You are on page 1of 295
TEMAS DE: GEOFISICA Peters] Sinith TEMAS DE GEOFISICA Peter J. Smith Senior Lecturer en Earth Sciences en The Open University @ EDITORIAL REVERTE, S. A. Barcelona-Bogoté-Buenos Aires-Caracas-México Titulo de ie obra original: Topics in Geophysics Edicion original en lengua Ingit publicada por: The Open University Press, Walton Hall, Bletchley, Buckinghamshire Copyright © by The Open University Version espafiola por et Dr. Agustin Udias Vallina Profesor de Geofisica en la Universidad de Barcelona Propiedad de EDITORIAL REVERTE, S. A. Encarnacion, 88 Barcetona (12) Reservados todos los derechos. Ninguna parte del material cubierto por este titulo literaria puede ser reproducida, almacenada en un sistema de informa- ida de cualquier forma o por cualquier medio electronico, mecénico, fotocapia, grabacién u otros métodos sin el previo y expreso permigo por escrito de propiedad tica © transr del editor. Edicion en espafio! © EDITORIAL REVERTE, S. A., 1975 Impreso en Eepafe Printed in Spsin ISBN - 84-291 - 4615 - 6 Deposit oss Litoctub - Napoles, 300 - Barcelona indice analitico Prélogo Capitulo 1. Marco de referencia global 1A. 1.2, 13. 1.4, 15, 1.6, 1.7. 1.8. 1.9. Introduccién Estadistica de continentes y océanos Regiones del fondo oceénico Regiones continentales Terremotos Deriva continental Extensién del fondo ocednico Tecténica de placas Observaciones generales Bibliograffa recomendada Capitulo 2. Corteza y manto superior de la Tierra 2.1, 2.2. 2.3. 24, 25. 2.6, 2.7, 2.8. 2.9. 2.10. 241, Capitulo 3. Propiedades térmicas de la Tierra y calor terrestre 3.1. 3.2. 3.3, 3.4, Introduccién. Método de la refraccién sismica Estudio de refraccién sismica: un ejemplo Espesor y estructura de la corteza continental La gravedad de la Tierra Anomalias gravitatorias Isostasia Interpretacién de las anomalfas gravitatorias Estructura de la corteza y del manto superior Variacién de los pardmetros fisicos con la profundidad Observaciones generales Bibliograffa recomendada Introduccién™ Datos térmicos bésicos La medicién del flujo térmico terrestre Calculo y anélisis del flujo térmico Vv vit 12 12 14 17 21 23 25 26 30 45 48 54 57 66 4 103 109 iil 112 113 118 131 vi INDICE ANALITICO 3.5. Flujo térmico en los fondos ocednicos 3.6. Flujo térmico en Jos continentes 3.7. La igualdad de los flujos térmicos continental y ocednico 3.8. Fuentes de calor en la Tierra 3.9. Distribuciones de temperatura en Ia Tierra 3.10. La igualdad de los flujos térmico continental y ocednico 3.11. Observaciones generales Bibliografia recomendada ome 4. Terremotos: Caracteristicas, prediccién y modificacién Introduccién es Caracteristicas de los terremotos 4.3. Algunos terremotos histéricos 4.4, Prediccién de terremotos 4.5. Terremotos artificiales Bibliografia recomendada Apéndice primero. El método de reflexién sismica Apéndice segundo. La densidad de la Tierra Apéndice tercero. Datos sobre terremotos histéricos Apéndice cuarto. Sismicidad y tecténica de la Peninsula Ibérica Apéndice quinto. Glosario Apéndice sexto. Bibliografia Indice alfabético 137 145 152 152 158 173 180 182 183 187 210 218 231 254 255 257 261 267 273 276 281 prologo : Temas de geofisica es un libro escrito especialmenté para que forme el nicleo de un curso reducido de geofisica de la Open University (Universidad a distancia inglesa). A cierto nivel, esto es una simple declaracién de hecho; pero su aparente sinceridad encubre puntos que requieren una explicaci6n posterior. La Open University, como saben bien sus estudiantes, no tiene la forma y organizacién que sugiere en un lector medio la palabra Universidad. No tiene estudian- tes de carrera en su reducido «campus»; no tiene estudiantes (al menos mientras se estd escribiendo este libro) de la edad normal- mente asociada a la universidad convencional; y el mecanismo bd- sico para la transmision de conocimientos no es la disertacién en clase. En cambio, sus estudiantes son jévenes trabajadores de ambos sexos, mayores de 21 afios, que viven en su casa y estudian en su tiempo libre utilizando una combinacién de materiales por corres- pondencia (textos), programas de radio y televisidn difundidos por una red nacional, sesiones personales con tutores en centros dé estudios locales, y escuelas de verano en algunas residencias univer- sitarias de Gran Bretana. Todo esto quiere decir que el estudiante medio de la Open Universi- ty, en contraposicién al estudiante de la Universidad convencional, realiza la mayor parte de sus estudios sin ef beneficio del contacto diario con sus condiscipules y con poca o ninguna relacin con los profesores que preparan el material. En estas circunstancias, el éxito del sistema depende en gran parte de la naturaleza del material de texto que constituye la parte principal de la ensenanza. En la practi- ca, esto significa que el primer requisito del material es que debe ensehar; en otras palabras, en ausencia de cualquier autoridad a quien el estudiante puede facilmente recurrir para aconsejarse, la materia a estudiar debe poder seguirse paso a paso, debe estar libre de lagunas injustificables 0 consideraciones enigmaticas, y sélo debe requerir unos conocimientos previos claramente especificados por adelantado. Temas de Geofisica se ha escrito teniendo presente estas condiciones y es, creo, casi tinico entre los libros de geofisica, una materia con poca (aunque creciente) tradicién entre las materias del vu primer ciclo universitario, pero bien tratado en monografias especia- lizadas de investigacioén. El segundo punto que se desprende de la primera frase de este prélogo se refiere ala cuestin de la extension y del contenido. En el contexto del curso de geofisica de la Open University, «breve» sig- nifica que se espera que el estudiante medio emplee unas 70 horas en todas las componentes del curso. Temas de Geofisicano constituye la totalidad del curso, sino sélo su nucleo y como tal, se ha proyectado para que represente unas 40 horas de estudio. Esto supone una reduccidn grave en una materia tan amplia como la geofisica y, aunque bdsicamente es una limitacién puramente extrinseca, deter- mina hasta cierto punto la naturaleza de la materia por explicar. No obstante, debemos ahadir que hay otras dos condiciones, mds intrin- secas. La primera es simplemente que el curso es tinico en el sentido de que los estudiantes de la Open University no seguirdn otros cursos de geofisica de nivel superior. Esto significa que todo lo que abarque la materia de geofisica debe hacerse a un nivel que trascienda lo trivial y que capacite al estudiante para proseguir mds alld de las aplicaciones meramente mecdnicas en el dominio de la interpreta- cién. La segunda consideracion se basa sobre mi propio punto de vista (discutible) que, en lo concerniente a los estudiantes, la Open University es una institucidn no vocacional. En otras palabras, con- sidero un axioma que la finalidad del curso de geofisica de la Open University no es formar geofisicos profesionales, sino dar una forma- cién bdsica en geofisica a personas cuya principal ocupaci6n seria estar lo mejor informados posible de esta rama de la.ciencia. Tomando estas consideraciones en conjunto, llegamos a la inevi- table conclusién de que aqui no resulta apropiado un curso amplio de geofisica y que es necesaria una gran reduccién en el niimero de temas. Pero {como hacer esta eleccién teniendo tantas posibilida- des? De hecho he escogido tres que considero centrales en geofisica y que creo representan, si no en teoria al menos en la practica, tres tipos diferentes de aplicacién de la geofisica, 0, al menos, dana conocer tres imdgenes muy distintas de lo que es la geofisica. Natu- ralmente, en cualquier situacién donde sea necesaria una seleccion, la eleccién final es susceptible siempre de critica; pero creo que el punto de vista adoptado aqui puede justificarse sobre unas bases objetivamente razonables. El primer tema (capitulo 2) lo constituye la estructura y propieda- des fisicas de la corteza y manto superior de la Tierra, determinados en su