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fe os ioe rd his Ans af ied Opn 2B ben cn ed Bl 208 3 expe ra Dap sz Fr 27 Ce an) SUMARIO, PRIMERA PARTE InrRoDUCCION 1. Contsibuyentes virtuales 1, Enere la economia mundial y la individvaliacién, c_ Estado nacional pierde su soberanfa: qué hacet? TIL, Elchoque de a globalizacién: un debate que llega con retraso SEGUNDA PARTE {QUE SIGNIEICA 1A GLOBALIZACION? [DIMENSIONES, CONTROVERSIASY DEFINICIONES IV. La apertura del horizonte mundial: hacia una sociologla de a globalizacién 1. Lasociologla como potencia de orden intelectual: Ja teora del contenedor dela sociedad 2, Espacio sociales transnacionales «a Africa noes un contnente sino un concept» bi Mexicanos noricamericanos noreamerianes n 15 2» 41 39 6, 66 o c En Nueva York propiamente, por ejemplo, los emigran- ces laborales que acuden, nada mis llegar, asus parientes y conocidos cuentan con una red diversficada de grupos de apoyo informales, servicios especializados y organizaciones de solidaridad (oficinas de asesoramiento juridico, comicés ddeayuda a determinadas etnias o regiones, et). Manzanas tenceras (por ejemplo, la parte septentrional de Amsterdam Street o los neighbourhoods de Queens) testimonian de esta infraestractura por el momento bastante estable, con la que pueden contar los emigrantes transnacionales y que al mis- mo tiempo, se reproduce a través de estos mismos. Existen actividades retribuidas y grupos de ayuda (de mexicanos y americanos de EE.UU,) que viven exclusivamente dela mi- gracién permanente yde los transmigrantesypara los cuales ts de interés vital seguir desarrollando y perfiland expacios tociales transnacionale Aqui se incluyen también las citas deportivasa las que acuden también todos los fines de sema- nna muchos de los emigrantes laborales —aun sin permiso de residencia ni de trabajo, es decir, sindocumentados-— {que viven en Nueva York. Para la emporada de firbol de 1996 dela liga «mexicanas se inscrbieron nada menos que sesenta y cinco equipos.. En EEUU. (con mayor fuerza actualmente en Califor- nia que, por ejemplo, en Nueva York) prosperan también otras ageupaciones y organizaciones de indole politica (por ejemplo, el Frente Indigena Oaxaquetio Binacional o lare- vista La Mixteca Afi 2000), que se preacupan de losintere- ses econéimicos y de los derechos humanos de los emigran- tes laborales, La capacidad de presién politica de estos grupos en EE.UU. y sobre todo en el vecino México, supe- ra. menudo las posibilidades de influjo de los respectivos politicos locales. El presidente dela liga de fatbol mexicana n cde Nueva York lo formulé ile esta manera: «Como simples mexicanos y también como simples emigrantes laborales no contamos précticamente nada, pero ahora por primera ‘vez somos cortejados por los altos politicos mexicanose.® ‘Con toda seguridad, existen también parecidos espacios sociales transnacionales entre los alemanes turcos y los tur- os alemanes; aunquc, que yo sepa, tal problemstica no se ha estudiado bien todavia. 3. LOGICAS, DIMENSIONES ¥ CONSECUENCIAS DE LA _GLORALIZACION, Como se ha apuntado més arriba, en la bibliografia de la globalizacin existe una controversia de base.? Ala pre- unta de qué es lo que hace avanzar la plobalizacion se ofre- en dos eapuesas enfrentadas tambin diferencias en si mismas). Un erupo de autores subaya la existencia de ina elégica» dominance, mientras que otro grupo avanza, ‘es logicas de la plabalizarién. Digamos de paso que est importante controversia tedrica hace esrallar el horizanre, -seminticn de tn palabra selobalizaciéns, pues a menudo coftec significaciones contaria ‘Constatamos aqui que se repite la vieja controversiahis- t6rica Marx-Weber ala hora de decidirnos entre el predomi- nio econémico yun pluralsmo teérico de valoragioneseco- 6. tide pgs 16 sis. 7. Para lo que viene a continuacbn, véanse A. McGrew, 1A Glo- bal Socienys, em Se Hall oat (comp), Modemiy and is Futures Cambridge, 1992, pg. 61-116, B loi bmi social-culeuralesen el campo temético dela sociolo- gia de la globalizacién. Los intentos por poner en el centro ‘esta sinicalégica resaltan una dimensidn esencial dela globa- lizacién, El colocar, unas junto a ozs, Idgicasindividuales de la globalizacién que (aparentemente) se excluyen condu- ‘cea —se desliza hacia— una visién en la que compiten entre ‘idistintas légicas