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PROEMIO” Oe ae
1. Escuchando religiosamente la Palabra de Dios y 669
roclamandola confiadamente, el Sacrosanto Concilio
Ee suyas las palabras de san Juan cuando dice: «Os
anunciamos la vida eterna, que estaba en el Padre y se nos
manifesté: lo cies hemos visto y oido os lo anunciamos, a
fin aa Ue ‘también vosotros ee comunién con noso-
nuestra comuni6n sea con el Padre y con su Hijo
fone (1 Jn 1,2-3). Por ello, siguiendo las huellas de
Concilios Tridentino y Vaticano I, se propone
ner la doctrina genuina sobre la revelacién divina y See
pe para que, mediante el anuncio de la s
n, el mundo gntero, oyendo, crea; creyendo,
, ame’, ;
2 perp e ecaa i le ore
a Si mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad
(cf. Ef 1,9), Pefvirtid: del cual Tos hombres pod
de Cristo, Verbo pheche pee tienen acceso ra Padre
‘itu Santo a ser participes de la natu-
pee yee 2 Pe 1a Asi pues, por esta
Ci
Scanned with CamScannerConstitucién dogmdtica «Det Verbum» m5
(cf. Bar 3,38), para invitarlos a la comunién consigo y
recibirlos en ella. Esta economia de la revelacién se rea-
liza con hechos y palabras intrinsecamente conexos entre
gi, de manera que las obras realizadas por Dios en la
historia de la salvs manifiestan y confirman la doctri-
na y los hechos cados por las palabras; y las pala-
bras, por su parte, proclaman las obras e iluminan el
misterio contenido en ellas. La verdad intima tanto acerca
de Dios como de la salvacién humana transmitida por
medio de esta revelacién brilla para nosotros en Cristo,
que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la reve-
lacion (cf. Mt 11,27; Jn 1,14.17; 14,6; 17,1-3; 2 Cor 3,16;
4,6; Ef 1,3-14).
[Prepatacién de la revelacién evangélical
3. Dios, que por su Verbo crea todas las cosas (cf. Jn 671
13) y las conserva, ofrece a los hombres un testimonio
perenne de si en las cosas creadas (cf. Rom 1,19-20), y,
queriendo abrir el camino de la salvacién sobrenatural, se
manifest, ademas, a nuestros primeros padres ya desde el
principio. Después de su caida, los indujo a la esperanza
dela salvacién con la promesa de redencion (cf. Gén 3,15),
y tuvo incesante cuidado del género humano para dar la
vida eterna a todos los que buscan la salvacién mediante
la perseverancia en las buenas obras (cf, Rom 2,6-7). En
su momento, llamé a Abrahén para hacerlo un gran pue-
blo (cf. Gén 12,2-3), al cual, después de los patriarcas, ins-
truyé por Moisés y los Profetas para que lo reconocieran
como tinico Dios vivo y verdadero, Padre providente y juez
justo, y para que esperaran al Salvador prometido; y asi, a
través de los siglos, preparé el camino para el Evangelio.
[Cristo, plenitud de Ia revelaci6n]
4. Después de que Dios hablase muchas veces y de 672
muchas maneras en los profetas, «en estos dias finales nos
ha hablado en el Hijo» (Heb 1,1s). Pues envi6 a su Hijo,
esto es, al Verbo eterno, que ilumina a todos los hombres,
Para que habitara entre los hombres y les manifestara lo
Scanned with CamScanner—"
| Constitucién dogmética «Dei Verbum» ’
intimo de Dios (cf. Jn 1,1-18). Jesucristo, pues, el Verbo
hecho came, «hombre a los’ hombres» enviado?, «habla
palabras de Dios» (Jn 3,34) y lleva a su consumacién la
obra salvadora que el Padre le encomend6 realizar (cf. Jn
5,36; 17,4). Por tanto, Aquel al que quien ve, ve también
al Padre (cf. Jn 14,9), con toda su presencia y manifes:
tacién, con palabras y obras, sefiales y milagros, pero
sobre todo con su muerte y resurreccién gloriosa de entre
los muertos, y con el envio final del Espiritu de la verdad,
perfecciona la revelacién llevandola a plenitud y la con-
firma con el testimonio divino: que Dios esté con noso-
tros para librarnos de las tinieblas del pecado y de la
muerte y resucitarnos a la vida eterna.
La economia cristiana, por tanto, como alianza nueva 673
y definitiva, nunca pasard, y no hay que esperar ya ningu-
na revelacién publica antes de la gloriosa manifestaci6n
de nuestro Sefior Jesucristo (cf. 1 Tim 6,14 y Tit 2,13).
