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Síntesis

Trilogía Magisterial
Luis Maldonado Venegas
México, 2012.
Ed. Las Ánimas
263 pp.

El libro contiene biografías de tres personajes históricos que tuvieron


en común ser educadores de instrucción pública en distintos
periodos de la historia de México: Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel
Altamirano y Justo Sierra. Son, como afirma el autor, “maestros de la
nación, pues tuvieron por aula la república entera.”

Ignacio Ramírez “Nigromante”


Ramírez nació en el pueblo de San Miguel el Alto (hoy San Miguel de Allende), el 22 de junio de 1818
en el seno de una familia de comerciantes. Su padre, Lino Ramírez, fue abierto partidario del
movimiento independentista e incluso tuvo participación en el mismo al alojar en la misma casa
donde nació su hijo a los insurgentes, y convertirla en fábrica de pólvora. Fue incluso encarcelado
por el gobierno virreinal acusado de motín, agravios contra la iglesia y alteración del orden público, 1
por lo que fue consignado a la prisión de la Santa Inquisición en la Ciudad de México.

Al salir de prisión lleva a su familia a vivir a Querétaro, en donde llegó a ser gobernador interino del
estado y lugar donde Ignacio Ramírez estudió sus primeras letras. Con la llegada al poder de Santa
Ana, Lino Ramírez es sustituido del cargo por lo que decide viajar a la ciudad de México para que
sus hijos tengan una mejor educación. En 1835 inicia Ramírez sus estudios de artes en el Colegio de
San Gregorio, institución enfocada a la educación de indígenas en la ciudad de México.

Ramírez estudió con tal avidez que pronto cobró fama de enciclopedista. “Con base en esa
formación autodidacta, más la que adquirió en el seno familiar, en la escuela básica de Querétaro,
en el Colegio de San Gregorio y en la Universidad, escribió, enseñó y polemizó sobre Teología,
Filosofía, Física, Química, Matemáticas, Anatomía, Filología, Economía, Derecho, Historia, Ciencias
Naturales y muchas otras materias. Además, aprendió lenguas autóctonas, clásicas y modernas.”
Presentó un examen para ingresar a lo más selecto de la intelectualidad de su tiempo, la Academia
de Letrán1, para lo cual pronunció un discurso que le valió el apodo de “Nigromante”.

Decide Ramírez ingresar a la carrera de jurisprudencia en la Pontificia y Nacional Universidad de


México donde obtuvo el título de abogado en 1845. Adquirió fama por defender a indígenas y
menesterosos, campesinos y gente de pueblo en muchas ocasiones sin paga alguna; el mismo año

1
La Academia de Letrán funcionó de 1836 a 1856, y era un foro de intelectuales en el que se debatían temas diversos. Estuvo
integrada por personajes como Andrés Quintana Roo, Guillermo Prieto y José María Lacunza

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en que concluye sus estudios universitarios, comienza su carrera
periodística al fundar juntamente con Guillermo Prieto, Manuel Payno
y Vicente Segura el periódico Don Simplicio desde donde defendían la
causa republicana y liberal, en contrapunto de El Tiempo, publicación
dirigida por Lucas Alamán desde donde se defendían ideas
conservadoras y monárquicas.

Colaboró “Nigromante” en el estado de México durante el gobierno de


Francisco Modesto de Olaguibel, en el cual reorganizó la administración
pública de la entidad con el propósito de repeler la invasión
estadounidense, y como secretario de Guerra y Hacienda. Con el
objetivo de elevar el nivel educativo de la población, decide reabrir el Instituto Literario de Toluca,
que había permanecido cerrado desde la instauración del centralismo en México.

Al llegar las tropas estadounidenses a la ciudad de México, marcharon después sobre Toluca por lo
que el gobierno del Estado se disolvió, y Ramírez fue comisionado por el presidente de la República
como jefe superior político de Tlaxcala. Poco duró su encomienda pues la población, ajena a los
hechos que ocurrían en la nación, preferían organizar fiestas religiosas que una fuerza de resistencia
por lo que decide volver a Toluca tras la firma de los tratados de Guadalupe.

