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Yadricl, Couto ae throlin Europa Yerfrovscea, 2008 , fo 29-4
Cémo interrogar a los testimonios
visuales*
PETER BURKE
Emmanuel College, University of Cambridge
mpezaré con algunos comentarios acerea de fa posible colaboracién, 0 al menos
E diilogo, entre los historiadoves del aste y otros historiadores que podriamos Hamar
generales. Fl pasado puede comunicarse por diferentes medios: una exposicién, una
pelicula, una presentacién oral o, simplemente, un texto. 1
s exposiciones y las pelicu- 2
a las
Jas tienen la
aja de que pueden hablar de iw
piginas que siguen tataré si
imagenes en los textos de historia y los desaffos que nos plancca la necesidad de mo-
igenes a craves de imiigenes.
n embargo de un problema mas escurridizo, el del uso de
vernos entre las palabras escritas y el lenguaje de las innigenes. AL final, no deja de ser
una patadoja ef uso habitual de metiforas verbales para subrayar precisamente la auto-
nontia de lo visual.
Es bien conocido que algunos historiadores de Ja politica se interesan por Las
imagenes ya desde hace décadas. Por poner un ejemplo que ha concribuido a inspirar
este encuentro, han pasado mais de v
riador del arte fonathan Brown rrabajaron juntos en Un palacio pans of rey", libro que
ilustra especialmente bien la posibilidad de una colaboracién fructifera entre ambas
nticinco anos desde que John Elliott y el histe-
dlisciplinas.
El didlogo y la colaboracidn son posibles porque, con frecuencia, los incereses
de los historiadores y los historiadores del arce se superponen, Unos y otros se ocupan
dle las imagenes como fendmeno histérico, del relaro que construyen, de su recepeisn
y de los efectos que producen. Comparten, por ejeniplo, el interés por saber qué es lo
que se ha considerado arte, por ejemplo, en ha historia del coleceionismo y ef desarro:
Ilo de diversos géneros como el retrato®, Sin entbargo, sus incereses divergen también
en algunos aspectos. Por un lado, como ha senalado Ivan Gaskell, los historiadores dela0
Peres Burke
arte se ocup
historiadores, sou también eriticos y connoiseun',
in de cuestiones ajenas al imbito de la historia; en realidad, ademas de
gPodemos afirmar que los connoiseurs son, también historiadores en el sentido
amplio de estar interesados en una cuestién histsriea como es saber quién hizo una d
lio d h tb h d
terminada imagen? Responden a esta cuestidn tanto por intnicién como mediante la
biisqueda de documentos. Desde luego yo no rechazo la intuicidn yy de hecho, todavia
estoy impresionado por el modo en que Frits Dupare, el director de la Mauritshuis de
La Haya, ha atribuido unos cuadeos a un artista del siglo xvut, Carel Fabritius (recha
zando asi la atribucién a Vermeer que se habla hecho de algunas de ellas). Posteriar-
mente, el juicio de Dupa
del autor, hasta b
re se ha visto confirmade por el descubrimiento de la firma
ce poca oculta, en una de esas obras".
Por otro lado, son cada vex mds los historiadores generales, incluidos los que se
dedic
Para ello ponen entre paréntesis o dejan al margen la cuestién del arte o a calidad ar-
tistica, fo que a
auitores que no fueron particularmence distinguidos. De hecho, dilucidar si la «.
n ala historia politi
2 que utilizan Las imiigenes como prueba documental’,
menudo les permire extraer importantes conclusiones sobre In obra de
Hidad
estériea de una imagen es pertinenre para sti valor testimonial es una cuestidn intere
sante y compleja, Creo que suele ser irrelevance, pero puede haber excepciones a esta
norma.
Vista y no visto me ocupé del uso de las invigenes como prueba documental
A nivel general, mientras que otros titulos de la serie en Ia que este libro se publicé,
Picturing History, ilustraban la préctica’. La primera edicién de mi libro aparecié hace
tan sdlo cinco anos. Resulta emocionante, aunque al mismo tiempo inquiete un poco,
que desde entonces hayan acurrida tantas ensis en este
imbita, Parece que ¢l testimo-
rio de las imagenes se invoca cada dia con mids frecuencia tanto en los periddicos
comp en la televisién, En el Smbito académico hay un interés creciente por el estudio
de la culeura visual”, y en el campo de la historia han aparecido nuevos estudios sobre
la urilidad de los cestimonios visuales para el conocimiento del pasado y sobre el em
pleo de medios de este ripo, como las peliculas".
Fuera del ambito aca jas se utilizan como
ddémico, hace mucho que fas Yorogeal
prueba en los rribunales de justicia en procesos como el de Nuremberg o los de Adolf
Eichmann, Klaus Barbie y, mis recientemente, Slobodan Milosevic’. 11 interés por el
valor testimonial de Las im igenes forognificas parece estar por tanto en auge. En sep-
tiembre de 2005, el periddico inglés Thr Guardizn incorpord una doble pagina diaria,
con una fotografia en color, titulada «Eyewiness (0
medios escritos y televisidn de fotogratias de soldados iraquies humillados por sus cap-
cién en
igo ocular). La publi
ores o de politicos sudamericanos aceptande sobornos han llevado a emprender ac-
ones legales". [Los videos resultan especialmente valiosos. Ein 1991, por ejemplo, laCamo intervogar a tos costimansas viswates
agresion a Rodney King, un joven afroamenteano, por parte de la policis de Los Ange-
les fue grabada por un test
d
mitido en numerosas ocasiones identiticar a ladrones y asesinos,
ig0, fo que dio lugar a protestas puiblicas. A nivel mis coti-
no, vemos que las cimaras instaladas en tiendas, bancos y lugares piblicos han per-
Por supuesto, este interés por las pruebas forogeiticas debe estar acompatiado
por la advertencia de sus limitaciones y
los riesgos que comporta confiar en su testi-
ase discutis en el siglo OOOO), pp. OVTR, e tent Ln eect par
Finnage: do Nuremberg am proves Miloiecs
EL Escada de 5:
sdow sealer el 21 ale mat
Pals mare reciennement
de 2006 en el que se
polis ver al pohernador de una pi
tun eahoury de 20,
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J. Wecste, Macue dspaved, 7
inane Victoran Soren, Wi
8, Resa, Retlabidere fieges na tran
Pah, 19,
Tiles. p54; of BPH ED ae foes,
00 cele (de agpete de 2000,
rapley a Tye
ee, 200%,
forget
Come
u
paserrogar a las teutimonios visnales
ls reprovemnavvan a by rvependn, Barcelona, 1980.
(ed feancous, 1988)
Phen, «The Renuisance, individualions and
Haory of Furapesn Sales, 4
11995), pp 9-40,
PWERKE,