[Hay que acoger con fe la revelacién]
5. Cuando Dios se revela, hay que prestarle la obe- 674
diencia de la fe (cf. Rom 16,26; ref. Rom 1,5; 2 Cor 10,58),
por la que el hombre se confia libremente y por entero a
Dios, ofteciendo «a Dios que se revela una plena’obe-
diencia del entendimiento y la voluntad»* y asintiendo
voluntariamente a la revelacién otorgada por él. Para
Prestar esta fe, son necesarios la gracia preveniente y se-
cundante de Dios y los auxilios internos del Espiritu San-
to, que mueva el corazén y lo convierta a Dios, abra los
ojos de la mente y dé «a todos suavidad al consentir y
creer a la verdad». Para que la inteligencia de la revela-
cién sea cada vez mas profunda, el mismo Espiritu Santo
perfecciona constantemente la fe mediante sus dones.
[Las verdades reveladas] oc sel
pode pelea
6, Por la revelacion divina, Dios a. DHSS 675
comunicarse a si mismo y los eternos decretos de su -
tad acerca de la salvacién de los hombres, «evidentemente 4
Para hacerl icipes de los bi que superan
Pottconipleto * intel cia de laimentelbimanae td il ‘
ei
Scanned with CamScannerConstitucin dogmdtica «Dei Verbum» m9 !
El sagrado Sinodo confiesa que «Dios, principio y fin 676
de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la
Juz natural de la razén humana» (cf. Rom 1,20); pero
ensefia que hay que atribuir a la revelacién «que lo que en
Jas cosas divinas no es por si inaccesible a la raz6n huma-
nna, pueda ser conocido por todos también en la condicién
presente del género humano fécilmente, con certeza firme
y sin ninguna mezcla de error»’.
Capiruto I
LA TRANSMISION DE LA REVELACION DIVINA
[Los apéstoles y sus sucesores, heraldos del Evangelio]
7. Lo que Dios habia revelado para salvacién de to- 677
das las gentes dispuso en su gran benignidad que per-
maneciera integro para siempre y que fuera transmitido
a todas las generaciones. Por eso, Cristo Sefior, en quien
se consuma toda la revelacién del Dios sumo (cf. 2 Cor 1,20
y 3,16-4,6), dio a los apéstoles el mandato de predicar a
todos el Evangelio —que, prometido antes por los pro-
fetas, él mismo llevé a cumplimiento y promulgé con su
propia boca— como fuente de toda verdad saludable y
de toda ensefianza moral, comunicandoles los dones di-
vinos. Lo cual se hizo fielmente: tanto por obra de los
apéstoles, que con la predicacién oral, con sus ejemplos y
con sus instituciones transmitieron ya lo que habjan recibi-
do de boca de Cristo, del trato con él y de sus obras, ya lo
que habjan aprendido por sugerencia del Espiritu Santo;
como por obra de aquellos apostoles y varones apostélicos
que, por inspiracién del mismo Espiritu Santo, pusieron
por escrito el anuncio de la salvacién’.
Para que el Evangelio fuera conservado constantemen- 678
te en la Iglesia integro y vivo, los apéstoles dejaron como
sucesores a los obispos, a ellos «transmitiéndoles su propio
puesto de magisterio» '°. Asi pues, esta sagrada Tradicion y
la Sagrada Escritura de uno y otro Testamento son como
_” CE Conc. Trup,, Lic. Conc. Var. I, Const. dogm. de fide catholica,
Dei Filius, ¢.2: Denz, 1787 (3006).
S. Ikewaxus, Adv. baer, III, 3, 1: PG 7,848; HaRvey, 2, p.9.
|
Scanned with CamScanner| Constitucién dogmética «Dei Verbum»
dlespejo en el que la Iglesia, peregrina en la tierra, contem-
sla a Dios, de quien todo recibe, hasta el dia en que sea
a ihieida @/Wclo' bale alcatu ral beuloles( oGlis}dO aM
[La sagrada Tradicién]
8. Asi pues, la predicacién apostélica, que de modo 679
especial se expresa en los libros inspirados, debia con-
servarse por continua sucesién hasta la consumaci6n de
los tiempos. Por ello, los Apéstoles, al transmitir lo que
ellos mismos han recibido, advierten a los fieles del deber
de mantener las tradiciones que hayan aprendido, ya
de palabra, ya por carta (cf. 2 Tes 2,15), y de combatir
por la fe transmitida a ellos de una vez para siempre
(cf. Jud 3)". Mas lo que transmitieron los Apéstoles abar-
ca todo lo que contribuye para que el Pueblo de Dios lleve
una vida santa y crezca en su fe; y asi la Iglesia, en su doc-
trina, vida y naked perpettia y transmite a todas las genera-
ciones todo lo que ella es, todo lo que cree.