En Toluca se dedica a la cátedra en el Instituto Literario dirigido por Felipe Sánchez Solís, en donde
atendió las clases de jurisprudencia y formó un grupo de literatura. Con la llegada a la gubernatura
2
de Mariano Riva Palacio, de corte conservador, comenzó una campaña para expulsar a Ramírez del
Instituto Literario y del ayuntamiento de Toluca donde fungía como Síndico municipal.

Como consecuencia parte rumbo a Sinaloa en donde vivía su hermano Miguel Manuel Ramírez
Calzada y de donde fue diputado en 1852 y secretario de Gobierno. Viajó después a la ciudad de
México donde impartió clases de literatura durante la dictadura de Antonio de Santa Ana, motivo
por el cual lo mandó encarcelar; fue excarcelado tras la revolución de Ayutla que derrocó la
dictadura santanista. Posteriormente, el presidente Comonfort lo invita a formar parte de su
gabinete como su secretario.

En ese contexto de triunfo liberal, se relaciona con el bando encabezado por Benito Juárez y es
nombrado nuevamente diputado por Sinaloa para el congreso constituyente de 1857, en el que tuvo
destacadas participaciones en la tribuna como parte del bando de los liberales puros. Tras
promulgarse la constitución y dar comienzo al gobierno de Comonfort, Ramírez fue encarcelado por
tercera ocasión por considerarse ajeno a la ideología del nuevo presidente; al comenzar las
hostilidades de la guerra de reforma, se escapa de prisión para ir al encuentro de Juárez, quien como
presidente de la Suprema Corte se había declarado presidente de la República tras la renuncia de
Comonfort.

Con el triunfo del bando liberal, Ignacio Ramírez fue nombrado Ministro de Justicia e Instrucción
Pública del gobierno de Juárez, desde donde suprimió claustros de monjas y frailes, promovió
cambios legales en hipotecas, aplicó las normas conducentes a la separación de iglesia y estado,

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cerró la universidad y el colegio de abogados, así como otras instituciones desde donde se alentaba
la beligerancia conservadora, fundó la biblioteca nacional, dotó con materiales de trabajo y
experimentación a la escuela de minas y reactivó las gestiones para el tendido de la vía férrea entre
Veracruz y la Ciudad de México. En lo que a educación respecta, promovió un cambio radical de los
planes y programas de estudio para dejar atrás al establecido desde el virreinato

“Cuando la amenaza de la invasión francesa se cernía sobre el país –en 1862, año de la histórica
batalla de Puebla- Ignacio Ramírez sacó a la luz, junto con Guillermo Prieto, José María Iglesias,
Ignacio Manuel Altamirano y otros liberales, el periódico La Chinaca, con el propósito de promover
la defensa de la patria.” Al llegar las tropas francesas al país, opta por la vía armada y luchó al mando
de varios jefes militares que montaron sus trincheras en el occidente de la República. “En 1864 las
bayonetas y los cañones franceses impusieron a Maximiliano de Habsburgo como emperador de
México. Para entonces, Ignacio Ramírez se instaló en Sonora, donde redactó el periódico La
Insurrección, cuyas páginas hicieron eco de las protestas populares contra la invasión.” Poco
después fue desterrado a San Francisco California de donde volvió para ser encarcelado en San Juan
de Ulua y enviado después a Yucatán.

En septiembre de 1867 comienza a escribir juntamente con otros liberales en El correo de México,
diario fundado por Ignacio Manuel Altamirano, que se apropió de la causa de la no reelección de
Juárez quien había concluido su periodo en 1865. En 1868 es designado ministro de la Suprema
Corte de Justicia con la oposición del presidente Juárez que se había reelecto a inicios de ese año.
3
Murió el 15 de julio de 1879 en medio de una gran pobreza material y de una enorme fortuna
intelectual. Sus restos descansan en la rotonda de los hombres ilustres en la Ciudad de México.

Ignacio Manuel Altamirano


Nació en el poblado de Tixtla, entonces perteneciente al estado de
México el 13 de noviembre de 1834 en el seno de una humilde
familia indígena. Inició su educación en la escuela de primeras letras
del Prof. Cayetano de la Vega quien lo aceptó a pesar de su
condición indígena2, pues el padre de Altamirano se había
convertido en alcalde de los indígenas en Tixtla. Posteriormente y
gracias a su dominio del idioma español y sus notas, adquirió una
beca del gobierno del estado de México para asistir al Instituto
Literario de Toluca, en donde de inmediato destacó por su
inteligencia y capacidad.

