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Discriminación en colegios por el color negro de los niños

Carlos es un niño moreno de 12 años que vivía en Cali y se trasladó junto con su
familia a Bogotá por problemas económico. Es un niño muy juicioso, alegre y
responsable, siempre ocupa los primeros lugares entre sus compañeros. Vivía
feliz en su anterior colegio porque sus compañeros lo querían mucho.

Fue matriculado en el Colegio Agustín Fernández al sur de Bogotá. En su


primer día de ingreso no le fue muy bien porque se encontró con otros niños que
desde ese día le hicieron la vida imposible. Cuando Carlos estaba descuidado
tomando sus onces lo rodeaban para burlarse por su color y le quitaban su
comida; él nunca decía nada para no tener problemas.

A las dos siguientes semanas Carlos regreso a su casa con moretones y raspadas
sus rodillas, Alejandra su mamá al verlo se asustó y le pregunto qué había pasado
pero solo decía que jugando se lastimo, que él estaba bien. La mamá le creyó
pero no quedo muy contenta.

Pasaron las semanas y Carlos había cambiado mucho, ya no era tan feliz, había
bajado sus calificaciones y siempre llegaba maltratado a su casa, siempre con una
excusa diferente. Carlos no quería regresar al colegio y pido con angustia que lo
cambiaran a otro. Su mamá se sentía muy angustiada, él no quería hablar ni decir
quienes le hacían eso.

Sus padres temían que algo muy malo le pasara a Carlos por eso decidieron
hablar en el colegio y retirarlo. Carlos decidió hablar con su mama y contarle todo;
así fue como se tomaron medidas en el colegio con los estudiantes implicados.
Carlos pensó que todo había terminado, pero cuando salió de casa se encontró en
el parque a los mismos niños y le pegaron hasta dejarlo en el suelo y le decían
que por sapo. Las personas mayores que se encontraban ahí llamaron a sus
padres y lo llevaron grave al hospital.

Los implicados fueron llamados junto con sus padres por los agentes de policía,
les dieron charlas y les practican dinámicas grupales que les ayuda a trabajar
valores y vínculos positivos.

Carlos se recuperó pero aunque no iba para el mismo colegio se sentía mal
porque pensaba que pasaría lo mismo. Recibió ayuda sicológica y el apoyo de sus
padres lo ayudaron mucho a salir de esa depresión.
Discrimination in schools due to the black color of children

Carlos is a 12-year-old boy who lived in Cali and moved with his family to Bogotá due to
economic problems. He is a very judicious, cheerful and responsible child; he always occupies
the first places among his peers. He lived happily in his previous school because his
classmates loved him very much.

He was enrolled at the Austin Fernandez College in the south of Bogotá. On his first day of
admission he did not do very well because he met other children who made his life impossible
from that day on. When Carlos was careless taking his elevens they surrounded him to make
fun of his color and they took away his food; he never said anything so as not to have
problems.

The following two weeks Carlos returned home with bruises and scraped knees. Alejandra, his
mother, was scared when he saw him and asked him what had happened but he only said that
he got hurt playing, that he was fine. The mother believed him but was not very happy.

Weeks passed and Carlos had changed a lot, he was no longer so happy, his grades had
dropped and he always came home mistreated, always with a different excuse. Carlos did not
want to return to school and asked with anguish that they change him to another. His mother
felt very distressed, he did not want to speak or say who did that to him.

His parents were afraid that something very bad would happen to Carlos, so they decided to
talk at school and withdraw him. Carlos decided to talk to his mom and tell her everything; this
is how measures were taken at the school with the students involved. Carlos thought that
everything was over, but when he left home he found the same children in the park and they
beat him to the ground and they called him a toad. The elderly people who were there called
his parents and took him seriously to the hospital.

Those involved were called together with their parents by the police officers, they gave them
talks and they practiced group dynamics that help them work on values and positive bonds.

Carlos recovered but although he did not go to the same school, he felt bad because he
thought the same thing would happen. He received psychological help and the support of his
parents helped him a lot to get out of that depression.
U

n niño de 10 años tuvo que ser llevado al médico tras una golpiza propinada por sus
compañeros de clase en el Colegio Fabio Lozano Simone, en la localidad de Usme, sur de
Bogotá. Las agresiones se registraron durante el recreo.
Por cuenta de los golpes, al menor le hallaron hematomas tanto en la cara como en la
cabeza. Sin embargo, lo indignante no solo fueron las afecciones en salud por cuenta de la
golpiza de este viernes, sino que la institución ya había sido informada sobre el bullying
del que era víctima el estudiante, pero no hizo nada.

Los familiares del menor afirmaron que, una semana atrás, ya había sido
golpeado en un par de ocasiones, e intimidado, a la salida del colegio. Como la
institución no actuó, se registraron las más recientes agresiones, de mayor
gravedad.

Por eso, en todos los colegios públicos se trabaja de manera permanente, para
promover la sana convivencia y el fortalecimiento de acciones de promoción de
derechos y de prevención de vulneraciones y violencias”.

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