Esta Tradicin que procede de los apéstoles progresa 680
en la Iglesia bajo la asistencia del Espiritu Santo: pues
crece la percepcidn tanto de las cosas como de las palabras
transmitidas, ya por la contemplacién y estudio de los cre-
yentes, que las consideran en su corazén (cf, Le 2,19.51),
ya por la intima inteligencia que experimentan de las cosas
espirituales, ya por la proclamaci6n de quienes, con la su-
cesién en el episcopado, han recibido el carisma cierto de
la verdad. Asi, la Iglesia, con el correr de los siglos, tiende
constantemente a la plenitud de la verdad divina hasta que
en ella se consumen las palabras de Dios.
Los dichos de los santos Padres testifican la presencia 681
vivificadora de esta Tradicién, cuyas riquezas se transfun-
den en la praxis y la vida de la Iglesia creyente y orante. Por
esta Tradicién, se da a conocer a la Iglesia el canon integro
de los libros sagrados, y en ella las mismas sagradas letras
se entienden mas profundamente y se hacen constantemen-
te eficaces. Y asi Dios, que antafio hablo, conversa sin inte-
rrupcién con la Esposa de su Hijo amado; y el Espiritu
Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en
® CE. Conc. Var. I, Const. dogm. de fide catholica, Dei Filius, eA:
Denz, 1800 (3020). mone A
Scanned with CamScannerConstituciéin dogmética «Dei Verbum» ies
Iglesia, y por ella en el mundo, conduce a los creyentesa
toda la verdad y hace que la palabra de Cristo habite abun-
dantemente en ellos (cf. Col 3,16).
[Relacin entre Tradicién y Escritura]
9. De manera que la sagrada Tradicién y la Sagrada 682
Escritura se conectan y comunican estrechamente entre
si, Pues ambas, brotando del mismo manantial divino,
crecen formando como una realidad tnica y tienden al
mismo fin. La Sagrada Escritura, en efecto, es el hablar de
Dios en tanto que, por inspiracion del Espiritu divino, es
consignado por escrito; mientras que la sagrada Tradicin
transmite integramente la Palabra de Dios, confiada por
Cristo Sefior y por el Espiritu Santo a los apéstoles, a los
sucesores de estos; para que, guiados por la luz del Es-
piritu de la verdad, la sirvan, expongan y difundan fiel-
mente en su predicacién. Sucede asi que la Iglesia obtiene
su certeza acerca de todas las cosas reveladas no por la
sola Sagrada Escritura. Por ello, una y otra han de ser
acogidas y veneradas con semejante afecto de piedad y
reverencia*.
[Relacién de Tra
y su Magisterio]
‘én y Escritura con la Iglesia
10. Lasagrada Tradicién y la Sagrada Escritura cons- 683
tituyen un Unico deposito sagrado de la Palabra de Dios
confiado a la Iglesia; adhiriéndose a ella, todo el pucblo
santo en union con sus pastores persevera constantemente
en la doctrina de los apéstoles y la comunién, en la frac-
cién del pan y las oraciones (cf. Hch 2,42 gr.); de manera
que al mantener, practicar y confesar la fe transmitida
se roduce una singular union de espiritu entre prelados
y fieles *.
Mas la mision de interpretar auténticamente la Palabra 684
de Dios escrita o transmitida” le ha sido confiada solo al
CE Conc. Var. I, Const. dogm. de fide catholica, Dei Filius, 63:
Denz. 1792 (3011).
ad
Scanned with CamScannerConstitucion dogmética «Dei Verbums 725
Magisterio vivo de la Iglesia’, cuya autoridad se ejerce en
nombre de Jesucristo. Este Magisterio no esta por encima
de la Palabra de Dios sino a su servicio, ensefiando solo lo
gue ha sido transmitido en cuanto que, por mandato dis
no y asistido por el Espiritu Santo, la escucha piadosamen-
te, la custodia santamente y la expone fielmente; y obtiene
de-este inico depésito de la fe todo lo que propone para
ser creido como revelado por Dios.
Es obvio, por tanto, que la Sagrada Tradicién, la Sa- 685
grada Escritura y el Magisterio de 1a Iglesia, segan el
sapientisimo designio de Dios, estan conectados y relacio-
nados entre si de tal manera que una realidad no puede
subsistir sin las otras; y que todas juntas, cada una a su
modo bajo la accién del tinico Espiritu Santo, cooperan
eficazmente para la salvacién de las almas.