parciales de la globalizaci6n. yoner las distineas valoraciones que privilegian wa dimensién o wns ldgica especiales de a glo- balizacién, Aqui es preciso citar los siguiente nombres: Wa- llerstein, Rosenau, Gilpin, Held, Robertson, Appadurai, asi como ese punto de referencia comtin que es Giddens. ‘Wallerstein —uno de los primeros que en los afios sctenta se propuso confrontar las ciencias sociales con la cuestion dela globalizacion—h: mundial; para él el capitalismo es el m¢ ina -cién. Por su parte, Rosenau, Gilpin y Held se han ocupado mis bien de la politica internacional; cuestionan la ortodo- xia nacional-estaal al, por un lado, deseacar la imporeanc de la globalizacién_tecnolégica (la sociedad del conoci- miento y de la informacién) y, por el otro, subrayar Factores _y puntos de vista politico-militares (cl poder y la politica). ‘No cabe duda de que, como ya se ha dicho antes, la crisis ccol6gica y su zeconocimiento mundial eras la Conferencia de Rio de Jancizo de 1992 han sacudido «definitivamenter cl pensamiento y quehacer generals del Eseado nacional La sociedad mundial en cuanto sociedad con un destino ecoldgico percbido ha alcanzado la conciencia de sf misma averse sacusadar de sociedad del riage mundial. Por su parte, Robertson, Appadurai, Albrow, Feathers- tone, Lash, Urry y muchos otros se mueven dentro de Ta tradicion de la teoria cultural. Contradicen de manera dec 71 dlida el extendido concepto dela macdonaidizacién del mun- ‘do, La globalizaciin culsural no significa que el mundo se haga mas homogénco culturalmente, La globalizacién sig- fica % x de muchas contradicciones, tanto por lo que respecta asus quai cas k Gee a ae Conviene alarar bien dos de la conseeuencias mis proble- ey re eae smu Ue rgueze ye poles bene (Bauman) of ope salsa sin trabajo. ‘Cada tno de estos autores sitda ef oxigen las conse- cuencias de fa dinimica de la globalizacién fundamental- mente en sn sla sector del quehacer institucional a escala mundial: la economia, la tecnologia, la politica internacio- nal, la ecologfa, las culturas (0, si se quiz, ls industras culturales mundiales) o las nuevas desigaaldades sociales Del conjunto de todas estas perspectvas se desprende la imagen de una sociologia plutal de la globalizacin: a Elvitema mundial eapitaita: Wallestin Laconcepcién de los espacios sotiales ransnacionales es una teorfa de medio aleance, Segiin éstash visién nacional- cstaral de la sociedad se resquebraja por completo en euan- fo que la teoria del contenedor de la socizdad, de mundos Sata Vora de vid, ws deck temrciomente Laas eee La metifora del espacio se emplea aqui de manera con- ‘radictoria: la caracteritica mis visible de estos xespaciosy es ms tol que eliminan las dstancias. «Transnacional significa el sur- gimiento de formas de vida y accién cuya lca interna se cexplica a partir de la eapacidad inventiva con la que los hombres crean y mantienen mundos de vida social y rela- Somers eerooeble san pear ius Boe plea [a investigacion socioldgica la siguiente pregunta: scdmo son posibles los mundos de vi males que cin R froncergs2;Cémo se pueden creary mante- neren el quchacer eotidiano de los individuos, a menudo en coneradiceién con la burocracia nacional-estatal? Se trata aqui de formas precoces sin Estado —y al vez amin sin instituciones— de sociedades mundiales transnacionales? {Qué oriensaciones, recursos cinstiuciones las favorecen, 0 Jas pesiudican? ,Qué consecuencias politicas (desintesra- ‘ign o movilizacign wansnacional) van unidasa ella? Es evidente que en estos paisajes sociales transnaciona~ les (a menudo ilegaes) se infiltra y ocurre algo que repugna al control estatal-nacional y a su exigencia de orden. Aqui oman forma espacios de vida y accin «impurors. Para su _anilisis, la mirada sociolégica debe renunciaralcrterio dis- runtivo wde esto 0 eso y abrise alas formas de vida espe- “Fics dfrncabls dela aién ono silo sino a ‘Wallerstein sustituye de plano la imagen de sociedades .dividusles mutuamente aisladas por la xconcrafiguray de ao seta mundal ete qu hes “ios oda “Teo gobiemos empresas caltans cases, flac inde vyiduos— deben «translocalizarse» manteniéndose en_una sola divisi6n del wabajo, Esteinico sistema mundial, que privilegia los marcos referencias para ls desigualdades so- cialee a eecala mundial, g lleva acabo, cegiin Wallerstein,» sravés del capisalismo,|En su opinign, el capitalismo es, dada ‘su propia logica interna, necesariamente global 76 Surgida en la Europa del silo xv, la dinémica capitalis- ta abarca y transforma radicalmente cada vez nuevos «con- tinentes», espacios, rincones de la vida social tradicionales. ‘on todo el globo opera en el seno de este marco y sistema dl regls de una division del trabajo obligateria pain excep: _cidy que lamamos economfa mundial capitalista.»