2
En aquella época la educación sólo estaba destinada a los niños mestizos y criollos, llamados “niños de razón” para
distinguirlos de los “niños indígenas”, a quienes sólo se les enseñaba catecismo.

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Derivado de la creación del estado de Guerrero, Tixtla dejó de pertenecer al estado de México por
lo que Altamirano perdió la beca que lo había llevado al Instituto Literario por lo que quedó en una
situación muy precaria. Apoyado por el director de la institución Felipe Sánchez Solís, se convirtió
en bibliotecario del instituto con lo que se ayudó para solventar parte de sus gastos. Es en el Instituto
Literario donde traba amistad con su maestro Ignacio Ramírez “Nigromante”, además de fundar su
primer periódico de nombre Los Papachos. Derivado de los vaivenes políticos locales, fue expulsado
del Instituto sin haber concluido sus estudios.

Tras un periodo en el que se dedicó a impartir clases de francés y escribir guiones para teatro para
ganarse la vida, decide dirigirse a la ciudad de México para realizar estudios superiores en el Colegio
de San Juan de Letrán, donde comienza a cursar la carrera de abogado que abandona para enrolarse
en la revolución de Ayutla como combatiente en la sierra de Guerrero. Al ser derrocada la dictadura
de Santa Ana, vuelve al Colegio de Letrán para concluir sus estudios.

Con la promulgación de la constitución de 1857 y la guerra que provocó, Altamirano se enrola


nuevamente en apoyo al bando liberal bajo las órdenes del Gral. Juan Álvarez. En medio de la guerra
de tres años, funda los periódicos La Voz del Pueblo y Ecos de la Reforma. Tras el triunfo del bando
liberal, se convierte en diputado por el distrito de Chilapa, labor que desempeñó con brillantez y
elocuencia por lo que fue reelecto en 1863.

La invasión francesa de 1862 lo sorprende como congresista, por lo que desde esa posición defiende
la República y junto con integrantes del Legislativo se dirigen a San Luis Potosí para intentar sesionar
4
sin éxito. En 1865 el presidente Juárez le extiende su nombramiento de coronel, y se convierte en
uno de los más acendrados enemigos del imperio, combatiéndolo desde todas las trincheras. Libra
exitosas batallas en contra del ejército imperial, y formó parte de los oficiales que recuperaron la
Ciudad de México para el bando republicano.

“Terminada la invasión y el breve imperio de Maximiliano, Ignacio Manuel Altamirano dejó para
siempre la carrera militar. Retornó a las actividades docentes, el periodismo y la literatura“ Entre
sus obras literarias se encuentran novela, cuento, biografía, ensayo, textos históricos y otras
narraciones. Entre sus novelas más conocidas se encuentran Clemencia, El Zarco y Navidad en las
montañas.

Por su actividad gubernamental Altamirano desempeñó cargo en los tres poderes. Fue diputado
federal en tres ocasiones, desde donde abonó a la consolidación de las ideas liberales, entre ellas la
laicidad y gratuidad de la educación; en el Poder Judicial fue ministro de la suprema corte de justicia,
y en el Ejecutivo se desempeñó como Procurador General de la República y ejerció la carrera
diplomática como cónsul general de México en Barcelona y posteriormente en Francia.

Muere víctima de la tuberculosis el 13 de febrero de 1893 en Italia. Sus restos descansan en la


rotonda de los hombres ilustres de la ciudad de México.

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Justo Sierra Méndez.
En la ciudad de Campeche nació el 26 de enero de 1848, nieto del
entonces gobernador de la península de Yucatán, Santiago Méndez,
hijo del doctor en derecho Justo Sierra O´Reilly y Concepción
Méndez.