Capiruto TT
LA INSPIRACION DIVINA DE LA SAGRADA
ESCRITURA Y SU INTERPRETACION
[Inspiracién y verdad de la Sagrada Escritura]
11. Las cosas divinamente reveladas, que en la Sa- 686
tada Escritura se contienen y presentan literariamente,
fueron consignadas por inspiracién del Espiritu Santo.
Pues la santa madre Iglesia, en virtud de la fe apostélica,
tiene por sagrados y candnicos los libros integros tanto
del Antiguo como del Nuevo Testamento, con todas sus
partes, por el hecho de que, escritos por inspiracién del
Espiritu Santo (cf. Jn 20,31; 2 Tim 3,16; 2 Pe 1,19-21;
3,15s), tienen a Dios por autor, y como tales han sido
transmitidos a la misma Iglesia’. Pero, en la composicién
de los libros, Dios eligié a hombres alos que empleo en
pleno uso de sus facultades y capacidades"*, de manera
que, al actuar él en ellos y mediante ellos”, transmitieran
Por escrito como verdaderos autores todo aquello y solo
aquello que él quisiera”.
In et per hominem: cf. Heb 1,1 et 4,7. (in): 2 Sam 23,2; Mv 1,22
et passim (per); Conc. Vat. I: Schema de doctr. cath., nota 9: Coll. Lac.
® Teo XIIL, Litt, encyel. Providentissimus Deus, 18 nov. 1895: DENZ.
1952 (6293); EB 125.
|
Scanned with CamScannerConstitucién dogmética «Dei Verburn» 721
‘Asi pues, como todo lo que los autores inspirados 0 687
hagi6grafos afirman debe mantenerse que ha sido afirma-
do por el Espiritu Santo, por ello hay que profesar que los
libros de la Escritura ensefian firmemente, fielmente y sin
error la verdad que Dios, por nuestra salvacién, quiso que
fuera consignada en las ‘sagradas letras”, Asi que «toda
itura inspirada por Dios es también util para ensefiar,
para argiiit, para corregir, para instruir en la justicia: para
gue sea perfecto el hombre de Dios, instruido para toda
obra buena» (2 Tim 3,16s gr.).
[Interpretacién de la Sagrada Escritura]
12. Ya que Dios en la Sagrada Escritura ha hablado 688
por medio de hombres al modo humano”, el intérprete
de la Sagrada Escritura, para comprender qué es lo que
Elha querido comunicarnos, debe investigar atentamente
qué pretendieron decir realmente los hagidgrafos y qué
propicié que Dios se manifestase en las palabras de estos.
Para descubrir la intencién de los hagidgrafos, hay 689
que prestar atenci6n, entre otras cosas, alos géneros lite-
rarios. Pues la verdad se propone y expresa de una uw otra
forma en los textos histéricos (en sus diversas modalida-
des), proféticos 0 posticos, o en otras clases de discurso.
Es necesario, ademas, que el intérprete busque el sentido
que en determinadas circunstancias el hagidgrafo, segan
la condicion de su tiempo y su cultura, haya pretendido
expresar y haya expresado valiéndose de los géneros lite-
tarios empleados en. aquel tiempo”. Pues, para entender
rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar por es-
ctito, hay que prestar la debida atencidn tanto a aquellos
modos habituales e innatos de sentir, hablar o narrar que
estaban vigentes en los tiempos del hagidgrafo, como a los
que en aquella época solian usarse de forma generalizada
en el trato mutuo de los hombres™.
80,95. A 163 ala
CF Pius XII, Lc Denz. 2294 (3829-3830); EB 537-562, 9
il
Scanned with CamScannerConstitucion dogmdtica «Dei Verbum» 729
Pero, dado que la Sagrada Escritura hay que leerla ¢ 690
interpretarla con el mismo Espiritu con el que fue escri-
ta”, para descubrir rectamente el sentido de los textos
sagrados hay que prestar una atenci6n no menos diligente
al contenido y unidad de toda la Escritura, teniendo en
cuenta la Tradicién viva de toda la Iglesia y la analogia de
la fe. Es tarea propia de los exegetas trabajar segtin estas
reglas para entender y exponer més profundamente el
sentido de la Sagrada Escritura, de manera que gracias a
este estudio cuasi preparatorio madure el juicio de la
Iglesia. Pues todo esto referido a la forma de interpretar
la Escritura esta sujeto en tiltimo término al juicio de la
Iglesia, que desempeiia el divino mandato y ministerio de
conservar e interpretar la Palabra de Dios”.