® Segin Wallerstein, 1a economia mundial capitaljsta ‘comporta tics clemtentos bisicos: { En primer lugar, consta—dicho figuradamente—deun solo marco, el cual esté regido por el principio de a maximi- zacién de los beneficios. El segundo elemento bisico es la existencia de una serie dl esructuasestatales dotadas de una fusra diferente ha- cia dentro y hacia fuera, Dichas estructursexatalssirven fundamentalmente para_simpedir» el funcionamiento_«li- rev del mercado asda coed lista con el fin de myjonarlas perspec- tivasde benefcis de un detceminad grupo. El tercer elemento esencial de la economfa mundial ca- pitalista consist, segin Wallerstein en que la apropiacion del_plus de trabajo se da en unas condiciones de explota- «in, que no comprende dos clases, sino res fasesepacias. iperiferia y paves y regions, (Lacues- tid de saber cudles son los paises ytegiones del mundo que ppertenecen al sistema capialista, y qué ctiteios se han se- guido para dicha pertenencia, ha originedo controversias hhst6rico-empiricas de dificil resolucién.) ‘Mientras tanto, tra el colapso del Bloque oriental l capi ‘alismo europeo buscaba—yencontraha—un espacio econé- 1. Walletsten, eKlasenanalyse und Weltstemanayae, en R. Kaeckel (comp), Sonate Unglicheiten, Secale Welt, Sonderband 2 Goring, 1983, pig, 303, 7 &01 ‘mico universal a saber, el del mercado global, la humanidad cstallaba en miltiples Estados eidentidadles nacionales, cada cual con una idea propia acerca de su soberania y origen, Al ‘mismo tiempo, se han mulkiplicado y agudizado los conflictos| (Gre scien aed porque eno slo produce nro Iriquezas, sino también una inmensa pobreza. Las muestras de fa desigualdad global siguen una tridivsin del espacio social ‘en centro, semiperiferia y periferia, una divisién del mundo «que integra cl sistema mundial de manera confictiva. Las crisis que surgen periédicamente conclucen, segiin ‘Wallerstein, a. reestnicuraciones que agudizan la division del poder yladesignaldad_Al mismo tiempo, se eleva el {n- dice de eontradicciones en el sistema mundial. Wallerstein sostiene que la universalizacin y concentracién de la lgica _ capitalista provoca contradicciones a escala mundial. Aesto hhay que afiadir, segin dl, las reacciones antioccidentales, an timodemnas y fundamentalists, asi como el movimiento ecolgio ols ditinas corrienesneonacionalitas. Lal ca'interna del sistem mundial capitalista produce tambien estas dos cosas opuestas: in ‘mundial. La pregunta del pocta Erich Kastner «¢Dénde esti Jo positivo?» no encuentra en Wallerstein ninguna respues- ta. Fl eree que, al final, nos espera—nos amenaza— el co- lapso del sistema mundial. Este razonamiento (que aqut sélo poclemos reproducie cde manera muy simplificada) se caracteriza por dos rasgos principales: es de indole monocausal y econémica (econo micista’). La globalizacién se determina simple y exclusiva- ‘mente en cuanto insttucionalizacion del mercado mundial. ‘A esta teorfa se le pueden hacer, al menos, tes observa- Alcontrario, lo local debe entenderst come un aspecto de lo global. La globalizacién significa también acereamiento y ‘mutuo encuentro de las cultura locales, las cuales se deben definis de nuevo en el marco de este clas of localities. Asi- rismo, Robertson propone sustitur el eorcepra base de la de la enueva difi- 2A, Beck Gernsheim, «Schwarze Juden und priehiche Deus chess <1 U- Beck (comp), Pepesien ser Weigel opt 25, R Robertson, «Globalzatione, M, eathersone er ai (comp), Glob Moers Landes 199. 