mayor parte a partir de la sismologia y la gravedad. Las técnicas y métodos presentados estan bien experimentados; y si bien VIII serta una falsedad sugerir que la interpretacion de los datos es siem- pre clara o rutinaria, los procedimientos bdsicos establecidos son suficientes, al menos en principio, para definir completamente esta estructura. Por otra parte, los datos son relativamente abundantes y. faciles de obtener. Considero este hecho como razonablemente tipico de lo que puede llamarse el niicleo central de la parte observacional de la geofisica. Ademds, la estructura de las capas superiores de la Tierra es tan importante para la totalidad de las ciencias de la Tierra que es dificil imaginar un curso representativo de geofisica sin tocar el tema. En este sentido la decisién fue inevitable. Por el contrario, el segundo tema -el calor y propiedades térmicas de la Tierra- padece de escasez de datos, y no precisamente porque no se hayan llevado a cabo las medidas necesarias. Es cierto que los datos del flujo de calor superficial estan lejos de ser adecuados; pero el problema real (o uno de ellos) es la imposibilidad prdctica de realizar determinaciones del flujo de calor a profundidades importan- tes bajo la superficie. Esto impone en esta materia una mayor propor- cidn de razonamiento tedrico para poder determinar algunos aspec- tos de la Tierra, indeterminables sobre la base tinica de datos de observacién. Por ejemplo, la determinacién de la distribucién de temperaturas en la Tierra mediante la tinica base de las medidas del flujo calorifico superficial puede considerarse andloga a definir una curva sobre la base de un punto tinico que, ademas, es funcidn del tiempo. Este tipo de problemas confiere al estudio del flujo calorifico propiedades muy distintas de las que tienen los estudios de sismolo- gta y gravedad. Creo que esta distincion es importante en un curso de este tipo. Otra consideracién, no pequena, es que los procesos calo- rificos de la Tierra son el mas basico y fundamental de los temas de geofisica, en el sentido de que el calor juega una parte esencial en todos y cada uno de los procesos geofisicos. La inclusidn de este tema enun curso reducido de geofisica puede, por tanto, justificarse sobre esta tinica base. El tercer y ultimo tema (capttulo 4) lo constituyen las caracteristi- cas, prediccién y modificacion de los terremotos. A la vista de las recientes propuestas para la modificacién y posible abolicién de grandes terremotos en algunas zonas sismicas, este apartado parece justificarse uinicamente por su interés y curiosidad. Sin embargo, la raz6n primordial para su inclusion reside en sus implicaciones socia- les, lo que en cierto modo contrasta con las materias mds académicas de los capitulos anteriores. Eltinico conocimiento de geofisica necesario para la comprension total de los capitulos 2,3 y 4, es el de las caracteristicas generales de 1X la Tierra y conceptos fundamentales de la nueva Tect6nica Global. Puede esperarse que los estudiantes de la Open University consigan estos conocimientos en cursos previos; pero para que este libro sea completo, y en beneficio de los lectores no pertenecientes ala Open University, en el capitulo 1 se expone un breve resumen del contexto global de la materia del curso. En su conjunto, el libro contiene algunas expresiones matemdaticas que, sin embargo, han sido limita- das a las mds simples operaciones algebrdicas y aritméticas, La unica excepcién la constituyen las ecuaciones diferenciales utilizadas en uno de los Apéndices. La cuestién de las unidades es espinosa y suscita el tipo de senti- mientos que en épocas pasadas originaban acaloradas controver- sias. No es este el lugar para exponer dicha cuestién con mucha profundidad; pero los hechos son estos: (1) la Open University ha adoptado el sistema de unidades SI, y (2) en general, la comunidad geofisica no lo ha hecho. Ello no se debe enteramente al conservadu- rismo innato de los geofisicos, pues no hay duda de que, en el sentido puramente numérico, las unidades cgs sona menudo mds manejables en trabajos geofisicos. Por tanto, esta situacién nos coloca en un dilema, sobre todo en un curso en el que se pretende que los estudian- tes lean, ademas, otros textos aparte de los especialmente dedicados a ello. Enel presente y enun futuro inmediato, los estudiantes de geofisica deberan familiarizarse con ambos sistemas, el Sly elcgs. En general, en este libro hemos adoptado el sistema SI. Sin embargo, en dos ocasiones hemos transigido, creo que justificadamente, recurriendo al artificio de las «unidades de trabajo» basadas en el sistema cgs en los estudios del flujo calorifico, en el que sus unidades (h.f.u.) sonuna simplificacién comin, y en estudios de terremotos, en los que las escalas universales (por ejemplo, la escala de magnitudes de Richter) estan intimamente asociadas al sistema de unidades cgs mediante funciones relativamente complicadas. En estos casos se han expli- cado las relaciones existentes entre las unidades SI y las de «traba- jo». También debemos hacer constar que nos hemos apartado de la definicién estricta del sistema de unidades SI en una o dos cantidades simples. Por ejemplo, no hace falta abandonar los Km. sen favor de los m. s como unidad de velocidad sismica. Por iiltimo, debo dar las gracias a las personas que han estado estrechamente asociadas conmigo en algunos aspectos de la prepa- racion de este libro. El Profesor I. G. Gass de la Open University, Profesor M..H. P. Bott de la Universidad de Durham, Dr. J. H. Sass del United States Geological Survey y el Dr. H. I. S. Thirlaway del x United Kingdom Atomic Energy Authority, quienes revisaron con toda benevolencia los capitulos primero, segundo, tercero y cuarto respectivamente. Su obligacién estricta era sélo constatar la exacti- tud de los hechos, pero en muchos casos sugirieron comentarios mas amplios que luego resultaron muy titiles. Sin embargo, como es usual, asumo la responsabilidad de la Organizacién y contenido de esta obra y de los errores que en ella pueda haber. Me gustaria también dar las gracias a Andrew Clements y a Richard Crabbe, ambos de la Open University, que han sido los responsables de la realizacion de los trabajos editoriales necesarios para convertir la version mecanografiada en una forma adecuada para los estudiantes y a Janet Mills, quien callada pero eficientemente realizé la primera versién mecanogrdfica de mi manuscrito. Enero 1973, ‘i Peter J. Smith AGRADECIMIENTOS Los editores agradecen a los autores y organizaciones que genero= samente han dado su autorizacién para el uso del material reprodu- cido en este libro. En el Apéndice 6 (pagina 276) viene una lista completa de las resefias junto con las referencias de los poseedores de los derechos de autor. XI prefacio a la edicién castellana Del desarrollo de la Geofisica en los tiltimos 15 afos han resultado cambios radicales en el enfoque de muchos de los problemas sobre la naturaleza y estructura de la Tierra y su entorno fisico y los procesos que tienen lugar desde su nicleo hasta la magnetosfera. De éstos, en lo que se refiere a la Geofisica de la Tierra sdlida es la aparicién y aceptacion casi universal de la Teoria Téctonica de Placas el que constituye, quiza, uno de los logros mds espectaculares. Con esta teoria se consigue por primera vez dar una vision unificadora de los procesos Geodindmicos y englobar en un tinico marco conceptual los resultados obtenidos a partir de observaciones de los campos mds diferentes de la Geofisica y la Geologia. Estas nuevas concepciones no se hallan todavia suficientemente extendidas en nuestro pais, ya que la literatura geofisica reciente en castellano es mds bien exigua, lo que es, tal vez, reflejo de un cierto abandono de esta ciencia en los ultimos avios. En la Geofisica aplicada a la prospeccién el panorama es mas alentador como lo demuestran los dos volimenes reciente- mente publicados de «Prospeccién Geoeléctrica» de E. Orellana. La.traducion de «Temas de Geofisica» viene a llenar un