo de sí mismo/a, la
determinación de un adolescente que se agarra a la oportunidad que se le presenta, las
actividades culturales en el día a día del barrio? Tal vez uno de estos miles de
pequeños gestos sea invisible, pero la conexión entre ellos y su repetición y aumento
en el tiempo los va volviendo más fuertes. Generar belleza es generar colectivamente
formas de vida mejores que las que hemos generado. Y produciendo cosas bellas, los
pequeños y grandes horrores pueden irse diluyendo y la gratitud va ocupando
espacios por doquier. Dice C.:

Aprendí principalmente el derecho a la belleza, a entender lo que hay de bello dentro


y fuera de nosotros y lograr ver "la flor que brota y crece entre piedras".
Aprendí que psicología no es más que saber relacionarse con la gente, de forma
positiva, en el momento oportuno. A veces es saber esperar, crear vínculos,
arrancarse valores que estaban arraigados, "arrancarse los ojos" para mirar con los de
las otras personas. Entendí la importancia de verme dentro de la relación con la
población y de "tratarme con compasión", conocer mis límites, entenderlos y
aceptarlos.
Aprendí a "casar" a mi psicología con la arte que amo -el teatro- y que esto puede ser
un trabajo serio, comprometido y encarnado. Comprendí que la psicología también se
hace en el cuerpo que está conectado a la cabeza no sólo por el cuello... que mover el
cuerpo le hace bien al alma!

El derecho a la belleza no significa dejar de lado nuestra indignación, sino ejercerla


de formas bellas y creativas. El derecho a la belleza y el "derecho a la rabia", como
diría D., se constituyen mutuamente. Ello nos lleva al punto anterior: es necesario
cuestionar y cuestionarse, trabajar los conflictos, soñar con un mundo justo y bello (o
al menos menos horrible) y trabajar en su construcción con la mayor liviandad y
potencia posible.

61
Finalizo contando un sueño que tengo y que conversé con veintidós psicólogos/as de
los servicios sociales en Londrina: sueño con abrir un espacio de cuidado para
psicólogos/as y otros trabajadores/as en políticas públicas, y también para otras
personas que quieran participar (vecinos de la comunidad sede, "usuarios" de los
servicios, familiares, personas amigas o simpatizantes de este proceso, siguiendo la
lógica de la mezcla). Sueño con que ése sea un espacio de formación en todas las
artes, en el cual, usando la conversación y las diversas manifestaciones artísticas
(danza, música, artes plásticas, teatro) como partes de un mismo proceso, podamos
fomentar discusiones y posibilidades creativas de trabajo en políticas públicas,
ayudando a construir lo que está siendo más difícil de crear: espacios de encuentro y
aproximación entre diferentes personas que participan de este proceso. Espacios de
vínculo, o mejor, de amistad; espacios de acción conjunta y lucha colectiva por
mejores condiciones de vida; espacios de alegría por las pequeñas y grandes
conquistas y por las pérdidas que sufrimos todos los días; espacios de construcción de
la vida como una obra de arte y, en ese vivir artísticamente, necesariamente
transformar el mundo -o algunos rinconcitos de resistencia dentro de él- en obras de
arte construidas con cada vez más belleza.

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-CHOMSKY, N.: Notas sobre o Anarquismo. São Paulo, Imaginário, 2004.

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63
Capítulo 4: Mujermorfosis - una experiencia de Psicología Comunitaria de lo
Cotidiano en la práctica

Si el conocimiento se da en espiral, como decían Jean-Paul Sartre y después Orlando


Fals Borda - el "abuelo" de la Psicología Comunitaria-, este último capítulo es el fin
del libro y el regreso al comienzo, ahora desde otro lugar: con una mirada más clara
sobre lo que estamos construyendo; una mirada aún provisoria, o mejor, siempre
provisoria, en construcción, confusa, pero avanzando en la teoría y en la práctica.
Ello se hizo necesario porque en 2011 nos llegó un desafío especial: fue un año en
que niñas y más niñas okuparon (como nos enseñó el movimiento Okupa) el espacio
de danza de la asociación Ciranda y lo compartieron con dos bellas mujeres, líderes
comunitarias que bailan allí desde 2008.

Así pues, el presente capítulo es la segunda parte del capítulo 1, "Danzando la


Psicología Comunitaria", en el cual relaté la experiencia de darle clases de danza del
vientre o danza oriental a líderes comunitarias en Ciranda durante 3 años. Ahora
relato lo que fue 2011 bailando con niñas.