105 du globalizacién cultural por el de eglocaliacidn», neologismo formado con la palabras globalizacién y localizacién. Estasintesis verbal —glocalizaciém-—expresaal mismo tiempo una exigencia, laexigencia por excelencia dela teoria couleural: que parece absurdala idea de que se puede entender ‘el mundo actual, sus colapsosy susarranques, sinaprehender al mismo tiempo los sucesos contenidos bajo las palabras quia «politica de la culeura, acervo culeural, diferencia cultu- tal, homogencidad cultura, etnicidad, raza y génerov.26 ‘No es exagerado afirmar que la linea divisoria que separa Ja nueva y culturalmence aceptada «sociologia de la globali- aciéne de, porejemplo, planteamientos més vejos dela teo- rfa del sistema mundial, discurre precisamente por aqut. El axioma, bien perfilado, que separa el trigo dela paja,reeaas sino sélo como un proceso contingentey dialécico(y en modo iguno reducible de manera economnicista a su I6gica del ca- pital aparentemente univoco) segiin el modelo de la wgloca- lizacién», en cuya misma unided se aprecian y descifran ele- ‘mentos contradictorios. En este sen Es importante imprimir un sesgo metédico-pragmstico 4 este axioma. La globalizacién —aparentemente lo muy grande, lo exterior, lo que sobreviene al final y sofoca toclo To demés—, es asible en lo pequefio y lo concreto, inst en la propia vida y en los simbolos culturales, todo lo cual eva el sello de lo «glocal. odemos también formular esto mismo de la siguiente 'manera:s6lo como investigacin culeural glocal (investiga- cin de la industria la desigualdad, la eécnica y la politica) 26. Ii. pg 145, 106 resulta empiricamente posible y necesaia k. sociologfa de la slobalizacién ‘Sin embargo, :que significa la palabra —que de repente ‘vuelve a aparecer en primer plano— sdialéctica, dela que cl pensamiento disfano se despidié hace tiempo, en el con- texto de la teoria cultural? ;Qué se quiere decir con el tér- rmino «paradojas» de la globalizacién cultural cuando ésca seentiendee investiga como flujo??? Universalismo y particularismo Segiin esto, las generalizaciones a nivel mundial, asi ‘como la unificacién de instituciones, simbolos y modos de ‘conducta (por ejemplo, McDonald's, los vaqueros, la de- ‘mocracia, a tecnologfa de la informacién, la banca, los de- rechos humanos, etc.) y el nuevo énfasis, descubrimiento ¢ incluso defensa de las culeuras eidentidades culeurales(isla- cién, renacionalizacién, pop alemin y rai noreaftica- no, carnaval afticano en Londres o la salchicha blanca de Hawaii), no constituyen ninguna contradiccién. Antes bien, se puede decir —recurtiendo al ejemplo de los clere- ‘chos humanos— que estas culeuras (como sucede, por cier- to, con todas las demas) se representan, en primer lugar, a la vista y se representan como tales dentro de su contexto ya ‘nemo ‘de manera completamente diferente. 27. Compirese lo que sigue con McGrew, «4 Global Society, ope 107 ail Ligaduras yfragmentaciones La globalizaci6n produce (Forzosamente) ataduras. Esto conviene resaltarlo en el contexto de un debate en el que la globalizacién se confunde —y, por tanto, se devalia— con ha fragmentacién, como si fueran sinénimos. Surgen rmunidades» (esta palabra exige, por cierto, una redefi ién) transnacionales y transcontinentales que separan lo {que hasta ahora pasaba, y sigue pasando, a menudo como unidad indisoluble: la vida y el trabaio en_comiin, en un ‘mismo marco sgn col fundan al mismo spe trabajar juncos en lugares geogeificamence separados se dan Jo mismo en empresas tansnacionales (cuyas administra- cones se han trasladado a Singapur pero cuyos productos se reparten por toda Europa) como en scomunidades» _sransnacionales (los americanos mexicanos y los mexicanos americanos), «familia, subculeuras étnicass (el Africa imaginara), etc ero, por la misma regla de tres, se puede afirmar tam- in que la globalizacién fragmentarza: no slo socava la berania del Estado en materia de informacién_y_fiscali- dad —y, por ende, su autoridad propiamente dicha~ ‘sino que también puede dar al raste con la existencia mi ‘ma de comunidades locales. En un caso limite en con ciones de cultura glocal, es perfectamente posible que pier- ddan fuerza las vecindades directas, al tiempo que florecen las evecindadesr transculturales (decimos posible, pero no necesario), 108 Centralizacién y descentralizacién Muchos ven en la globalizacién, de manera u unilateral, un proceso de concentracién y centralizacién en cl dmbito del capital, el poder, la informacién, el saber, la i- «queza, la toma de decisiones, tc, aduciendo motives para cada caso. Pero no ven que esta misma dixdmica también produce descentalizacién; , dicho de manera mis conere- ‘a, que las comunidades ganan en influjo soore la formacién de