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Analisis estructural del relato Roland Barthes A. J. Greimas Claude Bremond Jules Gritti Violette Morin Christian Metz Tzvetan Todorov Gérard Genette PunWetALBER CA o Editorial Tiempo Contemporinco ‘Titulo del original: Lranalyse structurale du récit, Communications, N° 8 ‘Traduccién directa del francés: Beata Dorriots ‘Tapa: Cantos Boccarno Asesoramiento grafico Sutomé WALDMAN IMPREGO EN LA REPOBLICA ARGENTINA ite que previene la ley NO 1.723 aiton Viamonte 1453, p. 10%, 68, Buenos Ales Indice ROLANn Barris Introduccién al andlisis estructural de los relatos. 9 A, J. Grenwas Elementos para una teoria de la interpretacién del relato mitico 45 7CiAvDE BREMonD La légica de los posibles narrativos 87 Jutes Gain Un relato de prensa: los iltimos dias de un gran hombre» un Viorerre Morin El chiste 121 Camusnan Mer, La gran sintagmitica del film narrative “7 7 Tavetan Tovoxov La categorias del relato literario 155 ¢ Génarw Generre Fronteras del relato 193 Introduccién al andlisis estructural de los relatos : Roland Barthes Innumerables son Jos relatos existentes. Hay, en primer lugar, una variedad prodigiosa de géneros, ellos mismos distrib entre sustancias diferentes como si toda a le fuera buena al hombre para conliarle sus relatos: el relato_puede sec-sapar: Jado por el lenguaje-articulado, oral 0 escrito, por Laimagen, fija o mévil, por el gesto y)por_la ¢ ién_ordenada de todas estas siistaticiis; esti presente en el_mit fibula, ef cuento, la novela, la epopeya, [yx historia, Ia. agedia, el drama, la comedia, 1a pantomima, el euadro pintado. (pien seve en 1a Santa Ursula de Carpaccio), ef vitral, el cine, las tiras cémicas, las noticias policiales, la'conversacién, AU fen estas formas casi infinitas, ef relato esti ps cu tales Tos-tiempas, en todos los lugares, en todas Jay sociedades; el yelato-camicnza_con Ia historia anisma de. Ja_hamanida hay ni ha habido jamdis en parte alguna un pueblo sin rela todas las clases, todos Jos grupos humanos, tienen sus rel tos y may a menudo estos relatos son saboreados en comin por hombres de cultura diversa ¢ incluso epuesta: ! ef relato fe burla de la buena y de la mala literatura: internacional, transhistérico, transcultural, el relato esti alli, como la vida Una tal universalidad del relato, elebe hacernos concur q es algo insignificante? es tan general que no tenemos nada que decir de él, sino describir modestamente algunas ‘le sus ditiedatles, muy particulares, como To hace a veces ta histor Titeraria? Pero incluso estas variedades, zeémo manejanas, 61 fundamentar nuestio derecho a distinguirlas, 1 reconocerlas? aGémo oponer la novela a la novela corta, el cuento al mito, el drama a la tragedia (se lo ha hecho mil veces) sin referirse un modelo comin? Este modelo esti implicito en sobre la mis particular, la mds historia de as fon tivas, Es pues legitimo que, lejos de abdicar toda ambicién de hablar det relato so pretexio de que se trata de wat hecho o juicio 1, Este no es eb caso, reconden butarios det wivel cultural de lo, wi de Ta poesia, ni del ensayo, ti m cansimilones universal, haya surgido periédicamente la preocupacién por la forma narrativa (desde Aristétcles); y ¢s normal que el estruc- turalismo naciente haga de esta forma una de sus primeras preocupaciones: gacasono le es propio intentar el dominio del infinito universo de las palabras para Hegar a describir la lengua» de donde ellas han surgido y a partir de la cual se las puede engendrar? Ante la infinidad de relatos, lamulti- jlicidad de puntos de vista desde los que se puede hablar de ellos (hist6rico, psicoldgico, sociolégico, etnoldgico, estético, etc), cLanalissa se ve un poco en la misma situacion que Saussure, puesto ante lo heterdclito del lenguaje y tratando de extraer de la anarquia aparente de los mensajes un principi de clasificacién_y un foco de descripcién. Para limitarnos al” period actual, los formalistas rusos, Propp, Lévi-Strauss nos han ensefiado a distinguir el siguiente dilema; o bien el relato ‘es una simple repeticién fatigosa de acontecimientos, en cuyo ‘aso sélo se puede hablar de elios remitiéndose al arte, al talento del relator (del autor) —todas formas miticas del n pose en comiin con otros relatos una estructura accesible al anilisis por mucha paciencia que requiera poder enunciarla; pues hay un abismo entre lo aleatorio ms complejo y la combinatoria mis simple, y nadie puede combinar (pro. ducir) tn relato, sin referirse a un sistema implicito de unida- des y de reglas Donde,,pues, Buscar ta estructura del relato? En los relatos, sin duda, gEn todos los relatos? Muchos comentadores, que admiten la idea de una estructura narrativa, no pueden empero resignarse a derivar el andlisis literario del modelo de las Ciencias experimentales: exigen intrépidamente que se aplique a la narracién ungagigdo puramente inductivo y que se comi ze por estudiar todos Jos relatos de un género, dle una época, de una sociedad, para pasar luego al esbozo'de un modelo general. Esta perspectiva de buen sentido es utépica: La lin- guistica misma, que s6lo abarca unas tres mil_lenguas, no Togra hacerlo: prudentemente se ha hecho Gesu Y pex lo demas, a partir de ese momento que se a constituido verdaderamente y ha progresado a pasos de gigante, Iegando incluso a prever hechos que aiin no habian sido descubiertos? ¢Qué decir entonces del anilisis narrativo, enfrentado a millones 2 Exine, por a to, un carter del navrador: e el poder de crear rela tox (mensajes) a. partir de la estructura (del ebdigo); este arte corres. ponde a la noclon de performance de Chomsky, y esta nocién esta muy lejos del «genio» de un autor, concebido roménticamente como un secreto individual, apenas explicable 3. Véase Ia historia de 1a electivamente cincuenta an de linguistique generale, G hitita, postulada por Saussure y descubierta ‘nds’ tarde en: 'E. Benveniste: Problemes imard, 1966, p. 35. 10 de relatos? Por fuerza esti condenado a un procedimiento deductivo; se ve obligado a concebir primero un modelo hipo tético de descripcién (que los lingiiistas amiericanos Hamman una steorias), y descender luego poco a poco, a partir de este modelo, hasta las especies que a la ver participan y se separan de él: €s s6lo a nivel de estas conformidades y de estas desvia- ‘ciones que recuperari, munido entonces de un instrument ‘nico de descripcién, la pluralidad de os relatos, su diversidad historica, geografica, cultural.