Tomó sus primeras letras con un preceptor particular de corte liberal


que le enseñó letras castellanas, griegas, latinas y francesas además
de ciencias. A los diez años se muda con su familia a Mérida, como
consecuencia de un conflicto político en el que se vio envuelto su
abuelo Santiago.3

Tras la muerte de su padre en 1861, se traslada a la Ciudad de México en compañía de su familia en


donde cursa estudios en el Liceo Franco Mexicano para matricularse un año después en el Colegio
de San Ildefonso dirigido en aquel entonces por Sebastián Lerdo de Tejada, lo cual le sirvió de
plataforma para ingresar a la élite de la intelectualidad mexicana de aquel entonces. “Así comenzó
sus Conversaciones del domingo con los lectores del Monitor Republicano aquel joven, cuya
capacidad, con certera intuición, supo identificar Ignacio Manuel Altamirano, quien a la postre le
dispensó un cariño tan especial a Sierra, que le heredó su cátedra de historia en la Escuela Nacional
Preparatoria y su papel de guía y promotor de los literatos mexicanos.”
5
Una vez graduado como abogado comienza su incursión en la docencia continuando con sus
actividades periodísticas y literarias, además de convertirse en diputado por primera vez en 1872
gracias a sus relaciones con la élite juarista. Al concluir su periodo como diputado fue nombrado
secretario de la tercera sala de la Suprema Corte de Justicia en 1873, e ingresó como redactor a El
Federalista, y es también en aquella época que cobra fama como declamador y orador.

En 1877 fue nombrado por Gabino Barreda, fundador y director de la Escuela Nacional Preparatoria,
como profesor de Cronología e Historia General de México. Desde esta posición, se dio a la tarea de
redactar un Compendio de Historia General que, por la enormidad de los contenidos, terminó como
Historia de la Antigüedad y que serviría como textos para la Escuela Nacional Preparatoria.

En 1880 rindió protesta como diputado por segunda ocasión, desde donde participó en acalorados
debates para defender la educación positivista y la libertad, y abogó ante el presidente Manuel
González a favor de la Escuela Nacional Preparatoria y la Escuela de Agricultura. Presentó además
proyecto para crear una universidad con tintes positivistas en la que se incorporarían la Escuela
Nacional Preparatoria, la Secundaria de Mujeres, la de Bellas Artes, la de Comercio, la de Ingenieros,
la de Medicina, la de Jurisprudencia y la Escuela Normal de Altos Estudios. “El proyecto del diputado
Sierra no prosperó entonces, pero sentó las bases para que, casi 30 años después, con su

3
Fue invitado por el presidente Juan Álvarez a ser nuevamente gobernador de Yucatán.

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participación, cuando estaba por terminar el porfiriato, se refundara la universidad de México.” En
esa misma época fue director interino de la Escuela Nacional Preparatoria.

En 1887 ingresó como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y dos años después funda la
Revista Nacional de Letras y Ciencias y continuó sus labores en la cámara de diputados, donde
presidió los Congresos Nacionales de Instrucción Pública, que fueron la base para la normatividad
educativa de la época. En 1894 recibió el nombramiento de ministro de la Suprema Corte de Justicia,
donde se convirtió tiempo después en su presidente. Fue también en esa época uno de los grandes
defensores de la inamovilidad de los integrantes del poder judicial.

En 1901 fue nombrado subsecretario de instrucción pública, desde donde logró que se dotara de
desayunos escolares a los alumnos de las escuelas de primeras letras. En 1904, al crearse la
Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, fue nombrado su titular.4 “Las atribuciones que la
Ley daba a la dependencia eran promover la instrucción primaria, normal, preparatoria y profesional
en el Distrito y Territorios Federales.” Desde la secretaría reformó planes, programas y métodos,
promovió la unidad de la enseñanza y estableció metas para los diversos grados escolares. En 1910
expidió la ley constitutiva de Universidad Nacional de México, con lo que culminó su obra en el
campo de la educación.

El 24 de marzo de 1911, en medio del conflicto ocasionado por el movimiento dirigido por Francisco
I. Madero, Sierra renuncia a la secretaría. Con la llegada de Madero al poder, Sierra es nombrado
Ministro Plenipotenciario de México ante España, acreditándose como tal ante el rey Alfonso XIII el
6
15 de agosto de 1912.

Murió a los 64 años el 13 de septiembre de 1912 en la ciudad de Madrid. En 1948 un congreso de


universitarios del continente americano lo declaró maestro de América. Sus restos descansan en la
Rotonda de los Hombres Ilustres de Ciudad de México.

IEM

4
Hasta entonces la instrucción pública era una subsecretaría dependiente del Ministerio de Justicia

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