sus espacios sociales, pero también sobre sus correspon- dientes contextos locales, o si se quiere nacionals, Los Estados nacionales pueden cerrarse de puertas aden- «10; pero pueden igualmente orientarse hacia fuera y trans- localizar y definir de nuevo su politica ¢ identidades en el marco de referencia global de los entrelazamicntos, didlogos y conflictos reciprocos. ¥ lo mismo vale para los dems ac- ‘ores en todos los niveles y estadios intermeios de lo socal, desde los sindicatos hasta los individuos, pasando por las iglesias, las asociaciones de consumidores, ec tanto, Conllicto y conciliacién No cuesta mucho trabajo representarse l mundo glocal como un mundo resquebrajado por los coniictos. La vision de una «guerra de las culturas sigue bastante arraigada atin cn las escuclas primarias nacionales-estataes (con toda la carga de horror que lees propia), pues la globalizacién signi- fica también que en el lugar dela comunidad local entra el conflict, yen el lugar del conflict (que siempre presupone tun elemento minimo de integracién) entra el adigficto», ctc. Pignsese en la escisién del mundo quese produce me- 109 boll diante la exclusién de los «sin poder adquisitivor, y tal vee también de la mayoria demografica del futuro; es decir, piénsese en la brasileizacién del mundo. Pero esta visin espectral del futuro, nada descaminada por cierto, debe no obstante responder ala pregunta de por qué resalta wnilateralmente estos —y s6lo estos— aspectos de los facuros posibles, pues, aunque estas siniestras visio- nes no se puedan substraer a la vista, nos quedamos con «odo sin ver que la glocalizacién también produce nuevas y [particulares «comunidades», que van de Mickey Mouse a la (Coca-Cola pasando por el simbolismo de los animales en- 'yenenados y moribundos (imagenes de gaviotas y cris de’ Ifoca impregnadas de petréleo) o el primer ejemplo de una ‘opinién publica mundial con el boicot —bastante ridiculo, ‘por cierto— a comprar gasolina Shel 'No hace mucho que Fukuyama anunciaba el wlinal de la historia», Howard Perlmutter lleva razén al contraatacar con el icio de a historia de una sinica civilzacion global. En és, slobalizacién se toma refexiay gana con ello una nueva calidad histrica que, como se sucle decir, justifia el concep- ‘ode wsociedad mundial». En efecto ta presupone experien- ciasde un destino consin, que se manifiesta en laimprobabils- ‘ma proximidad deo leano en un mundo sin fronteras. 28. Véase mis adelante «Eacenaio de docedencia «la carta, pgs 293 sigs 29, HV. Perlmutter, On the Racky Road tothe Fret Global Ci- viliations, en A. King (comp), Cure, Globalization and the Wor Sytem, Londres, 1991, pig, 902 no Excursus: dos maneras de diferenciar Yo propongo en este sentido (también para clarificacién del concepto de sdialécticas) establecer una distincién ge- neral entre dos maneras de diferenciar: la exclusiva y la in- clusva. Las diferenciaciones exclusiva sign la gia yuntiva del 0 esto 0 eso». Proyectan el mundo co coordinacién y subordinacién de mundos separados en los aque se excluyen las identidades y las pertenencias. Cada cosa que ocurre wentre medias» es un sin-ddenter, un con- traticmpo: irtta, escandaliza y provoca desalojos o activi- dades que restablecen el orden. Por su parte, las diferenciaciones inclsivas ofrecen una imagen completamente distinta de worden». Ocurtir, in-c- direnere las categorfas no es en este caso una excepcidn, sino Ia regla. Si esto parece escandaloso, slo lo es porque, me- diante la imagen abigarrada de las diferenciaciones inclusi- vas, se cuestiona la enaturalidad» de los modelos de orden exclusivos. Una ventaja de la diferenciacién inclusiva estriba sin dluda en el hecho de que éta posbilta caro concepto de «limiter més mévi, por no decir también mis coopera Los limites surgen aqui no medianté la exclusin, sino por las formas particularmente compactas de «doble inclu- siéns. Alguien participa en muchos cireulos distintos y a sravés de esto se limita. (Desde el punto de vista sociolégi- 0, ¢s obvio que ésta no es la nica manera de pensar y vi- vit los limites, pero posiblemente sea una de las que mayor importancia tengan en el fueuro.) En el marco de las dife- renciaciones inclusivas, los limites se piensan y solidifican como ejemplos méviles que posibilitan lealtades encabal- sadas m atl Segiin el paradigma de la