* Para describir y clasificar la infinidad de relatos, se necesita, ues, ypa_steoriar (en el sentido pragmatico que acabamos DeraptnesTe ye on buscarla, en esboratla en To que hay que trabajar primeros La elaboracién de esta teorfa puede ser notablemente facilitada si nos sometemos desde el comienzo a un modelo que nos proporcione sus primeros términos y sus primeros principios. En el estado actual de la investigacién, fundador del is estructyy re LA LENGUA DEL RELATO 1. Més allé de la frase. Como es sabido, Ja Jingitistica s¢ detione cn ta fra" es la ultima unidad de que cree tener derecho a ocuparse; si, en efecto, Ia frase al ser un orden y no una serie, no puede reducinse a la sma de las palabras que la componen y constituye por ello 10 una unidad original, un enunciado, por el contrario, nno es més que la sucesién de las frases que lo componen: desde ‘el punto de vista de la lingiiistica, el discurso no tiene nada {que no encontremos en la frase: «La frase, dice Marinet, es el 1 Recordemos las condiciones actuales de la descripéidn lingulstiea: «La uciura lingildica en siempre telativa 10 s6lo a lor datos del eat Sino también sa la teorla general que describe esos ‘datoss "(E. Bae introduction to transformational grammars, New York, 1964, 1. 29) J esto, de Beawveniste (op. cit, p. 119): +--.Se ha reconocide que el Jenguaje debia ser descripto comd una estructura formal, pero que cata cieseripeion cnigia etablecer _previamente provedimientos y criterios ade Cuados y que en suma la realidad del objelo no era separable del método ‘udecuado para definitlo.» (EI cardcter aparentemente abstractor de las conttibuciones teéricas Goe siguen, ch este mimero, deriva de una preocupaciin metodoliyica We de formalicar rapidamente andlis concretos: la formalizacion no ex tuna generalizacion como las otras. @. Pero no imperativo (véase la contribuci ‘que linguistic. de Cl, Bremond, mide i6qica " ‘menor segmento que sea perfecta ¢ integralmente representative del discurso.» La lingiistica no podria, pues, darse un objeto superior a la frase, porque mas alli de la frase, nunca hay mis (que otras frases: una yer descripta la flor, el botinico no puede ocuparse de describir el ramo. Y sin embargo es evidente que el discurso mismo (comacaus jumio-de frases) esti organizado y que por esta organizacion aparece como el mensaje de otra lengua, superior a la lengua de los lingitistas: * el discurso tis dates, sus roglas, sy " mas alld de la frase y aunque compuesto anica d paturalmente woa-scaunds Ungiisic Esta lingilistica del discurso ha cena durante mucho tiempo un nombre glorioso: Reissiga: pero, cconsecuencias de todo un juego historico, al pasar la ret6rica al campo de la literatura y habiéndose separado ésta del estudio del lenguaje, ha sido necesario recientemente replantear desde el comienzo’el problema: 1a nueva lingilistica del discurso no est adn desarrollada pero si al menos postulada por los lingiiis tas mismos® Este hecho no es insignificante: aunque constituye un objeto auténomo, es a partir de Ia lingiistica que debe ser esudiado el discurso; si hay que proponer ng hipitenis de taba a un andlisis cuya tarea es inmensa y sus materiales infinitos, 1o mas razonable es postular una relacién de homo Togia entre las frases del discurso, en la medida en qu misma organizacién formal regula verosimilmente todos tos sistemas semidticos, cualesquiera sean sus sustancias y dimen. : pLiscuiso sible tna grapeabancy (cuyas unidades 1 serian necesariamente frases), gsi come la fuse, mediando ci tas especificaciones, es sdisturso». Esta hipétesis armoniza bien con denar aS 5 de la antropologia actual: Jakobson y Lévi-Strauss han hecho notar que ta uma: nidad podia definirse por el poder de crear sistemas secundarios, para el resto de Ja historia no es nula pero si difusa, retardada) } por otra parte el significado inmediato del enuniado es que Isond no conoce a st futuro interlocutor: la unilad imp Y obligacén de identifica. cas uni: Racchs, partgrafos, CaTORos, Mondlogos interiores, ctettera), y atin mengy cs esi gigas» (conductas, sentimientos, Intenciones, motivaciones, faclonalizaciones de los personajes), iy Ee er cae sent que no © sa vidan, porque no come si icatiouey confusay Est sconfantne (ose Unite ny all del puede ver) puede exiaiy en ante, pero entonces a to de Miteadlo”(Watesu, por ejemplo); poro incluso este tipo se scntin cengclta part el eblgo cu le cartara es fatalinente lar serene Rocraras dante la libertad. de otacir a conscee Be Ab aricer absnacto del Lenguaje atculado) splice na vespons {iudsd mucho snayor que en lat ates vavalogicase, tals 6 $a anon de vad neta emi) ime eae ae) eg eh nivel en que jeg: cuamlo ae niles ees Sieadamo nivel (ene caso del stspense, por efamplo), ba fa ‘Soma es muy sensible, mucho menos cuando ia funcion et sustada Somtlad Saul wir tento modo, de dcbilsigniticadn a nivel de are ata ceupera una gran fuera sgoieativa nivel Ta crit SIS dna hntdtias (dad de la frase) son de eco uni des de comtenitor (A. course Sémanthywe stctura) is senctipad Vi, eta eaplorcion del nivel fenconsl fonna parte, prs, dee sconces genera Del mismo modo, puesto que la «lenguas del relato no es Ia Tengua del lenguaje articulado —aunque muy a menudo es soportada por ésta-, las unidades narrativas serdn sustancial- mente independientes de las unidades lingiiisticas: podrén por cierto coincidir, pero ocasionalmente, no sistematicamente: das, fun p_representadas ya por_unidades superiages i lt fase (grupos de Tene de diectas muagnitndes ee su totalidad), ya inferiores (el sintagma, la palabra e incluso en la palabra solamente ciertos elementos literarios) ; * cuando se nos dice que estando de guardia en su oficina del Servicio Secreto y habiendo sonado el teléfono, Bond levanté uno de os cuatro auriculares, el monema guia constituye por si solo yma upidad tunclonal puss topic a un conceaie necesanioal Gonna dela isads (el de una alta tecnica burocritie); ehecho efectivamente, 1a unidad narrativa no es aqui la uni- dad lingiistica (1a palabra), sino s6lo su valor connotado (I gilisticamente, 1a palabra cuatro no quiere decir en absoluto éuatro); esto explica que algunas unidades funcionales puedan ser inferiores a la frase, sin dejar de pertenecer al discurso: en ese caso ellas desbordan, no a la frase, respecto de la que siguen siendo materialmente inferiores, sino al nivel de deno icidn, que pertenece, como la frase, a la lingiiistica propia mente, dicha. 2. Clases de unidades. Estas unidades funcionales deben ser distribuidas en un pe quetio niimero de clases formales, Sise quiere determinar estes clases sin recurrir a Ja sustancia del contenido (sustancia psico- Iégica, por ejemplo), hay que considerar nuevamente alos dilerentes niveles de sentido: algunas unidades tienen como correlato unidades del mismo nivel; en cambio para saturar otras hay que pasar a otro nivel. De donde surgen desde un Principio dos grandes clase de funciones: las nag disaleie halos Las algae inuegradoras, Las. primeras con seapOeeeS, funciones de Propp, retomatas en especial por Bretigpile pero que nosotros comsideramos aqui de tun modo inGinteomente ms detallado que estos autores; a ellas reservaremos el nombre de funciones (aunque las otras unidades sean también funciona. les). Su modelo es clisico a partir del anilisis de Tomacheuski 25. «No se debe partir de 1a palabra como de un elemento indivisible del arte iterario, tratatlo como el ladrillo con el que se construye el ed ficio. La palabra ex divisible en ‘elementos verbales’ mucho. mis finoss G. Tynianoy, citado por 'T. Todorov, em: Langages, 6 p. 8). 