Así como en "Danzando" las clases y cuestionamientos de las alumnas nos


impulsaron a rever las fases de la IAP y los principios teóricos de la Psicología
Comunitaria, la singularidad del proceso de las niñas ha nutrido bastante los
principios teórico-prácticos de la "centralidad de las relaciones", "ayudar sin
estorbar", "la contradicción somos nosotros", "considerar los muros invisibles" y
principalmente "el derecho a la belleza". Estos principios en construcción son
siempre provisionales, más aún ahora que, con la llegada de las niñas a la danza, todo
cambia, explota, se transforma; necesitamos bailar y trabajar con más apertura, más
firmeza, más cariño, más inteligencia. Por eso este texto. Para contar lo que estamos
haciendo en la práctica y reflexionar al respecto.

64
Para los que llegaron tarde
Para los que no leyeron los capítulos anteriores, o decidieron empezar por éste, la
Asociación "Ciranda da Cultura" (en Londrina, Brasil) les proporciona una
experiencia singular de creación colectiva a los/las habitantes del barrio y a quienes
dan cursos allí. Con total autonomía, a partir del deseo de vecinos/as y amigos/as de
la asociación, Ciranda ocupa un espacio cultural en una región periférica con poco
acceso a proyectos culturales. Personas del barrio o de otros lugares dan cursos
artísticos y de salud, organizan eventos festivos y culturales en el barrio, ceden el
espacio para que ocurran las reuniones de la Red de servicios públicos de la región y
tienen articulaciones con los servicios sociales y de salud del barrio. Una
colaboradora de esta red, Elis, dice que Ciranda es una Zona Autónoma Temporal
que vamos construyendo semana a semana desde 1999; donde todas/os vamos
porque queremos ir y ejercemos formas de resistencia a través de la presencia, la
conversación, las artes, la participación colectiva. Ciranda funciona sin
financiamiento; nadie paga para participar en los cursos o eventos y nadie cobra para
darlos u organizarlos. Cada persona que va lo hace por voluntad propia y contribuye
con algo: su presencia, apoyo en actividades y eventos, preparación de algún plato o
jugo (zumo), donación de pequeñas cantidades de dinero o recursos materiales.

Doy clases de danza del vientre en Ciranda desde 2008. Eso me permite "pensar
danzando" en opciones creativas para la psicología en las políticas públicas y me
ayuda a construir la Psicología Comunitaria de lo Cotidiano, no para separarme de la
psicología comunitaria, sino para contribuir con ella con lo que estamos
desarrollando aquí en cuanto a Artes y Acción Social.

Como Ciranda es un espacio singular y bastante libertario, sus cursos y actividades


tienen dinámicas también libertarias en su cotidianidad. La autoorganización y el
caos forman parte de las actividades, puesto que son bastante espontáneas y cuentan
con niños/as y adultos/as con maneras de vivir también singulares. El compromiso
con las acciones es muy alto, a pesar de no ser milimétricamente planificado ni
65
funcionar de forma vertical. Así, el marco teórico-epistemológico que uso combina
con estas características: es libertario y comprometido con la reconstrucción
responsable de un mundo que gire menos en torno a ejes de dominación (Haraway,
1995).

Uso a Donna Haraway, Peter Spink y Maritza Montero como bases del trabajo.
Siguiendo a Haraway (1995), ello ayuda a construir un "conocimiento situado",
localizado, que se construye en las "conexiones parciales" entre nosotras -porque sólo
se conoce en la conexión con el otro, o en este caso con las otras, y esa conexión
siempre es parcial, no total-; que trabaja buscando una "objetividad encarnada", con
cuerpo, danza, expresión, movimiento. Construimos un conocimiento que, a pesar de
ser específico de allí, busca conectarse de formas libertarias con otras experiencias
afines o parecidas (como es el caso de los cursos artísticos y deportivos en la
"Associação Mãos Estendidas" y en la escuela "Heber Soares Vargas", ambos en
Londrina). Construimos este trabajo con lentes feministas, socialistas libertarios y
ecológicos (Haraway, 1991); con una mirada basada en conexiones parciales
profundamente amorosas y, por lo tanto, profundamente aguerridas cuando hace falta.