[«Condescendencia» de Dios en la Sagrada Escritura]
13. En la Sagrada Escritura se manifiesta, por tanto, 691
salvando siempre la verdad y santidad de Dios, la admi-
rable condescendencia de la eterna Sabiduria «para que
aprendamos la inefable benignidad de Dios y cudnto ha
acomodado su lenguaje, providente y solicito hacia nues-
tra naturaleza»”. Pues las palabras de Dios, expresadas
en Jenguas humanas, se han asemejado al lenguaje huma-
no, igual que antafio el Verbo del Eterno Padre, al asumir
la camne de la debilidad humana, se hizo semejante a los
hombres.
Caprfruco IV
EL ANTIGUO TESTAMENTO
[La historia de Ia salvacién en los libros
del Antiguo Testamento]
14. El Dios amantisimo, pretendiendo y preparando 692
con solicitud la salvacién de todo el género humano, eligi6
por singular designio un pueblo al que confiar sus prome-
sas. Pues tras establecer una alianza con Abrahan (cf. Gén
15,18) y con el pueblo de Israel ae Moisés (cf. Ex 24,8),
se revel6 con palabras y hechos al pueblo adquitido para si
«alll
Scanned with CamScannerConstitucién dogmdtica «Dei Verbum» 71
como tinico Dios vivo y verdadero; de manera que Israel
experimentara cuales eran los caminos de Dios con los
hombres y, hablando el mismo Dios por boca de los profe-
tas, cada vez los comprendiera mas profunda y claramente
los mostrara més ampliamente a los gentiles (cf. Sal
21,28s; 95,1-3; Is 2,1-45 Jer 3,17). La economia de la salva-
cién, preanunciada, narrada y explicada por los autores
sagrados, subsiste como verdadera Palabra de Dios en los
libros del Antiguo Testamento; por ello, estos libros inspi-
rados por Dios conservan un valor perenne: «Pues todo lo
que se escribi6 para nuestra instruccién se escribié de
manera que por la paciencia y el consuelo de las Escrituras
mantengamos la esperanza» (Rom 15,4).
{Importancia del Antiguo Testamento
para los cristianos]
15. La economia del Antiguo Testamento estaba 693
orientada sobre todo a preparar, anunciar proféticamente
(cf, Le 24,44; Jn 5,39; 1 Pe 1,10) y significar en diversidad
de figuras (cf. 1 Cor 10,11) la venida de Cristo, redentor
universal, y del Reino mesianico. Los libros del Antiguo
Testamento, segiin la condicién del género humano ante-
rior a la salvacién instaurada por Cristo, manifiestan a
todos el conocimiento de Dios y del hombre, asi como los
modos con los que Dios justo y misericordioso trata con
los hombres. Estos libros, aunque contienen también ele-
mentos imperfectos y temporales, demuestran, sin embar-
g0, una verdadera pedagogia divina®*. Por ello, estos mis-
mos libros, que expresan un vivo sentido de Dios, en los
que se esconden sublimes doctrinas acerca de Dios y una
saludable sabiduria acerca de la vida del hombre asi como
admirables tesoros de plegarias, en los que, por tltimo,
est latente el misterio de nuestra salvacién, han de ser
acogidos por los cristianos con devocién.
[Unidad de los dos Testamentos]
16. Asi pues, Dios, inspirador y autor de los libros 694
de uno y otro Testamento, dispuso en su sabiduria que
el Nuevo estuviera latente en el Antiguo y en el Nuevo el
|
Scanned with CamScannerConstitucién dogmitica «Dei Verbum» 733
Antiguo se hiciera patente”. Pues, aunque Cristo en su
sangre fundé una Nueva Alianza (cf. Le 22,20; 1 Cor
11,25); sin embargo, los libros del Antiguo Testamento,
asumidos en su integridad en la predicacién evangélica”’,
adquieren y muestran su completa significacién en el
Nuevo Testamento (cf. Mt 5,17; Le 24,27; Rom 16,25s; 2
Cor 3,14-16), y a su vez lo iluminan y explican.
Capfruto V
EL NUEVO TESTAMENTO
17. La Palabra de Dios, que es fuerza de Dios para 695
salvacién de todo creyente (cf. Rom 1,16), se presenta de
modo eminente y manifiesta su potencia en los escritos
del Nuevo Testamento. Pues, cuando Ilegé la plenitud del
tiempo (cf. Gal 4,4), el Verbo se hizo carne y habité entre
nosotros, lleno de gracia y de verdad (cf. Jn 1,14). Cristo
instaur6 en la tierra el Reino de Dios, con hechos y pala-
bras manifesté a su Padre y a si mismo, y con su muerte,
resurrecci6n y gloriosa ascensidn y el envio del Espiritu
Santo completé su obra. Exaltado sobre la tierra atrae a
todos hacia si (cf. Jn 12,32 gr.), aquel que es el tinico que
tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68).