18 Ja compra de un revélver tiene como correlato el momento en que se lo utilizard (y si no se Jo utiliza, 1a notacin se invierte en signo de veleidad, etcétera), levantir el auriculir tiene como correlato el momento en que se lo volvera a colgar; la intrusién del loro en la casa de Felicité tiene como correlato €l episodio del embalsamamiento, de ta adoracén, ecévera, La segunda gran clase de unidades, de naturaleza integradora, Comprende todos los indicios (en el sentilo Wiis gelieraT de “ Ja_unidadremite entonces, no_a ua acto comple: caiuente, sing aun concepio msg metios I ‘sg, pero no obstante necesario al sentide de la historia: in: te ae sik jes, infor: maciones relativas a su identidad, notaciones de «atmésierasr etcétera; la relacién de la unidad con su corn entonces distribucional (a menudo varios indicios remi mismo significado y su orden de aparicin en el discurso no es necenariamence pertinente), sino inegradora: eT cronajes Oost 1a potencia administrativa que Mont deta que es indice el mimero de agnratos, i, No tiene ninguna incidencia sobre Ia secuencia de telefon " acciones en que Bond se ve comprometido al aceptar la com nicacién; slo adquiere su sentido al nivel de una tipologia general de los actantes (Mond esti del lado del orden); {gp ip dicios, por Ja nauualcsa ci cierto moiaenasica is ue i soucigus; ba sancioh lade a ue del i to (el «cardcter» de un personaje nunca puede ser «lesig- nado aunque sin cesar es objeto de indicios), es una sancién paradigmitica; por el contratio, la sancién de las «Funciones» Siempre esté «mis alld, es una sanci6m sinmtagmética.*" Fun ciones e Indicios abarcan, pues otra distincién clisica: Tay Ey implican los relata metoninicos, 10s Jndicius, [ox relate meialaucas: Thy primers correspauden eas (uncon: dad del hacer de 25, Todas cata designaciones, como las que siguen, pueden ser provisorias Hr baw fae que fivebmente, Ia exposicion sitagitica de lin funciones pul abareat lacey. paradiginatias ene funciones sepa tadas, com se lo admite 4 parti de LeviSuauss y Greimas BA Nie posible teducir las Fuciones w auconcs (Yerba) tos falcon clades (adjtivs) pore. hay acciones. que son indicativas, Set waignose de vn caracter, de una atmésfera, ete 1» berian permitir ya una cierta clasificaciOn de los relatos. AL- gunos relatos son marcadamente funcionales (camo los cuen- 123 populats) y, por el contrario, otros son_marcadamente ldgicass); entre estos dos aie se da toll tna serie de formas mithtiedias, wiburariaa de la historia, de la sociedad, del género. Pero esto no es todo: dentro de cada una de esy 2s €s posible deter mina inmediatameniedas subslsses de vailades at. Para retomar la clasealidamEuusance. 2 el espacio narratiyo Fi Hlamemos a Tas primeras fun- fo micleos) y a Tas segundas, teniendo en ‘cuenta su. naturaleza complementadors, caldlisis, Bagg qu 4 s ta que la accion a ln Ge Jerre) Und alteriyatiya consechanle yora I gouuindaclande la isan en win pater prrseremen tone Tero, camellias dpi sem un fragmes Mena ef telefono, esriguatmente posible que se conteste 0 lo que no dejara de encauzar Ia historia por dos vias diferentes. En cambio, entre dos funciones cardinales, siempre es posible disponez notaciones subsidiarias que se aglomeran alrededor de un niicleo o del otro sin modificar su naturaleza alterna- tiva: el espacio que separa a sond el teléfono de Bond atendid puede ser saturado por una multiplicidad de incidentes me- hudos 0 detalladas descripciones: Bond se dirigié al escritorio, levanté el tubo, dejé el cigarvillo, eteétera. Ky i sonal, en la medida en que enivan-en correlacién con un micleo, pero su funcionalidad es atenuada, unilateral, purisita es porue sexomecagul dena fanclouglilud yan Mgaauemalagia (e deserbe We Gee apa Ta historia), mientras que en el 1azo que une dos funciones cardinales opera una funcionalidad doble, a la vez cronoldgica y Logica: las catdlisis no son unidades consecutivas, las funcio- hes cardinales son a la vez consecutivas y consecuentes. Todo hace pensar, en efecto, que el resorte de Ia actividad narrativa és la confusién misma entre Ia secuencia y la consecuencia, dado que lo que viene después es leido en el relato como causado por; en este sentido, el relato seria una aplicacién sistematica det error légico denunciado por la Eseokistica bajo la formula post hoc, ergo propter hoc, que bien podria ser la dlivisa del Destino, de quien el relato no ¢s en suma mis que Ja slenguar; y esta «fusidns de Ia logica y la temporalicad es Mevada a cabo por la amazin de las funciones cardinales. Estas funciones pueden ser a primera vista muy imsignifican- 20 tes; lo que las constituye no es el espectiiculo (la important el volumen, la rareza o la fuerca de la agcién enunciada), es, si se puede decir, el riesgo: las funciones cardinales sou los momentos de riesgo del relato; entre estos polos de alternativa, entre estos «dispatchers», las catilisis disponen zonas de segu ridad, descansos, lujos; estos «lujos» no son, sin embargo, in tiles! desde el punto de vista de la historia, hay que repe tirlo, la catilisis puede tener una funcionatidat debit pero hunca nula: aunque fuera puramente redundante (en relacion con su néicleo), no por ello participaria menos en 1a econom del mensaje; pero no es este el caso; una notacidn, en aparien cia expletiva, siempre tiene una funcidn discursiva: acelera, retarda, da nuevo impulso al discurso, resume, anticipa, a veces cluso despista: * ptesto que lo anotatlo aparece siempre como notable, la catilisis despierta sin cesar Ia tensidn senuintica del discurso, dice sin cesar: ha habido, va a haber sentido; la fun: ‘idm constante de Ix catilisis es, pues, en toca circunstancia, una funcion fitica (para retomar Ix expresion tle Jakubson): mantiene el contacto entre el narrador y el lector Diginnos que no es posible suprimir un nicleo sin alterar ta historia, pero que tainpoco ¢s posible suprimir una catilisis sin alterar et discurso. En cuanto a la segunda ase de uy pie gundo término, implicito, es continuo, extensive a un episodio, un personaje 0 a toda u mbargo, ex posilly dis: tinguir, jamente dichos, que rem: se Tun sthnmrenio, a una atmesterst (por ejemplo de sospecta) F rosotis, € Tnpormaclaaes. Decir que Bond esti jardia en una oficina cuya ventana abierta deja ver lit Tuna