diferencia exclusiva, la globali- zacién s6lo se puede pensar como caso limite que hace esta- liar todo. Aqui debe aparecer la globalizacién como punto cculminante de un desarrollo que supere todas las diferen- cias y ponga en su lugae lo indiferenciable. La consecuencia metodolégica es que tal vex se pueda captar ain este gran todo de un solo vistazo. Pero resulta claro que este vistazo sufird un estiramiento visual y tal ver explote precisamente poreso ‘A favor del paradigma de la diferencia inclusiva aboga ambién,inversamente, sobre todo un rxzonamiento prag- ‘matico desde el punto de visa de la imvestigacién; a sabet,sblo «ash resulta investgable la globalidad sociolégicamente. El nue- vo cruce entre ef mundo y yo que salta aqui ala vista ha fuaridado nuevamente ta sociologfa, pues, sin sociologta éste no puede entenderse teérica-empiricamente ni elaborarse politcamente. La suposicién de lo diference inclusivo ad- quiere, as, ef estatus de una hipétesis de srabajo empiric, Ia cual debe contrastarse con las aventuras de lainvestigacién en cusso sobre a sociedad mundial —tan mal conocida— ‘en que vivimos. Hay que tratar de aclarar, antes que nad, «qué es lo que entraiia légicamence el pensamiento disyunti- ‘yo «0 esto 0 eso: las formas de vida, de biografia, de con- ficto, de dominio, de desigualdad, las formas estaales dela sociedad mundial >° Pero también se pueden y deben in- 530, ;Tiene eva dsincién enue diferncaciones eituivas¢ in slusvas un sllo orden yearocéntsen, ola podemas hace valer {ambi nivel internacional Son muchos los fore que abogan en {Teen de yu re de un soto oslo sino sane ca te oferea mental ocidental para maccryacenuaresituaion de as rmetipolisocidenas o a punto de referenda ocidenal sobre un ‘undo ornado global. Bajo gimen diyuntva dls eto 0 cox nz vestigar ls diferenciaciones inclusivas cor la misma clari- dad. Modificando un poco lo que dice Benn, el pensamien- to oscuro y la incapacidad de distinguir noconstituyen una teorla de la modernizacion reflexiva £. Poder imaginar vidas posibles: Arjun Appadurai La concepcién de Robertson sobe las culeuras loca lesv la amplfa Arjaun Appadurai, quien sostiene y desartolla tebricamente la relat autonoma —con una autonomia y tuna légica completamente propias— de esta cultura-eco- nomia glocal. Asf, entre otras cosas, Appadurai habla de de personas» que dejan una impronta especial en el mundo inguieto y convulso en que vivimos: curisias, inmigrantes, ‘Tefugiados, exiliados, trabajadores extranjeros y otras perso- inasy grupos en constante movimiento. De todas ella, y de Su trasicgo Fisico-geogrifico, nacen impulsos csenciales para el cambio dela politica al interior de yentee las distin~ tas naciones: con otras palabras, son tna cara de esa moneda ‘Seat eligiow-cultural, este mundo représentaccnal puede —como ‘sctbe J. Fridman— aparccercuusante de hevids y2gresivoy, por can to, ser responsabilizado de ello, Cuando wn expaci clea se unica ‘sepin cl eaquema del eto 0 exo» —ya sea mediante un poder hege tnnico yaen la Forma de un pensamicnto una inrestgacin también hgeménicos—, entonces ls esagueti se compacan (de nuevo) con los italianos, y de una mukiplicilad de dalecos se forma una slenguaa smaterna nacional; e deci, que a eierenciay mulipliidad clturales {fe pasan para rdillade la ceronca gradual entrverdadero y flso.0 ‘entre normaly anémalo (vege al respect J Fridman, «Cultural Logics fn the Global Systems, TBeory, Gale, and Soci. n° 5, decd ‘monogrificimente al rema del posmodernismo, 1938, pig. 458). 13 Vel que cs la cultura global, Junto a los paisajes étnicos, Appa- durai distingue y describe otros cuatro: ~ Paisaies téenicos (tehmoscapes): fos movimientos trans- fronterizas de las tecnologias, as desarroladas y ls an- ticuadas, las mecdnicas ls de la informacién. Paisajes financieros (financescapes): con los mercados de divisas y de valores nacionales y con los negocios + especulativos eseé teniendo lugar un movimiento de cenormes sumas de dinero a una velocidad increible enlla ruleta nacional. = Paisajes medidticos (mediascapes): el reparto de las posibilidades de produccién de imagenes electréni- cas, y su irradiacién. ~ Paisaies de ideas (ideoscapes): la concatenacién de imagenes, a menudo en estrecha relacién con ideolo- ‘fase ideas oficiales o criticas, que echan sus rafces en Ia Mlustracién.