Mas este misterio no se dio a conocer a otras genera-
ciones como ahora ha sido revelado a sus santos Apésto-
les y profetas en el Espiritu Santo (cf. Ef 3,4-6 gr.) para
que predicaran el Evangelio, suscitaran la fe en Jests
Cristo y Sefior y congregaran la Iglesia. Los escritos del
Nuevo Testamento subsisten como testimonio perenne y
divino de estas cosas.
[Origen apostdlico de los Evangelios]
18. A nadie se le escapa que entre todas las Escri- 696
turas, incluso las del Nuevo Testamento, los Evangelios
gozan de una merecida superioridad pues son el prin-
cipal testimonio acerca de ig vida y doctrina del Verbo
encarnado, nuestro Salvador.
La Iglesia siempre y en todas partes ha mantenido y 697
mantiene que los cuatro Evangelios tienen origen apost6-
aeae
Scanned with CamScannerConstitucién dogmética «Dei Verbum» 735
lico. Pues lo que los Apéstoles predicaron por mandato
de Cristo, después, por inspiracién del Espiritu Santo,
ellos y [otros] varones apostdlicos nos lo transmitieron en
escritos como fundamento de la fe, a saber, el Evangelio
cuadriforme, segtin Mateo, Marcos, Lucas y Juan’!
[Caracter hist6rico de los Evangelios]
19. La santa madre Iglesia ha mantenido y mantiene 698
firme y constantisimamente que los cuatro Evangelios enu-
merados, cuya historicidad afirma sin ningtin género de
duda, transmiten fielmente lo que Jestis, el Hijo de Dios,
viviendo entre los hombres hizo y ensefié realmente para
su eterna salvaci6n, hasta el dia en que fue asumido [al cie-
lo} (cf. Hch 1,1s). Después de la ascensién del Sefior, los
apéstoles transmitieron a sus oyentes lo que él habia dicho
y hecho con aquella inteligencia mas plena de la que ellos,
instruidos por los acontecimientos gloriosos de Cristo y
amaestrados por la luz del Espiritu de la verdad”, goza-
ban”. Los autores sagrados, por su parte, compusieron
cuatro Evangelios: seleccionando algunas cosas de las mu-
chas que se habian transmitido oralmente o por escrito, re-
dactando otras sintéticamente o explicandolas en atencién
ala condicién de las iglesias, y conservando en fin la forma
de proclamacién; siempre de manera que nos comunicaran
cosas verdaderas y sinceras acerca de Jestis™, Pues con esta
intencién escribieron, valiéndose ya de los recuerdos con-
seryados en su propia memoria, ya del testimonio de aque-
llos «que desde el comienzo vieron y fueron servidores de
la palabra»; para que conozcamos la «verdad» de las pala-
bras con las que hemos sido instruidos (cf. Le 1,2-4).
{Los otros escritos del Nuevo Testamento]
20. El canon del Nuevo Testamento, al margen de los 699
cuatro Evangelios, contiene también las epistolas de san
Pablo y otros escritos apostélicos compuestos bajo la ins-
Piracin del Espiritu Santo; en ellos, segiin el sabio desig-
nio de Dios, se confirma lo referente a Cristo Sefior, se
explica mas extensamente su doctrina auténtica, se predica
|
Scanned with CamScannerConstitucién dogmdtica «Dei Verbum» 237
Ja virtud salvifica de la obra divina de Cristo, se narran los
comienzos y la admirable difusién de la Iglesia y se pre-
anuncia su consumacién gloriosa.
Pues el Sefior Jestis, tal como habia prometido, asistié 700
a sus apéstoles (cf. Mt 28,20) y les envié el Espiritu Pa-
réclito para que los introdujera en la plenitud de la ver-
dad (cf. Jn 16,13).