entre espesas nubes que se destizan, es dar et indicio d una noche de verano tormentosa y esta deduccién mism« cons- tituye un indicio utmosférico que remite al clinta pesado, an- gustioso de una accién que atin no se conoce. Los indicios tienen, pues, jcados implicitos; los informantes, por el contrario, no los tienen, al menos al nivel de la historia: son datos puros, inmediatamente signilicantes. Los_indicios implica ividad de deseiframieig: sis 29, Valery hablaba de «signos dilatoriows, La novela poliial hace wu gran iso de estas unidades wdespisiadorass 50. No Ruvet flama elemento puramtrio a un elemento que se man tenga a lo largo de la duracion de una piesa nuisial (por ejemplo, el tempo de un allegro de Mach, el catdcter monédico de un solo) 24 to for cionalidad, como la de as catalisis, es pues débil, pero no es tampoco nula: cualquiera sea su sinanidad» con relacién al resto de la historia, al informante (por ejemplo, la edad pre- ccisa de un personaje) sirve para autemiticar Ia realidad del referente, para enraizar Ia ficcién en lo real: es un operador realista y, a Utulo de tal, posee una funcionalidad indiscutible, no a nivel de la historia, sino a nivel del discurso. Nudos y_catibisie-iliias snr (ana vex mils, poco importam Tos nombres) , tales son, par a, as primeras clases en que se pueden distribuir las wi des del nivel funcional. Es necesario completar esta clasificacién con dos observaciones. En primer lugar, ya unidad puede pertenecer al mismg tigmpo dos clases difereules; beber whisky (en el hall de un aero- puerto) es una accion que puede servir de catilisis a 1a nota- Gon (cardinal) de esperar, pero es también y al mismo tiempo él indicio de una cierta atméslera (modernidad, distension, re- cuerdo, etcétera): dicho de otro modo, glguuas unisdes pue- iden ser mbsias. De esta suerte puede ser posible todo un juego en Ta economia del relato; en la novela Goldfinger, Bond, teniendo que investigar en el cuarto de su adversario, recibe na crédencial de su comanditario: Ja notacién es una pura funcién (cardinal); en el film, este detalle esti cambiado: Bond quita bromeando el jiiego de Haves a una mucama que no protesta; la notacién ya no es s6lo funcional, es también «in- Uicials, remite al caricter de Bond (su desenvoltura y su éxito con las mujeres). En segundo lugar, hay que destacar (cosa que retomaremos mis adelante) que las cuatro clases de que dteabamos de hablar pueden ser sometidas a otra distribucién, por lo demas més adecuada al modelo lingiiistico. Las catalisis, fos indicios y los informantes tienen en efecto un cardcter co: iin: son expansiones, si se las compara con niicleos: los_ni (como veremos inmediatamente) cqustiauyen conjuntos Ne Lérminanpocgawiiacxasos, estin regidlos por una légica ‘una ver dada esta arma- segiin un modo de proliferacton en. pt como sabemos, es Io que Steed con la frase, constituida por proposiciones simples, com- plicadas al infinito mediante duplicaciones, rellenos, encubri- Si Aqui minwo, G, Genette dlatingue dos tipos de descripciones: oma. Incotay ‘Signiicava, La descripedn significadva debe ser vefevida al nivel de/la historia y a ésripein oxtamnental al nivel del dicurao, 10 {gus expliea que durante mucho Gempo haya consituido un sfragmentor ‘Méntaepertecamente coulficado: la descriplio © ekjrai, ejescivo muy (Sllmado! por la neoretric, 2 ‘mientos, etcétera: al igual que la frase, el relato ¢s infinitamente catalizable, Mallarmé conferia una importancia tal a este tipo de escritura que con ella elaboré su poema Jamais ui coup de dés, que bien se puede considerar, con sus enudoss y sus evientreso, sus ¢palabrasnudoss y sus epalabras-encajes» como el blasén de todo relato, de todo lenguaje. 8. La sintaxis funcional, Como, segtin qué egramiticas, se encadenan unas a otras estas diferentes unidades a lo largo del sintagma narrative? Quigg 5 2 Los informantes Slanllliecmente eric sant cede, por ejemplo, con el retrato, que yuxtapone sin cohercidn datos de estado civil y rasgos caracterolégicos. Una relacion de implicacién simple une las catilisis y los miicleos: una cati lisis implica necesariamente la existencia «le una funci6n car- dinal a la cual conectarse, pero no reciprocamente. En cuanto es ung i uwanlucign de solardad: un ais els ‘| ‘Tho y reciprocungyie Detiemos’ detenernos un momento cn Sortie 7 rimero, porque ella define Ja armasin misma del relito (lag. ¢xpaNUGUEAROU ALBEIMLKS. BOA as niicleos no), luego porque preocupa en ‘especial a los que tra tan de estructurar el relato. Ya hemos seialado que por su estructura misma el retato instituia una confusién entre la secuencia y la consecuencia, centre el tiempdry Ta Migley. Esta ambigiiedad constituye el pro Brsma contrat Oe Te-Sittanis narrative, ¢Hay devs del relato una Iogica intemporal? Este punto dividia ai cientemente a los investigadores. Pyopp, cuyos anilisis, como se sabe, han abierto el camino a low ettdios acusles detente absolutamente a ixreduciiylidad del gion unuoliive: eb Mae Scandia, poresie ron, ere necesacio arraigar eF cuento en el ciemo. Sin embargo, Aristteles mismo, al oponer Ja tragedia (definida por la unidad de la accion) Ia historia (definida por la pluralidad de acciones y In uniclad de tiempo), atribuia ya la primacia a lo légico sobre lo cro- nolégico. "Es lo que hacen todos los investigalores actuales (LéviStrauss, Greimas, Bremond, Todorov), todos lox cuales podrian suscribir sin duda_ (aunque divergiendo en otros pun tos) Ia proposicion de LéviStrauss: «el orden de sucesin cro: 9%. Postica, 9 a, 23 Gologica se reabsorbe en una estructura matricial atemporale,® EL amilisisaemabricnde, cn efecto, a se: sacl cous finua namatixa y a stelogiciarlos, a someterlo area cd liarmé Mamaba, a propdsito de Ta Iengua francesa, los rayos primitivos de la ldgica.* O mas exactamente —es este al mé nos nuestro desco—, latg i ih a se Corresponte a fe tiempo narrativo, Se podria decir, de otra manera, que la temporalidad no ¢s sino una lase estructural del relato (del discurso) , ast como en Ta len- gua, el tiempo sélo existe en forma de sistema; desde el punto de vista del relato, 10 que nosotros Hamamos el tiempo no existe 0, al menos, sdlo existe funcionalmente, como elemento de un sistema semidtico: el_ tiem oxi 0 PraplauMaaidliclia sive. a) Kelas ar i el héroe de su propia secuencia, ‘T. ‘Todorov, analizando una novela spsicologicas (Les liaisons ddiigereuses) (Las Relaciones pe- Jigrosas) ypc ‘ itr " c queda pialic ace ( estas relacones son ygmetidus por sl andlisis.a. das cies dle reglay: de, derivacidn cuando se trata de dar cuenta de otras Telaciones y de-agcign cuando se trata de describir Ja trans 38. Si ona parte de Ta Tieratura contempordia ba ataado al spersouajes tno ha’ side para desttuirlo, (cosa impouble) sino para despersonalicatlo, io que et muy diferente, Ung novela spaventemente sn personajes, eno hate de pe solr daha erate aI pea pvc {ta Teuguaje, peso mo por ello deja de conservar wn jocyo fumdusncnta dle aciantes frente ata accién snisna de la palabra. ESt Titeratura posce Siempre tn ssujetow, pevo este salon 3 pavtit de aque del Tenglaje. 