poco este hueco aportando una discusién de diversos temas en los que se reflejan las nuevas corrientes cientificas a un nivel faécilmente asequi- ble al no especialista. El autor no ha querido dar a esta obra el cardcter de un tratado, sino que se fia tinicamente en tres temas, de manera que resulte de ellos una visién lo mds clara posible, aunque parcial, de los problemas y métodos empleados en la Geofisica. La justificacion de su punto de vista estd suficientemente expuesto en su prologo. Por nuestra parte queremos poner de manifiesto el cuidado que se ha tenido en la traducci6n, sobre todo en lo que se refiere ala adopcion de una serie de términos en castellano para los conceptos derivados de las nuevas teorias. Muchas veces, no cabe duda, nues- tra eleccion del equivalente castellano no habré sido muy feliz y otros términos hubieran expresado mejor la idea original. Esto demuestra que es necesario un incremento en la literatura castellana en esta disciptina para que se vaya formando el vocabulario adecuado. xIL Es de agradecer la iniciativa de la Editorial Reverté por la publica- cién en castellano de esta obra ofreciendo asi al piblico universitario una interesante presentacidn de temas actuales de Geofisica. Agustin Udias Vallina Profesor de Geofisica Universidad de Barcelona Barcelona, 28 de mayo de 1974 xi CAPITULO I Marco de referencia global 1.1. Introduccién Durante la década pasada tuvo lugar lo que J. Tuzo Wilson ha iden- tificado explicitamente como una revolucién en las ciencias de la Tierra: un cambio en el cual algunas opiniones tradicionales, formu- ladas en términos cientificos por primera vez por los grandes geé- logos de los siglos XVIII y XIX y mantenidas casi undnimemente en tiempos tan préximos como 1950, han sido derribadas y sus-. tituidas por otras, a menudo diametralmente opuestas. Asi, por ejemplo, el fondo oceadnico, considerado antes como la parte mas antigua y misteriosa de la superficie de la Tierra, es contemplada ahora como la mas joven, en un estado de produccién y destruc- cién continuas y teniendo, en muchos aspectos, una evolucién geolégica mas clara y simple que el mas accesible de los continentes. Asi sucede también con los continentes, a los que antes sdlo se les adjudicaba un movimiento vertical muy restringido y ahora se nece- sita que hayan tenido movimientos horizontales de varios miles de kilémetros en los tltimos 200 millones de afos. Pero la revolucién que se ha producido en las ciencias de la Tierra ha sido algo mas que la sustitucién de un conjunto de hechos o hipétesis por otros y, en muchos aspectos, ni siquiera esto. Por primera vez tenemos ahora una visién global de la Tierra y de su comportamiento. Una visién que, mas que invalidar muchos de los logros de la geologia clasica, lo que sugiere es que muchos de los descubrimientos geolégicos de los tiltimos siglos necesitan ser encajados y reinterpretados en términos de este nuevo marco de referencia global. En otras palabras, muchas de las bases positivas de los gedlogos clasicos permanecen como logros intelectuales tan validos como siempre; pero deben mirarse ahora desde un contexto ‘SMITH ~ 1 1 2 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL mas amplio, derivado en su mayor parte de las recientes intuiciones sobre los procesos a gran escala, que se dan tanto en el interior de la Tierra como sobre su superficie. En este capitulo resumiremos muy brevemente, sin base detallada de demostracién, y donde sea posible en forma muy esquematica, conocimientos de los procesos que se dan a gran escala en la super- ficie y en el interior de la Tierra, tanto en su aspecto dinamico como estatico. Esta es la visién global de la Tierra tal como la perciben los cientificos dedicados a su estudio, aunque ello no quiere decir que no sufra cambios en el futuro, incluso radicales. No todo lo que vamos a explicar a continuacion se deriva directamente del reciente periodo revolucionario, asi por ejemplo, la division de la Tierra en corteza, manto y nticleo se establecié hace ya muchas décadas (de hecho desde 1910), y la superficie cortical (al menos la superficie cortical continental) se esta investigando desde hace ya varios si- glos. Sin embargo, tomadas en su conjunto, estas notas forman un esbozo de la estructura en que deben encajarse los estudios geofi- sicos y geolégicos mas detallados. En particular, forman el fondo o contexto, para la materia expuesta en los tres capitulos siguientes. Tabla 1.2.1 Areas de los continentes y océanos del mundo y profundidad ocednica media. Fuente: Wyllie (1971). Tanto por ciento Tanto por ciento udp, "icttre”” ene” Ron wocéano del mundo Superficie del mundo S10 — 100 _ Todos fos continentes 148 100 29,2 i Todos fos océanos 362.0 100 10,8 3,729 Eurasia 548 36.8 10,8 = Asia M48 29.8 87 - Europa 104 7,0 21 - Africa 30.6 20,5 6,0 = América del Norte 2,0 148 43 - América del Sur 7,9 12,0 35 - Amtirtida 15,6 10,5 31 — Australia 18 52 15 = Océano Pacifico 166,2 - _ 1,188 ~con mares adyacentes 181,3 50,1 35,4 3,940 Océano Atlantica 86,6 — — 3,736 ~con mares adyacentes 94,3 26,0 18,4 3,575 Océano Indico TB.4 - _ 3,872 ~con mares adyacentes 74.1 20.5 14,5 3,840 Océano Artico 95 _ — 1,330 ~con mares adyacentes 12,3 3.4 24 1ut7 1.2 ESTADISTICA DE CONTINENTES Y OCEANOS 3 1.2 Estadistica de continentes y océanos La distribucién estadistica en superficie de continentes y océanos viene dada en la tabla 1.2.1. Un 70 por 100 de la superficie de la Tierra esta cubierta por los océanos. Cada uno de los tres océanos principales (Atlantico, Pacifico e Indico) es mayor, en superficie, que Europa o Asia juntas; y el Océano Pacifico, que con sus mares adyacentes cuenta con mas del 35 por 100 de la superficie de la Tierra, cubre un area mayor que todos los continentes juntos. Alre- dedor de un 65 por 100 del drea continental esta situada en el hemis- ferio norte, (Nota: En el capitulo 3 nos referiremos al Océano Antar- tico, que puede definirse arbitrariamente como la regién oceanica por debajo de la latitud 55° S. Sin embargo, estrictamente hablando, no es un Océano; y en la Tabla 1.2.1.la regi6n conocida a veces como Océano Antartico queda repartida de manera apropiada entre los Océanos Atlantico, Pacifico e Indico.) La distribucién estadistica de la altura y profundidad de la super- ficie s6lida de la Tierra (continentes y fondos oceanicos) esta esque- matizada en la Figura 1.2.1. Las proporciones y areas reales de Frecuencia del area Frecuencia cumulativa en tanto por ciento del en tanto por ciento ‘area de la superficie del mundo 0 20 ° 8 100 10} 10 © Montafia més alta © 5 2 aed Altura media pendiente continental o} — io km Profundidad medi z continental p- — ~~ 2 istvncidad media |g 5 3 L Is 8 3 1 Cuenca oceanica s 3 Continente | 2 10) i r | Mayor profundidad oceanica _=]!0 * 050 100 150 ° 100 200.300 400.—«500x10® km? Area (108 km?) Area cumulativa superior a cada nivel (a) (o) Figura 1.2.1 Distribucién de niveles de la superficie sdlida de la Tierra: (a) dis- tribucién de frecuencia mostrando dos niveles dominantes, y (b) curva hipsografica cumulativa. En (b) la curva da directamente el area de la superficie de la Tierra sobre cualquier nivel dado. Por ejemplo. el corte a mano izquierda del diagrama corresponde a la montafia més alta en la que. por otra parte. no hay superficie (area real = 0 en la escala del fondo y tanto por ciento de area =0 en la escala superior). El corte a mano derecha corresponde a la profundidad mas baja del océano sobre la que yace toda la superficie de la Tierra (area real alrededor de 510 x 10° Km? y tanto por ciento de area = 100). Fuente: Wyllie (1971). 4 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL la superficie adyacente a varias profundidades y alturas estan dibu- jadas en la Figura 1.2.1 (a), pudiendo verse a partir de ella que. ‘en el relieve de la Tierra. existen dos niveles dominantes. Uno. a una altura de unos pocos cientos de metros (0,875 Km) sobre el nivel del mar, representa la superficie normal de los continentes, mientras que el fondo oceanico esta situado a una profundidad comprendida entre los 4.000 y 5.000 metros (3,729 Km). La Figura 1.2.1 (b), conocida como curva hipsogrdfica, muestra el area (real 0 propor- cional, pero cumulativa) de la superficie sdlida de a Tierra por encima de cualquier altura o profundidad. E) significado de fos tér- minos dados en este diagrama se explicaran en la préxima seccién. 