El compromiso de Haraway y de Spink (que usa su talento para investigar lo


cotidiano de manera de que construyamos políticas públicas mejores y más
horizontales) no es sinónimo de rigidez, como podría serlo para diversas experiencias
de izquierda que la historia nos ha mostrado. De forma distinta, trabajar con estos
autores me da la tranquilidad de la flexibilidad en los múltiples métodos que usamos,
de la centralidad de las relaciones, del andar con (o mejor, bailar con) las demás
participantes de la danza y de Ciranda sin saber exactamente adónde llegaremos ni
cómo lo haremos, y de poder narrar esto de formas no ortodoxas (Spink, 2003).
Recomiendo a Haraway y a Spink y en el capítulo 1 cuento cómo los uso en la danza.
Igualmente, en los capítulos 1 y 2 esbozo una relectura -a la luz de la danza en
Ciranda- de los principios teórico-metodológicos sistematizados por Maritza
Montero, cuya lectura directa también recomiendo.
66
De esta reformulación surgieron los principios relatados en el capítulo 3, principios
éstos que también funcionan con las niñas de Ciranda: nos basamos en la
"centralidad de las relaciones" para construir día a día el espacio de danza (que a
veces es curso y a veces un compartir experiencias bailando, conversando, jugando o
improvisando coreografías o escenas teatrales); el mismo, por lo tanto, tiene una
estructura flexible, que necesariamente considera los deseos y necesidades de las
niñas y mujeres participantes, así como las mías, lo cual nos hace tomar caminos
curiosos y muchas veces impensados. Partimos de "ayudar sin estorbar"
considerando la enorme cantidad de veces en que, como psicólogos/as, pretendemos
ayudar y terminamos estorbando; así, las clases, conversaciones y actividades parten
de aquello que ya existe, buscando no juzgar una vez más a las ya muchas veces
juzgadas y condenadas niñas que son las "terribles" de la escuela, que faltan a clase,
que son castigadas, que hacen todos los quehaceres del hogar, que cuidan a sus
hermanos menores y a sí mismas y que las instituciones dejarían dejar quietas y
dopadas con una buena dosis de Ritalina (Martínez Reguera, 1999). Vemos que "la
contradicción somos nosotros" cuando, por ejemplo, casi enloquecí al ver que
nuestra primera presentación de danza no tenía la calidad técnica perfeccionista a la
cual mi profesora Rhamza Alli me acostumbró en las danzas árabes, o cuando otra
participante se debatía entre la rabia porque las niñas habían tomado su espacio
sagrado de danza y la comprensión de que ellas necesitaban el espacio y por eso
venían. Nos deparamos con una serie de "muros invisibles" al constatar, por ejemplo,
gracias a las actividades de la Biblioteca Viva Itinerante en el barrio, que nuestras
niñas tienen inmensas dificultades para leer y escribir y que una niña de once años
quedó fascinada con un libro para niños de dos años y no con los libros para
adolescentes, no por falta de capacidad sino por no haber tenido ningún contacto con
los libros de forma placentera. Por último, pero central en este trabajo, pensamos que
ejercemos y merecemos ejercer nuestro "derecho a la belleza" cuando llegamos a
Ciranda, nos vestimos con ropas hermosas, nos maquillamos discretamente y
hacemos bellos movimientos que nos encantan a todas, principalmente a las
67
adolescentes, porque pocas cosas son tan potentes como ver que podemos producir
belleza apenas con nuestro movimiento, con el sudor del entrenamiento técnico y
principalmente con la posibilidad de expresar nuestras emociones haciendo poesía
con el cuerpo.

Cómo trabajamos
Las clases de danza del vientre (o danza de las entrañas) en Ciranda ocurren todos los
sábados por la tarde, durante dos horas, con un grupo abierto y heterogéneo. Por tres
años, funcionaron exclusivamente con mujeres; casi todo el tiempo las alumnas eran
líderes comunitarias de la región; después llegaron otras mujeres y adolescentes que
salieron en 2011. En ese año, además de 2 líderes comunitarias, 7 niñas de 6 a 11
años vinieron todas las semanas; otras 9 bailaron con nosotras en algunas ocasiones y
otras 10 adolescentes vinieron esporádicamente. Algunas se fueron tornando más
asiduas. Las dos niñas pequeñas, por ejemplo, después de preguntar si podían venir
siempre que quisieran y escuchar que sí, vinieron a todas las clases. De acuerdo con
Peter Spink (1989), sería más apropiado hablar de un "agrupamiento" en vez de un
grupo, para entender mejor su forma y particularidades. De acuerdo con este autor, es
terrible ver cómo la Psicología (o sea, nosotros) suele reducir cientos de formas
organizativas a una única palabra: grupo, representado como un círculo cerrado en
cuyo interior hay individuos, preferiblemente no más de 15. Lo que ocurre aquí es
muy diferente de eso. Es mucho más caótico y también más vivo, más bello y
singular y por eso es tal vez más difícil y menos "organizado" que una aula de danza
"normal".