29 formacién de estas relaciones a lo largo de la historia: hay muchos personajes en Les liaisons dangereuses, pero «lo que se dice de ellos» (sus predicados) se deja clasificar, Final- mente, A. J. Gieiwuas propuso describir y chisibicatbiiediel- ics ds + RQ sceilo gue son, acon. We alli-su nombre de actaute) » de tres grandes que por lo demas encontramos en la Trase (sujeto, objeto, complemento de atribu- , a los que hay que agregar, evidentemente, la ra en su conjunto, pues su funcion’ no es «transmitirs el relato sino exponerlo, Es, en efecto, en una exposicién del relato donde van a inte: grarse las unidades de los niveles inferiores: |g fauna idkima slo relato, gn tanto relata, easienle sus conieulas ¥ 9us A acciones) pusda exo de sallise del oly 57, Sobre ta_auoiciin se lasarolexiss ease mis adelante cl texto de Genet SS"Grent Review vel imitativum (no intervencién det narvador en el discurso: teatro, por ejemplo); genus ennarvativum 6lo el poeta tiene la palabra: sentencias, pocinas didicticos); genus commune (mexcla de low génerox: Ia cpopeys) 59H Sorensen: iges Jansen, p. 150. 36 que esta en su base, La narracidn no puede, en efecto, recibir su sentido sino del mundo que Ja utiliza: mis alld del, nivel smarracional comienza el mundo, es decir, otros sistemas (so: Gales, econdmicos, ideoldgicos) , ctiyos términos yi no son sélo los relatos, sino elementos de otra sust (uechios hist ricos, determinaciones, comportamientos, etc). Asi como lt Jingdistica se deviene en Ja frase, cLailisis del reluio se debicus Idi inmediatamente después hay que pasar a otra semiduica, La lingitistica conoce este tipo de fromteras, que ya ha postulado —sino explorado— con el nombre de situacién. Halliday define 1a «situaciéns (en relacidn a una frase) como €l conjunto de los hechos lingiiisticos no asocialoss® Prieto, como «el conjunto de los hechos conocidos por el receptor en el momento del acto sémico € independientemente de este.» Se pucde decir, del mismo maga, que todo relato es triburario’y See ee eae ait un gouty, Wy Telaton, cougintg Te protocolor satin Tos ‘Gaicase, Ia situacin de relato“esti fuertemente codili cambio, en nuestros dias, s6lo la literatura de vanguardi piensa adn en protocolos de lectura, espectaculares en Mallar- mé, quien queria que el libro fuera recitado en pablico segtin una combinatoria precisa, tipogriticos en Butor que trata de acompaiar al libro con’ sus propios signos. Pero, carriente mente, nuestra sociedad cxcamoues lanuis cuisladasameue po sible Ja couifigacion de Ta sitmacida de elas: ya no sp woailale gneontrar Ios procclimicutos se uuracidn que incentin pate: Talizar el velajo. que sequird, fingicudole. uitu causa natural y sise puede decir, desinaugurintolos: novelas epistolares, mit nuscritos pretendidamente descubiertos, autor que se ha encon. trado con el narrador, films que inician sw historia antes de la presemtacidn del reparto, worst rou Esto no es, sin embargo, si se puede decir, ms Quenun epitensmeno estructural: por familiar, por rutinario que sea hay el hecho de abrir una novela, un d der la television, nada puede impedir que este actor modesto instale en nosotros de un golpe e integramente el cédigo mares tivo que vamos a necesivar, EL nivel suamasiomale chica asip pel amubiguo: sien uy at Ja sis 6 ‘un a veces rio o de ences 60, J. K, Malliday: «Linguistica general y de linguistique appliquée, no 1, 1982, p. 6. GI. Lf. Prieto: Prineipes de Noologie, Mouton et Co, 1964, p36, Serta & watgo fea aplicdar, en Kiudes 37 los nivleysujciogs casa el relate Jo constyg defini propio metalenguaig.? V. EL SISTEMA DEL RELATO La lengua propiamente dicha puede ser definida por el con- curso de dos procesos fundamentales: la articulacion 9 seg: mentacién que produce unidades (es la forma, segin Benve- nniste) y la integracién que redne estas unidades en unidades de una orden superior (g3 ¢l staid) . Este doble proceso lo encontramos en la lengua del relato; ésta también conoce una GQ oanticulacién y una integracién, una forma y un sentido. 1. Distorsién y expansion. ® La forma del relato esti esencialmente caracterivida_ por dos 7 x sus signs 7 ‘poderes parecen como libertades; pero’ Sew i orion de longs rege ‘en Ja lengua, donde Bally la estudia, a propdsito del francés y del aleman;* ha my ‘ spedida cn queclassivans (dls upancaiais) +3, Saba Fe a ee tr atinta ovaus tr veslad Gast Se atemta er ab preticndo. precede. por ejemplo, al ‘quigia)- Una forma nouble dee aitestise da cuando las Dartes de un mismo signo son separacas por otros signos a Jo largo de Ia cadena del mensaje (por ejemplo, la expresién nega tiva ni siguiera y el verbo mantenerse firme en la expresion ni firme siguera se mantioe); a gaol. signilicado s¢ repaue co varios signitisuuis, sUaanics nua Otros y cada uno de Jos cuales es meomprensible tomado inde- Sammie fentemente. Ya To hen fo hanae rio prapeATO ‘propéstio del nivel funcio- ToD y ce exiclamente lo mismo que sucede en el relato: las unidades de una secuencia, aunque forman un todo a nivel de esta secuencia misma, puetlen ser separadas uns dle otras, poderes: G2 E1 cuenta, vecordaba L, Sebag, puede decitse en todo momento y en todo lugar, no ast el relato mic. 8 Valery: «La novela se aproxima formalmente al sueio; podemos definit {2 ambos por la consideracién de esta curiow propiedad: que todas dewwiaciones les pet 64, Ch. Bally: Linguistign ‘edicidn, 1965, generale et linguistique francaise, Berna, 4* iy arag? wba 38 Oe a ot \< por la insercién de unidades que provienen de otras secuen- Gias: como ya dijimos, la estructura del nivel funcional tiene forma de «fuga». Sein Ia terminologia de Bally, quien opone las lenguas sin- téticas en que predomina la distaxia (como en el alesnan) las lenguas analiticas que respetan mis la Linealidad logica y Ja nomosemia (como el francés), el relato seria una lengua Fuertemente sintética, basada esencialmente en una sintaxis de encastamientos y de desarrollo: cada punto del relato iera- dia en varias direcciones a la vez: cuande James Bond pide whisky esperando el avion, este whisky, gam indigig, tiene un valor polisémico, es una’ especie de “se que reine varios significados (modernidad, riqueza, ocio) ; pero ‘comp unidad funcional, el pedide del whisky debe recorrer en sucesivas etapas, numerosos estadios (consumicién, espers, etc), para aleanvar su sentido tinal: Ja unas oud elaialaianceialdn a Ta Teng propio: fendmeno'de pura ldgica, puesto qu bur los por au sent