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Introducción:
A lo largo de la historia ha habido y seguirá habiendo personas muy creativas. Algunos
fueron verdaderos genios a los que le debemos grandes inventos o descubrimientos que
hoy hacen nuestra vida más fácil.

NOTA: (Aquí puedes elegir algunos ejemplos amenos para distender: ¿cómo sería la vida
sin electricidad o sin internet, para los más jóvenes? etc.).

La creatividad es un don heredado de nuestro Creador; basta con levantar la mirada y


echar un vistazo a la naturaleza que nos rodea o a nuestro propio cuerpo. Entre esas
genialidades que solo a él se le pudieron ocurrir, está la familia. Más allá de que hoy esté
siendo vapuleada desde todos los costados, sigue siendo parte de su plan para nosotros. Y
dentro de ese espacio tan particular que es el círculo familiar, aparece la posibilidad de la
paternidad. Hoy es el día en el año en el que nuestra atención se centra en los padres, ya
que en nuestro país se festeja y celebra el día de ellos.

Lectura bíblica:
Si su hijo le pide pan, ¿quién de ustedes será capaz de darle una piedra? Y si le pide pescado,
seguro que no le dará una serpiente venenosa, ¿verdad? Pues si ustedes que son malos saben
dar buenas cosas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a
los que se las pidan! (Mateo 7:9-11)

Desarrollo:
Pensando en los padres vamos a desarrollar hoy estos tres puntos:

1 – LA BENDICIÓN DE SER PADRES


Ser padres es toda una bendición. No es una casualidad ni mucho menos un castigo.
Creemos en la voluntad soberana de Dios que da el regalo de la vida según sus planes
superiores y eternos. Así como ninguno de nosotros llegó a este mundo por accidente o
por azar, de la misma manera ninguno de nosotros es padre por voluntad propia.

El Salmo 127:3 dice que los hijos son una herencia y una recompensa. Padres: más allá de
que muchas veces nuestros hijos nos compliquen y nos traigan dolores de cabeza, ellos
son un premio que Dios ha decidido darnos y, como con toda bendición recibida, debemos

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valorarla y agradecerla. Dado que nuestra paternidad es un encargo de parte de Dios,


debemos aceptar ese desafío y abrazar esta función con madurez, pasión y compromiso.

De la misma manera podemos decir que Dios ha decidido que tengamos el padre que
tenemos o que tuvimos. Con sus aciertos y desaciertos, virtudes y defectos, se trata de
nuestro padre terrenal.

NOTA: (Si te parece que el ambiente es propicio para esto, puedes proponer lo siguiente:
interrumpir por un momento el mensaje para que cada uno pueda hacer una oración
especial. La idea es que todos los que somos padres nos tomemos un instante para
agradecer y pedir por cada uno de nuestros hijos y que los hijos puedan tomarse un
momento para agradecer y pedir por sus padres).

2 – LA RESPONSABILIDAD DADA POR DIOS


Dios ha querido que como padres seamos los conductores del hogar, algo así como los
capitanes del barco de la familia. Esto no nos da derecho a ejercer ningún tipo de violencia
ni maltrato, todo lo contrario. Ser la cabeza de la familia no quiere decir que soy el
«macho» de la casa y que todos tienen que hacer una fila para servirme. Definitivamente
soy el que tiene que dar el primer paso teniendo el mejor de los tratos y siendo el principal
ejemplo en todo, generando, instalando y manteniendo un clima armónico en casa. Para
eso sí hay que ser bien macho y tener mucho coraje. Pegar un par de gritos, golpear la
mesa e insultar diciendo «acá mando yo», es algo que cualquiera puede hacer.

El pasaje bíblico que leímos nos mostraba esa faceta tan propia de los padres como lo es el
proveer y darles buenas cosas a nuestros hijos en todo sentido. Tenemos que velar
permanentemente para que nuestros hijos tengan todas sus necesidades cubiertas dentro
de nuestras posibilidades. Nuestros padres lo hicieron con nosotros, se esforzaron,
hicieron muchos sacrificios y casi que encararon su vida adulta en función de nosotros. En
el ciclo de la vida ahora es nuestro turno de hacer lo mismo con nuestros hijos.