El contenido de mis clases parte de mi relectura del trabajo de Rhamza Alli (mi
profesora de danza del vientre) y de Stanley Keleman (1995). Gracias a Keleman,
trabajo "enraizando" a las niñas en el suelo para ayudarlas a centrarse, puesto que
ellas saben mucho sobre "desenraizarse" y lo ejercen en medio de las clases,
especialmente al principio, cuando salían corriendo para hacerse visibles para los
niños del barrio en la placita de Ciranda, o peleaban entre ellas o se cambiaban de
68
ropa varias veces. Con cierto aire de ritual, hacemos un círculo al comienzo,
estiramos el cuerpo y nos sentamos para hacer trabajo de manos, que pueden ser
útiles para niñas que perdieron todo y necesitan recordar que cuentan con su propio
movimiento y su propia respiración para sentirse mejor y reerguirse. Aprendí eso con
las niñas de un refugio en Caracas (Venezuela) que perdieron su casa por las fuertes
lluvias de 2010. Estos movimientos son el de "limpiar todo alrededor", "esparcir
buena energía", "llevar esa buena energía al centro del círculo", "guardarla en el
corazón", "volar", "salir volando" y permitirse soñar sin preocuparse en cómo
concretar los sueños. Después trabajamos, más desordenadamente que en una clase
con adultas, movimientos de disociación de tronco y caderas, vibraciones,
ondulaciones, pasos de danza, improvisación con velo (o escenas teatrales que ellas
inventan) y una coreografía que ellas presentaron en diciembre, junto con sus
improvisaciones.

Durante las clases grito algunas frases que han marcado a las niñas y también a las
mujeres: "las reinas nunca se apuran"; "sonriendo sale más fácil"; "las reinas
mantienen la cabeza en su lugar y los pies en el suelo"; "danza el vientre es un funk
de princesita: todos los pasos son con las piernas cerraditas..." Son frases sencillas,
que se refieren a los movimientos, pero que hacen alusión directa y profunda a
nuestra vida.

Poco a poco hemos introducido la práctica sistemática del espacio de conversación,


que era constante durante los tres años en que bailé con mujeres y ahora se ha vuelto
más informal e inconstante por algunos períodos, pero ocurre también. Ocurre
bastante cuando nos estamos cambiando de ropa y a veces en el salón donde
bailamos, pero también cuando una niña me llama en medio de la grama y me cuenta
del momento difícil que está pasando en su vida; o cuando otra nos miraba
desesperada con el hermanito en brazos: quería bailar y tenía que cuidarlo. O cuando
discuten entre sí sobre los niños y muchachos. O cuando contaron sobre el mal
funcionamiento de su escuela, que todos los alumnos llaman "la cárcel". O cuando
69
pelean y después se ayudan a vestirse, maquillarse o aprender un paso de danza. O
cuando presentaron la escena "las hermanas peleonas que no saben lo que es la
amistad".

Pensando en las fases de la Investigación-Acción Participativa, revisitadas gracias a


estas experiencias de Artes y Acción Social, tenemos: a) una "familiarización"
inmensa y rica, prácticamente infinita; b) una "sensibilización" cotidiana con base en
aquello que nos afecta a todas y cada una (como entender la silenciosa desesperación
de la niña pequeña que no encuentra ropa árabe de su tamaño, y ayudarla a vestirse y
sentirse bella también); c) una "detección de necesidades" mucho más inmediata y
micro, que tiene que ver con el momento de las niñas, de las mujeres y con el mío,
con sentir si es momento de dejarlas libres o enraizarlas en el suelo, con la percepción
de que una no hace todos los movimientos por motivos muy diferentes de la otra, o
con la organización de las clases de acuerdo con lo que ellas quieren aprender o
hacer, lo cual ocurre la mayor parte del tiempo; d) una "priorización" diaria de qué es
más importante, que a veces varía de un momento a otro de la clase, aunque poco a
poco hemos aumentado la unidad mayor de su concepción de tiempo -el instante-
para pensar en términos de las dos horas de danza, de semanas, meses y de qué
quieren ser cuando crezcan; e) "realizaciones" semanales constantes, no sólo en clase
sino en articulaciones con otras asociaciones culturales y comunitarias, con eventos
en los cuales ellas participan activamente y se han presentado bailando. f) la
"devolución sistemática de la información" ha comenzado más ahora que
conversamos más, pues todo fue ocurriendo caóticamente y, por eso, con mucha luz
de estrella danzante, como diría Nietzsche... hicimos un video que pasamos en la
sesión de cine de Ciranda y que fue un éxito; le dimos una copia a cada niña y les
preguntamos si querían que el video fuese mostrado en otros lugares, y así lo hemos
hecho: en Barcelona, Caracas y otras partes de Brasil.