segin la «vidas, €5 poc nun encuentro, el hecho de sentarse no siga inmediatamente a la invitacién a tian; en eo, aad ue tle vinta mimético, pustemrestar separsts poy Ung, Fang sce spimeseame spertencie tater funebates com vldtmente dilereniés: asi se establece una suerte de Lian ligico, que tiene con el sige tela aunque Is pulvertaactin aparente de las unidades sea siempre mantenida con firmeza por la légica que une los nuicleos de 1a secuenci EL suspense evidentemente no es més que una form priv’ Fee ie pretiere, exasperada de li digigigays, por wna eS remtehermeee SUE AORTA proce Inientos enfiticos de retardamiento y de reactivacién) , refuerza el contacto con el lector (e1 oyente) y asume una funcién m fiestamente fiitica; y, por otra parte, le oftece 1a amenaza de una seciencia incumplida, de un paradigma abierto (si, como nosotros creemos, toda secuencia tiene dos polos), es decir, de y cs esta confusion la que se consume na _contusion logic Gs. Gf LeviSuaus (Anilropologie sirdcrurate, p. 2 $2): «Desde el punto de vista diacronico, Las relaciones provenientes del tnfamo har pueden aparecen separadas por laiyos imervalos...» A. J. Gre ‘nar ha inistide sobve el distanciamiento de las funciones (Sémantique structurale) 39 con angustia y placer (tanto més cuanto que al final siempre cs reparada) ; el esuspenso» es pues un juego con la estruc tura destinado, si se puede decir, a arriesgarla y a glorificarla constituye un verdadero «thrilling» de lo inteligible: al repre- sentar el orden (y ya no la serie) en su fragilidad, realiza 1a idea misma de la lengua: lo que aparece como lo mas patético es también Jo més intelectual: el suspenso» atrapa por el ccingenio» y no por la eemocidns.!* Lo que puede ser separado Gambign puede ser conectado. Dis Seouidesedasnalileor funsion Fs sci sig es que pueden ser Po crerearnerantennrneT near nrarat Tet tienteorannimers may grande'de quis sin embargo, aqui puede intervenir una nueva tipologta, pues (algunas {uncioncs-¢sidn qwejor expuestas que otras a Ja cauilisis: 1a Espera, por ejemplo). y segdn la sus tancia del relato (la escritura tiene posibilidades de diéresis —y, por lo tanto de catalisis~ muy superiores a las del film: se puede dar eye significadg y Ja operaci ex tan) doantica que desvanece a Hongda del pagum (resumidos, Tos poems liricas xe reilucen a los significados Agr y,Muarte)? de alli 1 conviecion de que es imposible resumir un poem. Por et contiatio, el rest men del selato. (sise hace segin criterigs estructurales) “man: tiene Ia individualidad del mensaje. En otras palabras, cl isla traductible) dundamental: to que no ¢ uaducible (tradmisible) sdlo se determina en el vleise nivel, el enatraciongles Tos significantes de narratividad, por ejemplo, dificilmente pueden pasar de la novela al film, que Solo muy excepcionalmente conocen el tratamien:o personal y ke dltima capa del nivel marracional, a saber, l eyritura, ho pilede pasar de una lengua a otra (o pasa muy mal). La traci del relato resulta de la estrucura ‘de ten ua; por un camino inverso, seria pues posible descubrir esta Siradeara distinguieno y ciasficalo los elementos (livers mente) traducibles ¢ intraducibles de un relato: 1a existencia (actual de semidticas dileventes y rivales (literatera, cine, tras GGmicas, radio ditusion) facilitaria mucho esta via de aniliss 2. Mimesis y sentido. * En Ta lengua det relato, el segundo proceso impartunie cola Injogacion: lo que Ju sido separa ye (ama Secuencia, y por ejemplo) s-suclie gui ba wuayania abe Las r Geenencia de wn alto grado jeri ‘quico, significado total de tina dispersion de accién de Una clase de personajes) ; Ia complejidad de un relato puede compararse con la de un organigrama, cay tegrar Tos movimientos de retroceso y Jos saltos hh Le; © may exactamente, es Ta integracion, en sus formas variadus, Ia que permite comp: plcjidad, aparentemente incontro: Table de las unidades de un nivel; es ella La que permite ori tar Ja comprensidn de elementos discontinuos, continuos y hete rogéneos (tales como los da el sintagma que no conoc. ais licios, Analisiy estruntiial del poem Ganct ah pocma pucie se+ entendide como Una serie de cansfor lcadas'a la panpoision "Te quiero’ Ruwer hace agus alusién, Jistainente’al avails del deli pavanotco hecho por Hreud apoyo lel Presidente Schieber (Cinco psicoundlis) Sh Una vee mis, no hay relacidn alguna entre La «personas geamatical at natrador y ha spetionalidads (ola subjetividad) “que un vector de fecena,inyects en su manera de-presentat una historia: 1a adinura-yo (itentificaa continuamente con el ojo de un personae) es un bea fexcepeional en a historia del cine a Rilacioy con Uy mdiao Linguistics, w 8, a que una sola dimensién: 1a sucesién) ; si llamamos, con Grei mas, § la unidad de significaciin. (por ejemplo, la que ers tun signo y su contexto), diremos que la inte gracién es un factor de isotopia: cad integrador) au sotopia ats unidades del pivel interior y le impide | ‘septide oscilar 10 que no dejaria de producirse si no percibié- ramos dese de fos nivel Sin mbango eine tuna bella arquitectura que condujera por pasajes simétricos de una infinidad de elementos simples a algunas masas complejas; muy a menudo una misma unidad puede tener dos correlatos, uno en un nivel (funcién de una secuencia) y el otro en otro nivel (indicio que remite a un actante) ; el relato se presenta asi como una sucesién de elementos mediatos ¢ inmediatos, fuertemente imbricados; Ja ia_orienta_una_lectura_shori- zontals, eae eran SS aa al syettical> hay wna suerte de «cojear estructural», como un juego ince sante de potenciales cuyas caidas variadas dan al relato su stono» o su energia: cada unidad es percibida en su aflorar y fen su profundidad y esasicomaelselaio eavanzar: porel com curso Je estas dos Vias le etic se ramifica pialifera se Cescubre ~y se recobra—: lo nucvy no deja de set Hay, ee ee de todo locutor frente a su lengua). pera esta libertad esti ite lonitada: entre] tuctis codiga dea lengua al e vacior i tratamos de abarcar Ia totalidad de un relato Gscritol fs que parte de lo més cotlificado (el nivel fo- pemitico 0 incluso meriandtico) se distiende progresivamente hasta la punto extremo de la ria luego vuelve a ponerse tenso, partiendo de pequefios grupos dle frases (microsecuencias), todavia muy libres, hasta las gram: des aeciones que forman un e6digo fuerte y restringido: Ja erea- tividad del relato, (al menos en sti apariencia mitica de vidas} Seal gel entre dos cdigon, gh she La lias els a ie oh Spor esto que se puede d Tete "paraddjicamente que el are (en el sentido romantico del término) es asunto de @hunciados de detalle, en tanto que Ta imaginacidn es dominio del cédigo: «En suma, decia Poe, veremos que el hombre inge- nioso estd siempre Heno de imaginacién y que el