1.3 Regiones del fondo oceanico El fondo oceanico puede clasificarse en tres grandes divisiones -plataforma continental, cuenca ocednica, y relieve ocednico-, Pu- diéndose hacer subdivisiones adicionales. Esta triple clasificacion se basa en la topografia,. determinada mediante eco-sonda; pero tal como se manifestaré mas adelante, Jas tres grandes regiones son también indicativas de tres procesos distintos que se dan en la cor- teza y en el manto, bajo el fondo ocednico. Las tres divisiones estan jlustradas, respecto al Océano Atlantico, en Ja Figura 1.3.1. I | A Plataforma Platatorma Plataforma Cuenca ocednica Relieve oceanico Cuenca oceanica eeetinental Figura 1.3.1 Las tres grandes divisiones del fondo ocednico, ilustradas haciendc referencia al fondo del Océano Atlintico. El perfil del fondo va desde Nueva Ingla- terra hasta el Sahara Espafiol. Fuente: Heezen (1962). 1,3 REGIONES DEL FONDO OCEANICO 5 Banco Banco interior exterior Discontinuidad del banc - Banco continental _~ Pendiente continental __ Talud continental superior _-Talud continental inferior Plano abisal 3 Millas nauticas Figura 1.3.2 Regiones de la plataforma continental tal como han sido tipificudas por un perfil de todo el Este de los Estados Unidos. { braza = 1,83 m: I milla ndutic 86 Km, Fuente: Heezen (1962; Plataformas continentales: Incluyen Jas regiones asociadas a la tran- sicién del continente al fondo oceanico. La plataforma continental de tipo Atlantico comprende tres partes, ilustradas en la Figura 1.3.2. El bunco continental es solo aguella parte de un continente 120° 190° 120° — 60°. Figura 1.3.3 Rasgos fisiograficos mas importantes del mundo. Blanco = fondo del océano abismal; medio sombreado = sistema montanoso oceanico; ligeramente sombreado = plataforma continental; sombreado oscuro = montafias, cuencas entre montafas. altos asociados y mesetas elevadas; lineas punteadas = fosas ocednicas. Fuente: Wyllie (1971). 6 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. a 1000. wf 4 4 7 FOSA DEL PERU-CHILE A 2000 18°30" 75°O 3000m- S Daatecaal 4000m ' z ! soon! I< 5000m 5000 m i : oO 10 20 30 40 60 NN cae Lhe ; calamedi 6000 mS VERT. EXAG.2/22:1 i FOSA DE NUEVAS HEBRIDAS “°°” 71 / c d a 6000 m_ so00m—£9°S \ 14e8| aN 600m: ‘Bae eere \ y aaa ilizg v 000: FOSA DE LAS ALEUTIANAS “6000 m 6000 m- E Da (Vv Figura 1.3.4 Perfil topografico de tres fosas del Pacifico. Fuente: Menard (1964). 1.3 REGIONES DEL FONDO OCEANICO. 7 sumergida bajo el agua, obviamente agua superficial. En el borde del banco, la pendiente se acenta rapidamente (pendiente conti- nental). La base de la pendiente continental define, por tanto, el comienzo del ralud continental, en ‘el que el gradiente es mucho 1 Oeste 2 Oeste 3 Oeste 4 Norte 5 est 6 Norte 70est 8 Oeste Figura 1.3. Perfiles topograficos en altura a través del relieve ocednico. Los seis perfiles superiores tienen valles de rift bien definidos entre unos relieves muy escar- pados, cosa que no sucede en los otros dos (Pacifico). Fuente: Heezen (1962). 8 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. menor. En la plataforma continental de tipo Andino el banco conti- nental es muy estrecho; y en la base de la pendiente continental hay una fosa ocednica. En un tercer tipo, la fosa oceanica esta asociada con una franja de islas volcanicas (arcos de islas), estando ambas separadas del continente por una pequefia cuenca oceanica (ver mas adelante). Los tres tipos de plataformas continentales es- tan representadas en el mapa fisiografico dibujado en la Figura 1.3.3. Los perfiles topograficos de los tres tipos de fosas oceanicas pueden verse en Ja Figura 1.3.4. Cuencas ocednicas: Generalmente tienen relieve bajo y, con la ex- cepcién de las pequefias cuencas en la parte interior (hacia el con- tinente) de los sistemas representados por arcos de islas y fosas, estan situadas en la parte hacia el mar de los taludes continentales © fosas. Las cuencas ocednicas constituyen aproximadamente un tercio del fondo del Océano Atlantico, un tercio del fondo del Océano Indico y tres cuartas partes del fondo del Océano Pacifico. Las cuencas oceanicas se dividen en dos subregiones: Los planos abisales, que son pequefias areas en donde el gradiente del fondo no excede en un 1 por 1000 y que, en su parte hacia el mar, dan lugar a las colinas abisales de unos 400 m de altura y 10 Km de anchura, y los taludes ocednicos, que son regiones asismicas asimé- tricas, ligeramente elevadas sobre los planos abisales. El talud de Bermudas, por ejemplo, esta incluido en la Figura 1.3.2 junto con su plano abisal adyacente. Relieve acednica, Esta constituido por cadenas montafiosas sumer- gidas bajo el agua y que forman un sistema mundial (ver Figura 1.3.3) con una longitud total de unos 60.000 Km. En Ia Figura 1.3.5 se han dibujado ocho perfiles de crestas oceanicas. La topografia es muy accidentada, con algunos rasgos muy individualizados, que se eleva algunos kilémetros sobre el nivel de la cuenca oceanica adyacente; la zona montafiosa, en su totalidad, puede tener una an- chura de unos 1.000 Km. Algunas partes del sistema (en particular la cordillera del Atlantico medio) tienen un estrecho valle bien defi- nido en el centro; pero éste parece estar ausente en la Cordillera del Este del Pacifico (perfiles 7 y 8 de la Figura 1.3.5). (Nota: El alto del Este del Pacifico se ffama asi por razones puramente hi: toricas, y no debe confundirse con los altos o taludes asimétricos mencionados anteriormente. De hecho forma parte del sistema de cordilleras 0 crestas ocednicas activas.) Las crestas de los sistemas de cordilleras estan dibujadas en la Figura 1.3.6. A partir de ella puede verse la existencia de disconti- 1.3 REGIONES DEL’FONDO OCEANICO IIAAy stun “seaqueazo sere :seuy sear aHuyado aAaas Jap Lf 1Sa1 :stsBoU INBOLN} Opwag.UOS 10 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. nuidades locales en el sistema. En particular hay numerosos despla- zamientos a lo largo de las zonas de fractura que se conocen con el nombre de fallas de transformacién. Muchas de estas fallas de transformacién son de poca extensién comparadas con la longitud de las crestas de la cordillera desplazadas por tales fallas. En el Este del Pacifico se presenta una situacién de particular interés; la cordillera de) Este de) Pacifico incide sobre Norteamérica, y las fallas de transformacién pueden tener una longitud de algunos miles de kilémetros. La falla de San Andrés, que se desliza sobre la costa Oeste de Norteamérica, es una falla de transformacién, a lo largo de la cual existe un movimiento relativo del orden de 1 cm aio '. Esta es una desafortunada circunstancia para e) pueblo de California, sobre la que insistiremos mas extensamente en el Capitulo Cuarto. Pitones y guyots. Hay muchos miles de volcanes, activos unos y extinguidos los otros, esparcidos por el fondo oceanico. Si estos 140° 160° 180° neon aoe 120° 100° © 600 1200 eee SMillas nauticas: Canad& % mh Australia wee 1 1 ft 1 1 eens 740° 780° 160" 140" 720° 700" Figura 1.3.7 Montafias volcdnicas del Pacifico. Las que estan dentro de areas som- breadas son predominantemente guyots. Fuente: Menard (1959). 1.3 REGIONES DEL FONDO OCEANICO ueuod £ Burzi, Leet Ly "WH OOL-0 anus sePH +6961) puaidwoo sapepipunjosd svun e uyjs2 so}oWaLI01 so] ap SOd0j SOT] “AOAINS od soptdo9a4 {961 & 1961 2HU2 Sojowaxia so] ap sonuasids ap jeIpuNus uoINquNsig I's"T vansty Se 12 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL son cénicos y de altura superior a los 1.000 m, se llaman pitones: pero algunos tienen la cima plana y se llaman entonces guyors. En la Figura 1.3.7 hemos dibujado algunos pitones y guyots del Pacifico. Estos son en si fendmenos individuales, aunque tienden a estar agru- pados. 