Qué estamos construyendo

70
El espacio de danza está creciendo y madurando, y con él, nosotras también lo
hacemos, volviéndonos niñas y mujeres más centradas y seguras de sí, a pesar de
nuestras inseguridades. Éste es un proceso lento, de innumerables vaivenes, pero que
avanza y ello es visible en la danza y en la postura de las que participamos en este
proceso. Me incluyo, porque mentiría si no declarase que esta experiencia me
transforma profundamente, me ha ayudado a asumirme y trabajar en la integración de
mis partes que parecían no tener relación entre sí. Todas crecemos, nuestra danza
mejora, nuestras conversaciones se profundizan, nuestros sueños se amplían. Esto
ocurre de formas más lentas y caóticas de lo que nos gustaría, pero somos humanas y
hacemos lo que podemos para sembrar belleza en suelo estéril, lleno de violencias
contra mis niñas y contra todos nosotros.

No deseo contar los resultados y momentos específicos por los que hemos pasado,
porque sería como mostrar nuestras entrañas y no me parece correcto. Pero sí puedo
decir que alrededor de esta experiencia se ha tejido una verdadera red de mujeres en
ayuda mutua: una le hace ropas increíbles a las niñas, otras van a bailar en Ciranda,
otra me sustituye dando clases cuando lo he necesitado, otras donan maquillaje, telas,
bordan cinturones de danza o "caderines"; las niñas me maquillan y nos maquillan a
las mujeres, algunas se hacen ropas de danza, otra le hizo ropa a las más pequeñas
espontáneamente. Se han reunido para ensayar en casa de alguna de ellas y eso las
aproxima. Se han peleado también y eso nos enseña. No es una experiencia idealizada
ni perfecta. Es pequeña y caótica en diversos momentos. Pero es hermosa.

La red de apoyo se extiende a la formación de una red cultural. Así como nos
rehacemos como niñas y mujeres al bailar y conversar, nuestras transformaciones
reverberan en la vida del proyecto Ciranda. A partir de este espacio fueron creados o
reinventados otros: arte para niños ("Cirandinha"), curso de ballet infantil y juvenil,
teatro, cine, todos vinculados a la Psicología Comunitaria de lo Cotidiano.
Igualmente, estamos construyendo un proceso de articulación con otras iniciativas de
Londrina: grupos de teatro, Biblioteca Viva Itinerante, "villas culturales", proyecto
71
LEAFRO, que han ido al barrio a mostrar su trabajo y empiezan a invitarnos para que
mostremos el nuestro. Vimos la presentación "Hombres libres"; tuvimos talleres de
zancos, confección de juguetes con basura reciclable, pintura, cuentacuentos, lectura
y show de payasos con la Biblioteca Viva Itinerante, quien además nos invitó a bailar
en su última presentación, con muchísima gente del barrio presente -entre ellos
amigos/as y familiares de las niñas. Tuvimos un festival de Cine Negro en Ciranda.
Rhamza Alli y varias bailarinas de su compañía, incluyendo a su hija, han bailado en
Ciranda y seguirán haciéndolo.
Ocupamos cada vez más espacios de participación urbana al articularnos con
segmentos de la Universidad Estatal de Londrina, donde trabajo, a partir de cursos y
pasantías: desde la UEL hemos tenido cursos de teatro, danza árabe, street dance,
fútbol, música y balonmano en una escuela pública; trabajos artísticos/psicosociales
en grupo con niños/as en alta vulnerabilidad, en políticas públicas de asistencia
social; trabajo en grupo y cursos de deportes urbanos (patineta, patines, bicicleta) con
adolescentes en conflicto con la ley; coral, grupo de teatro y apoyo a las actividades
de los Centros de Atención Psicosocial (sustitutos de los manicomios) para adultos,
para niños/as y para adictos a alcohol u otras drogas. Nos articulamos con políticas
públicas de asistencia social (formando informalmente a sus profesionales para que
osen y creen trabajos más grupales y artísticos, lo cual viene ocurriendo con belleza);
formamos redes con asociaciones de la sociedad civil, como la Pastoral de los Niños
del barrio, que organiza eventos y nos invita, o la Asociación "Mãos Estendidas", de
quienes apoyamos su trabajo con teatro, su semana cultural y mandamos pasantes que
trabajaron con los educadores sociales y con educación sexual. Este año tuvimos
varios eventos organizados por la gente de Ciranda; fueron lindos y divertidos. Así,
vamos construyendo una red de acción cultural comunitaria que ejerce su potencia
reivindicando y practicando el derecho a la belleza, o como diría Paulo Freire, la
vocación ontológica de ser más.