hombre ver- Uaderamente imaginative munca es mds que un analista. ..».” Hay, pues, que oponerse a las pretensiones de «rcalisinos del rclato. AI recibir un llamado telefnico en a oficina en que esti dle guardia, Bond «piensas, nos dice ef autor: «Las com 73. EL crimen de la calle Morgue, 2 nicaciones con Hong-Kong son siempre tin malas y tan dificiles de obtener», Ahora bien, ni el «pensamientor de Bond ni la mala calidad de las comunicaciones telefonicas son la verdadera informacién; esta contingencia da quizk sensacién de «reali- dads, pero la verdadera informacion, la que dard frutos mas tarde, es la localizacién lel llamado teletinico, a saber, Hong- Kong. Asi, cn todo relato, la imitacidn es contingente;™ Ja fue iin a pela le sevice, sing cl montar un ‘que nos sea aun muy enigmatico, pero que no podria ser de orien mimeético; la erealiduda de wna ne sila de Tas acciones que 1a compo, ng cn elias s¢_expone, 36 s-coumuple; podriamos decir de oira manera que el origen de luna secuencia no ¢s la observacin de la realidad, sino Ia nece- sidad de variar y superar la primera forma que se haya ofrecido al hombre, a saber, la repeticién: una secuencia ¢s esencialmen- te un todo en cuyo seno nada se repite: la légica tiene aqu tun valor liberador —y, con ella, todo el relato-; puede darse ‘que los hombres reinyecten sin cesar en el relato todo lo que han conocido, lo que han vivilo; pero al menos to hacen en una forma que ha triuntado de la repeticién y ha instituido el modelo de un devenir. El relato no hace ver, no imita; | pasion que puede inflamarnos al leer una novela no es 1% de una avisién» (de hecho, nada vemos), es ta del setnido, es decir, de un orden superior de la relacién, el cual también [posee sus emociones, sus esperanzas, sus amenacas, sus triun- fos: «le que su 5 aa logue sucsilea cp el relat nao deadeudouniosle referengal Geral) Jincalmenic nada.” lo gue pasar, saily def origen del relato que cel origen del lenguaje, podemos admitir que el rg ba sled mondJoge, ereacién, parecer, posterior a la del didlogo; en toilo caso y sin querer Torrar la hipétesis filogenética, puede ser significative que sea cen el mismo momento (hucia tos tres afios) cuando el 1 ventas a la ver Ja frase, el relato y el Edipo. Hucuela Prictica de Altos Estudios, Vari G. Genette tiene rardn al yedusir La mimesis a los fragmento Aldtogo weeridos ef infra); incluso ef dilogo encierva siempre una fun inteligible, y no mimévica 7}, Mallarmé (Crayonné aw thédtre, Pléyade, p. 296); «.. Una obra dia: titica muestra la sucesion de lov pesfiles eateriores del aeto sin que en gin mowiito garde realidad y sin que suceda, al fin de cuentas, nada.» B Elementos para una teoria 5 de la interpretacién del relato mitico A, J. Greimas En homenaje a Cuavot LiveSmeavss I. La eoria semAnrica Y La MITOLOGIA Ls progress reslizados recientemente en tas intestigaciones Intigeas, rac sobre to hn trabajos de Claude Lan Straus consianyen un aporte de materaie y de elementos de Felienin considerable pars Ta eau seuntica que se plant como sabemos; ef problema general de Tq legibilidad de los tex iS'y trata de esrDlecer er unio de'los_provedinienton Tesi descripain - Ahora Biel, pareciera que la metodologia de ta interpretacion defo. ston ae ita, aeausa eat compli Tuer de x Tier ue en Ta hora actual sigan la setnintca as(euras inds en boga en los Estates Unites, en especial la de. Kaw ye A Fodor. ) Lejos de Kimitarse «a interpret de Jos enunciados, ta Weonia senna que pretendiera explicar Ja Jeuusa Je lus tuales sin Tas Tate S-GTADTCCIMGe dle Ja taal soni SHEL sujeto parlante (et lector), finalmente, no puede ser con Siderado como la invariante de 1a comunicacién mitica, pues esta trasciende a categoria de consciente vs. inconsciente, EL ‘objeto de la descripeién se sittia al nivel de la transmisién, del Uexludanariantc, y no al nivel de la recepeién, del lectorva- viable. Nos vemos, en consecuencia, obligados 2 partir, no de una teoria semintica constituida, sino de un conjunto de hechos descriptos y de conceptos elaborados por el mitdlogo a fi dle ver: 1) eng sidla unos y otros pueden ser formulados ets «ét- w Ininos de una semiintica generat suceptible de dar cuenta otras cosas, de Ia interpretacion mitolégica; 2) qué exigencias plantean las conceptualizaciones de los mité- Jogos a una tal teoria seméntica. Hemos elegido, para hacer esto, el mito de referencia bororé que sirve a Lévi-Strauss, en Le Cru et le Cuit, de punto de par- tida a Ia descripcién del universo mitolégico, captado en una de sus dimensiones, Ia de la cultura alimentaria. Pero, mientras que Lévi-Strauss se habia propuesto ubicar este mito-ocurren Gia en un universo mitolégico progresivamente puesto en des cubierto, nuestro fin sera partir del mito de relerencia consi- derado como unidad ndrrativa, tratando de explicitar los pro- cedimientos de descripcién que hay que poner en funciona miento para llegar, por etapas sucesivas, a la legibilidad méxi- ma de este mito particular. ‘Tratindose, en consecuencia, de una interpretacién metodolégica mas bien que mitoldgica, nuestro trabajo consistird esencialmemte en la reordenacién y aprove chamiento de descubrimientos que no nos pertenecen. tre TI. Las COMPONENTES ESTRUCTURALES DEL MITO IL. 1. Los tres componentes. Toda descripcién del mito debe tener en cuenta, segin Lévi Strauss, tres elementos fundamentales que son: 1)’ el armazén; 2) el cddigo; 3) el mensaje. Se trata, pues, para nosotros, de preguntarnos 1) cémo inter pretar, en los marcos dle una teoria semantica, estos tres compo: nentes del mito 2) y qué lugar atribuir a cada uno de ellos en la interpretacién de un relato mitico. I, 2. El armazin. Pareciera que por armazén, que es un elemento invariance hay que entender el status estructural del mito en tanto nar ién, Este status parece ser doble: 1) se puede decir que el con- junto de propiedades estructurales comunes a todos los mitos- relatos constituye un modelo narrativo; 2) pero que este modelo debe dar cuenta a la vez; a) del mito considerado como unidad narrativa trans-enunciado y b) de la estructura del contenido que se manifiesta por medio de esta narracibn 1, La unidad discursiva que es el relato debe ser considerada como un algoritmo, es decir, como una sucesion de enunciados 46, cuyas Lunciones-predicados simulan lingiisticanente un con junto de comportamientos que tienen una fiialidad. En umto sucesion, el relato posee una dimensién temporal: los compor mientos que expone mantienen entre si relaciones de ante rioridad y de posterioridad. EL relato, para tener un sentido, debe ser un todo significative Y por esto se presenta como una estructura semantica simple. Resulta de ello que los desarrollos secundarios de la narracién, al no encontrar su lugar en la estructura simple constituyen tun nivel estructural subordinado: la narracién, considerada como un todo tendr pues como contrapartida una estructura jerarquica del contenido. 