Capiruto VI
LA SAGRADA ESCRITURA EN LA VIDA
DE LA IGLESIA
[La Iglesia venera la Sagrada Escritura]
21. La Iglesia siempre ha venerado las Escrituras di- 701
vinas como también el Cuerpo mismo del Sefior, cuando,
sobre todo en la sagrada liturgia, no deja de tomar de la
mesa tanto de la Palabra de Dios como del Cuerpo de
Cristo, y de ofrecer a los fieles el pan de la vida. Junto con
la sagrada Tradicién, siempre las ha tenido y tiene como
regla suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios
y consignadas por escrito de una vez para siempre, comu-
nican inmutablemente la palabra de Dios mismo, y en las
palabras de los profetas y los apdstoles hacen resonar la
voz del Espiritu Santo. Por tanto, es necesario que toda
predicacion eclesial, al igual que la misma religién cristia-
na, se nutra y se rija por la Sagrada Escritura. Pues en los
libros sagrados el Padre que esta en los cielos sale lleno
de amor al encuentro de sus hijos y con ellos entabla
conversacién; tan grande es la fuerza y potencia que en-
cierra la Palabra de Dios que es para la Iglesia sustento y
vigor, y para los hijos de la Iglesia, fortaleza de la fe,
alimento del alma, fuente pura y perenne de vida espiri-
tual. Por ello, son validas de forma eminente para la Sa-
grada Escritura estas palabras: «Pues viva es la Palabra de
Dios y eficaz» (Heb 4,12), «que tiene poder para cons-
truir y conceder{os] la heredad entre todos los santifica-
dos» (Heh 20,32; cf. 1 Tes 2,13).
eee
sisi
Scanned with CamScannerConstitucion dogmética «Dei Verbum» 39
[Las traducciones deben ser adecuadas]
22. Es conveniente que a los cristianos les esté am- 702
pliamente abierto el acceso a la Sagrada Escritura. Por
este motivo, la Iglesia, ya desde el principio, acepté como
suya aquella antiquisima traduccién griega ceuARE ERS
Testamento que recibe su nombre de los Setenta varones;
ysiempre tributa el honor debido a las otras traducciones
orientales y a las traducciones latinas, principalmente a la
que llaman Vulgata. Mas como la Palabra de Dios debe
set accesible en todas las épocas, la Iglesia cuida con
materna solicitud de que se realicen traducciones adecua-
das y correctas en diversas lenguas, sobre todo a partir de
los textos originales de los sagrados libros. En el caso de
jue estas, si se diere la oportunidad y el consentimiento
v la autoridad de la Iglesia, se realicen en colaboracién
también con los hermanos separados, podran ser usadas
por todos los cristianos.
[Compromiso apostélico de los exegetas]
23, La Esposa del Verbo encarnado, es decir, la Igle- 703
sia, amaestrada por el Espiritu Santo, se esfuerza por
acceder a alcanzar una inteligencia de la Sagrada Escritu-
ra cada vez mas profunda para apacentar incesantemente
a sus hijos con las palabras divinas; por ello, con razén,
fomenta también el estudio de los Santos Padres de Orien-
tey Occidente y de las sagradas liturgias. Pero es conve-
niente que los exegetas catélicos y otros cultivadores de
la sagrada teologia, aunando diligentemente sus fuerzas,
se dediquen bajo la vigilancia del sagrado Magisterio a la
tarea de investigar y explicar con medios adecuados las
divinas letras, de manera que el mayor ntimero posible de
ministtos de'la Palabra divina pueda proporcionar con
fruto al pueblo de Dios el alimento de las Escrituras, que
ilumine las mentes, fortalezca las voluntades y encienda
los corazones de los hombres al amor de Dios”. El sagra-
do Sinodo exhorta a los hijos de la Iglesia que cultivan las
ciencias biblicas para que, renovando cada dia sus fuer-
zas, sigan realizando con todo su afan seguin el sentido de_
la Iglesia la obra felizmente emprendida®.
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[Importancia de la Sagrada Escritura para la teologia]
24, La sagrada teologia se apoya como sobre cimien: 704
to perenne en la Palabra de Dios escrita, junto con la
sagrada tradicion; y en esa Palabra se consolida vigorosa-
mente y se rejuvenece sin cesar, escudrifiando a la luz de
a fe toda la verdad escondida en el misterio de Cristo.
Pues las Sagradas Escrituras contienen la Palabra de Dios
y, como estan inspiradas, son verdaderamente Palabra de
Dios; por eso, el estudio de la sagrada pagina ha de ser
como el alma de la sagrada teologia”. Por esta misma
alabra de la Escritura, también el ministerio de la pala-
fe es decir, la predicacin pastoral, la catequesis y toda
instruccién cristiana, en la que la homilfa litargica convie-
ne que ocupe un lugar eminente, se nutre saludablemente
y se vigoriza santamente.
[Se recomienda la lectura de la Sagrada Escritura]
25. Por esto es necesario que todos los clérigos, y 705
ante todo los sacerdotes de Cristo y los dems que, como
los diéconos 0 los catequistas, se dedican legitimamente al
ministerio de la Palabra, se adhieran a las Escrituras
mediante la asidua lectura sagrada y el estudio exhausti-
vo, no vaya a ser que alguno de ellos se convierta en «un
vacio predicador hacia fuera de la Palabra de Dios que
no es un oyente por dentro» ®, mientras debe comunicar
alos fieles a él encomendados las amplisimas riquezas de
la divina palabra, especialmente en la sagrada liturgia.