Por último, pero no menos importante, a partir de nuestras vivencias argumento que
estamos construyendo un proceso que llamo Mujermorfosis, por las profundas
72
transformaciones que estamos viviendo como mujeres al trabajar con nuestras
pérdidas, al rehacernos y construir con belleza nuevas oportunidades de vida. Así
como las mujeres del desierto que crearon esta danza hace 6 o 7 mil años, y que
tienen el conocimiento milenario de lo que es vivir sin agua, sin luz, sin casa, casi sin
comida, con poquísimos recursos materiales, casi nómadas, y que sobrevivieron a un
machismo de los más marcantes de la historia, nosotras también somos
sobrevivientes. Danzamos las heridas que hemos vivido como mujeres o futuras
mujeres. Bailamos la pérdida, que puede ser de la madre, del padre, de los hijos, de la
relación de pareja, de la libertad fuera de la prisión, de la oportunidad de ser niña y
jugar como niña, del derecho a una escuela pública de calidad, de personas queridas
que se mudan lejos, de los momentos en que la participación en el barrio disminuye.
Y bailando y conversando nos rehacemos. Tal como lo hicieron las mujeres pioneras
de la danza del vientre, vemos que aún en el peor de los golpes podemos
conectarnos con nosotras mismas y con el mundo a través de nuestra respiración, y
hacernos más fuertes. A partir de allí, únicamente con el movimiento de nuestro
cuerpo -o con las bellas ropas colectivas o que nos hace Mariângela- comenzamos a
producir belleza en suelo estéril, sea material o emocionalmente. Y nos centramos
con los dos pies enraizados en el suelo, para comenzar en la vida lo que hicimos en la
danza. Para pasar de basura a mujer y de mujer a diosa. Danzando también la alegría,
la euforia, la unión. Y también la rabia, los celos, la inseguridad y el vacío. Nuestras
emociones pueden ser danzadas y cuando lo hacemos entendemos mejor lo que nos
sucede, podemos elaborarlo de una mejor manera y empezar a actuar en
consecuencia; nuestra salud mental se expande, nuestra belleza crece y vamos
transformándonos como seres humanos. Podemos bailar -o pintar, o cantar o actuar-
todo lo que perdemos, todo lo que nos violenta, para metamorfosearlo en otra cosa,
más bella y más plena de sentido.

Esta es la historia que quería contarles. Para el momento en que la lea, ya habrá
cambiado y habrá mucho más que decir. Los/as invitamos, entonces, a que no se
pierdan el próximo capítulo, o mejor aún, a que lo escriban en sus propias vidas, con
73
sus propias acciones singulares y colectivas. Ciranda los espera. Pero estoy segura de
que muy cerca de cada uno de ustedes hay una flor que brota del asfalto. Cuiden esas
flores, fortalézcanlas, únanlas con otras, cada quien a su modo, para que hagamos una
enorme red mundial que respete las particularidades y riquezas locales. La belleza va
naciendo y potencializándose todos los días. Y así me despido, con gratitud por la
belleza que podemos generar, y agradeciendo a todos los que contribuyeron de alguna
forma para que esto fuese posible.

Alejandra Astrid León Cedeño


Febrero de 2012.

REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
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75
Índice

Intoroducción.................................................................................................................3
Capítulo 1: Danzando la Psicología Social Comunitaria y revisitando la
IAP..............................................................................................................................13
Capítulo 2: Revisión danzada de los principios teóricos de la Psicología
Comunitaria...............................................................................................................39
Captíulo 3: Pensando en principios teórico-prácticos de la Psicología Comunitaria de
lo Cotidiano a partir de experiencias de siete psicólogos/as....................................50
Capítulo 4: Mujermorfosis - una experiencia de psicología comunitaria en la
práctica......................................................................................................................64

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