1.4 Regiones continentales Definidos estructuralmente, los continentes no terminan en la orilla del mar, sino en la base de la pendiente continental. De este modo, cerca de un 35 por 100 de las 4reas continentales del mundo esta bajo el agua; es ésta una regién equivalente al 11 por 100 de la super- ficie de la Tierra. Los continentes suelen ser mds antiguos que el fondo oceanico, s, en un orden de magnitud, con lo que han tenido is tiempo para sufrir ‘alteraciones geolégicas. De hecho, la geologia de los continentes es variadisima, si bien pueden defi- nirse, por su utilidad, algunos tipos de regiones estructurales, que hemos representado en la Figura 1.3.6. Los escudos Precdmbricos son grandes regiones estables en cuya superficie se encuentran rocas Precambricas. Las plataformas continentales son también estables, y son Areas de escudos cubiertas de capas planas y delgadas de se- dimentos mas jévenes o bien de bordes continentales adyacentes a los declives continentales. A veces también se conocen las plata- formas continentales como dreas no orogénicas post-Precdmbricas , esto es, dreas en las que generalmente no han tenido lugar movi- mientos orogénicos (levantamiento de montafias) desde el tiempo Precambrico. Las dreas orogénicas post-Precémbricas son regiones que han experimentado levantamientos de montafias principalmente durante el Terciario 0 Cenozoico. Las dos areas orogénicas post-Pre- cambricas principales son ‘el cinturén circum-Pacifico, que forma un anillo alrededor del Océano Pacifico, y el Himalaya. 1.5 Terremotos La distribucién de los epicentros de los terremotos del mundo ocu- rridos entre 1961 y 1967 esta representada en la Figura 1.5.1. La mayoria de los terremotos se presentan claramente agrupados en cinturones, coincidiendo con las cordilleras oceanicas y areas orogé- nicas post-Precambricas. Por este motivo los relieves ocednicos 1.5 TERREMOTOS 13 pueden interpretarse como regiones sismicamente activas, hecho muy significativo de cara a la interpretacién del comportamiento global de la Tierra. El comportamiento de las ondas eldsticas producidas en la Tierra por los terremotos ha sido utilizado para determinar a grandes ras- gos la estructura de las capas de la Tierra. Esta estructura se ha representado gr&ficamente (Figura 1.5.2) y en forma tabular (Tabla 1.5.1). La corteza (A) es una delgada capa superficial definida alre- Tabla 1.5.1 Las grandes capas de la Tierra. La notacién en regiones (A, B, C, etcétera) es debida a Bullen (1963). Fuente: Bott (1971). Regién Nombre Rango de profundidad (Km) A corteza 0-33 (medio) B manto superior 33-400 c zona de transicién 400-1000 D manto inferior 1000-2900 E niicleo externo 2900-4980 F zona de transieién 4980-5120 G niicleo interno 5120-6370 Corteza “Nucleo externo ra 1.8.2 Las grandes capas del terior de la Tierra, Fuente: Bott (1971). 14 " MARCO DE REFERENCIA GLOBAL dedor del globo por un limite preciso conocido como discontinuidad de Mohorovicic, 0. simplemente Moho. El espesor de la corteza ocednica (profundidad hasta el Moho) es, por término medio, de unos 5 Km; la profundidad de la corteza continental, al contrario, varia mas ampliamente, entre 20 y 80 Km, con un promedio de unos 30-35 Km. El nicleo, cuya cara superior viene también marcada por una discontinuidad precisa (el limite nécleo-manto) comprende dos partes. EI nticleo interno (G) probablemente es sdlido y el nticleo externo (E) es fluido. Aparece también una estrecha zona de transicin (F) entre las dos, donde la velocidad de las ondas sis- micas decrece anormalmente con la profundidad. El manto es la regién sdélida entre la corteza y el nucleo, englobando mas del 80 por 100 del volumen de la Tierra. Al parecer, en el interior del manto hay también una zona de transicién (C) entre los 400 y 1.000 Km, en cuyo interior el incremento de la velocidad de las ondas sismicas con la profundidad es mayor que entre el manto superior (B) y el manto inferior (D). Adems, en la Tierra existe, no dibujada en la Figura 1.5.2, una capa de baja velocidad aproximadamente en la regién de los 100- 150 Km, esto es, una capa en la cual la velocidad de las ondas sismicas es menor que en las regiones inmediatamente superior e inferior. La existencia de esta capa esta ahora bien establecida, si bien hay menos acuerdo sobre sus limites precisos, como también sobre si estos limites varian alrededor de la Tierra. Esta capa de baja velocidad es de extrema importancia en el contexto de la visién global de la Tierra, pues aunque es sélida, se considera que es lo suficientemente plastica para poder fluir durante largos periodos de tiempo y de este modo provocar un movimiento horizontal en el material colindante superiormente. Por esta raz6n a veces conviene considerar la corteza-manto como formada por la astenosfera, la misma zona plastica de baja velocidad; la litosfera, que comprende la corteza junto con la parte superior del manto superior adyacente a la astenosfera, y la mesosfera, que es la parte del manto inferior adyacente a la astenosfera. 1.6 Deriva continental Las Figuras 1.3.3 y 1.3.6 nos muestran los continentes en sus posi- ciones actuales, pero esto debe considerarse como una configuracién temporal ¢ instantanea de masas de tierra en movimiento. Hace unos 200 millones de afios los continentes estaban todos agrupados 1.6 DERIVA CONTINENTAL 15 Figura 1.6.1 Encaje de los continentes alrededor del Atlantico, en un contorno de 500 brazas. Fuente: Bullard, Everett y Smith (A. G.) (1965). 16 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. en uno (o quiza dos) supercontinentes que se separaron y disper- saron. Los datos en los que se apoya esta afirmacién son ahora tan abundantes que la deriva continental la consideran algunos cien- tificos como un hecho. mas que como una hipétesis o una teoria. La prueba mas convincente, y la demostracién que ha confirmado el caso de la deriva continental después de muchas décadas de argu- mentaciones. proviene del paleomagnetismo. La mayoria de las rocas contienen granos magnéticos que, en el tiempo de su forma- cién, les permitié adquirir una magnetizacién en la direccion del campo geomagnético contemporaneo. En muchas rocas esta magne- tizacién ha permanecido estable hasta nuestros dias, lo que nos ha permitido medir la antigua direccién del campo geomagnético. El resultado ha sido que las direcciones magnéticas asi obtenidas sélo tienen sentido en.su conjunto si los continentes se han movido unos respecto a otros en los tltimos 200 millones de afios, y pudiendo utilizar estas direcciones para «reconstruir» las posiciones ori- ginales de los continentes. Las Figuras 1.6.1 y 1.6.2 nos muestran dos ejemplos de conti- nentes reconstruidos. Estas reconstrucciones particulares no se basan sobre datas paleomagnéticos, sino en el encaje directo de los margenes continentules. Figura 1.6.2 Encaje de los continentes australes. Fuente: Smith (A. G.) y Hallam (1970). 