2 Una subclase de relatos (mitos, cuentos, piecas de teatro, etc) posee una caracteristica comin que puede ser considerada como la propiedad estructural de esta subelase de relatos dra- matizados: la dimensidn temporal en la que se hallan situados, esta dicotomizada en un antes vs. un despues A este antes vs. despuds discursive coresponde lo que se Hama una inversion de la situaciéns que, a nivel de la estructura implicita, no es mas que una inversidn de los signos det conte nido, Existe, pues, una correlacién entre tos dos planos contenido invertido slespués contenido afirmado 3. Restringiendo, una vee mids, el inventario de relatos, desc Drimos que un gran nimero de ellos (el cuento popular ruso, pero también nuestro mito de referencia) poseen otra propie- dad que consiste en implicar una sec cial y uma secuen: cia final situadas en planos de «realidad» mitica diferentes del cuerpo del relato mismo. A esta particularidad de la narracion corresponde una nueva articulacién del contenido: a los dos contenidos tépicos de Jos cuales uno ¢s atirmado y el otro invertido— se adjuntan otros dos contenidos correlacionados que estin, en principio, entre si en la misina relacién de transformacién que los conte nidlos t6picos. Esta primera definicién de la amazin que no esti en contra diecién con la Iérmula general del mito propuesta hace poco por LéviStrauss, aun cuando no es enteramente satisfactoria todavia permite, en el estado actual de nuestros conocimientos, establecer la clasificacién del conjunto de relatos consilerado como género— constituye sin embargo un elemento de previsi: Dilidad no desienable: se puede decir que el primer paso met dico, en el proceso de 1a descripcidn del mito, es 1a descompo- v7 sicidn del relato mitico en secuencias, descomposicién a la que debe corresponder, a titulo de hipétesis, una articulacién previ- sible de los contenidos. IL. 3. Bl mensaje. Semejante concepcién del armazén permite prever que el men- saje, es decir, la significacién particular del mito-ocurrencia también se sittia en dos isotopias a la vex y da lugar a dos lecturas diferentes, una a nivel discursivo y la otra a nivel estructural, Quiz no sea imitil precisar que por isotopia en- tendemos un conjunto redundante de categorias semsnticas que hace posible 1a lectura uniforme del relato, tal como resulta de las lecturas parciales de los emunciados después de la reso- lucién de sus ambigiiedades, siendo guiada esta resolucién misma por Ja investigacién de la lectura tinica, 1. La isotopia narrativa esti determinada por una cierta pers pectiva antropocéntrica que hace que el relato sea concebido como una sucesién de acontecimientos cuyos actores son seres ados actuantes 0 actuados. A este nivel, una primera categgrizacién: individual vs. colectivo permite distinguir un heroe asocial que desligindose de la comunidad, aparece como un agente gracias al cual se produce la inversién de la situacién; que se presenta, dicho de otro modo, como mediator persona- licado entre la situacionantes y Ia situacién-despuds, ‘Vemos que esta primera isotopia Heva, desde el punto de vista lingitistico, al andlisis de los signos: los actores y los aconteci- mientos narrativos lexemas (= morfemas, en sentido america- no), analizables en sememas (= acepciones 0 esentidos» de las palabras) que estin organizados mediante relaciones sintécti- as, en enunciados univocos. 2. La segunda isotopia se sitia, por el contrario, a nivel de la estructura del contenido postulada sobre el plano discursivo. ‘A las secuencias narrativas corresponden contenidos cuyas rela Ciones reciprocas son tedricamente conocidas. EF} problema que se plantea a la descripcidn es el de Ia equivalencia a estable: entre los lexemas y los enunciados constitutivos de las secuencias narrativas y las articulaciones estructurales de los contenidos que les corresponden y es a la resolucidn de este problema que nos abocaremos, Bastart decir por el momento que una tal transposicién supone un andlisis en semas (= rasgos pertinentes de {a significacién) que es lo Gnico que puede permitir la puesta entre paréntesis dle las propiedades antropomérticas de los lexemas-actores y de Jos lexemas-acontecimientos. En cuanto a los desempefios del héroe, que ocupan el lugar central en la 8 economia de la narracién, no pueden sino corresponder a las operaciones Lingitisticas de transformacién, que explican las inversiones de los contenidos. . Una tal concepcién del mensaje que seria legible sobre dos isotopias dlistintas, la primera de las cuales no seria sino la manifestacién discursiva de la segunda, no es quiz més que una formulacin teérica. Puele no corresponder sino a una subdase de relatos (los cuentos populares, por ejemplo), en tanto que otras subclases (los mitos) estaria caracterizada por la uabazén, dentro de una Gnica narracién, de las secuencias situadas ya sobre una, ya sobre otra de las isotopias. Esto nos parece secundario en la medida en que; a) la distincién que acabamos dle establecer enriquece nuestro conocimiento del modelo narrative ¢ incluso puede servir de criterio a la clasi- ficacién de los relatos, b) y también en la medida en que separa netamente dos procedimientos de descripcién distintos y complementarios que contribuyen asi a la elaboracién tie tas técnicas de interpretac I. 4. El cédigo. La reflexidn mitolégica de Lévi-Strauss, desde su primer estutio sobre «La estructura del Mito» hasta las Mitoldgicas de hoy, esté marcada por el desplazamiento del interés que primero recayé sobre Ia definicién de la estructura del mitorelato ahora comprende la problematica de la descripcién del univers ldgico, concentrado primero sobre las propiedades formales de Ja estructura acrénica y que actualmente enfoca la posibi- lidad de una descripcién comparativa que seria a la ver gener histérica. Esta introduccidn del comparatismo contiene aportes metodoldgicos importantes que nos corresponde explicitar. IL. 4. 1. La definicién de las unidades narrativas La utiligacién, por via de comparacién, de los datos que puede proporcionar ‘el universo mitologico no es, a primera vista, sino una explotacidn de las inlormaciones del contexto enfocada desde un cierto angulo. Desile esta perspectiva, puede tomar dlos formas diferentes: 1) se puede cratar de elucidar ta lectara de un mitoocurrencia comparindolo con otros mitos 0, le manera general, los cortes sintagmaticos del relato con otros cones sintagmniticos; 2) se puede correlacionar un determinalo elemento narrativo con otros elementos comparables El correlacionar clos elementos narrativos m0 idénticos perte- 9.

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