La leche es un alimento perecedero de forma natural. Es decir,
previo a recibir cualquier tratamiento, la leche cruda es una materia prima que se estropea si no se mantiene en las condiciones adecuadas. Por esta razón y con el objetivo de alargar su vida útil y asegurar su calidad y seguridad para los consumidores se llevan a cabo varios procesos en los cuales son imprescindibles los controles higiénicos y sanitarios establecidos por las normas nacionales y europeas, Una vez tratada y envasada, la leche puede mantenerse en buenas condiciones – bien en la nevera (en el caso de la leche fresca pasteurizada) o bien fuera y sin abrir (en el caso de la leche esterilizada o UHT) – durante distintos períodos de tiempo en función del tratamiento que haya recibido. ¿CÓMO ES EL PROCESO DE LA LECHE?
Desde el momento en que la leche es recogida en la explotación
lechera, hasta su distribución a nivel de mercado, la industria láctea debe seguir un sistema de autocontrol que garantice el cumplimiento de todas las normas y requisitos establecidos para la producción y comercialización de leche. Para ello es necesario que se tengan en cuenta unas pautas específicas de manipulación en las diferentes etapas implicadas en el proceso de elaboración de la leche. MACROPROCESO DE LA LECHE
Los primeros pasos son la recogida y transporte de la leche, las
cuales, además de tener por objetivo ir reuniendo la leche procedente de los distintos centros de recolección, también constituyen puntos críticos de análisis e inspección de las condiciones higiénicas del producto en su lugar de origen. Así, puede detectarse cualquier signo de deterioro que impida su recogida. El transporte debe realizarse en camiones cisterna, y el tiempo y temperatura del tránsito deben ajustarse de manera que permitan trasladar la leche desde el centro de recolección a la de procesado con la menor repercusión sobre su inocuidad y calidad. La siguiente etapa en el proceso de producción de la leche pasteurizada o uperizada comprende la fase de recepción de la leche en el establecimiento lácteo. A continuación, se agitan las cisternas y se toman las muestras de leche cruda pertinentes. Es durante esta etapa cuando se llevarán a cabo los controles obligatorios establecidos referentes a la inspección visual (olor, color, apariencia a nivel macroscópico), control de la temperatura (0º-10ªC), control de las condiciones de limpieza de la cisterna, determinación de acidez, estabilidad al alcohol y prueba in situ de antibióticos.
PROCESO DE LIMPIEZA Y ESTANDARIZACIÓN
Una vez confirmado que todos los valores son correctos, se procede a la descarga de la leche a los silos de almacenamiento, realizando un primer filtrado previo a la fase de higienización, en la que se elimina cualquier cuerpo o sustancia extraña. Durante esta etapa, la centrífuga utilizada, también hace las funciones de desnatadora, de manera que permite retirar la nata, para después homogeneizar o normalizar el contenido graso de los distintos tipos de leches. Tras haberse higienizado y desnatado, la leche es sometida a una pre-esterilización que tiene por objetivo reducir el contenido de microorganismos. Posteriormente, la leche pasa al depósito de estandarización, en el que se añade el contenido de grasa específico (en forma de nata) según el tipo de leche que quiera obtenerse: entera, semidesnatada o desnatada PROCESO DE TRATAMIENTO TÉRMICO Y ENVASADO
Por último, la leche pasa por un tratamiento térmico y se envasa en
condiciones asépticas. ● Tratamiento a temperatura ultra alta (UHT): la leche se somete a temperaturas de al menos 135 ºC durante unos breves segundos. ● Pasteurización: Lo más habitual es aplicar un tratamiento térmico de 63ºC 30 min, o 72 ºC durante 15 segundos. Siguiendo todos estos pasos la industria láctea garantiza la inocuidad y la mejor calidad de la leche que encontramos en el mercado, lo que permite poner al alcance de todos, un alimento clave en las distintas etapas de la vida.