NOTA: (A modo de ilustración, podrías contar brevemente aquí una historia o anécdota
distendida relacionada con el sacrificio de nuestros padres para darnos lo necesario).

Si hablamos de darles cosas buenas a nuestros hijos, podemos hablar de un buen lugar
para vivir, de buena educación, buena ropa, buena comida, etc., pero sin dudas la cosa más
buena que podemos brindarles, es la posibilidad de tener una relación sana y permanente
con Dios. Una de nuestras principales misiones como padres, es que nuestros hijos puedan

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tener un encuentro real y sincero con el Creador y forjar en ellos una vida espiritual que
tenga a Dios como protagonista en cada uno de sus pasos y de sus decisiones.

Como padres, ¿estamos siendo conscientes de nuestra responsabilidad? Está claro que no
somos padres perfectos y nunca lo seremos; de hecho Dios lo sabe y no espera eso de
nosotros. Lo que sí podemos hacer es buscarlo a él para que nos ayude, nos asista, nos dé
sus fuerzas y nos llene de su Espíritu para poder estar a la altura de esta fantástica tarea
que se nos ha sido encomendada.

3 – NUESTRO MODELO MÁXIMO


Al hablar de ser padres, no podemos dejar de fijarnos en nuestro modelo máximo de
paternidad. Dios ha querido presentarse a nosotros como el Padre celestial, y en él
podemos sentirnos plenos como hijos. Leímos que podemos pedirle lo que necesitamos,
que él estará listo para respondernos. Al pensar en Dios como padre recibimos la
inspiración para ser mejores en nuestro rol de padres.

La historia relatada por Jesús mundialmente conocida como la del «hijo pródigo» (Lucas
15:11-31), nos muestra el carácter de Dios a través de un padre que espera con paciencia y
amor que su hijo vuelva de su etapa de rebeldía que tanto dolor le causó. Dios nos tiene
que dar mucha sabiduría para lidiar con las decisiones que nuestros hijos van tomando, sin
perder el amor, teniendo siempre listo ese abrazo que ellos volverán a buscar en algún
momento.

Dios se muestra en su palabra como un ser cercano, accesible de alcanzar y deseoso de


pasar tiempo con nosotros. (Apocalipsis 3:20). Como padres debemos generar vínculos
estrechos que nos permitan palpitar paso a paso el transitar de nuestros hijos.

El amor de nuestro Padre del cielo es incondicional y eterno. (Jeremías 31:3). No depende
de nuestras acciones y conductas. Nuestros hijos necesitan percibir de nuestra parte un
amor que no está en juego por ninguna razón o circunstancia. La maravillosa descripción
de amor que el apóstol Pablo hace en 1 Corintios 13 debe ser una meta, un faro que nos
guíe y una inspiración para ofrecer como padres un amor de ese calibre en nuestros
hogares.

Piensa en cada atributo y característica de Dios como padre y trata de imitar esos rasgos
que tan seguros y satisfechos nos hacen sentir como hijos suyos.

Conclusión y apelación:

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Cada vez que vamos a la Biblia podemos mirarnos en ella como en un espejo que nos
muestra nuestra situación. Hoy es una buena ocasión para revisar nuestros pasos y decidir
ser aún mejores padres de lo que ya somos. En el día del padre no vamos a dejar pasar la
oportunidad de adorar y reconocer a nuestro Padre perfecto del cielo, pero además
queremos aprovechar la ocasión para honrar a los padres presentes en este lugar. Vamos a
hacer una oración especial por cada uno de ellos pidiendo fuerzas, luz, entusiasmo y amor
que vienen de lo alto para continuar adelante con esta función única que Dios les ha
encargado.

Tomado del libro online:

10 mensajes para fechas importantes


Por Fernando Altare

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