Asimismo, el santo Sinodo exhorta vehemente y especial-
mente a todos los cristianos; en primer lugar, a los reli-
giosos, a aprender con la frecuente lectura de las divinas
Escrituras «la eminente ciencia de Jesucristo» (Flp 3,8).
«Pues la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de
Cristo» ®. Acérquense, pues, de buen grado, al texto sa-
grado ya mediante la sagrada liturgia colmada de divinas
Palabras, ya mediante la lectura piadosa, ya mediante ini-
clativas eee y otros recursos que, con la aprobacién
y cuidado de los pastores de la Iglesia, hoy dia se difun-
den laudablemente por doquier. Mas recuerden que
oracién ha de acompajiar a la lectura de la Sine a Es-
ctitura para que se produzca un didlogo entre ios y el
ae seid
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hombre pues «a él nos dirigimos cuando oramos, a él
escuchamos cuando leemos los oraculos divinos»®,
Compete a los sagrados prelados, «en quienes esta la 706
doctrina apostélica»“, instruir oportunamente a los fieles
aellos encomendados para un recto uso de los divinos li-
bros, en especial del Nuevo Testamento y, sobre todo,
de los Evangelios, mediante traducciones de los textos sa-
grados que estén dotadas de las explicaciones necesarias y
verdaderamente suficientes; para que con seguridad y pro-
vecho los hijos de la Iglesia se familiaricen con las Escritu-
ras Sagradas y se impregnen de su espiritu.
cates realicense ediciones de la Sagrada Escritu- 707
ra, dotadas de anotaciones adecuadas, para uso también
de los no cristianos y adaptadas a sus condiciones, que
tanto los pastores de almas como los cristianos de todo
estado se cuiden de difundir sabiamente por todos los
medios a su disposicin.
[Conclusién]
26. Asi, pues, mediante la lectura y el estudio de los 708
sagrados libros, «la Palabra de Dios corra y sea glorifica-
da» (2 Tes 3,1); y el tesoro de la revelacién, contiado a la
Iglesia, Ilene cada vez mas los corazones de los hombres.
Igual que la vida de la Iglesia recibe su crecimiento a
partir de la asidua frecuentacién del misterio eucaristico,
asies licito esperar un nuevo impulso de la vida espiritual
a partir de la crecida veneracién de la Palabra de Dios,
que «permanece eternamente» (Is 40,8; 1 Pe 1,23-25).
Todas y cada una de las cosas que han sido establecidas
en esta Constitucién dogmdtica han sido decididas por los
Padres del Sacrosanto Concilio. Y Nos, con la potestad apos-
t6lica transmitida a Nos por Cristo, junto con los venerables
Padres, en el pee Santo, las aprobamos, decretamos y
establecemos; y lo que asi ha sido establecido sinodalmente,
ordenamos que sea promulgado para gloria de Dios.
nee Roma, junto a San Pedro, el 18 de noviembre de
5.
Yo Pas10, obispo de la I
(Siguen las firmas
zs
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De las Actas del Sacrosanto Concilio Ecuménico
Vaticano II
NOTIFICACION
Hecha por el Excmo. Secretario General
del Sacrosanto Concilio
en la 171." Congregacién General
del 15 de noviembre de 1965
Se ha preguntado cual debe ser la calificacién teolégica 709
de la doctrina que en el Esquema de la Constitucién
dogmatica sobre la divina Revelacién se expone y se some-
te a votacion.
A esta pregunta, la Comisién para la doctrina de fe y
costumbres ha dado la siguiente respuesta, segtin su De-
claracion del 6 de marzo de 1964:
«Teniendo en cuenta la costumbre conciliar y el fin
pastoral del presente Concilio, este sagrado Sinodo define
que la Iglesia ha de mantener como materia de fe y cos-
tumbres solo lo que este haya declarado abiertamente
como tal».
elas demas cosas que el sagrado Sinodo propone,
como doctrina del supremo Magisterio de la Iglesia, todos
y cada uno de los cristianos deben acogerlas y abrazarlas
segin la intencién del mismo sagrado Sinodo, que se da
a conocer ya por la materia de que se trata, ya por la
forma de exponerla, segiin las normas de la interpretacion
teoldgica».
+ Pericles FELICI
Braablipe titular de Samosata
Secretario general del Sacrosanto Concilio
PROD. 2h, 32 t sisi ina 2Qsirnae tame
al
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