1.7 EXTENSION DEL FONDO OCEANICO 17 1.7 Extensién del fondo oceanico Una de las principales razones por las que durante muchas décadas fracas6 la idea de la deriva continental fue el no encontrar ningin mecanismo razonable mediante el cual los continentes pudieran moverse unos respecto a otros a través de un manto sélido y en contra de una corteza oceanica sdélida. La existencia de una capa plastica de baja velocidad (astenosfera) brinda una soluci6n al pro- blema, ya que puede imaginarse que en el interior de la astenosfera hay corrientes de conveccién a gran escala que pueden producir movimientos horizontales también a gran escala en la capa superior CONTINENTE Y Figura 1.7.1 Diagrama esquematico mostrando las consecuencias de la extension del fondo ocednico. A, muestra el efecto de una corriente de conveccién que nace bajo el continente, siendo el resultado final una situacién tipo Atléntico sin fosas alrededor del océano central. B, muestra el efecto de una corriente similar en una regién originariamente oceanica, siendo el resultado final una situaci6n tipo Pacifico en la que el material de la litosfera es consumido a lo largo de una fosa de una cuenca ocednica. Fuente: Vine (1969). SMITH —2 18. MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. de la litosfera. Este esquema Ileva implicito el que la corteza ocea- nica experimenta grandes desplazamientos horizontales junto con los continentes; de este modo no se requiere la idea de continentes en movimiento, siempre en batalla contra la resistencia de la cor- teza oceanica. Aceptando, por el momento, que en la astenosfera existe una corriente de conveccién, es posible visualizar los relieves oceanicos como zonas activas (idea ésta apoyada en la distribucién de terre- motos) bajo las que ascienden las corrientes de conveccién de la astenosfera. El magma fluye a la superficie en las crestas de las cordilleras para formar nueva litosfera oceanica que, bajo la accién de la parte horizontal, alargada, de las células de conveccién, es forzada a moverse lateralmente separandose de fas crestas, con lo que deja espacio para nuevo magma ascendente. Por ultimo, la litosfera ocednica se hunde en las regiones de fosas. Este proceso se ha desarrollado esquematicamente en la Figura 1.7.1. Sin embargo. aunque este sistema es correcto a grandes rasgos, la comprension del papel concreto jugado por las corrientes de con- veccién en la astenosfera es atin imprecisa. Histéricamente, el con- cepto de células de conveccion se introdujo en primer lugar en un contexto de conveccion a nivel de todo el manto. Posteriormente parecié mas razonable limitar la conveccién a la astenosfera, cuyas propiedades parecian ser las de un fluido plastico o semifluido, aunque todavia se pensaba en células completas de convecci6n. Sin embargo, en cada caso, las células (el resultado, posiblemente, de conveccion térmica) se consideraban como causa del movimiento, en el sentido de que las corrientes de conveccién empujaban a la litosfera superpuesta en la direccién debida. Recientemente se propuso que la litosfera era el verdadero motor (por ejemplo, que la litosfera oceanica se deslizaba hacia las fosa bajo la accién de la gravedad), de modo que la astenosfera actuaba simplemente como un cauce para el flujo de material en la direccién opuesta a la de la litosfera. En este caso, el magma todavia fluye hacia las crestas ocednicas y la litosfera se hunde a Io largo de las fosas; la diferen- cia consiste en que, en la astenosfera, el flujo (ahora tan solo en una direccién) es consecuencia de la extensién de la litosfera y no su causa. La prueba mas convincente de la extensién del fondo ocednico Proviene de un estudio de las anomalias magnéticas observadas sobre el mismo, de modo especial en la direccién transversal a las cordilleras oceanicas. A lo largo de su historia el campo magnético de la Tierra ha sufrido inversiones periédicas de su polaridad, y la a 1.7 EXTENSION DEL FONDO OCEANICO “(6961) X03 :ajuang “soyanbad seu sosaons ua A se20d9 sapuess ua epIpratp ¥ISo BEDS FT “el Jewiou ‘eongudew pepuEjod ns A ugBse-o1seiod UgIoEWep Jod EPeUTULOIOP OPIS BY OWIOD Je) TeIUUNUOD ¥DIUYDIOA pepluN UN ap kOOL BUN ap so| vied odwen-pepimjod vongurwoad veosy 7°L"1 wanday Pepa ¥] ensanu euanbad fEWUOZHIOY vAUy BPD “soUR ap SaUO||TW sip SoU yewou oduieg sopniaaut ‘soeq + pepuejod seyunig ep ewesniew ep ssnep ap ep ap eo0d3 | jeuou Body epiuanu) 29003 jeuiou es0dg epitienu! e90d3 = & 2 2 2 2 o o = Bo 3 3 3 3s 3 By pepuejod 19 2 gE 3 3 ge Be ge gs a8 as 6 86 Be az as oF : ! a i L orawes 88 lev 29 ju oe 2 6 eoodg e1 [2S 8 83 eggegsee 2 gate 8 § ae 88g soode el loo Ss oc Beer ekke oN sae 9 G5 33 33% sejeuuou sore 20 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL 62°N DAD EN M8, 7 2 7 4 03) 6 “8 EJE DE LA 10 MAGNETISMO DE LA = [CORDILLERA CORDILLERA DE | REYKJANES | ec ee cee : 25°0 aaifedaetda) eee Figura 1.7.3. Anomalias magnéticas a través de un relieve ocednico tomando como ejemplo la cordillera de Reykjanes. A, muestra la localizacién de la cordillera junto con un contorno de 1.000 brazas. B, muestra el modelo de anomalfa magnética con las anomalias positivas (normales) en negro y las negativas (invertidas) en blanco. La anomalia central se corresponde con el eje de la cordillera. Fuente: Vine (1969). 1.8 TECTONICA DE PLACAS 21 configuracién de inversiones en los ultimos 4,5 millones de aftos se conoce ahora con bastante detalle. Se han determinado las inversiones midiendo las polaridades magnéticas de las rocas continentales en este intervalo de tiempo y datandolas cuidadosamente por métodos radiométricos. Esta escala de polaridad-tiempo se ha dibujado en la Figura 1.7.2. La secuencia de inversiones se refleja en las anomalias magnéticas medidas en di- reccién transversal a las cordilleras oceanicas; un ejemplo de estas se ilustra en la Figura 1.7.3. La similitud de estas configuraciones nos induce a creer que, cuando el magma fluye a las crestas oceé- nicas y se enfria para formar nueva litosfera, se magnetiza en la direcci6n predominante del campo magnético. A medida que la litosfera se mueve lateralmente hacia fuera para permitir la formacién de nueva listosfera y magnetizarse, gradualmente se forma un re- gistro de las configuraciones de las inversiones del campo magnético de la Tierra en funcién de Ja distancia desde el eje de la cordillera, habiéndose registrado el campo presente en la cresta central. Compa- rando la escala convenientemente datada, obtenida de las rocas con- tinentales, con la configuracién no datada de la cordillera oceanica, se puede asignar una edad a la configuracién de anomalias oceanicas y calcular entonces Ia velocidad con la que se extiende la litosfera a partir de la cordillera. 1.8 Tecténica de placas En los tltimos afios, los aspectos dinamicos de la deriva de los continentes y extensién del fondo oceanico se han asimilado, con- ceptualmente, a la tecténica de placas; un marco de referencia que considera que la litosfera de la Tierra esta constituida por un namero determinado de placas corticales rigidas, 0 bloques, en movimiento relativo. Tal como se muestra en Ja Figura 1.8.1, se reconocen fa- cilmente seis grandes placas, si bien se requieren otras mas pe- quefas. Las grandes placas pueden ser casi completamente continentales (por ejemplo, la placa Euroasiatica), totalmente oceanicas (Pacifico). o una combinacién de ambas (Americana, Africana). La necesidad de tales tipos surge directamente de la aceptacién de la deriva con- tinental y de la extensién del fondo oceanico, y queda bien ilustrada mediante una comparacién del comportamiento de los océanos Pacifico y Atlantico. No existen grandes fosas a lo largo de los marge- nes continentales que bordean el Atlantico y, por lo tanto, el MARCO DE REFERENCIA GLOBAL 22 “L6D) wo 9 X pues] ap #0199 , OUR WO | anUD wUeA x ‘aUdUN UY) OoIpuy OULZ20 J>P “O “S “9 H(ePUI-e ootpuy ouRddQ *p {(ODY!oed-EPLUBIUY) ANG OdY!oKd *¢ (ooy!sed ~RoLI9UIY) SHON Ooyssed *Z {(woLFy-PoLgUTY) INS, S BL Ap g [2 | Jap Sopesownu 1d UOIIRION Bp SO|Od SO] "BALDL, | AP SLILZ"SON SLOeIG T'S'T BABI — Eee a eoipuy o1ve|WIAOW Jap ednpUIANbse Ug!90e11q —— seSOUe|UOW s¥}ses9 Ua eANioe UgisUaX V,, el angulo r sera mayor que el Angulo i, viniendo dada la relacién exacta entre i y r por la ley de Snell: seni senr Vy (2.2.1) 2.2 METODO DE LA REFRACCION S{SMICA 31 (a) Figura 2.2.1 Comportamiento de las ondas elasticas procedentes de un foco S, situado en Ia superficie de un sistema de capas. Las velocidades de las ondas en las capas superior e inferior son respectivamente V, y V3, siendo V, > V,. En (a) la trayectoria de la onda incide en el limite con un Angulo 7, menor que el angulo ctitico, y se refracta hacia la capa inferior con un Angulo r, menor de 90°. En (c), e] angulo de incidencia es mayor que el angulo critico, y no se produce refrac- n alguna, Ia onda se propaga totalmente hacia la superficie. En (b) el angulo de incidencia es igual al Angulo critico por lo que la onda refractada recorre el camino AB en [a capa inferior. A lo largo del camino AB