#* Como muestra Appadurai, estas corrientes de imagenes es custionan también la diferenciacién tradicional | Gare eno y perfta Son material de comwccdn de crundes fmapinariess que penonas y grupos de endo el “*Observando un mapa politico, las fonteras entre los paises parecen muy claras, como si siempre hubieran estado ahi... (Pero) de todas las fuerzas que colaboran para su su- S31. A. Appadursi, «Globale Landschaften, en U. Beck (comp. Penpeltiven der Wetgellchafi. Compatese con 8. Lash y J. Urray, Globee Kulurindusrien, Francfore del Meno, 1998, cp. X. 4 presién, son probablemente las cortientes de informacién las més eenaces —aqui incluimos las informaciones que fueron anteriormente monopolizadas por los gobiernos— ‘Su monopolio del saber respecto de las ensas que ocurren cen el mundo las lew a la situacin de tata alos hombres de rontos, engafiarlos con una fala riquesa y tenerlos per fectamente controlados.. En x actualidad., las personas se encuentran por daquier en la situacién de conseguir por sf solas desde cualquier rincén del mundo las informacio- nes que mis les interesan.» cales que se estin abs cstin vinculadas a ningsin lugar ni a ningun tiempo. Care- ccen de contexto, y son stna verdadera mezcolanza de com- “Pouenes dpa, recogidos de todas pane y de ninguna, _salidos del earromato moderno (posmoderno) def sistema, cde comunicacién global>.>® Qué significa esto? Que laimaginaci6n adquiere un po- der nico en la vida cotidiana de los hombres, conesta Ap- padurai.®® Numerosas personas en numerosas partes del mundo suefian con y ponderan la mayor amplitud de vida «posible», como si ya hubieran vivido esto alguna vez en su vida, Una fuente primordial de este cambio son los medios de comunicacién de masas, que asegturan una oferta fecuunda y duradera para esta «vida posibles. De este modo seestable- ce una proximidad imaginaria con figuras simbolicas de los Telos de COMMIT, Tas FAAS COM LTE HIS ven y valoran sus vidas, esperanzas, derrta:ysituacionesdi- cle manera ininterrumpida versa, estin hechas desde el prisma de la vida posible que la 32 hid 33. Véase A. Appadura, sGlobale Lanschaftens op. it us ter Inclusive las situaciones de vida infrahumana, sostiene Appaduurai, que mantienen a los hombres esclavos de unas circunstancias brutales y escandalosas —el trabajo infantil, personas marginadas que viven en y de los desechos de las rmetr6polis—, estin abiertas al siniestro juego de las imagi- naciones fabricadas culturlfindustrialmente hablando. La dlepauperacién ierumpe y hasta se duplica tal ver en las bri- antes formas de mercancia de la vida posible que seducen por daquier con la omnipresencia de la publicidad estitica Este nuevo poder de las industrias de la imaginacién significa que formas de vida locales se remueven y rellenan con sprototipos» que proceden social y espacialmence de lugares completamente distintos. La vida propia y las vidas posibles se ven abocadas, de este modo, a una irdnica con- tradiccién, pues, como se ha dicho, inclusive la miseria sur- se y se perpetia bajo el poder del mereado de vidas i natias, y permanece adherida a —y contenida en— la El primer mundo esti contenido en el tercero y cuarto ‘mundos, asf como el tercero y cuarto mundos estin conte- nidos en el primer mundo. El centro y la periferia no se descomponen en continentes separadas, sino que se en- Guentran y contradicen confictivamente en citcunstancias ‘entremezcladas de varios Srdenes tanto aqui omo all, Esta nueva incapacidad de excluira los pobres se muestra cuan- do los sin techo de Rio de Janeiro tman «posesinn, a la caida de la noche, de las calles de mayor postin. Pero Baumai deja también sin aclrar la cuestién de por que y oémo la globalizacién da al taste con los diltimos lazos que quedaban entre los més pobres y los ricos. Por «eso dicha pregunea se puede reformular aqui de la siguiente 35. Véase mis adelante nuestro punto de vst zeca de a soci dad civil tansnacional, ls posibilidades y necsdaces de una cxtica ‘wanseultural, et. pgs 133 y sig 123 atl manera: ;se ha quedado sin trabajo la sociedad del tra- bajo? 1 futuro del trabajo, segtin dijo el presidente de la BMW, parece relacionado con nuestras empresas de la siguiente ‘manera... Ya continuacién describe, a partir de 1970, una linea descendente que en el afi 2000 acabari en el cero. Esto es naturalmente una