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ANALISIS

EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD, EN LOS ALBORES DE LA


MODERNIDAD.ENTRE NICOLAS MAQUIAVELO Y JEAN JACQUES
ROUSSEAU
La concepción del estado nace cuando Nicolas Maquiavelo recorta el espacio
de la ciudad moderna en la política formando una fuerte confrontación entre
estado y sociedad. Cuando comienza la sociedad moderna, entra en crisis la
política de Aristóteles que era el arte del buen gobernar. Con Maquiavelo y el
estado planteado por Aristóteles se planteó una utopía, en la cual, el príncipe
debe conseguir el poder y conservarlo sin importarle la sociedad.
Maquiavelo inaugura la teoría de los campos donde se instaura, visualiza y
prevé el campo de la acción social, recorta lo político en su autonomía que es
lo que le da la idea de lo social, en cuanto a la idea del hombre y la sociedad ,
se sabe que no podemos pensar en ella si no es incluyendo la idea del
pensamiento clásico, en esta aparece la idea de que un hombre tiende a
agruparse a la constitución de una sociedad autorregulada, una sociedad en la
que no importa lo que hagan los hombre por que la sociedad se auto compensa
es decir una sociedad que no es armónica.
En el iluminismo Rousseau dialoga con la cultura de los clásicos como una
bisagra entre el pensamiento como una bisagra entre el pensamiento y lo
romántico, Aristóteles se universalizaba en su concepto, pero la pregunta era
¿quiénes eran los hombres de dicha sociedad? Eran un puñado de los que
quedaban excluidos o los esclavos que no eran hombres sino instrumentos, y
¿Qué validez tenia entonces esa idea de universalidad?, en ese dialogo con la
clasicidad, Rousseau exaspera el yo y los construye en dos sentidos que son
como yo autónomo articulado a lo político y también el yo autónomo
independizado de los otros. A partir del contrato social que es el remedio de la
inexistencia de un contrato inicial se intenta articular los dos yo, en esta
refundación están planteados los problemas que luego emergen en la
revolución burguesa y luego en la bolchevique. Rousseau plantea a una
contradicción que se acuña al estado moderno, pese al intento de resolverla en
la entrega de la soberanía del yo autónomo a un contrato colectivo que al hacer
cumplir la voluntad general del yo potenciaría a la libertad a través de la cual el
yo establecería voluntariamente el pacto. Pero la articulación de los dos yo de
Rousseau parecen hacerse más difícil si el yo político con una delegación con
limites totalmente demarcados por el mandato convive con el yo individual, un
yo que se muestra en su intimidad desgarrado y escindido en sus
contradicciones , entonces el hombre que había transitado por una noche
teológica pasa al estadio del triunfo de la razón donde la ciencia y la técnica se
glorifican, pero el hombre del iluminismo pierde su ilusión cuando descubre que
el progreso ni la técnica le otorgan esa asegurada felicidad. Y así el hombre de
la modernidad atraviesa una contradicción entre el yo romántico y la serenidad
del yo clásico que no puede resolverse.

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