se emiten ondas secundarias, refractadas hacia la capa superior, que pueden detectarse en puntos tales como D. En D se recibe también una onda directa que se ha propagado totalmente a través de la capa superior. No hay ninguna onda refractada que pueda emerger a la super- ficie entre los puntos 8 y C. Para un valor particular de i, r valdra 90°, en cuyo caso la onda refractada se propaga por encima de la capa inferior, paralelamente al limite, tal como se muestra en la Figura 2.2.1b. Para esta situacion, la ecuaci6n (2.2.1), con r = 90°, se convierte en: Vv, _ seni Vv, sen 90 = sen i,, ya que sen 90° = 1 (2.2.2) 32 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Este valor particular de i,se conoce como dngulo critico i. Sii es mayor que i. la onda no se refractara, sino que se reflejara hacia la capa superior, tal como se muestra en la Figura 2.2.1 (c). Si i es menor que /, la onda atravesaré el limite y emergeré en la capa inferior con un Angulo r, tal como se ve en la Figura 2.2.1 (a). Pero si i, r = 90° y nos encontramos con Ja situacion repre- sentada en la Figura 2.2.1 (b), en donde la onda refractada se pro- paga en la capa inferior, paralelamente al limite. Este ltimo caso es de particular interés en sismologia. Como que el foco (S) emite ondas en todas direcciones, necesariamente tendra que haber una trayectoria que incida en la superficie de separacién con Angulo cri- tico; y por lo tanto, en el sistema de dos capas que estamos consi- derando, tiene que haber una onda que se propague a fo largo del camino AB en la Figura 2.2.1 (b). Al propagarse, desde luego, ira emitiendo continuamente ondas secundarias, algunas de las cuales se refractaran hacia la capa superior (x, y, z, etc.). Cada una de las nuevas ondas refractadas obedecera la ley de Snell de la refrac- cién: pero como ahora la onda pasa de una capa de mayor velocidad a otra de menor velocidad, y como el angulo de incidencia es ahora de 90°, la ecuacién (2.2.1) se escribira: Vp _seni _sen90° _ 1 V,~senr ~ sen r ~ senr Ca 6 i =senr (2.2.4) Pero de la ecuacion (2.2.2) z ete (2.2.5) 2 ast pues. senr = seni,, y por lo tanto, r =i, (2.2.6) En otras palabras, las ondas reemergeran hacia la capa superior con el angulo critico. La primera onda que se comportara de esta forma sera la procedente del punto A, que incidira en la superficie superior de la capa superior en C. Por fo tanto, no puede haber ninguna onda refractada que llegue a la superficie superior entre S y C. La distancia SC se conoce como distancia critica. Sin embargo, llegaran ondas refractadas a todos los puntos de la superficie mas alla de C, y un detector (D), colocado en uno cualquiera de estos puntos registrara una onda refractada. (Habra distancias para las que 2.2 METODO DE LA REFRACCION SISMICA 33 la onda sera muy débil y no podra detectarse, por lo que en la prac- tica existe un limite para la distancia CD). Una onda refractada tal como la SABD se conoce como «onda refractada critica» o simplemente «onda refractada» . Sin embargo, D también recibira una onda directa de S, que se ha propagado a lo largo del camino SD y totalmente contenida en la capa superior. Desde luego, no hay ninguna distancia critica para la recepcién de la onda directa, y un detector colocado entre S y C no detectara ninguna onda refractada, pero si una onda directa. Un detector colo- cado mas alla de C (0 sea, fuera del intervalo SC) registrara las dos ondas, la directa y la refractada. Pero, ;qué onda llegara antes a D, la directa o la refractada? Tiempo que invierte la onda directa en llegar a D Como que velocidad = distancia/tiempo. el tiempo (1,) que invierte la onda directa en ir de S a D sera simplemente: _ distancia _ x velocidad Vv. 5 Velocidad V, (2.2.7) 1 Tiempo que invierte la onda refractada en llegar a D En este caso el problema es un poco mas complicado, pues la onda refractada tiene una trayectoria compuesta por tres segmentos (SA, AB. BD); en uno de ellos (AB) la velocidad es V,, y en los otros dos (SA. BD) la velocidad es V,. En otras palabras: tiempo de recorrido de S a D (1,) = tiempo de SA + tiempo de AB + tiempo de BD. El hallar t, es ahora cuestién de simple trigonometria, siendo la z = XEN (2.2.8) V, “Vv en donde / es el espesor de la capa superior. La respuesta a la pregunta de cual llega primero a D, la onda directa o la refractada, depende de si es menor la expresién para ¢, 0 para ¢,, en otras palabras, de las cantidades V,. V,, hy x. Cualitativa- Mente, sin embargo, es muy facil ver lo que ocurrira. Si D esta cerca de C. la onda directa llega antes a D, ya que la onda refractada, que en este caso se propaga principalmente por la capa superior, ‘SMITH—3 34 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA tiene que recorrer mayor distancia. Al alejarse D de C, habré un punto, en el que D reciba primero la onda refractada. Esto se debe a que, al alejarse D de C la parte de la trayectoria de la onda re- fractada con velocidad mayor, AB (recordar que V, > V,), va aumentando. Se llega a un punto en el que el tiempo ganado por la mayor velocidad de la onda refractada en Ia capa inferior compensa la desventaja de tener que recorrer una mayor distancia; y Ja onda refractada «alcanza» a la directa. La posicién de D en la que esto ocurre es, desde luego, el punto en que la onda refractada y la onda directa llegan al mismo tiempo. Este es el punto en que: eaee) de este modo, de las ecuaciones (2.2.7) y (2.2.8): LX VERVE (2.2.9) yuo" VV, de donde: x= 2h (2.2.10) Esta claro que el punto a partir del cual la primera onda en llegar es la refractada en lugar de la directa, depende de los valores de V,. V.y 4h. Por otra parte, la ecuacién (2.2.10) muestra que si cono- cemos x, V,; y V, podemos determinar h, espesor de la capa supe- rior. én de V Determinac La ecuacién (2.2.7) representa una linea recta del tipo y = mx. Si representamos graficamente ¢, en funcidn de x, resultara una recta que pasa por el origen y con una pendiente de 1/V,. Es la linea OP de la Figura 2.2.2, Esta recta expresa la variacién de 7, con x, en otras palabras, muestra cémo el tiempo invertido en llegar a D, por la onda directa, varia con la distancia SD(x). V, puede obtenerse midiendo la pendiente de OP. Determinacién de V5 La ecuacion (2.2.8) representa una recta del tipo y = mx +c. Si representamos graficamente ¢, en funcién dex, resulta una recta con pendiente 1/V, pero que no pasa por el origen. Es la linea QR en 2.2 METODO DE LA REFRACCION S{SMICA 35 la Figura 2.2.2, Esta recta expresa la variacién de 1, con x, muestra cémo el tiempo invertido por la onda refractada en Ilegar a D varia con la distancia SD. Debe tenerse en cuenta que esta recta no llega hasta el eje de tiempos, ya que existe una distancia critica (x,) por debajo de la cual no se reciben ondas refractadas. Esta distancia es la SC en la Figura 2.2. 1(b). V, puede obtenerse midiendo la pendiente de QR. Determinacién deh Conocidas ya V, y V,, y pudiéndose obtener x, del punto de corte de las dos rectas OP y QR, se puede calcular #, despejandola de la ecuacién (2.2.10): Vi-V, 2.2.11 Zan, 2.2.11) =% Hee También puede calcularse h a partir de la interseccién de Ja curva de la onda refractada con el eje de los tiempos (es decir en x = 0). EI valor de ( = ¢,) cuando x = 0 puede obtenerse poniendo x = 0 en la ecuacién (2.2.8), de donde: 2h,/V3— V2 AZ t= (2.2.12) Grafico tiempo-distancia La Figura 2.2.2 es conocida como grafico de tiempo-distancia o dromocrénica, y puede construirse midiendo el tiempo invertido por las ondas en ir desde S a D, al irse alejando D de S (esto es, al crecer x). La parte gruesa de la linea (OXR) representa la primera Hegada a D, ésto es, el tiempo que invierte la primera onda en llegar a D, sea la onda refractada o la directa. Hasta una distancia x, la primera en llegar es, desde luego, la onda directa, mientras que mas all de x, la primera en Ilegar es la onda refractada. Reciproca- mente, para distancias menores que x , la onda refractada aparece en D en segundo lugar (excepto en el intervalo x = 0 ax = x, en el que no hay ninguna onda refractada); y mas alla de x, la segunda en llegar es la onda directa. 