exageracién, y no podemos pre- sentarlo asi a la opinién piblica, afiade después. Pero la oductividad aumenta en una medida tal que podemos a cehaeyareaceeaen aaa “Gur siga com este actual nivel de ocupacin, debertan expandirse enormemence los mercados. Sélo si consiguié- ramos vender BMW en todos os rincones del planeta, ha- bra alguna probabilidad de asegurar los puestos de trabajo actuales El capitalismo destruye el trabajo. ELparo ya no es un destino_marginal:_nos_afecta_potencialmente a todos, y también alk 7 Peto el capitalismo global, al declararse exento de toda responsa~ bilidad respecto al empleo y la democracia,esté socavando én el fondo su propia legitimidad. Antes de que un nuevo Marx zarandee otra ver a Occidente, vendela bien adoptar ideas y modelos, desde hace tiempos caducos, para un pac co social nuevo y completamente diferente. Hay que volver -a.cimentar el firturo de la democracia més alld de la socie- dad del trabajo. 36, Esta cues la suscts yt. Arend« en los aos sesenta ens libro View Acioa vase también J. Mathes, Krie der Arbeit. ‘chef ranefort del Meno, 1984, donde se tecogen las ponencias del Simposio sobre sociolgia de Barnber, 137. Véase también E.B. Kapstein, «Arbiter und die Welevire schafb en U. Beck (comp. Polit der Glabalirang, op. et 124 Por ejemplo, en Gran Bretafia, el encomiado pais del ‘empleo, s6lo hay un tercio de la poblacién en edad de tra- bajar plenamente empleada en el sentido ttadicional de la palabra (en Alemania hay més de un 60%). Hace slo vein- { afios, la cilra superaba en ambos paises el 80%. Lo que se ha presentado como un remedio —Ia flesibilizacién del mercado laboral— no ha hecho més que ocultar la terrible ‘enfermedad del paro; no la ha curado en absoluco. ‘Al contrario, cada vex es mayor el parc, ast como los «casos de trabajos a tiempo parcial, las precarias relaciones contractuales y la por el momento atin tranquila reserva laboral. En otras palabras, que el volumen del trabajo re- munerado esti desapareciendo a marchas Forzadas y nos cstamos dirigiendo a toda velocidad hacia sn capitalismo sin trabajo, y ello en codos los patses posindustriales del planeta. Hay tres mitos que blindan el debate pablico contra la comprensién de esta situacién. 2 todo es, por dei macho decompo ( ito de impo: necrabilidad); en segundo ugar: el gran-ange dela sociedad de los servicios va a salvar la sociedad del catajo (el mito de las prestaciones de los servicios); en tercer lugar: sélo ce- nemos que reducir al maximo los costes laborales para que se.esfume el problema del paro (el mito de les costes). EL que todo esté mutuamente intertehicionado (aun cauando s6lo sea débilmente), yen tal sentido no esté nitida- mente definido, vale sin duda para el desarrollo del mercado laboraln las condiciones dela globalizacién, Pero no exclu- ye afirmaciones sobre tendencias tradicionales, como mues- tran varios estudios comparados de corte longitudinal sobre varios paises del munclo realizados en Alemania por la Co- imisién para Cuestiones relacionadas con el Futuro (Kom 125 ttl mission fir Zukunfisfragen).3* De éstos se desprende que, alo largo de varias generaciones, el factor trabajo ha estado sobrevalorado, A mediados de los setenta se invirtié la ten- dencia; desde entonces se aprecia una disminucién del tra- bajo remunerado, ya directamentea causa del paro (comoen Alemania), ya veladamente mediante wvariopincas formas de ‘ocupaciéns exponencialmente crecientes (como en EE.UU. y Gran Bretafia). La demanda de trabajo cae, mientras sube la oferca (cambién a causa dela globalizacién). Los dosindi ‘adores dela disminucién del trabajo remunerado (el paro y {os trabajos atipicos) dan morivos para la alarm ‘Yano se rata slo de redistribuirel trabajo, sino de redis- sribuir el paro, ambién en las nuevas formas mixtas de paro y ocupacién, porque éstas pasan oficialmente por «(plena) ‘ocupaciéne (trabajo a tiempo parcial temporal e insignifi- cante, etc). ci i paraisos de la ocupacién que son EE.UU. y Gran Bretaia, donde la mayoria vive en la cuerda floja entre el trabajo y el ‘paro y tiene que contentarse con sueldos de hambre. ‘Asi, no se engatian quienes afirman que, con cada crisis, la sopa de la comunidad laboral se hace cada vez menos es esa, y que uita gran, y cada vex mayor, parte de la pobla-

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