36 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA P onda refractada; gradiente = (Ve ‘onda directa; gradiente = 1iV1 Tiempo que necesita la onda para llegar a D (t) Distancia entre S y D (x) Figura 2.2.2 Dromocrénica para la situacién representada en la Figura 2.2.1(b). OP representa la onda directa que llega a D, y QR representa la onda reftactada. La primera onda en llegar a D se representa por el trazo grueso OXR. Parax < x, correspondé a Ia onda directa; pero para x > x, Ja onda refractada es la primera en llegar. Parax < x, no llega ninguna onda refractada. La linea a trazos es la dro- mocrénica para ondas reflejadas en el limite entre las capas superior ¢ inferior. Situaciones mas complejus Naturalmente, el modelo de dos capas que hemos discutido hasta ahora es una aproximacién simplificada de lo que ocurre realmente en la Tierra por los siguientes motivos: (a) En la practica pueden estar presentes mas de dos capas; en este caso puede haber mas refracciones en los limites inferiores, por ejemplo, si hay un tercer nivel en el que la velocidad de la onda es V,, una de las ondas procedentes de S (tal como se muestra en la Figura 2.2.1 (a), que incide en el primer limite con un Angulo menor que i. y se refracta en la segunda capa con r < 90°) incidira en el segundo limite con el angulo critico, con lo que se refractara conr = 90°. Esta onda regresara finalmente a la superficie, con lo que D detectara una nueva Ilegada, que para un Cierto valor dex sera la primera, siempre que V, > V, > V,. La dromocrénica de las primeras llegadas sera del tipo representado en la Figura 2.2.3. V, puede calcularse a partir de la pendiente del 2.2 METODO DE LA REFRACCION SISMICA 37 Figura 2.2.3 Dromocrénica de primeras Megadas para un sistema de tres capas en las que V, > V; > V3. En el intervalo 0-r, la primera llegada corresponde a la onda directa en la capa superior. En el intervalo x,-x,, la primera en legar es la onda refractada en el primer limite. Mas alla de x, la primera legada corresponde a la onde refractada en el segundo limite. tercer segmento. La ecuaci6n para el calculo de d, espesor de la segunda capa, se puede obtener por el mismo método que antes, con un poco mas de complicacién. Se obtiene: (2.2.13) 2h 5-¥)-F | VTE VTE WI| Sebi ie eee eee ES eee 2/ViavE en donde x, tiene el significado representado en la Figura 2.2.3. El andlisis puede extenderse a cualquier nimero de capas, Ievando consigo mayor complicacién matemiatica, y apareciendo en la dromocrénica un nuevo segmento por cada capa afiadida. (b) La velocidad de la onda en una capa determinada puede no ser constante. Si, por ejemplo, tal como ocurre a veces, la veloci- dad en la capa aumenta notablemente con la profundidad, el segmento correspondiente de la dromocrénica no sera recto, sino céncavo hacia el eje x. (c) Si hay una capa con velocidad de propagacién menor que la de la capa superior, no es posible una refraccién de 90° en su su- perficie y el segmento correspondiente no aparecera en la dromo- crénica. Puede también desaparecer un segmento, al menos entre las primeras Hlegadas, si una capa es muy delgada, o bien si no tiene suficiente contraste de velocidad con las capas adyacentes. 38 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Ello introducira errores en la determinacién de profundidades para los limites inferiores. La Figura 2.2.4 muestra lo que puede ocurrir en un sistema de tres capas cuando la capa intermedia es delgada y tiene una velocidad. aunque mayor, muy proxima _ala de la capa superior. Figura 2.2.4 Dromocrénica para un sistema de tres capas (V; > V. > V,) en el que la segunda capa es delgada y tiene una velocidad préxima a la de la capa superior. La onda refractada en la superficie de la capa intermedia no aparece nunca como primera llegada. (d) Otra complicacién que puede presentarse es que el detector puede registrar no sdlo las ondas directa y refractada, sino también las reflejadas en los distintos Jimites. En el sistema de dos capas de la Figura 2.2.1(b) la onda reflejada en el primer limite es relativamente débil en el intervalo SC y se conoce como reflexién subcritica; pero su intensidad (amplitud) crece rapida- mente mas alla de C, en donde puede encontrarse la onda que Nega con mayor intensidad al detector. En este espacio, la onda reflejada se conoce como reflexién supercritica. La dromo- crénica correspondiente a la onda refiejada viene represen- tada en Ja Figura 2.2.2 por la Iinea a trazos. Si el limite cons derado es el Moho, la onda reflejada se designa por P,P. La reflexién en la discontinuidad de Conrad (donde exista) se de- signa por PP. (e) En todos los modelos tratados hasta ahora, sea cual sea el nu- mero de capas, se presupone que éstas son horizontales y los mites paralelos. Desafortunadamente, en general no se dan en la naturaleza capas horizontales ni limites paralelos. Si, por 2.2 METODO DE LA REFRACCION SISMICA 39 ejemplo el primer limite esta inclinado respecto a la superficie, en una situacién que comprenda un foco sismico y un conjunto de detectores, es cierto que puede obtenerse un valor para fh, pero sera falso. Una manera de salvar esta dificultad con- siste en colocar un segundo grupo de detectores en el lado opuesto de S, tal como se muestra en la Figura 2.2.5. x x Figura 2.2.8 Comportamiento de la refraccién de ondas elasticas procedentes de un foco sismico S$ situado en la superficie de un sistema de dos capas en el que el limite entre ellas esta inclinado un Angulo @ respecto a la superficie. Para una onda en la direccién ascendente de la pendiente tal como SA, B, D,. 2h cos i , xsem(,—8) 2.2 Vy, Visenk (2.2.14) Tiempo de recorrido,1, = y para una onda en la direccién descendente tal comoSA, 2h cosi, , xsen(i, +8) i, , xsen(i, +0) 2.2.15 % Ve cengernetescar Tiempo de recorrido, tg = en donde 6 es la pendiente respecto a la horizontal. Al tener ahora dos grupos de detectores, dos ondas refrac- tadas y dos ondas directas, tendremos también dos curvas dromocrénicas, representadas en la Figura 2.2.6. Los segmentos correspondientes a las ondas directas que van a D, y a Dy tendran, como antes, una pendiente 1/V,. El segmento de curva dromocrénica correspondiente a la onda refractada en la direc- cién ascendente tendra una pendiente (por la ecuaci6n (2.2.14): sen(i,—8) 1 ¥,seni, (2.2.16) 40 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA ‘onda descendente; gradiente =1/Vy _sen (i,t) V, sen ie ‘onda ascendente: gradiente =1/V, a sentie Wy sonic onda directa; gradiente = 1/V, Figura 2.2.6 Dromocrénica de la situacién presentada en la Figura 2.2.5. Las cur vas de las ondas refractadas en las direcciones ascendente y descendente son di tintas, mientras que la curva de la onda directa es comin. en donde V,, es la velocidad aparente en la direccin ascendente. EI significado de {a cantidad V,, puede explicarse de la siguiente manera. La pendiente de la curva dromocrénica de la onda re- fractada ascendente es I/V,,. Si las capas son paralelas, como en el caso considerado originalmente, la pendiente de la curva dro- mocrénica para la onda refractada es 1/V,. En otras palabras, V, V,, y V,, representa la velocidad verdadera en la capa inferior. Pero si el limite entre las capas esta inclinado, la velo- cidad V,, que determinamos a partir de la pendiente de la curva dromocrénica no es la velocidad verdadera V3, sino la V, modi- ficada por la expresién sen(i,-@)/sen i. como resulta de ia ec cidn (2.2.16). Resumiendo, ta velocidad aparente V,, se determina a partir de la pendiente, pero para determinar la velocidad ver- dadera V, necesitamos conocer ademas los valores de 0 y de i, Aparece una situacién similar en el caso de la onda en la di- reccion descendente, siendo la pendiente de la curva dromocr6- nica (por la ecuacién (2.2.15)): sen(, +8) _ 1 V,seni, Vj (2.2.17) en donde V, representa la velocidad aparente en la direccién descendente, diferente de V,,.

You might also like